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El Célico que quiso ser presidente

Jugando desde el fondo - Artículos cortos de periodismo deportivo

El Célico que quiso ser presidente

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Lunes 07 de octubre de 2019 Bendito Fútbol

Antonio Célico es un prestigioso actor y profesor de actuación en Argentina. Dirige un centro de investigación, producción y difusión teatral desde hace más de 30 años.

El Baldío Teatro, como se llama, ha ganado distintos reconocimientos en su país y es ‘Tony’, como le dicen sus amigos, la cabeza visible de ese éxito. Como activista político, fue quien transmitió en su hermano Jorge la curiosidad por las cosas del Gobierno y el Estado. “Quiso ser presidente”, confesó el Célico Director Técnico, aunque la militancia “nunca tuvo que ver con la búsqueda de un cargo o dignidad pública, sino más bien con una defensa de las formas democráticas”, nos contó Antonio, el Célico Director Teatral, desde Argentina.

“Me interesa la política, intento estar al tanto de lo que ocurre en Argentina y en Ecuador, tiene que ver con la influencia de mi hermano, que fue candidato en unas elecciones nacionales en los ochentas por el MAS (Movimiento al Socialismo)”, comentó Jorge Célico, el mentor de la Selección que terminó tercera en el Mundial Sub 20 de Polonia, en una entrevista que nos dio el jueves 3 de octubre de 2019, día en el que Ecuador comenzó a lidiar con un extenso paro nacional de actividades.

A diferencia de su hermano, Jorge Célico no ha querido ser candidato a dignidad pública, su sueño de niño era ser el arquero de Huracán, el equipo del barrio, y dedicar sus horas del día a trabajar en el fútbol. En el 2002 dirigió por encargo un juego entre River Plate y Huracán en el Monumental, cuando los locales, dirigidos por Manuel Pellegrini, eran primeros y los visitantes últimos en la tabla de posiciones. Miguel Ángel Brin-

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disi había sido cesado y Célico, el responsable de las inferiores de ‘El Globo’, era quien debía encarar el partido más difícil del año.

Hombre de milagros, Célico ganó contra todo pronóstico ese juego por dos a uno, y la celebración del plantel de Huracán con técnico interino, conmovió al banquero Fidel Egas Grijalva, quien estuvo presente en el estadio y traería a ese entrenador del prodigio un año más tarde, en el 2003, para dirigir a Universidad Católica. La anécdota la cuenta el periodista Raúl Cruz en su reciente libro, ‘Jorge Fortunato Célico, el hijo del sacrificio’, donde se recoge la historia del actual entrenador, también por encargo, de la selección mayor del Ecuador.

Quienes sí están tentados a prolongar sus días en la vida pública participando de la política son los futbolistas; en nuestro país han alcanzado asambleas, alcaldías, gobernaciones, pero jamás, por ahora, una presidencia. Ese fenómeno ocurrió por una única vez en el mundo y fue en Liberia, cuando George Tawlon Manneh Oppong Ousman Weah, más conocido como George Weah, se colocó la banda de primer mandatario. Weah, único futbolista africano en haber ganado un Balón de Oro como mejor jugador del planeta (1995), fue electo en el 2018 y desde entonces es inspiración para decenas de peloteros que aspiran a conducir sus países. Uno de ellos es José Luis Chilavert, elegido entre los mejores arqueros en la historia del balompié y actualmente un agudo crítico de la política paraguaya.

George Weah

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Otro, también arquero, es el peruano George Forsyth, quien tras ganar la alcaldía del distrito La Victoria en Lima, cuentan las encuestas de su país, se ha convertido en uno de los favoritos para reemplazar a Martín Vizcarra en la Casa de Pizarro. Antes de ello, fue figura en el popular Alianza Lima y en la selección nacional.

Mirando con tristeza los días de convulsión social que vivió Ecuador por el alza en los precios de los combustibles, Jorge Célico no duda en sentenciar que “lo más hermoso que puede vivir una sociedad es estar en democracia”, y mientras espera a su sucesor definitivo en la selección de mayores, argumenta que quien sea el elegido “necesita trabajar mucho tiempo, recorrer mucho el país, meterse en el barrio y conocer la idiosincrasia”. Cree que la autoridad “nace del conocimiento, de la capacidad de trabajo y de generar esa autoridad a partir del ejemplo”. Exactamente lo mismo que un país espera de su presidente.

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