Preciosísima sangre de Nuestro Señor

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La Santa Misa

Con cada Misa aumentas tus grados de gloria en el Cielo. En ella recibes la bendición del Sacerdote, que Dios ratifica en el Cielo. Durante la Misa te arrodillas en medio de una multitud de Ángeles que asisten invisiblemente al santo Sacrificio con suma reverencia. Consigues bendiciones en tus negocios y asuntos temporales. Cuando oímos Misa en honor de algún santo en particular; dando a Dios gracias por los favores concedidos a este santo, no podemos menos de granjearnos su protección y especial amor, por el honor, gozo y felicidad que de nuestra buena obra se le sigue. Todos los días que oímos Misa estaría bien que, además de las otras intenciones, tuviéramos la de honrar al santo del día. Imprimatur: + Juan J. Glennon Arzobispo de St. Louis St. Louis, Sept. 26, 1909

A la hora de tu muerte, tu mayor consolación serán las misas que durante tu vida oíste Cada misa que oíste te acompañara al tribunal divino y abogara para que alcances perdón. Con cada misa puedes disminuir el castigo temporal que debes por tus pecados, en proporción del fervor con que la oigas. Con las asistencia devota a la Santa Misa rindes el mayor homenaje a la humanidad santísima de Nuestro Señor. La Santa Misa bien oída suple tus muchas negligencias y omisiones. Por la Santa Misa bien oída te perdonan todos los pecados veniales que estas resuelto a evitar, y muchos otros de que ni siquiera te acuerdas. Por ella pierde también el demonio el dominio sobre ti. Ofreces el mayor consuelo a las benditas animas del purgatorio. Una misa oída mientras vives te aprovechara mas que muchas que ofrezcan por ti después de tu muerte. Te libras de muchos peligros y desgracias; en los cuales quizá caerías si no fuera por la Santa Misa. Acuérdate también de que con ella acortas tu purgatorio.

PROPIO DE LA MISA Festividad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Fiesta de 1a Clase

Ornamentos Rojos

Introito REDEMISTI nos, Dómine, in sanguine tuo ex omni tribu, et lingua, et populo, et natione: et fecisti nos Deo Nostro regnum. Ps. Misericordias Dómini, in aeterno cantabo: in generationem et generationem anuntiabo veritatem tuam in ore meo. Gloria Patri, et Filio.

NOS has rescatado, Señor, con tu sangre, de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de nosotros un reino para nuestro Dios. Salmo. Cantaré perpetuamente las bondades del Señor; de generación en generación anunciaré con mi boca tu lealtad. Gloria al Padre y al Hijo.

Colecta OMNIPOTENS sempiterne Deus, qui unigénitum Fílium tuum mundi Redemptórem constituisti, ac ejus Sanguine plácari voluisti: Concede, quaesumus, salutis nostrae prétium solemni cultu ita venerari, atque a praesentis malis vitae ejus virtute defendi in terris; ut fructo perfecto laetemur in caelis. Per eundem Dominum nostrum.

OMNIPOTENTE y sempiterno Dios, que has establecido a tu unigénito Hijo Redentor del mundo y has querido aplacarte con su sangre; haz que de tal modo veneremos el precio de nuestra salvación con solemne culto, y nos veamos por su virtud preservados en la tierra de los males de la vida presente, que gocemos en el cielo del fruto sempiterno. Por el mismo Señor.

Epístola

Comunidad de Fieles de la Forma Extraordinaria del Rito Romano Teléfono (81) 1653-8118 Fabián A. Juárez Martínez, Editor, MMXIV

IV

FRATRES: Christus assístens pontifex futurórum bonórum, per ámplius et perféctius tabernáculum non manufáctum, idest, non hujus creatiónis:

HERMANOS: Pero presentóse Cristo, como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano I


neque per sánguinem hircórum aut vitulórum, sed per próprium sánguinem introívit semel in Sancta, ætérna redemptióne invénta. Si enim sanguis hircórum et taurórum, et cinis vítulæ aspérsus, inquinátos sanctíficat ad emundatiónem carnis: quanto magis sanguis Christi, qui per Spíritum Sanctum semetípsum óbtulit immaculátum Deo, emundábit consciéntiam nostram ab opéribus mórtuis, ad serviéndum Deo vivénti? Et ideo novi Testaménti mediátor est: ut, morte intercedénte, in redemptiónem eárum prævaricatiónum, quæ erant sub prióri Testaménto, repromissiónem accípiant, qui vocáti sunt ætérnæ hereditátis, in Christo Jesu, Dómino nostro.

de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna. Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de vaca santifica con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de la carne, ¡Cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo!

Gradual HIC est qui venit per aquam et sanguinem, Jesus Christus: non in aqua solum, sed in aqua et sanguine. V. Tres sunt, qui testimonium dant in caelo: Pater, Verbum, et Spiritus Sanctus: et hi tres unum sunt, qui testimonium dant in terra. Spíritus, aqua, et sanguis: et hi tres unum sunt,

et super altaria tua, Dómine virtutum, aspersionem sánguinis mélius loquentem, quam Abel, innovemus. Per eudem Dóminum nostrum.

de la nueva alianza; y que renovemos, oh Señor de los ejércitos, sobre tus altares la aspersión de una sangre que clama más fuerte que la de Abel. Por el mismo .

Comunión CHRISTUS semel oblatus est ad multorum exhaurienda peccata: secundo sine peccato apparébit exspectántibus se in salútem.

CRISTO se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud; y por segunda vez se manifestará sin intervención del pecado, para salvación de los que te esperan.

Postcomunión AD Sacram, Dómine, mensam admissi, hausimus aquas in gaudio de fontibus salvatois: sanguis ejus fiat nobis, quaesumus fons aquae in vitam aeternam salientis: Qui tecum vivit et regnat.

ADMITIDOS, Señor, a la sagrada mesa, hemos bebido gozosos las aguas de las fuentes del Salvador; que su sangre sea para nosotros una fuente de agua viva que brote hasta la vida eterna. El cual vive y reina contigo.

ESTE mismo Jesucristo es el que ha venido por agua y sangre; no solo con el agua y la sangre. V. Tres son los que dan testimonio en el cielo. El Padre, el Verbo y el Espíritu Santo: y estos tres son una misma cosa. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres coinciden.

Secreta PER haec divina mysteria, ad novi, quaesumus testamenti meditatorem Jesum accedamus:

TE pedimos por medio de estos divinos misterios, tengamos acceso a Jesús, mediador de la II

III


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