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¿Qué es lo más importante que las Asambleas de Dios debe recordar? El Presidente fundador, E. N. Bell, en un artículo de Diciembre de 1914, titulado “Los Propósitos del Concilio General”, declaró que “nuestro principal objetivo y la más importante oración” es poner nuestro enfoque en la vida espiritual. Él añadió “Mantengamos como una meta, una profunda espiritualidad en nuestra alma, y el poder y la unción de Dios en nuestro ministerio”.1 Los hombres y mujeres que estuvieron presentes en el inicio de las Asambleas de Dios, más que cualquier otra cosa, anhelaban estar plenamente consagrados a Cristo y a su misión. Entre estos pioneros había gente joven, predicadores con experiencia, visionarios, y gente común pero trabajadora, amas de casa y obreros. Ellos estaban unidos por una experiencia común del Espíritu, la que los acercó a Dios y los impulsó a ser testigos ante el mundo. Estaban en una misión para compartir el amor de Jesús en palabra y en hechos. Predicaron el evangelio, oraron por los enfermos, presenciaron milagros, publicaron profundas revelaciones de la vida espiritual, y establecieron iglesias, escuelas, orfanatos, y misiones de rescate.
Alrededor de 300 delegados se reunieron para la reunión de organización de las Asambleas de Dios en Hot Springs, Ark., en abril de 1914.
Fotos provistas por Flower Pentecostal Heritage Center
Su historia es nuestra historia.
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El avivamiento pentecostal en sus inicios Las Asambleas de Dios es una de varias denominaciones nacidas durante el avivamiento pentecostal de comienzos del siglo veinte. Los pentecostales de la época temprana adoptaron una visión del mundo que, en el fondo, daba énfasis a un encuentro transformador con Dios. Los pentecostales procedían de un trasfondo en que a veces hubo diferencia de creencias dentro del campo evangélico. A pesar de esas diferencias de ideas, los pentecostales formaron un movimiento que se podía identificar a causa de su común adhesión a la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo. Estos ardientes buscadores veían en las Escrituras que el bautismo proveía poder para vivir por encima de lo que es la existencia humana normal, que llevaba a los creyentes a una comunión más íntima con Dios, y que les daba poder para testificar. En momentos en que eran muchos los que buscaban el bautismo, había inseguridad respecto a la manera de determinar si alguien lo había recibido. Charles F. Parham, un evangelista de Kansas Holiness [Santidad de Kansas], logró identificar una señal escritural: la “evidencia bíblica” (que posteriormente se denominó “señal inicial”) del bautismo en el Espíritu que era el hablar en lenguas. Los estudiantes de la escuela bíblica de quienes Parham era maestro, en Topeka, Kansas, hablaron en lenguas durante una reunión el 1 de Enero de 1901. A través de su movimiento de Fe Apostólica, ubicado en los
estados centrales del sur, Parham tuvo algún éxito al promover esta restauración del don de lenguas. El avivamiento de 1906, en la Misión de la Fe Apostólica, en la Calle Azusa, en Los Ángeles, dio un fuerte impulso a esta restauración en una congregación mucho más grande. William Seymour, un afro-americano y
El bautismo proveía poder para vivir por encima de lo que es la existencia humana normal, que llevaba a los creyentes a una comunión más íntima con Dios, y que les daba poder para testificar.
anterior estudiante de Parham, era quien dirigía la misión de la Calle Azusa. El avivamiento duró tres años, según hay constancia, con reuniones día y noche. Este avivamiento reunió a hombres y mujeres de diverso trasfondo religioso, étnico, y nacional. Frank Bartleman, uno de los participantes, hizo famosa su exclamación de que en la Calle Azusa “la ‘línea de color’ fue lavada en la sangre”. Periódicos, de todo el mundo y en diversos idiomas, difundieron las noticias de este avivamiento. Ministros y laicos hicieron peregrinajes hasta la Calle Azusa para experimentar el notable avivamiento y para buscar el bautismo en el Espíritu Santo. A los participantes se les denominó pentecostales, nombre derivado de la fiesta judía de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo fue dado por primera vez a la iglesia y los creyentes hablaron por primera vez en lenguas (Hechos 2).
De izquierda a derecha: La Misión de la Calle Azusa; William J. Seymour; Charles Parham; E. N. Bell
Las sesiones de negocios del primer Concilio General se celebraron en el Salón de la Ópera de Hot Springs.
Los avivamientos de Topeka y de la Calle Azusa, aunque fueron los puntos focales del surgimiento del avivamiento pentecostal, no fueron los primeros ni los únicos avivamientos de esa clase. Los más tempranos avivamientos pentecostales de que se tiene noticia, ocurrieron en el mundo a fines del siglo diecinueve y a comienzos del siglo veinte, y han ocurrido a través de toda la historia de la iglesia. Henry H. Ness, uno de los primeros educadores de las Asambleas de Dios, declaró: “Durante los diecinueve siglos desde Cristo, dondequiera ha habido un énfasis en la vida espiritual y hemos visto avivamientos, el Señor ha bautizado con el Espíritu Santo, tal como lo hizo el día de Pentecostés”.2 Cómo fue el inicio de las Asambleas de Dios Los patriarcas fundadores de las Asambleas de Dios se reunieron en Hot Springs, Arkansas, desde el 2 al 12 de abril de 1914, con el fin de promover la unidad y la estabilidad doctrinal, para establecer una base legal, coordinar la acción misionera y establecer una escuela de preparación ministerial. A la reunión de negocios se le dio el nombre de “Concilio General”, y el nuevo cuerpo fue denominado Concilio General de las Asambleas de Dios. Fue una ocasión grandiosa. Walter Higgins, hablando posteriormente de ella, dijo: “Un nube de gloria descansaba sobre las sesiones de día en día. Dios consideró apropiado bendecir esta reunión con una visitación de su Santo Espíritu. Las alabanzas surgieron de los reunidos en el
servicio, era algo semejante a un poderoso mar”. Los participantes en el primer Concilio General representaban una variedad de iglesias independientes y uniones de iglesias, incluyendo la Asociación de Asambleas Cristianas de Indiana, y un grupo identificado como la “Iglesia de Dios en Cristo y en Unidad con el Movimiento de Fe Apostólica” de Alabama, Arkansas, Mississippi, y Texas. Este último grupo se originó con Parham, y a pesar de su nombre, al parecer estaba estructuralmente separado de la denominación afroamericana del obispo Charles H. Mason, la Iglesia de Dios en Cristo. El obispo Mason fue uno de los oradores en el primer Concilio General, y bendijo la formación de las Asambleas de Dios. Trajo con él al coro negro de melodías Gospel de la Iglesia de Dios en Cristo, de Lexington, Miss., que cantó en el primer Concilio General. En vista de “las leyes Jim Crow” de aquellos días, fue significativo que Mason y los fundadores de las Asambleas de Dios estuvieran dispuestos a cruzar la barrera del color. Los aproximadamente 300 participantes de la reunión en Hot Springs, se incorporaron al Concilio General con una política híbrida congregacional y presbiteriana. Los dos primeros oficiales elegidos fueron Eudorus N. Bell como presidente (título que posteriormente fue cambiado por el de superintendente general) y J. Roswell Flower como secretario. En tanto que la mayoría de las demás denominaciones se definían en forma regional, las Asambleas de Dios manifestó tener una constitución de alcance nacional.
La “Declaración de Verdades Fundamentales” (izquierda) se adoptó en 1916 en el cuarto Concilio General.
“Un nube de gloria descansaba sobre las sesiones de día en día. Dios consideró apropiado bendecir esta reunión con una visitación de su Santo Espíritu”. — Walter Higgins
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Desde la izquierda: La Casa de Publicaciones Evangélicas se trasladó a Sprinfield, Missouri en 1918; la Facultad y los estudiantes en el CBI; la recientemente consolidada Evangel University.
Doctrina Las Asambleas se identificó con el movimiento de Santidad, que daba énfasis a la necesidad de una vida espiritual más profunda. El primer Concilio General no adoptó una declaración teológica formal, con la intención de permitir alguna diversidad teológica dentro de los límites del punto de vista de Santidad. El preámbulo a la primera constitución de las Asambleas de Dios tenía como blanco la unidad a pesar de las diferencias: “procurando por todos los medios de mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe”.3 Los líderes de las Asambleas de Dios pronto entendieron la necesidad de desarrollar límites teológicos. Casi de inmediato tuvieron que enfrentar una nueva enseñanza que negaba la doctrina de la trinidad. Esta nueva enseñanza (llamada la “Nueva Idea” o la Teología de la Unidad”) se extendió a través del movimiento pentecostal, y un buen número de ministros de las Asambleas de Dios se adhirieron a ella. En 1916 el Concilio General aprobó una Declaración de Verdades Fundamentales, la que
Las AD adoptaron dos periódicos en forma oficial: la publicación mensual Word and Witness y la publicación semanal Christian Evangel. Los periódicos se fusionaron en 1916; el periódico resultante recibió un nuevo nombre en 1919: el Pentecostal Evangel.
afirmaba el testimonio trinitario y evangélico de la Fraternidad. Esto dio como resultado la separación de los partidarios de la Unidad, como también de quienes se oponían a lo que se percibía como un “credo”. El desarrollo de la organización Inicialmente, la principal función de las oficinas de las Asambleas de Dios consistió en publicar literatura por medio de la Gospel Publishing House. Como las responsabilidades de sus esfuerzos dentro del país y asimismo en el extranjero aumentaron y se tornaron más complejas, las Asambleas de Dios estableció el Departamento
de Misiones en 1919 y el Departamento de Misiones Nacionales y el Departamento de Educación en 1937. Luego surgieron otros departamentos (por ejemplo, Jóvenes, Escuela Dominical, Misioneritas, Exploradores del Rey). Ubicadas primeramente en Findlay, Ohio, las oficinas de la sede de las Asambleas de Dios se trasladaron a St. Luis en 1915, y finalmente a Springfield, Missouri, en 1918. Las Asambleas de Dios adoptaron dos periódicos en forma oficial: la publicación mensual Word and Witness y la publicación semanal Christian Evangel. Los periódicos se fusionaron en 1916; el periódico resultante recibió un nuevo nombre en 1919: el Pentecostal Evangel. Educación Desde su comienzo, la fraternidad de las Asambleas de Dios promovió el desarrollo de instituciones educacionales, favoreciendo tanto la preparación bíblica de ministros como de sus constituyentes en las artes liberales. Inicialmente, las Asambleas de Dios apoyaron varios institutos bíblicos regionales y escuelas
literarias. Algunas de ellas sobrevivieron hasta convertirse en instituciones estables; otras se fusionaron o cerraron. La primera escuela nacional de éxito fue el Instituto Bíblico Central (posteriormente el Colegio Bíblico Central) en Springfield, Missouri, en 1922. En 1955, Evangel College en Springfield fue la primera escuela pentecostal nacional de artes y ciencias. La Escuela de Graduados de las Asambleas de Dios, que se convirtió en Assemblies of God Theological Seminary [Seminario Teológico de las Asambleas de Dios], también comenzó sus actividades en Springfield en 1973. En 2013, estas tres escuelas se consolidaron bajo el nombre de Evangel University. En la actualidad hay 17 instituciones de educación superior con acreditación. Entre ellas, Global University, que provee educación ministerial acreditada a distancia. También hay centenares de pequeños institutos bíblicos, respaldados por iglesias y distritos. Misiones Las Asambleas de Dios se han caracterizado por dar especial importancia a las misiones mundiales. El segundo Concilio General, celebrado en Chicago en noviembre de 1914, resolvió llevar a cabo “la mayor evangelización que el mundo jamás ha visto”. Para 1915 las Asambleas de Dios estaban apoyando aproximadamente a 30 misioneros. Ellos operaban en forma independiente, y en el principio trabajaron en los lugares tradicionales de misiones cristianas: África, India, China, Japón, y Medio Oriente; otros
sirvieron más tarde en Europa, América Latina, y Oceanía. En 1921 la fraternidad de las Asambleas de Dios se comprometió a una estrategia de misión para establecer, en los campos misioneros, iglesias que se auto gobernaran, auto sostuvieran y auto propagaran. Alice E. Luce, una misionera anglicana en la India, bautizada
“El optimismo esencial del cristianismo es que el Espíritu Santo es una fuerza capaz de irrumpir en el paganismo más duro, desbaratando el dogmatismo más rígido, electrificando la organización más sofocante, e introduciendo la gloria de Pentecostés”. — J. Philip Hogan
con el Espíritu Santo y que se unió a las Asambleas de Dios en 1915, influyó en las Asambleas de Dios para que adoptaran este principio de iglesia autóctona mucho tiempo antes que fuera adoptado por la mayoría de los principales grupos protestantes. Líderes de misiones, tales como Rafael D. Williams, J. Philip Hogan, y Melvin L. Hodges ayudaron a establecer la estrategia autóctona, lo que dio como resultado que se establecieran centenares de instituciones de preparación ministerial en todo el mundo. Las misiones de las Asambleas de Dios incluyeron ministerios de compasión, sin afectar la
Desde arriba: Alice Luce; C. M. Ward y el coro Revivaltime; el vehículo 1000 adquirido por Speed the Light.
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Isaac Neeley (de pie, el segundo de la izquierda) y Martha Neeley (sentada abajo a la izquierda)
De izquierda a derecha, comenzando de arriba: Marie Burgess Brown, pastor del Glad Tidings Tabernacle de Nueva York; el Director Ejecutivo de Misiones en los Estados Unidos, Zollie Smith; el Superintendente Thomas F. Zimmerman estableció puentes entre los evangélicos y los pentecostales.
proclamación del evangelio. Estos ministerios incluyeron el orfanato de Lillian Trasher en Asiut, Egipto; el hospital de la Misión de Misericordia y Centro de Investigación en Calcutta, India; HealthCare Ministries [ministerios de Cuidado de la Salud]; y el afiliado Convoy of Hope. En 2012, las iglesias nacionales afiliadas a la Fraternidad Mundial de las Asambleas de Dios contaban con más de 66 millones de adherentes. Las Asambleas de Dios han llegado a ser la segunda agrupación de iglesias protestantes más grande del mundo, después de la Comunión Anglicana. Este increíble crecimiento, de acuerdo a J. Philip Hogan, no fue precisamente el resultado de una estrategia, sino de la confianza en el Espíritu Santo: “El optimismo esencial del cristianismo es que el Espíritu Santo es una fuerza capaz de irrumpir en el paganismo más duro, desbaratando el dogmatismo más rígido, electrificando la organización más sofocante, e introduciendo la gloria de Pentecostés”. Ministerios nacionales Las Asambleas de Dios se formó, en gran parte, para ayudar a ministrar en la iglesia local. Los ministerios nacionales para niños y para jóvenes tuvieron su inicio en 1920, comenzando con una escuela dominical con clases por categoría y una organización para jóvenes y jóvenes adultos, los Embajadores de Cristo. Los ministerios comenzaron a mediados del siglo veinte, incluyendo a Speed the Light (1944), BGMC [Cruzada Misionera de Niños y Niñas] (1949), Chi Alpha (1953), las Misioneritas (1956, ahora
Desde arriba: Las Asambleas fueron un miembro fundador de PFNA y NAE.
Ministerio Nacional de Jovencitas), los Embajadores del Rey (1962), el Concurso Bíblico para adolescentes (1962, ahora Concurso Bíblico), y Talento Juvenil (1963, ahora Fine Arts [Bellas Artes]). La transmisión radial de Revivaltime, un programa semanal de 30 minutos en la cadena radial ABC, que comenzó en 1950 y con el ministerio característico de Wesley Steelberg. Con posterioridad, los oradores de Revivaltime, C.M. Ward (1953-78) y Dan Betzer (1979–95), llegaron a ser dos de las personalidades más conocidas en las Asambleas de Dios. Éstos y otros ministerios nacionales ayudaron a evangelizar y a discipular a los creyentes, y también dieron a las Asambleas de Dios el sentido de identidad nacional. Diversidad étnica Si bien es cierto que los 300 ministros participantes en la fundación del Concilio General en Hot Springs eran, aunque no todos, mayormente blancos, pronto las Asambleas de Dios se expandió y alcanzó a otras etnias. El Concilio de las Asambleas de Dios ordenó su primer ministro afroamericano en 1915 (Ellsworth S. Thomas), ordenó sus primeros ministros hispanos en 1916 (Juan Lugo y Salomón y Dianicia Feliciano), creó una conferencia para iglesias hispanas en los Estados Unidos en 1918 (conocida posteriormente como el Distrito Latinoamericano), y nombró sus primeros misioneros afroamericanos en 1920 (Isaac y Martha Neeley). La rama alemana (que más tarde fue distrito) se formó en
A mediados de siglo, el número de mujeres con credenciales disminuyó. En las décadas recientes esa tendencia se ha revertido, y el porcentaje ha aumentado de 14,9 por ciento en 1990 a 21,8 por ciento en 2012.
1922, y en los decenios de 1940 y de 1950 se formaron ocho ramas lingüísticas adicionales, la mayoría de ellas para inmigrantes europeos, que posterior-mente se disolvieron cuando sus integrantes se americanizaron. En los inicios de 1980 se organizaron distritos lingüísticos para nuevos inmigrantes (coreanos, brasileños, eslavos, y samoanos). Se han formado 21 fraternidades para otros grupos étnicos. A pesar del temprano carácter interracial de las Asambleas de Dios y de sus raíces en el avivamiento integrado de la Calle Azusa, las tensiones interraciales en la cultura más amplia han encontrado una muy limitada expresión dentro de la Fraternidad. En las recientes décadas se ha hecho un significativo esfuerzo para expresar arrepentimiento por el racismo y para convertirnos en una fraternidad racialmente inclusiva. El Concilio General de 1989 adoptó una resolución en la que se opone “al pecado de racismo en cualquiera de sus formas”, haciendo un llamado al
arrepentimiento a cualquiera que hubiera participado en racismo “ya fuera por pensamiento personal o por acción, o mediante estructuras eclesiásticas o sociales”. El Concilio General de 1995 resolvió estimular la “inclusión de hermanos y hermanas negros en cada aspecto de las Asambleas de Dios”. En 1997 el Concilio General votó para incluir a representantes de fraternidades étnicas en el Presbiterio General y en el presbiterio ejecutivo. En una elección que marcó un hito en nuestra historia, en 2007 se eligió a un presbítero ejecutivo afroamericano, Zollie Smith, para servir como director ejecutivo de misiones a los Estados Unidos. En los últimos años, el porcentaje de miembros no blancos de las Asambleas de Dios ha aumentado notablemente, de 31,4 por ciento en 2003 a 40,8 por ciento en 2012. Las Asambleas de Dios sigue creciendo firmemente en número, particularmente cuando se la compara con las otras grandes denominaciones, y eso se debe a su crecimiento entre las minorías étnicas.
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“Si hemos de tener un futuro que sea mejor, o aun comparable y digno de nuestro pasado, necesitaremos aprender una vez más algo de las lecciones del ayer”. — W.T. Gaston
Superintendente General, 1925-29
Desde arriba: Un anuncio de una cruzada,: W.T. Gaston: el PFNA se convirtió en el PCCNA en la reunión de Memphis, Tenn. en 1994.
Mujeres en el ministerio Siguiendo la tradición del movimiento de Santidad, las mujeres han cumplido roles importantes en el comienzo del pentecostalismo y en las Asambleas de Dios, como evangelistas, misioneras, y pastoras. Originalmente se les ofrecía ordenación como evangelistas y misioneras, pero el Concilio General inició la ordenación de mujeres para el pastorado en 1935. Sin embargo, muchas mujeres sirvieron como pastoras antes de 1935, sin credenciales de la denominación. Antes de 1950, más de mil mujeres evangelistas habían viajado por el país ministrando y fundando iglesias. Mujeres de gran influencia, entre ellas Zelma Argue, Marie Burgess Brown, Etta Calhoun, Alice Reynolds Flower, Hattie Hammond, Chonita Howard, Aimee Semple McPherson (en las Asambleas de Dios desde 1919 hasta 1922), Carrie Judd Montgomery, Louise Nankivell, Florence Steidel, Louise Jeter Walker, Alta Washburn, y Mildred Whitney. No obstante, a mediados de siglo el número de mujeres con credenciales disminuyó notablemente. En las décadas recientes esa tendencia se ha revertido, y el porcentaje de mujeres con credenciales ha aumentado de 14,9 por ciento en 1990 a 21,8 por ciento en 2012. El número de mujeres que cumplen la responsabilidad de pastora principal de una congregación aumentó de 400 en el año 2000 a 524 en 2011.
de gran alcance y en campañas similares. Han sobrepasado los límites de raza, denominación y divisiones sociales en sus esfuerzos prácticos de ministerio. Esto se hizo evidente en las reuniones tempranas en carpas de hace 100 años, en las campañas de salvación y sanidad de 1950, y durante la renovación carismática entre 1960 y 1980. Las Asambleas de Dios lideró en varias organizaciones nuevas, formadas en los años 1940, las que unieron a evangélicos y pentecostales. Las Asambleas de Dios fue miembro fundador de la Asociación Nacional de Evangélicos (NAE) en 1942. La NAE estableció una opinión nacional evangélica sobre asuntos como la libertad religiosa y también fomentó la cooperación en la evangelización del mundo. La calidad de miembro de la NAE hizo posible que las Asambleas de Dios fuese identificada como el movimiento evangélico más difundido. Thomas F. Zimmerman, que ocupó el cargo de Superintendente General de las Asambleas de Dios entre 1959 y 1985, trabajó para establecer relaciones entre evangélicos y pentecostales. Las Asambleas de Dios fue también un miembro fundador de la Conferencia Mundial Pentecostal (1947) y de la Fraternidad Pentecostal de Norteamérica (1948), y trabajó con el Comité de Lausana para el evangelismo, con la Alianza Evangélica Mundial y con el Consorcio Wesleyano de la Santidad.
Cooperación Los pentecostales desde un comienzo han cooperado a nivel local en las cruzadas evangelísticas
Nuevos movimientos de avivamiento En los cien años recién pasados han surgido nuevos movimientos
de avivamiento, que han traído estímulos y desafíos. El “Nuevo Orden de la Lluvia Tardía” surgió entre los pentecostales canadienses en 1948. Algunos de los proponentes de la Lluvia Tardía se manifestaron favorables a una forma extrema de congregacionalismo, la que en la práctica resultó en una falta de responsabilidad, llevó a algunos a auto proclamarse apóstoles y profetas, y afectó la reputación del movimiento. La mayoría de las denominaciones pentecostales, entre ellas las Asambleas de Dios, condenaron estos excesos. A fines de 1940, aparece un movimiento de salvación y de sanidad, que incluía a muchos evangelistas prominentes, como A. A. Allen, W. V. Grant, y Jack Coe, que tuvieron su inicio en las Asambleas de Dios pero que finalmente formaron ministerios independientes. Uno de los resultados preocupantes del movimiento fue el establecimiento de una gran red de poderosos evangelistas independientes que manifestaron muy poca responsabilidad. Los evangelistas de salvación y de sanidad atrajeron la atención de muchos no pentecostales, lo que resultó en un avivamiento pentecostal surgido en el decenio de 1950, donde los pentecostales menos lo esperaban, en las iglesias comunes y corrientes. Este avivamiento llegó a ser conocido como la renovación carismática. Los pentecostales y los carismáticos se miraban con recelo, participando juntos en numerosos grupos de oración, conferencias y eventos de predicación. En 1972, las Asambleas de Dios ofreció una respuesta mesurada a la renovación carismática:
“Los vientos del Espíritu están soplando libremente fuera de lo que normalmente se reconoce como cuerpo pentecostal… Las Asambleas de Dios no da su aprobación a aquello que manifiestamente no es escritural en doctrina o conducta. Pero no condenamos categóricamente todo lo que no se conforma completamente … a nuestras normas… Es importante hallar nuestro camino en una senda que sea escritural, evitando los extremos del ecumenismo que compromete los principios escriturales, y el exclusivismo que excluye a los verdaderos cristianos”. El futuro ¿Cuál es el futuro de las Asambleas de Dios? En 1953, W. T. Gaston, que había sido anterior Superintendente General (1925– 29) sugirió: “Si hemos de tener un futuro que sea mejor, o aun comparable y digno de nuestro pasado, necesitaremos aprender una vez más algo de las lecciones del ayer”.4 Una de las lecciones importantes que debemos redescubrir, escribió él, es la de promover una religión “pura y sin mancha”. Gaston hizo memoria de “la total indiferencia por la pobreza o la riqueza, o la posición en la vida” que él presenció en el movimiento pentecostal temprano: “Totalmente satisfechos sin los deslumbrantes oropeles, y contentos de ser objeto de su desdeñoso aborrecimiento, esos toscos pioneros tenían algo que los hacía atractivos y convincentes”. Si los pentecostales más jóvenes ponen atención a esta lección proveniente de los pentecostales de antaño, el futuro de las
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Asambleas de Dios estará en buenas manos. 1. E.N. Bell, “General Council Purposes,” Christian Evangel, Dec. 19, 1914, p. 1. 2. Henry H. Ness, Demonstration of the Holy Spirit as Revealed by the Scriptures and Confirmed in Great Revivals (Seattle: Hollywood Temple, 1940s?), p. 5. 3. Minutes, General Council, April 2-12, 1914, p. 4. 4. W.T. Gaston, “Guarding our Priceless Heritage,” Pentecostal Evangel, Aug. 16, 1953. DR. DARRIN RODGERS es director de Flower Pentecostal Heritage Center para las Asambleas de Dios en Springfield, Mo.
Envíe sus comentarios a ep@ag.org.