Presentación

Jugando desde el fondo - Artículos cortos de periodismo deportivo

PRESENTACIÓN

Asisto a un partido en el Estadio de Chimbacalle, al sur de Quito, como aficionado. Voy con mi familia, disfruto del espectáculo, mucha gente para ser fútbol de la cuarta categoría de Ecuador; el equipo gana y nos retiramos discutiendo sobre lo que íbamos a almorzar esa tarde. Horas después, uno de los portales deportivos más leídos del país titulaba: “Incidentes en el amateur. Hinchas se enfrentaron al final del partido”. La pelea, de la que no supe pese a que fui uno de los últimos en abandonar la tribuna, había opacado en la nota a todo lo importante que sucedió esa mañana. Molesto y con los dedos más rápidos que el pensamiento, respondía a ese tuit ironizando “5000 personas haciendo fiesta en un estadio del amateur. El texto comienza con ‘tres se propinaron golpes’. Lo peor de estar en el amateur es que los medios te mandan a los pasantes a hacer las notas”. El editor del medio, un buen amigo mío, me respondió que efectivamente habían ido unos practicantes a realizar esa cobertura y que si no me gustaba lo que se estaba diciendo bien podría yo ir a escribir. Y acepté la invitación.

El periodismo más riguroso se lo ejerce escribiendo. Es una reflexión que me ha dejado los casi veinte años de llevar practicando ininterrumpidamente este oficio. El escribir te obliga a leer, te invita a aprender, a detenerte y reflexionar, a buscar nuevos testimonios en protagonistas o incluso en las personas de quienes estás rodeado. No es poca cosa reconocerlo cuando la vida particularmente me la he ganado haciendo radio y uno de los placeres más grandes de la profesión lo encontré haciendo transmisiones deportivas para la televisión.

Pero escribir es una invitación a reinventarse y muchas veces a desaprender y cambiar de opinión porque la lectura te abre nuevos conocimientos y evidencias. Mis primeros textos le per-

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tenecen al ya extinto periódico El Clásico, semanario de circulación gratuita que entre 2003 y 2007 sacudió la línea editorial de los medios deportivos. Durante los años de El Clásico fue cuando conocí a Ezequiel Fernández Moores, quien llego a Quito para dictar un taller exclusivo para nuestra redacción y propender la calidad del contenido periodístico de este proyecto; tras perdernos en el centro histórico en un tour del que el guía era yo, años más tarde volvimos a estrechar un abrazo en Buenos Aires en la final de la Copa América del 2011, la pandemia nos reencontró en la pantalla del Zoom y hoy es la firma del prólogo que dignifica a esta obra. Los textos de Ezequiel, distribuidos por décadas en los medios más prestigiosos del mundo, siempre son una oportunidad para creer en el perfeccionamiento del periodismo deportivo.

Luego de El Clásico, y su hermano menor de contenido político bautizado como El Bocón, vinieron más tarde las experiencias en la redacción del área de política de diario La Hora y algunos textos académicos propios de la investigación universitaria, particularmente desde el 2011 cuando asumí las primeras asignaturas en la Universidad Tecnológica Equinoccial de Santo Domingo. Este texto, sin embargo, recoge relatos más recientes, depurados e incluso menos vergonzantes que los del inicio de este siglo. Las contribuciones a Bendito Fútbol, Pichincha Comunicaciones o Revista Sudor del Perú, narran una perspectiva periodística del deporte vista desde el Ecuador, tanto hacia adentro como hacía afuera. Nos cuenta a la Selección Nacional de Fútbol en sus avatares desde el 2019 con la consigna de volver a participar en un Mundial de Fútbol de la FIFA; también relata a los clubes deportivos, sus momentos de gloria, sus instantes de angustia y los sentimientos que despiertan en sus más fieles seguidores.

“Escritos de manera diáfana y breve, algunos resultan curiosos, incluso sugestivos. Se evidencia la pasión y el conocimiento

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que tiene su autor sobre el deporte en general”, así describe a los artículos seleccionados para esta publicación el escritor Juan Pablo Castro Rodas, a quien indirectamente le debo también mi Licenciatura en Comunicación Social cuando en 2005 fue el tutor de mi trabajo de titulación. “Este texto podría resultar un material de consulta para quienes, sin aspirar a encontrarse con un universo complejo, buscan conocer algunos datos e historias, personajes o eventos del deporte, escritos desde la mirada particular del periodista”.

Jugando desde el fondo persigue recrear al deporte como una narrativa contada desde sus fuentes, desde sus protagonistas y, como en la esencia misma del periodismo, desde lo que el autor quiere decir, con sus creencias y formas. Sócrates, Maradona, Lewis Hamilton o Richard Carapaz tienen sus capítulos, también la política, la guerra, la economía, la corrupción y la enfermedad, como si se trataran de un solo relato enmarcado en el contexto del deporte, las estructuras de poder o los modos de construcción del discurso.

Jugar desde el fondo, más allá de una analogía que usamos los narradores deportivos para describir una acción que se inicia de atrás hacia adelante con la posesión del instrumento, también hace referencia a la profundidad de los temas, esa hondura a la que me trasladó el investigador inglés David Yallop en el año 2000 con su obra “¿Cómo se robaron la Copa?”, un informe detallado sobre los escándalos de la FIFA que solo se judicializarían 15 años después. Aquel libro, el primero que leí con rigor sobre la investigación periodística en el deporte, fue el impulso hacia la aventura de la comunicación, que la inicié en marzo de 2003 con mi primera cobertura realizada para la Radio Positiva en el antiguo aeropuerto Mariscal Sucre de Quito recibiendo al Santos de Diego y Robinho, historia que también se cuenta en estas páginas.

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Solo espero que este libro sea de utilidad para quienes aman al periodismo y a los deportes, porque quienes lo ejercen o quieren llegar a hacerlo deben tener claro que antes de “deportivo” uno es Periodista y ese oficio requiere rigor, responsabilidad y honestidad en todos sus ámbitos. Que esta obra sirva como herramienta para reconocer una atmósfera que no solo se restringe a un campo de juego con sus deportistas compitiendo por un lauro, sino a todo un tejido político, cultural y económico indivisible. “Quien solo sabe de fútbol ni de fútbol sabe” reza el dicho, y este es un texto que bien podría inspirar a nuevos temas para sacar a limpio al deporte y la compleja biósfera que se respira detrás del telón del espectáculo.