11 de febrero de 2018 • Volumen XIII • No. 626
“1 Señor, tú nos has sido refugio De generación en generación. 2 Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.” (Sal 90:1-2).
E
l salmo 90 no surge de un vacío. El escritor de este Salmo 90 tenía a su disposición el bagaje de una tradición oral extraordinaria, la del pueblo de Israel. Esta tradición había sido preservada a través de muchos siglos de historia de ese pueblo. Esa tradición oral revelaba algo que Dios le había prometido a Abraham. El pueblo de Israel estaría cautivo por un imperio enemigo por 400 años. Luego de ese cautiverio, la cuarta generación sería responsable de que el pueblo regresara a la tierra prometida (Gn 15: 12-16). La primera generación que entró a Egipto fue la de Levi (Gn 46:8-26). La segunda generación de los hijos de Leví fueron Gersón, Coat y Merari (Gn 46:11; Ex 6:16-19). La tercera generación procedente de Coat fueron Amram Izhar, Hebrón y Uziel (Ex 6:19). Este Amram, parte de la tercera generación es el padre de Aarón, de María y de Moisés. Esto tres formaban parte de la cuarta generación. Estos tres fueron usados por Dios para sacar a Israel de Egipto.
E
sta promesa se conservó oralmente de generación en generación. Esta promesa los mantenía vivos y con la capacidad para continuar luchando. Esta es una de las razones por la que Moisés podía decir que Dios a sido nuestro refugio de generación en generación.
Y
a sabemos que la tradición nos informa que es Moisés el escritor de este salmo. Partiendo de esa premisa, entonces debemos concluir que este escritor tenía algunos documentos redactados para acompañar esta tradición oral. Lo sabemos porque Dios le había dicho a Moisés que escribiera estas memorias (Exo 17:14; Nm 21:14) y él había seguido estas instrucciones (Exo 24:7; Dt 17:161; Dt 28:58, 61; 29:20, 21, 27; 30:10; 31:24, 26).
O
sea, el escritor de este salmo había hecho el ejercicio de recoger esa tradición oral y documentarla junto a las nuevas experiencias que el pueblo de Israel estaba viviendo. Esto nos permite concluir que el escritor de este salmo tenía muy frescas en su memoria las historias de su pueblo. Esta es sin duda una de las razones por las que él puede expresar que Dios ha sido “la casa,” “la habitación” de ese pueblo a través de las generaciones. 1 En este versículo se instruye a los reyes que Israel pudiera tener en el futuro a escribir una copia de libro que ya estaba en las manos de los sacerdotes levitas.
E
s un hecho histórico que la versión final del Antiguo Testamento fue completada durante la cautividad del pueblo de Judá en Babilonia. Ese texto final vino con ellos cuando comenzaron a salir hacia Jerusalén en el 538AC. Sin embargo, no es menos cierto que Moisés tenía en su poder todos los documentos antes citados. Esto es, a mediados del segundo milenio antes del nacimiento de Jesús.
L
a historia de los patriarcas (Abraham, Isaac, Jacob) es sin duda alguna el eje central de esta historia; la historia que se convierte en la historia de la salvación. Los encuentros que estos hombres tuvieron con Dios se convirtieron en experiencias transformadoras. Cuando uno lee estos relatos se percata de que se trata de ver al Dios Creador de todo lo que existe revelándose y llamando a estos hombres a seguirle y servirle hasta llegar a convertirse en el Pueblo de Dios.
L
a historia de Jacob debe haber inquietado a Moisés. Las luchas de este hombre, su inclinación al engaño y a tomar decisiones muy conflictivas ha intrigado a la mayoría de los creyentes en Cristo. La propensión a verle con un poco de desdén, o como si fuera un ser humano inferior ha sido combatida por maestros y teólogos a través de todas las generaciones. F.B Meyer 2 decía al respecto que no podemos mirar a Jacob así porque todos llevamos a Jacob por dentro. Su análisis de Jeremías 17:9 se convirtió en una joya para demostrar esto. “9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
M
eyer partía de que el concepto traducido como “engañoso” es el vocablo hebreo “âqôb” (H6121), mientras que el concepto traducido como calcañar (talón) es el vocablo hebreo “âqêb”
(H6119). Los lectores deben recordar que Jacob nació agarrado del talón de Esaú (Gn 25:26). El nombre de Jacob es “ya’âqôb” (H3290), significa el que agarra el talón o el suplantador. Meyer concluía que era fácil traducir que el corazón de todos nosotros es Jacob.
J
acob era un hombre que acostumbraba escuchar a Dios hablándole y dirigiéndole. Casi todos recordamos el encuentro que él tuvo con el ángel del Señor en un lugar que luego fue bautizado como Peniel (“rostro de Dios”, Gn 32:22-32). Sin embargo, Dios le había hablado antes a este patriarca y continuó hablándole luego de ese encuentro. Dios le había hablado a Jacob camino a la casa de Labán (Gn 28:10-19) y en casa de Labán (Gn 31:10-13). Dios también se le reveló en un lugar que él bautizó Bethel (Gn 35:9-15) y cuando se preparaba para ir a Egipto a encontrarse con su hijo José (Gn 46:1-4).
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s en el encuentro con el ángel en Peniel con el que este hombre entra a la habitación de la eterna presencia de Dios. Es allí que Jacob experimenta la transformación que le catapulta al cumplimiento de la promesa que Dios le había hecho a Abraham y a Isaac. Es allí que él se da cuenta de que no debe seguir huyendo y peleando, especialmente en contra del plan de Dios, porque Dios no se rendiría jamás.
E
l profeta Oseas declara que este encuentro fue con el ángel del Señor (Oseas 12:1-5), o sea que puede ser una tipología de Cristo. La estructura de ese encuentro es una impresionante. Veamos el texto para poder definirla sin mucha dificultad: “23Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. 24Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
2 Frederick Brotherton Meyer (8 Abril 1847 – 28 Marzo 1929), Pastor Bautista, escritor y Evangelista Inglés. Su ministerio en el campo misionero urbano es reconocido mundialmente. Era amigo personal de D. L. Moody y A. C. Dixon.
25Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel [“el que lucha con Dios”, “Dios lucha”]; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel [“el rostro de Dios”]; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. 31Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. 32Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.”
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sta es la estructura de ese encuentro que Jacob tiene con el ángel del Señor:
- A solas (v23) - De vigilia (v24) - Con un costo físico (v25) - Diálogo (v26) - Resultados: cambio de nombre, bendición y liberación.
J
acob decide quedarse sólo sin saber que este es un requisito fundamental para un encuentro personal de esta naturaleza. Jacob decide que esta experiencia no va concluir hasta que le bendigan y esto impone una vigilia “luchando con Dios.”
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l modelo del encuentro de Jacob nos enseña que estos encuentros poseen un costo físico (le lastiman el muslo). El modelo de Jacob nos revela que estos encuentros son dialogísticos y no
de monólogos. El modelo del encuentro que vice Jacob presenta no menos de tres (3) resultados maravillosos. El primero de ellos es que le cambian el nombre tan pronto acepta que él es “ya’âqôb”. Esto implica un cambio de propósito para su vida. l segundo resultado es que lo bendicen (vs 29 final) con una bendición que desconocemos que contenía, pero que sabemos su resultado. El tercer resultado es que Jacob puede declarar que su alma ha sido sacada de una especie de cárcel; “fue librada mi alma” (vs 30).
E A
lguna vez se ha preguntado por qué le lastimaron el muslo a Jacob y lo obligaron a cojear? Warren Wiersbe responde a esta pregunta en su libro Life Sentences: Discover the Key Themes of 63 Bible Characters. Wiersbe postula allí que a Jacob le fue “asignada” otra debilidad para que Dios se perfeccionara en ella (2 Cor 12:7-10). En cada ocasión que la gente le preguntara a Jacob por qué cojeaba, no tendría otra alternativa que contar la historia de su encuentro transformador con Dios.
E
s imprescindible destacar que el secreto de la victoria de Jacob estriba en que a mitad de la lucha Jacob se dio cuenta de que no podía seguir peleando porque no podía ganar esa batalla. Sabiendo esto, Jacob dejó de pelear y se agarró al ángel. Es por eso que este ser celestial le pide que lo suelte. Wiersbe destaca con elocuencia que Jacob había estado peleando toda la vida. Esa noche él decidió que hasta podía pelear con Dios. Esa noche también concluyó que lo mejor que uno puede hacer cuando entra a esa presencia eterna es agarrarse de Dios y no soltarlo.
M
oisés conocía esta historia. Esa es otra de las razones por la que él podía decir sin vacilar que Dios ha sido nuestro refugio de generación en generación.
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