Contaminación en la Contaminación en la Rochapea Rochapea

Leyendo el título, alguien dirá: ¿contaminación? ¿en la Rochapea? ¿ahora que no hay industrias, en un barrio con tantos espacios verdes? Voy a referirme a algunas cuestiones concretas que tienen que ver con la contaminación en sus diversas formas, aquella que va más allá de los humos tóxicos de las industrias o los coches.

Hablamos de contaminación cuando en un entorno aparecen elementos o sustancias que normalmente no deberían estar en él y que afectan el equilibrio del ecosistema y al bienestar de sus individuos. Esta idea, extraída de un contexto ecológico, bien puede valer para referirnos a los distintos elementos que alteran el equilibrio y el bienestar de nuestro barrio, la Rochapea.

Los humos, la contaminación más evidente

Cuando pensamos en contaminación, este punto es el primero que nos viene a la cabeza. Desde que las industrias más contaminantes salieron de nuestro barrio, en la actualidad son los vehículos quienes vierten monóxido y dióxido de carbono, y otros humos procedentes de sus hidrocarburos. Lo hacen en cantidades importantes: el tráfico que soporta la Rochapea es considerable. Nos hemos convertido en un barrio en el que utiliza el coche no solo el vecindario, sino también quienes aparcan para acceder al centro de la ciudad, o quienes atraviesan nuestro barrio para desplazarse entre la zona este y la oeste del norte de Pamplona.

Frente a ello, la nota positiva la aporta el creciente número de vehículos no contaminantes que recorren nuestras calles. Enhorabuena a quienes eligen la bicicleta o las propias piernas como vehículos para desplazarse.

Contaminación lumínica que impacta en nuestros ojos

Las luces se pueden convertir, y de hecho ocurre así, en elementos contaminantes. Por un lado, por el excesivo consumo que suponen. Por este motivo, en las últimas décadas se ha racionalizado el uso de farolas y elementos luminosos, disminuyendo la potencia o el horario de uso, reorientando su foco, etc.

Pero hay otro tipo de contaminación lumínica que tiene que ver con la molestia que determinados focos de luz pueden causar en las personas. Me referiré a dos. En primer lugar, a los carteles luminosos de ciertos establecimientos, especialmente farmacias, que para hacerse ver utilizan unas potencias lumínicas excesivas. Cuando un cartel de este tipo hace daño a los ojos deja de ser un amable elemento informativo y se convierte en un agente agresor. En segundo lugar, parecido efecto provocan, sobre todo últimamente, los vehículos policiales. No sé muy bien a qué se debe, pero en algunos casos lanzan un molesto haz de luz azul intenso que realmente resulta molesto a los ojos. Más allá de hacerse ver, realmente resulta agresivo el efecto de sus pilotos encendidos, y no me refiero a las sirenas en caso de urgencia, sino a los pilotos que encienden para patrullar de noche.

La molesta contaminación sonora

El voluminoso tráfico que soportan algunas calles de la Rochapea hace que el vecindario que vive en ellas tenga que convivir con un ruido continuo durante el día, y con inoportunas músicas estridentes en medio de la noche, especialmente en verano, cuando necesita dormir con las ventanas abiertas.

Otros efectos sonoros poco deseables tienen que ver con ciertas conductas poco cívicas del vecindario: dar voces a las tantas en medio de la calle, en las terrazas o a la salida de los bares, tirar petardos, tener animales que no respetan el silencio en horario de descanso, etc.

La suciedad, otra forma de contaminar

Por último, está la suciedad generada en las calles, aquella que va más allá de lo razonable. Las personas que no hacen uso de las papeleras y tiran al suelo pequeños residuos, o aquellas que dejan residuos mayores cerca de los contenedores sin hacer un uso adecuado de ellos, o quienes no recogen los residuos orgánicos de sus perros en las calles, se convierten en agentes contaminantes que poco colaboran en hacer un barrio mejor.

Diversas formas de contaminación. Empeoran la calidad de vida del barrio. Invito a identificar aquellas en las que cada cual podemos cambiar algo para hacer de la Rochapea un barrio cada vez más habitable.