BOLETIN OFICIAL DE AMEC • CASA DE ALABANZA 2 de junio de 2019 • Volumen XIV • No. 694
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a reflexión anterior nos permitió correlacionar la revelación de la sabiduría y la inteligencia que nos da el Señor con el conocimiento de Cristo. Esto es, entender el temor de Dios, que es el principio de la sabiduría (Prov 1:7), y hallar el conocimiento que revela Dios, que es la inteligencia (Prov 9:10), es sinónimo de hallar la revelación que encontramos en Cristo. Decíamos en esa reflexión que es por esto que el apóstol Pablo le formula la siguiente declaración a la Iglesia de Colosas en Col 2:1-3: “1 Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; 2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (RV 1960)
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“1 Pues quiero que sepan que estoy luchando duramente por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que no me han visto personalmente. 2 Lucho para que ellos reciban ánimo en su corazón, para que permanezcan unidos en amor y enriquecidos con un perfecto entendimiento que les permita comprender el designio secreto de Dios, que es Cristo mismo; 3 pues en él están encerradas todas las riquezas de la sabiduría y del conocimiento.” (DHH) “1 Quiero que sepan qué gran lucha sostengo por el bien de ustedes y de los que están en Laodicea, y de tantos que no me conocen personalmente. 2 Quiero que lo sepan
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para que cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el misterio de Dios, es decir, a Cristo, 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (NVI) “1 Quiero que sepan cuánto estoy luchando por ustedes, por los que están en Laodicea y por todos aquellos que no me han conocido personalmente. 2 Me esfuerzo porque quiero que reciban consuelo y que estén animados y unidos en amor. Quiero que tengan la sólida convicción que viene del entendimiento para que conozcan muy bien el plan secreto que Dios les ha descubierto ahora. Ese secreto es Cristo mismo, 3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”
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acemos un paréntesis para reiterar que la sabiduría y el conocimiento que se está analizando aquí no son las humanas sino las reveladas por el Señor para que seamos capaces de conocer quién es Él. La Biblia establece las diferencias entre ambos escenarios. Esto es, la sabiduría y la inteligencia humana y aquellas que da el Señor. Veamos una vez más algunos pasajes bíblicos en los que se define esto último: “9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;” (Col 1:9-10) “15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. 16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. 17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” (Stgo 3:15-18).
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stas reflexiones han servido para subrayar que estas revelaciones se obtienen aceptando a Jesucristo como Salvador y Señor de nuestras vidas. Esto es imprescindible, porque la Biblia dice que en ningún otro hay salvación y que no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos: “12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hch 4:12).
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esta decisión hay que añadir el estudio y la obediencia a la Palabra, así como la oración constante. La Biblia define esto como un proceso de crecimiento. Veamos: “18 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2 Ped 3:18).
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na pregunta muy relevante es la siguiente: ¿esta revelación del conocimiento del Señor es sinónimo de que no perderemos nuestra salvación? La respuesta es NO. Veamos lo que dice la Palabra acerca de esto: “20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 21 Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.” (2 Ped 2:20-21).
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s por esto que se insiste que el proceso de crecimiento sea constante; para que no nos volvamos a enredar en las contaminaciones del mundo y seamos vencidos por ellas. Es muy interesante que el pasaje que acabamos de citar está dedicado a alertar a los creyentes acerca de las consecuencias que puede tener el que un creyente decida seguir los consejos y las enseñanzas de los Balaam de este mundo. O sea, de aquellos hombres y mujeres que gustan de utilizar el privilegio de la ministración a la Iglesia y a los creyentes para seducirlos y convertirlos en instrumentos para auto-bendecirse por su codicia, su hedonismo y su irracionalidad (2 Ped 2:12-19).
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a Biblia dice que esas figuras tipo Balaam tendrá su día con el Señor. Aquellos que los siguen son advertidos aquí de las consecuencias que puede tener no hacer uso del discernimiento adecuado. hora bien, ¿para qué sirve estas revelaciones? Los pasajes bíblicos citados nos dejan saber que estas revelaciones sirven para que podamos andar “…5como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;” (Col 1:10). Estas revelaciones sirven para poder vivir vidas que llenas de frutos de buenos, que produzcan justicia y paz (Stgo 3:17b-18). Además, estas sirven para que podamos avanzar en alcanzar ser llenos de la plenitud de Dios a través de Cristo Jesús. Esto es, que Cristo habite en nosotros.
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eamos una vez más algunos pasajes bíblicos que afirman esta aseveración:
“13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud (“plērōma”, G4138) de Cristo;” (Efe 4:13). “14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud (“plērōma”, G4138) de Dios.” (Efe 3:14-19).
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omo ya hemos visto, esa revelación se recibe abriendo el corazón y obedeciendo lo que dice la Santa Palabra de Dios. El Apóstol Pedro insiste en sus cartas en que tenemos que procurar que este conocimiento de Dios sea añadido constantemente en nuestro proceso de crecimiento como Cristianos. Esto es, una vez hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador (el conocimiento de que aquél que nos llamó por su gloria y excelencia). Veamos algunas versiones bíblicas de lo que dice 2 Ped 1:3-8:
“3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.” (RV 1960) “3 Con su poder divino, Jesús nos da todo lo que necesitamos para dedicar nuestra vida a Dios. Todo lo tenemos porque lo conocemos a él, quien nos llamó por su gloria y excelencia. 4 Así, nos dio promesas preciosas y valiosas; confiando en ellas, ustedes serán semejantes a Dios y podrán escapar del mundo, el cual será destruido a causa de los malos deseos de los seres humanos.5 Como ya tienen esas promesas, esfuércense ahora por mejorar su vida así: a la fe, añádanle un carácter digno de admiración; al carácter digno de admiración, añádanle conocimiento. 6 Al conocimiento, añádanle dominio propio; al dominio propio, añádanle constancia; a la constancia, añádanle servicio a Dios; 7 al servicio a Dios, añádanle afecto a sus hermanos en Cristo y a ese afecto, añádanle amor. 8 Si todas estas cosas están presentes en su vida y aumentan, entonces no serán gente in útil y no habrán conocido en vano a nuestro Señor Jesucristo.” (PDT) “3 Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. 4 Por medio de estas cosas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, para que por ellas lleguen ustedes a tener parte en la naturaleza de Dios y escapen de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo. 5 Y por esto deben esforzarse en añadir a su fe la buena conducta; a la buena conducta, el entendimiento; 6 al entendimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; 7 a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor. 8 Si ustedes poseen estas cosas y las desarrollan, ni su vida será inútil ni
habrán conocido en vano a nuestro Señor Jesucristo.” (DHH) “3 Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; 4 y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. 5 En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; 6 el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; 7 la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. 8 Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo;” (NTV) “3 Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. 4 Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina. 5 Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; 6 al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; 7 a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8 Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos.” (NVI)
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s muy interesante que este pasaje parte de la premisa de que todo lo que será expuesto en este requiere haber conocido a Aquél que nos llamó por su gloria y excelencia. Es también interesante que el pasaje
insista en que debemos esforzarnos (vs.5) en conseguir lo que se plantea aquí. O sea, que hay un precio que pagar para alcanzarlo y hay que hacerlo esperando pasar trabajo y encontrar resistencia. Además, el pasaje también destaca que el conocimiento está concatenado a otros elementos relacionados al fruto del Espíritu (Gal 5:22-24). Esto es, dominio propio, paciencia, afecto fraternal, amor, etc. O sea, que el conocimiento que estamos analizando n o opera en el vacío y mucho menos lejos de la operación del Espíritu de Dios en nuestras vidas.
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abe señalar que la estructura procesal descrita aquí es la siguiente: “a la virtud (aretē, G703, excelencia), conocimiento (gnōsis, G1108, conocimiento); 6 al conocimiento, dominio propio (egkrateia, G1466, autocontrol)”
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l escritor de esta carta afirma en los versos que siguen al pasaje que acabamos de citar que aquellos que no tienen estas cosas tienen la vista muy corta, son ciegos y se han olvidado de la salvación: “9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.” ((2 Ped 2:9, RVA 1960) “9 Si a alguien le faltan estas cosas, entonces está tan corto de vista que está ciego y ha olvidado que sus pecados fueron perdonados.” (PDT) “9 Pero el que no las posee es como un ciego o corto de vista; ha olvidado que fue limpiado de sus pecados pasados.” (DHH) “9 pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados.” (NTV) “9 En cambio, el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de que ha sido limpiado de sus antiguos pecados.” (NVI) “9 Pero quien no lo hace así es como si estuviera ciego, y olvida que Dios le ha perdonado todo lo malo que hizo.”
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sea, que el peligro de no seguir esta estructura nos coloca en la periferia del propósito de Dios para la Iglesia así como para los creyentes.
Pastor Francisco Parrilla............................ Hospital Auxilio Mutuo Suheily Mercado.......................................Hogar Área de Carolina José Muñiz ............................................................ Cardiovascular Sach Reyes...........................................................................Hogar Teresa Vargas........................................................................Hogar José Paniagua.............................................Hospital Auxilio Mutuo Luís M. Sepulveda Bonilla........................................Auxilio Mutuo Roberto Ramírez...................................................................Hogar Eusebio Rodríguez.....................................Hospital Auxilio Mutuo Paula Rosario........................................................................Hogar
Favor de informar si desean que sus nombres continúen en la lista de enfermos del Boletín El Heraldo, pues serán actualizados semanalmente / (787) 256-3331