2 de agosto de 2015 • Volumen X • No. 492
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n esta reflexión continuamos el análisis de uno de los encuentros que Isaías tiene con Dios. Ese encuentro ha sido descrito en el capítulo seis (6) del libro que este profeta escribió. Este análisis forma parte de una batería de reflexiones acerca de encuentros con Dios que experimentaron hombres y mujeres que aparecen en la Biblia. Se trata de encuentros con Dios que nos permiten avances espirituales significativos. Por último, casi todos ellos ocurren en tiempos en los que enfrentamos crisis de los niveles más altos.
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l capítulo del Libro de Isaías que describe este encuentro comienza señalando que el mismo ocurrió en el año en que murió el rey Uzías. La reflexión anterior fue dedicada a analizar el valor, la relevancia y las contribuciones que realizó este rey. En adición a esto, señalamos lo siguiente: “Dios le está diciendo al profeta que ha perdido a su amigo y a un excelente gobernante, que debe escoger lo que quiere ver. El profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo el dolor o si quiere comenzar a ver a una virgen concibiendo y dando a luz un niño (Isa 7:14). El profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo la angustia y la oscuridad temporal o si quiere ver que no habrá para siempre oscuridad para el pueblo que busca a Dios (Isa 9:1). El profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo la falta de consuelo o si quiere escuchar la voz celestial que anuncia “consolaos, consolaos pueblo mío…” (Isa 40:1) El profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo la ausencia de líderes de excelencia o si quiere ver la excelencia de un niño que nos es nacido, de un hijo nos es dado, con el principado sobre su hombro; y con nombres tales como Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz (Isa 9:6).
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l profeta tiene que escoger si quiere seguir la muerte de Uzías o si quiere ver que el niño (Jesús) tiene que nacer pero el hijo (Cristo) tiene que ser dado. El profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo la ausencia temporal de un buen gobierno o quiere ver un gobierno en el que lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino (Isa 9:7). El profeta tiene que escoger si quiere seguir entreteniendo su pensamiento en la falta de paz y de esperanza ante la situación presente o si quiere escuchar la voz que afirma que Dios guardará en completa paz a aquél que persevera pensando en el Señor (Isa 26:3).
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l profeta tiene que escoger si quiere seguir viendo el trono vacío que ha dejado Uzías o si quiere ver a uno que ha dicho que el cielo es su trono y que la tierra es el estrado de sus pies (Isa 66:1). Sin duda alguna que este encuentro que Isaías tiene con Dios ha servido como un proceso oftalmológico para corregir, sanar y afinar la visión del profeta. Este encuentro es entonces un esfuerzo divino para que el profeta desarrolle un entendimiento maduro de sus pruebas y de sus luchas. Esto último aparenta ser un “procedimiento de operación estandarizado” que Dios usa con frecuencia.”
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a discusión de esta aseveración es la base fundamental de esta reflexión. Cuando el Dr. Elmer Towns discute este encuentro (“Encountering God for Spiritual Breakthrough,” (Regal Books, Dic 1998), él afirma lo que todos sabemos, que este encuentro da inicio al ministerio
profético de Isaías. También, identifica diez (10) lecciones que se desprenden de este encuentro: 1. Dios sale a nuestro encuentro cuando nuestros sueños colapsan. 2. Ese encuentro nos debe hacer comprender que no podemos confundir la prosperidad financiera con la prosperidad espiritual. 3. Nunca somos tan importantes como para romper las reglas que Dios ha establecido para servirle a Él. 4. Dios nos quebranta a través de un encuentro con Él cuando desarrollamos una opinión inflada de cuán importantes creemos ser (Mt 23:28). 5. Dios sale a nuestro encuentro para darnos una nueva visión y una nueva tarea cuando nuestros sueños se han hecho pedazos. 6. Dios tiene que tratar con nuestros pecados en los encuentros que tenemos con Él (Isa 59:2). 7. Estamos preparados para el servicio a Dios una vez hemos sido limpiados de nuestros pecados (Prov 28:13). 8. La capacidad que tenemos para ver nuestros pecados con mayor claridad aumenta con la intensidad de la revelación de Dios que obtenemos en un encuentro con Él (Apoc 1:17). 9. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo y Dios gusta de salir a nuestro encuentro durante la manifestación de Su Presencia en el Santuario (Sal 84:2). 10. Hemos sido llamados a ejecutar con fidelidad la tarea que se nos ha asignado sin importar si somos o no somos exitosos en ello.
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l Rdo. George Rawlison (Canónigo de la Catedral de Canterbury y Profesor de Historia antigua en Oxford) analizó este capítulo y de ese análisis surgen muchas aseveraciones importantes que deben ser compartidas. En primer lugar, que esa revelación se da en un éctasis que es común a muchos de los hombres y las mujeres que ocupan las páginas de la Biblia. En segundo lugar, que la revelación de Dios es una beatífica, o sea, que hace bienaventurado al que la recibe. En tercer lugar, que esa revelación en medio del quehacer diario del profeta es como una manifestación “natural” del poder misterioso e inescrutable del Todopoderoso. stas aseveraciones nos ofrecen un campo de acción maravilloso y lleno de la gracia divina cuando son analizadas usando el filtro de la inmutabilidad de Dios (Dios nos cambia; Heb 13:8; Stgo 1:17). En primer lugar que Dios anhela seguir revelándose a sus hijos
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e hijas. En segundo lugar, que esas revelaciones harán bienaventurados a todos aquellos que la reciban. En tercer lugar, que Dios quiere hacerlo en medio de nuestros quehaceres diarios. awlison añade que el encuentro que Isaías tiene con la Divina Majestad de Dios es de tal magnitud que la fecha se le quedó grabada en su memoria; “En el año en que murió el rey Uzías…” Ese encuentro no solo es con la manifestación de la majestad del Rey de reyes. Ese encuentro incluye la revelación del carácter sublime de Dios. Esto es, lo excelso, lo eminente e inmanente (inherente a su esencia), lo extraordinario y admirable que es Dios. Ese Dios que está sentado en un trono alto y sublime no puede tener competencia alguna: Él es el único Dios. awlison añade que el hecho de que no se use un artículo para describir los serafines (el texto no dice “los serafines” sino “serafines”), implica que hay misterios de la Creación de Dios que no podemos comprender. Por ende, ¿cuán capaces podemos creer que somos para comprender la totalidad y el alcance de la revelación de Dios? no de los detalles que ayuda a entender esta aseveración es que los serafines expresan en su canción que la santidad de Dios, que se deprende desde su trono, baja hasta cubrir toda la tierra. La santidad no contiene a Dios. Es de Dios que fluye la santidad. Si algo que fluye de Dios resulta ser incomprensible; ¡cuánto más la fuente de la que surge! in embargo, dice Rawlison, que lo más relevante es que ese Dios, que es tan alto, majestuoso, tan sublime que no lo podemos comprender, decide hablar en medio de su revelación y nosotros somos capaces de oír su voz y sus palabras. sa voz sube por encima de las voces de los seres celestiales que están cantando. Esa voz se escucha en medio de un templo que se estremece y que se llena de humo. a Biblia dice que Dios encarnó las palabras que salen de Su boca: Cristo Jesús, el verbo encarnado de Dios. sa voz que se escucha en medio de la revelación reclama una respuesta. Se trata de la respuesta al llamado que hace el Todopoderoso. uestra próxima reflexión tratará con las implicaciones de este llamado, la responsabilidad y las obligaciones que se desprenden de este, así como el honor adscrito a todos aquellos que responden a esa voz.
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A mi amada esposa Norma por nuestros 25 años de casados el 29 de julio, gracias doy a Dios por concederme otro año junto a ti, amo tu dulzura y agradezco al Señor por haberte puesto en mi vida, te ama Rafa. A nuestra madre Doña Josefina Serrano quien cumple 98 años el 1 de agosto gracias damos al Señor por tenerte con nosotros por todo lo que nos has enseñado con una paciencia infinita. Eres una de las mujeres más extraordinarias de este mundo, y nuestras palabras nunca serán suficientes para agradecerte todo lo que has hecho por nosotros. De tu familia que te ama.
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