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ARENAS Revista Sinaloense de Ciencias Sociales Número 10 Publicación trimestral de la Maestría en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Autónoma de Sinaloa. Invierno del2007, Mazatlán, Sinaloa, México.
VIOLENCIA Y DROGAS: el pan vuestro de cada día • renéjiménez • neryCórdova • luisastorga • arturolizárragr • federicoCampbell• lilianpaolaovalle • frambelli zárraga • arturoSantamaría • pedrobrito • segundogalicia Ciencia Teoría
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Escenarios del norte, Colección de José Luis Camacho
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ARENAS Revista Sinaloense de Ciencias Sociales DIRECTORIO M.C. Héctor Melesio Cuén Ojeda, Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. DR. Jesús Madueña Molina, Secretario General. Mtro. Víctor Morales Parra, Director de la Facultad de Ciencias Sociales. Dr. Segundo Galicia Sánchez, Coordinador de la Maestría en Ciencias Sociales. Consejo Académico de la Maestría: M.C. Pedro Brito Osuna. Dr. Arturo Lizárraga Hemández. Dr. Arturo Santamaría Gómez Consejo Editorial: M.C. Pedro Brito Osuna; Dr. José Luis Beraud Lozano; Dr. Nery Córdova Solís; Dr. Segundo Galicia Sánchez Dr. Ernesto Hernández Norzagaray; C. Dr. René Jiménez Ayala; Dr. Arturo Lizárraga Hernández; Dr. Rigoberto Ocampo Alcántar; Dr. Arturo Santamaría Gómez; Dra. Lorena Schobert Lizánaga. Dirección Editorial: Nery Córdova Solís Subdirección: José Luis Franco Revisión, Edición y Diseño: Pedro Humberto Rioseco Gallegos Fotografía: José Luis Camacho. Comunicólogo, egresado de la Facultad de Ciencias Sociales. Reportero gráfico de El Sol de Mazatlán. Ilustraciones, colección fotográfica: Escenarios del norte.
Arenas, número 1O, publicación trimestral de la Maestría en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales. UAS. Invierno del 2007. Tel: (669) 981-97-62 y 981 - 21 - 00. nerycor@;yahoo.com.mx
Contenido Presentación ........ ......... .. .................. ..... ..... .. __ __ CULTURA DE LA VIOLENCIA y desviación social Por René Jiménez Ayala ........ . .... . ........ ..... ... . .........
~ :::~~ ~~,:~:.~R y el ~itod~I na~~otráfico .
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LA PROHIBICION y la violencia Por Luis Astorga ....................................... . ... . .41 SINALOA: Narcotráfico y migración Por Arturo Lizárraga ... . .................. . .... .. . ........ ... 51
UN LUGAR COMPLICADO y ... el desierto Por Federico Campbell.. .......................... . .....65 "AJUSTES DE CUENTAS": Sicarios y muerte en Baja California Por Lilian Paola Ovalle ....................... . ............... 71 ESPECTACULO y violencia en los media: la agendasetting Por Frambel Lizárraga Salas ............................... 89 CONTEXTO y Teoría OAXACA: al sur y al norte de la frontera Por Arturo Santamaría Gómez ................ ........... .. 103 RAZONES DE SER UNIVERSIDAD, y el desarrollo regional Por Pedro Brito Osuna .. . ... ............................... ..113 LA FENOMENOLOGIA y la investigación Por Segundo Galicia Sánchez .............................. 130 Reseña: "Mis dos patrias" .. . ........ . ............. ... .. .... 144
Presentación Como en cada inicio de sexenio, los candentes problemas que sufre el país son agendados desde las oficinas y los escritorios de los funcionarios y se planean y plantean programas, tácticas y acciones para abordarlos, aunque cuidando y vigilando siempre los intereses nodales del directorio del poder, y de acuerdo a las tendencias ideológicas y perfiles profesionales y políticos de quienes integran el gobierno en tumo. De manera que el tratamiento de los mismos habrá de estar a tono con las estrategias políticas de mediano y largo plazo. Luego de la agenda, se les coloca, con pompa y hasta en alfombras rojas, en Jos escenarios públicos. Una forma clásica es ostentar, presumir y prometer, de forma sonora y en estmantcolor, que ahora sí --como en el caso especial de la violencia y las drogas-- los problemas serán enfrentados, con decisión y voluntad, "con todo el rigor de la ley", para hallar finalmente las supuestas resoluciones anheladas. Soluciones fáciles, las medidas de fuerza y los golpes espectaculares apantallan, aunque se queden sólo en la apariencia y en la pantalla mental de los imaginarios colectivos. Adicta a las creencias, a la superficialidad y a las supercherías de la posmodernidad, que encama y entraña como emblema significativo la comunicación de masas, la sociedad se muestra, y hasta se regodea satisfecha, en virtud de que, aparentemente, se están cumpliendo sus aspiraciones de seguridad, orden y progreso; expectativas e ilusiones que le espetan día a día, a través de los medios electrónicos ,e impresos, los representantes gubernamentales. En situaciones de anomia y crisis, la sociedad llega a los extremos y clama, exclama y reclama: "¡Exigimos promesas!". En los umbrales de este año 2007 estamos siendo testigos, de nuevo, de estas estratagemas que insisten en promocionar y publicitar, como acción especial y prioritaria de gobierno, en parte siguiendo la tónica huera, ridícula y absurda del régimen de Vicente Fox, que fue mucho más que un atentado contra la inteligencia nacional. Por encima de la naturaleza, la raigambre y los fondos de los hechos y los fenómenos, las acciones gubernamentales tienden hacia la propaganda y la ideologización. Y en esta ruta de marketing, por supuesto con mayor sobriedad y seriedad que su antecesor, se ha embarcado el gobierno panista de Felipe Calderón, con la instrumentación del pretendido ataque a la violencia y al narcotráfico en varias entidades del país, como Michoacán, Baja California y Sinaloa. El despliegue del ejército mexicano, bastión de disciplina e institucionalidad, es el 4
recurso apantalla incautos que busca la ansiada aquiescencia cívica, por parte de un gobierno de nlUy dudosa legitimidad, y que se instaló electoral, social y políticamente por la puerta trasera, débil, sin consenso y sin credibilidad. La fuerza impresiona siempre. ¿Aparte de los retenes, los cateas, las detenciones de sujetos y delincuentes comunes y corrientes, así como la filmica escenificación de esta guerra que inhibe a los pobladores, que más ha diseñado y programado el diligente gobierno? Las movilizaciones masivas de comandos, equipos y pertrechos militares evocan hoy, aunque ciertamente en menor proporción, los tiempos de la Operación Cóndor en el occidente mexicano que iniciaron en la década de los setenta, y que terminaron por agredir, agraviar y lastimar a la sociedad y sobre todo a las familias e individuos más pobres de la región. El mundo militar y judicial, con más de diez mil hombres copando ciudades, valles y montañas, literalmente se le vino encima a la población de esta región del país. Es la manida fórmula guerrerista: violencia contra violencia. Milicia y policías, con la ostentación que suelen mostrar los detentadores del poder y de la rudeza de las botas y las armas, impusieron un cuasi estado de sitio en las zonas urbanas y devast:1ron centenares de rancherías y pueblos enteros, sobre todo de la sierra sinaloense. Durante alrededor de una década no hubo más imperio que el de la violencia castrense, imbricada, sin duda, con la de los diversos grupos de gavilleros, truhanes y traficantes de drogas. Fueron años de guerra y terror, con más de diez mil muertos y miles de habitantes expulsados de sus tierras y sus hogares, que no se olvidarán nunca. Por algo, ese período de amargas secuelas, ha sido definido como el de "la larga noche" sinaloense. ¿La siembra y el trasiego de Jos enervantes fueron erradicados? Al contrario: la industria del narcotráfico, con sus "capos" disfrazados de políticos y empresarios, al final, salió airosa y fortalecida, y aprendió, entre las confrontaciones reales y supuestas y entre las complicidades, que puede adaptarse y acomodarse a las circunstancias y condiciones que determinen en un momento dado las diversas instancias del poder. Entre las argucias y las telarañas que se establecen en las relaciones múltiples de la política y el delito, las redes de traficantes han trabajado con eficiencia en los distintos ámbitos de sus competencias, incluidas las acciones financieras, la producción, el trasiego y hasta la violencia y el crimen. Y lo han hecho de forma tan eficiente, pragmática e impune, que hoy resulta una tarea más que imposible distinguir dónde termina el mundo de la ilegalidad y dónde comienzan 5
los senderos de lo legítimo y lo legal; en esta época de globalización, los magnos intereses y recursos económicos de las cadenas de producción, distribución y consumo de las drogas ilegales, se mueven y corren en los diversos ámbitos, esferas y vértices de las estructuras económicas de la sociedad, tanto en los niveles regionales como nacionales e internacionales. En este contexto, la política gubernamental se formula para obtener beneficios varios de las situaciones dadas, como la pobreza, la miseria y la marginación, y hasta de las expresiones de la inseguridad, la delincuencia, la transgresión y la muerte. A todo, dice la lógica del poder, se le puede sacar provecho. Y el delito, en tal sentido, puede s~r (y es) útil para el sistema y para el ejercicio del poder. Pero de la propaganda a la realidad hay enormes abismos. Y por lo que se ve en estos balbuceos de las políticas públicas del nuevo régimen, el mundo sigue siendo demasiado ancho para las mentalidades obtusas. Como hubiese dicho Goebbels, el experto nazi de la propaganda, haz propaganda, demagogia y más propaganda que, al final, algo queda, sobre todo cuando la respetable sociedad, en aras del orden y la ganancia, es capaz hasta de padecer amnesia y de perder la memoria. En esta entrega de Arenas (número 1O, invierno del año 2007), efectuamos un repaso reflexivo, entre la teoría y la investigación, entre la sociología, la antropología y la comunicación, sobre esta ruda realidad que nos ha tocado mirar y vivir: la violencia y las drogas. René Jiménez Ayala borda un acercamiento teórico en tomo a la cultura de la violencia; Nery Córdova reflexiona sobre la mitología que se cría en el mundo del narcotráfico; Luis Astorga, el principal especialista sobre el tema en el país, recuerda los antecedentes de la industria de las drogas; Arturo Lizárraga, con la etnografía en ristre, casi se mete hasta las "cocinas" serranas sinaloenses; Federico Campbell, con su pluma de privilegio, resalta ciertos ecos etnográficos de Sonora; Lilian Paola Ovalle, desde su vocación por el peligro, le da voz e imagen a sujetos y sicarios de Baja California; y Frambel Lizárraga se aproxima a las agendas mediáticas de la violencia; todos nos conducen a sus preocupaciones, sus hábitat, a sus perspectivas y a sus propias experiencias. Y cerramos este ejercicio académico con tres ensayos que van del contexto a la teoría de parte de Arturo Santamaría, Pedro Brito y Segundo Galicia. Desde la Maestría en Ciencias Sociales, como universitarios, seguimos atentos al devenir nacional.
Nery CORDOVA 6
VIOLENCIA Y DROGAS:
El pan vuestro de cada día
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CU LTURA DE LA VIOLENCIA y desviación social René J IM E~ EZ AY ALA•
Introducción
La violencia ha sido una constante en la historia de las sociedades. Desde las primitivas hasta las posmodemas. Aunque pueda hablarse de similares hechos de violencia, como la guerra por ejemplo, las formas e instrumentos han ido variando conforme transcurre y se transforma el mundo sociale. Además del uso de la fuerza fisica, también se puede hablar de su producción simbólica; es decir, de una cultura de la vio lencia. Aunado a los combates de guerra, las sociedades también pueden rendirle culto a esa forma de existencia
r .:l.l!lv llLI '> ta. so<.:iólogo y politólogo. Cursó el doctorado en Ciencias ! tic•1s y Sll<.:iales en la UNA\1. Catedrático de la licenciatura en Sociología :- 1, Maestría en Ciencias Sociales de la UAS. Miembro del Cuerpo 1 u·~l0mico de " Sociedad y Cultura''. Coautor del texto Cultura política, p;,;rlicipación ciudadana y democracia, ed. UAS-Consejo Estatal Electoral, Cul iacán. Sin .. 2006.
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social y producir determinado tipo de instrumentos y símbolos_ cuales darán origen a una cultura de la guerra o de otros hechos de violencia. Se podrán producir, además, ideologías que la justifiquen o rituales que la refuercen. Con el paso del tiempo este hecho se ha ido asentando en las sociedades actuales, sean o no desarrolladas. La violencia no "ataca"' por igual a todos los órdenes sociales y a todas las regiones. Dentro de los organismos sociales también se puede encontrar un diferencial entre regiones, grupos, posiciones sociales y otros. Desde luego que la forma e intensidad son distintas para cada una de el las, pero es dificil que alguna haya podido evadirla. La sociedad mexicana y algunas regiones como la sinaloense no sólo no han podido eludirla, sino más bien parecen preocupadas por incrementarla. Es posible, a pesar de las diferencias con las sociedades primitivas, que factores de algún modo similares estén influyendo en tan importante hecho en sociedades como la mexicana y en algunas localidades como la sinaloense. De esto tratará el presente ensayo. La violencia y sus formas La violencia se refiere a la coacción en contra de la voluntad de un individuo o colectividad, afectando su integridad física, moral, psicológica, atacando sus posesiones o sus participaciones simbólicas {Michaud, 1989). "Actúa, por consecuencia, contra cualquier tipo de solidaridad y equilibrio de un grupo pequeño, mediano o de naciones enteras" (Jiménez, 1998: 75). Lo normal es que se le asocie con el control del poder para dominar los actos de los otros y anular su derecho a existir como lo desean. Es usual que cuando se hable de estas conductas se dé por sentado que la violencia es sólo de carácter físico, pero las cosas van más allá, como se señala en la definición. También deberá entenderse a esta agresión de manera simbólica y en particular de modo verbal, racial y de otras formas. Con frecuencia se habla de violencia interpersonal y violencia colectiva, aunque también puede ser discursiva. La violencia interpersonal se define simplemente como 'la amenaza o ejercicio de la fuerza física, la cual pudiera causar lesiones corporales' (BallRockeach, 1973: 736). Esta forma de agresión puede ser generada por el deseo de interferir en las actividades de otra persona o de vengar algún daño, real o imaginario que puede terminar en una matanza (Wolf, 2002). Dentro de este tipo se debe hablar por separado del modo menos genérico que es la violencia desviada, o sean los actos de agresión interpersonal considerados ilegítimos. "En el presente 9
contexto, se refiere a crímenes violentos tales como el homicidio, el asa~to y el robo a mano armada" (Ball-Rockeach, 1973: 736-737). La violencia colectiva se da entre grupos, siendo los casos típicos de esta forma, las revueltas, el terrorismo, las revoluciones, conflictos entre sectas, linchamientos y genocidio. La violencia colectiva, como en el caso de la guerra, "implica a grupos sociales enteros, organizados como comunidades políticas cuyos resultados intencionalmente o no- afectan el balance de poder entre dichos grupos sociales y comunidades. Hay, pues, pueblos que exhiben un mínimo de violencia interpersonal, pero que son sanguinarios e implacables en la guerra con los extraños" (Wolf, 2002: 41 ). Fernando Savater asegura que esta violencia ' ... aparece ordenada, sus cauces recomendados y sus excesos nefastos, sus rituales y exorcismo. Todo un discurso la sostiene y acompaña, discurso que es ni más ni menos que la propia carta constitucional de la comunidad en la que se inscribe' (Vázquez, http://www.sexovida.com/home.htm). La violencia colectiva es también un hecho histórico que se da bajo circunstancias sociales determinadas, como el caso de la itrupción de las masas iniciada en las sociedades industrializadas durante las primeras décadas del siglo pasado (Ortega y Gasset, 1993). La violencia se encuentra entre los propios países, y hacia adentro de ellos en los grupos sociales o en las relaciones de género, porque el ejercicio de la fuerza física en contra de los otros puede ocurrir en cualquier época, momento y diversidad cultural. Tal vez cambien las formas y los instrumentos (Arendt, 1970), pero el hecho sigue existiendo. Algunos tipos o formas de violencia presentes en sociedades premodernas están en vías de desaparición en los órdenes sociales modernos, como por ejemplo los duelos, ejecuciones y castigos públicos -por supuesto que estos hechos no han desaparecido del todo, pues todavía se pueden encontrar sociedades en vías de desarrollo en las cuales estos comportamientos se mantienen vigentes. Como contrapartida, las formas de violencia delincuenciales han ido en awnento en las sociedades actuales: 'Es cierto que antaño existía una violencia manifiesta que se encuentra en vías de desaparición en las sociedades industrializadas. Hoy son raros los duelos, las ejecuciones y castigos públicos. Ello no impide que crezcan las formas violentas de la delincuencia. He aquí una paradoja: a medida que se desarrolla una conciencia civilizada, que no tolera el ejercicio de la violencia, ésta se disimula y desplaza en dos direcCiones. Por una parte se interioriza y se expresa de manera indirecta a través del discurso filosófico y crítico cada vez más áspero 10
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o bien por la explosión del altercado, del tumulto en ocasiOO manifestaciones y eventos como el fútbol , recitales, etc. La iolenna común se desahoga a través de una agresividad flotante sobre algún chivo expiatorio ... ' (Vázquez, http://www .sexovida.cornlhome.htm) . Desde las sociedades primitivas, pasando por la Antigüedad. la Edad Media y hasta la época actual, se registran numerosos hechos de coacción. Durante algún tiempo se pensó que este comportamiento era propio de las sociedades modernas y que las sociedades primitivas eran inmunes a ella. Empero " ... no existe casi ninguna sociedad que esté libre del asesinato o que no haya experimentado alguna modalidad de violencia armada" (Fukuyama, 2003: 206). Los estudios enseñan que los medios coercitivos, y en particular la guerra, eran también rasgos característicos de las sociedades primitivas: " ... salvo excepciones muy acotadas - los esquimales del centro y del este-, ninguna sociedad primitiva escapa a la violencia; ninguna de ellas, sin importar su modo de producción, su sistema tecno económico o su entorno ecológico, ignora ni rechaza el despliegue en forma de guerra para una violencia que involucra el ser mismo de cada comunidad implicada en el conflicto armado. En consecuencia, parece ser incuestionable: no se puede pensar la sociedad primitiva sin pensar también la guerra, que -como dato inmediato de la sociología primitiva- adquiere una dimensión de universalidad' (Clastres, 2004: 14). La Antigüedad tampoco se vio libre de este hecho y menos aún en aquella Roma donde, al parecer, había cierta obsesión y disfrute colectivo por la violencia. Los romanos de esa época son, con frecuencia, representados como brutales y sin capacidad alguna de otorgar el perdón. Se pueden recordar las luchas a muerte entre gladiadores y las palizas públicas dadas a algunos individuos; el maltrato a los esclavos y las cacerías de bestias salvajes; las batallas navales y las carreras de carruajes. Durante el imperio del César, miles de hombres y animales fueron destazados tan sólo para hacer una Roma festiva. Los romanos disfrutaban, del mismo modo, de pantomimas y juegos que con frecuencia eran también de una gran rudeza, como la ejecución de criminales en el escenario público (123HelpMe.com. http ://www. 123helpme.com/view.asp?id=22716). Las agresiones no dejaron de estar presentes en la Edad Media. En la esfera de los usos políticos y en contra del cuerpo. Conflictos sociales violentos se presentaron en la época, al lado de dislocaciones y desastres. Muertes por inanición, plagas, guerras e impuestos reales hicieron más miserable a la población. Plagas persistentes produjeron 11
una mentalidad de pamco y deserción de las comunidades, que estuvieron aunados a los conocidos y duros flagelos al cuerpo. La violencia también tenía presencia en la literatura, en los duelos judiciales y torneos. Se volvió endémica en Inglaterra, en grandes regiones del occidente de Europa y en casi todo el mundo. En particular, del siglo XIV en adelante, las representaciones pictóricas se volvieron crecientemente violentas, sea en la Pasión o en imágenes de tortura, ejecución y guerra. En los cuadros era posible encontrar terribles imágenes de un hombre crucificado, rostros deformes, conspiradores en calles nocturnas o amigos bárbaros en campos de batalla distantes. En las sociedades modernas y posmodernas los hechos violentos se han globalizado. Alrededor del mundo se registra un número considerable de movimientos armados. Por mencionar algunos datos proporcionados por la universidad de Uppsala, de Suecia, desde 1989 hasta 1998 se registraron 108 conflictos armados en 73 distintas localidades (Wallensteen y Sollenberg, 1999). La mayoría de éstos se registraron hacia el interior de un solo país, y durante un año, con excepción de Kosovo, todos los conflictos armados tuvieron lugar en el Tercer Mundo, predominando Asia y África, con el mayor número de ellos, dejando tras de si millones de muertos. De modo similar a como se habló del ejercicio de la fuerza física en distintas épocas de la historia, también es permisible hablar de una regionalización de este fenómeno. Como se ve en los datos anteriores, esta forma de acción social se concentra en algunas regiones del planeta. Existe rudeza en contra de comunidades de las sociedades en vías de desarrollo, y de un gran número de pueblos indígenas, cuando se arrojan en sus espacios cantidades enormes de tóxicos o cuando se contaminan sus tierras y aguas, además de lanzar sobre ellas químicos y desperdicios nucleares. Es el caso de Estados Unidos y México, según se ha podido constatar en los medios impresos y que se expande hasta los medios globalizados. Niños y adultos son expuestos a una suerte de glorificación del crimen y del asesinato. Ni siquiera los animales están exentos de la violencia. Son torturados y sacrificados con fines experimentales en la producción de armas, químicos e incluso cosméticos (Hong, 2000). También se puede hablar de esta forma de conducta en el interior de algunas sociedades, como es el caso del sur de Estados Unidos o en algunas regiones de sociedades latinoamericanas como la mexicana, colombiana y otras. En el caso de Estados Unidos, la tasa de homicidios, por ejemplo, ha sido muy alta comparada con otras 12
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civilizaciones similares. Es muy conocido el hecho que en este pais estas tasas varían dependiendo de las características raciales y según que la ubicación geográfica sea el norte o el sur. EvidenciaS cualitativas y cuantitativas indican que el grado de 'sureñismo' en la cultura de la población de los estados de la unión americana influye en las tasas de homicidio más que cualquiera otra variable como el ingreso, la educación, el urbanismo o la edad (Gastil, 1971 ). La violencia existe en ciertas clases sociales y se da contra determinadas colectividades. Como lo dice Fukuyama: " ... está legitimada fundamentalmente en las posiciones sociales más altas, es decir, cuando la practican grupos excluyentes que compiten con grupos ajenos. A los guerreros se les trata con respeto y honor, al contrario que a los autores de una matanza en un colegio" (Fukuyama, 2003: 206). Se da sobre todo contra aquellos individuos o grupos de menor status, poder o posición social baja. Contra mujeres, grupos indígenas, razas y niños. Algunos de estos tipos de agresiones, a pesar de su añeja ex istencia, sólo hasta la actualidad se han vuelto más perceptibles para una labor analítica. A la violencia de género, por ejemplo, se le ha puesto una atención más seria sólo en los últimos años. Y se ha encontrado por algunos investigadores que ésta ha sido posible, entre otros factores, gracias a la existencia de una ideología sexista, basada en la creencia según la cual las mujeres son en todas las actividades inferiores a los hombres, por lo cual tienen que estar subordinadas a ellos (Jiwani, 1997). Las mismas creencias y actitudes de rechazo contra las mujeres se dan en algunas razas o etnias no consideradas merecedoras de los mismos niveles de vida que las élites sociales económicas o políticas, como es el caso del racismo en las sociedades receptoras de constantes movimientos migratorios como Estados Unidos, con los negros o latinoamericanos, o Francia con los magrebíes después de la segunda guerra mundial (Aries y Duby, 1991). Así, en las sociedades algunos grupos son más vulnerables a la violencia que otros. Es importante pensar en los efectos de las desigualdades estructurales en tales o cuales grupos, para tratar de encontrar y explicar los efectos e impactos de estas desigualdades, como en el caso de los mentados grupos étnicos. Aunado a lo anterior, no se puede decir que al interior de estos grupos no se ejerza la coacción en contra por ejemplo de las mujeres. Verbigracia: el caso de indígenas chiapanecas, en zonas de aguda marginalidad, a quienes se ha llegado vender en el mercado como cualquier otro bien.
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Se pueden enumerar una multitud de causas que producen esta forma de acción social. Las explicaciones son abundantes. Algunos autores han señalado a lo económico, asociado con la pobreza y las desigualdades de la estructura social, como productor del ejercicio de la fuerza física (Williams, 1984). Empero sobresale la idea de anomia (Baró, 2003) como un factor que explica la violencia endémica. La situación de anomia de una sociedad se entiende, de modo breve, como ' desintegración social parcial que refleja el debilitamiento de las normas morales' (Barber, 1955; En Merton, 1995: 271 ). Este concepto fue desarrollado de modo notable primero por Emilio Durkheim (1964) y luego por Robert K. Merton (1995). Para el primero, la anomia significó una desregulación o una relativa ausencia de normas en un grupo social (McClosky y Scbaar, 1965). Merton la asoció con algunas conductas desviadas consideradas social y legalmente como criminales o delictivas, como los casos antes considerados. Cultura de la violencia A menudo se ha hablado de una cultura de la violencia como otro factor explicativo de los comportamientos agresivos. Esta modalidad se puede captar en sus múltiples expresiones diarias y en sus formas de materialización. Se vive en un mundo de cultura de la violencia en la vida cotidiana cuando suenan las alarmas de los bancos, de los automóviles o de un barrio que está siendo presa de criminales. Esta cultura salta a la vista de todo mundo cuando un gran número de negocios y de hogares en algunas ciudades están resguardados por enormes rejas que lvs defienden de los potenciales maleantes. Por supuesto que está en los media. A diario se puede leer en la prensa, escuchar en la radio o ver en la televisión acerca de ataques terroristas, guerras, homicidios, asaltos, secuestros, ajustes de cuentas y "más, pero mucho más". "Fenómeno masivo, sin duda, su atención está vinculada a los grandes medios de comunicación que han tratado de revelamos sus cualidades más íntimas [ ... ] Surgen entonces las razones de la violencia, entre las que sin duda se destacan: apología del machismo, la ideología del éxito, las dotes de la competitividad, el afán de lucro, el sentimiento de ser, sobre todo de tener, como uno de los rasgos más frontales de la cultura actual. Pero es a los adultos jóvenes a quienes más alcanza, por los antiva!ores y los antihéroes en los que creen y a quienes obedecen todo el tiempo" (Mora, 2003). Como se señaló antes, se debe ir más allá de los hechos en el estudio de la violencia. Precisamos de formulaciones teóricas para reflexionar y explicar las honduras de este fenómeno social en su 14
aspecto simbólico. A veces resulta útil pensar a la cultura en el sentido de culto o cultivo -como el cultivo de la tierra-, porque expresa la devoción de una colectividad a ciertos hechos, como cuando una comunidad o sociedad (/[(/(/ qu~ Ja !!yyia la produce un dios 'f le rinde un ~ulto sagrado: construye figuras, erige monumentos o le dedica oraciones que se convierten en elementos constitutivos de esa cultura. Se cultiva algo y el resultado es una producción simbólica colectiva. Si se piensa a la cultura de este modo, la cultura de la violencia se referirá a esa producción en la esfera o ámbito de las relaciones de fue~za: .t?do el conjunto de símbolos construidos por el esfuerzo y dedicacJOn de una sociedad con respecto a este hecho serán sus elementos constitutivos. Los productos pueden ser de todo tipo, desde obras de arte hasta formas expresivas menos estéticas: emblemas, figuras, mitos y leyendas. La violencia está presente con alto grado de predominio en la producción simbólica popular, y en algunos hábitos y actitudes como la atracción por las figuras o personajes caracterizados por el uso de la fuerza. Está presente en la admiración que se objetiviza en el habla o en frases cotidianas, en poses corporales, en la portación de armas o en la manera peculiar de vestir. No es muy aventurado decir que existe cierta fascinación y adicción por la violencia y, a pesar de ser golpeadas las poblaciones por hechos inumerables de fuerza física, continúan buscando a quienes la suministran en las noticias, la música popular y los videojuegos. Incluso en la actualidad es común encontrar exposiciones artísticas que retratan la problemática en estudio, como la exposición montada en 2002 por la galería de la Universidad de Massachusetts Arnherst. Dentro de ella se presentó "una exhibición de trabajos de veinte artistas, quienes exploran el crítico tópico de la violencia en Estados Unidos, incluyendo guerra, terrorismo, crímenes de odio, violencia doméstica, violencia juvenil y crímenes callejeros ... " (University of Massachusetts, 2003). El proyecto incluye la exhibición, además de un simposio de violencia programada y otros muchos eventos. Este asunto no ha estado exento de debates entre los estudiosos del tema (Ball-Rockeach, 1973; Ball-Rockeach, 1975; Magura, 1975). Existen quienes piensan que no se puede hablar de cultura de la violencia debido a que ésta no es atribuible a toda la sociedad. En realidad, aseguran, la sociedad se rige por patrones de valores que tienden de modo regular al equilibrio. Algunos especialistas sostienen que es mejor hablar de "subcultura de la violencia" . Este concepto fue desarrollado desde la segunda 15
mitad de los años sesenta de modo básico por Wolfgang y Ferracutti (1967), quienes afirman que la subcultura de la violencia comparte valores y actitudes con la cultura madre (matriz); y para saber por qué algunos individuos se comportan de forma violenta, se deben tomar en cuenta los valores y actitudes de la subcultura. De modo textual expresan: 'Hemos dicho que el uso manifiesto de la fuerza o violencia, sea en relaciones interpersonales o en interacción de grupo, es vista generalmente como un reflejo de valores básicos que permanecen aparte de los dominantes, los centrales o la cultura madre. Nuestra hipótesis es que la expresión manifiesta (y a menudo ilícita) de la violencia (de la cual el homicidio es sólo la más extrema) es parte de una sistema subcultural normativo, y que este sistema se refleja en los rasgos psicológicos de los participantes en la subcultura' (Wolfgang y Ferracutti, 1967: 158; En Ball-Rokeach, 1973:736). Frente a esta idea puede mostrarse, a partir de estudios empíricos, que existe una asociación débil entre actitudes y comportamiento violento, lo cual sugiere que la tesis de la subcultura de la violencia es, en el mejor de los casos, incompleta y en el peor de ellos, no válida como una explicación de esta forma de comportamiento. Sobre todo por el hecho de que la violencia no es intrapersonal, sino interpersonal. Mejor aún, la agresión puede ser interpretada como resultado de factores situacionales, ecológicos o demográficos, como el acceso a las armas, el alcohol, la tasa de crímenes y el uso de drogas en el medio ambiente inmediato, la densidad de población o el nivel de conflicto intergrupal (Ball-Rockeach, 1973). El debate no termina aquí; apenas comienza y es necesario profundizar, en otro momento, alrededor de esta temática para poder dilucidar con un poco más de claridad las causas a las que obedece tal fenómeno. Venganza y justicia La venganza ha sido tematizada en distintos periodos sociales en la literatura, la poesía, el cine y el teatro. Numerosas sentencias y frases se han escrito nombrándola de diferentes maneras. Personajes como Marco Aurelio, Lope de Vega, Goethe, Voltaire, Nietszche y Borges lo han hecho y la han explicado, condenado o advertido sobre ella. La venganza es vista en la sociedad industrializada de occidente como conducta desviada. En cambio, en las sociedades feudales, la gente que buscaba una retribución violenta era vista conforme a las normas de la época. Pero sigue existiendo cierto parecido entre los diferentes estadios históricos. Lo que hace unos treinta siglos se llamaba venganza de la sangre, hoy se tipifica como delito de sangre. 16
1,m:go. debe enfrentar a sus productos como agentes extraños. terminando por consolidarse ante é l un mundo distorsionado: el carácter mistilicador que transl!mna las relaciones sociales a las quc sirven en la producción. como portadorc:s. los e lementos materiales de la riqucza en atributos de esas mismas cosa~ (mercancía) y que llega aún más lejos al convertir la relación misma de producción en una cosa (dinero). Todas las l(mnas de la soeicdad. en la medida en que conducen a la producción mercantil y la circulación dineraria. toman parte de esta distorsión ..;. Pero s i la ··apariencia cqu ivak:m:ial del salario·· contribuye a velar la esencia de las relaciones sociales. también la ganancia encubre su propia génesis. apareciendo como la proporción que 11.: corresponde a las distintas lracciones dd capital concurrentes a l mercado competiti vo ( la circulación)6• cuando lo esencial radica en que Ganancia del capital (ganancia cmpresaríal más interés) y renta de la tierra. por tanto. son nada más que componentes particulares del plusvalor. categorías en que este se di fcrencia según recaiga en el capital o en la propiedad de la tierra. rúbricas que sin embargo nada modi rícan de su esencia. Su adición constituye la suma del plus valor social (/bid: 1045). Pero más que a lgo circunstancial. el predominio apariencia! es intrínseco a las relaciones sociales. donde a los p roductores sus trabajos privados se les ponen de manifiesto como lo que son. vale decir. no como relaciones d irectamente sociales trabadas entre las personas mismas. en sus trabajos. sino por el contrarío como relaciOnes propws de cosas entre las personas y relaciones sociales entre las cosas·· (Marx. op. cit. :89. Tomo 1-Vol. l. Cursivas del autor). Tal carácter en igmático de los t rab~jos privados prevalecerá a partir de q ue los productos asu m ieron la lo rma mercantil :
"1'· c1t.:1052. Tomo 111- Vol. 8. El capitulo 1 del Tomo 1-Vol 1 desarrolla las proceso. '' Concurrencia que oculta todavía más el origen social, ya que ··1a escisión de la ganancia en ganancia empresarial e intcré~ ( ... ) consuma la autonomozación de la forma del plusvalor. el csclcrozamiento de su forma con respecto a su sustancia, a su esencia. Una parte de la ganancia. por oposición a la otra. se desprende totalmente de la relación de capital en cuanto tal y se presenta como si se originara no en la función de la explotación del trabajo asalariado, sino en el trabajo asalariado del capitalismo mismo. En síntesis con ello, el interés aparece entonces como independiente, ya sea del trahajo asalariado del obrero, ya del propio trabajo del capitalista. y manar del capital como su propia fuente mdependiente. Si originariamente el capital apareció sohre la superficie de la circulación como un fetiche de capital, como un valor generador de valor. ahora se vuelve a presentar en la figura del capital que devenga interés como en su forma más enajenada y más característica"" (lhíd: 1055. Tomo 111-Vol. 8).
' Marx.
característica~ esenciales de este
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Lo misterioso de la limna mercantil consiste sencillamente. pues. en que la misma n:llcja ante los hombres el canictcr social de su trabajo como caracteres objetivos inherentes a los productos del trabajo. como propiedades sociales naturales de dichas cosas, y. por ende. en que también relkja la relación social que media entre los productores y d trdbajo global. como una relación social entre los objetos. existente al margen de los productores" (lhJd:R!!).
Dado que lodos los productos del capitalismo quedan bajo el dominio mercantil. termina por reinar la cosílicación en todos los nívo.:les de las prácticas soc iales dentro de las Formaciones Sociales en que ese modo de prodw.:~.:íón resulta hegemónico. Esta es la misma esencia reguladora de los pro~.:esos de producción-distribución y wnsumo de la ciudad capitalista. Sin em bargo. "el reinado de la cosilicaeíón" no es absoluto y dctinitivo. ya que los productores - y en gen~.:ral los trabajadores- al reivindicar la satisfacción de sus nc~.:csídadcs elementales. originan la permanente lucha dialéctica de intereses. confrontación que sí bien nos lleva a reconocer el carácter dominante de los capitales. ello también expresa la incapacidad del s istema social para resolver las necesidades básicas de la población. con lo cual no puede darse el sometimiento indefinido de la fuerza de trabajo a los intereses exclusivos de la rentabilidad capitalista.
Vida cotidiana y reproducción social Para que la lógica apariencia! continúe siendo eficaz recurso del proceso de reproducción soc ial. ha de penetrar hasta las csleras más particulares de las relaciones sociales. Únicamente de esta manera. el capital puede consolidar su racionalidad basada en el ocultamiento de la apropiación privada del plusvalor social. En tal sentido. es necesario que al vender la fuerza de trab~jo. el trab~jador quede envuelto por la apariencia cquivalcncial del salario en cuánto justilicación parcial para adquirir los satisfactorcs que aseguren la reproducción diaria. Bajo el peso de esta representación va 7 estructurándose todo el ser social en la vida cotidiana . Además dd trabajo. los usos-costumbres, valores. actitudes. el pensamiento-lenguaje. constituyen las objetivaciones genéricas en s1.a más
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"La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares. los cuales, a su vez. crean la posibilidad de la reproducción soc•al. .. en !oda sociedad hay una vida cotidiana y Jodo hombre. sea cual sea su lugar ocupado en la división social del trabajo, tiene una vida cotidiana. Sin embargo. esto no quiere decir de ningún modo que el contenido y la estructura de la vida cotidiana sena Jdc!nlu.:os en toda sociedad y para toda persona. La reproducción del particular es reproducción del hombre concrelo, es decir. el hombre que en una determinada sociedad ocupa un lugar determinado en la división social de l trabajo·· (Heller. 1977: 19. Cursivas de la autora). ' Estas objetivaciones "son siempre genéricas y encarnan distintos tipos de genericidad. Además éstas no son simplemente las consecuencias de acciones exteriorizadas, objetivadas. s ino .H.\'Iema.v de referencw que. respecto a las actividades del hombre que se orientan hacia ellos y
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importantes tk que se apropia el ser humano. /\hora bien ¿cómo ocurre dicha apropiación ) por qw.: sucede? 1\ntcs de ingresar a la divi sión social del trubajo. ) desde l<1 infancia. los indi viduos reciben y quedan c:-.puestos a la repelición de acc iones. va lores. senti mientos. normas. creencias. prc.iuicios. trasmitidos gcncracion<Jlmcn tc. Durantc ese proceso t iene lugar la interiori::.aciún purlicular de todos esos componentes normativos de la moral social y como resultado encontramos la aceplación acrÍlica c inconscicnte de lo gcnérico: de est<J l(.>rma principia la organización o estructuración dc la cotidianidad. a lo cual suele dcnominárscle proceso de sociali::.ación. Mas no hasta la aceptac ión inconsciente por los particulares de usos : costu mbrcs ruti narios. es necesario que el conjunlo de insliluciones sociales eslén refor::.ando la moral o élica colidiana. Puede considerarse.: que la aceplación y n:fár::.amienlo de la moral soc ial ha ocurr ido. cuando el particular hacc su:yos los pri ncipios e'\tcrnos para organi/..ar su vida diaria y actuar en la cotidianidad. sin quc se preocupe ror cuestionar o tmnsgredir lo que a fuerza de repctición adquierc carácter normativo del comportamiciJto co t idi<~no.
/\sí. la sociali/ación no cs otra cosa más que la adaplación dcl hombre particular con su gencralidad (o sociedad); empie/.a wn la arroriación de la~ ohjelivaciones genéricas en sí. proceso que Constitu: e el mínimo requer ido para tener en pie la vida del particu lar en un ambiente social detcrminado. El respeto a las norm<Js que derivan de ellas es - al menos dentro de ciertos límitesohligatorio para cada ur1o; si no lo reali:t.a. el particular no está en condiciones dc vi' ir: sc hunde (lhid:25l ). D ada la observancia obl igatori<J que adquieren las o~jeti vaei ones apropiadas cn la so~.: i ali;:m; i ón de los particulares. éstos term inan por vi vir
··en una jungla de prescripciones. exigencias v adverlencius ·· (!bid: 14&. Cursi\ as de la autora). donde aostra~:tas
tk la moral aostra..:ta. es decir. las exigelll:ias no tienen cn cucnta al hombre concreto que vive en medio de rclacioncs) posibilidades concretas. ni puede tenerlo en cuenta: taks ex igcncias son ..:omo una espada que pende sobre la ..:abeza de los mon a les (lhul.14 7). t .as
exigencias
g.:nérico-aostra~:tas.
¿_Por qué los particulares han de v1v1r en esa .iungla de prescri pciones? I>Mque esa es la tcndencia hi stóri ca del carácter de las relaciones sociales capitalistas que organizan. ordenan y estructuran la cotidianidad a part ir de las expcr iencias factualcs. concretas e inmediat istas del quehacer diario por la subsistencia y reproducción de los particulares. que los plasman. son externos. El hombre particular. debe por tanto. apropuírse/as para que las objclivacioncs se remitan a él y el las pueda plasmar'" (lhid:228 Cursivas de la autora). 22
famb ién ello ~!S posible por la apropiac10n acrítica y la aceptación inconsciente del orden cstablccido durante la sociali7.ación de los p<~rtieulares .
l·:s importante mencionar que además del trab~jo y la moralidad. los particulan.:s también ordenan la vida cotidiana con ideas de la organización jerárquica del entorno social (relaciones política<;); de las representaciones m itagóg.iw-rclig.iosas; de contactos personales. grupales o clasistas. basados en la di visión social del trabajo; de opiniones superficiales. aparcncialcs. alejadas de la reflex ión cognoscitiva (relaciones de saber). Sus recursos e:-.presivos (distintos sistemas síg nicos o lenguajes) no escapan a la lógica de las sociali zación cultural: aprcndi7.~jc-asimilación y expresiones derivadas de la repetición de palahras-sonidos-imágcncs-gcstos. etc. Debido al carácter normati vo y regulador d e todas la<; ··objetivaciones genéricas en sr· - apropiadas en el seno de la v ida cotidiana-. el particular no encuentra otra opción má'> que reprimir e inhihir sus ind ividuales aspirac iones ante e l arraigo inconsciente de cos tumbres. prejuicios. gustos. temores. sentim ientos. cstert::otipos. cosmovisiones y prácticas de la gcncricidad o sociedad. ¿.Cuál será la resultante de las interacciones entre apropiaciones-represiones envol ventes del desarrollo del particular? El mundo de la~ o~jetivacioncs en sí. es el mundo de ' lo que está al alcance de la mano·: el hombre no hace más que emplear el objeto. el uso. el pensamienttl que precisamente está al alcance de su mano . l.a vida w tidiana. por tanto. no puede de ning ún modo ser el foro donde actúa la individualidad auténtica ... si las rclaciom:s económicas y sociales son alienadas. la vida cot1diana presenta una afinidad con la ahenonón . cuando el grado de alienación de las relaciones económicas y sociales es objetivamente menor. también la vida cotidiana está objetivamente menos alienada. La reali=ación del particular al mvel de f{énero humano es también posible en el seno de la esfera cotidwnc- ·· (/bld:405-406-407. Cursivas de la autora). El pensamiento lineal. idealista y ahistórico con dificu ltad llegaría a comprender que la ..estera cotidiana.. hace posible la reali zación social de l particu lar. sobrl! todo cuando la a lienación despersonalizadora atraviesa la apropiación de las ··objetivaciones genéricas en sí'". Sin embargo. aunque la vida cotidi ana sea la esfera dominada por lo frag mentario. apariencia!. s uperficial y epifcnoménico, encierra s imultáneamente la realidad pareializada que en s u seno lleva la génesis de una potencial fo rma de vida diferente: No hay vida cotidiana sin espontaneidad, pragmatismo. economicismo. apología. precedentes. juicio provisional. ultragenerafi=ación, mimesis y entonación. . (asi) el regimiento de la vida no puede convertirse en posibilidad social universal más que una vez abolida y superada la 23
extraiiación. Pero no es imposible trabajar en el regm11cnto de la vida mientras las condiciones generales económico-sociales favorecen aún la cxtraiiación. En este caso el regimiento de la vida se hace represen/al/va. signilica un reto a la deshumanización ... En este caso la ··ordenación'· de la cotidianidad es un f.:nómcno nada cotidiano: el carácter representativo. ··provocador'·. excepcional transforma la misma ordenación de la cotidianidad en una acción moral y política·· (Séller. 1985:64 y 69. Cursivas de la autora).
Por ello. no es nada raro que su~jan en ciertas esferas de la particularidad. producciones estéticas. concepciones ti losófico políticas, gustos. ideas. valores. sentimientos. actitudes. etc.. en abierta contraposición al orden cstructurador de la vida cotidiana. Si los impulsores de esos nuevos comportamientos carecen de capacidad organizativa para inducir a sectores má<; amplios hacia la transformación del carácter rutinario de la vida cotidiana entonces. la genericidad o sociedad dominante recupera las expectati vas particulares. incorporándolas a su racionalidad y así garantiza la reproducción material. ideológica y moral. basadas en la explotación del capital sobre el trabajo9 • De no llevarse a cabo la mencionada recuperación con la hegemonía dominante. los particulares entran en conllicto directo con el orden cstablecido 10• El desenlace entre los impulsores de una nueva forma de vida y la genericidad reproductora de la dominación capitalista. dependerá del desarrollo y contradicciones de las relaciones sociales en las tcrritorialidades de su acción cotidiana.
Subversión cotidiana de las apariencias en la lucha por la ciudad
'' Cuando el economicismo jerarquiza la importancia del consumo productivo (compra de más fuer?.a de trabajo y medios de producción} como premisa básica de la reproducción social. comete la misma parcialización de quienes destacan a la moral e ideología en tal proceso. Contra ambas posiciones fragmentadoras. hemos de enfatizar que la genericidad o sociedad organizada por las relaciones sociales capitalistas se reproduce solamente e n la medida que asegura la apropiación de los particulares: la minoría que se apropia del plusvalor social y los más que se apropian de las objetivaciones genéricas. siendo ambos ejes determinantes para la organización de la cotidianidad. En otras palabra.~. la clase social propietaria de los mtdios de producción no sólo busca asegurar la apropiación del plusvalor, sino también que los particulares o integrantes de su sociedad se apropien de las objetivaciones genéricas; si ambas formas de apropiación ocurren, queda garantizada la reproducción total de la sociedad. 1 " Este conflicto presupone la emergencia y consolidación de las ohjeltvar:ume., xenértr:us pum sí que "sólo pueden funcionar a través de la intención humana conscientemente dirigida hacia e llos. Pero ni siquiera pueden surgir si falta una re/udón nmsc·tcnlc con la RCncrtcitlatl; representan, en efecto, el desarrollo humano no sólo objetivamente, sino también a través de la impro nta de la intención correspondiente ... el para-si constituye la encarnación de la lthcrtud humana. Las objetivaciones genéncas para-sí son expresión del grado de libertad que ha alcanzado el género humano en una época determinada. Son realidades en las cuales está objetivado el dominio del género humano sobre la naturaleza y sobre sí mismo (sobre su propia naturaleza)" (Heller. 1977:233. Cursivas de la autora}.
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Ahora bien. al Qlantear la subversión de lo,._~~lld,\&~~~'-\~~s e1 reconocimiento del carácter dialéctico de la vida cotidiana. que por un lado posibilita la reproducción social y por otro conduce a la transformación de la cot idianidad. Si algo relevante ha de destacarse de esta mani festación contradictoria es que el conjunto de apropiaciones de las o~j etivaciones genéricas en sí no son falsas. sino lragmentadoras de la rea lidad. apariencialcs-superficialcs-cpi tt:noménicas. pues no remiten a la génesis esencial de ellas. Esta premisa permite reconocer el carácter dominante' '. así como el rasgo subordinado de expresiones impugnadoras a las relaciones sociales que el capital ha impuesto al trabajo. Dentro de esta<> relaciones dialécticas de dominación/subordinación. cabe la interrogación acerca de la percepción que los actores sociales tienen de la ciudad. considerando el predominio fimtasmagórico de las apar iencias. Para el común de Jos habitantes citadinos en las Formaciones EconómicoSociales. el crecimiento de las ciudades aparece como resultado del ..desarrollo modernizador.. de la humanidad. contrastando con el atraso de las comunidades rurales. productoras de la acentuada migración que llegará a complicar la vida urbana. Sin ir a la esencia del proceso que la genera, la migración rural destaca por su carácter negativo en la cosmovisión dominante. ya que agrava la falta de vi vienda. servicios públicos, empleo y provoca "desadaptaciones.. en los nuevos habitantes de la ciudad. ya que al no liberarse de sus tradiciones. costumbres. ideas. valores y gustos. tardan en incorporarse a la<> '"oportunidades·· que el nuevo entorno les proporciona. Según el énfasis de esas ideas. la migración rural hace más difícil el crecimiento de las concentraciones urbanas, dado que las ci udades se amplían en forma desordenada y caótica con los agravantes de construcciones distors ionantes de la estética arquitectónica. disminución de servicios. aumento de la violencia. insuficiencia del transporte. carencias de equipamientos educativos. recreativos. hospi talarios, etc. También en el ám bito de la racionalidad apariencia). la estructura urbana se habría con formado por la correlación que en el espacio van estableciendo la<; zonas destinadas al comercio, industria. administración. habitación. deportes. bosques. lagos. playas, etc. A la vez, cada zona demandaría eq uipamientos y servicios específicos para responder a los usos establecidos por las políticas reguladoras del sector gubernamental. que en todo caso só lo persiguen "el equilibrio de la distribución espacial" como
TI~IO
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pesar de todo. incluso con una alienación objetiva, incluso mediante relaciones económ1cas
y sociales en las que la alienación sea relativamente elevada, es posible una revuelta suh¡et1va
contra ella. La creación de una vida cotidiana subjetivamente no alienada constituye, en tales condiciones. ya un acto he roico en si. una declaración de guerra a la alienación. Pero además estas revueltas s ub_jetivas, estas luchas por crear una vida cotidiana digna del hombre, constituyen una de las premisas para que la humanidad elimine en el futuro la alienación oh¡ct¡vumcntc. y. e n consecuencia, para que la relación subjetiva no alienada con la cotidianidad se convierta en típica .. (lhíd.:407. Cursivas de la autora).
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BIBLIOT~CA-FACI~O lnvestigacson y POS\:JTado
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principal eje definitorio de las relaciones e ntre los hombres de una sociedad) tk .:sta con la naturalcza. /\sí. viviendas. avenidas. redes eléctricastckfónicas y de datos. transportes, hospitales. escuelas. drem*. red de agua potable. mercados. pantconcs. deport ivos. en su distribución espacial generan la estructura de una ciudad. Pero de igual manera a como el síntoma apariencia!. su perfi cia l. no le U) uda al médico a conocer cl estado rcal dc sus pacientes. los soportesequ ipamientos-servicios públicos en sí mismos no son la ciudad. Faltan sus prácticas sociales para pod..:r comprender la lógica histórica de la conformación urbanística. Son los sujetos sociales (capital y trabajo) quienes a través de sus intereses antagóni cos van produciendo los soportes espaciales dc sus prácticas. expresándose en dicho proceso quién es el sujeto dominante y hcgcmónico de la valorización y significación espaciales. La conformación urbana también implica la lucha que libran las difcr..:ntcs fracciones del capital entre sí para alcanzar una mayor 12 participación en el reparto de la tasa de ganancia • aunque dicha pugna no lkguc al antagon ismo irreconciliable y presupone la unificación de todos los capi talistas contra el trabaj ador. cuestión esencial de la urbanización capitali sta. llistóricamcnte. la clase domi nante no ha estado so la en el proceso de transformaciones territoriales y conformación urbana. En e l caso mex icano. las fracciones del capital cuenta con la intervención (o regulación) 1¿1vorabk del l~s t ado. Esta intervención se demuestra con e l papel determinante que jugó el ··Estado benefactor·· en la producción de condiciones generales para la reproducción social. En cambio. e l ··Estado rccomersor-rcprivatizador··. desde 1983 afecta drásticamente a la población trabajadora con su política neolibc ral de recortes constantes al ··gasto sociar·. Esas políticas públicas han impedido so lucionar las múltiples demandas y necesidades de las clases populares y las clases medias. situación que a la vez genera impactos sicosocia lcs de insatisfacción y protesta. que interfieren con las estrategias hegemónicas y de dom inación total por parle de los capitalistas y su aparato estatal. Semejantes cond iciones objet ivas han dado origen a acciones meramente rc ivindicativas por necesidades apremiantes en la vida cotidiana. hasta movili:taciones ciudadanas prolongadas y complejas para transformar la ciudad. Tal di versidad de acciones sociales. parecen indicar que es posible nvanzar hacia metas estratégicas s i se tie ne la capac idad para concretar demanda-; especí ficas que a la vez puedan utilizarse como experiencias pedagógicas y de acción comunicativa (Habermas. 1989. 1990) que sean forjadoras de una nueva ética para la vida cotidiana.
" "'la competencia sólo puede nivelar desigualdades en la tasa de ganancia. La tasa media de ganancia se establece con el mutuo equilibrio de fuerzas entre los capitalistas competidores·· (Marx. 1987: 1098. Tomo 111-Vol. 8).
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Cuando esas acciones sociales impulsan la convergencia de distintas ruer/.as sociales por cambi ar d carácter de la ciudad en cuanto soporte de la acumu lación capitalista. no debe haber duda de que ..sólo un movimiento intcn.:las ista. autónoma y políticamente pluralista puede jugar un papel dccisiHl en la batalla por la hegemonía entre todas las clases y capas sociaks que implica la vía democrática al socialismo.. 13 •
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11 Manud Castclls: ( 'wdwl. lkmocmno y Sono!tsmo, S iglo XXI, España. p. 207. Citado po1 l'radilla Cobos. 1987:250. "Jnterda,wo .1í. pero al lado de las clases explotadas . Autúnomo .I'Í. pero a cond1c1ón de que esa autonomía sirva para integrar al movimiento de masas a sectores de C\plotndos que de otra fonna no lo podrían hacer. y para fundirse profundamente con el movnmcnto obrero y campesino en el proceso de desbordamiento de los estrechos marcos de la lucha rclvmdlcatlva .. . /'o/íttwmcntc rluralt.l/a _,¡.pero no para mtegrar en él. orgánicamente en una allan7.a de clase a los partidos de explotadores y explotados, sino para llevar a él a todas las l'u~rt.as que se reclaman del proletariado y las clases explotadas .. . Nc!(emonía _,;, pero no entre todas las clases y capas sociales, sino entre los explotados y .whre los explotadores" (fhtd:250. Cursivas del autor). 27
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LIDERAZGO y gestión urbana en mazatlán Jesús Ernesto Peralta Flores" Res um en : Medi a nte el uso de l os tip os idea les de aut o r id ad/ domina ción car ismática. tradicional y le gal ra ciona l de Max We b er ~e ana li za n las r elac iones de lid e razgo en las colonias populare s d e la ciudad d e Ma za t lán e n un co ntext o de alter nancia política na cio nal y muni c ipal. Se conc lu ye que no o b s tan te e l ambiente de tran s 1c 1o n p o l íti ca que coa d yuva al fortal ec imiento de liderazgo s s u s tent a dos en proc es os reglamentado s. en los asentamientos humanos populares. se manti enen rela c ione s que descan sa n en la autoridad car ism átic a. autoritaria y cac iquil . cuya s ba ses socioculturales están n o solo en l os líderes. sino en la s c r eencias y práctica s de lo s propi os seguidores_
·Catedrático universitario. Egresado de la Maestría de Ciencias Sociales 29
Palubras cluvc: autoridad/dominación, liderazgo tradicional. lidcra/go legal racional. carismútico. dase política. o ligarquía. seguidores. cultura política. modo de gestión urbana 1-:n este trab~jo se presentan los resultados de un estudio sobre liderazgo en los asentamientos humanos populares. mejor identificados como co lonias populares. l:n el trabajo se analizan los obstáculos y posibilidades para la democratización social y política en la ciudad de Mazatlán. desde el ámbito de la organización social que generan las famil ias que recurren a la autoconstrucción de vivienda y la gestió n de los servicios. El o~jcto de estudio se si tuó en asentamientos con distinta influencia política. cuya l"undación ocurrió durante la década de los noventa. cuando el proceso de la transición política en el país y en el municipio de Mazatlán ya arrojaha significativas modificaciones. El arribo del Partido Acción Nacional a la presidencia mun ic ipal de Mazatlán en los periodos 1990-1 992. 1996-1 998: y 1999-200 l. represen tó un signo de camhio político: se trataba claramente de la con fi>rmación de un escenario de competencia clcdoral que incluía. por lo menos. a tres partidos políticos (P RI PAN Y PRD). La emergencia de nuevos actores soc iales ) pol ít icos introdujo modificaciones en el modo de la gestión urbana municipal ) por consct.:ucncia se habían ajustado las relaciones entre el Ayuntam iento y la organización en los asentamientos populares. El nuevo escenario político era sin duda resultado de un nuevo comportamiento del electorado municipal ) dcj aha abierta la posibil idad para que se estuviesen gestando lidcra1.g os de nuevo tipo en l a~ organ izaciones territoriales de la ci udad de Mazatlán. especí fi camente entre las colonias populares. Preguntas de investigación. En un contexto de transición democrática y cambio político en México y específicamente en Ma?atlán: ¿.Un representante de una colonia popu lar c reada durante los noventa era ya portador de nuevos arreglos sociales? ¿.De qué naturaleza social era su autoridad? ¿Era un actor social que se sujetaba a reglas? ¿.Tenía rasgos de caud illo? ¿O de un cacique? M ientras que los representados: ¡.Cómo se estahan orientando hacia sus líderes? ¡.Qué rasgos de autoridad racional legal expresaban? ¿,Se trataba de actores sociales autónomos en la transición política que vive el país? ¿Cómo estaba inlluycndo el contexto hi stórico en estos microproccsos? A partir de estas interrogantes se planteó una pregunta central: ¿Cuál era la naturaleza social del liderazgo en los asentamientos populares de reciente creación en e l contexto de la transición política en Mazatlán? Conceptos y categorías. El liderazgo se definió como una relación de autoridad entre hombres libres. que se cjcn;c por aquellos que poseen cualidades importantes 30
para la solución de las necesidades de quienes deciden comertirsc ..."11 :;eguidorcs y en CU) n proceso se estructuran acciones presentes ~ li.uura:. (Dreyfus y Rahinow. 1988:238). Las categorías que se utilizan en este trabajo se basan en los tipos ideales de autoridad/dominación: carismática tradicional. y legal racional en Weber. Otras categorías utilizadas giran al rededor de minorías políticas en Gaetano Mosca. Yilfredo Parcto y Robcrt Michds. quienes nos permi ten visualizar a los líderes de co lonias como indi\-iduos que tienen sus propios intereses y expectati vas frente a sus seguidores. funcionarios. partidos ) otros actores sociales y políticos de 1<.~ localidad. Finalmente. una revi sión de la categoría de acción colectiva en Touraine. Mclucci. Ramírez Saiz y Silvia Bolos nos pennitió situar d carácter de la acción de los grupos en los que se expresan las relaciones de 1idcrazgo.
Los objetivos Los objetivos que se plantearon fueron: l. Ubicar los fac tores históricos sociales que condicionan las rdacioncs de liderazgo en México. 2. Caracterizar la-; bases de autoridad de los liderazgos en los asentamientos 3. Descubrir los vínculos del liderazgo con los populares en Mazatlán. modos de gestión urbana 4. Identificar prácticas sociales de liderazgo que pudieran ser reconocidas como de nuevo tipo.
Las variables de estudio e indicadores. La variable central de estudio lue el tipo de autoridad/dominación en que se sostiene el liderazgo en las colonias populares. Su estudio se desplegó a través de vari os aspectos. En los seguidores: condición sociocconómica. prácticas soc iales. demandas y opiniones; en los representantes de hase: perfi l social. vinculos partidistas. permanencia y opiniones; en la acción colectiva: f()rmas. recursos para la gestión social. relaciones con instituciones. organización y funcionamiento interno. toma de decisiones y promoción de mH.:vos representantes. Se cons ideraron tres variables intervinientcs: el modo de gestión urhana en el ámhito munic ipal y las termas del poder político en México y la transición política que ya experimentaba el país. Las tres variables actúan como el contexto históri co social que dan cuerpo a una estructura política. pero también a una cultura expresada en creencias : representaciones de los actores en la relación de liderazgo.
Estrategia Metodológica. Dado que la investigación del liderazgo suponía la observación de procesos comunitarios que se viven en las colonias populares. e l tamaño de una muestra de estos procesos tenía que ser pequeña. Asimismo se buscaba saher si e l contexto político nacional y local estaban influyendo en la 31
promoción de nuevos liderazgos. por eso se optó por seleccionar procesos de liderazgo en asentamientos humanos creados durante los años noventa; y también intc:resaba que las colonias seleccionadas tuvieran una influencia J')<11ítica diferente para incluir esta variable en la determinación del tipo de liderazgo. Por eso. t:l campo de estudio se integró por 3 colonias de reciente creación: Amp lia~:ión Felipe Angeles. Hacienda de Urías y Valle de Urías. con influencia políti ca del PRI, PAN y PRD. respectivamente. En el trabajo de campo se utilizó la encuesta que se aplicó a los seguidores; la entrevista que se aplicó a los líderes e informantes claves y la observación participante que se utili zó para recoger información relevante de los procesos comunitarios. También se utilizó la entrevista no estructurada para obtener inf(lrmación de los dirigentes de agrupaciones de colon ias. que podemos llamar corporativos. quienes juegan un papel importante en la transmisión de modelos de liderazgo hacia los nuevos líderes. aún sin conocerse. El traha,jo. pese a su carácter de estudio de caso. sus conclusiones pueden ser válidas para el conjunto de las colonias populares de la C iudad de Mazatlán e ilustra en forma general lo que ha ocurrido en los procesos de urbanización en el país.
Liderazgo, poder y dominación El liderazgo es una relación social que se define como un proceso en donde una persona (o varias). en méritos de su capacidad real o supuesta para resolver problemas cotidianos en la vida de un grupo. encuentra seguidores que se hallan bajo su influjo 1 Se trata de una relación social entre quienes poseen capacidad de dirigencia y quienes confian la conducción de sus asuntos a otros; un proceso social en el que ambos agentes son complementarios. El liderazgo expresa una relación de poder entre personas formalmente libres que se manifiesta como capacidad para conducir las cond uctas de otros. de influir en sus acciones actuales y futuras 2• Se puede decir que una relación de liderazgo encierra esencialmente una relac ión de poder entre quien tiene la capacidad de manejar los asuntos y quienes le otorgan su confianza y le siguen en una actitud de rendición. No se trata de una relación impuesta. s ino consentida por quienes desempeñan el papel de seguidores. Pero Max Weber señala que poder sign ifica la probabilidad de imponer la propia voluntad. dentro de una relación social. aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad3• Sugiere en cambio que dominación es la probabilidad de encontrar obediencia a un
Pral! Fairchild. 1!1<nonano de ·""-·w/<J~ia. p. 173. ' L. Drcyfus Hubert y Paul Rabinow, Mtcht:l hmmu/1: Mús allá dt:l e.,tructuraltsmo y la hermeneiÍitm, p. 238. ' Max Weber, J:"mnomia y moedad, p. 43. 1
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mandato de determinado contenido entre personas dadas ; significa en este caso que el mandato puede ser obedecido por el dominado. Para que exista dominación es cscm;ial "un determ inado mínimo de voluntad de obediencia. o sea de interés en obedecer"'. Es decir. es central la participación del dominado en la aceptación de una relación de subordinación )'. por consecuencia. un reconocimiento de autoridad. Por eso. pard rclc rirnos a una relación de liderazgo es más preciso utilizar e l concepto de dominación/autoridad en la pcrspecti va weberiana. De esta manera. se establece que las re l a~.:ioncs de 1idt.:razgo pueden entenderse.: como rcla<.:iones de.: dominación.
Los tipos puros de dominación/autoridad en Weber En ¡~·conomía y Sociedad. M. Weber plantea las bases de tres tipos puros de.: dominación: racional-legal. tradic ional y carismallca. La dom inación racional tie ne como hase a lo estatuido. y cuc.:nta con la predisposición para ser respetado por todos los miembros de una organización determinada. Lo estatuido se expresa a través de reglas abstracta-; y válidas para todos. fórm al i7adas por leyes y reglamentos . /\sí. c.:n una organi:tación de cualquier tipo. la persona que cncahc7a. en tanto que ordena y manda. obedece al orden impersonal por e l que orienta sus disposicioncs6 • Asimismo. todo miembro de la organización. cuando ohc.:dc<.:c a la autoridad. lo hace obedeciendo al derecho. La dominación tradicional es del tipo en donde las órdenes de los su¡x;riorcs se obedecen porque de esa manera se ha hecho s iem pre. No se obedece a disposiciones estatuidas. sino a la persona llamada por la tradición o por e l soberano tradicionalmente determinado: y los mandatos de esta persona son legítimos de dos maneras: en parte por la fuerza de la tradición. en parte por arbitrio. al cual la tradición le demarca el ámbito 7 corrcspondicntc . Cuando la dominación tradicional llega a extenderse sobre un gran número de personas y un vasto territo rio. puede asumir lórmas patrimoniales y fcudalistas. como ocurre en las sociedades patriarcalcsR. Por otra parte. en la dom inación carismática los subordinados aceptan las órdenes del superio r como justi licadas. a causa de la inllucncia de la personalidad )' del liderazgo con el cual se identifican. El carisma es un término que Weber usó para referirse a una cual idad extraordinaria de una persona: Dchc entenderse por cari sma la cualidad. que pasa por ex traord inaria. por c uya virtud se le considera en posesión de tuerzas sobrenaturales o sobrehumanas -o por lo menos espccílicamentc
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/hui., p. 43. ' /hui., p 170. " !hui.. p. 174. 7 !hui.. l'f'· 180- 181. 'ldalberto C hiavcnatu./ntmducn<in ala teoría ( iem:ral de la Admtn/SII'li<'IIÍn, pp. 310-311 . 33
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mandato de determinado contenido entre personas dadas : significa en este caso que el mandato puede ser obedecido por el dominado. Para que ex isla dominación es esencial "un determinado mínimo de vo luntad de obediencia. o sea de interés en obedecer"' . Es decir. cs central la participación del dominado cn la accptación dc una relación de subordinación y. por consecuencia. un reconocimiento de autoridad. Por eso. para referirnos a una relación de lidcrazgo es más preciso utilizar el concepto de dominación/autoridad en la perspectiva wcberiana. De esta manera. se establece que las rclaciones de liderazgo pueden entenderse como relacioncs de dominación.
Los tipos puros de dominación/autoridad en Weber En ¡~·conomía y Sociedad. M. Weber plantea las bases de tres tipos puros de dominación: racional-legal. tradicional y carismática. La dominación racional tiene como base a lo estatuido. y cuenta con la predisposición para ser re.s pctado por todos los miembros de una organ i1.ación dett:rminada. Lo estatuido se expresa a través de reglas abstracta~ y válidas para todos. formalizadas por leyes y reglamentos. Así. en una organización de cualquier tipo. la persona que encabeza. en tanto que ordena y manda. obedece al orden impersonal por el que orienta sus 6 disposiciones . Asim ismo. todo miembro de la organización. cuando obedece a la autoridad. lo hace obedeciendo al derecho. La dominación trad icional es del tipo en donde las órdenes de los superiores se obedecen porque de esa manera se ha hecho siempre. No se obcdcee a disposiciones estatuidas. sino a la persona llamada por la tradición o por el soberano tradicionalmente determinado: y los mandatos de esta persona son legítimos de dos maneras: en parte por la fuerza de la tradición. en parte por arbitrio. a l cual la tradición le demarca el ámbito corrcspondientc7 • Cuando la dominación tradicional llega a extenderse sobre un gran número de personas y un vasto territorio. puede asumir formas patrimoniales y fcudalistas. como ocurre en la" sociedades patriarca les&. Por otra parte. en la dominación carismática los subordinados aceptan las órdenes del superior como justificadas. a causa de la influencia de la persona lidad y del liderazgo con el cual se identi fican. El carisma es un térm ino que Weber usó para referirse a una cualidad extraordinaria de una persona: Debe entenderse por carisma la cualidad. que pasa por extraordinaria. por cuya virtud se le considera en posesión de fut:rzas sobrenaturales o sobrehumanas -o por lo menos cspccílicamcntc
• lhld.. p 43. < lhlll, p. 170. ''lhlli.,¡J. 174. • lhlll.. f'l'· 180-181. ' 1da1beno Chiavcnato. Jmmdun·¡ón a la tc:oría ( ic:ncral Je la Admmlstracu}n. pp. 310-311
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primera de una manera más o menos legal. o bien de un modo más o menos arbitrario y violcnto 12• Mosca se relierc a la ··clase dirigente.. como una especie de hombres de vital importancia para la ex istencia del orden político. que co laboran con el régim en para mantener la gobernabilidad de una nación. El hombre que es je rc de l·: stado no podría gobernar sin el apoyo de una clase polüica que hiciera cumpl ir y respetar sus órdcncs 11 . /\ún cuando ocurriera una crisis política. Mosca sostiene que el sujeto de la acción siempre sería la clase política que se encuentra en proceso de reacomo<;lo. donde una parte. o toda por completo. puede ser sustituida por otra clase política. Por su parte. W. Parcto util iza el concepto de élite para referirse a los mejores en cualquier actividad. Con este concepto no se re fie re a los mejores en el sentido moral. sino en las cosas que realizan. Runciman refiere que la élite gobernante en Parcto representa a un grupo de elevada cualidad. pues ··fa minoría se subdivide en minoría gobernante y minoría no gobernante y hay además la distinción de una clase más selecta, menos numerosa que ejerce el control electiva y prácticamente.. 14 • En un sentido sem~j ante al planteam iento de Mosca, Pareto hi zo famosa la idea acerca de la circulación de las é/ites. En este caso, Pareto sostiene que las élitcs gobernantes están sometidas a un ciclo constante de decadencia y renovación. en donde sólo los que están calificados para pertenecer a ella poseen residuos adecuados para ejercer las funciones del gobierno y están suficicntementt: dispuestos a usar la fu erza 15 • Sobre el asunto. Robert Michels orientó su estudio hacia las relaciones que se establecen entre líderes y seguidores en una organización. Fue precisamente por influencia de Weber que nació ese interés plasmado en la sociología del partido político/{,. Michels o bservó en la vida del partido socialdemócrata alemán prácticas inclinadas hacia la concentración del contro l y la toma de decisiones de la organización; las cuales calificó como tendencias oligárquicas. de donde deriva su conocida ley de hierro. El aspecto central de su estudio se puede resumir en: no se concibe la democracia sin organización y quien dice organización dice tendencia a la oligarquía17. El autor expone la llamada ley de la necesidad histórica de la oligarquía. con la que prueba que el surg imiento de un liderazgo es un fCnómeno que acompaila necesariamente la vida social 18 •
12
Albert Batlle. ( he /ex/o.' hl.htcos de wmcta po!ílica. p. 23.
" /hid. p. 24. 11 /hid. p. 9 1. '' Runciman W .G .. /;"nsaym: SodoloKÍ<t y políllca, p. 91 . Juan Linz. M ll·he/s y .,u conlrthunán a /u so<.'WIOKÍU po!ílt<.'u, p. 48. lhtd. , p. 90.
1 "
17
" Albertoni Ettore, A.. ( iueluno Mosca y lu.fiJrmucián del eltlt.l'mo políltco conlemporúneo, p. 30.
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Moviéndonos hacia otro ni vel del análi sis para realizar un examen de la naturaleí'a del liderazgo en México. nos vemos obli gados a considerar las limnas que ha experimentado el poder pol ítico en el país. debido a que el ejercicio de éste condiciona la cultura de los gobernantes y gobernados en general y. en particular. el ~jcrc i cio de autoridad en la relación entre dirigentes y seguidores en los microespaeios de la sociedad mexicana. Nuestro país tiene desde el tramo de nación independiente. una estructura política que descansa sobre el poder personal (de rasgos tradicionales y carismáticos). de caciques. emperadores. caudillos. mili tares. dictadores. tiranos y hasta presidentes autoritarios. Por otro lado. después de la Revolución. e l país fue marcado por el impacto de la estrategia populista que subordinó a la sociedad mexicana a la órbita estatal en todo el siglo XX. Ambos elementos. el poder personal y la estrategia populista. funcionan a manera de estructura política que condiciona las creencias y prácticas de todo el tej ido social en d país y por supuesto modelan en forma decisiva la percepción y la actuación de dirigentes y dirigidos. Patrimonialismo. caud ill is mo. caciqu ismo y presidencialismo son lógicas que rclicren un manqjo personal del poder político en México. pese al amhiente institucional que adquiere la últim a categoría. En una línea semejante patrimonialismo. caud illismo y caciquis mo pertenecen a una forma tradicional de dominio. que se supone superada con la institucionali zación di.)( sistema político en el México postrevo luc ionario. s in embargo se mantil.)nc como e l sedimento que orienta el manejo discrecional del poder po lítico actual. Pongamos por ~j em plo al Poder Ejecuti vo (aún sin el PRI). que regula sus acciones por reglas y leyes. pero qui zá las más importantes. que delinen en buena parte el destino del país sean las reglas no escritas. las cuales descubren dominios patrimoniales y autoritarios. Es ésta una herencia que se ha constituido en parte cu ltural del ejercicio del poder y que opera como limdo orientador de la acción política en el Méx ico moderno. Pero más allá del elemento personal que representan patrimonialismo. caudillismo y caciquis mo. propios de la herencia política del país. en las primeras tres décadas del siglo XX. los diversos sectores socia les se vincularon al Estado para construir una sociedad "con justicia y de los trabajadores··. Desde el periodo armado de la revol ución. hasta la institucionalización del nuevo régimen con Plutarco Elías Calles y luego con Lázaro Cárdenas. la estrategia populista permitió el di seño de una alianza estratégica entre élites emergentes. los obreros y los campesinos; un esquema que vincularía a la sociedad mexicana con el poder estatal para darle la suficiente fortaieza y tlexibilidad al s istema político y asegurar la permanencia en el gobierno de un mismo partido por varias décadas. La forma particular en la que los campesinos y obreros fueron incorporados a la Revolución Mexicana condujo a que algunos sectores ilustrados sostuvieran que había ocurrido una revolución social; sin embargo. ambos fueron derrotados y s ubordinados al nuevo régimen. En realidad. cuando los revolucionarios conquistaron el poder del Estado para destruir el 37
'H::Jo rcg1mcn. se SJrvJcron de las masas populares. La clicacia de la manipulación de las demandas y la organización de las masas bajo su dirección para tomar el poder y conservarlo dio lugar a la constitución de un régimen político de características populistas que tomó cuerpo en el corrorativismo. En este esquema. los dirigentes obn::ros. campesinos. hurócratas y de organizaciones populares rueron la personificación de un liderazgo de expresiones arbitrarias. pcrsonalista pero suhordinado a su inmediato superior en la estructura piramidal del sistema político. Entonces patrimonialismo. caudillismo. caciquismo y corporativismo han actuado a manera de estructura política para configurar un tipo de liderazgo dominante que colocó a las organizaciones sociales en Méx i~.:o al servicio del régimen postrevolucionario. La adhesión colectiva se basó en las expc~.:tativas de que las demandas recibieran atención. mientras que los dirigentes tenían expectativas para ser promovidos a los puestos púhlicos .
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El liderazgo dominante En el sindicalismo mexicano surgieron los llamados dirigentes Charros. quienes buscaban. en primer lugar. poner atención a la política olicial en materia laboral. antes que a la defensa de los intereses de los trahajadorcs. En el campo. caciques y funcionarios mantuvieron bajo su control al campesinado con la esperanza del reparto de tierras y el otorgamiento de créditos. cooptando a los líderes mediante la expcctati>a de acceder a la burocracia política y admi ni strativa. Mientras que en la ciudad los líderes agrupados en organizaciones de la CNOP sirvieron de intermediarios entre los colonos y las autoridades municipales en la promoción de una relación c licntelar. gestionando el acceso al suelo urbano y los servicios públicos. Junto con el dominio sobre los trabajadores se desarrolló. paralelamente. e l manejo corrupto en los espacios de representación. la inllut:ncia sobre los procesos. la toma de decisiones y la obtención de beneficios económicos para el grupo dirigente. La figura del líder corrupto. en cualquier campo de la sociedad. llegó a imponerse en México como vía legitimada para lograr movilidad en la escala social. Así llegamos a tener figuras nacionales representativas de este liderazgo. como las de Fidel Velázquez. Jongitud Barrios. Joaquín Hernández Galicia, Venus Rey. etc. Todos con poder sobre sus representados por más de 30 años. crecieron y se mantuvieron en relación con el servicio que le prestaron al régimen político. Son ca-;os típicos de dirigentes que tuvieron su expresión en pequeño en todos los rincones del país, lo mismo en un sindicato. que en una colonia o en un frente popular. 2 ~ z; Yiem: a colación el caso de Guadalupe Buendia Torres, .. La Loba··. ama de casa del municipio de Chimalhuacán que mediante la mvasión de predios desde 1982 en el Estado de México. edificó un poder caciquil que le permitió controlar el Ayuntamiento Municipal. .. El aullido de la loba··. Masiosare, !.a .lomada. 22 de noviembre de 1998 y 27 de agosto del 2000. /.a .Jornada, 19. 20, 21, 26, y 28 de agosto del 2000. 38
Pero. como lo advertimos desde el principio. las prácticas de lidenvgo no sólo son objct i' adas por quienes cumplen el rol de líder. también atañen a la l(mna en que se orientan los seguidores . En el cao;o de México. los seguidores que probaron la relativa clicacia del liderazgo personal. corporati vo y dicntdar parad procesami ento de las necesidades y demandas. In adoptaron como el modelo natural: un líder personal fuerte. autoritario. patrimonialista y ligado a las estructuras del poder. De ahí que la fi.>rma e n que se han orientado los seguidores haya sido pieza clave para su conservación y el fo rtalecimiento de un régimen político por casi un siglo entero. Digamos que el régimen populista. la cultura política pasiva y liderazgo tradicional atraparon la energía de la sociedad mex icana en e l inmovilismo. que aún con el desmantelamiento paulatino del régime n priista. las grandes masas de seguidores continúan a la espera de la aparición del gran líder que transf(>rmc a México. Por supuesto. sólo hemos destacado al tipo de líder dominante. aquél que se desarrol ló b~jo el esquema de la dominación populista, a utoritaria y patrimonialista. Junto a ese liderazgo que podemos llamar tradicional y autoritario. se ha mantenido latente un liderazgo distinto. rebelde y autónomo. enfrentado al régimen político, pero ha sido marginal y cuando ha buscado extenderse se le ha reprimido para callarlo con las armas de la policía o el ejército. En esa trayectoria histórica se pueden ubicar a grandes trazos: el movimiento campesino de Emiliano Zapata. durante la Revolución Mexicana. e l movimiento campesino de Rubén Jaramillo, el movimiento ll:rrocarrillcro del 58. el de los médicos del 66, el 68 estudiantil y sin duda el movimiento zapatista de los indígenas de Chiapas.
Conclusiones El área de estudio que involucra a las tres colonias populares creadas durante los noventa. pertenece a sectores sociales en situación de pobreza y pobreza extrema. Así lo indican las condiciones de vida: una vivienda de a utoconstrucción. carencia de servicios públicos básicos, bajos niveles de escolaridad e ingresos mínimos de los jefes de familia. En estos asentamientos populares se manifiestan grupos de colonos que sostienen luchas peticionarias de tipo clientelar; quienes no identifican su lugar en la estructura del sistema social; tampoco plantean un proyecto a lternativo para transformar su condición, o el sistema de relaciones prevalecientes que los coloque como actores sociales trans formadores; por tanto el nivel de sus acciones es limitado a demandas muy inmediatas y de poca profundidad histórica. Sin embargo, estas luchas vecinales producen un mínimo de interacción que les permite ide ntificarse como grupos demandantes capaces de generar presión para respalda r sus gestiones frente a las autoridades del Ayuntamiento Municipal. 39
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El Lidera,go que se desarrolla en estos grupos peticionarios descansa en dive rsa~ ercc n~.:i as so~.: i aks del orden carismático. tradicional y racional legal. que orientan la~ práctil.:as de dirigentes y seguidores y wnstruyen tipos sociales reales con autoridad en la colonia. El carácter sm:ial del liderazgo se vincula no só lo con la forma en que se orientan los dirigentes. sino con las actitudes y el sentido que los seguidores dan a su acción social en rclercncia a sus líderes. /\sí encontramos al caudillo. al representante aworitarin y al cacique como expresiones reales del lidera::go. l:n todos es decisiva la persona lidad de quien dirige, y por tanto la prescn~.:ia de un grado discrecional del ejercicio de la autoridad. Di cha~ fo rmas de autori dad no se expresan de manera pura en la reali dad. s ino en estado híhrido. aunque en circunstancia<; determinada<; se puede distinguir la preponderancia de alguna de ellas.
Rasgos carismáticos en el proceso real del liderazgo
... ....
En la lucha peticionaria de estos grupos sociales se traslu~.:cn elementos de características carismáticas que se manifiestan desde la promoción y la fundación de los asentam icntos humanos. en donde se observan que las habilidades y capacidades personales de los participantes en el grupo movi lizado son valorados como de vital importancia para asegurar la permanencia y la tranquilidad en el nuevo espacio que se ha elegido para V I V Ir.
La interacción de grupo que ha supuesto una invasión urbana como en el caso de la colonia llacienda de llrías. un planteamiento decidido para extender los terrenos como suced ió en la Ampliación Felipe Angeles o la iniciativa para organizar actividades para la introducción de los servicios en e l caso de la co lonia Valle de Urías, dieron oportunidad para la proyección carismática de algunos individuos. En esas acciones operaron la valentía. el coraje. la palabra la experiencia y otras tantas cualidades personales que encantaron a los seguidores y proyectaron a qui enes hoy inlluycn decis ivamente en el destino de esos asentamientos. Se dcsta~.:an en llacienda de Uría<; a una profesora que no requirió f()rmalizar su condición de gestor por mucho tiempo. pero lue capaz de gestionar servicios para la co lonia; en la Ampliación Felipe Angeles la presidenta encabezó la acción decidida para fundar la co lonia mediante una ampliación que enfi-entó en su momento a la negativa de la autoridad munici pal. y en Valle de Urías a un señor por su actitud decidida para reali zar gestiones frente a las autoridades municipales. Antes de convertirse en representantes tormales. los tres fueron vistos como seres con poderes cxtracotidianos y tuvieron la confianza de los seguidores, quienes adoptaron una actitud esperanzada para la solución de los problemas que afectan a la comunidad. En este caso, la torma en que se orientaron los seguidores otorgó legitimidad a los representantes. pero sobrecstimaron s us poderes personales. lo que profundizó el desinterés social sobre las diversas problemáticas del 40
asentamiento: al mismo tiempo que se centralizó la gestión en lo~ representantes. para dar lugar a expresiones arhitrarias en la toma de dc~.:isiones.
Rasgos de un liderazgo legitimado por reglas En la organización. gestión y promoción en los grupos sociales aquí tratados. sc ohscrva una tendencia muy definida hacia la constitu~.:ión lormal dc una mcsa directiva o un comité de obras designado mediante el mecanismo de votación abierta que involucra a un número importante dc los miembros de la comunidad. El proceso es promovido por las autoridades municipales para dar atención a las carencias de los asentamientos populares. pcro es reivindicado por los mismos colonos. quienes termi nan por exigir su cumplimiento c uando la organización interna no ha cubierto este requisito. l'cro esta práctica es reciente. Ha empezado a ganar fuerza en los noventa. J\ ntcs. el presidente de la colonia y su grupo de apoyo (seguidores de conlianza) asumían indefi nidamente las gestiones para cada uno de los servicios urbanos. La constitución de representantes a través de un procedimiento aceptado por todos. en donde cada colono tiene la opción de apoyar a una persona o a un equipo para que los represente. se soporta en el desarrollo de la creencia en un orden ra~.:ional - l egal. que se atiene a la norma válida para todos: clcceión dc la rcprcsentación por votación general. Un mecanismo que al aplicarse a todos adqu iere un carácter legal. independientemente del poder particular de los individuos concretos. En tanto que un comité ha s ido electo med iante una regla de carácter abstracto. sus integrantes adquieren autoridad fren te a los seguidores; la representac ión adquiere un carácter legal. con fuerza socia l para ser una instancia de respeto y autoridad para todos. incluso para los partidos políticos y para las organizac iones que agrupan a d irigentes de distintas colonias populares. Sin embargo. el aspecto legal racional en los procesos de gestión y promoción en los asentamientos humanos populares se reduce a la elección de un com ité de obras. pues no impone su di námica a toda la acción de g rupo que involucra a: las re laciones entre miembros de la comu nidad con las instituciones. a l funcionam iento interno y torna de decisiones. y a la promoción de nuevos representantes; procesos donde se hacen presentes la informalidad. la desarticulación. la irregularidad. la discrecionalidad. y la rel ación afectiva que descansan en una legitimidad centrada en la costumbre y en la personalidad de los representantes. Por eso. en distintas situaciones la autoridad de carácter raciona l de los representantes en las colonias populares aq uí tratadas. se expresan mediante un tipo social autoritario y discrecional.
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Los rasgos de tipo tradicional.
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Pese a la juventud de los asentamientos humanos quo.: estud iam os (4 y 5 arios). o.: n la acción de grupo se observa que ocurre un proceso social de li>rtakcimicnto do.: la autoridad en las personas de mayor experiencia. aquellas que han capitalizado personahm:ntt: las relaciones con las d..:pcndencias. los fu ncionarios y con las organiLacioncs sociales y po l ítica~. c uya jerarquía frente a los seguidores les permite reproducir cotos de poder discrecional basados en la costumbre; ya no en el carisma. ni en la dominación racional. Existen evidencias de un proceso de tradicionali7ación de la dominación. pues pese a la corta edad de las colonias. ya se destacan en las tres. por lo menos a una persona que concentra información. relaciones. <.:xpcricncias. recursos. etc .. quienes han rebasado el cumplimiento de una obra y administran otra. o han !ung ido como presidentes de la colon ia desde s u fun dación sin someterse a nuevo escrutinio. Digamos que rebasan un tri en io de gobierno municipal. En estas carac terísticas de la dominación se perfilan rasgos de actuación parecidos a los de un cacique. no sólo porque permanecen por ticm¡x> indefinido en la representación. sino por el control que tornan de los asuntos de la co lonia: intimidaciones sobre la gente. el peso de sus opiniones. control sobre campañas comunitarias. etc. Se trata de un ambi ente que se ve fortalecido por la actitud permisiva de los seguidores; mientras que la parte activa de ellos mantienen a estos personajes como representantes y gestores po.:rmancntes. forta leciéndolos como líderes históricos. Son vistos como los que ··siempre se encargan de los asuntos··. ··Jos que siempre han asumido las gestiones··. porque ..son los que saben··. l:: llos. en cambio. aceptan el peso de su responsabilidad porque de esa manera mantienen su presencia en la comun idad y fortalecen s us posibilidades de reconocimiento y ascenso en los ámbitos de la burocracia y la clase política municipal. La dimensión sociocultural. Como gestores. los representantes de base se vincu lan o son cooptados por organ izaciones o a utoridades que representaron a una clase política fórmada de acuerdo a patrones culturales propios de un liderazgo autoritario. clientclar y corporativo. Las prácticas del líder de base en las colonias populares han sido aprendidas por sus vínculos sociales con esos modelos, que aunque en extinción, se conservan aún por la fuerza de la costumbre. Pero. las prácticas de liderazgo no sólo son aprendidas por quienes c umplen el rol de líder. también atañen a la forma en que se orientan los seguidores. quienes. habiendo probado en el pasado la relativa e ficacia del liderazgo corporativo y clientelar, conservan lo conocido: un líder fuerte que atienda y resuelva los problemas; es decir la reivindicación de la parte a utoritaria. De ahí que la forma en que se orientan los seguidores sea 4:!
tamhién pieza clave para la conservación o la transfi.lrmación de un tipo de liderazgo. Los tipos de liderazgo tamhién expresan procesos que están influidos por contextos culturales. políticos y sociales propios del ámhito histórico .>' nacional. En estos. la figura del elemt:nto caudillista es histórica profunda. de tal magnitud que el peso de la personalidad carismática atra' iesa incluso a las instituciones que se precian de s...:r modernas. como la dd ...:jc~.:utivo en nuestro sistema de gobierno. Tales condi~.:ionc.:s culturales se han adherido con fuerza en todo el tejido so~.:ial. pero particularmente en las colonias populares. donde se muestra la permanencia de liderazgos con una alta dosis de autoridad personal que oscila entre el caudillo. el representante autoritario y el cacique; formas de au/oridad que prevalecen. aún en condiciones de los nuevos procesos que generan los gohicrnos municipales de aftc.:rnancia.
Cambio político y persistencia. El nuevo comportamiento del electorado nacional ha dado lugar a un mosaico político diverso. se agotó el régimt:n de partido único y la distribución del poder político se ha modificado notablemente. Los electores son cada 'cz más críticos con los gobernantes. con los funcionarios de la administración pública y con los partidos políticos; se trata de una variahlc que está propiciando cambios en otros niveles del sistema social. En un nivd particular. la alternancia en el gobierno municipal d..: Mazatlán ha rcprc.:sentado un sa~.:udimiento en la estructura de intcrmcdiacíón entre el Ayuntamiento y las organizaciones sociales en las colonias populares y propiciado camhios en el modo de geslión urbana. Con la sustitución del I'RI en el Ayuntamiento se dcsmantdaron vínculos corporativos y cientclarcs entre un numeroso grupo de líderes caciquiles de colonias populares y funcionarios municipales y. en su lugar. se dio oportunidad a la crca<.: ión de <.:omités de ohras integrados por mecanismos más ahicrtos y fres<.:os. El sistema político experimenta la crisis de un esquema de gestión local sustentado en el corporativismo y el dientelismo políti~.:o de naturaleza priista entre los sectores urbanos populares. pero la crisis de este modelo no ha sido resu ltado diredo de la emergencia de nuevos actores sociales que luchan por los recursos sociales del sistema. si no consecuencia de la alternancia en el poder local por la vía electoral. donde los gobernados mantienen una actitud básicamente pasiva y los representantes concentran la gestión social; se da continuidad a una intermediación de tipo autoritario entre st:gu idores y funcionarios. un rodeo al liderazgo que sigue resistiendo los tiempos del cambio. Los cambios expresan resultados limitados al proceso de elección ) se mantienen intactos otros procesos significativos que involucran a las relaciones entre líderes y seguidores en lo que concierne a la información. la
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toma de dc~.:isioncs. la participa~.:ión. la estructura y el funcionam iento de la organización. la promoción de nuevos representantes. etc. Los límites del cambio están en la ausencia de una ciudadanía de p1:1rticipación. pues aún en las nuevas condiciones el grupo más activo de los colonos actüa al nivel del pcticionarismo y se limita a recoger las cuotas de sus vecinos para la realiza~.:ión de una obra colectiva; un arreglo social que se resiste a su extinción. donde se asume que los representantes. líderes y funcionarios harán todo. Es claro que los sistemas de representación en los asentamientos r>opulares dcscansan más y más sobre un liderazgo formalizado. pero los procesos de cambio se mantienen en los límites de una democracia f(>rmal que se restringe al ejer~.:icio de una elección. como si fuese suficiente el cambio de rey. o el caudillo para transformar por este sólo artificio la réalidad. En un plano más general se puede concluir que la autoridad racional se fortalece en los procesos de liderazgo. pero coex iste con la autoridad personal que se sustenta en el carisma y la tradición; cuyas bases sociales están en las prácticas y creencias de los seguidores. Siendo así, el liderazgo mantiene su matri z autoritaria y en forma latente una tendencia a restablecer tipos caciquiles. En consecuencia. podemos finali zar sosteniendo que en el conh:xto de la alternancia política municipal. el liderazgo en los asentamientos populares no experimenta un cambio de tipo. sino un rc¡¡,juste que mantiene vigente un liderazgo de expresiones autoritarias.
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y SOCIALIZACIÓN ARREGLOS CONYUGALES FA MILIAR: un caso de profesoras universitarias Roxana Loubet Orozco·
~
Introdu cció n
1
La investigación de la que se deriva esta tesis partió de la inquietud de esclarecer el tipo de arreglos conyuga les' que construyen las mujeres profcsionistas. en particular aquellos relacionados con la distribución de la responsabilidad del trabajo doméstico entre los dos cónyuges. con el fin de identificar las condiciones reales en las cuales están inscritas dentro del matrimonio. Las mujeres con estudios superiores e ingresos independientes, producto de su participación en e l sector productivo, tienen la posibilidad de construir arreglos conyugales d ifer e nt es a los de otros g ru pos de muj eres -contemporá neas o de generacio nes ante ri ores- lo que representa un cambio en su cond ición femenina en la relación de pareja; pero es una realidad para muchas de el las el tener que asumir la mayor carga de • Alumna d e la Maestría en Ciencias Sociales de la generación 1996-1998. Este texto es fragmento de su tesis presentada y aprobada con mención honorífica en diciembre de 1999. Esta publicación incluye solamente la primera parte de la tesis 1 El término orreglo.1 wnyugoles se entiende aquí como la constitución de las distintas relaCIOnes internas y formas de organi7-<tr la vida doméstica en función de las necesidades e intereses de sus integrantes, en este caso. de los cónyuges. enmarcados en un entorno sociocultural.
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responsabilidad dd trabajo doméstico. induyendo la atención y el cuidado de los hijos. Es dec ir. además del rol de ama de casa. asignado culturalmcntc como propio do.: su género. comparten el rol de proveedor dd sustento económico.
Planteamiento del problema de investigación En este marco. se planteó la siguiente interrogante: ¿,cuál es la influencia de la li:unilia de ori entación en la construcción de arreglos conyugales de las mujeres proli.:sionistas? Si bien la formación profesional. la participación en el mercado laboral y la interacción con el cónyuge. inciden en la construcción de dichos arreglos. la socialización familiar actúa como una variable "interviniente". Es decir. en su articulación con otras variables orienta la posibil idad de determinados comportamientos. ya sea de reproducción del orden social familiar o de edificación de nuevas conductas :Y relaciones sociales. Para la in vestigación de los arreglos conyugales de las mujeres protesionistas se eligió la vía metodológica del estudio de caso, por lo que se estudió a un grupo de 21 mujeres. pertenecientes a l cuerpo de prolesorcs de la Un iversidad de Occidente. campus Mazatlán. quienes tuvieron como una característica básica la experiencia conyugal. Este tipo de estudios presentan una realidad a nivel micro. útil para ahondar en las especificidades de las relaciones sociales. Su validez no se sustenta en la generalización de los datos. sino en la búsqueda de elementos s ignificativos que permitan explicar una determinada articulación entre las dimensiones de un conjunto social.
l. El proceso tradicional
de
socialización
familiar
en
un
orden
Los arreglos adoptados en el transcurso de una vida conyugal ti enen que ver con una conjugación de variables articuladas en la construcción de la relación de par«ja. La fuerza del influjo de unas o de otras dependerá de los contextos históricos. políticos, económicos y culturales en los cuales se enmarquen dentro de un campo de posibilidades y de relaciones múltiples. En el contexto actual de los arreglos conyugales de responsabilidad doméstica de la mujer profesional mexicana, entran en juego la fam ilia de orientación' y el proceso de socialización primaria que ahí se ~jerce; su
2 Siguiendo a Parsons la fam ilia de orientación es aquélla de la cual descienden directamente los individuos. Con una estructura de tipo "cebolla", dice Parsons, " la familia conyugal se caracteriza por la inhabitual simetría de sus relaciones con todas las unidades conyugales con las que está vinculada por un miembro común". En este sentido, distingue la familia de orientacton y la familia de procreación, en diferentes niveles o "capas". En los ascendientes, los abuelos representan la familia de orientación de los padres del ego, quienes forman la familia de
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kmnación escolarizada con todo lo que implica (la racionali zación de los hechos y el acceso a nuevas real idades y relac iones sociales); el aprendi zaje en la interacción cotidiana con el medio sociocu ltural y con el cónyuge. El proceso de socia liza~.:ión se puede dctinir como la transmisión de hábitos y patrones de conducta instituidos de manera colectiva. La di s tribu ~.:ión e imposición del conocimiento social acumulado entre los miembros de una colectividad' . A través del proceso de soc i a li za~.: ión primaria y secundaria se transmite un orden social presentado al indi viduo wmo una real idad objetivada y leg ítima. internalizada• como estructura subj etiva. Para Berger y Luckmann ( 1995) la socialización primaria es la más importante pues es aquí donde se construye el ser social que permite la socialización sc~.:undaria, aquella posteri or que ind u~.:e al individuo en órdenes específicos y di ferenciados que conforman la totalidad social. La adaptación y asi mi lación de pa utas de conducta transm itidas durante la social ización secundaria implica un conocimiento social previo; es decir. una socializació n primaria. La socialización ~jercida en el seno de la familia corresponde a la de tipo primario. en la cual se perciben imágenes y sensaciones del mundo cultural que preparan al nuevo individuo para integrarse al orden soc ial. En térm inos de Parsons. esta función de la familia "tiene por objetivo. en primer lugar. transm itir a l niño las ideas. los valores y los conceptos fundamentales de la sociedad" (Michcl. 1991 :65). La socialización en la familia es difícilmente sustituida. aunque se comparta con otras agencias. como instituciones de guardería infantil. escolares. medios de comunicación. entre otros. por la mayor carga afectiva que envuelve a las relaciones intrafam iliares. Para el niño. el mundo que se le presenta en la tami lia es el único mundo. no es reemplazable. el niño asume lo que le rodea como la realidad. Es por el lo que la sociali zación primaria cobra mayor firmeza en la internalización de la cultura que la secundaria. Ahora bien. la influencia de la fami lia de orie ntación ta mbié n tiene que ver con e l contexto so~; ; al en el que se inscriba. Vista la sociedad contemporánea como un sistema complejo constituido por una red de múltiples determinaciones. la sociali zación fa miliar no es la ún ica que orienta las prá~.:ti cas y las actitudes de las mujeres. y en ese mismo sentido, no
procreación de los hermanos d el ego y enseguida se lorman, segun el mismo Parsons, las famliias de procn.:actón de sus hijos (Parsons. 1978:35 y 36). ' Esta dctinictón panc de la postura teórica de Talcott Parsons, complementada con las aponaciones de Phtltppc Mayer (C'II. en Andrée Michel. 1991 :74 y 75), y de Petcr Rerger y Thomas l.uckmann ( 1995 60·63). 'De acuerdo con Rerger, la intemalización es la " reabsorción en la concienc1a del mundo objetivado de manera tal que las estructuras de este mundo llegan a determinar las estructuras subjetivas de la conciencia misma.. (Bcrger. 1971 . 28): esta realidad objetiva forma la conc iencia individual.
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formación escolarizada con todo lo que implica (la racionalización d..: los hechos y el acceso a nuevas realidades y relaciones sociales); el aprendi zaje en la interac~.:ión cotidiana con el med io sociocultural y con e l cónyuge. El proceso de sociali zat:ión se puede dctinir como la transmisión de hábitos y patrones de condut:ta instituidos de manera colectiva. La distribución e imposición dcl conocimiento social acumulado entre los miembros de una colectividad' . A través del proceso de sociali zación primaria y sccundaria se transmite un orden social presentado a l individuo como una realidad objetivada y legítima. internalizada' como estructura su ~jetiva.
Para Bcrger y Luckmann ( 1995) la sociali zación primaria es la más importante pues es aquí donde se construye el ser social que permite la sociali:ración secundaria. aquella posterior que induce al individuo en órdenes específicos y diferenciados que confo rman la totalidad social. La adaptación ~ asi milat:ión de pautas de conducta transmi tidas durante la sociali;r.aeión set:undaria implica un conocimiento social previo; es decir. una sociali;r..ación primaria. La socialización «iercida en el seno de la familia corresponde a la de tipo primario. en la cual se perciben imágenes y sensaciones del mundo cultural que preparan al nuevo individuo para integrarse al orden social. En términos de Parsons. esta función de la familia ·•tiene por objetivo. en primer lugar. transmitir al niño las ideas. los valores y los conceptos fundamentales de la sociedad·· (Michcl. 1991 :65). La socialización en /a fi11ni/ia es difieilmente sustituida. aunque se comparta con otras agencias. como instituciones de guardería inllmtil. escolares. medios de comunicación. entre otros. por la mayor carga ale~.:tiva que envuelve a las relaciones intrafamiliares. Para e l niño. el mundo que se le presenta en la familia es el único mundo. no es reemplazable. el ni ño asume lo que le rodea como la realidad. Es por ello que la social i7..ación primaria cobra mayor linneza en la internalización de la cultura que la secundaria. Ahora bien. la influencia de la familia de orientación también tiene que ver con el contexto soc;al en el que se inscriba. Vista la so~.:i edad contemporánea como un sistema complejo constituido por una red de múltiples determ inaciones. la socialización familiar no es la única que orienta las prát:tica.<> y las actitudes de las mujeres. y en ese mismo sentido. no
procreación de los hermanos del ego y enseguida se forman, según el mismo Parsons, las liHnillas de proc r~ación de sus hijos (l'arsons, 1978:35 y 36). ' Esta definición parte de la postura teórica de Talcott Parsons, complementada con las aportaCIOnes de Ph1lippc Mayer (("11. en Andrée Michel. 1991:74 y 75). y de Petcr Rerger y Thomas Luckmann ( 1995: 60-63 ). ' De acuerdo con 1:3ergcr, la intemalización es la "reabsorción en la conciencia del mundo objetivado de manera tal que las estructuras de este mundo llegan a determinar las estructuras subjetivas de la conciencia misma·· (Berger, 197 1: 28): esta realidad objetiva forma la conciencia individuaL 48
reproducen fielmente lo vivido durante su infimcia en el ámbito familiar. Siguiendo a Georgc 11. Mead (.letTrey. 1995; Joas. 1991 ). el conocimiento adquirido en la socialización familiar puede ser reflexionado en el transcurso de la experiencia indi vidual. de la interacción con otros indi viduos y medios socializadores. dándose una alteración en la práctica de la mujer al establecer relaciones conyugales y formar una familia. Sin embargo. aunque confluyan elementos de cambio a la hora de actuar en una red de múltiples relaciones sociales. no se puede perder de vista el hecho de que la familia representa en la vida de los mexicanos y en especial de los s inaloenses. una institución presente en todo momento. Una sociedad como la de Mazatlán revela la presencia de un orden tradicional donde la familia de orientación mantiene un alcance substancial en el desarrollo de las relaciones conyugales. Aquí convergen rasgos de una estructura urbana e industrial con relaciones de tipo societario. individualizadas e impersonales con aquellos propios de una estructura rural. En este tenor se puede pensar que es más la observancia del rito social por wnvivencia y exigencia familiar. que debido a un firme sentimiento religioso' Edad en la primera unión matrimonial
Preindustrial. cuya característica reside en la preeminencia 6 de las relaciones sociales comunitarias y personales . Tradiciones como las fiestas de carnaval. el acceso a actividades recreativas y económicas vinculadas con la playa y el mar -como el turismo y la pesca-. además del hecho de que Mazatlán sea una ciudad que haya nacido y subsistido por su permanente relación con el exterior a través de las relaciones comerciales - lícitas e ilícitas- con el extranjero y la región del noroeste. desde principios del siglo pasado (Vega Ayala. 1991 ). hacen de esta localidad un entorno propicio para la convivencia entre los distintos grupos soc iales sin atender a marcadas diferencias de clase y enlazarse en mucha~ de las esfera~ del espacio cotidiano. más que en otras ciudades del estado. En este contexto. la familia compite de manera efectiva con la escuela y el centro de trabajo. máxime cuando se trata de la construcción de una nueva fam ilia y relaciones de género en el entorno conyugal.
' El estudio realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, regist ra que en el sur de Sinaloa el 42.4 de la población asiste a los servicios religiosos sólo en fechas especiales (Sur de Sinaloa.... 1994 ). '' Según Tonnics. lar ;esel/sch(l{i (traducida como sociedad) se caracteriza '·por un alto grado de individualismo. impersonalidad. contractualismo. y procedente de la volición o del puro interes más que de los complejos estados afectivos, hábitos y tradiciones subyacentes en la ( ;emeínschafi (comunidad)"" (TOnnies. 1987: 105). 49
2. Arreglos conyugales: régimen y edad de matrimonio El matrimonio instituye una relación social entre padres potenciales como una lorma de control que regula las condiciones de reproducció n y sex ualidad de los individuos - sobre todo de sus mujeres- la cual. ademá~ de asegurar el vínculo de la paternidad. garantiza la socialización eliciente de las nue vas generacio nes ( Pa~tor Ramos. 1988: 148-1 59). l .os arreglos conyugales se construyen de acuerdo a las condiciones socioculturales que les toca vivir a sus participantes. artic uladas a sus experienc ias resu ltantes de la interacción. tanto entre sí mi smos como con e l medio socia l. En este sentido. pudiera pensarse en la existenc ia de innumerabh.:s arreglos conyugales. ta l vez imposibles de precisar; s in embargo. los arreglos generados presentan características más o menos comunes posibles de atender a medida que se sitúan dentro dL: una determinada historicidad. comparten patrones culturales y experie nc ias sim ilares. La organización y las relaciones internas de los matrimon ios7 ma/'.atlccos constituyen diversos arreglos que al mismo tiem po van modelando la vida del conjunto fami liar en interrelación con e l tejido social. En el contexto s inaloensc el desarrollo de la vida urbana moderna ha motivado. de manera inmincntl:. cambios acordes a las nuevas formas y ritmos de vida pero ligados a la historia y a la cultura regional. por lo que. en e l pa norama actual de la trans formación de la familia mexicana. la si nalocnsc. y la mazatl eca en parti cular. presentan una identidad' propia. La im portancia del matrimonio en Mazatlán y en Sinaloa es signilicativa pues más del 50 por c iento de la población está casada. Siguiendo la misma tendenc ia. el 52 por c iento del grupo de mujeres en que se hasa este estudio de caso'' se manten ía en su primer matrimonio; e l 38 por ciento separada o divorciada -tres de ellas con más de un matrimonio e n su haber- y el 9 por c iento en condiciones de viudez. El l4 por ciento de las
' Además de las sancionados por alguna ley (civil o religiosa) comprende también los arreglos conyugales establecidos bajo acuerdos consensuales o parejas en unión libre La mayoría de los análisis teóncos y empíricos distinguen entre matrimonio y unión libre por referirse. el primero. a la relación conyugal formalizada. Sin embargo. e n esta investigación se parte de q ue. en los sectores medios urbanos se establecen las mismas responsabil idades básicas que aquél los unidos por ley. sólo que de manera convencional. 'Gilhcrto Giménez delinc como identidad social la "percepción colectiva de un ·nosotros· relativamente homogcneo (m gmup) por oposición a ' los otros· (out gmup) en función del reconocimiento de caracteres . marcas y rasgos compartidos (que funcionan también como s1gnos o emblemas), así como de una memoria colectiva común" (Giménez. 1987:4 1). Po r otro lado Estela Serret nos dice que las identidades sociales como construcciones en el imaginario colectivo están insertas en estructuras simbólicas que son ··espacios de producción de prácticas dlstintas·· (Serret. 1994 :5 1). '' Las 21 muJeres estudiadas representaban el 56 por ciento del personal docente femenmo en el momento de la mvestigación. 50
muj~.:r~.:s hubía tenido más de una rdación conyugal. mientras que en los eón) ug.cs esto mismo se observó en el 43 por ciento del total. runto mcxicunos (.. Instantá nea">... 1992) como sinaloenses. no están totalmente a favor de la práct ica del divorcio; para los sinalocnscs específicamente. el divorcio es un último recurso. además de considerarlo como reflejo dd fracaso de s u unión (Sur de Sinal oa.... 1994 1" ; Sandoval Soto. 1997"). En las c iudades del centro y norte del estado manifiestan estar satist\:chos con la par~ja y más aún con la fami lia (Sandoval Soto. 1997).
Régimen matrimonial A diferencia de lo que sucede en conjunto en el estado. los mazatlccos tienen una notoria preferencia por establecer acuerdos matrimoniaks cívico-religiosos. legalizando y santi ficando su un ión al mismo tiempo " En 1990 el 47 por ciento de la población local estaha unida bajo este régimen mientras que a nivel estata l este mismo rubro registra un 39 por ciento. En segundo lugar de preferencia -en Mazatlán y en Sinaloa- se sitúan las uniones sólo sancionadas por e l Estado y en tercer lugar las de tipo consensual o libres. El caso de las profesoras universitarias eo incidc con la med ia estatal. ya que el 48 por ciento de ellas se casó por la vía civi l y religiosa: sin embargo. la unión libre se ubica en segundo lugar. pues más de una cuarta parte de el las. es decir. el 29 por ciento. eligieron ese acuerdo al mo mento de unirse por primera vez. De acuerdo con Tu irán (1994 ). mientras que para la mujer con bajo nivel educat ivo y carente de preparación para e l trabajo la unión libre puede ser la única opc1 on. para la mujer con estudios protcs ionulcs. ··es una expresión de su autonomía persona r · (Tuirán. 1994:46).
Aunquc predom inen los matrimonios cí vico-rel ig iosos y el X7 por ciento de la población s inalocnse de cinco años y más esté anotada como cutól ica. no se puede decir que sean fervientes practicantes de su re ligión. pucs está menos extendida que en otras partes de l país; cifras de l censo de 1990 indican que los católicos sinaloenscs representaban el 2.7 por ciento del total de la población católica de cinco años y más en el país y ocupa el 1 " E>ludio reali~ado por el ITESM en el ~urde Si naloa comprendiendo los mun1c1pios de Concordia, Cosalá. f:lola. Escuinapa. Ma7~llán. Rosario y San Ignacio 11 Sandoval Solo coordmó una encuesta que. aunque presenta ciertas deficiencias de objetividad en las pregun tas. es importanle dado que proporciona un refleJo de la op1món de los e ni revistados, un lolal de 756 padres de familia mayores de 18 años de edad. ahordados en enlomas y fracciona miemos de las ciudades de Los Mochis. Guasa ve. Guamuchil y Culiacán " Desde 1960 eslc lipo de acuerdos en Ma7~11an reg1s1ra casi el 47 por cienlo quedando en pnmer lugar. micnlras que en términos estatales en 1960 los acuerdos de un1ón libre ocupan el primer lugar con el 35 por ciento y no es sino hasta die/. después que se registra apenas un pumo porcenlual menos que la~ uniones cívico-religiosas, es decir. 33.2 de uniones libres frente a 34. 1 de los casados por el civil y por la 1gles1a.
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mujeres había tenido más de una relación conyugal. mientras que en los t:ón: ug.cs esto mismo se observó en el 43 por ciento del total. ranto mcxit:anos (""Instantáneas... 1992) t:omo sinaloenscs. no están totalmente a lavor de la práctit:a del divorcio; para los sinalocnscs cspcdticamcntc. el divorcio es un último recurso. además de considerarlo como rdlcjo del fracaso de su unión (Sur de Sinaloa.... 1994"'; Sandoval Soto. 1997"). En las ciudades del centro y norte del estado manifiestan estar satisfi.:chos con la pareja y más aún con la familia (Sandoval Soto. 1997).
Régimen matrimonial A diferencia de lo que sucede en conjunto en el estado. los mazatlccos tienen una notori a preferencia por establecer acuerdos matrimoniales cívico-religiosos. k:gali:~..ando y sant ificando su unión a l mismo ticmpo '2 En 1990 el 47 por ciento de la población local estaba unida bajo este régimen mientras que a nivel estatal este mismo rubro registra un 39 por ciento. En segundo lugar de preferencia -en Mazatlán y en Sinaloa- se sitúan las uniones sólo sancionadas por el Estado y en tercer lugar las de tipo consensual o libres. El caso de las profesoras universitarias coincide con la media estatal. ya que el 4X por ciento de ellas se casó por la vía civil y religiosa; si n embargo. la unión lihre se ubica en segundo lugar. pues más de una cuarta parte de ellas. es decir. el 29 por ciento. eligieron ese acuerdo al momento de unirse por primera vez. De acuerdo con Tu irán ( 1994 ). mientras que para la mujer con bajo nivel educati vo y carente de preparación para el trabajo la unión libre puede ser la única opc10n. para la mujer con estudios profesionales. ..es una expresión de su autonomía personal.. (Tuirán. 1994:46).
Aunque predominen los matrimonios cívico-religiosos y el 87 por ciento de la población sinalocnsc de cinco años y más esté anotada como católica. no se puede decir que sean fervientes practicantes de :.u religión. pues está menos extendida que en otras partes del país; cifras del censo de 1990 indican que los cató licos sinalocnses representaban el 2.7 por c iento del total de la pohlación católica de cinco años y más en el país y ocupa el '" Estudio reali/.ado por el ITFSM en el sur de Sinaloa comprendiendo los mun1c1pios de Concordia. Cosalá. [Jota. Escuinapa, Mazallán, Rosario y San Ignacio 11 Sandoval Soto coordtnó una encuesta que, aunque presenta Ciertas defíciencms de objetividad en las preguntas. es importante dado que pro porciona un reflejo de la opinión de los entrevistados. un total de 756 padres de familia mayores de 18 a~os de edad, abordados en colonias y fraccionamientos de las ciudades de Los Mochis, Guasa ve, Guamuchil y Culiacán. " Desde 1960 este tipo de acuerdos en Mazatlán registra casi e l 47 por ciento quedando en pnmcr lugar: m1cntras que en t.:rminos estatales en 1960 los acuerdos de unión libre ocupan el primer lugar con el 35 por c1ento y no es sino hasta diez despues que se registra apenas un punto porcentual menos que las uniones civ1co-relig10sas, es dectr. 33.2 de un tone~ hbres frente a 34. 1 de los casados por el civ1l y por la 1glcs1a.
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primer lugar en número de personas que no pertenecen a religión alguna. con d X.l por c iento seguido de B~ja California. con ei4.S por ciento. 1,a historia que une a los sinalocnses incidió en la construcción de una percepción de la realidad a través de imágenes más directas de las cosas y de los hechos. Según estudiosos de la sociedad local y estatal (Santamaría. 1997; Nakayama. 1991 ). el aislamiento en que vivió la región del noroccidcntc de Méx ico durante la colonia hasta la época post independiente. provocó un ámbito favorable para que en Sinaloa se desarrollara una identidad social menos cargada de pr~juicios religiosos que en el resto del país. La edad media a l unirse por primera vez en matrimonio "se ha paulatinamente con el paso del ti empo .. (Tuirán. 1994:46 ). Con los datos obtenidos de las profesoras universitarias en Mazatlán se aprecia que en estos casos. la tónica de casamiento se da entre los 20 y los 24 años. en general. Pero los padres de las parejas actuales. es decir. aquellos que se casaron en los años 40 a 60. se unían entre los 18 y 20 años. las mujeres. y entre 20 y 22 los hombres. En 1970 la edad promedio en el país englobando a todos los sectores. era de 21 años, mientras que en 1990 fue de 22.2 años (Tui rán. 1994:46). Esta variable presenta una correlación positiva con la escolaridad alcanzada y el medio socioeconóm ico. La media de la edad de matrimonio de las mujeres profesionales del estudio de caso es de 23 años edad que coincide con la media nacional en 1992-. mientras que en las madres de estas mujeres el promedio es de 19.5 años de edad a l casarse. En el caso de ambos padres de las mujeres universitarias. dicha edad es mayor a medida que las generaciones son más recientes. con mayor esco laridad y pertenecientes a niveles soeioeconómicos medios y altos') ven ido
'· •·'
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IU
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retra~ando
La edad al casarse ha aumentado más en las mujeres que en los hombres . debido posiblemente a que la s tasas de c re cimiento en escolaridad y empleo han tenido mayor impacto en la población femenina que en la masculina . Como ya se anotó. entre los grupos de mujeres p rofesionistas esta variable tiende a presentarse en rangos de mayor edad . Además, casi el 43 por ciento de este grupo se unió cuando tenia en tre 25 y 27 años. En el caso de lo s có n yuges. la mayoria con nivel profesional, más del 40 por ciento se casó ent re los 20 y 24 años 1 ~. al igua l que los padres d e las profesoras. " En el caso de los padres la correlación (siguiendo e l coeficiente r de Pearson) entre edad de matrimonio y escolaridad es mas alta que la de las madres. 0.41 contra 0.35, pero respecto al medio sociocconómico es mucho menor en ellos, 0.26 contra 0.41 en las madres. " Se considera sólo la relación con las mujeres del estudio. pues, como ya se dijo. para poco menos de la mitad éste no era su primer arreglo conyugal. La edad de matrimonio de la mayor 52
Al com p a r ar l as sig uientes g ráfi cas es not o rio el ca m bio intcrgeneracional en l a edad de ma tri m on io del géne r o femeni n o. p ues la tenden c ia es to t almente op u esta (Gráfica 1 ): mien tras que. en los hombres. s i bien ha y cie rto desplazamiento . la tendencia entre las generacione s es muy sim ilar (Gráfica 2) .
rartc de este grupo de cónyuges -con por lo menos una unión anterior- se concentra después de los 30 años. 53
Gráfica 1 Edad de matrimonio por género Profesoras y madres del persona l docente femenino de la Universidad de Occidente, campus Mazatlán Trimestre SeptiembreDiciembre, 1997 Profesoras
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Rango de edad 15-17 1 8- 19 20- 22 23 - 24 25-2 7 28-29 30-32
Madres
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• 1
Gráfica 2 Edad de matrimonio por género Cónyuges y padres de l personal docente femenino de la Universidad de Occidente, campus Mazatlán Trimestre SeptiembreDiciembre, 1997 Cónyuges
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Rango de edad 1 5-I 7 1 8- 19 20-22 23 - 24 25-27 28-29 30-3 2 33-34 35-3 7 38- 39 40-42
Padres
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* Fuente
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d~recta
Según Michel ( 1991 ). la edad de matrimonio se mov1o a rangos mayores al ini ciar el proceso de industrialización en los países hoy altamente desarrollados. sin embargo. la edad dism inuyó con fo rme las sociedades avanzaron en dicho proceso y m~joraron las cond iciones de vida. Tal como se ha mencionado ya. la tendencia en la edad promedio al iniciar una n;laciún conyugal tanto en los mexicanos como en los sinalocnscs ha sido progresiva. Esto supone. y según lo experimentado en los países desarrollados. un aumento conforme se alcanzan mayores niveles de urbanización. No obstante. el proceso de desarrollo económico y social en nuestra sociedad no ha sido regular ni ha generado entre la población las condi ciones sociales de vida sulieicntcs dentro de los estándares mínimos de vida. ll an asolado a la población tiempos de agudización de una crisis que para los anali stas de la economía nacional. tiene sus inicios en los años setenta . /\sí. el comportamiento ascendente de la edad de matrimonio ha sido lento. y en aquellas regiones más marginadas del país y del estado -que no son pocas- es posible encontrar todavía par~jas en vistas de unirse a edades tempranas. Por e llo. tal vez el retraso pausado de la edad de matrimonio continúe. lo cual no necesariamente es un indicador de altos ni veles de bienestar o producto de una nueva actitud de igualdad entre los sexos. Probablemente. en ello incida la conjugación de diversos factores. como la mayor incursión de las mujeres al mercado laboral y su represcntati vidad en la educación s uperior; la dificultad de que las nuevas par~jas se establezcan autónomamcntc sin problemas económicos para formar una familia. o. como d ice Tu irán ( 1994) los reacomodos en la estructura por edad y sexo de la población debido al proceso de transición demográfica que ha tenido lugar en México. Por el contrario. las uniones a edades tempranas en condiciones de desarrollo social. pueden ser también resultado de la autonomía de los jóvenes; el punto déb il en los sectores medios del subdesarrollo reside en la carencia de independencia principalmente en las mujeres, y la fecundidad temprana.
3 . Arreglos conyugales: roles femeninos Desde el nacimiento los sujetos son clasificados según su sexo; si es hombre o es mujer'~ . Su posición en la familia se va dibujando a través de la visión de los demás. de los otros. a partir de lo cual se crea una identidad de género '". Identidad que. como construcción su~j et i va intemalizada en e l
" Lo primero que se acicna a preguntar en nuestras culturas es: ¿y qué fue: niña o niño? "' Las teorlas psicoanalíticas han contribuido a una mejor comprensión de la construcción de identidad como proceso cultural con la introducción de la idea del inconsciente y la 55
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marco de una multi plicidad de rdaciones objetivas entretejidas en determinadas li>rmas de organización y de práctica social. se hace visible sólo en parte. el resto. dice Marccla Lagarde. ··sucede de manera inconsciente·· tl.agarde. 1997:46). En este sentido. integrada en un orden sociocultural. la lamilia inculca roles primarios que tienen que ver con la construcc ión de dicha identidad. producto de una condición histórica y cu ltural asociada a la diferencia sexual" Los roles jugados dentro de la lamilia, -esposa, esposo. madre. padre. hijas. hijos. hermanas. hermanos- parten de la diferenciación cultural de los sexos. por lo que el niño y la niña interiorizan funciones asumidas como si fueran inherentes a su sexo. Gai l Rubín entatiza este hecho al plantear precisamente que el macho y la hembra constituyen s u ser a través del proceso de social ización como hombre o como mujer (cit. en Serrct. /\ltic y García Castro. 1991 :430). /\hora bien. la socialización de los individuos dilerenciados genéricamente imprime una valoración desigual a su identidad en relación al cstatus. En general. en las diversas sociedades se han asociado e l rol li.!mcnino a la naturaleza reproductora de las mujeres y el rol masculino a la cultura, visto este último como el ser que ha logrado desarrollar su creatividad para adaptarse al medio hostil y contro lar a la naturaleza. En este sentido. los roles lemenino y masculino adquieren un estatus de acuerdo al valor que en cada cu ltura se le otorga al ser mujer y al ser hom bre dentro de las estructuras de prestigio tParsons. 1978; Ortner y Whitehead. 1996). En México. la imagen dominante de la mujer todavía tiene estrecha relación con la maternidad. Tal imaginario social se vincula con los preceptos de la ideología católica. derivados de la tradición judeo-cristiana. según la interpretación de Allic. Rueda y Scrret ( 1994). Dentro de la perspectiva católica. el pecado que la mujer hereda es salvado con la maternidad y. el matrimonio, es ''la mediación más idónea para que la mujer alcance su destino... en una estructura monogámica. jerárquica e indisoluble (Hita 1997:87). En esta idea la mujer mexicana tiene un si no que cumplir: ser esposa. ser madre. ser para otros. Adquiere valor cuando sirve al hombre. Su lugar está en el hogar. en el cuidado de sus hijos. en la atención a su marido. descentración del sujeto de Freud. Desde esta perspectiva la identidad de los individuos se constituye a raíz de la percepción del Otro, de la diferencia del Yo o del Nosotros respecto a l resto. a los demás. Sin embargo, no son las difercncoas biológicas en si mismas. las que dividen la percepción de lo real en masculino y femenino, sino las carencias y deseos como manifestaciones del inconsciente. La carencia o asistencia en el Yo de lo que en el Otro está presente o ausente (ver Serret. Alfie y García Castro. 1991 ). 17 La identidad de género y la identidad sexual según Malla Lamas ( 1996) se dan en momentos diferentes. La de género se construye desde el nacimiento en las relaciones de sociabilidad de los individuos. en su relación con un mundo social exterior que le da una categoria. La identidad sexual es posterior a la de género: se constituye al percatar las diferencias de los caracteres biológicos sexuales entre los sexos.
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qui~.:n.
por otra parte. en el mundo de los valores religiosos. está más cercano
a dios. S i bien. como se dijo antes. los sinaloenses no se caracterizan por una lervicntc religiosidad y sin dejar de lado s u peculiar práctica ) sentimiento religioso. no es inmune tampoco a la inllucncia de la moral católica. El hecho de la mayoría de la población en Sinaloa se considere dentro de esa religión implica cierta relación con esos valores. Aunado a ello. la imagen de la mujer-madre. se ha relorzado durante años e n los miles de capítulos de telenovelas y en las viejas películas mexicanas de los años 40 y 50. principalmente. que aún hoy se transmiten por la televisión de alcance nacional y local ". Lo anterior no signi lica tampoco que la mujer sinalocnsc actúe en fo rma sumisa s us roles de esposa o madre. En la personalidad de la mujer sinalocnse se pueden encontrar rasgos de menor sometimiento que aquellas cultivadas en e l centro y sur del país. Para Arturo Santamaría ( 1997) la mujc.:r s inalocnse tiene un comportamiento de .. mayor libertad costumbrista... Por o tro lado . las influencias externas al sistema familiar. como lo s cambios económicos y las cris is . la di s tinta pe r cepción de la imagen y estereotipos femeninos. la revoluc ión t ecno lógica y las ideas democráticas. han fomentado en hombre s y mujeres de los sectores medios urbano s la actuación de nuevos roles . La dua l idad ins c ri ta en e l modelo parsoniano de la familia clasemediera. ama de casa-proveedor. queda c u estionada a medida que crece la participac ión de la mujer en el mercado de trabajo y adquiere el la también e l r o l de proveedora o jefa de familia.
En re s umen. e l géne ro de los actores constituye un orientador en la as ignac ión de roles asumidos después, dentro d e los a r reg los conyuga les. Si bien la cultura sinaloc n sc y la mazatleca en par ti c ul ar. permi t en comportamientos más relajados en sus ac tores. e ll o no obsta para que la percepción de género se construya en función de los atributos sex ual es. No como los único s p ero s i como los primordiales.
Condición del empleo femenino
" Recordemos aquella telenove la. por ejemplo, de " Mamá Campanita" con Silvia Derbez. o "Los ricos también lloran" con Verónica Castro, incluso en su nueva versión protagonizada por Thalía. En cuanto a las películas. véase las actuadas por Marga López o Libertad Lamarque, prototipos de la mujer-esposa-madre sufrida y santa.
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En Mé\:ico. la disminución del poder adquisitivo. cs pccialmcntc . h a gc ncr a do la n eces idad d e incr e mentar e l númcro de perceptore s dt: ingreso y por lo tanto. la p artici p ación ft:mcnina en d m ercado laboral (Sa l les y Tuirán. 1995 ). En l a rcgié>n s in a lo ense. el período d e auge agrícola t: n los años 60. la c ri s is ) la terciari za ción que co mien za a rcflcja r sc d<.: s dc 1975 hasta lo s a ño s 80 (Brito. 1994 ; lb arra . 1993 ). incidi<.:ron en un au mento gradual de la participación de la mujer como s uj e to económicam ente activo h asta 1980. a lcan zando e n ese año el 23.7 por cie nt o. Para 1990 la tcn d cncia progr esiva se d etiene, ob se rvándo s e una di s minución dc 2.3 puntos porcentual es. s in embargo los d a tos de 19 96 indic an ya un 33 po r ciento de la PEA femenina . El secto r se rvicios ab so rbe la mayor par ticipació n femenina. pue s to qu e es el más propicio para e l autocmplco fcmcnino conectado a estrategias familiares 19 de vida. El 61 por c iento de las mujeres oc upadas y el 36.6 por ciento de lo s hombre s oc up ados se concentran en dicho sector ; no obstante. aún aquí la s mujeres so n minorí a pues representan el 34 por ciento del total de la PEA in sc rita en es ta ram a de ac tividad. En com paración con la pobl ac ión masculina. la s muje res se concentran en ocupaciones calificadas como ··ft!mcninas .. . preci sa mente porque e s a ellas a quiene s se s <.:lecciona co n mayor frecuencia para reali zar dicha s tarea s . Por ejemp lo. so n má s como trabajadoras doméstic as (97 p o r cien to). trabajadoras de la educación (59 por ci e nto) y oficini s tas (57 por ciento). y s u participación proporcional en el comercio y servicios públicos es también significativa ( c uadro l. co lumna 2 ).
''' El concepto de estrategias familiares define las acciones realizadas por s us integrantes con el li n aprovechar las oportunidades y desafios que se presentan en el medio social al cual se inscriben. ·· ... los resultados de las estrategias fam iliares no sie mpre coinciden con la~ metas explicitas que se plantean, sino que hay muchas consecuencias no buscadas, fruto tanto de la correlación de fuerzas internas como de la presencia de procesos que escapan al control de las familias·· (Rcygadas. 1994:77).
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Cuadro 1 Población ocupada por tipo de ocupación y sexo, Sinaloa , 1990 1
Total de población 2 Población ocupada Ocupación Principal ocupada según sexo por sexo Hombres M ujeres Hombres Mujeres Pro!Csionalcs 2.5 2.5 2.5 76.6 23.4 lécnit:os 2.1 5.9 52.7 3.0 47.3 lrahajadorcs dt: la educación 2.0 3.6 9.1 4 1.1 58.9 Trab(\jadorcs del arte 1.0 0.4 90.0 0.9 10.0 1 ! um:ionarios y direclims 1.9 2.1 1.5 82.1 17.9 1rabajadorcs agropecuarios 35.2 38.7 84.0 16.0 23.8 ! ...,upcrvisorcs e inspectores 0.8 1.0 0.3 92.1 7.9 \rtcsanos y obreros 12.5 15.0 4.5 91.5 8.5 Opcradon:s de maquinaria fija 1.2 1.1 84.2 15.8 0.7 ,\y udantcs y similares 4.0 86.7 2.0 13.3 3.5 Operadores de transporte 5.7 7.4 0.2 99.0 1.0 Oticinistas 4.4 42.9 7.8 18.7 57. 1 35. 1 Comcn:iantcs y dependientes 8.4 7.1 12.4 64.9 Trabajadores ambulantes 1.7 80.1 19.9 1.4 1.6 33.4 4.4 7.1 66.6 Trab(\jadorcs en scrv. públicos 5.0 Trab(\jadorcs domésticos 0. 1 1.6 6.6 3.0 97.0 2.5 2.2 2.9 0.2 97.5 Protecc ión y vig ilancia No cspcc i licado 2.5 74.2 25.8 2.6 2.8 100 100 100 Total .. 1· ucntc : .\tnaloa. /'crf¡/ .\onodcmo¡:,raf¡co. 1 ')')() Total
Es significat i vo. además. el hecho de que la población ocupada de muje r es sea mayor a la de hombres en actividades correspo ndi e nte s a profesionales y trabajadores de la educac ión: e l 17. 5 por ciento frente a l 6.6 por ciento respect ivamente (cuadro 1. columna 1 ). Por otro lado. hay que destacar la ap roximada igua ld ad o menor desigua ldad en la proporción de hombres y mujeres ocupados como técnicos -52.7 y 4 7.3 por ciento (cuadro l. co lumna 2 ) . y también la concentrac ión de l 2.5 po r ciento de l total de la pohlación ocupada en uno y otro sexo en e l rubro 59
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de profesionales (cuadro l. columna ). Empero. como la PE/\ l"cmcnina es menor a l a masculina. las que se insertan como profc sionaks representan apenas el 23.4 por ciento del total de ocupados como t a l es. 20
En Sinaloa. como en otros estados de la rcpúbl i ea • la proporción de población femenina económicamente activa con estudios superio r es es mayor que la mascu l ina. esto es. un 15 por ciento de las mujeres y un 13 por c iento de los hombre s ocupado s en el mercado de trabajo cue ntan con algún grado de cduca~:ión superior (cuadro 2).
"'Segun la J:ncucs/a Na<wnal de J:"mpleo ( 1997). en términos nacionales la población femenina activa con estudios superiores es del 12.6 por ciento y en la población masculina se da en un 11 .8 por ctento En estados como Baja California, Sonora. Coahuila, Morelos, Puebla y Querétaro se da esta misma tendencia, pero en estados como Jalisco, Aguascalientes y el Distrito Federal. ocurre a la inversa.
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Cuadro 2 Nivel de instrucción de la población económicamente activa por sexo Sinaloa, abril - junio de 1996
Nivel de Instrucción Sin instrucción Primaria incompleta Primaria completa Secundaria Medio superior Superior
Total
Hombres
7.2 21.4 19.7 26.3 1 1.9 13.6
Mujeres
8.0 23.5 20.3 22.5 12 .7 13.0
5.3 16.5 18.2 35.0 10.0 15.0
fuente l:ncue .\ lct Nat.'Jonal de hmpleo. ,1.\tnoloa IYY6.
Asimismo. al contabilizar hombres y muj eres co n escolaridad de secundaria en adelante. se observa que el 60 po r ciento de las mujere s y el 48 por ciento de los hombres se concentran en esos tres últimos niveles de instrucción. Entonces. es posibl e argumentar que las mujere s con trabajo fuera dd hogar. cuentan con más nivel educativo en comparación a la PEA masculina: es decir. las mujeres necesitan má s educación formal que lo s hombres para insertarse en el mercado laboral. Según la CE PAL. en toda América Latina a las mujeres se les presentan mayores problemas para acceder a las oportunidades de empleo. a ellas. se señala. ·se les exigen más años de educación que a los hombres para lo g rar el acceso a la s misma s oc upaciones . a la m isma edad· (CEPAL - UNESCO. cit. por Sandoval Flores. 1995:6) 21 • " Brito ( 1994) detectó que en las empresas maquiladoras de Si naloa y en particular en la~ atuneras establecidas en Ma7.atlán, utili7.an de manera predominante fuerza de trabajo lemenina, pues. argumenta. los requerimientos educativos son elementales y se utilizan técnicas de producción ligadas al taylorismo y al fordismo (8rito, 1994:218). Habría que investigar si, más que el nivel educativo de las mujeres. que, como se dijo ya, tiende a ser mayor que el de la población masculina activa. y los bajos salanos. se debe, en mayor medida. a los procesos de producción. Tal como Brito lo señala, el taylorismo y el fordismo implican procesos rlgidos "que no toma en consideración la participación creativa de la mano de obra.. (Brito, 1994:219), en este sentido. las mujeres se adaptan más a este tipo de organización en comparación con los hombres debido, probablemente, a una mayor disposición intemahzada para ejecutar actividades rutinarias y seguir reglas impuestas sin una participación crítica.
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Obrera o cmplt!ada son el tipo de contratación más rrccu..:ntc en la población remen in a: e l aumen t o de su participa~.:ión en la actividad económica tiene re lación con el trabajo no asalariado ) el autoemp lco pues. para el segundo trimest r e de 1996. el 33 p or ciento se ubicaba dentro de estas ca t..:goria s. Esto se v incul a al he c ho de que las mujeres reciban en promedio m enores ingresos que lo s hombres. En e l caso de Sinaloa. las muj eres que reciben ha sta dos sa la rio s mínimos representan cas i un 19 por ciento más que la corr espon di ent e a la población ma sculina. es decir. hasta ese deci 1 de ingreso se concentra e l 69 por ciento de las mujere!> y e l 50.7 por cie nto de los hombre s. Pasando a otro indicador. la tasa de desocupación femenina en e l estado. según los datos oliciales. disminuye drásticamente en el período 70 a 90. dado que de 9.8 en 1970 se reduce a dos por ciento, además de que se iguala a la ta~a de desempleo masculino. S in embargo. las opo r tun id a d c:s de emp leo no s on las mismas. pues la mujer se ve l imitada por la necesidad de que la jornada de trabajo sea compatible con la crianza y cuidado de los hijos. Por e ll o. en estud ios r eal i zados. como e l de Ribeiro ( 1994). se seña la qu e no es cas ual el hecho de que predomi n en mujere s so lt eras o s in hijo s y sea considerab le la proporción de mujere s con trabajo parcial. P ara e l seg undo trime stre de 1996. en Sinaloa. el 55 por ciento trabajaba entre 35 y m ás horas por se man a y el 25 por c iento lo hacía en jornadas de hasta 24 hora s a la semana . Este hecho t am bién tie n e relación con el que las mujeres ob tcngap menore s sa larios. l ~ n la dimensión d el es tu dio de caso efectuado e n es t a investigación con profesoras uni vers i tarias en Mai'atlán. se enco nt ró que buena pa r te de s u tiempo la dedicaban a la a~.:t ivid ad laboral. pues el 60 por ciento indic ó que trabajaba más de 30 hora s a la se mana en el último año de matrimonio. Po r otro l ado. e l in g reso obtenido de su act i v idad laboral en más de la mitad. es menor a l del cónyuge, mien tras que casi en una cua rt a parte. s u ingreso constituye u na mayo r cantidad. Poco más de la m itad de las mujere s ac ti vas sina locn scs te ní a h as ta 24 años de edad en 1970; dos décadas después. la propo rción de este ran go d ismi nuy e al mi smo ti empo que crece la cant id a d de mujeres entre 25 y 39 ai1os. También es notoria la tendenc ia contraria en la población femenina de 45 años y más al obse r varse ya en 1970 una drástica caída respecto a 1960. de 36.9 por c iento a 16.7 por ciento. llegando a r ep re se nt a r sólo e l 1O por ciento en 1990.
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En Mazatlán. a diferencia de lo que suce d e en el ám bito estatal. ha y menos mujeres de 12 a 24 años de edad dent ro de la PEA y má s de los 40 a los 49 años: e l descenso se regis tra a partir de los 50 años d e edad. Dicho lo anterior. se percibe una tendencia de cambio dada la creciente susti tuc ión de las mujeres mas jóvenes por aquellas con ma yor edad. lo que puede ten er relación con más años de preparación y capaci ta ció n para el trabajo ademá s porque la s muj eres ya no abandonan o.;n la misma proporción su actividad económica al casa rse.
Se perci b e un a correlación significativa entre la diferen c ia de edad de lo s padres de la s profesoras uni vasi t a rias con la part icipac ión ma scu lin a tanto en l a d is tribución del trabajo doméstico como en la atención y c u idado de los hijos. A una mayor edad del hombre respecto a la mujer tiende a ser mayor la des igualdad en la distr i bución de la re spo nsabilidad e n el ámb i to doméstico con mayor ca r ga de trabajo para la muj e r. Se adv ierte. también. que en lo s hogares paternos con mayor escolaridad. principalm e nte e n el caso de la madre. e l padre del grupo de mujere s de este estudio. contribuye más en la atención de los hijos. Igualmente. es notoria la- m i s m a situac 1on en aquellos casos donde la madre tenía una actividad económica de autoempleo o involucraba acciones de dirección. como emp resaria o profe so ra. /1. unque e l mod e lo de ama de casa y proveedor no fu nc iona en todo s los hogares del sector medio. no podemos d ecir que predo min e e l rol de ia mujer sinalocnse como p ro vee dora ; y. aunque se v islumbre n cier t os rasgos d e resig nifi cació n. no se el imina e l nivel de importancia que tiene todavía el rol de ama de casa-es p osa-madre. Según un a encuesta ap l icada a padres de familia en noviembre de l 97 en las cuatro principales ciudades del centro y nort e de S inaloa. só lo en e l 16 por c i ento de las familia s de lo s en trevis tados la madr e co n tribuía al ingreso familiar (Sandoval Soto. 1997). Estos datos se refuerzan dado el aún alto porcentaje de muje r es in ac tiv as que aparecen en el rubro de "quehace res del hogar"; la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica ( 1996) registró casi el 76 por c iento e n 19 92. y la Encuesta Nacional de Empleo ( 1997) un 71 por ciento en el segundo trimestre de 1996.
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,,·• 1~
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Sondeos r ealizad os en 1991 y en 1996 ent re a lumnos dt: la Un iversi dad de Occidente en Mazatlán 22• ar rojaron q ue e l 70 por cie nt o de la s madres se dedicaban só lo a l hogar. Sumado a esto. el 81 por ciento d e las progeni to r as de la s profesoras univers itarias se encontraban en la mi s ma s itu ación. Cons id eran d o e l total de la po bl ac ión femenina de d oce <Jños y más en Sinaloa. s e observ<J que para 1996 e l 48 p o r ciento se dedicaba a l ho ga r mientras que apenas un 15 por ciento era estud ia nte . En Mazatlán . tomando un a muestr<J resi d e n c i<JI de sectores medio s . seg ún dato s de l censo de 1990. se obtuvo que el porcentaje de las mujeres d e doce años y m ás d ed icadas a los queh aceres de l hogar repre se ntaba a pr oximada mente el 50 p o r ci en to de la población e n edad activa. Lo an tt:ri o r tiene rela c ión con la opinión del 6 4 por cit:n to de más de 700 e ntr ev istados en e l cen tr o y norte urbano de S inalo a . qui e nes opi n an que la m uje r desatiende a la fami l ia c uando tra baja fuera d el hogar. Por otro lado . el 25 por ciento del total de la mu est r a señaló estar muy de acuerdo e n que la mujer trabaje. un 2 4 p o r ciento acepta poco y el 48 por ciento lo acepta pero no totalm ente. Además. e l 68 por ciento respond ió que la mujer no debe tr abajar só lo en aras de su desa rro llo personal. s ino para ayudar a lo s gas tos del hogar (Sandova l So to. 1997). S i bi e n l a in se rción d e 1a m u.: e r en 1a es re r a productiva. se debe má s a lo s prob lemas eco nó micos gene rad os por la cr isis. la s te nd enc ia s resultantes entre el condición de actividad son niv e l de instrucción y s ig nifi ca ti vas.
z: Se refiere a estudios realizados por la autora de esta tesis en el campus Mazatlán de la Universidad de Occidente . El de 1991, titulado 1J!ferennauán nlilllral de los al11mno.\ de la 11 de O. tomó en cuenta una muestra de 353 estudiantes: y e l de 1996 fue un sondeo exploratorio con una muestra estratificada de 58 estudiantes de todas las carreras y grados a quienes se les a pi icó una e ncuesta con el apoyo de alumnos de Psicolo¡¡ia Educativa de la generación 92.
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Cuadro 5 Población femenina en edad activa según nivel de instrucción y condición de actividad Sinaloa, abril-junio de 1996 Nivel de instrucción Sin instrucción Prima ri a incompleta Primaria completa Secundaria Medio supe rior y superior
Amas de Ocupadas casa 21 .O 63.3 6 1. 6 24.X 2X. <) 58.7 37.2 34.4 4 7.5 27.3
l:n el cuadro anterior se observa que a ma yor nivc.:l de •nstn•c.:c•o n es m en o r la proporción de mujeres quc.: só lo se dedica a l as tarea s domésticas de su hogar . Por el contrario. esta aumc.:nta en la población ocupa da . De aqui se infiere que la escolaridad influye en la aetuaeiún de roles por parte de la s mujeres. pero tambien que. hace m~s fac tible su integración al mercado de trabajo.
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CU LTU RA POLI T IC A Y GE N E RO: A pun te s pa ra una in v estigación en lo s p a rtido s Na d ia G. Or t iz Mayorq uin Resumen l~·n el presente ensayo se propone abordar las prmctpales características de la teoría de la cultura política. los antecedentes de su estudto en los parttdos políttcos. así como tambtén su relación con la participación políuca. A su ve=. se hace un acercwmento a la relación entre participación política y cwdadanía. los tipos de par/lctpactón y algunas formas de participactón fememna. Otra cuesttón que se aborda en el presente texto es lo referente a la soctali=ación y su importancia en la construcción social del género. la historia del género como concepto en las ctencias
' l.1cenciada en r;conomia y alumna de la Maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Becaria CONACYT.
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.wctale.r ,1' la forma en que lo cultural-su/J¡e/11'0 es d<dfmtono de esta formación
social. l'or último. se estahlece la relación v diferer.cia entre feminismo y género. así coliJO la importancia del segundo para reaii=ar estudios socwles que sean ,·apaces de idenl!ficar la diversidad y particularidad de cada hecho soc1al.
1ntrodu<.:<.:ión
C ultura política El int<.:rés por estudiar la cultura polítim surgió a partir de los cambios so<.:iológicos y políticos que ocurrieron en Europa d o.:sput\s do.: la Segunda Guerra Mundial. <.:ambios que fue necesario explicar desde una óptica distinta a las tradicionales. De acuerdo con Larissa Adlcr Lomnitz y Ana Mclnick ( 1998) el desarrollo de la metodología cuan titativa de la investigación por encuestas contribuyó a que el estudio de la cu ltura política se convirtiera en una subdisciplina dentro de las ciem:ias políticas. lo cual Almond y Y<.:rba trabajan en 7he Civic Cultura. en 1963. Al buscar e l concepto de cultura política encontramos que no ex iste una delinición única. por t.:icmplo. Esteban KrotL la define como ..... las actitudes. los sentimientos y los conocimientos que informan y gobiernan el comportamiento político en cualquier sociedad ... " (Winocur, 2002: 13) Por su parte. Almond y Yerba señalan que la cultura política de una nación consiste en la particular distribución entre sus miembros de las partes de orientación hacia los objetos políticos. De acuerdo con Max Weber la construcción de los tipos ideales c:-.pone todas las características y elementos más sobresalientes de un !Cnómcno social para así cnwntrar los factores de causalidad de las dilercntcs f(>rmas de acción: en este ca~o. se cons idera a cada cultura política como un tipo idea l. para de esta manera. se puedan establecer las caractcr í~ticas de los diláentcs ti pos de <.:ultura política y realizar comparaciones cualitati vas en cuanto a sus orientaciones. conocimientos. formas de participación. identidad e inten:scs de los indi~ iduos. En el estudio de la cultura política se toma como base la clasi licación de Almond y Yerba. analizada a través de su modelo. es decir. a través del análisis de las o rientaciones' . Por eso. la tipiticación que se sigue es la propuesta por Almond y Yerba en su teoría de la cultura política. de la cual se retoma la definición de cultura política participativa. Este tipo de cultura po lítica funciona a partir de la participación ciudadana. que se funda en la soberanía del pueblo. en el autogobicrno. en la negociación respetuosa y el reconocimiento de las 1 Aquí la oncntac1ón se refiere a los aspectos internahzados de objetos y relac10ncs e Incluye· a) OrientaciOnes cognitivas- conocimienlos y creencias acerca del sistema político. b) Onentac1oncs afecuvas- sentimientos acerca del Si stema político. func1ones personales. e) Onentac1oncs evaluat1vas Juicio y opmiones acerca de objeuvos polit1cos, que mvolucran cntenos de valor. información y sentimientos.
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minorías. Este tipo de part1e1pac1on supone la pluralidad y la di versidad como !actores importantes en la discusión libre. civili&da) padlica: en ella la disidencia es parte de la democracia ) existe una educación para la democracia y la discusión permanente. La participación ciudadana supone también la woperat:ión y la responsabi lidad de cada individuo. que asume sus deret:hos y obligaciones. tiene conocimiento de su sistema y está interesado en la vida públ ica. Para 1\ lmond y Yerba: ... la cultura política de participación. es aquella en la que los miembros de la sociedad tienden a estar explícitamente orientados hacia el sistema como un todo y hacia sus estructuras y procesos políticos y administrativos: en otras palabras. hacia los dos aspectos, input y output. del sistema político. (... ) Tienden a orientarse hacia un rol activo de su persona en la política. aunque sus sentimientos y evaluaciones de semejante rol pueden variar desde la aceptación hasta el · rechazo total. .. (i\lmondy Yerba. 1992: 184)
Como se menciona en líneas previas. la caracterización de la t:ultura política está basada en tipos ideales. en la práctica se encuentran mezclas de o rientaciones políticas sistém i ca~ mixtas (cultura política parroquial de súbdito-participante y parroquial-participante. etc.). las cuales se retoman para la caracterización de la cultura política de los objetos de estudio de las investigaciones empíricas. Los actores que militan o que participan dentro de un partido político internalizan valores. creencias y sentimientos muy específicos de esa entidad. Se han hecho muy pocos estudios acerca de las actitudes y cultura política dentro de las organizat: iones partidistas; la referencia que se tiene hasta el momento es la de un trabqjo realizado por Larissa Adler Lomnitz y /\na Mclnit:k ( 199&) La cultura política chilena y los partidos de centro. Una explicación antropológica. además de un ensayo en el li bro Redes sociales. cultura y poder. Ensayos de Antropología Latinoamericana. de Adlcr (200 1}. En este estudio se hace referencia a México y a sus organizaciones polít i ca~. En él las autoras señalan que en el ca~o de Chile se encontró que su cultura política t:xiste un predomin io de las relaciones horizontak:s sobre las vcrtit:alcs en el interior de las clases socia les. )' esto se refleja en sus organi;r.acioncs políticas. En el caso de México. las autoras señalan que predominan las relaciones verticales: "En México. de la estructura primaria ( .. ) y de las pequeñas redes verticales de patrón 1 cliente articuladas verticalmente entre si. se cristaliza un s istema político corporativo y presidencial. .. ·· (i\dlcr y Mclnick. 1998: 27)
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Consid~rando estos planteamientos. se puede señalar que los actores que interactúan dentro de los partidos políticos desarrollan un tipo de cultura política que esta fuertemente influenciada por este tipo de organizaciones.
Participación política l.a participación política tiene su génesis en los actos de los individuos. que cuentan con actitudes de ciudadanos y ciudadanas. Los niveles de participación real dependerán de las expectativas sobre el éxito de las actividades desempeñadas: es decir si el individuo piensa que tiene influencia y probablemente intente utilizarla. También hay individuos que piensan que la política esta lucra de su esfera de influencia entonces es poco probable s ino es que nulo. qut.: intenten influir en ella. Pero la participación ciudadana supone siempre la idea de una capacidad para influir en los cambios por parte de los individuos. En The C'ivic Culture ( 1963), /\lmond y Yerba llamaron a t.:stc tipo de habilidades competencia subjetiva. que es cuando el individuo se sit.:nte capaz de influir en la formación de leyes y políticas; por otra parte. la competencia política ciudadana supone la percepción del individuo de su capacidad y conocimiento acerca de sus habilidades para inlluir en la li.mnación de leyes y políticas. y efectivamente las lleva a acabo. Considerando estas definiciones. se puede decir que es ciudadano aquel que conoce sus habilidadt:s para actuar en el espacio sociopolítico y lo hace. Por su parte Margare! Conway en La participación política en los E~tados Unidos ( 1988) señala que: L.a teoría democrática tradicional dice que los ciudadanos de un Estado democratico se interesan en política y participan en ella. conocen los procesos de gobierno y las alternativas de solución que se proponen para enfrentar problemas ptiblicos y votan de acuerdo con un conjunto de valores o principios. (Margare! Conway. 1988:11 )
La afirmación que hace la teoría democrática tradicional acerca del de los ciudadanos en participar en la política no es del todo real. al menos esta autora a~i lo identificó en los Estados Unidos de Norteamérica2 donde llevó a acabo su estudio. Ella señala que muchos ciudadanos de un int~:rés
~ --Muchos ciudadanos no se interesan por los asuntos públicos. El grado de participación es baJO. Solamente una pcque~a proporción del electorado tiene buen conocimiento de la estructura y
funciones del gobierno. pero la mayoría del púbhco a menudo desconoce hasta los problemas fundamentales que tienen bajo estudio los gobiernos a mvel federal, estatal o local. .. (lhid.: ll) Tambtcn se~ala lo sigutcnte: --un gran porcentaje vota sobre la base de compromiso de grupo o de la características personales de los candidatos. aún sobre cuestiones que les afectan din:ctamcnte: · (lhid.) llay que se~alar que un elemento tmportante para que haya participación es la educación : ..La educación es el componente más importante del estatus socioeconómico que ejerce tnlluencia en la participación política: · (lhid.: 36)
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Estado democrático no se interesan por los asuntos públicos. es decir. que hay un grado b(\jo de participación y solo aquel los que tienen conocimiento de las estructuras y li.Jm;iones dd gobierno son lo que participan. La expresión más simple de participación política se encontraría justamente en el sujeto. o la a•;ociación o la suma de cada uno de éstos. con sus rcspccti\ as magnitudes. que junto con las moti\ aciones determinan la comp l ~jidad <t<;Í como los diiCrcntes tipos de participación política. Este fenómeno se expl ica m~;:jor desde el individuo. a partir de sus actitudes y activ idades. estímulos y referentes. tarea que implica considerar su dimensión psicológica. De acuerdo con Margare! Conway: "La expresión participación polítim se uti liza aquí para indicar las act ividades de los ciudadanos q ue intentan in ll uir en la estructura de gobierno. en la selección de autoridades o en las políticas gubernamentales:· (lhíd.: 14) Desde el punto de \ ista de esta autora. la participación enfatiza una actitud activa orientada hacia un o~jctivo. como puede ser el apo) o a las poi iticas. autoridades o estructuras existentes o bien. para buscar un cambio en cualquiera de ellas. Conway disting ue la ex istencia de varios tipos de participación. entre las cua les menciona la convencional y la no convencional (Véase 1988: 1J. 25). La convencional se rclicrc a las actividades aceptadas por la cultura po lítica domi nante: votar. b uscar la funció n p úbl ica a través de elecciones. trab(\ja r para un candidato o para un partido político. escribir cartas a un luncionario público. etcétera. Otra forma de participación convencional es la de tipo o rgani/.ati vo. que es cuando los grupos organizados tratan de influir en la política del gobierno en todos los n iveles. estas actividades van desde la lucha por el congelamiento de las armas de destrucción masiva hasta el hecho de evi tar el cierre de u na escuela. La participación no convencional es aq uel la que atenta contra la ley y el orden establecido. por ejemplo la violencia terrorista y las g uerras civiles. A partir de estas defin iciones se pued e identificar el partido político como u n es pacio donde se desarrol lan formas de participación convencional. En cuanto a la participación política de las muj eres, res ulta signi fi cativo señalar q ue desde la perspectiva de género se argumenta que en e l momento de actuar en la política3 éstas se accionan como suj etos colectivos más q ue como personas individua les. es decir. actúan en forma de grupos, redes o asociándose. De la mis ma manera extienden la noción de la política a lo cotid iano e intro ducen la su~j ct i vidad en el quehacer polít ico .
3. Socialización y género
' Para Tarres .. El género tiene importancia en la definición de la política porque ademas de integrar a la mitad de la población a esta actividad. redefine su contenido incorporando asuntos que hasta hace poco se consideraban privados. También importa porq ue permite introducir nuevos valores y modos cultura les de hacer cosas que otorgan a la política un sentido más universal.·· ( 1998:3 1)
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l.os estudios tk género han construido un corpus de ideas que le han permitido convertirse cn una perspec ti va teórica. que busca exp lica r los hechos sociales, incluyendo la dircrcncia genérica. e n un cspacio donde con vergen e interactúan ho mbres y mujeres. Las dirercncias de género se aprenden a través dc un proct:so de sociali=ación. que es pecul iar a una sociedad en particu lar o a un período histórico y varía con el tiempo y e l espacio. Son las responsabilidades sociales. pautas d e comportamiento, valores. gustos. acti vidades, expectat ivas. creencias. entre otras . que el entorno asigna en forma dilcrcnte a hombres y mujeres. es decir. el modo de 4 ser hombre o de ser mujer en una cultura determinada. Gilberto Giméne:1.. basándose e n la visión de la cultura e ntendida como "'pautas de s ignificados .. argume nta que la cultura es"' . .. la dimensión simbólico-expresiva (habitus)) sus productos ma terializados en lorma de instituciones o artclactos . En términos má-; descripti vos. se diría que la cultura es el conjunto de signos. símbolos. representaciones. modelos. actitudes, valores. etcétera. inherentes a la vida social:· (J iménez. e n Rosales. 2000:27) Julia Flores t:n /,os mexicanos de los noventas ( 1996) en el apartado Comunidad. in5tituciones. visión de la existencia. identidad. ideología; señala que: Cada gr upo human o se da a s i mi s mo form as part icu la re s de organización de s us práct icas sociales . Esas forma s no s refieren a la c ultura , es to es. a la dimensión si mb ólica de los hechos soc ial es. la co mpren s ión compartida en que se basa la in teracción . La cultura remite a concepciones de l mund o. siste m a s de valores y un e th os que se encu entra vinculado intimamcntc con la interpret ac ión del en torno en el que hombre s y mujere s vive n o as p ira n vivir ; proporciona as i un conjunto de h er r am ien tas para la acción y dota a las prácticas sociales de sig n ificado . (Flores. 1996 : 79)
11. partir de la definición dada por Jacquelinc Peschard de sociali/.ación pol ítica~ se puede señala r que las mujeres aprenden e ' l.arissa Adler l.omnitz en el texto Hedes so<"tale.,·. <"llilllra y poder. linmyo de Antropología /.(1/tnrKtmenwna (200 1) afirma que: .. Entendemos por cultura como un lenguaje de comportamiento compuesto por la ..gramática ·· (la languc) y ..el habla.. (la parole). La gramática es el conjunto de categorías y reglas( . ~ . ) que representan la continuidad en la cultura, y el habla es su comportamiento lingüístico, el cual es por naturaleza variable. En este juego de continuidad y camhios. la gramática sería a la sociedad lo que el subconsciente al individuo: una estructura profunda. no visible. que se mam fiesta en el comportamiento de sus integrantes:· (Adlcr. 2001 :333) ' ...que hace referencia al lema del cómo, qué y cuándo aprende la poblactón acerca de la politlca. es un proceso de aprendizaje e interiorización de valores. símbolos y actitudes frente a la política. de larga duración y mucho menos directo. formal y cognoscitivo que el aprendizaJe escolar. Se trata de un proceso eminentemente cultural en la medida en que intenta insertar al 71
intcriorizan valores. s ím bolos y a~.:titudcs en sus fases de sociali::ación primaria y .\"i!cundaria. siendo la socia/i::ación primaria el primer espa~.: i o en ..:1 cual se inkrnalii'.a la difi.:renciación de roles y actitudes diferentes a las de los hombres. Se ~.:onsid;.:ra principalment;.: a la socia/i::ación secundaria como el proc;.:so en el que las mujeres adquieren actitudes y formas de participación en institucion;.:s tales como el trabajo. escuela. partido polít i ~.:o. etcétera. Y es en la entidad partido político en donde interesa estudiar las l(lrmas en que la mujer sociali;.a e internaliza a<.:t itudcs y creencias respecto a la ¡xllítica. de esta fi>nna. es primordial indagar en las caractcrísti~.:as que adopta este tipo d;.: soc i ali;.a~o:ión que es determinante en la participación polític</'. pero ;.:spcdficamc.:nt;.: las formas que adopta la sociali 7.ación y cultura política s;.:gún el enf(lquc de género. q ue bien puede ser participativa o no participali\ a. pero con eara<.:terísticas muy peculiares y di li::rcnciadas entre hombres y mujeres.
Definición de Género 7
Ls necesario entonces retomar la pcrspe<.:tiva de género para el análi sis de las actitudes. ~.:r;.:enc ias y valores d;.: las mujeres que son parte de las Clítes de los partidos políticos. pero ¿,por qw~ es pertinente incluir la perspectiva de gén;.:ro? Lo es porque. de acuerdo con varias autoras (es). el análisis de género puede contribuir a la creación del proceso cognosci tivo que permita una mirada diiCn:nte al a¡x)fte de mujeres y hombres a la sociedad; desde ;.:sta óptica se.: podrán identificar las relaciones de dominación y subordinación cntr;.: géneros. qul.! bien pu;.:dcn estar por ;.:m;ima d;.: las relaciones de equidad. igualdad. tolerancia y respeto que suponen una verdadera sociedad
Individuo en su sociedad al hacerlo partícipe del código de valores y actitudes que en ella son dommant.:s (l"omado de ""Cuadernos de divulgación de la cultura democráuca..dcl IFE .http:lldcccyec.lli:.org.mxfla cultura politica dcmocrat1ca.htm) •· ·· la participación politica tamb1én incluye actitudes pasivas. como asistir a ceremonias o actividades de apoyo. o prestar atención a lo que esta pasando en el gob1crno o en la política. De esta modo. podría considerarse una forma d.: participac•ón pasiva el hecho de seguir campa~as políticas a través de los medios masivos de comumcación. En forma similar. el interés por las actividades y decisiones políticas del consejo de la ciudad. de la leg1slatura estatal. o de una agencia lederal. podría clasificarse como participación pasiva.·· (Conway, 1988: 13) Aquí se considera t><trlt<"t¡>ttctú!l el hecho de seguir campa~as políticas a través de los med•os masivos de comunicación. interés por las decisiones políticas de los legisladores o el consejo de la ciudad. entre otras.
!"'-'"'"
' ··¡.a perspectiva de genero ha permitido evidenciar la ausenc1a de la muJer no sólo en distintos ;imbllos de la vida social y politica sino también en la teoría. Ello no es banal si se piensa que este enfoque. al ofrecer la posibilidad de transformar las relaciones de poder entre varones y mujeres. obliga a revisar una tradición intelectual que identifica la experiencia humana con la masculina... (Tarrés. 1988: 14)
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tkmocráti~.:a. Ll término género"<tiene má~ de cincuenta años circulando en d campo <.le las Ciencias Sociales. De acuerdo con Burlin y Melcr en el libro
Género y .fámilia: poder. amor y sexualidad en la construcción de la .m~jelividucl <200 1)
esta aceptación se remonta a:
la década de los 50s. cuando e l in vestigador John Mom:y papel de género lgender role J para descrioir el conjunto de conductas atribuidas a los varon.:s y las mujeres. l'ero ha sido Robcrt Stoller ( 1968) quien estableció más nítidamente la diferencia concep!Ual entre sexo y género. basándose en s us investigaciones sobre niños y ni ñas ( .. . ) La idea general mediante la que se diferencia sexo de género es que el sexo queda dctenn inado por la di fereneia se xual inscrita en el c uerpo. mientras que el género se relaciona con los s ignificados que cada snciedad le atribuye ( ... ) Así se puede hablar de fünna amplia de los Estudios de Genero para referirse al segmento de la producción de conocimientos que se han ocupado de este ámbito de la experiencia humana: las significaciones atribuidas al hecho de ser varón o ser mujer en cada cultura y en cada sujeto. ( Burin. 200 1: 19) ( 1955) propuso el térrn inn
1\ partir <.le estas detiniciones se asume que e l género es una culturaL la cual s e distingue de la definición biológica entre
~.:onst rueciún
hombres y mujeres: y. considerando lo señalado por 13urin. esta categoría ha variado a lo largo del ticmpo y de una cultura a otra. El género reficrc a las limnas históricas y socioculturales en que hombres y muj~:rcs interactúan y divi<.lcn sus !unciones: ror e llo ·· ... el género no alude sólo a las mujeres o a los hombres s ino quc se rctierc a las relaciones entre ellos y. en palabras de .loan W. Seo/l. a una relación primaria s ignificante de poder." (Muñiz. 2001 :28) l·: n este mismo trab(\jo de Elsa Muñiz titulado La cultura del j!énero en la era de la democracia. sdiala que para autoras como Martha Lamas y Shcrry Ortner. la perspecti va de género remite al orden simbólico 9 con que una cultura dada elabora la di terencia sexual . Todas las • Oiga L. 13ustos Romero en ~ u trabajo expuesto en el libro listudw., de ( iéncro y l·cmou.,mo l. retoma d concepto de Género propuesto por Beneria y Roldán ( 1987) lo define como: ·· ... la red de cre;:enc1as. rasgos de personalidad. actitudes. sentimientos. valores y act1v1dades diferenciadas entre homhres y mujeres. a través d.: un proceso de construcción social que t1ene una serie de elementos distintivos. Se trata de algo histórico, ocurriendo dentro de diferentes esferas macro y micro. como el Estado, el mercado de trabajo. la escuela, los med1os mastvos de comumcación, las leyes. la casa-lamilia, y las relaciones interpersonales: involucra también el conjunto de activtdadcs ¡¡uc. cuando son realizadas por los hombres, se les otorga mayor valor y status. Esto conduce a la lormación de jerarquías que. en la mayoría de las sociedades. es un componente intrlnscco de la construcción del género... (Oiga L. Bustos Romero, 2000:22) '' En este trabaJO también se argumenta que "Estas defi"iciones cuentan con el consenso de la comunidad académica y es innegable que cada una de ellas toca dimensiones fundamental es de la construcción genérica. Sin embargo asumir que el género es una relación jerárquica. que es una simbolización de la diferencia biológica, y que supone la diferenciación casi antagónica. de
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dclinicioncs antes mencionadas tienen en común la idea del género como una construcción social. es decir que se construye en la cotidianeidad ) es di rcrcntc en cada región ) cultura dependiendo de Jos valores. creencias y costumbres de cada espacio. La perspect iva de género permite observar la actividad política de otra mar1cra. tomando en cuenta las di lerencias de género entre hombres y mujeres. en este espacio Tarrés ( 1988) señala que ·· ... la observación de la activ idad pol ítica desde una perspectiva de género muestra que uno de los problemas más evidentes es la ausencia la discrim inación o la ralta de reconocimiento de las mujeres en esa esti.:ra relacionada con las decis iones que definen las orientaciones básicas dd desarrollo de la soc iedad:· ( 1988: 13) Esto no agota el tema de la política y el género. Género y Feminismo J·: J motivo de incl uir e l fe minismo en este apartado es para serialar a esta perspectiva como el cuerpo que compone y sostiene la explicación teórica del género en las ciencias soc iales y en sus disciplinas. Las teorías de género se sush.:ntan en bases del feminismo así como s u interpretación de los hechos sociales. Po r ello es importante resaltar qué se entiende por.feminismo. La expresión fem inismo tiene un signilicado genérico. Desde el punto de vista de Carrnc Castells en Perspectiva feminista en teoría política (1996) el propio término. ha sido utilizado casi desde su uso inicial en rrancés para referirse. genéricamente. al conjunto de grupos y personas que aspiran a me jorar la posición de las mujeres: ·· ... entendemos por femuusmo lo relativo a todas aquellas persona~ y grupos. rcllcxiones y actuaciones orientadas a acabar con la subordinación. desigualdad y opresión de las mujeres y lograr, por tanto. s u emancipación y la construcción de una sociedad en que ya no tengan cabida las discriminaciones por razón de sexo y género." (Castclls. 1996: 10)
En e l fem inismo se mezclan dimens iones diferentes teóricoanalíticas. prácticas. políticas. etcétera- que desde el punto de vista de Castclls producen pensamiento y práctica. (lb íd.: 10) Del pensam iento km inista. que tiene s u origen en los setentas, se desarrolló una teoría feminista 111 • la<; a portaciones de la teoría política feminista empezaron a ser los sujetos de género - fememnos y masculinos -, en la mayoría de los casos no nos habla de cómo se han moldeado las experiencias de las mujeres en relación con los hombres, ni de cómo se han estahlecido las jerarquías sexuales y las distribuciones desiguales de poder." (/híd. :28) '" ·· ... denommaremos t<:oría .fi:mtmslll a la producción teórica originada y enmarcada explicitamcnte en el contexto del feminis mo( .. )los ultimos veinticinco a~os han sido testigos de un gmn desarrollo en la teoría fem inista y de los estudios sobre la mujer. ámbitos y quehaceres en los que el concepto género y los enfoques teóricos a él vinculados han desempeñado un papel fundamental. El rcsult~do ha s ido una visión distinta. con la consiguiente aparición de nuevos 74
reconocidos por la lilosolla y teoría política en los años noventas. Por otra parte. algunos autores relevantes han discutido o han presentado con detalle las opiniones de autoras de esta perspectiva. Por ejemplo ·· ... David llcld. tanto en su taceta de editor de Polity Press. ( ... ) como compilador de los volúmcm.:s Political Theory Jóday y Prospects.for Democracy. ha concedido gran relevancia a las aportaciones de la teoría ICminista .. :· (lbíd.: l l) l.a teoría política lcm inista 11 se divide en tres grandes enloques. los cuaks solamente serán enumerados ya que en esta ocasión no nos ocupa de finirlas detenidamente: La teoría ICm inista liberal. la teoría feminista marxista } socialista y la teoría lcmini sta radical. La perspectiva de género logra diferenciarse de las teorías ICm inistas buscando explicarse no solamente la problemática femenina sino también la mascul ina: es necesario pcoriodizar cómo se dio el avance de esta teoría que aún cont inúa en reconstrucc ión. La condición social de las mujcrcs ya había sido tratada desde la antigüedad. s iendo Platón y Aristóteles los primeros en tocar el tema. relegando a la mujer a un rango de inferioridad con n.:spcclo al hombre. No fu e sino hasta después de la Revolución Francesa y la Ilustración --con los valores de la modernidad expresados en los términos igualdad lihertad y fraternidad- que las mujeres empiezan a reclamar sus derechos corno ciudadanas. A mediados del s iglo XX. los electos de la moral victo riana. que tie ne una gran repercusión e n la polít ica. rel igión y ciencia de Europa. ali.:cta la lucha de la reivindicación de las mujeres. En este periodo se concebían representaciones sociales de las mujeres como madres. esposas y vírgenes. Para Principios del siglo XX. el ambiente intelectual estuvo inmerso en las idea<; de la igualdad de derechos de las mujeres. y fue en este periodo donde adquirió mas fucr;.r.a el movimiento de las mujeres por el voto. el cua l inició a finaks del siglo X IX y al mismo tiempo surgía otro movimiento contrario a l sufragista: Burin y Meler señalan que: " Junto con ese movimiento s urge otro contrario. que insiste en confi rmar a la mujer en e l contex to lamiliar. y asociarla a la maternidad y al rol de esposa y de ama de casa. Esta posición fue refrendada por algunas de las Ciencias Sociales que comenzaron en esa época a anali zar la dife rencia sexual (Sociología. Pedagogía. Antropo logía).·· (lbíd.: 23) 11. mediados de los años sesentas. en los países anglos¡¡,jones surge la segunda ola del movimiento feminista. como se señaló arriba la sulragista es la primera con antecedentes importantes en Simone de Bcauvior ( 1957). en U segundo sexo: ··Las principales críticas de aquellas feministas se orientaban en buena parte. a lo que consideraban rasgos de la opresión patriarcal. en particular la sex ualidad femenina enclaustrada en la estera
programas de investigación en numerosas disciplinas, desde la historia, la antropología o la critica literaria hasta las relaciones internacionales y, naturalmente( ... ) la filosofia y la teoría política·· (lhíd. : 10-13) 11 Véase en Castells. Carme (compiladora) ( 1996) f't:r.I(HXI!Va.\·.temmlstu.,· en teoría po/í(lca. Editorial Paidós. España. Pp. 2 1·25
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familiar) ~.:n la función reproductora. y consideraban a las mujeres factores de estabil idad social a través di! su inserción en la familia ... (lbíd.:23.24) En estos años. en los Estados Unidos de Nortl!américa. rrim:i palment~o:. ~.:mergicron nuevos mov1m1entos sociales 12 • que se caracterizaban por hacl!r una c rítica al autoritarismo. Desde el punto de vista de Burin. el li.:minismo de esta época logró avanzar en sus luchas contra la desigualdad social logrando scrarar en e l imaginario colectivo sexualidad de maternidad. Para los años 70s e l feminismo critica el sistema políti co y reivindica la diferencia. En esta etapa algunas corrientes feminista.~ radicales sostenían que las mujeres eran un grupo socia l que padecía condiciones s ignificativas de opresión en la sociedad patriarcal. l.l Durante estos años se come1v.aron a instalar en varios países los primeros centros o departamentos de l·:stud ios de la Mujer. estos estudios SI! propon ían responder interrogantes relacionadas con el cómo entender la diferencia entre los sexos y sus imrlicacioncs sociales. además de indagar en las teorías vigentes y la manera en que éstas permiten comprender esas diferencias. o bien. la reproducción de rrcjuicios y estcr~.:o tipo s cu lturales. entre otras tantas interrogantes. La presencia de' los Estudios de género cada vez presentaban una mayor rroduceión de trabajos preocupados por estas temáticas. Desde e l punto de vista de Burin y Me ler (200 1) en los años ochentas aparece una corriente más abarcadora que incluía no solamente estudios relacionados con las subjetividades de la feminidad sino que esta nueva corriente incorpora la otra contraparte. la masculinidad. esa nueva corriente buscaba: .. . nuevas fonnas de construcciones de sentido, tratando de avanzar en las relaciones en/re mujeres y hombres. con lo cual surgen los estudios de género. De fom1a paralela. un número aún reducido de hombres comenzó a cuestionarse sobre la condición masculina, esto es cómo la cu ltura patriarcal deja sus marcas en la construcción de la masculinidad, afectando sus modos de pensar. de sentir y de actuar.
(lbíd)
Los estudios pasaron a ser más incluyentes. tomando en cuenta las di fcrcncias entre géneros. Estos estudios rompen con la trad ición de los 11 De acuerdo con Burin y Meler .. Denlro de estos mov1m1ento., sociales se deslacan el de los Jupf>ies (pacilistas). el de lucha contra la discriminación racial (negros) y religiosa (judíos), y el de las fcmimstas .. (lhid.. -:!.4) " .. KaJe MIIICII ( 1970). en su libro l'o/itlm sexual, establece que el palriarcado es un sistema
político que tiene como lin la subordinación de las muJeres. La familia seria la encargada de esta tarea, cuando la política estatal no es suficiente. También en esta década surge el feminismo de la diferencia (Luce lrigaray, Annie Leclerc. 11. Cixous, Julia Kristeva), que sostiene que ser diferente es lo que enahcce a las mujeres: su irracionalidad, su sensibilidad y su sensualidad se ubicarían por encima de los valores de las mujeres ..... (lbid)
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estudios feministas liberales y radicales. los cuales solame nte se centraban en los estudios de la mujer dejando de lado las su~j eti v idades masculinas: el o~jctivo de los estudios de género es: ·· ... ofrecer nuevas construcciones de sent ido para que hombres y mujeres perciban su masculinidad y su kminidad. y reconstruyan los vínculos entre ambos en términos que no sean los tradicionales opres ivos y discriminatorios. todo ello basado en que el análisis de los conflictos de los nuevos vínculos entre los géneros contribuirá a establecer condiciones de vida justas y equitativas para ambos·· (200 1:26) Considerando los o~jctivos de los estudios de géncro 14• se puede decir que hacen una crítica a las concepciones modernas acerca de la construcción de lo ICmcnino abandonando así las explicaciones generalizadoras sobre las condiciones masculinas y femeninas. esto supone a su vez. la separación entre act ivismo político (feminismo) e in vestigación científica (estudios de género). Por otra parte. esta perspectiva tiene poco interés en las teorías sociales abarcadoras ya que los estudios se han vuelto más locali:::ados y orientados temálicamente (lbíd.). La perspectiva de género es acorde a las ideas posmodernas 15 poniéndole fin a las grandes narraciones explicativas de problemáticas universales. Estos estudios han coincidido con la idea posmodema de la diversidad. conservando también bases de la crítica social con que ini ciaron las primeras explicaciones de la condición femenina. Los estudios de género critican los discursos de la modernidad ya que los considera dualistas. universalistas y totalizadores. Por último. de acuerdo con Burin y Mclcr los estudios de género proponen: ..... tomar como punto de partida el análisis de las prácticas de la vida cotidiana, de lo personal . de las s u~j etividade s :· (200 1:28) A partir de la diferenciación hecha entre estudios feministas y estudios de género. queda claro que la segunda p~:rs pecti v a podrá explicar m«jor la~ subjetividades de las mujeres dentro del partido político.
"Que se centran·· . . en investigaciones concretas y especificas. con metas limitadas A partor de los años ochentas los Estudios de Género han criticado las suposic iones de la dependencia femenina universal y su confinamiento a la esfera domestica, que constituirían extrapolaciones no siempre ciertas a partir de la experiencm de mujeres blancas. de sectores medios y de medios urhanos.·· (lhit/. :27) ' ' En la< imdtnún po.,lmoderna. Jean- Fra ncois Lyotard ··simplificando al máximo, se tiene por f"J\Imoderna la incredulidad con respecto a los metarrelatos."' (Jean- Francois Lyotard, 1990. 10)
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Conclusión Los estudios de cultura política son cada vez más importantes en los estudios de política en general. las subjetividades de fin en muchas veces los camhios po líticos que viven las sociedades. Pero un estudio de cultura polít ica. no podriu considerarse completo de no tener en cuenta las dif"crencias entre los géneros. poniendo especial énf"asis en las concepciones culturales que sobre la política tienen las mujeres. actores --o má~ bien actrices- cada ve7 mas importantes} definitorias de la po lítica en todos los sentidos. La partic ipación política. tiene en las mujeres un factor c ruci al en su orientac ión actual. por eso es imprcscindihlc incluir estas diferencias en los estudios políticos.
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LA JUVENTUD COMO CONSTRUCTO y los jóvenes como actores sociales
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Ramón Ismael A lvarado Vázquez•
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··f:nlusiasta y osada ha de ser lajuvenlud. S in enlusiasmo no se sirve a hermosos ideales: sm osadia no se acometen honrosas empresas. Un joven escéptico esrá muer/o en vida. para si mismo y para la sociedad. Un enlus¡asla. expues/o a eq111vocarse. es preferible a un indec1so que no se equivoca nunca. El primero puede acerlar: el segundo. jamás··. José lngemeros. RESl iMf.N
ll istóricamcntc la juventud ha sido señalada como un sector social que no produce. Tal señalamiento ha derivado en que los jóvenes sean observados como datos c:stadisticos para los que asisten a la escuela y los que no asisten a ella son anali7atlos como los causantes de problemas sociales. drogadicción y alcoholismo. Ls por ello que. con base en estudios prev ios sobre los jóvenes. este trabajo tiene como objetivo el presentar otra tbrma de analizar el proceso de construcción de la identidad. sustentándolo en las transformaciones sociales de la modernidad y las instit uciones como la escuela y la fam ilia.
• CatedrátiCO de la Facultad de C iencias Sociales.
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Palabras clave: identidad. intimidad. mismidad. actor social. construcción social Es indiscutible que el concepto de juventud ha cvolucionado con l(lrmc al desarrollo del capitalismo y las transformaciones del mcrcado. In cua l ha derivado. además. en que los jóvenes sean apreciados como actorcs sociales. De antcmano aceptamos que existen muchos trabajos y otra~ tantas tcorías quc sustcntan cpistcmológicamcntc los estudios de la juventud. pero también rcconoccmos que es necesario articular categorías y conceptos a esos trabajos ya elaborados para ori9ntar las investigaciones hacia un campo variado de disciplinas que promuevan sustenten nueva<; investigaciones .. Con fines metodológ icos planteamos estudiar a la juventud como una construcción social y a los jóvenes como actores sociales que nos ofrecen la posibilidad de estudiar las dimensiones de identidad y de intimidad para explicar este campo de construcción epistemológica y social. Por principio. los reconocimientos son forma~ de distinción y los jóvenes han buscado la f(>rma de distinguirse y ser reconocidos históricamente ante la autoridad del padre. de la escuela y el Estado. Entonces. la identidad es un reconocimicnlo social y cultural que se mani ficsta con las representaciones sociales. Luego. la intimidad es el reconocimiento individual de la identidad. Justo es remarcar que gran parle de los problemas que enfrentan los jóvenes se derivan de la ausencia de reconocimientos que tienen corno actores sociales en la familia en la escuela y en la sociedad. Esta falta de reconocimientos. que de manera incisiva define y conceptual iza a la juventud. son más bien parte de las visiones del mundo de los adultos en las que podemos encontrar diferentes perspectiva<> para entender a esta etapa de la vida; por un lado. el plano de lo psicológico. que la define corno una etapa de desarrollo biológico y la aparición de crisis interna<> y conductuales que colaboran en la transición y construcción de la identidad. que cuestionan la autoridad de los adultos; pero por otro lado está el plano de lo sociológico o construcción social del concepto juventud y la construcción de los jóvenes corno actores sociales. En el plano sociológico se han diversificado los paradigmas de estudio de la juventud y los jóvenes. Sin duda el estructural funcionalisrno :r el marxismo son los que más han aportado elementos para su análisis. particularmente cuando han tenido que luchar en contra de las interpretaciones ideologizadas y especulativas que tenían la mayor parte de los estudios empíricos. que tornaban corno resultado los datos estadísticos sobre los actos violentos o de rebeldía. Existe el extremo de las interpretaciones en este campo ya que para Guzmán se ha dado especial énfasis y un exagerado apoyo a la visión cultural para interpretar a la juventud; en cambio Ortega y Gasset plantea que la<; ciencias sociales han podido diversificar el objeto de estudio a partir de la connotación del concepto de joven que se identifica no sólo con la edad. sino
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por ser miembros de una misma generación en una cultura y en transformaciones ideológica-;. El mercado ha s ido otro factor im portante para la visión y estudio de la juventud y los jóvenes. Gracias a su ino~j etab l e influencia se han visto modificadas las acciones de los jóvenes. Estos elementos que forman parte de la mod~.: rnidad han dado cobcrtura para la di versi fi cación de análi sis y paradigmas que no sólo se sustentan en lo teórico. sino que también en las experiencias y condiciones históricas de la política que contribuyen en el susll.:nto de este campo de investigac ió n (Giroux: 1996.146) Esta cobertura dc estudios y las nuevas visiom:s de lo social no han cambiado de man~.:ra sustancial en la forma de señalar el papel de los jóvenes como a~.:tores ya que en la edad media. al igual quc hoy. se lcs manipulaba por los que dctcntaban el poder pol ítico . no tenían voz. no participaban so<.:ialmcntc. se señalaba s u edad para el a<.:ccso al mundo de los adultos y só lo se preparaba a los hijos de los nobles para la sucesión dd poder. (Bourdicu: 1986.18) Para los adultos de la época referida. los jóvenes pasaban por un estado de irresponsabilidad. sin com promisos y s in derechos. Esta forma arbitraria de definir la edad. la condición social y la política dt<ia de lado las exigencias. las necesidades y demandas de los j óvenes; dE:<ia de lado el estudio sobre la influencia del poder y la autoridad. deja de lado la lucha generacional por tomar un lugar en el mundo de los adu ltos. El siglo pasado ha sido importante para la visión y evolución del análisis de la juventud. esencialmente porque han tenido que man i restarse para que se les cons idere como obj eto de estudio relevante. Estas manifestaciones de incon fo rmidad se producen porque las acciones de los jóvenes son siempre. en parte por necesi dad. reacciones a los estereotipos sosten idos rrentc a ellos por sus mayores. ( Erikson: 1997. 161) Las expresiones de los movimientos sociales que han abanderado los jóvenes y la relación que se integra con su proceso de desarrollo nos lleva a definir la juventud como una etapa corta que se ha vivido. pero que antropológicamente representa un estado de desarrollo donde se empiezan a mani testar las inquietudes sociales. como la identidad de la que habla Erikson y las representaciones socia les propia~ de s u edad que los distingue de los adultos. Gesse l co incide en este aspecto de la adolescencia y señala de alguna forma el sentido que se empie7.a a manifestar mediante la libertad personal. la autoconciencia la autonomía y la mt<ior adaptación personal social ha alcanzado un equilibrio y una integración de orden superior. Con la máxima " no conties en nadie que tenga más de 30 años ... de .lerry Rubín. cofundador en USA del Partido Internacional de la Juventud. algunas de las inic iati vas o expresiones transformadoras se convirtieron en verdaderos movimientos y símbolos de luc ha corno el mayo del 68 en París. las manifestaciones en las universidades de Kent y Berkeley. en Estados Unidos. el movimiento estudiantil de México y el emblemático rock. que encontró su catedral en el Festival de Woodstoek en 1969, fue asumido por 82
' los jóvenes a ni\'cl mundial como un signo de identidad; son manifestaciones de esa inconlimnidad. r ero no como una condición natural de rebeldía ror la rebeldía. sino como cxrrcsión de ese dolor social que se reviva de ser ignorados en sus demandas. En sus ansias por ser parte de la agenda nacional. Más recienll.:mente. el Punk y las tribus de juventud en toda América Latina y España con las pandillas e. incluso. acciones autodest ructiva~ como las droga~. rerrescntan distintas formas de reaccionar a esta exclusión bá~ ica que se agrava con otras excl usiones: las del mercado. el dcscmrlco. la >.cnolobia. el machismo. la homof{lbia etc. Valcn7ucla Arce ( 1993.466) ident ifica los dilercntcs gruros de jóvenes que se han configurado en los últimos cuarenta años mediante movimientos juveniles originados a partir de sus rasgos identitarios. Entre ellos. podemos incluir a quie nes se identifican con elementos étnicos. por ejemplo: En Estados Unidos: (r achucos. cholos. lowriders. gans de negros. chinos. puertorriqueños); movimientos transclasistas (rebeldes. hi prisrno. beatniks. skinhcads). y movimientos constituidos por jóvenes robres ( r achucos. cholos runks. chavos banda). 1.os mo vi mi entos sociales. las cxrrcs iones identitaria~. el mercado y las transf(lrmacioncs de la<; ciencias sociales son elementos que colaboran rara defi nir a la juventud considerando la pertenencia de c lase o sus opciones de consumo que inlluyen con el mercado y los medios de comun icación. Esta clásica conecrción de la modernidad reciente forma parte' de los momentos actuales con los que se cxrlica la sociología. La constitución del r ensamicnto social y del contexto. que han propuesto las orientaciones del mercado. co laboran para explicar que la juventud es una construcción social determinada por diiCrcntcs condicionantes. entre las cuales destaca la adscripción de clase. de grupo social y espacio lisico: esos elementos establecen las profunda<; diferencias que ..:scondcn l a~ unidades promedios y las dilc rencias sociales. Lajuvcntud como construcción socia l nos ayuda para estudiar a los jóvenes como actores sociales y sus reconoc imientos corno grupos o sectores que demandan atención; por esa razón nos permitirnos detinirla también como una especie de moratoria en la cual se permite a los jóvenes preparase cultural y emocio nalmente. ensayar. buscar y cometer errores. Para G uzmán ( 199 1: 10) lo que define el ser joven. en una primera insta ncia es el tiempo de vida que un sujeto ha vivido y la etapa de desarrollo lisiológico en la que se encuentra. La construcción social de la juventud es una condición de reconocimiento o estudio de la identidad condicionada por di ferentes cxrrcsioncs que van desde los movimientos sociales hasta las visiones del mercado. mie ntras que anali zar a los j óvenes corno actores sociales nos rcrmitc configurar el estudio de la intimidad o análisis de sus crisis de desarrollo que se controntan con las crisis sociales que viven y que se expresan mediante la~ agrupaciones de jóvenes. la controntación con la
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autoridad porque no son escuchadas sus demandas ni entendidas sus crisis de dcsarro llo. Los jóvenes como actores sociales La modernidad reciente identifica y reconoce a la juventud a partir de la visión del Ml!rcado. El mercado SI.! ha apoderado del muticulturalismo y de los géneros dl!l mismo modo qul! de la cultura _juvenil en gcnl!;al. no sólo de los sl!ctorl!s o condicionantes del mercado. sino como fuente idcntitaria dl! reconocimientos sociales y contradicciones en las expresiones de los jóvenes. Estas dilácntcs posibilidadl!s de acceder e identificar a los estudios dc los jóvcnl!s constituyen la diversidad y evolución del pensamiento social rara ddin ir los nuevos moddos de objeto de estudio que han emergido en las ciencias sociales como producto de la aparición y transformación de las convivc111.:ias que la modernidad ha impuesto. Mead( 1993:26) a principios dd siglo XX. rlantca la necesidad de hacer estudios sobre los jóvenes desde la antropología ) rropone que este tipo de trabajos toman relevancia cuando se cmp ic:~.an a obscn ar qul! las actitudes son dependientes del ambiente social la rebelión contra la autoridad. los interrogantes lisiológicos. e l llorecimiento del idealismo. el conflicto y la lucha. son atribuidos a un periodo del ambiente lisico. Esta fórma antrorológica de estudiar al adolescente trata de buscar los elementos de la construcción de la intimidad y distinciones particulares de los jóvenes. Estas formas de identificar al joven. son lormas de estudiar la intimidad o autorreconocimientos. son formas de análisis sobre la distinción y construcción social de la identidad. Son elementos que. además. colaboran en el estudio dd espacio de construcción interna. donde aparecen nuevas inquietudes. nuevas lormas de mirarse y mirar a los demás. Precisar el periodo cronológico sobre la edad del joven ) d adolescente es cuestionar desde diferentes ángulos sobre la etapa de la juventud precisamente porque se ha hecho muy relativo el periodo de esta etapa del sujeto. !lace tres o cuatro siglos una persona de 25 años era una persona plenamente madura y repleta de responsabilidades. En contraste. en la actualidad. una persona de esa edad es considerada, con pleno derecho a ser y pensar como un joven. (Pérez: 1996. 198) En el siglo XIX hablar de los jóvenes era mostrar sus debi lidades como etapa de desarrol lo biológico. lo cual implicaba una manitcstación de rebeldía para la sociedad. es interesante la forma de describi r al joven de esta ctapa(Geovanni Levi: 1996.19) Que el mundo es al revés de lo que debería
ser ya que el joven no tiene otro criterio si no los de la naturale;:a y. por tanto es un jue:: competente. ju::ga siempre e inevitablemente lo falso como verdadero: las di/iciles relaciones entre las nuevas generaciones. que han crecido en el entusiasmo del primer Romanticismo. y la frustrante experiencia del mundo de la restauración. que en esencia excluye a los jóvenes de cualquier papel operativo.
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En una etapa más reciente. particularmente en octubre del 68. al j oven se k sitúa en momentos de cri sis soc iales a los cuales se le atribuye intenciones como el tratar de desestabilizar a un sistema social. cuando en realidad lo que buscaba era rebelarse en contra de la autoridad. la imposición de ciertas normas establecidas así como el reconoci miento de su condit:ión como actor social; Estas manifestaciones contra lo establ ecido y la autoridad se originan por la búsqueda de los rccono<:imicntos e identifi caciones sociales. es por ello que los jóvenes de los sesentas experimentaron nuevos elementos para maní restarse y proponer un nuevo modelo de visión social que les permitiera idcnti!icarsc hada dios mismos distinguiéndose de los adultos. ··1 .as nuevas necesidades son evidentes por sus diferentes revo luciones que fueron desde la músi<:a popular y revueltas estud iantiles, ha'>ta la enorme explosión en sus manili:stacioncs artísti<:as y populares··. (Fcmándcz Enguita: J'-)92.36) 1,a importancia del reconocimiento de los jóvenes como actores sociales implica explicaciones convergentes con los nuevos modelos del pensamiento social. estas explicaciones se sitúan en la concepción de la modernidad que considera como dimensión de análisis a la rc tlcx ividad (Giddem;: 1997.43 ). la cual está vinculada c1c manera inmediata. wn la construcción social y el reconocimiento de ser joven como actor social. Las inquietudes de Giddcns saltan a la vista como preocupaciones sociales y epistemológicas ya que trata de buscar la inclusión constante del conocim iento a las circunstancias de la acción que analiza o describe una serie de inseguridades y que se suman al carácter circular de las pretensiones de los conocimientos postradicionalcs. En este sentido, el conocimiento cobra importancia ya que constituye la variable en la explicación de las nuevas formas de organi;r.ación social y económica. El joven como actor social se encuentra en esa dinámica donde se construye y distribuye el conocimiento actual, es por ello que Tcdcsco( 1996:75) señala que ya se ha transformado en un lugar común la atirmación según la cual los recursos fundamentales para la sociedad y para las personas serán la información. e l conocimiento y las capacidades para producirlos y man~jarlos. Los actuales escenarios de la era de la información se articulan a las acciones de los actores sociales que actúan mediante las condicionantes de la modernidad. Estas condicionantes de la modernidad han definido y planteado desde diferentes concepciones el pensamiento social; por un lado llabcrmas la plantea desde la teoría de la acción comunicativa. En e lla presenta un programa global filosófico-sociológico y de investigación de carácter emancipatorio, mientras que Lyotard lo plantea como un problema de mctarrelatos donde alude al contexto de los proyectos globales que tiene función legitimadora y cuya eventual realización es condición de su fracaso y la idea de abandonarlos también evoca el olvido de la represión y no tanto
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supcrac1on: alude a la decadencia o declinación de la confianza que se e~pcrimcntaha con rdadón al progreso general de la humanidad. Estos nuevos escenarios que ha construido la modernidad colaboran en el reconocimi ento e identidad de los jóvenes. Por supuesto que uno de cll1lS son las instituciones sociales. donde encontramos a la escuela. Según (iiddcns. las instituciones modernas difieren de todas las formas anteriores de orden social por su dinamismo y el grado en que desestiman los usos y las costumhn:s tradicionales externas. La modernidad altera de manera radical la naturaleza de la vida social cotidiana y afecta a los aspectos más personales de nuestra ex peri encia. Los cambios que provoca se entretejen con la vida individual y. por tanto. con el yo. La escuela es una institución que tiene un compromiso social. pero el mercado k ha ganado las funciones del cultivo de la identidad. La t(mna más natural con que se identifica a los jóvenes que asisten a la escuela es la de estudi ante. Este reconocimiento de identidad ha permitido a los jóvenes acceder al conocimiento y a constituirse en un grupo que también pueden demandar y exigir otros reconocimientos de funci ón social.
La identidad y la intimidad como forma de estudio de los jóvenes El joven es parte de esa evolución social por lo tanto tenemos que analit.arlo en la perspecti va de la sociedad en su conjunto para realizar estudios de su estructura social. desde la perspectiva de la sociología que es. hasta este momento. la que ha logrado dar un mayor alcance disciplinario al explicar la problemática juvenil como conductas y acciones sociales en la medida que incorpora en su análisis aspectos de otras di sciplinas y articu la los estudios de los reconocimientos con los autorreconocimientos. Parte de los reconocimientos con los que identifican al joven de la modernidad son los que Attali ( 1990.27) ll ama objt!los nómadas. por la constante trans formación que decide el mercado. Por un lado. el objeto nómada. factor de libertad y de autonomía individual. es a l mismo tiempo !actor de rebelión. ya la música y la imagen. para decirlo en pocas palabras: el clip. hacen aparecer modelos con que los jóvenes sienten deseos de idcnti licarse. Vestido con unos tt<ianos. calzado con zapatillas de lona. unos auriculares en los oídos. la mochila en los hombros. el joven. o lo que sea. se quiere sent ir nómada. La distinción de ser joven lo lleva a tener una identidad misma que es un sentimiento de mismidad. que toma relevancia cuando se estudia desde el espacio íntimo donde se cultiva la cultura íntima. que es un elemento donde los s~jetos sociales construyen la articulación de un ser social a través de la construcción social de la intimidad. (Tapia: 1997. 153) Dice Tapia ( 1999) que los jóvenes viven su propia crisis aunada a la que vivimos los mexicanos como nación en una dimensión social que los hace decidir sobre su identidad e intimidad. aspectos relevantes que se van a analizar en este trab~jo ... La crisis que viven los jóvenes en su desarrollo hace 86
d..: ror si n..:ccsaria su participación socia l para comprender una realidad que les ha sido heredada en resolver sus probl emas de construcción de identidad y d.: s u intimidad. La crisis que se vive en Méx ico también es una cri sis de participación. dada la enorme transició n política que vive el país. hace aün más necesaria esta participación social de los jóvenes en el proceso de construcción y solución d.: sus problemas de identidad e intimidad·· El problema de las crisis propias de los jóvenes ha recaído en la lucha interna 4uc ha tenido en contra de la autoridad manifestándose a través de la violencia. situación que anteriormente no representaba un obj eto de estudio para los investigadores de las discipl inas sociales. pero que a partir de los años treinta se hace necesaria su observación; Mead dice que los estud ios los reali zaban partiendo de la idea de que las causas de sus contlictos eran atribuidos a procesos de angusti a:; y al periodo atravesado por los niños. La adolescenc ia era caracterizada como e l lapso en el cual florecía el idealismo de la rchdión contra las autoridades. periodo en 4ue las dificultades y antagonismos eran absolutamente inevitables··. (Op.Cit. 1993.24) Las reacciones de rebeld ía son una necesidad interna un impulso de su intención de que se les reconozca como sujetos sociales con identidades propias donde a~umcn rol es diferentes a los de los adultos. es por ello que el joven trate de luchar contra la autoridad y esta en primer instancia puede ser la del padre y la de la familia propiamente dicha. Identificar al joven como rebelde sign ifica situarlo en problemas de crisis tanto individuales como co lectivas. Estas. según los especialistas. nacen como problemáticas de una dimensión a partir de los cincuenta. que se acentúan en los sesentas como form a de expresarse y expresar ese dolor social. La identidad del mercado y los jóvenes como modelos de la mundialización La construcción social de la juventud se incorpora a las acciones que el joven ha realizado como actor social en la modernidad reciente y que de alguna manera lo identifican por su fo rm a de actuar. es por ello que los adultos han reaccionado mediante actos represivos y no con la búsqueda de soluciones para entender su problemát ica. Al respecto. Erikson plantea que las acciones de los jóvenes son siempre, en parte y por necesidad, reacciones a los estereot ipos sostenidos frente a ellos por sus mayores. 1,a construcción social de la imagen del adolescente global sobrevuela el planeta como una alucinación e uforica de las empresas. Dicen Kle in (200 1)al estudiar la influencias de las marcas en los jóvenes que estos niños insisten en decirnos, que no viven un lugar geográfico. s ino en un espacio mundial de consumo. conectados desde sus te léfonos móviles con bloques de noticias de Internet; los reúnen los Playstations de Sony. los videos de la MTV y los juegos de la NBA. A pesar de las diferencias culturales. los jóvenes de clase media de todo e l mundo parecen vivir en un uni verso paralelo. Se levantan por la mañana y se ponen sus Levis y s us 87
Nike. y sus Cl) Sony y se man:han al colegio. Con la aparición del sector lkmogrúlico juvenil aparecen como una de las mayores oportun idades de comcn.:iali1.ación de todos los tiempos; los jóvenes y también aparecen los modelos sociales o idcntilicaciom:s de grupos que permiten estudiarlos como grupos idcntitarios o sectores sociaks. Desde la sociología. el término joven se puede idcntilicar como una especie de moratoria en la cual se permite a los jóvenes prepararse cultural y emocionalmente. ensayar buscar y cometer errores propios de sus crisis de idcntidad atribuyendo gran parte de la confusión existente a una especie de subnutric ión ideológica que es particular del joven estudiante. Tapia dice que esta etapa se encuentra fuertemente ligada a ciertos períodos escolares. Ya que se puede pensar que se es jfrvcn cuando en realidad se es adolescente. 1·:1 rasgo mús común 1e los jóvenes es de ser estudiante en la ciudad por lo cual al joven estudiante se le coloca en un lugar específico dentro de una estructura social: en una situación de privilegio con respecto a los que carecen de oportunidades para estudiar. ya sea porque no cuentan con recursos económicos para hacerlo o porque no tienen acceso a las oportunidades que las grandes ciudades pueden ofrecer. Es por ello que la representación social del estudiante suele ser amhivalente ya que tiende a valorar positivamente su status desde el punto de \ ista de la preparación profesional y de la posesión de conocimientos de alto nivel. o bien. de reali zación de actividades socialmente aceptadas como e l estudio de una carrera (Guzmán: 1994. 14) El joven estudiante construye su intimidad con elementos propios y que lo hacen ser diferente lo cual es propio de su identidad. esa cuestión se concibe como el signilicado real del sujeto en su entorno. La mejor forma de comprender la ider:tidad es entenderla como un proceso que se construye en varios niveles de la praxis. en ritmos temporales y en varias escalas especi ales (Físicas. simbólicas. culturales. sociales) donde se dan cita a su ve;~. diversas lógicas y tipos diferentes de relaciones sociales. siendo la representación que el sujeto tiene de todo este proceso fundamental al mismo.
Conclusiones La identidad varía no sólo con la edad sino también en e l espacio social cu ltural e histórico donde se desarrolle el sujeto. Para Lomnitz ( 1995:24) analizar la cultura íntima y e l papel que juega la identidad es lo que se ha venido manitcstando en el análisis de la cotidianidad y es parte de la producción y reproducción de los espacios sociales donde se originan las prácticas individuales. cada individuo es un actor social cuya identidad y orientación práctica se forman en relación con los espacios donde fue socializado. tales como la casa la calle. la iglesia etc. Entender la identidad en un contexto en particular es comprender el papel de una dimensión social y espacial; esta se puede analizar con la 88
n.:lación de los jóvenes donde se cultiva la cultura íntima. que colabora en la construcción de espacios mentales. que es el espacio íntimo y que se m a ni fiesta con los elementos emocionales. Para Erikson esto se puede c:-.plicar desde la dimens ión comunitaria en la que un individuo debe de encontrase asimismo. l·: n ese mismo contexto. pero en el plano de lo antropológico. .1 im~ne7 ( 1993: 24) p lantea que es el punto de v ista de los actores que para el es tudio son los jóvenes. S u identidad la trasladan acerca de su unidad y sus fronteras s imbólicas respecto a su relativa persistencia en el tiempo: así como en su entorno de ubicación en el mundo. t.a cul tur a y el espac io social son factores determinantes en la co n s trucci ó n de la idcntidad . para el caso de los j óvenes va aunada a la cosmovisiún particular· quc re presentan la cultura intima y e l c~ pacio íntimo donde se desenvuelven . Esta intimidad está cada vez m ás unida a los cambios vertigino sos qu e vive la socieda d y ello no s tra s lada a analizar al yo como parte de su identidad personal Ciiddc n s nos explica esto s ca mbi os como prod ucto de la s tran s formaciones de identidad y la mundialización que so n dos polos de la dial cc tica de lo local y lo universal en l as c o ndiciones de la modernidad reci ente. En otra s palabras. dice Giddcns. lo s cambios en aspectos íntim os de la vida personal están directamente ligados al establecimiento de vínculos sociales de alcance mu y amplio ... EI grado de distanciamiento espacio - temporal introducido por la modernidad reciente se halla tan extendido que. por prim era vez en la historia de la hum anidad. la iden tidad, la intimidad y la "s ociedad" están interrelacionados en e l medio mundial. Entender el plano de ubicación de construcción de la identidad del sujeto. nos lleva a relacionar la ubicación espacial de los actores en la forma de cómo se percibe el mundo por parte de los adolescentes. esa form a de percibir el mundo se observa cuando la identidad, la relaciona con su cosmov isiún que vie ne s iendo la percepción de los aspectos existenciales y cognitivos donde existen ritos y creencias es para los sujetos la concepción de las culturas. sociedad y s ujetos. La cosmovisión contiene las ideas de un pueblo y los valores; que son fundamentales en la construcción de la identidad.
La mundialización que ha impuesto cambios en las visiones del P.lundo. articulada a las condicionantes del mercado, han permitido que los estudios de la cultura y el espacio social nos expliquen la construcción social de la juventud como una línea importante de investigación en la ~ ciencias sociales. Esta línea de investigación nos ha permitido sustentar las acciones de los jóvenes como actores sncialcs en la identidad y la intimidad.
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MIGRACIÓN Y CULTURA: Caben dos patrias en el mismo corazón. Por Arturo Lizárraga llcmándcz."
"!'ara quien d1ce que soy un malinchisla Y que lraiciono mi bandera y mi nación Para que rompa con mi canto la.fronlera Le.~ voy a abrir de par en par mi cora=ón. (11./is dos palrias. canción de Los Tigres del Norte).
Debido a la influencia en e l orbe cada vez más contundente de los
mass media y a las cond iciones que facilitan la ida y vuelta de humanos. bienes materiales y s:mbólicos. los rasgos culturales especílicos de las re¡{iones socioculturales se hacen cada vez más diliciles de asir. Vivimos. hoy en día. en un mundo confuso. un mundo de economías y signilicados culturales cruzados o intersectados. "Ya nada es como antes" en t:l estudio de la cultura. se podría decir. pues están desapareciendo las fronteras establecidas entre lo rural y lo urbano. entre el centro y la periferia entre los Estado-Nación.
• Coordinador de la Maestría de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
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1.u aldea global cs. cada vez más. una realidad. Sin entrar en discusión sobre lu paternidad del l:onccpto ni sobre las causas que pro vocan el ICnómcno. con fines de establecer un código de ent<.:ndim icnto wnsidcrcmos las palabras de Richard 1\dams. refiriéndose a este !Cnómcno: "la globalizac.:ión rc licrc la condición en la cual la intormación ) el impacto de los ~uccsos que ocurren en a lguna parte del mundo se comunican rápidamente a muchos otros puntos saltando fronteras nacionales y barreras ambientales" (1\dams. 1994 :104). ¡./\ qué se debe el proceso de g lohaliz.ación? Se debe a dos causas fundam..:ntalcs: al movimiento de información y al movimiento de personas (Morán Q. 1997:27). Son la wmunicación satdital y las modernas vías y medios de l:Omunicación Jos que así Jo promueven. pues prácticamente en todas las sociedades locales son cad a v.:z más frecuentes la presencia de la radiodifusión. de la TV y los medios carreteros que permiten la movili7..ación gcográlica de las personas. En esa tesitura es tan frecuente. tan rápido y tan intenso el intercambio de símbolos que se real iza entre las localidades más a l ~jadas entre sí. que los sistemas de las culturas locales se ven estremecidos e n sus contenidos. ante la presión por incorporar a ellos los elementos derivados de otras culturas. Así. en el mi smo espacio 1isico se da una suerte de presencia y hasta tolerancia multicultural. Este fenómeno no es nuevo. en realidad. Su origen lo ubican algunos autores en aquellos tiempos en los que. debido a los grandes viajes de exploración) conquista. se presentaron desplazamientos de personas a través de las distancias que separan a los continentes; otros. en los periodos de la hi~toria en los que se dio la internacional ización del capital; otros autores más aducen que el proceso de g lobalización surgió con el origen de los medios de comunicació n masiva. la radiodifusión. la prensa y la televisión. Para efectos de este estudio. cuya pretensión no es discutir el concepto. podemos citar las palabras de Eduardo N ivón en e l mismo sentido: '"no es necesario decir que el proceso de globali7ación no es un hecho reciente . Los grandes descubrimientos. el surgimiento de un mercado mundial. las migraciones internaciona les e interoceánicas. la visión de la ciencia y la cultura promov idas por el renacimiento) otros fe nó menos que cuando menos datan del siglo XV. wntribuyeron a conligurar e l escenario actual de nuestra cu ltura moderna" (Nivón. 1994: 10). Las migraciones de personas de los países del sur hacia los del norte en busca de m~jores condil:ioncs de vida. torman parte de este proceso que día con d ía se intcnsilica. Y. consecuenteme nte. las regiones que proveen de migrantes y los pueblos que Jos alojan. viven esas transformaciones cu ltura les de las que estamos hablando. En Sinaloa.. podemos ver una gran cantidad de ca~os : en esos pueblos de migrantes así como en los propios actores sociales individuales. la dificultad para asir lo cultural específico es cada día mayor.
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U caso de los IIIJ}{rantes Sll1aloenses. /Je allá. del otro lado. l)ejé las tumhas de mis padres. mis abuelos Uexué llorando a llerra de anglosajón )'o lrahajaba y mis hiJOS ihan creciendo Todos 11acieron hajo de esta gran nación. (Mis dos patnas. canción de Los Tigres del Norte).
.. •
.• ~
En los Estados Unidos -en el estado de Cali lornia- integrantes de generuc iones recientes nacida<> allá. reproducen signos de identidad pertenecientes a una cultura lejana a ellos geográficamente: en La Puente. una familia -los Vivanco- tiene entre sus o~jeto s de orgullo una fotografía de la entrada a la cabecera del municipio de San Ignacio; otra que vive por 2 1 St. de lluntington J>ark -la familia Trujillo- venera un busto del santón Jesús Mal verde: en Los Ángeles. por Amalia 11. v. vive un joven profesor -Jaime Martíncz- que platica a sus alum nos sobre la música la<> tradiciones ) la gente de Cosalá: en Long Beach. por Snowdcn S t.. una señora joven -Sandra llojo- charla con soltura sobre la historia regional y los lugares más importantes del municipio de Concordia. Sinaloa. Como estos ciudadanos norteamericanos que tienen en su imaginario s ímbolos de Sinaloa. existen otros miles al norte del Río Bravo. Los integra ntes de la generación anterior a ellos emigraron hacia allá en diferentes periodos. y todos lo hicieron en búsqueda de oportunidades de vida que no encontraron en su tierra natal. Los Vivanco se fueron de San Ignacio al inicio de los años cuarenta; los padres de quienes veneran a Malverde -los Trujillo-. d~jaron sus tierras en los años cincuenta; la madre del joven profesor -Blanca O li via Arellano Corrales- dejó Cosalá en los años sesenta. casi al mismo tiempo que salían de El Verde los padres de Sandra Hojo -la señora que habla de la historia de Concordia-. Sus tierras. sus casas y sus muertos se quedaron esperándolos. pues la estadía allá era por poco tiempo. Unos y otros -los que por acá reproducen los símbolos anglosajones y los que por all á los de S inaloa-. se mueven de manera intermitente cruzando las fronteras políticas y culturales: son los que integran los hogares transfonteri::os que cada vez son más frecuentes de uno y otro lado de la línea que separa a México y Estados Unidos. Son los ciudadanos de nuevo tipo. los que junto u otros que viven en las mismas circunstancias. con forman "las agrupaciones de inmigrantes que participan de una base rutinaria en un campo de relaciones. prácticas y normas que incluyen ambos lugares, el de origen y el de destino" (Roberts s/f: l. traducción libre). es decir son los que integran las Comunidades Migran/es Transnacionales, por utilizar el concepto de Bryan Roberts. A partir de fenómenos soc iales como estos. los investigadores de la cultura han considerado que es necesario someter a un severo desmontaje conceptos nodales de la teoría social. tales como comunidad, terrilorio. nación. identidad. ciudadanía. Así. por ~jemplo. al abordar las cuestiones de la territorialidad y la identidad cultural. en algunas posturas que asumen el 94
llamado modelo "postnacional" se argumenta que los transmigrantcs y las sociales en las que se apoyan ha trascendido al Estado nacion<JI. según se le concibe desde el siglo X IX1 • Pero se puede contra argumentar qul.! las imágcnes presentadas arriba son ejemplificadas por actores individuales. lo que permite rccha;.ar el que comunidades de Sinaloa y los nacidos en ellas se encuentren en la tesitura de I<J multiculturalidad. Lo cierto. sin e mbargo. es que esos casos n:prcscntan lo que sucede en escenarios más amplios: según la Fraternidad .'únaloense en Cal{fornia. A.C .. tan solo en el valle de Los Ángeles viven más de 250.000 sinaloc nscs o dcs~.:endi entcs de ellos. quienes se mueven a trav~s de las fronteras políticas llevando y trayendo sobre sí. por un lado. elementos de las c ulturas en que se lormaron s us padres. por otro. aquellos componentes culturales de la soc iedad qm: los aloja. Como los mencionados arri ba. existen otros casos de originarios de algun a de las loca lidades que estud iamos en este escrito y cuya vida se desarrolla en las mi smas circunstancias. Podemos poner algunos ejemplos má~ a través de breves historias de vida: Pedro Ovallc nació en El Capule. de la sindicatura de Ajoya en el municipio de San Ignacio. en 1956. Esta s indicatura es de las más a lt<iadas de la cabecera municipal. ya metida en la sierra y a !a que solo es posible llegar a través de maltrechas carreteras de tcrraccría. A pesar de que en un tiempo hubo riqueza debido a las explotaciones mim:ras. una vez decaída esta acti vidad fue sustituida por el cultivo de amapo la en los años cuarenta y cincuenta y por la mariguana a partir de los sesenta y setenta Como una gran cantidad de habitantes de esa zona la familia de J>edro Ovalle. "cuando había oca~ i ón". tambi~n se dedicaba a la explotación de la tlor de la amapo la. lo cual era una actividad completamente permitida -social y culturalmcntc hablando-. en la región. A raíz de la Operación Cóndor. sin embargo. su familia fue Vt<iada en diferentes ocasiones. mediante la to rtura. con el propósito de que dijeran "donde tenían sus siembras y donde guardaban la droga y las armas". En una ocasión. como el papá de Pedro no confesaba lue encarcelado en la ciudad de Culiacán. después de que fue concentrado en alguna mazmorra de la Policía Judicia l. A pesar de ello. durante mucho tiempo la fami lia continuó siendo asediada Ante esta s ituación. aprovechando la relación de parentesco con algunos en Cu liacán. prefirieron mejor abandonar el lugar e irse a vivir a aquella ciudad. Pedro. una vez que realizó sus estudios de secundaria y algunos de preparatoria. decidió irse a los Estados Unidos. donde también tenía parientes. Ahora vive en aquel país. con hijos que llevan a cabo sus estudios de licenciatura en universidades prestigiadas. En su casa el idioma que se utiliza es el inglés, ya que es el que prefieren sus hijos. Pedro. que de vez en vez regresa a San Ignacio a visitar la tumba de sus padres. se ha integrado a la sociedad norteamericana con éxito y organiza~.:ioncs
' Como colectivo ubicado en un territorio, con leyes únicas, gobiernos específicos y mercado interno mas o menos delimitado.
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sus hijos. quizá por lo mismo. hablan de que prefieren vivir en a4uel país lJUC los aloja. antes que regresarse a vivir a México. Casos similares que se multiplican tanto en las megalópolis como en pequeñas y al~jadas comunidades. son los que han llevado a los investigadores sociales -en este caso a los ctnógratos y antropólogos-. a realizar intentos por sustituir los observatorios y los instrumentos de análisis 4ue venían utili;r.ando; ~stos. argumentan. han perdido su potencial heurístico para captar los aspectos más importantes de los hechos sociales lJUC hoy se estudian. !\ decir de los imestigadorcs post-modernistas. los conceptos ya no pueden dar cuenta de los acontcccres socioculturales del mundo contemporáneo. Especíticamente. Rcnato Rosaldo dice que "las normas clásicas del análisis social. condicionadas por un mundo cambiante. se han erosionado desde tinales de 1960. d~jando al campo de la antropología en una crisis creativa de rcorientación y renovación" (Rosaldo. 1981: 37). Y los conceptos cuestionados son centrales en la antropología clásica. Para cmpc;r.ar. el mismo autor. desde su perspectiva a la que llama procesal. dice que es conveniente renovar el concepto de cultura. pues ya no da cuenta de las nuevas lormas de convivencia simbó lica: "Si se define a la cultura como un grupo de significados compartidos, las normas clásicas de análisis diticultan el estudio dentro de zonas de diferencia y entre culturas" (p.37). pues en ellas se cntrecru7.an significados de sistemas diferentes. y que los actores sociales que ahí conviven. no siempre los comparten. Por esa rY.ón. y en tanto esas zonas son cada vez más numerosas y extensas. el concepto "ya no es sostenible. excepto qui7á como una "ficción útil" o una distorsión reveladora ( ... ) Todos nosotros habitamos en un mundo intcrdcpendicnte de finales del siglo veinte marcado por el prestar y el pedir en las porosas fronteras c ulturales y nacionales que están saturada-; de desigualdad. poder y dominación" (Rosaldo. 1991: 198). Efectivamente. hoy en todo el mundo se observa que todas las sociedades. unas más otras menos. están intersectadas. creando aquellas amplias 1.0nas de convivencia multicultural. A esos espacios culturales se les ha denominado de ditácntes maneras: Renato Rosaldo las llama ::ona fi'onteri::a. pues ahí culturas difáentes quedan cara a cara en franca convivencia, Lomnitz-/\dler espacios de mesti::aje y Néstor García Canclini las denomina culturas híbridas, ya que es donde se observan circulando en la misma gcografia -portados por las mismas personas- símbolos de culturas ditcrentcs. Estas. llamemos como las llamemos. se crean de éste y del otro lado de la frontera que separa a los Estado-nación. La vida cot idiana de las personas. en ese tipo de zonas que no son necesariamente c ircunscritas a delineados espacios geográficos, se desarrolla en una variedad continuamente cambiante, impredecible, sin las homogeneidades que encantaban a los ctnógratos tradicionales. Se puede agregar que no solamente ellas cruzan las fronteras culturales de manera permanente haciendo las adecuaciones en su actuar dependiendo del sistema simbólico en el que se desarrollan. sino que. inclusive. también las fronteras 96
culturales. en tanto mo•cdii'.as. cruzan a las personas y a las lamil i a~ aun cuando éstas no pongan en práctica su movilidad geográlica. Las migracione~ de retorno así lo condicionan. Esas son las causas. dice Rosaldo. por las que en los estudios cu ltu rales se deben cons iderar ··1a~ prácticas mundanas de la ' ida cotidiana.. donde el sujeto aprende a hacer malabares constantes con los elementos de diferentes culturas y desarrolla una personalidad plural. pues opera en un mundo pluralista. se ve obligado a no echar fuera nada. manh:nicndo contradicciones aparentes (Rosaldo. 1991: 1 9R)~ por portar representaciones si mbólicas de culturas diferentes. ··No me llamen traicwnl!ro (jue a mis dos palrlas las q uiero lc'n /u mía dejé a 11/ts muertos :lquí mis luj'os nacieron (Mts dos palnas. canción de /.os Tigres del Norte).
Entre los sinalocnscs que entrev istamos para efectos de este trabajo. con ca<;i todos podemos cjemplilicar lo que estamos aduciendo. pero existen algunos muy representativos: En 1\lhamhra. Cal.. vive una joven señora. Cristina Montcncgro. 1 nacida en Cosalá • Cristina llegó a aquel país en compañía de sus padres )' hermanos. en el año 1969. Cristina y otros de sus hermanos obtuvieron la c iudadanía norteamericana en 19R7. Su esposo. .lcssc. habla español con di licultad aunque es descendiente de migran tes procedente del estado mexicano de Sonora. En su ca-;a la fa milia siempre habla inglés y sigue las tradiciones de la cultura anglos~jona. pero Cristina prclicrc escuchar en la rad io la música de origen si nalocnse. l·:ll a comenta que. cuando habla co11 otros latinos. si bien empici'.an a comun icarse en español. "cuando menos pensamos ya estarnos hablando en inglés. También a l revés: c mpci'.amos platicando en inglés y term inamos platicando en españo l". Viaja a Cosalá só lo cuando algún pariente cercano li:necc o para ser partícipe de algún rilo rdigioso. como una hoda o bautismo. Ella. dice. no regresaría a México para quedarse a \'ivir de manera dclinitiva. Sus hijos nacieron en Los Ángeles. Cal. Ángela 1,i/.árraga y su esposo don Ricardo4 • radican en Norwalk. Cal. Cuando cuestiono a doña Angcla y a don Ricardo si regresarían a El Verde. Concordia. donde nacieron. e l señor contesta que sí. "si tuviera un hucn traha,jo". La señora contesta. con toda seguridad. que no. Que de ninguna manera: "/\ mi me gusta mi tierra. me gusta ir. pe;-o a quedarme a ' Rosaldn prorone una forma de accrram1cnto a los hechos humanos, en la que el camhw 1 no la c .l/1'//<'lllm. se conv1crte en el centro de atención. ya que ésta es la condición permanente de la sociedad. En s us prop1as palabras. "segun m1 perspectiva. el análisis social dehcrla cstudmrsc rná~ allú de la d1cotnmia de ord<•n contra caos hacia el reino menos explorado de la ' falta de orden· (p I!XJ) ' lénlrcvislada en i\lamhra. Cal. , el 04 de agosto de 1999. ' t:ntrcv1stados en ahril de 1999. durante las fiestas de Semana Santa. en El Verde. S m.. y después en agosto del mismo a~o en Norwal~. Cal. 97
vivir allá. no. Mire. aquí tenemos nuestra casa y nuestro trabajo. Los hijos. pues ya están establecidos también aquí. Además ¿a qué me iría a El Verde? ¡.para irme a lavar la ropa al río en la piedras y a cocinar con leña? No. aquí vivo muuuy a gusto". La familia Osuna es originaria de alguna ranchería de Cosalá. Esta liunilia se dedicaba a la siembra de mariguana hasta los años ochenta. l!na vez que el jefe. don Ángel Osuna~. fue víct!ma de una agresión "por no querer trabajar para Fulano de Tal" -acción en la que recibió dos balazos de los que "me salvé de puro milagro". decidieron mejor irse de indocumentados al otro lado. Alguna~ veces van a Cosalá. pero esto lo hacen de manera cada vez más esporádica pues tienen el temor de que "ahora sí se la~ vayan a hacer buena". refiriéndose a la amenaza de muerte. El cuenta. sin embargo. que si bien hizo un "dinerito" en la actividad, le va mejor en Estados Unidos, donde trabaja de obrero. Dice que en su casa en La Puente. tiene varios recuerdos de Cosalá. Cuando viene, sin embargo. viste a la usanza norteamericana y presume de su inglés cuando entabla alguna conversación con los que quieren escucharlo. Pero lo que puede parecer una paradoja. íntimamente relacionado wn el fenúrncno que estamos mostrando en el sentido de la asimilación de signilicados de otras culturas. se encuentra el hecho de que, a pesar de todo. las relaciones entre los originarios de una localidad. siguen manteniendo relaciones sociales. aún cuando se encuentren a miles de kilómetros de distancia unos de otros. Esto indica que. efectivamente. a pesar de las frontera'> política'>. mantienen relaciones sociales tal corno si estuvieran en lugares vecinos y pertenecientes a la misma entidad. Si bien no es posible que la interacción se efectúe cara a cara. a través de los medios de comunicación. como el teléfono. telégrafo y. recientemente, el interne!, sí lo hacen sin que importen mucho las distancia<; que los separan. Y las relaciones son. como en el tipo de la comunidad de antaño. para intercambiar bienes materiales y simbólicos. información sobre la situación de la familia y sobre los trabajos existentes en alguna parte. Respecto a la necesidad de sustituir los instrumentos conceptuales de la antropología. por situaciones como todas las mencionadas, Roger Rousc dice que e l de comunidad ya es inadecuado. Y es que, según él. combina dos ideas principales. mismas que para estudiar casos parecidos a los que aquí presentarnos. son insuficientes: porque el concepto remite a un espacio físico limitado donde las relaciones sociales -se s upone- son más intensas. y porque expresa coherencia'·. como si fuera un todo perfectamente integrado. funcional: "En primer lugar. identifica una población definible con un espacio único y limitado -un territorio o sitio. Al hacerlo, se indica que l a~ ' Entrevistado en Cosalá, Sin., el 22 de septicmhre de 200 l. Se entiende por coherencia un modo de evaluar, aunque sin una medida precisa. la compatibilidad mutua de las diversas principales creencias e instituciones en una cultura: "La coherencia se refiere al grado en que las instituciones culturales - y las creencias producidas en el contexto de las instituciones -son mutuamente referenciales y compatibles"' (Lomnitz-Adler. 1995: 57).
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rdaciones sociales de los miembros de la comunidad serán mucho más intensas dentro que fuera de este espacio. y también que los miembros tratarán el sitio de la comunidad como el medio principal al que ajustan sus acciones ( ... ). En segundo lugar. implica una cierta comunidad y una coherencia. expresadas en d sueño funcionalista de una entidad cuyas partes institucionales se ~justan a la pcrlección para lormar un todo integrado. o bien en la visión cstructural-fimcionalista de una lorma compartida de vida que existe no sólo en la multiplicidad de acciones similares sino. mas prorundamentc. en un conjunto único e internamente consistente de reglas. valores o creencia~ .. (Rouse. 1988:8). Su critica. sin embargo. no es válida. ya que está dirigida a una dclinición tradicional. la utilizada hace décadas pero que ahora está en desuso. Ya nadie. en la actualidad. utiliza tal noción: su crítica. está dcslasada. Otra de las nociones criticadas por los posmodcmistas es aquella según la cual la'> regiones socioculturales están estructuradas de acuerdo con un centro y una periferia. En efecto. según esta noción. toda región socioculturul tiende a ser polarizada. generalmente por un centro urbano que sude ser una ciudad-mercado: .. En términos culturales. el centro regional es el lugar de una cultura dominante representada por la Gran Tradición, es decir. la Religión olicial. el Poder y la Ciencia( ... ). mientras que su perilcria pueblerina y rural es la sede de las culturas populares representadas por las pequeñas tradiciones" (Giméncz. 1994: 167). Y es que. dice la crítica, esta noción implica gradac iones de poder. y que éste se encuentra distribuido como si estuviera en una serie de círculos concéntricos. En segundo lugar. la imagen implica un proceso de cambio en el que el centro ejerce una capacidad privilegiada para moldear los resultados. ya sea ex tendiendo su inlluencia hasta los márgenes o bien moldeando a la gente de la periferia que se interna en su terreno. En tercer IL1gar. supone que los territorios ordenados de esta manera son autónomos: cada lugar de la perilcria está orientado hacia un so lo centro y cada centro es independiente de todos los demás del mismo nivel. ¡.Cómo estudiar. en términos de la cultura. las comun idades sinaloenses que proveen migrantcs a Estados Unidos si ahí se entrecruzan signilicados de los cua les se ignora si son propios o asimi lados? ¿,cómo estudiarlas si no cuentan con un centro donde estaría m~jor representada su condición? Y hay una pregunta que merodea como un duende en la cabeza de los investigadores de la cultura en zonas del tipo que estamos siguiendo: ¡,realmente. como afirman algunos. cuando el sujeto social está frente a otra cultura se refuerza. por ello. su identidad cultural? Todo e l conjunto de casos observados de sinaloenses en este y el otro lado de la frontera nos llevan a pensar que los comportamientos cul turales no son de reproducción mecánica de los símbo los de identidad de la tierra de origen. La aceptación de realidades del tipo que estamos s iguiendo en las que los sujetos internalizan valores ajenos a los de su lugar de origen, no debería causar tanto revuelo entre los científicos sociales. 1
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Lo 4uc m:ontccc. según nos parece. es lJUC se presenta una suerte de aceptación (a veces resignada. a veces oponiendo resistencia) de lo nuevo. manteniendo. en el caso de la-; primeras generaciones de em igrantes. el recuerdo de lo vi~jo. Pero en las generaciones subsiguientes. en tanto tienen vivencias dilt:rcntes a las de sus padres. el recuerdo se va diluyendo creándose un nuevo imaginario. Las maniiCstaciones de los pochos o chicanos en la música o la literatura. que ya no son tan mexicanas -aunque tampoco terminan por ser otras-. son ejemplos de cómo los nuevos pobladores son capaces de compart ir e intemalizar valores y creencias de (por lo menos) dos culturas. Como hemos podido observar. en las historias personales cuyas vidas han sido reseñadas en este trabajo. todos tienen una característica común: en general. son los que han aprovechado las disposiciones legales en Estados Unidos para regularizar su residencia en ese país obten iendo la ciudadanía norh:amcricana. pero por lealtad a sus padres y a l lugar en que nacieron. ninguno de e llos ren unció -nunca lo harían- a su ciudadanía mexicana ni a reconocer sus raíces culturales mismas que hacen lo posible por transmitir a sus hijos. Sin embargo. todos ellos. los descendientes. han tenido qué adaptarse a las nuevas circunstancias. "haciendo malabares" con las culturas en que se desenvuelven: por un lado. la de sus padres; por otro. la de los grupos en los que socializan. Todos el los son los que. como dice la canción de /,os Tigres del Norte. llevan "dos patrias en el mismo corazón". El caso de (pueblos) migran tes en Sinaloa. De acá, de eMe lado. "Pero que importa si soy 11uevo ciudada11o Sigo siefl(/0 mexica11o como el pulq11e y el nopal". (Mis dol· patria.f, caución de Los Tigres del Norte) 1\ estas alturas podría resultar ocioso repetir que la migración de retorno tiene sus efectos en las culturas locales. Pero mencionemos algunos casos de la zona sur de Sinaloa: En Escuinapa. en Cristo Rey -<:<>munidad tradicional de origen sinarquista-. algunas mujeres rechazan contraer nupcias con los originarios de ahí pues. dicen. "los hombres tienen muchas posibi lidades. y a la mujer no se le da su derecho ni para opinar; nomás las dejan embarazadas y las entretienen llenas de chamacos encerradas en la casa"7 • En el municipio de Concordia. en El Verde, del 15 al 31 de diciembre se lleva a cabo una boda o un bautizo cada día. /\demás de cerveza en abundancia. se toma whisky Bucanan's - una botella en cada mesa de los comensales-. mientras que por las calles "rolan" las "trocas" con placas
Manscla L.cmus. mi¡;rantc nac1da en Cristo Rey. Entrevistada por Norma D. Morales.
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··gringas.. y ··estéreos·· a todo volumen. que lo mismo tocan música de la Banda de 1·:1 Recodo que de algún grupo de ··rap·· en inglés. En La llacienda El Tamarindo. en el municipio de El Rosario. al frente de la procesión religiosa del 12 de diciembre resaltan tres símboi(>S: al centro. la Virgen de Guadalupe: a la derecha. la bandera mexicana y. a la il'.q uierda. la bandera de Estados Unidos (Rcyeros. 1985). 1,as causas de anécdotas de este tipo que se (re) producen en lugares apartados de Sinaloa. se relacionan wn el movimiento de personas hacia uno y otro lado de la frontera norte: la-; mujeres de Cristo Rey que se niegan a casarse con los originarios del pueblo. regresaron de Phoenix. Arizona; los recién desposados y los que manejan escandalosa~ ..!rocas.. en El Verde. Concordia. son quienes. por esos días de diciembre. llegaron procedentes de Paramount o Los Angeles. California; la bandera de Estados Unidos es portada por trabajadores agrícolas que regresaron de los fields de Santa Búrbara. Cal i f(>rnia. A manera de conclusiones. Es larga la historia de la emigración de los sinalot:nses hacia lo que es el sureste de los Estados Unidos. Durante estos pt:riodos se construyó un ampl io circuito mi~ratorio. de este y del otro lado de la frontera, que incluye los lugares de origen y los de llegada. A través de este circuito los migrantes se muevcn rutinariamcnte. con formando lo que Bryan Roberts denomina
comunidades mi~rantes tranmaciona/es. Esta condición de movilidad geográfica permanente cruzando no só lo las fronteras políticas. si no las fronteras culturales. ha llevado a los actores sociales a "hacer malabares" con los elementos de las culturas en las que se ven obl igados a sobreviv ir. Por un lado. mientras están inmersos entre los elementos de la cultura anglos~jona los asimilan y los utilizan casi con la misma soltura que si fueran los propios; por otro. debido al grado de internalización de los elementos del sistema cultural en que nacieron. siguen utilizándolos tal y como lo hacían cuando estaban en sus lugares de origen: no se pueden despojar de unos u otros al cruzar las fronteras políticas. sino que los siguen portando sobre sí indistintamente del lugar geográfico en el que se encuentren. De esa manera. como el caso de los migrantes de las localidades de estudio. al ser tan gcnera li :~..ada la ida y vuelta de los nativos, se ha empc:~..ado a crear una especie de mixturi;ración cultu ral en la que conviven elementos de las dos sociedades: en el otro lado. se reproducen los símbolos sinaloenses. mientras que de este lado de la frontera política. los de la cultura anglos~jona. Es decir: acá. existe una "norteñ ización"; al lá. "sureñización" cultural.
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Reseña
UNA HISTORIA SIN FRONTERAS y sin fin Nery CORDOV 1\ •
El método es claro. explícito. y no d~ja lugar a dudas sobre las convicciones del investigador: por enci ma y por debajo de las especulaciones. en la arquitectura sociológica del tema. la inlormación y los datos son como una radiogralia nítida de una problemática que. luego de un siglo de soterrada
• Maestro en Ciencias de la Comunicación. Candidato a Doctor en Ciencias Poi iticas y Sociales (lJNAM).
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historia. ha lkvenido en un knómcno de alcances e impactos otrora insospechados e inimaginahks. Y más allá de las percepciones comunes y populares. de las eodilicacioncs periodísticas y literarias. así corno de las agendas políticas~ gubernamentales. que en el fondo han llegado a construir escenarios de bruma )' humo con pcrson¡¡jes hasta legendarios. el de las drogas no es un mundo de limbo. licciones y fantasmas. s ino un vasto escenario de una muy cruda realidad con nombres y apellidos concretos. edilicada desde sus cimientos en la simbiosis entre política y delito. De entrada el autor advierte que en tanto la verdad es una construcción social. el de las drogas es un campo que .. no nació ni se desarrolló de manera autónoma y en autarquía... /\sí que navegar en esta obra de liligrana de Luis Astorga 1\lmanza. ex ige de inicio un espíritu sin prisa y una paciencia de pescador con lupa tanto por la materia como por el tipo casi bíbl ico de la letra. Drogas sin frontera ({lrijalbo. 2003) ofrece un sistemático recorrido histórico. en el contexto temático de las relaciones hilatcral..:s entre México y Estados Unidos. En 378 páginas (con s us 679 citas de archivos desclasilicados de lucntcs oli~.:iulcs estadounidenses). anécdotas. testimonios. sitÚacioncs y he~.:ho s consignados. perlilan una idea de la riqueza del trabajo. Se desvelan y confirman. entre otras cuestiones. los fuegos cruzados entre vida pública y transgresiones. ..:n la ruta de la paulatina lortilicación de redes. grupos e individuos qu..: dieron vida a la magna y sórdida parafernalia del lcnómcno del narcotrálico. Un auténtico y exhaustivo abn;vadero para entender y explicarse el derrotero de esta poderosa. desviada y subversiva industria. que sigue a~.:aparando rcllcdorcs ) escenarios sodopolíticos. económ icos y ~.:ulturalcs.
1\ntc el sigilo y la penumbra con que la inlormación oficial ha sido manejada en México. el estud ioso. oriundo de Culiacán. reafirmó también con esta ardua labor de zapa otra certeza: la región no sólo ha sido partera y c una simbólica de este negocio en el país. engendradora convulsa de la violencia sangu inaria que estallaría más tarde. así como de las llamaradas ~.: ulturalcs. )' musicales por ejemplo. de la .. narcocultura... sino también cuna )' origen de uno de sus expertos más notahlcs y serios. La vocación de Luis a~.:aso se gestaría desde las ardientes calles y tierras blancas de la ~.:apital sinaloensc. se puliría en los ccntros parisinos durante el doctorado y vería la madurez entre los rumbos trascendentes y rigores académicos del Instituto de ln v~.:st igacion cs Sociales de nuestra alma mater. la UNAM. Se borda lino. con precis ión y form alidad. entre la enredada telaraña de intereses involucrados en la gestación. desarrollo y auge del negocio. No se trata de un mero recuento acrítico de archivo. sino de una minuciosa y signi licat iva construcción que alude. por primera ocasión en el tratamiento del fenómeno --en el contexto de la consolidación del Estado--. del qué. del cómo y del quiénes, han sido protagonistas cruciales de la que sería bautizada. al estilo espectacular y holliwoodense de los yanquis. como la .. Gran Guerra.. de las drogas por el diario Los Angeles Times. el 6 de enero 105
de 1960; aunque desde 1938 el periódico Washington News había inaugurado el mote de la "guerra de la amapola... Saltan al estrado evidencias y cfi::rveseencias de una industria subterránea que roza. corroe e invade todas las esfera<¡ sociales. Un mundo imposible que quizá sólo intuíamos. que sólo sospechábamos. aunque eso sí, con la paradójica convicción de las creencias que conducen hacia su misma mitificación. Lo que inició como una curiosa y hasta ··exótica·· actividad para satisfacer sobre todo andan7as y vicios muy privados. habría de seguir una ru ta explosiva y expansiva que probablemente los primeros sembradores y traficantes jamás intuyeron. Una conjunción de actores sociales ligados al poder político en distintos niveles habría de ir gestando. entre golpes de astucia. audacia y argucia para transgredir las leyes y las normas de su tiempo. lo que a la postre se constituyó. muchos años después. en una inmensa encrucijada laberíntica de intereses mezclados y encontrados. legales. ilegales e ilegítimos. de dimensiones internacionales. En la trama. los agentes sociales. extranjeros y nacionales. se darían cita pluriclasista para impulsar con denodada enjundia y singular alegría a esta peculiar industria que hoy da empleo furtivo y clandestino a cerca de un millón de traba,jadorcs de categoría. cscalafon y destino inciertos. si nos atenemos a las cifras oficiosas que en un momento dado nos permiten aventurar un arriesgado cálculo. La confabulación. tal vez involuntaria al principio. exigió e impostó roles. papeles y funciones. Productores. traficantes y consumidores habrían de alzarse como una suerte de anti santísima trinidad. síntesis pagana y profana de jugosas plusvalías en juego que se enredarían y multiplicarían compulsivamente en el transcurso de los años. Muchos de esos sujetos, ba,jo las sombras oblicuas y siniestras del poder. hicieron fortunas epopéyicas; algunos se dedicaron además a gobernarnos patriótica. revolucionaria e institucionalmente; unos pocos. por descuidos varios y vcndettas directas. terminaron en cárceles y en tumbas y mausoleos de panteones olvidados antes de tiempo. En la pasarela. diplomáticos. políticos. funcionarios. empresarios. financieros. militares. policías. sicarios. agricultores. con todo e identidades y apodos gravitan, pu lulan y desfilan (y parecen revivir y reciclarse neciamente), en los distintos apartados de este libro que Luis tuvo a bien recetamos sin misericordia. sin recato y sin piedad. hasta amalgamar. como si fuese una enciclopedia mortal. la friolera de ca<>i 1800 persona,jes. según el listado del postrero "'índice onomá!;tico"'. A uno no le queda más remedio. entre el inevitable morbo y un cierto escozor de perversidad, que intentar relacionar a la parentela de nuestro árbol genealógico particular (donde ni los chiapanecos que vivimos más allá del mundo nos salvamos), o de perdida identificar a los probables familiares de nuestros vecinos, conocidos y amigos. En la ~squizofrenia y el delirio llega uno a imaginar "narcos·· y "narcas·· por todos lados, en la economía, la política y la cultura. En la Feria del Libro. Entre el público. Y hasta en los escenarios y podiums de presentación. Anda uno cuidándose incluso hasta en 106
la propia cama. 1,o que deseamos resaltar también es que en el agobiante desglose de este mapa transgresivo. no escasean --faltaba más--. los detalles del teatro cotidiano del absurdo y situaciones chuscas, caricaturesca-; y surrealistas que brindan humor y colorido a los escenarios descritos. Aquí. desLacan las rudas "reinas" del negocio (mujeronas y madrotas que "reinaron·· entre las décadas de los 30 y los 40), ámbito de puentes populares donde la imaginería tiende a la mitificación y la leyenda. y que !ungen de rrecedentcs de la ahora famosa Teresa Mendoza de La Reina del Sur, del escritor esrañol Arturo Pérez Reverte. Por ejemplo María Dolores Estévez Zulueta. "Lola. La Chata". aquella "Reina del hampa" en la Ciudad de México. que pareciera revivir en las truculencias de la Mary Bakcr de Ciudad Nezahualcóyotl; o bien. lgnacia Ja.<>so viuda de González, identificada en los pretéritos bajos fondos de C iudad Juárez como "La reina fronteriza de la droga··. recordada con el mote de "La Nacha.. (y vaya que éstas cómo abundan en los lúdicos espacios mazatlccos). Y quizá alguna otra reina culiacancnse que. se rumora aún en el imaginario popular. pudiera andar henchida. vigorosa y suelta por ahí. o quizá por los rumbos de Tijuana. .luáre:r_ Monterrey. Ciudad Victoria Matamoros o Guadalajara vaya usted a saber. El fem inismo de las drogas. pues. de facto habría fo~jado su propio anecdotario. De suerte que con el devenir del mundo. y entre ··reinas.. y reyes del Pacífico. señoras y señores de los cielos y los infiernos, zares, jefe de jefes. capos. delatores. soplones. sátrapas y .. marionetas.. ; y entre .. la verde yerba de los dulces sueños". referenciados con dichos. ocurrencias y refranes como tlores populares cosechadas en el campo cul tural de las drogas. se resalta. en suma. el viacrucis centenario de un fenómeno sociocultural que aún no se ha comprendido cabalmente en los ámbitos de la teoría. la investigación. el análisis y la academia. menos en el periodismo y mucho menos en las esferas estratégico punitivas del gobierno. En este sentido. destaca el papel subordinado y casi de comparsa que México ha jugado en la política antidrogas estadounidense. Desde presiones d irectas. amenazas. boicots. regaños, intervención ("cooperación.. y apoyo según la jerga gringa). operaciones "intercepción" y más tarde lo que serían los rituales de "certificación". hasta órdenes y lineamientos legales explícitos. han padecido los gobiernos mexicanos; éstos que, por lo demás. han pretextado siempre que las drogas existen debido. sobre todo, a la demanda de los viciosos y mariguanos gringos; y. además, que México es y ha sido. en lo fundamental. una región de "tránsito·· de los alcaloides producidos en Sudamérica Europa y Asia. De esos males que, según decires que se habían acuñado desde los primeros balbuceos de la industria, y de acuerdo al clima imperante en los años treinta con la persecución racista contra los chinos en el noroeste del país. son. por ejemplo. "vicios exóticos que nos han traído razas indeseables". según la viva voz de un ex presidente municipal de la "Chicago con gansters de huarache", mote con que llegó a caricaturizarse a Cul iacán. 107
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Son il ustrati vos algunos episod ios de las controversias entre representantes gubernamentales mexicanos y estadounidenses. Como el caso dd dm:tor l .copoldo Salazar Viniegra. Era la década de los treinta del siglo pasado. cuando fungía como principal jete antidrogas de México. bajo el organigrama dd Departamento de Salubridad. La propuesta política de combate a los cnervantcs de Sala7.ar Vinicgra consistía en que el Estado debía constituir un monopolio para la distribución o venta directa de los narcóticos. de tal manera que los traficantes ilegales. frente a la batuta y control gubernamentales. tenderían a desaparecer. Sostenía que a los adictos no había que ~.:tiquctarlos como criminales. sino corno víctimas que necesitaban y merecían rehabilitarse. El polémico funcionario cxtcrnaba sus tesi s a diestra y siniestra y. en particular afirmaba que el consumo de marihuana no causaba adicción ni daños fisicos ni mentales. l~n sus experimentaciones. y en las reuniones cspcdlicas de trabqjo. inclusive con representantes del gobierno norteamericano. si n ningún prurito el funcionario mexicano se daba el lujo de repartir carrujos de .. mota.. a s us invitados e interlocutores para que ahí. en la puritita práctica. quedara constancia de la vali dez de sus aseveraciones. Como resultado. pues los vis itantes salían humeantes. sonrientes y un poquitin le ntos pero felices. Sin eufem ismos: salían algo .. pachccones... llameados o francamente bien .. marihuanas... En su campaña de convencimiento en torno a sus tesi s. Salazar Vinicgra hasta in volucraría a académicos universitarios en sus sesiones controvcrsiales. En una de ellas. se wcnta en el libro. varios intelectuales encabezados por don Daniel Cosío Villcgas .. se habían dado unas deliciosas fumadas... En el Departamento de Salubridad del gobierno su propio titu lar no dejaba de advertir. socarronamente. a los políticos estadounidenses. que s i pensaban visitar al doctor Lcopoldo Salazar Viniegra. se anduvieran con cuidado porque éste acostumbraba departir oli éndole las patas al Chamuco. Por s upuesto. para la política norteamericana. tales posturas rayaban en el ridículo. y del funcionario mexicano. que hizo historia. lo menos que se decía, es que estaba más loco que una cabra. y para acabarla de amolar. enyerbada. En 1934. el gobierno mexicano consideraba y respondía. frente a denuncias contra el país en tanto productor de estupefacientes en el Comité Permanente de la Liga de las Naciones. que .. la responsabilidad del tráfi co internacional... no corresponde a los países que combaten a las bandas internacionales de traficantes. sino a los países que fracasan en la restricción de la producción de drogas en su propio territorio'·. Por lo menos e n el caso del opio fumable. el gobierno negaba la evidencia en cuanto a ser el principal productor y traficante. Es decir: .. en el terreno de la distribución de cu lpas. los extranjeros y s us gobiernos incapaces eran los causantes del problema... Oc suerte que. recuerda Astorga... la tesis de México como trampolín del tráfico internacional ya estaba presente. y la autocrítica ausente... En el fondo. se ha buscado escamotear y ocultar lo que desde muchos ángulos han sido constancias de una profunda realidad construida por actores sociales 108
tangibles. visibles y rca lc~: los que desde siempre. incluidos aquellos tiempos de c nsciianzas y labranzas de los inmigrantes ch inos. que con todo y s us fumaderos de opio. también fueron usados. aprovechados y supervisados. por acton:s políticos encumbrados. medianos y pequeños. En once densos capítulos que van desde los años del período rcvol u~.:ionario hasta llegar a 1970. Astorga va hilando. ata cabos y conecta hechos. conh::xtos. situaciones y circunstancias. B~j a California. Chihuah ua. Sonora. Tamaul ipas. y por supuesto la entidad "estrella··. Sinaloa. ocupan la atenció n del libro. cuyo título responde precisamente a los acontecimientos crudos en torno al submundo de la transgresión. y como secuel a de la violencia que habría de desatarse poco después. A unque la mirada analítica no se circunscribe únicamente a tales estados. En todo caso el mapa g~.:ográ fico constituye un pretexto para interiorizarse en la lógica y la dinám ica que han hecho posible la dimensión actua l del campo internacional izado. o globalizado. de los estupefacientes. La temática se complementa con la observación de las divergencias y convergencias po líticas y diplomáticas respecto al cómo en frentar el llamado ·· flagelo··; las campaiias de destrucción de pla ntíos de adormidera; la vigilancia perenne y siempre insu ficiente de la~ a utoridades no rteamericanas sobre el tráfico; las conexiones internacionales. entre otros aspectos que. de lacto. el a utor va desglosando co n el rigo r de un científico de laboratorio. 1\ partir de lo estudiado en el presente libro. como secuela. tal vc;.hahrún de venir otros textos. con otras fue ntes. en torno a la dimens ión actual de la problemática. Es decir: sobre los tiempos de esplendor. los días y las noches de virulencia. los años de pujanza. el período de magnificación. el recuento intenso de más de tres décadas de transgresiones y confabulaciones. cuando la muerte e mpaó a te ner un permiso compuls ivo y casi carta de naturalidad como una constancia hi stórica y puntual; y especia lmente de los meses y los años de la ll amada larga noche s inalocnsc i nstaurada por la Operación Cúndor. A fin al de cuentas con este moderno engendro económico se han enriquecido políticos. gendarmes. hombres de bien y c riminales de cuello blanco. a contrapelo de un campo social en el que. inevi table me nte. ha n sido perdedores los de siempre: los campes inos. los marg inados. los mi les y miles de sembradores de las montañas y la sierra, y por sus efectos expansivos. densos y corrosivos. la población y la sociedad en s u conjunto. La valía de Drogas sin fronteras permite ubicar y esclarecer. en las indispensables reflexiones que ulteriormente uno como lector real iza. e l porqué de las dimensiones adquiridas por e l tamoso negocio rojo sangre de los --soberbios semhradíos... y de los cálidos campos y valles que inspirarían a los primeros catadores humonJicos. quienes no tuvieron empacho en versificar hasta odas de la imaginería popular. y que el humor del investigador permite incluir en el texto. Por <:<iemplo : .. humo de la verde yerba. tú me tumbas. tú me matas y me haces andar a gatas... A pesar del tono de estos comentarios de presentación. la lectura de este extraordinario texto no resulta sencilla. de ninguna manera. Aparte de la abundancia informativa. 109
que ofrece un amplio y meticuloso panorama. el zurc ido de la investigación que corrobora y demuestra nudos. nexos. y la íntima cohabitación y dependencia de la industria respecto de la po lítica y los políticos. requiere de una muy atenta observación. Finalmente es preciso puntualizar una de las tesis primordiales del libro. que se reafirman a lo largo del trab~jo y que es llanamente un mentís a la idea del supuesto super poder paralelo del narcotráfico trente al Estado. El mismo autor establece una distinción cualitativa y dice, textual. que en esta industri a. e l político .. protege. domina. controla. promueve o extorsiona pero jamás aparece como criatura del traficante... En cambio. agrega inmediatamente. e l simple traficante como ta l, necesita del político .. para sohrevivi r en el medio. pero también de funcionarios civiles y po licíacos en nivdes inferiores entre quienes reparte a lgo de sus ganancias. pero a los cuales no domi na completamente y pueden actuar en su contra cuando la superioridad jerárquica a~í lo ordene ... Como coloton de esta fehac iente y contundente labor de zapa invcstigativa. /\storga muestra que el fracaso de las políticas antidroga~ tanto de México como de Estados Unidos se ha transformado curiosamente en una suerte de éxito. pero para las esferas burocráticas de ambas partes. porque ello ha implicado que la guerra no concluya, sino que se haga permanente como una inc reíble historia sin fronteras y sin fin; por lo que ello representa en materia de inllucneias. controles y poderes po líticos; y por lo que constituye en el terreno de los cuantiosos recursos econó micos que se mueven y se derraman anualmente en los campos. callejuelas. g uethos. antros. organismos y encl aves financieros del delirante mundo de los opiáceos y demás. En otro sentido. el trabajo tiene un valor mayúsculo. por lo que implica como obra para la academia. y sobre todo para la vida pública nacional. que requiere de gobiernos capaces de resolver y resarcir los problemas que han crecido bajo los transexenales amparos y cobijos de su propia sombra. En esta idea. con las naturales y lógicas dife rencias de forma y estilo. pero con las sustantivas coincidencias de densidad y fondo, por lo que también nos ha enseñado triplemente como maestro. colega y am igo. le extemamos a Luis nuestro franco y entero respeto y nuestra obvia adm iración.
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DURKHEIM: La explicación de los hechos sociales Por Segundo Galicia Sánchez• Resumen: Este trabajo trata de la problemática de la explicación científica en las ciencias sociales a partir de la propuesta metodológica de Emilio Durkheim. En la actualidad existe un intenso debate sobre la pertinencia de la explicación científica de los fenómenos sociales o si es posible un acceso directo a la comprensión de dichos fenómenos por vías no necesariamente racionales. La propuesta de Durkhcim en Las reglas del método sociológico expone una versión clasica de la explicación causal de los hechos sociales que no siempre ha sido conocida y muchas veces mal interpretada y distorsionada, por lo que es necesario analizarla en su versión original ''Ahora bien. desechado el individuo. sólo queda la sociedad; por lo tanto. es necesario ir a buscar la explicación de la vida social en la naturaleza de la sociedad misma. En efecto, es concebible que, como ella sobrepasa infinitamente al individuo tanto en el tiempo como en el espacio, puede imponerle modos de actuar y de pensar que ha consagrado con su propia autoridad." (Durkheim: Las reglas de/método sociológico)
Profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Sociales. Miembro del Sistema Nacional de 1nvcstigadorcs. Premio al Mérito Universitario UAS 2002-2003
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La ex plicación de un fenómeno determinado en cualquier disciplina del conoci miento no siempre se hace en !unción de criterios estrictamente lógicos. pcrtincnh.:s. si no que gcnaalmcntc suele rccurrirsc a cualquier ckmcnto o aspecto que se wnsidcra importante o influyente en un momento determinado. ~in embargo. la explicación científica para ser tal. debe reunir un conjunto de requis itos y operar de una forma expl ícita. de tal manera que sea comprobable y repetible con las evidencias sufic ie ntes para ser accptadn en un contexto científico dado. 1,a explicación de los fenómenos sociales siempre ha estado caracterizada por la controversia. l a~ réplicas y contrarréplicas que genera lmente suscitan más duda~ que certezas entre los especialistas y entre la o pinión públ ica. La soc iología no escapa a esta situación. Sin embargo. cuando se anal iz.an los trahajos de los clásicos de la disciplina por alcanzar las fo rmas más idónea-; de explicación de los procesos sociales. se e ncuentra procedimientos metodológicos explícitos orientados a elaborar form as de explicación estricta mente científica-;. Estos criterios a veces son olvidados por modas intelectuales que rechazan toda torma de explicación de los fi.:nómcnos sociales y apelan a otras formas de accesos a l conocimiento de la vida soda!.
LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS SOCIALES COMO PROBLEMÁTICA METODOLÓGICA DE INVESTIGACIÓN El método sociológico. en tanto mt:todo de in vestigación c ient ífica. tiene que conocer. es decir. dcscrihir. explicar. interpretar y compre nder los prm:csos sociales y no sólo comentarlos. cali fica rlos. condenarlos o ex hallarlos. 1,a sociología no puede e ludir la expl icación rigurosa. c ientífica. de los lc nómcnos sociales que constituyen su o~jcto de estudio. ya que. como ciencia. ll evar a caho dicha explicación es su razón de ser. su tarea 1 fundamental. s u función includihlc. Pero • además. la sociología como disciplina científica no puede apelar a ninguna disculpa. excusa o pretexto para eludir lo que cs. indudablemente. la característica esencial que la identifica y la define como ciencia. que es la de explicar científicamente los procesos de la vida soc ial y aportar soluciones a los problemas sociales estudiados. Es decir. la sociología no puede apelar a ninguna form a de cxccpcionalidad cognoscitiva o epistemológica; tampoco puede refugiarse en doctrinas morales. en prédicas religiosas o ideologías po líticns: consecuentemente. no tiene. a este respecto. otra alternativa que proceder co mo ciencia en el más estricto sentido de la discipl ina. para auto construirse cient íficamente en la perspectiva de l sistema científico de la sociedad contemporánea.
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··t.a sociología no lienc un sWi us epistemol ógico de excepci ón·· es la comundentc rcafirmac1ón de Pi crrc Hourduicu y .I .Pa~;scron en 1:'1 o/icw dd lo<'lúlogo. Siglo XXI , México.
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Durkhcim dedica un capítulo cspccílico de Las reglas del método sociolúgico. a la exposición d..: un conjunto de criterios. principios y normas cognoscili\as sobr..: la ..:xplicación ci..:ntífica ..:n gcn..:ral y sobre la explicación 2 de los h..:chos sociaks en cspccial. No se trata dt: plantcami..:ntos apriorísti cos o arbitrarios. mucho menos de enunciados subjctiv istas o voluntaristus. ni de n:comcndacion..:s moralista~ o justicialistas respecto de la vida social. Se trata de reglas. sí. pero de reglas cognoscitivas para conocer y explicar unu determinada prohk:mática de ..:studio. Estas reglas ..:stán basadas ..:n lu lógi..:a d..: la in\'<.:stigadón cicntílica y corroboradas en la práctica de la in\'cstigación social. La cxplicución de los hechos sociales de Durkheim se plant..:a en un contexto intcnsamcnt..: polémico con los investigadores de su tiempo de los dili.:rcnt..:s campos del conocimiento no sólo las disciplinas sociales (li losolia. historia. humanidadc~. economía. política. moral. religión. etc.). sino también de las ciencias naturales c. inclusive. de la lógica y la epistemología. sobre la p..:rtincnciu. las modalidades. las formus y la validez de la explicación científica en las dili.:rcntcs disciplinas en general y sobre las posibilidades de su apli..:ación a la explicación d..: los hechos de la vida social. Sobre la explicación de los hechos sociales Durkheim plantea una pregunta central: ¿Cuál es el método propio de la explicación científica? Esta es la problemática específica de investigación del capítulo V de /,as ref(las del método sociológico. En torno a esta problemática surgcR muchas preguntas que se tratan de responder a lo largo del capítulo. Como problemática d..: investigación la explicación científica tiene muchos antecedentes. ha dado lugar a muchísimas controversias y polémicas y hasta la actualidad no acaba de discutirse al respecto. Pero además. s iempre que se tratado de aplicar la explicación científica a los hechos de la vida social se han encendido al máximo las polémicas y han abundado las discrepancias. las condenas y las dcscalitieacioncs. Sin embargo. en medio de tantas controversias. es necesario plantear algún criterio de demarcación lo suficientemente consistente que sirva para delimitar ámbitos de pertinencia en las discusiones sobre la explicación en las ciencias sociales. Nuestro criterio de demarcación se rctiere al hecho de que en tanto se trata de ciencia~ sociales. se asumen éstas en el estricto sentido de que son ciencias y que. por consiguiente. tienen que considerarse. asumirse. pensarse y construirsl.! como tales; es decir. como ciencias. En el contexto intelectual tan polémico en el que Durkhcim presenta sus reglas metodológicas. el problema de la explicación científica adquiere una significación especial e implica. necesariamente. la problemática de la concepción y construcción del conocimiento científico en general; pero, al mismo tiempo. se trata de dilucidar el carácter científico de las ciencias sociales y de la sociología misma en cuanto disciplina científica autónoma. La problcmátoca de la explicación coentifica no ha dejado de discutirse desde el ongen mismo de la ciencoa. Ver: E. Nagel. f.o estmcllll"<t de la etencw. t·apítulos.
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En este polémico contexto el autor de las Reglas del método sociológico <Jsume como premisas básicas que la sociología es una ciencia con todos los requisitos que c<Jractcri 7an a una disciplina científica si n excepciones respecto de la lógica de la investigación científica ni privilegios con respecto al o~jcto de estudio. ni excusa en relación a la problemática de investigaciones. Como tal la sociología tiene que explicar científicamente los knómcnos que estudia y. además. esta expl icación tiene que ser de tipo causal: la ünica forma de explicación cientílica según Durkheim.> Lt cxplicaciún ele las hn·hos sociales es ek car:'uwr c;ntsal
.. Por lo tanto. cuando se intenta explicar un fenómeno social es necesario investigar separadamente la causa eficiente que lo produce y la función que cumple ... La explicación científica de los hechos sociales siempre ha suscitado contro versias. a veces airadas y por lo regular contradíctorias. Para Durkhcim la sociología tiene que ser una cíencia explicativa y ésta debe ser de carácter causal. Sin embargo. no d~ja de seña lar que la problemática de la explicación sociológica ha sido confundida históricamente con otras formas de análisis e interpretaciones de los fenómenos de la vída social. Entre estos señalamientos. Durkheim presenta algunas referencias negativa~. es decir. señala lo que no constituyen explicaciones y que. sin embargo. muchas veces se presentan y se aceptan como ·expl icaciones· de los fenómenos sociales. pero que no son realmente explicaciones. Además. esto no solamente ocurre en el saber del sentido com ún sino. inclusive. en algunos conocim ientos que se proclaman como .. científicos... pero que realmente no han alcanzado el carácter de tales. Con fines didácticos se ofrecen a continuación dos fo rmas de presentación de la explicación científica por parte de Durkheim: una forma negati va y otra forma positi\'a.
Una presentación negativa de las explicación de los hechos sociales: "lo que no es la explicación de los hechos sociales": Ante las muchísimas confus iones y tergiversaciones que suelen presentarse cuando se trata de analizar los hechos de la vida social. Durkhcim procede a separar lo que constituyen pseudoexplicaciones para establecer los requisitos que deben tener las explicaciones científicas propiamente dichas. Para el lo. distingue lo que se dice en el nivel del saber popular y en la vida
' 1-:1 debate en torno a si los hechos sociales pueden y /o deben ser explicados causal mente ha levantado muchas controversias. Los estudios recientes en torno a la causalidad muestran que esta no es 114
cotidiana. por una parte. y en las lo rmas cognosc1t1vas incipientes de las nacientes ciencias sociales. por otra. pues tales saberes están muy lqjos de constitu ir auténticas explicaciones cicnlí licas. l~·n
el nivel del saber popular: NO se explican los hechos sociales refiriéndolos a fuerzas sobrenaturales. mági cas. religiosas o teológicas. NO se explican los hechos sociales mediante e l conocimiento y los argumentos del sentido común y de la vida cotidiana.
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el nivel del conocimiento científico incipiente: NO se explican los hechos sociales señalando la utilidad grande o p..:qucña d..: los hechos soc iales. NO se expl ican los hechos sociales indicando las funciones importantes o sencillas de los hechos sociales. NO se explican los hechos sociales reliriendo la fina li dad altruista o bcnéli ca de los hechos socia les. NO se c.-.plican los hechos sociales señalando las bases psicológ icas profundas o supcrlic ialcs de los hechos sociales.
lJtil i;:ando un tono un tanto sarcástico sobre la fo rma como a veces se elaboran y se presentan algunas ·explicaciones· de los hechos sociales. Durkhcim resumen el contenido de las lo rm a~ de tales ··explicaciones··.
··Así. suele explicar se las organi::aciones domés ti cas por los sentimien t os que los padres a l i en tan h ac ia sus h ijos, y és t os hacia aquellos: la instit ución del matri moni o por las ven t ajas que ofrece a los cónyuges y sus descendi en tes: la pe na por l a cól era que provoca en el individuo toda lesión grave infligida a s us intereses. Toda la vida económica sexún la conciben y explican los economistas. sobre todo l os que pertenecen a la escuela ortodoxa. en definitiva depende de es te factor meramente individual. el deseo de rique::a . 1. Hablam os de moral? Se ofrece como hase de la ética los deberes del individuo hacia sí mismo. ¡De la religión ? Se ve e n ella un producto de las impresiones que las grandes .fuer::as de la naturale::a o ciertas personalidades eminentes suscitan en el hombre. etcétera 115
l.a iJI.lSICIOn explícita y clara de Durkheim a este respecto es t.:rminantc: "Un método de e.'>te carácter es aplicable a los fenómenos .mciolágico... únicamente con 1{1 condición de desnaturalizar/os." Es decir. estos supuestos ··método de explicación·· no constituyen propiamente formas de C\plicación alguna. sino paráfrasis o comentarios triviales. algunos má~ o menos interesantes) otros ha~ta impresionantes. pero que no logran explicar las causas que producen a tales fenóm enos sociales y menos dan razón de sus consecuencias y electos mediatos e inmediatos. Esta argumentación queda n;itcrada en el sigu iente texto:
"Un método de este carácter es aplicable a los fenómenos sociológicos umcamente con la condición de desnaturali::arlos. Para demostrarlo. hastu remitirse a la definición que hemos o.fi"ecido de ellos. Como su característica esencial consiste en el poder que tienen de ejercer desde fuera una cierta presión sobre las conciencias individuales. podemos afirmar que no deriva de éstas (de las conciencias individuales. SGS) y que por consiguiente la sociología no es un corolario de la psicología. " La explicación real de los fenómenos sociales radica. entonces. en la naturaleza. e n la estructura y en el carácter de los hechos sociales mismos y. consecuentemente. las causas de tales hechos sociales deben ser buscadas. mediante la investigac ión sociológi ca. en la estructura misma de la sociedad ) no en la subjetividad del indi viduo. es decir. no en la psicología. Los hechos soc iales no son una prolongación de los hechos psicológicos. por lo tanto. la sociología no es ·· ... no es un corolario de la psicología··. Los hechos soc ia les tienen s u prop ia natu raleza y és t a cs di fe rente de la naturaleza de lo s hecho s psicológicos. Los hechos soc iales sobrepasan a lo s individuo s. lo determinan en sus actos y en sus pens am ientos y aún en las id eas más persona les e í ntim as.
"Pues este poder de imposición (de los hechos sociales) testimonian que expresan una naturaleza diferente de la nuestra. pues penetran en nosotros únicamente por la .fi1er::a. o gravitando sobre nosotros con mayor o menor peso. Si la vida social no fuese más que una prolongación de la vida individual. no la veríamos remontarse hacia su fuente. e invadirla impetuosamente. Como la autoridad ante la cual se inclina el individuo cuando actúa. siente, piensa socialmenle. lo domina has/a este extremo, debe tl 6
afirmarse que es un produc/b defuer::as que lo sobrepasan. ideas de las que. por consiguiente. no podría dar cuenla. " Esta prohkmátit:a. aunque ha sido dist:utida con amplitud. no termina dc aclararse sulicicntcmentc y es o~jcto de grandes polémicas. Se trata del prohlcma de la rclación cntrc cl individuo y la sociedad y las imrlicancias deri vada-; de esta relación. El individuo y la conciencia indi\ idual tit:ncn su propia estructura interna. las cuales poseen su respectiva comrlqjidad y. desde luego. son muy importantes para la vida indi vidual. Pcro el individuo como tal o la conciencia individual en particular no tienen la l"ucrza o la t:apacidad de producir los fenómenos sociales, por cuanto estos le anh::ccdcn y le sobrt:pasan en todo y por todo en la vida social. Por lo tanto. los procesos psicológiws no pueden constituirse en los factores de expli cación de los fi:nómcnos sociales.
"t•:o es posible que es/a prestan exterior venga de él mismo: por lo /anta. lo que pueda explicarla no es precisamente lo que ocurre en él. (en el individuo. SGS). Es verdad que no somos incapaces de obligarnos nosolros mismos: podemos contener nuestras tendencias, nuestros hábilos, aún nuestros inslinlos y contener el desarrollo de los mismos mediante un acto de inhibición. Pero los movimientos de inhibición no deben ser corifundidos con los que constituyen la imposición social. El proceso de los primeros es centrífugo: el de los segundos es centrípeto. Unos se elaboran en la conciencia individual y lienden fueRO a exteriori::arse: otros son ante todo exteriores al individuo. y luego tienden a plasmarlo desde fuera a su propia imagen. /.a inhibición es, si así se lo prefiere. el medio median/e el cual la imposición social produce los e.feclos psíquicos: no es esta imposición.. -Una presentación positiva de la explicación de los hechos sociales: lo que sí es la explicación de los hechos sociales: Después dt: establecer con gran claridad y hasta reiterativamentc lo que no constituye n explicaciones de los hechos sociales. por mucho que se presenten. se acepten y se asuman como tales. Durkheim procede a presentar lo que considera que sí son explicaciones científicas de los procesos de la vida social. en tanto están tormuladas de acuerdo a las reglas lógicas del ra.wnamicnto cienlifico y están sujetas a las comprobaciones empíricas pertinentes. Esta~ son las reglas de explicación de los hechos sociales. 1.as regl as re lativas a la explicación de los hechos sociales según Durkheim son las siguientes: 117
1~
l. 1.a c:\plicaciún de los
hc~:hos
sociales es de carácter causal.
11. La cxp li~:ac iún de los hechos sociales radica en la naturaleza de la so~:icdad misma. 111. 1.os hechos soc iales se explican por la constitución de su propia organización interna. 1V. 1.a vida social es de una naturaleza especial. sui generis : es una nueva fi.Jrma de existencia de la realidad. Cada una de estas reglas metodológicas señaladas son expuestas. y discutidas en relación a las formas de operación y eficiencia que se observan en otros campos de la investigación de otras ciencias sociales y aúnen las ciencia" naturales. Durkheim siempre está utilizando el método comparati vo para determinar tanto la pertinencia como la validez de las reglas de explicación que está proponiendo y. en muchos casos. polemizando - )' rucrtcmcnlc -, con otros investigadores de la época. ::~rgumentadas
La explicación de los hechos sociales es de carácter causal. La causalidad ha sido objeto de muchísimas discusiones al interior de las mismas ciencias naturales. pero lo ha sido mucho más - y lo siguen siendo en la actual idad - en las ciencia<; sociales. Contra la causalidad se han expuesto toda clase de objeciones y se han intentado otra<> tantas fo rmas de conocimiento y de comprensión de los procesos sociales. en cuanto éstos tratan o se refieren a los seres humanos y demandan. se dice. otras formas de accesos cognoscitivos. Esta no es la posición del autor de Las reglas del método sociológico. Durkheim asumió. declarada y abiertamente. que los hct:hos sociales. como t:ualquier hecho de la naturaleza, estaban expuestos a los cánones de la cxplit:ación cientílica en general. Es decir. no considera ni rcdama para los hechos sociales ninguna excepcionalidad epistemológica. Por eso dcdara explícitamente:
.. Por lo tanto, cuando se intenta explicar un fenómeno social. es necesario investigar separadamente la causa eficiente que lo produce y la función que cumple." Esto significa que los fenómenos sociales obedecen causalmente a facto res. o variablt:s se diría hoy. y que como tales desempeñan determinadas funciones en la vida social. Se trata. de este modo, de introducir aspectos o~jdivos que estarían operando en la vida social. los cuales serían los factores que determinan lac; conductas de los individuos y de las 118
l:Oiedividad~.:s. Con esta introducción de aspectos objetivos en la explicación de los lcnóm~.:nos SOl:iales se trataba de ir más allá de los aspectos puramente subjetivos. wmo era la forma de pensamiento generali7.ado en aquella época. que tanto rcl:urría a la psicología. al alma. a la moral. a las costumbres y h a.~ ta los humores de los individuos para explicar su respectiva conducta.
11. La explicación de los hechos sociales radica en la naturaleza de la sociedad misma. La explicación de los hechos sociales no deriva de algo diferente a la natumlcza de la sociedad misma. El carácter estrictamente social de los hel:hos sociales es la fuente de toda posibilidad de explicación y constituye los criterios de validación de dicha explicación. Ninguna otm instancia. ni mucho menos extra social o enteramente subjetiva puede intervenir como criterio de cxplieal:ión sociológica. A este respecto es enfático Durkheim:
.. en virtud de este principio la sociedad no es una simple suma de individuos, y por el contrario. el sistema formado por su asociación representa una realidad específica con caracteres propios. Indudablemente. no es posible lomar nada que tenga carácter colectivo si no se dan las conciencias particulares: pero esta condición necesaria no es Sl-!ficiente. Aún es necesario que estas conciencias estén asociadas. combinadas, y esto último de cierto modo: de esta combinación resulta la vida social. y por consiguiente esta combinación es el hecho que la explica. Durkhcim introduce una separación tajante entre individuo y sol:iedad y de modo más específico. entre conciencia y sociedad. Este criterio fue en su tiempo. por supuesto. muy controvertido y hasta descalificado. Las explicaciones corrientes de la época no podían concebir tal separación y se consideraba simplemente como un grave error o una extrema simplificación, cuando no un menosprecio del individuo y del ser humano como elemento esencial de la sociedad. Sin embargo. como se recordará, ya Karl Marx había propuesto algo scm~jante y más contemporáneamente, Niklas Luhmann ha reiterado fundadamente esta posición, no sin producir. por supuesto, cierto csl:ándalo en los intelectuales y científicos sociales. Para abundar en la explicación de lo social por lo social Durkheim insiste en reiterar la diferente naturale7a de lo social con relación a otros aspectos de la realidad. incluyendo el individuo y lo psicológico. Ha d~<iado atrá..<;. por supuesto, a la tiloso na, a la metaf1sica y de modo muy destacado el sentido común. ante el cual no se muestra radicalmente contrario como para ser utilizado en la explicación de los fenómenos sociales. 119
".I/ reunirse. penetrarse y fusionarse. las almas individuales originan un ser. psíquico si así se quiere. pero que cons/if!~ve una individualidad psíquica de nuevo género_ Por lo tanto. en la naturale::a de esta Individualidad. no en /u naturale::a de las unidades componentes. debemos buscar las causas prótcimas y determinantes de los hechos que se produc'en en ella .._ Pero ) a Durkhcin había previsto esta posibilidad. aunque teó ricamente. y hohia mostrado las grandes diAerencias entre el indi viduo y la sociedad. hasta tal punto de descal ificar Cualquier intento de pretender e:--plicar los fi.:nómenos sociales a partir de fenómenos psicológicos: En ba~c a ello estahk~.:c una regla de e.xplicació'n sociológica en los siguientes términos :
"U grupo piensa. siente y actúa de mz~y distinto modo que sus miembros. supuesto el caso de que estos se encuentren aislados. Por lo tanto, si partimos de estos últimos. nada podremos comprender de lo que ocurre en el grupo. l~n una palabra. entre la psicología y la sociología hallamos la misma solución de continuidad que entre la biología y las ciencias fisicoquímicas. Por consiguiente. siempre que un .fenómeno social se encuentre directamente explicado por un enómeno s uico odemos tener la certe::a de ue la exolicación es ulsa. .. (.wbrayado SGS). Todo lo anteriormente expuesto es rubricado con dos corolarios claramente definidos. uno n.:fi.:rido a la explicación y otro rcti.:rcntc a la li.m<.:ión de los hechos social es. Respecto de la expli cación dice: "Así,
llegamos a la siguiente regla: Debe buscarse la causa determinante de un hecho social entre los hecltos sociales antecedentes y no entre los estados de conciencia individual". El corolario de la !'unción de los hechos sociales dice: Por lo tanto. podemos completa r la proposición anterior alirmando lo siguiente: La
función de un hecho social debe ser buscada siempre en la relación que tiene con cierto fin social." 111. Los hechos sociales se explican por la constitución de su propia organización interna Si la explicación científica de los hechos sociales no puede acudir ni a elementos externos de la vida social. ni a aspectos subjetivos del 120
inJi, iduo ~ mucho menos al sentido común. entonces cabe plantear la pregunta: ¡,dónde radican los !actores que explican o pueden explicar objctiv:.tmcntc los hcchos sociales?. La respuesta clara y explícita de Durkhcim es: en la vida social misma. o lo que es lo mismo. en la propia estructura de la sociedad. 1\ este respecto señala la respuesta que está expuesta en el texto de /,as reglas del Método sociológico:
"/Jebe buscarse el origen primero de iodo proceso social de cierta importancia en la comtitución del medio social interno. " "Por consiguiente. el esfuerzo principal del sociólogo deberá tender a descubrir las diferenles propiedades de es/e medio que puede ejercer una acción sobre el curso de /os fenómenos sociales. La explicación de los hechos socia les por su propia estructura interna no dej a de ser un planteamiento novedoso en la época en que se escribieron /,as reglas del método sociológico. Esto a pesar del poco conocimiento que se tenía de la estructura social y de la dinámica de la mis ma en un sentido propiamente sociológico. La organización interna de los lcnómcnos sociales se ha revelado como un auténtico universo infinito de elementos. aspectos y matices que hoy constituye la problemática especílica de la microsociología y de la macrosociolog ía. Pero el principio metodológico de explicar los hechos sociales en base a las propias estructuras interna~ de la sociedad sigue teniendo vigencia. a pesar de que muchos no lo entiendan ni lo adm itan.
IV. La vida social es de una naturaleza especial, sui generis: es una nueva forma de existencia de la realidad.
"... ocurre que ella (la vida social) deriva directamente del ser colectivo, que es por sí mismo una naturaleza sui generis: es que deriva de esta elaboración especial a la que se han sometido a las conciencias particulares a causa de su asociación. y de la que se desprende una nueva forma de existencia. " El apartado IV es muy importante por la sintética exposición sobre la concepción de Durkheim en torno a la sociedad y la vida colectiva. en el marco de una encendida polémica respecto de l origen, la naturaleza y el carácter de ' lo social". En electo. después de analizar las doctrinas de Rousseau y llobbes. de Spencer y de Maquiavclo sobre este problema, Durkheim expone 121
concluyentemente su propia conceptualización. la cual se basa en la premisa de que la sociedad es una nueva forma de existencia de la naturaleza y por lo tanto debe ser tratada como tal y no confundirla con otras lormas existenciales. cspccialmentc con el individuo y la psicología ni con entidades di,·inas o sobrenaturales. La sociedad emerge de la evolución de lo orgánico a In supcrorgánico y se expresa en la conliguración de lo psíquico y lo social como nuevas li.lrmas de existencia en la naturaleza. Pero lo social no es n.:ductible a lo psíquico o. lo que es lo mismo. el individuo no es la fuente de lo social: o aún más. lo social no es reductible al individuo.
··Por lo tanto, sólo una crítica particularmente superficial podría reprochar a nuestra concepción de la imposición social que reali::.a las teorías de Hobbes y de Maquiavelo. Pero si. en oposición a estos filósofos. afirmamos que la vida social es natural. no es porque señalemos que su fuente está en la naturale::.a del individuo: ocurre que ella deriva directamente del ser colectivo. que es por si mismo una naturale::.a sui generis: es que deriva de esta elaboración especial a la que se han sometido las conciencias particulares a causa de su asociación. y de la que se desprende una nueva forma de existencia." El carácter sui generis de la vida social y de la sociedad en general s ignilica un avance muy signili cat ivo en la concepción de la sociedad y aunque dicho carácter hoy se denomina de muy diversos modos. contribuyó a sacar al pensam iento sociológico del marco estrecho de la filosotia. de la teología y del scntido común. La comprobación causal de los hechos sociales
"liemos visto que la explicación sociológica consiste exclusivamente en establecer relaciones de causalidad. trátese de vincular un fenómeno con su causa, o por el contrario, una causa con sus efectos útiles. Como por otra parte los fenómenos sociales escapan evidentemente a la acción del experimentador. el método comparado es el único útil en sociología. " El último capítulo de las Reglas del método sociológico está dedicado a la exposición de la administración de la prueba en la investigación de los hechos sociales. en el marco del principio de causalidad establecido en el capítulo anterior. La prueba consiste en demostrar la interrelación causal de los hechos sociales. El método sociológico. según Ourkheim. sólo puede aportar pruebas en el contexto de la causalidad. Es en este sentido que en el 122
capitulo VI alirma concluyentemente: "Hemos visto que la explicación .wu:iológica con.~iste exclusivamente en establecer relaciones de causalidad, trátese de vincular un fenómeno con su causa, o por el contrario, una cau.m con su.~ efecto.~ útile.5 ". En tanto la explicación científica es de carácter causal. la forma más idónea de demostración es la experimentación propiamente dicha tal cual la emplean las demás ciencias sin excepción. Lo mismo es válido para la sociología. Pero en el caso de la sociología. el método de la experimentación directa no siempre es aplicable. por ello Durkheim propone el método comparado. o de la experimentación indirecta. como el único método útil. por cuanto los fenómenos socialt:s escapan a la acción directa del cxperimenwdor.
''Sólo tenemos un medio de demostrar que un fenómeno es causa de otro y consiste en comparar los casos en que se presentan o faltan simultáneamente, y establecer si las variaciones que se exhiben en estas combinaciones de circunstancias atestiguan uno depende de otro. ruando es posible producirlos artificialmente de acuerdo a la voluntad del observador. el método es la observación propiamente dicha. Por el contrario. cuando la producción de los hechos no es posible. sólo podemos acercarnos a la forma que adquieren espontáneamente. el método utili::ado es el de la experimentación indirecta o método comparado." 1\nte las mucha~ dudas que suscita la causalidad como forma de explicación de los hechos sociales y la experimentación como prueba de esta explicac ión. Durkhcim discute los argumentos de Comte y de Mili a este respecto. En relación a Comtc señala que su 'método histórico· no se refiere a relaciones definidas de causalidad sino al sentido de la evolución humana en general. por lo cual. mediante dicho método, no es posible comparar fenómenos sociales específicos y concretos. "Tal la razón de ser de ese método denominado histórico por Comte. y que por lo tanto está absolutamente desprovisto de o bjeto tan pronto se rechaza la concepción funda mental de la sociología comtista" (p. 138) Durkhcim critica también a Stuarts Mili por no ser consecuente con sus propios principios lógicos en tomo a la causalidad y la experimentación. Para Mili la experimentación es inaplicable a la sociología. aún la experimentación indirecta. Pero Drukheim recuerda que Mili sí está de acuerdo en aplicar la causalidad a los fenómenos biológicos y a los fenómenos fisicoquímicos. Y si esto es posible. no hay razón para que la experimentación no se aplique en sociología, ya que la única diferencia entre todos estos fen ómenos es que los hechos sociales son más complejos. Pero además. Durkhcim advierte una contradicción en la lógica de Mili. en la !23
medida que éste admite el axioma de la pluralidad de las causas. lo cual eonstitU) e una negación del principio de causalidad.
'"Pero sólo los filósofos han dudado jamás de la inteligibilidad de la relación causal. El sabio no la discute: es un supuesto del método científico. De otro modo sería imposible explicar el papel tan importante de la deducción en el ra::.onamiento experimental y el principio fundamental de la proporcionalidad entre la causa y el efecto. " ( 139) Durkhcim se rcalirma en la necesidad de la causalidad como forma de cxplic(lción científica y en la experimentación. como prueba de la C\pl icación en la construcción de toda disciplina científica y. eonsccucntcmo.:ntc. contra argumenta en torno a esta problemática:
'"¡Cuantas veces la ciencia ha logrado determinar la unidad de las causas cuya diversidad, a primera vista. parecía irreductible! El propio Stuart Mil/ ofrece un ejemplo cuando recuerda que, de acuerdo con las teorías modernas. la producción de calor mediante el .frotamiento. la percusión. la acción química, etc., deriva de una sola y misma causa. A la inversa. cuando se trata del efecto. el sahio distingue a menudo lo que el vulgo confunde. !'ara el sentido común, la palabra fiebre designa una sola y misma entidad mórbida: para la ciencia. hay una multitud de fiebres específicamente diferenciada~. y la pluralidad de la causas se relaciona con la de los efectos: y si entre todas estas especies nosológicas hay. sin embargo. algo en común. es el hecho de que estas causas también se cor¡funden por la semejanza de algunos de sus caracteres. '' (/ 39-140) La relación causal en la explicación científica no es en modo alguno transparente ni está inmediatamente al alcance del conocimiento. Por ello mismo. dc~dc siempre ha suscitado múltiples discusiones, máxime cuando se ha tratado de la~ c iencias sociales. En estas disciplinas la causalidad ha sido llevada y traída de cualquier manera. confundiendo las causas con cualquier cosa y atribuyendo los efectos a cualquier causa. Cuando no ha sido el rccha/o total a la aplicación de la causalidad en la explicación de los !Cnómenos sociales. ha sido la admisión tan condicionada que, a la postre. ha desaparecido prácticamente todo vestigio de explicación causal y de causalidad en el tratam iento de los fenómenos sociales. Particularmente a nivel de sentido común se ha cometido y se cometen todo tipo de imprudencias que la misma causalidad necesita ser explicada. Pero tamhién en ciertos estudios con pretensiones de cientificidad se hace de la causalidad 124
auténticas car i~o:atu ras. cuando no se exduye totalmente del conocimiento sociaL Durkheim es consecuente con el conocimiento de su tiempo y asume la explicación causal en lt)rma total. inclusive diríamos. radicaL Exige que en la construcción del conocimiento científico. de cualquier disciplina. no se puede proceder al margen de la causal idad y de la explicac ión causal correspondiente. Pero al mi smo tiempo insiste de que su empleo se lleve a caho con criterios cicntíli cos y no de cualquier manera.
''Por lo tanto. si se quiere utili::ar el método comparado con criterio cient{fico - es decir. ajustándose al principio de causalidad según se desprende de la ciencias misma es necesario tomar como base de las comparaciones reali::adas la siguiente proposición: A un mismo efecto corresponde siempre una misma causa.-EL MÉTODO DE LAS VARIACIONES CONCOM ITANTES COMO COMPROBACIÓN CAUSAL DE LOS HECHOS SOCIALES La com prohación causal de los hechos sociales no consiste en un único procedimiento metodológico. En este sentido. Durkheim recurre a un procedimiento que en su tiempo se denominaba de "las variaciones concomitantes" y que en la actualidad se ha desarrollado muy solisticadamcnte mediante las técnica<> estadísticas de correlación de 1ariabk.>: /;i¡ la denominación de las variaciones concomitantes. la versión de Durkheim aparece como un procedimiento muy elemental y poco confiable. po.:ro no deja de llamar la atención de que a pesar de las limitaciones su época. vislumbró la posibilidad de someter la informa<.:ión de los hechos sociales a a tratamientos más rigurosos de los cuales hoy se encarga la estadística y la inli.mnática. El método de las variaciones concomitantes de Durkheim trata de establecer en primer lugar una relación sistemática entre dos fenómenos sociales. tal como lo señala en el siguiente texto: -- Pero es muy distinto el caso del método de las variaciones concomitantes. En efecto. para que este método sea demostrati vo. no es necesario que todas las variaciones diferentes de las que comparamos hayan sido rigurosamente excluidas. El simple paralelismo de los valores que se manifiestan en los dos fenómenos siempre que se lo haya definido en número suficiente de casos sulicientemente variados. es la prucha de que existe entre ellos una relación:·
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Pero una vez identificada la relación sistemática se trata de demostrar si tal relación es de carácter externo o de índole interna a los propios 1\:nómenos que son anal i7.ados. De los que se trata. insiste Durkeim. es d~.: determinar s i la relación cntn: los fenómenos obedece a causas internas a los propios fenómenos investigados u ocurre por factores externos. accidenta les a dichos lc nómenos. ··Este método debe dicho privilegio al hecho de que configura la relación causal. no desde fuera como los anteriores. s ino desde dentro. No se lim ita a mostramos dos hechos que se acompañan o que se excluyen exteriormente. de modo que nada demuestra directamente que estén unidos por un víncu lo interno:· Una vez constatada la relación s istemática interna entre los fenómenos. entonces se tiene la certeza de que tal relación es causalmentc demostrativa de la relación de los fenómenos sociales. Por ello Durkheim concluye tcnninantcmcntc a este respecto: ··Por lo tanto. la concomitancia constante es por s í misma una ley. sea cual fuere el estado de los fenómenos excluidos de la comparación.
LAS CONCLUSIONES DE LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLÓGICO En las conclusiones de Las reglas del método sociológico Durkhcim rei tera las principales características de su propuesta metodo lógica las cuales resume en tres aspc~;tos principales. Estos son: l. 2. 3.
El método sociológico es independiente de toda filosofia. El método sociológico es objetivo. El método sociológico es exclusivamente sociológico.
Cada uno de estos aspectos es presentado mediante las siguientes carw.:tcrísticas: l.
El método
so~;iológico
es independiente de toda ti loso tia.
La sociología no debe tomar partido entre las grandes hipótes is que dividen a los metalisicos. El método sociológico es independiente de las doctrinas prácticas tales como el individualismo. el comun ismo o e l socialismo. 126
Mientras d sociólogo no se desrrenda en la medida suficiente del filósofo. considerará a las cosas sociales sólo en sus aspectos más generales y no rodrá entrar a los detalles de los mismos. El método sociológ ico reclama que el principio de causalidad se apliq ue a los fenómenos sociales. 2. El método sociológico es o~jeti vo. El método sociológico se subordina totalmente a la idea de que los hechos sociales son cosas y deben ser tratados como tales. El método socio lógico es emi nentemente práctico ya que sirve a la práctic<l de la investigación de los hechos sociales. El método socio lógico procede a desechar s istemáticamente todos los prcconccptos para afrontar los hechos mismos. 3. El método sociológico es exclusivamente socio lógico El método corresponde exclusivamente al carácter social de los hechos soc iales; no corresponde ni a la psicología ni a la biología; tampoco corresponde a lo material o lo inmaterial. Un hecho social puede explicarse únicamente mediante otro hecho social. La socio logía no es el anexo de ninguna otra ciencia; es a su vez una ciencia diferenciada y autónoma.
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EL ABORDAJE A LO VISUAL: Notas sobre el naufragio estructuralista Oquitzin Aguilar-Leyva' tt
Je n 'ai pas lrouvé /ous les signes» A. Artaud
La omnipresenc ia de la imagen en el mundo social ha despertado en c ien tíficos y filósofos las má<; variadas actitudes, conduciendo a hacer de ella un o~jcto predilecto de reflexión. En esta trayectoria. por encima de las modalidades de análisis sociológico. antropológico. psicológico e histórico. las c iencias del lenguaje han sido particularmente relevantes. por su inquietud cspec itiea de intentar discernir el funcionam iento de los iconos en tanto régimen de comunicación y de significación. Es precisam e nte en torno a es t os « abordajes " que e l presente articu l o funda s u objetivo : revisitar uno de lo s es tadio s de las cie ncias del lenguaje . el es lruc/uralism o y su ca/orario senuológico, para ubicar de m a nera s ucint a tanto su concepción del sen tido co mo s us postulados de base. su m e todol ogía. algunas de s u s aplicaciones y - de
' Doctor en Clcncoas del Lenguaje. Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paros. Francia. 128
manera más impor tant elos diversos obs tá cu los q ue esta modalidad y e s ta disciplina encont rar ía n en su esfuc r 1.o por cer nir el un i ve r so de « l o visual » . En el trasfon do de esta aportación . r onda natura l mente nue s tra vo luntad de hacer trascender al pa sa do : estamos convencidos que so lo ·teniendo p r ese nte s los desat in os y obs t ác ul os conocidos por tentati vas científicas pr eced ente s se podrán sortear es a s << :onas de naufragio» qu e tanto han costado a n u estro conocimiento cn la materia.
El imperio de los signos: colonialismo estructural E n el es p ec tr o de l¡ts cie n cias del le n guaje. l a te ntat iva más r<.:le v ante p or compre nder cl funcionamiento de la imagen ha sido emprendida por la semiolor.ía. disciplina heteróclita que desde los años sesen ta exa mina la s s ign ifi cacio nes del uni verso «vis ual ».
1\ grandes rasgos. el proyecto sem iológ ico constituiría una prolongación de la lingüíslica estructural inaugurada por Ferdinand de Saussure. qu ien ya desde su Curso de Li ngüística General destinaba a esta cicm:ia un lugar priv i lcgiado : « ... se puede concebir una ciencia que estudie
la vida de los signos en el seno de la vida social: ella formaría parte de la psicología social y por ende de la psicología general ; la llamaremos semiología ( del griego semion signe). F.sta disciplina nos enseñará en qué consisten los signos. y las leyes que los rigen ( ....). Puesto que todavía no existe. no f?Odemos decir lo que será, sin embargo esta ciencia tiene derecho o la existencia. su lugar está determinado de antemano. /,a lingüística no es mas que una parte de esta ciencia general : las leyes que la semiología descuhrirá serán aplicables a la lingüística y ésta se encontrará así ligada a 1 1111 dominio hien definido en el cm¡junto de los hechos humanos » • Paradójicamente. al caho del tiempo no serían ni la psicología ni la quienes dictasen las leyes aplicables a la lingüística. s ino a la in\'crsa. 1.a <1propiaeiún que los herederos de Saussure harían de su método. y e l al<~rgamiento de este ultimo al resto de las d isciplinas sociales (periodo conocido como la turnan/e lingüística) precipitó una tergiversación importante de los propósitos iniciales. que Barthes ilustra de la siguiente manera : « l'or una huena ve.: hay que admitir la posibilidad de invertir la s~m iología
proposición de ,\'aussure: la lingüística no es una parte, acaso privilegiada. de la ciencia general de los signos : al contrario es la semiología quien forma una parte de la lingüística : en términos más precisos es esa parte que se encargará de las grandes unidades significantes del discurso. Reali.:ando esta inversión. reaparecerá entonces la unidad de las investigaciones que se 1
Saussurc F. , Wl.Y.r:;_Q~ Lim:uistiquc Generale, p. 33. Traducción y subrayados nuestros. 129
1/el'(m acluulmente acaho en antropología. en sociología, en psicoanálisis, en estilística en torno al concepto de sign[ficación ( .. .) el saher semiótico no ¡mede ser actualmente más que una copia de/saber lingüístico >> 2• Es ta posición. a la cual se a linearían otros varios investigadores de la época. se c.:nconlraha sin duda a limentada por los escritos del danés 1-ljcmslcv quien en sus Prolegómenos a una teoría del lenguaj e (1943) considcraha a la kngua como d código capaz de traducir lodos los códigos de las semióticas no vcrhalcs. constituyendo por ello el « interpretante universal» de todas las rc.:prc.:senlaeiones sociales. Según este autor. las propiedades de la lengua sohrepasan neccsariamcnh.: el lenguaje vcrhal. puesto que designan má-; ampliamente la capacidad humana de articular 11 un sistema semiótico en general». De mam.:ra aún más g lohal. los postu lados que erigían a la lingíiislit;;:l en« cienc ia piloto» de las disciplinas sociales estahan sohre todo hasuJos en la tesis saussuriana qm.: identifica la lengua a l pensam iento. En hoga Jurante los años 60 y 70. esta actitud teórica hahría de conocer n:pcrcusioncs importantes. pues la<; interpretaciones que de ella se hicieron condujeron a la aplicación de los métodos. de los conceptos y aún del rigor dd anál isis de la lengua al examen de todo tipo de manitcstacioncs y proJuccioncs socia les no lingüísticas. Según ciertos autores·' . estas tentativas girahan en torno a la amhición Jc cstahlccer para 1m; diversas ciencia<; sociales entonces cnH.:rgcnlcs. una suerte de unilkación metodológica. que terminó por C(>nstitu ir mús hien una clase de<< translingüística ». Según esta última todos los ohjctos de estudio dchian ser entendidos como <<sistemas significantes» 4 (ic.:. <<estructuras» ). articulados e n virtud de la oposición de elementos (signos). regidos por un código y cuyo funcionamiento operaba <<como el len~uaje 11 o hicn con ciertos rasgos comunes a la lengua. Desde esta óp ti ca , l a activ ida d efectiva que permitiría a los c ie ntífi cos sociales determinar los e lementos de sus respec ti vos obje tos de estudio. exigía que descubrieran el s istema o la estructura subyacente que confería valor a dichos objetos. De esta manera . los <<signos» de la s más di ve rsas materias fueron concebidos en func ión de un modelo binario (s ignificante/s ignificado) y la
' Roland Barthcs, Essais de semiologie, p. 81. 'Ver por cjcmrtoVeron E, La semiosis sociale. 1 En efecto, diversas investigaciones de la eroca comprenderían sus objetos de estudio de la misma forma en que Saussure comprendía la lengua. es decir no como una sustancia sino como una forma , como una organización, o bien como un sistema: << una lengua conslílltyr! un .\í.•lema » y mas precisamente << un sí.•·fema de , igno., que expresan ideas y por dio compamhlc a la c•crllum. al a(/i1hc1o de lo.•· .mrJomudos. al los nlos .' lmhábc·os. a las .filrmas de corlcsía. a lus .\ eñulcs Jlulttan•,,, e:~<.·. Solo t¡ue la lengua c." el mus tmportanlc de JtJdos estO.\' .'Oxtemas »~ Saussurc F.. Cours de ljn¡;uistiqyc ¡;éneralc. p. I07. 130
comprens1on dt: su significación entendida como la dcscodificaciún de los significantes capaz de discernir sus sign ifi cados correspon di e ntes . Dicha «co rrespondenc ia » no podia ser inteligible ni independientemente del sistema ni de la s relaciones dt: oposic ión que lo s diversos signos estab lece n entre si . pues son dichas relaciones internas a lo s sistemas la s que otorgan a cada un o de sus signos una po sición y un sentido.
Para decirlo con otra<; palabras. comprender la significación de un signo presupone cernir las relaciones de convención que ligan los signiticantcs a los signilicados. y paralelamente las relaciones que. gracias a tales convenciones. cada signo establece con los otros elementos de la estructura. Esto conduciría tinalmente a « despejar» el o los códigos que presiden el sistema entero.
La imagen « semiologizada » Tal fue el cuadro teórico propuesto por la semio logía para el examen de los textos lingüísticos. y el que. mutatis mutandis. sería a su vez aplicado al análisis de la imagen. A partir de entonces varias metátoras proliferaron. postulando la e.xistencia de un «lenguaje visual». Designar sus unidades. establecer su gramática. indi car el valor de los iconos designando paralelamente el código que los rige. serían la prueba « irrefutable » no só lo de la existencia efectiva de tal «lenguaje» sino, más ampliamente, de la legitimidad de la ap licación de los métodos semiológicos al mundo extralingüístico y por ende al universo visual. /\hora bien. ¿,en qué consisten concretamente tales análisis? ¿,cúalcs son sus métodos?. De manera esquemática. se trata de observar las imágenes como si fuesen textos. es decir como sistemas o « estructuras significantes» constituidas ·por la relación oposicional de unidades mínimas. Su signiticaciún seria así articulada por el conjunto de las oposiciones de sus elementos (o « s ignos». es decir. relaciones entre signi ficantes y s ign i ticados). las cuales se encuentran regidas por un código al interior de la estructura. Postulando la ex istencia de un nivel de la expresión y otro del contenido (lljelmslev). o bien la existencia de una dimensión denotativa y otra connotativa (Saussure), el objetivo del anál isis era entonces el de «develar» la significación presupuesta por la economía (i.e. organización) de los elementos visuales al interior de una imagen. Este contenido. o signiticado. es el resultado de los« efectos de sentido » a menudo compl~jos y no pocas veces contradictorios. Todo análisis estructural requiere primeramente la identificación de los diferentes« signos» del sistema: en el caso particular de la imagen. estas unidades de signiticación pueden corresponder al orden de lo «figurativo» 131
(es decir. iconos que guardan una relación de semejanza con los o~jctos del mundo « real ») o bien que de lo « ligural » (es decir. las formas. los colores. las texturas ) dcmús rasgos rormales que articulan la expresión sin que •< representen » algo del mundo exterior). 11. menudo la idcnti licación de tales unidades se lleva a cabo gracias n pruebas de conmutation. similares en sus principios a las del análisis l(mético : esto cs. partiendo de una serie de textos visuales idénticos. el anillista hace Vilriar uno de los elementos de la expresión (figurales o liguratiHlS) para así poder « decidir » s i el contenido del texto varía a su vez. Si este es el caso. el elemento lormal modi licado será considerado como li.llldamcntal para el sentido global del s istema (c r contenido). Para ciertos analistas. la identiticación de los signos impl ica el hl!cho de determinar si la un idad en cuestión es un símbolo. un índice o bien un it:ono (según la te rminología de S. Peircc). o bien de postular el l"unci<mami..:nto del signo según estos tres modos a la vez. hasta encontrar conti nuidades o paralelismos con los demás signos del s iste ma. Una vez que los elementos rundamentalcs de la estructura han s ido identificados. es preciso determinar enseguida un valor para cada uno de ellos. l·: n electo. como todo signo e l vis ual presupone la ex istencia de un s igni licanh: y un signi licado cuya relación es regida por un código. Pero ¿.como determinar qué signilicantc corresponde a qué signiti cado? El analista procede esta vez siguiendo los principios de la abducción. es decir. formu la una hipótesis sobre el signiticado de uno de los s ignificantes (hipótesis basada a menudo en s u ex peri encia analítica) y se encarga ensegu ida de « vcri ficar >> si para los otros s ignos esta relación fimciona bajo la misma lógica. En el ca~o de una « resonancia » entre la « lógica interna» de varios pares de signos. entonces la hipótesis ini cial puede constituir una primera pi ~ta de lo que podría ser el « código» de l sistema. Resulta importantt: señalar que esta abducción del analista es a menudo g uiada por la ap licación del «cuadro semiótico» propuesto por 11.. Greimas'. Puc~to que se trata de encontrar no únicamen te la relación signilicantc 1 signi ficado de un signo. s ino tambi én de demostrar que esta relación int.::rvienc de una u otra manera en el resto de las unidades signilicantcs del sistema. este útil lógico resulta ser operatorio. Basado en principios de la lógi ca. d «cuadro semiótico >> permite la extensión dialéctica de las connotaciones de un signo: una vez identificado un concepto visual (contenido) como correspondiente a una o varias formas de la expresión. el anal ista procede a la proyección de este contenido para obtener cuatro posiciones lógica~ (cf. valores). ya sea aniteticas o complementarias al concepto o valor inicial. Las cuatro posiciones lógicas resultantes son
' Un CJCmplo de la aplicacoón de esta hcrramoenta a l análisis de la omagcn publicitaria. puede ~ncontrarse en los trabajos de Jean Marie Floch. especilicamente en Semootique marbetmg el communícacoon De manera mas amplía, este autor utíhza esta cuadro para el examen de d oversos objetos y productos de la cultura índustrual. en )ndentités vísuelles. 132
cns..:guida consideradas una hase sólida (o a l menos formal y amplificada) para inkrrogar I<Js otros pares de signos del sistema. Lo anterior permite a l an<Jiista discernir lo 4uc el texto «connota a partir de lo que denota». así como despejar e l principio de oposición de los signos (su valor dí fercncial. según la máxima de Saussurc) y. finalmente. descubrir las relaciones de las diferentes part_:jas de serna~ icónícos que hacen que el texto« tenga sentido». es decir. de desp~jar el cód igo de la estructu ra. /\hora bien. la explicación de la naturaleza de este código. pasa a menudo ror la descripción de las « isotopías de sentido». que pueden entenderse como las dílcrentcs «rutas de sentido» dominantes e indicadas por los varios registros de la imagen (tipográfivo. cromático. figural. simbólil.:o. etc.). Para linali1.ar. el analista procede a combinar estos registros. a oponerlos. a ordenarlos con el objetivo de dariliear las reglas subyacentes de su combinación. 1\ través de esta somera descripción metodológica. es posihle constatar que el análisis semiológico de la imagen resulta similar al de los te.xtos verbales. con la única difcrcn<.:ia qu..: la asignación de los« valores>> opera esta vez sobre unidades de naturaleza visual. /\sí, una torma. un color o una fi gura por ejemplo. corresponderán a un concepto específico (ex. en una imagen dada la figura de una paloma corresponde a la« paz >>, el color negro a la muerte. la línea recta al falo). En todo caso. tanto en uno como en otro régimen. el visual o el vcrhal. la signilicación se postula como el producto de la articulación de códigos que ri gen la relación entre los niveles de la cxpn;sión y del contenido.
Segmentar lo imposible Bien 4uc sohrc el plano metodo lógico esta modcl ización parece pertinente. es preciso constatar que su aplicación a la imagen resulta bastante prohlo.:mática. y esto/incluso desde su primera etapa: la diferenciación de las « unidades signi ficantcs ». es decir la distinción· de los s ignos. En el plano de la lengua se conoce la existencia de la dohle articul ación: hay fonemas que conforman l a~ palabras y hay morfemas que con forman las frases. Pero. ¿,es posible postular articulaciones similares en cuanto a la imagen? Según Metz - e l principal representante de la sem iología de la imagen en movimiento- la respuesta es negativa. En el lcngu~jc cinematográfico. señala este autor. no hay nada comparable a un plano del síg.nilicantc como el de los textos verbal es: «el cine no tiene fonemas>> (Metz, 1964 ). La imagen pos"..: s in duda rasgos comunes con el s ign ificante, pero ella es al mismo tiempo un soporte del significado, sin que podamos descubrir rasgos distintivos desprovistos de significación propia. /\simi smo. suhraya este autor. « el cine no tiene palabras)); de esta forma la imagen - a menudo definida precisamente como una palabra- <<equivale de hecho a una o variasfrases y la secuencia es un enunciado complejo».
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La a(;titud de Metz es a su vez compartida por otros varios analistas de la imagen. En lo que concierne a la imagen pictórica, por ejemplo. Zemsz ( 196 7) se cuestiona si se puede o no considerar a los puntos. a las líneas y a los colores como los significantes del espacio pictórico. Desde luego que no - responde este autor- puesto que la pintura no presupone ningún « absoluto perceptivo •>: cada quien puede segmentarla de manera diferente y« sin riego d!! equivocarse». En una ohra pictórica. lo que para unos es un « signo » e> idente. para otros puede pasar completamente desapercibido. En consecuencia. las ltlrmas y los colores no adquieren el status de unidades signi licantes más que al interior de « códigos ópticos» variables según cada cultura. Es a este nivel. el cultural. que se ordena según Zemsz la signitieación de los iconos6 . Ahora bien. a la imposibi lidad de segmentación del texto visual y la identificación precisa de sus signos se suman otros problemas, puesto que a la lta de unidades signiticantes definitivas resulta imposible identificar un código a la vez úniw y unitario. Es nuevamente Metz7 quien habla al respecto: << .•. no hay ninguna ra::ón para suponer que la imagen posee un código que le sea espec[fico y que la explique enteramente. La imagen está conformada por sistemas hien diversos, de los cuales algunos son propiamente icónicos. pero otros pertenecen por su parte a sistemas no visuales» . Ma~ tarde Eco retomaría esta idea. postulando que en una mi sma imagen existen. de hecho, varios códigos distintos.
Defendiendo las exploraciones Las obvias diferencias existentes entre el s istema analógico y el digital - entre la imagen y el verbo- orillarían naturalmente al discurso semiológ ico a abordar cuestionamientos de más envergadura cuya apuesta y debate ya no eran únicamente la identificación de los elementos de la imagen. ni su proyección en discurso (ct: ¿existe en la imagen una dimensión comparable al texto ?). sino mas bien la pertinencia misma de la aplicación de los métodos semiológicos a áreas diferentes del universo verbal, ya sea la imagen. la música. o la cultura es decir. al mundo extralingüístico en general R
Fue así que por estos años una publicación importante de la revista Cornmunication (N° 15. 1970) seria destinada a enmendar estos incómodos '' In Hclbo. Le champ scmiolo¡;ique. p. 124 126. 7 Ciertamente. la selección de los códigos (en tanto criterios de aceptabilidad) permitió a Christian Mctz ( 1968) la dellnición de géneros cinematográficos y por consiguiente de los tipos de discurso dados. como el westem clásico o e llilm negro ame ricano, sin embargo, según Helbo, el cuadro de la «gran .wntagma/Jc:a » no podría ser pertinente para el conjunto de filmes narrativos clásicos (de los anos treinta al cine moderno). Helbo, Le chamo semiolo¡;iquc, p. 1.26. • Décadas después, Bougneaux resumiría estos cuestionamientos al preguntarse si es forzoso " n:dunr lo •·i.V~hle a lo legihlt.: ». y de esta manera « logicizar » las imágenes: hasta donde los conceptos de la linguistica son pertinentes para el análisis del« mundo v1sual »?,in Bougneaux. Sciences de la communcatjon ct de l·infonnation. 134
cucstionarnicntos. l·:n el prdado. C. Mctz señala que haciendo abstracción de la condición analógica (ic. iwni<.:a) de la imagen. los regímenes verbal : v i ~ ual no están lina lmcntc tan « al'<jados el uno del otro». l:sta defensa de la incurs ión scmiológi<.:a a l campo dc lo visual. que constituye e l grueso de la publicación mencionada. se cncucntra re li.lrzada por c inco consideraciones principales: 1 l·:qui vocadamente se hll reducido la complej idad y la problemática de la imagen a su condición icónica ?. La terquedad de ciertos investigadores a oponer ,, lenguaje de las palabras» al « lenguaje de los iconos» no es scgün Mel/. j usti licablc: « no lwv ninguna ra::ón a ubicarse en contra de la
lengua o en sufi.J¡•or. ni por /u imagen o en contra esta». 2 Las imágenes mcdiáticas se presentan casi siempre en combinación con las frases vcrha lcs: << La mayoría de los mensajes son
mixtos: no se fruta solamente de imágenes cuyo contenido manjfiesto collll<!vu mendones escritas. sino también de estructuras lingüísticas que truhl!jW1 suhterráneamente en la imagen misma. así como de figuras visuales que. a /u inrer.w. contrihuyen a informar la estructura de las lenguas » 10 • l·:n torno a la prime ra parte de esta c ita. Barthcs considerara los enunciados escritos en l a~ imágenes mediáticas - pri ncipalmente las dc la prcnsa y la publicidad- como « puntos de anclaje» de la significación visual. I·:n cuanto a la postura de la determinación mutua e ntre les estructura<; lingliisticas y las fi guras visuales. esta es sin duda postul ada por Mctz en virtud del principio de Saussurc. según el cua l e l pensamiento es enteramente determinado por e l lenguaje. En este cuadro. el le nguaje determina tamhién la percepción. que se convierte así en una estructura codificada corroo pretende demostrarlo el siguiente postulado/defe nsa:
3 << l.o analógico y lo codificado no se oponen de manera simple. /,a analog ía. entre otras cosas. es un medio para trasferir códigos : decir que 1111u imagen se parece a su objeto real. significa decir que. gracias a este parecido. el descjframiento de la imagen podrá beneficiar de códigos que intervienen en el descjframiento del objeto : bajo la cobertura de la iconicidad. en el seno de la iconicidad. el mensaje analógico va a tomar presludo los códigos mas diversos. Dicho de otra forma, la semejan::a en si ., l.o que distingue a la imagen de los otros objetos significantes (como por ejemplo las palabras o bien de lo~ morfemas. la doble articulación) es la similitud perceptiva global con el objeto representado. es decir su status analógico o bien su << iconicidad ». En la imagen. como signo v1sual. el significante << se parece » al significado, cosa que no sucede con otros sistemas de signilícación. l's de esta particularidad que el problema de la imagen permanezca inj ustamente ligado al problema de lo analógico. Con respecto a los signos de la leng ua, su condición << arbitraria » propuesta por Saussure. seria la contraparte de la analogía. A esto Met argumenta: 1 l.o arhítmno no Se! opone a lo analógico. sino a lo motivado (parecido y causalidad). 2 Una imagen puede ser analóg1ca en s u aspecto g lobal. y tener al mis mo tiempo relaciones a rbitrarias con respecto de lo representado. Según este autor, hay entonces que ir mas lejos de simplemente pensar la imagen como analogía. y romper con esta act itud intelectual d e <<limilar.w: a la ,,·omculad». Mctz. Communications 15," L"analyse de l"ímage »,Ed. seuíl, París. 1970. '"C. McV. Commu01cations 15. En el prefacio. 135
<'s wl/enámeno codificado. puesto que apela a un juicio de semejan:a: según el tiempo y el htgar no son las mismas imáge nes las que los hombres j u:gan semt:iantes 11 sus ohjet0.\'11 11 • Esta pos ición sería prolimdizada por Eco. para quien la analogía está codi lica<.la en la medida en t.¡ue el sistema de percepción visual funcion a como un código para una cierta cultura en una época dada. Para decirlo en otros térm inos. el código no estaría ya en el texto. sino en las estructura~ mentales <k percepción. 4 No hay que confundir la semiología con la lingüística. De esta lónna. varias herramientas heurísticas del análisis verbal son de hecho las herramientas de una ciencia más amplia - la semiología- y por ende enteramente aplic¡¡hles a otros objetos o soportes significantes .. Debido a esto no hay que ceder - exhorta Metz - a ~.:sos los «paladines de lo icánico con discurso inmutable» qui~.:nes acusan a la semiología de « transportar fraudulenttmtente conceptos lingüísticos a un área absolutamente diferente <londe nadutienen que ven1. l·: n esta óptica. si bien fueron o riginalmente creados para la descrip~:ión de f¡¡ lengua. los útiles de la sem iología tienen - esgrime Metzun alcance mas amplio : « el hecho que los d[(eren/es segmentos de un ml'n.wje puedan contraer relaciones in presentía (relaciones sintagmáticas). _1 ' que estos sef!.mentos sean incluso susceptibles in absetia de conmutar con o/ros que hubiesen p odido aparecer en el mismo luf!.ar (relaciones paradigmáticas). es en efecto un fenómeno que ha sido estudiado hasta entonces y sobre todo en relaci!Ín a las lenguas, pero cuyo posibilidad de aparición no estú sin embargo limilado al &nómeno puramente lingüístico ( .. .) una cosa es buscar en la imagen los paradigmas y otra muy diferente es de quererle encontrarfor:osamente(onemas l> 1 ~
S Finalmente. la estreeh¡¡ relación postulada entre los sistemas verba l ) visual sería defendida por Mett. por todos los medios posibles. aun los mus rudimentarios. como d siguiente: « No podríamoss decir nada de lo visual si no huhiese la lo!ngua que nos permile hablar de ellos. }' si lo visual fuese una cosa de la cual nada pudiésemos decir. entonces existiría todavía menos >l. 1-:sta postura recurre nuevamente al principio de Saussure sobre la relaci ón de determinación lengua 1 pensamiento. l.cycndo estos dudosos argumentos. podemos darnos c uenta que por abajo de la pertinencia de tales defensas resonaban ya las incertidumbres de una di sciplina que desde entonces sentía amenazados sus métodos. Tales detCn sa~ no valdrían de mucho. pues tiempo después los ohstáculos citados terminarían por sell ar la sanción g lobal que la doxa lingüística impone a la semiología del mundo natural. Según Ducrot. por 11
l'n este cuadro. Mcv sostiene que la lengua determina la segmentación vis ual y viceversa. " Mclz C. Op.cit. l.os subrayados son nuestros 136
ejemplo. el fracaso de estas tentativas se debió esencialmente al hecho que la mayoría de ellas << no pudieron liberarse de las categorías del análisis lin~üístico. a pesar de la imposibilidad evidente de despejar las unidades diferenciales definitivas en el dominio de los signos visuales. EHos análisis consisten a menudo en una transposición mas bien mecánica de las categorías de la lingüLI·tica a materias sign{ficantes mucho mas complejas. como los icono.m. 1 '
En estos mismos tonos. Bougncaux señalaría que d soporte fis ico sobre el cual el scmiólogo del mundo natural o extra lingüístico trabaja. es Jcmasiado heterogéneo para que pueda aplicárselc exitosamente un útil l(mmll como las matemáticas: << lo único que puede hacerse es tratar de
describir el funcionamiento de un sistema semiótico. pero no pretender elaborar. a partir de ello. una atiomática» 14 • Nuevos horizontes: relaciones ínter semiológicas 11. pesar de lo anterior. en la t:poca de Comunication 15 las defensas propuestas por Mctz. y su pléyade de autores parecieron tener consecuencias productivas. al proporcionar nuevos horizontes a la semiología visual. ¡.Cuáles son estos y como operaron? ¿,Cuáles postulados autorizaron avanzar hacia estos nuevos lugares temáticos? Una de las ideas centrales de esta publicación era la de no cortar ni mutilar la imagen de los << múltiples la:;os que la unen a la semiología en general y a la reflexión sobre las culturas». En el fondo de esta actitud. reinaba una certidumbre: la condición abstracta del sentido: << las
siRn!ficaciones no son ni propiamente lingüísticas ni propiamente visuales» 15 • sino un cor~junto des relaciones lógicas que articulan estructuras. Y es precisamente este cncuadram iento el que cobraría reperc usiones importantes sobre los o~jetivos de la investigación: «no porque un mensaje sea visual. quiere decir que todos sus códigos lo son : e inversamente no por<¡ue un códi1;o esté manifies/U en los mensajes visuales. quiere decir que no apare::ca en otros lados. Además. un código (incluso visual) no es jamás visihle. puesto que consiste en un conjunto de relaciones lógicas» 16 • Tales postulados autorizarían la apertura del análisis semiológico de la imagen hacia las otras semiologías vecinas (antropológicas. psicológicas. cte.). a las cuales la primera tomaría prestados úti les. conceptos. descubrimientos. e incluso códigos !. Los términos del estudio de la imagen se verían así modificados. y esto incluso desde la definición misma del ol~jeto: « l.a imagen no constituye un imperio autónomo ni encerrado en sí
mismo. un mundo aislado sin posibilidad de comunicación con todo lo que lo
1
'
11
Ducrot O. « Scm iol o¡;1c ». in Nouveau Dictionnairc des scicnces du lan¡;agc. Bou¡;neaux D. Scicnccs de r information ct de la communication, p. 95-97
' ' M..:t; C . Op Cit. "' Mctz. C., Op Cit. 137
rodea. /.as imágenes como las palabras - no pueden evitar entrar en el juego del semido. es decir en los mil y un movimientos que rigen la sigHi(icaciiÍII e11 el seno de nuestras sociedades. Desde el preciso momento en que nuc·stra cultura se apropia de las imágenes, el texto icónico se vuelve susceptihle a la impresión de la .figura y del discurso. De esta forma. la semiología de lo imagen no habrá de desarrollarse independientemente de una semiología general» 17 • En consecuencia agrega. el aná lisis de la imagen ya no debería consistir en « . .. indagar el sistema de la imagen en sí, ese sistema total y único c¡ue daría cuenta del conjunto de significaciones presentes en las imágenes (V que además no es susceptible de aparecer en lugares diferentes de las imágenes misma.\). No todo es icónico en el icono, y siempre hay algo de icónicoJitera dc>/ icono mismo» 18 • La consagrac ión de estas posturas se manifestaría con la prolifi.:raeión de anali stas y análisis de imágenes autoproclamados « scmiológicos ». cuya excesiva d iversidad y préstamos teóricometodo lógicos hechos a otras disciplinas (como la lógica. el psicoanál isis. la geometría. la antropología) terminarían por d inamitar la ya de por si precaria uni fo rmidad del método scm iológico. Constatar lo anterior no es del todo dilkiL baste echar un vistazo a la heterogeneidad de los nuevos lugares de prcdi l cc~:ió n (temáticos y metodológicos) que surgirían por ese entonces: 1 Análisis de las cstratilicacioncs socioculturales del sentido en la imagen (cuyos ejemplos más ilustres fueron el aborados por Francastel y llarthcs). En este tipo de exámenes. el analista se en foca al estudio del o los sentidos que provienen de « fuera» de la imagen. para acordar a esta ultima una cierta « coherencia». Se recurre aquí a consideraciones sobre las prohlcmáticas sociales y culturales a la-; que la imagen analizada hace supuestamente referencia. directa o indirectamente. Son precisamente estos datos soc iocult urales los que por ejemplo expl icarán la signifi cación de las formas o los colores de un icono. En el centro de estas tentativas. se situará más larde la noción de« enciclopedia del sentido» propuesta por U. Eco. 2 Antropología scm iológica de la imagen. En tonos s imilares al anterior. este examen se encarga de describi r la estructura de los mitos sociales (siguiendo a menudo la doctrina de Levi Strauss o incluso aquella de E. Cassircr). Basado. sobre una óptica an tropo lógica. el analista hace un recuento de los mitos. de los arquetipos y del imaginario social de una cultura n:prcscntados en sus iconos. 3 lconogralia de la imagen. Siguiendo los postulados de Palimpscstcs de G. Genctte. y apl icando una perspectiva diacrónica. el analista se abandona en este caso a una suerte de « genealogía de la imagen ». considerando esta última como un lugar de citas o de referencias de textos icónicos o verbales precedentes. En este cuadro. una imagen no es más que la 17
Me1z. C.. Op Cil. '' M-:11., C.. Op. Cil.
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copia y la comb inación de otra.-; imágenes anteriores. Estos análisis hacen a menudo alusiones a Genelle. para explicar las formas que toman los dilcrcntcs la;ros ínter textuales. Desde luego estas << historias icnográficas» encuentran también bases e n la obra de Panosvki. 4 Análisis de la imagen publicitaria. Diversos juegos de pred icac ión y de implicación son identificados en las imágenes comerciales. cuyo examen se encarga de observar las posiciones especí licas que este ti po de m ens~jc s << imponen» al receptor (ver por <_:jcmplo los trab~jos de Gcorgc Peninou). Por otro lado. el análi sis de la imagen publicitaria recurre a menudo a útiles del estudio de las liguras de la retórica clásica (tropología). para encontrar las liguras y « tropes » que articulan el sentido de los iconos. Estos métodos son empleados por Jaques Durand. pero también por Lou is Marinen cuanto al análi sis pictórico. Más tarde. la Rhétorigue Yisuelle consideraría que la" liguras poéticas clásicas constituyen de hecho todo <<discurso visual ». por lo c ual hay que formular un inve ntario detallado que conduzca a una f(mnal i ;r~1ción lógica. 5 El anál isis de los sistemas geométricos - prudentemente transformado en « análisis topológico » -. cons idera a la imagen como un «espacio ligural » donde los diversos elementos (colores. formas. texturas) <<se ejercen fuerzas mutua/mente»!? (Saint Martín). Se trata aq uí de delimitar las posiciones ocupadas por las figuras (i.e. los signos) en tal espacio. e identificar las consecuencias que esto produce para su s ignilicación. 6 Uno de los lugares predilectos del análisis sem iológico de la imagen publi citaria (y sin duda de la imagen e n general ) es la «dimensión psicológica de lo visuai>>.Esta vía. copiada de los estud ios de Mctz sobre el cine (Le sig,niliant imaginairc ( 1977). donde utiliza a su vez una ps icología de tonos lacan ianos y en este sentido una psicología también lingüística) se ve frecuentemente revisitada por varios analistas. puesto que permanece una « lórmula segura >> para abordar los productos de la cu ltura de masas . Aquí. diversos conceptos de Lacan sobre el inconsciente y las etapas primarias y sec undaria~ del niño aparecen e n abundancia: la imagen. como todo lenguaje analógico. es acusada de proyectar al ~spectador a estos estados. y de transmitirle desde ahí el sentido. 7 En fin. de la lista podemos citar una cierta « semiología narrativa de la imagen>>. Inspirada de la sem iología literaria. esta forma de análisis torna prestados algunos recursos heuríst icos como el « cuadrado actancial >>. o bien a lg unos conceptos tales que« actante». « adjuvante >>. « prueba )), etc. La referencia principal es desde luego Grcimas. cuya teoría narrativa analiza textos de ficción. En esta vía. este últim o es a su vez influenciado profundamente por los form alistas rusos (V. Propp). 8 Ademá~. hay que mencionar una cierta «semiología de la enunciación >> que. siguiendo ciertos postulados de Benveniste. anal iza los dilcrentcs signos relacionados con las instancias de enunciación. así como también los diferentes cuadros o contextos enunciativos de las imágenes y los « efectos de sentido>> que estos provocan (Pierre Fresnault-Deruelle). 139
La lista 4uc acabamos de proponer no es del todo exhaustiva. y el lector no deberá asombrarse al encontrar c iertos trabajos cuya búsqueda obstinada de las significaciones« escondidas». « veladas» o« connotadas» por un « texto visual». les conduce a recurrir simultáneamente a toda<> las pcrspccti' as arriba citada<;. mezclando sin misericordia los conceptos mas disímiles. En estos análisis. el eclecticismo metodológico se erige ley. En cuanto nuestra perspectiva. la lectura de varios de estos trabajos nos ha provocado una suerte de vt!rtigo no tanto por la gran variedad ni la enorme cantidad. sino por el hecho ev idente:: de que estas propuestas analizan todo menos la imagen. pues ésta ya sólo es un pretexto para reflexionar sobre estructuras o sistemas de otras índoles. No somos. por cierto. los únicos en considerar lo anterior. La problemáticas del análisis semio lógico de la imagen y el ccumenismo hacia el c ual este fue conducido. fueron percibidos con pesimismo por varios autores. entre los cuales se situaría el mismo Aarthes. Fn "" ,·,ltima obra. l a cbamhrc clai rc. lanza una suerte de despedida a la
ambición semiológica de cauti var a la~ imágenes. las cuales« precisamente y al contrario nos cautivan ». Los signos de la música o de la fotografia - se queja el autor - no se d~j an analizar con la misma precisión que las palabra<;. l'.n efecto. la sign ificación que Barthes busca en sus estud ios no li te rarios (sobre la totogralia en La Chambre C laire. pero también sobre el cinc. la pintura y la música en L"obvic et l"obtus) es precisamente un sentido obtuso. pues e\ idcneia las limitaciones de la semiología al explorar « ese luKar donde el lenKuaje articulado no es más que aproximativo» y donde com icrl7a un lenguaje difCrcnte. cuya ciencia no podrá ser la li ngüística. pues
""mas farde que temprano es percibida como una intrusa"" 19• Detrás del Árbo l. el bosque: Obstáculos «
ro sé de una reg1ón cerril cuyos bibliotecarios repudian fa supersticiosa y vana costumbre de buscar sent1do en los libros. y fa equiparan a fa de buscarlo en los sueños o en fas líneas caóticas de fa mano . ... admiten que los inventores de fa escntura imitaron los veinticinco símbolos naturales. pero sosllenen que esa aphcación es causal y que los libros nada significan en si ... Ese dictamen. ya veremos, no es de/todo fa la=. . »
Borges, La biblioteca de Babel. En los párrafos precedentes se ha esbozado tanto la concepción scmiológica del sentido de las imágenes como su metodología. algunas de sus apl icaciones y - de manera más importante- los diversos obstácu los que estos exámenes enfrentarían en su esfuerzo por cern ir e l un iverso visual.
,., Barthcs R
. )."obvrc ct l"obtus. p. 58 140
R~.:ducir.
sin embargo los problemas de esta disciplina a los estxl!.ados signi licaría locali zar la vista en un árbol. ignorando el hosquc que se esconde Iras él. Para decirlo en otros términos. los obstáculos lJUC enfrenlil el análisis scmiológico de lo visual no son mas que la punta del iceberg con el cual se topa la semio logía en general. habida cuenta de su concerción abstracta y estática del sentido. así como de su visión instrumental de los procesos de comunicación. Profundicemos en estos as rectos. U 11 sausunianismo » había efectivamente reducido el estudio del lcnguqje al análisis de la 11 lengua». a despecho de su practica social que constituye el 11 habla ». Al~jada de esta dimensión práctica. la lengua pudo ser cons ide rada por la lingüística estruct ural como un sistema puramente abstracto de elcmentos20• mientras que la complejidad del sentido se vería reducida a una red de relaciones lógicas al interior de una estructura. En este ~.:o ntc x to. no es dilki l pensar que todo anális is o método que se apoye en estos postulados saussurianos será ineluctablemente orillado a ignorar tanto el uso e lecti vo que de lenguaje y los signos hacen los participantes en contexto. como la condición a la vez social y s u ~jctiva del sentido. Esto fue precisamente lo que sucedió con el saber semiológico. quien al mal interpretar las máxima~ saussurianas se limitaría al estudio de los 11 signos en si». independientemente de la práctica lorzosamente social de la cual estos son o~jcto. Lo anterior. conduciría injustamente a desterrar el examen de los procesos interpretativos que los sujetos efectúan. De lo anterior se puede entender que perpetrar la visión cstructuralista conlleva necesariamente a menospreciar la participación electiva y « situac ional » de los actores sociales en su articulación del sentido. implicando paralelamente la idea de que los signos poseen una « vida » y un <1 sentido » propios. independientemente de los sujetos que los han creado y que los actualizan en su vida cotid iana. En estas coorde nada~. es preciso subruyar que en la ddinición de sus conceptos y de sus o~,ict i vos. el método s~mio l ógico incurrió en dos olvidos importantes : el del sujeto y el del contexto. ob~t<Ículos
El olvido del sujeto Según el paradigma comunicacional que sostiene al proyecto scmiológico: 1• la comunicación del sentido de los mens~jes (i.e. frases. textos '" A~i . esta estructura se convierte en algo manipul able. descontextualizablc en un laboratorio a la manera de los objetos de las ciencias exactas, como la~ matemáticas. " Desde la ópuca de E. Vcron (Op. cit p.78) la ola func1onallsta nacería en lmgOist'ca con l a adopción de los postulados tecnológicos sobre la comunicación. y de su subsecuente asimilac1on a c1ertos elementos de la doctnna de Saussure. Vanos autores se ocuparían de esto, entre ellos Roman Jackohson En su curso « Língusitique et poetique » introduce la segmentación de las se1s func1ones del lenguaJe. descntas en los « seis factores inalienables de la comunicación
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o discursos) es posihlc en virtud de la~ operaciones lineales de codificación y dcscodilicación realizadas por« sujetos pasivos>>. En t:ste cuadro. el emisor se lim ita a comhinar los ditácntcs signos (codifi car el sentido). mientras que el rcccrtor clcctuará la operación inversa. decodificarlos. descifrarlos, en hreve. « extraer>> el sentido que la combinación de signos « contient: >>. La condición « pa~iva >> de los actores se dche al hecho de que estos comparten indistintamente un código (ie. un « tesoro>> para decirlo con Sauassure) del cual se sirven rara sus operaciones de transm isión sin poder « ni crearlo. ni modificarlo ». Así prorucsto. este paradigma encierra dos implicaciones esenciales: 1 El sent ido es un «algo» que tiene una «realidad en si». es « algo que es/a ya ahí». en el texto. es una suerte de « objeto fisico » con existencia autónoma. caracterizado por una condición estática g racias a la cual podemos ciCctivamentc manipularlo: « codificarlo>> y « decodificarlo», « lransmilirlo »en los continentes (i.e. palahras, textos. frases. imagenes. etc) y« exlraérselo.\·». Se trata pues de un « producto» y de una «estabi lidad ». 2 Puesto que lo signos funcionan a partir de un código, la comrrcnsión de su sentido requiere forwsamente conocer y encontrar este ultimo. sea esto en la simple actividad de comprensión de un estructura t~xtual o bien. simplemente. en la comunicación entre los sujetos. Pero si e l sentido tiene una existencia autónoma. y los participantes de un neto comunicativo comparten un código que les permite interactuar, ¿.cómo cxplicar cntonces que frente a un mensaje oral, escrito, visual o de cualquier otro« sistema signilicante ».dos individuos pueden eventualmente « cxtracr >> sign ilieacioncs dilcrcntes. excluyentes y aun así correctas? ¿.Por qué el sentido de un mensaje. de un texto, de una frase. varía de una persona a otra'?
vcrbah> Esta conwucción, agenciada del esquema de Shannon el Weabcr publicado en 1948. got.aria de una enorme popularidad. En su forma desarrollada este esquema distingue : fuente, codificador. emisor. medto, receptor. descoditicador. y destinatario : «!:"/ destmador envia un nu·nwt¡c o/ tlc.,IIIUIIuruJ. /'ara ser lJ(X:Ta/lvo. el mensaje ret¡uiere pnmerumenlc: de un t.:ontexlo uf L'twl rc/1c:.re. l'ontexlo tJm! ltenen que .w:r di.w.:crnih!t: {'lJru el de.\ ltnulano y que r;.,.,. o verhal o ... u., ccplthle t!L· .\ cr verhalcado: en.w:p,wda. el mcnw.yc: reqwerc de un 1.:ádtgo común al
de,tmodor y al dc.,tmatww (o en otrn' térmmn' al cod(/icador y al desetxli/Ícador) : ./tnalmcntc. el men,a¡e reqtm.:re de un contado, un cana!Ji.\u.:o y una ,·onextón p.,·tc:of(Jgtcu entre
d dc.,tmador y el dc'tmatarllJ. nmtacto que les perm1te de e.<tahle~·er y de mantener la com/1111<"tl<"lon » tn Roman Jackobson, Essais de lingu jstjgue générale. 1963, p.213-222. De esta forma. el modelo 1mtrumental entiende la comunicación como un proceso lineal de transmisión de informacuin <IUC se efectúa entre individuos que alternan la posición del emisor. que codifica
el mcn!\aje. y del receptor, que lo descodifica. Acto seguido - continua Veron- los que defendían este moddo se apropiarían de la doctrina de Saussure. reteniendo principalmente algunos aspectos. como la definición del mensaje entendido como contenido puesto en forma a partir de un repertorio de signos de naturaleza convencional : « l:"ste aspecto es en f!./á"lo m<e{Jllrah/e del ¡nmto de wslu t.:omunu..·ac..·¡onal: la lenJ!ua es un med1o para U.\'CJ..'1Jrar. gruc:ut.\' a los elemento.\· y
fa, reJ!.I<I.' de un dxhJ!.o común y com{Jllrtido por lo.1· actores. el interwmhio de SIJ!.n!(ical"ion.:., " Veron, Op. Cit. p. 78.
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A 1 interior de la es lera scmiológica, varias ex plicaciones de este han sido propu~stas. Algunos argumentan la existencia de di J'c rcntcs códigos en un mismo registro (Eco). Nuestros sujetos que d cspt;jan significaciones dilerentes hahrán -según esta visión- empleado códigos di lerentes . .Pero si este fuera d caso. ¿cómo decidir c ual de todos los códigos posibles es el « más pertinente» para extraer el sentido dclinitivo de tal o cual mens¡~j c?. M~jor aun. quien va a decidirlo? Por otro lado. en relación a los interacciones verbal es donde el sentido de las intervenciones « lluctúa ». la «semio log ía de la comunicació n » ha propuesto que. o hien nuestros dos sujetos de la interacción no comparten el mismo código. las mismas co nvenciones. o bien. no conocen el « buen >> código para el « españo l » estándar por ej emplo. Frente a la imposibilidad de dar respuestas satisfactorias a la variación del sentido. otros scmiólogos han optado por establecer una diferenc ia entre la << sign[ficación » (el sentido) - que sería producto de la parle abstracta del lenguaje (la « lengua» e n Saussure -). y la « siKn[/icancia ». que sería el resultado del uso actualizado de los signos 22 reali/.ado por los sujetos empíricos (el « habla» diría Saussure ) . Pero aun aqu í hay imprecisiones. pues el sentido de un texto dcsp~jado por un anali sta. y que correspondería. según esta explicación. a la« significación». no es ya de por si un uso individual (una « significancia ») que é l mismo hace de la estructura? Como puede e l ana lista « encontrar » una signiticación en un te:--to sin mo .clar su «ser » en el mismo proceso de la « búsqueda» que et'cetúa? El analista adscrito a la visión scmio lógica, asegurará que la signili eaeión se encuentra en la estructura de l texto. qut:riendo hacer pasar po r alto el hecho de que es é l mismo qu ien escoge los elem entos opositores y sus relaciones. y que otros ana listas y. m ~jor a un. otros « no analistas» pueden igualmente despejar unidades significantes d ife rentes y « encontrarlc!-i » s in problema relaciones lógicas! ... el resultado cs. naturalmente. la lamosa «re[ficacion» del sentido. En to do caso. los ICnóm enos de variabilidad del sentido demuestran dos asuntos diametra lmente opuestos a los postulados de las páginas precedente: 1 Por un lado se de muestra el hecho de que más que los cód igos son los sujetos mismos quien tienen una im portancia capital para e l sentido. tanto para aqm!l de las interacciones como para é l de los mensajes mediáticos. En el trasfondo. una triste pero ineluctable observación: la semiología olvidó a l sujeto. 2 Ahora bien. si e l sujeto tiene tal importancia para el sentido. es prec isamente porque e l sentido no existe de manera apriorístico : el sentido no « esta ya ahí». en el texto. no se trata de un producto si no de una fc núm~no
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De la misma manera que Julia Kristeva. R. Barthes llama<< signiliance » esta infanc oa de una signilicacion rcvcldc al orden oposicional-cstrcutural. In l. 'obvie et l'obtus. p. 58 143
producción. no es estático sino dinámico. no es un <<constructor » sino una << construcción » ~.:onstantc. es decir. se trata de un proceso : es « algo » que los sujetos situados producen y reproducen de manera continua en contacto wn lu matcriu textual (se trate de frases. de imágenes u otra) la cual. por si solu no podrá nun~.:u ser en si<< signilicante ». Una vez que se ha considerado al sentido de esta manera. resulta indispensable vo lver los ojos hacia los que los producen: de un golpe de varita mágica los sujetos reaparecen. Es entonces que se puede contemplar su trab<üo de apropiación. de interpretación. de construcción y negociación del scnl ido. su acción activa y productiva en los procesos de comunicación. la construcción de lo« real » que llevan a cabo, y el establecimiento de sistemas sociales de representación. Ahora bien. volviendo al « olvido del s ujeto». uno de sus resultados inmediatos es la consecuente inadvertencia de su cuerpo. En e lecto. el análisis estructural wntempla al signo como una entidad cuyas partes (signillcado 1 signillcante) son psíquicas (la imagen acústica y el concepto). Ln este cuadro. el sentido es con tinado al núcleo intencional de la conciencia. volviéndose exclusivamente << logocéntrico »: el pensamiento y el verbo consuman su unión excluyendo cualquier otro factor. Naturalmente. este universo ahslracto no da cabida al cuerpo « perceptor» de los individuos. cuyos sentidos (el olli:lto. la vista. el tacto. el gusto. el oído) no tendrán en consecuencia nada que ver con la signill cac ión. a menos de someter su funcionamiento al imperio del régimen verbal. Para decirlo en otras palabras. siendo el pensamiento reducido al lenguaje. los otros regímenes de signi1icaeión (más aquellos que conciernen al « cuerpo») son desterrados. Es. gracias a esta omisión, que el lenguaje puede volverse el << interpretan/e universal de todas la maniféstaciones del sentido» (lljcmslcv): como la música. las imágenes, la comida. las superlicies tcxturalcs. los colores. los olores. etc. Sin embargo. ¡.no JXldrían el oltato, el gusto o el tacto obedecer a otras limnas de o rgani:~.ación que la del lcngu~je? ¿,No piensa el artista en wlorcs. en formas. en líneas y masas sin la mediación del verbo? ¿,No podemos percibir olores para los cuales todavía no hemos inventado nombres?. ¿los sordomudos. no concretan su pensar a través de los gestos? En el caso afirmativo a esta~ cuestiones. la semio(/ogia) no podría ofrecer explicaciones a tales fe nómenos. Parece en consecuencia que la recuperación del sujeto debe comprender también la de su cuerpo. Abandonar los postulados « logocéntricos » nos parece por lo tanto un paso fundamental para acceder a otros regímenes de s ignilicación inherentes a la condición humana (más aquellos que son perceptivos).
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El olvido de! co n texto
1·:1 segundo olvido scmiológico es el del contexto. Postulando al s..:ntido como la red Ji fcrencial de los ckmcntos de una estructura. y al signo wmo una entidad esencialmente psíquica. esta óptica no pudo desarrollarse mús que como una vis ión inmanenle: el sentido no tiene nada que ver con el mundo exterior. pues j amás esta «fuera de /ex/o mismo». En estas circunstancia-;. de la misma manera en que la sem iología no aborda la actividad de los sujetos y de sus cuerpos en la articu lación del sent ido. tam poco da cuenta de la doh lc influencia que el contexto tiene para h1 s ignillcación: en tanto espacio« situacional » donde los sujetos se ubican. como el lugar al cual hacen rekrencia. En dl:cto. siendo correlato de la« lengua aulónoma » la inmanencia oh·id:J el contexto en dos ocasiones: primeramente anula toda posibilidad de C'\plicar la rclcrcneia de los «signos» hacia el «mundo» (Res). Vcron explica esta problemática de manera elegante: « ...si considerado en produccián la caracleri::.ación del signo como una enlidad psíquica permilió la separación de la lengua en relación al orden natural y le acordó su " au/onomía » en Ion/o « hecho 11 social (objelivo del positivismo lingtiísticoJ. en reconocimien/o. esto permilió anular al<< mundo real» como unil·erso rdi:rencial de los signos lingüíslicos. ». l.o que se pi..:rde con la inmanencia es pues la referencia externa. es dccir la « realidad » que los signos designan o - valdría mejor decir siguiendo otro paradigma- que construyen. Como quiera que sea, del'cndcr la visión immanentista conduce a condenar al análisis a ser una suerte de meiafisica de signos aulo re.ferl!nciall!s. o bien de ml!nlalismo sin psicología. l:n segundo lugar. la inmano.:nc.:ia c.:vacua al c.:ontcxto c.:onsidcrado como elemento dctc.:rminantc de los sujetos. En efecto. lejos de cnc.:ontrarse aislados en un c.:spacio « irénico ». los individuos que construyc.:n el sc.:ntido ac.:tuan c.:n soc.:icdad y son dc.;tcnninados por diversas situac.:iones pm1iculan:s que les imponc.:n condic.:ioncs; dic.:ho de otra fo rma. los individuos c.:omparten de manera diferenciada un contexto cult ural y educativo. ocupan un lugar social y entran en intcracc.:ión con otros sujetos.
Es evidente que ignorando estos factores fundamentales no se podrá jamás acceder a la dimensión necesariamente social de toda producc ión del sent ido. Esto cs. no se puede describir ni explicar un proceso de s ignificación s in explicar para lelamente las condiciones sociales de su producción. lk lo anterior podernos considerar que abandonar la inmanencia para reencontrar a los sujetos. sus cuerpos y sus contextos. es devolver a l sentido no solamente su carácter subjetivo y social. sino tambi~n su status de tenúmeno e mpírico. !\ este respecto. Bougneaux ha expresado su malestar 145
sdialando qu.: los « mimges semio/ógicos » evacuaban inc luctablcmentc el anúlisis empírico d..: los li.:númcnos social..:s:
<<(.úa cierla nacionali::ación semiótica o es/ru c/uralista pudo sotisjúcer u/os (Jr(!fesores. encaprichados desde e/1/onces con los lemas de la inmcmencia y del cúdigo. mismos que cm?firmahan el sueño dorado de todo lahoratorio o depar/amc>nto universitario. ¡Cuántos estudios pomposamente hauli::ados r< semiótico.\·" rde la imagen. de la música. de la política, de la ¡llllsiolll se sintieron satisfi:chos de trabaiar ha¡o las apariencias de algunas pocas opos¡cwn¡•s. hien pronto dee:/aradas perlinenles! ... ¡Con qué entusiasmo ltemosjugado con estos pequl!iios mecanos. preferido.\ al estudio empírico de los .fi'nómmos!. !.a semiología deJ!.radada en ideología. o en rn·eta de << todo lo sign!ficame )) colllriht(I'Ó a fijar la historia. a sacrali::ar a la estml'iuro en detrimento de!IIWI'imienlo e incluso a ofrecer así 1111 refugio 1 a la teología (presente en ciertos aspectos dellacanismo)>> 2· • Sin qu..:r..:r proli.mdi/.ar más sobre estos asuntos. es preciso retener que las con~iderucion.:s de este y otros autores subrayan la necesidad de conocer la situaciún o contexto en el ..:ual el m..:nsajc visua l es rec ibido. wnocimi.:nto sin el cual ni ngún sentido podrá ser c..;aminado.
Transiciones Las criticas lani'.ada~ al paradigm a cstructuralista en general. y a la s..:miología d..: la imagen ..:n particular. conlkvarían a extenuar al análisis de los «textos en si» y. por ende. a apagar un capitulo importa nte de la ..:xploración de las disciplinas del lcnguaj..: al uni verso de lo visual. De manera más gcn..:ral. en e l seno de las ciencias del l cnguaj~.: la cuestión dd sentido sufriría dcsd~.: ..:ntonces modificaciones importantes. La vis ión sitactico-cst.ructuralista quien consid..:raba que «ninJ!.Ún estudio
upc:racional del sentido ( .. .}podría tener éxito sin un análisis de la forma» . puesto que « los niveles suhyacen/es de la estructura. cernidos en virtud de reguaridades dislrihucionales. eran considerados como la llave para un anúlisis original de la semántica del lenguaje>). sería suplantada por dos grandes modalidades de análisis 24 • Por un lado. la semántica abordaría e l s~o: ntido d~.:sd~.: un punto de vista dt.: la lógi~.:a tradicional. interpretando las estructuras sintúcticas en virtud de la asignación de condiciones de verdad indcpcndi~.:ntes dd contexto. Por d otro. la pragmática se ocuparía de int~o:grar e l contexto comunicacional a l anális is de la significación. Según esta última disciplina. la s ign ificación no deberá ya buscarse en << los textos en si)>. es deci r. en la<; relacio nes sin táctico-cst ru~.:turales que los a rticulan. si no en los procesos dc asignac ión y de negociación del sentido l.jliC los actor..:s sociales realizan en función de las situacio nes en que s..: ~.:ncuentra n. D~.: esta fo rma. declarando prioritaria la investigación del
: ' Buu!\~naux () Op. l'll. p. 100 ~ ~ Fauconlll ~r. 1997. p 35. 146
sentido en acto». o bien de la significación comprendida en tanto 1>roducción en contexto». esta óptica rebasa ciertamente l a~ visiones «imunentistus ». centrando su interés e n el análisis de la palabra de los sujetos en interac~,;ión. del dis~,;urso comprendido como conversació n. En términos gencralcs. el llon.:cimiento de csta disciplina sella el debilitam iento del " imperio del análisis de la lengua. en favor de los estudios de la palahrm> ::• . l:stos postulados han s in duda hecho evolucionar las concepciones acerca del sentido. contribuyendo. por t:icmplo. al desarrollo de la lingiiís tic.:a cogni( i>a q uien desdl.! hace ya algún tiempo propone una visión que s11brl.!pa>a la dicotomía« sl.!m<Ín(ica 1 pragmática» . y privilegia ciertamente el an;íl isis 1k los proccsos di.! construcción del sentido de los sujetos en situación. pero en virtud de los principios y operaciones mentales que rigen la aeth idad sl.!lmíntica del pensamiento . Prometedora. esta vía se e ncuentra actualmente en pleno tksarrollo en varios centros de investigación europeos y mH'team eri canos. Por el contrario. la rl.!saca del naufragio cstructuralista ha provocado en ciertos científicos una absurda desconfianza sobre la viabilidad del estudio de la imagen. pues se considera que el inmanentismo es inherente a este o~jcto dc cstudio (como también de todo análisis discursivo). Esto no cs del hldo correcto. l.a imagen. como manifestación de la c ultura y de la socicdad misma neccsita ser cstudiada. pues su análisis permite el conocim iento de una de las mús importantes dimcnsioncs del hacer humano. Esto será posibk gracias a las pcrspet:tivas quc cstún actualmente su rgiendo. como la lingüísticacogni ti va. las ~.:ualcs - cons ideramos- deben asimilar los resultados positi vos de sus prcdl.!cesoras y evitar así sus « =onas de naufragio». En esta intentona. crccmos que e l estudio de los s ig nos en su versión ang lo s~j ona. la semiótica, ticnc todavía mucho que enseñarnos . pero esto ya es motivo de otra rclk:-..ión. e<
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_.. i)ucrol O." l'ragmat~ea », Nl2!..dL. 147
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