BOLETIN OFICIAL DE AMEC • CASA DE ALABANZA 24 de marzo de 2019 • Volumen XIV • No. 684
NUESTRO HORARIO
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Miércoles Ministerio con Pastor Mickey Martínez & Marta Daniels 9:00 am a 12:00 md. Jueves Estudios Bíblicos con el Pastor/Rector Mizraím Esquilín García 8:00 pm Viernes Reuniones Familiares 8:00 pm
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[Nota editorial En el año 2011 publicamos las primeras cuatro (4) reflexiones bajo el subtítulo “Dominando el monstruo que llevamos por dentro.” Estas ediciones se publicaron entre el 10 y el 31 de julio de ese año como parte de las reflexiones acerca del desarrollo del carácter de un Cristiano].
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as reflexiones anteriores nos han permitido examinar la realidad cruda que enfrentamos en los tiempos en los que Dios nos ha invitado a servirle a Él y al pueblo. Los resultados de los desvaríos y malas conductas de muchos sectores de nuestra sociedad se han unido a los resultados obtenidos ante la dejadez de una parte significativa del pueblo de Dios. Vivimos hoy los resultados de ambos escenarios.
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stos resultados incluyen la fragmentación de nuestra sociedad y de las familias que la constituyen. Estos resultados incluyen el deterioro de la salud física y emocional de muchos sectores de la sociedad en la que vivimos y a la que servimos. Estos resultados también incluyen las amenazas a los segmentos más vulnerables de nuestros componentes sociales, la niñez y los ancianos.
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stos resultados se producen en medio de un ambiente de incertidumbre, de volatilidad, de fragilidad y de la complejidad del ambiente en el que nos desarrollamos. Estos resultados se producen en medio de uno de los niveles más bajos de salud espiritual que se hayan experimentado en nuestra historia.
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n esas reflexiones examinamos el modus operandi que siguen las fuerzas del mal que están detrás de todo ese deterioro. Algo que no nos detuvimos a examinar en las reflexiones anteriores es que hay pasajes bíblicos que nos invitan a considerar que este ataque del maligno no se limita a seguir la docrina de Balaam. En la Carta de Judas encontramos lo siguiente: “11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.” (Judas 11). “11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error deBalaam, y perecieron en la contradicción de Coré.” (Judas 11)
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os lectores se habrán percatado de que el verso antes citado describe tres (3) estrategias. La primera es la de no valorar la vida del hermano o el prójimo y estar dispuestos a sacrificarlo en pos de conseguir aquello que se desea: el camino de Caín. La segunda es la estrategia de procurar el lucro sacrificando las lealtades, los mandatos divinos y la santidad y la justicia de Dios: el error de Balaam. La tercera es la de retar las autoridades que Dios ha puesto al frente de sus rebaños con tal de escalar posiciones y alcanzar el reconocimiento necesario para hacer avanzar las agendas particulares: la contradicción de Coré.
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odemos continuar realizando el ejercicio de examinar modelos bíblicos que ofrecen explicaciones acerca del génesis de nuestras crisis actuales. Sin embargo, hace falta detenerse para procurar conseguir respuestas que nos ayuden a lidiar con todos estos escenarios.
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ay una pregunta muy válida que surge ante estos cuadros; ¿qué hacer para provocar y facilitar la transformación de todas estas realidades? Las respuestas a estas preguntas no son muy complicadas, pero requieren compromisos del corazón. En primer lugar, hay que comprender que las soluciones a esta crisis no se encuentran necesariamente en la identificación de las fuentes de todos estos males. Las soluciones se encuentran en identificar, aceptar e implementar los modelos de prevención y sanidad que encontramos en la Biblia.
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sto es similar al adiestramiento que se le ofrece a aquellos que tiene que identificar papel moneda que es falso. La clave de esos adiestramientos se encuentra en adiestrarlos para identificar el papel moneda que es legítimo.
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n segundo lugar, hay que aceptar las directrices que nos ofrece la Palabra de Dios como consejos sabios que salen del corazón de Dios. Hay que ponerlos en práctica y hay que atesorarlos como lámparas a nuestros pies y lumbreras a nuestro camino (Sal 119:105).
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omo ya hemos mencionado, nosotros nos detuvimos a analizar estas situaciones en nuestras reflexiones del mes de julio de 2011. Encontramos lo siguiente en el Heraldo publicado el 10 de julio de ese año: El Heraldo, 10 de julio de 2011 “El Apóstol Pablo plantea en su carta a los Romanos unos argumentos bíblicos que bien pueden servir como base central para el análisis de este tema. En Rom 7:18 - 8:1 encontramos lo siguiente: 8 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el
bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
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ste pasaje, de forma extraordinaria, resume esa lucha que existe entre el ser espiritual que se desarrolla en nosotros a partir del encuentro con Cristo Jesús y ese ser carnal que procura seguir dentro de nosotros dominando todo lo que somos y lo que hacemos. Es muy cierto que hay destellos de grandes de una gran espiritualidad en todo ser humano. Sin embargo, nuestra fe Cristiana nos enseña que esa naturaleza espiritual ha sido esclavizada por el pecado que mora en nosotros. Solo la sangre de Cristo puede liberarnos de esas cadenas y maximizar el “imago dei” que todo ser humano posee.
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l ser espiritual que tenemos por dentro ama, sueña, crea, desarrolla y tiene inclinaciones por cosas como la pureza, la lealtad, la bondad, dejar de pensar en sí mismo para pensar en otros y hasta una capacidad fina para lo invisible. El problema lo encontramos en que esa parte de nosotros lucha constantemente contra un monstruo que todos llevamos. Ese monstruo es beligerante, egoísta, ambicioso, sensual y lleno de instintos primitivos. Hay una hostilidad irreconciliable entre ambas naturalezas, hostilidad que nos toca muy de cerca a aquellos que estamos en Cristo Jesús. Aunque sabemos que no se trata de sufrir de un desorden
de personalidad múltiple, sí podemos reconciliar lo antes expuesto usando la metáfora de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, personajes centrales de la novela “Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde,” escrita por el Escocés Robert Louis Stevenson y publicada en 1886. Se trata de tener a un Dr. Jekyll y Mr. Hyde en contención constante y amotinándose uno contra el otro.
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na tarea excelsa que pone a prueba el carácter del creyente es como dominar ese monstruo. Esos instintos nunca se rinden y algunos han llegado a plantear que tampoco pueden ser echados de nosotros completamente. A tenor con esto, la Biblia esgrime unos argumentos muy interesantes. Veamos algunos ejemplos: Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. (1Jn 2:16).
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uesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, 2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. (1 Ped 4:1-2). 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. (Gal 5:24).
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stos pasajes bíblicos son extraordinarios porque nos dicen que los creyentes podemos ganar esa batalla. Ahora bien, dado que la tesis paulina define que las tribulaciones nos pueden ayudar a desarrollar el carácter necesario para alcanzar esa victoria, postulamos aquí que parte de ese desarrollo estriba en saber usar la capacidad que se nos ha dado para vencer ese monstruo. Por un lado sabemos que nuestras búsquedas como seres humanos pueden ser excelsas. omo señala Fosdick, lo sabemos al encontrar a un Magallanes buscando la verdad acerca de la redondez de la tierra en una embarcación
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en la que usted y yo no nos aventuraríamos a cruzar ni un río. Lo vemos en un Galileo barriendo los cielos para adquirir una visión más completa y más grande del universo, aunque esto le cueste la ira y el castigo impuesto por la Iglesia institucional de su época. Lo encontramos en Louis Pasteur, químico, microbiólogo, físico y matemático, que se olvida de los efectos de sus enfermedades (que comenzaron a acrecentarse en 1868) y decide utilizar como inspiración la muerte de tres de sus hijos a causa de la fiebre tifoidea, para desarrollar vacunas contra la rabia, contra el anthrax, desarrollar procedimientos médicos para combatir el cólera, ser el autor de gran parte del desarrollo de la teoría de los gérmenes como causantes de muchas enfermedades, aparte del desarrollo de la pasteurización y las bases moleculares para la asimetría de algunos cristales. Lo vemos en San Agustín orando y buscando recursos espirituales indispensables para la vida. Lo encontramos en Madre Teresa de Calcuta entregando su vida por los leprosos de la India. Los propósitos de todos ellos y de muchos otros han definido el estándar de la nobleza y los convirtieron en figuras para la historia.
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in embargo, hay que reconocer que al mismo tiempo se han desarrollado figuras como Adolfo Hitler, Osama Bin Laden, Benito Mussolini, Gengis Khan, Stalin y muchos más. ¿Cómo es que el ser humano puede ser capaz de conductas tan abismalmente distintas y opuestas?¿Cómo es que los seres humanos podemos encontrarnos batallando constantemente contra la inclinación hacia esos extremos? ¿Cómo es que muchos seres humanos parecemos sostener una tensión dinámica entre las características y las conductas de los personajes de los dos párrafos
que anteceden este? Estas preguntas cobran mayor relevancia en el campo de la fe cuando sabemos que los creyentes, transformados por la sangre de Cristo (2 Cor 5:17), también somos confrontados por esa lucha. ¿Cómo podemos mantener a raya ese monstruo? ¿Cómo lo dominamos por completo? ¿Qué cosas debemos mantener a raya?
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stas reflexiones tratan de arrojar luz sobre ese campo de batalla. La próxima reflexión procurará adentrarnos en la identificación de áreas vitales que deben ser analizadas; áreas tales como las ambiciones, el egoísmo y los corajes. La tercera reflexión sobre este tema procurará lidiar con el monstruo de la sensualidad. En todas ellas se subrayarán las medicinas bíblicas que han servido como remedio eterno a millones de creyentes de todas las generaciones.” La reflexión publicada el 17 de ese mes ampliaba este análisis. Veamos una parte de esta: El Heraldo, 17 de julio de 2011 “La reflexión anterior nos dejó en la antesala del análisis de una batalla campal. En ella nos preguntamos ¿cómo es que el ser humano puede ser capaz de conductas tan abismalmente distintas y opuestas?¿Cómo es que los seres humanos podemos encontrarnos batallando constantemente contra la inclinación hacia esos extremos? ¿Cómo es que muchos seres humanos parecemos sostener una tensión dinámica entre las características y las conductas de los personajes de los dos párrafos que anteceden este? Estas preguntas cobran mayor relevancia en el campo de la fe cuando sabemos que los creyentes, transformados por la sangre de Cristo (2 Cor 5:17), también somos confrontados por
esa lucha. ¿Cómo podemos mantener a raya ese monstruo? ¿Cómo lo dominamos por completo? ¿Qué cosas debemos mantener a raya?
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sta reflexión procura arrojar luz sobre ese campo de batalla. En ella nos adentramos en el proceso de identificación de áreas vitales que deben ser analizadas; áreas tales como las ambiciones, la beligerancia y los corajes. No todas las ambiciones son malas o dañinas. Hay unas ambiciones que debemos mantener. Por ejemplo, parecernos a Cristo; ser semejantes a él en sus padecimientos (Fil 3:10). Otra ambición correcta es la de re-orientar ese instinto hacia las cosas eternas, hacia los grandes propósitos. También podemos identificar aquí ambicionar la transformación de una comunidad. Todo esto requiere sujeción, entrenamiento, dedicación, desarrollo y mucha estructura espiritual.
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in embargo, existen algunas tales como el deseo de superar a nuestros compañeros a como dé lugar, tener más que ellos, convierte la vida en una lucha tribal. Los cuadros victoriosos de las entradas de Alejandro el Grande, Julio César, Wellington, Napoleón, George Patton y otros, siempre obvian los muertos a la orilla del camino y las mujeres viudas alimentando bebés que gritan desesperadamente. ¿A qué costo es qué triunfamos? Es que las ambiciones promovidas por el egoísmo casi siempre concluyen con un proceso de deshumanización y despersonalización de aquellos que se enredan en ellas. Este es un monstruo que tenemos que vencer si queremos desarrollar el carácter de Cristo. No debe ser sorpresivo observar esta conducta en aquellos que no conocen al Señor. Pero es muy triste encontrarla en un creyente lavado con la sangre de Cristo. Por otro lado, casi siempre encontraremos esa ambiciones acompañadas de otra actitud muy dañina, invasiva y tóxica; la beligerancia. Cuando le damos espacio a esa actitud comenzamos a practicar conductas muy erráticas y peligrosas. Imaginamos discusiones y controversias con gente que no nos cae bien, escribimos cartas imaginarias, nos hinchamos de sarcasmo y amargura. Ella nos puede llevar a la violencia física, la violencia verbal, emocional y hasta a la guerra. Martín Lutero decía
que cuando tenía estos sentimientos (combinados con estar fatigado y agotado) decidía orar más, con más intensidad y terminaba predicando mejor. Esto puede ser descrito como “hacer que el monstruo trabaje para uno.
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s cierto que existen algunas variantes de la beligerancia que pueden ser consideradas como positivas. Sí, ella posee otras manifestaciones. Se trata del científico combatiendo una fiebre amarilla, el HIV, el Cólera. Puede tratarse del educador combatiendo la ignorancia en Haití o en África o de un predicador combatiendo los males sociales desde el altar. Se necesita mucho más coraje y más valentía para realizar los ajustes necesarios para enfrentar la vida luego de haber estado en un campo de batalla, que la que se requirió para combatir allí. Los campos de batalla que enfrenta un veterano del campo de guerra son muy profundos y complejos. No se minimizan aquí los sacrificios realizados en una guerra, pero no hay comparación posible cuando consideramos pelear usando armas de fuego versus pelear usando las palabras y la esperanza. Se necesita mucha más valentía y coraje para criar un hijo con buenos modales en un ambiente difícil y comprometido, que la necesaria para ir a pelear para ser dueño de un punto de ventas de drogas.
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s obvio que la primera manifestación que describimos acerca de la beligerancia solo puede ser vencida cuando vemos el esfuerzo heroico de la paz en El Calvario. Es el testimonio del Apóstol Pablo cuando “grita” lo siguiente: “He peleado la buena batalla” (2 Tim 4:7) Se requiere de cierto tipo de beligerancia para enfrentar ese monstruo que llevamos por dentro. Esto es así, entre otras cosas, porque ese monstruo nos recuerda nuestras faltas constantemente. Es esa parte de uno que constantemente procura frustrar esa otra parte de nosotros.
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sta lucha es una muy singular porque la Iglesia siempre ha enfatizado en la paciencia, la quietud y la espera. Sin embargo, esto es muy distinto a lo que observamos en los misioneros que van a asignaciones ultramarinas. Ahora bien, no podemos olvidar que la Biblia define con exactitud la meta que ha sido
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establecida para cada creyente: “a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;” (Col 1:26)
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a medicina recetada para esto es definida bíblicamente con el concepto “sophronismo.” Aunque la Biblia lo traduce como dominio propio, en los diccionarios teológicos lo definen como algo que va más allá del conocimiento. Es definido como el conocimiento del conocimiento, basado en la idea platónica de que esta clase de conocimiento no puede existir sin contenido.
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n 2 Timoteo 1:7 encontramos que Dios ha decidido regalarnos esa herramienta; Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Esto entonces implica que no existen motivos para que un creyente sea dominado por el monstruo que procura estropearle la vida. En reflexiones pasadas hemos analizado en detalle este concepto y entre otras cosas hemos compartido que es usado en Mc 5:15 y Lc 8:35 para describir el postrer estado de un hombre endemoniado luego de que éste fuera liberado por Cristo de todas sus ataduras satánicas. Este concepto es emblemático de su liberación, de su transformación y de su sanidad. O sea, que la ausencia de los efectos del dominio propio en un creyente colocaría a este manejado por conductas similares a las que observamos en personas poseídas por fuerzas demoníacas. En adición a esto es usado por San Pablo en Romanos 12:3 para describir el concepto que cada Cristiano debe tener de sí mismo. O sea, que la ausencia de los efectos del dominio propio en un creyente colocarían a este exigiendo posiciones y tratos preferenciales no agradables a Dios.
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n 1 Pedro 4:7 el escritor concluye con una exhortación que entre otras cosas demanda que la Iglesia, confrontada por la posibilidad de un fin inminente, no le dé espacio a un frenesí escatológico, porque ese exceso en su conducta la convertiría en víctima del mundo. La actitud recomendada es de moderación y sobriedad, creyendo que se nos ha prometido ser sostenidos en el mundo con la herramienta de la fe. Las referencias usadas aquí describen mucho más que una actitud esperada en los Cristianos. El fin se acerca, pero no nos podemos volver locos, sino que hay que acudir a un proceso de oración vigilante y rendición total y absoluta al Señor que ha de venir, acompañado de una conducta caritativa fraternal con todos. O sea, que los juicios y las señales apocalípticas no son una licencia para permitir que el monstruo se salga de control o que nos domine.”
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in embargo, creemos que fue la reflexión publicada el 24 de julio de ese año la que nos abre las puertas para las discusiones y el análisis que queremos desarrollar en esta ocasión. Además, es esta reflexión la que introduce el uso del libro de Proverbios. Algunas citas de esta formarán parte de nuestra próxima reflexión.
Pastor Frankie Parilla ........................................ Hosp. Evelyn Quiñonez..............................................Hogar Madelyn Fuentes .............................................Hogar José M. Paniagua............................................. Hogar Paula Rosario Fuentes..................................... Hogar Miguel Gutierrez..........................................................Hogar Elba Britto......................................................................Hogar Favor de informar si desean que sus nombres continúen en la lista de enfermos del Boletín El Heraldo, pues serán actualizados semanalmente / (787) 256-3331