Mecánica Literaria | Serie Curiosidades de Taller | EuroTaller

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|2 Sobre EuroTaller

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|4 Escritores que fueron mecánicos. Libros ambientados en taller. Curiosidades históricas… ¿Empezamos?


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Introducción ............................................................................................ 9 ¿Sabías que el escritor y periodista Eduardo Galeano fue mecánico de coches? ................................................................................................ 11 El coche de Intisar: Retrato de una mujer moderna en Yemen ........... 14 ¿Sabías que el escritor Cormac McCarthy, el de “No es país para viejos”, fue mecánico de coches? ....................................................... 17 El mecánico de “La mano invisible”, la novela de Isaac Rosa, como personaje literario y cinematográfico ................................................... 21


|6 ¿Sabías que Enric Marco, “El Impostor” al que Javier Cercas dedica su última novela, fue mecánico de coches? ........................................... 24 ¿Un libro de poemas inspirado en los recuerdos infantiles de un taller de coches? “Combustión”, Marcos Díez .................................................... 32 ¿Sabías que a Gabriel García Márquez se le ocurrió “Cien Años de Soledad” mientras conducía su coche? ............................................... 36 Aventurero y mecánico de coches, Jesús Calleja nos da una lección en ‘Si no te gusta tu vída, cámbiala’..................................................... 39 ¿Sabías que la “generación perdida” de Hemingway, Scott Fitzgerald y Faulkner empezó en un taller? .............................................................. 43


|7 ¿Conoces a Caterina, la joven mecánica de coches protagonista de la novela de Bea Magaña? .................................................................. 46 ¿Sabías que el diario de sucesos “El Caso” surgió en un taller de coches con el crimen de “Monchito”? .............................................................. 50 ‘El amante’, una trama de A. B. Yeroshua protagonizada por un mecánico de coches ........................................................................... 54 ¿Sabías que el escritor Juan Carlos Onetti también trabajó en un taller mecánico? ........................................................................................... 56 Un mecánico de coches, protagonista de uno de los relatos de Haruki Murakami; "Drive my car" ...................................................................... 59


|8 ¿Sabías que el Nobel de Literatura José Saramago fue mecánico de coches en sus años de juventud?......................................................... 65 ¿Sabías que el hombre que inspiró al Gran Gatsby de Scott Fitzgerald era mecánico de coches? ................................................................... 68


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Como las piezas que ensambla un mecánico van engarzándose las historias literarias que os presentamos. ¿Sabías que Eduardo Galeano, Cormac McCarthy, el de “No es país para viejos” o el portugués José Saramago fueron mecánicos de coches? La literatura se mezcla con el mundo del taller en más ocasiones de las que imaginamos. En los relatos, tan importante puede ser la trama como la complejidad de sus personajes y tan esencial el estilo literario de la historia como el contexto en el que el escritor decide situarla y desde luego son


|10 muchas las tramas que escogen a un mecánico de coches o a un taller para recrear sus obras literarias y es que el mundo del motor y la postventa es apasionante. Si no os lo creéis echad un vistazo a los escritores que en su día fueron mecánicos o a las historias ambientadas entre herramientas. ¡Verdaderas joyas literarias!


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El autor de “Las venas abiertas de América Latina”, en su Montevideo natal, trabajó como mecánico de coches. Pero también como recaudador, pintor de carteles, mensajero, mecanógrafo, cajero, periodista... Digamos que conoció los más diversos oficios antes de convertirse en el gran escritor de la conciencia social -y curiosamente también del fútlbol- del continente Sudamericano.


|12 Eduardo Galeano


|13 Su obra más conocida es, sin duda, “Las venas abiertas de América Latina”. Publicada en 1971, este libro, dividido en tres tomos, es un inventario de los atropellos y explotación sufridos por Sudamérica desde el siglo XV por parte de países otros continentes. Sus personajes son figuras históricas, generales, artistas, revolucionarios, obreros, conquistadores y conquistados, quienes son presentados en episodios breves que reflejan a su vez la historia colonial del continente. Genio y figura, la vida y la obra de Eduardo Galeano se confunden a la hora de describir la evolución del continente Sudamericano desde principios del siglo XX. Imprescindible conocer su biografía.


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Si no has escogido aún tu próxima lectura, esta es una buena opción. Escrito por el autor español Pedro Riera e ilustrado por Nacho Casanova, la protagonista de este cómic es una mujer que a pesar de las imposiciones se esfuerza en encontrar escapatorias. Intisar es adicta al tabaco, a la velocidad y a la música y utiliza el anonimato del Niqab, el velo que cubre todo el cuerpo de la mujer dejando tan solo una apertura para los ojos, para poder disfrutar una de sus pasiones: conducir su coche.


|15 Su padre no le permite conducir, asĂ­ que la Ăşnica forma de coger el volante es vistiendo el Niqab para pasar desapercibida.


|16 Eso hace que no puedan ver la cara de satisfacción que se le queda a Intisar cuando deja atrás a los hombres que la retan en la carretera y que la creen inferior. El propio automóvil de Intisar, es un personaje más dentro de esta historia. Hasta el punto de ocupar una posición privilegiada en el titular del libro. El coche de Intisar se convierte en una herramienta de liberación para ella, quien siempre que puede lleva al taller a su viejo coche.


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Cumplida ya la treintena, en los primeros años sesenta del siglo pasado, el que es considerado uno de los mejores escritores vivos de Estados Unidos, trabajó como mecánico de coches. Fue justo después de dejar sus estudios universitarios y mientras escribía su primera novela, “El Guardián del Vergel”, publicada finalmente en 1965.


|18 El gran público conoce la obra de Cormarc MacCarthy por sus adaptaciones al cine. Es el caso de dos de sus novelas más celebradas: “No es país para viejos” o “La carretera”. Tanto en una como en otra, y como sucede en buena parte de su producción literaria, el automóvil, símbolo de la cultura estadounidense, está más que presente. No es de extrañar, además, si tenemos en cuenta que McCarthy, trabajó como mecánico de coches. Voraz lector adolescente de “Moby Dick”, este descendiente de una distinguida familia de abogados de Tennessee, pronto descubrió que la mejor literatura es la que emana de la vida misma. De manera que, tras su paso por las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, aprovechó la primera beca que le concedieron por sus aptitudes


|19 literarias para viajar por Europa, recalando una breve temporada en Ibiza. Mitad aventurero, mitad vagabundo, a su regreso a los Estados Unidos intentó proseguir con sus estudio universitarios, pero desistió. Al abandonar la Universidad y mientras escribía su primera novela, contrajo matrimonio y trabajó una temporada como mecánico de coches. Fue aquella experiencia, la de reparador de vehículos la que le permitió subsistir mientras avanzaba en la redacción de “El guardián del vergel”, que no sería publicada, por Ramdom House, hasta 1965. MacCarthy, nacido en 1933, tiene en su haber prestigiosos premios como el Pulitzer o el National Book Award. El influyente crítico literario Harold Bloom le sitúa, además, como uno de los cuatro mayores novelistas norteamericanos de su tiempo, junto a Thomas Pynchon,


|20 Don DeLillo y Philip Roth. Algunas de sus novelas han sido adaptadas, en general con éxito, al cine. Y a pesar de que de joven trabajó como guionista y locutor radiofónico, MacCarthy tiene fama de llevarse mal con los medios de comunicación y acostumbra a pasar largas temporadas en granjas semiabandonadas y moteles muy modestos. En definitiva, un escritor en el que vida y ficción se confunden con relativa facilidad y que además de las ya citadas obras nos ha dejado títulos de libros como "Meridiano de sangre"o "Hijo de Dios". Y guiones cinematográficos como el de "El consejero". ¿Te imaginabas que uno de los más importantes escritores vivos de Estados Unidos hubiera sido mecánico de coches?


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El maravilloso espectáculo del trabajo. Con sus miserias. Con sus grandezas. El de un mecánico de coches, por ejemplo. Pero también el de un albañil, el de una operaria en una cadena de montaje o el de un carnicero en una sala de despiece. Reflexionar sobre las dinámicas laborales de nuestros días. Era la propuesta de la exitosa novela firmada en 2011 por el escritor Isaac Rosa y una historia que ha transformando en película el realizador David Macián.


|22 La novela "La mano invisible", del escritor Isaac Rosa, se ha llevado a la gran pantalla por el cortometrajista David Macián, con la que debutó en el largometraje. En una nave industrial, once trabajadores de distintos sectores desempeñan diversas tareas: un albañil construye una pared que más tarde derriba; una chica coloca piezas en una cadena de montaje sin saber para qué sirven; un carnicero despieza animales en descomposición; un mozo de almacén mueve cajas de un sitio para


|23 otro; una teleoperadora realiza encuestas sobre la consideración del trabajo; un mecánico desmonta un coche que luego vuelve a montar… Este es el atractivo punto de partida de La mano invisible novela escrita por Isaac Rosa en 2011 que invita a los lectores a reflexionar sobre la realidad laboral actual.


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Entre otras muchas cosas, reales o ficticias. Porque Marco, el gran defensor y guardián de la memoria de los republicanos españoles que lucharon en la Segunda Guerra Mundial o penaron en los campos de concentración nazi, se lo inventó todo o casi todo. De su “impostura” ha hecho una novela el escritor Javier Cercas. Tras “Soldados de Salamina” o “Anatomía de un instante”, el escritor extremeño afincado en cataluña, se ha atrevido a ficcionar la peripecia vital de Enric Marco, un entrañable anciano de 93 años al


|25 que Benito Bermejo, concienzudo historiador, sacó los colores por documentar una a una el rosario de mentiras que habían construido su imagen de héroe romántico republicano. La polémica es conocida. En 2005, coincidiendo con el homenaje que el Congreso de los Diputados rindió a las víctimas españolas en la Segunda Guerra Mundial y a los que padecieron y perecieron en el Holocausto, el historiador Bermejo, desmontó, ante la comunidad internacional, la vida inventada de Enric Marco. Aquel relato que éste había ido construyendo durante años, incluidas sus historias épicas en un campo de exterminio nazi, y que le habían llegado a aupar a la presidentica de la Asociación Amical de Mauthausen, se diluyeron como un azucarillo.


|26 Controvertida donde las haya, la figura de Enric Marco, curtida en mil conferencias y entrevistas, en mil testimonios apócrifos sobre el horror nazi, ha sido transformada en literatura por Javier Cercas. En palabras del propio escritor, recogidas por la Tribuna de Albacete: “Parto de un caso muy conocido, el de Enric Marco, un escándalo muy notorio que estalló en el año 2005: un hombre que llegó a presidir la Asociación Amical de Mauthausen, que reúne a familiares de las víctimas españolas del holocausto, y ofreció decenas de conferencias y entrevistas donde narraba su supuesto paso por un campo de exterminio nazi en Baviera, yo le llamaría una rock star de eso que vino en llamarse la recuperación de la memoria histórica. Marco recibió numerosas condecoraciones y fue el primer español en hablar durante el único homenaje que el Congreso tributó en enero de 2005


|27 a las víctimas de la deportación y del holocausto, en general. Poco antes de intervenir en la gran conmemoración que tiene lugar regularmente en Mauthausen, delante de toda la comunidad internacional y dignatarios mundiales, entre ellos el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, un historiador español, Benito Bermejo, el gran héroe de este libro, demostró que todo lo narrado por Enric Marco era falso. Lo que hace esta obra es contar, a modo de thriller, qué hay de mentira y qué de verdad en la historia de este hombre. Ese sería el asunto visible de la novela, aunque el importante es el tema invisible”.


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Javier Cercas


|29 Pero “El impostor” no es sólo la historia de Enric Marco: reflexiona sobre las mentiras colectivas y la necesidad de sentirnos admirados que late en todos nosotros. El caso de Marco es “excepcional”, señala Cercas: “es el Maradona o el Picasso de los impostores, porque hace falta serlo para engañar durante tanto tiempo a tanta gente, pero lo que más me interesa es qué tiene este hombre que nos pertenece a todos. En este sentido el libro habla de cosas esenciales de todos los seres humanos, porque este hombre es una hipérbole, una metáfora monstruosa de lo que somos los seres humanos, lo mismo que Macbeth es una hipérbole de la ambición o Romeo y Julieta del amor, Enric Marco es una hipérbola monstruosa de la impostura. Todos tenemos algo de impostores y es


|30 necesario saberlo para no terminar de esta forma, el tema profundo del libro habla de la angustiosa necesidad de ser aceptados, queridos y admirados, de nuestra necesidad de ficción, de inventar nuestra vida diciendo mentirijillas aquí y allá, porque todos somos novelistas de nosotros mismos. Todo ello enmarcado en la historia reciente de este país” “Una de las paradojas extraordinarias de la vida de este hombre es que su verdadera existencia es más interesante que esa ficticia de héroe romántico que había participado en todas las batallas del siglo. Su vida representa la verdadera historia de nuestro país, es como Don Quijote, que llegado a los 50 años decide llegado el momento de vivir todas las ficciones que había leído en los libros de caballerías. El caso


|31 de Marco es igual, un hombre que hasta la mitad de su vida vive encerrado en un taller de reparación de automóviles en Barcelona, un verdadero cutrichil, que vivió una infancia espantosa, con su madre encerrada en un manicomio, y que además perdió una guerra; justo cuando nuestro país está cambiando una dictadura por una democracia decide emprender la vida que siempre soñó, inventándose un pasado de héroe en la Guerra Civil, de víctima del holocausto y miembro de la resistencia antifranquista. Con todo ello construye una vida nueva: cambia de ciudad, cambia de trabajo, se une a una mujer 25 años más joven que él y llega a ser secretario general de la Federación Catalana del sindicato anarquista de la CNT”.


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El poeta cántabro Marcos Díez aúna dos universos tan aparentemente distantes como los de la poesía y el taller de reparación de coches en “Combustión”. Esa “Combustión”, reconoce Díez, “es un guiño a una infancia entre talleres y coches viejos acompañando a mi padre, de profesión mecánico”.


|33 El libro, integrado por medio centenar de poemas y dividido en dos partes (“Con el sol dentro” y “Mapa de la ruta”), aborda temas como la identidad, el amor y sus conflictos o la soledad. Según el autor, se trata de “una obra vitalista y pesimista a un mismo tiempo. La combustión en este caso da lugar a una luz áspera, metáfora de una vida que arde y que en ese arder no solo ilumina sino que también quema, mancha y deja residuo”.


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|35 “Combustión” es un poemario que fue galardonado con el Premio Internacional de Poesía “Hermanos Argensola” que convoca el Ayuntamiento de Barbastro. El libro, editado por Visor, igual que otras obras anteriores del autor, contiene muchas referencias al universo de los coches y las carreteras. No en vano, Marcos Díez, señala siempre que tiene ocasión la importancia de sus recuerdos infantiles en el taller de reparación de vehículos en que trabajaba su padre.


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Cuentan los biógrafos de Gabriel García Marquez, escritor universal, Nobel de Literatura y padre del realismo mágico, que “Cien años de soledad” se le apareció mientras conducía el Opel familiar camino de sus vacaciones en Acapulco un caluroso día de 1965. Meses después, con la obra terminada, aquel vehículo, el dinero obtenido con su venta, sirvió para financiar su publicación.


|37 "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. ¿Qué amante de la literatura no se emociona con el arranque de “Cien años de soledad”, la novela más universal de Gabo? Lo que no todos saben es que esa frase inicial le asaltó al Nobel mientras conducía su coche camino de Acapulco. Y allí mismo, en ese preciso instante, las suspendió. Frenó en seco, dio la vuelta de regreso a casa y convenció a su mujer, Mercedes, de que tenía que escribir en seguida esa frase y darle continuidad antes de que la llama de la inspiración sobrevenida se apagara.


|38 Empleó 18 meses en su redacción. Tuvo que pedir dinero prestado a sus amigos. Empeñar primero y vender después su vehículo a un taller de coches. Y así consiguió terminar “Cien años de soledad”.


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De pequeño su padre le leía libros sobre las hazañas de Edmund Hillary en el Everest o de Ernest Schakleton en la Antártida. Y le dio por hacerse aventurero. Claro que antes trabajó en una peluquería y como mecánico en un taller de coches. Después vinieron el Himalaya, el Everest, o la sima más profunda del mundo, la Kúbera-Voronya, en Rusia.


|40 Y en medio su gusto por la comunicación, por la divulgación de los deportes de aventura a través del programa “Desafío Extremo”, incluida su participación en el Dakar. A sus casi cincuenta años, el leonés Jesús Calleja habla sobre su experiencia vital en el libro ‘Si no te gusta tu vida, cámbiala’ en el que narra sus peripecias a lo largo y ancho del mundo. Exactamente igual que hicieron otros grandes aventureros a los que él leyó de pequeño junto a su padre. No en vano, su amor por la montaña comenzó a los trece años cuando viajaba en el tren de Matallana hasta las montañas de su querida provincia leonesa. En seguida acometería la subida al Naranco de Bulnes... después vendría, sin solución de continuidad, el Himalaya.


|41 JesĂşs Calleja, aventurero


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Nos los cuenta en “Si no te gusta tu vida, cámbiala”. También que de haber perseverado en el oficio de peluquero o de mecánico de coches, que en ambos trabajó, habría sido de los mejores porque no puede parar de esforzarse y formarse continuamente para mejorar en aquello que hace. Pero cuenta muchas más cosas. Y para que no os pase lo que le ocurrió a Calleja en el Dakar de 2011, donde la mecánica de su vehículo no aguantó las extremas condiciones del recorrido, no os olvidéis de llevar el coche siempre a punto. Hay un EuroTaller cerca de ti. De toda confianza.


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De no ser por Gertrude Stein y un taller de reparación de coches parisino la genial “generación perdida” de escritores norteamericanos no se llamaría así. “Todos sois una generación perdida”, le dijo una vez la novelista y poetisa Gertrude Stein a Ernest Hemingway (el excéntrico escritor estadounidense que inmortalizó los Sanfermines de Pamplona). Y como recogen los libros de Historia de la Literatura, y cualquier amante de la


|44 buena narrativa puede comprobar, esa fue, precisamente, la frase que éste puso al frente de su primera gran novela, “París era fiesta”. Lo curioso del caso es que el origen de la expresión tuvo lugar en un espacio tan aparentemente poco literario como un taller de reparación de vehículos.


|45 Stein, que apoyó a los jóvenes escritores norteamericanos -como Hemingway, Dos Passos, Scott Fitzgerald, Hart Crane, Ezra Pound, Djuna Barnes, Sherood Anderson, Waldo Peirce, E. E. Cummings y Archibald MacLeish- expatriados en el París de la década de 1920, tomó la expresión del dueño de un taller parisino que, al ver la torpe reparación que del automóvil de la escritora había hecho uno de sus mecánicos, reprendió a éste diciéndole que todos eran una “génération perdue”. Y Gertrude Stein añadió dirigiéndose a Hemingway al relatarle la anécdota: “Eso es lo que sois. Eso es lo que sois todos vosotros... todos vosotros los jóvenes que servísteis en la guerra. Sois una generación perdida... No respetáis nada. Os estáis matando con el alcohol”. El término, “generación perdida”, hizo fortuna.


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"El chico perfecto no sabe bailar el twist" es el título de la primera novela de Bea Magaña. La joven autora, conocida en el ámbito literario por su blog “Dragones y Unicornios”, se estrena en el catálogo de Amazon con una historia sobre dos jóvenes que recuperan su amistad enfrentándose a la idea del amor desde miradas bien distintas. Caterina trabaja en el taller de coches de su tío y rompe con todos los estereotipos existentes sobre el oficio de reparar vehículos.


|47 Una prosa cuidada, elegante, con estilo, de esas que tejen sobre ti una tela de araña de la que no eres capaz de soltarte. De los dragones, pasó al genero Z y de ahí a "El chico perfecto no sabe bailar el twist", una novela de amistad, de amores y desamores, con la que derrochar lágrimas y sonrisas al ritmo de una velada entretenida sobre el regazo de un sueño”, explica en su reseña del libro la bloguera especializada en crítica literaria Marilyn (“Los libros de la Bruja”). “Segovia, año 96. Tres años después de haber terminado el instituto, Carla y Caterina se niegan a dejar morir su amistad, a pesar de que parece que ya no tienen nada en común”.


|48 “Carla se ha convertido en toda una mujer, estudia Derecho en el colegio universitario, sale con un chico maravilloso y se siente feliz por haber recuperado a su mejor amiga. Caterina trabaja en el taller mecánico de su tío, sale los fines de semana con un grupo de chicos entre los que se cuenta como uno más y afirma no necesitar un novio para sentirse feliz”.


|49 “Pero no todo es lo que parece. Detrás del amor profundo y sincero de Carla se oculta un sentimiento egoísta, la vanidad de una mujer insegura, una necesidad obsesiva de ser admirada y envidiada y la codicia de quien ha conseguido el tesoro que todo el mundo anhela y muy pocos encuentran. Mientras que detrás de esa máscara de chica dura, debajo de las ropas de camionero y de las manchas de aceite de motores, se esconde una Caterina hermosa y romántica que valora los sentimientos por encima de todo y que sueña con encontrar un gran amor, tal como hacía cuando era una adolescente”.


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Hay historias que de puro realistas parecen ficción. Durante años fueron las que poblaron de crímenes y chalados las páginas del semanario “El Caso”. Y lo es la del propio diario de sucesos, fundado en 1952 a iniciativa del periodista, ya nonagenario, Eugenio Suárez. Porque la idea surgió de la investigación periodística que Suárez realizó para otra emblemática cabecera de aquellos años, el diario Madrid, sobre el asesinato de la esposa del dueño de un taller de reparación de vehículos a manos de un antiguo operario, pintor de


|51 coches, apodado “Monchito”. El joven criminal necesitaba dinero para casarse…. Aunque lo primero que hizo con el botín obtenido fue comprarse un acordeón. Un estudio realizado en la Universidad Complutense hace una década ponía de manifiesto que la gran mayoría de las noticias que publicaban los medios de comunicación con mecánicos de coches y talleres como protagonistas estaban en la sección de sucesos. Por fortuna, la dimensión económica y social del negocio de la reparación de vehículos, sus implicaciones en materia de movilidad y seguridad vial, han ido ganando terreno a lo largo de los años.


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|53 Pero no deja de ser llamativo que el nacimiento de periódico de sucesos por excelencia, “El Caso”, referente ineludible de la prensa de los años 50, 60 y 70, tuviera su origen en el crimen cometido sobre la esposa del dueño de un taller de coches. Y a manos de un antiguo operario de necesitado de dinero, un joven apodado “Monchito” que finalmente sería condenado a muerte.


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Estamos en medio de la guerra de Yom Kipur. En 1973. Y el matrimonio de Adam, un judío dueño de un próspero taller de reparación de vehículos, se desmorona. Ha desaparecido el amante de su mujer y esa circunstancia amenaza su tan inexplicable como satisfactoria relación con ella. De manera que encarga a Naím, un mecánico árabe empleado en su taller, en que salga a buscar con la grúa el coche de ese amante perdido. Es el punto de partida de la novela del israelía A. B. Yeroshua, ‘El Amante’.


|55 El taller de reparación de vehículos, sus gentes, las emociones que se generan en torno a sus relaciones, a sus necesidades afectivas, son los auténticos protagonistas de “El amante”, la novela de A. B. Yeroshua.


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El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, fue “uno de los grandes escritores modernos”, según palabras de otro gran escritor, Mario Vargas Llosa. Su intensa vida estuvo consagrada desde niño a la pasión por la lectura y las letras. Pero allá en su juventud Onetti se enfrentó a la pobreza con multitud de trabajos “alimenticios”. Entre ellos, su trabajo en un taller mecánico. ¿Y qué lleva a un existencialista, a un escultor de la palabra, a un taller mecánico? El amor, claro. Como no podía ser de otra forma. Todo empieza con una visita de dos primas suyas, llegadas de Buenos Aires.


|57 Juan Carlos Onetti


|58 Onetti se enamora de la mayor de ellas, María Amalia, y se apresura a casarse. Al poco tiempo, la pareja regresa a Buenos Aires prácticamente con lo puesto y para poder hacerse cargo de la economía familiar el joven Onetti trabaja en cualquier oficio que puede: vendedor, operario en una fábrica, portero, pintor de paredes, mozo de café, en un taller mecánico... Poco duró la aventura, y también el matrimonio, eso sí. Pero para todos sus biógrafos, aquella primera (y díficil) etapa en Buenos Aires sería decisiva en su proceso de maduración como escritor. Para los lectores empedernidos quedan sus escritos y para nosotros una muestra más de las sorpresas que se pueden encontrar en un taller mecánico.


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Con un Saab 900 de doce años como elemento central Haruki Murakami confiere en esta historia un papel estelar a un mecánico de coches. El autor de las exitosas “Tokio Blues” o “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” o del ensayo sobre el running "De qué hablo cuando hablo de correr", lleva años apareciendo en las quinielas de los últimos premios Nobel.


|60 Haruki Murakami


|61 En esta deliciosa historia mezcla el mundo del teatro y el cine, de la música, con el del amor por un vehículo, duro y fiel, pero entrado en años. En “Drive my car”, Murakami cuenta la historia de Kafuku, un actor cincuentón que busca un chófer para su coche, un Saab 900 amarillo con nada menos que doce años y 100 mil kilómetros. Kafuku es consciente de que cualquiera en su situación se plantearía cambiar de vehículo, pero no piensa hacerlo porque disfruta abriendo el techo solar de su viejo auto en cualquiera de las estaciones del año. Ocurre, además, que Kafuku tiene la imperiosa necesidad de “ensayar” sus diálogos, sus puestas en escena, dentro de ese coche en los trayectos antes de subirse al escenario. Y es ahí donde entra


|62 Oba, su mecánico de confianza, el reparador al que acude a llevar el coche cuando hace falta. Y éste, a pesar de las dudas del actor acerca de las habilidades automovilísticas de las mujeres, le recomienta a Misaki, una veinteañera, que según las primeras críticas del libro, recuerda mucho a la Sumire de su novela “Sputnik, mi amor”. “Con el título de “Drive my car”, como una canción de los Beatles, la revista mensual de su editorial Bungeishunju, publicó un cuento corto que en realidad podría ser casi un librito, ya que se extiende a lo largo de 86 páginas con «kanjis» (caracteres) bastante pequeños”, explica ABC. Como seguro que ya adivinas, querido lector, Oba y Misaki, mecánico y conductora, están llamados a tener un papel


|63 protagonista en la vida de Kafuki. Esperialmente Misaki: “Es algo rara: muy callada, poco amistosa y fría, además de una fumadora empedernida. Nadie diría que es mona”, la describe Murakami, quien encima la afea con un abrigo de caballero de tela, unos pantalones marrones de algodón y unas zapatillas negras. Pero, tal y como había prometido el mecánico Oba, Misaki conduce con suavidad y destreza y no le importa que el viejo Saab amarillo sea manual y carezca de navegador a bordo, por lo que se convierte en la chófer de Kafuku.


|64 JosĂŠ Saramago


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Quizás no lo sepas pero el portugués José Saramago fue mecánico de coches y de hecho escribió un delicioso relato sobre esa experiencia titulado “La Junta del Motor” La literatura contemporánea está en deuda con los talleres de reparación de vehículos. Gracias a uno, o mejor, gracias a la experiencia iniciática de José Saramago en uno de ellos, el escritor luso, Nobel de literatura, llegó a interesarse por las letras. Lo cuenta en


|66 un divertido texto publicado por la Fundación Barreiros con motivo de la exposición Garaje: imágenes del automóvil en la pintura española del siglo XX. Saramago nunca se sacó el permiso de conducir. Según dice en La junta de motor, tras su experiencia trasteando en el alma de los coches como operario en un taller de reparación: “Hace más de sesenta años que debería saber conducir un automóvil. Conocía bien, en aquellos remotos tiempos, el funcionamiento de tan generosas máquinas de trabajo y de paseo, desmontaba y montaba motores, limpiaba carburadores, afinaba válvulas, investigaba diferenciales y cajas de cambio, instalaba pastillas de frenos, remendaba cámaras de aire pinchadas, en fin, bajo la


|67 precaria protección de un mono azul que me defendía lo mejor que podía de las manchas de aceite, efectué con razonable eficiencia casi todas las operaciones por las que tiene que pasar un automóvil o un camión a partir del momento en que entra en un taller para recuperar la salud, tanto la mecánica como la eléctrica… Si en mis verdes años no hubiese trabajado como mecánico en un taller de automóviles, hoy, probablemente, sabría conducir un coche, sería un orgulloso transportador en lugar de un humilde transportado”.


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Se llamaba Max von Gerlach y en los años 20 y 30 fue dueño de un exitoso taller de reparación y venta de vehículos en Nueva York. Aunque Francis Scott Fizgerald, autor del “Gran Gatsby” nunca lo reconoció, parece que von Gerlach fue el hombre que inspiró al personaje Gatsby. Esta es otra de nuestras recomendaciones: la última versión cinematográfica de “El Gran Gatsby”.


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|70 Y no solo porque por las páginas de la novela y los fotogramas de la película hagan su aparición mecánicos y talleres de coches, esos trabajadores y espacios que tan bien dan el contrapunto a las fiestas de ricachones en lujosos palacetes que celebra Gatsby. También porque la protagoniza uno de los actores más cotizados hoy día en Hollywood, Leonardo di Caprio. Y porque indagando un poquito hemos descubierto que detrás del personaje concebido por Scott Fitzgerald para la novela, hubo un mecánico de coches de verdad, un hombre símbolo del frenesí y vitalidad del Nueva York de los años 20: Max von Gerlach. ¿Quieres saber más de él? Seguro que después no puedes dejar de ir a ver la peli o leer la novela.


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Mรกs historias en www.eurotaller.com y en Facebook y Twitter


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