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Fiebre Porcina Africana
Por MVZ Saúl Reveles Félix, MVZ Oscar Gutiérrez Pérez
Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Producción Porcina (CEIEPP), FMVZ-UNAM
En julio de 2021 nos encontramos con la noticia de la presencia de la Fiebre Porcina Africana (FPA) en República Dominicana, su país vecino Haití quien comparte territorio en la misma isla antillana, fue puesta en alerta. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), ha confirmado en septiembre, los primeros focos de esta enfermedad en este segundo país. Sin embargo, las medidas de apoyo para contener la enfermedad en la isla caribeña no han sido del todo efectivas. Si bien las noticias provenientes de China y Europa en los últimos dos años nos tenían en alerta, la presencia de la enfermedad en territorio americano nos coloca en situación de una mayor vulnerabilidad, sobre todo ante la inmigración de miles de haitianos, que arriban a Panamá buscando llegar a los Estados Unidos y que por lo tanto utilizan nuestro país como un corredor y llegan hasta el estado de Coahuila, donde se concentran esperando su cruce al vecino país del norte. Dicha oleada migratoria no es nueva y se detonó tanto por desastres naturales (por ejemplo, el terremoto de 2010), como por la inestabilidad económica y política que ofrece su gobierno.
México lleva tiempo organizando medidas preventivas para disminuir el riesgo de introducción de la FPA al país, supervisando las mercancías, importaciones y flujo de personas que llegan a través de los diferentes aeropuertos y puertos nacionales, ya que en un mundo actual totalmente globalizado así lo demanda. Sin embargo, el flujo de inmigrantes de países caribeños y centroamericanos es un factor de riesgo mucho más complejo que controlar.
Hay que tener en cuenta que el ser humano puede diseminar la enfermedad a través de alimentos de origen animal contaminados ya que se ha comprobado que el virus puede vivir en carne cruda hasta un año. En estos casos la infección se presenta cuando los cerdos entran en contacto y consumen parte de estos alimentos contaminados. Ante la entrada de la FPA a nuestro país, podemos tomar dos posturas antagónicas, el temor extremo a que la enfermedad se presente o bien la temeridad de pensar que la enfermedad está lejana y que el riesgo, aunque presente será detectado a tiempo para poder contenerlo.
La actual pandemia provocada por el SARS-CoV-2, nos ha sensibilizado sobre la potencialidad de un virus para diseminarse de manera alarmante y aun así vemos las dos actitudes ya mencionadas, los temerosos encerrados en sus casas a piedra y lodo y los temerarios que asisten a reuniones, salen a la calle sin cubre bocas o se niegan a recibir la vacuna. El término medio, reiniciar la vida normal con las debidas precauciones debiera ser la regla. El peligro de introducción a nuestro país de la FPA es latente, lo importante es no caer en el temor descontrolado o en el confort de la temeridad de no tomar conciencia de su potencialidad de contagio.
El presente escrito hace una breve revisión sobre lo que sabemos de la enfermedad y de las medidas que debemos tomar para disminuir el riesgo de contagio.
Historia de la FPA
La FPA, es una enfermedad viral altamente contagiosa, que afecta a los cerdos domésticos y jabalíes, y que no se transmite a los seres humanos.
Se ha reportado su presencia en cuatro continentes (África, Europa, Asia y América) y es considerada por la OIE, como una enfermedad de declaración obligatoria, por tal motivo la introducción de ella en un país o región en específico interpondría medidas restrictivas comerciales.
La FPA es causada por un virus ADN (Arbovirus), altamente estable en el medio ambiente, fómites o cadáveres de animales que murieron infectados. Esta enfermedad fue detectada por primera vez en Kenia en 1921, años después de la introducción de cerdos domésticos al país (1910), los cuales al tener contacto con jabalíes desarrollaron un cuadro clínico caracterizado por la presencia de fiebre, cianosis y hemorragias en órganos internos, causando una letalidad del 100%. En el año de 1957 se presentó el primer brote fuera de África, en Portugal y en décadas siguientes se presentó en varios países europeos y asiáticos, así como en
Dominicana 1978, Haití 1979).
En los años posteriores a los 90’ fue erradicada de todos los países fuera de África donde se reportó previamente, a excepción de la isla de Cerdeña, Italia donde se mantuvo endémica. Para el año 2007 llega el genotipo II del virus a Europa, se identifica en la República de Georgia, y se disemina hacia Rusia, posteriormente más países de la región comienzan a reportar brotes
(Hungría, Bélgica y Bulgaria en 2018; Eslovaquia en
2019; Grecia, Serbia y Alemania en 2020). Por otro lado, en el pacífico asiático se presenta por primera vez la enfermedad en 2018, reportándose en China, continuando el reporte en Mongolia, Vietnam, Hong Kong, Corea, entre otros en 2019, y en 2020 Papúa Nueva Guinea e India.
Durante este año la enfermedad se mantuvo en África, Asia y Europa, hasta el 28 de julio, en donde se presentó un brote en República Dominicana, lo cual ha aumentado las alertas y medidas sanitarias tomadas por los países del continente americano. Por lo anterior, en los últimos años se ha visto un incremento en la inversión destinada a investigación para hacer frente a los estragos del virus y se ha buscado llegar a establecer una convivencia menos caótica con la enfermedad.
Agente Causal
La FPA es causada por un virus DNA bicatenario de la familia Asfarviridae (género Asfivirus), llamado virus de la fiebre porcina africana. Este virus tiene una estructura muy compleja, el DNA está rodeado por dos cápsides proteicas y dos membranas lipídicas, las cuales siguen una forma icosaédrica con diámetro total de 175 a 215nm. Gracias a esto, la FPA es un virus altamente resistente a bajas temperaturas, pudiendo conservarse en congelación por tiempo indefinido, se inactiva a 56°C
por 70 minutos, o en 20 minutos
a 60°C, la existencia del virus en diferentes fluidos, productos de origen animal o fómites es muy variable, por ejemplo, se ha encontrado en
pisos de tierra, carne madura y
jamones curados a los 30, 100 y 300 días, respectivamente, por otro lado, permanece viable por largos periodos de tiempo en heces, tejidos y sangre, hasta 500 días a 4°C en esta última; asimismo se puede multiplicar en vectores (Ornithodoros sp.).
El virus es susceptible al cloroformo y al éter; puede ser inactivado con hidróxido de sodio (concentración de 8/1000 por 30 minutos), formalina (3/1000 por 30 minutos), hipoclorito (cloro del 0.03 – 0.5%), entre otros desinfectantes, es importante hacer mención que la actividad de cada uno de estos puede variar dependiendo de la cantidad de materia orgánica, el tiempo de contacto y el pH de cada desinfectante.
Desarrollo Epidemiológico
LA FPA afecta únicamente a los suidos domésticos (Sus scrofa) y jabalíes silvestres, incluyendo el jabalí verrugoso o facóquero común (Phacochoerus africanus) y el cerdo de monte o potamóquero de río (Potamochoerus larvatus) presentes en África, así mismo, se ha descrito que las garrapatas blandas del género Ornithodoros son el único vector (encontradas hasta ahora únicamente en África), es importante recalcar que el virus no representa un problema para la salud humana. El contagio inicia con el contacto de un cerdo susceptible con un jabalí portador o una garrapata donde se encuentre el virus, así como con artículos o residuos cárnicos contaminados. En Europa y Asia el virus se mantiene en los jabalíes, y es gracias a esto que se ha dificultado la eliminación y control del virus, ya que los jabalíes interactúan con cerdos domésticos (interacción ganado -fauna silvestre) y aunado a la escasa bioseguridad, se inician los brotes en producciones porcinas, en estas circula el virus mediante el comercio animal, presencia de residuos animales contaminados en granjas susceptibles o fómites.
Por otro lado, en África el virus se ha mantenido en las poblaciones de jabalíes portadores y su constante interacción con las garrapatas, jugando estas un papel importante como reservorios y vectores del virus. No obstante, no se ha encontrado evidencia de que la garrapata participe en la actual epidemia en Europa, Asia y ahora en América. Hay que mencionar que los pecaríes americanos (de collar, Tayassu Tajacu y de labio blanco, T. Albirostris) pueden ser portadores asintomáticos del virus, y así, a su vez pueden transportarlo de una región a otra.
Europa y Asia África
Jabalí-Jabalí:
Virus mantenido en fauna silvestre
Cerdo-Jabalí:
Interacción ganado-fauna silvestre Escasa bioseguridad
Garrapata-Jabalí:
No participa en la actual epidemia europea o asiática
Jabalí verrugoso adulto:
No hay transmisión horizontal o vertical
Sexual
Transovárica
Cerdo-Cerdo:
Brotes dentro de granjas Comercio animal/movilización Residuos contaminados de origen porcino Fómites
Transestadial
Garrapata-Cerdo:
Múltiples especies Ornithodoros competentes Reservorio persistente No participa en la actual epidemia europea o asiática
Selvática:
De/hacia jabalíes verrugosos juveniles y garrapatas Visto en África
Signos Clínicos
Las formas agudas se presentan con fiebres altas, anorexia y depresión o letargo, enrojecimiento de la piel de los oídos, abdomen y piernas (sangrados cutáneos o eritema), coloración azulada (cianosis), emesis (vómito), diarrea (con moco o sanguinolenta), abortos y muerte entre los 6 y 13 días (incluso hasta 20 días después) de iniciados los signos clínicos, aunque también pueden darse casos de muerte súbita.
La mortalidad puede elevarse hasta el 100%. Cepas virales menos agresivas producen enfermedad moderada con pérdidas de peso, debilidad, fiebre intermitente, dificultad para respirar (disnea) o aumento en la profundidad y ritmo de la respiración (polipnea), úlceras cutáneas crónicas y artritis. La mortalidad se reporta en un rango del 30 al 70%.
Diagnóstico
Los casos sospechosos se basan en la presentación de los signos clínicos, pero el diagnóstico deberá confirmarse en un laboratorio diagnostico autorizado. Las pruebas que pueden realizarse son aislamiento
viral, detección de antígenos, anticuerpos o material genético viral.
Deberá realizarse un diagnóstico clínico diferencial con la fiebre porcina clásica y también es necesario realizar pruebas diferenciales contra el PRRS, Circovirosis porcina, erisipela, salmonelosis, eperitrozoonosis, actinobacilosis, enfermedad de Glässer, enfermedad de Aujeszky, púrpura trombocitopénica, intoxicación por warfarina e intoxicación por metales pesados (mercurio, níquel, plomo, cobre y cromo). En México la FPA es una enfermedad exótica, por lo cual ante cualquier sospecha deberá notificarse a la autoridad correspondiente antes de recolectar o transportar cualquier muestra para diagnóstico y posteriormente enviar las muestras bajo condiciones seguras que eviten la propagación de la enfermedad.
Las muestras por enviar deben ser muestras asépticas de nódulos linfáticos, bazo y amígdalas, las cuales deberán enviarse refrigeradas, nunca congeladas. La muestra sanguínea debe ser total (no coagulada) en EDTA (tubos de tapa morada), de cerdos febriles o hasta 5 días después de presentarla. En el caso de animales muertos en descomposición se sugiere medula ósea para realizar PCR.
Importancia del Control Inmedianto ante un brote
No existe vacuna contra la enfermedad ni tratamiento alguno, de este modo la mejor manera de controlarla es evitar su ingreso. Para ello, es necesario fortalecer las medidas de bioseguridad en todos los niveles: granja, región y país. La alimentación con residuos debe evitarse y si no hubiera otra opción, la carne no procesada y las sobras deberán calentarse a 70°C por 30 minutos.
Al introducirse la enfermedad a una población porcina susceptible, ya sea por medio de las garrapatas blandas, jabalíes portadores o fómites contaminados, se presenta la enfermedad sistémica altamente contagiosa y con una alta letalidad en dicha población, donde el contacto directo estrecho aumenta la diseminación del virus. Por lo tanto, es importante generar medidas de contención, como sacrificio de animales infectados y otros cerdos en contacto con ellos, cuarentena total, eliminación correcta de cadáveres (incineración o entierro) y la correcta reducción de fuentes de contagio para controlar y/o erradicar la enfermedad lo antes posible.
Conclusiones
La Fiebre Porcina Africana, no representa riesgos para la salud humana y con el fin de no generar psicosis, se ha propuesto utilizar en castellano el término fiebre y no peste como se venía haciendo. En realidad, sí es un escenario que nos provoca temor, ya que la gran verdad sobre la misma es que en un mundo globalizado con el intercambio de viajeros y mercancías entre continentes y la dificultad de crear controles efectivos para impedir su diseminación, como se ha repetido tantas veces… la pregunta no es si llegará a presentarse sino el ¿cuándo se presentará? De ahí que la forma más efectiva para minimizar las pérdidas por esta enfermedad siempre será la concientización del riesgo a productores, Médicos Veterinarios y sobre todo a la población en general, ya que estos últimos se transforman en viajeros ya sea por trabajo, negocios o vacaciones, además de ser consumidores de algunos productos provenientes del exterior y por lo tanto deben dimensionar el riesgo de introducir la enfermedad. Solo personas conscientes de la situación podrán disminuir este riesgo.
Como reflexión final terminamos como empezamos, el justo medio entre temor y temeridad ante la FPA será la convicción de aplicar las medidas precautorias para evitar la diseminación de esta terrible enfermedad.
REFERENCIAS
OIE and FAO. 2021. Global Control of African swine fever. A GF-TADs initiative – 2020 annual report. Paris and Rome. https://doi.org/10.20506/ASF.3011 Gaudreault NN, Madden DW, Wilson WC, Trujillo JD, Richt JA. African Swine Fever Virus: An Emerging DNA Arbovirus. Front Vet Sci. 2020;7:215. Published 2020 May 13. doi: 10.3389/fvets.2020.00215 Blome S., Franzke K., Beer M. African swine fever – A review of current knowledge, Virus Research. 2020;287, 198099. https://doi.org/10.1016/j.virusres.2020.198099. Dixon L.K., Sun H., Roberts H. African swine fever. Antiviral Research, 2019;165:34-41. https://doi.org/10.1016/j.antiviral.2019.02.018. Dixon LK, Stahl K, Jori F, Vial L, Pfeiffer DU. African Swine Fever Epidemiology and Control. Annu Rev Anim Biosci. 2020 Feb 15;8:221-246. https://doi.org/10.1146/annurev-animal-021419-083741.