4 de marzo de 2018 • Volumen XIII • No. 629
Parte III
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uestra reflexión anterior nos permitió analizar el proceso de manejo de pérdidas que define el Apóstol Pablo en su carta a la Iglesia en Filipos (Fil 3:7-14).
“7Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. 12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
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imos en esa reflexión que los versos anteriores a la cita que se incluye aquí describen lo que él consideraba que eran sus “activos” y sus “ganancias” antes de conocer a Cristo como Señor y Salvador. También vimos que el Apóstol declara que todo esto fue estimado como pérdida (“zemía,” G2209) una vez él conoció a Cristo Jesús. Reiteramos que el concepto griego que se traduce como pérdida describe el carácter subjetivo del valor de una cosa. O sea, que todas las cosas que él identifica en los versos 4 al 6 habían perdido su valor en relación a algo más valioso e importante; la excelencia del conocimiento de Cristo. El bosquejo de este pasaje nos permitió definir que este está subdividido en tres partes a saber:
Parte III
Sus conclusiones: - Estimo todas las cosas como pérdida (v8a) - Por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, (v8b) - Por amor del cual lo he perdido todo, (v8c) - Y lo tengo por basura, (v8d) Sus razones: - para ganar a Cristo, (“kerdaíno,” G2770) (v8e) - y ser hallado en él (“heurisko,” G2147) (v9a) Los resultados esperados: - a fin de conocerle, - y el poder de su resurrección, - y la participación de sus padecimientos, - llegando a ser semejante a él en su muerte, que esta es una manera muy particular Elugarsdeobvio enfrentar y manejar las pérdidas. En primer porque no se trata de pérdidas que nos asaltan y nos sorprenden sin poder hacer nada al respecto. Se trata de pérdidas que aceptamos que hay que experimentarlas. En segundo lugar, porque el Apóstol maneja este tema enfocado en las razones y los resultados que desea obtener a través de estas experiencias. Él no se enfoca en los dolores o la pena de tener que ver lo que se pierde. El Apóstol Pablo se enfoca en lo que se va a ganar. En tercer lugar, porque todas sus ganancias, aunque son muy prácticas, todas ellas pertenecen a la dimensión espiritual.
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ablo comienza diciendo que el primer resultado que desea obtener de todo este proceso es poder conocer a Cristo (“a fin de conocerle”). Es interesante que este Apóstol nos deja saber que él ya conoce a Cristo. En Fil 3:8 él nos ha revelado que todas las cosas él las estimó como pérdida por “la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús,” a quien él llama por primera y única vez “mi Señor.”
esto, hay que preguntarse qué Squeabiendo significado puede tener este conocimiento Pablo quiere alcanzar como uno de los resultados esperados. Para saberlo necesitamos analizar el vocabulario que él usa en este
pasaje. No olvidemos que el Apóstol Pablo era un hombre que poseía muchos recursos para la comunicación oral y escrita. San Pablo utiliza en este pasaje el concepto griego “ginosko” (G1097) para describir el primer resultado esperado. Este es un concepto muy complicado. Los griegos definieron este concepto para definir la comprensión inteligente de algún objeto o de alguna materia. La definición que le adscribieron superaba el ejercicio de percibir (“aisthanesthai”) y hacía énfasis en entender. El primero es complicado porque “ginosko” es un ejercicio del “nous” (el intelecto-la mente) y el “logos”.1 El segundo (“aisthanesthai”) es percepci ón sensual.2 l concepto traducido como “conocer” denota Ey que el conocimiento de aquello que realmente es requiere observación metódica, escrutinio, evaluar las circunstancias y reflexionar acerca de lo hallado. El problema con este acercamiento es que los griegos postularon que Dios es inaccesible y por lo tanto Él es “agnostos”; no se puede conocer. Pablo sabe esto y además él ha declarado que Cristo Jesús es Dios (Fil 2:51; Rom 9:5). O sea, desde el punto de vista de la etimología, Pablo estaría aspirando a un resultado que no se puede conseguir. Sin embargo, sabemos que Pablo sabe que podemos hacerlo, podemos conocer a Jesús. Lo podemos hacer porque Jesús es el logos, la Palabra de Dios encarnada (Jn 1:1). Y no solo esto, lo podemos conocer porque hay una promesa bíblica de que podemos hacer algo que va mucho más allá de conocerle: “ 1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el 1 Logos, (Griego: “palabra,” “razón,” o “plan”) plural logoi, en la filosofía Griega y en la teología, la razón divina implícita en el cosmos, ordenándolo, dándole forma y significado. Aunque el concepto definido como logos aparece en los sistemas filosóficos y teológicos Griegos, de la India, Egipcios y Persas, este vino a ser particularmente significativo en los escritos y en las doctrinas Cristianas para describir o definir el rol de Jesucristo como razón fundamental (principio) de Dios activo en la creación y en la estructuración continua del cosmos, y en la revelación del plan divino para la salvación del hombre. Este concepto subraya (afirma) la doctrina Cristiana básica de la preexistencia de Jesús. (https:// www.britannica.com/topic/logos- traducción libre). 2 Kittel, G., Bromiley, G. W., & Friedrich, G. (Eds.). (1964–). Theological dictionary of the New Testament (electronic ed., Vol. 1, pp. 689–694). Grand Rapids, MI: Eerdmans.
mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” (1 Jn 3:1-2) San Pablo añade a sus resultados que quiere vivir en el poder de la resurrección de Jesús (“y el poder de su resurrección”). Este es un tema recurrente en este Apóstol. Veamos un ejemplo de ello en la carta a los Efesios:
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“15 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” (Efe 1:15-23)
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ste Apóstol estaba preso en la dimensión de lo material, de lo físico, pero estaba libre en el espíritu y operando en el poder que resucitó a Jesucristo de entre los muertos. Ahora, cerca de su muerte, sabía que habría de poner su vida como ofrenda para la gloria de Dios. En esa misma convicción, no se limitaría a saber que habría de experimentar la resurrección que nos ha sido prometida en el día de la venida del Señor. Él mismo fue inspirado por el Espíritu
Santo para escribir acerca de esto (1Tes 4:13-18). Este hombre quiere vivir en ese poder, en la misma prisión y morir arropado por ese poder. l tercer resultado que Pablo quiere obtener es Emanera poder manejar sus padecimientos de la misma en la que Cristo manejó los suyos (“y la participación de sus padecimientos”). Lo que esto significa es que podemos aprender a ver y a manejar el sufrimiento y las pérdidas de la misma manera en que Cristo Jesús vio los suyos. Claro está, los dolores y los sufrimientos de Cristo Jesús son soteriológicos (producen salvación) y los nuestros no. Los dolores, los sufrimientos y las pérdidas nuestras son pedagógicas. Esto es, sirven para enseñar a otros y para provocarles a dar gracias a Dios (2 Cor 4:15-16).
l cuarto resultado que Pablo quiere obtener es Emanera, el de poder enfrentar su muerte de la misma con la misma gallardía y la misma
gracia con la que Cristo enfrentó la suya. Es más, morir de la misma manera en que Jesús murió (“llegando a ser semejante a él en su muerte”). Es importante destacar que estamos convencidos de que Pablo no tenía miedo alguno de morir. Su única ocupación era querer ser y hacer como Cristo Jesús hizo en su muerte. ¡Qué escuela más poderosa para aprender a manejar las pérdidas! - No enfocarse en lo que se pierde sino en lo que se va a ganar. - Pedirle a Dios que nos permita definir los resultados que queremos obtener - Aprender a ver las pérdidas y los dolores con la óptica de Cristo (2 Cor 4:17-18) o Esto incluye hasta la re-definición de la muerte - Vivir la vida en el poder de la resurrección - Saber que somos del “logos” y queremos ser como Él es. No hay duda alguna: San Pablo también había descubierto que Dios ha sido nuestro refugio de generación en generación.
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