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El Independiente que busca una identidad

Jugando desde el fondo - Artículos cortos de periodismo deportivo

El Independiente que busca una identidad

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Martes 26 de noviembre de 2019 Bendito Fútbol

Independiente del Valle es la revelación más importante del fútbol ecuatoriano de los últimos cinco años y la conquista de la Copa Sudamericana, con un equipo trabajado en su cantera, es una hazaña sin precedentes en el país. Sin embargo, hay un título mucho más importante que aún no ha podido ganar: su identidad.

El Independiente, a secas, se fundó el 01 de marzo de 1958, inspirado en el múltiple campeón argentino, el Independiente de Avellaneda, que en las primeras décadas del siglo pasado había internacionalizado su fama por sonadas victorias ante equipos españoles y portugueses. “El Independiente ya sonaba a nivel inter cantonal y provincial, inclusive en los ochentas jugó un ascenso a la primera división contra el Esmeraldas Petrolero” cuenta Jorge Terán, hijo de uno de los fundadores del club, José Terán, quien, tras una muerte prematura a los 33 años debido a una peritonitis, le daría su primer cambio de denominación a uno de los equipos más ganadores del cantón Rumiñahui: Independiente José Terán.

Su hijo Jorge cree que uno de los desarraigos más importantes que tuvo el club con la nueva administración fue el cambio del color rojo en su uniforme por el actual negro con azul, “porque el uniforme es la identidad de un equipo, es como que nos cambiaran a cada momento el color de bandera”; el negriazul (así como el rosado) es la marca de Michel Deller, mentalizador del proyecto y simpatizante de los colores del Inter de Milán. Los adultos del Valle de los Chillos aún recuerdan los famosísimos clásicos entre el Independiente José Terán contra el Brasilia, ídolo de Sangolquí, en enfrentamientos que se vivían como finales con estadio lleno

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Monumento a Rumiñahui. Fuente: Municipio de Rumiñahui.

Nada de esto se cuenta en la historia oficial del actual Independiente del Valle, la misma que apenas quiere remontarse al 2007, con la nueva administración, cuando el equipo ganó el campeonato de la Segunda división para lograr el ascenso a la Primera B del fútbol ecuatoriano. El último partido para conquistar aquel ascenso fue contra el Pastaza Moto Club y lo vimos un puñado de periodistas y familiares acomodados en pequeñas sillas de madera, años más tarde reemplazadas por modernas tribunas en el Estadio de la Liga Cantonal de Rumi-

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ñahui, el mismo que ha estado cerrado durante las finales internacionales del club, pues su aforo no es reglamentario para la Conmebol. Los partidos más importantes para Independiente se juegan en Quito y Sangolquí los sigue mirando por televisión, siempre y cuando tengan señal satelital de pago.

Como por televisión seguirán mirando los latacungueños al fútbol de primera división, pese a que para este año acariciaron la idea de llegar a la Serie A, de la mano del otro Independiente. “Hace tres años se emprendió una campaña súper fuerte de que el Independiente es el equipo de Latacunga, se dijo que el “Juniors” era el equipo de la ciudad porque Latacunga merecía fútbol profesional. La gente se emocionó y empezó a ir al estadio, hasta la semana anterior, que todo quedó en nada”, lo cuenta Andrés Burbano, un master en Comunicación Audiovisual graduado en la Universidad Autónoma de Barcelona, quien trabaja en la capital de Cotopaxi impulsando proyectos de coworking y gestionando eventos deportivos como la Ruta del Empedrado, una carrera pedestre que en su primera edición contó con mil participantes de todo el país.

“El Independiente está en su derecho de tener su filial y su cantera de jugadores, pero no se debió utilizar a la ciudad, a la hinchada y al fútbol profesional de Latacunga como lo han hecho”, me comenta apenas se conocía la decisión del Independiente Juniors de no optar por ascender a la Serie A del fútbol ecuatoriano para el 2020.

El “Juniors”, como se lo conoce en Latacunga, es la filial del Independiente del Valle y se asentó tras ocupar el lugar del club Alianza Cotopaxi, un emprendimiento del ex presidente de Aucas, Ramiro Montenegro, que no rindió los frutos esperados y cedió su puesto a la exitosa empresa sangolquileña. “Los equipos ídolos de la ciudad son el Deportivo Cotopaxi, el Flamengo

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(convertido en UTC), el Atlético Saquisilí y el mismo Ciudad de León, pero la gente empezó a encariñarse con el Juniors.

Tras el anuncio de que no quieren ascender a la Serie A, la gente está muy molesta, un equipo que siempre va a estar en la Serie B nunca va a generar una identidad”, sentencia Xavier Erazo, periodista de deportes de Radio Novedades de Latacunga, a quien varias veces llamaron la atención los dirigentes del Independiente Juniors, cuando persistía en preguntar si el equipo realmente quería ascender, “no vaya a preguntar lo mismo, me decían, finalmente se terminó dando”.

Mientras tanto el Independiente del Valle es un proyecto analizado con admiración desde todos los rincones del planeta, es una fábrica de futbolistas y solo la venta de jugadores estaría ya facturando algo más de cincuenta millones de dólares, pero sigue jugando en estadios vacíos. Tras ganar la Copa Sudamericana, la gente del cantón Rumiñahui se volcó a las calles, cuenta Terán que “los balcones estaban decorados con banderas, en el estadio había cientos de personas, cuando un equipo de Sangolquí sale campeón todos van a la pila y la pila estaba llena, la gente pedía que los jugadores pasen por pleno centro de Sangolquí, pero fueron directamente al San Luis”, se refiere al exclusivo centro comercial propiedad de Michel Deller, “esos detalles no engrandecen a la hinchada de Independiente”, se lamenta.

Como también se lamenta que no existan reconocimientos a las exglorias del club, “todavía viven fundadores que deben ser tomados en cuenta, como hacen Barcelona o Liga”, esto en intentos de generar procesos de fidelización con sus simpatizantes; “mi madre todavía vive, es la esposa del fundador. En el museo del club no hay nada de la historia de José Terán”.

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