Ritos dentro de la Liturgia Romana Iglesia de Occidente: El Rito Tridentino Por Wolfgang María Muha La que ahora es conocida como forma extraordinaria del Rito Romano (o Misa Tridentina) se celebró desde 1570 hasta 1970 en toda la iglesia.
“motu proprio” Summorum Pontíficum, sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970. Esto dio lugar a que cualquier sacerdote de rito latino pueda ofrecer la Misa y los demás sacramentos En el momento de la promulgación del Misal conforme a este rito, de acuerdo con lo revisado en 1970 a raíz del Concilio Vaticano establecido en dicha Carta. II, su uso se fue suspendiendo paulatinamente, con lo que se asumió que el En esta modalidad, la Misa es celebrada uso del Misal de 1962 -promulgado por el según el Missale Romanum de 1962, Papa Juan XXIII- había sido abolido por promulgado por san Juan XXIII. Los otros considerarse como algo ya superado. Pero el sacramentos son celebrados según el Ritual Sumo Pontífice Benedicto XVI quiso resaltar Romano en vigor en el momento del Concilio esa suposición general como algo incorrecto, Vaticano II. La forma extraordinaria se destacando, más bien, la continuidad caracteriza por ser casi en su totalidad en ininterrumpida de la historia litúrgica de la latín. iglesia, toda ella inspirada por el Espíritu En la época del Concilio de Trento, las Santo. tradiciones litúrgicas conservadas en Para ello, abrió nuevamente las puertas al uso impresos y manuscritos de misales variaban de esta modalidad del rito latino, mediante el considerablemente unas de otras, y se vió la uso del Misal de 1962. necesidad de una estandarización, en todo el Occidente latino, de la liturgia de las Algunos institutos habían obtenido ya el diferentes Iglesias, siguiendo la liturgia permiso de celebrar la forma extraordinaria celebrada en Roma, cuyo uso se remontaba a habitualmente, como por ejemplo, la épocas anteriores. Con esto se buscaba Fraternidad Sacerdotal San Pedro y el impedir la introducción en la liturgia romana Instituto de Cristo Rey Soberano Sacerdote, de las ideas que habían surgido a raíz de la pero, a partir del 7 de julio de 2007, su uso reforma protestante. De manera que en el quedó aprobado como una forma Concilio de Trento, se le solicitó al Papa Pío V extraordinaria del Rito Romano, de acuerdo la unificación de la liturgia de toda la Iglesia con lo establecido en las normas de la Carta Occidental. Él emitió un decreto -la bula Apostólica de Benedicto XVI en forma de papal Qo primum- que entró en vigencia 1
para toda la Iglesia, a excepción de las regiones y órdenes religiosas cuyos misales databan de antes de 1370. Posteriormente, en los siglos que siguieron al Concilio de Trento, se realizarían una serie de modificaciones (por ejemplo, la restauración de la Vigilia Pascual, por el Papa Pío XII).
especificó: “Ordenamos que nada se debe agregar a Nuestro recientemente publicado Misal, nada se puede omitir de este, ni se puede cambiar cosa alguna dentro de él”. Aunque se sobreentiende que esto no habría de excluir los cambios prescritos por los Papas subsecuentes ni por el mismo Papa Pío V, que haciendo uso de este privilegio, añadió al Misal la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias, para celebrar la victoria de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. Su sucesor inmediato el Papa Gregorio XIII, cambió el nombre de esta fiesta por el de fiesta de “El Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María” y el Papa Juan XXIII, a su vez, lo cambió a “Nuestra Señora del Rosario”.
La forma de celebración de la Misa romana según el rito tridentino se encuentra en las ediciones típicas del Misal Romano que fueron publicadas desde 1570 hasta 1962. Este rito litúrgico fue el más utilizado en todo el mundo que todas las demás variantes de ritos locales, hasta el momento de la introducción del Misal de Pablo VI en diciembre de 1969. Aunque en casi todos los países se celebró exclusivamente en latín, se admitió también el uso de muchos otros idiomas dentro de su celebración, con la anuencia del Concilio de Trento, como por ejemplo en Dalmacia, Croacia y algunas otras regiones eslavas, en donde la liturgia era celebrada en idioma esloveno eclesiástico.
El esfuerzo de Pío V por reducir radicalmente el número de fiestas del calendario romano fue muy pronto nulificado por sus sucesores. Muchas fiestas que el había suprimido, como la de la Presentación de María, la de santa Ana y la de san Antonio de Padua, fueron restauradas incluso antes de la publicación de la edición típica del Misal de Clemente VIII en Después de la publicación de la edición de 1604. 1962 del Misal Romano, la instrucción sobre la aplicación de la Constitución sobre la Sagrada En el transcurso de los siglos siguientes se Liturgia del Concilio Vaticano II, en 1964, fueron añadiendo múltiples nuevas fiestas, y estableció que la epístola y el evangelio de la los grados de determinadas fiestas se Misa del día se leerían normalmente en la subieron o bajaron. El Papa Pío XII hizo una lengua vernácula. Y las Conferencias revisión general en 1955, y el Papa Juan XXIII Episcopales habrían de decidir, con el realizó posteriores revisiones en 1960, consentimiento de la Santa Sede, cuales otras simplificando la terminología relativa a la partes de la Misa, si las hubiere, se dirían gradación de las celebraciones litúrgicas. también en lengua vernácula. Aunque el Papa Pío V conservó para el día 8 En la bula Qo primum, con la que el Papa Pío de diciembre lo que el llamaba la fiesta de “la V prescribió el uso del Misal Romano de 1570, Concepción de María Santísima” (omitiendo 2
la palabra “Inmaculada”), suprimió la Misa especial que existía para celebrar esa fiesta, determinando que más bien se usara la Misa de la Natividad de María (reemplazando la palabra “Natividad” con la palabra “Concepción”). Parte de esa Misa anterior fue restablecida en la Misa que el Papa Pío IX ordenó que se usara en esa fiesta.
sacerdote, aunque no fuera obispo, tenía que dar la bendición final con tres signos de la cruz, y reescribió las rúbricas, introduciendo por ejemplo, el sonido de una campanilla. La siguiente edición típica se hizo en 1634, con ocasión de una nueva revisión general del Misal Romano realizada por el Papa Urbano VIII.
Además de estos cambios ocasionales, el Misal Romano fue siendo sometido a revisiones generales cada vez que se emitía una “edición típica”, es decir, una edición oficial cuyo texto debía ser reproducido en las impresiones de todos los editores.
No hubo posteriores ediciones típicas hasta la realizada por el Papa León XIII en 1884. Él introdujo únicamente cambios que no ameritaron la promulgación de una Bula papal específica, como fue el caso de 1604 y 1634.
Después de la edición original del Misal Romano Tridentino de Pío V, la primera nueva edición típica fue promulgada en 1604 por el Papa Clemente VIII, que en 1592 había publicado una edición revisada de la Vulgata. Como los textos de la Bibilia que aparecían en el Misal de Pío V no correspondían exactamente con los de la nueva Vulgata, el Papa Clemente VIII editó y revisó el Misal de Pío V, haciendo modificaciones tanto en los textos de las Escrituras como en otros puntos. Suprimió algunas oraciones del Misal de 1570 que el sacerdote estaba obligado a decir al entrar en la Iglesia: acortó las dos oraciones que se debían decir después del Confiteor y dispuso que las palabras Haec quotiescumque feceritis, in meam memoria facietis, no se dijeran al mostrar el cáliz al pueblo después de la Consagración, sino más bien antes de hacerlo, e incluyó indicaciones para varios puntos del Canon que el sacerdote tenía que pronunciar de manera inaudible; suprimió la regla según la cual, en la Misa Mayor, el
En 1911, el Papa Pío X realizó cambios significativos en las rúbricas, según quedó estipulado en la Bula Divino Aflatu. La muerte de este Pontífice, acaecida poco después en 1914, hizo que la responsabilidad de elaborar una nueva edición típica que incluyera los cambios establecidos, recayera en su sucesor, el Papa Benedicto XV. Esta edición de 1920 incluyó una nueva sección titulada: “Adiciones y Cambios a las Rúbricas del Misal de acuerdo con la Bula Divino Aflatu y a los posteriores decretos de la Sagrada Congregación de los Ritos”. Esta sección adicional era casi tan larga como la sección anterior que contenía las “Rubricas Generales del Misal”, que se siguieron imprimiendo sin cambios. El Papa Pío XII revisó y cambió radicalmente la liturgia del Domingo de Ramos y del Triduo Pascual, suprimió muchas vigilias y octavas e hizo otras modificaciones al calendario, reformas que fueron llevadas a término en 3
1960, en el Código de Rubricas del Papa Juan XXIII, que se incorporaron en 1962 a la edición típica final del Misal Tridentino, sustituyendo tanto las “Adiciones y Cambios de las Rúbricas del Misal”, de Pío X, y las anteriores “Rúbricas Generales del Misal”.
Benedicto XVI para emitir el motu proprio Summorum Pontificum son expresados claramente por él mismo en este documento, y aparecen a continuación: En tiempos recientes, el Concilio Vaticano II expresó el deseo de que la debida y respetuosa referencia respecto al culto divino, se renovase de nuevo y se adaptase a las necesidades de nuestra época. Movido por este deseo, nuestro predecesor, el Sumo Pontífice Pablo VI, aprobó en 1970 para la Iglesia latina los libros litúrgicos reformados, y en parte renovados. Éstos, traducidos a las diversas lenguas del mundo, fueron acogidos de buen grado por los obispos, sacerdotes y fieles. Juan Pablo II, revisó la tercera edición típica del Misal Romano. Así, los Romanos Pontífices han actuado para que “esta especie de edificio litúrgico (...) apareciese nuevamente en todo su esplendor, por su dignidad y armonía”.
Los cambios realizados en la liturgia entre los años 1965 y 1967, a raíz de las decisiones tomadas por el Concilio Vaticano II, no se incorporaron en el Misal Romano, pero se vieron reflejadas en las traducciones vernáculas provisionales que empezaron a aparecer cuando se inició el uso de la lengua vernácula además del latín. Por esto se habla a veces del “Misal de 1965”. El uso actual del rito tridentino de la Misa se encuentra regido por el motu proprio Summorum Pontificum, emitido el 7 de julio de 2007 por el Papa Benedicto XVI. En este motu proprio, el Papa Benedicto aclara que existe un solo rito romano, con dos formas, una ordinaria (según el Misal promulgado por el papa Pablo VI en 1970, revisado por última vez en 2002), y una extraordinaria (según el Misal de 1962). Estas dos formas deben coexistir pacíficamente, tal como sucede con otras formas de la Misa que son celebradas ocasional o localmente en la Iglesia de Occidente, tales como el rito ambrosiano (Milán, Italia), el mozárabe (Toledo, España), o bien, como es el caso de las diversas formas de la Divina Liturgia en las Iglesias Orientales (por ejemplo, la Liturgia de San Basilio, la Liturgia de San Juan Crisóstomo, etcétera).
En algunas regiones, sin embargo, no pocos fieles mostraron apego y lo siguen teniendo a las anteriores formas litúrgicas hacia las cuales experimentan mucho amor y afecto, pues han impregnado con gran profundidad su cultura y espíritu. Por este motivo, el Sumo Pontífice Juan Pablo II, movido por una preocupación pastoral respecto a estos fieles, en el año de 1984, con el indulto especial Qatuor abhinc annos, emitido por la Congregación para el Culto Divino,
Algunos de los puntos principales que aclaran las circunstancias y motivos del Papa 4
concedió la facultad de usar el Misal “establecido y decretado” y que se Romano editado por el beato Juan observe desde el 14 de septiembre de XXIII en el año de 1962. Más tarde en este año, fiesta de la Exaltación de la el año de 1988, con la Carta Apostólica Santa Cruz, pese a lo que pueda haber Ecclesia Dei, dada en forma de Motu en contrario. Proprio, Juan Pablo II exhortaría a los Dado en Roma, en San Pedro, el 7 de obispos a utilizar amplia y julio de 2007, tercer año de mi generosamente esta facultad en favor Pontificado. de todos los fieles que lo solicitasen La apertura de la celebración del rito [...] tridentino ha atraído a todo un grupo de El Misal Romano promulgado por fieles que nunca la conocieron en el pasado: Pablo VI es la expesión ordinaria de la los jóvenes y adultos jóvenes, quienes son sus Lex orandi (Ley de la Oración), de la entusiastas promotores, así como también a Iglesia católica del rito latino. No muchos que se han convertido recientemente obstante, el Misal Romano al catolicismo. El atractivo principal que promulgado por san Pío V, y encuentran los que acuden a esta Misa de nuevamente por el beato Juan XXIII, acuerdo con este rito es la conciencia que debe considerarse como una expesión desarrollan de la grandeza y magneficiencia extraordinaria de la misma Lex orandi de Dios, hacia la que apuntan la belleza de las y debe gozar del respeto debido por su vestiduras, los cantos -frecuentemente uso venerable y antiguo. Estas dos entonados por una schola cantorum expresiones de la Lex orandi de la especialmente entrenada- y la reverencia Iglesia, no llevarán de forma alguna a general del rito, que permite entrar con una división de la Lex credendi (Ley de facilidad en el terreno de lo sagrado. En la fe) de la Iglesia; sino que son, de Estados Unidos, la asistencia a las Misas hecho, dos usos del único rito romano. celebradas en la forma extraordinaria del rito Por eso es lícito celebrar el Santo latino ha aumentado notoriamente. Sacrificio de la Misa según la edición Actualmente, los sacerdotes que celebran de típica del Misal Romano promulgado acuerdo con este rito, en su mayoría aprenden por el beato Juan XXIII en 1962, que no a usarlo por su cuenta, aunque se han se ha abrogado nunca, como forma empezado a difundir ya muchos cursos y extraordinaria de la Liturgia de la talleres prácticos, accesibles a quienes están Iglesia. [...] interesados en esta forma extraordinaria. Todo cuanto hemos establecido en esta Un estudiante de la Universidad de Miami ha Carta Apostólica en forma de Motu expresado con gran acierto la relación y Proprio, ordenamos que se considere complementariedad de ambas formas del rito 5
latino, cuando dijo que es imposible comparar ambos ritos, pues cada uno es sumamente hermoso según su manera particular. La forma ordinaria, porque hace que la Misa sea accesible a toda persona del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, por el uso de las lenguas
vernáculas, que permiten comprender la profundidad de los significados. Y la forma extraordinaria, porque inspira un sentido de asombro y reverencia conducente a la contemplación de los misterios del Verbo Encarnado.
“¿Pero cómo tendremos la unidad entre los cristianos si no somos capaces de tenerla entre nosotros, católicos; de tenerla en familia? ¡Cuántas familias se pelean y se dividen! Busquen la unidad, la unidad que hace la Iglesia. La unidad viene de Jesucristo. Él nos envía el Espíritu Santo para hacer la unidad”. Papa Francisco, Audiencia general, 19 de junio de 2013. William María Muha Actualidad Litúrgica 239 pp. 2-4
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