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A correr en el bosque
Innumerables son las ocasiones en que hemos hablado de los numerosos beneficios que aporta la actividad física al organismo y la salud mental. Tras de una caminata al aire libre, obtenemos una sensación de energía y bienestar general, además de que, si lo hacemos de manera intensa, podemos dejar algunos kilitos de más en el camino.
Al ejercitar nuestro cuerpo aumentamos también la producción hormonal y esto hace que se generen más glóbulos blancos, el cuerpo se vuelve más resistente, aumenta el metabolismo, y se está más preparado para enfrentar enfermedades.
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Por qué correr en el bosque
Cuando nos ejercitamos en un ambiente natural rodeado de árboles, como el campo o bosque, respiramos oxígeno puro, esto ayuda a relajarnos, reduce considerablemente el stress, aumenta la concentración y fomenta sentimientos de bienestar general. Asimismo, respirar oxígeno puro, ayuda a desintoxicar el organismo y entre otros beneficios aumenta la calidad de sueño y ello se manifiesta en un mejor rendimiento durante el día en las actividades diarias.
Asimismo, correr en el bosque nos permite encontrarnos con nosotros mismos, con nuestros pensamientos, dialogar con nuestro YO interno y visualizar mejor las cosas que quizás en algún momento nos parecieron difíciles. El correr en familia o con amigos nos brinda la posibilidad de estrechar más nuestra relación y la oportunidad de convivir sanamente rodeados de un entorno natural.
Qué usar para correr en el bosque
La prenda estrella en el equipamiento para correr es el calzado, que debe ser específico para esta actividad. Éste debe ser ligero, con un talón estable pero no rígido y un borde alto y rígido para evitar rozaduras. Es importante que la suela tenga un buen grosor, con buena capacidad de amortiguación y con textura antiderrapante en la parte inferior.
Recomendaciones importantes…
• Realiza un calentamiento previo, de aproximadamente 15 minutos; esto para evitar lesiones.
• No olvides hacer estiramientos, especialmente de las extremidades inferiores, continuando con varios trotes suaves y cortas, o sesiones cortas de marcar el paso, simulando correr, pero sin avanzar y elevando mucho las rodillas.
• Progresa poco a poco, empieza por secuencias cortas, aumentando cada día cinco minutos.
• Si es posible, corre sobre superficies blandas, como hierba o tierra. Es la mejor manera de evitar lesiones cuando las articulaciones y músculos aún no están acostumbrados.
• No corras mirándote los pies y balancea los brazos más hacia delante que hacia los lados, con los codos hacia dentro.
• No olvides llevar contigo hidratación suficiente