CONTENIDO
Una guerra en seis tiempos: CALDERÓN, EN SU LABERINTO Mario MARTINI ………………………………………….. 11 LOS MASS MEDIA Y LA PRENSA: DE LA UNIFORMIDAD A LA ESQUIZOFRENIA
Nery CÓRDOVA …………………………………………. 33 LA PROHIBICIÓN: NARCOTRÁFICO, HIPOCRESÍA Y MORAL Carlos ENCISO …………………………………………… 51 EL NARCOCORRIDO Y EL MOVIMIENTO ALTERADO Marco NÚÑEZ GONZÁLEZ …………………………………..
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SINALOA A TRAVÉS DEL NARCOCORRIDO Silvestre FLORES y Julio César RAMOS ……………………… 67
EL MEXICANO: LA IDENTIDAD Y LAS REPRESENTACIONES SOCIALES
Roberto Carlos LÓPEZ LÓPEZ ………………………………… 81
MEDIOS MASIVOS Y CULTURA EN LA SOCIEDAD GLOBALIZADA Umberto LOMBARDI ……………………………………… 93 LA REGIÓN: DE LA UBICUIDAD EVANESCENTE A LA UTOPÍA
Arturo CORRALES MONTAÑO ……………………………… 105
EL PERIODISMO Y LOS ESPEJISMOS MEDIÁTICOS Frambel LIZÁRRAGA ………………………………………. 115
CORRIDOS AL OLEO Elina CHAUVET ……………………………………………... 121
Especial MUJER Y REVOLUCIÓN EN LA REPÚBLICA DOMINICANA Reina C. Rosario FERNÁNDEZ ……………………………. 129
PRESENTACION La sociedad mexicana, y en especial la sinaloense, vive tiempos aciagos, duros, como si en realidad se estuviese en tiempos de guerra. Para muchos habitantes de este país, con una novel pero ya vieja y rebasada tradición diplomática pacifista, jamás hubiésemos imaginado ver en las calles de nuestras ciudades, nuestros pueblos y nuestros ranchos, a la ostentación bélica, a la amenaza castrense y francamente a la muerte asechando nuestras casas y nuestras vidas, paso a paso y milímetro a milímetro, en un franco y vergonzoso estado de sitio. Ni modo, por la vía pacífica qué podemos hacer. Sólo eso decir: “ni modo”. Y eso es también motivo de vergüenza, porque a nadie le gusta ser tratado dentro de su propio hogar como si estuviese en casa ajena; y peor, como si todos fuésemos un cero a la izquierda o sospechosos de algo, y ya no tan sólo de ser parte del tan famoso, renombrado y espectacular Crimen Organizado. Por lo menos a éstos sí tienen quién les escriba y quién los persiga por delitos contra la salud y por muchos otros ilícitos, pero a la mayoría de los mexicanos qué. Dada esta situación, en ARENAS volvemos a la carga con nuestras únicas armas: la palabra y la academia, para analizar y reflexionar en torno al viacrucis o el laberinto en el que en realidad todos estamos dentro: la brutalidad de la guerra decretada por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa contra el narcotráfico. De modo que en esta entrega, la número 28 de nuestra Revista Sinaloense de Ciencias Sociales, ofrecemos un diverso muestrario, sobre parte del estado que guarda la nación en este aspecto que aún nos causa asombro y pasmo, pero sobre todo, y qué duda cabe, un agudo escozor de profunda ira, rencor y odio. Pocos lo saben decir dentro de los cánones y convenciones; otros lo dicen a través de disímbolas formas, como las de la propia venganza social, cultural o política, o francamente actúan por la vía de las armas, del delito y la delincuencia. De manera que, con un muy preciso e ilustrativo trabajo de investigación, el siempre activo periodista y escritor sinaloense Mario Martini, nos ofrece un analítico balance sobre el sexenio del presidente Felipe Calderón y sus acciones en torno al laberinto de la violencia y de su gobierno. Una administración que será recordada mucho más allá de los calendarios de la historia, como la de una gestión guerrerista, o como dice el propio escritor, la de un gobierno “cautivo de sus apetitos políticos y sus miserias humanas”. El ensayo de Mario Martini, evocando la 7
riqueza de nuestro Gabriel García Márquez, se titula precisamente así: “Calderón, en su laberinto”. Incluimos, enseguida, un expresivo ensayo sobre el papel y las funciones de la prensa y los mass media en México, que constituye un paradigma de un tipo de periodismo ligado casi siempre a las crestas e intereses del Poder y que ha pasado del silencio y la uniformidad, a las actuales resonancias del escándalo y la esquizofrenia moralista, en relación ésta última, a las tempestades de la violencia desatadas durante los últimos años, y que constituye, todo ese trabajo histórico de ese periodismo abyecto, un auténtico atentado, no sólo contra la libertad de expresión, sino contra la vida pública de la sociedad y y literalmente contra la población mexicana. Por su lado, el joven académico e investigador Froylán Enciso, por su lado, efectúa un sintético recuento sobre la historia de la prohibición, y recuerda la ruta seguida por los gobiernos mexicanos, detrás o desde las directrices de los Estados Unidos, en su abordaje del ya añejo problema de las drogas ilícitas. En temáticas ligadas vienen dos trabajos más de otros jóvenes docentes de la UAS sobre los aspectos sonoros del fenómeno de la narcocultura. En un texto sobre los aspavientos musicales del llamado “Movimiento Alterado”, Marco Núñez González realiza una mirada comparativa, desde la técnica del análisis de contenido, sobre las letras de los primeros narcocorridos frente a la ínclita agresividad de los que enarbola tal movimiento, surgido, para que la cuña apriete, desde la agreste cuna sinaloense. Los profesores Silvestre Flores y Julio César Ramos se hacen cargo, de forma referencial e indirecta y a través de las letras de los narcocorridos, de un acercamiento a la historia del narcotráfico. En una elaboración teórico académica, el también muy joven investigador Roberto Carlos López López discurre sobre una temática que se encuentra aún, si se mira de forma amplia y rigurosa, en proceso de estudio: el mexicano, por medio de sus elementos y aspectos identitarios, amén de las cuestiones relativas a las representaciones sociales. Y, de pasadita, echa un vistazo sobre ciertos rasgos de uno de los géneros musicales característicos de la cultura mexicana: el corrido; y de refilón hasta sobre la llamada posmodernidad. En esta ocasión colabora también el investigador italiano Umberto Lombardi, catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la UNAM, quien diserta sobre los medios masivos de comunicación y la cultura en los flujos de la llamada globalización. En su trabajo pone el acento en la necesidad metodológica de mirar muy 8
críticamente los alcances y la propia mitología que se ha creado al respecto. Especial mención merece la pintora Elina Chauvet, oriunda del estado de Chihuahua, quien reside en el puerto mazatleco desde hace varios años. Ella nos aporta la fuerte mirada artística sobre el fenómeno problema que está desangrando al país. Por lo menos, a la muerte y sus secuelas podemos acercarnos por vías no escabrosas ni miserables, sino encomiables, como es la labor artística de algunos pocos pero valiosos y significativos creadores sinaloenses. Aparte de la obra gráfica que ilustra la presente edición de ARENAS, Elina hasta nos presenta un texto testimonial que da cuenta de sus impresiones personales en torno al complejo fenómeno de la narcocultura. Cerramos con un trabajo especial sobre una problemática latinoamericana. La catedrática e investigadora dominicana Reina Cristina Rosario Fernández efectúa un amplio trabajo sobre el papel protagónico de la mujer en las luchas revolucionarias y de liberación del país caribeño. Presentado, de hecho, como una investigación también de género, el texto da cuenta de la compleja historia que han desempeñado heroicamente las mujeres, en la vida diaria y en las luchas y en las guerras, pero éstas de liberación, frente a los clásicos dictadores y sátrapas latinoamericanos, de cuyos nombres no quisiéramos ya ni acordarnos. Nery Córdova
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Una guerra en seis tiempos: CALDERÓN, EN SU LABERINTO
Mario MARTINI
Felipe de Jesús Calderón Hinojosa libra la madre de sus batallas, la íntima, de la que no puede huir. En la soledad del juzgador ve imágenes sucesivas, agolpadas una tras otra: niños desangrados sobre calles incandescentes, adolescentes ahorcados en puentes carreteros, cabezas sin dueño encajadas en la verja de algún kínder sinaloense, sicarios de 12 años que con apuros pulsan fusiles AK-47, turbas enardecidas que exigen justicia, poetas en rebelión…¡el país en llamas…!
Periodista con varias décadas de ejercicio profesional y profesor universitario. Ha dirigido medios impresos en Sinaloa y ha publicado libros como Grandeza mazatleca, y el más reciente La patria íntima. 11
Como corresponde al Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, metido en espesas aguas pantanosas, los informes oficiales, circulares y obsesivos a la República respaldan con optimismo fingido la obcecada decisión: “¡ni un paso atrás!”; promueven en cadena nacional la liturgia “vamos ganando la guerra”; y utilizan el marcador de vidas en el plazo trágico de 1,610 días con desprecio implacable: “de las 34 mil 612 bajas, sólo el 5 por ciento corresponde a fuerzas policiales y armadas y otro 5 por ciento a víctimas inocentes”, informó el Presidente de la República con desdén. Frente al bien mayor, no importa el dolor de 2,306 familias destrozadas por fuego graneado ni el destino de 230 mil desplazados que perdieron la tierra para salvar la vida. ¡Ni un paso atrás! Primer tiempo: violencia sin límite Del 1 de enero de 2007 a la fecha fueron asesinados mil 226 niños y niñas en fuego cruzado y ataques directos, conforme al pulso que lleva la Red por los “Derechos de la Infancia en México”. Pero como el costo fue advertido y reiterado presidencialmente no hay engaño: más sangre, sudor y lágrimas derramarán los mexicanos en los días por venir…¡Hasta la victoria…! clamó Calderón inspirado en Winston Churchill. A estas alturas la guerra del gobierno mexicano superó en muertos al número de víctimas que cobraron en el mundo organizaciones guerrilleras y terroristas como Los Montoneros de Argentina, los uruguayos tupamaros, las Brigadas Rojas italianas que sacrificaron a Aldo Moro, la Baader Menhof Bande alemana, la ETA del país Vasco y el ERI irlandés. De acuerdo a la proyección del promedio diario de muertos, al 30 de noviembre de 2012, último día de Calderón en la presidencia, habrán muerto unos 53 mil mexicanos, tres mil más que en la guerra de Vietnam, que duró 11 años y donde el ejército norteamericano, condenado por la opinión pública mundial, utilizó armas químicas y bacteriológicas y sintió los estragos del mortal rifle oficial ruso AK-47, utilizado hoy en México, también, por chiquillos y chiquillas de 12 años. Segundo tiempo: guerra fallida La fría estadística oficial evidencia que la guerra de Calderón fracasa en todas las líneas. Más bien multiplicó las causas y efectos que propuso combatir. Por ejemplo, en Sinaloa, etiquetado como el segundo estado más violento del país en 2010, ocurrían 1.66 homicidios al día antes de la guerra. Pero después de la acometida presidencial el promedio subió a 6.17 asesinatos diarios. Es decir, cada 4 horas muere asesinado un joven sinaloense de entre 15 y 29 años, en hechos consignados estadísticamente 12
porr la Procuraduríaa General de Jussticia del Estado o. Sólo los estad dos de Chiihuahua y Sinalo oa suman casi 15 5 mil homicidioss, de diciembre 2006 2 a diciiembre de 2010, casi la mitad de los homicidios en e el país. Años
2 2006
2007
2 2008
2009
2010
Promedio diarrio
1 1.66
2.04
3 3.19
3.43
6.17
-0.60
22.89
56.37
7.52
79.88
Variación %
Otro de los propósitos fallid dos del gobierno o mexicano fue inhibir ue hasta antes de 2007 conccentró la expansión de la violencia qu gunos puntos esstratégicos del territorio t nacion nal. A opeeraciones en alg parttir de la persecu ución, el crimen n organizado ex xtendió operacio ones a todaas las entidades del país en resspuesta inmediatta a la declaratoria de gueerra, acentuando la disputa violeenta en puertos, fronteras, f territo orios y rutaas tradicionales del d trasiego de arrmas, personas y drogas.
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Un objetivo o más de la gueerra contra el crrimen organizad do fue golp pear la distribucción de enervanttes, cortando la cabeza c a las 7 bandas b crim minales que en 2006 2 identificaro on los servicios de d inteligencia militar m (carrteles del Golfo,, Sinaloa, La Faamilia, Beltrán Leyva, L Arellano Félix, Carrrillo Fuentes y Zetas). Después de la detención n o muerte de “2 20 de los 35 capos más bu uscados”, ahora los grupos delicctivos son 14 y operan o con n la misma eficaccia y barbarie dee sus células maadre, según análiisis de la agencia a norteameericana de intelig gencia Stratfor. Pero las co ontradicciones en e informes oficiales de las fu uerzas judiiciales ahondan el desaliento: en n 2077 fueron consignadas 7 miil 221 acciones de comerccio de drogas, 71 7 mil 511 perso onas fueron deteenidas porr posesión de sustancias ilícitas y en total las au utoridades acred ditaron 81 mil 491 delittos contra la salud, s según reesumen del Siistema Insttitucional de Info ormación Estadísstica (SIIE) del gobierno g federal. os contra la Salu ud 2007 Delito Produccción 91 0.07% Transpo orte 5 535 0.39% Tráficco 144 0.1% 5.26% Comerrcio 7 7,221
0.09 0 0 0.51 0 0.14 6.83 14
Suminisstro Posesió ón Otross
142 0.1% 0.13 0 6 71 1,511 52.09% 67.6 1,847 1.35% 1.75 1
7.03 T Total Delitos Con ntra la Salud 81 1,491 59.36% 77 Total Gen neral
13 37,289 100% 12 29.77
Con las fu uerzas militares y policiales en plena acometid da, de form ma inexplicable las estadísticas bajaron b 3 años deespués, a pesar de d que el trasiego t de drog gas para abasteccer a los 40 millones de adicttos de Am mérica del Norrte mantiene el e ritmo ascend dente y los grupos g deliincuenciales sigu uen reproducién ndose como la prropia hierba: en n 2010 solaamente fueron deetectadas 4 mil 717 7 acciones de comercio; 43 mil m 326 indiividuos fueron ap presados por possesión; y unos 63 3 mil 404 delincu uentes com mparecieron antee autoridad judiciial por delitos co ontra la salud. En n 2007 fuerron documentad dos en total 137 mil 289 delitos contra la salud, 5 mil 707 7 más que los reegistrados en 201 10. ¿Qué ocurrió ó? La respuesta ronda porr la corrupción e incompetencia. Delitos contrra la Salud 2010 Producció ón
416
0.3 32% 0.39
Transportte
533
0.4 41% 0.5
Tráfico
155
0.1 12% 0.14
Comercio o
4,717
3.5 58% 4.39
Suministrro
145
0.1 11% 0.13
Posesión
2.93% 40.28 43,326 32
Otros
14,112 10 0.72% 13.12
8.19% 58.95 Total Delitos Contra la Salud S 63,404 48 Total Gen neral
131,582 10 00% 122.34
Otro probleema suscitado por p la guerra co ontra las drogas --que da día evidencia orígenes político os-- es el colapsso del sistema ju udicial cad 15
mex xicano. En los últimos 52 messes las fuerzas armadas y poliiciales cap pturaron a 121 mil m 199 criminalees organizados, de d los que obtuv vieron sen ntencia definitivaa 735, el misérrrimo 0.6 por cieento del gran total. Y úniccamente mil 30 06 fueron proceesados por delittos contra la saalud y lavaado de dinero. Es E decir, las cárrceles y los juzg gados están llen nos de presuntos responsab bles que cuestan millones de peso os a los mexicanos.
o obtuvo el lug gar 34 de 35 países p Por esta reealidad, México evaaluados en 2010 por World Justtice Project que encontró imporrtantes lasttres en términoss de efectividad d del sistema ju udicial mexicano: 1.Defficiencias en sisttemas de investig gación criminal y procesos judicciales; 2.-D Discriminación contra c grupos vu ulnerables; y 3.-C Corrupción en cu uerpos poliiciales, entre mu uchas otras anom malías. En la exposición de motiv vos de la guerra anticrimen, Callderón pusso énfasis en red ducir de manera sustantiva s la exttensión de los cu ultivos de droga d en suelo mexicano. m Según n el Departamentto de Estado de EUA, en 2006 2 eran 6 mil 900 hectáreas laas utilizadas en México M para el cultivo c de drogas d y en 2009 9 la extensión au umentó a 15 mil.. Tal vez el presiidente Barrack Obama se apoyó a en este “Informe “ del avaance de las drog gas en México 2009” paraa hablar en marzo o anterior de “laa justa frustración n” del presidente Calderón n en la lucha con ntra las drogas. 16
Pero la mu ultiplicación de cultivos c no fue exclusiva de México M puees en las últimas décadas en Collombia, Perú y Bolivia B los cultiv vos de cocca alcanzaron laas 320 mil hectááreas, lo que co onfirma el fracaaso de programas como el “Plan Colombiaa” que Estados Unidos U puso en marcha m en 1979. Si bien es e cierto que el país registró av vances en materria de asisstencia social y seguridad, tambiién lo es que sig gue siendo uno de d los prin ncipales abasteceedores de cocaín na en el continen nte. Y por otro laado, la gueerrilla sobrevivee aunque las au utoridades asegu uren que lo hace en con ndiciones de aislaamiento.
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o al economista Daniel D Mejía de la Brown Univeersity, De acuerdo Collombia produce hoy h las 600 toneeladas anuales dee cocaína que pro oducía en el e 2000. “Aunqu ue el área sembraada disminuyó, laa productividad de los culttivos de la hoja de d coca aumentó en la misma pro oporción”. Visto desde la estadística e y el co omportamiento del d tráfico de dro ogas y armas, el “Plan Collombia” podría afirmarse a que fraacasó y no tienee por qué ser dife ferente con n el “Plan Méridaa”, copia de aquéél. U pone los adicto os, México los muertos m Terrcer tiempo: EU Mientras que q en Estados Unidos la siem mbra y consum mo de marrihuana medicin nal es legal en 14 estados y los congresos de 13 3 más valo oran la posibilidaad de legalizarla, Calderón confirmó en Washing gton el 11 de mayo de 201 11 la decisión personal p de no leegalizar algún tiipo de M drogas, aunque parrece ignorar que la Ley Generall de Salud de México perm mite en el artículo 479, título XV VIII, el consumo de diversas drog gas en un galimatías juríd dico que prohíbe cultivo y producción. El gob bierno mex xicano permite al adicto consu umir opio, heroíína, marihuana, LSD, mettanfetaminas, ho ongos alucinantees y peyote, pero o deberá conseg guirlos en el mercado neg gro a precios imposibles i que tarde o tempraano lo arraastrarán a la dellincuencia, adem más de la mala o dudosa calidaad que probablemente lo po odrían dejar inváálido y con riesgo o de perder la vid da. 18
Pero lo que hace más incomprensible esta batalla del gobierno mexicano es que uno de cada 4 estadounidenses recurre al mercado de marihuana medicinal; 24.8 millones puedan comprarla legalmente y los estados que la permiten ingresan legalmente 8 mil 900 millones de dólares al año, casi lo que México recibe anualmente por turismo. Incluso el profesor Richard Lee fundó hace unos años la Universidad Oaksterdam de la Marihuana (cannabis sativa) en California, cuyo lema es “Quality Training for the Cannabis Industry” (entrenamiento de calidad para la industria de la cannabis), y liderea a un grupo de abogados que cabildean la despenalización total de la hierba que en el mundo consumen entre 130 y 190 millones de personas. Entre otras dolencias humanas, la marihuana es medicamento eficaz contra cáncer, Sida, esclerosis múltiple, epilepsia, glaucoma, entre otras dolencias y está comprobado que es mejor que la morfina para atenuar cualquier dolor crónico por intenso que sea. ¿Vamos por el rumbo equivocado? Sin duda. Tanto el PRI como el PRD presentaron en el último lustro iniciativas para despenalizar el uso y proceso productivo y comercial de la marihuana. Sin embargo, fueron congeladas porque nadie quiso pagar el costo político de una propuesta que la mayoría de los mexicanos rechaza por falta de información y por la servil oposición de la fracción panista, que avaló el combate cuerpo a cuerpo, para evitar que “la droga llegue a nuestros hijos”, sin tomar en cuenta lo que ocurre en otras partes del mundo que tuvieron la inteligencia de probar otras estrategias ante el fracaso de la prohibición. Después de 10 años de legalizar el consumo de drogas, Portugal registra importante reducción en estadísticas relacionadas con adicciones y violencia, según reporte de la BBC Mundo: -- El consumo de drogas en general descendió del 14,1 % al 10,6% y del 27,6% a 21,6% en las franjas de edad de los 13-15 y 16-18 años. -- Ostenta la tasa más baja en prevalencia del consumo de marihuana en usuarios que fuman durante toda su vida: un 10% (en EEUU es del 36,7%) -- Se ha retrasado la edad de inicio en el consumo de todas las drogas. -- El porcentaje de consumidores de heroína se ha desplomado del 2,5% al 1,8% -- Han caído un 17% los contagios de VIH por vía intravenosa. -- Pese a haber menos usuarios y caer el consumo de opiáceos, las demandas de tratamiento por metadona han subido de 6,000 a 14,000. -- Ha descendido en un 30% el número de condenas por tráfico.
Cuarto tiempo: imperio del mal El poderío económico del crimen organizado en el mundo es impresionante, propiciado por las ganancias geométricas que obtiene 19
durrante el proceso industrial de en nervantes y por la prohibición que q la enccarece. De acuerd do a Thomas Szaasz, profesor em mérito de psiquiattría en la Universidad U de Siracusa S en Nueeva York, “no so on las drogas sin no las pro ohibiciones que pesan p sobre ella as las causas de su uso desinform mado, irreesponsable, autoindulgente y socialmente autodesstructivo”. ue en los campos peruanos, colo ombianos y boliv vianos Mientras qu el kilo k de hoja de coca cuesta en prromedio unos 150 pesos mexican nos, el kilo o de clorhidrato de d cocaína alcanzza los 26 mil 500 0 dólares, conforrme lo indiica la revista meexicana Nexos, en e el artículo “Leegalizar. Un info orme”. Lo mismo ocurre con c la marihuanaa mexicana que mantiene m deman nda en los mercados de Canadá C y Estad dos Unidos. Co onforme a la misma m pub blicación, la marihuana cuesta en n la frontera 80 dólares d y del otro o lado alcaanza los 2 mill dólares. Estass ganancias geeométricas perrmiten corrromper autoridaades, debilitar gobiernos, man ntener la guerraa por tiem mpo indefinido y seducir a la juveentud de cualquiier país.
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Comparadaa al ingreso estim mado de 100 mil millones de dólaares al año o que genera el mercado m negro en e América del Norte N y a los 80 00 mil millones en el mu undo, la econom mía mexicana es minúscula. En 2010 México vendió 26 6 mil 733 millo ones de dólares en petróleo; obtuvo o ingrresos de 21 mill 119 millones por remesas de los mexicanos en el extrranjero; 11 mil 871 por turismo o; y 834 millon nes de dólares por las exp portaciones del to omate sinaloensee.
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De acuerdo al informe 2010 0 de prevención de d lavado de dineero de City y Group para México M y Latinoamérica, el mayo or mercado de co ocaína es Estados E Unidos con ingresos dee 35 mil millonees de dólares an nuales, seguido de Canadá con 2 mil 400 millones m y México con 300 millon nes de dólaares. Sin embarg go, en el país cirrculan anualmen nte 13 mil millon nes de dólaares provenientees del mercado o de todas las drogas, más qu ue los ingrresos por turism mo, según el info orme 2009 de laa Oficina de Nacciones Uniidas para las Dro ogas y Crimen (U UNODC).
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Los estudios de opinión, encuestas e indicadores de los últimos años sobre el narcotráfico coinciden en que el gobierno no tenía elementos de agravio sobre seguridad nacional o salud pública para salir a las calles a matar delincuentes. Así lo confirma el estudio “Sueños y 23
Aspiraciones del Mexicano” de las consultorías GAUSS y Lexia divulgado en enero de 2010: los encuestados pusieron como prioridad el tema económico, el quebranto del estado de derecho y la inseguridad común, responsabilidad de autoridades estatales y municipales. El narcotráfico ocupó la posición 8 de 11 problemas planteados. ¿Cuál es el problema más importante para usted y su familia? 1.- Crisis económica/Alza de precios/Inflación
29%
2.- Corrupción/Impunidad/Falta de respeto a la ley
15%
3.- Inseguridad/Delincuencia común
13%
4.- Pobreza
10%
5.- Desempleo/Falta de empleo/mejores empleos
10%
6.- Salud/Problemas de salud/Acceso a la salud
5%
7.- Educación/Falta de escuelas/Mala calidad
4%
8.- Narcotráfico/Violencia del narco
4%
9.- Sequía/Falta de agua
1%
10.- Falta de servicios/Luz, drenaje, transporte
1%
11.-Vivienda/Tener casa/Mejorar mi casa
1%
12.-No contestó
1% Fuente: encuesta de 98 reactivos a 1,794 mexicanos sobre sueños y aspiraciones de GAUSSC 2011
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Tampoco hubo síntomas de un grave problema de salud pública que respaldara la guerra gubernamental pues el Consejo Nacional contra las Adicciones (CNADIC) registra de manera imprecisa entre 400 y 600 mil adictos en México, lo que no pinta en una población de 110 millones de habitantes. El problema lo tienen los estadounidenses que indujeron la adicción en las guerras mundiales y la detonaron en Corea, Vietnam e Irak, creando un mercado estable de 26 millones 800 mil adictos.
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Quinto tiempo: efeectos sociales deel error político El despreciio por el sentim miento de miles de d mexicanos que q no reciibieron ni flores ni abrazos presidenciales se extiiende hacia el resto de la nación, n con efecctos devastadorees en las pospu uestas necesidadees del pueeblo en materia de d empleo, educaación y salud. A diferenciia de México, el gobierno collombiano implem mentó agreesivas políticass públicas en materia de seguridad, educación, asisstencia social y cultura c que han devuelto d la paz a ciudades incend diarias com mo Medellín, la más violenta del d mundo hastaa hace unos año os. El presidente Calderón n reconoció ante periodistas del Washington W Posst que su gobierno g “ha gasstado 40 mil milllones de dólares”” en la guerra con ntra la deliincuencia, diez veces v más que la l aportación esttadounidense al “Plan Mérida”, suficientess para modernizaar la educación mexicana m que ocu upó el último lugar de loss países de la Organización paraa la Cooperación n y el Dessarrollo Económ mico en el prograama Pisa 2099, muy m lejos del pu untaje obteenido por estudiaantes chinos, correanos y finlandeeses.
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No es que los l niños mexicaanos sean más to ontos que los chiinos o coreeanos, sino que allá estudian 10 horas diarias du urante 234 días al a año. Y disponen d de herrramientas tecnollógicas (el niño tiene computado ora en casaa con acceso a internet para el e desarrollo de tres ejes verteb brales: leng gua extranjera, habilidades interpersonales y alfabetizació ón en info ormática; la pollítica educativa coreana se apoy ya en la iguald dad de opo ortunidades y en n la educación de d calidad), mieentras que en nu uestro paíss, atrapado porr el sindicalism mo magisterial, la corrupción y la desviación de recurrsos, los niños dee educación básiica estudian 4 ho oras y med dia durante 200 días d al año o men nos. Sinaloa, arrraigado en la cu ultura del “narcco”, es un estado que pierrde unos 52 mill alumnos en el tránsito de prim maria a profesion nal; la may yoría abandona por razones eco onómicas y porq que considera que q su proyecto de vida no o está en la educcación sino en otras o actividades,, entre ellaas la delincuencia. Cada año abaandonan la prepaaratoria más de 20 2 mil mucchachos, muchoss seducidos por la l riqueza y podeer que engañosam mente ofreece el crimen orrganizado. La ex xpectativa promeedio de vida o lib bertad de un u quinceañero que q ingresa a la delincuencia d es de d 3 a 5 años.
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Pero también un número importante deseerta por aburrim miento, asig gnaturas que no responden a sus expectativas y maestros m sin hab bilidad ped dagógica. Mucho o tiene que ver laa falta de equipo os y modernizaciión de la educación e en México, M retrasadaa por efectos colaterales de la guerra g con ntra la delincuen ncia. Para 2011 el presupuesto conjunto c para fu uerzas poliiciales y armadaas creció en 240 0 por ciento en comparación al 2010, mieentras que los reccursos para educaación aumentaro on 24 por ciento.
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A diferencia de países qu ue ocupan los primeros lugarres en rend dimiento escolaar, los mexicano os carecen de laas Tecnologías de la Info ormación y Co omunicación, no n tienen coneectividad a Intternet, desconocen el uso o de plataformaas digitales de gestión educattiva y obtiienen una lapto op hasta preparaatoria o profesio onal, a diferenccia de paísses como Chile o Uruguay que dotó de computaadoras gratuitass a los estu udiantes de primarias públicas.
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ón educativa Mééxico ocupa el sééptimo En términoss de digitalizació lugaar en América Latina, L debajo dee economías com mo Chile, Puerto Rico, Pan namá, Costa Ricaa y Uruguay. El gobierno chileno o, por ejemplo, apostó a a laa modernización n educativa y yaa está dentro de las 30 naciones más com mpetitivas del mundo, m revela el e informe 2010 0-2011 de la OCDE, O mieentras que Méxicco ocupa el lugarr 66 en el ranking g mundial. Sex xto tiempo: estado de excepción n En los primeros 3 años de guerra conttra el narcotráfiico la perccepción de que el gobierno era selectivo en la persecución p de grupos g deliincuenciales fuee persistente: caapturó a 114 miembros m menorees del Cárrtel de Sinaloa,, en tanto quee consignó a 609 6 miembros de la organización Golfo--Zetas, la más peerseguida y actuaalmente divididaa. Esta recepcción social --aviv vada por docum mentos que circullan en on la “Federación de inteernet sobre la alianza de facto del gobierno co Sin naloa”-- desató la l estrategia criiminal de los “zzetas”, el grupo o más san nguinario, que en ncontró en la pob blación civil el hilo h más delgado o para neg gociar impunidaad. Abundaron secuestros, assaltos con viollencia, ajussticiamiento de campesinos c y migrantes m que neg garon integrarse a sus filaas, etc. La matanzza de campesino os inocentes ocurrrida recientemen nte en Guaatemala, cerca de d la frontera mexicana, m constitu uye otro golpe de d los
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“zetas” para complicar las relacion nes diplomáticas entre ambos paaíses y teneer la atención de la prensa mundiial. Atrapado el e presidente en n su laberinto, Calderón C va tam mbién con ntra reloj. A parttir del 1 de julio o próximo habráá elecciones en zonas crucciales para la succesión presidencial y el control de d los delincuentees que disp putan los espacio os del territorio nacional. n El caleendario electoral inicia el primer p domingo de d julio de 2011 con procesos en n el Estado de México, Coaahuila, Hidalgo o y Nayarit y sigue Michoaacán en novieembre. Sim multáneos a la elección presidencial del 2012 2 habrá comicio os en Cam mpeche, Colimaa, Distrito Fed deral, Guanajuatto, Jalisco, Mo orelos, Nueevo León, Querrétaro, San Luis Potosí, Sonora,, Chiapas, Coahu uila y Tab basco. ¡Todo el país p en disputa ellectoral y criminal!
u de sus pocas cartas bajo la manga, m Desde su laaberinto, y con una P deslizzó recientemente la idea o la posibilidad de decreetar el el Presidente estaado de excepción n y suspender garantías individuaales en regiones donde d la “autoridad “ estataal y municipal” ha sido rebasadaa por la delincu uencia, com mo se dice ocurree en su natal Micchoacán que tend drá elecciones el 13 de nov viembre próximo o. Ahora la esttrategia presiden ncial para matizzar su fraccaso apunta, co on lo que le queda q de poder presidencial, hacia gob biernos estatales y municipales “irresponsabless” o “cómplicess” que han n sido “rebasadoss por la criminaliidad”. La guerra total, pues. De acuerdo a estudios de ag gencias nacionalees e internacionaales de inteeligencia, como Stratfor, el presidente mexicano o está metido tam mbién 30
en un pantano. En el que cada vez se hunde más. La salida del embajador Carlos Pascual y el comentario del presidente Obama sobre la frustración de Calderón son señales de que el gobierno de Estados Unidos no está dispuesto a cargar con el costo político del fracaso mexicano, simple y sencillamente porque Barak Obama no pondrá en riesgo la reelección prevista para noviembre de 2012; y en todo caso esperará a renovar pactos de apoyo bilateral con el presidente mexicano electo. ¿Qué salidas tiene Calderón? Alternativas que surgen en este concierto de sucesos, difundidas y exigidas por grupos ciudadanos, son: 1.-Escuchar al pueblo y decretar el cese al fuego, acompañado de la convocatoria continental a un referéndum sobre legalización de “drogas blandas”, partiendo de la marihuana, y acuerdo internacional para el combate a las drogas. 2.-Reingeniería de la estrategia, poniendo énfasis en inteligencia policial y militar para crear “quintas columnas” que afecten estructuras financieras del crimen organizado; blindaje de puertos, fronteras y rutas interiores para el trasiego de armas, personas y drogas; medidas drásticas contra empresas e instituciones bancarias que lavan dinero ilícito. 3.-Alianza con la Federación de Sinaloa para combatir a los “Zetas”. 4.-Continuar con la intransigente estrategia bélica “¡ni un paso atrás!” y encomendarnos a Dios.
Evidentemente ninguna es viable por sí sola, pero tal vez una mezcla de todas y algunas más daría la salida política que urge al presidente Felipe Calderón, que deambula en su laberinto cargando los estragos de una guerra estratégicamente fallida y valorando en los rincones de la angustia, el aliento de algunos grupos panistas desplazados por su gobierno para llevarlo ante la Corte Penal Internacional, para que responda por crímenes de lesa humanidad, principalmente si en el corral de sus propios sentimientos insiste en postular candidato externo para que lo suceda en la Presidencia de la República. Calderón vive las últimas horas de su gobierno, cautivo por sus apetitos políticos y miserias humanas.
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LOS MASS MEDIA Y LA PRENSA: DE LA UNIFORMIDAD A LA ESQUIZOFRENIA
Nery CORDOVA En tanto que en sus aspectos cruciales o medulares la historia es escrita por los vencedores de la sempiterna confrontación social de la humanidad, el quehacer de la prensa y del periodismo también es una actividad profesional e intelectual que tiene que ver, en general, con el ejercicio de la visión --y la versión-- de los grupos de poder hegemónicos de la sociedad. Sus noticias, notas, relatos, reportajes, crónicas, columnas, artículos, mensajes mercantiles y propagandísticos, opiniones y juicios, y sobre todo su información de boletines y charlatanería han sido marcados
Catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales. Director de la Revista ARENAS. Poeta, ensayista y profesor e investigador. 33
por los intereses, la propaganda, la ideología y las mitologías donde los valores supremos han sido casi siempre el mercado, el dinero, las ganancias y el fetichismo de las mercancías. En cambio, el ejercicio de un periodismo profesional, deontológico, veraz y legítimo y obviamente distanciado de los circuitos, los escenarios y las arenas del poder, ha pasado a ser un asunto casi teórico, y de las idealizaciones, las tribulaciones y los anecdotarios de los románticos que aún moran necios, con la ética y la responsabilidad social como armas en ristre sobre el mundo. Las excepciones, claro, siempre confirman las reglas de facto construidas por la sociedad. De suerte que en la larga gesta, entre ileadas y odiseas, de edificación del país y la Nación, México y su cultura (como un todo con destino incierto) se encuentra hoy en una suerte de caos de espanto y esquizofrenia, en donde por supuesto la industria de la prensa ha tenido y ejercido una influencia perversa y desgraciada. Como expresión, reflejo y eco del ejercicio del poder económico y político --“la dictadura perfecta” dijo en alguna ocasión el más reciente Nobel latinoamericano, don Mario Vargas Llosa-- el sistema político mexicano ha dejado su huella y su impronta indeleble sobre el quehacer y el ser de la sociocultura nacional. Durante mucho tiempo, durante muchas décadas y sexenios nos vimos en los espejos fatuos y fantasmagóricos de un periodismo enmascarado de arrogancia y desdén, a imagen y semejanza del poder político que transitó y se fortaleció inmerso en la dependencia del poder, entre la soberbia y el cinismo de la corrupción mucho más que “chayotera”, pero también entre la alienación, y aún más, en la autocomplacencia y la autoenajenación. Fueron así, la prensa y el poder, la cara y la cruz de la mentira y la infamia, o de las medias verdades y la demagogia y la manipulación, vestidas con el lustrado uniforme de la impunidad; durante los últimos años las estructuras institucionales y nacionales (el Estado, el gobierno, las entidades, los municipios, los territorios, las regiones) nos han estado revelando y mostrando los rostros, las vestimentas y las entrañas nacionales en ebullición, convulsionadas, evidenciando las hondas erosiones tanto de la vida real como de los propios mitos creados tanto por el poder político como por la industria de los mass media. De manera literal, el país sigue supurando desechos y ahora además sangra. Miseria, hambruna; delincuencia, extorsiones a la carta, crimen organizado; matanzas en despoblado, genocidio; grupos criminales y estamentos secretos de santo y seña; corporaciones empresariales y financieras legales aliadas a las penumbras y los antros de las mafias; el espectáculo de la guerra real y virtual en las ciudades y 34
el campo, como escenario teatral de un realismo surrealista de escarnio, que ha terminado por convertir al ejército y a las fuerzas armadas y policiales en un pavoroso títere con poder de fuego; las fuerzas armadas al servicio del gran capital yanqui y de fines ideológicos nacionales indecibles; el supernegocio de la muerte como filosofía, estandarte y eslogan de los administradores de la vida y la sobrevivencia de un pueblo; el Estado al servicio dispendioso de la corrupción cuasilegalizada y disfrazada de obras de beneficio social (“Oportunidades” y “Redondeos” y demás programitas limosneros estilo “Chavelo” que le permiten a los monopolios televisivos y a las grandes cadenas de supermercados, por ejemplo, ser exentados en parte del pago de sus impuestos y que terminan pagando los consumidores); o la nación para beneficio del maravilloso “disneyworld” del mercado libre que fabrica como chorizos y salchichonería en serie cada vez más hambrientos, marginados, excluidos, “buenos para nada” y “subordinados de mierda”. Pero enfrente o del otro lado, ahí están orgullosos de sí mismos, entre sus grandezas y sus diplomas de Yale o Harvard “los hijos de…Papi”, los cruzados de posgrado y doctorado del neoliberalismo y sus sectas, cofradías, mafiosos de corbata y grupúsculos tecnocráticos, oligárquicos, enmedio del cinismo, la prepotencia, la persistente ignorancia, las omisiones y las necedades gubernamentales como estrategia. Son algunas llagas de la modernidad mexicana de estos tiempos. En una de sus libros más recientes, don Julio Scherer García, fundador, símbolo y guía de la revista Proceso, luego de describir “Una boda singular” (el matrimonio del magnate Carlos Slim Domit y María Elena Torruco) y de advertir que México en la actualidad era “La riqueza sin control y la miseria sin alivio” como “signos de un país con la brújula extraviada…”, escribió también que en un intento de diálogo con el Poder “No sólo sentí toda esa presencia, sino que vi a centenares de guaruras atentos a los movimientos y desplazamientos de los personajes a su cuidado. Sentí, también, la férrea escolta del presidente Calderón, cuerpo militar de élite. “Como si se tratara de un relámpago detenido en una larga luz, ese 9 de octubre de 2010 vi a una nueva clase que se consolidaba poderosa. Se trataba de una sociedad consolidada, una aristocracia formada por los hombres y las mujeres sobresalientes en la política y la empresa, cada uno en su sitio. Discreparían por asuntos menores, pero se entenderían en lo sustancial, se apoyarían unos a otros, caminarían juntos, definitivamente rotos los vasos de comunicación con los de abajo.
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“Tomé una frase de Coetzee, el Nobel sudafricano: “el poder sólo se habla con el poder””1
Hoy resulta por demás claro --a menos que uno se llame Héctor Aguilar Camín o Jorge Castañeda (grandísimos intelectuales putativos del Poder, de quienes se sienten tan orgullosos y orondos los medios de la ultraderecha)--, que nunca fuimos ni siquiera por equivocación conceptual, ese mitológico país revolucionario del progreso, el desarrollo, la paz y el orden social, ni estábamos como se nos insistió hasta el cansancio y durante un siglo entero en los discursos del poder y en las grises, rutinarias y manchadas páginas de los medios de comunicación. A menos que a México sólo lo represente la corrupta oligarquía privada y los estamentos políticos de ese poder (ergo: por ejemplo el peligroso trío público-privado de los Carlos y de cuyos nombres uno no se quisiera ni acordar: Salinas, Hank, Slim). Salvo honrosas excepciones de publicaciones periódicas y de algunos programas radiofónicos que en su aislamiento se diluyen frente a la desmesura demagógica de la cultura política nacional, el divorcio entre la comunicación y la vida pública, simbolizada en el periodismo, y la nación de escasa carne y mucho hueso de los mexicanos, ha sido prueba tangible de la ausencia de autoridad profesional y moral del periodismo en el país. La propaganda, la publicidad o la autopromoción de los mismos medios impresos hablan en exceso de independencia, imparcialidad, objetividad. Como en toda acción o panegírico que se presume y se ondea sin mesura ni recato, lo que se exhibe es más bien la evidencia o la prueba de lo que se carece, de lo que no somos o de lo que nos hace falta. Y es que francamente resulta demasiado obvio: el elogio en boca propia es vituperio. Qué lejanas las palabras de las gruesas y crudas realidades. Entiéndase que autoridad, credibilidad, ética y legitimidad son conceptos que van de la mano, al unísono, en el quehacer profesional de una disciplina que, por lo menos en el caso de México, no ha sido expresión genuina de la existencia de un pueblo que ha sufrido impunes y sistemáticos atentados contra sus derechos y su dignidad. Y ahora contra su vida. Y envuelto, o mejor dicho, padeciendo una guerra real, fiera y al mismo tiempo propagandística que el mimísimo gobierno desató para beneplácito y festín de la bárbara gula de los señores de la muerte, grupos empresariales y políticos norteamericanos y mexicanos.
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Julio Scherer García (2011), Historias de muerte y corrupción, Ed. Grijalbo, México, pp. 120-121. 36
Pese a los cambios curiositos y modositos del perfil y los rasgos aparenciales en la Presidencia de la República y el gobierno federal, los espejos periodísticos han mostrado más bien las imágenes pintarrajeadas de un presidencialismo ególatra, simple y ramplón, cuya estatura se mide exactamente de la cabeza al suelo, y que podría ser capaz hasta de llegar a los extremos del genocidio (avalado de facto por los probos medios de comunicación cuya filosofía se sustenta, entre otros, en Walter Mercado o Amira o cualquier otro brujo de la globalización y el mercado, y hasta por los así llamados “Poderes de la Unión”), al fin y al cabo que a los sectores rurales, a la mayor parte de los muertos-de-hambre del campo, a los sembradores de drogas ilegales, a los marginados, expulsados y desposeidos, y en especial a los indígenas de cualquier región, muy poco les faltaría para ser definidos --desde las alturas de la tecnocracia-- como infrahumanos que atentan no sólo contra el orden de la Patria, sino también contra la estética del paisaje social. A cualquier precio, y parece que no importa --el extremo es la muerte-- en la guerra contra el crimen organizado, los guerreristas están incendiando a México y a la sociedad. Pero en esta ruta, los espejos periodísticos cóncavos han terminado por alienar a no pocos estamentos o grupos de los medios de comunicación y a buena parte de la tan llevada y traída sociedad civil, representada sobre todo por quienes reafirman su existencia y su aparente importancia en la constante firma de desplegados en los periódicos del país. Aún no se nos olvida que cuando estábamos a punto de ingresar por decreto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte al primer mundo, en enero de 1994, los indígenas mayas de Chiapas, los olvidados del progreso, en tanto preclaros sub-habitantes del inframundo de la prehistoria del sur de la nación, hicieron estallar irreverentes e irrespetuosos de las formas, convulsos y compulsivamente, la sagrada estabilidad social y política de la República. Los zapatistas, con el Sub Marcos rompiendo madres, esquemas y cuadrículas, habían acabado con la euforia de la grandeza y la gloria de la gran Patria Mexicana. La ensoñación tecnócrata se volvió pesadilla y la fiesta neoliberal devino en cruda o resaca tercermundista, que hoy prosigue intensificando sus síntomas, rescoldos y resabios de descomposición y pobredumbre. De la fiesta, el orgullo y los honores sin paragones a su egolatría, el Tlatoani enano de aquellos días --uno de los tres Carlos-- pasó a ser un simple "chupacabras" en la antesala del infierno, y con media alma de sus corruptelas en Almoloya. Sin embargo, tan ufanos y tan fatuos y tan ciegos habíamos estado casi todos que hasta el paisaje viviente de la miseria y la vergüenza habíamos soslayado, y también arrumbado o escondido en los Museos, las fiestas patrias y las rememorias 37
arqueológicas y antropológicas “Mexican Curious” al servicio del turismo trasnacional. Nuestra sociedad de veras que no se merecía ese final de siglo XX y menos el inicio de un nuevo milenio como el que se padece, de miopía e inquina gubernamental, y angustia, miedo y desesperación social. Y mucho menos lo merece un pueblo que ha ofrecido una elevada cuota de sacrificios, millones de muertos, heroísmos y decepciones hondas, en su necio afán por contar con un país democrático, tolerante, diverso, libre y justo. Al paso irredento de tantos años, el gobierno mexicano ha tenido el dudoso honor de conducir los destinos nacionales por la vía del control sobre la sociedad, que se tradujo en adocenamiento ideológico, corrupción generalizada de la administración y del ejercicio del poder público y represión de las ansias de justicia social, concepto éste ya sin contenido real y significativo en la Constitución. Un país como México, decíamos, símbolo de la historia y la cultura prehispánica, dotado de tanto potencial y de tantos recursos materiales y humanos, en verdad que no se merecía llegar en tales condiciones y circunstancias a los umbrales del Siglo XXI. Ha sido tan fuerte el atentado contra la población por parte de las élites del sistema político, que en aras de la moda o el cliché de la globalización, la nación como tal, sustentada en su diversidad y su riqueza cultural, está siendo cada vez más una utopía. No es casual que grupos aventureros jueguen y le apuesten a engendros terroristas, para "voltear al revés" al sistema y al país, pero ahora para fines particulares, engrosados o engordado el crimen organizado quizás por unos 200 mil ex militares mexicanos, varios centenares de “kaibiles” guatemaltecos desertores, y cientos de mercenarios extranjeros y traficantes de armas de alto poder y de químicos y drogas lidereando o fortaleciendo a las mafias criminales de sicarios de “zetas” y “contrazetas”. ¿Qué se avisora? ¿Cuál y cómo es el horizonte de expectativas si es que todavía está limpia la mirada? ¿Qué se ve para el país, qué futuro es previsible? Entre los escarceos electorales, entre la difuminación de los lindes ideológicos de izquierda, centro y derecha, en realidad la población respira y exuda un ambiente de incertidumbre, con temor no sólo a un presente pletórico de inseguridad y pudrición, sino también al futuro que más que esperanzas ofrece amenazas. En el ambiente y el hábitat nacional se padece una extraña "nostalgia" por los sueños de una nación que pudo haber sido fuerte, noble y soberana, y que simplemente no lo fue; y resintiendo la pena de haber tocado fondo en materia de derechos humanos, además de haber ensanchado, multiplicado y expandido el 38
hambre a unos cincuenta millones de mexicanos; de éstos y más seres que, reconocería un politécnico ex presidente, ya no tienen recursos ni ánimos ni voluntad ni vocación, por ejemplo, ni para leer un periódico. Y mucho menos de hacer filas o colas para votar. Acaso la lectura de los periódicos sea o haya sido una suerte de fortuna, puesto que así por lo menos no se padece la desdicha de hacerse adictos a un periodismo fanfarrón, vociferante, cada vez más amarillo y por ello hueco, vacuo, huero, superficial y transmisor fundamental del discurso mercantil y del discurso del poder político, transformado por las supercherías del establishment de la posmodernidad mexicana también en propaganda y mercancía. A una prensa sin rubor que, haciendo eco acrítico del discurso oficial, ha dibujado a la mexicana como una población a la que se le podría dar siempre, aviesa y eternamente, gato por liebre. Un consuelo podría mirarse en que --curioso refrán, pero vaya consuelo--, no hay mal que dure cien o mil años ni analfabeta o marginado premoderno que lo aguante. En fin, los congresos, coloquios o seminarios académicos de política y comunicación, donde inclusive tenemos el dudoso honor de compartir estrados, micrófonos y pretensiosos y sesudos análisis con representantes de las televisoras y los medios impresos nacionales, en realidad son un pretexto ateo para confesar ante la feligresía y los colegas universitarios nuestra perspectiva teórica en la que impera, sin embargo, la desazón personal. Pero siguiendo por la ruta del lado amable, nos permitimos reflexionar en torno al lecho de postración de un país enfermo para que, ante el riesgo que ello entraña, la posibilidad del contagio por lo menos nos agarre confesados. Aprovechamos para echarle un vistazo al famoso espíritu del tiempo y de los medios y hasta al no menos famoso sueño por buscar una comunicación que exprese con profesionalismo la existencia social, y que la misma coadyuve en la compleja edificación, como diría Jürgen Habermas, de un horizonte de expectativas donde la vida pública y el futuro social puedan preverse como potencial y factiblemente democráticos y humanos. Entre el rompimiento y hundimiento de costumbres, tradiciones y añejas formas de vida, el país, por lo pronto, no deja de vivir entre los senderos espaciales y temporales de un cambio o un tránsito que se eterniza entre la hibridez de lo viejo y lo nuevo, como un mundo que no cuaja ni encaja, que se preve en el discurso pero que no se ve en los hechos y compulsiones, accidentes e incidentes macros de la realidad y la vida de la sociedad. Así, el mundo de barbarie, violencia y “decencia” gubernamental como “asincronías históricas” que se viven hoy en México 39
no deja de ser una espantosa y sangrienta paradoja. Una paradójica guerra que no se define formal e institucionalmente como tal, pero que es tan cruenta y real como una inverosímil, increíble y sorda guerra de inquinas e intereses varios que está dejando miles de víctimas de las informales batallas, heridos y rencores que no tan fácil se borrarán de los imaginarios colectivos nacionales, ni mucho menos de la memoria de los participantes directos, de los actores protagonistas y antagonistas. Y cómo podrá olvidársele, por ejemplo, a un humilde vendedor de periódico, cuando desde una patrulla federal varias pavorosas metralletas le apuntaron al unísono y malditamente en un crucero, ante el intento de sacar de una mochila una simple botella de agua para la sed. Acaso el joven voceador vivirá siempre, si acaso le queda mucho, con la imagen del terror. Mirar, diagnosticar y evaluar con cuidado ese tipo evenencial de fenómenos que ya lastimó para siempre al país, son cuestiones que difícilmente habrán de realizar en su justa dimensión los medios de comunicación. De ahí la importancia, diría Habermas, de las miradas a ras de suelo, de las prácticas sociales de fondo, de escuchar las voces hasta del silencio, pues tales estudios simbólicos, fenomenológicos y hermenéuticos condensan una variedad de “fragmentos de una historia” que está escrita desde el espíritu y “la perspectiva de los derrotados”. De modo que --arguye el filósofo y sociólogo alemán, heredero simbólico de la Escuela de Frankfurt--, “…Estas investigaciones agudizan la capacidad de percepción de asincronías históricas…De ahí que los reflejos subculturales en que se refractan y nos resultan visibles las patologías sociales de la modernidad mantengan el carácter subjetivo y accidental de acontecimientos a los que no se llega a entender en su cabal alcance”2
Empero, en lo que concierne al mundo de la vida actual, junto a las relaciones perniciosas (entre la prebenda, la concesión y el franco amasiato) forjadas entre los medios y el Estado, fue asimilándose una cultura político periodística que llegó a identificar al discurso del poder como sinónimo de la vida auténtica y genuina de la nación. Las palabras y los hechos fueron, más que fórmula, baluarte de un eslogan indivisible. Para la prensa y para los gobiernos sexenales, federales y estatales eran tales palabras y hechos el reflejo pulcro y ensamblado de los mayúsculos esfuerzos de los padres y héroes de la patria, que se regodeaban así, en el cumplimiento de los más nobles postulados de la Independencia, la Reforma y la Revolución. De modo que desde el discurso del poder, y por 2
Jürgen Habermas (1999), Teoría de la acción comunicativa, II, Ed. Taurus, México, pp. 532-533. 40
ende el discurso de la prensa, no hubo nunca, en la vida nacional, contradicciones ni graves ni mayores. En todo caso, se argüía, los conflictos propios de toda sociedad en realidad podían verse como escaramuzas y rencillas simples, casi familiares o internas, curiosas, leves y anecdóticas, que no trastocaban la grandeza nacional ni el orden monolítico de la sociedad; historias y anécdotas comunitarias, con diferencias pasajeras, sutiles, de malos entendidos provocados las más de las veces por equívocos y errores sin mala fe; o bien intentonas minúsculas, siempre fallidas, de grupos antinacionales influidos por ideologías ajenas, marcianas o marxistas que sin duda buscaban --irresponsable, dolosa y extranjerizadamente-- la desestabilización de la sacrosanta armonía de los gloriosos y grandiosos gobiernos emanados de la Revolución. Ufff. Durante sexenios y trienios enteros las desigualdades sociales y los desequilibrios económicos fueron asuntos vistos o justificados sin recato como calamidades y fatalidades del destino, y hasta de la geografía. Los asesinatos de líderes obreros y campesinos han sido narrados en la prensa como incidentes de nota roja y sensacionalismo; o en todo caso como actos de descuido y de la propia irresponsabilidad de los infortunados seres que llegaron a cruzarse en la ruta de las balas de caciques o policías a su servicio, o que insistían en vivir y amontonarse en los inseguros rumbos de Tlatelolco, San Juanico, Netzahualcóyotl, Acteal, Ciudad Juárez, o cualquier población de Sinaloa, Michoacán o Tamaulipas. Nuestro inmenso Carlos Monsiváis hizo clásico el sarcasmo aquél de que sólo lo insólito merecía ser considerado noticioso: "noticia es que un campesino mate a una bala y no a la inversa". Los criminales sucesos del 2 de octubre de 1968 fueron evidencia paradigmática de cómo ensamblaron las afinidades de los medios y el poder. No sólo se trató del control de la información por parte del gobierno. Los estudiantes fueron tratados con saña por toda la prensa mexicana, que jamás podrá quitarse de encima la insanía y la desvergüenza y el oprobio, no sólo de ocultar y sesgar información sino de aplaudir, elogiar y hasta gozar a los asesinos. Más de cuatro décadas después de esos amargos años, se han desvelado responsabilidades diversas y la magnitud misma del crimen masivo. Pero los criminales del gran gobierno mexicano, decentes ellos, jamás fueron castigados. Entre otros, el libro Parte de guerra, de Scherer y Monsiváis, ofreció datos, pelos y señales sobre ese lapso terrible, lastimoso y sin madre de la vida nacional. La escena: la prensa elogiando el genocidio, el acto brutal de un 41
gobierno asesinando a mansalva y con sadismo a sus hijos, a sus estudiantes y maestros. Más de cuarenta años después, una sociedad más exigente, con medios impresos también distintos --algunos pocos de ellos--, hemos podido ver muy de cerca la fuerza surgida del "callado dolor de los tzotziles" (Ramón Rubín) y de otros mexicanos mancillados, que nos han restregado en los ojos y en la conciencia las legendarias formas del racismo, la marginación y la injusticia social. Además, como cloaca interminable, el poder exhibe sus menudencias mayúsculas. Las esferas del poder exudan sus excesos, desde los "simbólicos" sueldos de los funcionarios hasta, por ejemplo, los increíbles rescates financieros de los banqueros y empresarios carreteros muertos de hambre del país. Y en esta ciénega hemos podido también atisbar a la "cosa nostra", el crimen organizado o los cárteles que dominan los territorios de la producción de las drogas ilegales, los mercados y la violencia desde sus antros u oficinas financieras, incrustados en los altísimos ámbitos del status quo. El extremo: usar a las fuerzas armadas para ocultar o disfrazar las enormes discapacidades gubernamentales para combatir de forma estratégica, con visión de futuro e inteligencia al crimen organizado. ¿Este es el país moderno en la era de la globalización? Javier Sicilia, el poeta y filósofo mexicano en duelo, que encabeza un movimiento nacional que se encuentra “¡Hasta la madre!” de la guerra, la violencia y la corrupción, ha puesto en predicamento, por lo menos desde la denuncia y la lucha por la paz en todos los rincones del país, al ejecutivo federal. Lo cierto es que nunca la población, la Nación, ha vivido en el paraíso propagandizado por el sistema y sus agoreros publicitarios. Gobierno y medios han sido cómplices y copartícipes del estallido de la violencia. En el silencio, el ocultamiento y el disfrazamiento de las realidades, se halla una parte importante del sentido para entender el viacrucis que ahora padecemos. La prensa, satisfecha en el halago putativo del poder, nunca expresó (no pudo o no supo expresar) acerca de la compulsión social acicateada por los vastos problemas económicos; de esto que se tradujo sencillamente en carencias de empleo, alimentos, satisfactores materiales básicos, ilusiones y esperanzas; de modo que se fueron gestando los torbellinos sociales, delictivos, violentos, que anidaban como larvas en el seno de la sierra, las montañas, los valles, los cinturones de miseria de las ciudades, y las comunidades largamente despreciadas, tanto por la sociedad política como por franjas de una magna clase media comodina y mediatizada y una sociedad civil con escasez de solidaridad y efectiva civilidad, que sin embargo, en tanto 42
esferas sociales, establecieron su hegemonía en la concepción y la visión de lo que supuestamente éramos como colectividad nacional. Así, prensa y periodistas al servicio del poder, difícilmente podían aventurarse en un ejercicio que tuviese que ver con la responsabilidad social, o con el servicio público a las necesidades educativas, culturales e informativas de la población. De ésta que, atrapada entre el analfabetismo y el analfabetismo funcional, sufre los duros impactos de la marginación y la exclusión, más allá de las cifras que sirven, entre otras cosas, para disfrazar realidades que visten o desvisten a las truculencias, las imbecilidades o los cínicos ejercicios del poder. Amén de que las plumas periodísticas se hicieron, e inventaron, las más de ellas, en el ámbito contextual de una cultura ligada a las omnímodas emanaciones de las canonjías y prebendas de la administración política y gubernamental. Acaso no debiéramos mencionar los casos de una prensa de otro tipo, comprometida con la sociedad, con la responsabilidad social y no con los gobernantes o las grandes corporaciones empresariales en turno, para no caer en injusticias de nombres de medios impresos precisamente olvidados, pero el ayer del periodismo mexicano ha sido sobre todo el pasado y el presente interesado de la voz de los poderosos (como protagonistas de la historia, del ejercicio del poder y de los banquetes de las ganancias económicas mientras arrasan, acumulan, se tragan y acaban con los recursos materiales) y no las voces, y ni siquiera los ecos o los balbuceos desesperados y angustiosos, como respuestas sustanciales, de quienes por diversas circunstancias se ubicaron como sus antagonistas sociales, políticos y hasta contraculturales: las mayorías nacionales. En el largo periplo de la comunicación pública mexicana, sin embargo, sí hay que decir que otras voces se escuchan y leen hoy, las cuales pueden referenciarse a partir quizá de los vergonzantes episodios de 1968 y de 1971 y la juventud ultrajada por los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Alvarez. Esas voces indignadas llegaron a canalizarse a través de la gesta de un periodismo más abierto o menos abyecto a las voluntades del poder, desde esos inicios de los años setenta, y que se solidificaría paradójicamente a raíz de un golpe presidencialista al ejercicio plural y crítico de la prensa a mediados de la misma década, y que luego se amplía hasta nuestros días, y que han contribuido con sus granos de arena en la diversificación de las expresiones críticas en el ámbito de la información. Pese a la valiosa y significativa aportación que pudieron haber generado los escasos medios críticos, para un país de tan enormes 43
desigualdades, cuarenta años no son nada para contrarrestar la amplia cobertura de los mass media al servicio del sistema y del poder, así como las décadas de omisión o silencio y para apreciar y valorar las honduras de los engendros y Frankestein que se establecieron en la República, y mucho menos para entender los hoscos pesares de un pueblo y su condición humana. De esas órbitas donde --lo vean o no los medios públicos y oficiales-- anidan los escarceos y murmullos del alma y que subsisten, perseveran y hacen eco histórico y cultural en la vida de los pueblos, y que se reiteran generación tras generación vía los mecanismos de la otra comunicación, la que se cultiva de tú a tú, la interpersonal, la que es casi silenciosa, semioculta y que mora, silba y camina y vuela entre los fantasmas del cuasi inframundo nacional. Con las maneras claras y sencillas del Mahatma Gandhi --por supuesto, sin que él fuera un especialista en los menesteres del periodismo, aunque sí en la comunicación con su pueblo-- nos atrevemos a recordar sus palabras: “estos son los objetivos de la prensa: interpretar el sentimiento popular y darle expresión; otro es despertar entre el pueblo ciertos sentimientos deseables; el tercero es expresar, sin miedo, los defectos populares”.
Cargados de subjetividad, pero también de sabiduría, tales principios de responsabilidad social han tenido poco que ver con el caso mexicano. Aquí, la prensa ha estado ocupada en su obsesión interesada de vanagloria de la exquisitez dionisiaca de las élites, o en su defecto en la explotación morbosa de la delincuencia, del crimen y lo policiaco. Y vaya que se dieron un festín de amarillismo y sensacionalismo con el bárbaro atentado al casino Royal de Monterrey, o los descabezados, despellejados y acitronados múltiples en Tamaulipas, Baja California, Chihuahua, Michoacán o Sinaloa. En la suma atención hacia el escándalo y la reiteración y explotación mercantil de los "defectos populares" han encontrado, los medios, una mina de altos rendimientos económicos, pero vestidos con las arengas lacrimógenas, telenoveleras y persignadas de políticos y locutores veniales de noticias. Ah, pero eso sí: ese tipo de prensa para solaz de un morbo propio de rufianes y de las víctimas de la cultura dominante, ha colocado y ubicado a los medios no como informadores, sino como jueces plenipotenciarios que dictaminan culpabilidades a su arbitrio, basados en la impunidad que les permite el usufructo del poder decir, bajo las anuencias del poder político y de los poderes del mercado y del capital. Por otro lado, a contracorriente de la premisa, corriente, escuela o tendencia que supone que el periodismo se constituye simplemente con 44
base en hechos puros, duros, descarnados y punto, nosotros nos vamos por los rumbos conceptuales de lo que es acaso una necesaria obviedad: el periodismo es una especialidad demasiado compleja, a la que no basta concebir sólo como copiadora, reproductora y transmisora de los hechos aislados, en tanto que sucesos que no son ínsula y que por lo demás son resultado y expresión simbólica y significativa de múltiples factores y contextos socioeconómicos, políticos y culturales. Al ejercicio profesional del periodismo no es suficiente verlo, y trabajarlo, únicamente desde el ángulo de una imprescindible veracidad; tampoco desde la incierta óptica de la neutralidad; menos desde el enfoque puritano de la moral; o bien sólo a partir de las normas técnicas, estructurales, literarias, estilísticas y sintácticas de los géneros, así como de los modelos y enfoques metodológicos, cuantitativos y cualitativos (una pluridisciplina muy distante de los procedimientos nomológicos, que se nutre, se enriquece, se condensa y que va desde la comunicación, la literatura, el arte y la estética, la sociología, la filosofía, la antropología, la lingüística, la economía, etc.), como impronta de la hibridación con que se distingue de otras ciencias, especialidades y oficios; y mucho menos cabe el periodismo sustentado en la mitológica, falsa y presuntuosa idea del "cuarto poder", concepto acuñado para vestir egolatrías, vanalidades y venialidades. "Conciencia de la sociedad" que cada individuo califica de acuerdo a su ideología, vocación, o de acuerdo a como nos haya ido en la feria, el periodismo como especialidad, sin embargo, reúne sólidas y densas vertientes cognoscitivas a las que hay que atender con sapiencia y rigor. Lo que parece inevitable es que los enfoques aludidos confieren al oficio una categoría de profesión altamente calificada y de concreción periódica real, en tanto voz y eco estrechamente ligados a un mundo social viviente y a las crudas, hondas y directas expresiones de la doxa de la sociedad; y en este sentido, como disciplina respetable, la actividad periodística --su existencia y su práctica--, merece y debe ser estudiada y ejercitada en relación con sus fundamentos sociales y cognoscitivos, amén de sus ramificaciones teóricas, sobre sus asideros y raíces de cientificidad, a partir obviamente de los principios de realidad. Como consecuencia, se trata de una profesión auténtica con un alto grado de responsabilidad social --no confundir con la acción y la presencia de charlatanes, “charoleros” y oportunistas que por disponer de recursos, medios y espacios y con pretextos varios como el de la libertad de expresión, medran a nombre del periodismo--, que se ha constituido en una carrera profesional y que ha sido asumida como oferta educativa, 45
sólo en México, en más de un centenar de instituciones de educación superior. En suma, estamos hablando de una profesión formalmente construida y hecha, aunque la mayor parte de las veces no derecha, la cual se encuentra (por la naturaleza de sus objetos de estudios: el hombre, los artículos y sus obras, incluídas las que parece son de su preferencia: la violencia y la muerte), como una influyente acción comunicativa y periodística en perenne debate, crítica y cuestionamiento. Pese a la idea central que supone que los asuntos relacionados con el periodismo son temas de objetividad, lo cierto es que en los encuentros académicos nacionales e internacionales en realidad nos atrevemos, más bien, a dialogar e intercambiar ideas sobre cuestiones que están necesariamente, y qué bueno, cargadas y bañadas de subjetividad. Estamos inmersos en el tenor y el quehacer de los deberes, del deber ser, sobre la base de los haberes presuntamente objetivos, sobre el sustento de qué hay y cómo estamos, cómo somos y porqué. Una certeza se nos viene a la mente, la cual compete al método periodístico básico: como normal y comúnmente se cree, resulta que no es tan sencilla la operación elemental de mirarse, describirse y diagnosticarse. Hasta en eso solemos equivocarnos, a veces de forma ridícula, a veces de manera inmensurable. Y es que las imágenes que nos regresan los espejos cóncavos no resultan, en muchas ocasiones, tan diáfanas, precisas y claras. Hasta para realizar la simple operación de vernos necesitamos aprender y estudiar más, con mayor ahinco, rigurosidad y sistematicidad, tomando en consideración que el periodismo no trabaja con materia inerte, como cosas, metales, energía o piedras. Es la complejidad de los sujetos el objeto y el sentido de su existencia como oficio y profesión. Los materiales con que trabajan los medios están constituidos por escenarios, imágenes, fenómenos, incidentes, accidentes y hechos sociales. Y aunque el periodismo es diagnosis, su registro y construcción (como noticia, crónica, reportaje o ensayo) se encuentra condicionado por la historia, por el contexto y por la trascendencia de los actos sociales. Entre esos factores está el país, la sociedad o el mundo que se vive, que se observa, que se disfruta o que se sufre; y uno más es, precisamente, el de los métodos con que se miran y estudian las diversidades socioculturales, políticas y humanas, con el agregado o agravante de los valores que atribuimos a los hechos. Durante décadas, por referirnos al último siglo del milenio que se fue con el año 2000, el periodismo ha sido y aún es, sobre todo, la conciencia fragmentada y feliz de corporaciones, agrupamientos y empresas, amén de grupos económicos y políticos, cobijados casi todos 46
por un Estado benefactor y los gobiernos corruptores, con los que las empresas periodísticas han mantenido un largo, suculento y leonino amasiato. Una travesía de constancias plebiscitarias de ambos polos, con omnímodos sexenios en los que se fue ensanchando un estilo de información uniforme y gris, que variaba según la cantidad de elogios y alabanzas a los mandarines en turno. Ha sido una abyecta postración de los medios al servicio de las esferas del poder burocrático y administrativo: los tiempos de la uniformidad de la desinformación. Lo que resulta claro es que gobierno y medios generaron un profundo daño a la cultura nacional, y en concreto a las esferas de la actividad periodística. Como siempre, o casi siempre, las excepciones terminan por confirmar reglas. La herencia o el legado difícilmente ha podido erradicarse y los modelos de la uniformación informativa, con los grandes y abismales vacíos y silencios, continúan vigentes, al margen de que una de las más notorias características del periodismo mexicano ha sido la prepoderancia del alarmismo y el alertismo3, que ha sido la literatura periodística más consumida en el país a lo largo de la historia, tanto en las grandes urbes como en las ciudades medianas. En la Ciudad de México, por ejemplo, dos rotativos vespertinos prácticamente han competido todos los días para ver cuál de los dos impresos era el campeón del amarillismo o del sensacionalismo y el más literal y morbosamente sangriento. Uno, Ovaciones, hijo vespertino del diario deportivo del mismo nombre; el otro, Ultimas Noticias, segunda edición, de la casa Excélsior. Mirar a los capitalinos leyendo absortos tales diarios, mientras viajaban en el Metro y otros medios de transporte, ha constituido un espectáculo aparte y especial. En provincia no se cuecen de forma distinta las habas. En Mazatlán, por ejemplo, el vespertino Primera hora visual y temáticamente es un chorreadero de sangre. En este contexto, ¿qué es lo que otorga autoridad moral? ¿Cómo se gana o se construye? ¿Cuáles son los fundamentos éticos del periodismo? En tanto actividad que da cuenta de las más visibles 3
Recuérdense los tiempos de los periódicos semanales, en formato tabloide, Alarma y Alerta, que durante muchos años (alcanzaron su esplendor en la década de los setenta y los ochenta del siglo pasado), fueron los medios impresos más leídos, pero con mucho, en el país. Cientos de miles de ejemplares se agotaban con rapidez ante el tema crucial: las notas rojas, la información sensacionalista y las imágenes de seres descuartizados. El diario La Prensa es un paradigma especial como diario “con especialidad” en bajos instintos, intestinos, crimen, violaciones, muerte, delincuencia, con grandes imágenes fotográficas, escatológicas, que también han dejado muy poco a la imaginación. 47
manifestaciones de la vida pública, que depende y se alza sobre la base de las acciones notorias de la sociedad y de los miembros que actúan individual y grupalmente dentro de sus respectivos ámbitos, el periodismo existe y por ello se debe, gracias al interés público que es precisamente el interés de la sociedad, condensada en el concepto nación. Dado el gran poder que llegó a concentrar el gobierno mexicano, dirigido por sujetos absolutistas que dictaminaron las directrices de la vida política, social, económica y cultural, y que llegaron a autoinvestirse en encarnación del propio Estado, las actividades propias de las esferas de lo público, incluido el ejercicio profesional del periodismo, padecieron y resintieron también los usos de tal abuso. Estado y gobierno fueron, durante casi toda la época posterrevolucionaria, vistos y asumidos como sinónimos. Las dos caras de una moneda, con políticos-empresarios plenos de “fervor” postrrevolucionario en el camuflage. A ellos sí que les “había hecho justicia” la Revolución. En consecuencia, los principales involucrados en el quehacer de lo público: la clase política, integrada por hombres de dirección, relaciones e influencia, y ligados a organismos de vertiente empresarial, llegaron a identificar el interés del gobierno y de las élites con el interés público, y así anexaron por vía de sus facultades y prerrogativas los intereses políticos y económicos de la administración a los intereses de la sociedad en su conjunto; y, en suma, identificaron intereses más o menos públicos y más o menos privados con los intereses plenos de todo un país. Pero sin los intereses reales de las inmensas mayorías nacionales. En el engranaje y la telaraña de intereses que fue ensanchando al Estado, los medios masivos de comunicación --por influjos de la hegemonía o por razones de supeditación interesada--, terminaron por difundir los hechos de acuerdo a una especie de "interés público" con dedicatoria, y que era el suyo; era una suerte de "interés público interesado", tendencioso, manipulado, expandido además por la doctrina y la propaganda política y las conveniencias de los grupos, los clanes y las familias "revolucionarias". En no pocos casos la falacia de que los intereses de la administración eran los mismísimos intereses de la población, fue un recurso utilizado como "prueba" para ondear que se cumplía la fórmula de las palabras a los hechos. O se argumentaba, por lo menos, que tales intereses eran los que convenían a los intereses de ese ente mágico llamado pueblo, por el que en su nombre se cometen --y cometemos con cinismo-- tantísimos pecados públicos de lesa gravedad. 48
Bien sabido es, entonces, que el llamado periodismo mexicano ha vivido supeditado al sistema político, a sus generosidades o también a sus represalias. Recordamos aún aquél incidente en que se vio envuelto el Diario de México, durante el sexenio de Díaz Ordaz, en el que los formadores o galeristas del periódico, en primera plana, confundieron y cambiaron (acaso por descuido, quizá con intención) el pie de grabado de dos fotografías: una era la de un simio en su jaula; y la otra la imagen del Presidente de la República. El escándalo fue mayúsculo y el cierre del diario fue una consecuencia mínima. Claro, nosotros creemos que era más grato ver la imagen del simio que la del gobernante represor y genocida. Pero bueno, ha de reconocerse que para la prensa y el periodismo en general, en la medida de lo estrecho de sus vínculos con la administración pública radica también la medida de su fuerza, su prestigio o su debilidad frente a la sociedad, los auditorios y los lectores. De estos públicos que en su mayor parte y de antemano (en el contexto del grueso analfabetismo funcional que nutre a la cultura mexicana), más por intuición y sospechosismo que por certeza, le tienen una especial desconfianza y recelo --aunque dentro de las amplias franjas del complejo y casi inextricable campo de las percepciones socioculturales--, a lo que que se transmite entre los colores, las columnas, las líneas, las letras y los olores de la prensa nacional. Los datos de la circulación de los diarios siguen ofreciendo un panorama desolador. Y esto no hace más que confirmar cómo, para qué y por quiénes existen, la mayoría de ellos, los medios impresos en el país. Por lo pronto, entre la violencia política, el crimen político, el crimen organizado y los rituales electorales, podrían mirarse los destellos de una probable reanimación de los lectores, pero que está lejos aún de involucrar a los millones de habitantes del país, en virtud de que un periodismo con autoridad moral, verosímil y legítimo está aún en vías de edificación y expansión. Así, parece inevitable que el periodismo profesional, objetivo, y por tanto comprometido con la sociedad, se fortalecerá con un país democrático en el sentido más amplio del concepto, que obligadamente incluye justicia, libertad y desarrollo genérico del hombre. Y si estos aspectos están lejos de constituirse en verdaderos logros y conquistas de la sociedad, un periodismo que en el caso mexicano se dedica en sustancia al aplauso y la lisonja y a reproducir sólo las versiones del poder, sencillamente no puede llamarse periodismo, sino medios de información doctrinal y propagandística. Frente a este país que se nos ha venido encima, fraccionado, dividido, con espasmos de añejos y nuevos rencores de millones de mexicanos humillados y lastimados en la inaudita pobreza por causa y responsabilidad directa de gobiernos priístas y panistas incapaces, 49
corruptos y sin madre; frente al presente que nos abruma en la crudeza de la muerte, expandida hacia cada vez más regiones y estados, intensificada en salvajismos y sadismos sin nombre y de la increíble guerra político ideológica, perenne y silenciosa, en el sur; en el barbarismo moderno del crimen político; los bombazos y las vendetas y las acciones aviesas de masacrados y descabezados de las narco mafias incrustadas mediante disfraces múltiples en las esferas públicas y gubernamentales; el dolido sacrificio de los millones de paisanos que en sentido literal huyen de su tierra y su patria para buscar comida en territorio ajeno; y el asesinato masivo de los migrantes, mexicanos y latinoamericanos, por parte de policías negociantes, zetas del narco y el sicariato al servicio del mejor postor; frente a la impunidad que se ratifica, que crece y que hasta se enarbola, al periodismo mexicano no le queda más remedio que registrar y testimoniar lo que realmente ocurre en las honduras de la dramática cotidianeidad. El soslayo, la despreocupación o el silencio en el sonado caso mexicano por supuesto que no ha sido de inocentes, sino de coparticipación en el destino nacional. A través del prisma de la educación y la cultura pueden delinearse aspectos valiosos en torno a la credibilidad, que es el corazón del periodismo como expresión pública de la sociedad. A través de este sentido básico y significativo de la prensa, y respondiendo a la voz soterrada de los pueblos –que es historia, que es fuerza, que es bagaje, y que es también inspiración y creación--, pueden hallarse las rutas para construir un periodismo más cierto, más genuino y más pertinente y profesional. Y dentro de las escuelas y las universidades tenemos el reto de forma más nítida: las instituciones públicas, como la UNAM o la UAS, existen gracias al trabajo, a los impuestos y al legado de un pueblo que en su sacrificio refleja aún más su grandeza, y no son propiedad de grupos (Rectoría, el gobierno o politiquillos fantoches y oportunistas que otrora fueron dizque “revolucionarios” y ultra radicales, y luego priístas o panistas enmascarados o del partido que fuere), sino que son, y que no se olvide nunca, instituciones y obras de la sociedad y de los pueblos. Por tanto el compromiso es con éstos y no con quienes ostentan y detentan pasajeramente la administración sean la Presidencia de la República o las instituciones de gobierno, educativas o culturales de la nación. Por lo pronto las venas de la nación se siguen abriendo y en el pasmo el gobierno aún no entiende que desató una guerra contra grupos criminales que están enfrente y en los fondos sociales, pero también contra sí mismo, y que otros grupos de transgresores con licencia, venia e influencia también están adentro, en las alturas, en las estructuras y en los andamios del sistema y del poder. 50
LA PROHIBICIÓN: NARCOTRAFICO, MORAL
HIPOCRESÍA Y
Froylán ENCISO Las propuesta teórica de Ethan Nadelmann sobre el desarrollo de los regímenes globales de prohibición es útil como punto de partida para entender cómo se instrumentó en México el régimen de prohibición de drogas impulsado por Estados Unidos durante los siglos XX y XXI. Desde una perspectiva cronológica amplia, la historia muestra que la criminalización del narcotráfico no fue un fenómeno inevitable, sino un proceso histórico que implicó la constante negociación entre diversos
Síntesis del ensayo del propio autor: “Los fracasos del chantaje: régimen de prohibición de drogas y narcotráfico”, en Los grandes problemas de México. Seguridad nacional y seguridad pública, Vol. XV, Arturo Alvarado y Mónica Serrano (Coords.), El Colegio de México, México, 2010. Froylán Enciso es candidato a doctor por la State University of New YorkStony Brook y estudió Relaciones Internacionales en El Colegio de México. 51
actores en México y el mundo. Las amenazas y negociaciones con que Estados Unidos negoció e impulsó este régimen de prohibición han sido chantajes que han tenido convergencia o no con el avance de la democracia mexicana en diferentes momentos.4 Uno puede apreciar con claridad la hipocresía del gobierno estadounidense --y quienes le siguen el juego en México-- cuando encuentra su verdadero rasero en la economía: la mayor parte de las ganancias por ventas de drogas se obtiene en Estados Unidos y no en México: las organizaciones criminales mexicanas, según estimados de la ONU y la Casa Blanca, controlan apenas entre el 10% y 30% del valor del mercado norteamericano. Durante el porfiriato, hubo un tímido consumo de enervantes que creó mecanismos de diferenciación de clase y diversas ideas médicas y científicas sobre sustancias enervantes que justificaban diferencias clasistas. Estas ideas, junto a la presión estadounidense y la proclividad de los grupos políticos surgidos de la Revolución Mexicana a la proscripción y estigmatización de las drogas y el alcohol, desembocó en una “criminalización con excepciones”, sobre todo desde el porfiriato hasta 1947. El afán moral detrás de las discusiones de las primeras leyes que criminalizaban las drogas en los años 1920, puede mirarse en relación con los viejos intentos europeos por domesticar el consumo indígena de sustancias psicoactivas que tanto escandalizaba a los poderosos durante la colonia. Sin embargo, el prohibicionismo de las drogas como nuevo estilo de estigmatizar y perseguir a consumidores de sustancias psicoactivas, se diferenció de las viejas formas de someter los cuerpos de los indios a ciertos regímenes ocupacionales, espitirituales y de explotación, porque ya en el siglo XX los intentos criminalizadores fueron liderados por Estados Unidos y no Europa en una escala mundial. La instrumentación del prohibicionismo global de drogas, en el caso de Mexico, se negoció entre el gobierno, algunos consumidores, grupos de cabildeo prohibicionista de México y EU, médicos, científicos y boticarios organizados, entre otros. Como ocurrió en algunos países, la selección de sustancias prohibidas respondió a intereses concretos. Esto tuvo como consecuencia un trato diferenciado entre las sustancias. El jugoso ingreso fiscal por tabaco legal, por ejemplo, fue un elemento 4
Las amenazas estadounidenses incluyen: dificultar cruces fronterizos, retirar apoyo para el mantenimiento del régimen autoritario; denunciar corrupción de la élite política mexicana; violar sistemáticamente la soberanía territorial; condicionar apoyo económico durante crisis financieras; boicotear negociaciones del TLCAN e imponer procesos (formales e informarles) de “certificación”. 52
importante para que se mantuviera en tal estatus de producto legal. En cambio sustancias, como el opio, fueron prohibidas desde temprano por seguir el juego a grupos de empresarios y políticos mexicanos racistas, que de tal manera ocultaban sus resistencias o su miedo a la competencia de los comerciantes chinos en denuncias, a veces violentas, del consumo de opio por parte de asiáticos en los inicios del siglo XX. Las convergencias y divergencias de opinión de los múltiples actores involucrados en estos procesos provocaron que, desde un principio, existieran espacios de excepción en la interpretación y aplicación de las leyes prohibicionistas mexicanas. La impunidad y los dobles raseros morales se volvieron una práctica frecuente. Quizá la mayor muestra de la necesidad de regular la negociación de la ley fue el intento vanguardista de establecer un mecanismo de control estatal de la distribución de drogas y el tratamiento médico de los toxicómanos en 1940 durante la parte final del gobierno del general Lázaro Cárdenas. Estados Unidos no aceptó la propuesta cardenista de control estatal, casi legalización, del consumo regulado de drogas ilegales, basado en argumentos de salubridad pública por motivos estratégicos y morales, lo que llevó a la perpetuación de las políticas y leyes negociadas y a su instrumentación mediante la violencia del Estado: el discurso de la salud fracasó a favor del estruendo de las balas, legítimas unas aunque otras no. Esto abrió paso a un periodo de promoción y avispamiento de la criminalización de las actividades relacionadas con el tráfico de drogas ilegales, cuya expresión en el ámbito internacional fue la firma de tratados y convenciones. Entre los proponentes del régimen global de prohibición de ciertas drogas hubo países y organizaciones sociales, así como empresarios que usaron la persuasión diplomática, la inducción económica y la intervención política para lograr su cometido. Una etapa que denominamos como “internacionalización del discurso criminalizador” se puede delimitar cronológicamente desde que la Procuraduría General de la República asume la persecución del narcotráfico en 1947, hasta la Operación Intercepción de 1969. Durante este periodo, diplomáticos y funcionarios estadounidenses tuvieron un papel especialmente activo. En 1948, el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas formó la Comisión de Estupefacientes, que asumió un papel activo en el credo prohibicionista. Estaba auspiciada bajo el liderazgo de funcionarios estadounidenses como Harry J. Anslinger, de la Oficina Federal de Narcóticos del Departamento del Tesoro de 1930 a 1962. México apoyó a los cruzados estadounidenses contra las drogas durante la guerra fría hasta la llegada de Richard Nixon, quien, por motivos electorales, presionó a México para que cerrara el espacio abierto 53
entre la letra de las leyes prohibicionista y la práctica de la ley mediante estrategias militares y policíacas más radicales. La expresión más fuerte de estas presiones fue el cierre de la frontera con México durante la Operación Intercepción I, que fue diseñada, de acuerdo a uno de los asesores de Nixon, no tanto para combatir las drogas sino para “doblegar a México” a los designios de las políticas prohibicionistas de EU. La “criminalización con dientes” promovida por Nixon desde 1969 ha creado “mecanismos de negociación de los espacios de impunidad” ante leyes de prohibición difíciles de instrumentar debido a los incentivos económicos del mercado de drogas estadounidense. Los últimos treinta años del PRI en el ejecutivo federal estuvieron marcados por ciclos de ampliación y reducción de los espacios de impunidad frente al prohibicionismo. Los ciclos eran efecto del condicionamiento del apoyo de EU al régimen priista en el ámbito internacional y por negociaciones locales y pactos entre la élite de poder con organizaciones criminalizadas. (El chantaje estadounidense se manifestó en operativos violadores de derechos humanos en 1970, una relación crítica y tensa en 1980 y un pragmatismo inercial en 1990). Por eso la llegaba de la alternancia y el pluralismo político en 2000 pulverizó los pactos y demás negociaciones de los espacios de impunidad en el régimen de prohibición, lo cual desestabilizó al entramado institucional. Después del 2000 el peor fracaso del chantaje fue mexicano: generó estrategias de gobierno que volvieron a México un país esclavo de pasiones prestadas y desvanecidas. Del análisis de este proceso histórico, es posible proponer una conceptualización de “narcocultura” que distingue entre la “alta narcocultura” de la elite del poder y la “baja narcocultura” de las clases populares. La primera es definida como “la expresión pública de la negociación de la élite del poder alrededor de los espacios de impunidad existentes en la distancia entre la letra y práctica de lo local, así como en la creación de arreglos legales alternativos.”5 La “narcocultura popular”, por otro lado, es conceptualizada como “el entramado de intercambios de 5
La “alta narcocultura” incluye, aunque no se limita, a: discusiones públicas y no necesariamente judiciales del involucramiento de contrincantes políticos en el tráfico de drogas; las discusiones teológicas entre la jerarquía del clero católico sobre la legitimidad de recibir limosnas que provienen del narcotráfico; las líneas editoriales que representan, crean y reproducen posturas éticas, estéticas y políticas alrededor de estas discusiones; las artes visuales o literarias que pugnan por cerrar o no los términos jurídicos que propician espacios de impunidad; los textos académicos que pugnan por cerrar o no los espacios de impunidad abiertos por el régimen global de prohibición. 54
significados que permiten el reclutamiento, la protección ideológica frente a la estigmatización y el manejo psicológico del riesgo en el mercado de drogas definidas por el prohibicionismo como ilegales.”6 Un valor agregado del análisis del prohibicionismo en México es que muestra el poder explicativo del modelo de Nadelmann en un ámbito nacional, resaltando las singularidades del caso. El análisis histórico y una explicación más detenida de la economía política del narcotráfico (de precios inflados por el riesgo y los diferenciales de precios entre el punto de producción y los puntos de consumo) proporcionan los suficientes argumentos para justificar la legalización de las drogas.
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La “baja narcocultura” incluye: expresiones musicales como el narcocorrido y el vallenato; los cultos apócrifos; las reivindicaciones literarias y cinematográficas de narcotraficantes; los rituales de socialización que fortalecen la imagen de actores criminalizados específicos y las formas de vestir, usar vehículos, celebrar fiestas o hacer filantropía propia de narcotraficantes 55
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EL NARCOCORRIDO Y EL MOVIMIENTO ALTERADO
Marco NÚÑEZ GONZÁLEZ Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos
Pablo Neruda
El problema En los últimos cuatro o cinco años, una apreciación sobre los narcocorridos es que ya no son o que dejaron de ser “como antes”. De manera empírica y según algunos analistas se ha detectado que más o menos desde el 2006 se ha generado una corriente bautizada por los
Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Estudiante de la “Maestría en Ciencias Sociales con énfasis en estudios regionales” de la UAS. 57
propios exponentes, consumidores y observadores como narcocorridos alterados o enfermos que, se dice, expresan aún más violencia. Disertaremos en torno a ello. Una apreciación es que los corridos pioneros sobre el fenómeno del “narco” retrataban al narcotraficante como un individuo de valores y valentía que recurría a la violencia por necesidad, defensa propia o para “ajustar” a los que se querían “pasar de listos”. Cuarenta años después el narco corrido ha enfocado su discurso en la figura del sicario, ya no del pistolero, que recurre a una violencia sádica y lúdica como forma de vida. La descripción de la violencia es explicita y los enfrentamientos “frente a frente” pasaron a dibujarse como batallas de pequeños ejércitos en caravanas con tácticas militares y armamento de alto impacto. Buscamos detectar, cuantificando, interpretando y confrontando el discurso del corrido “narco” como representación social de la violencia. La premisa es que los enunciados que componen un narcocorrido pueden mirarse como sociogramas (oraciones y versificaciones), que se refieren a una o más representaciones sociales acerca de la narcocultura, en sus formas subjetivada y objetivada, como los actos delictivos, sus grupos diversos de poder, la corrupción, los métodos de traficar, la vestimenta, etc. Así, algunos sociogramas construyen precisamente la representación social de la violencia. La metodología de análisis es mixta: 1) de forma cuantitativa se calcula el porcentaje que ocupan los sociogramas violentos en cada canción; si una canción posee un total de 40 sociogramas y 20 de ellos hacen referencia a la representación social señalada, el porcentaje relativo que se destina para la violencia es de un 50%. Y 2) de forma cualitativa, se recurre a una interpretación de los sociogramas de violencia para comparar si el nivel de ésta que dibujan las estrofas es de menor, igual o mayor magnitud entre ambas épocas. De esta manera, con lo cuantitativo se demostrará si la atención que recibía la violencia en ambas épocas es distinto, si ha variado; y el análisis cualitativo nos permitirá interpretar si hay diferencia en el enfoque con que la representación social de la violencia es presentada en los narco corridos pioneros y actuales. Las representaciones sociales son una idea que los individuos se han formado sobre un objeto (tangible o intangible); pueden ser las nociones que tenemos sobre lo que significa estudiar, pensar, comer, un automóvil, un avión, etc. Se les denomina sociales pues estas ideas se han formado a través de procesos de socialización; y se les califica como representaciones porque supuestamente un individuo jamás adquirirá la totalidad de información y experiencia acerca de ese objeto; por tanto, la 58
información y experiencia que ha interiorizado sólo representa al objeto, ya que existe información y experiencia que aun no adquiere y la noción sobre el objeto no es total. Las representaciones sociales se forman vía la información del entorno y de las experiencias que se tengan con los objetos. De modo que están en una constante reestructuración o reafirmación. Cuando las representaciones sociales se forman, son integradas a la cultura subjetiva de los individuos y fundan el sentido común; este último orienta el comportamiento. Su estudio permite detectar esquemas de percepción, valoración y acción de los individuos. Por ello son importantes las representaciones sociales, así como los factores socializadores que intervienen en su formación. Los sociogramas pueden verse como un conjunto imágenes y representaciones de contornos. Se les puede llamar también “topos culturales”, clichés ideológicos, figuras arquetípicas de una cultura en particular o simplemente “mitos”, de acuerdo a Gilberto Giménez y Catherine Heau, en un texto incluido en Estudios sobre la cultura y las identidades Sociales, CONACULTA, 2007). Son enunciados, en suma, que hacen referencia a una representación social. En este sentido podemos decir que si en un narco corrido aparecen palabras u oraciones relacionadas a la violencia, podemos decir que son sociogramas violentos y están contribuyendo a construir tal representación social. Por lo pronto la violencia sería “… una fuerza que se emplea contra el derecho o la ley, lo cual sólo puede comprenderse por referencia a un orden legal establecido. Se trata, por lo tanto, de una conducta esencialmente trasgresora” (Heau y Giménez, p. 366). La muestra La muestra seleccionada está compuesta por 5 narco corridos pioneros y cinco actuales; ha sido integrada de manera no aleatoria en base a una percepción sobre la popularidad que tienen/tuvieron en el momento de su lanzamiento y posterior a éste. Los temas musicales: Pioneros: 1. 2. 3. 4. 5.
Contrabando y traición – Los Tigres del Norte (1971) El corrido de Chito Cano – Ramón Ayala (1972) Gerardo González – Ramón Ayala (1977) Lamberto Quintero – Chalino Sánchez (1980) La camioneta Gris – Los Tigres del Norte (1989) 59
Actuales: 6. 7. 8. 9. 10.
El Mochomo – Banda MS (2006) En preparación – Gerardo Ortiz (2009) El comandante Ántrax – Voz de Mando (2009) Sanguinarios del M1 – Movimiento Alterado (2010) Comandos del MP – Voz de Mando (2010)
Resultados La gráfica siguiente contiene los resultados de los porcentajes de sociogramas violentos vistos en el corpus de los diez narcocorridos:
Grafica 1. Porcentaje relativo de sociogramas en los narco corridos que hacen referencia a la representacion social de la violencia.
8
44
37
33
23
16
57
62
58
97
Los narcocorridos pioneros muestran un rango de variación porcentual de 8% a 44% y el de los actuales va de 16% hasta 97%. Los porcentajes de los cinco narcocorridos pioneros dan un promedio de 29% y en los actuales un 58%. Hay un aumento considerable en cuanto a la atención que ha tenido el tema de la violencia en los narcocorridos. Llama la atención que de los pioneros el mayor porcentaje es de 44% mientras que en los del otro grupo los cuatro narcocorridos son mayores a esa cifra, siendo la mas alta 97%. De modo que la representación de la violencia juega un papel central en los contenidos. Por otra parte, algunos estudios han advertido que desde 1972 (44%) hasta 2006 (16%), existió una tendencia a la baja a incluir elementos de violencia en los narcocorridos; sin embargo tres años después, en 2009, esta tendencia se rompe esta tendencia y el próximo 60
éxito musical del narco corrido muestra una cifra porcentual de 57% y una tendencia a aumentar hasta alcanzar los 97% en 2010. Un analisis cualitativo es necesario para fortalecer la hipótesis de que existe un cambio temporal en el enfoque de los narcocorridos hacia la violencia, y por ello es necesario estudiar más a fondo la representación social de la violencia. En ambos grupos se identificarán y clasificarán los diferentes tipos de sociogramas violentos que integran a los grupos; armas, formas de matar, formas de morir, métodos de organización táctica y bélica, expresiones gallardas, etc. De esta manera, confrontando los porcentajes que ocupan los distintos tipos de sociogramas violentos se determina si existe diferencia entre la representación social de la violencia de los narcocorridos anteriores y actuales. En un análisis de los discursos de la muestra se han clasificado los sociogramas violentos en las siguientes categorías. La gráfica 2 contiene los resultados de la clasificación y porcentaje que ocupan los sociogramas violentos en los narco corridos elegidos.
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Gráfica 2. Clasificación de los sociogramas violentos en narco corridos pioneros y contemporáneos. Actos de ejecuciones … Amenazas Formas de ejecutar Llamados de reto Acciones cobardes Tacticas de combate Venganza Referencia a la valentia Llamados al … Estado de vigilia Armas, vestimenta y … Tácticas de escape Referencia al Estado Desenlaces trágicos Llamados de advertencia Referencia a los … Referencias a respaldo … Simbolismos religiosos Gajes del oficio Descripcion de la … Referencia al rol del … Referencias a la zona … Control o defensa de la … Figura que inspira … Cualidades para matar 0
Contemporaneos Pioneros
10
20
30
40
50
Esta gráfica concentra los datos de clasificación de los sociogramas violentos en los narcocorridos. Del total de 426 sociogramas que contiene el corpus de la muestra, 222 son violentos, siendo el 75% perteneciente a los actuales y el 25% restante a los pioneros. Las categorías están ordenadas de mayor a menor repetición con respecto a los narco corridos pioneros. Se distingue que todas las categorías de violencia que contempla el narcocorrido pionero son mantenidas en el narcocorrido más contemporáneo sin grandes variaciones; de esta manera las alusiones a 62
ejecuciones, amenazas, maneras de ejecutar, cobardía, tácticas de combate, venganza, adulación (o autoadulación), retos, estado de alerta y vigilia, uso de armas y demás contenidos violentos de los narcocorridos pioneros se mantienen presentes en los más actuales. La mayoría de las categorías conservan su relevancia relativa entre el narcocorrido pionero y el actual; sin embargo existen cuatro categorías en las que éste sobrepasa significativamente a los pioneros: armas y/o vestimenta de combate, respaldo de recursos humanos, figura que inspira miedo y/o respeto y por último las cualidades para matar. En los narcocorridos pioneros se presenta a un sujeto un tanto “honorable”, que hace uso de la violencia, sí, pero para vengar acciones cobardes y lanza retos frente a frente, como el corrido de Chito Cano: (2) Con un balazo en la espalda El todavía se reía No los creía tan cobardes Hampones y policías Le pegaron por la espalda De frente no se podía
(3) Qué bonitos son los hombres No se le puede negar Aun después de caído Tuvo la fuerza de hablar No corran, no sean cobardes Acábenme de matar
En cambio, en los nuevos corridos las figuras que resaltan son sicarios: 4 de los 5 narcocorridos de la muestra son dedicados a sicarios o coordinadores de los brazos armados del narcotráfico. Como ejemplo dos estrofas de un narcocorrido alterado, de “Sanguinarios del M1”: 1 Con cuernos de chivo Y basura en la nuca Volando cabezas Al que se atraviesa Somos sanguinarios Locos bien ondeados Nos gusta matar
2 Pa dar levantones Somos los mejores Siempre en caravana Toda mi plebada Bien empecherados Blindados y listos Para ejecutar Sanguinarios del M1, 2009
Otro más de la muestra seleccionada, “El comandante antrax”: 3 Tal como un acto suicida Se juega la vida Con pólvora y balas Sé que en china
la
5 Hay jefes y compañeros Que andan en el fuego Siempre están con uno Son Gonzalo el macho 63
inventaron Pero el compa R Le puso su marca Varios calibres de plomo Certeza y aplomo También calaveras Corporación MP Estamos al 100 Aquí y donde sea
prieto Manuel el ondeado Y el numero 1 Ellos no se andan cuentos Son causa y efecto Son mente maestra Puro calibre efectivo Que contra enemigos Detonan la guerra
con
Grupo Voz de Mando, 2010
En este sentido, si se confrontan dos estrofas de dos corridos (un pionero y uno actual) se advierte la diferencia cualitativa: 5
6
Sonaron siete balazos Camelia a Emilio mataba En un callejón oscuro Sin que se supiera nada Del dinero y de Camelia Nunca más se supo nada.
Con un pie presionaba su pecho Con una mano le agarró el pelo En la otra tenía un cuchillo Lo decapitó, le cortó el cuello Y junto a él le dejó un mensaje que para los niños sus respetos La venganza del M1 Arley Pérez, 2006
Contrabando y traición Los Tigres del Norte 1971
No es el mismo nivel de violencia disparando balazos en un callejón como ocultándose de algún testigo, que un degüello a mano y que en vez de esconderse se deja un mensaje de atribución. ¿Por qué este cambio en el discurso? Si los sociogramas y la representación social de la violencia cambiaron, fue porque como explican Heau y Giménez (2007: 364), “los corridos no sólo son parte de dicha cultura, sino también testimonio y 64
espejo de la misma”. Por tanto, si hubo un aumento en la violencia de los narcocorridos acaso debe ser porque hubo un cambio en la violencia en la vida social. Para corroborar esta idea buscamos una correlación anual entre los porcentajes relativos de violencia de los narcocorridos y la violencia del narcotráfico, tomando como dato duro el numero de ejecutados anuales atribuidos al narcotráfico de 2006 hasta 2010.
Ambas líneas muestran una tendencia al alza desde 2006 hasta 2010. En 2006 hubo un total de 62 ejecuciones y el narco corrido más popular de esa época tuvo un porcentaje de violencia de 16%, en cambio en 2010 hubo un total de 15,273 ejecuciones y el corrido más popular del periodo registró un porcentaje de violencia de 97%. Revisando los demás datos, se nota que con el aumento de la cantidad anual de ejecutados la violencia de los narcocorridos aumenta. Esto demuestra que existe una fuerte correlación entre la violencia de la narco cultura y los narcocorridos, comprobando la hipótesis de Heau y Giménez que señalan a los corridos como un espejo de la cultura. Como dijeran Los Tigres del Norte en 1997 en la introducción del tema “Jefe de Jefes”: “a mí me gustan los corridos porque en ellos se canta la pura verdad”. Conclusión Los narcocorridos, de acuerdo a la muestra, aluden hoy a más violencia. Se mira en tres niveles: 1) La cantidad de letras que hacen 65
referencia a la violencia se ha duplicado. 2) Los elementos en los canciones pioneras describen a una figura que hace uso de la violencia, por ejemplo, como venganza contra la cobardía; en cambio los actuales retratan una figura bélica con énfasis en uso de armas, vestimenta y/o equipo de combate; el respaldo de sicarios para atacar, el miedo y/o respeto que impone a los adversarios y las cualidades sanguinarias para matar. 3) La narrativa de los nuevos narcocorridos es mas explicita y sádica que los pioneros; en sus inicios el narcocorrido relataba una muerte de manera general sin resaltar detalles, en contraste con los que ahora hacen énfasis en aspectos visuales y los modos de las ejecuciones. Este estilo de los nuevos narcocorridos, que se gesta entre 2006 y 2008, ha sido bautizado por los propios exponentes con el calificativo de “corrido enfermo”, al relacionarlo con una desviación social de sicópatas o sociópatas. Al exabrupto se le conoce también como “Movimiento Alterado” o música “alterapulsos” porque al escucharla, los buchones dicen que el pulso cardiaco se les altera o se les “acelera” la vida. Estos cambios acaso tienen relación con la guerra declarada al narcotráfico y al violento reacomodo de los carteles de droga en el país. Ante la ola de violencia la forma de dar muerte a los “contras” se volvió más escatológica y se ha notado en las de los corridos. Se volvió común cantar sobre armas y vestimenta como signos de poder; sobre las habilidades que se ostentan para asesinar con eficacia; para destacar el capital social que tienen como miembros de un grupo criminal y refiriéndose a los nexos con otros personajes del mundo del hampa; y que se expresa en los cantos como odas a las muertes, de las que son autores materiales o intelectuales.
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SINALOA A TRAVÉS DEL NARCOCORRIDO
Silvestre FLORES G. y Julio César RAMOS R. Más que celebración del delito, los narcocorridos difunden la ilusión de las sociedades donde los pobres tienen derecho a las oportunidades delincuenciales de los de arriba.
Carlos Monsiváis Introducción
Profesor e investigador de la Preparatoria Mazatlán. Maestro en ciencias por la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS. Ha publicado diversos artículos sobre el fenómeno de la violencia, migración y turismo. Licenciado en Derecho y profesor de la UAS. Realizó estudios de Maestría en Política y gestión Pública en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). 67
Abordamos aquí el tema del narcotráfico en Sinaloa desde un punto de vista histórico, utilizando como herramienta de análisis uno de los géneros musicales que desde su aparición hasta su actualidad ha creado polémica: el narcocorrido. El análisis parte de algunas acciones de los principales y más representativos “capos” del tráfico de drogas ilícitas sinaloenses, tomando en cuenta las 5 etapas en el desarrollo del fenómeno que ha propuesto Luis Astorga (2007:46). Aclaramos que no se busca entrar al debate sobre si este tipo de canciones celebra, exalta o glorifica a la violencia producida por los personajes del narcotráfico. Más bien se miran, las canciones, en tanto crónicas musicalizadas que tienen un valor como obra y testimonio, y hasta fuente indirecta de información que pueden otorgar indicios para el análisis, la reconstrucción y el estudio del fenómeno. Un acercamiento teórico El corrido es considerado como un género musical heredado de la Revolución Mexicana (Massard, 2005:1); y el narcocorrido una forma de expresión de la cultura del mundo de las drogas, cambiando los héroes del antiguo corrido, por los propios, relativos a sus acciones y personajes. Por los narcocorridos, podemos conocer en parte el lenguaje de los narcos, episodios de sus vidas, y de las actividades relacionadas con este fenómeno. La temática abordada en el género musical es diversa, tanto como los análisis de estudiosos que buscan interpretarlos y organizarlos en diferentes taxonomías. Por ejemplo, Luis Astorga enlista que en los narcocorridos se habla de mercancías; herramientas de trabajo; medios de transporte; movilidad social; códigos; consumo; sueños; ritos fúnebres, etc. El especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (1997:6), advierte que los protagonistas de los primeros corridos eran mujeres y hombres reales o míticos que transportaban cantidades moderadas de drogas como marihuana, opio, heroína y cocaína, si se compara con los estándares o volúmenes actuales. Asímismo, el tráfico lo hacían cruzando la frontera con Estados Unidos a pie, a nado o en auto; y donde las armas siempre han sido sus compañeras fieles e inseparables. “Luego vendrían historias donde las avionetas y los camiones de carga aumentarían considerablemente las cantidades que ya no se pesarían en kilos sino en toneladas. Las armas ya no eran sólo pistolas como la clásica 38 súper, sino ametralladoras, granadas y lanzagranadas. Y los 68
traficantes ya no eran tan desconocidos o producto de la imaginación de los compositores…(Ibid., 1997:6).
El tráfico de drogas y la música “narco” El corrido, relacionado con el tráfico de drogas inicia su registro, grabación y difusión a partir de la década de los 70`s en diversos estados del norte del país (Astorga, 2000: 152), donde hoy es uno de los elementos principales de la narcocultura (Massard, 2005:2), y hasta de identidad regional. Pero sus dimensiones ideológicas y culturales también se reflejan a nivel nacional (Olmos, 2002:1) El narcotráfico en Sinaloa tiene una genealogía propia, y no se entendería su desarrollo y posterior crecimiento a nivel nacional e internacional, sin mirar con atención la génesis histórica de su crecimiento y desarrollo. Culiacán, por ejemplo, sigue figurando como uno de los centros de operaciones más importantes del narcotráfico (Montoya Arias, 2008:47). Luis Astorga (2007:46), considera que existen cinco etapas bien marcadas como parte del fenómeno del tráfico en México, y donde Sinaloa ha sido productor de ciertas drogas prohibidas y lugar de tráfico de otras. Dichas etapas se presentan a continuación distribuidas en una línea del tiempo:
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Figura 1: Etapas del tráfico de drogas en México1.
Dice un investigador sobre el contenido musical: “en todo momento ha existido la materia prima de la que se vale el trovador para reflejar su propia visión de los hechos en la escritura del corrido” (Rocha Moya, cit. por Montoya Arias, 2008:47). Para Diego Enrique Osorno las historias del narcotráfico en el estado sinaloense “Son historias de y sobre el cártel de Sinaloa, una sociedad histórica de familias y amigos dedicados al tráfico de drogas ilegales, cuyo común denominador es haber nacido en esa sociedad del noroeste del país” (Osorno, 2011:50). Si los primeros corridos hacían mención a personajes que empezaban a transportar cantidades moderadas de drogas, durante la década de los 50´s y 60`s el nombre de algunos actores empezarían a
1
Las cinco etapas descritas son autoría de Luis Astorga (2007:46-48), mientras que la elaboración de la línea del tiempo de los autores del presente ensayo. 70
sonar, como Jorge Favela, “Don Lalo” Fernández y Pedro Avilés Pérez, como antecedentes de lo que hoy son los capos (Osorno, 2011:123). En 1977 el gobierno mexicano llevó a cabo la famosa “Operación Cóndor” para “acabar con focos guerrilleros, desmantelar a los grupos de traficantes y destruir su siembra” (Polit, 2007:17). Como resultado de dicha acción en la que participaron más de 10 mil elementos de corporaciones del Ejército, la Marina y la Procuraduría General de la República, hubo más de dos mil presos en la ciudad de Culiacán acusados de delitos contra la salud. La operación provocó que muchos traficantes emigraran a Guadalajara (Montoya Arias, 2008: 50). Finalizada la Operación Cóndor el negocio de la droga parecía apaciguarse, siendo Culiacán la ciudad que más sufriría los estragos: “Los músicos dejaron de trabajar día y noche, las agencias de autos cerraron, los bancos perdieron millones de cueros de rana, los centros nocturnos despidieron a las prostitutas; las joyerías quebraron, los hospitales y las funerarias tuvieron menos difuntos y por ende menos ingresos” (Montoya Arias, 2008: 51).
Esta situación es retratada en el corrido “La mafia muere”, de Pepe Cabrera, cuyos intérpretes más conocidos son los Tigres del Norte: Culiacán capital sinaloense / Convirtiéndose en el mismo infierno / Fue testigo de tanta masacre/ Cuantos hombres valientes han muerto/ Unos grandes que fueron del hampa/ Otros grandes también del gobierno/ Pistoleros que fueron famosos/ Poco a poco se han ido acabando/ Unos muertos otros prisioneros/ Ya la mafia se esta terminando/ Por la sangre que fue derramada/ Solo hay luto y familias llorando…
Sin embargo, durante el sexenio del gobernador Antonio Toledo Corro (1981-1986), el tráfico de drogas reaparece con mayor intensidad junto a una mayor violencia armada, aún y cuando varios narcotraficantes habían emigrado a Guadalajara. Tal se manifiesta en el corrido “La mafia vuelve”, del cantautor Indalecio Anaya, donde menciona no sólo el regreso de los hechos ilícitos, sino también a personajes: Vuelven los buitres mafiosos/ a su nido Tierra Blanca/ cortando a dedos jariosos/ y a soplones en venganza/ en barrios de Culiacán/ se oyen rugir las metralla/ Bandas de Pedro Àvilés/ Salas, Quintana y el Gato/ cargan en jaque a la ley/ con secuestros y asaltos/ Manuel Salcido es el Rey/ de todos los contrabandos/ Por Culiacán, Sinaloa/ linda Perla del Humaya/ vuelven los carros del año/ con el rugir de metrallas/ la mafia vuelve de nuevo a mandar/ en Tierra Blanca…
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En estos dos últimos corridos se aprecia el papel importante de la Colonia Tierra Blanca, pues “Los capos de la época como Eduardo Fernández, Manuel Salcido Uzeta, Ernesto Fonseca Carrillo, Francisco “chico” Fuentes, Pedro Heliodoro Cázares, Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero, hacían acto de presencia en Tierra Blanca para cerrar negocios” (Montoya Arias, 2008: 49). Resalta Pedro Avilés, “El León de la Sierra”. Dirigía el tráfico de drogas en la entidad con la ayuda de Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto” (Ibid.: 127). Poderío que se iba extender hasta septiembre de 1978, cuando murió en un enfrentamiento con la policía judicial. Dicho suceso y parte de su vida es retratada en un corrido: Lo apodaban licenciado/ dicen que era muy valiente/ lo mataron por la espalda/ nunca pudieron de frente/ porque Pedro se paseaba/ donde quiera con su gente/ Cruzó todas las fronteras/ por el lado americano/ lo mismo entraba por Texas/ que por avión a Chicago/ hizo historia en California/ porque Pedro si era bravo/ Gitano ya mataron a tu jefe / Culichí ya mataron a Pedro/ tus amigos te recordaran por siempre/ porque fuiste un gran amigo sinaloense…
La muerte de Pedro Avilés representó un enorme salto cultural. Caminó el narcotráfico de la zona rural y se bajó del caballo para iniciar una nueva transformación de estilo y riqueza (Osorno, 2011: 134). El cártel de Sinaloa, sus inicios Durante la década de los 80`s ya se hablaba de los narcotraficantes sinaloenses como miembros de un cártel2, de hecho al irse Félix Gallardo al estado de Jalisco en 1987, el cártel de Sinaloa también era conocido como cártel de Guadalajara (Olmos, 2011:183), producto de la “asociación de sinaloenses que exportaban a Estados
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A diferencia de las empresas y/o compañías que están debidamente establecidas, que tienen un nombre, una marca, registros fiscales, y otras características empresariales y financieras, la organización más representativa del crimen organizado son mejor conocidos como cárteles,2 figura creada por los estadounidenses para referirse a una estructura jerarquizada y centralizada. (Salazar J, 2001:59). Por su parte, Andrade Bojorges (1999:61), define al cártel como: “una asociación económica llevada al grado de institución”.2 Sin embargo, Guerrero Gutiérrez (2009) va más allá al precisarlas como “una confederación de empresas locales que funcionan con cierta independencia, pero que son sujetas a las decisiones de una política corporativa… cruzadas de arriba abajo por ingredientes de corte tradicional”. 72
Unidos y Europa cocaína colombiana y mariguana sembrada en diversos estados del país” (Ibíd.:184). Los sinaloenses Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero, eran los líderes en el ramo y contaban con operadores, también sinaloenses, distribuidos en diversas partes del país; muchos de ellos se convertirían en líderes de otras organizaciones, como Amado Carrillo Fuentes, los Arellano Félix, Joaquín “El chapo” Guzmán, Héctor “El güero” Palma, Ismael “El mayo” Zambada, Manuel Salcido Uzeta “El cochiloco” y Jesús Labra (Olmos, 2011:184). En este mismo contexto, para la década de los ochenta el combate al narcotráfico adquiriría nuevas dimensiones, sobre todo en 1986 cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan declarará una guerra contra las drogas, hecho que provocó transformaciones en la respuesta de los grupos delictivos y que Gabriela Polit describe así: “La actividad pasó a ser un crimen de estado y por tanto, se justificaba la participación de los ejércitos para combatirla. A mayor crimininalización del tráfico de drogas, mayor violencia alrededor del negocio” (Polit, 2007:17).
La presión de Estados Unidos contra el gobierno mexicano ante el asesinato del agente del DEA Enrique Camarena no tardó en rendir frutos. De los principales capos en ese momento el primero en ser detenido fue Rafael Caro Quintero; luego aprehendieron en Puerto Vallarta a Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto”, quien acusó a Caro Quintero de haber mandado secuestrar a Camarena con el fin de llegar a un acuerdo con dicha oficina antinarcóticos (Olmos, 2011:184). Ante tal situación empezaron a escucharse diversos corridos dedicados a la vida de Caro Quintero. Uno de los más conocidos ha sido interpretado por Los Invasores de Nuevo León. El siguiente en la lista en ser detenido en 1989 fue Miguel Ángel Félix Gallardo, a quien el extinto periodista Jesús Blancornelas, del semanario Zeta de Tijuana, le atribuyó la división y repartición de los territorios en una reunión organizada en Acapulco, Guerrero (Olmos, 2011:239). De esta forma y hasta la fecha permanecen en prisión el trío de sinaloenses, cuya situación se ve reflejada en un corrido de los Huracanes del Norte denominado “Los tres sinaloenses”: Van a rugir r-15/ también los cuernos de chivo/ pues hay muchos traficantes/ que ya fueron detenidos/ entre ellos tres sinaloenses/ que si eran muy decididos/ A Rafael Caro Quintero/ fue el primero que 73
agarraron/ después a Ernesto Fonseca/ en Vallarta lo rodearon/ y a Miguel Félix Gallardo/ por último lo atraparon/ Estos tres grandes amigos/ Estaban organizados/ y no tenían enemigos/ aquí ni en el otro lado/ pues a varios comandantes/ ya los tenían bien comprados…
El reparto de territorios que realizó Félix Gallardo quedaría de la siguiente forma: Tecate para Joaquín Guzmán Loera; Ciudad Juárez y Nuevo Laredo para Rafael Aguilar Guajardo; San Luis Río Colorado para “El güero” Palma; Nogales y Hermosillo para Emilio Quintero Payán; en Tijuana Jesús Labra Avilés; en Mexicali Rafael Chao y en Sinaloa a Ismael “el mayo” Zambada y Baltazar Díaz Vera. Manuel Beltrán Félix, Rigoberto Campos y Javier Caro Payán tenían la facultad para movilizarse en todas las plazas y servir sólo como enlace (Ibid.: 239). Todo estaba servido para que se hubiera formado un cártel muy poderoso. Sin embargo, “la ausencia de un líder y la presencia de varios jefes sintiéndose todos superiores al de enfrente hizo brotar la desorganización” (Blancornelas, citado por Olmos, 2011:240). Las ejecuciones arreciaron entre los diferentes grupos obligando a unos a reagruparse mientras que otros se afianzaban más en sus respectivos territorios: los hermanos Arellano Félix como parte del Cártel de Tijuana; Guzmán Loera e Ismael Zambada con el Cártel de Sinaloa; mientras el Cártel de Ciudad Juárez iba a cimentarse con Amado Carrillo, “El señor de los cielos”. Esta situación es descrita en el corrido “Tierra de Jefes”, cantado por grupos norteños como los Huracanes del Norte. En los noventa las pugnas por el control de los territorios se intensificaba, enfrentamientos y ejecuciones estaban a la orden del día. Uno de ellos llamó mucho la atención nacional e internacional: la muerte de cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo quien fue acribillado a balazos en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Guadalajara el 24 de mayo de 1993. La versión más difundida es que el automóvil en el que se trasladaba el cardenal fue confundido por los hermanos Arellano Félix, en su intento por dar muerte a uno de sus más acérrimos enemigos en ese momento, pero que no era tan conocido: “El chapo” (Olmos, 2011:201). “El chapo” Guzmán sería capturado en Guatemala el 9 de junio de 1993. Al día siguiente fue deportado a la ciudad de México y fue recluido en el penal de Almoloya de Juárez. Dos años más tarde, en 1995 es trasladado al penal de Puente Grande, Jalisco, donde tendría como vecinos a sus compañeros Héctor “el güero” Palma y Arturo Martínez, quienes continuaban dirigiendo el Cártel de Sinaloa desde prisión, con el apoyo de operadores como los hermanos Beltrán Leyva, Ismael “el mayo” Zambada, Juan José Esparragoza “el azul” y a Arturo Guzmán 74
Loera “el pollo”, hermano de “El chapo” (Olmos, 2011:200). Uno de los primeros corridos que daba constancia de su detención y poder lo grabaron los Tucanes de Tijuana, titulándolo: “El chapo Guzmán” El encarcelamiento de Joaquín Guzmán Loera y la presión ejercida contra los hermanos Arellano Félix por parte del gobierno haciendo que se replegaran a su infranqueable territorio: Tijuana y sus alrededores fue aprovechado por Amado Carrillo Fuentes, mejor conocido como “El señor de los cielos” para ascender en una carrera por el mundo del tráfico de drogas en forma por demás vertiginosa. De hecho, a tan sólo pocos días de haber nacido ya había provocado su primer “levantón”, pues Ernesto Fonseca Carrillo quien era su tío, fue también su padrino de bautismo por lo que trasladó por la fuerza a un grupo de mariachis desde Guadalajara hasta el rancho de “El Guamuchilito”, en Sinaloa (Andrade Bojorges, 1999:31). Rafael Aguilar Guajardo, siendo el jefe del Cártel de Juárez fue ejecutado el 12 de abril de 1993, cuando se encontraba de vacaciones con su familia en un hotel de Cancún, Quintana Roo. Su muerte significó el final de una era en la que los nacidos en Ciudad Juárez tenían el control del cártel, dejando el paso a los oriundos de Sinaloa. Así subió Amado Carrillo Fuentes al poder en Chihuahua, desde Sinaloa. Para José Alfredo Andrade Bojorges (1999:77), Amado Carrillo “demostró que tenía la estatura mítica de Heraclio Bernal, la ambición de los De la Vega, el espíritu triunfal de Pablo Macías Valenzuela, la fidelidad al proyecto nacionalista de Gabriel Leyva Velásquez, la fuerza de Pedro Avilés, la capacidad de construcción de Miguel Ángel Félix Gallardo y la humildad de Pablo Acosta”.
Llegó a convertirse en el capo más poderoso de México, aquel que pudo corromper a un general del ejército, y cuyas influencias se extendieron a través de varios países, hasta su muerte en junio de 1997, víctima de una cirugía que tenía el objetivo de cambiar su cara y cuerpo (Ibíd.: 125). Es otro de los capos sinaloenses al que le han compuesto numerosos corridos, como uno entonado por Lupillo Rivera: Principio y final de un cártel: La Federación. Diversas versiones comenzaron a salir en los medios de comunicación nacional sobre una alianza entre los cárteles de Sinaloa y el de Juárez, coalición que la DEA la bautizaría como “La Federación” (Olmos, 2011:136). Una de ellas pone como cerebro de dicha operación a Juan José Esparragoza “El azul” (Acosta, 2003:87), quien al ver que tras la muerte de Amado Carrillo “El señor de los cielos” sucedida en 1997, 75
sus antiguos partidarios ya se disputaban sangrientamente la jefatura del cártel de Juárez por lo que convocó en septiembre de ese mismo año en el puerto de Acapulco a los principales líderes, entre ellos a Eduardo González Quirarte, Vicente Carrillo Fuentes “El viceroy”, Ismael “el mayo” Zambada y Alcides Ramón Magaña, entre otros con el fin de “crear una federación de microcárteles, con territorios y reglas que todos respetarían a rajatabla… habría multas y penalizaciones, incluso la muerte para los infractores” (Ibíd.: 2003:87). Otra de las versiones señala que al fugarse de la cárcel Joaquín “El chapo” Guzmán una de sus primeras acciones fue reunirse con capos sinaloenses con el fin de conformar la coalición entre ambos cárteles, el de Sinaloa del cual era partidario y el de Juárez dirigido por los Carrillo Fuentes (Osorno, 2001:140). Según informes de la PGR, dicha reunión se llevó a cabo en Cuernavaca, Morelos, en el 2001 y entre los personajes más importantes destacan Vicente Carrillo Fuentes, Ismael Zambada Niebla, Alfredo Beltrán Leyva y Joaquín Guzmán Loera. Como resultado, se acordó reestructurar la organización en toda la república para el traslado y acopio de drogas, así como también arrebatarle la plaza de Nuevo Laredo al Cártel del Golfo a través de Arturo Beltrán Leyva (Ibíd.:141), quien junto a sus demás hermanos, contactó al pistolero de origen texano Eduardo Valdez Villarreal “La barbie”, quien a su vez conocía perfectamente el territorio tamaulipeco con el fin de lograr dicho propósito (Ibíd.:142). La armonía que se vivía en ese momento entre ambos cárteles es notoria a través del corrido “Los amigos del M”, dedicado especialmente a Ismael “El mayo” Zambada y donde hace mención de amigos y colaboradores pasados y actuales, ha sido interpretado mayormente por el cantautor Roberto Tapia. Al principio entre ambos cárteles había coordinación. Respetaban los territorios que cada uno dominaba. “Tal era su coordinación, que entre ellos se hacían favores recíprocos, como recibir cargamentos, protegerlos y entregarlos a sus propietarios” (Ravelo, 2007:117). Sin embargo, la efímera Federación llegaría muy pronto a su fin el 11 de septiembre del 2004, cuando fue ejecutado en Culiacán junto a su esposa y cinco personas más, Rodolfo Carrillo Fuentes “El niño de oro”, hermano menor del “Señor de los cielos” (Olmos, 2011:144). Rodolfo Carrillo Fuentes, también conocido como “Rodolfillo”, fue considerado como un traficante poderoso, “más por el parentesco y menos por sus méritos. Se hizo mayormente fuera de Sinaloa después de 76
muerto y no tanto en vida. Pero todo mundo sabía de sus malos pasos” (Blancornelas, 2006:138). Una muestra de esto último se puede apreciar en el corrido de los Tucanes de Tijuana titulado “Cien por uno”. Dicha muerte representaba el final de la alianza, “ya que según informes infiltrados en la prensa los autores intelectuales serían el Mayo Zambada y el Chapo Guzmán” (Olmos, 2011: 144); su ejecución fue ordenada por causa de la muerte de 5 socios y cómplices de “El Chapo”, sucedida en enero de ese mismo año en manos del “Niño de oro” al saber que habían introducido cocaína a Estados Unidos sin su consentimiento (Ibíd.:144). Una vez desarticulada la Federación se desató con más intensidad la guerra entre sus antiguos colaboradores, sobre todo entre el 2008 y 2009 donde se presume que provocaron 1500 muertes tan sólo en Ciudad Juárez (Olmos, 2001:145). Cabe mencionar el papel que jugaron Arturo Beltrán Leyva “El barbas”, que junto a sus hermanos Héctor, Carlos y Alfredo se habían mantenido varios tiempos como un brazo importante del Cártel de Juárez pero que tras la muerte de su máximo líder Amado Carrillo Fuentes decidieron trabajar por su cuenta pero en sociedad con Joaquín “El chapo” Guzmán (Ibid.:141). 30 Abril de 2008, el parteaguas Para el 21 de enero de 2008 el ejército captura en su casa a Alfredo Beltrán Leyva, todo se desarrolló con cierta facilidad pues se encontraba sin escolta y desarmado, situación que hacía pensar que había sido sacrificado y entregado a las autoridades federales por algún integrante del cártel al que pertenecía en ese momento, y según los rumores diseminados en la capital sinaloense habría sido el mismo Joaquín “El chapo” Guzmán (Olmos, 2011:282). Antes de su detención Alfredo Beltrán Leyva junto con sus hermanos Arturo y Mario, conocidos también como “Los tres caballeros” (Ravelo, 2007:113), además de Héctor Beltrán Leyva, formaban una agrupación fuerte al grado de mencionarse como un solo cártel, el de los “Beltrán Leyva”. Parte del actuar de estos hermanos en el negocio del tráfico de drogas se describe en uno de los corridos dedicado a Alfredo por el Potro de Sinaloa: “El Mochomo”. El rumor fue tomando fuerza cuando tres meses más tarde, el 11 de abril, había sido liberado Archibaldo Guzmán, hijo de “El Chapo” quien había permanecido preso en el penal del Altiplano, acto que hacía parecer todo como un intercambio: el “barbas” por Archibaldo (Olmos, 77
2001:282); sólo los involucrados sabían lo que se podía venir a raíz de dicha tensión entre los miembros del cártel. El 30 de abril de 2008 fue el día en que empezó todo. Familias que antes estaban unidas e integraban el Cártel de Sinaloa, se declararon la guerra: “vinieron los decapitados, las narcomantas y las muertes. Y la zozobra” (Olmos, 2011:284). Más tarde, para el 9 de mayo de 2008 Edgar Guzmán, otro de los hijos conocidos de Joaquín “El Chapo” muere acribillado en Culiacán por sicarios que iban en tres camionetas y quienes tiraron más de 300 balazos (Olmos, 2011:284). Murió a los 23 años de edad, en ese momento era estudiante de la Facultad de Administración de la UAS y su velorio llamó tanto la atención que no se tiene registrado algún otro con tantos arreglos florales para una persona; de entre los arreglos predominaban las rosas rojas y que a simple vista se podían contar por millares (Ibíd.: 279); de hecho se calculan ventas de ese día de hasta 50,000 rosas rojas (Ibíd.: 280). Aprovechando una crónica periodística de Diego Enrique Osorno, el cantante Lupillo Rivera escribe el corrido: “Las 50 mil rosas”: Los enfrentamientos arreciaron. Los años 2008 y 2009 fueron de los más sangrientos. Y los escenarios cambiaron en cuanto al papel de las agrupaciones; Arturo Beltrán Leyva “El Barbas”, empezó a entablar negociaciones con sus antiguos enemigos: el cártel de Juárez y los Zetas, estructurando así una alianza de grandes proporciones.3 La historia de estos enfrentamientos iba a dar otro giro el 16 de diciembre de 2009: murió durante un enfrentamiento con elementos de la Marina en la ciudad de Cuernavaca, Arturo Beltrán Leyva “El barbas” o “El botas blancas”. Calaría hondo dentro de su grupo pues era el estratega que decidía los ataques contra sus rivales y antiguos compañeros. Dicho contexto iba otorgándole más victorias que derrotas al Cártel de Sinaloa, el cual no sólo reafirmaría su poderío sino que sigue siendo considerado como la más grande agrupación criminal en México. En el 2010 una de las revistas semanales de mayor circulación y prestigio en México: Proceso, publicó una insólita y especial entrevista con “El Mayo” Zambada; y en portada una fotografía del jefe “narco” con el prestigiado periodista mexicano, fundador del semanario, y ex
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Información extraída de un reportaje bajo la autoría de Investigaciones Río Doce, titulado: “El Barbas. De frente y de perfil”. Semanario Río Doce, Año 7, No. 360. pp.4-7. 78
director del diario Excélsior. La entrevista generó revuelo y análisis a nivel nacional e internacional. Por otro lado, está la figura de “El Chapo” Guzmán, quien para algunos “se convirtió hace tiempo en el Bin Laden mexicano. Un forajido famoso que nadie ve nunca, pero que parece que siempre anda cerca” (Osorno, 2011:115). Y al cual la revista Forbes durante el 2009 lo señaló en el puesto 701, como una de las personas más ricas del mundo. Estos últimos acontecimientos entre los líderes del Cártel de Sinaloa, así como lo acontecido con las revistas Proceso y Forbes es descrita minuciosamente en un corrido, “La charla”, que simula un diálogo entre estos dos personajes, en las voces del cantautor Roberto Tapia y el grupo Enigma Norteño.
Conclusión Narcotráfico y Sinaloa son términos que no pueden entenderse separados: es la región donde empezó todo, y donde opera una de las mayores organizaciones del tráfico de drogas a nivel internacional. El narcocorrido “más allá de su carácter informativo y de relator de los acontecimientos de la vida diaria, son formadores y reforzadores de ideologías e imaginarios colectivos” (Lara, 2003:228), se alimenta con la infraestructura mediática, su contenido ideológico es capaz de desarrollarse debido a la visión de la sociedad que legitima y va reproduciendo su cultura, la cultura del narcotráfico (Olmos, 2002:10). Así, narcotour, narcoliteratura, narcomúsica, narcocine, entre otros adjetivos relacionados, forman parte de un fenómeno social, política y culturalmente construido, una expresión simbólica de la “subcultura de la violencia” (Córdova, 2007:23). Desde el punto de vista académico los narcocorridos, como crónicas musicalizadas, tienen valor histórico ya que representan un testimonio, una fuente de información, otorga indicios para su análisis, reconstrucción y estudio. Más allá del debate sobre si se deben escuchar o no los narcocorridos, su erradicación está tan lejos como lo es el final del narcotráfico. Sus expresiones literarias y musicales son también cultura, reflejan el sentir y el comportamiento de un importante sector de la sociedad, son formadores y reforzadores de ideologías e imaginarios colectivos, es una realidad que no se puede ni se debe evadir.
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EL MEXICANO: LA IDENTIDAD Y LAS REPRESENTACIONES SOCIALES
Roberto Carlos LÓPEZ LÓPEZ
Introducción En este trabajo discurrimos sobre algunas ideas esenciales expuestas en Estudios sobre la cultura y las identidades sociales, libro fundamental de Gilberto Giménez Montiel, y Anatomía del mexicano de
Estudia la Maestría en Ciencias Sociales con énfasis en Desarrollo Regional en la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS81
Roger Bartra. Abordamos, primero, lo que se refiere a enfoques y formas de la cultura; representaciones sociales e identidades individuales y colectivas; y cultura y territorio. Luego, la representación de la violencia en los corridos y narco-corridos, “el relajo”, los rostros y las máscaras. En tercer término la temática gira en torno a la supuesta sensibilidad, la imitación como hábito social y en general la ontología del mexicano. Y al final un agregado sobre la condición postmexicana, según Bartra. --Las representaciones sociales Gilberto Giménez, coordinador del Seminario Permanente de “Representaciones Sociales y Teoría y Análisis de la Cultura”, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, sostiene que la transversalidad de la cultura se exhibe como ubicua, y que penetra todos los aspectos de la sociedad: de las artes a la tecnología, de la salud a la religión, de la alimentación a la sexualidad, o de la economía a la política. Puede mirarse a la cultura desde cuatro escenarios: 1) Textos culturales (libros, eventos, mítines, protestas, películas). 2) Sectores y ámbitos (la división técnica y social del trabajo, deporte, patrimonio, economía, y los media, los entretenimientos, la ecología, la ciencia, la tecnología). 3) Aspectos dinámicos: los sectores culturales que se articulan (la creación de obras; la crítica; conservación de obras; educación y difusión de las mismas; y consumo socio-cultural). 4) La estructura de clases: culturas dominantes, “legítimas” o hegemónicas frente a culturas subalternas (alta cultura, cultura de masas y la cultura popular). Arguye el investigador que dos son las formas de la cultura: las interiorizadas y las objetivadas. Las primeras son las “formas simbólicas” interiorizadas como representaciones socialmente compartidas, esquemas cognitivos, ideologías, mentalidades, actitudes, creencias, valores. Las formas objetivadas son símbolos que se concretan, por ejemplo, bajo formas de prácticas rituales, productos materiales y objetos cotidianos, religiosos o artísticos, vestido e indumentaria étnica, hábitos y danzas, monumentos, comida, bebida, mitos, imágenes, fetiches, afiches. Giménez se ocupa en especial de las formas interiorizadas a partir de los paradigmas de habitus de Pierre Bordieu; de los esquemas cognitivos de Claudia Strauss y Naomí Quin; y de las “representaciones sociales” de la escuela europea de psicología social. Cabe destacar que los representantes de ésta consideran que la teoría del habitus es en parte homologable a las “representaciones sociales”, un concepto que proviene de Durkheim y recuperado por Serge Moscovici. Giménez dice:
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“se trata de construcciones socio-cognitivas propias del pensamiento ingenuo o del sentido común, que pueden definirse como conjunto de informaciones, creencias, opiniones y actitudes a propósito de un objeto determinado”.
Las representaciones sociales son sistemas cognitivos que permiten reconocer estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que tienen una orientación actitudinal positiva o negativa. Algunos ejemplos: la vida rural, la vida urbana, la infancia, la vejez, el carnaval, los desfiles conmemorativos, la narcocultura, la academia, el Estado, la Nación, etc. Para que se conforme la representación es necesario que ocurran dos procesos: el anclaje (la integración al pensamiento de una nueva información sobre un objeto) y la objetivación (consiste en transferir algo que está en la mente hacia algo que existe en el mundo físico), como fases que se presuponen una a otra (Ibid). En suma: “el paradigma de las representaciones sociales, es una de las vías fructíferas y metodológicamente rentables para el análisis de las formas interiorizadas de la cultura, ya que permite detectar esquemas subjetivos de percepción, de valoración y de acción que son la definición misma del habitus bourdieusiano y de lo que nosotros hemos llamado cultura interiorizada” (Ibid: 49).
Las funciones principales de las representaciones sociales o las funciones de la cultura en cuanto interiorizada por los sujetos son: función cognitiva (esquema de percepción, comprensión y explicación de la realidad), función identificadora (definición de la identidad social y permite salvaguardar la especificidad de otros grupos), función de orientación (guías potenciales de los comportamientos y de las practicas, función justificadora (explicación, justificación o legitimación a posteriori de las tomas de posición y los comportamientos). También, las representaciones sociales tienen un núcleo central consistente y una periferia más elástica que es la parte más visible y concreta de la representación (Ibid). Giménez reformula las concepciones de cultura de Clifford Geertz y de John B. Thompson, y sostiene que: “la cultura es la organización social de significados, interiorizados de modo relativamente estable por los sujetos en forma de esquemas o de representaciones compartidas, y objetivados en formas simbólicas, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados”.
Las características de la cultura moderna son la diferenciación, la racionalización y la mercantilización. Y la postmoderna tiene rasgos de 83
hiperdiferenciación, hiperracionalización e hipermercantilización. Gimenéz está más de acuerdo con la idea de cultura moderna, mientras critica la idea de cultura postmoderna (Ibid). Afirma que no existe cultura sin sujetos, ni sujetos sin cultura, y que no se puede separar la identidad de la cultura o de las subculturas, porque ésta provee los materiales de construcción de la identidad ni tampoco puede separarse la identidad de la memoria. La identidad no es abstracta, ni un atributo estático ni una sustancia, más bien es un proceso subjetivo. En el concepto de identidad converge una gran parte de las categorías centrales de la sociología como cultura, normas, valores, estatus, socialización, educación, roles, clase social, territorio/región, etnicidad, género, medios, etc. Nos diferenciamos de los demás a través de rasgos culturales y elementos diacríticos de carácter cultural. La identidad también es un parámetro de los actores sociales como la identidad del rol, es decir, no es lo mismo el rol de una persona en la universidad, que en el hogar o en el trabajo, y más aún, si tiene dos empleos, en uno su rol puede ser el de jefe y en el otro de empleado subalterno. El rol pasa por la representación social y nos da la identidad correspondiente. La permanencia de un sujeto de acción es importante en la identidad nacional porque dicho sujeto de acción concebido como una unidad o colectivo, con límites (diferencias), con elementos diacríticos que lo distingue de los demás objetos y requiere el reconocimiento que se da en una dialéctica entre una autoatribución de una identidad y una heteroatribución de una identidad es fundamental y es factor externo en nuestra identidad, y por eso la identidad es un atributo relacional que implica automáticamente la comparación con respecto a otros y la diferenciación con respecto a otros. Es decir ¿quiénes somos? y ¿quiénes son los otros? La representación que nosotros tenemos de nuestra relación con los demás; toda identidad pasa por toda representación, en ello hay cabida para la psicología social y la teoría de la representación social. Hay que diferenciar entre identidades individuales y colectivas. Giménez comenta que la identidad se practica en sentido propio de sus sujetos individuales dotados de conciencia propia y psicología propia, y sólo por analogía de los actores colectivos para evitar la propensión a psicolizar individualmente lo colectivo. Así, ha pasado en la filosofía, la psicología y el ensayo, desde Samuel Ramos (2002) (por ejemplo en “El complejo de inferioridad”), Octavio Paz (2002) (por ejemplo en “Los hijos de la Malinche”), Santiago Ramírez (por ejemplo en “Psicoanálisis del mestizaje”) y Juana Armanda Alegría (2002) (por ejemplo en el 84
fragmento “La sexualidad de la mexicana” del libro Psicología de las mexicanas), si bien son excelentes ensayos de estos escritores son pésima sociología porque tratan de analizar un colectivo como el mexicano, y en todo caso, llegan hasta el campo de la psicología social o del Psicoanálisis no de la sociología. Solamente los individuos tienen conciencia individual, voluntad propia pero no el colectivo como tal. En la relación de la cultura y territorio hay 3 dimensiones. En la primera dimensión, el territorio constituye por sí mismo en un espacio de inscripción de la cultura y una de sus formas de objetivación, como los territorios “tatuados” históricamente por la geografía cultural y por la cultura ecológica. En la segunda dimensión, hay áreas de distribución y prácticas culturales espacialmente localizadas, aunque no intrínsecamente ligadas a un espacio, como fiestas del ciclo anual, rituales específicos, rasgos etnográficos, elementos de la cultura etnográfica. En la tercera dimensión, el territorio es interiorizado subjetivamente como objeto de representación y de apego afectivo, como símbolo de pertenencia socio territorial y además, los individuos lo integran a su propio sistema cultural, como los regionalismos, nacionalismos, geosímbolos o el paisaje. Así, las identidades territoriales tendrán que definirse en términos de pertenencia socio-cultural, que es el status de pertenencia a una colectividad, caracterizada en el sentido de la dimensión territorial, la cual identifica la estructura misma de la colectividad y de los roles asumidos por los actores. La pertenencia socio territorial se articula y combina en una misma persona con otras pertenencias de carácter no territorial como religiosas, políticas, ocupacionales, etc. (Ibid). El espacio apropiado es entendido como el territorio de naturaleza multiescalar, que puede ser aprehendido en niveles diferentes de la escala geográfica: desde el nivel más elemental que es la casa habitación, luego “territorios próximos” como el barrio, el pueblo o la ciudad, le sigue lo local, los “territorios intermedios” entre lo local y el “vasto mundo”, continua con lo regional como un espacio intermedio, de menor extensión que la nación y el gran espacio de la civilización, lo nacional, plurinacional o territorios supranacionales como el de la Unión Europea y lo mundial (Ibid). En relación a la territorialidad, en La raza cósmica de José Vasconcelos, está la idea de territorialidad, y consiste en un vaticinio racial y optimista de que en América Latina surgiría una civilización verdaderamente universal hecha con el genio y con la sangre de todos los pueblos, y la raza mestiza tendría en el territorio de América, a través del pueblo latino, el tipo de síntesis que reúne los tesoros de la Historia, 85
darían expresión al anhelo total del mundo. Así, el trópico es el territorio idóneo por su fertilidad y diversidad que transformará todos los aspectos de la vida y la arquitectura, por lo que Vasconcelos afirma que: “la conquista del trópico por medio de los recursos científicos, será un periodo en la cual la humanidad entera se establecerá en las regiones cálidas del planeta” (Vasconcelos, 2002: 71).
Estas tierras serían Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, partes del Perú y Bolivia y la región superior de la Argentina. Además, la raza síntesis podrá consolidar su cultura en la zona amazónica, la más rica del globo en recursos y tesoros. El territorio o el medio físico señalado en que se desarrollará dicha estirpe, corresponde a los fines que le marca su biótica. Es decir, la formación de la raza nueva iberoamericana y la manera como podrá aprovechar el medio en que vive (Ibid). Si bien es la primera visión positiva de lo latino alcanza niveles utópicos que aún no se han alcanzado de la forma en que lo vaticinó, la raza sajona sigue dominando aunque con contrapesos de algunas naciones asiáticas, pero el mestizaje sí es parte ya de todas las naciones, en algunas más y en otras menos. Quizás Vasconcelos exaltó demasiado el mestizaje y no tomó en cuenta otras variables, otros elementos de dominación y de “superioridad” que entran en juego como lo económico, lo tecnológico, lo político y lo cultural, y no sólo a través de la raza y el medio físico. También, sobre territorio e identidad nacional, Carlos Monsiváis, en su ensayo “La identidad nacional ante el espejo”, dice que en los años 1950’s en la capital mexicana, en pleno analfabetismo, sin servicios sanitarios y en condiciones de máxima insalubridad, las masas prepararon su guía de sentimiento, y su verdadera identidad nacional correspondió al barrio, a la región capitalina, al gremio de la actividad lícita o ilícita, para extenderse y añadir símbolos, poemas, modernizaciones. El uso de la identidad nacional tiene una mutabilidad que varía según funcione en los barrios, vecindades, colonias residenciales, condominios, unidades habitacionales de burócratas, colonias populares, ciudades perdidas, rancherías, poblados indígenas o zonas fronterizas. Es la naturaleza multiescalar del territorio que puede implicar las dimensiones señaladas por Gíménez, el apego, la cultura y la identidad. En contraste, en el ensayo “Contra el nacionalismo” de Jorge Cuesta dice que el nacionalismo en la literatura mexicana para el año de 1932 —y se sigue haciendo— se ofrecía como el empequeñecimiento de la nacionalidad porque se interesa en el mexicano, en México y en su anécdota local, y más bien, según Cuesta, debería interesarse en el 86
hombre, en su naturaleza y su historia. Es decir, querer para México, no lo mexicano, sino lo mejor. Y Cuesta defiende la tradición: “La tradición no es otra cosa que el eterno mandato de la especie. No en lo que parece y la limita, sino en lo que perdura y la dilata, se entrega. Así, pues, es inútil buscarla en los individuos, en las escuelas, en las naciones”.
Por otra parte, y continuando con Giménez, la cultura no es una “instancia exterior” a la política, sino una dimensión inherente a la vida política o una dimensión analítica de todas las prácticas políticas. En esta idea no cabe la conjunción ni la inclusión, más bien la “dimensión inherente”. Así, las formas culturales están presentes en escenarios sociales estructurados que envuelven relaciones de poder, formas de conflicto y desigualdades. Sostiene: “Esto significa que, lejos de ser un decorado accesorio e innecesario, la cultura impregna todo el campo político, “está en todas partes”: verbalizada en el discurso, incorporada en creencias, en los ritos y las teatralizaciones del poder, cristalizada en las instituciones representativas y en los aparatos de Estado, internalizada en forma de identidades colectivas en conflicto, traducida en forma de ideología y programas, etc.”.
Giménez, menciona que a través de la interiorización de la cultura inherente en la política y de la solidaridad, con fundamento o no, se puede legitimar el poder y su validez o bien, descalificarlo y desconocerlo. El desprecio es el mayor enemigo de la autoridad y la risa la más temible amenaza porque representa la pérdida del reconocimiento a la autoridad y la pérdida de legitimación del poder. Y por medio del Poder y del Estado se ordena el campo político, los cuales son los elementos centrales de la cultura. En el Estado se presentan dos fenómenos culturales: uno es la representación simbólica que favorece su funcionamiento político, y dos, el aparato simbólico que le permite al Estado presentarse en la escena política, ambos fenómenos ayudan por ejemplo a hacer intervenciones policiacas legítimas o hacer un procedimiento de recaudación fiscal (Ibid). En síntesis, el Estado es poder político, sociedad jurídica y representación simbólica. --Corrido y cultura popular Respecto de la representación de la violencia en los corridos y narco-corridos. Se dice que el corrido es parte y reflejo de la cultura popular campesina y mestiza de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, fuertemente vinculado a la Revolución Mexicana, en donde se expresa, en general, de manera violenta el honor (castidad, pureza 87
genealógica, coraje, generosidad, protección, hospitalidad, nobleza, prestigio, venganza) y la valentía del héroe popular, del desobediente civil, del que enfrenta al gobierno y sus agentes locales, y que es parte de la comunidad encarnando los valores y aspiraciones de la misma. Por su parte, los narco-corridos que surgieron a partir de los años de los 1970´s no son corridos de valientes, sino de narcóticos, de violencia excesiva, aventura o tragedia, además, se presume el enriquecimiento individual, exclusivo y excluyente, la lucha a muerte contra los rivales (utilizando la emboscada, la trampa, la traición o el ataque por sorpresa), y el gobierno es el gran obstáculo, cuando no sus socios o sus cómplices. Los justificantes a estas acciones son la injusticia, el mal gobierno y las condiciones de pobreza personal. Tanto en el corrido como en el narco-corrido el destino es trágico, pero en el primero, el valiente se vuelve inmortal y en el segundo, el narcotraficante destruye su entorno económico y social, y va a prisión, al hospital de salud mental o muere (Ibid). En cuanto a los corridos y los narco-corridos, más allá de la apreciación que tengamos de su contenido musical, estético o social, en la práctica son utilizados comúnmente para empezar o continuar en el “relajo”, así el sinaloense relajiento provoca el desplazamiento de la atención con sus corridos a alto volumen en una entrada intempestiva que interrumpe en una ceremonia, un espectáculo, un hogar o en las clases escolares haciéndose patente y toma una posición de desolidarización ante el orden exigido, que consiste en manifestaciones exteriores del gesto o la palabra, que constituyen una invitación a otros para que participen con él en esa desolidarización, en ese relajo. Jorge Portilla en su ensayo “El relajo”, dice que: “Un relajiento es literalmente, un hombre sin porvenir. El “relajiento” vive perpetuamente vuelto hacia este cercanísimo pasado en que el presente acaba de surgir, para negar risueñamente su contenido. Se niega a tomar nada en serio, comprometerse en algo, es decir, se niega a garantizar cualquier conducta propia en el futuro”.
El “relajiento” vive en la banalidad de la vida, sus proyectos los subvierte en burla; en él la negación es recurrente hasta convertirlo en un hombre carente de futuro, sin porvenir, es decir su vida es “el relajo”. También, el sinaloense como todos los mexicanos poseemos máscaras para ocultar nuestro verdadero rostro que es muy diferente a lo que subconsciente o conscientemente queremos proyectar. Así, Rodolfo Usigli en su ensayo “Las máscaras de la hipocresía”, dice que: 88
“En realidad, es difícil pintar al mexicano por lo imponderable pero fatal constancia con que él mismo se despinta […]; por la fidelidad con que tacha, se borronea y huye de su propia pintura. […] La tragedia de México, hasta ahora, y por ello la tragedia del mexicano, reside por igual en todo lo que oculta, porque (eso) lo exhibe, y en todo lo que exhibe porque (eso) lo oculta”.
En el mexicano puede haber tantas máscaras como necesidades diferentes de cubrir su rostro. Y Usigli comenta que en su teoría, el político es la mayor aproximación al mexicano, porque a falta de rostro, tiene una máscara de la creación y otra máscara de la destrucción. El bien y el mal. Si el mexicano es hipócrita o actor y necesita una máscara, el político la perfecciona varias veces y está en acción continua. En general, —dice Usigli— quizás el mexicano se vale de una alteración de máscaras para disimular la ausencia de un rostro y la existencia de un mundo nuevo, no exento de errores, pero lleno de vitalidad. Es decir, cuando logremos por completo quitarnos ese velo, el rostro mirará, y no habrá máscara que desvirtúe su esencial mirada (Ibid). --Anatomía del mexicano Nos acercamos ahora a la temática específica de Bartra sobre la anatomía del mexicano vía algunos ensayos incluidos en su libro. En “La sensibilidad del mexicano” de Ezequiel A. Chávez, éste dice que a finales del siglo XIX y principios del XX, los rasgos distintivos de la sensibilidad como factor del carácter mexicano podrían verse así: “[…] en lo relativo a su producción: difícil para el indio, fácil para el criollo, intermedia para el mestizo superior y variable para el mestizo vulgar; en sí misma y en lo concerniente a sus relaciones con la inteligencia, casi visceral para la mayoría de los indígenas, intelectualizada con las formas más groseras de la ideación para el mestizo vulgar, intelectualizada con más o menos completos ideales, para los mestizos superiores; en lo relativo a su duración con raíces de ahuehuete, hondas y fuertes en el indígena, inquieta y versátil en el mestizo ínfimo, sistemáticamente permanente en los más perfectos de los mestizos; por último, en lo que se relaciona con los efectos de la propia sensibilidad, virtualizados, de carácter centrípeto, interno y con reacciones tardías, pero casi infalibles en el indio, dinámica-impulsiva en la hez del pueblo, dinámica-deliberante en los hijos superiores de la raza mezclada” (Chávez, 2002: 43).
Si bien, el bosquejo perfila la fisonomía intermedia de los grupos analizados y en ella los individuos aparecen con variaciones tan numerosas, no deja de llamar la atención que el análisis de Chávez sobre 89
la sensibilidad de los grupos demográficos mencionados sea etnocentrista ya que seguramente él pertenecía al grupo de los mestizos superiores y trataba de imponer sus valores y su idiosincrasia en el análisis de las sensibilidades referidas. “Ontología del mexicano”, de Emilio Uranga, propone a los mexicanos un proyecto de existencia. Uranga y otros que conformaban el grupo “Hiperión”, propusieron un análisis fenomenológico que deslindara el término inferioridad (propuesto por Samuel Ramos) de insuficiencia. Así, la inferioridad es una de las modalidades de la insuficiencia, pero no es la única. Uranga localiza esa insuficiencia que es también la ontología del mexicano, y dice que: “El mexicano es caracterológicamente un sentimental. En esa índole humana se componen o entrelazan una fuerte emotividad, la inactividad y la disposición a rumiar interiormente todos los acontecimientos de la vida. La vida mexicana está impregnada por el carácter sentimental y puede decidirse que la tónica de esa vida la da justamente el juego de la emotividad, la inactividad y la rumiación interior infatigable” (Uranga, 2002: 146).
La emotividad es una especie de fragilidad interior —y según Uranga— el mexicano se siente débil por dentro, se siente frágil. La inactividad es la tara (peso o defecto) del carácter sentimental del mexicano, es la desgana en todas sus formas. Nos desganamos para no decidir. La desgana es indiferencia ante una súplica y es contraria a la generosidad. La inactividad suscita también que el mexicano viva siempre indignado y no se lance a la acción, lo único que hace es protestar, dejar escapar su indignación. La rumiación consiste en que el mexicano da siempre la impresión de traer en el alma una historia, un mundo que fue, y que por emotividad quedó grabado indeleblemente y que nos lleva a la melancolía y a tener una experiencia amarga (Ibid). Ontológicamente la fragilidad y la zozobra nos revelan como accidente, y aflora ese sentimiento radical de inseguridad y de mudanza que afecta a todas nuestras cosas, por lo que Uranga comenta que: “[…] una cultura de imitación es una cultura de reposo en el proyecto fundamental de ser salvado por los otros. Imitar es propiciar, ganar una mirada favorable. [No obstante] a la cultura de imitación se opone la cultura de la insuficiencia creadora de quien ha renunciado ya a ser salvado por los otros y que se arriesga por sus propios caminos en busca de una justificación”.
Por su parte, Antonio Caso en su ensayo “Unidad e imitación”, cuando habla de imitación se refiere a que es una de las leyes 90
fundamentales de la actividad social y de la vida psicológica. Así pues, es mayor lo que se imita que lo que se inventa, y al inventar, es menor lo que se inventa y mayor lo que se imita. Y Caso afirma que: “México no ha sido un pueblo inventor. Nos referimos, claro está, a la nación mexicana derivada de España y la cultura autóctona; porque, esta última, lejos de significar poco en la evolución social del mundo, es, con la cultura incaica, una de las pocas elaboraciones originales de todos los tiempos”).
En otras palabras, nuestros padres conquistados por el Reino de España fueron originales y hondamente inventores, mientras que los mexicanos de principios del siglo XX —y aún— no nos hemos distinguido con ese don; más bien somos imitadores de formas sociales y políticas que proceden de Europa y de los Estados Unidos de Norteamérica, por lo que según Caso, urge ya que dejemos de imitar esos regímenes políticosociales y desentrañemos de nuestra nación las condiciones artísticas, políticas, geográficas, los moldes mismos de nuestras leyes, la forma de nuestra convivencia y busquemos el ideal de lo que hacemos y de lo que somos. --La condición postmexicana En “La condición postmexicana”, Roger Bartra dice que podemos hablar de una condición así porque la era del Tratado de Libre Comercio (TLC) nos ha insertado en la llamada “globalización”, y porque la crisis del sistema político ha terminado con las formas específicamente “mexicanas” de legitimación e identidad. Así, la “norteamericanización” es un efecto provocado desde el exterior pero procedente de la quiebra interior de un complejo sistema de legitimación y consenso. El TLC ayudó a abrir las puertas de lo que Bartra ha llamado la “jaula de la melancolía” para referirse a la peculiar estructura política y cultural que definía la identidad nacional posrevolucionaria, y destapó también la caja de Pandora, por lo que Bartra afirma que: “La crisis de identidad que ha abierto la jaula mexicana, ha construido puentes y ha derribado fronteras, ha provocado también algunos inquietantes efectos perversos” (Bartra, 2002).
Quizás Bartra se aventuró demás respecto al fin de las formas específicamente “mexicanas” de legitimación e identidad, porque han surgido —y continúan apareciendo— ensayos, novelas y obras completas de formas “mexicanas” y del carácter del mexicano a pesar de que supuestamente la jaula está abierta, sumergidos en la globalización, pero es obvio que no todo pierde su identidad, su forma, su carácter mexicano 91
esencial y original, y al contrario, parecen resistirse, reforzarse o expandirse en la realidad actual. Bibliografía Anderson, Benedict (1993). Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del Nacionalismo. Fondo de Cultura Económica, México. Bartra, Roger (2002). “La condición postmexicana”, en Anatomía del mexicano. Plaza y Janés Editores, México. Bourdieu, Pierre (1988). La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Taurus, Madrid, España. Foster, George (1988). Las culturas tradicionales y los cambios técnicos. Fondo de Cultura Económica, México. Geertz, Clifford (2005). La interpretación de las culturas. Barcelona, España, Gedisa, Barcelona, España. Giménez, Gilberto (2007). Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. CONACULTA, México.
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MEDIOS MASIVOS Y CULTURA EN LA SOCIEDAD GLOBALIZADA
Umberto LOMBARDI Introducción Hablar de 'globalización' se ha convertido en lugar común dentro y fuera del mundo académico. Noticieros, programas de opinión, esquemas de acción expuestos en campañas políticas, o bien como complemento “problemático” de reflexiones académicas (educación y globalización, cultura y globalización, patrimonio y globalización). Cada uno de estos
Antropólogo social. Oriundo de Italia, es catedrático e investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de la UNAM. 93
lugares de discusión refieren a una omnímoda acción -la globalizadoraparece desenfocar los problemas relacionados con las sociedades locales, o bien actuar como “nueva” fuerza que apoya la “liberalización” y las "reformas" en todo el mundo, esgrimida por políticos, inversionistas y los sectores financieros, nacionales y transnacionales. Esta última consigna y sus defensores llamados “neoliberales” han excitado la desconfianza entre aquellos sectores críticos, como analistas políticos, periodistas de proyección nacional, y en las esferas académicas, donde la globalización es vista como una nueva forma de denominación del imperio del capital internacional. Si se parte de esta idea que vincula a la globalización con el capital trasnacional (en especial especulativo) que amplía la lógica del comercio global y la dominación política, donde las finanzas globales se manifiestan como independientes de los límites de la regulación nacional, el análisis puede arrojar respuestas extensas; incluso pueden obstaculizar la construcción de una crítica sistemática que pueda traducirse en respuestas informadas a los problemas o preocupaciones que la globalización parece suscitar.
Globalización y localización: dos caras del mundo en que vivimos En La modernidad desbordada, dimensiones culturales de la globalización, Arjun Appadurai propone algunas cuestiones acerca de las dimensiones culturales que trascienden la estrecha idea economicista que predomina sobre la globalización. De entrada señala que, aunque los contactos entre regiones, culturas o sociedades no son nada nuevo, “nuestra era actual de globalización está definida por un conjunto de rasgos que la desmarcan incluso de los sistemas mundiales del mundo imperial de los últimos siglos”.10 Sin embargo, y aunque Appadurai reconoce que lo nuevo en esta era tiene mucho que ver con el funcionamiento del capital global, el hecho de que aún no sea posible saber bien a bien cómo funciona éste globalmente, hace que tal caracterización tenga un efecto difuminador que no esclarece la cuestión. En este punto se vuelve hacia la mediación electrónica y las migraciones masivas como variables de análisis para observar un nuevo campo de fuerza en el que actúan y se conforman las relaciones sociales a nivel global. 10
Appadurai A. (1998). “La globalización y la imaginación en la investigación”, p.p. 34,en http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/GLOBALIZACION%20E%20IMAGINACION. 94
El observatorio que propone Appadurai delimita un punto de partida para el reconocimiento de la globalización: desde la óptica del Estado-nación, “estamos situados al borde de un orden global caracterizado por el surgimiento de un gran número de fuerzas que limitan, corroen o violan el funcionamiento de la soberanía nacional en el campo de la economía, el derecho… la pertenencia política”11 y, agregaría, la cultura popular. Una cuestión que traemos a primer plano, desde la óptica del Estado-nación, y de unas de sus instituciones distintivas desde donde surgen las críticas y los reclamos más urgentes sobre el fenómeno globalizador, es la institución escolar. Una paradoja se puede formular así: si funcionamos en un mundo -que nos contiene y nos rebasa- de objetos en movimiento: ideas, personas, bienes, imágenes, mensajes y tecnologías; esto es, si funcionamos en un mundo de flujos, éste es también de estructuras, organizaciones y otras formas sociales estables. La provocación de Appadurai se encuentra en el intersticio de la paradoja: bajo un análisis detallado, dice, las estabilidades percibidas no son sino mecanismos para operar --mediante o sobre-- los objetos caracterizados por el movimiento: personas, bienes, imágenes, mensajes y tecnologías. Y el más notable de estos objetos en apariencia estables es el Estado-nación, hoy “se caracteriza por poblaciones flotantes, políticas transnacionales dentro de fronteras nacionales y una configuración móvil de la tecnología y de los conocimientos cualificados”.12 Los Estados nacionales bien pueden ser descritos como redes de instituciones y agentes comprometidos con la idea de modernidad13, por lo que es legítimo pensar que el “impulso modernizador” adoptado y suscrito por los Estados nacionales toma forma y contenido en sus instituciones. La cuestión así expuesta tiene un trasfondo de dificultades y consolidaciones evidentes en los diagnósticos actuales sobre tales instituciones. El Estado-nación moderno como organización compacta El hecho de que cuando actualmente se menciona al Estadonación moderno, se le asocie con situaciones de crisis, que efectivamente existen y hasta se habla de Estados fallidos, no permite pensarlo como lo 11
Ibid. Ibid. 13 La modernidad como proceso histórico alude al universalismo de la ilustración. 12
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que todavía es: una organización compacta de territorio, ethos y aparato gubernamental, que evidentemente no permanece inmóvil ante las transformaciones en la configuración de sus redes y agentes, pero que, en su estructura burocrática y normativa, poco se ha visto afectado; las necesidades de estandarización espacial y social aún son requisito del sujeto-ciudadano moderno; las instituciones electorales se han actualizado en tecnología y organización y aún se tiende a exigir un pueblo homogéneo con paquetes estandarizados de derechos. Por otro lado, el sistema nacional de educación manifiesta un buen estado de salud estructural, sólo equiparable al tamaño de la crítica que se le hace sobre su incapacidad de resultados satisfactorios en un comparativo con países mejor posicionados en el ranking de escolarización competente. Es evidente que en los espacios de la reproducción del sistema político, de la seguridad nacional y la reproducción ideológica, el Estado conserva fuerza y control, sin que por ello los ciudadanos no puedan valorar el espacio nacional en formas diferentes y hasta conflictivas. Al Estado le interesan obviamente la tributación, el orden y la estabilidad general, mientras que, desde el punto de vista de los ciudadanos, su pertenencia a la nación implica derechos de movimiento, de asentamiento y de subsistencia. ¿Cómo logra el Estado que su población se mantenga ordenada? ¿Cómo consigue su adhesión al orden sin ejercer la violencia física? ¿Hasta dónde se encuentran los límites de esta adhesión voluntaria? Ante las estructuras estructurantes o de cómo el sujeto social convive con el Estado, y en tanto crítico de la distinción cultural como forma encubierta de dominación, Pierre Bordieu postula que es el Estado -sus agentes- quien produce e impone categorías normativas de pensamiento y acción (1994: 91). Esto se observa en prácticas regulares que se reproducen a diario de manera sistemática en espacios institucionales definidos y sostenidos ex profeso: la escuela, el aparato burocrático (fiscal, registro civil, penal, judicial, policiaco) y la industria cultural (que va desde la protección a la producción de arte hasta el financiamiento y la regulación de medios masivos de comunicación). El Estado moderno, afirma, se hace de una matriz de la experiencia social y constructora del espacio social que ofrece como modelo de acciones y repuestas: en ésta destaca la que se escenifica en la escuela y en los mass media en tanto estructuradores de la realidad social percibida. La difusión de los contenidos de tal matriz no es lineal; implica una lucha simbólica en donde cada clase intenta imponer la propia definición del mundo social conforme a sus intereses, y donde la apuesta 96
sería el monopolio de la violencia simbólica legítima para imponer los instrumentos de conocimiento de la realidad social.14 Esta definición de lucha simbólica ya preconiza una capacidad de agencia entre al menos “clases” antagónicas que incluirían entre sus filas lo mismo a especialistas en ideología, encarnados en burócratas, maestros y operadores de los medios de comunicación masiva, que a intelectuales disidentes, organizaciones de la sociedad civil, partidos e incluso sectores ligados a iglesias y minorías étnico-culturales. De cualquier modo, los límites del planteamiento se encuentran en la descripción de un antagonismo que busca obtener para uno de los contrincantes la hegemonía del poder, no sólo para imponer los instrumentos de conocimiento de la realidad social sino el propio orden jerarquizador. De aquí se desprende un cuestionamiento al supuesto de que las categorías de pensamiento son impuestas por parte de los operadores de la producción simbólica de las clases dominantes a través del Estado, que se encargaría, por sistema, de producir y reproducir contenidos normativos que dan forma perceptible a la realidad social; y que a través de los canales de los que dispone, es que los “agentes” sociales incorporan los principios de visión y división del mundo social y los reproduce en su cotidianidad. ¿Determinantes infranqueables del sujeto? El concepto de posición social, si bien ha permitido pensar en términos relacionales la acción de los sujetos al interior del espacio social, se agota en la descripción de principios de diferenciación jerárquica. El análisis de las posiciones sociales, en todo caso, habrá de vincularse con la apropiación específica de capital económico y cultural que el sujeto en efecto incorpora a su horizonte de expectativas. Estos conceptos en Bourdieu, entre otros autores, en interacción, permite observar la acción de “los agentes” no sólo desde su posición social, sino considerando las disposiciones -hábitus- a partir de los cuales construyen una visión del mundo y sus divisiones, un referente desde el que reproducen y operan la ideología de dominación.15
14
Pierre Bourdieu, “Sobre el poder simbólico”. (1973), en http://www.scribd.com/doc/20104881/000-BOURDIEU-PIERRE-Sobre-ElPoder-Simbolico 15 Pierre Bourdieu, Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona, Ed. Anagrama, 1997, p. 20. 97
Así las cosas, es a través de estructuras objetivas -en tanto instrumentos de construcción de la realidad social-, que el Estado se ocupa de producir y reproducir una matriz que alimenta el horizonte de expectativas de los sujetos sociales, acotando su capacidad de conformidad a un status quo que se les presenta como ordenado y seguro. Y para esta labor tan necesaria para su reproducción, el Estado se vale, entre otros, de la escuela y los media y sus agentes -en tanto especialistas en la transmisión de su ideología-, para difundir, a decir de Bourdieu, una acción formadora de disposiciones duraderas.16 Esta propuesta analítica otorga un peso relevante a las estructuras objetivas que tienen una función específica y reconocible: la de forjar al sujeto social -sea cual fuera su posición- en la certeza de que no tiene otra alternativa que adoptar aquellas disposiciones presentadas como duraderas -hábitus- y desde las cuales le resulta posible realizar las diversas elecciones que darán forma estable a su vida. Pero hay que recordar un hecho: una vez expuesto el sujeto social a las demandas de tales estructuras objetivas, no siempre experimenta una recepción silenciosa y acrítica de su situación real. Suele percibir como gravosas las limitaciones que se le imponen, así como la frustración de aquellas aspiraciones que, a través de la experiencia, la escuela y los medios, aprende a considerar como legítimas del ser humano. Y mientras, paradójicamente, en la vida de todos los días no tiene trabajo o lo encuentra a un bajo salario; o cuando padece una protección social ineficiente, o cuando lo regular es que todos los bienes que ve publicitados a través de los medios informativos no están a su alcance y se percata de vivir una existencia marginal. Globalizacion y deslocalizado?
trasnacionalidad:
¿emancipación
o
control
En un intento por ofrecer un panorama descarnado del ambiente que enmarca la vida en la “aldea global” de occidente, Marc Augè describe un mundo contemporáneo envuelto en una profusión de información, imágenes, de individualismo, crisol de paradojas, unificado y dividido, uniformizado y diverso, a la vez desencantado y reencantado. Un mundo sobre modernizado donde se percibe una amplificada tensión entre la homogeneidad de imperativos universales y una acusada diversidad que se ofrece lo mismo como mercancía -en los destinos turísticos más exóticos- que como alternativa de ordenamiento trasnacional o incluso local. 16
Pierre Bourdieu P., Sobre el poder simbólico…, Op.Cit. 98
Para Néstor García Canclini,17 el “caso latinoamericano” ha de ser abordado desde la perspectiva de la interculturalidad. Y, en efecto, lo que se observa en las calles de una megalópolis como el Distrito Federal es un cúmulo de sujetos encarando las más diversas transacciones: la adquisición de un bien, el recorrido por la avenida-patrimonio de la ciudad capital montado en el Turibús, la compra-venta de títulos en la Bolsa de valores, el regateo en un tianguis, esquivando las obras de infraestructura o personas que piden limosna en los semáforos. Esta descripción apunta a una expresión de interculturalidad. La que se hace más visible si buscamos en las particularidades de las relaciones y los comportamientos que se ocultan tras la estabilidad y la normalidad que denota el recorrer las calles de la ciudad. No obstante, el joven obrero, el agente de ventas y el ejecutivo de cualquier empresa asentada en México, tienen en común su adscripción al mercado mundial, en tanto que uno mantiene su salario bajo y pierde cada vez más prerrogativas de protección social, en la medida en que las ventas sufren “caídas” y el grupo de altos ejecutivos reunidos en Nueva York considera “prudente” mantener cada vez más bajos los cosos de producción. Podríamos cuestionar: ¿cuán conscientes seremos los sujetos que participamos del mercado mundial de aquello que nos articula como unidad productiva y de consumo? García Canclini pone énfasis en los productos y bienes de consumo cotidiano y que provienen de diversas regiones del mundo como índice de interculturalidad, cuando en el mismo lugar encontramos una convergencia de bienes y productos provenientes de diferentes regiones del mundo. Las empresas de televisión, internet, las tiendas y los restaurantes de comida “exótica”, la ropa que vestimos; toda acción humana involucrada con producción, distribución y consumo parece reconducirse a esta estrategia del mercado mundial, respondiendo a sus intereses, mientras generan la impresión de unificación. Más aún: el frenesí de la comunicación instantánea entre países lejanos para cerrar negocios, pedidos vía internet; la velocidad de la información que permite recorrer el planeta en fracciones de segundos; la memoria de los acontecimientos mundiales que se encuentra digitalizada en una red de servidores en los que se registra momento a momento la contemporaneidad. Es esta clase de eventos la que daría la impresión de que el planeta esté unificado y homogeneizado, si consideramos que la 17
Néstor García Canclini, Diferentes, desiguales y desconectados, México, Gedisa Editorial, 2004. 99
exposición a la información y sus fuentes es suficiente para ofrecer tal visión. Si la globalización tiene en el mercado trasnacional y en el desarrollo tecnológico su mayor fuente de recursos, es a la vez una globalización cultural porque el mercado mundial necesita patrones de consumo similares en las diferentes regiones del planeta. Las grandes corporaciones de hecho no sólo son sistemas que operan en el ámbito económico; asumen también un papel activo que proyecta una realidad social ad hoc a estándares de consumo sostenidos en valores y creencias altamente mutables según las necesidades del mercado. La cuestión a dilucidar sería entonces ¿cómo lo hacen? ¿A través de qué medios? Entre los investigadores que han estudiado estas situaciones hay coincidencias; la acumulación de capital simbólico y económico como estilo de vida y la reestructuración cultural entre lo local y lo global al interior de un sistema transnacional tiende a desvanecer fronteras culturales e ideológicas. Pero es una homogeneización que sin embargo esconde tras su cómoda fachada diferencias, desigualdades y marginación. Si se piensa en la cultura como una instancia simbólica que da cuenta de la producción y reproducción de la sociedad, estudiar la cultura de la actual implica identificar tramas de símbolos y procesos de significación a partir de los cuales se pueda ver la constitución de las interacciones en una cultura dada, teniendo en cuenta que es a los Estados-nacion a quienes más preocupa la generación de una cultura desregulada; la cual se gesta en la realidad de poblaciones móviles, de flujos legales e ilegales de productos y grandes movimientos de armas a través de las fronteras. Sin embargo: …los Estados no están conformados para competir muy bien en lo que Monroe Prince llamó «el mercado [global] de lealtades»: la competencia global por lealtades involucra ahora a toda suerte de actores y organizaciones no estatales y varias formas de fidelidad diaspórica o multilocal. El resultado es un desarrollo históricamente peculiar. Donde alguna vez pudo verse a los Estados como garantes legítimos de la organización territorial de mercados, sustentos, identidades e historias, ahora más que nada son árbitros (entre otros árbitros) de varias formas de flujo global.18 18
A. Appadurai (1999), “Soberanía sin territorialidad”. Nueva Sociedad 163, en http://www.nuso.org/upload/articulos/2799_1.pdf. El autor cita a Monroe Prince: 100
La cuestión se hace más compleja si se considera que los diversos flujos que vemos (objetos, personas, imágenes y discursos) no son coetáneos, convergentes, isomórficos o espacialmente congruentes. Mantienen relaciones de disyunción. Las vías o vectores seguidos por estos diversos fenómenos tienen diferentes velocidades, ejes, puntos de origen y fin, y diferentes relaciones con las estructuras institucionales en diferentes naciones, regiones o sociedades,19 lo que pone aún más en cuestión una acción homogeneizante unívoca o desprovista de conflictos. Appadurai señala como ejemplo que … los flujos mediáticos a través de las fronteras nacionales que producen imágenes de bienestar no pueden ser satisfechas por los estándares nacionales de vida y de capacidad de consumo; el discurso de los derechos humanos que genera demandas de la fuerza laboral reprimida por la violencia del Estado; ideas acerca del género y la modernidad que crean una amplia fuerza de trabajo femenino, al mismo tiempo que las ideologías transnacionales de "cultura", "autenticidad" y "honor nacional" ejercen una presión creciente sobre las diversas comunidades para disciplinar moralmente a estas mujeres trabajadoras. Estos ejemplos se podrían multiplicar. Su denominador común es el hecho de que la globalización produce problemas que se manifiestan en formas locales pero que tienen contextos que son cualquier cosa menos locales.20
Cabe detenerse a considerar la utilidad de introducir una nueva manera de concebir la globalización y la conformación de identidades locales, regionales o profesionales para comprender la realidad social. Siguiendo los argumentos provocativos que hace Appadurai, si partimos de la consideración de que todas las formas de crítica tienen el potencial para cambiar el mundo, una carencia que perjudica seriamente a las voces críticas que hablan en nombre de los pobres, los vulnerables, los desposeídos y los marginados en los foros internacionales donde se adoptan las políticas globales, es su falta de una comprensión sistemática de las complejidades de la globalización, en tanto que medios de comunicación e instituciones educativas parecen reproducir valores a «The Market for Loyalties: Electronic Media and the Global Competition for Allegiances» en The Yale Law Journal 104(3), 1994, p.p. 667-705. 19 Ibid. 20 A. Appadurai (1998), Op. Cit. 101
momentos antagónicos y a momentos complementarios que compiten por captar la atención. Si las tecnologías de la información y la comunicación producen un sentido de inmediatez y simultaneidad, la percepción de lo local se registra como un todo unificado a nivel mundial. Con todo no hay que perder de vista que el sentido de lo local no es unívoco, que constituye el ámbito donde se contrarresta o complementa la globalización, pues si la atomización de los públicos trastorna el sentido del discurso político, también lo hace con aquello que le daba sustento, el sentido del lazo social. Nos parece pertinente citar a Jesús Martín-Barbero cuando afirma: Si los públicos de la política casi no tienen rostro, y son cada vez más una estadística, éste es un cambio que no produce la televisión sino la sociedad, y que la televisión se limita a catalizar.21
Tal es el proceso de abstracción como base de la modernidad: el desencantamiento del mundo por una racionalización que deja sin piso las dimensiones mágico-místicas de la existencia humana, que al operativizar el poder cognitivo y tecnológico del hombre, convierte al mundo en algo predecible y dominable. La fragmentación de la ciudadanía es entonces tomada a cargo por el mercado que, mediante el rating, se ofrece a la política como su mediador. De lo anterior se desprende que las funciones sociales y culturales de los medios de comunicación pueden ser tratadas en toda investigación que requiera ir al campo, ya que han afectado a la mayoría de las sociedades. Antropología, cultura y comunicación A decir de Sara Dickey, los estudios antropológicos sobre medios de comunicación son más bien recientes. Al parecer, antes de la década de 1980 los antropólogos apenas dirigían su atención y métodos de trabajo hacia este campo, a pesar de que los estudios sobre el mismo habían proliferado desde los inicios mismos del siglo XX.22
21
Martín-Barbero J., “Reconfiguraciones comunicativas de lo público”, en Análisis 26, 2001, p 81, en http://www.raco.cat/index.php/Analisi/article/view/15074/14915 22 Cf. en Dickey S. (2006). “La antropología y sus contribuciones al estudio de los medios de comunicación”, en http://www.unesco.org/issj/rics153/dickeyspa.html 102
En el México de nuestros días, al redefinirse los términos de la representatividad política y la participación social, se ha dado una reubicación del peso y el valor político de la comunicación en el espacio de lo público, del sentido estratégico que ésta parece tener en la reconstrucción del tejido de una sociabilidad democrática que, sin embargo, no ha alcanzado para sustituir a unos mediadores tradicionales tanto política como culturalmente desubicados. Y frente a esa desubicación, dice Martín-Barbero, los comunicadores saltan al primer plano suplantando en muchos casos a los intelectuales: La opinión pública que los medios fabrican con sus encuestas y sondeos tiene así cada vez menos de debate y crítica ciudadanos y más de simulacro: sondeada… la sociedad civil, pierde su heterogeneidad y su espesor conflictivo para reducirse a una existencia estadística. Y el vacío social de la representación facilitará la asimilación del discurso político al modelo de comunicación hegemónico, esto es, el que proponen la televisión y la publicidad.23
Así, el campo de estudio de la opinión pública mediatizada vuelve a tocar un ámbito en que la antropología ha tenido un desarrollo prolífico: el de la representación cultural. Citando a John MacAloon, estas representaciones son "ocasiones en las que nosotros -como elementos integrantes de una cultura o sociedad- nos reflejamos y definimos, escenificamos nuestros mitos colectivos e historias, nos planteamos alternativas y cambiamos por último en algunos aspectos aun cuando permanezcamos inamovibles en otros".24
Estas representaciones abarcan desde los rituales propios de la inauguración de la copa del mundo, del estreno cinematográfico de la saga de Harry Potter, hasta la polémica local que aún se mantiene viva en torno a la “Ley Televisa”. Sara Dickey pondera una visión antropológica totalizadora de la "representación", que tome en cuenta tanto a los públicos, actores y creadores como el lugar, estilo y texto de ésta. Este 23
Martín-Barbero J. (2000), “Transformaciones comunicativas y tecnológicas de lo público”, en http://www.infoamerica.org/documentos_word/martin_barbero1.doc 24 Citado en Dickey S., Op. Cit. 103
planteamiento toma rigurosamente en consideración las formas en que consumidores y productores comunican sus propias imágenes a sí mismos y a los demás, de lo que se desprende una concepción dinámica del lugar social que se articula en torno a los medios de comunicación. En este sentido, se requiere plantearse la manera en qué personas diferentes crean y utilizan medios diferentes, con todo y el influjo que el mercado de bienes y servicios parece tener sobre ellos, y también cuestionarse cómo esos medios se arraigan en sistemas sociales, políticos y económicos específicos. Mediante la utilización de las técnicas etnográficas de observación, participación y el empleo de métodos cualitativos, habría que examinar las formas de reaccionar de espectadores, lectores y oyentes con respecto a los medios de comunicación, qué problematizar acerca de la manera en que se interpretan los "mensajes" que reciben; cómo utilizan las representaciones para someterse a las ideologías enraizadas en el texto de lo emitido o bien cómo es que las rechazan. Lo que los estudios antropológicos sobre los medios de comunicación que reseña Dickey han puesto de relieve, es que los públicos son intérpretes activos del material que leen, ven o escuchan. Los mensajes de los textos -tanto los superficiales como los subliminalesse interpretan a partir de las perspectivas de múltiples subjetividades, que han sido influidas por una "multitud de prácticas discursivas con las que hemos estado en contacto a lo largo de nuestras vidas”,25 desde los referentes construidos en la familia, la comunidad de origen, el grupo de amigos, la escuela, etc. Si los medios de comunicación contribuyen a formar subjetividades, no son los únicos ni los primeros referentes a que tiene acceso un individuo. Ahora bien, si los consumidores desempeñan una función esencial en la producción del significado, se requiere contemplar a todos los participantes --productores, consumidores, patrocinadores y reguladores-- como un conjunto para percibir plenamente los significados producidos por los medios de comunicación.
25
Mankekar P. (1993), citada por Dikey S., Op.Cit. 104
LA REGIÓN: DE LA UBICUIDAD EVANESCENTE A LA UTOPÍA
Clemente Arturo CORRALES MONTAÑO --Contexto El debate actual con respecto a la filosofía de la ciencia se centra entre el monismo y el dualismo epistemológico: el positivismo lógico y la hermenéutica. Si analizamos el estado del arte de esta discusión, podemos aventurar que estamos frente a un reto epistemológico, en donde el conocimiento científico está sufriendo una gran transformación. Wallerstein plantea tres problemas metodológicos fundamentales: la consideración de la cronología y la geografía como variables exógenas
Economista. Es profesor investigador. Actualmente es Coordinador de la Licenciatura en Economía en la Facultad de Ciencias Sociales. 105
y la neutralidad valórica del investigador. Es decir, las ciencias sociales heredadas del siglo XIX son hoy la principal barrera para analizar el mundo social, pues se han dedicado a elaborar modelos de análisis que tienen la pretensión de ser universales, eternos y neutros. Ante esto Wallerstein propone criticar y corregir radicalmente las ideas fuerza: conceptos, categorías y supuestos metodológicos de las ciencias sociales. Además se consideran las sugerencias de Milton Santos en lo referente a los tres tiempos del análisis: clarificación de los conceptos; evolución de la realidad y del concepto, y los cambios de significación de esas realidades; y las dialécticas de lo cotidiano y sus perspectivas. Además, la teoría de la complejidad, conocida como teoría del caos, ha mostrado gran avance, por lo cual los análisis transdisciplinarios han proliferado. De modo que nos proponemos tomar como punto de partida el análisis conceptual y su contrastación con la realidad sociohistórica vía lo transdisciplinario, con la intención de transgredir las fronteras disciplinarias de las ciencias naturales y las sociales. --Espacio, territorio y región La noción de región (del latin regio – onis, límite, territorio) es forma de unidad al tener características comunes, como clima, topografía, etc. El vocablo tiene una herencia noble en términos filosóficos, científicos, geográficos, pero parafraseando a Edgar Morin, también lleva en su seno una pesada tara semántica: genera confusión e incertidumbre. Región es una palabra problema y no una palabra solución. “Quizá se ha convertido en un sentimiento de pertenencia a causa del hábito, pero no es una realidad social y ni siquiera un ente de la razón”1
La región actualmente es considerada como un mito organizativo, como un territorio ubicuo, con una evidente carga ideológica, considerada ésta como deformación de la realidad. De pronto todo territorio es considerado región, es decir, cualquier espacio, considerando su valor de uso y la delimitación del objeto de estudio del investigador, se denomina región. Debemos precisar sus características, su forma y su función. La región, de inicio, es una estructura disipativa que recibe energía externa y que, por tanto, está en permanente transformación. Desde inicios de los 90’s, los geógrafos, entre los que destacan Milton Santos, Jorge Luzón, Hernán Venegas y Beatriz Calvo, han 1
Debray, Régis, Carta a los Comunistas, Bruguera, Barcelona, España, 1978. 106
observado que las regiones no son espacios incólumes ni eternos, sino partes de un contexto socio-histórico; el territorio no es nuestro contexto, es uno más de los elementos que componen la realidad social. En su obra más reciente, Santos plantea que el territorio es un agregado de espacios banales y considera que como cosa usada, es decir, como sede de todas las instituciones, empresas y personas, plantea una propuesta de estructuración temporal de los mismos. Santos identifica tres momentos: las comunidades aisladas, la aparición del Estado-Nación y la internacionalización absoluta y globalización (Santos, 1999:16). Paul Krugman resalta la importancia de los problemas de la localización y de cómo ésta afecta a las conclusiones de la teoría económica y las decisiones de la política económica. El autor reconoce: “...la teoría del desarrollo perdió su enorme influencia y prácticamente desapareció del discurso económico al quedar patente que algunas de sus principales constataciones no podían modelarse con claridad. Parece que la geografía económica tuvo un sino aún peor, al evitar los economistas todos los temas relacionados con el espacio porque no se adaptaban a los instrumentos disponibles. En paralelo con este análisis, Krugman ofrece una visión panorámica de los avances más recientes en geografía económica y teoría del desarrollo económico”. 2
A partir del un programa de investigación “Borderpact. Socios fronterizos en acción”, se han realizado una serie de eventos académicos. En una de sus publicaciones se observa que: Beatriz Calvo Pontón afirma que la noción de espacio social, lejos de representar dimensiones territoriales físicas e inmutables, considera a las regiones como dialécticas por encontrarse en movimiento y transformación constantes. Por tanto, no es posible formular una definición final de "región" ya que el espacio histórico-regional se expande o reduce, adquiere importancia o disminuye de acuerdo con la dimensión de sus elementos sociales (Venegas, 1993). La región como "ente histórico" se define por la "diversidad de los fenómenos sociales (y por) el desarrollo desigual de los diversos grupos humanos" (Ibid). Así, los espacios sociales se distinguen por sus peculiaridades adquiriendo contenido histórico concreto. Los procesos regionales se explican mejor mediante la labor colectiva e interdisciplinaria de economistas, geógrafos, sociólogos, administradores, planificadores, lingüistas, antropólogos, historiadores, etnógrafos, politólogos, 2
http://www.antonibosch.com/krugman1.html 107
arquitectos, etc. Se trata de articular las distintas perspectivas y enfoques con objeto de entender los procesos regionales holística e integralmente. En este sentido, la "regionalística, como ciencia en formación que engloba varias disciplinas, entre éstas a la historia" (Venegas, 1993), es un camino para la construcción del concepto región. Esta forma de contextualizar lo regional supone un doble esfuerzo por comprender cómo procesos locales articulan lo inmediato con sus propias historias, pero a la vez, cómo se engarzan y ejercen influencia sobre historias y procesos mediatos y socialmente más amplios.3 Por tanto, para explicar los procesos regionales se necesita considerar las fuerzas externas que inciden en la región, así como las fuerzas internas propias que pueden incidir en regiones externas. Este sentido amplio de historicidad social entiende el concepto región inmerso en relaciones multidireccionales: direcciones temporales que explican el pasado, comprenden el presente e incursionan en el futuro; y direcciones espaciales que transitan entre estructuras y niveles locales, estatales, nacionales e internacionales; estos últimos en especial importantes dada la globalización. Pero estas direcciones atraviesan diferentes ámbitos, como el político, económico, ideológico, social, ecológico, en esas diferentes estructuras y niveles. Una muestra: durante la administración de Francisco Labastida Ochoa, la región sur de Sinaloa, se integraba por 7 municipios: Elota, Cosalá, San Ignacio, Mazatlán, Concordia, Rosario y Escuinapa. En el sexenio posterior, el de Renato Vega Alvarado, se establece que dicha región rur se compone de cinco municipios: San Ignacio, Mazatlán, Concordia, Rosario y Escuinapa. --La región como actor social “Así como la burguesía pinta las leyes del capitalismo como naturales y eternas, también pinta los logros de la ciencia como verdades absolutas. La historia de la ciencia, sin embargo, nos muestra que ésta consiste en una serie de verdades relativas provisorias que se van produciendo, estimuladas por el desarrollo de necesidades humanas prácticas, y que a su vez demuestran su verdad en la práctica, al posibilitar la ejecución de tareas determinadas. Por lo tanto la ciencia natural no es absoluta, sino que es un producto de su época, y está en continua evolución”. 4
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Calvo Pontón, Beatriz, La Frontera desde una Óptica histórico-social, http://borderpact.org/reporte/autores.htm 4 http://www.hispamerica.com/gr/12/actual.htm 108
Es preciso proponer una nueva forma de analizar a la región. Esta ha sido analizada de acuerdo a varias características o restricciones. Considerada como un objeto, debemos impulsar su transustanciación, es decir, transformarla en sujeto, en actor social, en promotor del cambio, constructor ya no de utopías, sino de eutopías con el objetivo de la utopística, a partir de impensar el desarrollo regional, de la evaluación de los diferentes tipos de energía social (ver tipos, sinergia y entropía) y del diagnóstico de los clusters o cadenas productivas. “El analista social ya no se limita a recoger las migajas que caen de la mesa científica como creencias falsas o a tener que contentarse con estudios rutinarios de su psicología organizativa. Además, el analista ya no tiene que clasificar las cuestiones científicas de una manera más definitiva que los propios científicos”.5
Por actores sociales entendemos: los grupos asociativos, con intereses comunes que se organizan y proponen alcanzar metas, construir consensos y negociar bienes públicos que los lleven a modificar la realidad en que se inscriben. Los escenarios son las instancias de encuentro y de relación entre actores sociales, elegidos y reconocidos por ellos, a fin de buscar en esos espacios la resolución de los conflictos, ejercitar sus capacidades políticas de participación y de construir consensos. No son por obligación espacios físicos (pero pueden llegar a serlo), y pueden ser comunitarios, formales, informales, públicos, privados, locales e institucionales. En ellos se llevan a cabo deliberaciones colectivas, se formalizan gobiernos locales, se negocian bienes y argumentos, se concertan acciones futuras y se construyen nuevos consensos que rearticulan las partes en conflicto. El conflicto, evidencia de las diferencias, son como el valor y las significancias que tienen las diversas visiones o percepciones que se dan en la sociedad. Reconocer el conflicto es aceptar que las soluciones se construyen de forma colectiva; ahora bien, dentro de las diferencias, se encuentran un cúmulo de capacidades no liberadas, pero una vez puestas en funcionamiento en una negociación, es posible construir consensos y soluciones. En la resolución de los conflictos, los actores crecen, amplían la cultura política derivada de la participación, la negociación y el respeto
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Potter, Jonathan. La Representación de la Realidad, Editorial Paidós, Barcelona, España, 1999, p. 43. 109
por el otro. Aceptar al otro es indicio de pluralidad, convivencia y competencia política, que sólo se presenta en sociedades democráticas. 6 --Características, forma y función de la región Considerando las aportaciones de Amartya Sen con respecto a los entitlements, la región debiera ser definida a partir de los derechos y las potencialidades que tienen sus habitantes para decidir qué, cómo, cuándo y dónde construir en una región. Pero ante la globalización económica, política y cultural se observa que en realidad los espacios locales se han globalizado; de ahí el concepto de “glocalización”, que implica que las localidades no están en función de las necesidades propias, sino que los procesos responden a una lógica del mercado mundial. Esto ha provocado un proceso de extinción de las regiones, pues mediante la telemática las operaciones en tiempo real y aespaciales tienden a desterritorializar las actividades socio-económicas, transformándose en espacios de flujos: flujos de mercancías, de capitales, de información, de fuerza de trabajo y hasta de patrones de consumo. En este debate se encuentran inmersos: Manuel Castells, Octavio Ianni, Anthony Giddens, Sergio Boisier, Ulrich Beck, entre otros. Esta situación ha provocado que la región se transforme en metáforas, metaestructura, estructura disipativa hiperbólica, es decir una estructura que está en constante transformación pero que tiende a desvanecerse, sin correlato con la realidad socio-histórica. Estamos transitando de una situación de ubicuidad evanescente, que está en todas partes pero que tiende a esfumarse, a la Utopía, es decir, a ninguna parte. Las afirmaciones como acciones, es el punto de partida en el estudio de la construcción de hechos. Los teóricos del acto discursivo, han encontrado que uno de los fenómenos más extendidos en el uso del lenguaje, es la separación entre forma y función, esto sucede con el concepto región, y también con el desarrollo regional. “...los mundos en los que todos nosotros vivimos no están simplemente ahí, no son simples fenómenos naturales y objetivos, sino que están construidos por toda una gama de prácticas y convenciones sociales diferentes”. 7
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Salazar, Robinson, propuesta de proyecto de investigación: Construcción del Imaginario Social en México. 7 Potter, Jonathan, La representación de la realidad. Discurso, retórica y construcción social, editorial Paidós, Barcelona, 1999, p. 26 110
En una de sus más recientes obras, Castells, opina que “Las élites son cosmopolitas; la gente, local”.8 Parafraseando a Castells, podemos afirmar que las empresas transnacionales y las élites se globalizan, los Estados-Nación se integran y los trabajadores asalariados del mundo son cada vez más excluidos. En nuestro trabajo de investigación pretendemos la construcción social de la Región Sur de Sinaloa, en tanto que ésta sólo existe en la Ley de Planeación, y que ha sido reestructurada por decreto, de 7 municipios hace 8 años a 5 actualmente. Para lograr este objetivo, se tiene contemplado elaborar un diagnóstico de los clusters o encadenamientos productivos de las 4 principales actividades productivas del Territorio Sur: pesca, hortofruticultura, turismo y movimiento portuario. Además se tiene contemplado evaluar el Capital Sinergético potencial, integrado por 10 tipos de Energía Intangible siguiendo la terminología de Boisier. Energía intangible: 1.- Capital Natural es el stock de recursos naturales de cualquier territorio, tratando de evitar caer en el determinismo desarrollista o la vocación natural del tipo de Adam Smith. 2.- Capital Económico es el stock de recursos financieros que periodo a periodo está disponible para inversión en cada territorio. Esta forma de capital es crecientemente exógena, pues existe una disociación entre la matriz que controla los factores del crecimiento económico territorial y la matriz socioeconómica del propio territorio. Boisier propone la metáfora de pasar de trampero a cazador, con todo lo que implica en cuanto al moderno armamento para conocer la conducta de las presas. 3.- Capital Cognitivo, dotación de conocimiento científico y técnico para una comunidad. Gran parte es exógeno, si se considera la concentración de la investigación científica y tecnológica de las corporaciones transnacionales y su relación con los países en vías de desarrollo. 4.- Capital Simbólico, consiste en poder hacer las cosas con la palabra, como un poder de consagración o revelación. El poder de la palabra para construir la región, generar imaginarios, movilizar energías sociales latentes, y construir imágenes corporativas territoriales indispensables en la concurrencia internacional actual.
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Castells, Manuel. La Era de la Información, volumen 1, La Sociedad Red, editorial Siglo XXI, México, 1999, p. 449 111
5.- Capital Cultural, acervo de tradiciones, mitos y creencias, lenguaje, relaciones sociales, modos de producción, productos materiales e inmateriales específicos de una comunidad. 6.- Capital Institucional, catastro censal de las instituciones públicas y privadas. Variará según los atributos estructurales y, dependiendo de su funcionamiento, puede elevar o reducir los costos de transacción, facilitando o dificultando el proceso de crecimiento y desarrollo. 7.- Capital Psicosocial, relación entre pensamiento y acción. Se refiere a sentimientos y emociones como autoconfianza colectiva, convencimiento de que el futuro es construible, capacidad para superar el individualismo y disponibilidad para la búsqueda del bienestar. 8.- Capital Social, componente de capital humano que permite a los miembros de una sociedad dada, confiar el uno en el otro y cooperar en la formación de nuevos grupos y asociaciones. Capacidad de negociación de actores locales, participación social, identidad cultural y relaciones de género. Predisposición a la ayuda inter-personal basada en la confianza de que el otro responderá de la misma manera cuando sea requerido. 9.- Capital Cívico, prácticas políticas democráticas, de confianza en las instituciones públicas, de preocupación personal por los negocios y asuntos públicos de asociatividad entre los ámbitos público y privado, de la conformación de redes de compromisos cívicos. 10.- Capital Humano, conocimientos y habilidades que poseen los individuos (Shultz, 1961). Las políticas tendientes a mejorar la calidad y cobertura de la educación y la salud, incentivos tributarios para fomentar la capacitación laboral, flexibilización del mercado del trabajo y apertura del comercio exterior, tenderían a aumentar la acumulación de capital humano, y por ende, el potencial de crecimiento. BIBLIOGRAFÍA Austin, J. L., Cómo hacer cosas con palabras, Paidós, Barcelona, España, 1996. Berger, P.L. y Luckman, T., The Social Construction of Reality, Garden City, N:Y., Doubleday, 1966. Borja, Jordi, Los desafíos del territorio y los derechos de la ciudadanía, en La factoría No. 10, octubre 1999- Enero 2000, http://lafactoríaweb.com/default-2.htm Castañeda, Jorge y Aguilar Camín, Héctor, (2009), “Un futuro para México”, revista Nexos, Noviembre 2009. 112
Castells, Manuel. La Era de la Información, ed. Siglo XXI, México, 1999. Castoriadis Cornélius. La institución imaginaria de la sociedad. Ed. Atamira, Montevideo. Uruguay, 1989. Potter, Jonathan, La representación de la realidad. Discurso, retórica y construcción Social, editorial Paidós, Barcelona, 1999. Santos, Milton, (1999), El territorio: un agregado de espacios banales, en América Latina: Lógicas Locales, Lógicas Globales, Edit. Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, pp. 31- 40. Wallerstein, Immanuel, El Capitalismo Histórico, Siglo XXI, México, 3ª Ed. 1998. Utopística. O las opciones históricas del Siglo XXI (1998), Siglo XXI, México.
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EL PERIODISMO Y LOS ESPEJISMOS MEDIÁTICOS
Frambel LIZARRAGA SALAS Ficha bibliográfica: Lourdes Romero Álvarez (coord.). Espejismos mediáticos. Ensayos sobre la construcción de la realidad periodística. Ed. UNAM, México, 2009. ¿Cómo se construye la realidad en los medios de comunicación? ¿Qué nos dicen los relatos periodísticos? ¿Existe la neutralidad en los
Periodista y comunicóloga. Estudia un doctorado en Ciencias Políticas y Sociales, con orientación en Ciencias de la Comunicación en la UNAM. Profesora de la misma institución. Integrante de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC). 115
géneros periodísticos? Éstas y otras preguntas son respondidas y analizadas en el libro Espejismos Mediáticos. Ensayo sobre la construcción de la realidad periodística. La doctora Romero, junto con profesores reconocidos en el ámbito académico y que forman parte del seminario de Periodismo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, analizan la actividad periodística en ocho ensayos. En el primero “El punto de vista de los relatos periodísticos. Propuesta metodológica de análisis”, la investigadora Romero Álvarez presenta un modelo de análisis y demuestra que lo expuesto en los géneros periodísticos no es neutro, sino que expresan el punto de vista del reportero o de la empresa mediática. Con un estilo claro y didáctico, la académica analiza la entrevista que el reportero José Gerardo Mejía le realizó a Francisca Zetina “la Paca” (El Universal 29-I-2008). El análisis toma en cuenta página, sección, imágenes, diálogo y paratexto. En los resultados, se muestra que de manera implícita y explícita se tiene la percepción del reportero en la información proporcionada. Es decir, él es quien ha hecho las preguntas, ha seleccionado el material, lo ha organizado, lo ha interpretado y lo ha incluido en su discurso. Y también decide qué tanto se involucrará y de qué manera lo contará. Sin embargo, el material no llega a los lectores tal y cual lo elabora el reportero. La empresa periodística añade ciertos elementos que lo hacen atractivo al lector, tales como encabezarlo, acompañarlo o no de imágenes o fotografías, jugar con el color y decidir en qué lugar y sección del diario se ubicará, todo esto con una finalidad: presentar o deslizar su posición ideológica. Marcos Enrique Márquez, en el texto “Acerca del significado de las imágenes periodísticas”, propone un método para analizar las funciones de las imágenes periodísticas basado en tres niveles articulados de significación. Una imagen es capaz de activar una conducta, producir una reacción en el espectador. Habitar en un mundo en el que las imágenes son abundantes ha llevado a creer que no se necesita capacitarse para verlas. La confusión entre imagen y realidad puede parecer que se ven tal cual las imágenes fotográficas. La manipulación que sufre una fotografía para su difusión, la transformación a la que es sometida, en qué medio y de qué manera se da a conocer o, incluso, su condena a no ser difundida, son circunstancias que también pueden explicarse como expresiones culturales con 116
significado social. El problema se presenta al tratar de deslindar los múltiples códigos que funcionan en los procesos de producción y difusión de las imágenes fotográficas y su estructura. La imagen periodística no es más que un elemento de la compleja estructura de los medios periodísticos. Para comprender una imagen periodística se requiere contextualizarla, insertarla en el proceso que le dio origen y la difundió. Al esclarecer las relaciones que existen entre los elementos de la totalidad se comprende el sentido de unos y otros. Este análisis termina demostrando, tanto si se realiza con imágenes fotoperiodísticas o con imágenes ideológicas publicadas en la prensa, que los medios periodísticos se encuentran en una lucha ideológica que expresa de alguna manera las luchas entre los grupos de poder. En el texto “El registro de los hechos: perspectivas metodológicas”, Francisca Robles presenta algunas perspectivas metodológicas para el estudio del registro de los hechos. Se revisan las transformaciones discursivas, pues éstas son el eje de los registros que a manera de versiones permanecen por siempre en las publicaciones periódicas y se constituyen como referentes de los hechos y como alimentadores naturales de la memoria colectiva. Diserta sobre la realidad social y la realidad mediática. El poder del periodismo reside entonces en la selección de lo que se publica o no. Lo que se publica es aquello que fue seleccionado y valorado como “interesante” por quienes están en el poder de las empresas periodísticas y casualmente relacionados, de alguna manera, con quienes ostentan poder económico y político. Sin embargo, el poder de seleccionar y clasificar conlleva un poder más, aquello que se publica se posicionará en la memoria colectiva como histórico, es lo que será recordado como “realidad” y no la realidad misma. La académica también utiliza el análisis temático, metodología que sirve para inferir la selección y valoración de los hechos noticiosos y noticiables. Lo noticioso alude al manejo de información, mientras que lo noticiable alude al manejo de lo comercializable. Ambos enfoques son visibles si se revisa la manera en que fueron tematizados los acontecimientos. Explica que una metodología para entender las operaciones matrices del periodismo (selección, valoración, transformación discursiva) puede ser la revisión de las implicaturas. “Las implicaturas son estrategias interpretativas presentes de alguna manera en el discurso 117
para influir en los procesos cognitivos de los demás. El estudio de las implicaturas es un posible camino para descubrir lo relevante para el periodismo, y el discurso es el objeto de estudio que permite hacer abstracciones que revelen estrategias de escritura y de probables lecturas”. Con esta alternativa se pueden descubrir criterios de selección y valoración informativa y compararlos. También se puede comprender por qué sobre el mismo hecho se generan diferentes versiones que tal parece remiten a hechos distintos. En la publicación también se alude al periodismo televisivo. Angélica Carrillo Torres en “El periodismo televisivo: en busca de la construcción de un significado”, analiza la estructura dramática de la forma y el contenido de un hecho noticioso en dos de los principales noticiarios de televisión en el país. Y dice que el periodismo televisivo busca despertar la curiosidad del espectador, atraparlo, enamorarlo, conmoverlo o hacerlo enojar. Todos estos sucesos tienen lugar por una razón particular: la búsqueda de la construcción de un significado. Carrillo Torres propone un periodismo televisivo en el que la forma sea trascendente, que el contenido sea lo primordial; que la construcción del significado no quede olvidada detrás del fantasma del dramatismo. Lourdes Romero Álvarez, ahora en el texto“Irresponsabilidad e intencionalidad en las transmisiones en directo” se refiere a cómo las transmisiones en directo han eliminado el trabajo de investigación del reportero y cómo esta situación ha sido favorecida por los intereses económicos e ideológicos de los dueños de los medios. Y dice que la actividad periodística responsable exige que el reportero investigue para proporcionar a su público una información con sentido; en otras palabras; reivindica el trabajo del periodista responsable. “Hablar de las transmisiones en directo remite a varios aspectos, tales como: el desfase entre el tiempo en que sucede el acontecimiento y el tiempo de exposición del relato en la televisión, la ilusión de la realidad, incongruencia entre la imagen y lo que se dice sobre ella, falta de investigación por parte del reportero, y especialmente, el interés de la empresa por ganar la noticia”. Presenta la información con ejemplos de uno o varios protagonistas de los hechos. Expresa que el problema radica en que cuando se elimina la investigación y se acude sólo a declaraciones descontextualizadas en las que se explotan los sentimientos de los protagonistas para captar el interés del teleauditorio. No se debe 118
confundir la estructura dramática (ascenso, clímax y descenso) con la exageración de las situaciones y los sentimientos). Marco Antonio Cervantes González, presenta “Aprender a mirar”. Reflexiona sobre el aspecto teórico del periodismo. Indica que el periodismo debe ser un instrumento de información, una herramienta para pensar, crear, y aprender a mirar. El periodismo actual y el que se va a publicar en algunos años, debe privilegiar formas renovadas de concebir el hecho noticioso mediante una actitud que ponga el acento en la interpretación y la construcción de la realidad por parte del periodista, formas narrativas que convoquen a un mayor número de lectores. El periodismo debe ser un instrumento de información, una herramienta para pensar, para crear. Para aprender a mirar y no sólo para ver de manera superficial. Los dos últimos trabajos, se enfocan a la perspectiva de género. Elvira Hernández Carballido en “La construcción de la realidad social a través de la mediación femenina, un repaso histórico”, hace un recorrido sobre cómo las mujeres se integraron al periodismo, empezaron a fundar publicaciones y la forma en que lograron integrarse a los diarios. Hernández Carballido describe tres periodos: 1) Finales del siglo XIX y la construcción a partir de lo privado e íntimo. 2) De 1910-1917 y la construcción a partir de lo público. 3) El periodo cardenista y la construcción a partir de lo social. Afirma que las mujeres han dominado los géneros periodísticos y han construido realidades sociales en sus colaboraciones por tres aspectos básicos: el contexto social, la subjetividad y personalidad de la mujer periodista y la apertura del medio periodístico. Josefina Hernández Téllez, publica “La opinión periodística femenina en tiempos y temas de actualidad: el debate sobre la penalización-despenalización del aborto en agosto de 2000”. La primera fase de esta investigación comprendió la revisión cuantitativa de los artículos de fondo y columnas publicadas en los diarios El Universal, La Jornada y Reforma, durante el mes de agosto de 2000. La segunda fase consistió en analizar los textos de acuerdo con los planteamientos de Teun A. Van Dijk y la perspectiva de género. Es decir, visto el texto en su contexto y al amparo de la diferencia qué significa la pertenencia a un sexo u otro y sus implicaciones sociales. Espejismos mediáticos. Ensayos sobre la construcción de la realidad periodística es una referencia interesante para los estudiosos del periodismo y la comunicación. 119
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CORRIDOS AL OLEO
Elina CHAUVET La primer alusión musical que recuerdo haber hecho en mi pintura fue allá por 1999. Sucedió en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, con una obra a la cual no puse título, pero en la parte superior escribí: “Pareces amapolita cortada al amanecer”. En el cuadro aparece una mujer bonita de cuyo vientre emergen varios hombres, algunos muertos y otros armados; ella se sostiene en un pie sobre un cráneo del que surgen flores de amapola; en la mano izquierda sostiene una bandera de México y en la derecha a la virgen de Guadalupe. Cuando estaba realizando los trazos y mancheos sobre la tela se vino repentinamente a mi memoria el pequeño verso de una canción que escuchaba con frecuencia en el trayecto de mi casa a la escuela, cuando era niña y vivía en la ciudad de Camargo, en Chihuahua. La interpretaba Cornelio Reina y para mí era prohibida pues en casa no se escuchaba música ranchera ni popular, prohibición hecha por mi padre, amante de la música clásica. Sin embargo, extrañamente mis recuerdos de Camargo siempre evocan letras como estas: 121
Ya vine de donde andaba Se me concedió volver A mí se me afiguraba Que no te volvería a ver Pareces amapolita cortada al amanecer…
Mis recuerdos especiales, paradójicamente, no están acompañados por Mozart, Beethoven, Tchaikovsky, Mendelsson, Chopin o Bach, por decir algunos. A ellos, y a su música de las honduras y los misterios cristalizados del sonido sublime del ser humano, los tenía casi siempre a la mano, cercanos a la piel y al oído, disponibles de escuchar, permitidos, alabados y amados como gloria excelsa del espíritu. Pero decía, esa linda mujer que pinté es Sinaloa, o mi visión de Sinaloa, un estado hermoso y de una gran generosidad. Su pie hace equilibrio sobre la muerte y se sostiene con una sola pierna; una pierna fuerte que representa la fortaleza de sus habitantes; también sus brazos como una balanza hacen equilibrio entre la fe y el patriotismo. Los hombres que emergen de sus entrañas y que casi son expulsados de ella son sus hijos: los del narcotráfico, los hermanos, primos, amigos, vecinos, a los que se le quiere y a veces no, pero que están aquí y son parte de ella. Once años más tarde esta pintura representa lo mismo, es tan actual como si la hubiera pintado ayer, que no es el caso de algunas otras realizadas en años posteriores; algo parecido a la colección que inicié en el 2006, año en que obtengo una beca del Fondo Estatal Para la Cultura y las Artes de Sinaloa, para un proyecto en el que propongo pintar 10 obras basadas en corridos y narcocorridos interpretados por el grupo norteño de Mocorito, Sinaloa, Los Tigres del Norte. Siendo de formación arquitecta, mis aspiraciones siempre fueron artísticas y este momento se dio para mí en Sinaloa. Originaria del estado de Chihuahua y radicada en Ciudad Juárez hasta 1991, fecha en que cambio mi residencia a la ciudad de Los Mochis. Al siguiente año un doloroso acontecimiento familiar definiría mi producción artística, así como los sujetos, objetos y temas de interés. Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero también es cierto que conquistar un lugar en tierra ajena es difícil y en alguna ocasión me sentí atormentada y culpable por ser una creadora de las artes plásticas a la cual algunos colegas catalogaban de anecdótica. Y sí, siempre fui culpable de serlo. Por más que lo intenté, mi obra siempre terminaba contando una historia y por eso en cierta ocasión al escuchar un corrido de Los Tigres del Norte, las imágenes no se hicieron esperar. Lo que más llamó mi atención fue el alto contenido social de la letra. Claro, quién no 122
ha escuchado “Contrabando y traición”, esta legendaria canción que los hiciera tan famosos en los 80. Pero de Los Tigres yo hasta ahí sabia. Intrigada por la letra que había escuchado y de la que resultó el personaje “José Pérez León”, narrra la historia de un joven migrante que deja a su familia para ir a Estados Unidos a trabajar y encuentra la muerte. Para mí fue contundente: una revelación. Esta música que me fue prohibida en mi infancia, contenía una temática con un fuerte y alto interés para mis emociones y por ende para mi trabajo pictórico. Al investigar un poco sobre estos corridos descubrí infinidad de temas de suma importancia para el devenir del país y para mi sorpresa encontré una fuente informativa de muchos tópicos, de los cuales la prensa no hablaba ni habla. Entiendo muy bien que no todo es veraz y que seguramente también hay mucho de imaginación; sin embargo para mí son una fuente de inspiración muy grande. Como ellos y yo somos anecdóticos pues hacemos una simbiosis, creo, casi perfecta (esto para no pecar de egocéntrica). Luego de escuchar y leer con atención una buena cantidad de corridos interpretados por este grupo musical de gran arraigo e impacto social, me vi en la difícil situación de seleccionar los temas que pintaría pues eran muchas las letras y los fondos musicales que me agradaban; quería hacer un balance entre los temas, así que seleccioné ritmos y contenidos políticos, sociales y obviamente algunos de los muchos que hacían alusión al narcotráfico: “La neta de las Netas”, “Crónica de un cambio”, “Los tres gallos”, “El dolor de un padre”, “Pakas de a kilo”, “Jefe de jefes”, “La bronco negra”, “Pedro y Pablo”, “Las mujeres de Juárez”, “Contrabando y traición” o “José Pérez León”. Hacerme beneficiaria de esta beca institucional de Sinaloa, que por medio de estos estímulos ha reconocido, en parte, el trabajo y la trayectoria de loss artistas, me permitió trabajar durante 2006 y 2007 en el desarrollo del proyecto. Concluida la colección, venía el esfuerzo que representa buscar el o los lugares en que sería exhibida y pudiera cumplir su cometido en tanto obra de arte. En el 2008, el Gobierno del estado de Chihuahua acepta mi propuesta de exhibir en mi tierra natal “La Neta de las Netas” (título de la colección). Así, participamos en el Cuarto Festival Internacional Chihuahua. El país invitado ese año fue Brasil y la entidad mexicana invitada: Sinaloa. Mi colección, al final, no se expondría en la ciudad de Chihuahua, capital, sino en Casas Grandes, una pequeña ciudad al 123
noroeste del estado y de la que soy originaria. “La Neta de las Netas” sería inaugurada el 9 de Septiembre en la Casa de la Cultura Municipal “Antigua Estación del Ferrocarril”. Para mi sorpresa la exposición fue inaugurada por el entonces presidente municipal y todo iba bien hasta el momento en que éste realiza el recorrido para ver la colección y se encontró con el retrato del “Jefe de Jefes”. Desde mi perspectiva y sabiendo que aludía al legendario y mítico “capo” Miguel Angel Félix Gallardo, preso en una cárcel de máxima seguridaddesde hace más de 20 años, hice una lectura diferente con la obra y más bien pinté el retrato de un joven sicario, imaginando el poder que deben sentir al tener en sus manos las poderosas armas R-15 o Cuerno de Chivo. Por alguna razón y por demás molesto el presidente municipal, sin despedirse y de forma apresurada, abandonó la exposición. Al día siguiente, como colofón de la anécdota, el alcalde sería amenazado de muerte. En el 2008 inicia la llamada guerra contra el narcotráfico. La violencia empieza a desbordarse. Chihuahua es militarizada. En este marco de tensión, la colección plástica “La Neta de las Netas” es censurada y así, sin más, las puertas de la sala permanecieron cerradas al público durante los 15 días de duración del Festival. Por más que solicitamos y buscamos apoyo para exhibirla, no faltaron las excusas. Finalmente los cuadros tienen que regresar a Sinaloa. Luego, fueron casi dos años en que la obra permaneció guardada en mi estudio, oculta, culpable, silenciosa, acaso acechando mejores tiempos. Los acontecimientos de los últimos años en el país la convirtieron en casi indeseable. Pero la saqué a la luz pública nuevamente. Animada por una amiga fotógrafa, realizamos una breve exposición en el Museo Arqueológico de Mazatlán. Inauguramos el 11 de Noviembre del 2010 y la obra se exhibió apenas durante 5 días, en una de las más cortas exposiciones artísticas, individuales o colectivas, que se han tenido en Mazatlán y en Sinaloa a lo largo de la historia. Aún hay quienes me reclaman no haberla visto. Pero debo decir que a diferencia de Casas Grandes, en esta ocasión el público fue numeroso y la exposición por sí misma resultó simbólica y significativa. Agregamos un performance que si bien fue igualmente de corta duración, el impacto muchos lo tendrán en su memoria. En el verano del 2009 se me otorgó una beca en Chihuahua para dar unos talleres de arte en una colonia popular de Ciudad Juárez: la colonia “Arroyo del Indio”; los talleres están diseñados para población en estado de vulnerabilidad. Durante ese tiempo que estuve en Juárez, en la que solía vivir con mi familia y donde estudie y crecí, pude constatar el 124
grado tan terrible de violencia en el que vive su población, el terror al que diariamente es sometida. En ese sentido, una de las experiencias más fuertes que experimenté fue una mañana en la que acompañé a mi hermana y su esposo al centro comercial Galerías Tecnológico, a hacer un pago de luz. Todo transcurría normalmente. Entramos. Mi hermana hizo el pago y al momento de dirigirnos a la salida del centro comercial, no bien se abrieron las puertas eléctricas, escuchamos un balazo y luego otro. Todo empezó a transcurrir en cámara lenta. Las personas que entraban y las que salíamos nos paralizamos. Llegó un momento en que no sabíamos si corríamos hacia adentro o hacia afuera. Recuerdo el rostro de una señora, anciana, que me miró como suplicándome que no la dejara ahí. En otro instante vi venir hacia mí a un hombre con un gesto duro y fiero que difícilmente olvidaré. Pasó a mi lado con una pistola que sostenía con ambas manos, pero apuntando hacia abajo y con el cuerpo un poco inclinado, como escondiéndose. Era seguido por otro hombre también armado y con el mismo gesto que denotaba una gran tensión. A los pocos segundos se escucharon los cuernos de chivo y entonces todos a correr, de nuevo hacia adentro. Era el pánico total. Por instinto mi hermana, mi cuñado y yo corrimos al mismo lugar del que recién habíamos salido. Sentí alivio cuando vi a la anciana de quien durante la huida me había olvidado. Aguardamos hasta que no se escucharon más disparos, como si ya supiéramos cuánto tiempo hay qué esperar para volver a salir. Y definitivamente lo saben todos. Los hombres armados que pasaron a mi lado, hombres comunes, nadie en particular, nada los hacía diferentes de los muchos hombres con los que me podría topar al caminar en la calle de cualquier ciudad. Pero claro, las armas los hacían diferentes. El resultado de todo esto: un hombre muerto, ex policía, a escasos metros de la salida del centro comercial. A los pocos días volví al lugar de la ejecución y tomé impresiones de los impactos de bala en el pavimento, no como un recuerdo, porque ese lo tengo en la memoria, sino como un testimonio palpable de un hecho que pronto se extendería a otras ciudades del país. A mi regreso de Juárez las emociones contenidas se desbordaron en una serie de piezas cuyo tema no podía ser otro. Entiendo que si fuera compositora seguramente todo lo vivido estaría escrito en uno o varios corridos. Va a ser muy interesante cuando dentro de algunos años se haga una revisión de la producción de los creadores del país en que todos hablamos del mismo tema, pues creo que difícilmente algún artista por lo 125
menos en una ocasión no lo habrá mencionado en su obra. Sin duda, en el área que más se reflejará será en la música popular. No es de extrañar que surjan nuevos movimientos musicales populares con características que se ligan la juventud por diversas causas y razones; los jóvenes tienen un lenguaje y una visión diferente, arisca y fuerte, respecto de las generaciones precedentes. “La Neta de las Netas” volvió a ser exhibida, esta vez en Culiacán, en la galería Frida Kahlo de la UAS. Se abrió el 25 de Marzo y permaneció hasta el 25 de abril del 2011; inaugurada por Carlos Maciel, Kijano, coordinador de Cultura de la institución, y por Alejandro Mojica Díaz, director de Artes Visuales. Al día siguiente fui a la capilla de Jesús Malverde a depositar, como ofrenda, un catalogo de la exposición. Varios meses antes había ido en compañía de una amiga, Claudia, luego de entregar la solicitud para el proyecto. En esta ocasión también fui acompañada de Claudia, quien amable y paciente observó todo el ritual, y es que por supuesto no podía faltar la imagen de este popular santo en una de las obras (“Pakas de a Kilo”). El fenómeno ejerce en mí una fascinación en términos artísticos. Y ni siquiera imaginaba que detrás de los corridos existía un amplio y sólido mundo de investigación, de antropólogos, sociólogos, catedráticos, estudiosos del tema a un nivel intelectual muy alto. Supongo que en algún lado existe algo especial de convergencia por el tema; en mi caso es la fascinación artística de donde parte el interés que siento por los corridos; es una ventana hacia el sentimiento y el pensar del pueblo que los canta en el momento que los vive. Y me parece que si se les juzga, a las obras plásticas y de otros géneros sobre “el narco”, como buenas o malas, la verdad es que su valor y su significación social y cultural resultan innegables. Pintar corridos ha sido una experiencia muy gratificante. Convertir música en objeto visual que logra un dialogo entre la obra y el espectador creemos que enriquece a ambas disciplinas. No existe la menor idea ni intención de enaltecer al narcotráfico sino de ofrecer otra versión de lo ya dicho. Cada persona es libre de sacar sus propias conclusiones, así como el arte debe ser libre de ser expresado. Ningún país puede presumir de vivir en la democracia si reprime la libre expresión, pues en el arte se refleja el momento histórico de la sociedad en cuestión. La próxima ciudad que visitará esta obra será Los Mochis, para exhibirse en el Museo Regional Del Valle Del Fuerte, con el apoyo del Instituto Sinaloense de Cultura. De Los Mochis es originario el gobernador Mario López Valdez, Malova, quien ha sido muy cuestionado 126
nacional e internacionalmente por haber tomado esta absurda decisión de prohibir los narcocorridos. Sólo espero tener la libertad de mostrar mi trabajo, logrado a base de mucho esfuerzo, pero que además fue apoyado por las instancias de cultura del propio Gobierno del Estado, y sería el colmo y ridículo prohibir también ver corridos. Ahora estoy terminando otro proyecto, apoyado por el FOECA de Sinaloa, en su edición 2010-2011. Pinto sobre las reinas del narcotráfico y se denomina: “Camelia la Tejana y su Dinastía MoNARCA”. No tengo la menor duda: mi obra seguirá hablando de los corridos, y prohibidos o no, siempre espero encontrar un lugar y gente para compartirlos. Hoy le canto a la conciencia De un país que lleva a cuestas Crisis que vienen y van No es un canto de protesta De derecha ni de izquierda Es la neta y nada más
Los Tigres del Norte
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Especial LA MUJER Y DOMINICANA
LA
REVOLUCION
EN
LA
REPUBLICA
Reina C. ROSARIO FERNÁNDEZ Porque hay una historia que no está en la historia, hoy tenemos el deber de completarla.
La doctora Reina Cristina Rosario Fernández es antropóloga e historiadora. Estudió en la Universidad Estatal “Lomonosov” de Moscú. Es catedrática e investigadora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), del Instituto Tecnológico de Santo Domingo y profesora residente en Armtrong Atlantic State University, en Savannah, USA. Además, es candidata doctor por la Universidad de Costa Rica. 129
Introducción La Revolución de Abril de 1965 y la fuerte resistencia del pueblo dominicano a la segunda intervención norteamericana en el siglo XX constituyen el acontecimiento socio-político y militar más importante desde la Guerra Restauradora hasta nuestros días. Abril de 1965 no fue un hecho casual ni espontáneo, sino el resultado de una serie de acontecimientos que fueron calando hondo en el pueblo dominicano; éstos pueden rastrearse desde 1959 con la expectativa creada en la región a partir del triunfo del foco guerrillero en Cuba, y su apoyo al exilio dominicano que posibilitara la expedición de Constanza Maimón y Estero Hondo que tanto impactó a la sociedad. A ello siguieron la Conspiración de los Sargentos, la lucha clandestina del 1J4, el asesinato de las hermanas Mirabal, el ajusticiamiento de Leónidas Trujillo, las luchas pos-trujillistas, el gobierno democrático de Juan Bosch, el golpe de Estado, la guerrilla de Manolo --enarbolando la constitución de 1963-- y el liderazgo de Fernández Domínguez dentro de las Fuerzas. Estos acontecimientos contribuyó a elevar la toma de conciencia del pueblo dominicano que se conjugó en las fuerzas sociales y que culminaron con la Revolución democrática de Abril de 1965. Se trató en esencia de una enorme acción democrática y popular donde los constitucionalistas tomaron el poder aunque de forma efímera, derrotando a los golpistas que no pudieron entrar a la ciudad, y fueron obligados a retirarse en desbandada en la heroica batalla del puente Duarte. Luego se eligió un presidente constitucional y se restableció la constitución de 1963. Este triunfo fue bloqueado por la segunda intervención norteamericana apoyada por la OEA con más de 42,000 efectivos. Decenas de tanques de guerras y de aeronaves que los dominicanos y dominicanas combatieron por 130 días sin ceder jamás sus principios. La revolución fue liquidada en su infancia por la intervención yanqui y por la posterior instalación de la oprobiosa dictadura balaguerista que los norteamericano apoyaron durante12 años. Luego de más de 46 años de ese abril, son muchos los aportes al conocimiento sobre la resistencia dominicana. Pero necesitamos nuevos análisis de los hechos porque las publicaciones existentes,1 no recogen la participación de la mujer como parte esencial de esta gran gesta histórica. 1
La participación de la mujer ha sido poco estudiada…el abordaje documental y riguroso no se ha realizado. De 15 textos revisados, escritos fundamentalmente por académicos norteamericanos, sólo uno hace referencia a la mujer. Véase: 130
De modo que en este trabajo planteamos los siguientes objetivos: 1. Analizar las causas de la ausencia de las mujeres en la historiografía tradicional. 2. Mostrar cómo la participación de las mujeres en la Guerra de Abril y en la Guerra Patria fue fundamental para el sostenimiento de la resistencia; y 3. Destacar la participación de Aniana Vargas como ejemplo de liderazgo femenino surgido en el fragor de la Guerra de Abril. Se realizaron varias entrevistas, entre ellas, --Fidelio Destradel, dirigente del Movimiento 14 de Junio (1J4) y compañero de lucha por más de cincuenta años de Aniana Vargas; --Argentina Santana (Tona), dirigente sindical; --Sagrada Bujosa, instructora militar de la academia 24 de Abril (las dos últimas militantes del 1J4, combatientes constitucionalistas y compañeras de viaje de Aniana Vargas a China). Adicionalmente se entrevistó a --Argelia Tejada; participante de las luchas anti -trujillista y antibalaguerista, socióloga, experta en teología. --María Ondina Vargas, hija de Aniana; y --Anulfo Reyes (ex guerrillero, dirigente del 1J4 y hoy presidente de la Federación de Fundaciones Patrióticas). También se revisaron varios monográficos, dentro de los cuales se prestó atención especial al libro Mujeres de abril, publicación que recoge el testimonio de 10 destacadas combatientes a veinte años de la Guerra Patria. La autora Margarita Cordero, también participante del proceso de abril, presenta un análisis con visión de género que convierte esta obra en un trabajo pionero en el país. El Área de Historia Oral del AGN ha puesto a disposición pública cientos de entrevistas a combatientes de abril en el proyecto “Voces de abril” donde se pueden rastrear algunos testimonios de mujeres. --Las Mujeres, las olvidadas de la historia La desvalorización histórica de la mujer tiene su origen en la antigua división sexual del trabajo, que conceptualizó la vida social en dos esferas separadas: la pública, referida al trabajo remunerado, el quehacer político, militar, religioso, artístico, científico, cívico, Teresa Espaillat, “El papel de la mujer combatiente en la Guerra de abril”, en Guerra de abril inevitabilidad de la historia, Santo Domingo, 2005, p. 351. 131
correspondía al hombre. Y la privada, referida a las tareas domésticas de adquisición y preparación de alimentos, actividades de limpieza y mantenimiento del hogar, crianza y educación de los hijos, servicio al marido, y cuidado de los enfermos, entre otras, correspondía a la mujer. En las décadas de los 60 y 70 se populariza el concepto de género en las ciencias sociales como una categoría analítica. Señala la necesidad de repensar el análisis tradicional como permeado por una visión parcial, masculina, que oculta el trabajo no-pagado de la mujer y su contribución al conocimiento en actividades que originalmente estuvieron ligados a la esfera doméstica y su rol de reproducción de la fuerza de trabajo. Una segunda contribución de la categoría género es la de desentrañar y corregir el criterio de selección de los acontecimientos que se consideran históricos, en la medida en que el hecho de privilegiar un acontecimiento que se refiere a la vida política o a la forma del ejercicio del poder público como acontecimiento “histórico” se está tomando una posición que supone una concepción histórica como ejercicio del poder público. En esta gestión, los varones han tenido una presencia mucho más larga y activa que las mujeres. En la conceptualización de lo que es histórico y de lo que no es, se pasa por alto, o mejor dicho se oculta otro aspecto de la vida histórica, el que no se refiere a la vida política. Hay mujeres en la historia y hay hombres en la historia y una podría esperar que ninguna descripción de un periodo determinado se escribiese sin dar cuenta de las acciones y las ideas tanto de los hombres como de mujeres. Si este fuese el caso, no habría necesidad de la historia de las mujeres. La historiografía dominicana evidencia una visión miope que excluye a la mitad de la población como lo muestran los resultados de una investigación sobre los tres textos de historia más usados en nuestras universidades.2 En ellos es alarmante la ausencia femenina.
2
Se analizaron los tres textos más utilizados a nivel universitario: de Roberto Cassá, Historia Social y Económica con 38 menciones de mujeres; de Frank Moya Manual de historia dominicana con 163 menciones; y Velentina Peguero, coautora de Visión General de historia dominicana con 63. A diferencia de los cronistas tradicionales, incorporan en su trabajo las perspectivas y los métodos de las ciencias sociales contemporáneas, pero sólo trabajan la historia económica y política. La conclusión es que todavía no tiene historia la parte de la población que por su definición de género no participa en sucesos que, por pertenecer a la esfera social importante, son los únicos valorizados. La historia dominicana, de incluir a la mujer tendría que ser reescrita. Véase: Margarita Paiewonsky “Imagen de la mujer en los textos de historia dominicana”, en Género y Sociedad, Santo Domingo. Vol. 1, No.1, 1993. 132
Participación de las mujeres La integración masiva de las mujeres a la Guerra Patria de 1965 fue el resultado de una serie de antecedentes que se pueden rastrear desde la guerra de independencia. Gracias a Vetilio Alfau3 se logró reconstruir un poco la historia cotidiana de esas mujeres, biografiando a 14 de las dominicanas más sobresalientes que, desde mediado del siglo XIX y hasta principio del XX, participaron en los procesos de emancipación. Desde el significativo hecho de confeccionar nuestra primera bandera hasta fabricar pólvora y municiones, ellas sacrificaron parte de sus hogares, sus casas y vidas para dar apoyo a la causa de la independencia. En la ocupación norteamericana de 1916-24 las mujeres combatieron en diferentes escenarios, desde la “Junta Patriótica de Damas” o desde las trincheras guerrilleras etiquetadas como gavilleras por el gobierno invasor. En Mujeres del 16, Virtudes Álvarez,4 contribuye con el rescate de la memoria histórica del pueblo dominicano ofreciendo una obra que recoge la semblanza y el perfil histórico de algunas de las cientos de mujeres que lucharon contra la ocupación norteamericana. Como antecedentes más próximos está el proceso de lucha anti y postrujillista donde ya sea en la clandestinidad o en las explosiones de masas que tomaban las calles, las mujeres estaban integradas al más alto nivel. Como ejemplo se puede citar a Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, 3
Vetlio Alfau Durán, Mujeres de la Independencia. Santo Domingo, Ed. Alfa y Omega, 2009. Urge rastrear con agudo criterio histórico las huellas de las mujeres que alentaron, no como dirigentes políticos, sino con su actuación anónima, nuestra nacionalidad. Entre las biografiadas por Alfau Duran están: Micaela de Rivera, Manuela Díez y Jiménez, Josefa Antonia Pérez de la Paz, María Baltazara, María Trinidad Sánchez, Ana Valverde, Filomena Gómez de Cova, Rosa Montás de Duvergé, Froilana Febles, Petronila Abreu y Delgado, Rosa Bastardo, Rosa Duarte y Díez Concepción Bona y María de Jesús Pina. 4 En esta obra se rescata parte de los documentos y acciones de la “Junta Patriótica de Damas”, de las que fueron activistas Leonor María Feltz, Luisa Olma Pellerano, Mercedes Laura Aguiar. Tomasina Mélida Jualián, Ana Josefa Puello, Floripez Miese Vda. Carbonell, Abigail Mejía, Ercilia Pepín Estrella, Evangelina Rodríguez Perozo, Petronila Angelina Gómez, Josefa Pérez Andújar, Pila Costanzo, Rosa Smeter, Adela Mateo Lebrón, Ana Silvia Infante, entre muchas otras. También se logra rescatar del silencio y del anonimato a algunas de las mujeres guerrilleras de la Región De sectores más populares, Lolita y Lupita Rondón, Dominga Mota, María de Salas, Felicita Rambelde, Emilia Reyes Julia Sia y María Girón Natera4, gavilleras que, con pólvora en mano, enfrentaron a las tropas intervencionistas. Véase: Virtudes Álvarez, Mujeres del 16, Santo Domingo, Editora Mediabyte, S.A. 2005, p.p. 59 y 126. 133
asesinadas por el régimen el 25 de noviembre de 1960. En la constitución formal del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, participaron dos mujeres: Minerva Mirabal y Dulce Tejada. Dulce Tejada y Sina Cabral se convirtieron en líderes destacadas del movimiento. Pero el liderazgo de Minerva era tal que, según relata Roberto Cassá, cuando se planteó la designación del presidente de la entidad la primera propuesta recayó en Minerva en reconocimiento de su significación revolucionaria. Ella declinó a favor de Manolo Tavares; Luis Gómez, presente en aquella reunión, confirma que Minerva era el alma del movimiento, una líder resuelta y decidida que convencía e impregnaba entusiasmo. Según Cassá “la dictadura hubiera seguido incólume de no haber sido por la formación del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, cuyo descubrimiento por el servicio de Inteligencia Militar (SIM) llevó a la iglesia católica a romper los lazos que hasta entonces la habían unido a Trujillo.5 Otros autores dicen que no hubo ruptura, sino distanciamiento temporal. La relación Iglesia-Trujillo debe ser vista a profundidad. Así, se entrevistó a Argelia Tejada: ¿Cuál fue el rol de la iglesia en la última etapa de la tiranía y en qué consistió su ruptura con el régimen? Su respuesta fue la siguiente: “En la etapa final del la dictadura, (1960-1961) se produjeron conflictos en la relación entre Trujillo y la Iglesia, pero éstos no modificaron la relación Iglesia–Estado legalizada por el concordato de 1954, el cual continuó funcionando ininterrumpidamente hasta el presente. Trujillo y los gobiernos posteriores le han garantizado a la Iglesia el cumplimiento del concordato; que incluye entre otros privilegios, exenciones jurídicas, monopolio del adoctrinamiento religioso en las escuelas públicas, y financiamiento estatal de sus actividades con sueldos y bienes inmobiliarios. Romper con el régimen no fue la intención de la Carta Pastoral como evidencia la prensa dominicana en los artículos de El Caribe y la Nación de la semana del 8 al 14 de enero de 1961. La periodista Ángela Peña, en su artículo en el periódico Hoy, Trujillo y la Iglesia después de la pastoral, analiza la sorpresa de la población cuando a casi un año de la Carta Pastoral, el Episcopado en pleno entregó un Memorándum reconciliatorio a Trujillo, acompañado de un brindis de champaña “por la eterna unión entre el poder “material y el espiritual.” El arzobispo Beras expresó gratitud al “Benefactor” por las ayudas que recibían los obispos, y comparó las desavenencias con Trujillo a las de un padre con el deber de conducir a sus hijos. Este brindis fue seguido de un agasajo exquisito que Trujillo ofreció a los obispos el 22 de enero de 5
Roberto Cassá Heroínas nacionales, Santo Domingo, Colección Juvenil, Archivo General de la Nación, 2009, p.100. 134
1961. Tejada enfatiza que la alianza Iglesia-Estado no solamente sobrevivió el período Trujillista, sino que facilitó su posición en contra de la Constitución laica de 1963 durante el golpe de estado y la lucha de abril de 1965”.6
Este análisis enjundioso de Argelia Tejada deja al descubierto que en realidad no hubo ruptura, sino distanciamiento, producto del surgimiento del M14 de junio en cuyo interior había algunos sacerdotes y seminaristas, dos de los cuales fueron parientes de Salcedo, que actuaron sin el consentimiento ni la aprobación de sus superiores o de la Jerarquía. Hecha esta aclaración, retomamos la participación de la mujer en este convulso periodo de luchas anti y pos-trujillistas. La primera mujer arrestada fue Tomasina (Sina) Cabral Mejía, era la más joven y aún soltera. Fue despojada de sus vestimentas, y paseada por el pasillo lleno de presos políticos, que cuando la vieron la aclamaron para darle ánimos. En la silla eléctrica la sometieron a torturas sin que diera información, en todo momento guardó absoluto silencio para proteger a los miembros del movimiento, dado que la mayoría no habían sido detenidos aún. Luego apresaron a Minerva y María Teresa Mirabal, Dulce Tejada, Asela Morel, Miriam del Valle, y Fe Ortega. En la prisión no abdicaron. Luis Gómez, junto a otros presos, le tocó presenciar las torturas a la que Sina fue sometida y relata: “esta mujer no se quejó, no delató a nadie, era una mujer de firmes convicciones, es en verdad tan firme en sus convicciones que conflictó la potencia, fue ejemplo para todos nosotros”.7 Cassá escribió sobre este periodo: “En ninguna otra ocasión las mujeres dominicanas habían tenido una participación tan conspicua”.8 Centenares de mujeres, esposas, hijas de los detenidos se movilizaron en abierta solidaridad con los detenidos. Organizaron un 6
Tejada termina analizando el crecimiento actual de la iglesia y señala: En el Siglo XXI tenemos vigente el Concordato de 1954 y una Constitución en el 2010 que impone dogmas católicos negantes de derechos humanos a toda la población. El fortalecimiento del estado confesional se manifiesta en el acelerado crecimiento de la burocracia eclesial. Un año antes de firmarse el Concordato, solamente existía una diócesis en el territorio nacional. En el 2005 el número aumentó a dos arquidiócesis, nueve diócesis territoriales y un obispado castrense. Además, cuando la Conferencia Episcopal Dominicana fue creada en 1962, estaba compuesta por cinco obispos. En el 2005 aumentó a 20 obispos, 14 activos y 6 eméritos. Todo con financiamiento del pueblo dominicano y el rol de Benefactor de los pocos presidentes que se han alternado el poder después del ajusticiamiento del tirano. Entrevista a Argelia Tejada, 9 de junio de 2011. 7 Entrevista a Luis Gómez, 9 de junio 2011. 8 Ibídem, p.104 135
servicio de asistencia material, asistían a los juicios en son de protesta, en dos ocasiones entonaron el himno nacional. Eran actos inauditos que contribuyeron decisivamente a que se enfrentara el terror sobre el que se sustentaba la estabilidad de la dictadura. Argelia Tejada, aún una adolescente joven, participó en varias de estas manifestaciones y relata: “La manifestación antitrujillista más provocativa que organizamos fue el peregrinaje a la ermita de la Virgen del Perpetuo Socorro, localizada en las faldas de la Loma Quita Espuela…el peregrinaje iba acompañado de militares por ambos lados de la carretera. Con la iglesia visible, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, gritamos: ¡Abajo Trujillo! ¡Abajo Trujillo! Entramos a la iglesia sin que fuésemos agredidas y sintiéndonos que formábamos parte de un movimiento liberador más allá de la frontera. Al día siguiente incendiaron la iglesia”.9
La creatividad de las mujeres permitió utilizar los símbolos religiosos para manifestaciones anti trujillistas, hecho que ocurrió después de la promulgación de la Carta Pastoral. El asesinato las Mirabal impacto a toda la sociedad. Argelia Tejada relata: “el crimen contra las Mirabal jugó un papel histórico y fue el detonador que motivó a los militares a organizar el complot. Pagaron con sus vidas y su muerte no fue en vano. Les debemos mucho a ellas. A mí me impacto de una manera terrible. Sentí con ese acto que todos habíamos perdidos. Que el tiempo se alargaba al infinito y no íbamos a lograr nada. Fue una crisis porque ya no podía hacer nada, porque los hombres estaban presos, y sentíamos que cualquier cosa que hiciéramos iba a provocar que los mataran. Tuve un miedo que por mucho tiempo no sentía. Esa muerte me hizo más consciente de nuestra vulnerabilidad, de que no controlábamos nuestro destino ni nuestras vidas, y en cualquier momento podíamos perderlos pero había que seguir luchando10.
Después del ajusticiamiento de Trujillo, las hermanas Mirabal se hicieron símbolos de la lucha por la libertad. La formación de una generación de revolucionarios encontró en ellas un ejemplo a seguir. Durante los años siguientes fueron el símbolo del MR1J4 y de todos aquellos que se encontraban empeñados en instaurar un orden democrático y justo.
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Argelia Tejada, “Destrujillización inconclusa: el estado confesional”. Boletín del Archivo General de la Nación, Vol. XXXV, Núm.127, p. 130. 10 Entrevista a Argelia Tejada, 9 de junio 2011. 136
Son las acciones de las mujeres de la independencia, de las que lucharon contra la ocupación de 1916, las que desafiaron al trujillismo y las que arreciaron sus luchas en la etapa pos-trujillista las que preceden a las mujeres de abril. ¿Cuándo y cómo se integran las mujeres a la Revolución de Abril? Para analizar cuándo y cómo se integraron las mujeres se procede a diferenciar tres tipos de participación: las de las mujeres militantes, las de las esposas y parientes de los constitucionalistas y la de las mujeres no militantes de los sectores populares. Es necesario aclarar que una parte de las mujeres de abril ya tenían experiencia política como militantes en los grupos de izquierda de esa época, a saber: MR1J4, el MPD, PSP e incluso algunas religiosas que eran de la sociedad secreta Acción Clero Cultural.11 Para 1965 las mujeres dominicanas no contaban con un movimiento sólido, el nivel de organización era mínimo, no se conocía la teoría de género y por ende no habían alcanzado espacios de participación que pudieran constituir un movimiento. A sólo cuatro años de salir de una dictadura de 31 años, donde si bien en el 1942 Trujillo permitió el voto femenino, lo hizo para mostrar al exterior algún elemento democrático del régimen. Las mujeres se integraron por diferentes vías y criterios primero a la Revolución de abril y luego a la Guerra Patriótica. Teresa Espaillat en Testimonio de una combatiente sostiene “Nos agrupamos por razones geográficas, emocionales o afectivas, por cercanía política con algún responsable, por afinidad ideológica o por una decisión personal o partidaria siempre convencida de que debíamos participar”.12 Los grados de subordinación de la mujer frente a los hombres eran mayores. En los movimientos políticos, incluyendo los partidos de izquierda, existía una rama femenina que era la expresión más acabada de la subordinación de la mujer. Magaly Pineda, militante de ese periodo, escribió en Mujeres de abril: “el Catorce de junio fue el gran partido de masas, el gran partido de los jóvenes de la pequeña burguesía, y que atrajo a innumerables mujeres pero las llevó a una rama femenina, a hacer las tareas asistenciales de apoyo. Mientras en el interior del partido se iba gestando todo un proceso 11
Unos de los escenarios que le tocó orientar Minerva Mirabal fue el de jóvenes que se hallaban vinculados a la Iglesia, los cuales formaron esta organización secreta. Véase Roberto Cassá, Op. Cit., p. 99. 12 Teresa Espaillat, Abril en mis recuerdos, testimonio de una combatiente, Santo Domingo, Editora Búho, 2da. edición, 2002, p. 50. 137
de formación política, las mujeres quedaron marginadas de ese proceso”.13
Las mujeres militantes no protestaban ni reclamaban espacio, sino que se entendía y se asumía que ese era su lugar, su rol, lo que demuestra cuán lejos se estaba del empoderamiento que muestran las militantes de hoy. Las esposas y familiares cercanos a los militares constitucionalistas tuvieron una participación muy importante antes, durante y después de la Gesta de abril. Arlette Fernández, esposa del coronel Fernández Domínguez señala: “En esa lucha estuvimos involucradas las esposas de los militares constitucionalistas, sin importarnos el peligro a que nos exponíamos. Éramos mujeres jóvenes y en plena crianza de nuestros hijos pero comprendimos que la razón de lucha de nuestros compañeros era justa, legal y tan contundentemente moral, que nos obligó, desde el primer momento a tener una conciencia clara de cuál debía ser nuestro papel y nos convertimos en piezas claves para la consecución de sus propósitos, tomamos participación en trascedentes decisiones: se nos encomendaron delicadas tareas y cumplimos importantes misiones. Trasladamos armas, llevamos recados verbales y escritos a distintos destinatarios y cuando se hacían reuniones, en muchos casos nosotras éramos también centinelas. Todo esto lo hacíamos con absoluta discreción, serenidad y entereza. Entre estas mujeres cabe destacar a Lilian de Hernando, Gladys de Lachapelle, Altagracia Veloz de Bello, las Sras. Lantigua Palma y Peña Taveras, Mary de Quiroz de Pérez, Iris de González y otras muchas que sería muy extenso mencionar. Muchas de estas mujeres se convirtieron en viudas de abril y siguieron luchando por la democracia.”14
Por su parte, las mujeres de los sectores populares en su gran mayoría tuvieron un condicionante geográfico para incorporarse a la Gesta de Abril, los combates más encarnizados se llevaron a cabo en la zona norte, donde estaban ubicados geográficamente los barios y sectores marginados. La mujer de los sectores populares se integró voluntariamente no porque una organización bajara una línea de apoyar la revolución, sino porque sintió que luchaba por ella misma, y por la patria. Así, se pueden ver cómo amas de casas, prostitutas, marchantas, homosexuales y trabajadoras domésticas dejaron sus trabajos y se 13
Margarita Cordero, Mujeres de abril, Santo Domingo, CIPAF, Ediciones Populares Feministas, 1985, p. 163. 14 Arelette Vda. Fernández Domínguez, “Proceso de la contienda vista por las mujeres y las familias de sus protagonistas”, en Guerra de Abril, inevitabilidad de la historia, 2007, p. 85. 138
integraron a la lucha por la democracia. En los barrios de la zona norte la presencia femenina callejera jugó un rol de gran importancia, enfrentaron la muerte y los riesgos junto al hombre de igual a igual. Pero hoy nadie recuerda sus nombres, son las innominadas. Esto permite señalar que si las mujeres, en sentido general, son las grandes olvidadas de la historia, las de los sectores populares además de olvidadas son anónimas. Se pueden recoger cientos de testimonios de mujeres y de hombres que hablan de la valentía y heroicidad de estas mujeres, pero nadie recuerda sus nombres. Por ejemplo Guaroa Ubiñas relata un hecho que le impactó: “En una batalla famosa que libraron los combatientes del pueblo con las topas del CEFA y los invasores en el cementerio de al Máximo Gómez, un muchacho de contextura fuerte que asumió el papel de maquinista de un tanque de guerra, se quedó atrapado en su interior luego de ser alcanzado por un bazucazo, de manera que herido en una pierna no podía salir y nadie se atrevía a sacarlo por lo nutrido de la balacera. Hasta que de entre las sepulturas emergió una mujer de más de sesenta años, desdentada, muy delgada y con el pelo canoso, suelto y esponjado, vistiendo un pantalón, que subió al tanque, abrió la escotilla y no se sabe con qué fuerza luego de agarrarlo por las axilas lo sacó del tanque posibilitando que fuera llevado al hospital. La mujer estuvo allí entre nosotros un momento preocupada por la suerte del muchacho. Los hombres que llegaron al hospital no tenían espacio para relatar cómo esa vieja mujer había podido hacer eso, y sobre el valor de hacerlo escuchando un concierto de balas que silbaban a su alrededor y la miraban con mucha admiración. La imagen de aquella mujer que se perdió en el anonimato se me quedó prendida en el recuerdo de aquel momento aciago.”15
En mi práctica docente, suelo pedirles a los estudiantes que entrevisten a sus padres para que conozcan qué hacían en el proceso revolucionario de Abril y son cientos de historias que traen donde los padres estuvieron apoyando e incluso combatiendo y son ellos los primeros sorprendidos, pues algunos confiesan que desconocían por completo qué hicieron sus padres en esos años. Estos estudiantes recogen acciones increíbles que desarrollaron estas mujeres (un estudiante relató que sus padres se conocieron en plena revolución, cuando su madre, que fungía como enfermera, fue a curarle las heridas luego de un combate). Las mujeres, principalmente de los sectores populares, por lo general no suelen hacer alarde de ello, lo entienden como parte de la cotidianidad 15
Guaroa Ubiñas Renville. Un joven en la guerra de abril, Santo Domingo Editora Manatí, 2003, p. 59. 139
que les tocó vivir en ese proceso. Esa masificación del combate en la zona norte oculta más que cualquier otra la presencia de las mujeres. Sagrada Bujosa, en entrevista para este trabajo, relató: “Cuando pienso en la mujer del pueblo, pienso en Tina, conocerla me impresionó mucho, era la única del grupo que no era pequeña burguesa, era la única que había combatido, tenía experiencias diferentes a las mía, tenía once heridas. Tina fue la bazookera del comando POASI. Yo la recuerdo bien, joven pero acabada, llena de cicatrices en el rosto. Al principio ella me decía profesora, yo le decía soy una compañera más. Nos hicimos amigas y ella me hablaba de los combates en la parte norte de una forma tan natural, de sus heridas, con la misma simpleza con que la gente hace las labores cotidianas en la casa. Era de la gente que más asimilaba las instrucciones, de la gente más diestra y era la que era distinta, la mujer de pueblo, la que había combatido, incluyéndome a mí que era la entrenadora, ninguna de las compañeras que estaban bajo mi mando habían participado en combate. Solamente Tina, donde estará Tina, no sé su apellido”.16
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Entrevista a Sagrada Bujosa, 24 de mayo de 2011. 140
¿Cuáles fueron las principales tareas de las mujeres? Las mujeres desempeñaron todas las tareas que demandó el proceso revolucionario y posteriormente la Guerra Patria y es gracias a estas tareas que se pudo mantener una resistencia heroica por más de cuatro meses frente a un enemigo muy superior. "El apoyo logístico de los constitucionalista civiles, dicho en toda la extensión técnico militar en una situación de guerra, recayó, fundamentalmente en las mujeres: traslado de armas, abastecimiento de alimentos y ropa, cuidado de los heridos, encubrimiento para el traslado de combatientes, tareas de seguridad en la codificación y decodificación de mensajes, como taquígrafas en interrogatorios prisioneros y como locutoras en la inicialmente clandestina Radio Constitucionalista. Actuaron como choferes de comandantes civiles, de los turnos de guardias en los comandos, y en el establecimiento de contactos con los combatientes potenciales en las ciudades del interior y la asistencia a entrenamientos e instrucción militar. Baste señalar que algunas de las mujeres participaron como entrenadoras de hombres y mujeres en la Academia Militar 24 de abril creada en medio de la guerra.17
Las mujeres también participaron en las tareas que demandaba un gobierno en armas como son: la administración de periódicos, las tareas domésticas, las actividades culturales y artísticas, el debate de las ideas, la educación política, el enterramiento de los muertos y hasta ofrecer un cafecito caliente a los combatientes. Las mujeres en ocupaciones de salud, pudieron aportar un importante servicio especializado y necesario como médicas y enfermeras. También participaron de las penas y alegrías, de la rabia e impotencia y sobre todo de la esperanza, en unas más que otras, en menor proporción en los combates militares. Las mujeres se adecuaron a las tareas que les impusieron y que definían sus roles, quizá por una conciencia intuitiva de lo necesario de esas funciones. Eran más preparadas para desarrollar este tipo de tareas y las asumieron como parte de su aptitud. Situándonos en la época, en ese momento no había una conciencia que predeterminara desde el inicio un rol distinto, no existían la conciencia de género que existe ahora. Teresa Espaillat, al hablar de la relación que tenían las militantes con las mujeres del pueblo, señala que el quehacer político estaba
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Teresa Espaillat, “El papel de la mujer combatiente en la Guerra de Abril de 1965”, en Guerra de Abril.., Op. Cit., p. 352. 141
estructurado tradicionalmente como un ejercicio del poder no sólo clasista sino masculino. “Las mujeres de los barrios populares, en algunas ocasiones participaron más activamente, más directamente, en los combates, en las guardias. Y fueron mujeres excepcionales, el caso de nosotras las militantes de 1J4, del PSP y el MPD fue una militancia en las perspectivas de los partidos, con la diferencia de los catorcistas, cuyo radio de acción fue más amplio, más integrador a la totalidad de la población. El PSP se concentró en su comando y el MPD en la escuela Argentina”18
Magaly Pineda señala que las mujeres en la vida cotidiana “no sólo lavaron y plancharon, sino que estaba ahí, que fueron compañeras que hicieron el amor con los hombres. Del amor en la guerra se ha dicho poco. Y fueron múltiples sus maneras. El amor fluyó muy libremente en los hombres y las mujeres que estaban menos atados a opciones partidarias y a los esquemas pequeños burgueses. Recuerdo, por mi experiencia personal, que me quedó en el comando la noche del día en que Margarita Cordero, Sagrada y yo salimos a cumplir la tarea de poner los letreros aquellos de “Armas para el pueblo”, con un solito sprey, las tres, y que durante muchos años estuvieron pintados ahí, por el colegio Serafín de Asís como testimonio de nuestra primera tarea, en la revolución”.19
Los procesos revolucionarios de abril y las mujeres Las mujeres procedían de diferentes sectores sociales, y se insertaron por diferentes vías, unas a través de su militancia, mientras a otras les tocó vivir y defender su vida en las zonas de combate o sin ser militantes ni vivir en zona de combates, se trasladaban a las zonas constitucionalista de día a realizar tareas de gran importancia, convirtiéndose en correos entre ambas zonas por no estar fichadas. Al final de la guerra Magaly Pineda señala: “nosotras las mujeres de clase media, militante de partidos, pudimos insertarnos y convertir nuestra inserción en abril en parte de nuestro curriculum... el haber participado en abril pesó más para entrar en la UASD que haberme graduado en sociología en Puerto Rico”. Continúa analizando que para las mujeres de los sectores populares, la derrota fue cotidiana, fue diaria, fue quedarse
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Ibidem. Margarita Cordero, Op. Cit., p. 152. 142
sola, indefensa, sufriendo la represión, perdiendo sus hogares, sin apoyo de nadie: exiliadas en su propio país. En este sentido, las entrevistas realizadas para este trabajo permiten constatar cómo Abril impactó a las mujeres de forma diferentes, facilitando en las de clase media su inserción social y truncando el desarrollo posterior de las mujeres de los sectores populares. El caso de Argentina Santana (Tona) puede servir como ejemplo. Ella nos relata: “Cuando estalla la Revolución de Abril, era dirigente sindical de la textil Los Mina, militante del1J4, estuve combatiendo militarmente en la zona norte en uno de los Comandos de Villas Agrícolas, (a una cuadra de aquí calle 23 esq. 34) junto a José González Espinosa y Rafael Báez Pérez (Cucuyo) entre otros. Fueron batallas sangrientas, aquí se peleó duro. Cuando los americanos toman la zona, me enviaron al comando “San Luis” en la calle Padre Billini zona constitucionalista. Allí funcionaba un hospital de emergencia, yo apoyaba a los médicos atendiendo a los heridos, lavándole a ropa a los médicos, yo hacía todo lo que me pedían, me acuerdo bien de Dr. Marté Duran. Al terminar la guerra el partido me envía a China con cinco compañera más, yo era la única obrera. A mi regreso me reintegré sin problemas a mi trabajo. Pero al poco tiempo, por indiscreción de una compañera de viaje se enteró el gobierno de lo que hicimos en China y empezó la persecución del gobierno de Balaguer y así perdí el trabajo. El 1J4 se divide y me voy al MPD, me envían a La Vega a cuidar unas armas. Hubo un chivateo y me cogen presa, me sentenciaron a tres años y como al año me soltaron. Entonces el MPD era un desastre, mataron a Plinio Matos Moquete y muchos dirigentes más. Por más que luché no pude nunca conseguir ningún otro trabajo y he sobrevivido cociendo, (ya no coso, casi no veo) y vendiendo cualquier cosa en la casa”.20
Realizar esta entrevista nos permitió conocer a una mujer excepcional, escuchar sus relatos, comprobar cómo vivió y entregó su vida a luchar por una causa es impactante. Ver la emoción y el orgullo y el cariño con el que recuerda a sus compañeros de lucha. Me transmitió una tristeza infinita cuando expresó: “hicimos todo lo que pudimos, de verdad que no había miedo, pero no pudimos ganar”. Fue impresionante conocer cómo esta mujer mantiene sus convicciones y acepta su situación con tanta dignidad. Hoy Tona está en la extrema pobreza, sin pensión, sin ningún tipo de ayuda, viviendo de la caridad de un sobrino que le deja vivir en un cuartucho dentro de un 20
Entrevista a Argentina Santana (Tona), Villas Agrícolas, 17 de mayo de 2011. 143
garaje de alquiler en el populoso sector de Villas Agrícolas. Ciertamente que la guerra dejó su sello en todas las mujeres que estuvieron involucradas y dependiendo de la clase social la inserción social y económica se ha facilitado o no. Revolucionaria y Centinela de las Aguas: Aniana Aniana Vargas proviene de una amplia familia de ganaderos de la Loma de Blanco, Bonao. Su familia como muchas otras en Bonao estuvo marcada por la lucha antitrujillista. Bonao, en la dictadura trujillista, fue monopolizado por José Arismendi Trujillo Molina (Petán), hermano del tirano. Este convirtió a Bonao en una especie de feudo personal. José Almoina, en su libro Una satrapía en el Caribe dice al respecto: “A este megalómano, le había hecho su hermano Rafael a más de Mayor del Ejército, árbitro de las tierras del Bonao y explotador de la finca Rancho Grande. Establecióse Petán en el Bonao, que hoy se llama Monseñor Nouel, y luego se hizo proclamar rey y señor, bajo la designación de Hijo Adoptivo de la Común. Pronto comenzaron en ella los crímenes para apoderarse de tierras y ganado y los raptos para llevar a cándidas doncellas al lecho del bárbaro. El nombre de José Arismendi es execrado en el Bonao”.
En estas condiciones de lucha contra los Trujillos se fue forjando la personalidad de Aniana, quien inició sus actividades políticas en 1956, cuando tuvo que emigrar desde Bonao a la Capital, ante la persecución de Petán contra miembros de su familia. En 1959 participó desde Nueva York en apoyo a los expedicionarios del Movimiento 14 Junio que dirigía Manuel Aurelio Tavárez Justo. Una vez ajusticiado Trujillo, regresó al país y se integró al comité de dirección de dicho movimiento político en Bonao. En octubre de 1961, junto a los demás miembros del Comité de Bonao, conoce a Manolo Tavárez. Aniana habría de decir 20 años después que “haber trabajado junto a Manolo ha sido su experiencia más significativa de su vida”. Consumado el golpe de Estado contra el Gobierno Constitucional de J. Bosch en 1963, Aniana pasa a trabajar con los grupos de apoyo para la proyectada Insurrección Armada Constitucionalista del 14 de junio que habría de iniciarse el 28 de noviembre de 1963. En entrevista para este trabajo, Fidelio Despradel relató cómo Aniana estuvo apoyando la organización de los seis frentes guerrilleros y 144
cómo le tocó el 28 de noviembre acompañar al grupo de guerrillero que se iba a internar en las montañas, ir en el vehículo que habría de regresar.21 Continúa relatando Despradel que durante 1964 y principio del 1965, por sus meritos en los difíciles momentos posteriores a la insurrección de noviembre y al asesinato de Manolo Tavárez, Aniana pasa a integrar el Comité Provisional Clandestino del 14 de Junio. Cuando estalló la guerra de abril de 1965, Aniana fue asignada por la dirección del 14 de Junio al comando que se estableció en la calle Juan de Morfa, dirigido por Roberto Duvergé. A 20 años de la Guerra Patria, Aniana comenta para Mujeres de Abril: “El 24 le cogió de sorpresa. Estaba con Ivelisse Acevedo ocupada y no oímos la noticia de la insurrección popular, cuando un sobrino le avisó, salieron a dar una vuelta, cuando estábamos llegando a la Dr. Delgado aquello era una cosa impresionante mujeres hombres y niños con palos y piedras en las manos iban bajando y vociando cosas contra el gobierno. La gente iba atacando a todo el que venía uniformado, porque la cosa era con ellos en ese primer momento. Las masas venían enardecidas. Fue una cosa que nunca soñé ver, es decir nunca la imaginé y no puede imaginarla nadie que no la haya visto. Lo que tú veías era la gente, oía lo que decía y cómo actuaba. Eso era una cosa que solo el que ha estudiado política el que conoce la psicología de las masas, podía entender: cómo la gente es capaz de responder de esa manera. Te digo que la impresión más grande de mi vida fue ese 24 de abril”.22
Retomando la entrevista con Fidelio Despradel,23 relató que el 25 de abril, en la toma de posesión en el Palacio Nacional del presidente José Rafael Molina Ureña, Aniana estuvo presente: “Ella mantenía un vínculo permanente con los presos políticos del 1J4. Se empeñó en que en los primeros decretos del presidente se amnistiara a los presos políticos, y a los exiliados tal como lo establece la constitución. Esperó con ansias ese decreto y salió con él para la cárcel La Victoria donde fueron liberados todos los presos”.
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Entrevista a Fidelio Despradel, 4 de mayo del 2011. Margarita Cordero, Op. Cit., p. 38. 23 Entrevista a Fidelio Despredel, 4 de mayo 2011. 22
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Luego, hablando de lo que fueron sus primeras tareas en la Revolución, Aniana relata: “La primera tarea en la Revolución fue de coordinadora del catorce de junio para las acciones que se iban hacer en ese momento. Al otro día me mandan junto a Roberto Duvergé, Orlando Mazara, Oscar Santana a la zona norte en mi casa que quedaba en la calle Juan de Morfa, ahí se constituyó el primer Comando de la Zona Norte. Ahí se desarrolló la mayor parte de la guerra, la guerra donde realmente se desarrolla es en la parte norte, con toda su crueldad. Es donde el CEFA, unidos a los norteamericanos, contra quienes nosotros peleábamos nos toman la ciudad metro a metro. El día que nosotros llegamos no había nada y los comandos empiezan a surgir inmediatamente. Entonces comenzamos detectar en la zona a la gente que tenía armas y a organizar las capturas de las armas. Comenzamos también organizar la población encabezada por los militares revolucionarios. Yo era la única mujer que estaba ahí y tenía que hacerlo todo. No cocino, eso no, no, porque yo era una militante. Yo hacia lo que hacían los compañeros. Yo estaba encargada de llevar todos que necesitaban los comandos desde alimentos hasta armas. Cuando los yanquis nos dividieron estuve con una cuestión de médicos como enfermera”.24
Más adelante, Aniana explica que en la zona constitucionalista: “Las mujeres provenían de todos los rincones del país. Teníamos de la Vega, Bonao, Padres las Casas, Santiago. El grueso nos entrenábamos en la Academia Miliar 24 de Abril organizada por el 14 de junio. Para la formación política Aniana y Duvergé fundan una escuela que funcionó en el colegio Santa Clara, allí participaron unos 300 miembros, entre ellos tres homosexuales de excelente comportamiento”.25
Al referirse a las relaciones que se desarrollaron en medio de la guerra entre las mujeres Aniana señaló “Yo casi siempre era la más vieja, unos catorce años mayor que mis compañeras […] y me sentía como la madre de ellas”. En Mujeres de Abril Aniana explicó cómo veía el futuro al término de la Revolución: “[…] para mí el futuro de esa época fue el mismo que en el 1959, cuando yo hice conciencia de que el problema era el sistema y que la lucha era contra el sistema. En la guerra, la lucha era contra el sistema, hoy la lucha es también contra él. Esa ha sido 24
Margarita Cordero, Op. Cit., p. 59. Fidelio Despradel, Historia gráfica de la Guerra de Abril, Santo Domingo, Editora Búho, 2005, p. 226. 146
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mi posición. Yo nunca he tenido una gran capacidad política, teórica, que me haya facilitado hacer grandes análisis, pero he tenido una cosa clara siempre, que es ésta: que mi vida está acorde con los intereses del pueblo. Yo no he planificado, yo no me volví a casar nunca más, porque no pude hacer eso en esa época. Cuando conseguía, por ejemplo, algún enamorado, no estaba acorde conmigo, no llenaba los requisitos. Así eso fue pasando y quedando de lado, porque siempre antepuse los intereses de la revolución y los sigo anteponiendo. Están por delante de mí, por eso mi futuro en esa época fue la lucha, la continuación de la lucha”26. Sobre la reinserción luego de la guerra, Aniana expresó que “cuando en los momentos finales de la guerra uno vio que era un fracaso militar, que, que no íbamos a lograr lo que todos al principio creíamos, uno se sentía triste por los resultados. A mí me afectó mucho, me sentía mal al pensar que iba a dejar todo esto… Eso muy duro y, en cierto sentido, frustratorio, aunque no nos hubiéramos hecho ilusiones que tomaríamos el poder. Ilusiones de que nosotros hicimos el gobierno ya! Sabíamos que teníamos a los yanquis aquí y que el asunto iba a terminar así, pero fue muy duro. Cuando terminó la guerra me dio un insomnio tremendo… un estado depresivo, me la pasaba analizando los errores, qué debimos hacer, qué no hicimos, porque fue […], en los errores que no debieron cometerse pero que cometimos”.27
Hablando sobre las lecciones de la guerra, Aniana señaló: “yo había leído mucho de las experiencias de otros pueblos; sabía que el pueblo hace conciencia, pero es muy distinto cuando tu puedes verlo. Esa es la experiencia más grande, la que hoy me mantiene con el ánimo en alto, con la fe inquebrantable en el pueblo y en que la revolución irá más pronto que tarde.”28
Según relata Fidelio Despradel,29 ya terminada la guerra, Aniana pasa a integrar, junto a Orlando Mazzara, Homero Hernández y Joseito Crespo y algunos dirigentes campesinos de la región la Comisión Regional Sur del MR1J4, bajo la dirección de Roberto Duvergé. En 1966 ella fue seleccionada como la más destacada de las seis mujeres que el 14 de Junio envió a China continental, a recibir 26
Margarita Cordero, Op. Cit., p. 114. Ibidem, p. 118. 28 Ibídem, p. 130. 29 Entrevista a Fidelio Despradel, 4 de mayo 2011. 27
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entrenamiento político-militar. Allí, entre el 1966 y 1968, vivió la Revolución Cultural proletaria de China. En la región Sur, Aniana es responsabilizada del trabajo en Monte Bonito, sección de Padres Las Casas, donde operaba, en la zona montañosa, el Triángulo Estratégico, donde la organización impulsaba un trabajo campesino que, junto al que dirigía Orlando Mazzara en las lomas de San José de Ocoa, constituían los vértice en las lomas de Bonao. Cuando Orlando Mazzara es asesinado en las Lomas de Ocoa en febrero de 1967, el ejército persigue a Aniana con fines de asesinarla, salvando la vida gracias a la alerta que le dio un joven campesino que se adelantó a la marcha de los militares. Cuando el MR1J4 entra en crisis, en marzo de 1968, el perder la perspectiva y no tener repuesta al fracaso de su política, Aniana, junto a otros 35 militantes del otrora el 1J4, pasa a integrar la “Línea Roja” del MR1J4. Desde esta nueva trinchera, Aniana es asignada a trabajos con las masas en distintas provincias de la Región Norte, sobre todo Puerto Plata. El 12 de enero de 1972, el cerco y posterior asesinato de Amaury Germán y tres de sus compañeros, sorprende a Aniana en el Hospital Padre Billini, donde sería operada de un tumor canceroso. Posteriormente viajó a Cuba para recibir tratamiento médico y se recuperó. “En el año 1983, en ocasión del XX aniversario de la Insurrección de Noviembre, Aniana empieza a trabajar en la que devendría en la Fundación Manolo Tavaréz, trinchera desde la cual, la formidable militante revolucionaria, continuaría su labor de años, participando no sólo en la organización de los homenajes a Monolo y todos los combatientes y militantes de la “Raza Inmortal” y demás luchadores de la Patria, sino participando activamente en las luchas populares que durante toda la década de los 80 se desarrollaron en el país. Cuando los acuerdos con el FMI y los inicios de la política neoliberal en 1984 empujaron al pueblo a las calles, desarrollándose un creciente movimiento popular contra las medidas de los gobiernos de turno, encontramos a Aniana en su natal Bonao”.30
Septiembre de 1992 marcó otro hito en la trayectoria de esta revolucionaria. Balaguer había dictado el decreto 1992 que estipulaba, entre otras cosas, el desalojo compulsivo de las familias campesinas de las cuencas del Yuna y Nizao, supuestamente porque los campesinos eran 30
Semblanza de Aniana Vargas, Memorias XIII Encuentro Norte Sur Impacto de la Globalización neoliberal en la realidad de las mujeres Latinoamericanas y caribeñas, Santo Domingo, Editora Mediabyte, S. A. 2004, p. 22 148
enemigos de la naturaleza. Una parte de la directiva de la Federación de Campesinos Hacia el Progreso le solicita apoyo a Aniana Vargas. En respuesta, la revolucionaria se integra en cuerpo y alma en la nueva trinchera de lucha. A partir de ese año, el país habría de reencontrase con la revolucionaria socialista, en muchas de las más importantes luchas que se han desarrollado en los últimos años: la lucha campesina contra el desalojo y contra las arbitrariedades del consorcio que construyó la Presa de Río Blanco y la lucha contra los planes de explotar una mina de oro en el mismo corazón de la montaña, lucha que llevó a la revolucionaria, junto con multitud de luchadores y luchadoras, a recorrer el país denunciando los daños que la explotación de dicha mina provocaba en Bonao, al Bajo Yuna y el país. Por más de diez años Aniana Vargas fue colaboradora del periódico El Nacional, donde mantenía una columna “desde Bonao” en la que defendía el medio ambiente y a los campesinos. En el centro de todo este esfuerzo, estuvo la lucha por preservar la naturaleza y luchar contra todos los depredadores, enquistados en grandes grupos económicos, de poder y en los gobiernos. El grueso de los pueblos del país, donde hubo conflicto de esta naturaleza, encontró en Aniana y en la Federación Campesina, de la cual era parte, un aliento solitario y un ejemplo de verticalidad y permanencia. Su lucha, junto a Manolo el 14 de junio, su destacada participación en la Revolución de Abril, su experiencia durante la Revolución Cultural China, (1966) y su lucha por casi dos décadas en las lomas de Bonao y otras latitudes, convierten a Aniana en una de las exponentes de una metodología y forma de concebir y hacer la acción política, donde la participación directa y activa del pueblo y la elevación de su conciencia con base en el aprendizaje en la propia lucha, son los dos componentes fundamentales31 de su participación social y política en Dominicana. Aniana no sólo fue una exponente de esa generación de militantes revolucionarios de toda la vida, sino que ha sido una de las revolucionarias que más ha contribuido con su práctica, a poner énfasis en los métodos que tengan como centro la participación activa y directa del pueblo y la confianza ilimitada del pueblo y Aniana hizo extensivos estos métodos a la forma de concebir y hacer la acción política.
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Memorias XIII Encuentro Norte Sur, Op. Cit., p. 21. 149
A modo de conclusión El aplicar la visión de género a los procesos históricos nos permite comprender a las mujeres en su tiempo, en su momento histórico, no como un grupo aislado de la sociedad, sino inserto en la estructura social donde el quehacer político estaba estructurado tradicionalmente como un ejercicio del poder, no sólo clasista sino también masculino. Por ello podemos decir que la participación de las mujeres en los proceso revolucionarios desde 1959 hasta 1965 en sentido general, fue de apoyo, de ejecutoras eficientes y no decisoras, fue esto lo que el momento histórico les permitió ser. Su participación se corresponde con el estadio de desarrollo material y social de la sociedad dominicana. Sin embargo, esta participación fue un abanico heterogéneo que abarcó diferentes espacios, clases sociales e intereses. Como se ha demostrado, estuvieron presentes en todos los escenarios, de forma masiva y heroica, aunque en el plano militar en menor medida por las razones señaladas. Pero lamentablemente, como se ha analizado, la historiografía tradicional no recoge dicha participación. Esta situación nos plantea la tarea impostergable de reescribir la historia completa, donde se muestren las acciones e ideas tanto de los hombres como de las mujeres. Donde la sociedad dominicana pueda darle seguimiento al surgimiento y desarrollo de los liderazgos femeninos surgidos en la Revolución que trascendieron el proceso revolucionario como es el caso de Aniana Vargas y otras más que hoy son innominadas y simplemente las grandes excluidas de la historia. Aniana murió a los 76 años, en Bonao, el 16 de diciembre del 2002. Murió con la convicción de haber seguido el camino que su consciencia le mostraba sin dejarse derrotar por las pérdidas en las batallas en que militó o por la muerte de sus compañeros en el campo de batalla. Con su mirada fija en el horizonte de una patria justa y para todos, Aniana encontró la manera de insertarse a cada paso en las luchas del pueblo, sobreponiéndose a las divisiones políticas de los grupos en que militó y comprendiendo que la causa campesina y ecológica fueron al final de sus días el aporte que una Nación le pedía. En Bonao, Aniana fue como una insignia ecológica. Se le llama “La centinela de las Aguas”. Hoy más que nunca, si en verdad queremos formar a las nuevas generaciones con una conciencia histórica crítica, se debe rescatar, escudriñar, hacer visible la participación de las mujeres, lo que tantos autores olvidan, invizibilizan, o simplemente borran de la historia. El 150
hecho de que todavía viven muchas protagonistas que los relatos no incluyen, que los libros no recogen, permite suponer que aún estamos a tiempo de utilizar con prudencia la historia oral, incorporar sus acciones y testimonios, para ir llenando los vacios y lagunas que caracterizan nuestra historiografía. Con esto estaremos contribuyendo a crear una conciencia histórica crítica en la juventud dominicana. Referencias bibliográficas 1.
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Entrevistas: Sagrada Bujosa, Fidelio Despradel, Argentina Santana (Tona), [Aniana] OndinaVargas, Anulfo Reyes, Argelia Tejada y Luis Gómez. 151
A R E N A S Revista Sinaloense de Ciencias Sociales Número 28 Se terminó de imprimir el día 31de Agosto 31 de 2011 con un tiraje de 500 ejemplares en los talleres Gráficos Once Ríos Editores, Rio Usumacinta No. 821 Col. Industrial Bravo Culiacán, Sinaloa Tel. 667-7122950