12 mujeres para la memoria.Agenda 2013

12

mujeres para la memoria

Agenda 2013

Imprime: Grupo Marte Texto: Patricia Alonso de Agustin Dise帽o y maquetaci贸n: Elena Yuguero Martinez Madrid, octubre 2012

“Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento�

Eleanor Rossevelt

Agenda 2013

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Introducción Las mujeres han sufrido normalmente del don de la invisibilidad en las distintas actividades profesionales e intelectuales a través de los siglos. Ello explica que personajes como Marianne Mozart o Fanny Mendelssohn, hermanas de los dos famosos compositores y bien dotadas para la música, sufrieran la imposibilidad de ejercer una carrera profesional dado su sexo; que María Lejárraga, autora de libretos como El Amor Brujo o El Sombrero de Tres Picos, nunca se atreviera a firmar sus obras con su nombre, utilizando el de su esposo; o que a Camille Claudel, una excelente escultora de finales del siglo XIX, le atribuyeran muchas de sus obras a su maestro Augusto Rodin. A pesar de todo, asombra comprobar como muchas mujeres consiguieron superar todo

tipo de obstáculos para desarrollarse ellas mismas, encontrando en la Historia mujeres creadoras, guerreras, aventureras, políticas o científicas, que han tenido la habilidad y la fuerza para escapar a destinos tan estrechos como la sociedad imponía.

Conocer la historia de las mujeres es una aventura digna de ser realizada, por lo que esperamos que la exposición de las vidas de estas quince mujeres sea un buen punto de partida.

Patricia Alonso de Agustín Historiadora

Indice Enero

Virginia Woolf

Febrero

Coco Channel

Marzo

Hipatia

Abril

Eleonor Roosevelt

Mayo

Audrey Hepburn

Junio

Alma Malher

julio

Juana la loca

agosto

Hildegarda

septiembre

Luise Hay

octubre

Camille Claudel

Noviembre

Simone de Beauvoir

Diciembre

Ada byron

“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente�

Virginia Woolf

Como muchas otras chicas de la alta sociedad de su tiempo, Virginia Woolf no pudo tener una educación universitaria de élite como les ocurrió a sus hermanos varones. Eso sí, al ser hija de Sir Leslie Stephen, un conocido historiador y crítico británico, creció al menos en un ambiente de literatos, artistas e intelectuales y tuvo acceso ade-

más a la extensa biblioteca paterna lo que le permitió cultivarse por sí misma.

A los trece años fallecerá su madre, hecho éste que provocará en ella su primera depresión y, tras la muerte de su padre unos años más tarde, la joven Virginia empezará a sufrir de forma más intensa los abusos sexuales de su hermanastro George, que se erigirá ahora como cabeza de familia. Este hecho mar-

Virginia Woolf

caría la personalidad de Virginia durante el resto de su vida.

Los Stephen se trasladaron tras quedar huérfanos de Hyde Park Gate a un barrio más modesto, Bloomsbury, y allí comenzaron a realizar reuniones en las que participaban no sólo Virginia y sus hermanos

sino muchos compañeros que estudiaban con ellos en Cambridge. No imaginaban entonces que ese nombre, Bloomsbury, pasaría a la historia para definir a un grupo de intelectuales que marcó la vida pública británica de los años veinte. Allí es donde conoció Virginia a su futuro marido, Leonard Woolf, un notable ensayista judío. Ella tenía treinta años cuando se celebra el matrimonio y aunque no consiguió con ello equilibrar su vida emocional y sentimental, al sentirse incapaz de mantener relaciones sexuales con él, sí supuso un importante estímulo para sus inquietudes literarias ya que juntos crearon la editorial Hogar-

th Press que será la que publique casi toda su obra.

Virginia encontrará un incentivo para escribir en una relación que mantuvo con una mujer, Vita Sackville-West, dando paso a una de sus etapas más creativas. Participó además en los grandes movimientos

sociales de la época: feminismo, pacifismo… Fue superando una depresión tras otra pero no logró resistir el abatimiento que le supuso el estallido en 1939 de una nueva guerra en Europa. El mundo por el que ella había luchado se derrumbaba y no podía refugiarse en la literatura como otras veces porque no hay muchos lectores en tiempos de guerra. Temiendo entonces perder la razón y ser una carga para su esposo sobre todo, Virginia Woolf se arrojó al río Ouse muriendo ahogada el 28 de marzo de 1941.

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