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Liga de Quito y el precio de los ídolos

Jugando desde el fondo - Artículos cortos de periodismo deportivo

Liga de Quito y el precio de los ídolos

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Martes 02 de julio de 2019 Bendito Fútbol

El mejor jugador de la década de los noventa en la Liga Mexicana de Fútbol aterrizó en helicóptero en el Estadio Casa Blanca para ser presentado, un 30 de enero de 2004, antes de un amistoso de pretemporada contra el Deportivo Cali. Alex Aguinaga volvía al país luego de jugar 15 años en el extranjero y su llegada rompía una promesa. Aguinaga, al igual que sus hermanos, juró amor eterno por el Deportivo Quito, club en el que debutó en 1984 y alcanzó sus mejores años en el balompié nacional. Pese a que había comprometido su palabra en un retorno a la ‘Academia’, defendió con honor y mucha clase a su eterno rival.

Una bandera se colgó en la Preferencia del Olímpico Atahualpa en el primer clásico capitalino que enfrentó al ‘Güero’ contra su ex equipo. Se trataba de una representación de ‘La última cena’, de Leonardo Da Vinci, en la que once apóstoles vestían camiseta azulgrana y uno vestía de blanco. El propio Aguinaga calificó a ese “homenaje” como “una obra de arte” y públicamente les dijo a sus acusadores que le gustaría quedarse con ese “trapo”. Luis Fernando Saritama también abandonó la idolatría en Deportivo Quito, donde había sido tricampeón, para vestir de blanco en el 2013. No hubo bandera, pero si un largo descrédito hacia el ‘Sari’, que irónicamente ahora financia a las divisiones inferiores del club que lo vio debutar y que atraviesa el peor momento deportivo de su historia.

Hoy los hinchas de El Nacional miran con asombro cómo su más importante ídolo contemporáneo viste la camiseta alba con el número 25. Un mural que conmemora a los 11 mejores

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futbolistas en los 54 años del ‘Bi-tricampeón’ destaca a Antonio Valencia a la entrada del Complejo El Sauce en Tumbaco; las fotos de esa pieza artística no dejan de manipularse en internet con memes para decirle a Valencia que le falló a la hinchada del Rojo. Poniéndose a las órdenes de Esteban Paz, también se rompió una promesa de amor que el ‘Toño’ había sacramentado desde que viajó a Europa en 2005, cuando juró, como Aguinaga, con regresar para terminar la carrera en el equipo que lo vio nacer.

Liga Deportiva Universitaria es el club más rico y mejor administrado de Quito; es el único capaz de pagar el precio y reintegrar a estrellas de la talla de Aguinaga o Valencia y eso es un mérito, no un defecto. Desde 1997 no ha dejado de ser una institución en permanente fortalecimiento.

En ese mismo año el legendario arquero de Emelec y la Selección Nacional, Jacinto Espinoza, viajó a la capital para firmar contrato con El Nacional. ‘El Chinto’ recibió una llamada de Leonel Montoya, técnico emblemático de la ‘U’, para persuadirlo de que firme por Liga. “Cómo vas a comparar a El Nacional con Liga, yo me voy a El Nacional”, le dijo Jacinto con una carcajada de por medio al técnico colombiano. Al aterrizar en el antiguo Aeropuerto Mariscal Sucre, ningún dirigente de El Nacional estuvo para recibir a Espinoza, pero sí estaba Leonel Montoya y lo llevó al flamante Estadio de Liga: “Mira, aquí te van a ovacionar”, sentenció, y ‘El Chinto’ se vistió de blanco para siempre. Hoy tampoco ningún dirigente “militar” esperó a Antonio Valencia y el ex capitán del Manchester United comienza un romance con ‘El Rey de Copas’, donde espera convertirse en leyenda.

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