693 AMECCDA El Boletín El Heraldo. Domingo 26 de mayo de 2019. Un año para Aprender de Generación...

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BOLETIN OFICIAL DE AMEC • CASA DE ALABANZA 26 de mayo de 2019 • Volumen XIV • No. 693

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l análisis del verso cinco (5) del capítulo dos (2) del libro de los Proverbios nos ha llevado a analizar la revelación de la sabiduría e inteligencia; esto es, del temor de Dios y de las herramientas para usar ese conocimiento que recibimos del Señor. “5 Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.” (Prov 2:5, RV 1960)

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omo ya hemos visto, esa revelación se recibe abriendo el corazón y obedeciendo lo que dice la Santa Palabra de Dios. Este principio es un fundamento de la teología Cristiana. Dios se revela en toda Su creación como parte de lo ha sido llamado revelación natural y a través de Cristo, su Santo Espíritu, su Palabra, en lo que ha sido llamado revelación especial. Ahora bien, ¿qué implicaciones posee recibir ese conocimiento revelado? Es muy importante señalar que la revelación de Dios que el Apóstol Pablo describió como cosa que ojo no vio ni oído oyó (1 Cor 2:9), posee unas implicaciones trascendentales para nuestra fe Cristiana. En primer lugar, recibir esa revelación significa recibir a Cristo. Recibir la sabiduría que da Dios y la inteligencia que da el Todopoderoso significa conocer más a Dios y esto solo es posible a través de Cristo Jesús su Hijo.

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l Evangelio de Juan es categórico en este aspecto. Veamos lo que dice Jn 1:14-18:

“14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el


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unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”(Jn 1:14-18)

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n este pasaje el Evangelista introduce el tema de la Encarnación de Cristo: Dios haciéndose ser Humano en el vientre de una virgen, naciendo como ser humano y viviendo como ser humano sin dejar de ser 100% Dios. Luego de esto, el Evangelista decide comunicarnos que es por esto que Jesús el Cristo es el que posee la plenitud que todos recibimos. Cristo, el Verbo Encarnado, no sólo es Verdad (Jn 14:6), sino que también es Gracia. Es esa Gracia la que se define en la Biblia como plenitud (“plērōma”, G4138).

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eamos lo que ha dicho el Dr. Warren W. Wiersbe a este respecto:

“Jesus Christ, in His life, death, and resurrection, met all the demands of the law; now God is free to share fullness of grace with those who trust Christ. Grace without truth would be deceitful, and truth without grace would be condemning.”1

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a última oración de la aseveración de Wiersbe puede ser traducida de la siguiente manera: “Gracia sin verdad puede ser engañosa y verdad sin gracia sería una sentencia.”

(traducción libre) n la Biblia hay planteamientos directos sobre este asunto: en Cristo Jesús obtenemos la Verdad y la plenitud de la Gracia. Por ejemplo, el Apóstol Pablo dice en la Carta a los Gálatas que esto aconteció “cuando vino el cumplimiento (“plērōma”, G4138) del tiempo”. Esto es, allí, cuando Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley (Gal 4:4).

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hora bien, el Apóstol Pablo continúa diciendo que Dios lo hace “9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento (“plērōma”, G4138) de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Efe 1:9-10).

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n la Carta a los Colosenses nos regalan un himno que también recoge y expone estas verdades:

“15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud (“plērōma”, G4138), 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Col 1:15-20)

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os lectores deben haberse percatado que el Apóstol Pablo acentúa aquí que el Padre vio con agrado que toda la plenitud del cielo habitase (“katoikeō”, G2730) en Cristo. Ese escenario descrito como plenitud que habita, es expandido un poco más adelante en esta misma carta: “9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud (“plērōma”, G4138) de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Col 2:9-10)

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emos visto hasta aquí que es en Cristo que habita corporalmente toda el pleroma de la Deidad. Es Él, la imagen del Dios invisible, el que rige toda la creación y el que posee todo ese pleroma. Además, es Dios el que se había propuesto reunir todo ese pleroma en Cristo. El Evangelio de Juan no solo nos dice que de esa plenitud tomamos todos, sino que es el Hijo el que da a conocer todas estas cosas (Jn 1:16, 18). Por lo tanto, en Cristo Jesús tomamos de la plenitud de la Gracia, pero también tomamos de toda la revelación que el Padre vio con agrado en el Hijo. Esto es, todo el pleroma de lo que Dios es.


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a segunda implicación es que recibir ese conocimiento revelado se completará cuando recibamos el conocimiento de todo lo que Dios es. O sea, en el cielo. No olvidemos que en Cristo Jesús está encerrada toda la manifestación de lo que es Dios porque Él es Dios. “5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.” (Rom 9:5)

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n tercer lugar, vimos en la reflexión anterior que esta revelación trasciende la misma muerte y las dimensiones humanas y naturales. Esto es así porque Cristo venció la muerte. Es sobre esto que profetizaba el Profeta Oseas, cuando con mucha claridad describía la resurrección de Jesucristo y la amarraba al conocimiento de Dios: 1 Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. 3 Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra. (Ose 6:1-3)

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n esa misma reflexión pudimos considerar la exigencia bíblica de dar a conocer esta revelación en esferas que trascienden lo natural y lo humano: “8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; 10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”. (Efe 3:8-11)

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tra implicación gira alrededor de cuánto podemos alcanzar acerca de esa revelación. Sabemos que podemos responder a esta pregunta citando y esbozando los planteamientos que el Apóstol Pablo le hace a la Iglesia en Éfeso cuando les habla de la estatura a la que debe aspirar un creyente: “13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,

a la medida de la estatura de la plenitud (“plērōma”, G4138) de Cristo;” (Efe 4:13)

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in embargo, hay dos (2) oraciones paulinas que ofrecen unas respuestas mucho más específicas a esta pregunta. Veamos: “14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud (“plērōma”, G4138) de Dios.” (Efe 3:14-19)

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sta respuesta es directa y contundente. El Apóstol Pablo dice aquí que estaba orando por los Cristianos que se congregaban en la Iglesia en Éfeso. Él pidió en esa oración que estos creyentes pudieran ser plenamente capaces (completamente competentes, “exischuō” G1840) de comprender (tomar posesión, “katalambanō”, G2638) de las dimensiones de algo que excede a todo conocimiento. Esto es, el amor de Cristo. A renglón seguido, ese Apóstol destaca en su oración que el resultado de esto es ser llenos “de toda la plenitud (“plērōma”, G4138) de Dios.”

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eamos este pasaje en otras versiones bíblicas de modo que podamos repasar las aseveraciones anteriores: “17 que Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas. 18 Y que así puedan comprender con todo el pueblo santo cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. 19 Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios.” (DHH) “17 para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, 18 puedan comprender, junto con todos los santos, cuán


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ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; 19 en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.”(NVI) “17 Pido al Padre que Cristo viva en ustedes por la fe y que su amor sea la raíz y el cimiento de su vida. 18 Así podrán comprender con todo el pueblo santo de Dios cuán ancho y largo, cuán alto y profundo, es su amor. 19 El amor de Cristo es tan grande que supera todo conocimiento. Pero a pesar de eso, pido a Dios que lo puedan conocer, de manera que se llenen completamente de todo lo que Dios es.” (PDT)

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l Apóstol Pablo señala aquí varias cosas. En primer lugar, que esto se consigue en oración. En segundo lugar, que se puede desarrollar/tener un nivel de conocimiento que va más allá de nuestras capacidades humanas. En tercer lugar, que la plenitud que estamos analizando debe llenar todo nuestro ser. La otra oración paulina la encontramos en Col 2:1-3: “1 Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; 2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (RV 1960)

“1 Quiero que sepan qué gran lucha sostengo por el bien de ustedes y de los que están en Laodicea, y de tantos que no me conocen personalmente. 2 Quiero que lo sepan para que cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el misterio de Dios, es decir, a Cristo, 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (NVI) “1 Quiero que sepan cuánto estoy luchando por ustedes, por los que están en Laodicea y por todos aquellos que no me han conocido personalmente. 2 Me esfuerzo porque quiero que reciban consuelo y que estén animados y unidos en amor. Quiero que tengan la sólida convicción que viene del entendimiento para que conozcan muy bien el plan secreto que Dios les ha descubierto ahora. Ese secreto es Cristo mismo, 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (PDT)

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stas versiones nos permiten asegurar que el Apóstol Pablo está pidiendo que esas congregaciones (Colosas y Laodicea) sean enriquecidas con un entendimiento perfecto y con convicción. Ese entendimiento permitiría que esas Iglesias pudieran conocer muy bien a Cristo, que es el misterio de Dios: la plenitud de la Deidad. El Apóstol Pablo añade a esto que es en Cristo que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Repasemos una vez más lo que dice el proverbista:

“1 Pues quiero que sepan que estoy luchando duramente por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que no me han visto personalmente. 2 Lucho para que ellos reciban ánimo en su corazón, para que permanezcan unidos en amor y enriquecidos con un perfecto entendimiento que les permita comprender el designio secreto de Dios, que es Cristo mismo; 3 pues en él están encerradas todas las riquezas de la sabiduría y del conocimiento.”(DHH)

“5 Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.”(Prov 2:5, RV 1960)

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abiendo esto, tenemos que reiterar que entender el temor de Dios y hallar el conocimiento es sin duda alguna sinónimo de conocer a Cristo.


Pastor Francisco Parrilla........................................................Hogar Suheily Mercado.......................................Hogar Área de Carolina José Muñiz ............................................................ Cardiovascular Sach Reyes...........................................................................Hogar Teresa Vargas........................................................................Hogar José Paniagua.............................................Hospital Auxilio Mutuo Luís M. Sepulveda Bonilla........................................Auxilio Mutuo Roberto Ramírez...................................................................Hogar Eusebio Rodríguez.....................................Hospital Auxilio Mutuo Paula Rosario........................................................................Hogar

Favor de informar si desean que sus nombres continúen en la lista de enfermos del Boletín El Heraldo, pues serán actualizados semanalmente / (787) 256-3331



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