La revista No. 12

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Sumario

febrero 2022

Publicación de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador

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Editorial

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Expreso móvil

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Doble sentido

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Dr. Fernando Sempértegui RECTOR Dimitri Madrid Muñoz DECANO COMITÉ EDITORIAL María Eugenia Garcés, Subdecana y Presidenta del Comité Editorial Fabián Guerrero Obando Coordinador del Comité Editorial y Director de La revista Miembros: Juan Pablo Castro Manuel Espinosa Fabián Guerrero Meysis Carmenati Portada: Dos mujeres leyendo (1934) Pablo Picasso Diseño y diagramación Sonia Vega Burbano

Perdigones

Extramuros

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Impresión Fabián Usiña

Los criterios vertidos en los artículos son de estricta responsabilidad de sus autores. No reflejan necesariamente el pensamiento de La Revista.


Fabián Guerrero Obando

El presente número de La Revista no es una entrega cualquiera. Recoge la esencia misma de esa necesidad de pensar sobre la Universidad. El resultado es una extraña y lúcida mezcla que va del amor a la denuncia, de la remembranza intelectual a la remembranza personal, de la crítica aguda al homenaje secreto.

Fabián Guerrero Obando

Una vocación universal

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José Luis Villacañas, Rommel Hernández, Carlos Fernández, Luis Alegre, Oscar Llerena, Fernando López Milán, Carlos Celi, Milton Luna, Monserrat Fernández y Álvaro Cuadra son universitarios que no se conforman con las livianas frases puestas de moda o con el facilismo de la palabra intrascendente que predomina. Sus reflexiones van más allá. Indagan en lo profundo de la Universidad y en su proyección sobre el devenir de esa Universidad. Es, ante todo, el registro profundo y brillante de una Universidad que no ha dejado de ser nada distinto al oleaje continuo entre la utopía y el fracaso. Una de las constantes que ha acompañado a la Universidad en su larga travesía histórica, y que quizá forma parte de su esencia, es la pregunta por su función en la sociedad. Pregunta que, unas veces, le es formulada desde fuera y que en ocasiones surge de su propio quehacer, como en el presente caso.

Adorno dijo que la Filosofía es preguntarnos no tanto por lo que tenemos, sino por aquello que nos falta. Eso mismo debe hacer la Universidad: incitarnos a no conformarnos, a buscar siempre lo mejor. Porque es cierto que los estudiantes van a la Universidad a aprender una serie de saberes propios de su oficio,

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Editorial

El espíritu de la Universidad debe mantenerse vivo y reflejar su época. Eso está claro. Debe ser plural, por ejemplo, promover la libertad de pensamiento, dotar al estudiante del equipaje intelectual que necesite para reflexionar en libertad y llegar a sus propias conclusiones.


Fabián Guerrero Obando

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pero también a hablar con esa voz que solo a ellos les pertenece y que hay que saber escuchar. Así pues, preguntarse por la función es preguntarse de dónde viene la Universidad, qué es y hacia dónde se dirige. Se trata del modo particular de ser de nuestra Universidad. Se trata de identificar lo que somos, aunque quizá no de definirlo. A la Universidad no le pueden fijar límites estrechos, fronteras inexpugnables que así como aprisionan, expulsan. La función sí propone una historia a relatar, una misión que abrazar y una realidad humana y natural de la cual nos sentimos voluntariamente parte, pertenecemos a ella. La función de la Universidad no debiera ser solo discurso ni una esencia fijada por una tradición inmodificable. La función de la Universidad y su historia deben estar en permanente construcción y reconstrucción. El espíritu de la presente entrega apunta en esa dirección. Ese discurso público y que se da en el aula académica, aspiramos que se exprese y se haga carne en prácticas y significados sedimentarios en nuestra vida diaria. Esperamos que este número despeje la vista de los que quieren ver. Que oriente sus ojos, perdidos muchas veces por ídolos del utilitarismo o de la lógica del beneficio, hacia la autonomía intelectual y personal, en cuyo centro tiene lugar lo más determinante de la aventura humana. Cerramos este número con dos textos adicionales. El primero, recoge una de las últimas entrevistas concedidas por el escritor Jorge Velasco Mackenzie; el segundo, Eliécer Cárdenas, el narrador sin tregua, escrito por Carlos Vásconez. Contra el entretenimiento fácil y el rápido olvido, les invitamos a leer la obra de los escritores que acaban de partir. Porque leerlos quizá sea la mejor forma de mostrarles nuestro reconocimiento y acaso la gratitud que se merecen.

Editorial

Su legado está en los demás, en los que los han leído. Porque la lectura de Literatura es un principio de libertad. Y la Universidad es, por principio, el sentido de la apertura. Literalmente tiene una vocación universal. Allí arraigan, se encuentran las distintas regiones del conocimiento. Y la literatura es la que proporciona el disfrute de ese saber.


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Teología política y ontología del presente José Luis Villacañas Berlanga ..............................................................................

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Educar en el reconocimiento para la Paz Romel Hernández • Ángela Navia López .................................................... 15


José Luis Villacañas Berlanga*

Teología política y ontología del presente1

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omo hemos dicho, desde la obra de Michel Foucault El nacimiento de la biopolítica, el programa urgente y fundamental de las ciencias humanas y sociales es la valoración y crítica de lo que se ha llamado neoliberalismo. Este programa es constituyente de estas disciplinas y de su futuro. El triunfo del neoliberalismo, con su reducción del homo economicus a lo absoluto humano, implicará el

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final de las propias ciencias sociales y humanas. En la capacidad de contextualizar, analizar, criticar y vencer esta forma hegemónica de la autoconciencia de la segunda globalización mundial del presente, las ciencias humanas y sociales se juegan su destino completo. No debemos ser ingenuos respecto a este asunto: el neoliberalismo implica algo más que una forma de gobierno y

Este texto forma parte del capítulo V del libro: Neoliberalismo como teología política. Ha sido cedido por el autor para ser publicado en el Número 12 de La Revista. Se ha eliminado el aparato crítico original para facilitar su lectura.

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Teología política y ontología del presente

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José Luis Villacañas Berlanga* Teología política y ontología del presente

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poder; implica una forma de una ducir el problema de las vidas preforma de subjetivación en la que carias en el contexto más básico las ciencias humanas y sociales ya de la temporalidad, para lo que no tienen función alguna ante una identificaré el aspecto fundamenautoobservación que ya se ha tor- tal de la constitución del tiempo y nado sólo económica. Una conse- su relevancia para la constitución cuencia notable del cuidado de sí de la subjetividad. Aquí defenderé foucaultiano, como instrumento de que esta temporalidad mínima lucha contra esa forma de go- tiene lugar mediante una reducbierno hegemónico, reside en que ción de la intencionalidad, una amesa lucha implica una compren- pliación de la latencia y una sión de la universidad como eliminación de la legitimidad de forma de subjetivación alla oferta dentro del conternativa que no conduce texto del capitalismo técSin legitimidad al individualismo como no hay modalidad nico actual. Legitimidad y sin modalidad ideología. En el punto es la instancia reflexiva no hay sino desplegaré esta intuimediante la cual las sotemporalidad ción básica y la usaré ciedades se enfrentan a neutra. para definir el estatuto de su propia contingencia y ese presente que se caractees por tanto la autoconcienriza como «vidas precarias». cia de su modalidad. Sin legitimiDesde luego, no quiero ignorar dad no hay modalidad y sin una amplia literatura sobre este modalidad no hay sino temporaliconcepto precisamente configu- dad neutra. Después apunto a que rado desde las ciencias sociales. las ciencias humanas y sociales Sin embargo, aquí deseo propo- no pueden dar por perdido todo ner un abordaje conceptual que este campo de la modalidad. Posme parece fundamental. Para teriormente me concentraré en eso será preciso realizar algunas usar todas estas herramientas observaciones y precisiones pre- para llegar a un concepto de vida liminares. precaria adecuado. Finalmente veremos el sentido de la precarieEn el primer punto identificaré que dad de esa vida como propio de la es completamente necesario intro- ontología del presente.

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Sabemos desde Kant lo que esta operación implica. Distinguir es juzgar, diferenciar y eso impone la producción de distancias. Sabemos que las categorías kantianas de la modalidad son las propias de la reflexión. La afirmación imponente de la facticidad como única relación con lo que es, implica dejar presa la inteligencia en el seno de un vago e inasible ser, asfixiante y autoritario. Por el contrario, sabemos que la reflexión no se abre camino sin la producción de distancias. Podemos decir que ahí se juegan su destino las ciencias sociales y humanas, los únicos dispositivos que nos resta para la producción de un mínimo pathos de la distancia. A su vez, estas ciencias, por su metodología comparativa inevitable, son los únicos dispositivos institucionales para introducir distinciones de modalidad

José Luis Villacañas Berlanga*

Las ciencias sociales y humanas están presididas por una voluntad de distinguir. El imperativo de la distinción es un gesto que ya se eleva como una protesta. La puesta en práctica de la voluntad de distinguir implica ciertamente una tarea conceptual. Pretende introducir una cuña que rompe el carácter macizo del presente como pieza imponente y compacta. Esa cuña es el presupuesto básico para neutralizar su pretensión totalitaria. La Compacidad, como lo ha mostrado Miguel Abensour, constituye la arquitectura del totalitarismo, pues tiende a la construcción de formas tan imponentes que ciegan con su evidencia presencial. Pero frente a la ciudad material que soñaba Speer, el modelo que inspira a Abensour, ahora tenemos una compacidad conceptual. Se trata de la pura y desnuda articulación del presente como «lo que es», un bloque sin fisuras. Ésa es la forma específica de la construcción de totalidad del presente. Ni siquiera se trata de la presentación de la realidad como necesidad. Es más bien la reducción de

toda modalidad a la desnuda facticidad considerada como un continuo inexpugnable, algo que está más allá del juego de lo posible, de lo necesario, de lo existencial o de lo latente. Distinguir en la modalidad es la primera actividad del que no quiere ser cegado por esa compacidad.

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Teología política y ontología del presente

Temporalidad originaria y latencia


José Luis Villacañas Berlanga* Teología política y ontología del presente

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(posible, necesario, real, latente) y la reflexión, han entrado en crisis así quebrar el absolutismo de la re- a partir de las consecuencias de la alidad. Sólo donde hay modalidad aceleración del tiempo que ya anahay subjetividad. Donde sólo lizara Koselleck. Pero contra lo emerge la facticidad, todo está re- que pudieran implicar los análisis ducido al puro presente de lo que de Koselleck, la consecuencia de hay, por mucho que éste se des- la aceleración del tiempo presenta pliegue en continuas diferencias. otra cara, eso que Gumbrecht La subjetividad en una compaci- llama «lento presente», cuya fenodad fáctica sólo tiene a su alcance menología consiste en que lo pael variado campo de reacciones sado irrumpe continuamente en el administradas. Sólo la distancia re- presente sin dejar de ser pasado y flexiva crea modalidad, y las sin dejar de ser presente, ciencias humanas y socia- En este sentido instalándose de forma cóles, que heredan comple- podemos decirlo moda en la comunicación jas capacidades antrointransitiva de la acelecon claridad: pológicamente fundaración, que por eso desin modalidad, das, siempre han tenido vora todas las el enunciado «vidas precarias» esa función, reducir lo diferencias minimizánno tiene que se presenta como dolas hasta hacerlas sentido. absoluto. En este sentido compatibles con ese prepodemos decirlo con clarisente ampliado. Ésta es la dad: sin modalidad, el enunciado forma de consumo cultural que «vidas precarias» no tiene sentido. viene a sustituir a las ciencias soNi se plantearía. La precariedad ya ciales y humanas, con su voluntad es un modo. Sin modalidad, no se de distinción conceptual, de idendan las condiciones de posibilidad tificación de los estratos temporapara pronunciar esa palabra. les, de fijación de los anacronismos y de las etapas evoComo he mostrado en otro trabajo, lutivas de los poderes que gobierhaciéndome eco de las reflexiones nan el presente. En suma, es la de H. U. Gumbrecht sobre el forma de consumo de bienes cul«Broad Present», las formas de la turales que impide una historia modalidad, como operaciones de conceptual “culturales que impide

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En estas condiciones, al dominar precisamente el instante del ahora, se impone la modalidad fáctica de lo presente, lo que requiere que

José Luis Villacañas Berlanga*

He defendido que esta experiencia del uso de los bienes culturales, heredados de otras etapas históricas, constituye un regreso a la temporalidad originaria que ya fue destacada por Eugen Fink en sus trabajos sobre Husserl en los años 1920 y 1930. Tal forma de temporalidad originaria salvaguarda la estructura de la intencionalidad, y la dota de una significatividad para el instante del ahora, pero su forma específica consiste en que no tiene que activar las dimensiones latentes de retención y protensión, puesto que el ahora significativo instantáneo no encierra ninguna significatividad específica que lo transcienda. El significado del ahora es pleno, se agota en sí mismo en su sentido mínimo, alberga retenciones y protensiones, pero sólo en la medida en que su minimalismo se incorpora con facilidad en una cadena acelerada e intransitiva en su conjunto, y no se problematiza jamás. Esto es así porque su introducción en la cadena temporal significativa no obedece a otra lógica que a la que con posterioridad le presta el

goce de la subjetividad que lo vive. Aquí lo decisivo es el miedo al vacío de conciencia, siendo su significatividad exclusivamente el llenar la conciencia. Esta secuencia no da lugar a la elaboración de memoria y expectativa, y en este sentido no genera identidad ni historia. Es evidente que estamos describiendo la temporalidad del consumo. Éste no problematiza su significado, su contexto, su procedencia, su oferta, y por tanto quien consume no tiene por qué activar las latencias que le ofrecen su marco significativo, no tiene por qué transformar las latencias de retención y protensión en recuerdo y expectativa, y no tiene por qué realizar lo que en términos de Koselleck llamaríamos experiencia, Erfahrung. Blumenberg dijo que la oferta de nuevos productos al consumo no necesita una legitimidad ajena a su propia presencia, y esta carencia de necesidad de legitimidad, este uso inmediato, es lo que vinculamos a la experiencia de libertad de la que habla Foucault.

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Teología política y ontología del presente

una historia conceptual de la contemporaneidad.


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toda latencia sea mantenida como ciona la receptividad, el sentido y tal, encerrada en su oscuridad, la expectativa mediante una temajena a la reflexividad. En este poralidad compleja, tenemos la lacaso no tiene lugar la activación de tencia del inmenso repositorio de la reflexión, la potencia que trans- elementos culturales en los almaforma lo latente en un modo de ser cenajes virtuales, listos para el comparativo con lo presente, y tra- consumo; la latencia de los eleduce la percepción en experiencia, mentos anónimos de una especie con el uso de la memoria y la ex- de intelecto general sin cuerpo ni pectativa. A eso se llama, desde el tiempo propio. punto de vista fenomenológico, lento presente. Todo puede El dominio de esa masa imporegresar desde el punto vinente de latencia como virTodo puede vencial porque nada se tualidad objetiva sin regresar desde incluye en una serie relación experiencial el punto vivencial significativa propia ni porque nada se incluye con los psiquismos sinencierra esas prefegulares, que sólo cumen una serie rencias que impone lo ple con la función significativa propia latente cuando reemínima de la significani encierra esas preferencias merge. Todo está asotividad del ahora de ciado con todo, sin que impone lo latente forma caprichosa, si no cuando embargo, pero al no dispulsional o histérica, reemerge. poner de anclaje en las constituye la afinidad eleczonas de latencia, que son tiva fundamental entre esa las zonas profundas del psi- forma de conciencia adaptada al quismo, las asociaciones son de consumo y la infantilización de la naturaleza superficial, histérica, re- vida. Como sabemos por Freud, activa, y por eso necesitan repo- desde el momento de la irrupción nerse continuamente y adaptar la de Edipo hasta la pubertad, el huforma de la aceleración. En reali- mano atraviesa por una fase de ladad nada se mueve. Frente a la la- tencia poderosa, que determina tencia que se deposita mediante la una apertura ingenua al presente, experiencia en los estratos profun- y una curiosidad devoradora, pero dos de la subjetividad y que condi- va orientada por identificaciones e

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José Luis Villacañas Berlanga*

significatividad. La invasión de la latencia objetiva de infinitos elementos almacenados en el mercado genera una mentalidad infantil pero sin hilo conductor. La ontología del presente, de forma convergente, nos habla de una curiosidad igualmente devoradora y despreocupada, ahora sin límites de identificación, de una infantilización de la vida sin horizonte constructivo de identidad. Quizá ésa sea la estructura de temporalidad básica de lo que llamamos «vidas precarias».

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Teología polítia y ontología del presente

ideales que, en cierto “modo, permiten a la cría humana olvidarse de sí y lanzarse hacia los objetos selectivos sin preocupaciones que alteren el principio de placer. La función del complejo de Edipo no era sino la de orientar al singular por la trama de intereses del mundo, prestando intensa significatividad a unos elementos frente a otros. Eso podía salir bien o mal, como sabemos, pues era un proceso sometido a complejas ambivalencias que intensificaban la

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José Luis Villacañas Berlanga* Teología polítia y ontología del presente

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* José Luis Villacañas Berlanga. Es uno de los filósofos de habla hispana más influyentes de nuestros días. Profundo conocedor del pensamiento alemán, en especial de la filosofía kantiana, ha tomado parte en los debates decisivos de nuestra época reivindicando, en sus propias palabras: el rigor del pensamiento democrático para escapar a la retórica (1999, Res Pública, Madrid Akal), prueba de ello su discusión con los teóricos del populismo. Es un animador cultural de excepción, fundador de la célebre revista Daímon, su producción editorial es inmensa, así como su propia obra. Es además catedrático universitario, cargo que ha desempeñado en varias universidades españolas, desde 2009 en la Universidad Complutense de Madrid.

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Romel Hernández • Ángela Navia López*

Educar en el Reconocimiento para la Paz1

Introducción

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unque parezca contradictorio, la paz no requiere de la tolerancia sino del reconocimiento, por eso es necesario pensar en cómo se contribuye desde la educación para la paz, buscando la manera de formar personas capaces de reconocer al otro como sujeto valioso en sí mismo. Para tal fin, en un primer momento, el presente escrito pro1

pone explicar, a partir de la Metamorfosis de Kafka, el concepto de tolerancia y cómo dicho concepto no contribuye mucho en la construcción de comunidad. En un segundo momento se toma la novela de Luis Sepúlveda, Historia del Gato y la Gaviota que le enseñó a volar, abordando el concepto de reconocimiento y mostrándolo como necesario en una sociedad que asume el conflicto positivamente y se prepara para

Este texto formo parte del libro colectivo: Escuela e inclusión: reconocimiento, cultura de paz, creatividad social y derechos para la nueva escuela, publicado en 2018 por la editorial CENEJUS de México. Los autores han autorizado la reproducción de este documento en el Número 12 de La Revista.

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Educar en el Reconocimiento para la Paz

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Romel Hernández • Ángela Navia López* Educar en el Reconocimiento para la Paz

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la paz. Y en un tercer momento, con Martha Nussbaum, se reflexiona en torno de la sensibilidad que despiertan las humanidades, convirtiéndolas en fundamentales para el proceso formativo de entender la paz ligada al reconocimiento de las diferencias. Nadie puede olvidar como en la escuela y en cualquier institución educativa se hablaba de educar para ser tolerante, porque se presuponía que dicha virtud política era valiosa. No obstante, la tolerancia genera una actividad pasiva y de encierro en sí mismo, haciendo difícil entablar interacción alguna. Es cierto, la tolerancia se aprecia como una virtud política, pero lo fue para un tiempo donde las diferencias no resultaban visibles a simple vista, en la actualidad ella se ha convertido en algo valioso para la convivencia inmediata, pero no para la convivencia a largo plazo, donde los sujetos no pueden ocultar sus diferencias. En la literatura pueden encontrarse muchos ejemplos para explicar la tolerancia, o como podría decirse más apropiadamente, aguantar al otro, soportarlo sin de-

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jarse afectar por él; tal es el caso de la Metamorfosis de Kafka, donde el otro como distinto debe ser soportado mas no es valorado desde su condición humana. Por el contrario, poco son los ejemplos que dibujan la idea del reconocimiento, quizá el más claro que se ha presentado, está en la novela infantil, titulada Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar; en ella el autor sensibiliza al lector sobre el valor que tiene para la humanidad la diferencia, en cuanto que, solo la preocupación por el otro es la verdadera preocupación social (Sepúlveda, 1996).


Pero ¿cómo lograr una formación donde se despierte la sensibilidad por el otro y se formen individuos dispuestos a reconocer más que a tolerar? La clave de esto se encuentra en el pensamiento de Nussbaum (2010), específicamente en su noción liberal de aproximación sensible por medio de las ciencias humanas, o mejor, por medio de potenciar la formación humanística. Esto consiste en darle mayor importancia a la literatura, al arte, al cine, a la danza, en razón de ser ellas disciplinas que abren el cerrado círculo del yo, para ampliar los horizontes y comprender que la existencia individual se basa en la relación.

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Nunca nadie podrá despertar un día convertido en un insecto, pero si podrá un día despertarse sintiéndose un insecto. La metáfora del cuento de Kafka en la metamorfosis es sencilla, muy concreta para mostrar la condición de la vida actual, consiste en evidenciar el extrañamiento de la gente con su mundo, el cual es contrario a sus deseos y aspiraciones, sobre todo porque ese mundo ha propuesto que la mejor forma de ser feliz es alojarse en la individualidad de cada persona. De esta manera, relacionarse con los demás resulta totalmente extraño, ajeno a la condición humana sociable, que según Aristóteles nos convierte en animales esencialmente políticos. El sentirse individuo, no identificado con los otros, pero si atado a unas relaciones que le son ajenas, puede decirse que es propio de la modernidad capitalista, una profundización de la individualidad hasta el punto de caer en una especie de aislamiento, donde brotan las preguntas ¿Qué hago yo aquí? ¿Para qué existo? Estas pregun-

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La Metamorfosis de la Tolerancia

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Educar en el Reconocimiento para la Paz

No se trata de preocuparse por el otro superficialmente, debe existir preocupación por el otro porque tiene una perspectiva valiosa de acción, el otro es un potencial en sí mismo para el resto de la humanidad y de los seres vivos. De ahí la importancia del reconocimiento, de formar y de comprender que en un contexto de construcción de paz y superación del conflicto armado es necesario la integración y el diálogo permanente en vez de la distancia y la negación.


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tas existenciales pueden surgir y, bajo un sentido moderno de libertad absoluta, presuponen que los seres humanos están aquí para buscar sentido a la existencia.

leta, 1985). No es ese el sentido que aquí se pretende apreciar, porque no se trata de saber qué sentido darle a la vida, pero sí de entender cómo se puede convivir siendo tolerante, es decir, sin neNo obstante, ante ese panorama cesidad de interacción real con los de aislamiento y búsqueda de re- demás. Para tal fin, afirmemos que lación entre individuos autointere- el problema de Gregorio es que él sados, despreocupados por es distinto, mientras la cotiEstas lo comunal o social, es vádianidad de la vida en la preguntas lido preguntar ¿cómo es que él vive le impone existenciales posible la convivenunas pautas de conpueden surgir y, cia?, porque a pesar bajo un sentido moderno ducta, comportamiento de todo, la única y pensamiento, sin de libertad absoluta, forma que tenemos embargo, él se desenpresuponen que los para sobrevivir es en marca de ahí. En otras seres humanos están aquí contacto con los palabras, es un ser dipara buscar demás, como presupoferente, pero no totalsentido a la nían los griegos para mente diferente, en existencia. quienes la política no era cuanto resulta aceptable, y una opción. Quizá la respuesta puede ser asimilado por la soa esa inquietud este en la toleran- ciedad; es diferente en la medida cia, entendida y definida desde la que se vuelve rechazable y por historia de Kafka. ello es visto como un insecto, hasta el punto que él mismo se ¿Qué sucede con el señor Grego- siente como insecto. rio Samsa? Podría asumirse que el problema que tiene no es un Pensemos por un momento cuanproblema existencial, como lo pre- tas veces ha pasado eso, en nuessupone Zuleta en sus ensayos ti- tra sociedad, en nuestros círculos tulados: La metamorfosis y Kafka de amigos, en nuestra familia, y la modernidad, donde aborda el existen diferencias aceptables. Por tema desde el existencialismo (Zu- ejemplo, socialmente no incomoda

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No acontece lo mismo cuando la diferencia resulta tan radical, como lo puede ser el pertenecer a la iglesia de Lucifer. Se trata de una religión que promulga a Lucifer, no como el enemigo de Dios, sino un ángel que acoge otra ética de adoración y convivencia. Quienes pertenezcan a esta iglesia y lo asuman así, viviendo en una sociedad fuertemente influida por el pensamiento cristiano, indiscutiblemente se sentirán como insectos, porque la gente los verá y los trata así. Aunque eso suena muy alejado de la realidad y descabellado, no hace falta acudir a la imaginación para darse cuenta de esa posibilidad. En la historia de la humanidad y de nuestro país, los

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Pero bueno, puede decirse que para estos casos la tolerancia sería suficiente, porque se manda los asuntos religiosos y políticos al cuarto de lo privado, de donde se espera que no salgan a lo público. Se desea que el bicho de la diferencia no se haga visible, tal como acontecía con el pobre Gregorio Samsa, que resultaba siendo una vergüenza, un asco para su familia, pero que se pretendía recordar como el hijo formal, trabajador y respetuoso que había sido antes del fatídico suceso. No es de extrañar que el deseo de muerte este entre los familiares de Gregorio, ese deseo que ellos muy en el fondo sienten por su pariente insecto, es muy similar al deseo de

Para soportar esta afirmación, basta recordar el libro de Diego Jaramillo Salgado, titulado Satanización

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Romel Hernández • Ángela Navia López*

ejemplos sobran, basta recordar cómo eran vistos los liberales, después lo socialistas y los comunistas2., en fin los ejemplos sobran. El ver a alguien como un insecto hace posible que sea tratado como tal y en muchas ocasiones, se le hace creer que realmente es un insecto.

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Educar en el Reconocimiento para la Paz

una persona que promulgue ser protestante o mormona, incluso la acogemos en nuestros círculos de amigos, de trabajo y quizá, con algo de dificultad podrá entrar en nuestra familia. Para ese caso la diferencia es aceptable, tratable y hasta asimilable.


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muerte que se siente por algunos seres cuando nuestra tolerancia está al límite de romperse. Para este caso la muerte es la intensión de anular al otro, no como persona, sino como potencial que amenaza lo que soy, la forma como vivo y la perspectiva de lo bueno y lo malo. Recuérdese que el padre de Gregorio sentía odio por su hijo, porque ante la falta de un proveedor de recursos para la casa, tuvieron que alquilar un cuarto de la casa familiar y él tuvo que volver a trabajar, es decir, la presencia del insecto le había cambiado su forma de vivir. No obstante, a pesar de todo lo sucedido, la familia era tolerante porque convivía con él, sin que ello implicara algún tipo de relación. El contacto entre insecto y familia se reducía a suministrar comida y a permitirle hacer lo que le parezca dentro del cuarto; pero cuanto salía de aquel recinto mostrando su condición de ser diferente, era reprimido con una escoba. Concluyendo con Kafka, se puede decir que la tolerancia es convivir con el otro sin interactuar con él. Las diferencias pueden existir, son respetadas, pero deben ser

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guardadas en la intimidad. En otras palabras, puede decirse que no importa si existen o no, desde que nos entendamos en lo fundamental lo demás no importa. Este concepto de tolerancia apareció en el siglo XVII con las guerras religiosas. Por esa razón, cuando Locke escribe sobre la famosa carta sobre la tolerancia, lo hace para proponerla en dos planos, una en el trato que los individuos tienen entre sí, la otra en cuanto a la relación Estado-individuos. En la primera los individuos deben hacer abstracción de sus particularidades y entenderse como simples ciudadanos. En la otra, el Estado los trata como ciudadanos y les exige responder a sus obligaciones. Haciendo énfasis en la primera forma de tolerancia, otro filósofo de la ilustración como Voltaire cree que la sociedad política debe estar dada por una comprensión de reglas claras que permita el entendimiento entre individuos, en los cuales ellos puedan manifestarse libremente, realizarse sin problema. De ahí la famosa frase que Evelyn Beatrice Hall, biógrafa del


No tiene ningún sentido escribir una novela para que nadie la lea o pensar para que las ideas sean solo propias, tan propias que nadie las conozca. Recordando los manuscritos económicos filosóficos puede decirse que toda acción humana, del tipo que sea, es una acción social, porque todo lo que rodea al hombre tiene un carácter social, incluso la forma como pensamos es social, pues está determinada por la cultura (Marx, 1993).

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A este punto, la tolerancia comprendida como una convivencia sin contacto es posible, solo en espacios mínimos de interacción. Así, por ejemplo, si voy de viaje y en el bus que me corresponde ir se encuentra un sujeto junto a mí, que es indígena, lo cual lo deduzco por su vestimenta, puedo entonces hacer abstracción de su condición indígena y mantenerme en mi puesto, aguantando todo lo que me incomode, porque sé que al finalizar el viaje no lo volveré a ver más, de igual manera, él lo hará conmigo. Similar situación acontece cuando siendo alguien ateo, se encuentra en una actividad de dos o tres semanas con un creyente, como saben que al final no se volverán a ver más o si lo hacen no tendrán que convivir, entonces no habrá problema en tolerarse, en otras palabras, no será inconveniente compartir sin quererse comprender.

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Así entonces, pretender que algo se quede en la individualidad no es posible, no puede afirmarse que se actúa sin importar los demás, incluso cuando se actúa así, se lo hace pensado en los otros.

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Educar en el Reconocimiento para la Paz

filósofo, que pone en boca de Voltaire para resumir su pensamiento, “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero daría mi vida porque puedas expresar lo que piensas” (Hall, 1919, s.p.). La razón de ese sacrificio está en desear una comunidad política, donde la censura no tenga espacio, porque no tiene sentido pensar para no expresarse, guardarse las ideas en la interioridad. Ahora bien, la exteriorización de las ideas implica la aceptación o el rechazo de los otros y ahí radica el problema, cuando se piensa y se actúa se lo hace con relación a otros, pretendiendo ser visto por los otros, ser tenido en cuenta, eso es la interacción con los demás.


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Así entonces, la tolerancia es pregunta ¿un sujeto cuyas creenbuena para la convivencia, pero cias son cristianas debe ser toleesa convivencia mata la sociabili- rado en su forma de actuar y dad, la interacción y la construc- pensar, a pesar de que sus ideas ción de aquello que Hegel llamaba tengan un fuerte componente maethos o comunidad. La ausencia chista? O ¿por el contrario sus de un ethos común hace imposible creencias, opiniones y formas de que la preocupación por los otros actuar deben ser cuestionadas? pueda surgir, lo único que real- Quienes profesan que la tolerancia mente tiene interés es que los es una virtud máxima afirmaran otros no invadan mi privacidad, no que sí y complementaran su respretendan poner en discusión lo puesta con una expresión similar que soy, porque cuando se a: “mientras él no se meta con busca eso la tolerancia se nosotros”, entiéndase ese En definitiva, rompe. Así las cosas, si la tolerancia sirve no se meta con nosotros alguien es cristiano y de la siguiente forma: para guardar la prudente distancia no actúa de acuerdo a “Respeto que él sea entre la condición su condición de ser machista mientras lo de ser que se practic cristiano, se le puede sea con su esposa y decir que es un inco- y profesa, con la de otros sus hijas, pues ellas ya herente, pero de que no la comparten están acostumbradas y o les es acuerdo a una actuación ellas lo han aceptado indiferente políticamente correcta, es así. Pero no lo respeto y lo mejor sonreír, guardarse la critico cuando el hijo de él apreciación y entender que eso es quiere casarse con mi hija”. un asunto privado. “Esa persona sabrá cómo entiende la cristiandad En definitiva, la tolerancia sirve y la práctica” “allá él”. No obstante, para guardar la prudente distancia ese proceder tolerante se vuelve entre la condición de ser que se contraproducente porque en mu- practica y profesa, con la de otros chas ocasiones la esfera privada que no la comparten o les es indide los individuos se relaciona con ferente, esto no implica que los inla pública y termina definiéndola. dividuos no tengan contacto, el Así, puede plantearse la siguiente asunto es que evitan ser afectados

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De acuerdo a lo anterior, cuando se confunde argumentos con gustos y se anula la posibilidad de dialogo y debate, se cae en una anulación de la dinámica democrática, incluso se gesta la posibilidad de defender todo con violencia, se pasa de los argumentos a los señalamientos, de los señalamientos a la estigmatización, luego a los golpes, a las armas y por último a la eliminación del que se vea como insecto.

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Quizá para una convivencia en comunidad, dinámica y polémica, sea más conveniente el reconocimiento, que es diferente de la tolerancia. Mientras esta última puede comprenderse como el soportar al otro sin intención de sentirse afectado por él, sin pretender involucrarse con la diferencia; el reconocimiento es una apertura a lo otro, incluso, puede decirse que es una disposición a aceptar la otredad, sobre todo porque se acepta el diálogo, se rompe el marco de la distancia y se está dispuesto a compartir, y en cierta medida a dejarse afectar. En la novela infantil, del escritor Luis Sepúlveda (1996), titulada Historia de la gaviota y el gato que le enseñó a volar, se ejemplifica gráficamente lo que es el reconocimiento. En ella los personajes son animales que el escritor pone muy hábilmente a actuar y a hablar; el personaje principal es un gato negro grande, llamado Zorbas, que es bonachón y consentido por sus dueños. Un día este gato, a quien le encanta descansar en el balcón de la casa de su amo,

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El Vuelo del Reconocimiento

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por los otros. Asumida de esta manera, la tolerancia evitará las confrontaciones y las guerras, porque se respeta la posición del otro, tanto así que todo se reduce a opiniones o subjetividades. Es común escuchar a las personas resguardarse bajo la expresión “es mi opinión, respétela”, cuando se le hace una crítica o cuando se le antepone otra opinión. Esa expresión está bien cuando las opiniones están sustentadas en los gustos, por ejemplo, el color que alguien decidió para un pantalón o la preferencia de un plato de comida. Pero, no está bien reducir las decisiones, las ideas o pensamientos a esa expresión cuando estos definen la vida de un grupo, de una comunidad o de un país.


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se encuentra con el aterrizaje inesperado de una gaviota a punto de morir y cubierta todo el cuerpo de petróleo; la contaminación del mar, producida por los barcos que lavan sus tanques en altamar, la afectaron a la hora de salir a la superficie después de capturar un pez. La preocupación del gato por ver a la gaviota agonizante, la cual le suplica que no se la coma y que la deje morir en paz, le hace prometer ayuda para evitarle la muerte, sin embargo, la gaviota que sabe de su inminente final le suplica que mejor le prometa algo que ella desea más que vivir, a lo cual el gato acepta. La promesa consiste en tres cosas: primero, cuidar un huevo que ella va a poner, y debe hacerlo como si fuera de él hasta que el polluelo salga; segundo, cuidar al recién salido del cascarón hasta que este grande y pueda tomar su rumbo; y tercero debe enseñarle a volar.

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Zorbas sorprendido y asustado acepta, más no tiene idea de cómo llevar a cabo el cumplimiento de esa promesa, por tal motivo acude en ayuda de su grupo de amigos, entre los que se encuentra: un gato de biblioteca. Apoyándose en su grupo y con la sabiduría del amigo gato, asiduo visitante de los libros de una enciclopedia, averigua como empollar un huevo y cuidar a una gaviota. Con esa dedicación, el ave logra alcanzar su madures en medio del cuidado de los felinos, el peligro de las ratas y la cizaña de un chimpancé. El constante contacto con los felinos amigos de Zorbas y las insinuaciones del chimpancé (quien habita la biblioteca y es caracterizado como un amargado porque paso de ser estrella de circo a cuidador de libros y objetos viejos de museo), hacen que la pobre ave no desee ser gaviota, sobre todo porque el chimpancé, calladamente, le dice que los gatos quieren que ella sea grande para poder comérsela. Esto hace que la


diferente y nos gusta que seas diferente. No pudimos ayudar a tu madre pero a ti sí. Te hemos protegido desde que saliste del cascarón. Te hemos entregado todo nuestro cariño sin pensar jamás en hacer de ti un gato. Te bién nos quieres, que somos tus amigos y tu familia, y es bueno que sepas que contigo aprendimos algo que nos llena de orgullo: aprendimos a apreciar, respetar y querer a un ser diferente. Es muy fácil aceptar y querer a los que son iguales a nosotros, pero hacerlo con alguien diferente es muy difícil y tú nos ayudaste a conseguirlo. Eres una gaviota y debes seguir tu destino de gaviota. Debes volar. Cuando lo consigas, Afortunada, te aseguro que serás feliz, y entonces tus sentimientos hacia nosotros y los nuestros hacia ti serán más intensos y seres totalmente diferentes.

pancé tiene razón, pero sólo en eso. Todos te queremos, Afortunada. Y te

- Me da miedo volar – graznó Afortu-

queremos porque eres una gaviota,

nada incorporándose.

una hermosa gaviota. No te hemos contradicho al escucharte graznar que

- Cuando eso ocurra yo estaré contigo

eres un gato porque nos halaga que

– maulló Zorbas lamiéndole la cabeza

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queremos gaviota. Sentimos que tam-

bellos, porque serán el cariñó entre Eres una gaviota. En eso el chim-

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Por esa razón, cuando Zorbas tiene que cumplir la tercera parte de la promesa, encuentra una negación a volar por parte de Afortunada, la gaviota que fue llamada así por el grupo de gatos. A pesar de sentir el llamado del cielo y el viento a levantar sus alas y su cuerpo, Afortunada solo desea ser como los gatos; esto se presenta porque en cierto sentido siente miedo a que se cumpla lo dicho por el chimpancé, ser el banquete de los felinos. Ante esa adversidad, Zorbas le explica a Afortunada la verdadera razón del apreció que sienten hacia ella, la cual no coincide con lo afirmado por el chimpacé, ante lo cual Zorbas manifiesta:

quieras ser como nosotros, pero eres

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gaviota se niegue a aceptar su condición de diferente, intentado maullar como Zorbas y tratando de trepar entre los tejados.


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- Se lo prometí a tu madre. - La joven gaviota y el gato grande, negro y gordo empezaron a caminar. El lamía con ternura su cabeza, y ella le cubrió el lomo con una de sus alas

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extendidas. (Sepúlveda, 1996, p.

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103).

Aunque Afortunada supera su temor, ella no consigue volar porque necesita lanzarse desde un lugar con mucha altura, pero eso no es posible para los gatos, ya que ellos solo rondan por los tejados de las casas y el único lugar al cual es posible acudir está al alcance de los humanos. No obstante, La astucia de los gatos les permite llegar a la parte más alta de la ciudad y desde ahí lograr su propósito, hacer alcanzar los cielos a Afortunada, concluyendo ahí la historia. La novela que fue escrita por el autor chileno para su hijo, con la finalidad de incentivar una sensibilidad por la naturaleza, los animales y el cuidado del medio ambiente, es la forma no pensada por el autor, de una clara ejemplificación del reconocimiento, del

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verdadero respeto por el otro, que no se basa en la tolerancia, sino en una aproximación y comprensión del otro como fin en sí mismo, hasta el punto de sentirse afectado por lo que le pasa al otro. En razón de ello, vemos que, al usar a animales como personajes de la historia, se hace fácil remarcar la diferencia. Asimismo, no solo la diferencia se evidencia como un elemento recurrente en la historia, también los prejuicios y la enajenación fruto de una visión dominante se pueden apreciar en la trama. Los primeros, comprendidos como los conocimientos adquiridos previamente al acto de conocer, llevan a construir una relación de distancia, de alejamiento, de miedo o de prevención. Es por eso que el mismo título de la obra resulta llamativo, porque no es concebible que un gato enseñe a volar a una gaviota. Sin embargo, la historia nos muestra que, aunque la condición física no hace posible que los gatos vuelen, el conocimiento y la razón, características humanas puestas a los personajes de esta historia, son los elementos que permiten romper los prejui-


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Hasta aquí podemos decir que la historia contada por Sepúlveda nos ejemplifica la importancia de la diferencia y da una muestra de aquello que es el reconocimiento. Sobre todo, porque el reconocimiento no se da entre iguales, sino entre seres que son diferentes. Por ello, el gato le dice a la gaviota: “Es muy fácil aceptar y querer a los que son iguales a nosotros” (Sepúlveda, 1996, p. 103) para afirmar que sus sentimientos hacia ella son de aprecio y estima, aunque ella no sea un felino. En otras palabras, es muy fácil acercarse y compartir con los nuestros, porque casi siempre los nuestros no cuestionan nuestra forma de vida, cultura y concepción política, pero resulta difícil cuando se dan acercamientos con los diferentes, porque la diferencia implica una disposición mutua a romper el ego que ha construido lo que somos. Por lo

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Que la historia sea creíble, es magia del autor, para tratar de convencer al lector de los sucesos, pero esa magia esta puesta sobre hechos que tienen anclaje en la vida real, aunque la novela es pura ficción. Como se mencionó, uno de los elementos es el prejuicio, el otro la enajenación, en realidad, el primero es caldo de cultivo para el segundo, porque los primeros definen al sujeto y objeto que se está juzgando y esa definición construye un perfil en el que se espera que el sujeto juzgado se encasille. De ahí, que el chimpancé, en razón de sus prejuicios, desea que la gaviota se comporte como tal, para cumplir con el sentido común, que reza que los gatos se comen a las aves. Evidentemente la gaviota cree poder evadir eso negándose a sí misma lo que ella es, es decir, enajenándose, salvándose siendo gato. Pero Zorbas deconstruye esa imagen cuando le explica a Afortunada su verdadero interés, el cual radica en que la quiere porque le ha enseñado a ser diferente, le ha mostrado algo que él

no es, pero que es igual de valioso como ser gato, le enseñó el valor de la diferencia no en el otro, sino en sí mismo; el gato aprendió que hay otras formas de ser, diferentes a las de ser gato.

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cios para hacer viable una dinámica de interacción.


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tanto, para este caso la interacción con el otro no es un acto pasivo, como si lo puede ser la tolerancia, sino un acto dialéctico, donde el diálogo y la interacción con el otro son necesarias.

miento y una reconfiguración de sus formas de pensar, de actuar, de relacionarse, incluso de sus condiciones materiales de vida. Esto, porque la identidad, tal como lo afirma el filósofo Canadiense Taylor, no es un constructo De acuerdo a lo mencionado, po- interno, sino algo que se estrucdemos entender al reconocimiento tura en relación con los demás, en “como una afirmación del otro de diálogo permanente con los otros, acuerdo a la interacción con con el pasado, el presente y él, concibiéndolo como un el futuro. “De este modo, Puede decirse fin en sí.” (Castillo, el que yo descubra mi que, la interacción 2015, p. 236), que propia identidad no y el diálogo hace posible la intesignifica que yo la son esenciales, racción entre los indihaya elaborado en el debido a la estrecha viduos, motivando el aislamiento, sino que relación que tiene diálogo y el debate la he negociado por con la identidad. entre las personas. A dimedio del diálogo, en ferencia del aislamiento reparte abierto, en parte inquerido por la tolerancia y el terno, con los demás” (Taylor, respeto del espacio privado, el re- 2000, p. 55). conocimiento evita crear círculos aislados, así como no es compati- Ahora bien, esa construcción de ble con la carencia de diálogo y el identidad hace posible que se debate. Puede decirse que la inte- lleve a cabo el proceso de perracción y el diálogo son esencia- tenencia a una comunidad, en la les, debido a la estrecha relación medida que la dinámica de inteque tiene con la identidad. racción de los individuos, tanto entre sí mismos como con su Esa forma de comprender el reco- entorno, permite que elementos nocimiento implica una apertura de la comunidad pasen a ser que cuestiona la identidad de los parte de la identidad individual y sujetos, siendo ello un cuestiona- viceversa. Así, el afecto u odio

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En una sociedad donde el conflicto es estigmatizado, la opinión divergente es silenciada y la diferencia se oculta, la convivencia social no podrá ser el resultado de una interacción, sino de una imposición que se niega a aceptar el movimiento y la dinámica como necesaria para la reafirmación. Contrario a ello, una sociedad que asume la construcción de la identidad como algo móvil y en constante discusión, será mucho más sólida porque se valorará, se criticará a sí misma y reparará sus falencias con mayor facilidad que aquella que se niega a aceptar todo tipo de conflicto. Así, por ejemplo, el catolicismo tiene una fuerte relación con las visiones patriarcales machistas que, por con-

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Una apreciación feminista que se precie de reconocer a la mujer, no solo criticará las acciones públicas de las instituciones con las que se difunde el machismo, sino que pretenderá un cambio en las actitudes particulares. Entenderá que los individuos son construcción social, a pesar de ser individuos. Retomando a Kant, puede decirse que la libertad solo se aprende de sujetos libres. En otras palabras, si se quiere una convivencia con los otros, es necesario fomentar una apertura de cada persona para estar dispuesta al diálogo, a la crítica y al cambio. Pero ese proceso de construcción de individuos no encerrados en sí mismo, con capacidad de valorar la diversidad hasta el punto de interiorizarlas, requiere un sujeto crítico, un sujeto que sea capaz de pasar lo aprendido por el filtro de la crítica.

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siderarse parte de la religión, se asumen como asuntos privados. No obstante, los elementos machistas estructuran dinámicas y visiones comunes que terminan siendo vistas como naturales y legitimadas por instituciones públicas y privadas.

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que se siente por una parte de la ciudad, un barrio, un grupo de personas o una actividad determinada es fruto del proceso de negociación, tanto pública como interior que los individuos realizan en su cotidiano vivir. Quiere decir que esa negociación no está exenta de conflicto, porque implica un cuestionamiento de las formas de ser, tanto públicas como privadas.


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Formar en el Reconocimiento ción humanística, en su libro tituSi se asume que el reconocimiento es conveniente para una sociedad donde el conflicto es visto como normal y cotidiano, se debe analizar los medios a través de los cuales se forman individuos capaces de reconocer al otro. Indiscutiblemente, la tarea principal para dicho objetivo debe estar en la educación, una que sea capaz de sensibilizar a las personas sobre el valor humano que cada ser tiene, expresado en la pluralidad de manifestaciones culturales, políticas y sociales. Para tal propósito, las humanidades cumplen esa labor, no solo porque despiertan la sensibilidad por el otro a través del arte, la literatura y la ciencia, sino que son capaces de formar un espíritu crítico, democrático, haciendo posible que las personas puedan ubicarse en el lugar de los otros. Dentro de este enfoque, se puede recordar a Martha Nusbaum (2010) por su defensa a la forma-

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lado Sin fines de lucro, donde afirma que la pintura, la música y la literatura fomentan la creatividad y ella no solo hace posible imaginar mundos imposibles, realidades distintas. También otorgan al niño nuevas capacidades para comprender su propia persona y la de los demás.

Nussbaum (2010) menciona ejemp l o s de procesos de formación, realizados con teatro y música a través de los cuales se pretende que los actores al asumir el papel asignado, se sientan relacionados con el personaje, se identifiquen y se ubiquen en el lugar de aquel están representado o interpretando. Esa sensibilidad con la cual los niños, actores o músicos se ubican, también lo pueden sentir los espectadores, llegando al punto de compartir visiones y sentimientos con los personajes originales de la obra; por ejemplo, Nussbaum (2010) cuenta la experiencia de unos niños estudiantes de secundaria que decidieron interpretar la


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vida de Rosa Parck, en homenaje nes ajenas al contexto personal. al cumpleaños de la institución a la Un claro ejemplo se observa en cual pertenecían. Los niños que personas de Latinoamérica que llevaron a cabo esa actividad sin- escuchan música rusa o japotieron con más fuerza la indigna- nesa, sus sonidos y ritmos tratara ción que Parck sintió por tener que de ubicarlos en lugares que son padecer las acciones discriminato- desconocidos para ellos, pero que rias y racistas; relacionando esa los puede imaginar y por lo tanto indignación con la injusticia que los no realizará un proceso de comlleva a comprender el momento paración. histórico en el cual la diferencia era una condición negativa y las leyes Para Nussbaum (2010) las humala reflejaban; este sentimiento tam- nidades no buscarán habilidades y bién se vio reflejado en los capacidades, sino sensibilidaasistentes a la obra, quiedes, con las cuales los inGracias nes asumieron el sufridividuos les sea posible a esa sensibilidad miento y el coraje de relacionarse, captar o los personajes como despertada por las artes, aproximarse al sentir especialmente propio. de aquellos que están por la literatura, con nosotros y espees posible hoy Para Nusbbaum esa cialmente de quienes hablar de los experiencia vivida en se encuentran distante derechos el teatro, es posible de nuestro círculo de rehumanos. apreciarla desde otras lación. Obviamente, la filóáreas, como el cine o la músofa hace solo referencia al sica; en esta última, el intérprete teatro y la música por medio de extiene, no solo, que aprender las periencias y acnécdotas, pero para notas y los ritmos propios de una ella, implícitamente la literatura canción, sino que deberá tener también juega un papel primordial, una aproximación con la historia así como lo puede hacer o lo ha o el origen de esa canción que va hecho la pintura. a interpretar, para ello es fundamental la imaginación, porque sin Gracias a esa sensibilidad desella sería imposible vivir situacio- pertada por las artes, especial-


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mente por la literatura, es posible Por consiguiente, puede decirse hoy hablar de los derechos huma- que la literatura abrió paso a la renos. Porque la proclamación no volución francesa, haciendo posifue fruto de un movimiento ges- ble crear un tejido de sentimientos tado por las ideas de los ilustra- y emociones que generaron idendos o del racionalismo; puesto tificación con las ideas de la ilusque el discurso filosófico estaba tración, demostrándose así que la reservado a una clase determi- literatura, como parte de las hunada de personas cultas en la manidades es importante para el Francia del siglo XVIII (Hunt, desarrollo de la sensibilidad. 207). De esta manera, los En efecto, la literatura El teatro, textos ilustrados no potiene mayor peso que la el cine, la pintura dían ser leídos por música, el teatro o el y la música, cualquiera persona, no cine, porque potenciabrindan mayores porque fueran censuliza más la imaginaherramientas rados u ocultos, sino en las que el espectador ción, ya que le porque el lenguaje, permite al lector que puede ser pasivo, los términos a los ob- en cambio en la literatura sea él quien reconsjetos de referencia se involucra fuertemente truya el mundo deseran contrarios al sen- la voluntad del lector crito a partir de los para que pueda tir del pueblo llano. Por elementos de sus protener existencia ello, el papel de gestora pias vivencias. El teatro, lo escrito. de la sensibilidad corrió el cine, la pintura y la múpor cuenta de la literatura, sica, brindan mayores hequien hizo posible que mucha rramientas en las que el gente del común, se identificará espectador puede ser pasivo, en con los sufrimientos y padeci- cambio en la literatura se involumientos contados por la novela de cra fuertemente la voluntad del Rousseau Juliet o La nueva He- lector para que pueda tener exisloisa y los poemas de Voltaire, tencia lo escrito. El simple hecho creando la sensibilidad necesaria de tener que abrir el libro para para asumir la idea que cada ser descifrar los códigos registrados humano es valioso en sí mismo en la hoja, ya requiere una por(Hunt, 2007). ción importante de voluntad.

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Según Winnicott, el juego reviste una importancia fundamental para toda esa etapa del desarrollo. Criado en una familia represiva de estricta fe religiosa en la que se rechazaba el juego imaginativo, con las consiguientes dificultades para relacionarse que eso le había aparejado en la vida adulta, Winnicott se había convencido de que el juego era esencial para un desarro-

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Es un tipo de actividad que transcurre en el espacio entre dos personas, lo que él denomina “espacio portencial”. Allí, las personas (primero en su infancia y luego en la vida adulta) experimentan con la idea de la “otredad” de

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llo humano sano de la personalidad.

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maneras menos amenazantes que un posible encuentro directo con el otro. Así adquieren una práctica muy valiosa de la empatía y la reciprocidad. (Nussbaum, 2010, p. 135).

Según Nussbaum (2010), la música, las artes y las letras desarrolladas por medio del juego en la infancia potencializa la empatía, o sea, la posibilidad de relacionarse con otras personas, sin que se corra el riesgo de un verdadero encuentro. Por ello, a los niños pequeños en la escuela se les enseña mediante canciones y juego, actividades que son divertidas para ellos, aunque para los ojos de las personas adultas resultan inútiles o poco productivas. Retomando la idea de Rousseau sobre la educación, puede decirse que ésta al centrarla en las humanidades resulta una pérdida de tiempo (Rousseau, 1996), no obs-

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No obstante, las humanidades no son competencia únicamente del mundo adulto, es decir, la música, el arte y la literatura también se deben desarrollar en la infancia y en los niveles que hagan posible cumplir sus propósitos. Martha Nussbaum, tiene en cuenta que el proceso de formación humanista, si bien, es constante, tiene mayor importancia en la infancia, porque es ahí, basándose en estudios del psicólogo Winnicott, donde la imaginación se desarrolla más (Nussbaum, 2010). Por ende, esta filósofa le apuesta a defender una educación que fomente las artes desde la infancia, porque la capacidad de imaginar hace posible que los niños puedan relacionarse de manera independiente con los demás.


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tante, el proceso de formación implica desarrollo de la imaginación, capacidad necesaria para poder adentrarse en el juego de las relaciones sociales. Hasta aquí es clara la idea que Nussbaum (2010) muestra sobre la importancia de la formación humanista, al desarrollar la creatividad en las personas, necesaria para crear y recrear situaciones en las cuales se dan relaciones con otros y eso hace posible que los individuos acepten la interacción, el diálogo, creando las bases para un pensamiento democrático. Una educación que no se inquiete por las artes, no estará interesada por despertar la sensibilidad y por lo tanto no formará para la democracia. Las reflexiones de Nussbaum (2010) respecto de la educación se basaban en Winnicott, este autor es también abordado por el filósofo alemán Honneth (1997) quien se formó en la escuela de Franckfurt y que ha trabajado el reconocimiento, intentado formular una teoría que permita su comprensión. Nussbaum (2010) y Honneth (1997) se unen a través de los estudios de Winnicott, para lograr la formación de un sujeto integral

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capaz de convivir dentro del marco de una sociedad democrática, esto porque lo sostenido por la filósofa norteamericana sobre la educación para la empatía, es también apreciado como fundamental para Honneth (1997). La idea del filósofo de Frackfurt es básica, parte de la idea ya expuesta por Taylor (2000) respecto de entender el reconocimiento como necesidad vital de todos los seres humanos, pero para que esa necesidad sea satisfecha y no se generen conflictos por insatisfacción, es necesario comprender el desarrollo que toda persona tiene en tres esferas de formación; la primera tiene que ver con el afecto que el niño desarrolla por sus padres, especialmente por su madre. En esa etapa el infante aprende a comprenderse como sujeto individual, independiente de la madre, es quizás la etapa de confianza, donde los juguetes tienen un papel central, porque se convierten en el objeto de transición, del cual el niño se vale para poder tener seguridad. Así, el niño imagina que el juguete es la representación de algo que le proporciona afecto y a la vez seguridad, con dicho objeto el niño se


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cho; esta esfera tiene origen cuando el niño, una vez que ha fortalecido la confianza en los demás y en sí mismo, comienza a relacionarse con personas que son disEstos razonamientos Honneth tintas a las de su círculo familiar: (1997), los toma de estudios psi- profesores, amigos, vecinos y cocosociales de Herberd Mead y nocidos. Con ellos aprende a recoWinnicott, que le permiten ennocerse como sujeto igual a los tender el motivo por el cual demás, entiende lo que sigla tortura, la humillación, nifica la igualdad y el resLa idea de igualdad el maltrato y la traición peto por la esfera adquirida permitirá resultan formas de leparticular de los otros. valoraciones sión moral o de no reEse aprendizaje será sobre actos conocimiento de la importante para que como el desconocimiento persona, porque se pueda sentir sujeto de los derechos cuando se comete de derechos (Honde una persona, cualquiera de esa ac- el respeto a la dignidad neth, 1997). ciones en contra de y el desconocimiento una persona, se descoEn esta esfera las percomo sujeto noce la individualidad sonas se miran como interactuante del sujeto, se le está fal- (Honneth, 1997); iguales y se sienten protando a la confianza que él tegidos y valorados de esa como individuo demanda de forma. La idea de igualdad los demás (Honneth, 1997). De ahí adquirida permitirá valoraciones que para Honneth sean lesiones sobre actos como el desconocimorales, porque afectan la indivi- miento de los derechos de una dualidad de quien las padece, ha- persona, el respeto a la dignidad ciendo que el sujeto se vuelva y el desconocimiento como sujeto desconfiando, y por ende a tener interactuante (Honneth, 1997); dificultades en relaciones futuras. por ejemplo, cuando a alguien se lo trata despectivamente, se le En la segunda esfera las personas desconoce el valor de lo que dice se forman como sujeto de dere- o se le ignora su lugar como su-

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desprende de la madre y del padre, teniendo la seguridad que, a pesar de su ausencia, los padres siempre lo querrán (Honneth, 1997).


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jeto. Tal como pasa en un grupo de individuos haciendo fila para comprar algo o recibir algún servicio, el intento de una persona por colarse ofende a quienes desde hace rato están guardando su puesto. En esas situaciones Honneth (1997) considera que se desconoce la condición de sujeto de derecho, causando una lesión moral que genera indignación y protesta en quienes muy disciplinadamente han estado esperando su turno. En la tercera esfera denominada de la solidaridad, los individuos aprenden a respetar y valorar la potencialidad de los demás, en cuanto los horizontes de perspectiva de vida no tengan una misma finalidad (Honneth, 1997). En esta esfera, los sujetos encuentran en la diferencia manifestaciones o formas de vida válidas y espera de los demás la ayuda necesaria para realizarse sin que dicha realización implique un compromiso con los otros. Lo que aquí se da son relaciones puramente solidarias Porque no solo despiertan tolerancia pasiva, sino participación activa en la

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particularidad individual de las otras personas; pues sólo en la medida en que yo activamente me preocupo de que el otro pueda desarrollar cualidades que me son extrañas, pueden realizarse los objetivos que nos son comunes. (Honneth, 1997, p. 159).

Común no quiere decir que tengan la misma finalidad, sino que comparten la aspiración a realizar dicha finalidad, esa aspiración es lo que los une. Así las cosas, un ejemplo claro es de un hijo que desea llegar a ser pintor. Los padres del muchacho desean que él sea médico, sin embargo, las aspiraciones no compartidas por el padre no son un obstáculo para negársele ayuda. El padre comprende lo significativo que es la aspiración del muchacho y por lo tanto ayuda a alcanzar ese fin. En esta esfera los sujetos valoran la diferencia, en cuanto el otro no es algo externo y con lo cual guardan distancia, por el contrario, es del que pueden aprender y con el que se relacionan para comprender lo que realmente son. En otras palabras, el otro es para uno y uno para los demás es también el diferente.


Ahora bien, teniendo en cuenta que Honneth (1997) propone esta forma de comprensión del reconocimiento, podemos entender más ampliamente la propuesta de Nussbaum (2010) sobre como la formación de las humanidades puede ayudar a generar empatía y dar los elementos necesarios para formar personas con espíritu democrático. Si asumimos que una sociedad pacífica no es aquella en la que los conflictos se han acabado, sino en donde se ha aprendido a superarlos, puede decirse que ahí, en esa sociedad, el reconocimiento se apreciara como necesario, pero esto requiere una formación que les brinde a las personas de esa comunidad,

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Una educación con esa finalidad no puede buscar la tolerancia, la cual es pasiva, sino el reconocimiento, que hace posible ubicarse en el lugar de otro, para entender que los objetivos de cada persona son distintos, pero tienen un valor igual al que yo poseo. Ahora bien, asumir que el otro es valioso no se da de manera mecánica, ni de forma tácita, esta se da por medio del diálogo constante con los otros, por una dinámica de interacción en la que es necesario una apertura mutua sincera, para la cual la educación tiene que crear seres sensibles, creativos y capaces de imaginar. La sensibilidad hace posible que los otros, el diferente, el discrepante de mi posición, sea comprendido o captado con mayor fidelidad, llevando a interiorizar las

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elementos para reconocer en los demás individuos un valor en sí mismos como particulares, a los cuales se debe respetar como sujetos de derecho que tienen las mismas garantías, condiciones y que puedan alcanzar los distintos horizontes de vida que se propongan.

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Estas tres esferas son para Honneth (1997) formas de reconocimiento que los individuos han aprendido a lo largo del desarrollo de su vida. No quiere decir esto que las tres esferas se encuentran separadas, es tan solo una forma de comprensión del reconocimiento, que se propone para entender lo que significa.


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razones de la discrepancia. Así entonces, la sensibilidad, junto con la imaginación y la creatividad, permiten ponerse en el lugar del otro, para valorar críticamente los motivos por los cuales se es de X o Y manera, evitando de esta forma un rechazo automático al diálogo y a la interacción. Es decir, la sensibilidad quita las prevenciones, los prejuicios y dispone a un diálogo constante. Asimismo, la literatura y las artes, proporcionan esa sensibilidad y por ello son necesarias para formar sujetos capaces de aceptar el conflicto y reconocer en él un potencial de crecimiento personal y social, porque ser sensible no es solo estar dispuesto al otro, sino a aceptar que se tiene parte de los otros en sí mismo, aquí es necesario criticar y autocriticarse. Conclusiones Es necesario comprender el conflicto como una condición natural para poder vivir en sociedad. Esto quiere decir que, siempre existirán diferencias culturales, religiosas y políticas, que generarán divergencias entre las personas, para las

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cuales siempre se ha presupuesto la tolerancia como necesaria para la paz y la convivencia. No obstante, la tolerancia resulta aceptable si se desea una sociedad donde los individuos no interactúen o se mantengan siempre en su esfera privada, para esa sociedad es recomendable fomentar la tolerancia, pero para una sociedad que acepta el conflicto y lo asume como un hecho natural, la forma de promover una convivencia democrática es el reconocimiento. Por lo tanto, una forma de contribuir a construir una sociedad armónica, donde los conflictos sean vistos como normales y superables, requiere de un compromiso de la educación para crear sensibilidad entre las personas con la finalidad de aceptar la diferencia. Ese compromiso de la educación requiere de un fortalecimiento de la formación humanística de las humanidades, éstas estimulan la creatividad que a la vez permite imaginar mundos posibles y situaciones diversas a las cotidianas, en las cuales las personas se ubican como actores, consiguiendo con ello ponerse en el


Esa es la tesis de Nussbaum (2010) en su libro titulado sin fines de lucro, donde expone las razones por las cuales se inclina por una defensa de las humani-

dades en la educación a todos los niveles, para ello, sustenta su postura en los estudios del psicólogo D.W Winnicott; coincidiendo con teóricos, como Honneth (1997), quien ve en el reconocimiento un elemento necesario para fomentar relaciones solidarias, democráticas y de interacción entre sí.

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lugar de los otros a través de la sensibilidad que despiertan el cine, la música, la literatura, la danza, entre otras.

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Educar en el Reconocimiento para la Paz

BIBLIOGRAFÍA


Romel Hernández • Ángela Navia López* Educar en el Reconocimiento para la Paz

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* Romel Hernández. Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad de Nariño. Magister en Filosofía de la Universidad del Valle, Doctor en filosofía por la Universidad de la Habana. Profesor Investigador de la Universidad Cooperativa de Colombia. Miembro del grupo de investigación La Minga. Correo electrónico: rommelarmandohernandez@gmail.com

* Ángela Navia López. Abogada de la Universidad de Nariño. Magister derecho internacional de FLACSO. Docente investigadora del programa de Maestría en Derecho de la Universidad Mariana Pasto. Correo electrónico: angela_navi@hotmail.com

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Teología polítia y ontología del pre-

sente

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José Luis Villacañas Berlanga*


La revolución educativa. El reto de la Universidad ante la sociedad del conocimiento Luis Alegre Zahonero · Carlos Fernández Liria ....................................... 43 Vida y universidad, reflexiones autobiográficas sobre las huellas de la universidad pública Óscar Llerena Borja ........................................................................................................ 85

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Luis Alegre Zahonero • Carlos Fernández Liria*

La revolución educativa. El reto de la Universidad ante la sociedad del conocimiento1

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En el marco de la Convergencia Europea, no ha cesado de alentarse una revolución educativa capaz de afrontar los nuevos retos y desafíos planteados por la llamada sociedad del conocimiento”. Ahora bien, como ocurre con todas las revoluciones, podemos correr el riesgo de que la actividad legislativa revolucionaria destruya por completo aquello que pretendía legislar. Este artículo pretende llamar la atención del mundo académico para que, por lo menos, este desastre no se consolide con nuestra colaboración.

1. Introducción

H

ace ya 5 años, durante el curso académico 1999/ 2000, asistimos todos, atónitos, al clamor de los estudiantes contra la mercantilización de la Universidad”. Incluso los militantes más optimistas quedaron perplejos ante el carácter masivo de las movilizaciones pese a contar, por cierto, con la oposición activa tanto de los sindicatos como de todos los par-

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tidos políticos del arco parlamentario sin excepción El objetivo fundamental de los estudiantes era implicar a toda la comunidad universitaria en un debate que ya no podía dejar de plantearse: el Informe Universidad 2000 (más conocido como Informe Bricall) ponía definitivamente sobre la mesa todos los elementos para reflexionar sobre el conflicto que se avecinaba: y esta vez no era un conflicto de las distintas Faculta-

Este artículo se publicó originalmente en el Vol 37 de la revista Logos. Anales del Seminario de Metafísica (Los autores han autorizado su reproducción en el Número 12 de La Revista.

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Resumen


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des o Departamentos entre sí, sino movilizaciones contra el Informe un conflicto entre la Universidad en Bricall intentaron no llamar la atensu conjunto y la pretensión de in- ción sobre el hecho de que la vertroducir, como patrón de medida dadera amenaza para la idea desde el que juzgar la docencia y misma de Universidad no se enla investigación, una pauta entera- contraba en nada de lo que enfrenmente extraña al quehacer teórico. taba a los reformadores con sus Durante aquel año se intentó opositores sino, por el contrario, poner de manifiesto que se trataba precisamentemente en aquello de un conflicto que debía impeler sobre lo que parecían estar entea todo aquel que respetase la dig- ramente de acuerdo: la idea de nidad de su propia disciplina pues, que la Universidad debe “modernien definitiva, lo que se conside- zarse” para poder “responder” raba que estaba en juego era mejor a los “retos y desael derecho de cada ciencia fíos” que le plantea la La universidad a seguir marcando autó- debe “modernizarse” “sociedad del conocinomamente sus propias miento”. En este senpara poder pautas. tido, intentaron “responder” mejor oponerse al proyecto a los “retos y desafíos” Ni que decir tiene que la de reforma con la que le plantea la “sociedad del comunidad universitaria misma contundencia conocimiento”. continuó inmersa en sus con la que se oponían conflictos entre Departamena la contrapropuesta del tos y Facultades ignorando casi PSOE –esbozada en un docupor completo las implicaciones que mento de su Secretaría de Educallegaría a tener la aplicación de ción, Universidad, Cultura e esa pauta extraña. Cuando a fina- Investigación con el título Una uniles de 2001 los medios universita- versidad para la sociedad del corios parecían encontrarse por fin nocimiento– o a los comunicados muy agitados y movilizados en de la Conferencia de Rectores contra del, por aquel entonces, (CRUE). Intentaron señalar que el Proyecto de Ley Orgánica de Uni- verdadero peligro lo representaba versidades, los mismos estudian- la nueva ideología en torno a la tes que habían impulsado las educación aparentemente com-

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En realidad, toda esta ideología compartida se basa en último término en el hecho de que, actualmente, la lucha por la competitividad económica es cada vez más deudora de la producción y gestión de determinados conocimientos (situación a la que, no sin cierto eufemismo, han venido a denominar “sociedad del conocimiento”). Por lo tanto, adaptar la Universidad para que responda a esta demanda” parece

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una exigencia indiscutible si no se quiere “perder el tren” del “desarrollo” y la posición alcanzada en el mercado internacional (posición, evidentemente, siempre amenazada por la feroz competencia). Ciertamente, no podía deberse a un fenómeno paranormal el hecho de que se esté produciendo la misma reforma simultáneamente en todas las universidades de todos los rincones del planeta sin que académicos, decanos, rectores o incluso gobiernos parecieran poder hacer nada. De hecho, ya entonces, la convicción de la Coordinadora de Asambleas de Escuelas y Facultades era que oponerse a esa ideología compartida implicaba necesariamente, de un modo u otro, oponerse al proceso de globalización dirigido por las grandes corporaciones económicas a través de la OMC, el FMI o el BM, es decir, oponerse a las nuevas condiciones en las que las aventuras y desventuras de la competencia económica imponen revoluciones –auténticas revoluciones mundiales que se vienen encima sin que haya ley ni institución que pueda impedirlo–

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partida por todos: una nueva concepción de la Universidad presente en los informes para la reforma (evidentemente, no sólo en el español Informe Universidad 2000 sino en todos los que se han elaborado en los últimos años como, por ejemplo, el Informe Dearing en Inglaterra o el Informe Attali en Francia); en las nuevas leyes para la Universidad (en este caso la LOU; en los discursos de oposición; en los acuerdos de la OMC (especialmente el Acuerdo General del Comercio de Servicios, GATS en sus siglas en inglés); en lo referente a la educación superior de los planes de ajuste estructural que impone el FMI, etc.


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que tratan de subordinarlo todo al éxito en esa competencia y arrasan a su paso todo lo que no resulte de alguna utilidad para la consecución de esos objetivos. Ahora que ya es demasiado tarde, caemos verdaderamente en la cuenta de hasta que punto los estudiantes tenían razón con esas movilizaciones. Lo que se ha dado en llamar la “revolución educativa” puesta en marcha con el nuevo milenio, ha comenzado ya a sembrar de sal el suelo de la Academia, en un proceso que se nos dice que es imposible de detener. Ahora bien, si es posible o no es posible detener este proceso es una cuestión que exige primero comprender en qué consiste lo que está pasando, con qué elementos se está jugando, sobre qué instancias se está legislando. Es necesaria una reflexión capaz de sacar a la luz el lugar ciudadano sobre el que se asienta eso a lo que llamamos Universidad, Academia o Comunidad científica, de tal manera que queden claros ciertos límites que ninguna legislación puede traspasar sin destruir precisamente lo que en ese caso se trata de legislar.

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2. Qué significa que la Universidad rinda un servicio a la sociedad La Universidad tiene un lugar en la ciudad. Representa, no cabe duda, una de las piezas de las que está compuesta la sociedad contemporánea, uno de los ingredientes necesarios para componer el tipo de ciudadanía con el que la civilización occidental está comprometida políticamente, fundamentalmente en el marco de lo que podría llamarse el proyecto de la Ilustración. En la Universidad, se habla; pero también se habla de parte a parte en la ciudad, por todos los rincones sociales. El hecho de que las partes de que se compone una sociedad lleguen a acuerdos, compromisos o contratos mediante la palabra es lo que conforma ese espacio al que llamamos ciudad, un marco, en definitiva, para eso que llamamos ciudadanía. Ahora bien, la especificidad del hablar universitario es que está interesado en y orientado a lograr un efecto al que llamamos verdad. La Universidad es la sede del conocimiento, y el conocimiento no es sino esa capacidad que tiene la pa-


Naturalmente que todo esto es, como suele decirse, “en teoría”; la Universidad será, luego, fácticamente lo que sea (o mejor dicho, se

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llamara “universidad” o “academia” o “comunidad científica” a cosas que no lo son). Pero, cuando se trata de legislar, no puede comenzarse por obviar lo que debe ser la cosa sobre la que se legisla. La Universidad, en tanto que sede por antonomasia de academia” o comunidad lo que se llama la “comunidad científica”, se encuentra edificada sobre un terreno muy antiguo, en el que antaño se edificó la Academia platónica. Dentro o fuera de las ciudades, encontramos a la Universidad señalada siempre por una especie de khorismos, una especie de “abismo”, que la separa, en primer lugar, de la conversación ininterrumpida que la ciudad mantiene consigo misma, y que, además, establece una especie de prohibición o de imperativo sobre la forma en la que va a ser legítimo hablar en el interior de su recinto. Es la herencia del platónico “no entre aquí quien no sepa matemáticas”. El caso es que sin un friso de este tipo, que marque muy claramente la separación entre la Universidad y el resto de la ciudad, la Universidad desaparece, se convierte en otra cosa. Todo esto deriva, como veníamos diciendo, de la forma tan peculiar que tiene la

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labra para establecer un contrato o un compromiso con la verdad y no simplemente con los hombres, con los otros hombres. De la verdad no puede decirse que sea una parte interesada más de todas aquellas otras partes que ciudadanamente pueden llegar a acuerdos mediante la palabra. El que haya un lugar en el cual la palabra adquiera un compromiso con la verdad significa que en ese lugar no se va a decir lo que se dice por un acuerdo de intereses más o menos consensuado o discutido con las otras partes en litigio, sino que, por el contrario, se va a decir lo que se dice independientemente de cualquier interés que esté puesto en juego, es decir, que se va a decir desinteresadamente. A este negocio que consiste en no ser ningún negocio (o que consiste en ser un negocio con la única parte que no puede ser una parte interesada, la verdad”), se le llama, desde antiguo, teoría y se llama interés teórico a lo que de interesante tiene esa actividad interesada.


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Universidad de ser una de las “piezas” de las que se compone la ciudad. Sin duda que lo es, sin duda que es una pieza más entre otras, como lo prueba el hecho mismo de que es una pieza tan vulnerable como cualquier otra y en cierta manera, más vulnerable aún: la materialidad discursiva sobre la que necesita asentarse la teoría no tiene tanques ni misiles antiaéreos y, a veces, basta un mero truco legislativo alentado desde la OMC para dañarla hasta los cimientos. La Universidad es una pieza más de la ciudadanía, pero todo sucede como si la única manera de que una ciudad goce de esa pieza imprescindible fuera que la ciudad acepte, como una cuestión de principio (y que así lo recoja en el preámbulo de todas sus legislaciones al respecto), que lo peculiar de esa pieza es que no tiene que acomodarse a ninguna de las otras piezas que componen la ciudad; que esa pieza, más bien situada “en las afueras” o en cual2

quier caso separada del tejido de acuerdos y contratos ciudadanos por un friso intimidatorio, un advertencia o un abismo, es la pieza que corresponde a la razón, es decir, a una instancia desde la cual la palabra ya no es el vehículo para que las cosas se acomoden entre sí, sino para que, en todo caso, se acomoden a lo que deben ser. A este respecto, la historia de la filosofía se encuentra de algún modo dividida entre dos convicciones contrapuestas, en las que, por extraño que parezca, platónicos, kantianos y materialistas caen –o deberían caer, porque luego vete a saber lo que se entiende por tales cosas– siempre del mismo lado, empeñados en recordar tozudamente la imposibilidad de mediar o de amortiguar o superar la separación entre la práctica en la que consiste hacer teoría y el resto de las prácticas que atraviesan una sociedad2.

Todos recordamos a Althusser como el apóstol de esta separación entre la práctica teórica y el resto de las prácticas sociales. Althusser solía atribuir estas cosas a Spinoza, pero la verdad es que, si se hubiera puesto a ello, le habría sido posible reconocerlas mucho mejor en Platón, en Aristóteles o en Kant. Lo que se trataba era de encontrar un antídoto contra Hegel en la historia de la filosofía, un antídoto que sirviera contra un sistema filosófico que había tenido la osadía de utilizar la historia de la filosofía entera a su favor. Althusser lo encuentra en Spinoza, pero es que Althusser tampoco conocía mucho más de la historia de la filosofía. Tras la relectura de ésta iniciada por Heidegger, es posible contar las cosas de forma muy distinta, rompiendo, ante todo, con la pretensión hegeliana de poner a su servicio a toda la histora de la filosofía..

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Esa doble negativa encierra, por supuesto, el secreto más profundo del famoso khorismos platónico. Pero es también el motivo de que Grecia haya pretendido distinguirse, de entre toda la inmensa diversidad de culturas que pueblan la historia y la geografía, mediante 3 4

La Historia no puede explicar al Derecho lo que es justo. Es verdad que hay que ser un poco platónico para decir esto. No ha sido, por poner un ilustre ejemplo, la Historia la que ha dado la razón a Sócrates contra el tribunal que lo

Cfr. Serres, M.: Les origines de la geometrie, Flamarion, 1993, Paris, pag. 12-13 Ese “lugar’ no adolece de ningún etnocentrismo. No es el lugar de los pueblos occidentales, sino el lugar en el que cualquier pueblo puede liberarse de sí mismo: el lugar de la razón y de la libertad.

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una diferencia diferente a todas las diferencias3. Es también el motivo por el cual la historia heredera de esa distinción griega –lo que solemos llamar Occidente– pretende siempre –con toda la razón– estar como cabalgando en un abismo, como si tuviera un pie puesto en otro sitio que este mundo, desde el cual pudiera contemplarse todo lo demás4. Y es, por supuesto, el motivo de que la ciudad universitaria no pueda simplemente edificarse “a las afueras” de la ciudad, expuesta a que algún día el crecimiento demográfico la sepulte en su interior. Se precisa, más bien, de alguna suerte de friso legislativo para que, suceda lo que suceda, se conserve la separación y la distancia respecto del conjunto de tejidos sociales y ciudadanos.

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Se trata de la convicción siguiente: el curso de la realidad hace que las cosas encajen entre sí y se acomoden unas con otras; pero, incluso si se permitiera a lo real cursarse hasta el final, hasta sus últimas consecuencias, desplegando todas sus astucias, realizando todas sus componendas y todos sus apaños, consensuando todos los intereses y librando todas las batallas, el curso de la realidad jamás llegaría a hacer el trabajo de la razón. Es decir: ni la Historia, con todos sus movimientos, mentiras, carnicerías y matanzas, puede explicar al Derecho lo que es Justo; ni la Historia, con todos sus movimientos, carnicerías, matanzas, mentiras y mitologías puede explicar al Conocimiento lo que es Verdad.


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condenó. Sócrates tenía razón contra el tribunal y la seguiría teniendo si la Historia entera hubiera apoyado sin reservas a este último. O puede que no, puede que Sócrates no tuviera razón, pero, entonces, no la tendría, igualmente, con independencia de lo que el oleaje de la Historia opinara al respecto. Lo que para los platónicos, los kantianos y los materialistas no ocurrirá jamás es lo que pasa en el relato hegeliano del juicio de los atenienses: Sócrates acaba por tener razón a fuerza de tenerla por entero el tribunal que le condenó. Según Hegel, bastaba dar al tribunal todo el tiempo de la Historia para que su sentencia inicial, alargada hasta sus últimas consecuencias, hasta todas sus consecuencias, condujera al triunfo ineludible de Sócrates. Los hombres pueden equivocarse, pero el absoluto no. Un hombre que se enfrenta a su ciudad puede o no estar equivocado; pero si acaba por tener razón contra la ciudad no será porque le lleve la contraria, sino porque, al hacerlo, obliga a la ciudad a agotar por entero sus razones (es decir, a dar de sí todo lo que puede dar, que nunca es suficiente para la Histo-

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ria). El conjunto de las conversaciones que una ciudad mantiene consigo misma, si se le deja discurrir hasta el final, si se le da suficiente tiempo, el tiempo que quiera tomarse la Historia hasta consolidar eso que se llama el espíritu de un pueblo, no puede equivocarse. No puede estar equivocado, a no ser que a fuerza de decir hasta el final todo lo que tiene que decir, el espíritu del pueblo se transforme el mismo en su contrario. Es de este modo como el espíritu absoluto avanza a través de los pueblos, contra los pueblos y sin piedad ni compasión por ellos, a fuerza de darle a los pueblos toda la razón. Y es así como, en Hegel, la totalidad de lo real acaba siempre por tener razón contra cualquier realidad. Así pues, algunos hombres (como por cierto Fidel Castro) han clamado a los tribunales: “condenadme, la historia me absolverá”. Es este, en realidad, el nervio más profundo de todo idealismo y el más mínimo desliz al respecto contiene ya todo un sistema hegeliano latiendo en su interior. Por el contrario, otros hombres, como Sócrates, se limitaron a alegar algo que tenía que ser eternamente justo o eterna-


El que la Historia no pueda explicar al Derecho lo que es justo significa que ni siquiera la totalidad de lo real está en condiciones de explicar a la razón lo que ésta exigía en el fondo, verdaderamente, sin saberlo. El todo de la realidad nunca será para la razón un tribunal más alto o superior destinado a juzgar en última instancia. En todo caso, el todo de la realidad, será siempre, para cualquier kantiano, para cualquier platónico,

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Paralelamente, la Historia no puede explicar al conocimiento lo que es verdad. Ni siquiera la totalidad de lo real podría explicar a la razón lo que sería una verdad más verdadera que aquella que ella hubiera sido capaz de trabajar en el límite de la ciudad científica. El todo de la realidad, para Hegel, es el espíritu –pues “solo para el espíritu no hay nada que sea absolutamente otro”6– y, por lo tanto, algo así como la punta de lanza que ha obrado en todos los esfuerzos cognoscitivos de la razón, abriéndose camino astutamente a través del entramado del espíritu del pueblo, hacia el espíritu absoluto, es decir, hacia sí mismo. Pero, para cualquier kantiano, pla-

Ese nervio es el hilo conductor de Fernández Liria, C: El materialismo, Síntesis, Madrid, 1998. Hegel, G. W. F.: Encyclopädie der philosophischen Wissenschaften, 377 Ztz.

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para cualquier materialista, el acusado. Y el acusado no puede enseñar nada al tribunal de la razón, no puede, ni en primera ni en última instancia, dictar la sentencia final y más justa. Su sentencia final y más justa” no sería más que el conjunto de todos sus crímenes instituido en ley.

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mente injusto independientemente de que lo que dijera la Historia: pues no es la Historia la que debe juzgar a la razón, sino la razón la que debe juzgar a la Historia. Y en la radicalidad de esta convicción a la que podríamos llamar socrática” –y de la que hemos hecho depender el nervio mismo de todo materialismo” por razones demasiado largas de explicar aquí5– está, sobre todo, incluida la advertencia de que, a estos efectos, la totalidad de lo real de tampoco tiene ningún privilegio especial sobre las realidades particulares.


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tónico o materialista, el todo de la realidad será, en todo caso, el conjunto de todo aquello que hay que conocer, y nunca aquello que en realidad terminará por explicar a la comunidad científica lo que ella intentaba conocer erráticamente. Muy al contrario: si se deja al curso de la realidad dar de sí todo lo que tiene que dar, si se le deja agitarse hasta el final, si se le deja decir todo lo que tiene que decir, tendremos a la postre algo así como la consolidación de un Espíritu del pueblo, transido de la labor de un Espíritu absoluto, pero el resultado final nunca será el conocimiento o la verdad sino lo que los althusserianos llamaban un “macizo ideológico”, un tejido de evidencias muy evidentes, de errores tenaces necesarios tan solo para que la realidad se curse a sí misma, mediante todos sus crímenes y todas sus carnicerías, con la pretensión de saber lo que hace y de que, además, lo que hace es justo y necesario. El conocimiento no surge de un dejar ignorar a la ignorancia. La ignorancia, de hecho, nunca ignora callando, sino, antes bien, estableciendo sin cesar una conversación

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ininterrumpida, y cuanto más habla, más ignora. Si pudiéramos extender esa conversación hasta proporcionarle todo el tiempo que necesitara, al final no tendríamos el conocimiento o el saber, sino una ignorancia más arrogante. Es, por el contrario, a fuerza de arrancar a la historia un lugar para el silencio, como la comunidad científica ha podido desplegar los instrumentos de su trabajo cognoscitivo. En principio, esos instrumentos –la regla y el compás– no han sido sino, precisamente, la manera de impedir que la conversación ciudadana colonizase el recinto académico. En la Academia solo estaba permitido hablar mediante la regla y el compás, lo que es tanto como decir que, en ella, nadie tuvo derecho a hablar a excepción, en todo caso, de la propia cosa de la que se hablaba, en la medida en que se encontraron procedimientos para otorgarle un lugar en la palabra. En este sentido, todo el asombroso instrumental científico contemporáneo no contradice para nada la esencia de lo que para Platón representarán la regla y el compás. Un termómetro es un instrumento muy adecuado para que en lugar de hablar


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La necesidad de este voto de silencio, que en la antigua comunidad pitagórica duraba 5 años, fue muy elogiada por Hegel en un texto sobre el que la pedagogía contemporánea habría hecho bien en reflexionar: “En general podemos afirmar que este deber de abstenerse de charlatanerías es condicion esencial de toda formación espiritual y de todo aprendizaje; es necesario empezar por saber asimilarse los pensamientos de otros, renunciando de momento a tener ideas propias. Suele decirse que la inteligencia se desarrolla por medio de preguntas, objeciones y respuestas, etc.; en realidad, no se desarrolla así, sino que se exterioriza de este modo. La interioridad del hombre se adquiere y desarrolla a través de la formación; por el hecho de que el hombre se atenga silenciosamente a sí mismo, no se empobrecen sus pensamientos ni se amortigua la vivacidad de su espíritu. Lejos de ello, el hombre adquiere de este modo la capacidad de captación y se acostumbra a comprender por que sus ocurrencias y sus objeciones no sirven; y al ver cada vez más claramente por que no sirven, va acostumbrándose a no tenerlas” (Hegel G. W. F.: Lecciones sobre Historia de la Filosofía, F.C.E., México, 1979, Tomo I, p. 186)

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el científico dando su opinión otras cosas más sutiles o diminusobre lo caliente o fría que está la tas hace falta a lo mejor un microscosa, sea la cosa misma la que copio o un cámara de niebla y diga a qué grados está. Un acele- seguro que también un impresiorador de partículas es también un nante arsenal matemático. Pero la instrumento muy adecuado esencia del trabajo acadépara que se muestren las El instrumental mico sigue siendo la conpartículas, es decir, un vicción materialista que sigue siendo, modo de cerrar la boca en suma, una manera hemos apuntado: la a los empleados del convicción de que, por de cortocircutar la conversación laboratorio y de poner mucho que se agite, la ciudadana, la palabra al servicio Historia jamás hará el obligándola de las cosas. El instrutrabajo de los científia hacer mental sigue siendo, cos. Que, por mucho voto de silencio en suma, una manera que hable, la ciudad en el recinto de cortocircuitar la conjamás acabará por deduacadémico. versación ciudadana, oblicir el teorema de Pitágoras; gándola a hacer voto de que no es a fuerza de hablar 7 silencio en el recinto académico. ininterrumpidamente con Menon Para hacer voto de silencio res- como se construye un cuadrado el pecto a algunas cosas, bastan la doble de grande que otro, sino parregla y el compás. Respecto a tiendo enteramente de otro sitio,


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del silencio de un aneu logou, de un esclavo. De ahí que algunos interlocutores de Sócrates, como Calicles, Polo o Trasimaco se rebelen contra una forma de dialogar que, en lugar de buscar la charla, exige constantemente al interlocutor una especie de voto de silencio (“¿vas a contestarme, Polo, o estás comenzando un discurso?”) por el que se le obliga a decir no lo que quiere decir, sino aquello que es necesario decir según lo que anteriormente se ha dicho y aceptado (pero ¿serás tan desmemoriado, Io que no recuerdas lo que antes dijiste?”). El diálogo de Sócrates es, en efecto, el primer instrumento que ensayó la comunidad científica. Se parece mucho más a un microscopio o una cámara de niebla que a lo que nosotros llamamos un debate o una tertulia. Así pues, mientras que Hegel y el idealismo convierten a la cien8 9

cia en la punta de lanza del espíritu de un pueblo o más bien en la condensación de todo lo que una época puede llegar a decir, tal y como si la ciencia no fuera sino el resultado de exprimir hasta su última gota la conversación ciudadana (en la cual a su vez se dan cita todos los intereses y componendas), la convicción antihegeliana que estamos reconociendo en Platón, Kant y el materialismo consistiría en marcar un abismo entre ignorancia y saber, negándose a hacer surgir el saber del ignorar de la ignorancia8, del mismo modo que, y por los mismos motivos, el bien no puede engendrarse del mal9. No es a fuerza de que la Historia ignore como se acaba sabiendo en la Academia, del mismo modo que no es a fuerza de hacer correr la sangre y la maldad como se conquistan el bien y la justicia. Ni la Academia ni el Derecho

Aventura que, por cierto, es la que describe la fenomenología del Espíritu y, en realidad, el sistema hegeliano en su conjunto. No es en tanto que falso que lo falso es un momento de la verdad,del mismo modo que no hay nada de malvado en un mal que no es el demonio, sino un asunto momento del Bien. Esto que nos dice Hegel en el Prólogo de la Fenomenología, es, en efecto, consecuencia inmediata del proyecto mismo de la obra, empeñada en demostrar, contra la esterilidad de la ignorancia defendida por Sócrates, la capacidad de la ignorancia para alumbrar el saber a fuerza de ignorar hasta el final. Cfr. Fernández. Liria, C.: El materialismo, ob. cit., capítulo 11.

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A partir de todo lo anterior, cabría sostener que, si la ciudad quiere gozar de los servicios de una Academia, poner a su servicio a la Universidad sin que esta deje de ser la Universidad, lo mejor que puede hacer es dejar a los científicos trabajar en paz. Rodearles de un foso lo más profundo posible, capaz de impedir que el régimen del tiempo invada el espacio de las exigencias del concepto. Habilitar un espacio en el que las cosas pueden mostrarse y salvaguardarlo de toda pretensión por parte de la Historia de tomar ahí la palabra. La casa Bayer puede, si así lo desea, donar un millón de euros a la investigación farmacéutica, pero a condición de que no exija nada a cambio. Si la ciudad quiere gozar de los servicios de una Academia, tiene que proteger a esta legislativamente de cualquier chantaje social o económico. La única forma de poner a la Universidad al servicio de la ciudad consiste en no demandarle servicio alguno. Levi-Strauss, en referencia a los departamentos de antropología, lo expresó de manera inmejorable: la

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3. La revolución educativa y la sociedad del conocimiento

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pueden confiar en las fuerzas de la Historia. Ni la Academia ni el Derecho pueden confiar más que en sus propias fuerzas: en ambos sitios se sabe con certeza que el trabajo que no se haga ahí no se hará en ningún sitio, que lo que no absuelva la razón, no podrá jamás absolverlo la Historia, que lo que no alcance a conocer la ciencia no llegará a conocerlo el pueblo por mucho que agote todos los debates. Como dijo Althusser, la ciencia no surge de la reunión de todos los ignorantes (ni siquiera si es verdad que son todos). Tampoco la justicia surge de la reunión de todas las injusticias. Si se deja a todas las injusticias acoplarse o incomodarse entre sí, anularse, compensarse o eliminarse mutuamente, el resultado será, sencillamente, una carnicería en todo semejante, por cierto, a nuestro panorama político internacional. Si se dejara a todas las opiniones hablar hasta el final, hasta sus últimos implícitos, el resultado se parecería mucho más a un debate de Tele5 que a un libro de mecánica cuántica.


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actitud correcta de la sociedad respecto a la Universidad consiste en dárselo todo y en no pedirle nada10. Es la mejor forma de garantizar el que preste a la sociedad el más imprescindible de los servicios: el de preservar en ella, de espaldas a todos los intereses y todas las componendas, independientemente de lo que ocurra o deje de ocurrir, un espacio incontaminado para la libertad, para dejar las cosas en libertad y en paz, de tal modo que dos y dos puedan seguir siendo cuatro contra todo viento y marea. La sociedad no puede obtener mejor Universidad que el de preservar en ella un lugar en el que le esté prohibida la entrada, una institución a la que ella, la sociedad, no pueda ni sobornar, ni comprar, ni chantajear. Desde el mismo momento en que se exige un servicio a la Universidad, se tiene servicio, pero no Universidad. La única forma de

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gozar de la Universidad es dejarla en libertad. La libertad de cátedra no es, en este sentido, algo negociable o matizable: es la esencia misma de la Academia, pues es la esencia misma de la teoría. El científico tiene que estar en condiciones de dejar en libertad a la cosa de forma absoluta; ni siquiera el mismo puede inmiscuirse entre el cuadrado de la hipotenusa y la suma del cuadrado de los catetos, así es que difícilmente se entendera que la casa Bayer vaya a tener derecho a poner a la hipotenusa a trabajar a su servicio, buscando alguna solución más rentable al teorema de Pitágoras. El que nos valgamos de un ejemplo de la geometría no debe llevar a confusión. El hecho de que, por ejemplo en las ciencias sociales o humanas las cosas no puedan ser tan exactas como en matemáticas no indica que ahí se pueda relajar la libertad de cátedra, sino todo lo

La antropología no es aún una ciencia en sentido estricto. Su inmadurez es tan patente que no se le puede pedir gran cosa ni siquiera en cuanto a lo que significa aportar conocimientos, no digamos ya otros servicios. Por eso mismo, la sociedad tiene que dar a la antropología todo lo que necesite, sin hacerse ilusiones de obtener ninguna compensación, ni siquiera teórica. De otras ciencias, como la física o la biología, se pueden esperar grandes cosas e incluso se les puede llegar a exigir: pero siempre que esas cosas sean, simple y llanamente, conocimientos y nada más que conocimientos. No se puede evitar que la antropología sea ignorante, pero sí se puede exigir conocimientos a un físico o un matemático.

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Por supuesto, toda la reforma educativa que se nos está imponiendo y cuyos devastadores efectos ya hemos comenzado a experimentar, camina exactamente en sentido inverso al señalado. Desde hace ya algunos años, y cada vez con mayor intensidad, la adaptación de la Universidad a los nuevos “retos” y “desafíos” que se le presentan se ha convertido en una verdadera obsesión. En Junio de 1999, los Ministros Europeos de Educación se reunieron en Bolonia para felicitarse por estar consiguiendo “que los sistemas de educación superior e investigación se adapten continuamente a las necesidades cambiantes, las demandas de la sociedad y los avances en el conocimiento científico”11 y para comprometerse a seguir trabajando en esa dirección: aceptar

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Declaración de Bolonia.

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los retos que proponga nuestra nueva y cambiante sociedad, la sociedad del conocimiento. Evidentemente, la denominada “sociedad del conocimiento”no tiene nada que ver con una sociedad de ciudadanos sabios. De hecho, la presencia de esta expresión, por algún motivo, hace desaparecer por completo del discurso relacionado con la educación términos del tipo “Verdad” o “Justicia”. Por el contrario, la “sociedad del conocimiento” tiene que ver con la constatación de que el aumento de la productividad y la competitividad pasa, cada vez más, por la innovación, que queda definida no como la producción de conocimientos nuevos, sino como su difusión económicamente rentable. En este sentido, no solo se trata de constatar que, por ejemplo en el sector agrícola, el aumento en la productividad pasa más por la investigación en ingeniería genética que por la mecanización de la producción. Además, hay que destacar que el éxito de toda innovación depende también de la adquisición de determinadas habilidades (tales como

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contrario: indica que hay que reforzarla mucho más, pues solo faltaría que estuviéramos pagando a un historiador para que nos explicara lo que a la casa Bayer o a la General Motors le interesa que sea la revolución francesa o la crisis del 29.


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la identificación de las oportunidades de mercado, la gestión financiera, etc.) basadas en cierta gestión de la información y del conocimiento. Por lo tanto, resulta evidente el interés de las grandes corporaciones en poner a la Universidad a generar esos conocimientos rentables. El primer informe sistemático que se realizó en España para orientar las reformas no dejaba lugar dudas: “La capacidad de las empresas para competir en mercados crecientemente globalizados depende cada vez más de factores no directamente vinculados a las condiciones de precio de los productos, de factores que, en gran medida, dependen de la capacidad de innovar. No solo ha aumentado la competencia, sino que esta ha cambiado, sustancialmente, su naturaleza, convirtiéndose en una competencia más tributaria del conocimiento cientiífico y técnico y de las aptitudes de aprendizaje y adaptación de las empresas y de

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los individuos. En este contexto, la producción de bienes y servicios exige una aportación cada vez mayor de conocimiento y, también, más aptitudes para gestionar la mayor complejidad e incertidumbre que implica el incremento de los activos de conocimiento en las actividades productivas”12. Por lo tanto, el sistema educativo y, en especial, las universidades deberían desempeñar un papel determinante en el reequilibrio de los procesos de formación para dotar a la población de las habilidades de producción necesarias y, también, de las habilidades de consumo”13. Este informe, conocido como Informe Bricall, analizaba como conseguir que la Universidad se adaptase minuciosamente a las demandas de un mercado gobernado por la lógica del beneficio. Es importante destacar que, al hablar de demandas de la sociedad”, se refería en exclusiva a las demandas del sector empresarial. En ningún momento (a lo largo de sus cientos de páginas) se preguntaba

Informe Universidad 2000 (maás conocido como Informe Bricall), página 111. Ibid, página 122.

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Cabe destacar también la creación de una Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, cuyo primer objetivo es “la

Ver Ley Orgánica de Universidades (LOU), artículos 14, 23 y 82.

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En primer lugar, cabe destacar el aumento de competencias del Consejo Social, que es el órgano de participación de la sociedad en la Universidad” y que está constituido por elementos externos a la comunidad universitaria (en gran parte pertenecientes al ámbito empresarial y profesional). Entre sus funciones está ahora la aprobación del presupuesto y de la programación de las Universidades, así como el nombramiento del Gerente (que es, a su vez, a quien le corresponde toda la gestión económica) y la supervisión del desarrollo y ejecución del presupuesto y control de las inversiones, gastos e ingresos. Es decir, se trata de poner todo el poder económico de la Universidad en manos de la sociedad” que es, evidentemente, la que de verdad” sabe que se demanda en cada momento14.

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como conseguir ciudadanos mejor informados y más capaces de tomar decisiones fundadas. Por el contrario, parecía considerar que la sociedad” solo demandaba habilidades de producción y consumo. Estos mismos objetivos son los que explícitamente motivaron la Ley Orgánica de Universidades (LOU) por la que se reforma el sistema universitario español. La exposición de motivos”, que precede a la ley, comienza aceptando el reto” que impone la sociedad del conocimiento”, para continuar constatando que la modernización del sistema económico impone exigencias cada vez más imperativas a los sectores que impulsan esa contínua puesta al día; y no podemos olvidar que la Universidad ocupa un lugar de privilegio en ese proceso”. Veamos rápidamente que mecanismos legales se articulan para conseguir esta adaptación de la Universidad al mercado o, mejor dicho, para dar cobertura legal a una adaptación y sometimiento que ya operaba de hecho.


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medición del rendimiento del servicio público de la educación superior universitaria y la rendición de cuentas a la sociedad”15. Esta Agencia, como puede suponerse, es enteramente solidaria con toda la ideología de la calidad que está acompañando al proceso de liberalización económica. Para hacerse cargo de lo que verdaderamente está en juego en el asunto de la “calidad” es importante notar en que se distingue de la “excelencia” (término tradicional con el que referirse al buen hacer” en el marco de la Academia). Podemos definir esta como rigurosa adaptación a las exigencias teóricas internas que impone la disciplina científica de la que se trate en cada caso. Por lo tanto, una evaluación de la “excelencia” solo podrá realizarse desde el interior de cada disciplina, pues, evidentemente, solo conociendo en que consisten sus exigencias teóricas propias se podrá evaluar en qué medida y con qué grado de profundidad y rigor se están sometiendo a ellas docentes e investigadores. Ahora bien, cuando de lo

15

ibid, artículo 31 a.

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que se trata es de conseguir que la Universidad se adapte a las cambiantes necesidades de la “sociedad” –es decir, de exigirle que “rinda cuentas” a la sociedad que la financia o, lo que es lo mismo, de proporcionar a la “sociedad” mecanismos para fiscalizar la labor de la Universidad y asegurarse de que esta se adapte rigurosamente a las exigencias prácticas externas que le impongan las frenéticamente cambiantes necesidades de la “sociedad del conocimiento”– es evidente que habrá que buscar un nuevo “patrón de medida” con el que evaluar la actividad universitaria: la “calidad”. Lo que caracteriza al, digamos, “universo calidad” es que no necesite delegar la evaluación de la Academia en especialistas de cada disciplina –a los que se considera una banda de presuntuosos, merecedores de la mayor desconfianza, que solo persiguen su propio interés pero se presentan compinchados como depositarios de un no sé que casi sagrado (y a los que, por supuesto, se trata en consecuencia)– sino que, por el


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También la recepción de los “egresados” en el mercado laboral será tomado como indicativo de la calidad de las universidades. En este sentido, evidentemente, se considerarán de mayor calidad aquellas universidades cuyos licenciados tengan más éxito en el mercado y, por lo tanto, aquellas que mejor se subordinen a sus cambiantes necesidades (siguiendo quizá, a ser posible, el ejemplo de Universidades innovadoras como la de Wisconsin e introduciendo también Licenciaturas en Empaquetados; en Gestión de Hoteles, Restaurantes y Turismo; en Diseño y Desarrollo de Indumentaria o en Venta al por Menor). Otro criterio a valorar será la demanda de ingreso por parte de los estudiantes que acceden a la Universidad, pero, al mismo tiempo, se

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nencia y calidad de lo que hacen. Evidentemente, esto solo se conseguirá adaptando la investigación para que pueda resultar interesante a empresas a las que, a diferencia de la Universidad, les es enteramente ajeno el interés teórico, es decir, el trato absolutamente desinteresado con las cosas.

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contrario, pueda confiar toda la evaluación a un grupo de rigurosos especialistas en “calidad”, expertos en medir parámetros objetivos según criterios externos, criterios que, evidentemente, garanticen una correcta adaptación a las demandas de la “sociedad”. Además de lo hasta aquí planteado, esto resulta especialmente sospechoso respecto a una sociedad que se caracteriza por expresar sus “demandas” a través del mercado, es decir, en un mundo en el que parece que nada puede probar su dignidad si no es probando su éxito como mercancía y, en efecto, la peores sospechas parecen confirmarse a la luz de los criterios de “calidad” que se proponen. Por supuesto, un criterio fundamental de calidad sera la confianza que deposite la “sociedad” en una determinada Universidad frente a otras. En este sentido, el interés que muestren fundaciones y empresas en determinadas investigaciones y, sobre todo, su disposición a financiarlas, será tomado como el indicativo más fiable del nivel de “demandas reales”; por lo tanto, los grupos investigadores deberán mostrar su capacidad de obtener adaptación” a las financiación externa para acreditar la perti-


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trata a toda costa de cambiar su perfil: al dejar de considerarse la educación un derecho que nos corresponde dada nuestra condición de ciudadanos y haber pasado a considerarse un servicio al que podemos acceder dada nuestra condición de consumidores, es importante sustituir al estudiante vocacional por el estudiante inversor (es decir, aquel que accede a la Universidad con la intención de rentabilizar la cualificación allí obtenida). En esta dirección juega un papel importante la sustitución que se está produciendo de becas por créditos (a bajo interés mientras duran los estudios pero cuyos intereses aumentan al ingresar en el mercado laboral). Es decir, la demanda de ingreso como criterio de calidad, se refiere a la demanda por parte de estudiantes previsiblemente endeudados que, por la cuenta que les trae, ya se encargarán de demandar algo que el mercado les vaya a remunerar. Resulta evidente que, articulados todos estos mecanismos, no se trata ya solo de que se intenten ren-

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ibid, artículo 41.

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tabilizar los conocimientos producidos en el ámbito universitario. El objetivo es que el ámbito universitario se centre en producir conocimientos rentables. Sencillamente se producirán conocimientos distintos si el principio que guía la investigación y la docencia es un principio académico que si se trata de un principio económico. Este cambio no supone solo una amenaza a disciplinas como las humanidades sino a toda la investigación básica (pues, ciertamente, tan difícil de rentabilizar es la filosofía como la física teórica) y, por lo tanto, a la Universidad en su conjunto. En esta dirección, el Estado señala entre sus competencias la de asegurar la vinculación entre la investigación universitaria y el sistema productivo, como vía para articular la transferencia de los conocimientos generados y la presencia de la Universidad en el proceso de innovación del sistema productivo y de las empresas”16. Evidentemente, la eficacia de todos estos mecanismos se concreta al


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ibid, artículos 81 a 83.

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dad económica de cualquier tarea será intentarse hacer un hueco como departamento de investigación de alguna gran empresa. Por otro lado, recordemos que esta sociedad que impone determinados ideología comúnmente compartida impone, cada vez más, una educación retos” y desafíos” no solo es una sociedad en cambio constante, sino una sociedad en cambio a gran velocidad. En esta situación, resulta que nunca es posible saber por que rama de los conocimientos van a producirse las innovaciones (y, por lo tanto, a que ramas habrá que dedicar mayores esfuerzos en un posible futuro inmediato). Al mismo tiempo, han detectado que ciertos conocimientos en un área, aunque sean pequeños, facilitarían la adquisición de conocimientos nuevos si fuera preciso. Por lo tanto, la multidisciplinar” y pluridimensional”, que es, junto con los mecanismos previstos de formación contínua” (formación a lo largo de toda la vida por medio de cursos de renovación), la garantía de la flexibilidad y adaptabilidad al mercado. Para conseguirlo resulta

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influir sobre el presupuesto y los recursos disponibles por parte de las Universidades. Cada Universidad debe buscar sus propias fuentes de ingresos, aparte de la financiación pública (que tenderá a cubrir solo unos mínimos, además de depender de la evaluación de la calidad). Las fuentes de ingresos posibles son, pues, los precios públicos por servicios académicos; los ingresos por masters, títulos propios, cursos de especialización, de formación contínua; y, por último, los ingresos derivados de la colaboración con otras entidades dispuestas a celebrar contratos o realizar encargos “para la realización de trabajos de carácter científico, técnico o artístico, así como para el desarrollo de enseñanzas de especialización o actividades específicas de formación”17. Además, debe tenerse en cuenta que la financiación pública, ahora selectiva, queda en gran medida condicionada al éxito en la búsqueda de estas otras fuentes de financiación y a la evaluación de la calidad”, con lo que hemos visto que esto implica. De hecho, la mejor forma de garantizar la viabili-


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también fundamental la sustitución de una parte importante del profesorado funcionario por profesorado contratado (hasta un 49%)18 y, por lo tanto, sustituible en función de las cambiantes demandas. En esta misma dirección es también imprescindible que se articulen mecanismos entre las universidades, centros de enseñanzas no universitarias, Administraciones Públicas, empresas y otras entidades, públicas o privadas, para favorecer la movilidad temporal entre su personal y el que presta sus servicios en estas entidades”19. Evidentemente, todo esto supone un grave atentado a la unidad y dignidad de las disciplinas como tales. Lo que se pretende (además de controlar la investigación) es formar, o bien profesionales ultraespecializados en áreas muy particulares o bien, por el contrario, sujetos flexibles que, teniendo algún conocimiento, por precario que sea, de distintas disciplinas, puedan adaptarse con facilidad a los cambios vengan de donde vengan. Ambas posibilidades suponen 18 19

ibid, artículo 48. bid, décima disposición adicional.

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inequívocamente una verdadera fragmentación (casi desintegración) disciplinar. Las reformas impuestas por criterios de mercado suponen, pues, un grave peligro para la dignidad y consistencia de las Facultades que son, en definitiva, las garantes de que los distintos ciclos de estudios tengan una unidad y coherencia estrictamente académica (es decir, de que el currículum se establezca según exigencias teóricas internas de alguna disciplina científica). Sin duda intentan ocultar este atentado tras una presunta defensa de la libertad, optatividad y flexibilidad en la que se basa el sistema de créditos, es decir, en la cínica defensa de que cada cual pueda “diseñar” libremente sus estudios en función de sus propios intereses. Pero, una vez deteriorados los criterios de unidad académica – que solo pueden quedar garantizados por una rígida estructura de Escuelas, Facultades y Departamentos–, nos encontramos, sin más, con otro tipo de coherencia: la que impone el mercado, ese mercado que va a castigar la falta de coherencia mercantil en la elaboración


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del currículum aunque sobrase co- nes y millones de discusiones cienherencia académica; y no hay nin- tíficas en las que han trabajado los gún motivo para pensar que las más grandes genios de la humaniexigencias mercantiles vayan a ser dad y una multitud inabarcable de menos destructivas respecto a la científicos, investigadores, profesoteoría y la ciencia de lo que han sido res y alumnos. Pretender “flexibilien todos los otros ámbitos huma- zar” esas estructuras es mucho nos. Al poner a la Universidad al más grave y todavía más absurdo servicio de la sociedad”, lo que se de lo que sería colorear el Guernica ha hecho ha sido suprimir el khoris- de Picasso o modernizar las Menimós que protegía un espacio nas de Velázquez con los repara la autonomía de la toques a la moda que La geografía razón, abriendo sus fueran más rentables. Al de la academia puertas al vandalismo penetrar en el recinto es el resultado social y mercantil. Al académico, la sociede millones y millones “flexibilizar” –como de discusiones científicas dad suprime el espaen las que han trabajado suele decirse– las cio mismo de lo los más grandes genios estructuras académiteórico, que no era, de la humanidad cas, lo que en realien realidad, sino un dad se ha hecho ha y una multitud inabarcable espacio robado al de científicos, sido colonizar el tetiempo y a la historia. investigadores, rreno que el trabajo teóEn su lugar no queda profesores rico había logrado –en sino un espectáculo dey alumnos. una labor de siglos y de mivastador en el que –como lenios– arrancar al régimen del haciendo realidad lo que fuera tiempo. Pues, en efecto, el único el estúpido sueño de Feyerabend– arma que el trabajo conceptual los distintos tejidos científicos se tiene contra la Historia es la conso- han desgarrado en mil jirones que lidación de una ciudad inteligible, ahora se venden al peso y al mejor que, a la postre, viene a materiali- postor, buscando subvenciones por zarse en la división y demarcación aquí y por allá en una especie de en escuelas, facultades, departa- mercadillo en el que hay que gritar mentos, etc. La “geografía” de la para captar la atención de los meacademia es el resultado de millo- jores clientes.


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4. La Ilustración invertida. Una cuestión de grado y un desenlace fatal Como acabamos de ver, la idea que está gobernando toda la reforma es la idea de que la Academia tiene que rendir cuentas a la sociedad, de que tiene que modernizarse para responder a sus “necesidades”, “sus desafíos” y sus “retos”, cuando no a sus demandas”, la idea, en fin, de que tiene que estar a la altura del curso que sigue la historia. Pero además, se da la circunstancia de que ese curso de la historia no es cualquier curso de la historia: es el curso histórico de una sociedad, la sociedad capitalista, que, como más y más han logrado demostrar los movimientos antiglobalización, arrinconando a las cumbres de la OMC y del G8, es cada vez más incapaz de medirse, confrontarse o debatir con ese espacio público de la argumentación y la contrargumentación que representan nuestras asambleas legislativas, nuestros parlamentos y nuestras instituciones democráticas. Esto es así hasta el punto de que esas cumbres, en las cuales

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se discute casi todo lo importante y lo fundamental que afecta al destino de nuestras sociedades e incluso de la propia supervivencia del planeta, no pueden ya soportar ninguna dosis de publicidad y han tenido que comenzar a celebrarse a puerta cerrada y en la cúspide de altas montañas, en islas o desiertos de difícil acceso o quien sabe si en plataformas submarinas en el fondo del océano. Ahora bien, tiene que quedar muy claro que la verdadera cuestión de fondo no reside ni mucho menos en que la OMC y los ocho grandes amos del mundo hayan suplantado la legítima voz de la sociedad y la ciudadanía. En la Academia, la sociedad no tiene nada que decir casi por definición. Y a estos efectos da igual que hable a través de la OMC o a través de Ramoncín o Jiménez Losantos. Si una sociedad quiere impedir que la OMC meta sus narices en el teorema de Pitágoras lo mejor que puede hacer es abstenerse de hacerlo ella misma, prohibírselo mediante legislaciones implacables (cuya receta, por cierto, hace ya tiempo que se inventó y consiste básicamente en eso que se llama libertad


El que se trate, al final, de la OMC, no introduce ningún diferencia sustancial respecto al problema platónico-kantiano-materialista antes planteado, sino una cuestión de grado: aunque, eso sí, se trata de una cuestión de grado desmesurada y monstruosa. El uso teórico de la razón puede hacerse una idea de la magnitud del descalabro al contemplar lo acontecido respecto al uso práctico de la razón. Aunque también es necesario que este se haga una idea al compararse con aquel. Estamos demasiado sumergidos en el nihilismo para hacernos cargo de la zozobra de la Ilustración con la que comienza el siglo XXI. El deterioro del espacio público quizás pueda medirse adecuadamente a través

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Telediario Antena 3, 12 e agosto de 2004.

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Abrir las puertas de la Academia y el Derecho a una sociedad que además es la sociedad capitalista introduce, en efecto, una cuestión de grado muy importante respecto

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de la reciente noticia de que algunos canales de televisión ingleses, luchando por imponerse a la competencia, van a ofrecer sus telediarios con locutoras desnudas que, por ejemplo, aprovecharán para enseñar el coño en el momento de dar la noticia de que una bomba de racimo ha reventado a trescientos civiles iraquíes. Según hemos visto en las imágenes, las entrevistas las harán también desnudas, incluso cuando se trate de encuestas callejeras20. Así pues, viendo lo fecunda y enriquecedora que es la competencia empresarial respecto a la política informativa de los telediarios, uno se pregunta como es posible que alguien no esté preocupado por el proceso de privatización de la enseñanza y por la introducción de criterios de rentabilidad y competitividad en las Universidades.

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de cátedra de carácter vitalicio combinada con una generosa e incondicional financiación estatal). Por el contrario, una vez que se ha abierto una puerta a la sociedad ya nada puede impedir que comience hablando Ramoncín y acabe por hablar la OMC.


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al proceso de deterioro de la Ilustración. Eso de que el acusado se convierta en el máximo tribunal que ha de juzgarle, conlleva la movilización, en las condiciones capitalistas de producción, de una potencialidad criminal jamás experimentada por la humanidad. Todo lo cual implica, en el lado del uso teórico de la razón, que esa misma potencia criminal se recubra de un macizo ideológico lo suficientemente opaco y lo suficientemente convincente como para autolegitimarse o convertirse en aceptable o asimilable. Es necesario, pues, movilizar un tejido de errores y mentiras igualmente hipertrofiado, descomunal y monstruoso, generar unas condiciones nihilistas en las que se haya sepultado toda referencia a la verdad y la dignidad, hasta el punto en que llegará el día en que a nadie extrañe que haya que hacer strip-tease para deducir el teorema de Pitágoras igual que para informar a la ciudadanía de algún acontecimiento crucial. Así será si el mercado llega a considerarlo rentable.

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Cuando se habla de “adecuación” de la Universidad, de que esta asuma los “retos” y los “desafíos sociales e históricos”, animando a su “siempre reticente profesorado” a no quedarse atrás en el tren europeo, no se sabe, en realidad, lo que se está diciendo. Las obras de la razón, ni en un sentido teórico ni en un sentido práctico, pueden medirse con el curso de la historia. Por un lado, la historia de la ciencia ni avanza ni retrocede siguiendo ningún criterio temporal. Tal y como dijera Husserl: La consistencia de la ciencia es supratemporal, lo que significa que no está limitada por ninguna relación con el espíritu de una época. En general, los fines en la vida son de dos especies: unos para el tiempo, otros para la eternidad; la ciencia es un título para valores absolutos, intemporales”21. Una época histórica no puede, ni siquiera a fuerza de expresarse hasta su último aliento, llegar a refutar ni a superar la más insignificante de las verdades científicas (la cual, en cambio, puede muy bien ser refutada por un niño –o un esclavo– que haya

Husserl, La filosofía como ciencia estricta, Editorial Nova, pág. 98.

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una instancia capaz de juzgar a la razón, como si esta, con todas las vacilaciones y las ambigüedades propias de su finitud, no pudiese confiar más que en la totalidad del curso real de las cosas para descubrir sorprendida lo que realmente se esforzaba en decir y lo que realmente quería exigir. Así pues, parece como si la realidad, con todas sus idas y venidas, agitándose por aquí y por allá, hoy matando palestinos o irakis, mañana abrasando kurdos, afganos o filipinos, vendiendo armamento en Senegal y hamburguesas en Miami, marcará el verdadero camino para resolver cualquier cuestión teórica o práctica, para clarificar, en fin, las ambigüedades y vacilaciones que la propia razón, en los límites de su ciudad científica y jurídica, también tiene por su cuenta. Las idas y venidas de la historia universal se erigen así en la clave de las idas y venidas de la historia de la ciencia. Es decir, que hemos desembocado en una situación tan desquiciada y “ultrahegeliana” que ya no es que la realidad acabe por ser más astuta que la razón a fuerza de volverse ella misma más y más racional, sino que, por decreto gu-

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dado con un razonamiento mejor, que haya observado con mayor fortuna o que haya dado con mejores axiomas para plantear el problema). Y, respecto a lo que atañe al uso práctico de la razón, ¿cómo va la razón a adecuarse a los retos y desafíos históricos, cuando es precisamente ella la que tiene la autoridad de señalar a la Historia sus metas y sus límites? Con toda esta retórica de los retos y los desafíos de nuestro tiempo” lo que se pretende es que sean las demandas y los intereses de la realidad los que expliquen a la razón lo que ella tiene que conocer y lo que ella tiene que decidir. Es la marcha de Europa, la marcha de los aliados de Europa, armados con la OTAN, gestionados por la OMC desde abismales plataformas submarinas, la que tiene ahora –en esta especie de Ilustración invertida– que educar a la razón. Este es el motivo por el que en los preámbulos de estas revoluciones legislativas nunca se encuentra la menor referencia a la palabra Verdad, ni tampoco a la palabra Justicia. De este modo, ciertas realidades específicas, a fuerza de pretenderse “astucia de la razón”, se han convertido en


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bernamental (o por decreto ni siquiera gubernamental, sino más bien por decretos dictados desde plataformas submarinas), se decide que la realidad sea la razón que al final tiene más razón. No otra cosa se está diciendo desde el momento en que se plantea, por ejemplo, que los planes de estudio, las facultades o los departamentos universitarios deben adecuarse a las demandas sociales, y pasar por tanto a respirar, como todo lo demás en este mundo, según el ritmo de alzas y bajas en el precio del petróleo. Por una parte, se trata de negar el derecho que tiene la razón a exigir que el curso de la realidad se acomode a lo que debe ser, la autoridad que tiene la razón para exigir que las cosas no solo se acomoden entre sí, sino que se acomoden más bien a lo que las cosas deben ser. Por otra parte, se trata de obligar a la razón teórica a acomodar la Universidad a otras cosas también muy grandes y vistosas, como, por ejemplo, el Corte Inglés, en lugar de permitirla perseverar en su negocio teórico consistente en acomodar el conocimiento al conocimiento (el conocimiento de hoy al conoci-

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miento de ayer) en una búsqueda incesante de la verdad. Se trata, en uno y otro caso, de una invasión de lo privado en el ámbito necesariamente público de la razón. La tragedia a la que asistimos es la de una reconquista por parte de los intereses privados de un espacio racional arrancado a la Historia con el esfuerzo de dos milenios de trabajos científicos y jurídicos. La marcha de Europa converge así, en realidad, muy lejos del lugar que Grecia hizo posible en el inicio de nuestra civilización occidental; ese lugar en el que los filósofos griegos reservaron de las vicisitudes del tiempo y de la historia, un lugar en el que en vez de ocurrir las cosas, se pensara sobre las cosas. Nótese que, por algún motivo, la magnitud del absurdo de que la razón tenga que adecuarse a los retos y desafíos de la realidad resulta mucho menos visible en el ámbito teórico que en el práctico. Mientras que todo el mundo ve las cosas claras en el ámbito del Derecho, en cambio, en el terreno del Conocimiento, todo se vuelve en seguida tan confuso que la


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Para hacerse cargo de con qué estamos jugando es muy útil tomarse la molestia de hacer efectivamente el experimento de trasladar los principios de la revolución educativa a una hipotética revolución paralela del aparato judicial. ¿Qué significaría, en efecto, someter al cuerpo judicial a unas encuestas de calidad equivalentes a las implantadas en el cuerpo docente? ¿Qué significado podría tener la idea de un control privado del sistema judicial? No. Aquí todo el mundo entiende de inmediato que la independencia del poder judicial, sin la cual no habría Estado de Derecho, depende directamente de su carácter estatal. Estatal quiere decir, por supuesto, estatal, y no gubernamental. Eso conlleva, de modo fundamental,

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dicalizando aún más los principios de esa revolución educativa, los que firmaron la Declaración de Bolonia, todos ellos tendrían que explicar muy claro por qué no se puede privatizar la Justicia sin que deje de ser la Justicia y, en cambio, si se puede privatizar el Conocimiento o la Verdad sin que dejen de ser el Conocimiento y la Verdad.

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idea de un sometimiento de la razón teórica a las demandas sociales y, sobre todo, empresariales, parece incluso de lo más natural. Sin embargo, los que han ideado los principios de la revolución educativa tendrían que ser emplazados a explicar por qué la idea de privatizar la enseñanza (o de adecuarla a las demandas y los intereses privados) es menos lesiva y menos absurda respecto al uso teórico de la razón de lo que supondría la misma operación respecto al uso práctico de la razón. La idea de una privatización de la Universidad les parece a algunos de lo más razonable. ¿Y por qué no privatizar también los Tribunales de Justicia? Esta idea parece, en cambio, tan pintoresca y absurda, tan repugnante al sentido común, que nadie querría planteársela en serio. Ya es bastante haber tragado con la existencia de cuerpos policiales privados; pero la idea de una privatización del aparato judicial es vivida inmediatamente como abyecta e incluso contradictoria. Ahora bien: los que redactaron el Informe Bricall, los que idearon los preámbulos de la LOU, los que se oponen a ella desde el PSOE ra-


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que, de alguna manera, pertenece a la esencia de los jueces el ser funcionarios vitalicios que no puedan ser chantajeados en el ejercicio de sus funciones por otros poderes sociales que pudieran, por ejemplo, amenazar con restringirles el contrato por considerar, por ejemplo, que una determinada sentencia resulta poco rentable a largo plazo. Imaginemos, si no, un sistema jurídico en el que hubiera un tribunal superior al Tribunal constitucional encargado de juzgar o evaluar” los actos jurídicos según criterios no jurídicos sino, por ejemplo, económicos. De este modo, el Tribunal constitucional, tal y como es su competencia, sería el encargado de medir con la Constitución el desarrollo legal del cuerpo político y social, pero, al mismo tiempo, tendría que someterse a las exigencias más profundas del curso de las cosas y, sobre todo, de quienes lo financian o tienen poder económico suficiente para intervenir en él. Imaginemos, pues, que el Tribunal Constitucional tuviera no solo que medir la conformidad a ley de la actividad gubernamental y legislativa, sino que, al mismo tiempo, tuviera que consultar al

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curso histórico de la realidad a ver que tal le va” y a ver “qué se demanda”, qué “se necesita”, cuáles son los “nuevos retos” y los “nuevos desafíos” de la historia. En definitiva: que el referente último de nuestro ordenamiento jurídico, en lugar de ser algo así como la Declaración de los Derechos del Hombre, a través de nuestros ordenamientos constitucionales, estuviera encarnado por unas instituciones privadas que señalaran de continuo al Tribunal constitucional los retos y los desafíos a los que tiene que adecuarse y a los que tiene que obligar a adecuarse a todas las instituciones judiciales, todo ello mediante la aplicación de unas encuestas de calidad elaboradas a base de indicadores de rentabilidad basados en último término en las reacciones de la Bolsa frente a las sentencias dictadas por los tribunales de justicia. Imaginemos que unas “comisiones evaluadoras” convenientemente financiadas por el capital privado midieran constantemente la adecuación de la actividad del poder judicial a unas metas decididas por la OMC y dictadas por el G 8 desde plataformas submarinas, en la cúspide de


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altas montañas o en países donde de tres, seis y ocho horas. Carl no hay derecho a publicidad como Schmitt, al menos, tenía razón en en Qatar. Que, en virtud de la baja una cosa: el poder no lo tiene calificación obtenida en las en- quien lo ejerce, el poder lo tiene cuestas de calidad judicial, se quien te puede cesar por como lo aconsejase al Ministerio de Justi- ejerces. Lo que estamos imagicia la supresión de determinado nando, por tanto, supone lisa y llatipo de sentencias –por ejemplo namente acabar con el poder las atinentes a la contaminación judicial y con toda posibilidad de industrial–, e incluso la supresión una división de poderes según Dede ciertos trabajos poco rentables recho. El resultado es equivalente, –como el de abogado de oficio– y sin más, a una justicia privada, de ciertas instituciones judiciales sea lo que sea lo que esto pueda consideradas obsoletas (según, venir a significar. naturalmente, criterios de calidad” y no de excelencia”). Imaginemos, La idea, como idea, es, sin duda, además, que los jueces, de forma absurda. No obstante, hace tiempo general, pudieran ser cesados a que vivimos en una realidad muy causa de la sentencia que huabsurda. Porque, de hecho, no bieran dictado, es decir, otra cosa muy distinta es que pudieran ser cesalo que se pretendió lleCarl Schmitt dos en virtud de como al menos, tenía razón var a la práctica con el desempeñarán legalfamoso Acuerdo Multien una cosa: mente su función. O lateral de Inversiones, el poder lo tiene sea, tan sencillo como el famoso AMI, que quien te puede cesar que, en virtud de inteempezó siendo gestiopor como. lo ejerces. reses privados, los juenado en la OCDE y que ces pudieran ser se vino abajo a raíz de despedidos, lo que implicaría, que Francia se retiró del pronaturalmente, haber suprimido la yecto –como todos sabemos, en condición de funcionario vitalicio a virtud, fundamentalmente, de las los jueces, integrándolos en un potentes manifestaciones populacuerpo más flexible y dinámico de res que hubo en su contra. De contratados y asociados judiciales todas maneras, ha quedado ya su-


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ficientemente demostrado22 que para nada se renunció a sacarlo adelante; sencillamente, se desvió de la OCDE a la OMC y ha empezado a ser gestionado en la forma de distintos proyectos (el más importante es el GATS, el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios) con los que se trata, en resumen, de conseguir lo mismo que pretendía el AMI, solo que sin tener ya, en absoluto, que rendir cuentas o ni tan siquiera informar a ninguna instancia pública. Así pues, imaginemos que, tal y como pretendía el proyecto del AMI, las grandes multinacionales pudieran llevar a los tribunales –a un tribunal superior, gigantesco, internacional (instalado en la cumbre más alta de las Montanñas Rocosas)– no ya a los gobiernos por dictar decretos, o a los gobiernos por ejercer su función ejecutiva (lo que a lo mejor no estaría tan mal), sino a las asambleas legislativas, es decir, al espacio mismo de la soberanía y la fuente de toda legi-

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timidad. Es preciso un notable esfuerzo de la imaginación para imaginarse a un Parlamento nacional siendo juzgado por el delito de haber acordado una ley lesiva para alguna inversión extranjera. Ahora bien, esto es, en efecto, la posibilidad que pretendió hacerse realidad con el tratado del AMI. Esto es lo que con esa peculiar forma de legitimidad que se otorga el derecho del más fuerte, se está imponiendo ya de forma efectiva, aunque soterrada, bajo la forma de regulaciones internacionales que atan de pies y manos a los Parlamentos nacionales. Durante la 85a sesión de la Asamblea anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (8 de junio de 1997) se advirtió con escándalo que la OMC que había dirigido las negociaciones sobre el AMI, el objetivo del acuerdo era [si el AMI llega a firmarse] ningún gobierno podrá exigir ya a una firma extranjera que reclute su mano de obra localmente, que tenga en

Cfr. Susan George, “Atajar los males en su raíz”, Le Monde Diplomatique, ed. esp. no39 enero 1999. Christian de Brie “Como se hizo anicos el proyecto del AMI”, Le Monde Diplomatique, ed. esp., diciembre 1998. Bernard Cassen, El librecambio como último reducto”, Le Monde Diplomatique, no 39, ed esp., enero 1999. Nuri Albala: riesgos”, Le Monde Diplomatique, ed. esp., marzo 1998.

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La cosa podía parecer absurda y criminal desde muchos puntos de vista, pero el jacobinismo económico que pretendía legitimar el AMI, también tenía, al igual que nuestra presente revolución educa-

Todas las citas referentes al AMI que vienen a continuación provienen de la Carta a los participantes a la 85a sesión de la asamblea anual de la Organizacion Internacional del Trabajo (8 de junio de 1997), elaborada por el Acuerdo Internacional de los Trabajadores y los Pueblos.

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transferir sus capitales en cualquier momento, sin control, sin restricción, con “libertad de cerrar de la noche a la mañana cualquier empresa, sin rendir cuenta a ninguna legislación nacional, y si una legislación nacional se le opone, con el derecho a recurrir al Tribunal Internacional de Justicia, el cual tiene derecho de condenar al país en cuestión por haber violado el tratado”. Así, por ejemplo, de cualquier legislación relativa a un salario mínimo” o a salvo de cualesquiera restricciones legales para el vertido de residuos contaminantes. De hecho, tal y como se señaló en su 85a sesión de la las multinacionales estarían exentas asamblea anual, esta “revolución jurídica” habría supuesto el fin de las normas establecidas por la OIT y, en realidad, de la propia OIT.

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cuenta objetivos de empleo, que instale las oficinas de la dirección en el lugar o que alcance un nivel determinado de investigación científica y desarrollo como condición de su derecho a invertir. (...) Este tratado implica nada menos que otorgar legalmente un estatuto de gobierno a instrumentos incontrolables del capital privado”23. No se trataba de una exageración: en palabras de Renato Ruggiero, el director general de países firmantes ¿y ningún país con necesidad de capital extranjero habría podido dejar de firmarlo? aplicar, durante veinte años, cualquier legislación ¿por muy democráticamente que se hubiera “redactar la Constitución de una economía global única”. Esta “Constitución económica” pretendía impedir a los acordado en el marco de la soberanía nacional? que no fuera aceptada por el “Tribunal Internacional de Justicia” que el AMI pretendía implantar. Por supuesto que, mientras tanto, y como contrapartida, se pretendía que toda multinacional tuviera libertad absoluta para


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tiva, sus buenas razones de peso. Se trataba, simplemente, de acomodar los ordenamientos constitucionales de los distintos Estados Naciones a los retos y desafíos planteados por una realidad en la cual: 1) de las quinientas multinacionales mayores del mundo, 477 tienen su sede en uno de los 29 países de la OCDE, que fueron los que impulsaron el proyecto del AMI; 2) según las estadísticas mundiales, de las cien primeras potencias económicas del mundo, 51 son multinacionales, y solo 49 son Estados (General Motors, por ejemplo, tiene una cifra de negocios superior al PNB de Dinamarca); 3) las doscientas sociedades económicas mayores del mundo movilizan la tercera parte del comercio mundial; 4) la riqueza de tres multimillonarios (entre ellos Bill Gates) superaba en 1998 el PIB de los 48 países más pobres del planeta; los 15 más ricos superaban el PIB de todo el África subsahariana; los 84 más

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ricos el de China y sus 1.200 millones de habitantes24. Así pues, ¿habrá algo más sensato –se podría decir– que adaptar, flexibilizar y modernizar las Constituciones nacionales para que respondan a la nueva problemática de esta realidad, en la cual las empresas e incluso las fortunas personales pesan ya más que los países? Esta pregunta es capaz de helar la sangre que circula por las venas del pensamiento ilustrado. Su mero planteamiento implica contemplar la posibilidad de una justicia privada, lo que supone, a su vez, desmantelar la posibilidad de toda división de poderes y reconocer de facto como impracticable la posibilidad de un Estado de Derecho. Sin embargo, una vez descubierto por la prensa, el proyecto del AMI pretendió razonarse de cara al público, aunque la ciudadanía no picará el anzuelo en esa ocasión. La ciudadanía ha podido morder

Datos obtenidos de los siguientes documentos: Informe sobre el desarrollo de la ONU, cfr. Diario El mundo, 10-9-00, p.27; Informe 2000/2001 del Banco Mundial (El Pais, 13-9-00); “Entrevista con Jean Ziegler” (Diario El País, 15-4-2001); Carta a los participantes a la 85a sesión de la asamblea anual de la Organizacion Internacional del Trabajo (8 de junio de 1997), elaborada por el Acuerdo Internacional de los Trabajadores y los Pueblos.

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Siguiendo esta misma lógica, no hay nada que se oponga a la posibilidad de una privatización generalizada del aparato judicial, de modo que, en cualquier momento, cualquier juez pueda ser cesado o despedido por dictar sentencias que entorpezcan o que no estén a la altura de los retos” y los desafíos” demandados por las instancias más poderosas de la sociedad, todo ello según vengan a acreditar una comisiones evaluadoras de la actividad judicial. El caso es que el episodio del AMI marcó un hito sin precedentes en la historia occidental. Nunca hasta entonces se había llegado al extremo de reconocer a la instancia económica el derecho a impartir justicia” contra el espacio mismo de la legitimidad democrática. Que la instancia económica acabe siempre por imponerse en última

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Es preciso insistir en que todo esto no está, en verdad, tan alejado de la realidad. Pero si de la idea que nos hacemos de la realidad. Todo el mundo entiende enseguida que esa situación sería disparatada. Una cosa es que sea así y otra cosa es instituirlo así explícitamente, sancionarlo asi públicamente. A raíz de la metedura de pata del AMI, con la que se estuvo a punto de conferir estatuto legal a lo que ya era una sangrante realidad, lo que más bien se ha venido haciendo patente es que la realidad es ya tan irracional, tan inconstitucional y contradictoria con cualquier principio legal, que sería

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instancia” (como decían los marxistas) es algo de lo más normal para un historiador. Pero que tenga por eso derecho a hacerlo, hasta el punto de convertir a la instancia económica en el referente último del Derecho y el aparato judicial, es algo bien distinto, algo que solo podría llegar a parecer razonable poniendo a funcionar de por medio a la totalidad de mediaciones que completan el sistema hegeliano (y ni los economistas ni los jueces suelen ser expertos en Hegel).

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el polvo de una realidad frente a la que el Derecho es impotente, pero no pudo tragar con la idea de adaptar el Derecho a esa realidad, invirtiendo así la dirección del proyecto ilustrado de un Estado de Derecho. Aunque puede que todo sea cuestión de tiempo.


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demasiado cínico pretender legitimarla a las claras (de tal manera que, en efecto, se decidió comenzar a legitimarla a escondidas, porque la cosa no resistía la menor dosis de publicidad). Ahora bien, lo que resulta tan visiblemente absurdo respecto al uso práctico de la razón, ¿es tan difícil de asumir respecto de su uso teórico? ¿Hay algún argumento que se pueda esgrimir a favor de una revolución educativa que todo el mundo entiende que, aplicada al uso práctico de la razón supondría el suicidio del proyecto Ilustrado sobre el que Europa pretende tener asentados sus cimientos? Quizás algunos ejemplos que recoge Naomi Klein en su libro No Logo25 pueden servir de acicate para la reflexión. Una vez las Universidades se ven forzadas a buscar financiación externa con la que desarrollar sus investigaciones (financiación externa a la que, como hemos visto, puede incluso quedar condicionada la propia financiación pública si se

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Piados, Barcelona, 2001.

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toma la obtención de aquella como criterio de calidad” y de adaptación a las demandas” de la sociedad”) resulta inevitable que se produzcan casos como el de la doctora Betty Dong, de la Universidad de California en San Francisco, a quien la empresa farmacéutica Boots encargó un estudio comparativo de uno de sus medicamentos con el fármaco genérico y a quien, tras demostrar que ambos eran bioequivalentes, prohibió la publicación de las conclusiones del estudio. En efecto, una cláusula de las condiciones del contrato de financiación otorgaba a la empresa ese derecho. Evidentemente, cuando la doctora Dong pidió amparo a las autoridades académicas para que se implicarán en el conflicto y antepusieran a cualquier otra consideración su compromiso con la verdad, estas se pusieron del lado de la compañía por la sencilla razón de que, una vez establecidas las nuevas condiciones de financiación (con las cláusulas que ello implica) ya no es ninguna autoridad académica la que decide que se publica y que no en las revistas


Un caso similar se produjo en la Universidad de Toronto cuando la doctora Nancy Olivieri encontró pruebas de que un medicamento del gigante farmacéutico Apotex tenía unos efectos secundarios peligrosos para la vida. Pese a la retirada de la financiación por parte de Apotex y la amenaza con un proceso judicial, la doctora decidió de todas formas publicar su hallazgo en The New England Journal of Medicine, empeño que le costó la expulsión de su cargo académico por parte de unas autoridades universitarias enteramente hipotecadas. De nuevo en este caso solo el hecho casual de

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También el caso de David Kern, profesor de la Brown University de Rhode Island, es muy ilustrativo del problema que estamos planteando. En esta ocasión, una fábrica textil de Pawtucket le encargó investigar dos casos de enfermedades de pulmón. Kern descubrió que en esa fábrica de 150 empleados había 8 casos de una enfermedad cuya incidencia entre la población en general es de un caso cada cuarenta mil habitantes. Cuando intentó publicar estos resultados, de nuevo la empresa amenazó con un pleito (amparándose en la cláusula que impedía publicar los secretos comerciales”) y, una vez más, las autoridades académicas se pusieron del lado de la compañía admitiendo que, en las nuevas condiciones de financiación, la última instancia para decidir que se publica en las revistas científicas y que no (es decir, que puede certificarse como verdad” y que no) ya no es una decisión que corresponda a una instancia propiamente académica sino que, por el contrario, es una

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que saliera a la luz pública consiguió restituir a la investigadora en su puesto.

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científicas, sino las empresas; y pretender lo contrario solo conduciría a un costoso proceso judicial en el que, con toda probabilidad, se tendría que terminar indemnizando a la entidad patrocinadora. Al igual que ocurrió con el asunto del AMI (es decir, con el intento de buscar algún tribunal” con más autoridad que cualquier instancia política o judicial), la salida de este caso a la luz (a través de un artículo en el Wall Street Journal) forzó a la farmacéutica a ceder ante la presión de la opinión pública.


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decisión que corresponde a los patrocinadores. Lo que tienen en común todos estos casos es que, por un compromiso casi heroico de los investigadores implicados, terminaron saliendo a la luz y provocando el inevitable escándalo. Evidentemente, pretender convertir a la empresa patrocinadora de una investigación en la máxima autoridad para decidir que puede certificarse científicamente como verdad” y que no (es decir, pretender colocar a una empresa como la última instancia en la decisión de que puede publicarse en una revista científica) es al menos tan absurdo como pretender instaurar un tribunal económico con más autoridad que ningún Tribunal Constitucional para decidir que leyes son legítimas y que leyes no. Sin embargo, en el instante en que se impone el modelo de financiación externa” por el que apuestan nuestras revoluciones educativas, este absurdo se convierte sencillamente en la práctica más coti-

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diana. En efecto, según un estudio de 1994 sobre la colaboración entre Universidades y empresas para desarrollar investigaciones conjuntamente en EE.UU26 (donde los revolucionarios de la educación nos llevan todavía una notable ventaja), en el 35% de los contratos las empresas tienen derecho a impedir la publicación de los estudios y en el 53% de los casos pueden decidir aplazarla”. Evidentemente, esto se refiere a esas Universidades que, de todas formas, mantienen algún grado (por pequeño que sea) de autonomía. El siguiente paso en la dirección de la reforma es, sencillamente, crear cátedras de investigación directamente financiadas y gestionadas por las grandes empresas: la Cátedra Yahoo! de la Universidad de Stanford, la Cátedra Lego del MIT, la Cátedra Repsol de la Universidad Politécnica de Madrid o el pomposo puesto de Profesor Emérito de administración de Hoteles y Restaurantes Taco Bell de la Universidad de Washington. Todo ello, unido a

W. Cohen, R. Florida y W.R. Goe, University-Industry Research Centres in the United States”, Pittsburgh, Carnegie Mellon University Press, 1994. Citado por N. Klein, Op. cit. pp.134-135.

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Es decir, lo que parece irracional, absurdo y contradictorio respecto al uso práctico de la razón, se nos presenta ahora, respecto al uso teórico de la razón, como una revolución educativa frente a la que es inútil resistirse. Y lo más curioso es que esta revolución impuesta 27

A día de hoy, 23 de septiembre de 2004, los autores de este artículo todavía estamos esperando aunque solo sea un acuse de recibo de. la siguiente carta (enviada por registro en abril):EXCMO. SR. RECTOR DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID: Yo le voté a usted con entusiasmo y hasta el otro día tenía toda mi confianza depositada en lo que consideraba un equipo rectoral de izquierdas. Con el mismo entusiasmo y la misma confianza le expreso mi opinión sobre el documento que ahí fue presentado. Mejor dicho, no le ofrezco mi opinión, me limito a suplicarle que se tome usted la molestia de leer el documento en cuestión. A mi entender, sobran las palabras. ¿De verdad que tenemos que defender cosas así para no perder el tren europeo? Si es así, espero que las izquierdas detengan ese tren, que lo hagan descarrilar o, al menos, que pongan a la Universidad Complutense lo más a salvo posible del futuro europeo. Quiero recordarle que las manifestaciones más masivas a favor de la Universidad Pública que se han producido desde los años ochenta fueron en contra del Informe Bricall, es decir, en contra del proyecto al que ahora se nos invita con tanta vehemencia a involucrarnos. Al menos que se tenga en consideración que el actual equipo rectoral fue votado con la confianza de los que asistieron y participaron activamente en esas manifestaciones. ¿Ahora resulta que ser de izquierdas es saludar con entusiasmo el que la vandálica flexibilidad del mercado arrase con todas esas rígidas e inflexibles antigüedades que son las instituciones académicas que han costado 27 siglos de historia de la ciencia consolidar para patrimonio de la humanidad? Lo que esos integristas de la didáctica están proponiendo con su flexibilidad europea ya fue aplicado hace dos décadas en la enseñanza secundaria y esta no se ha recuperado jamás. Los que hemos sido catedráticos de bachillerato podemos dar fe de ello: los programas pedagógicos como el presentado el día 27 sembraron de sal la enseñanza secundaria y en esta, desde entonces, no ha vuelto a crecer la hierba.

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desde lo alto, apenas ha encontrado reticencias en ninguno de los eslabones de las jerarquías académicas, de tal modo que, ya a nivel de los Decanatos, la actitud predominante es la resignación. En la Universidad Complutense de Madrid ha quedado muy claro que la actitud del Rectorado frente a la revolución educativa no va a ser diferente así se trate de un equipo de derechas o de izquierdas, pues, por lo visto, hay cosas que no están al alcance de las discusiones políticas27. Con la iniciativa de la derecha y la traición de la izquierda, la Universidad pública europea está, en cualquier caso,

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la voluntad de dejar morir de inanición a las licenciaturas, departamentos y grupos de investigación que no sean rentables, y unido al propio esfuerzo suicida que estos harán para adaptarse a las circunstancias, tendrá, muy rápidamente, unos efectos demoledores sobre nuestra ciudad científica.


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sentenciada. Los diques legislativos que la protegían de las demandas y exigencias del curso mercantil de la realidad están siendo desarmados a una velocidad efectivamente revolucionaria”. Europa debería ser consciente de que la Historia no devolverá jamás la Razón que hoy se nos lleva. Cada milímetro que el mercado y el capital ganen a la Razón hará falta luego reconquistarlo, contra la Historia, con los mismos esfuerzos con los que en su día se le arrancaron. Porque, contra todo lo que el sistema hegeliano consiste en demostrar, la Verdad y el Derecho no solo no son aquello que el devenir histórico viene inevitablemente a condensar, sino que, muy al contrario, son efectos de la razón que se acomodan muy mal

en la Historia, como si les costara hacerse sitio en ella. La historia de la razón viene marcada por una muy mala relación con el curso histórico de las cosas. La Verdad y el Derecho no subsisten sin instituciones capaces de salvaguardarlos del Tiempo: esas instituciones son sus condiciones materiales de existencia y están expuestas a todo lo que conlleva su condición material. Construir la geografía de las disciplinas científicas, dotarla de sus Cátedras, Secciones, Departamentos y Facultades, ha sido una labor de 27 siglos de esfuerzos heroicos y de trabajos incansables. Esa geografía representa y encarna la inmortalidad de Aristóteles, de Tomás, de Descartes, Newton, Darwin, Linneo, Lavoissier, Weber, Saussure, Einstein. Es la obra de la his-

En el documento en cuestión, se dice que en el proceso de consolidación de esta nueva que el profesorado debe de olvidarse de la rígida tarea de filosofía del aprendizaje” (en la enseñar lo que sabe” para ayudar al alumno a desarrollar sus actitudes afectivas para el aprendizaje”, de modo que la vetusta comunidad científica de Aristóteles a Einstein sea superada por el colegueo y el debate afectivo entre profesores y alumnas” (sic), en la consolidación de este proceso, se dice, se esperan reticencias por parte del profesorado. En lo que a mí respecta, le comunico que yo le voté a usted precisamente porque esperaba que usted fuera el primero en tener reticencias frente a ese vandalismo antiacadémico que preconiza, al parecer, su Vicerrectorado de Estudios. Y todavía tengo esperanzas de no haberme equivocado. Pero si me equivoqué, quiero dejar constancia de que mi voto a la izquierda fue para impedir lo que se nos viene encima con documentos como el presentado el 27 de abril, y no para potenciarlo. Y creo, además, que no estoy solo en la Universidad Complutense y que, entre sus votantes, profesores y alumnos, nos contaremos suficientes implicados para presentar una resistencia eficaz frente a lo que se defendió en la Jornada del 27 de abril.

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Los retrocesos de la Verdad y el Derecho son como los retrocesos sindicales de la lucha obrera. En cinco minutos de descuido, de traicion o de equivocación, la clase obrera ha perdido derechos que han costado cientos de vidas, dé-

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cadas de huelgas, sudor, hambre y sacrificios arrancar al poder histórico de la patronal. Estamos últimamente acostumbrados a ver como un Estado del bienestar que costó medio siglo edificar, se derrumba en una o en dos legislaturas. Ni siquiera sabemos en que momento se legalizó y generalizó el despido libre y el contrato basura contra el que lucharon generaciones y generaciones de obreros que se dejaron la piel obligando a la Historia a dejar un rincón para el Derecho en su interior. Y es que las obras de la libertad se construyen con mucha dificultad contra la Historia, pero se derrumban con suma facilidad. Los retos y desafíos de la Historia nunca son los de la Razón. Al decidirse por los primeros, Europa está condenada a converger en el desastre.

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La revolución educativa. El reto de la Universidad ante la sociedad del conocimiento

toria de la ciencia, ante la cual la sociedad solo tiene que sentir respeto y a la que solo se le puede exigir el servicio de que siga siendo respetable. Es muy difícil hacerte oir en el interior de la comunidad científica. Para enmendar la más mínima cuestión a la ciencia sancionada, suelen ser necesarias décadas de esfuerzos, millares de páginas, ejércitos de colaboradores. Es una locura y un insensato absurdo legislar de modo que se otorgue al mercado el derecho a tomar ahí la palabra.


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* Luis Alegre Zahonero y Carlos Fernández Liria. Son colaboradores habituales, coautores, por ejemplo, del influyente libro: El Orden de El Capital, por el cual recibieron el Premio Libertador al Pensamiento Crítico. Sus publicaciones e investigaciones conjuntas son referentes en el movimiento de relectura crítica de la obra de Karl Marx. Docentes universitarios de una dilatada trayectoria, han tenido una influencia significativa en el rumbo de la política española por su pertenencia a Podemos

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Fabián Guerrero Obando, El día que fuimos En la fase productiva, el sujeto humano proyecta convertirse a sí mismo en alguien diferente, adquirir otra forma; después, en la fase consuntiva, al asumir dicha forma, lleva a cabo ese proyecto. Podría decirse que, en virtud de este hiato que ha roto el continuum natural de las dos fases reproductivas animales, el sujeto humano desdobla su condición doble y existe en dos versiones de sí mismo. Bolívar Echeverría, Definición de la Cultura

I ¿Qué secreto esconde la vida de un ser humano?, ¿qué puede mostrar?, ¿qué extraña hermenéutica se puede realizar a partir de ella?, en estas preguntas se esconde la apuesta metodológica y el posible valor de este trabajo. Este texto se enmarca en un movimiento sociológico que desde finales del siglo pasado ha emprendido la tarea de revalorizar

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al ser humano concreto frente al frío cientificismo (Pujadas. 2002, p.7), del que tuve noticia por primera vez en las clases de mi recordado maestro Miguel Valles. Atendiendo al epígrafe de este apartado diré que el individuo puede entenderse como la actualidad de un proyecto siempre abierto, como una elección de forma siempre en proceso de transformación. Cada vida humana es así la concreción única,

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¿Y si en vez de superar este día decidiéramos refugiarnos en el anterior Solo para coger aire? ¿O para no errar el tiro?


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particular, dialéctica de la comuni- muchos, en la muestra común, no dad humana y por tanto es en esta excepcional de la época, se esparticularidad donde podemos en- conde el significado de esa época. contrar las claves de un momento Los seres excepcionales pueden histórico específico. Qué, si no esto contar la historia de su grandeza explica la elección metodológica de pero los muchos podemos desvelar William Thomas y Florian Zna- el sentido del mundo en que viviniecki (2006), qué si no esto otorga mos, dicho con un ejemplo: Simón significado a la biografía como he- Bolívar puede contarnos la centralirramienta de investigación social dad de su presencia en la liberación cualitativa. La vida de cada uno es, de America del Sur, pero el signifipues, un texto en el que buscar el cado de ese proceso les pertenece significado del momento hisa los soldados que construyetórico que nos ha tocado ron esa épica. vivir, las huellas de la El vínculo entre el indiviudo -anónimocultura, el legado de las El vínculo entre el indiy las instituciones instituciones. viduo -anónimo- y las que regulan y organizan instituciones que regula vida social El recurso hermenéulan y organizan la vida es, a mi entender tico al relato biográfico un campo de estudios social es, a mi enteno autobiográfico, como der, un campo de estuque nos deparará grandes en este trabajo, no está dio que nos deparará hallazgos. reservado únicamente a grandes hallazgos en el los protagonistas de los que futuro. Uno de los elemenStefan Zweig llamó, “momentos tos que más me entusiasman estelares de la humanidad”. Tam- de este ámbito de indagaciones, bién los anónimos de la historia, es la fragilidad de la frontera entre aquellos que solo de manera indi- el individuo y la sociedad y, más recta dejamos huella en el devenir específicamente, las instituciones humano (Dosse, 2007, p.297), tene- de la sociedad. Bolívar Echeverría mos algo que decir sobre nuestro muestra claramente esta fragilidad tiempo, sobre nuestro mundo. In- en la ambigüedad de la voz Ethos: cluso podría argumentarse que te- que conjunta el concepto de “uso, nemos más que decir, porque en los costumbre o comportamiento au-

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tomático” —una presencia del mundo en nosotros, que nos protege de la necesidad de descifrarlo a cada paso— con el concepto de “carácter, personalidad individual o modo de ser” —una presencia de nosotros en el mundo, que lo obliga a tratarnos de una cierta manera—. (Echeverría, 1993, p.67). La vida social es así un algo que habitamos y que al mismo tiempo nos habita, es justamente por esta doble naturaleza que la hermenéutica del individuo es necesariamente también la hermenéutica de la sociedad y más específicamente de las instituciones sociales.

ves del funcionamiento de la, en ese momento llamada Universidad Central de Madrid. A este respecto es, sin duda, significativo el siguiente pasaje:

Óscar Llerena Borja*

Llegada la clase del correspondiente

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Cuando pienso en la huella que las instituciones dejan en las personas, es decir, en esa ambigua condición de habitar y ser habitado, no puedo despegarme del relato que José Gaos ofrece en sus Confesiones profesionales (2008). En ese pequeño, por su extensión no por su importancia, tesoro; Gaos cuenta un sin fin de confidencias que hacen patente la enorme estatura de personajes como Javier Zubiri, Manuel García Morente y por supuesto José Ortega y Gasset, pero también nos entrega cla-

por Morente; después, poco a poco, fui

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viernes, Morente dejó mi trabajo para mente un elogio, y tal, que yo estaba tan abochornado por fuera como derretido por dentro. ¿No remachó definitivamente aquello mi vocación? Quizá nadie sabe lo que puede hacer de un joven un verdadero maestro... En todo caso, desde aquel día, primero me sentí distinguido, delicadamente, entrando con él en una relación que extravasó ampliamente de las clases universitarias: le acompañaba por la calle, iba a su casa, le oía tocar el piano, me dejaba libros, me encargó la que fue mi primera traducción, para la Colección Universal Calpe, que él dirigía, me presentó a Ortega, fuimos habituándonos a que yo le consultara sobre todo lo importante al rumbo y en la ruta de mi vida y él me aconsejara, hasta que acabó siendo mi padre es-

Vida y universidad, reflexiones autobiográficas sobre las huellas de la universidad pública

último y me hizo de él tan exclusiva-


Óscar Llerena Borja*

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piritual mucho más que mi propio

llegaba yo a Montpellier, como lector

padre natural. Cuando cierto día arribé

de español de la Facultad de Letras y

a su casa de Madrid, desde la estación

repetidor de la Escuela Normal. (Gaos,

del ferrocarril de Valencia, diciéndole

2008, p. 25-26)

que para seguir adelante con mi vocación filosófica no podía contar más con mi padre, tenía que arreglármelas por mí mismo, y medios para sostenerme

Vida y universidad, reflexiones autobiográficas sobre las huellas de la universidad pública

apenas unas semanas, pero que confiaba en él, que, después de todo, algo era responsable de mi vocación, me dijo, entre risueño y grave: «Acepto la responsabilidad; vamos»; y fuimos al Centro de Estudios Históricos, reunió con nosotros dos a Américo Castro y Tomás Navarro, y les espetó: «Hay que mandar a Gaos inmediatamente a un lectorado. ¿Cuáles hay disponibles en este momento?». -«Hombre, Manolo, pues... Génova, Montpellier y Los Ángeles». «Pues no le voy a dejar a elegir a Gaos. Se va a ir a Montpellier. Es lo más cerca y por ahora no le conviene alejarse demasiado. Es la segunda Universidad de Francia y Francia siempre hace bien y más la provincia (él había estudiado el bachillerato en un liceo francés de provincia)». Y unas semanas después,

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Ese joven Gaos, germen del gran filósofo y maestro, abandonado a su vocación, encontró un padre putativo capaz de encauzar sus búsquedas filosóficas y también unas oportunidades, por pequeñas que fuesen, que le permitieron entregarse a su amor por la filosofía. La Universidad Central de Madrid, con todos sus límites, fue así capaz de dar cobijo y guía a personajes decisivos de las letras en español como José Gaos. La huella de las instituciones, y más aún las instituciones educativas, es, por tanto, de una profundidad incalculable, los individuos definen su vida en torno a esas huellas. Mi intento en este trabajo es usar el relato autobiográfico como recurso hermenéutico para indagar en la huella que la Universidad Central del Ecuador y la Universidad Complutense de Madrid han dejado en mi vida y en como esa herencia puede dar luz a algo más que mi discreta existencia.


II Uno de mis recuerdos más antiguos, y más preciados, me lleva al estadio de la Universidad Central del Ecuador (UCE) iluminado por la primera luz del día, la voz de mi amado maestro, Medardo Salazar, indicándonos el plan de calentamiento y mis compañeros y amigos desperezándose antes de empezar a correr los 10 kilómetros de rigor. En mi memoria está impregnada la sensación de ese intenso frio, de las pocas ganas de correr y de la fuerza de una voluntad compartida, de una identidad colectiva -nosotros éramos el CAMU (Club de Artes Marciales Universitario)-, que nos impulsaba, que nos movía. Han pasado 30 años de este recuerdo, ya no soy un deportista

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Óscar Llerena Borja*

Rafael Alberti, La arboleda perdida.

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en activo, la vida ha fluido como un expreso hacia lugares insospechados y sin embargo cada vez que vuelvo a ese estadio y al CAMU, esa memoria es más vívida, más actual. Esta anécdota personal me permite ilustrar el calado humano profundo que tiene para mí la Universidad Central del Ecuador. Mi universidad es mi casa, el espacio en el que me he hecho adulto y, si atendemos a la sentencia kantiana que reza: Únicamente por la educación el hombre puede llegar a ser hombre (Kant, 2003, p.31), también ser humano en un sentido integral. Mi universidad es mi topos y no puedo empezar a discurrir sobre el tema que nos ocupa sin exponer, y exponerme, respecto de este, que es por tanto, mi lugar de enunciación.

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Todo era allí como un recuerdo: los pájaros rondando alrededor de árboles ya idos, furiosos por cantar sobre ramas pretéritas; el viento, trajinando de una retama a otra, pidiendo largamente copas verdes y altas que agitar para sentirse sonoro; las bocas, las manos y las frentes, buscando dónde sombrearse de frescura, de amoroso descanso. Todo sonaba allí a pasado, a viejo bosque sucedido. Hasta la luz caía como una memoria de la luz, y nuestros juegos infantiles, durante las rabonas escolares, también sonaban a perdidos en aquella arboleda.


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Más allá de la memoria, que es traicionera porque mitifica y rellena arbitrariamente sus espacios vacíos, los datos son que estudié el bachillerato en el Colegio Universitario Odilo Aguilar, que desde la adolescencia formé parte de la selección de Tae Kwon Do de la Universidad Central del Ecuador, que durante la segunda mitad de los años 90 realicé estudios de Sociología y mi madre también cursó estudios de licenciatura en la misma universidad en ese tiempo, que en consecuencia estuve vinculado de diversas maneras a la UCE desde los 14 años, justamente el periodo en el que se consolidan en el individuo el sentido moral, los valores, en fin, las ideas respecto de la justicia y la verdad. Terminado el bachillerato, en medio de angustiosas carencias económicas, con cada vez menos fe en mi militancia en el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE) y con la convicción firme de continuar mi carrera deportiva, decidí, con miedo pero sin dudas, iniciar mis estudios universitarios en la Escuela de Sociología de la UCE. Tomé esta decisión, como he tomado muchas otras de mi vida, al

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amparo de una fuerza que no era mía y bajo el auspicio de una señal indudable. Esa señal fue una conferencia a la que asistí, por pura casualidad, dictada por Napoleón Saltos en la Escuela de Trabajo Social. La lucidez de Napoleón fue un auténtico descubrimiento, y más, si como en mi caso, la comparaba con las recetas de las escuelas de formación política del PCMLE. Ese día supe que no podría estudiar otra cosa que no fuese la disciplina a la que pertenecía ese extraordinario orador. Esta decisión significó mi ruptura definitiva con el partido en el que recibí mi primera formación política, ruptura que agradezco pues nunca pude pensar con apego al dogma. De los años de estudios de sociología, correspondientes a la segunda mitad de los años 90, tengo nítida la percepción de la destrucción de la salud y la educación pública -hago notar al lector que estudiaba en una universidad pública y mi madre trabajaba en un hospital público-, provocada por la implantación del modelo neoliberal, de la extenuación que dejaban las horas sin fin de entrenamiento, del dolor de los sueños rotos y las lecturas hechas en todos lados, en la calle, sentado en el suelo, en algún


Por supuesto mis estudios, inconclusos, de licenciatura en la Escuela de Sociología de la UCE, fueron decisivos en la ampliación de mis expectativas profesionales. Mi universidad, me ofreció la oportunidad de ampliar mis horizontes vitales. Yo, el mayor de cuatro hermanos, hijo de una madre trabajadora, sin otro sustento material

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que el que ella podía darme con su esforzada tarea, pude, merced al carácter público de mi universidad, asistir a las aulas universitarias y formarme con la que, a mi entender, ha sido la generación más importante de pensadores sociales de la historia del Ecuador. Así pues, es evidente que solo el carácter público de los estudios universitarios puede convertirse en un mecanismo de democratización del saber y de las oportunidades. Pero la herencia más profunda que me dejó mi primer paso por la UCE no es de orden material, científico o técnico, tiene que ver más bien con los elementos rectores que han organizado toda mi vida: mi fe en un mundo mejor, mi militancia en la izquierda, en la necesidad de construir una sociedad definida por la equidad y la igualdad de oportunidades, mi búsqueda de horizontes intelectuales. Estos principios de vida se cimentaron en mí a través del ejemplo del Sasong Nim Medardo Salazar, quien me hizo descubrir el imponente silencio que se hace cuando se alcanza la cumbre, cualquier cumbre y que por tanto formó mi espíritu para el combate que es la vida; de la tarea de grandes maestras, como Alicia Noroña,

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parque, y sobre todo, en la plaza Indoamérica frente a la fuente. Justamente ahí, en la Plaza Indoamérica, leí, o quizá sea más justo decir que mal leí, Las ilusiones de la Modernidad de Bolívar Echeverría, libro que formaba parte de una materia, no recuerdo cuál, dictada por Milton Benítez. La lectura de Las ilusiones de la modernidad fue para mí el primer ejercicio verdadero de entrega a la vocación, ese libro me marcó profundamente y con el tiempo se ha convertido en una fuente inagotable para mis búsquedas filosóficas. De todos los textos que, para la carrera leí en esos años, solo conservo un apego profundo a este libro y a este autor. La influencia del pensamiento de Bolívar Echeverría en mi tarea docente es enorme, creo, simplemente que nunca pude despegarme de esa plaza y de ese libro.


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Patricia Chávez, Cecilia Calero que supieron avivar la duda en un adolescente curioso, y de enormes intelectuales como Alejandro Moreano, Milton Benítez, Julio Echeverría, Rafael Quintero, César Albornoz, Luis López -enumeración medrosa e injusta porque la escuela de sociología tuvo, como ya he dicho, en esos años una planta docente increíble a la que solo puedo recordar con admiración y respeto-, que me permitieron asomarme a la tarea del intelectual, del ser humano comprometido con sus ideas, y por sobre todas estas milagrosas presencias, la imponente figura de mi madre y su lucha infatigable por construirnos y construirse un futuro mejor, mi madre que tenía una fe ciega en el valor de la educación, que realizaba turnos nocturnos en el Hospital Eugenio Espejo y se presentaba a clase en la Escuela de Trabajo Social con un pesado sueño que, sin embargo, nunca venció su capacidad de lucha, que obtuvo su licenciatura en trabajo social, dándonos a sus hijos e hijas una autentica lección de valor, esfuerzo y compromiso. Por eso si debo mencionar tres palabras que han definido mi vida, esas son: fe, compromiso y esfuerzo y son en muchos sentidos el legado de mi universidad. Luego,

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cuando mi vida se precipitó por senderos agrestes y peligrosos, cuando me faltó de todo, solo me acompañaron estas tres gracias, sempiternas. El viernes 25 de mayo de 2001, con la cruel certeza de la ausencia de futuro y lleno de una emoción y tristeza igualmente inconmensurables, me subí al avión que me llevó a Madrid. En la maleta de mano tenia un libro, prestado o más bien regalado de facto, por Marco Tobar, padre de mi gran amiga y compañera de aula, Pamela Tobar, ese libro eran las memorias de Rafael Alberti, “La arboleda perdida”, donde hasta la luz cae como una memoria de la luz. No puedo imaginar un libro más adecuado como lectura para el inicio de una huida. El estadio universitario, el CAMU y la plaza Indoamérica fueron desde ese día los lugares de mi memoria y mis saudades. La verdad es que uno nunca regresa del todo a los lugares de las añoranzas, se vuelve sí, pero distinto, con el peso de los años y de las ausencias. Ahí, en la memoria, viva e inalcanzable está aún mi personal arboleda perdida, a la que aún duele regresar por la densidad ocre de los años.


Ortega y Gasset, La misión de la Universidad.

III

quedara engullido en una misma noche indiferenciada. En el origen,

Creo que la palabra que mejor define mi vivencia de los primeros años en Madrid es caos. Todo lo vivido en ese periodo: la fiesta, la embriaguez, el hambre, el frio, la tibieza, la soledad, la solidaridad, la vileza, la amistad y la traición, todo se me presenta mezclado en una amalgama indiferenciada, que hoy asocio a la idea de origen en los griegos: Al principio, sólo existía el Vacío; los griegos lo llamaron Caos. ¿Qué es el Caos? Una inmensidad vacua, negra y oscura, en la que nada se veía. Una especie de caída, de vértigo, de confusión, sin fin, sin fondo. Era un vacío tan impresionante como una inmensa boca siempre abierta en la que todo

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pues, sólo existía el Caos, abismo ciego, oscuro, ilimitado. (Vernant. 2012, p.15)

La idea del origen es pues ominosa, recuerda la ausencia de razón y sentido, lo tremendo es que a la firmeza del mundo en que vivimos, a su apariencia de invulnerabilidad le subyace esa oscuridad fundadora, esa abertura que es pura potencia. No encuentro mejor manera de expresar el sentido de este periodo de mi vida que reproduciendo un texto que escribí hace algunos años sobre él: “En ese verano del 2001”, Madrid dejó de ser esa mistificación que yo había construido y se trasformó en un lugar repleto de oscuridad. Era

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La vida es un caos, una selva salvaje, una confusión. El hombre se pierde en ella. Pero su mente reacciona ante esa sensación de naufragio y perdimiento: trabaja por encontrar en la selva «vías», «caminos»; es decir: ideas claras y firmes sobre el Universo, convicciones positivas sobre lo que son las cosas y el mundo. El conjunto, el sistema de ellas, es la cultura en el sentido verdadero de la palabra; todo lo contrario, pues, que ornamento. Cultura es lo que salva del naufragio vital, lo que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido o radical envilecimiento.


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como un gran desierto que me devoraba el alma sin piedad. Todo había cambiado de un plumazo, hasta las cosas que creía definitivas se esfumaban ante mis ojos (Llerena, 2013, p.40). En Madrid, el suelo firme de mi vida desapareció y me engulló esa boca infinita, solo quedaron la desorientación, el sabor de la pérdida y la incapacidad, incluso física, de levantarme. Durante los primeros años de mi migración, hice varios intentos por retomar mis estudios universitarios, pues había descubierto que era absolutamente inútil para el trabajo manual, como albañil jamás podría llegar a sentirme pleno, pues era un auténtico desastre en “la obra”, hasta tal punto era esto cierto que solo tenía algún mérito cuando de cargar fardos se trataba y tampoco mucho. El obstáculo mayor con el que se chocaban mis intentos de volver a la universidad no eran las negativas de la burocracia universitaria española o mi situación migratoria, paradójicamente ese obstáculo provenía de la inoperancia, y yo diría mala fe, de una funcionaria, cuyo nombre recuerdo bien pero prefiero omitir, de la Se-

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cretaria de la Escuela de Sociología de la UCE. Por más de dos años el documento que podía permitirme volver a estudiar estuvo represado en esa secretaría, mi madre, que en ese momento se encontraba cursando estudios de maestría en la Escuela de Trabajo Social de la UCE, y que continuaba realizando turnos hospitalarios nocturnos, aplazaba horas vitales de sueño y reparación para postrarse ante esa funcionaria con el pedido “extrañísimo” de esos documentos y nada pasaba, nada ocurría, ni el cansancio de mi madre, ni sus ruegos lograron jamás interpelar el sentido profesional de esa mala funcionaria y por supuesto, tampoco su helado corazón. Para quienes se lo pregunten debo dejar claro que esa documentación no era nada especial, el pedido no suponía infracción o trabajo extra alguno, se trataba simplemente de mi récord académico. Esta situación, por demás injusta e insostenible se prolongó hasta un bendito día en el que el sentido profesional y humano de un maestro excepcional se impuso a la desidia del funcionariado ecuatoriano. Lo que sigue lo sé por boca de mi madre y lo relato de la mejor manera que


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Más allá de esta anécdota individual, me interesa el papel radical de la universidad del que habla Ortega y Gasset. Estoy convencido de que Ortega está en lo cierto cuando afirma que cultura es el sistema vital de las ideas en cada tiempo y de que si hay una tarea central para las instituciones de educación superior de hoy, esa tarea no se agota en la producción de cuadros técnicos, sino, que lo que verdaderamente importa es que estos profesionales, aparte de su especial profesión, sean capaces de vivir e influir vitalmente según la altura de los tiempos. Por eso, afirma con contundencia Ortega, es ineludible crear de nuevo en la Universidad la enseñanza de

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extensión del término; me enseñó a aprender y a mostrar, pero esos indiscutibles méritos se coronan con una conformación humana con la que estaré en deuda por siempre. Ese gesto de Rafael Quintero no solo me permitió volver a estudiar y acceder a una vida mejor, sino que también me conectó con la tarea radical de la universidad, con esa función de guía, de orientación en medio del caos de la que habla Ortega.

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me es posible. Rafael Quintero que fue mi maestro en las aulas de la escuela de sociología y, anecdóticamente, también de mi madre en sus estudios de maestría- era en ese momento, Director de la Escuela de Sociología, al entrar a la estancia donde funcionaban las oficinas de la secretaría, encontró a su alumna, mi madre, en un mar de lágrimas y decidida a obtener la, hasta ese momento, imposible documentación; en un gesto propio de su carácter, de su profesionalidad y sobre todo de su humanidad, Rafael exigió a la funcionaria que esa documentación se haga inmediatamente, además, prestó su teléfono celular para que mi madre me llamara y me indicara que por fin tenía los papeles y, no contento con esto pidió a Pablo Celi, que también fue mi profesor, quien estaba a punto de salir de viaje a Madrid, me entregara en mano las que sin saberlo eran las llaves de mi futuro. Sin duda alguna, Rafael Quintero es uno de nuestros mayores investigadores sociales, aún recuerdo sus clases, el rigor de sus argumentos, la abundante e incluso excesiva documentación en la que sostenía sus ideas, Rafael fue para mí un maestro en toda la


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la cultura o sistema de las ideas ese caos que es la vida, ese extravivas que el tiempo posee. Esa es vío total que ciega y desorienta y la tarea universitaria radical. Eso también he sentido la presencia tiene que ser, antes y más que nin- salvadora de la Universidad. Para guna otra cosa, la Universidad. mí, la Universidad Complutense de (1966, p.323). La universidad es Madrid fue la luz que orienta en por tanto: el espacio de producción medio de la absoluta oscuridad. En y reproducción de la cultura; el el año 2004 después de un duro lugar donde se crean las miradas proceso migratorio y de años de sobre el mundo, donde se define desorientación, abandono de mí el destino y el camino de una so- mismo y caos total, regresé por fin ciedad determinada, por eso no a las aulas universitarias. Aún puede ser exclusivamente mi estatus migratorio en un negocio, no puede La universidad España era irregular, me es por tanto: pertenecerle a nadie en encontraba a la espera el espacio propiedad, no puede ser de la obtención de la tarde producción un feudo privado; la unijeta comunitaria, peromi y reproducción versidad que es capaz proceso de admisión en de la cultura de tomar el reto, que nos la Facultad de Sociología hace Ortega, es, y solo puede de la Universidad Compluser, la universidad pública; porque tense había sido favorable y pude, esta tarea nos incumbe a todos, pese a mi condición migratoria, renos afecta a todos, nos abraza a tomar mis estudios en esa univertodos. Se trata de un esfuerzo co- sidad y facultad que se lectivo de la sociedad que debe convertirían en mi segundo hogar. encarnarse en la universidad; en En esas aulas no solo me forme tanto que institución pública por- con maestros y maestras de inque lo que está en juego en esa mensa estatura intelectual. Como promoción de la cultura es el des- olvidar a Andrés de Francisco, tino del ser humano, su salvación Eduardo Crespo, Víctor Pérez vital. Días, Joaquín Abellán, Elena Casado, Ignacio Castién, Manuel VaMe identifico plenamente con lles, María Ángeles Cea de estas ideas de Ortega, he vivido Ancona -ciertamente vuelvo a in-

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…la inmensa plaza está llena de gente. Pueden contarse por millares los obreros; representaciones de

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lares de la Humanidad de Stefan Zweig, y yo ya no pude despegarme de esa recomendación bibliográfica. Las clases de Andrés, su idea del cambio social, su bello manejo conceptual y su amplitud de miras, fueron; para mí, la muestra de que es posible pensar en un mundo mejor sin que por ello se auspicie el ya famoso: Fiat iustitia, et pereat mundus. En la lectura de Zweig, descubrí el rostro de la revolución rusa, su aspecto austero, humilde y sin embargo titánico, cuando el tren de los desterrados rusos atraviesa Alemania y después de un periplo fatigoso esos desterrados, y entre ellos el inquilino del zapatero de la Spiegelgasse que nadie regresaba a ver en Zurich, ponen pie en la madre patria rusa, todo cambia:

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currir en una enumeración medrosa e injusta por la que ofrezco disculpas-, sino que fundamentalmente encontré respuestas a preguntas muy antiguas, respuestas que han orientado mi vida y mi destino. Esos años de estudios de sociología en el campus de Somosaguas fueron realmente duros y sin embargo, significaron, para mí la entrega al ideal del compromiso. El primer año, aún indocumentado, trabajaba por las noches en un bar de la calle Ponzano, se llamaba El Rompido. Me sentía incómodo porque era el mayor de todos mis compañeros y compañeras y, debido a las horas de cierre del bar, me dormía en clase de Celestino del Arenal, años después, en la celebración de la tesis doctoral de Julia, Celestino me hizo por esta falta un cordial reclamo. Este fue también el tiempo de grandes descubrimientos, de transformación y ampliación de mis ideas. Me fascinaban las clases de Andrés de Francisco, llenas de erudición y sensibilidad. En una de ellas hizo referencia a los: Momentos Este-


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todos los cuerpos armados esperan para rendir honores a los desterrados que vuelven a la patria. Resuena la «Internacional». Y cuando Vladimiro Ilitch Ulianov desciende del tren, aquel hombre insignificante que hasta hace poco vivía en Suiza en casa de un zapatero remendón, es aplaudido por una ingente multitud y llevado en

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cosas, pero nunca por encima del ser humano. Gracias a Andrés de Francisco conservo mi fe en la utopía, en la urgencia de un mundo nuevo, pero esta fe se levanta hoy más en el amor por la humanidad que en la rabia.

hombros hasta un automóvil blindado. Los reflectores instalados en las fachadas de las casas y en el castillo se concentran sobre él, y desde aquel coche blindado dirige su primer discurso al pueblo. Bulle animadamente el gentío por las calles. Ha comenzado el «ciclo de diez días que lo trastorna todo». El proyectil ha dado en el blanco, ha destruido un imperio y cambiado la faz del mundo (Zweig, 2004, p.284-285).

Aún conservo el libro de Zweig, con una dedicatoria que me dolió por muchísimos años, aún lo cito siempre que puedo, aún recuerdo a Andrés respondiendo, sin saberlo, a una interrogante fundamental de mi vida: la utopía puede construirse por sobre muchas

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El encuentro con la vocación es muchas veces azaroso, pero, desde mi experiencia, puedo asegurar que solo él es fuente de verdadera plenitud. Como he relatado decidí estudiar sociología por la fascinación que me causó Napoleón Saltos y recorrí ese camino durante muchos años. Lo que no sabía y solo descubrí bastante tiempo después, es que el pensamiento político de Napoleón hacía pie en la filosofía política, en su lectura de Rancière por ejemplo, y que lo que me fascinó en su discurso no fue el rigor de la ciencia, sino el vuelo de la filosofía. Las aulas de Somosaguas, sus maestros y maestras, empezando por el propio Andrés de Francisco, Javier Noya, Fernando García Selgas o Elena Casado, entre otros y otras, fueron llevándome a mi auténtica vocación. En los últimos años de la carrera mis oídos, y sobre todo mi espíritu, estaban ya listos para


Al terminar la licenciatura se dieron dos hechos fortuitos que me llevaron a la facultad en la que dictaron cátedra Ortega, Morente y Gaos. El primero de ellos está relacionado con mi querida amiga Concepción Castrillo, -de quien tanto esperábamos y tanto nos ha dado en el terreno de la investigación sociológica, empezando por una magnífica tesis doctoral que es hoy objeto de consulta. Conchi se encontraba a la espera de la respuesta a su petición de beca de estudios de doctorado pero había decidido cursar el Máster de Estudios Avanzados de Filosofía. En una conversación de las tantas que teníamos me invitó, incluidas amenazas y chanzas, a matricularme con ella en ese programa de estudios de posgrado, pero sucedió que le concedieron la beca y por tanto no pudo hacer el Máster, en cambio yo, gracias a ella, estaba irremediablemente embar-

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El primer día de clase en la Facultad de Filosofía de la UCM expe-

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cado en el proyecto, con la matrícula pagada no podía bajarme del tren en marcha. El segundo es algo así como una epifanía y sucedió en ese mismo periodo. Llevaba algún tiempo de amistad con el filósofo ecuatoriano Carlos Levoyer, hombre erudito y poseedor de un corazón igualmente grande. Una tarde, en el departamento de la calle Atocha 12, Carlos me contó su teoría sobre la concepción atomística subyacente en la Poética de Aristóteles, en sus palabras, herencia de Demócrito con la crítica feroz de Platón, esa conversación me abrió los ojos definitivamente. Carlos fue en ese momento el mensajero de la providencia y ha sido desde siempre un verdadero amigo, una guía, una luz en mis búsquedas filosóficas. Gracias a estos hechos inconexos y azarosos cursé el Master de Estudios Avanzados de Filosofía que ofertaba la UCM visto con los años, puedo asegurar que soy una persona afortunada, nunca he tenido dudas de que la filosofía es mi verdadera vocación y llegué a ella por casualidad.

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el encuentro decisivo. Llegué a Kant, y por tanto a la filosofía, gracias a Joaquín Abellán, profundo conocedor del pensamiento alemán, fue Joaquín, su rigor filológico y su lucidez, quien dejó clara en mi espíritu la impronta filosófica.


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rimenté la sensación, inédita desde los lejanos tiempos del Tae Kwon Do, de estar en casa, de acuerdo profundo conmigo mismo, y desde ese instante esa sensación ya no me ha abandonado. Mis libros, los autores y autoras, van conmigo a todos lados, son el lugar que habito y me habita. Los sucesivos naufragios que me sobrevinieron, un terrible divorcio, incontables y dolorosas rupturas, una nueva migración, el abandono no voluntario de mis bibliotecas, todo eso y muchas peripecias más, no han sido suficientes para agotar esa sed de saber, que, como indica Ro-

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dolfo Agoglia (1966), nace del amor. De la Facultad de Filosofía de la UCM podría relatar mil hallazgos, que quizá debe intentar en otro momento y lugar, por ejemplo, la impresionante primera clase que recibí con José Luis Pardo, pero en atención a lo sustancial, solo comentaré mi encuentro con Aristóteles gracias a Nuria Sánchez Madrid. Las clases de Ontología Política eran de tal nivel que los compañeros y compañeras del Máster nos preguntábamos: si ella, Nuria, era humana o una inteligencia artificial o alienígena. Poseedora de una erudición inabarcable, capaz


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Tanto mi tarea docente como mis investigaciones están determinadas por el encuentro tardío de mi vocación, ya no hago otra cosa que no sea bregar en la filosofía. Gracias al encuentro con la vocación y a la fortuna que no me ha abandonado aún, he podido dedicar mis esfuerzos a este camino inabarcable, en el que sin embargo soy y construyo. Estoy convencido de que la Universidad Complutense me salvó del sinsentido, la pobreza y la vileza.Ustedes quizá se pregunten ¿dónde está la salvación de la que hablo?, esa salvación que no es únicamente material, sino que, fundamentalmente, es libertad del espíritu, pues bien, considero que estudié en una universidad que, merced a la estatura de su planta docente, aporta decididamente a la construcción de ese campo de ideas que llamamos cultura. Tanto los debates centrales de la sociedad española, como las

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para estos empeños, estoy seguro de que sin su apoyo y consejo nunca me habría doctorado. Le doy gracias pues, mis tibios y legos pasos en la filosofía han contado con su apoyo.

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de trabajar en varios idiomas, Nuria hacía gala además de un agudo sentido crítico. En sus clases entendí que, como afirma Ángel Gabilondo, el cuidado de la palabra es el cuidado de la vida y de la justicia, es decir, que aunque no sea evidente, las palabras tienen peso, por eso el rigor filológico con el que Nuria trabajaba sus exposiciones era absolutamente fascinante. Nuria me brindó mi primera aproximación seria a Aristóteles, filósofo que supuso una auténtica revolución en mi comprensión de la política y de la sociedad. He seguido el camino que esa aproximación me ha marcado, mi tesis doctoral por ejemplo, tiene, entre uno de sus intentos, realizar un diálogo entre Aristóteles y Marx a través de Bolívar Echeverría. Mi contacto con Nuria es una muestra más de mi buena fortuna. Nunca pensé aprobar su riguroso examen, hasta hoy no sé cómo lo hice, y tampoco creí posible que ella, una filósofa de tal estatura, aceptara dirigir mi Trabajo de Fin de Máster y mi investigación doctoral, pero así fue, y estoy convencido de que no podría haber contado con mejor guía que ella


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ideas que orientan la construcción colectiva del destino común de esa sociedad, se fraguan, se discuten, se ordenan, jerarquizan y circulan en y a partir de la universidad pública y, particularmente, de la Complutense. Esta es, a mi entender, la creación y enseñanza de la cultura de la que habla Ortega, esta es la acción universitaria que para mí se traduce en guía, orientación y, por qué no decirlo, salvamento del ser humano y es también la mayor empresa de las instituciones de educación superior, la que les es más propia y la más urgente hoy. Quizá pueda hacer más comprensible mi oscura exposición si recurro a un ejemplo. A comienzos del siglo XXI. España, en general, y la Comunidad de Madrid, en particular, vivió una arremetida neoliberal. Recordemos que, hasta el año 2004, gobernó Aznar y que en la Comunidad de Madrid son aplastante mayoría los gobiernos del Partido Popular. No descubrimos nada si afirmamos que uno de los postulados centrales de la ideología neoliberal es la idea de que el Estado debe ser lo más pequeño e intervencionista posible. Bajo

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este principio los gobiernos del PP llevaron a cabo acciones que afectaban directamente a los servicios públicos de salud y educación. Debido a este contexto, la discusión sobre lo público era central cuando llegué a Madrid y lo sigue siendo hoy. Más allá de la postura y los argumentos utilizados por los contendientes, lo cierto es que el debate de este problema nuclear de la sociedad española y madrileña se hizo y se hace en buena medida en las aulas universitarias. Los y las docentes investigan, publican y toman postura frente a este asunto, la presencia pública de la voz universitaria es fuerte, rica y variada. La universidad pública está así, presente en los debates nucleares de su sociedad y de su tiempo. En ese debate público, en ese caldo de discusión y enfrentamiento dialéctico, me formé primero como sociólogo y luego como lector de filosofía, en ese marco adquirí las certezas que regulan mi tarea profesional y mi vida, es por eso que hablo de guía y salvación, pues esos debates han nutrido mi propio pensamiento y mi autonomía intelectual.


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En la Universidad, se habla; pero también se habla de parte a parte en la ciudad, por todos los rincones sociales. El hecho de que las partes de que se compone una sociedad lleguen a acuerdos, compromisos o contratos mediante la palabra es lo que conforma ese espacio al que llamamos ciudad, un marco, en definitiva, para eso que llamamos ciudadanía. Ahora bien, la especificidad del hablar universitario es que está interesado en y orientado a lograr un efecto al que llamamos verdad. La Universidad es la sede del conocimiento, y el conocimiento no es sino esa capacidad que tiene la palabra para establecer un contrato o un compromiso con la verdad y no simplemente con los hombres, con los otros hombres.

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IV A inicios del año 2012 regresé a Quito con el propósito de radicar nuevamente en Ecuador. Todos los comienzos son difíciles, y más cuando se deja atrás la lucha de más de una década, pero esta nueva migración fue para mí particularmente complicada, sin embargo, una muestra más de mi buena fortuna, volvió a aparecer en mi vida la universidad. En febrero de 2013 se me brindó la oportunidad de incorporarme como personal docente contratado a la Facultad de Comunicación So-

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cial de la UCE y, aunque esta opción laboral no era económicamente muy interesante, debo decir, en honor a la verdad, que no dudé ni un segundo en aceptar esa oportunidad y que desde el primer momento fui consciente del reto y del privilegio que representa asistir a las aulas de la Facso en calidad de profesor. Con mi vinculación docente a la UCE se inauguró el periodo más estable, más productivo y más feliz de mi vida. Mi trabajo y mi fe en el futuro están comprometidos con la tarea universitaria, tarea que creo es hoy más urgente y necesaria que

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Luis Alegre, Carlos Fernandez Liria: La revolución educativa. El reto de la Universidad ante la sociedad del conocimiento.


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nunca, no solo para el individuo, sino también para la humanidad toda. Hoy, esa tarea de guía que ostenta la universidad nos implica a todos porque no se trata ya de salvarnos individualmente del caos, sino de orientar el destino de nuestra especie.

en el centro de las preocupaciones vitales de nuestro tiempo se impone la pregunta de si podrá el ser humano sobrevivir al ejercicio de sus propias fuerzas. A la luz de la historia reciente y sus ominosos ejemplos, pensemos en los monstruosos hechos del siglo XX. Es evidente que la técnica desbocada Una época como la nuestra, mar- es una amenaza para la sobrevicada por la oscuridad y el peligro, vencia del ser humano. Hoy como hace patente el hecho de que en ayer la voz de la razón nos habla el devenir de la Universidad, en desde el mito. Platón pone en tanto que institución rectora del boca de Protágoras la advertenconocimiento, se juega el cia sobre el peligro mortal Una época destino de la humanique acecha en el regalo como la nuestra, dad. Puede parecer irresponsable que hizo marcada por que estas palabras Prometeo a la humala oscuridad y el peligro, son exageradas pero nidad y en la necesihace patente el hecho para mí no es así. dad de dominarlo a de que el devenir Creo que vivimos través del ejercicio de la Universidad, tiempos de orfande una técnica entreen tanto que dad. El nuestro es un gada a la humanidad institución rectora mundo desencantado por el mismísimo del conocimiento, que el espíritu de dios Zeus. La técnica de la se juega el destino ha abandonado a su de la humanidad que habla Protágoras es suerte, por tanto, nuestra la base de la ciudad, su existencia descansa en el azar fundamento espiritual y no es de nuestro albedrío y esa no es otra cosa que la política (Platón. una buena noticia. El ser humano Protágoras, 322 c-d), y cuando que cabalga sobre la técnica es un digo política me refiero específicademiurgo de potencia incalculable, mente a la construcción deliberapero es también un animal: terri- tiva del destino común. La técnica ble, funesto y salvaje, en tal virtud política asume, as, su papel de lí-

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Ciertamente el debate de ideas es constitutivo de la acción de la universidad pero no olvidemos que ese debate posee una característica central que está expuesta en el epígrafe de este apartado. Como afirman Luis Alegre y Carlos Fernández Liria (2004, p.228), el rasgo específico del debate público que acaece en la universidad es su compromiso con la verdad. Para mí es ese compromiso con la verdad el que pone a salvo a la universidad, elevándola respecto del ruido de las luchas

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partidistas y de la miseria que ha devenido de esas luchas, miseria esta que mal llamamos política. Pregunto ¿qué otra institución social puede hoy esgrimir un valor como este?, ¿acaso la iglesia puede hablar desde el desinterés?, ¿acaso las organizaciones políticas pueden ubicar su decir en la verdad?, ¿quién puede hoy acoger la misión de respetar, promover y luchar por la verdad? Creo que el papel de la universidad hoy es justamente el de recuperar el ejercicio de la palabra como fundamento de la búsqueda de la verdad. Se trata por tanto de asumir la tarea política en sentido estricto, es decir, velar por la construcción colectiva del destino común. Nunca, como hoy ese papel es más necesario y urgente, nunca como hoy, fue más cierto que la universidad es esa institución capaz de guiar en medio de la oscuridad.

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mite de las potencialidades prometeicas que han sido desatadas bajo la forma del trabajo (Llerena, 2019, p.152). En un mundo como el nuestro, es decir, exclusivamente humano, no queda duda alguna de que es la universidad la única institución que puede abanderar esa tarea que he llamado política.


Óscar Llerena Borja* Vida y universidad, reflexiones autobiográficas sobre las huellas de la universidad pública

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BIBLIOGRAFÍA •

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* Óscar Llerena Borja. Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid con una tesis laureada sobre Bolívar Echeverría y Marx. Docente titular de la cátedra de Filosofía en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador. Tiene una importante producción académica en el área de la filosofía política y de la cultura. Es experto en intervención social, desarrollo comunitario e investigación sociológica.

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El retorno de los brujos Fernando López Milán ................................................................................................109 Las luchas por las fisuras en el espacio-tiempo: {Neoliberalismo [Educación y: (Universidad)} Carlos Celi Hidalgo ..........................................................................................................129 Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilización Milton Luna Tamayo .....................................................................................................137

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teresado, y el saber para: saber con fines prácticos. El pensamiento científico nace como alternativa al sentido común y al pensamiento mágico, cuando estos son percibidos como insuficientes para explicar el mundo y resolver los problemas de sociedades cada vez más grandes y complejas, y que mantienen vínculos cada vez más estrechos las unas con las otras2. Su sostén es la

El título del presente artículo es el mismo del libro publicado en los años sesenta por Jacques Bergier y Louis Pauwels. No en todas las sociedades, sin embargo, se ha desarrollado la ciencia. En la actualidad, de hecho, perviven ciertas comunidades no contactadas cuyas formas de vida son las del neolítico.

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a ciencia es producto de la inclinación humana a saber y de la necesidad de encontrar un conocimiento eficaz para responder a los desafíos de la existencia referidos a la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, las relaciones de los seres humanos con la naturaleza, y las relaciones de convivencia entre ellos. En ambos casos, la actividad científica es búsqueda del saber: el saber por sí mismo: saber desin-


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razón, y su validez descansa en la demostración lógica y en la prueba experimental. El pensamiento mágico, en cambio, saca su fuerza de la imaginación. Y a la lógica y la prueba científicas opone la aprobación emocional del creyente. La ciencia nos remite a lo posible, y la magia a lo imposible, a lo que viola las leyes de la naturaleza.

eficaz, aunque en una medida incomparablemente menor que aquel. Además, mientras el científico y el ingeniero conocen casi siempre el porqué de la eficacia del conocimiento que han producido y manejan, el usuario del conocimiento empírico, no.

En la actualidad, las universidades son el principal centro de producPuesto que nos revela lo posible, ción de conocimiento científico y el pensamiento científico nos de enseñanza de la ciencia. Se otorga una base de actuación trata de una enseñanza escentrada en la conciencia pecializada, que imparten En la de lo que se puede hacer. especialistas -personas actualidad, Y la posibilidad de hacer las universidades que han seguido un proson el principal algo es, al mismo ceso de formación inscentro de producción tiempo, un indicador de titucionalizado y de conocimiento la posible eficacia de conocen a profundidad científico ese hacer en la resoluun tema, área o disciy de enseñanza ción de un problema. plina- a estudiantes con especializada las destrezas y los conociLa eficacia científica implica mientos mínimos necesarios la transformación del mundo en un para acceder al conocimiento gesentido predeterminado por quie- nerado en esta áreas y disciplinas. nes producen el conocimiento Es decir, con la base intelectual sucientífico y por quienes lo aplican ficiente para asimilar el conociy crean tecnologías basadas en él. miento recibido en un plano distinto del plano del sentido Obviamente, la eficacia no es una común y de la simple divulgación. característica privativa del conocimiento científico, pues el conoci- Mientras las ciencias naturales han miento empírico puede ser también ido avanzando cada vez más en la

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El anhelo de que la gente los considere científicos y los respete como tales ha llevado a muchos estudiosos de la sociedad y la política a adoptar tres estrategias de “cientifización” de su quehacer: la conversión del discurso académico en jerigonza, la matematización de la investigación y el análisis social venga o no venga al caso, y la aplicación de las versiones populares de conceptos de la física, especialmente de la teoría cuántica y de la termodinámica, al estudio de los hechos sociales. El empleo de estas estrategias, al que se suma la penetración del irracionalismo en el campo de las

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La matematización porque sí ha generado un conocimiento irrelevante; la jerigonza académica esos bloques de signos lingüísticos sin sentido-, un falso conocimiento; y la aplicación de conceptos de las ciencias naturales al estudio de las sociedades, un conocimiento impertinente. Irrelevancia, falsedad, impertinencia, son el resultado del intento de convertir los estudios sociales en algo que no son.

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humanidades, en lugar de equiparar los estudios sociales a las ciencias naturales ha ensanchado la brecha entre ambos campos.

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Hombres o partículas elementales El uso, por parte de quienes se ocupan de los estudios sociales, de ideas y procedimientos de las ciencias naturales para el análisis y explicación de lo social no es demasiado novedoso. Sus antecedentes más directos se remontan al siglo XIX, cuando las que ahora llamamos ciencias sociales eran disciplinas en formación y el positivismo estaba en auge. Aunque ya en el siglo XVIII, como señala Rafael del Águila, Charles Fourier se

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comprensión de sus objetos de estudio, las disciplinas sociales se han mostrado poco eficaces para explicar los problemas que aquejan a las sociedades actuales y proponer soluciones que no sean logogrifos o lugares comunes apoyados en una estadística muchas veces innecesaria. Los cultores de estas disciplinas, por su parte, han entrado, por lo menos desde los años sesenta del siglo anterior, en una fuerte crisis de identidad científica.


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había propuesto aplicar la idea de atracción de Newton al estudio de las pasiones humanas3. El brillo de conceptos tales como entropía4, o de teorías físicas completas, como la teoría cuántica y la de la relatividad, ha logrado encandilar a una multitud de incautos, carentes, como los transmisores de estas ideas en su versión popular, de preparación formal en física y matemáticas. Es decir, del entrenamiento intelectual necesario para entender aquello de lo que hablan.

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Las carencias formativas no han sido, empero, un obstáculo para quienes gustan presentarse como científicos de avanzada y utilizan la versión divulgativa de los conceptos y teorías de la física en sus intentos de analizar y explicar hechos que pertenecen a un área de conocimiento radicalmente distinta. ¿Es posible estudiar con una teoría aplicable a partículas subatómi3 4

cas el funcionamiento de una sociedad compuesta por seres humanos, es decir, por seres macroscópicos que, además, tienen cerebro? Absolutamente, no. Pero esto no lo admiten los sociólogos o comunicadores sociales que, cuando hablan de la teoría de la relatividad o de la teoría cuántica, creen firmemente que saben de lo que hablan, siendo que, como afirma Ernesto Sábato, lo que han entendido de la teoría de Einstein explicada por un divulgador -él dice periodista- “es otra cosa”, no, por cierto, la teoría de la relatividad. Para el escritor y físico argentino, si bien a un hombre medianamente culto es posible explicarle la teoría de Newton, no ocurre lo mismo cuando se trata de explicarle la teoría de Einstein. Si este “empieza a leer una explicación de la teoría (…), afirma Sábato, cesa de entender en el preciso instante en que se comienza a decir algo de importancia; mientras se le

Ver el capítulo dedicado al socialismo utópico en “Historia de la Teoría Política 4”, editada por Fernando Vallespín, y publicada por Alianza Editorial en el año 2002. Sobre este concepto, Mario Bunge afirma: “Existen dos conceptos técnicos de entropía, diferentes e inconexos: el físico y el informativo. Ninguno de ellos es relevante para la filosofía, a pesar de que la palabra “entropía” es una de las favoritas de los filósofos populares” (Diccionario de Filosofía, 2007).

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Tan desatinado como usar ideas aplicables a las partículas elementales para estudiar las sociedades humanas es, según Steven Weinberg, premio Nobel de física del año 1979, pretender deducir de los resultados de la investigación en el campo de la física “implicaciones lógicas directas” en la cultura, la política o la filosofía (Plantar Cara, 2003). El mismo Weinberg presenta un ejemplo de la manera presuntuosa y disparatada en la que Jacques Derrida, una de las vacas sagradas del “deconstruccio-

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Lo que no se entiende no puede enseñarse. Lo que no se entiende no puede utilizarse –por lo menos no de modo adecuado-. Lo que no se entiende no puede adoptarse como instrumento de conocimiento. Aun así, por los foros académicos de Ecuador y Latinoamérica ambu-

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nismo”, se refiere, sin entender nada de la teoría de la relatividad, a la constante einsteniana. Derrida dice: “la constante einsteniana no es una constante, no es un centro. Es el concepto mismo de la variabilidad: es, finalmente, el concepto del juego. En otras palabras, no es el concepto de algo –de un centro a partir del cual un observador pudiera dominar el campo- sino el concepto mismo del juego” (Plantar Cara, 2003). Frente a lo dicho por Derrida, el premio Nobel de física declara: “No tengo ni idea de qué quiere decir esto”. Pero, seguramente, los profesores y estudiantes “derridianos”, que nada saben de la teoría de la relatividad, a no ser aquello que pudieron haber leído en un libro de divulgación, afirmarán que lo han entendido y que lo expuesto por Derrida es profundo, revolucionario, brillante.

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habla de trenes, silbatos y jefes de estación, mientras estamos todavía en el reino de las cosas cotidianas, el hombre todavía cree entender algo; pero no entiende ya nada cuando se empieza con las ideas que propiamente constituyen la nueva teoría (…). El empeño en querer expresar el contenido de la teoría de Einstein con el solo uso de palabras como “tren” o “jefe de estación” es tan grotesco como el empeño en querer arreglar un aparato de radio con el solo uso de martillo y tenaza” (Hombres y engranajes, 2006).


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lan decenas de profesores de sociología y comunicación social intentando convencer a los que les escuchan de que los principios de la termodinámica, que los técnicos usan para regular una máquina de vapor, son igualmente válidos para estudiar una familia e intervenir en esta cuando el sistema se sobrecalienta.

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Una profesora, “experta” en estas cuestiones, me explicaba que, en una familia, igual que en una máquina, se podían encontrar extremos de frío y calor. Y que aquí, en la regulación de estos extremos de temperatura familiar, es donde debía intervenir el trabajador social, al que ella llamaba “ingeniero social”. Esta profesora, sin saberlo, estaba recurriendo a uno de los procedimientos más típicos del pensamiento mágico: la analogía. La que, si bien puede cumplir funciones poéticas y didácticas, de ninguna manera es el método para hacer descubrimientos científicos. Puede, en cierto momento, encender la chispa del interés científico, estimular preguntas; pero solo llega hasta ahí. Lo que sigue es puro y duro

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trabajo científico: revisión y confrontación de teorías, desarrollo de experimentos, sometimiento de los resultados de investigación al juicio de especialistas. No puede perderse de vista, además, que la capacidad de la analogía para explicar y enseñar se pierde cuando entramos en el mundo de las fórmulas y los procedimientos matemáticos complejos, y en el corazón de las disciplinas científicas que, como la física, sobre todo en especialidades como la teoría de la relatividad y la teoría cuántica, no pueden entenderse sin el manejo experto de altas matemáticas. El pensamiento analógico es el pensamiento propio de los mitos y las religiones. Y se encuentra muy presente en la magia y en la medicina precientífica (los llamados saberes). También en la dietética popular. Uno de los miles de ejemplos del uso del pensamiento analógico en la dietética popular es la elaboración del “caldo de tronquito”, plato muy apreciado en la Costa ecuatoriana, que se prepara con los testículos del toro, y al que se le atribuye la capacidad de transmitir


Según Octavio Paz, la idea de la correspondencia universal se remonta, probablemente, a los albores de la humanidad. La analogía, dice, “vuelve habitable al mundo. A la contingencia y al accidente opone la regularidad; a la diferencia y la excepción, la semejanza”. El pensamiento analógico está presente en el ocultismo, el gnosticismo, la cábala (Los hijos del limo, 1985); pero, también, en el romanticismo, movimiento estético y filosófico, surgido a fines del siglo XVIII, de marcado carácter anti-

La analogía que, como hemos visto, permite vincular aquello que por naturaleza está separado5 y comparar lo naturalmente incomparable, ha hecho que ciertos profesores universitarios, más audaces que rigurosos, más crédulos que perspicaces, hayan encontrado en la música de las esferas la explicación de la cultura humana.

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Aunque resulte paradójico a primera vista, el intento de aplicar los principios de teorías de la física al

Recuérdese a este propósito el carácter de la metáfora surrealista, según la cual, en palabras de André Bretón, más poética es una metáfora mientras más alejados se encuentran los términos de la relación. La analogía entre los sistemas cuánticos y los sistemas sociales sigue la “lógica” surrealista.

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científico e irracionalista, y de gran influencia en los siglos XIX y XX. Románticas son las vanguardias literarias del siglo XX, así como el existencialismo y el posmodernismo, enemigos declarados de la razón. La influencia de este último en los estudios sociales ha sido muy fuerte y su negación del principio de verdad y el relativismo consecuente han llevado a sus seguidores fuera del marco de la ciencia.

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la capacidad sexual y reproductora del animal al hombre que lo consuma. El dueño de un restaurante guayaquileño en el que se elabora este plato le cuenta al entrevistador de diario El Universo: “Es fundamental para el matrimonio. Tengo como cliente a un señor que no podía tener hijos en cuatro años de casado. Yo le dije que probara con el caldo a ver qué tal. Hace tres meses vino y me enseñó el bebé”.


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estudio de los hechos sociales deriva de la brecha, ya insalvable, que se ha producido entre el campo de las ciencias de la naturaleza y las humanidades, de las que forman parte también los estudios sociales; algo que hace más de medio siglo fue advertido por el físico y novelista inglés C.P. Snow. Los defensores de la idea de usar para la comprensión de un sistema social las teorías aplicables a las máquinas, en lugar de revelar la posibilidad de un acercamiento entre las humanidades y las ciencias naturales, revelan la gran ignorancia que, de estas ciencias, afecta a la mayoría de habitantes de nuestro planeta, incluidos los profesionales. Los mismos científicos, abrumados por el ingente crecimiento y especialización del conocimiento científico, han debido resignarse a no saber más que lo que a su reducido campo de especialización se refiere. En este punto de avance de la ciencia, el erudito renacentista es ya imposible. Y puesto que, en materias como la física de partículas, a no ser los expertos, casi nadie entiende lo que dice ni de lo que se habla -y aquí está la resolución de

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la paradoja-, los brujos proliferan. Prueba para cazar brujos: si su profesor de sociología, comunicación social, antropología, historia o de cualquier disciplina relacionada con la cuestión social le da una clase de mecánica cuántica, y de lo dicho en clase concluye que es posible utilizar conceptos de esta teoría para explicar, por ejemplo, la forma en que se comunican las personas a través de las redes sociales o las relaciones familiares o la acción comunicativa, pídale, por favor, que derive e interprete las ecuaciones del ejercicio de barrera de potencial que se expone a continuación: Una partícula se mueve de izquierda a derecha hacia una barrera (potencial). El potencial tiene la forma:

Existen tres regiones: a la izquierda y derecha de la barrera, y dentro de ella misma.c2a es la anchura de la barrera. Como Ansatz para las soluciones de la ecuación de Schrödinger en estas tres regiones:


M es la masa de la partícula. Con , los exponentes y derivados de la ecuación estacionaria de Schrödinger. Con estas funciones de onda se pueden cal- Con un poco de álgebra se llega al cular las corrientes de probabilidad: resultado:

Ahora, se pueden calcular las probabilidades de reflexión y transmisión respectivamente.

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Aunque T se acerca exponencialmente hacia 0 para barreras cada vez más anchas, el valor de la probabilidad de transmisión es diferente de 0. Este comportamiento es contrario a la expectativa clásica y se lo denomina efecto túnel6. En la mecánica clásica, partículas que se mueven hacia una barrera de potencial y no tienen la suficiente energía para atravesar la barrera, simplemente rebotan. Cuando se realiza el cálculo en el marco de la mecánica cuántica, uno encuentra que la probabilidad de que una partícula atraviese la barrera es mayor que 0. Es decir, aunque ella no tenga la energía su-

Tomado de Hanhart, C. (2020). Kurz & Knapp - Quantenmechanik: Das Wichtigste auf Unter 150 seiten. SPRINGER.

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Aquí, ´ representa la derivada en función de x, y *, la conjugada de la función, para la parte de la función de onda que se mueve hacia la barrera, y del mismo modo para las partes que se reflejan y transmiten:

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Como consecuencia directa de la conservación de probabilidad en general, aplica la regla R+T = 1.


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ficiente (clásicamente hablando) para superar el obstáculo, aparece al otro lado y se continúa propagando. Una explicación de este fenómeno se encontraría en el principio de incertidumbre de Heinsenberg. Este dice que la posición y el impulso de una partícula no pueden ser medidos con exactitud al mismo tiempo. Matemáticamente hablando x · p ~h/4 , siendo h la constante de Planck. O, dicho de otro modo, existe una incertidumbre probabilística cuando se miden x y p. La probabilidad clásica de que una partícula pase detrás de la barrera es 0, pero, para la mecánica cuántica, y según el principio de incertidumbre, este valor no puede ser absoluto. La partícula supera la barrera como si pasara a través de un túnel7. Si su profesor ha logrado derivar e interpretar las ecuaciones de este ejercicio, seguramente sabe de lo que habla, y si usted lo ha entendido, también. De ser este el caso, los dos desempeñarían un mejor papel en la Facultad de Física que en la de Comunicación Social o en la de Sociología. 7

De Confucio a “Confuso” Verdad de Perogrullo: el lenguaje hizo al hombre. Las reuniones de los cazadores en los campamentos prehumanos estimularon el desarrollo del lenguaje y este el del cerebro (E.O. Wilson, Los orígenes de la creatividad humana, 2018). Comunicarse de modo inteligible era una cuestión de vida o muerte. Y esto no solo en sentido figurado. Un error en la comunicación podía provocar la huida de una presa y, por tanto, el hambre en la horda. La civilización es producto del lenguaje, entendido como una capacidad privativa de los seres humanos y como un sistema de signos, sobre cuya base pueden construirse mensajes inteligibles. La ininteligibilidad de los textos y mensajes es, por tanto, incivilizada. Escribir correctamente, en cambio, es la expresión de un cerebro lógico, ordenado, bien formado, y un signo de buena educación. Sin embargo, nos

Agradezco la guía de Andrés López en la elaboración del punto sobre el efecto túnel.

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En un medio donde la inteligencia, la comprensión lectora y la correcta escritura declinan, no es

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Engañar, en el campo de los estudios sociales, es mucho más fácil que en la biología o la física, sobre todo, la experimental, en la que la reproductibilidad del expe-

Este tema no es, como podría parecer, una cuestión para Carreño, sino para la moral y, por tanto, para la buena convivencia. No se olvide que el origen y la expresión práctica de la moral son las costumbres, y que la misma virtud, como señala Cicerón, es una práctica, es decir, una costumbre. Y luego, según Aristóteles, la virtud ética no es innata, sino aprendida.

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sorprendente que haya profesores universitarios que no saben leer ni escribir. Y que, en el caso específico de las humanidades, disimulen sus carencias acudiendo a la oscuridad deliberada. Una estrategia sobre la cual CH. W. Mills habló a fines de los años cincuenta del siglo pasado. Desde su punto de vista, la prosa académica de su tiempo -también la del nuestro- era innecesariamente oscura e ininteligible y su objetivo no era otro más que simular complejidad. ¿Por qué los profesores del área social optaban por la falsa complejidad en sus escritos? Por dos razones principales: la necesidad de afirmar su prestigio académico y la de apretar filas por parte de los mediocres (Sobre artesanía intelectual, 2009).

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hemos vuelto muy maleducados8 y, de acuerdo con Michel Desmurget, menos inteligentes. Para el director de investigación del Instituto Nacional de Salud de Francia, investigaciones recientes sobre el coeficiente de inteligencia de la población en Noruega, Dinamarca, Finlandia, Francia, demuestran que la generación de los llamados “nativos digitales” es la primera cuyos miembros son menos inteligentes que los de la generación de sus padres, hasta el punto de que, afirma Desmurget, los jóvenes de la actualidad podrían calificarse de “cretinos digitales” (Diario de Sevilla, 1 de noviembre de 2020). En el caso de los universitarios, este hecho coincide con su transformación de “personas de libros” en “gestores de clicks”.


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rimento es una garantía de vera- que lo inteligible se califica de sucidad. Mientras mayor es el mar- perficial. Y prospera también porgen de engaño en una disciplina que resulta mucho más fácil o campo del conocimiento menor escribir de modo oscuro que de es su cientificidad. De ahí que, y modo claro (Sobre artesanía intedado el gran margen para el en- lectual, 2009). gaño que presentan, no resulte aventurado decir que los estudios La ininteligibilidad elevada a valor sociales sufren un “déficit cróno es solo un problema lingüísnico de cientificidad”, que tico, es mucho más que eso. es, también, un déficit de Se trata de un problema La ininteligibilidad eticidad. ético, cognoscitivo y de elevada a valor convivencia. El que no es solo A este respecto, sos- un problema lingüístico, finge saber y transmite tiene Jean Francois es mucho más que eso. su no saber a unas perRevel, “En las disciplisonas -sus alumnos-, Se trata de un nas que, por su mismo que creen de buena fe problema ético, objeto, no presuponen que están aprendiendo cognoscitivo y de convivencia. una sujeción demostraalgo, no es menos que tiva total, que se imponga cualquier charlatán de feria. desde el exterior a la subjetiSolo que, a diferencia de este, vidad del investigador, por ejem- tiene un sueldo asegurado y una plo, las ciencias sociales y la posición de prestigio. historia, se ve fácilmente reinar la ligereza, la mala fe, la trituración Enseñar lo que no se sabe o se ideológica de los hechos, las riva- simula saber amparándose en lidades de clan, que ocasional- una jerga ampulosa y en una sinmente se anteponen al puro amor taxis enrevesada es un atentado de la verdad, que se pretende re- contra la confianza pública y la verenciar” (El conocimiento inútil, vida civilizada. 1989, p. 10). A diferencia de la física teórica, el La simulación intelectual prospera, objeto de estudio de la política, la afirma Mills, en un contexto en el sociología, la antropología es,

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Un texto de sociología incomprensible para estas personas es, seguramente, una engañifa: humo de colores. “Hombre soy, nada de lo humano me es ajeno” no es solo un proverbio latino, sino el principio que debe guiar, a quienes estudian lo social, en sus búsquedas intelectuales y en la comunicación de sus hallazgos. Nada en la política y la sociología, si realmente vale, es extraño a la vivencia común y, por el mismo motivo, nada de lo que se escriba en estas disciplinas debería resul-

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Sostenidos en la oscuridad y la ambigüedad, muchos profesores han renunciado al que, quizá, es el objetivo mayor de la ciencia y el estudio sistemático de lo social: la dotación de sentido. Vivir humanamente es vivir de acuerdo con un orden sobre el cual las personas puedan tener un nivel de control tal que les permita ver su vida como una experiencia libremente elegida, no impuesta. Mientras mayor control una persona tiene sobre su vida, más humana es esta. Para instaurar un orden que permita una vida más humana, es necesario, primero, dar sentido a los datos inconexos de la realidad y la experiencia. Es decir, ordenar lo disperso en un todo inteligible, en un todo susceptible de explicación y valoración. La recurrencia a la ininteligibilidad conspira contra este propósito y, en lugar de iluminar la realidad, genera confusión y desorientación. Los brujos de la oscuridad deliberada, pese a que viven y medran de las humanidades, jamás podrían ser llamados humanistas.

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tar ajeno, incomprensible a los demás seres humanos.

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como diría Sábato, “el reino de las cosas cotidianas”. El reino del trabajo, de la inflación, del desempleo, de la violencia. Por eso, el lenguaje de los estudios sociales no puede ser otro que el habla cotidiana. Ha sido necesario, por supuesto, crear conceptos y teorías para describir y reflexionar sobre la cuestión social. Pero, en la medida en que esos conceptos y teorías se refieren a la experiencia común en el ámbito público y en el privado deberían ser perfectamente entendibles para una persona que ha culminado en condiciones adecuadas la educación secundaria.


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Dime cuánto mides y te diré que los estudios sociales deben centrarse únicamente en la mediquién eres De las distintas ramas de las matemáticas, la única que contribuye al análisis y comprensión de los hechos sociales es la estadística, ya sea descriptiva o inferencial. La sola estadística, sin embargo, no es suficiente para explicarlos y, de ninguna manera, sustituye a la reflexión social. Una reflexión que, sin bien no puede dejar de lado los datos objetivos, tampoco puede ignorar los valores. Ciertamente, las ciencias naturales para ser lo que ahora son debieron separarse de la filosofía en un proceso que duró varios siglos. También los estudios sociales iniciaron este camino y de ahí surgieron diversas disciplinas con objetos de estudio, conceptos y metodologías propios. Sin embargo, su separación de la filosofía nunca fue completa: no podía serlo. La constitución del ser humano como tal es, en gran medida, el proceso de su moralización. Y la vida humana no puede entenderse fuera de la dinámica entre acciones y valores, entre actuación y valoración. Desconocer esto, pretender

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ción cuantitativa puede, y de hecho ya está ocurriendo, conducirlos a la irrelevancia. La estadística, útil en ciertos casos, no es aplicable a todos los objetos de estudio de los que se ocupan las disciplinas sociales. Tampoco ayuda a predecir la ocurrencia de hechos particulares que, en los campos de la sociología, la política, la comunicación, son los únicos que en verdad nos interesan. Desesperados porque sus trabajos sean considerados científicos, los estudiosos de lo social, deslumbrados por la estadística, parecen nuevos ricos exhibiendo sus riquezas o niños mostrando a sus amigos su juguete nuevo. Han caído, así, en lo que Bourdieu llamaba fetichismo del método. Y los fetichistas pueden cometer muchos pecados epistemológicos, como le ocurrió a cierta profesora que, en su tesis de doctorado, probó estadísticamente que el discurso de un político era populista porque la palabra “pueblo” se re-


La estadística mal usada puede servir como un reductor de la complejidad de los hechos que se estudian. Y una prueba tipo chi-cuadrado, como un sustituto de la reflexión. El resultado de la sustitución de la reflexión social por unas cuantas pruebas estadísticas en disciplinas como la politología o la sociología es que estas disciplinas no interesan a nadie ni aportan nada para entender nuestra experiencia común ni nuestros problemas compartidos. “No importa”, dirán los profesores de una y otra disciplina, “a nosotros nos interesa solo el juicio de los colegas, de los expertos”. ¿Expertos en la simulación intelectual, expertos en la desmesura por ignorancia, expertos en la prueba de chi-cuadrado? Mal por ellos. Sí, mal por ellos, pues si no quieren que los textos politológicos o sociológicos, que

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con tanto esfuerzo escriben (simular sabiduría sistemáticamente puede resultar arduo), tengan como destino el reciclaje, deben tener en mente a los ciudadanos. Ellos son su público natural. A ellos, más que a nadie, les interesa tener ideas y orientaciones fundamentadas para resolver las cuestiones públicas. Esas que afectan decisivamente su vida privada. Los embrollados, secos, cacofónicos textos de los brujos no sirven a los ciudadanos. Les sirven solo a ellos para subir en el escalafón académico y ejercer su poder sobre los incautos.

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El origen de los brujos ¿Por qué nacen, crecen y se reproducen los brujos? Porque la gente desconfía de la ciencia. Porque las universidades han permitido que la ideología y otras formas de conocimiento no científico sustituyan a la investigación objetiva, y que las creencias y las consignas políticas reemplacen a la demostración lógica y a la prueba. Porque los profesores universitarios conspiran contra la ciencia denostando la razón y la

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petía no sé cuántas veces. Aquejada por el fetichismo estadístico, no se daba cuenta, esta profesora, de que una sola palabra puede ser decisiva para entender el sentido de un texto, pese a que no sea la más frecuentemente utilizada.


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racionalidad y defendiendo el irracionalismo. Porque la enseñanza de ciencias es mala, y la de lenguaje, peor.

trado en el peligroso camino de equiparar los saberes tradicionales con el conocimiento científico. Y han presentado esta renuncia a la ciencia como un signo de apertura La universidad ecuatoriana, espe- y reconocimiento de la diversidad cialmente la universidad pública, ha cultural del país. Hecho que ha proido renunciando a su función movido la difusión de un tipo de producir conocimiento de discurso vinculado a poLa historia válido en el campo social siciones políticas de corte de las lenguas para convertirse en caja étnico y ancestralista, al enseña (a quien de resonancia de las que se ha sumado otro, la conozca un poco) distintas ortodoxias relacionado con el enque los cambios que se han sucedido en el habla y en la escritura foque de la inclusión y en el control del penla diferencia. no se imponen samiento social y en desde las academias la dirección del debate Se trata, este último, ni desde la dirección académico o, más de un movimiento social, de una variedad del bien, del monólogo no importa cuán justas feminismo que, aposean sus académico. yado en el giro lingüísreivindicaciones tico, ha ejercido una La repetición de fórmulas fuerte presión para imponer teóricas, convertidas en conen la comunicación acadésignas, ha sustituido, así, a la re- mica, coloquial y administrativa de flexión y la investigación rigurosa. las universidades el “lenguaje inHasta el punto de que lo que se clusivo”: modificaciones textuales, presenta como investigación social carentes de justificación histórica y no es la mayoría de veces más gramatical, del tipo “Les alumnes”. que una manera de confirmar ciertos prejuicios y tomas de posición El “lenguaje inclusivo” es un subpolítica. producto de la política de la identidad, que es política de la Ideologizadas y politizadas, ciertas diferencia, que, paradójicamente, universidades ecuatorianas han en- ha eliminado las diferencias en el

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El mayor problema del avance de estas corrientes, que, en el primer caso, ha penetrado incluso en la medicina, es el reemplazo de la razón (madre de todos los males, para ellos) por la sensibilidad étnica o de género. Perdidos entre los profesores que quieren estudiar a los seres humanos como si fueran partículas elementales, los que quieren medirlos como si fueran pedazos de tela, y los que quieren reinstaurar la magia, los estudiantes interesados en la política, la sociología, la comunicación social, no saben qué hacer. En realidad, sí lo saben. No les queda más remedio que pasar

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Los resultados obtenidos por los estudiantes ecuatorianos en la prueba PISA (Educación en Ecuador, resultados de PISA para el desarrollo, 2018) nos dan un indicio de dónde se encuentra una de las fuentes principales del deterioro de la universidad como centro de enseñanza y producción de conocimiento y del retorno de los brujos. En esta prueba, realizada en el año 2017, el 50% de los estudiantes ecuatorianos tuvo, en lectura, un desempeño menor al nivel dos, es decir, que estos chicos solo son capaces de una comprensión literal de “textos sencillos y familiares”. En matemáticas, el 70% no alcanzó el nivel básico de habilidades. En estas condiciones, con jóvenes y adultos que no saben matemáticas y que apenas pueden leer, no es extraño que una docente que compara la familia con una má-

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a formar parte de alguna cofradía pseudointelectual y seguir sus ritos, porque el pensamiento esquemático no es más que eso: la repetición cotidiana de unas fórmulas y procedimientos que simulan el pensamiento y la investigación.

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El retorno de los brujos

discurso volviendo neutro el lenguaje; sin considerar, como sostiene Beatriz Sarlo, que “La historia de las lenguas enseña (a quien la conozca un poco) que los cambios en el habla y en la escritura no se imponen desde las academias ni desde la dirección de un movimiento social, no importa cuán justas sean sus reivindicaciones. La militancia puede favorecer esos cambios, pero no puede imponerlos” (Diario El País, 22 de diciembre de 2019).


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quina de vapor tenga audiencia y prestigio académico. Tampoco es extraño que, en un medio en el que la gente se ha acostumbrado a usufructuar de los avances científicos y tecnológicos, sin tener la capacidad para formarse una idea aproximada del funcionamiento de los instrumentos que usa y de sus alcances y repercusiones en su vida y en la vida toda del planeta, los brujos, apoyados por el discurso irracionalista de ciertos profesores universitarios, la envuelvan en las redes del pensamiento mágico. Siempre resultará más fácil creer que conocer, y la gente suele aferrarse a cualquier persona, a cualquier mensaje que le brinde la seguridad de la creencia. Aunque irrelevante, impertinente, falso, el conocimiento producido por los brujos no debe tomarse a la ligera. Es un conocimiento inútil pero pernicioso, que circula entre las élites “ilustradas” que forman parte de las burocracias políticas y académicas y de las dirigencias de las organizaciones sociales, y que sustenta sus decisiones. Su circulación entre las élites culturales y políticas permite al conoci-

Doble sentido

miento inútil influir en la generación de nuevos usos y costumbres en el campo social, político y académico y, sobre todo, de nuevos límites a la investigación y la reflexión política y social. De él han surgido las fórmulas y maneras de lo “políticamente correcto”: pseudopensamiento autoritario y, por eso, contrario al pensamiento verdadero, a partir del cual se han instaurado nuevos parámetros de censura. La actual crisis de la universidad ecuatoriana se ha atribuido casi exclusivamente a factores externos, sobre todo, al proceso de reforma universitaria iniciado en Europa en 1999, con la Declaración de Bolonia, y que se extendió a Ecuador y Latinoamérica. Este proceso, que sus críticos asociaron a la penetración del neoliberalismo en la educación superior, fue entendido, en Ecuador, como la causa suficiente y necesaria de la actual crisis universitaria. La reforma de la educación superior llevada a cabo por el “correísmo” en el año 2010 estuvo, efectivamente, inspirada en el Plan Bolonia, pero fue, ante todo, un proyecto político construido en


Para conseguir la gobernabilidad del sistema universitario, la reforma corresísta, entre otras acciones, eliminó la elección democrática de decanos y sometió a las universidades al control de un organismo externo, el Consejo de Educación Superior (CES), en el que no había la participación de universitarios, sino de “técnicos”, afines al gobierno, seleccionados de acuerdo con un proceso aparentemente meritocrático. El primer paso para el control de las universidades se había dado con la inclusión, en la Ley Orgánica de Educación Superior, del principio de “autonomía responsable”: una fórmula pleonástica para justificar el tutelaje de las universidades por parte del gobierno. 9

Así, la “reforma correísta” no modificó, sino que afianzó en la universidad ecuatoriana la tendencia de las disciplinas sociales a la “cientifización”. Fomentó, especialmente, la asimilación del conocimiento social al de las ciencias duras, a través del impulso a las publicaciones de corte empirista

https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/retos-la-educacion-universitaria-elecuador?fbclid=IwAR0fiCF5bHJwZWnvJ2JmTSjwMxkdtIlmvzn_bBtovBdOTGEDJdYTfHemZZc

Doble sentido

Fernando López Milán*

Adicionalmente, el gobierno neutralizó al movimiento estudiantil a través de la creación de una organización alineada a su política, la Ceupe (Confederación de estudiantes universitarios y politécnicos del Ecuador), así como del desarrollo de una fuerte campaña mediática de desprestigio de dicho movimiento. En el campo de la producción de conocimiento, pretendió dirigir la investigación de las universidades de acuerdo con las metas de los planes de desarrollo y los objetivos de cambio de la matriz productiva planteados por la “revolución ciudadana” (Ver mi artículo Los retos de la educación universitaria en Ecuador el Ecuador, publicado el primero de mayo de 2018 en Plan V)9.

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El retorno de los brujos

torno a los ejes de la “revolución ciudadana”: gobernabilidad, reforma institucional y cambio del modelo de desarrollo, y basado en un discurso anticapitalista y antineoliberal. La reforma universitaria “correísta” adquirió, así, los mismos rasgos autoritarios y burocráticos que caracterizaron al modelo político “revolucionario”.


Fernando López Milán* El retorno de los brujos

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en revistas indexadas, y estigmatizó aquellas formas de reflexión social que, como el ensayo sociológico, han constituido lo mejor de nuestra producción en el campo de los estudios sociales. No descuidó, sin embargo, la promoción de los apologistas de la “revolución ciudadana” y la producción editorial, disfrazada de ciencia gracias a la estadística, comprometida con dicho proyecto político. Pese a todo, en tiempos de Correa, y aún ahora, los universitarios, mientras claman contra el neoliberalismo, no han querido darse por enterados de su responsabilidad en la crisis de los estudios sociales que ellos mismos han fomentado.

de la investigación y las pruebas. Los brujos han llegado para quedarse. Y no se ve ningún indicio de que las autoridades y la comunidad universitaria no acaben sometiéndose a ellos. La esperanza de construir una universidad en la que el conocimiento social no sea -por irrelevante, falso, impertinenteprescindible, es cada vez más lejana, pues los directamente implicados en el problema no lo ven o no quieren reconocerlo. Además, si la educación en los niveles primario y secundario no mejora y sigue enviando a la universidad chicos con escasos recursos cognoscitivos y carentes de autonomía intelectual, el problema tenderá a perpetuarse.

Los científicos quieren saber. Los brujos quieren parecer científicos, pero, en verdad, ¿quieren saber? No. Ellos quieren creer y formar sectas en torno a sus creencias y personas. Les interesa más el poder que la verdad. El control de las conciencias más que el control

Si los que tienen la posibilidad de decidir sobre estos asuntos no se interesan realmente en brindar una educación de buena calidad a los niños y jóvenes, cuando estos lleguen a la universidad, la comunidad de los brujos terminará absorbiéndolos.

* Fernando López Milán. Doctor por la Universidad de Salamanca. Docente y Director del Instituto de Posgrados de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador.

Doble sentido


Carlos Celi Hidalgo*

Las luchas por las fisuras en el espacio-tiempo: {Neoliberalismo [Educación y: (Universidad)}

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La intención de este escrito es relevar distintos temas que gravitan alrededor de la Universidad Pública como institución en el actual contexto de pandemia y también para especular sobre los posibles cambios que se avecinan con el ejecutivo liderado por Guillermo Lasso. A lo anterior se ligan los entresijos en los cuales se han desenvuelto las relaciones entre estudiantes-profesores a lo largo de más de un año de clases en una modalidad llamada mixta o también conocida como docencia presencial de emergencia.

…Habitamos en universidades con estructuras del siglo XIX, docentes con parámetros del siglo XX y estudiantes nativos digitales del siglo XXI

L

I

a Universidad como institución ha tenido que sortear distintos momentos de legitimación luego del desprendimiento tutelar que esta tuvo del sistema eclesial para pasar a convertirse

Doble sentido

en uno de los emblemas reivindicativos del Estado por excelencia, claro que dicha transición fue muy lenta en lo referido a la innovación académica, dando como resultado uno de los elementos que caracterizan de modo enfático a la institución: su carácter inercial.

Las luchas por las fisuras en el espacio-tiempo: {Neoliberalismo [Educación y: (Universidad)}

Resumen


Carlos Celi Hidalgo* Las luchas por las fisuras en el espacio-tiempo: {Neoliberalismo [Educación y: (Universidad)}

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Este modo inercial muchas veces entendido como los tiempos propios de la academia, traía arrastrando un pesadísimo fardo institucional que incluía burocracias, desactualización docente, enseñanza escolástica, dificultades para lidiar con poblaciones estudiantiles que de a poco iban creciendo en número y también dando paso a grupos sociales que no pertenecían socialmente a los héritiers. Para hacerlo tuvo que pasar un largo tramo en el cual la institución se desentumecía pues daba la impresión que no se iba a la misma velocidad que se requería para ingresar en la modernidad dependiente periférica deseada por nuestro país, por lo menos en las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, su entrada simbólica a dicho siglo, aunque algo tardía 1918- fue decisiva para marcar en lo posterior los derroteros de unos países que se resistían a quedar por fuera de las mieles del saber que tan fuertemente habían marcado la segunda mitad del siglo XIX en Europa. Durante muchos años la universidad como institución fue paradig-

Doble sentido

mática por lo menos en términos discursivos al entenderla como conductora del motor modernizador que se intentaba instaurar desde el Estado, aunque desde los años cincuenta tuvo un persistente y paulatino giro a la izquierda, lo cierto es que las elites no dejaban de observar a la Universidad como el lugar donde puede residir el paso definitivo al desarrollo que se necesitaba. Este afán de ver a la Universidad Pública como un lugar físico y simbólico a disputar persistió hasta inicios de los años ochenta, años en los que progresivamente buena parte de las elites empezaron a migrar al norte simbólico representado en las instituciones privadas. A partir de ahí la universidad se empezó a convertir en una especie de tierra de nadie plagada de peligros y sobre todo de política. II Claro, esto coincidía con el declive del socialismo real, con el acoso persistente a todo lo que suene a izquierda, con el descascaramiento y desmantelamiento de lo público, que se enlazaba también “coincidencialmente” con la doc-


En el Ecuador el “avance” no fue menor, mientras se disponía “estratégicamente” el achicamiento del Estado debido a su obesidad, se procedía a “modernizar” al mismo y a “recuperar” para los sectores privados buena parte del Estado, ensalzando claro, sus bondades y mostrando la supuesta obsolescencia de lo público. En el caso de las Universidades públicas, la estrategia fue dejarla a la deriva sin presupuesto, prácticamente encerrada a su suerte, exacerbando lo que en otras partes se ha llamado neoliberalismo por olvido. Todo esto con arremetidas y resistencias duró más de veinte años. Se arriba así al siglo XXI sin unidad monetaria propia, con feriado bancario y un éxodo masivo de compatriotas; [en el mientras tanto] se producen significativos cambios tecnológicos vinculados a la informática, a las telecomunicaciones; mismos que permiten acortar algu-

Doble sentido

Otro paréntesis [in-between] que se produjo en el camino al imparable bienestar neoliberal fue el del crecimiento del sector público, recuperación del tamaño del Estado, aumento presupuestario y salarial, acompañado de un mayor intento de control estatal a las instituciones. Por suerte ese lapsus de diez años ya está siendo superado y apresuradamente se recobra el tiempo perdido. De este modo se arriba a marzo del 2020, no sin antes pasar por octubre del 2019 en donde se dio un acontecimiento cuya duración fue de doce días y tuvo como detonante la eliminación del subsidio de los combustibles fósiles y en la cual se dio una fuerte crítica al régimen de Moreno para ese momento presidente del Ecuador, no está de más afirmar que este acontecimiento aún no termina de desplegar todas sus secuelas directas e indirectas. Esto provocó un resquebrajamiento en la línea

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nas brechas en términos comunicacionales, manejar información remota en tiempo real, sintetizar la misma y hacerla fácil de transportar, etc.

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trina Thatcher-Reagan quienes proclamaban solemnemente que solo existían los individuos y a lo mucho la familia, mientras se procedía a flexibilizar salarios y a desmontar contratos colectivos.


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de continuidad espacio-temporal que venía intentando reabrir el paréntesis dejado en stand by a inicios del nuevo siglo. Para luego llegar a marzo del 2020, con la cuarentena impuesta por el Covid-19 se produce un repliegue generalizado de la protesta por lo menos en Ecuador, de este modo la así llamada “nueva normalidad” implicó un recrudecimiento en términos neoliberales, el cual, volvió a generar otro resquebrajamiento espacio-temporal, pero con implicaciones diferentes, dejando en veremos las reivindicaciones surgidas de las protestas octubrinas, para recobrar/montarse sobre una temporalidad previa al dos de octubre del 2019 y que precipitó el aterrizaje del neoliberalismo a nuestras comarcas. Es así como se configura una suerte de torsión en el tiempo que establece una línea paralela temporal que no corresponde con lo que pudo haber continuado en tanto trizadura del tiempo producida por octubre del diecinueve, sino que instaura una secuencia temporal que “recupera” a manera de hiato e intenta consumar lo de-

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jado a medio consumar hacia fines del siglo XX. En otras palabras, “es el pasado que regresa” para cumplir su cometido en lo que a neoliberalismo se refiere, eso de alguna manera explica el auge mediático de figuras como Dahik, Mahuad, Lasso, Vela, etc. que se instalan en el presente como personajes traídos de fines del siglo pasado, convencidos de que la supuesta razón que les acompaña es directamente proporcional a sus intereses económicos y que la línea temporal trazada por el neoliberalismo es la indicada. III Si la inferencia acerca de la reapertura del corchete neoliberal débilmente cerrado en el segundo lustro del siglo XXI es medianamente atinada, cabe especular que el regreso del neoliberalismo por olvido para las universidades públicas es una posibilidad que a corto o mediano plazo se avecina. Cabe resaltar que las condiciones tecnológicas son distintas, puesto que en pandemia lo que se hizo fue atizar el fuego de las brechas cognitivas y de aprehensión tecno-


Esto se evidencia sobre todo en las técnicas y didácticas empleadas para captar la atención de las y los estudiantes, que además se terminaron condensando en una computadora y/o teléfono, con una mayoría docente que no cuenta con las experticias necesarias para generar el interés requerido en cuanto a atención y seguimiento de las cátedras respectivas. Frente a un estudiantado acostumbrado en buena medida a tener la retina

La Universidad como institución reconvertida en moderna condensa y genera sus propias temporalidades y espacialidades que de alguna manera encontraban una homologación en los rituales presenciales considerados necesarios para adquirir la pregnancia gnoseológica requerida, aminorando hasta cierto punto la asimetría cognitiva en el encuentro cara-a-cara, dándose una suerte de democratización co-incidencial al compartir tiempos y espacios, mis-

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Carlos Celi Hidalgo*

(Aquí se establece cierto paralelismo con los primeros párrafos cuando se aborda el cisma que debió producirse en el paso de la administración eclesial a la estatal, claro que no se dio de manera precipitada como aquí lo fue, sino que se fue dando de modo más inercial), develando de este modo una heterogeneidad simbólica, que se observa bajo la forma de desfase generacional y que si bien se dejaba entrever antes de marzo del 2020 la misma resultaba tolerable.

en movimiento como efecto de los productos visuales y sonoros que manipulan desde sus dispositivos. La reflexión que de aquí se desprende es que no se trata de atraer su atención con crucigramas o con el juego del ahorcado pero tampoco de afirmar que la forma más indicada es la conferencia magistral, sino de intentar en la medida de lo plausible, lograr interesarlos con recursos que estén a medio camino entre las experticias docentes posibles y lo necesario para evitar que el interés estudiantil se desparrame por las múltiples opciones que te dan los mismos aparatos tecnológicos o por el entorno privado reconvertido en lugar de aprendizaje.

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lógica entre docentes y estudiantes, pero también se exacerbaron las desigualdades en cuanto acceso a tecnología entre los mismos estudiantes.


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mos que además configuran escenarios que ratifican los roles dicentes y docentes.

puesto fuertemente en cuestión y se reinventa de manera forzosa al ingresar en la virtualidad.

Las significaciones temporales que producen adherencias en los rituales de transcurso por la universidad, pueden enunciarse como tiempos del extrañamiento, aprendizaje, afiliación, en donde se genera la relación con sus pares en el día a día, que a su vez se desenvuelve por las distintas lógicas de aprehensión del tiempo como son Cronos (tiempo objetivo calendario) y Kairos (tiempo subjetivo) que se desenvuelven simultáneamente en el acceso, paso y salida de la institución, mismos que complementan la subjetividad estudiantiles en las actividades de socialización festivas.

Se puede discernir que las condiciones epistémicas concebidas para los distintos rituales de transmisión del conocimiento se han visto comprometidas por el abatimiento y desplazamiento de las condiciones propias generadas por el encierro pandémico. Pues, aunque se cohabita sincrónicamente en los tiempos de las clases daría la impresión de que se entienden las cosas de modo diferente, dando como resultado una coexistencia que se asemeja en algunos casos a una torre de Babel virtual. Puesto que los marcos interpretativos tanto docentes como estudiantiles se desarrollan y configuran generacionalmente de modo distinto y que de alguna manera dichas diferencias se veían atenuadas y contenidas en el entorno presencial.

Lo anterior no queda completo si no se relaciona con las espacialidades que se dotan de significación en la medida que se habita y recorre la institución en tanto espacios sociales: llámense arquitectónicos, recorridos y representados. Esto en conjunto adquiere una densidad significacional en la medida que se establece un compartir presencial y una cotidianidad, todo lo cual es

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Estas relaciones tiempo-espacio se licuan y condensan generando una especie de extrañamiento de lo íntimo donde la relación público-privado se desvanece, produciendo una saturación de lo visual-sonoro, en la cual a través de las clases virtuales se invaden mutuamente los


IV

Recuperar el espacio físico y de diApelando al hecho de que la Uni- ferenciación simbólica es impeversidad es una comunidad por rante, a sabiendas de que ya nada cuanto es imaginada, limitada, sim- será igual, que buena parte de lo inbólica y autónoma, lo cual la confi- corporado en la “nueva normalidad” gura como un espacio social; marcará en gran medida el derrosumado a lo anterior se tero del retorno a lo presenApelando tiene el que es una institucial. Por otra parte, pero al hecho ción que está en permaen el mismo sentido, la nente pugna por sus de que la Universidad arremetida del neolibees una comunidad propias significaciones ralismo intentará forzar por cuanto es imaginada, en tanto reproductora y ensanchar esas desilimitada, simbólica o impugnadora del gualdades a través del y autónoma, orden social, es tamaumento significativo en o cual la configura bién una caja de resoel cupo para el ingreso como un nancia social, y un lugar estudiantil, pero sin la conespacio social con significación densa, traparte presupuestaria, siendo además polisémica, así aduciendo que varias carreras o como una institución histórica. materias pueden darse sin la preCon lo anterior en mente cabe des- sencia física de las personas. Pretacar que la Universidad como ins- sionar por un retorno paulatino con titución se encuentra en permanente todas las medidas del caso es ne-

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Carlos Celi Hidalgo*

reinvención, lo cual le ha servido para seguir manteniendo la legitimidad que ha tenido hasta ahora, es debido a esa enorme capacidad de resiliencia y adaptación que docentes y estudiantes nunca han dejado de manifestar que de alguna manera esa brecha generacional existente no se ha ensanchado aún más.

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espacios privados estudiantiles y docentes, vinculado a un solo entorno que no necesariamente cuenta con las condiciones requeridas para su aplicación-intelección y, terminan generando una espiral de agotamiento concatenado que no facilita las condiciones de enseñanza-aprendizaje. Dicha fisura y heterogeneidad ya se encontraban presentes, pero con el encierro emergieron a la superficie y se volvieron cotidianos.


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cesario, así como hacerlo sin aulas sobresaturadas de personas que pugnan por estudiar, son los mínimos requeridos para una educación pública y de calidad. Lo anterior de alguna manera coadyuvaría a atenuar la aparente marcha inexorable del neoliberalismo, puesto que se volvería a generar pregnancia simbólica y densidad cognitiva en la presencialidad, permitiría establecer confabulaciones en la co-presencia de las distintas instancias que pueblan la institución. Es preciso también recuperar la separación de lo público y lo privado, de lo íntimo y lo social, si bien es cierto, todo eso se ha venido entrelazando hasta casi indiferenciarse en la actualidad, entre otras razones debido a las redes sociales. Los espacios arquitectónicos de lo moderno, por decirlo de alguna forma, entre ellos la calle y la escuela sirven también para distinguir una serie de actividades que de otro modo se encontrarían aún más enhebradas e indiferenciadas entre sí.

Por otra parte, es indispensable restablecer la fuerza y criticidad con la que se enfrentaron más de veinte años de intentos de instauración del neoliberalismo en el siglo pasado y que evitaron una arremetida aun mayor de la aplicación del mismo. Si los poderes de turno intentan retomar el hiato dejado por el neoliberalismo donde se quedó a fines de los años noventa, también es factible reactivar la trizadura dejada por las resistencias a lo largo de esos años. Talvez las condiciones actuales no sean las mismas, pero en octubre del 2019 tampoco se tenía certezas sobre lo que había o se podía esperar. Octubre si bien es heredera de lo mejor de las movilizaciones de los noventa, no se puede afirmar sin más, que sean similares. Los contingentes humanos han cambiado, las tácticas y estrategias tanto del poder como de las resistencias también lo han hecho.

* Carlos Celi Hidalgo. Doctorado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de Méxio (UNAM). Miembro del Consejo Editorial de la Revista Ciencias Sociales “Malaidea: Cuadernos de reflexión”.

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Milton Luna Tamayo*

Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilización

Introducción

E

l señor Guillermo Lasso quiere cambiar la universidad. Inicia su gobierno proponiendo modificaciones a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES). Tras este gesto aparece una decisión política al más alto nivel: tomar medidas sobre un factor de la realidad, la educación, que tiene muy alta incidencia sobre la vida de la gente y el destino del país. La educación retornará a las primeras filas de la preocupación nacional, luego de años de permanecer en la sombra, casi en el olvido.

Doble sentido

Con esta iniciativa se abre en el Ecuador una oportunidad para desarrollar un proceso de debate no solo sobre cambios puntuales a la ley, sino, sería lo indicado, sobre el modelo de universidad que el Ecuador requiere para enfrentar el presente y el futuro, inciertos y complejos. Las reformas gubernamentales a la LOES impulsan un nuevo modelo de universidad. Se apuesta por la liberalización del sistema educativo. Con esto se intentaría pasar de un modelo altamente concentrador y controlador del Es-

Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilizaión

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Milton Luna Tamayo* Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilizaión

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tado, a otro regido por las “reglas” del mercado. ¿Pasaríamos de un extremo al otro?

pensadores y ejecutores de políticas que nos han legado su pensamiento y su gestión. Hay procesos que deben ser desentrañados por los investigadores sociales.

La educación en general, y la educación superior en particular, requieren cambios radicales. Pero estos debe- Hemos tenido varias reformas unirían ser resultado de intensas inves- versitarias desde hace 100 años. tigaciones, reflexiones y discusiones La mayoría quedaron en el papel. sobre diversos aspectos: historia, Fueron derrotadas, como dice filosofía universitaria, conIván Carvajal. SeguraAlgunos, como ceptos fundantes, necemente, en estos fracala autonomía sidades nacionales y sos y en los factores y la libertad, locales, presiones glocontextuales, se enson ahora bales, balances de cuentre la explicaterritorio de disputa gestión. La “sede de ción de la crisis entre las diferentes la razón”, como deno- corrientes y protagonistas prolongada de la uniminaba Hernán Malo a versidad ecuatoriana. educativos la universidad, no puede y políticos. hacer sus cambios sin refleEl análisis de aquellos proxión. Sería un sin sentido. cesos, de sus conceptos, realizaciones y dificultades servirán de Las páginas de este artículo son materia de primera mano para las notas del autor para animar la dis- reformas actuales. Varios concepcusión. Son elaboraciones explo- tos están vigentes, pero tendrán ratorias, epidérmicas la mayoría, que ser resignificados. Algunos, de temas que demandan más pa- como la autonomía y la libertad, ciencia y serena indagación. Sin son ahora territorio de disputa entre embargo, de lo poco escarbado se las diferentes corrientes y protagodesprende la necesidad de impul- nistas educativos y políticos. El sar el estudio de la historia de la cambio de la educación se torna universidad, particularmente de las ineludible. Se abre en el país una reformas que se impulsaron. Hay lucha de sentidos de la universidad material valioso inexplorado. Hay ecuatoriana.

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El presente ensayo intentó esbozar respuestas (todavía muy generales) a algunas de ellas. La mayoría quedaron sin responder y, sobre todo, se visualizaron nue1

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¿Es necesaria una nueva reforma universitaria? La respuesta debería estar sustentada en evaluaciones que permitan visualizar con mayor precisión los impactos del modelo ejecutado desde el 2010, punto temporal de aprobación de la Ley Orgánica de Educación Superior, que brindó el marco legal a las transformaciones que vivió el sistema universitario en el gobierno de Rafael Correa (2007-2017). Si bien, desde el interior del mundo universitario, durante el período referido, surgieron estudios críticos sobre el concepto e impactos de dicha reforma1, su nacimiento careció de análisis que justifiquen una

El grupo Universidad y Sociedad, conformado por docentes y estudiantes de diversas universidades del país, realizó declaraciones públicas, estudios, foros y publicaciones con una postura crítica a la reforma universitaria llevada a cabo entre 2010 y 2017. Una de las publicaciones fue la Cabrera y otros (2017). Así mismo, el profesor e investigador Arturo Villavicencio publicó varios estudios críticos, algunos de estos estudios están referidos en la bibliografía de este artículo.

Doble sentido

Milton Luna Tamayo*

vas. Lo importante en este momento es animar el debate y tomar consciencia de lo fecundo que puede ser. Y más que eso, lo responsable con el país, con su gente, con su naturaleza, con su presente y futuro.

Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilizaión

Para animar una discusión sobre la nueva reforma universitaria se deberían responder varias preguntas: ¿Es necesaria una nueva reforma? ¿Qué elementos de concepto de las reformas anteriores deben tomarse en cuenta? ¿Qué fuentes y nuevos paradigmas deben inspirar la nueva reforma? ¿Cuáles los sentidos del cambio? ¿Cuáles son las demandas educativas de la sociedad contemporánea? ¿Cuál o cuáles son los caminos para una nueva reforma educativa? ¿Qué fuentes deben inspirar una nueva reforma universitaria? ¿Cuál es la relación universidad-Estado? ¿Cuál, la relación universidad-sociedad? ¿Cuál, la relación universidad mercado? ¿Cuál, el sentido del proceso de conocimiento? ¿El país quiere el cambio educativo?


Milton Luna Tamayo* Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilizaión

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intervención tan concentrada. Esto fue visualizado por la intelectualidad crítica, por los editores de la revista Ecuador Debate, que en 2013 señalaron lo siguiente: “esta reforma no partió de un diagnóstico de la educación superior que estableciera los factores que expliquen la situación y sobre todo evidencien las falencias y sus correctivos” (Ecuador Debate; 2013). Lo cierto es que en el país hay un déficit de estudios y memoria de las políticas públicas, debilitando el debate y la toma de decisiones informadas. De todas maneras, la crítica realizada por la docencia disidente puso en duda la reforma del 2010. Según las miradas críticas, la inspiración tecnocrática, meritocrática y centralista, que se constituyó en corazón del modelo, indujo la configuración de una universidad burocrática, tensa, y agobiada por la competencia y los rankings, que de forma 2

3

paulatina perdió lo poco que le quedaba de autonomía, pensamiento crítico y alternativo y democracia interna2 (Cabrera y otros, 2017). Apareció una silueta de universidad forzada por estándares, evaluaciones y categorizaciones, que debía focalizar su acción en el denominado cambio de la matriz productiva y en las necesidades del Estado, así como en las supuestas demandas del mercado mundial, bajo la tendencia del conocimiento-mercancía engarzado con las grandes corporaciones internacionales3, configurando una modernización universitaria sentada en un paradigma sui géneris que mezcló neodesarrollismo con neoliberalismo (Carvajal, 2016). Bajo estas premisas el modelo revalorizó relativamente lo técnico y desdibujó los estudios de humanidades y ciencias sociales (León, 2013). Además, como señalaba en esos años el filósofo Iván Carvajal:

Previa a esta reforma, la universidad ecuatoriana no estaba bien, al contrario, navegaba en una larga y profunda crisis expresada en deterioro de calidad educativa, masificación, carencia de financiamiento, divorcio con la planificación estatal y con la empresa y enfrascada en una lucha política intestina entre fracciones de partidos políticos que la controlaban. Esta crisis era expresión también de las frustradas reformas impulsadas por sectores de izquierda, y por las reformas de corte modernizante y desarrollista que alentó el estado bajo inspiración cepalina y del gobierno de Estados Unidos dentro del programa Alianza para el Progreso de los años 60. Esta fue la idea que impulsó la realización del proyecto educativo más emblemático de la reforma educativa en el gobierno de R. Correa: la ciudad universitaria Yachay, inspirada en el modelo de Silicon Valley.

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cogobierno, de la libertad de cátedra e investigación, en una circunstancia en que sería casi imposible articular una función “nacional” de la universidad, in-

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Sin embargo, de cara a una nueva reforma habrá que profundizar en análisis más incisivos sobre los aspectos polémicos de la reforma vigente: el concepto de calidad de la educación que nunca se sometió a debate alguno; sobre el modelo de gestión, el centralismo y la democracia universitaria; sobre la evaluación y acreditación, el concepto de meritocracia, la función del conocimiento y la investigación, la relación con la comunidad, la utilización de la educación como elemento de propaganda política gubernamental y, por supuesto, aspectos que se revelaron como positivos: la revalorización profesional y salarial del docente universitario, el restablecimiento del enlace entre educación y desarrollo, la recuperación de la idea de universidad y vinculación con la comunidad y la ubicación de la política e inversión educativas dentro de las prioridades del Estado.

cluso si se sustituyen la perspectiva nacionalista por una perspectiva regional, latinoamericana o Iberoamericana. Los cambios que se intentan lograr con la nueva legislación y el control gubernamental de la educación superior finalmente se llevan a cabo dentro de un contexto sobredeterminado por la tendencia a homogeneizar los sistemas de educación superior bajo el modelo estadounidense (Carvajal, 2016, 25).

Entonces, tal modelo ensamblado con componentes contradictorios operó en un país altamente desigual e inequitativo y en un territorio universitario centenario, con su lógica, historia y fuertes rezagos de las reformas anteriores. Así la reforma, con el pasar de los años y con el debilitamiento del gobierno auspiciador, devino en una experiencia tecno-burocrática, con limitadas posibilidades de crear alternativas para un país que se ubica en los márgenes del

Doble sentido

Milton Luna Tamayo*

hacia la limitación de la autonomía, del

capitalismo y que requiere con urgencia salir de condiciones y relaciones de injusticia y marginación centenarias. Siendo así el panorama, el impulso de una nueva reforma universitaria aparece como una necesidad a ser satisfecha.

Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilizaión

los cambios… parecen encaminarse


Milton Luna Tamayo* Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilizaión

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¿Qué fuentes deben inspirar una nueva reforma universitaria?

con el pensamiento poshumanista, el ecologismo y otros movimientos. No pueden dejar de consultarse las Para conducir una adecuada discu- reflexiones de la sociología y filososión que guíe el proceso de cons- fías contemporáneas y sobre todo trucción de un nuevo modelo de desentrañar, a propósito de la panuniversidad, como se ha sedemia, la extrema influencia ñalado, es ineludible exe inevitable expansión de es ineludible primir la vivencia la educación telemática, exprimir la vivencia reciente de los cambios así como la revolución reciente de los cambios suscitados suscitados en la vida de las tecnologías de inuniversitaria del Ecua- en la vida universitaria formación y comunicadel Ecuador. dor. Pero esto no será sución, y el cada vez mayor ficiente. Cabe nutrirse de las impacto, en todos los asexperiencias contemporáneas pectos de la vida, de las redes de cambios en las universidades de sociales, la inteligencia artificial y la América Latina y del mundo, recu- biotecnología. perar la memoria histórica de nuestra universidad desde la Colonia y La complejidad y riqueza de ineluobservar con atención las vicisitu- dibles diálogos en ciernes son crudes, filosofía, propuestas y políticas ciales para sustentar una reforma de las reformas ejecutadas desde universitaria que se asiente en el los años cincuenta del siglo pasado. pensamiento crítico y autocrítico, Conviene también dialogar con di- en la historia y en la realidad, pero versos paradigmas como el enfoque a su vez en una perspectiva conde derechos humanos y el de gé- temporánea y estratégica. Alejarse nero, con la filosofía y cosmovisión de esta discusión vaciaría cualde los pueblos originarios andinos, quier modificación sustantiva y el Sumak Kausay, con la pedagogía acercaría, como varias veces en crítica latinoamericana y la educa- nuestra historia, a la adaptación ción popular, con el paradigma igna- mecánica o copia de cualquier fórciano de educación de la Compañía mula de cambio educativo llevado de Jesús, con las reflexiones actua- a cabo en cualquier otro lugar del les de educación de la UNESCO y planeta.

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Autonomía La universidad surge en la baja edad media en Europa, en el renacimiento cultural de los siglos XII y XIII7. Hernán Malo relata que: universidad (del latín universitas que significa literalmente universalidad, totalidad) se empezó a aplicar algo tardíamente en los centros de estudios superiores que brotaron en la edad media bajo el nombre de studia (los estudios). A partir del siglo XI surgen

Rector de la Universidad Central en los años 1969, alto dirigente del Partido Socialista del Ecuador. Rector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador en los años 1970. Sacerdote Jesuita. Al respecto Hernán Malo señala: “En 1918 acontece la transformación de Córdova que conmueve a las universidades del continente. En forma extraordinariamente temprana este mismo año se plantea en Ecuador el cogobierno universitario, que es uno de los puntos programáticos medulares. Córdova, armónicamente, se plantea la democratización de la universidad y la extensión universitaria. En 1921 la Universidad Central hace efectivo el cogobierno estudiantil… en 1925 se consagró por primera vez el principio de autonomía universitaria” (Malo, s/f, 31). Su concepto y estructura remozados en el siglo XVIII llegaron al siglo XX.

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Conceptos fundantes de la universidad mundial son elementos indispensables para el nuevo modelo de educación universitaria. Son construcciones de pensamiento universitario que estuvieron presentes de manera protagónica en varios de los procesos reformistas llevados a cabo en América Latina, como en la primera reforma de Córdova en Argentina, en el año1918, o la segunda reforma universitaria del Ecuador, en sus dos vertientes más destacadas, la liderada por Manuel Agustín Aguirre4 o la impulsada por Hernán Malo González5. Son elementos que, a la luz de las condiciones contemporáneas, tienen que ser resignificados y colocados como una de las bases del paradigma sobre el que se levantará la nueva reforma universitaria.

Los aspectos y conceptos tales como autonomía, democracia (cogobierno), relación con la sociedad, la generación de conocimiento, fueron cruciales en la reflexión y elaboración de las propuestas de reformas universitarias desde 1918 y sobre todo a partir de la mitad del siglo XX6.

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El retorno de conceptos básicos


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de la evolución de las escuelas episcopales y comunales o bien de la emigración de estudiantes de un estudio ya formado. Lo que caracteriza a estos estudios medievales es su índole de centro universal, en el sentido de “para todos”, de cultura: independientemente del lugar donde se hallara, acudían a él maestros y discípulos de todas las nacionalidades. Precisamente el nombre de universidad aplicado más tarde a los estudios deriva de los organismos asociativos (universitas: como quien

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cias de las cosas, se trasciende la materialidad de lo creado y se accede a la razón última de la cultura: buscar la verdad y la sabiduría, que es «donde reside la regla del bien perfecto” (Vergara, 2018).

dice la asociación abierta a todos) que se formaron dentro de ellos (Malo, s/f. 33).

La universidad fue una respuesta a la necesidad de un sector “culto” de la sociedad medieval que, sin renunciar a la fe, realiza esfuerzos para, a través de la educación, “descubrir el valor creativo y humanizante de la inteligencia” (Vergara, 2018). Inteligencia que la consideraron una de las facultades más bellas del alma y lo más parecido a Dios que tiene el hombre…Con la inteligencia, “con el entendimiento se captan las esen-

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Se abre un periodo de profunda valoración del saber y del conocer, tanto a Dios cuanto a la naturaleza. Surgió una fuerte y avalada tendencia para la enseñanza, el aprendizaje, la investigación, la lectura. Se fomentaron las bibliotecas, los códices, los manuscritos. La universidad fue el mejor espacio para este despertar. Papas y reyes apoyaron este movimiento intelectual. La construcción del conocimiento, del saber y de la inteligencia debía realizarse en condiciones de libertad y autonomía, bases sustantivas para el funcionamiento de las universidades: Pero todos los estudios, aún aquellos que se legitimaron por la mera costumbre, obtuvieron de emperadores y papas inmunidades y privilegios: eran islas (en más de un caso agresivas)


vilegium fori (privilegio de foro) encaminado a asegurar la debida libertad y garantía civiles a los estudiantes extranjeros, que por ser tales podían ser fáciles víctimas de hostilidades nacionalistas (Malo, s/f, 34).

De esta manera, para Hernán Malo, quedarían refrendadas por la historia algunas de las características fundacionales de la universidad, que la contemporaneidad debería tomar en cuenta para el desarrollo de cualquier proceso de reforma universitaria. Lo interesante es que él, en calidad de rector de la PUCE, lo hizo. Recuperó la noción de autonomía y fue más allá, en términos del posicionamiento epistemológico de la universidad: el aprendizaje y la construcción del conocimiento en libertad. Así mismo comprendió a la universidad como una comunidad igualitaria y democrática, un ayuntamiento de maestros y estudiantes de todos los lados, cuyo objetivo sustancial no era imponer un dogma o una doctrina sino buscar la verdad,

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De todo esto, para nuestra discusión contemporánea, se puede recuperar la idea de la construcción del conocimiento en comunidad por medio de la libertad y la búsqueda de la verdad sin dogmas, lo que de alguna manera establece conexión con lo que actualmente conocemos como desarrollo del pensamiento crítico y de impulso de destrezas sociales como el trabajo en equipo. Pero más allá del trabajar adecuadamente con otros, se puede explorar la noción de universidad como comunidad, no solo de saberes sino de solidaridades. La universidad como proyecto de fortalecimiento de lo social en un mundo capitalista frenético que apuesta febrilmente por el individualismo extremo. En esta línea de reflexión, uno de los pensadores y críticos del presente y del futuro más leídos en el mundo en los últimos años, el historiador Yuval Noah Harari, analiza la serie de presiones que tiene

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vilegios el más fundamental era el pri-

aprender los saberes, impulsando lo que hoy se conoce como ciencias humanas y artes, sin descuidar las ciencias duras como las fisicomatemáticas (Malo, s/f, 37).

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de Derechos Humanos. Entre los pri-


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el ser humano en la actualidad, inundado y abrumado por una enorme cantidad de datos e información de todo tipo, acosado por las redes sociales, aplicaciones, inteligencia artificial; señala que esta tecnología que avanza de una manera extraordinariamente rápida, creando un mundo líquido y cada vez más incierto como lo concibe el pensador Bauman, está desarrollando un formidable operativo de control atípico de las relaciones sociales, de la democracia e incluso del consciente y subconsciente de las personas, generando incertidumbre, depresión y millones de neuróticos alrededor del planeta, como nunca antes en la historia. Para el filósofo Byung-Chul Han: “la sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino una sociedad de rendimiento. Tampoco sus habitantes se llaman ´sujetos de obediencia sino ´sujetos de rendimiento´. Estos sujetos son emprendedores de sí mismos” (Han, 2012, 25). Las personas nos autorregulamos y explotamos. Entonces: “a la sociedad disciplinaria todavía rige el no. Su negatividad genera locos y criminales. La sociedad del rendi-

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miento, por el contrario, produce depresivos y fracasados (Han, 2012, 27). Ante esto, Harari se interroga cuál es la salida, y regresa a ver a la educación, a la que pregunta: “¿qué tendríamos que enseñar?” para dotar de capacidades y oportunidades a los seres humanos que vivirán su juventud y adultez desde el 2050. Y de manera sorprendente coincide con Hernán Malo y otros académicos que estudiaron los orígenes de universidad. Señalaban que un deber ineludible de la educación es crear pensamiento crítico y desarrollar talentos para vivir y crear en comunidad. Por su parte, esto dice Harari: Muchos pedagogos expertos indican que en las escuelas deberían dedicarse a enseñar «las cuatro ces»: pensamiento crítico, comunicación, colaboración y creatividad. De manera más amplia, tendrían que restar importancia a las habilidades técnicas y hacer hincapié en las habilidades de uso general para la vida. Lo más importante de todo será la capacidad de habérselas con el cambio, de apren-


las que no estemos familiarizados. Para estar a la altura del mundo de 2050, necesitaremos no solo inventar nuevas ideas y productos: sobre todo necesitaremos reinventarnos una y otra vez (Harari, 2018, 288).

La creación de pensamiento crítico tiene diversos caminos, el más promisorio y reconocido es el proceso epistemológico de las ciencias sociales. Las capacidades de reflexión, interpretación, ubicación espacial y temporal, capacidades lógicas, sentido común, visión crítica y autocrítica, elaboración conceptual, brotan de la investigación de la historia, sociología, antropología, y de las humanidades, por supuesto, de la filosofía. Sin embargo, no solo es la investigación, sino también la enseñanza, la pedagogía y la didáctica de las ciencias sociales y de la historia, las que se convierten en fuentes, cada vez más valoradas y reconocidas, de pensamiento crítico (Carretero y Castorina, 2010). También son fuentes para el desarrollo de capacidades cívicas relacionadas con la convivencia armónica con los

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Relación con la sociedad Los máximos reformadores ecuatorianos del siglo XX, Manuel Agustín Aguirre y Hernán Malo, en la línea de la Reforma de Córdova, reconocían que la autonomía de la universidad estaba entrañablemente ligada con la sociedad. Los dos conceptos se nutrían y realizaban mutuamente. Sin embargo, la interpretación de Aguirre sobre la relación universidad-sociedad tenía matices distintos de la de Malo. Sus respectivas

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equilibrio mental en situaciones con

demás, la tolerancia, la corresponsabilidad social, la participación, la interculturalidad, y el desarrollo de la democracia. Todas ellas deberían tener un lugar de plena importancia en las escuelas, colegios y particularmente en las universidades. Así, la historia y ciencias sociales rebasan el rol tradicional que les asignaron en gran parte de la modernidad: servir de inspiración y soporte para la edificación de la nación y del Estado nacional. Papel desgastado frente a los desafíos contemporáneos de la globalización y del despertar de las diversidades.

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der nuevas cosas y de mantener el


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ideologías y formación marcaron esas diferencias. Manuel Agustín Aguirre, alto dirigente del Partido Socialista, partía de un modelo teórico marxista influido por el marxismo soviético (Carvajal, 2016, 103) y de las reflexiones de la izquierda de la región marcadas por la insurgencia en toda América Latina de los años 60. Esto se reflejó en su concepto de relación universidad-sociedad expresado en la Segunda Reforma universitaria: Universidad en función social. A la Universidad individualista, neo positivista, pragmática, simplemente profesional, instrumento ideológico y organismo encargado de la formación y tecnificación de los cuadros que requieren las clases o grupos dominantes para el ejercicio de su explotación y poder; la Segunda Reforma Universitaria opone la Universidad humanista, científica y técnica al servicio de la comunidad y en especial de las clases desposeídas y explotadas del país; Universidad que ha de esforzarse por crear al nuevo profesional y

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verdadero hombre universitario, no para el mantenimiento del sistema sino para su transformación (Aguirre, 1973, en Carvajal, 2016, 02)

En el fondo, Aguirre entiende a la ecuación universidad-sociedad como alianza universidad-pueblo para el impulso de un proyecto político específico: la revolución. Tal postura influyó en la mayoría de los partidos y movimientos de la izquierda ecuatoriana, jóvenes y tradicionales. Así, la universidad, en varios momentos de las décadas del 60 al 80, derivó en territorio de disputa de dichos grupos, cada cual, consciente o inconscientemente, albergando en su interior aspiraciones vanguardistas. La universidad al servicio de la revolución podía ser puesta, con su infraestructura y partidas docentes, al servicio del partido (partidos) que lideraba al pueblo. En este punto aparece una posible reorientación de uno de los tradicionales principios de la universidad: la autonomía, que puede ser forzada al servicio de intereses políticos particulares de tal organización.


Hernán Malo, por su parte, desde su formación filosófica, retoma también “los legados de la ilustración” (Carvajal, 20216, 115) para asumir y problematizar el concepto de razón como elemento pe-

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De manera contundente, Malo señalará que la universidad “es sede de la razón” y “… a partir de la edad moderna… no sólo es centro de la razón sino de las razones…” (Malo, S/f, 44). La razón para cumplir su misión creadora en búsqueda de la verdad requiere de libertad, la que solo puede desarrollarse en un espacio autónomo: “La Universidad tiene que ser sede de la autonomía de la razón. Para ello tiene en primera instancia que garantizar la libertad en su propio seno”. (Malo, s/f, 46). La autonomía no es para generar dinero, es para crear pensamiento y compromiso a través de la razón. La razón tiene múltiples expresiones: razón crítica, razón dialéctica, razón práctica, razón teórica y razón política. En tal sentido la universidad es sede de la crítica a la sociedad y al Estado y también de la autocrítica; es recinto del diálogo interno y foro abierto para conversar con la sociedad; la universidad hace teoría y práctica con

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netrante en la formación del sentido de universidad, entidad que se realiza en su contacto con la sociedad.

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En otro ámbito, Iván Carvajal, estudiando las realizaciones de la Segunda Reforma universitaria, habla de “derrota de una ilusión revolucionaria” de Aguirre frente a las demandas de un Estado petrolero que requiere modernizarse rápidamente y de una clase media en expansión que ve en la universidad un mecanismo efectivo de movilidad y ascenso social. Adicionalmente, llama la atención sobre el fundamento no socialista, sino ilustrado del modelo de universidad que construyó el reformador: “Si se mira bien, la reforma universitaria, tal como la plantea Aguirre, retoma principios liberales e ideas provenientes de la ilustración, como del idealismo alemán y el romanticismo para conjugarlos en un propósito fundamental, forjar una Universidad sustentada en autonomía, por tanto, en sujetos autónomos, que sirva a la formación de la nación soberana (Carvajal, 2016, 111).


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las ciencias generales, las sociales y con el desarrollo de la tecnología; y finalmente la universidad es también territorio de la política. ¿Cómo entender la política en la universidad?:

150 La médula de la Universidad: su búsqueda racional del saber, no existe motivo alguno valedero para negar la actividad política en ella. Una Universidad no política es a la postre una Universidad no comprometida con la

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sociedad y, al ser tal, es una Universidad cercenada y carente de sentido para el hombre. (Malo, s/f, 48)

Así, para Hernán Malo, el ser de la universidad, su sentido mismo, “la médula”, su espíritu, no es solo servicio, sino algo más profundo: compromiso. En este punto Malo y Aguirre desde diferentes vertientes hacen un ejercicio de intersección. No hay universidad sin autonomía ni libertad, pero son autonomía y libertad

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con un sentido, el sentido del compromiso social y el cambio. De cara a una nueva reforma universitaria, estas reflexiones y aportes de los fundadores de la reforma universitaria ecuatoriana con enfoque social, deberían ser discutidas y resignificadas a la luz la pregunta de qué tipo de universidad queremos para el Ecuador de hoy.

Universidad y país Tanto Manuel Agustín Aguirre cuanto Hernán Malo adscriben e impulsan la relación de la universidad con la sociedad, pero también establecen el compromiso de la universidad con el país. La ruta escogida es el apoyo al desarrollo. En el caso de Aguirre: “Universidad en función social unida al pueblo al que sirve con la ciencia y la cultura empeñada en la investigación de la realidad nacional; …luchadora por la unidad latinoamericana y contra el imperialismo y el subdesarrollo…”8.

Manuel Agustín Aguirre citado por Hernán Malo (Malo, s/f,41)

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Malo también adscribe al concepto de desarrollo sumándose a la declaración del personal académico de la Universidad Católica de Valparaíso: La Universidad es una comunidad de trabajo a servicio de los intereses generales de la nación. Cumple su cometido promoviendo la continuidad y renovación de la cultura y contribuyendo a formar la conciencia crítica y la voluntad de cambio necesarias para el desarrollo autónomo del país, mediante la investigación científica y tecnológica, la creación artística, la re-

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saberes y las respectivas técnicas y profesiones, la docencia y comunicación universitarias y la formación de científicos profesionales, técnicos e intelectuales que el país requiere10.

Sin embargo, la apuesta no solo es apoyar el desarrollo del país, sino también el de las personas y de la sociedad. En tal sentido la declaración de la Universidad de Valparaíso continúa: “Más allá de los requerimientos impuestos por el desarrollo integral de la comunidad nacional, la universidad reconoce así mismo su responsabilidad y compromiso con los intereses generales del hombre, en el campo que le es propio (cultivo del saber en el nivel superior) sin limitaciones de ninguna índole y más allá de cualquier frontera. Así entendida la Universidad es un lugar en el que la sociedad institucionaliza la responsabilidad de desarrollar y comunicar el saber y la cultura dentro de una perspectiva pluralista…11

Estatuto Universitario de la Universidad Central del Ecuador, citado por Hernán Malo (Malo, s/f, 50) Estatuto del Personal Académico de la Universidad Católica de Valparaíso, citado por (Malo, s/f, 50) Idem, pp. 50.

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flexión filosófica…, la aplicación de los

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Esta postura es asumida por los Estatutos de la Universidad Central, donde de manera más clara se señala que: “Nosotros propugnamos la formación de hombres de ciencia y técnicos para el desarrollo económico, social y cultural, autónomo e independiente del Ecuador, que amen a su patria y defiendan la integridad y porvenir de la nación”9.


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Tal postura abre para la universidad un abanico de relaciones y responsabilidades: con la sociedad, el Estado y los individuos, cada una con sus características propias, pero todas desde un enfoque de justicia social, paz y solidaridad.

varias de las características de la modernidad, establece las bases y los mecanismos que direccionan, en la universidad, la construcción del conocimiento, el tipo de formación profesional de las personas, las prioridades de inversión y la orientación de la investigación.

Este acento por el desarrollo de los reformistas de los 70 y 80 debería ser recogido por los reformistas de los 20 del siglo XXI, para en un debate fecundo discutir las características de un nuevo desarrollo que ponga en diálogo lo local con lo global de un país en las orillas del capitalismo, que sigue sumido en el viejo modelo primario exportador, con la minería posicionada como “alternativa” por las élites, pero con el reto de sumar fuerzas para enfrentar la pobreza, el racismo y el cambio climático.

Según el filósofo Bolívar Echeverría, uno de los rasgos característicos de la vida moderna es el humanismo, cuyo rasgo más evidente es el antropocentrismo, la prepotencia humana de crear un mundo autónomo y autosuficiente respecto del “otro”, y “la pretensión de la vida humana de supeditar la realidad misma de lo Otro a la suya propia” (Echeverría, 2011, 57). El ser humano centro de todo, en especial el poseedor del capital. La naturaleza dominada a su pleno servicio. El extractivismo naturalizado como modelo económico eficiente. El aumento irracional del consumismo y la desbordante producción de basura, plástico y gases inundando tierras, ríos y mares. Aumento del calentamiento global. Acumulación abrumadora del gran capital. Mayor poder de las corporaciones. Control de las mentes de millones

Cambio de paradigma

La universidad ecuatoriana del siglo XXI se sostiene todavía en algunos pilares del paradigma ilustrado del siglo XVIII. En la cara de la razón pragmática, que impone su centralidad, que es la prepotencia del ser humano, la que, entre

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Otro de los rasgos, “el racionalismo moderno, la reducción de la especificidad de lo humano al desarrollo de la facultad raciocinante y la reducción de esta al modo en que ella se realiza en la práctica puramente técnica o instrumentalizadora del mundo, es así en modo de manifestación más directo del humanismo propio de la modernidad capitalista” (Echeverría, 2011, 58). Conocimiento sujeto a las necesidades de reproducción del capital, avance de la tecnología ligada a las demandas del mercado, deterioro de las capacidades de las universidades de generar pensamiento crítico, menor apoyo a las ciencias sociales y a las humanidades. Las universidades dejan de ser universidades para convertirse, en el mejor de los casos, en grandes institutos tecnológicos. El nuevo paradigma de universidad debe superar la versión ilustrada y mercantilista, cuestionar el

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El nuevo paradigma está por construirse. El camino no es corto, pero será fecundo. Urge poner en diálogo a Aguirre y Malo con Echeverría y Carvajal, y ellos con Harari y Han, entre otros filósofos contemporáneos que se deben estudiar. Hay que poner en estado de alerta a nuestros centros de estudios de historia, filosofía y ciencias sociales para criticar la modernización que refuerza nuestras tradiciones, cultura y mentalidad colonizada. Repensar la justicia social, y las rutas

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antropocentrismo, y asumir, entre otras fuentes alternativas, el pensamiento, filosofía y la sabiduría de los pueblos originarios, en nuestro caso andinos, que en base a su cosmovisión y cultura, considera al ser humano como uno más de los seres que son parte de la naturaleza y que resalta que la sabiduría está en ella, en la memoria de los abuelos, y en las capacidades de creación de conocimiento, fruto de la relación intensa del estudioso e investigador con la naturaleza y la comunidad. Otras fuentes son el poshumanismo, el pensamiento ecologista, el enfoque de género y de los DDHH, las reflexiones poscoloniales.

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por parte de los propietarios de los algoritmos y de las redes sociales. Deterioro de la democracia y mayor pobreza e injusticia en el mundo.


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y pasos concretos para la construcción de relaciones armónicas entre seres humanos y con la naturaleza. Reubicar la importancia en las universidades de la formación integral, en arte y en el cuidado del cuerpo. Destacar la importancia de la universidad en la generación de cultura y diálogos interculturales.

forma en que se ha conformado el sistema educativo: una serie de cuerpos sin mayor relación entre ellos. Por un lado, el desarrollo infantil, por otro la educación inicial, más acá la básica general, el bachillerato, y mucho más allá, lo que conocemos como educación superior: la universidad, la ciencia y la tecnología.

Otros conceptos y rutas para el nuevo modelo de universidad Hay que poner en sintonía esta

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Necesidad de una mirada sistémica Tenemos una visión segmentada y parcializada de la educación y su sistema. No solo en lo que significa la separación de las materias de estudio, sino la propia organización en carreras y entidades. La universidad es heredera de la organización napoleónica. Organización por facultades. La actual construcción del conocimiento reclama el trabajo interdisciplinario y transdiciplinario. Tal orientación epistemológica debería inspirar una nueva organización e institucionalidad de las universidades. Pero la segmentación de la educación se presenta también en la

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serie de instancias. Pero también hay que conectar la educación (general y superior) con el Estado y con la sociedad. Con el Estado, no solo con el central, el ejecutivo, también con el legislativo y el judicial. Conectar con los otros niveles de gobierno, esto es, con los denominados GAD, (Gobiernos Autónomos Descentralizados). Un factor que podría ayudar en esta integración sería el impulso a la corresponsabilidad, ubicando al desarrollo, local y nacional, y a la educación dentro de él, como argamasa de dichos proyectos. Conectar a la educación con la sociedad significa volverla más pertinente y contemporánea. Es romper las paredes reales y sim-


La universidad debe conectarse con todas las instancias del saber y del conocer. Conectarse con otras universidades de dentro y fuera del país, con ONG, organizaciones sociales, empresas. La conformación de redes de investigación haciendo uso intensivo de las tecnologías de información y comunicación. Recolocar la epistemología latinoamericana y sursur.

La educación a lo largo de la vida Uno de los retos de la educación y universidad contemporánea es hacer frente a la vorágine del mundo actual, definido por el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman como sociedad líquida. Este fenómeno capitalista enve-

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Tal fenómeno llena al planeta basura, pero también de neurosis y depresión de un buen segmento de seres humanos que son arrojados de los empleos, los que también, por el avance de la inteligencia artificial y la robotización, terminan siendo caducos, como material de desecho. La respuesta de la educación es concebirla como un proceso que se oferta a lo largo de toda la vida de las personas, cuyo derecho humano es disponer de las oportunidades de educarse, capacitarse permanentemente, para adaptarse a las demandas de un mundo tan cambiante, y con esto evitar la exclusión social y económica. Una reforma universitaria debe recrear en nuestras condiciones esta necesidad educativa contemporánea.

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jece de manera veloz, no solo mercancías, personas, sino conocimientos. “El consumismo de hoy no se define por la acumulación de las cosas, sino por el breve goce de esas cosas” (Bauman, 30). Asistimos al “encogimiento del lapso de vida del saber” (Bauman, 30).

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bólicas, de la escuela, el colegio y la universidad, para conectar a estas entidades con las exigencias, necesidades y prioridades de la gente. Y así dando lugar a una educación que se conecta con la realidad y aprende de ella. Una educación que genera conocimientos significativos, relevantes y transforma su entorno.


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Educación como bien común Una de las más altas preocupaciones de la Unesco gira alrededor de la ascendente influencia de corporaciones e intereses particulares en el manejo y privatización del conocimiento, poniendo en peligro el desarrollo sostenible y el patrimonio cultural de grupos y pueblos, como los originarios, cuyos conocimientos medicinales ancestrales están siendo apropiados por empresas internacionales. La Unesco señala con contundencia que El conocimiento es patrimonio común de la humanidad y al igual que la educación debe ser considerado un bien común mundial… teniendo en cuenta la preocupación primordial por un desarrollo sostenible en un mundo cada vez más interdependiente, la educación y el conocimiento deberían ser considerados bienes comunes mundiales. Esto significa que la generación de conocimiento, el control, su adquisición, validación y utilización son comunes a todos los pueblos como empresa social colectiva… (UNESCO, 2015, 87-88).

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Estos nuevos conceptos refuerzan los tradicionales, como el concebir a la educación como un derecho humano fundamental, por lo cual el Estado asume la responsabilidad de ser garante del cumplimiento y ejercicio del derecho. Son también vías conceptuales de expresión internacional que aportan para enfrentar la ofensiva privatizadora y de mercado que tanta influencia gana en espacios globales y nacionales. Son conceptos que afirman la responsabilidad estatal de financiamiento de la educación. Todo esto para reforzar el concepto de la protección y fortalecimiento de la educación pública, de la universidad pública, como una alternativa relevante para construir una sociedad más incluyente, equitativa e igualitaria.

La construcción y difusión del conocimiento En un país como Ecuador, con un déficit enorme de conocimiento, las universidades deben privilegiar la investigación como uno de sus roles. Por supuesto la docencia es importante para la generación de


El compromiso universitario con la sociedad debe impulsar la repolitización de la universidad en los términos expuestos por Hernán Malo. Ese posicionamiento pasa por asumir en su práctica cotidiana la interculturalidad, la comprensión de la condición del Ecuador como un Estado plurinacional y el trabajo formativo y la práctica de los valores como respuesta al avance cada vez mayor de la corrupción en el país.

Viabilidad del cambio El nuevo proceso de cambio de la universidad es motivado por la decisión política del gobierno actual. Pero para impulsar un cambio sustantivo y trascendente, se requiere que más actores educativos, sociales y políticos se sumen. No

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Siendo así, crear condiciones anímicas y políticas para levantar un debate profundo sobre la reforma es crucial. Este no es un tema educativo, es político. Los dirigentes de las universidades, no solo los rectores, sino los de los estudiantes, profesores y empleados deben involucrarse en este empeño. Hay que atraer a los medios, a los líderes políticos, a los empresarios, a los GAD y sobre todo a las organizaciones sociales para construir juntos una alternativa educativa que ayude al cambio de la universidad y del país. Es la convocatoria a una gran movilización por la educación, que inicie con la universidad y en tiempo pronto tope a colegios y escuelas. A todo el sistema educativo.

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De todas maneras, docencia e investigación cobran sentido cuando están en conexión con la vocación de la universidad, en este caso, con el servicio y compromiso con el cambio de la sociedad.

solo los universitarios sino muchos más. ¿La sociedad demanda una nueva reforma? No. La sociedad entendida como el conjunto de la población no demanda ningún cambio. Sus prioridades están por otros temas. La educación desde hace varios años ocupa lugares muy secundarios en las políticas públicas y en las preocupaciones de las personas.

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buenos profesionales, sin embargo, tales docentes mejoran su rol en directa relación con su práctica como investigadores.


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BIBLIOGRAFÍA • • • • • • • • •

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REVISTAS: •

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ARTICULOS EN LA RED: • •

Vergara Sordia, Javier, 2018 ¿Qué es el método escolástico? Misión de la Universidad, https://www.nuevarevista.net/que-es-el-metodo-escolastico/ Tünnermann, Carlos, 2011, La educación superior frente a los desafíos contemporáneos https://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/1093998 * Milton Luna. Profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE; ex ministro de Educación; integrante del Contrato Social por la Educación del Ecuador.

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Perdigones

Línea recta


Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica y la salud mental Monserrat Fernández Vela ......................................................................................161 Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers Álvara Cuadra Rojas .....................................................................................................171


S

er educador en instituciones de educación superior es uno de los más altos honores a nivel mundial. Poder ostentar el título de “Profesor” junto al nombre es un signo de estatus, prestigio y ubica a esa persona entre un selecto grupo de los que dedican su vida a la maravillosa tarea de educar. Sin embargo, con el embate de la idea de que la educación superior debe adaptarse a las reglas generales del mercado, muchas instituciones privadas, están sometiendo el prestigio, la imagen y la reputación a factores ajenos a la tarea de

Perdigones

la educación misma, pues ahora debe responder a los inversionistas y a los clientes (estudiantes y sus familias). Se podría pensar, que la universidad pública está libre de tan monstruoso sinsentido. A la final, la razón de ser de la educación pública es la formación académica de profesionales con un profundo espíritu crítico y humanista, comprometidos con la transformación de su entorno y la construcción de sociedades más justas y equitativas (Constitución, 2008). Sin embargo, parecería ser, más bien, que todo

Monserrat Fernández Vela*

161

Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica y la salud mental


Monserrat Fernández Vela* Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

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el aparataje de la Constitución y la Ley de Educación Superior (LOES) se ha conjugado para despojarle de la dignidad al docente universitario, en aras de lograr la “calidad”, convirtiéndolo en un instrumento para la educación del estudiantado. La dignidad humana es un valor instituido como fundamento del ordenamiento jurídico del Ecuador, y es considerado en el preámbulo de la Constitución como el objetivo de la sociedad. Según este fundamento, el ser humano debe considerarse como un fin en sí mismo, no como un medio para los fines de otros seres humanos, y no como un objeto.

riencia y su conocimiento, era un honor. Muchos de esos hombre y mujeres, con sus cualidades y defectos, eran ejemplos a seguir. Ejemplos que yo quería seguir. Pocos años más tarde, cuando llegué a ser profesora universitaria, seguía escuchando con admiración a esos seres humanos que habían sido mis maestros, pero que ahora eran mis colegas. La brecha en mi mente era tan grande que, a algunos, nunca pude tutearles; su vida académica, su trayectoria, años de servicio en la universidad, estaban por delante de mí. Para mí, tenía total sentido aquello de “a hombros de gigantes”.

Por lo tanto, el docente universitario, desde esta perspectiva, debe considerar su trayectoria académica, su experiencia y su labor profesional en la educación como el fin mismo de su vida, y no como el medio para lograr la formación de sus educandos. Pero eso no ocurre así. Recuerdo que, cuando era estudiante, sentarme en clase a oír a los grandes maestros que nos brindaban su expe-

Perdigones

Actualmente, la trayectoria académica en la educación pública es un problema. Ahora, la trayectoria en vez de ser el fin del docente, es un estorbo para los fines organizacionales y políticos de las instituciones en las que sirven. Los profesores antiguos, que antes eran considerados “gigantes”, ahora son dinosaurios, gente que no se conforma, que no está dispuesta a todo, que sabe su puesto y quiere que se los


versidad privada al graduarme, con poco más de 20 años. Joven, mujer e

Hoy, con quince años en mi facultad, y con casi veinte como docente, casi tengo que disculparme por ir envejeciendo, ante una percepción que algunos quieren instaurar, que los años de docencia, la experiencia, el trabajo de décadas, significan estar anquilosado, casi esperando la muerte, o peor aún, la jubilación. Mi trayecto profesional, una carrera, media vida dedicada a la Facultad, ahora son

inexperta, comencé repitiendo, a veces sin éxito, los patrones de enseñanza de mis maestros… “saquen una hojita… primera pregunta…”, Es-

Perdigones

163

taba tan nerviosa que temblaba, me sudaban las manos, me aprendía de memoria la lección y la recitaba sin falla, para demostrar lo “preparada” que estaba. Era autoritaria, severa, inflexible… tenía que demostrar que me merecía “caminar entre gigantes”.

solo un medio para educar a otros.

Los docentes envejecen cada día en las aulas. Aún aquellos que entran muy jóvenes, al paso de algunos años, se encuentran que otros, más jóvenes, les van empujando. Tal vez al inicio, pocos años les separan de sus alumnos, pero tarde o temprano, lo quieran o no, envejecen. El envejecimiento no ocurre igual para todos, no siempre significa sabiduría y felicidad, pero tampoco siempre significa obsolescencia. En una época de culto a la juventud, envejecer con dignidad en la academia se convierte en un arte.

Monserrat Fernández Vela*

Yo comencé a ser docente en una uni-

Al poco tiempo, para seguir siendo profesora, me exigieron que debía estudiar una maestría. Por lo tanto, escogí estudiar una MA en Educación en una prestigiosa universidad privada, y ¡aprendí tanto! Aprendí que la letra no entra con sangre sino con pasión, que el corazón le gana a la fuerza, que el educando es el centro del aprendizaje, que había miles de formas de dar clases… y yo quería probarlas todas. Así que hace casi dos décadas que practico la metodología humanizada,

Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

respete y se los trate con dignidad. Y eso es un problema.


Monserrat Fernández Vela* Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

164

centrada en el estudiante. Cada día

cia (por suerte) dejé mi carpeta en la

me reinvento, a veces con éxito y a

FACSO, y me llamó a dar clases el

veces no. Mis estudiantes son mi for-

gran Alberto Pereira. Me conocía

taleza, mi alegría, y una razón para

como exalumna, y creyó en mí.

aprender y reaprender. Nunca podría cuestionar el derecho que tienen de

Inicié como profesora a tiempo par-

exigir que yo sea el mejor ser humano

cial, y con pocas horas de clase, ga-

que pueda, por y para ellos. Esa rela-

naba unos US$ 50.00, pero no me

ción que se negocia y se media en la

importaba. Para mí, llegar a ser pro-

interacción no podría nunca ser el mo-

fesora de mi Alma Mater era un sueño

tivo de esta reflexión.

hecho realidad. Era un honor poder volver a mi facultad. Sentía que había

Nakayama y Krizek plantean que, quienes trabajan en la academia, deben permanentemente reflexionar sobre su praxis, para no repetir el statu quo, para visibilizar lo que se calla y silencia en la academia y en la investigación, para ser frontales y claros sobre las propias posiciones frente a la realidad que se investiga, y para analizar las instituciones en las que se produce el conocimiento. Por supuesto, la movilidad y la capacidad de cambio no te da la edad. No existe una fórmula para que lo nuevo sea mejor, tampoco para que lo viejo lo sea. Es una actitud. Eso no se discute aquí. A inicios de siglo… para ser más dramática, con un poco más de experien-

Perdigones

regresado a casa.

La docencia es una vocación, es un sueño que va más allá del pago. No hará una década en la que la remuneración del docente universitario se volvió atractiva. Antes, definitivamente, ni por el dinero ni por la estabilidad, existían docentes en la educación pública ecuatoriana. Era un espíritu, un deseo, un ideal, o simplemente absoluta ingenuidad, de que la universidad pública podía hacer la diferencia. Al mismo tiempo, es necesario no perder de vista que, como Milton Luna asegura, la crisis económica, inestabilidad política, y sendos in-


… Y me quedé como profesora a con-

que la educación es un acto de amor.

trato por siete años, aun cuando los pagos llegaban solo cada seis meses, el trámite burocrático era agotador y denigrante, nunca se nos consultaba para tomar decisiones y éramos, poco más, invisibles. Me quedé, aun cuando económicamente no me representaba en los momentos más difícil de mi separación y divorcio. Me quedé porque amo a mi Facultad y a mi Universidad. Cuando gané mi nombramiento y tuve que elegir entre una posición a tiempo completo en una universidad privada o la pública, decidí nuevamente apostar por mi facultad, la que me había formado y de la que me sentía parte. Y siguieron pasando los años, de trabajo día a día en el aula, de preparación minuciosa de clase, de participar en cuanta comisión y encargo se me han designado, miles de horas más

Perdigones

ponsabilidades,

porque

siempre

pensé que mis estudiantes y mi facultad se merecían mi 200%. Me quedé porque creo, como Paulo Freire dice,

En ese contexto, la trayectoria académica está perdiendo piso frente a la exigencia de la “nueva” educación superior pública. La idea de que cada docente construya su proyecto de vida en función de sus gustos y preferencias ya no existe. Los requerimientos del sistema de educación superior en Ecuador, normados por la LOES y el Reglamento de Régimen Académico, impone la agenda a priori. Cada docente debe hacer, lo que su área necesita, lo que su facultad necesita, lo que sus estudiantes necesitan. En definitiva, son vehículos para la educación, no agentes, no actores, no sujetos. La dignidad como derecho en la docencia, al traste. La actual normativa de la Educación Superior, implica una sobre exigencia al docente universitario. Para empezar, hace unos años fue mandatorio que todos los docentes

Monserrat Fernández Vela*

allá de mi horario, más allá de mis res-

165

Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

tentos fallidos de mejorar su calidad, produjeron inconsistencias que terminaron debilitando todo el sistema de educación pública ecuatoriana.


Monserrat Fernández Vela* Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

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siguieran maestrías, y luego, doctorados, a más de cursos, congresos y capacitaciones permanentes, en la mayoría de los casos a su cuenta y cargo. Luego, representa una sobrecarga de trabajo administrativo y burocrático que le aleja de las aulas, y más aún de la investigación. Esta condición, sostenida a través de los años, produce efectos en la salud mental que son poco estudiados y bastante estigmatizados.

pulso. Estudié mi Maestría y Docto-

A más de ello, la discriminación y las relaciones de poder inequitativas no están alejadas de la universidad pública. Mucho se escucha del acoso y el abuso de poder que sufren los estudiantes, una impensable realidad que debería erradicarse. Se escucha poco, sin embargo, de la misoginia, acoso, violencia simbólica e inequidad, a lo que el profesorado también está sujeto. Así que, la parte visible de la docencia, la hora de clase, es solo la puesta en escena de un complejo ecosistema que no dura cuatro años como una carrera universitaria, sino en muchos casos, treinta o cuarenta años.

vinculación, titulación, capacitación,

rado, a más de actualizarme en diferentes áreas durante decenas de horas anualmente. He realizado investigación y docencia. He escrito. He participado en congresos nacionales e internacionales. He dirigido, leído, participado en incontables grados. He corregido miles de miles de trabajos de estudiantes. He dado una decena de miles de horas de clase. He hecho acreditación, edición, organización y preparación de eventos académicos, entre otras muchas cosas. Mi trayectoria no es un problema, es una ventaja para la facultad y la universidad. Es conocimiento que no se adquiere en libros, es experiencia que no se da en una clase, es pasión que no se paga y que no se compra. No soy un problema, soy una fortaleza para la institución. Si me quejo, y protesto, y alzo la voz, es porque esa experiencia me permite

… En estos quince años en la univer-

identificar patrones, intereses, volun-

sidad pública me los he ganado a

tades y consecuencias. Tal vez, ya no

Perdigones


ese también es un patrón de explotación que no estoy dispuesta a tolerar más. Tal vez, ya no estoy dispuesta a dejar que el machismo y la misoginia que existen me sobrepasen, callar para evitar confrontaciones. Eso te da la experiencia.

Esa tarea entonces, tiene peso y valor por sí misma. La trayectoria docente debe justipreciarse como muestra del respeto a la dignidad --como fundamento y valor de los derechos del ser humano, que por su praxis profesional es docente. En esta pugna contra los estándares deshumanizados de la educación superior pública, la salud mental de los docentes ha sido afectada.

Santos (2009), un autor que hace una reflexión sobre envejecer en la enseñanza, dice que todo el mundo sabe que, en la sociedad de la información, Varias investigaciones a La trayectoria quien tiene el conocidocente escala mundial sobre el miento tiene el poder. debe justipreciarse síndrome del Burnout1 como muestra Sin embargo, ser maesentre profesores plandel respeto tro es mucho más que tean que este es un facsolo compartir informa- a la dignidad tor social y de salud al que ción. Para él, enseñar es debería prestarse más atendespejar la vía para el conoci- ción. Generalmente, la salud menmiento de otros, es discernir y en- tal no es un tema que se trate señar a discernir la valía de la ampliamente en la academia, información, es el arte de crear pues, si los y las docentes depenvínculos humanos, de aprender y den de su estabilidad mental y reaprender con tenacidad, es, en- emocional para el manejo de gran-

1

Burnout definido por Freudenberger (1974), describe “el fenómeno caracterizado por cansancio físico, perdida de motivación, desgaste emocional, resistencia, bajos niveles de tolerancia y compromiso” (citado en Ilaja & Reyes, 2011. Burnout e inteligencia emocional en profesores universitarios: implicaciones en la salud mental educativa. Psicología desde el Caribe).

Perdigones

Monserrat Fernández Vela*

por fuera de mi horario, porque sé que

definitiva, una tarea de amor y paciencia. Y no es tarea fácil.

167

Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

estoy dispuesta a trabajar cien horas


Monserrat Fernández Vela* Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

168

des grupos humanos, poner en duda esa estabilidad es poner en duda la capacidad misma de ejercer su labor. A esto se suma la deshumanización del docente, la idea de que no es una persona (con vida privada, sentimientos y deseos por fuera del trabajo, e incluso, sí, errores), sino casi un ente infalible. Otra prueba de la ruptura con el valor de la dignidad, cuando se deja de percibir al ser humano como un sujeto.

tas de madre y de profesional con

Siempre trato de presentarme ante

en mis estudiantes. Para mí, preocu-

mis estudiantes como humana. De

parme de esto y ser frontal al respecto

ser… yo. No siempre tengo éxito, es

es un signo de fortaleza.

esta fórmula. Es más, me he negado a separarlas. Visito regularmente al psicólogo, que me ayuda a manejar mis emociones, mi frustración y mi enojo. Me estabiliza cuando siento mucha presión. A veces solo necesito hablar, otras, gritar, y a veces, lloro incontrolablemente. Mi salud mental es importante, porque ésta repercute en mi familia y

difícil romper con esquemas y estereotipos prestablecidos sobre lo que

En definitiva, tengo una vida privada

significa ser docente, y las relaciones

que se entremezcla con mi praxis, a

de poder que implica.

veces me equivoco colosalmente y debo ofrecer disculpas, otras veces

Debido a que soy jefa de un hogar

tengo aciertos y me siento orgullosa

uniparental, con regularidad he tenido

de lo que alcanzo, otras veces dudo.

que llevar a mi hija conmigo a clases.

Me enojo, me divierto, me apasiono,

Realmente, ella ha estado toda su

me desconecto, amo inmensamente

vida en aulas universitarias. Muchas

mi trabajo, y nunca odio. Soy absoluta

veces he sido criticada, pero general-

y perfectamente imperfecta.

mente, mi hija y yo somos recibidas con aprecio y cariño. Me siento muy

Como sujeto de derechos, exijo que

orgullosa de poder manejar las face-

se me trate con dignidad. Mi trayecto-

Perdigones


y la construcción de mi proyecto de

senta un capital invaluable para nues-

vida tiene valor intrínseco. No soy un

tras instituciones del sistema de

vehículo para la educación de mis es-

educación superior del Ecuador.

tudiantes (a los que amo y respecto profundamente). No solo nos acostumbremos a discutir sobre los derechos de los estudiantes, sino que incluyamos en la discusión a docentes y personal administrativo y de servicios. La cultura de derechos en una institución, y más aún educativa, no puede hacerse dejando al margen a unos u otros. Por último, en vez de considerarse un problema, la trayectoria académica en la universidad pública, mía, al igual

2

Así que, este relato personal no es una oda a mí misma. Es un ejercicio académico crítico, autoetnográfico, que pretende ser una reflexión sobre la dignidad del docente universitario, y cómo su trayectoria laboral y su salud mental están siendo consideradas como un problema, y no como una oportunidad, en la universidad pública ecuatoriana2. Este relato también es una invitación a la discusión de la resignificación de la actividad docente y su valor, y de la persona docente como sujeto de derechos.

La autoetnografía crítica es la utilización de una historia personal, que incluye una trama o relato, y a través de este, va dando cuenta de un contexto cultural e históricamente situado. Es un método narrativo de investigación cualitativa que “echa mano” de estrategia literarias. Es un tipo de investigación interdisciplinaria que, en los últimos 30 años, está siendo discutida y utilizada cada vez con mayor frecuencia en ciencias sociales (Blanco, 2011. ¿Autoetnografía o autobiografía? Desacatos).

Perdigones

Monserrat Fernández Vela*

que la de cientos de colegas, repre-

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Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

ria y mi salud mental son importantes,


José Luis Villacañas Berlanga* Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica…

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* Monserrat Fernández Vela. Es de Ecuador. Recibió un B.A. en Comunicación y una Maestría. en Educación en Ecuador. Doctorado en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nuevo México, con especialización en Comunicación y Sociología. Su investigación doctoral se centra en el discurso de la educación en derechos humanos y derechos humanos, leído desde una perspectiva educomunicacional latinoamericana. Su trabajo tiene un enfoque multidisciplinario que combina Comunicación, Educación y Sociología. Es profesora titular de la Escuela de Comunicación de la Universidad Central del Ecuador.

Perdigones


Resumen

Álvaro Cuadra Rojas*

Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

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En este artículo queremos analizar la condición del intelectual y el pensamiento crítico en la hora actual. Para ello se propone examinar la condición de los poetas finiseculares, como Darío y Martí, ante el advenimiento del periodismo moderno. La orientación performativa de las instituciones de educación superior, tanto como la irrupción y expansión de las RSO (Redes Sociales On line) y los influencers, están señalando el ocaso de aquella figura centenaria: el intelectual.

Abstract In this article we analyze the condition of intellectual and the critical thinking in our present. For this we propose to examine the condition of the poets from the end of XIX century, like Dario and Marti, in view of advent of modern journalism. The performative orientation of the higher education, as much as the interruption and the expansion of OSN (On-line Social Networks) and influencers, are signaled the sunset of this centenary figure: the intellectual.

Palabras clave. Intellectual, Influencer, University, Virtual On-line Social Networks

La sociedad de los poetas

A

fines del siglo XIX la cultura, en el ámbito latinoamericano, sufrió una gran

Perdigones

conmoción que tuvo consecuencias estéticas y políticas. Ángel Rama ha dado buena cuenta de ello a propósito de Rubén Darío (Rama, 1995). En efecto, la irrup-

Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

Palabras clave. Intelectual, Influencer, Universidad, Redes Sociales On line


Álvaro Cuadra Rojas*

ción del mercado transformó el régimen de significación prevaleciente hasta 1900. Como escribe Rama:

172

terialista en que unánimemente coin-

“La repetida condena del burgués maciden los escritores del modernismo, desde los esteticistas que acaudilla Darío —como se puede ver en su cuento “El rey burgués”, hasta sus objetores, poseídos de la preocupación moral o social, tanto en la línea apostólica de Martí como en la didáctica de Rodó, responde a la más flagrante evi-

Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

dencia de la nueva economía de la época finisecular: la instauración del mercado” (Rama, 1995: 35).

Es interesante destacar que la crisis finisecular que conmueve al modernismo se traduce en el ocaso de los poetas como figuras protagónicas del quehacer cultural de la época: “Producida la división del trabajo y la instauración del mercado, el poeta hispanoamericano se vio condenado a desaparecer. La alarma fue general. Se acumularon centenares de testi-

Perdigones

monios denunciando esta situación y señalando el peligro que para la vida espiritual profunda de las sociedades hispanoamericanas comportaba la que se veía como inminente desaparición del arte y la literatura. A los ojos de los poetas, el mundo circundante había sido dominado por un materialismo hostil al espíritu, en lo que no se equivocaban mucho, y si algunos confundieron la fatal quiebra de los valores retóricos del pasado con la extinción misma de la cultura, los más comprendieron agudamente lo que estaba ocurriendo” (Rama, 1995: 37).

Hagamos notar que, paralelo a este ocaso del poeta, emergía en Francia una figura inédita: el intelectual. Recordemos que en 1898, Èmile Zola escribe su famosa carta J’Accuse en el diario L’Aurore, dirigida nada menos que al Presidente de la República, lo que le valió un proceso por difamación y un breve exilio en Londres. Mientras tanto, la figura histórica del poeta era degradada a la condición de excrecencia que ya no encuentra sitio en una sociedad burguesa mercantilizada, escribe Rama (1995:


mienzos del XX, en ese período pro-

hombre dedicado a la poesía y el de

piamente modernista que se cierra en

un anarquista con su bomba en la

1910, no sólo es evidente que no hay

mano” (Rama, 1995: 38).

sitio para el poeta en la sociedad utilitaria que se ha instaurado, sino que ésta, al regirse por el criterio de economía y el uso racional de todos sus elementos para los fines productivos que se traza, debe destruir la antigua dignidad que le otorgara el patriciado al poeta y vilipendiarlo como una excrecencia social peligrosa. Ser poeta pasó a constituir una vergüenza. La imagen que de él se construyó en el uso público fue la del vagabundo, la del insocial, la del hombre entregado a borracheras y orgías, la del neurasténico y desequilibrado, la del droguista, la del esteta delicado e incapaz, en una palabra —y es la más fea del momento— la del improduc-

Será entonces el intelectual ligado a los medios de comunicación quien comience su camino para convertirse en la conciencia moral de su sociedad. El nuevo régimen de significación ya no podía otorgarle al poeta dignidad alguna, quizás fue Baudelaire uno de los primeros en advertir este fenómeno cuarenta años en París (Benjamín, 1988). Ante el advenimiento de una nueva configuración económico cultural que se convertirá en pocas décadas en la naciente industria cultural, es decir ante un nuevo modo de producir, distribuir y consumir los bienes simbólicos, la única posibilidad para los poetas fue la de convertirse en intelectuales.

tivo. Quienes más contribuyeron a crear esta imagen fueron, porque no pueden ser otros, intelectuales, en especial los críticos tradicionalistas, verdaderos ideólogos de esta lucha contra el poeta que orienta la burguesía hispanoamericana, porque no dis-

Perdigones

Mientras la analogía del poeta y el anarquista lo volvía un personaje peligroso e indeseable, muy difícil de vindicar; el intelectual ligado a los libros de ideas como dispositivos de una gran industria editorial de gran tiraje, emergía como un

Álvaro Cuadra Rojas*

tinguía mucho entre el peligro de un

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Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

“En las últimas décadas del XIX y co-


Álvaro Cuadra Rojas* Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

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líder de opinión y, en el límite, como ideólogo en una sociedad de masas convulsionada por revoluciones de distinto sello. El lugar del intelectual era discutido entre fascistas, marxistas y liberales, pero pocos se atrevían a negarle su espacio y dignidad. En la actualidad, hay muchos que anuncian el fin de los intelectuales (Debray, 2001) De hecho, podemos constatar a diario que el nuevo sentido común ya no viene de ilustrados líderes de opinión, sino de los medios de comunicación y sus estrellas. Este nuevo estado de cosas remite, por cierto, a una reconfiguración cultural que, en toda su radicalidad, implica un nuevo régimen de significación: la hiperindustrialización de la cultura. Hiperreproducibilidad: hiperindustria cultural Antes de caracterizar la encrucijada en que se encuentra la figura del intelectual hoy, se hace indispensable introducir algunas distinciones teóricas a la escena comunicacional contemporánea. Entre las muchas acepciones que puede tener la noción de cultura está, cierta-

Perdigones

mente, aquella de índole comunicacional. En efecto, la cultura puede ser entendida en cuanto una cierta configuración o régimen de significación que estatuye límites y posibilidades en dos sentidos: en primer lugar, toda cultura genera un modo de producir, distribuir y consumir bienes simbólicos, es decir, toda cultura posee una dimensión económico cultural. En segundo lugar, y no menos importante, los límites y posibilidades de un cierto régimen de significación trazan el horizonte de lo concebible, esto es, las posibilidades del imaginario histórico social, tanto desde una dimensión perceptual como cognitiva. De esta manera, la cultura en tanto régimen de significación, no solo atañe a la dimensión objetiva del fenómeno sino también a la dimensión subjetiva. Entre los primeros en advertir las mutaciones que traía consigo la industrialización de las comunicaciones se destaca la figura de Adorno, quien acuñó el concepto de kulturindustrie, para hacer evidente la producción seriada de bienes simbólicos. Por su parte, Walter Benjamin mostró con nitidez las implicancias del nuevo modo de


El diagnóstico de los frankfurtianos bien merece ser revisado a más de cinco décadas, pues hoy resulta claro que a la reproducción mecánica advertida por Benjamin se suma la hiperreproducción digital,

devenida una práctica social de bajo coste y sin pérdida de señal. Este panorama crea en los hechos las condiciones de posibilidad para una hiperindustrialización de la cultura, esto es, la expansión de una red capilar abierta y horizontal, que permite una comunicación, no centralizada al modo broadcast, sino el acceso de todos a todos, la modalidad podcast (Cuadra, 2007) (Véase Cuadro Nº 1).

Álvaro Cuadra Rojas*

significación, en cuanto una abolición del modo de existencia aurático de las obras y la subsecuente transformación del sensorium bajo la experiencia del shock.

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ECONOMÍA CULTURAL Modo de PRODUCCIÓN DISTRIBUCIÓN Y CONSUMO de bienes simbólicos

RÉGIMEN DE SIGNIFICACIÓN Sistema interrelacionado de soportes de significación y comunicación que configura un repertorio sensible en una época histórica dada.

SIGLO XX

SIGLO XXI

INDUSTRIA CULTURAL

HIPERINDUSTRIA CULTURAL

PRENSA RADIO CINE

WEB 1.0/WEB 2.0 SMARTPHONES

MODELOS PSICOGENÉTICOS MODELOS SOCIOGENÉTICOS

MODELOS TECNOGENÉTICOS

CÓDIGOS ANALÓGICOS IMAGEN ÓPTICA BROADCAST MASIVOS

CÓDIGOS DIGITALES IMAGEN ANÓPTICA PODCAST/CMC HIPERMASIVOS

HABLANTE/OYENTE ACTOR SOCIAL

USUARIO

TEXTOS MODERNIDAD MODO DE SIGNIFICACIÓN Configuración histórica y social de: SENSORIUM, HABITUS e IMAGINARIOS

Perdigones

SENSORIUM MECÁNICO NEWTONIANO BASADO EN ESTRUCTURAS ESTABLES IMAGINARIO MODERNO

HIPERTEXTOS HIPERMODERNIDAD SENSORIU CUÁNTICO Y RELATIVISTA BASADO EN FLUJOS INESTABLES IMAGINARIO HIPERMODERNO–

Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

CUADRO No.1


Álvaro Cuadra Rojas* Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

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La hiperindustria cultural, dirigida a públicos hipermasivos, es capaz de crear una sincronización plena entre los flujos temporales de conciencia y los flujos massmediáticos audiovisuales, transformando con ello la cardinalidad y calendariedad del imaginario social contemporáneo. El plañidero reclamo ilustrado ante la actual cultura de masas, inmersa en las coordenadas de las sociedades de consumo, pretende instituir el momento de la reflexión y la convicción frente a un mundo de flujos orientado hacia la seducción, convirtiéndose en mera nostalgia ante un capitalismo libidinal cuyo epicentro no es sino el deseo. La figura del intelectual nacido en una época en que el sensorium estuvo marcado por un régimen cuya configuración básica fue la grafósfera como matriz mental, se encuentra ahora en una encrucijada compleja ante el nuevo mundo de la videósfera, nuevo modo de percibir, conocer y pensar. No olvidemos que el intelectual es la exaltación del individuo privile-

Perdigones

giado, aquel sujeto de las sociedades burguesas que por sus virtudes y conocimientos era capaz de iluminar a las masas. El intelectual es el autor, la auctoritas, el propietario y origen de un discurso. Tal figura es impensable en un mundo plebeyo y más igualitario. El homo aequalis instituido como usuario y consumidor no es compatible con la noción de intelectual. Así, tanto la nueva división del trabajo, como una cultura igualitaria y consumista ligada genéticamente al espectáculo, no admite ni necesita intelectuales. En el Chile actual, por cierto, la videósfera ha desplazado la figura del intelectual por los rostros rutilantes de las estrellas. En las producciones massmediáticas ya nadie se ocupa del autor sino del superstar. Incluso el libro, como difusor de ideas, entra en crisis, produciendo un doble efecto: se expanden los públicos para las nuevas ideas, pero la vigencia de éstas es cada vez más efímera. La nueva Ciudad Virtual es una sociedad más bien de “flujos” y no de “estructuras” estables: el intelectual clásico ha sido una construcción histórica que sucumbe ante el glamour digitalizado de las RSO (Redes Sociales On line) y los me-


ideas que, literalmente, caen del cielo. La televisión es una de las filosofías del sentido común contemporáneo. El gran sacerdote electrónico habla frente a su pueblo y ambos, sacerdote y pueblo, se influyen: la televisión escucha los deseos de su público y responde a ellos; el público descubre que sus deseos son bastante parecidos a los que le propone la televisión” (Sarlo, 1995: 113).

Los silencios de Caín Si hace un siglo, la figura de Caín se encarnó en el poeta que no encontró su lugar en las sociedades burguesas finiseculares, hoy en día el “expulsado del Paraíso” es el intelectual. Nuestra hipótesis apunta a un doble movimiento, por una parte, una transformación del régimen de significación en los albores del siglo XXI, esto es, una mutación simultánea de la dimensión económica cultural como de

Perdigones

Asistimos a la paradoja en la cual pareciera que los intelectuales han enmudecido, precisamente, en el momento histórico en que se multiplican las “buenas causas” que bien merecen una reflexión seria: degradación de la biosfera, empobrecimiento de los medios de comunicación social, extensión global de la violencia y pauperización acelerada de gran parte de la humanidad. Como afirma Subirats: “Definir este cambio histórico es una tarea compleja… Pero podemos for-

Álvaro Cuadra Rojas*

“Hoy, el sentido común se teje con

los modos de significación que excluye la figura histórica del intelectual. Pero, al mismo tiempo, el fenómeno posee un alcance político no menor: la extinción del pensamiento crítico. Así, entonces, el mentado “silencio de los intelectuales” remite tanto a una revolución cultural derivada de la convergencia tecnocientífica logística, y de telecomunicaciones que ha transformado los lenguajes de equivalencia de una cultura planetarizada, como a una hegemonía política de los flujos de capital devenido significantes digitalizados.

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Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

dios. La televisión instala un nuevo “sentido común”, pues como afirma Beatriz Sarlo (1995):


Álvaro Cuadra Rojas*

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mularlo provisionalmente a partir de

políticas y las élites de las grandes

tres constituyentes que definen la cri-

corporaciones y organizaciones mili-

sis civilizatoria de nuestro tiempo: pri-

tares mundiales a lo largo del 2003. Y

mero, la destrucción de la biosfera;

se ha hecho precisamente en los

segundo, la eliminación de las memo-

foros y las cumbres de las Naciones

rias culturales; por último, el nihilismo,

Unidas” (Subirats, 2006: 139).

el principio ético y epistemológico autodestructivo que alimenta nuestro presente histórico” (Subirats, 2006: 143).

Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers

Si el presente representa ya un descalabro planetario nunca antes visto, las previsiones para el futuro inmediato resultan apocalípticas: “La perspectiva sobre el futuro que arrojan estos cuadros sociales es simplemente aterradora. Presupone que una fracción creciente de la humanidad tiene que ser excluida del derecho a la supervivencia, ya sea en términos monetarios, sometiéndoles a políticas corruptas y economías de expolio, o bien bajo las restricciones, cada día más extremadas, al acceso social de los recursos naturales más elementales, como agua, tierra y aire no contaminados. El principio de esta exclusión ya ha sido formulado por las

Perdigones

Frente a esta verdadera distopía convertida por la híperindustria cultural en imágenes cotidianas, la figura del intelectual se encuentra sintomáticamente ausente. Tal parece que su ausencia es condición de posibilidad para que la pesadilla siga adelante, esto es lo que piensa nuestro autor cuando señala: “Este proceso de regresión cultural no podría tener lugar sin una condición preliminar: el silencio de los intelectuales bajo cualquiera de sus manifestaciones, ya sean artísticas o académicas, periodísticas o literarias” (Subirats, 2006: 165). Este silencio de los intelectuales no obedece, desde luego, a la voluntad del estamento académico o artístico. Se trata más bien de una mutación del régimen de significación que acompaña un proceso todavía mayor cual es la nueva configuración del capital a


Perdigones

Álvaro Cuadra Rojas*

del entertainment, reponiendo en cierto modo un debate de los años sesenta (Eco, 1995). Nos in“Lo que quiero denunciar es más bien teresa destacar, sin embargo, la primera afirmación en torno a una que este artista o intelectual ha sido “ficcionalización de lo real”. Efecaislado y trasformado, y en última instivamente, la hiperindustrializatancia eliminado a través de las nor- ción de la cultura logra una mas de la industria cultural y de la sincronización plena entre los flureconfiguración de la vida académica jos temporales de conciencia y bajo las categorías corporativas de los flujos digitales y mediáticos, produciendo una “ficcionalización departamentalización y profesionalide lo real”, modo oblicuo de afirdad” (Subirats, 2006: 166). mar que los medios de comunicación han alcanzado la capacidad La conclusión de Subirats es apa- para “fabricar” el presente histósionada y rotunda: “Bajo la pririco. Aquí conviene separar el macía absoluta de la tiempo histórico del tiempo ficcionalización de lo real informacional. En la exEn la y de la reducción de la periencia de una temexperiencia cultura a entertainment de una temporalidad poralidad histórica, la historica, se han eliminado las “serie fáctica” se nos la “serie fa ctica” voces y las tradiciones presenta como una se nos presenta intelectuales más lúcisecuencia de eventos como una secuencia das del siglo XX como que sigue el “ritmo de eventos si no fueran otra cosa natural” de la existenque sigue el que un deliro supercia humana. Por el “ritmo natural” fluo” (Subirats, 2006: contrario, en la expede la existencia 166). riencia de la “temporalihumana. dad informacional”, la Se advierte en nuestro pensa“serie fáctica” se nos presenta dor un cierto talante ilustrado que, como una secuencia de eventos al igual que Adorno, desconfía de que sigue el “ritmo de las redes las RSO, los medios masivos y informacionales”.

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escala global. Como denuncia Subirats:


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El ocaso de la crítica

birats, 2006: 167).

Cualquiera sea la envergadura de la pesadilla en que estemos inmersos, es innegable que ésta se nos ofrecerá como una virtualidad (HD) (High Definition). Nada de este virtuosismo tecnológico, empero, le resta urgencia y legitimidad al reclamo del filósofo: “La alegre banalización y la subsiguiente abdicación de las tradiciones críticas en las culturas de los cuatro continentes, la insolidaridad con las resistencias y protestas sociales en

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una arcaica impasibilidad social” (Su-

nombre de la superación de los sujetos históricos, y la celebración de la cultura como espectáculo han enmudecido a esa intelligentsia tachada frente a lo que hoy se exhibe obscenamente como sus últimas consecuencias: la trivialidad de la guerra como videojuego, la decons-

El ocaso de la figura del intelectual es un proceso histórico y cultural en curso, derivado de una acelerada hiperindustrialización de la cultura. No obstante, el reclamo de Subirats encuentra su asidero en algo todavía más profundo: no se trata del fin del pensamiento sino más bien del ocaso de un cierto pensamiento crítico. Así, un proceso histórico y cultural es, al mismo tiempo, un proceso político. La situación es inquietante pues, a fines del siglo XIX, la figura del poeta se desplazó hacia la del intelectual, lo que le garantizó cierta dignidad en las nuevas coordenadas económico-culturales. Recordemos que, finalmente, los poetas de fines del siglo XIX lograron instalarse en las nuevas coordenadas culturales, transformándose en intelectuales. Al respecto Rama señala:

trucción estadística de la democracia como performance, y una devasta-

“Pero había un modo obicuo por el

ción de ecosistemas, comunidades

cual los poetas habrían de entrar al

humanas y culturas de magnitudes

mercado, hasta devenir parte indis-

incontrolables bajo el espectáculo

pensable de su funcionamiento, sin

global de paraísos comodificados y

tener que negarse a sí mismos por en-

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ley de la oferta y la demanda, que es el instrumento de manejo del mercado, se aplicará también a ellos haciendo que en su mayoría devengan periodistas. En efecto, la generación modernista fue también la brillante generación de los periodistas, a veces llamados a la francesa “chroniqueurs” encargados de una gama intermedia entre la mera información y el artículo doctrinario o editorial, a saber: notas amenas, comentario de las actualidades, crónicas sociales, crítica de espectáculos teatrales y circenses, eventualmente comentario de libros, perfiles de personajes célebres o artistas, muchas descripciones de viaje de conformidad con la recién descubierta pasión por el vasto mundo. Cronistas específicamente fueron Gómez Carrillo y Vargas Vila, pero también lo fueron Gutiérrez Nájera y Julián del Casal, y, sobre todo, los dos mayores: Marti y Darío” (Rama, 1995: 160).

La situación en la actualidad es muy otra: el intelectual no encuen-

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En las actuales circunstancias, cualquier reivindicación de la tradición crítica supone la exclusión de los circuitos legitimados. Así como el poeta fue degradado hacia fines del siglo XIX a la condición de anarquista y peligroso; hoy, el pensamiento crítico, y con ello la figura del intelectual y académico, es degradado a la condición de lo marginal y lo excéntrico, cuando no, a

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lo harán en cuanto intelectuales. La

tra un locus al cual pudiera desplazarse. Las categorías de experto o consultor, así como la de académico requieren no sólo de una alta especialización sino que exigen las más de las veces una mirada pretendidamente “científica y objetiva”, esto es, despolitizada. Por lo demás, el campo laboral de los expertos y consultores está constituido por gobiernos, corporaciones u organismos multinacionales cuyos intereses están predeterminados. Por otra parte, el espacio en las universidades de toda América Latina no solo se ha profesionalizado sino que además se ha privatizado, al punto de convertir, muchas veces, los centros de estudios superiores en verdaderos “Think Thanks” de gobiernos y empresas transnacionales.

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tero. Si no ingresan en cuanto poetas,


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cómplice de la violencia y el terro- la estética del shock, deja fuera rismo. El académico intelectual de el pensamiento deliberativo-refletradición crítica carga con la marca xivo-crítico inherente al ejercicio de Caín y es, en el mejor de escritural y toda forma de los casos, un molesto diactividad intelectual. SeLa figura letante muy lejano de gundo: la caída del del intelectual aquella conciencia ha quedado atrapada muro como exteriorimoral de otrora. La zación de una crisis en un doble nueva conciencia mayúscula de los memovimiento que, como una telarana, moral está ahora instarrelatos de la mose expande talada en los influendernidad y de sus por el mundo cers de las RSO y en excesos, ha creado las entero. todos los medios hipercondiciones de posibilimasivos que transmiten en dad para un nuevo ethos, tiempo real la historia pasada, pre- sea que le llamemos postmodersente y futura de la humanidad. nidad, hipermodernidad o post comunismo.

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Espectáculo y Barbarie La figura del intelectual ha quedado atrapada en un doble movimiento que, como una telaraña, se expande por el mundo entero. Primero, el mismo desarrollo de la industria cultural que catapultó a los intelectuales hasta los años setenta, hoy los sepulta al desplazar su “lenguaje de equivalencia” desde la escritura a lo multimedial digitalizado en red. La hiperindustrialización de la cultura, forma contemporánea de los flujos simbólicos hipermasivos, hipermediales y anclados a

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El nuevo ethos entraña, qué duda cabe, serios riesgos políticos, pues tal como ha señalado Eagleton: “El pensamiento postmoderno del finde-la-historia no nos augura un futuro muy diferente del presente, una imagen a la que ve, extrañamente, como motivo de celebración. Pero hay en realidad un futuro posible entre otros, y su nombre es fascismo. La gran prueba del postmodernismo o, por lo que importa, de toda otra doctrina política, es cómo zafar de esto. Pero su


nidad disminuida a la función de es-

lismo moral, su escepticismo, pragma-

pectador y consumidor de su propia

tismo y localismo, su disgusto por las

destrucción” (Subirats, 2006: 163).

disciplinada, su falta de una teoría adecuada de la participación política: todo eso pesa fuertemente contra él” (Eagleton, 1998: 197).

Bastará tener en mente la llamada Global War contra el terrorismo, que supone un estado de guerra permanente, difusa y que compromete al planeta en su totalidad. Una guerra, por cierto, que supera el llamado “complejo militar industrial” de mediados del siglo XX e inaugura el “complejo militar mediático”. Lo mediático y lo militar son dos componentes fundamentales que nos traen a la mente el concepto de fascismo. Como escribe Subirats:

Desde otra perspectiva, este nuevo ethos cultural excluye la figura del intelectual como artífice de nuevas ideas. El nuevo estatuto del saber y la imaginación teórica se ha tornado “performativo” e interdisciplinario. (Lyotard, 1987). Hoy son los equipos de “expertos” los que generan “nuevas jugadas” en a pragmática del saber: “En un mundo como el que hemos descrito, la figura del “maestro” o “profesor” resulta problemática, cuando no agónica. Si los sistemas nemotécnicos de producción de retenciones terciarias, y con ello del imaginario contemporáneo, lograron abolir la figura del “intelectual” al estilo de Zolá, el nuevo estatuto del saber pone en crisis al

“Bajo esta doble constelación el

“profesor”: “...la deslegitimación y el

nuevo poder mediático y militar global

dominio de la performatividad son el

ha creado aquella misma condición

toque de agonía de la era del Profesor:

objetiva elemental bajo la que Walter

éste no es más competente que las

Benjamin o Pier Paolo Pasolini defi-

redes de memoria para transmitir el

nieron el fascismo moderno: el estado

saber establecido, y no es más com-

general de impotencia de una huma-

petente que los equipos interdiscipli-

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ideas de solidaridad y organización

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relativismo cultural y su convenciona-


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narios para imaginar nuevas jugadas o nuevos juegos” (Lyotard, 1987: 98).

Aclaremos que cuando afirmamos el ocaso de la figura histórica del intelectual, nos referimos a aquello que Walzer denomina “crítico social” cuando escribe: “Sin duda las sociedades no se critican a sí mismas: los críticos sociales son individuos, pero también son la mayor parte del tiempo, miembros que hablan en público a otros miembros que se incorporan al habla y

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cuyo discurso constituye una reflexión colectiva sobre las condiciones de la vida colectiva” (Walzer, 1993: 39).

La intelligentsia en redes La extinción de los intelectuales ha generado un vacío que es llenado a diario por las RSO y los medios digitales Son ellos los encargados, no solo de regular el registro y el tono de los grandes temas (trending topics), sino de proponer a su público hipermasivo el repertorio de temas que merecen nuestra atención. El lugar de la “convic-

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ción” que alguna vez ocupó el docto intelectual ha sido barrido del imaginario contemporáneo por el lugar de la “seducción” propio del comentarista o influencer. Si otrora fueron los “publicistas” y luego los “comentaristas” y “expertos”, los que se ocupaban de tópicos específicos: comentario político, económico, artístico, entre muchos, hoy, en una sociedad hipermediatizada, la voz del influencer adquiere relevancia por dos razones: primero, habita el mismo “sentido común” de sus followers, su relación es horizontal, creando una inmediatez psíquica y social con su público. El buen influencer no es ni más instruido ni más perspicaz que su público, es un igual: habla como la mayoría, piensa como la mayoría, actúa como la mayoría. Segundo, la mayoría de los seguidores de redes en una hipercultura de masas se aproxima, como hemos señalado, a una cierta cultura internacional popular, pero, dirigida precisamente por las grandes coordenadas del consumo mediático y suntuario. En este sentido, se trata de una masa cuyos estereotipos vienen desde el universo hipermediático de manera vertical y


El influencer se distingue del intelectual en cuanto se trata de un animal digital, espacio en que se legitima al emitir opinión. El influencer es el cúlmen del homo aequalis, no hay distancia respecto de su público hipermasivo. Esta nueva figura no apela a episteme alguno, su saber se instala en el sentido común que no reconoce límites. Su discurso plebeyo contornea el ima- Al comenzar este siglo XXI vemos ginario de los “enjambres digitales”, periclitar la figura centenaria del desde lo sentimental y melodramá- intelectual como exteriorización tico a la opinión política prode una mutación mucho más medio. Lejos de cualquier profunda. Asistimos al El influencer relación asimétrica, el inocaso de aquella “ciuse distingue fluencer encarna y exdad letrada” descrita del intelectual presa la Vox Populi, la por Ángel Rama en su en cuanto trata dimensión cotidiana y de un animal digital, obra homónima y al obvia de la existencia. advenimiento de la espacio en que En las antípodas del in“ciudad virtual”. Los se legitima telectual, el influencer ha- al emitir opinión. áulicos espacios de bita el mundo digital y nuestras bibliotecas van audiovisual de las redes; pacediendo poco a poco a las riente lejano del comediante, el bases de datos que se multiplican orador y el clown. en la red, el “dataismo”. Byung Chul Han (2020) ha llegado a conCon todo, cuando algún intelectual cebir lo que él llama “giro daentra al mundo on line, lo hace al taísta”.

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precio de travestirse en un showman, sea como comentarista o influencer. Es más, la figura del intelectual es caricaturizada por los clichés de la farándula: un personaje excéntrico, gris, opaco y denso que habla un lenguaje incomprensible. El pensamiento y el saber solo son valorados en cuanto productivos y utilitarios, basta revisar las expectativas educacionales de los padres en relación a sus retoños. El conocimiento vale solo en tanto dato.

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no desde las profundidades antropológicas y folklóricas de la cultura popular clásica. La hipercultura de masas es más plebeya que popular.


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“Hoy se está produciendo de forma silenciosa un nuevo cambio de paradigma.

El

giro

antropológico

copernicano, que había elevado al hombre a productor autónomo del saber, es reemplazado por un giro dataísta. El hombre debe regirse por datos. Abdica como productor de saber y entrega su soberanía a los datos. El dataísmo pone fin al idealismo y al humanismo de la Ilustración. El hombre ha dejado de ser sujeto cognoscente soberano, autor del saber. Ahora el saber es producido

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maquinalmente” (Han, 2020: 60).

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Es ya un lugar común denunciar cómo las seductoras redes digitales y sus derivados van desplazando a los libros y a la lectura. El siglo XXI es el siglo del bullicio, vivimos la saturación de imágenes y sonidos, nuestras metrópolis están inundadas de mercancías, ruido, luces y pancartas digitales. Pero, paradojalmente, éste es el tiempo en que las ideas radicalmente nuevas y creativas se han tornado más escasas que nunca. En ese sentido, este es también un tiempo de censuras y silencios, el tiempo de la medianoche en la historia contemporánea.


El mundo entero entra en un “estado de excepción” y no se trata, como pudiera pensarse, de una cuestión meramente político-jurídica. Como ya escribiera Walter Benjamin: “La tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de excepción’ en el que vivimos es la regla” (Benjamin, 2008: 43). La pandemia actual marca un tiempo de oscuridad, es el momento en que la muerte se enseñorea por aldeas y metrópolis, es la medianoche de la historia humana.1 Como uno de los jinetes del apocalipsis, la peste pisotea toda vana ilusión del Fausto moderno. En América Latina, la “tradición de los oprimidos” adquiere el tinte de 1

No seamos ingenuos, nuestro asombro no nace de la conjunción entre “progreso” y “miseria”. No olvidemos que ha sido, precisamente, la promesa moderna de “progreso” la que ha hecho posible aquella miseria extrema, la “barbarie” del fascismo. Una “barbarie”, por cierto, que no tiene nada de anacrónico o extemporáneo; muy por el contrario, ha sido una experiencia muy contemporánea para los oprimidos, hasta el actual gobierno de Bolsonaro. En el caso de Chile, llama la atención cómo la dictadura de Augusto Pinochet cristalizó sus ideales en la llamada “Constitución de 1980”, una figura político-jurídica que ins-

Las grandes ciudades de todo el mundo hoy aparecen vacias. La presencia humana ha sido abolida. Como los espacios de Paris fotografiados por Atget, precursor del surrealismo, las ciudades parecen celebrar la ausencia y el silencio, “la ciudad esta desamueblada” dira Benjamin. Paisajes desiertos expurgados de la contaminacion y de toda ingenuidad.

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“Soberano es el que decreta el estado de excepción” (Carl Schmitt. Politische Theologie. Leipzig, 1934) (Schmitt, 2009)

la pobreza y la exclusión más que centenaria, todo en nombre del “progreso” La peste ha desnudado todo engaño, por ejemplo, ya no más la “Cidade de Deus” sino la triste “favela”, el lugar donde el coronavirus ha puesto en primer plano la miseria y la muerte en Río de Janeiro.

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Medianoche en la historia


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tala de suyo un “estado de excepción” que se ha prolongado ya por cuatro décadas. La dictadura chilena, mediante la proclamación de una nueva Constitución, suspende todo el orden anterior y lo hace mediante la violencia. La suspensión del derecho depende siempre de la voluntad de los poderosos y esa voluntad se expresa como violencia. Es la violencia la que ha creado el derecho y es ella la que lo ha mantenido hasta el presente. El “estado de excepción” creado por Augusto Pinochet, erige al dictador en soberano. Por tanto, cuando el “estallido social” del 18/0 pone fin al “oasis” latinoamericano y reclama una nueva Constitución para Chile, lo que en verdad se reclama es la posibilidad de devolver la soberanía al pueblo. Cuando Walter Benjamin escribe que para los oprimidos el “estado de excepción” es la regla, se está

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afirmando de manera categórica que ni la democracia liberal ni el melifluo discurso de los derechos humanos ni todo el “progreso” económico que reclama para sí la globalización neoliberal pueden ocultar el hecho fundamental de que tales presuntos logros se han hecho sobre las espaldas de los menesterosos y desde una visión eurocéntrica y racista2. En suma, la riqueza de unos pocos produce, ineluctablemente, la miseria de los muchos. En esta historia a medianoche, los nuevos sujetos sociales –aquel híbrido que podemos reconocer como la conjunción de un Usuario y un Consumidor– se aglomeran como verdaderos “Enjambres Digitales” (Han, 2014) en las Redes Sociales On line, mientras las pantallas del mundo muestran cadáveres diseminados en las calles de muchas ciudades del mundo con la asepsia de un laboratorio de criminalística UHD (Ultra High Definition) y aumentan las “medidas de

El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha condenado con firmeza lo que denomino “declaraciones racistas” de dos científicos franceses que en días pasados propusieron que Africa fuera “terreno de prueba” de vacunas contra el coronavirus (Diario El País. España 06 de abril 2020).

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En esta oscura medianoche de nuestra historia, la destrucción y la muerte se han convertido en un macabro espectáculo: un mundo en “estado de excepción” donde toda norma ha sido suspendida, mas no para el “carnaval” sino para el sometimiento a la decisión del soberano.

La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó hoy su temor a que algunas medidas de emergencia tomadas para hacer frente al COVID-19 sean usadas como justificación para introducir “cambios represivos” que se prolonguen incluso cuando termine la pandemia (El País, 09 de abril de 2020).

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En esta oscura medianoche de nuestra historia, la figura del intelectual está casi extinta, expurgado de universidades y casas editoriales, expulsado de cualquier paraíso, deambula como un indigente Caín. En estos tiempos de peste, es un desempleado más en las grandes ciudades. Aquella que fuera reclamada como la con-

ciencia crítica de la sociedad, camina hoy adormecida detrás de una profiláctica mascarilla.

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emergencia” ejecutadas por los ejércitos de todos los países3.


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BIBLIOGRAFÍA • • • • • • •

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* Álvaro Cuadra Rojas. (Santiago, 1956). Pensador, ensayista y académico. Licenciado y Magíster en Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctor de la Sobornne, París, Francia. Catedrático en comunicación social y Director Académico del Programa de Doctorado en Educación y Cultura en América Latina de la Escuela Latinoamericana de Estudios de Posgrado y Políticas Públicas (ELAP) de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales (ARCIS). La obra del doctor Cuadra se abre a la imaginación teórica en busca de miradas inéditas a las transformaciones en América Latina derivadas de los fenómenos de híper industrialización de la cultura y la expansión de las sociedades de consumo. Sus aportes se han visto plasmados en tres ensayos: De la Cudad Letrada a la Ciudad Virtual (2003), Paisajes Virtuales (2005), Hiperindustria Cultural (2008). Asimismo, ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas en diversas latitudes. El profesor Cuadra es reconocido y respetado como una voz autorizada en el dominio de temas de cultura y las comunicaciones a través de sus columnas de opinión en medios nacionales y latinoamericanos.

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Línea recta


Eliécer Cárdenas, el narrador sin tregua Carlos Vascónez ................................................................................................................193 Jorge Velasco Mackenzie: «Creo que el hecho de la inmediatez, de leer sólo lo que nos gusta, lastima» Roberto Bayot Cevallos ..............................................................................................198 Presentación de La revista, edición No. 11 José Villamarín Carrascal ..................................................................................................220 Vicente Huidrobo o la Geometría de la lluvia Walter Jimbo ................................................................................................................................228 El día que fuimos Oswaldo Paz y Miño...........................................................................................................232


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—Hola Eliécer. Respondió mi saludo con su cortesía habitual. Solo las personas así de corteses entienden que la dicha del prójimo se agranda con la dicha propia. Su sonrisa estaba en esos ojos. Me pregunté que le alegraba de tal manera. Sin preámbulo, satisfizo mis dudas: —He salido en busca de lo que pensé que ya no había.

Eliécer Cárdenas, el narrador sin tregua

La tarde estaba tibia. Era Cuenca y era un día normal. Amenazaba que llovería y que de pronto el sol nos obligaría a anhelar un buen vaso de agua de (¿dónde más?) la llave. Yo cruzaba la ciudad sin ninguna prisa y descubrí que había alguien que lo hacía incluso menos apurado que yo. A esas velocidades, la gente se reconoce, se nota que hay una sombra que marcha a un ritmo diferente de las otras, quizá sea algo parecido a un sentimiento identitario o, quizá, de conmiseración con el otro porque lo entiende de antemano. No me

costó trabajo descubrir que su silueta me era familiar. A él tampoco le costó mayor esfuerzo. Me saludó de lejos con la mano en alto. De a poco fue bajando el brazo y aligerando el paso hasta extender su mano en dirección a la mía. Tenía una mirada risueña, de deber cumplido. He visto esos ojos en otras personas, pensé, sobre todo cuando acaban de leer un “monumento”, él Ulises, En busca del tiempo perdido, Guerra y paz. Algo así.

Carlos Vásconez*

Eliécer Cárdenas, el narrador sin tregua


Carlos Vásconez* Eliécer Cárdenas, el narrador sin tregua

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Como todo escritor que se precie, pensé. ¿Qué sería aquello? ¿La paz del mundo, la equidad social, mi habilidad para bailar? Continuó al distinguir mi duda: —¡Cintas! —exclamó exultante y extrajo del bolsillo de su saco una funda con tres cintas de máquina de escribir. Era como ver a un mago que extrae de la nada de su chistera algo similar al futuro. Yo tampoco lo creía. No sabía que algo así de evidente podía estar en peligro de extinción. Evidente para mí y los de mi generación, por supuesto. Yo aprendí a tipear en máquina de escribir, pero hará veinte años que no usaba una. Lo ví a él de soslayo, con su felicidad inquebrantable, y me despedí para no interrumpir su dicha, es decir, lo que estaba a punto de crear, lo que venía creando desde el momento en que encontró aquellas cintas y ya visualizaba lo que escribiría merced a ese prodigio. Lo felicité, anticipándome al libro que un día yo leería y que tenía comprimido en esa bolsita de plástico. Lo suyo era el gozo del instante previo, era la satisfacción del plan

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que empezaba a dar resultados en su cabeza, en sus manos, en su ser, aunque este estuviera todavía en sus vísperas. Al doblar la esquina, al saber que de ninguna manera podría verme, mascullé un “gracias”, del mismo modo que lo dije en clave de suspiros cuando leía Polvo y ceniza, El viaje de Padre Trinidad, Diario de un idolatra o Relatos del día libre. En resumen, en su entusiasmo cabía yo, porque cabían las sorpresas y las piruetas que ahora podía explicarse de la búsqueda y el hallazgo de una herramienta para obrar milagros. Hoy, 26 de septiembre de 2021, la palabra exacta es consternación. Cuando muere un escritor nos queda la impresión de que un temblor ha desolado los territorios que retrató, que inventó o en los que desarrolló una reingeniería meditada y exhaustiva. Y ni se diga lo que les sucede a sus personajes. Con él se marchan todas esas voces y esa manera de ver el mundo que al leer fue la nuestra. Esa es la primera impresión. Con el tiempo sabemos que esas voces han adquirido ya un eco en


Como en la trama de uno de sus cuentos más destacados, una pareja no sabe como llenar las expectativas del otro y se subsume a los deseos ajenos, lo que en la ficción trae consecuencias negativas

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No entendía a los que no gustaban del fútbol, pero tampoco -mucho menos- a quienes devolvían los libros prestados. En una velada pintoresca e inolvidable me confesó: “Mi aspecto se lo debo a Mark Twain. Y, como Mark Twain, solo respeto a quienes cambian de opinión”. Al cabo me dijo que el mundillo del fútbol era una basura confirmada y que tenía cuarenta y ocho horas para devolverle sus libros.

Carlos Vásconez*

en la realidad es una de las formas de la dignidad y el valor. Eliécer Cárdenas Espinosa se caracterizó por ser un impulsor constante de las voces novísimas y de alentarlas para que no desfallezcan en esta tarea de sentir empatía y de crear aire, que es lo que hace todo afianzado o potencial escriba. Él presentó, a mis veinticinco años, mi primera novela, El violín de Ingres. Sus palabras generosas me conmovieron. Y para él yo siempre fui ese autor, el de esa novela que lo sorprendió. Como para muchos de nosotros él sigue siendo el autor de Polvo y ceniza, esa gran novela que nos sorprendió. Un mozalbete romántico y talentoso que ha empezado a devorarse el mundo.

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todos los orificios nuestros que son los que se han llenado gracias a la practica lectora. Cuando nos aferramos a un libro, esas hendiduras que todos tenemos y que son las que nos causan escalofríos, depresiones e impotencia se ven cubiertas por el conglomerado de las palabras precisas, de los caracteres adecuados, de la pleitesía estética. La partida de Eliécer Cárdenas me deja adivinar un porvenir lleno de él, de sus historias narradas con entusiasmo, a veces con vértigo, con su amor por la escritura y con la humildad de quien sabe que solo lo es quien no intenta serlo. El trabajo de este autor era resuelto, o más bien desenvuelto. Diría que no era de los que corregían, igual que Faulkner, se dejaba conducir por el viento. Quien escribe así, y ahora traigo a colación a Shakespeare, quien definitivamente no corregía, reparte su corazón a sus personajes, les da su aliento.


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Su condición fue la del narrador puro. Lograba concretar una imagen del momento con palabras y a través de los ojos del héroe de sus historias. T. S. Eliot llamaba a esto “correlato objetivo”, cosa que Cárdenas conocía y manejaba a la perfección. Sus obras se dejan conducir por su capacidad lingüística y ésta es la columna vertebral que les da sentido y atemporalidad. No siempre escribía los sentimientos de sus personajes, pero esto distaba mucho de ser una debilidad. En lugar de eso, pintó una serie de imágenes que nos ayudan a sentir esas emociones. Así logra fusionar lo que Lukacs debatió (o dividió) entre “¿narrar o describir?”, lo que en el caso de nuestro autor es una señal de brillantez y profundidad: a veces sus novelas y cuentos nos dejan la impronta de que existe una distancia grande entre la historia narrada y su centro, pero nunca dejamos de sentir de forma constante la presencia del centro, eso que nos atrae gravitatoriamente. Escribía sin aspavientos, sin rodeos y cuidadoso hasta el punto de saltarse, sin proponérselo sino porque la piel le era lenguaje, todo ripio, no sentía la urgencia del remiendo en

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vista de que, insisto, no sentía la agonia perpetua de la corrección. Quiero decir que escribía sin remilgos lingüísticos historias para (sí) ser leidas antes que criticadas. Tenía la potencia escritural para hablar de los libros leidos como un todo mágico que genera otros libros. “¿Leyó Nieve de Pamuk?, ¿leyó los cuentos de Alice Munro?, ¿leyó Patria de Aramburu?, ¿no me diga que no ha leido El secuestro de Perec?” Frases que oí con los años y que no cambiaban de tono. Gracias a él lo comprendí: ¡Solo una persona desprendida comparte sus sueños! De sus obras destacó además la “saga” de novelas breves de sus últimos años. Entre ellas Tres gaviotas en la piel, Las antiguas mañanas, El héroe del brazo inerte. Son una muestra de su novelística y del alto rango de creatividad que lo signaba. Historias en apariencia disimiles y que uno no tardaba en descubrir como fragmentos de una misma anécdota que Cárdenas sentía que sus manos y su voz debían contar, porque hay cosas que hay que desenredar de los dedos y la


Se ha hablado mucho pero todavía no se dice nada sobre la textura literaria de Eliécer Cárdenas. Y solo se la entenderá cuando se comprenda que estamos ante un escritor con todas las letras que antes que nada ha sido un ser humano gentil. Es que él sabía, como Henry James, que hay solo tres cosas que importan en la vida: ser amable, ser amable y, por si acaso, ser amable. Su amabilidad no era una pose, era el tatuaje que llevaba impregnado en todo su cuerpo y sus alrededores y que tan solo la inconformidad de un mundo equívoco nos lo graba en el ser.

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A mí se me ocurre que ha sido raptado, como lo fue Stevenson, para que les cuente historias a alguien más. En uno de sus afamados artículos de opinión (que un buen día se compendiarán como la crónica de una sociedad en constante alteración e intento de mejoría, en la que él sonaba), Eliécer Cárdenas propone una conversación entre un mochilero, autoestopista soñador y siempre sonriente, y una verdulera al pie de la calle. Su diálogo, de tintes mesiánicos, termina con la posibilidad de que grupos insurgentes de la zona lo capturen. —Si alguien me rapta, no será porque quiera borrarme sino porque me necesite a su lado. No soy quien para contradecir sus deseos. Carlos Vásconez

Carlos Vásconez*

Su partida este 26 de septiembre dimensiona su obra y es seguro que a partir de ahora se la colocará, junto a sus méritos humanos, entre lo más destacado de nuestra literatura.

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Eliecer Cárdenas, el narrador sin tregua

boca, como el amor. Tenían el ADN de nuestras conversaciones: una continuación de la anterior solo que en lugares distintos y enmarcadas por diferentes circunstancias; eso sí, planteadas con respeto, una elevada dosis de buen humor, sensibilidad de quien trae a la flor de la ceniza, empatía (loógica, para habitar su época y descubrirla ante los otros humanos perplejos) y una inteligencia destacadísima para saber a quee árbol arrimarse.


Roberto Bayot Cevallos

Jorge Velasco Mackenzie: «Creo que el hecho de la inmediatez, de leer sólo lo que nos gusta, lastima»

Jorge Velasco Mackenzie: «Creo que el hecho de la inmediatez, de leer sólo lo que nos gusta, lastima»

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El escritor ecuatoriano que acaba de cumplir 70 años en enero, recuerda varios hitos de su obra, mayormente situada en la ciudad que nació y en la que, salvo breves períodos, siempre ha vivido. Tiene listo un nuevo libro de relatos y al menos una novela, que se sumarán a su prolífica producción narrativa. El escritor delante de la Columna de los próceres en el Parque Centenario de Guayaquil, punto de encuentro y de tránsito de miles de personas cada día. Fotografía de Eduardo Bayot Cevallos.

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Una alfombra acebrada se desliza encima de Guayaquil, mientras su rumor apenas se percibe en una lucha de aceleraciones que agitan el aterrizaje de unas briznas. Arriba, la descomunal mancha mitiga el sol en retirada, que cada tanto se le cuela provocando un fenómeno doméstico tan efímero como contundente: mientras una esquina yace empapada, la contigua está seca. Puede ser que, en efecto, toda esa contención de materia se traduzca en una tempestad que confabulada con el río y sus ramificaciones anegue lo que encuentre a su paso. Peor aún, que esa cadena de nubes ha llegado para instalarse por el resto de los días y oscurecerlo todo en cuestión de minutos. Esos son algunos de los probables desenlaces para esta tarde de mediados de febrero, cuando, coincidentemente, Jorge Velasco Mackenzie (1949) camina por el Parque Cen-


En el parque más grande del centro se reúnen tantos oficios demandados, como necesidades cubiertas por la supervivencia urbana. De repente, a la par del escritor y el resto de transeúntes, como si brotasen de entre las espesas copas de almendros, samanes, ceibos y acacias, irrumpen una serie de siluetas, a las que al poco rato se empieza a identificar por sus implementos, sus gestos o su voceo: tinterillos, masajistas, lustrabotas, pastores evangélicos, comediantes, trabajadoras sexuales, fotógrafos, malabaristas, vendedores de agua, lagarteros son algunos de los asiduos a este lugar, dependiendo de la hora y el sector. Un microscópico muestrario del lado B de la ciudad portuaria, que colinda con el aséptico enclave comercial y turístico. Y ahí también está Afrodita, orgullosamente desnuda trasladando la cosecha y una hoz hace casi un siglo, mientras que Hermes, Posei-

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Aquí sus personajes han soñado ser otros, han conocido la amistad y sus quiebres, han sufrido las peores alucinaciones, han encontrado el amor y el placer, han visto caerse el mundo y volver a erigirse. Y hasta han pergeñado futuros posibles, como el narrador del cuento «La mejor edad para morir» (firmado en 1999, pero publicado en 2006), quien fantasea suspicazmente, desde su residencia en Nueva York, cómo sería una red subterránea de metro en este punto del mundo donde es técnicamente imposible. Pronto, la en-

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dón y Gea completan la estatuaria de deidades griegas que, en consonancia con la Columna de los próceres, transcriben una añeja grandilocuencia. De alguna forma, este parque y sus alrededores simbolizan tanto para la historia de la ciudad como para la obra narrativa de Velasco Mackenzie, siendo escenario frecuente de sus ficciones por más de cuatro décadas, con personajes a los que, a veces, les gusta imaginarla distinta cuando deambulan por sus calles, que juguetean cambiándole el clima, el paisaje y hasta la ubicación de los monumentos.

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tenario, y, a la par, el mundo de imágenes en su novela Río de sombras (2003), sobre el destino de esta ciudad, rodeada por agua, sugiere una sutil coincidencia con la realidad.


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soñación de aquel personaje, se materializará en modo futurista: en un año funcionará una red de transporte aerosuspendido a pocos pasos. Y es que, a lo largo de su trayectoria hasta sus narraciones situadas en las Islas Galápagos, la Amazonia, Quito, Nueva York, Madrid, Roma, París o Barcelona no dejan de evocar su ciudad natal, así sea por una sensación, por un mínimo atisbo de melancolía a la que remiten.

rante 33 años fue docente de literatura en la Universidad de Babahoyo, a dos horas de Guayaquil, a la que viajaba casi a diario para no dejar del todo su ciudad. Paralelamente dirigió talleres de narrativa en organismos culturales y librerías. Fue curador del Museo Antropológico de Arte Contemporáneo (MAAC), jurado en numerosos certámenes de Artes plásticas y colaborador frecuente en diarios y revistas.

En 1977 fue uno de los fundadores del colectivo Sicoseo, una agrupación de poetas y narradores que quería devolverle a la literatura el habla local y las temáticas populares renovando lo hecho por el Grupo Guayaquil y alejándose de la vanguardia Tzántzica de décadas atrás, etapa ficcionada en torno a la bohemia del antiguo café Montreal en Tatuaje de náufragos (2008). Gracias a una beca y sin la censura franquista, fue testigo del destape español en el Madrid de finales de los setenta: «Esa Gran vía era terrible», reconoce. Producto de esa estancia volvió a Latinoamérica con El rincón de los justos (1983) bajo el brazo, el libro con el que más se lo identifica. Du-

Hace una década anunció varias veces que dejaría de escribir sobre el puerto ecuatoriano, lo que no ha podido cumplir. Apenas jubilado, decidió irse a vivir a una casa en la playa y volvió a los pocos meses. Por esa época fue internado en una clínica de rehabilitación por una adicción al alcohol mantenida por años, experiencia de la que surgió La casa del fabulante (2014), una novela autobiográfica en la que confronta los fantasmas del confinamiento que debió soportar. De un tiempo a esta parte, han fallecido varios de los escritores con los que compartió generación o amistad, en distintas épocas, como Fernando Artieda, Carlos Calderón Chico,

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Tengo entendido que hasta los 18 años fue beisbolista, después inició sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes. ¿De qué forma se produce su llegada a literatura? Es curioso, ¿no? Después de hacer esa búsqueda cuando me dedicaba a practicar béisbol, también lo consideraba como una búsqueda. Y luego mi paso por la pintura, que creo fue decisivo porque gracias a las artes visuales logré situarme como autor, ubiqué mis prácticas significantes en la literatura, es como ha sucedido

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hasta ahora que han pasado cerca de 40 años y muchos libros. En algunas entrevistas me han preguntado cómo he podido escribir tanto y yo les digo: «Me admiro porque en un país que no presta facilidades, que haya un escritor que de manera muy terca y obsesiva publique 24 libros, es bastante, casi desafiante». Entonces, tengo un par de libros inéditos, serían 26 libros. Mi vocación considero que ha sido inquebrantable. En circunstancias buenas y malas, todo lo que es el universo de un escritor: las angustias, las felicidades y los sinsabores que viven los escritores cuando son auténticos. Ese sería el paso desde la pintura que me entregó cierta capacidad para dibujar, para diseñar, para adentrarme en espacios que a veces son inventados, a veces soñados, a veces vividos. De todo, sobre eso no tengo distingo, a mí me importa que eso no lo haya leído, que lo haya inventado, que sea parte de una pesadilla. A mí me produce lo que me gusta y lo que me interesa y creo que mi obligación es el texto escrito, el tejido, lo que queda de esa experiencia soñada o inventada, todo lo que demanda la creación de un libro.

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Miguel Donoso Pareja o Fernando Nieto Cadena. Hace pocas semanas, asegura, acaba de volver de Francia, un viaje que venía posponiendo, por sus vicisitudes personales, desde su jubilación. En tanto, mientras el escritor rememora una anécdota junto a la Columna de los próceres, una trizadura titila delante de lo que ya es una sombra espesa que apenas se sostiene sobre el centro, lo que apresura la sesión fotográfica. Minutos antes mantuvimos una entrevista con él, dándonos noticias sobre lo que mejor hace: escribir.


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¿Podría mencionar de manera general cuáles han sido esas vicisitudes que ha tenido a lo largo de su trayectoria como escritor? En primer lugar la falta de apoyo. Pese a que alguien me dijo que yo diga eso es un poco mezquino, porque he sido un escritor que he tenido beneficios. Pude viajar a Europa muy joven con una espléndida beca, que me permitió recorrerla en los ochenta y ver cosas que ahora para cualquier otro escritor sería dificultoso, sobre todo por lo que demandaría económicamente

Usted empezó con estudios de pintura, la que está muy presente en sus libros con menciones al arte universal, con algunos personajes que son pintores. ¿Cómo se produjo este cruce de formatos en su juventud? En las prácticas significantes de la escritura mis mejores amigos no eran escritores, eran básicamente pintores. Hay un cuento que quiero mucho y que transcurre en Barcelona (Gótico), el cual es un homenaje a un amigo pintor Juan Villafuerte, fallecido allá por un cáncer muy cruel, en esa época

Los libros del autor Algunas de las últimas ediciones de libros del autor ecuatoriano.Velasco Mackenzie ha escrito las novelas El rincón de los justos (1983), Tambores para una canción perdida (1986), El ladrón de levita (1990), En nombre de un amor imaginario (1996), Río de sombras (2003), Tatuaje de náufragos (2009), Hallado en la gruta (2012), La casa del fabulante (2014); los volúmenes de cuento De vuelta al paraíso (1975), Como gato en tempestad (1977), Raymundo y la creación del mundo (1979), Músicos y amaneceres (1986), Palabra del maromero (1986), Clown y otros cuentos (1988), Desde una oscura vigilia (1992), No tanto como todos los cuentos (2004), La mejor edad para morir (2006) y forma parte de numerosas antologías del género en Ecuador; en poesía Colectivo (1981) y Algunos tambores que suenan así (1981); de ensayo Lecturas tatuadas (2009) y las obras de teatro En esta casa de enfermos (1983) y Tatuaje para el alma (inédita), entre otros.

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Ahora estamos realizando esta entrevista frente al parque Centenario, donde transcurre totalmente mi última novela Así escribe el silencio (inédita), nunca sale de ahí, todas las acciones, los personajes, todo transcurre

El escritor muestra una de las estatuas, al interior del Parque Centenario, sobre las que escribió en uno de sus libros situados en Guayaquil. Fotografía de Eduardo Bayot Cevallos.

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Me gustaba ir a Barcelona, no se olvide que soy costeño, entonces vivía en Madrid porque tenía que cumplir mi beca ahí pero es como que viviera en Quito y viajara a Playas, Madrid y Barcelona, por lo menos la segunda tiene puerto y eso es bastante.

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ahí. Es como que los personajes están encerrados, claro porque este parque era un parque abierto, a mí no me gustan los parques cerrados, enrejado. Cuando lo enrejaron me sentí muy triste, yo lo frecuentaba y todavía lo frecuento, porque todos los días paso un ratito por ahí y digo: «los parques más hermosos que he conocido en el mundo son parques abiertos e inmensos, como el Central Park u otros más pequeños. No tienen ese horrible enrejado que tiene mi parque, nuestro parque Centenario, el más emblemático de Guayaquil». Esta novela me demandó más nostalgia de la que ya tengo, porque dentro de pocos años el parque ya no será Centenario sino Bicentenario, hasta suena feo, como que no encaja. Quiero que ese libro aparezca antes que sea Bicentenario.

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vivía en España y estuve cerca de su enfermedad. Siempre ha habido interés por dibujar, incluso en mis novelas hay un dibujo insistente, que la gente llama descripciones. A Cortázar no le gustaban las descripciones, él decía que los conflictos son interiores, no exteriores. He tenido la vocación y la insistencia de poder dibujar mi ciudad, las calles y sus personajes, porque el dibujo no es solamente lineal es verbal, que es lo que he intentado hasta ahora.


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«La sombra crece y yo estoy corriendo alrededor del parque; parece que estuviera montado en un carrusel que devuelve escenas de mi vida: allí estoy, todavía niño, caído y con una rodilla sangrante; acá, discutiendo a gritos con mi mujer; más allá, nadando en el mar, después llorando frente a un catafalco. Me detengo cuando escucho una canción y busco de dónde viene la voz: cerca de la estatua de un prócer; una mujer tocada con un bonete, canta para nadie. Oyéndola vuelvo a pensar en la ciudad, en los días calurosos del invierno, la gente atropellándose en las aceras; la ciudad, como un inmenso corazón que palpita en un pecho abierto, con ríos como arterias gigantes que desembocan en una sola, ancha y sangrante. La mujer cesa de cantar cuando me detengo frente a ella y aplaudo, después desaparece, como si hubiera sido atrapada por aquella manta que avanza en el cielo». Fragmento del cuento «Desde una oscura vigilia» (1977).

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¿En qué época se produjo esa beca y cuánto tiempo estuvo viviendo en Europa? Dos años, entre 1979 y 1981, en Madrid. Estaba dedicado a escribir El rincón de los justos. La beca era la del Círculo de lectores, era una editorial muy poderosa. No sé si todavía existe. Tenían mucho dinero, no era el único becado latinoamericano, también la obtuvo el peruano Alfredo Bryce Echenique y creo que el chileno Antonio Skármeta. Esa gente tenía mucho dinero y lo invertía editando y auspiciando escritura. Lo más curioso es que no llegaron a publicar el libro, una vez que terminé la novela me fui a México y ahí se publicó la primera edición de El rincón de los justos con la editorial Joaquín Mortiz. A mí me ayudó mucho Miguel Donoso Pareja, quien vivía allá, él propuso el libro para la editorial, se interesaron y lo publicaron. Imagínese, publicar a un escritor desconocido en México y en Latinoamérica. Luego aquí se han hecho 10 ediciones de ese libro y la gente que sabe calcula que han vendido al menos 100 mil ejemplares, desde que apareció en 1983. Hubo hasta algunas edi-


Durante la década del setenta usted publicó los libros de cuentos De vuelta al paraíso (1975), Como gato en tempestad (1977) y Raymundo y la creación del mundo (1979). Hasta hoy sigue escribiendo y publicando cuentos. ¿Qué le atrae de ese género que lo ha practicado durante toda su carrera? Y lo sigo practicando. Me interesa mucho el cuento por la brevedad, porque para mí es el género de géneros. En el cuento uno no se puede equivocar. Lo que dice Borges es verdad: El cuento es el vuelo de una flecha que está destinada a dar en el blanco, si no da en el blanco se jodió. El otro día leía un libro aparentemente apócrifo de Borges y decía que el soneto es la forma literaria más cercana al cuento, porque en el soneto uno no se puede equivocar y en el cuento tampoco. Me quedé sorprendido. En el soneto un

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Tengo un nuevo libro de cuentos en que tres o cuatro transcurren en Nueva York. Se llama Centauro negro y otros intentos de fuga, transcurre dos días después del atentado de las torres gemelas, a mí me tocó ir dos días después y vi la zona cero, el hueco que dejó el derrumbe de las torres, eso era realmente impresionante. Rememoré eso por un caballo que era montado por un policía y vi al policía que era negro y estaba sobre un caballo herido. En ese libro hay un cuento que es narrado por un puente pequeño, sobre una laguna en un parque. Se llama «El puente» precisamente.

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verso cojo o una línea daña todo el ritmo y en el cuento un personaje mal diseñado o un bloque de sentido no tan sugestivo también daña el sentido del cuento, lo convierte en un fracaso. Hay cuentos malísimos y hay otros magníficos de una línea, como en Las mil y una noches, ahí están los cuentos más breves y exactos. Ahí hay un cuento donde habla la espada del verdugo, no habla la víctima ni habla el verdugo, habla la espada que va a ser utilizada para cortar esa cabeza.

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ciones piratas. Apareció en México, en Editorial El Conejo, en la colección Antares de Editorial Libresa y en las ediciones del Municipio de Guayaquil con grandes tirajes.


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«Me fui saltando las escaleras de El Palacio, tantas escaleras bajé que fui a dar directo a la boca del metro, donde seguí descendiendo; yo era un pasajero más dentro de ese gusano ruidoso que diariamente se comía la pulpa de la Gran Manzana. Mientras viajaba sin rumbo agarrado de las grasientas manijas de cuero, iba imaginando un metro en Guayaquil, los trenes sucios de lodo, anegados por el agua del río, la parada central bajo el parque Centenario, con bocas de salida en el Palacio de Justicia y en la Casa de la Cultura, desde allí partían otras correspondencias hacia La Planchada, abajo del cerro, o a la Universidad, cerca del Estero Salado, donde se sumergía en esas aguas contaminadas para cruzar a la estación del manglar, al sur de la ciudad, en el Guasmo centro, o, un poco hacia el oeste rumbo al barrio de los negritos y tírate al agua. Para el este inventé una ruta sobre el puente que llegaba a la isla Santay. Sonreí sacudiéndome en ese sueño despierto hasta que llegué a la parada final en la Gran Central (…)». Fragmento del cuento «La mejor edad para morir» (2006).

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¿También hay relatos situados en Guayaquil? Sí, algunos. Hay uno que transcurre en la calle Salinas, con reminiscencias bíblicas. Creo que quedó bien ese libro. Ahora tengo una novela (inédita) que la quiero mucho, que para mi significó un desafío: la escribí en un centro de recuperación en 45 días. Yo tardo mucho en escribir una novela, pero esa la escribí en exactamente 45 días que estuve en ese lugar. Y la terminé con argumento, espacio, personajes, todo. Entonces ahora me está tomando más tiempo las correcciones, buscando efectos de piel, resonancias, más bien la cocina del escritor que demanda más tiempo que la misma redacción. La novela se llama El hijo del volcán. Alguien me dijo que hay una novela de Susan Sontag que se llama El amante del volcán, tengo que buscarlo, del hijo al amante hay una gran diferencia. El año pasado se cumplieron 35 años de la primera edición de El rincón de los justos (1983), el libro con el que más se lo identifica pese a que posee una amplia obra posterior. ¿A qué atribuye esto?


«El mirón de la Leopa se sacudió espantado, dejó un retazo de tela en manos del trapeador y emprendió la fuga. Los que lo vieron correr pensaron que llevaba un cuerno del diablo metido en el cuerpo, porque no paró hasta llegar a la Plaza Victoria, hundió la cabeza en la pila de los leones donde el júbilo y la vergüenza se mezclaron con el agua que salía de las fauces de bronce, del cántaro oxidado de la Venus desnuda que, día tras día, daba de beber a los sedientos mientras las Damas Tetonas de la Caridad la escupían por inmoral, le lanzaban piedras que ella esquivaba sin moverse» Fragmento de la novela El rincón de los justos (1983)

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Primera edición ecuatoriana de El rincón de los justos (1983) de Jorge Velasco Mackenzie. De dónde surgen los personajes y la historia de El rincón de los justos? Son producto de la observación, a veces son sumas, son personajes

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gusta mucho eso «el otro orden» o esto que horrorosamente se llama «Ejército industrial de reserva». Una vez me invitaron a una charla con unos estudiantes de sociología en la Universidad de Guayaquil y me hablaban ellos: «¿Y esos personajes que provienen del Ejército industrial de reserva de dónde los sacó?». Y yo les digo: «¿De dónde sacaste eso de Ejército industrial de reserva?». Y me dicen: «Es que así se denominan sociológicamente todas las clases marginales». Entonces, el hecho que la ciudad estaba creciendo y tenía una vena abierta, que es la calle Colón, que no ha cambiado para nada, sigue siendo peligrosa, siguen existiendo las mismas pensiones y moteles. La realidad está ahí, solamente hay que tocarla.

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Sí, es la novela que más me dio a conocer. No hay que olvidar que fue mi primera novela. Nació marcada por la marginalidad, por lo que los sociólogos llaman y no me


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con 42 grados de calor, los metí en la novela. Nunca me acerqué ni siquiera a hablar con ellos, hubiera sido bueno. Simplemente los vi pasar muchas veces. Theophile Gautier, en su biografía sobre Balzac, cuenta que él acostumbraba mimetizarse en el mundo de sus personajes para conocerlos, escuchar cómo hablan y aprender de sus ademanes, disfrazándose muchas veces para interactuar con ellos. ¿Usted experimentó algo parecido con alguno de sus libros?

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Primera edición ecuatoriana de El rincón de los justos (1983) de Jorge Velasco Mackenzie.

que me interesan físicamente y soy como el doctor Frankenstein: le quito a uno y le pongo a otro. En la novela que acabo de terminar sobre el parque Centenario, Así escribe el silencio, hay una pareja que no se sabe si son novios, amantes, esposos, él es un hombre alto de rostro adusto y barba incipiente y chaleco, ella es una mujer flaquita y él siempre la llevaba con el brazo puesto sobre su hombro, como de una ave. Yo los veía siempre por el parque y ella vestida con un abrigo negro y viejo

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Tanto como interactuar con ellos, no. Pero sí perseguirlos, acercarme, un poco robarles sus historias, escucharlos hablar y por último término inventándoles historias, si no la he visto se las invento. A mí no me preocupa eso. ¿Nunca le ha pasado que escuchando la conversación de alguien, caminando o parado en un lugar mientras observa, alguien lo ha identificado, lo reconoce como escritor? Sí, cuando empecé a ser conocido. Todo el mundo me saludaba,


Usted aparte de escribir tuvo una vida de 33 años en la docencia como profesor universitario. La preparación diaria de clases, ¿cómo modificó su narrativa? Debería responder que me quitó tiempo, pero eso es una mentira. Trataba de acostarme bien temprano para levantarme de madrugada y a esa hora me dedicaba a escribir. Mi universidad quedaba fuera de Guayaquil, era en Babahoyo, tenía que viajar tres veces a la semana y llevaba un lapicito con

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El escritor durante una de las caminatas que realiza a diario por el centro de Guayaquil. Al fondo se observa el Boulevard 9 de Octubre. Fotografía de Eduardo Bayot Cevallos. Usted ha explicado varias veces qué significa el nombre del barrio Matavilela (de El rincón de

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una libretita, entonces mientras el bus nos llevaba a los profesores iba garabateando mis cositas, después cuando bajaba tenía que reescribirlas rápido porque con el sacudir del bus a veces no entendía. Unos trucos que uno se inventa. A mí me gusta mucho escribir en la calle, no necesito el cuarto forrado de corcho, puedo escribir en un salón como puedo escribir en un hospital. De hecho, tuve un accidente automotriz bien grave regresando de la universidad y escribí un capítulo de una novela, como no me querían dar papel porque decían que tenía que guardar reposo. «¡Qué pendejada!», dije y escribí en el forro del suero una vez que se agotó con una pluma que me prestaron. Creo que a alguien se lo regalé, pero ahí escribí, en ese suero.

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mucha gente quería ser mi amiga o por lo menos decirle a las personas que andaba con él o con ella, porque eran mis amigos. Recuerdo que una vez un amigo mío, y este sí era amigo mío, era un hombre muy rico, acomodado y de poder económico. Entonces, yo cruzaba una calle en pleno centro de Guayaquil y él iba en un carrazo con la esposa y me llamó y yo digo: «¿Y este quién es?». También me han dado el asiento en los buses o en la cola de los bancos la señorita de la ventanilla me manda a decir con el guardia que era una ex alumna mía. Cosas sencillas.


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los justos), alegoría del sector colindante al Parque La Victoria. ¿Podría ahondar una vez más en su significado? Esa fue una frase que la oí en la calle. La oí de boca de uno de los integrantes del «Ejército industrial de reserva». Estaba en una esquina de la calle Colón, con el pintor Hernán Zuñiga, porque él quería hacer unos apuntes para un ciclo pictórico que se llamó «Barroco guayaco». Él quería ver personajes marginales: ladrones, prostitutas e interactuar como lo

«Descendió en el boulevard, la avenida que conmemoraba el día de la Independencia, y vio el obelisco del parque Centenario. Siempre le extrañó saber por qué los diarios convertían a la ciudad en un cuerpo humano: arteria principal, corazón de la ciudad, vías de acceso al nervio central, canales de desangre al río, imaginaba que hasta sería posible practicar una autopsia cuando la ciudad se muriera del todo» Fragmento de la novela Tatuaje de náufragos (2008)

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hizo Balzac, no sé si directamente. Entonces, ahí escuché la frase: «Es que uno viene acá a matar la vida». De ahí viene Ma-ta-vi-le-la. Matar la vida. No lo sabía y lo aprendí ahí. Hernán Zuñiga fue un poco el culpable de que me metiera en la literatura y abandonara las artes visuales. En su narrativa hay una tendencia a registrar los sueños de sus personajes y que evidentemente eso marca sus acciones en su mundo exterior. ¿Cómo operan para usted los sueños como creador de estas historias? Los sueños son recurrentes. Hasta los que dicen: «ningún sueño es verdadero». ¿Y quién dice que a los sueños les interesa ser verdaderos? Cuando alguien sueña lo que quiere es que ese sueño no se le vaya. A veces puedo soñar hasta en colores, pero tengo que tener un papelito en mi veladora, porque si no, no lo anoto, algo, una frase, al otro día no recuerdo nada. Entonces hago un apunte visual, generalmente es visual y luego ya deja de ser sueño y empieza a ser parte de un universo más complicado, sobre todo en la novela.


¿A qué novelas líricas se refiere? Crípticamente lírica Paradiso de Lezama Lima, Terra Nostra de Carlos Fuentes. Otra, Rayuela de Julio Cortázar tiene grandes pasajes. Y de los nuevos autores que la gente es muy poco dada a leer. ¡Nuevos-viejos autores! Son autores viejos que acá no los conocen. A alguien con aires de eurocentrismo le dije una vez: «¿Conoces a Sándor Márai?». Y me dice: «¿Sándor Márai?». ¡Es una maravilla! ¡Y no lo conocía! Yo creo que el hecho de la inmediatez, de leer solamente lo que nos gusta, lastima. Ha lastimado mucho la expresión literaria, por lo menos en mi país y mi ciudad. Hay que leer también lo que no

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Hace un momento usted contaba la anécdota de que una vez hospitalizado tuvo que escribir en un suero. Otra tendencia constante en sus personajes, pese a que no son escritores, es que registran sus angustias a través de la escritura, en un nivel de necesidad existencial, no como vocación sino de personas que no han logrado expresarlo eficazmente. ¿Es una necesidad que lo representa como autor? No necesariamente como una necesidad sino como una especie de destino. Siempre me ha

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nos gusta. ¿A quién le gusta mandarse cien páginas de Los sonámbulos de Hermann Broch? Es duro. Al comienzo es pesadísima, se te cae. Pero una vez que ya arranca se te pega. Claro, Márai es otra cosa, desde la primera línea lo coge y baila chachachá. Leemos solamente lo que nos gusta y hay que leer también lo que no nos gusta. Es precisamente lo que no nos gusta lo que más apremia. ¿Sabe por qué? Para no hacer lo mismo.

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Para mí sigue siendo el momento más alto en la lírica, para mí las grandes novelas son novelas líricas. Una novela que no tenga poesía… ¡Por favor! ¡Déjela por allá! Los grandes autores, hasta el mismo Rulfo, que aparentemente es hosco, lleno de fantasmas y todas esas cosas, sin embargo, el lirismo y el lenguaje de Rulfo. ¡Por favor!


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tocado asistir o acercarme a realidades conflictivas. Creo que Vargas Llosa tiene razón cuando dice que los escritores escogemos realidades conflictivas porque las que no demandan ningún conflicto, no demandan de escritura, no necesitan de una escritura. Aunque he escuchado a nuevos escritores que dicen ostentosamente: «Escribo porque soy testigo de mi tiempo». ¿Quién les ha dicho eso? ¿Quién los ha nombrado testigos de su tiempo? Eso me parece una pedantería. Un dislate terrible que es común entre los escritores actuales. Sí a mí me hicieran la misma pregunta dijera una respuesta que la voy a explicar bien para que no quede como pedante que, escribo porque es la única realidad donde sé que no puedo ser reemplazado. No es que me crea único, pero para esos libros, para esas palabras imperfectas y todo, soy necesario, creo que es más honesto que decir que escribo para testimoniar los conflictos del mundo. ¿Quién les ha dicho eso? Nadie los ha nombrado de esa manera, creo que más honesto sería lo segundo.

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Eso se podría producir con la perspectiva del tiempo. Muchas veces, incluso, cuando el autor ya no está vivo. Eso sólo lo dice el transcurrir del tiempo y cómo se evalúa y lee una obra, cuando haya pasado esa época, tiempo después. Pienso en Cervantes, que tuvo una vida tan terrible. Lleno de pobreza, secuestrado, al borde de la muerte, ninguneado, tildado de loco, por último hasta enfermo. ¡Tuvo una vida terrible! Él en ningún momento dijo: «Escribo porque quiero ser testigo de todas esas pendejadas que me pasaron». Él era irremplazable para el Quijote, para ese libro él era necesario, solamente él. Shakespeare tuvo que alcanzar la ligera protección de la reina de Inglaterra y a él jamás, creo, se le hubiera ocurrido decir que escribe para describir su tiempo. El único tiempo que me interesa ser testigo es el mismo tiempo que vivo, éste rato que estamos conversando. Para eso soy necesario porque estás palabras que le digo solamente yo se las puedo decir, son mías. Así, imperfectas, inconexas, lo que sea, pero soy el culpable de ellas.


Lo de la «ciudad de los manglares» no lo inauguré yo, tampoco me pertenece totalmente a mí. Pertenece a la ciudad porque al entrar a Guayaquil lo primero que uno ve son los manglares. Alguna vez uno de mis personajes tuvo una pesadilla y contrata los servicios de un barco de cabotaje para que lo lleve a la Isla Puná, eso es alucinante, en el Océano Pacífico. Él se imagina que conforme llega al puerto y a la ciudad de los manglares ve la cabeza de una inmensa medusa, parece que de un momento a otro va a aparecer. Y claro, asociando los manglares retorcidos y enlodados emergiendo del horizonte del río a cualquiera se le ocurre. ¿Sabe quién lo dijo la primera vez? El es-

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Portada de la edición estadounidense de Drums for a lost song (Tambores para una canción perdida).

Roberto Bayot Cevallos

critor mexicano José Revueltas yo se lo escuché en una charla a la que fui, decía que Guayaquil era una ciudad horrible, que era una de las ciudades más feas que había visto en su vida. Entonces, contó que dos personajes que estaban en la prisión en el cuento «Hegel y yo» decían que en cualquier momento una inmensa medusa iba a sacar la cabeza por el horizonte del río. Y un poco lo he puesto a andar por ahí y todo el mundo habla cuando se refiere a Guayaquil como «La ciudad manglar», no «La

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Jorge Velasco Mackenzie: «Creo que el hecho de la inmediatez, de leer sólo lo que nos gusta, lastima»

En sus libros ha llamado varias veces a Guayaquil «La ciudad de los manglares». Alejo Carpentier en La ciudad de las columnas, comparándola con La Habana, dice que la ciudad cubana «no tiene el lujo de vegetación que adorna las orillas del río Guayaquil» (SIC). La naturaleza se mantiene en la periferia, pero da la impresión que la ciudad le da la espalda. ¿Usted qué piensa de eso?


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ciudad de los manglares». Eso es otra cosa contraproducente, si los manglares son tan feos, enlodados y con hordas de mosquitos, quien se meta ahí durará pocas horas vivo. Yo la llamo «La ciudad manglar», hasta hubo un Manglar Editores del escritor y crítico de cine Marcelo Báez. Usted es bisnieto de un obrero jamaiquino que arribó al Ecuador para construir el ferrocarril ¿Ese nexo de sus antepasados con la esclavitud africana lo llevó a contar aquel trayecto mítico que entraña la historia colectiva y polifónica del personaje El cantador entre la provincia de Esmeraldas y el resto del país en Tambores para una canción perdida? Sí, mi bisabuelo, su origen era jamaiquino, era producto de la esclavitud africana. También los Spencer y los Sandiford (destacados deportistas ecuatorianos). Incluso hay un cuento de Joaquín Gallegos Lara o Enrique Gil, donde se habla del negro Mackenzie. De hecho tuve que investigar el Oriente ecuatoriano y llegué hasta Tena. Tuve la intención de hacer el

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«Cuando llegué, el tiempo ya había pasado sobre la ciudad de los manglares, los calendarios habían dejado de servir, y nadie usaba ni ponía en hora los relojes. En las ciudadelas, en los barrios pobres, los habitantes simplemente vivían, desinteresados de todo lo que marcaba el tiempo, que había pasado por sus vidas como una ola gris que se desvanece sobre las calles» Fragmento del cuento «El Dios de la ciudad» (1977)

periplo de ellos (el éxodo de la población afroecuatoriana al escapar de la esclavitud) que era meterse por el Oriente y aparecer en el río Orinoco (Venezuela), por la vía del río Amazonas. ¿Miguel Donoso Pareja lo ayudó o asesoró un poco en el proceso de elaboración de Tambores para una canción perdida? Yo tenía los apuntes del primer capítulo y le pedí autorización a él


El libro nació con una polémica, me acusaron hasta de plagio por él. En el libro se citan unas coplas de décimas esmeraldeñas, son coplas que cantaban los negros para acompañar su trabajo y la señora que había hecho ese trabajo (de recopilación) las reclamó como suyas, y no eran suyas, eran de la cultura afro. Yo las utilicé porque es un documento que estaba haciendo con hechos históricos. ¿Y Por qué no le reclamaron a Carlos Fuentes que tiene páginas completas de los cronistas de indias en Terra Nostra? ¿Cómo voy a plagiar de un sistema a otro, de un sis-

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Cuénteme sobre lo que implicó desarrollar la investigación previa para esta novela. Hubo una novela de la que hice una investigación mucho más profunda, que es la novela En nombre de un amor imaginario, con raíces históricas sobre la llegada de la Misión Geodésica francesa al Ecuador en el siglo XVIII, para la que estudié 8 años. Tuve que recurrir al Archivo de Indias de Sevilla, sobre la vestimenta de los personajes en esa época y me demandó mucho trabajo y también invención. La in-

Velasco Mackenzie acostumbra ir a escribir al salón de lectura de la Casa de la Cultura del Guayas, desde que cerró el Café Montreal durante la década anterior. Fotografía de Eduardo Bayot Cevallos.

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tema que son décimas al sistema de las novelas? ¿Cómo se hace eso? Salieron varias ediciones, traducciones y estudios sobre la novela. Luego dijeron que, en efecto, habían actuado muy a la ligera.

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Jorge Velasco Mackenzie: «Creo que el hecho de la inmediatez, de leer sólo lo que nos gusta, lastima»

porque quería trabajar esa novela en su taller de narrativa. Me dijo: «Tú ya no eres de taller». Y le dije: «¿Quién te ha dicho eso? Un escritor muere aprendiendo». Y así fue: escribí desde la primera línea hasta la última en el taller. Ese es otro libro que ha tenido mucha suerte porque lo han traducido en Estados Unidos, pagado por una universidad norteamericana (Queens College de Nueva York). Se la ha estudiado mucho, por lo menos se han escrito una decena de tesis sobre la cultura afrodescendiente del libro.


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vestigación de Tambores para una canción perdida también porqué conocí toda la red hidrográfica de mi país, un laberinto de ríos que desconocía, hacer todo un levantamiento topográfico de eso. Cuando las terminé quedé muy feliz por el esfuerzo, la una ganó la Bienal de Novela y la otra el Premio del Grupo Guayaquil. En las primeras páginas de Río de sombras se advierte una atmósfera apocalíptica, tal como

en Pedro Páramo. ¿Fue un referente en la composición de este libro? Quiere que le diga algo… Río de sombras de todos mis engendros es el que más me gusta. Sí tuviera que elegir la novela que me llena más, es ésa. Primero el diseño apocalíptico de la ciudad porque es sobre un tipo que llega a la ciudad y cree que va a desaparecer, y él decide venir a morir con y en su ciudad. Hay un trabajo poético

«Sin encontrar a nadie en el camino, crucé rutas tortuosas, navegué en balsas improvisadas, monté en mulas que después parieron, hasta que me encontré, no con el mar sino con dos ríos grandes que formaban uno inmenso; en una ye, las aguas se unían y al levantar la vista vi la ciudad, dos cerros muy juntos que formaban el cuerpo y la cabeza de una iguana gigantesca que vigilaba la entrada; me sorprendí más todavía cuando en una pampa que llamaban la Atarazana un grupo de niñas fabricaban pólvora moliendo piedras calizas. Ellas me dijeron que aquel río se llamaba Guayas y que los dos afluentes venían desde lejos a celebrar la unión. Supe, vi que el Guayas podía subir y bajar, que había horas en que las aguas se movían hacia adentro de las montañas y después bajaban presurosas buscando el mar que yo también buscaba. Cuando me acerqué a la ciudad, bordeando la forma inmensa de la iguana vigilante, encontré el fortín, una batería con dos cañones para balas huecas; comprendí que la iguana estaba en mi imaginación y que lo que importaba siempre era defender el sitio, el cerro que era como la culata de la ciudad» Fragmento de la novela Tambores para una canción perdida (1986)

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Algo que me llamó mucho la atención en ese texto son las alusiones a la luz, a la iluminación, constantemente se están mencionando el cambio de tonalidades, lo cual es muy normal en una ciudad con clima muy cambiante como Guayaquil, pero a lo que voy es que hay cierta apreciación pictórica en las descripciones. ¿Qué puede comentar sobre eso? Ahora me está pasando algo. Vivo en el séptimo piso de un edificio,

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«Alguna vez, siendo niño, soñó que una gran marea cubría con olas grandes el malecón, poco a poco, las plazas y todo el centro comercial. Los dos palacios, Gobierno y Municipio, en perpetua pugna de reyes, se inundaban; los transeúntes debían nadar, entraban a los bancos en canoas; los almacenes mostraban sus comercios en vitrinas llenas de agua, como peceras; los vagones del ferrocarril aparecían flotando fuera de los rieles, cual naves de guerra; la catedral salvaba la ciudad hincando sus dos agujas en el lejano círculo del cielo por donde el agua se escapaba llevándose a mucha gente» Fragmento de la novela Río de sombras (2003)

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en el Barrio del Astillero, que es el único barrio de Guayaquil donde puedo vivir (barrio donde se fundaron los dos equipos de fútbol tradicionales de la ciudad: Barcelona y Emelec). Y yo me asomo al balcón cuando hay nubes lavadas, cuando el cielo está limpio. Entonces en el cielo no hay contaminación, eso es lo que llamo «nubes

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muy fuerte. No sé, Pedro Páramo, no estoy seguro, pero de lo que sí estoy seguro es que hubo un intento de poder trabajar con un lenguaje que sea muy cercano a lo lírico. Hacer una especie de poesía descarnada, una poesía del miedo pero ante todo poesía. Lo cual es jodido. Estoy pensando en William Faulkner, salvando las distancias, por supuesto, con esos universos poéticos terribles. Truman Capote para mi es un maestro, sus crónicas periodísticas son increíbles como «Ataúdes tallados a mano» o «Mojave», que transcurre en el desierto del mismo nombre.


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lavadas». No es mío tampoco porque creo que hay un autor que habla de las «nubes lavadas». Yo me asomo y desde ahí se ve la punta del volcán Chimborazo, es el macizo andino y enfrente el río Guayas y la Isla Santay, ahora en invierno a veces escribo en el balconcito. Uno de los personajes de Río de sombras le dice a otro: «Perece

El escritor observa los gestos de un predicador.

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que de tanto pensar en la ciudad nos estamos volviendo locos». ¿Cómo ha podido renovar su narrativa situada en la ciudad para que no se agote en el transcurso del tiempo? Hay pasajes de esa novela que a mí no me terminan de sorprender un poco. En primer lugar, porque el libro tiene mucho de mí pero mucho de lo que he podido recorrer, tiene mucho de mis ausencias. Se siente la ausencia de la ciudad porque a mí si hay algo que no me gusta es vivir fuera de la ciudad, fuera del Ecuador. Me aterra la idea de sentirme exiliado, saber que no puedo regresar. Entonces, he disfrutado y he sufrido el hecho de tener que alejarme a veces voluntaria e involuntariamente. Y la idea de vivir fuera está en Río de sombras y siempre el personaje de Basilio se siente expulsado y por eso es que prefiere regresar, porque quiere morir con su ciudad. La idea es sentirse excluido y eso nunca lo traté de ocultar, más bien lo quería develar. También me defiendo con el humor. Hay un par de personajes ladrones que se suben a robar en


Nuestra literatura necesita del humor, es muy dramática. Tengo pensada una novela que ya es el colmo, sobre Eugenio Espejo, incluso ya la he anunciado, se llama El búho en el espejo. No se olvide que a él lo llamaban el búho porque salía en la noche e igual lo metían preso, fue uno de los pre-

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Hace pocos días cumplió 70 años, de los cuales casi 50 ha dedicado a la literatura. Tratando de mirar en retrospectiva su vida. ¿Qué le ha dejado el oficio que eligió? Cualquier cosa menos dinero.

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cursores de la Independencia americana. Incluso, su mismo nombre lo utilizaba con humor, él se llamaba Francisco Eugenio de Santa Cruz y Espejo, y el «y Espejo» nunca existió, él decía que como los españoles se colgaban el apellido, en el libro Reflexiones acerca de las viruelas (1785) habla de eso: «Entonces yo también me voy a colgar el mío» y se puso el «y Espejo». Él es un buen personaje, tiene dosis de humor y mucho drama porque murió joven con un pensamiento muy lúcido. Unos dicen que era muy pobre y otros que era muy rico.

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un bus. Entonces una señorita cargaba un frasco de vidrio cubierto y los ladrones la amenazan con un cuchillo y ella tenía dos corazones humanos ahí, era una estudiante de medicina en practica y los ladrones escaparon. Nuestra literatura carece de humor, la literatura ecuatoriana es una literatura muy seca. El que está más cerca del humor, entre los autores que conozco es Iván Egüez. Él trabaja el humor en La Linares, incluso la definición que él mismo hace de una mezcla de chicle con Tripa Mishqui es extraordinaria.


José Villamarín Carrascal Presentación de La revista, edición No. 11

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Presentación de La revista, edición No. 11 Buenas noches con todos. Un saludo a las autoridades de mi querida Facultad de Comunicación Social, por cuyas aulas transité, tanto como estudiante como docente, por cerca de cuatro décadas. Saludos al decano Dimitri Madrid, al profesor Fernando López Milán y a todos los internautas quienes nos acompañan esta noche vía virtual. Un saludo muy especial al compañero, colega y amigo Fabián Guerrero Obando, hacedor de estos encuentros, autor material e intelectual de este vital medio de comunicación denominado La Revista, educador de juventudes, como tantos otros maestros universitarios, solo que él con una particularidad que le hace distinto: su nunca suficiente obsesivo énfasis en el buen uso de la palabra, en la vitalidad de un texto bien trabajado, que le permita al futuro comunicador social cumplir con su objetivo de llegar con eficacia al otro. Un otro que, en el periodismo, es efímero, in-

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conmensurable, que un día está y otro no, que se acerca al texto por razones prácticas y urgencias comunicativas. Cuando Fabián me invitó a participar en este número 11 de La Revista, con un texto sobre La entrevista literaria, como parte de un compendio de entrevistas realizadas a poetas, novelistas, cuentistas, me permití quedarme pensando unos segundos. ¿Una revista con entrevistas a literatos, en una Facultad de Comunicación? ¿Acaso no hay una pléyade de periodistas a quienes se puede hacer justicia reproduciendo entrevistas realizadas a ellos? ¿Es decir, una suerte de compilación de entrevistadores entrevistados? Pero fueron solo unos cuantos segundos el tiempo en que esos pensamientos discurrieron por mi cabeza, pues la propuesta se defiende sí sola, por lo que, sin dilaciones, le dije a Fabián que


sí, y que le agradecía por esta deferencia. Que la propuesta se defiende por sí sola, lo vamos a descubrir a lo largo de esta intervención. Hoy no voy a hablar sobre la entrevista periodística y la entrevista literaria, sobre sus oposiciones y sus convergencias, sobre sus vericuetos y sus laberintos. Estas disquisiciones constan en el artículo escrito para esta publicación. Tampoco voy a hacer una exposición académica, ni mucho menos, sobre este tema tan sutil y signifi-

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Parto solo de dos premisas. La primera, que a los comunicadores sociales en general, y a los periodistas en particular, se les exige, más que a ningún otro profesional, una cultura superior a la cultura media. Y aquí encontrarán a raudales, desde información general relacionada con el ámbito del arte y la literatura, hasta verdaderos tratados sobre esos temas que han hallado aquí el espacio ideal para hacer un sobrevuelo por las mentes de lectores ansiosos por ser parte de esa aventura con la palabra, salida de mentes lúcidas y espíritus predestinados a la erudición. Verdaderas piezas poéticas y literarias de una sutileza y profundidad únicas. Léanlo y verán que no estoy exagerando un ápice.

José Villamarín Carrascal

Mi presencia aquí no tiene ni pretensiones ni vuelos literarios o academicistas. Solo la auto exigencia de tratar de llegar a los estudiantes de la Facultad, ávidos lectores muchos de ellos, y los más, necesitados de orientaciones sobre el manejo de la palabra.

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cativo, pues para ello está la sabiduría de los entrevistados.


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La segunda premisa de mi intervención parte de aquella máxima que, cuando estuve en las aulas universitarias, la convertí en mi caballo de batalla. A mis alumnos les decía: si no hacen de la lectura una devoción, se equivocaron de profesión. Aquí, en este número de La Revista (al igual que en las ediciones anteriores, obviamente), hay mucho material para la buena lectura, para devorar literalmente su contenido. Como lo dije antes, hay para todos los gustos, desde información tratada de manera entretenida, dirigida a un lector medio, hasta amplios pasajes filosófico-poéticos de muy alto calado, como para responder a los espíritus más exigentes. Recordemos que este es un compendio de entrevistas difundidas tanto en publicaciones especializadas como en medios de difusión masiva, donde las exigencias son distintas. Quince cuentistas, narradores, poetas, ensayistas, pero también libreros y bibliófagos transitan con voz propia en este compendio. Son voces que abarcan más de medio siglo, que permiten acercarse al Ecuador literario desde los años 60 del siglo pasado, hasta el

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año anterior, el de la pandemia. Ahí pululan voces conocidas, reconocidas, por conocer, con edades que van desde los veinte y pico de años hasta pasados los ochenta. Coincidentes, reincidentes, opuestas, contrapuestas. Por eso mismo, necesarias en su complementariedad y en su oposición. Voces muy frescas como la de Andrea Rojas Vásquez, una “niña que juega con las palabras y construye poesía”, como se dice en su entrevista, o como las de Marco Antonio Rodríguez, un escritor hecho y derecho, para poner los dos extremos. La publicación empieza con la entrevista a Susana Cordero, reconocida ensayista y catedrática universitaria, articulista, además, la primera mujer al frente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. En su criterio, dos son los problemas más graves de nuestra expresión: la pobreza léxica y el desconocimiento de la ortografía; las dos derivan de una causa tristísima, dice: el empobrecimiento de la enseñanza del idioma y su funesta consecuencia: el desinterés por la buena y bella lectura y


En este ámbito, en la otra orilla está la cuencana Raquel Rodas, militante feminista, quien, en su coloquio, propone la desobediencia lingüística como uno de los caminos para luchar contra el sexismo de la lengua. Esta desobediencia la entiende como el desacato a lo dispuesto por la Real Academia Española respecto de los géneros.

Para los que añoran los años 60, está la entrevista que el lúcido crítico y ensayista Alejandro Moreano le hace a Francisco Proaño Arandi, premio latinoamericano José María Arguedas. Este, más que un diálogo, es un encuentro de dos grandes escritores de una misma generación, que le lleva a Proaño a hurgar en la memoria de los hechos más cruciales de mediados del siglo pasado. Y de la mano de Vladimiro Rivas, Bruno Sáenz, Hernán Rodríguez Castelo, pasa revista a la Revolución Cubana, al

Entre las entrevistadas de viejo cuño consta también Alicia Yánez Cossío, Miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Premio Eugenio Espejo 2008, en la Quien la haya seguido a Susana categoria Literatura. ¿Cómo coCordero en sus artículos periodís- menzó a dar los primeros pasos en ticos, reconocerá de inmediato en las letras? Al no haber podido conoella a una defensora a ultranza del cer a sus abuelos ni paternos ni mabuen decir y el buen escribir. A ternos, y como la presencia de ellos quien se ha mostrado contraria a le hacía falta, pues se inventó un cierta moda de un lenguaje que abuelo que vivía en África. A él le aparentemente defiende la equi- escribía cartas, “cartas bobas”, dice, dad de género, pero que para ella pero que le abrieron las puertas al son solo aberraciones. mundo de la narración literaria.

¿La razón?: El sexismo lingüístico, dice, eclipsa totalmente la presencia de las mujeres en la vida so-

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cial. Es una forma muy clara de violencia simbólica, sostiene.

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escritura. Una realidad de la cual no ha estado exenta la Facultad, cuya superación se ha convertido en una permanente demanda, no solo de los colegas docentes, sino de un importante sector estudiantil.


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compromiso filosófico de JeanPaul Sartre, a las luchas anticoloniales en África, a la revuelta estudiantil de Mayo del 68, al grupo de los tzántzicos, a los escritores del boom latinoamericano. De esa misma época es el escritor Marco Antonio Rodríguez, novelista, cuentista, ensayista, ex presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. La entrevista realizada a él fue a propósito de los 15 años de la primera edición de Jaula, su libro preferido, donde intenta rastrear lo que él considera son los confines de la humanidad: la libertad, la muerte, la justicia, la paz, el olvido. Hay estrellas de la televisión que hacen de la entrevista periodística un escenario para su lucimiento personal. Su ego así lo exige. Y se creen buenos entrevistadores. Para Carlos Vásconez, una de las mentes diáfanas de fines del siglo pasado, las peores entrevistas literarias se producen cuando uno de los dos personajes implicados en el gesto de preguntar y responder no adquiere vuelo literario. Un necesario vuelo literario que también deben tener las narracio-

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nes periodísticas, llámense crónicas, reportajes, que deben ir en busca del regusto y la belleza de la palabra. “Porque la belleza — dice Vásconez— es muy rencorosa si no se le dice bien las cosas. Por eso los escritores callamos, hasta dar con el término adecuado… La belleza nos puede aplastar si no la enfrentamos con el verbo adecuado”, dice este bibliófago, narrador, novelista, cuentista, hedonista y ludópata cuencano. Esta es, definitivamente, una entrevista de obligada lectura. En ella, Vásconez, en muy poco espacio — he ahí su genialidad—, habla de la palabra, de la belleza, de la luz, de las descripciones, de los diálogos, de Dios, de la oscuridad, de la poesía, de la mentira como gesto poético, de la ficción, de la autoficcion más parecida a la autoayuda y muy cercana a la vanidad. Y si de referentes hablamos, ahí también está Carlos Carrión, con reconocimiento no solo a nivel nacional sino también latinoamericano. Este escritor lojano, tiene a su haber más de 40 libros, la mitad de ellos publicados.


A sus primeras obras escritas las considera “una pequeña vergüenza literaria; no por los temas ni cosa parecida, sino por lo mal escrito que están. Si Hemingway, hablando de los suyos, decía que cada libro escrito era un león muerto, lo más que yo podría decir de los míos sería que son un perro muerto”. Juan Pablo Castro, escritor cuencano y muy cercano a nosotros por ejercer la docencia en nuestra facultad, (disculpen eso de nuestra pues la siento mía) contrariamente a Carrión, él no se avergüenza de sus libros anteriores, pues le han permitido “evaluar desde la mirada de los otros la transformación de una obra”.

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De hecho, en su libro La curiosa muerte de María del Río, ganadora del Premio de Novela Corta Miguel Donoso Pareja, siente que su escritura ha dado ese salto cualitativo que le ha permitido encontrar esa casi inasible voz personal.

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En la entrevista publicada en un medio nacional, dice que esta novela también está trabajada en código de máscara: lo que esta y lo que se oculta. Otra versión de la teoría del Iceberg de Heminway, para quien, en un texto, lo importante es lo que se esconde más que lo que aparece. Los subtextos que subyacen a todo escrito. Una buena crónica narrada en código de máscara, he aquí un reto para los alumnos de la Facso. La voz más joven de este compendio de entrevistas es la de la lojana Andrea Rojas Vásquez, mención de honor en el Concurso Nacional Ileana Espinel 2019-2020, con su libro Matar a un conejo, “donde se mezclan el juego, el amor y el humor”. Su concepción sobre el lenguaje es muy certera: “El lenguaje es un imitador, un vaso de agua turbia,

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En su criterio, “el mejor lector tal vez no exista. O acaso sea la suma de todos los lectores”. Y sobre el estilo, una preocupación de los verdaderos periodistas escritores, sostiene que “es más bien una inexperiencia interminable”. “Se debe aprender cada vez —dice—, en cada historia o párrafo que se escribe, como se aprende el amor que no se aprende nunca”.


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un azul oscuro y celoso que envuelve todas las formas a su poder”, expresa. Y lanza sus dardos contra los medios: “Leer el periódico ¬-dice- es como ver una película de Rambo donde todos mueren y nadie sabe por qué”.

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Y ya que hablamos de lenguaje, para la poeta Catalina Sojos, de Cuenca, este no es sino un universo de “voces repletas de palabras infieles y menesterosas que pugnan por salir, como única forma de redención y registro de uno mismo y del mundo”. Por eso, Jorge Dávila Vásquez, Premio Nacional Eugenio Espejo 2016 y condecorado con la orden Vicente Rocafuerte 2020, en su entrevista, considera a la escritura como “un todo, y a esa totalidad me entrego con mucha dedicacion, siempre, haga lo que haga, poesía, teatro, ensayo o narrativa”. Una entrega que se debe exigir con la misma fidelidad a los futuros profesionales del periodismo. Para profundizar más en el mundo de la palabra, razón de ser del buen periodismo y de la buena literatura, se vuelve imprescindible

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la lectura de la entrevista a Carmen Váscones, “una mujer que se hace en la palabra”, como ella se autodefine. Esta entrevista no es una simple referencia al universo lingüístico, es todo un estudio, análisis, reflexión, cavilación, introspección, un devenir sobre la palabra; un tratado poético, ensayístico, vital, entrañable y desentrañable. Ninguna de sus alocuciones deja de ser poesía y filosofía. En cada una de sus respuestas la palabra se va “abriendo espacio para la acrobacia del espectáculo, de la emoción, de lo inesperado (...) Ella, la imperfecta creación de la belleza pura”. En este compendio, no podía faltar Edgar Freire, el librero vivo con más años dedicado al oficio en el país. Tiene más de 40 años en este quehacer, 35 de ellos en librería Cima, a donde entró por azar, según dice. En parte por ósmosis, digo yo, producto de la magia de convivir con cientos, miles de libros, terminó convirtiéndose en compilador, escritor, cuentista e historiador. Quiero terminar esta alocución con la referencia a la entrevista a la


Estoy seguro que los futuros comunicadores y periodistas de la Facso, con este tipo de publicaciones, encontrarán en la palabra — escrita, hablada, visual— la energía vital para entrar en diálogos francos y abiertos con los otros, donde el vocablo apropiado, el adjetivo preciso, el verbo adecuado, la frase certera, ayuden a crear mundos posibles, donde la la honestidad consigo mismo y con el otro sea el norte tan anhelado. Porque, que es, si no, el periodismo: no otra cosa que un medio para crear realidades por medio de la palabra.

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Muchas gracias. Presentación de La revista, edición No. 11

Este es un diálogo de alto vuelo literario, como reclama Carlos Vásconez de una buena entrevista. Es que la lucidez y capacidad de manejo del lenguaje de Maríaluz Albuja lo permite. Y no solo es el embrujo de la palabra y el verbo que seduce, lo son también los vericuetos llenos de luces y sombras por donde lleva al lector de la mano para que pueda desentrañar sus particulares visiones del mundo. Este, solazado, volverá a leer y releer la entrevista, sin premura, pero sin descanso, a la espera de compenetrarse cada vez más en sus concepciones de la

vida y del quehacer literario que subyugan a la autora.

José Villamarín Carrascal

poeta y novelista cuencana Marialuz Albuja Bayas, premio de la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras en 2016.

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Walter Jimbo

Vicente Huidrobo o la Geometría de la lluvia tal fuerza que eran capaces de derribar cualquier muralla de tiempo y espacio. Al final nos quedamos mirando el uno al otro. Teníamos los ojos llorosos. Era como si una avalancha hubiera caído desde un paracaídas, como si nos hubiesen arrojado al infinito.

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Alguna vez, con el poeta ecuatoriano Carlos Vallejo viajábamos en autobús a la universidad. Íbamos leyendo Altazor. Algo increíble pasaba. A medida que leíamos era como si una llama, un vendaval, una tormenta eléctrica brotara de esas líneas. Lo leíamos en voz alta, o quizás leíamos en silencio, pero parecía que los versos por sí solos se desprendían de las páginas para lanzarse hacia arriba con

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Ahora lo sé. Fue la geometría de la palabra lo que provocó esa avalancha. No fue su sentimiento. Su pesar. O su dolor. No hay frase alguna en el poemario que invite a sollozar. Las que están, si se quiere llenas de alguna emoción, no buscan ese efecto de la tristeza o la desesperación. Su intención no es incitar a la melancolía, a la angustia, a la reflexión existencial. A pesar de que Altazor (en el caso que atrevidamente lo tratemos como personaje) estuviera extraviado, ansioso o desgraciadamente perecible no es eso lo que nos afecta. El poeta hizo desprender de cada palabra, de cada frase o proposición una ingeniería de


Sabido es que la vanguardia literaria, en sus varios matices, tuvo esa intención: hacer poesía lejos del sentimentalismo, lejos de las emociones o las pasiones humanas. Pretendían crear un lenguaje que fuera poético no porque atacara a la sensibilidad del lector, sino porque le trastocara su ser. Porque le hiciera estallar sus cristales. La idea es de Wilhem Worringer. En su ensayo Naturaleza y abstracción (Fondo de Cultura Económica 2016) plantea dos maneras de llegar al goce estético de la obra de arte: 1. A través de la proyección sentimental (Einfühlung en su lenguaje) y 2. A través de la abstracción. El autor germano aplica este planteamiento estrictamente en las artes figurativas, específicamente en la plástica, la escultura y la arquitectura, sin embargo, y salvando muchos desatinos, se lo podría

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Walter Jimbo

aplicar también al lenguaje de la poesía. Según Worringer (2016. Pág. 79) “Mientras que el afán de Einfühlung como supuesto de la vivencia estética encuentra su satisfacción en la belleza de la orgánico, el afán de abstracción halla la belleza en lo inorgánico y negador de la vida, en lo cristalino o, expresándolo en forma general en toda sujeción a la ley y necesidades abstractas”; hablando del lenguaje poético: una palabra refleja el objeto (objeto “de carne” para el caso), significante y significado palpitan allí, comunican, cada uno –y al mismo tiempo- lo suyo, por tanto, la palabra cumple el papel para lo que fue creada. En este caso, estaríamos hablando de la Einfühlung. Pero cuando ya no es la palabra lo que llega al lector, sino su música o su mero eco, accedemos ya al corredor de la abstracción. Significante y significado han quedado en lo “orgánico”, en lo humano. Ahora el sonido ha transitado ya a otra dimensión. A la dimensión geométrica. A través de la abstracción ha sometido a su humano orgánico. La palabra ya no representa la cosa, ya no significa, ahora tiene otro valor.

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planos geométricos, de cubos y esferas. En su poemario, no es la semántica o la semiótica lo que le afecta a uno. Es lo que irradia de cada signo lingüístico (si acaso es válido seguirlo llamarlo así). Su éter. Su olor. Su relámpago.


Walter Jimbo Vicente Huidrobo o la Geometría de la lluvia

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Las miradas serán ríos y los ríos heridas en las piernas del vacío

En el ensayo, Worringer tiene claros dos métodos (él nunca utilizaría esa apalabra, pero podría parafrasearse así) para el camino de la creación: sentimiento (placerdolor), entendimiento y racionalización; y el otro: el instinto. Estaríamos hablando de que si bien la poesía es metáfora, los versos de Altazor ya no tienen que ver con lo metafórico, sino con una dimensión que es matemática, incluso (Aunque, ahora que recuerdo, era también uno de los planteamientos de la vanguardia, ese de matematizar la palabra). Dice el autor: “Las formas abstractas, sujetas a la ley, son, pues, las únicas y las supremas en que el hombre puede descansar ante el inmenso caos del panorama universal.” (2016, pág. 96) y continúa: “La simple línea y su desarrollo de acuerdo con la sujeción a una ley puramente geométrica debía ofrecer la mayor posibilidad de dicha al hombre confundido por lo caprichoso y lo confuso de los fenómenos, pues en ella está eliminado hasta el último residuo de un nexo

Extramuros

vital y una dependencia con la vida…” (2016, pág. 97), pero claro, la intención del poeta (hablando de manera particular de los vanguardistas) no es el objeto como tal lo que está representando la palabra, es lo que brota del conjunto de fonemas ordenados musical, tempestiva, incluso, soliviantadamente lo que quiere enviar, es esa estética que podría crear “trazos” que ya no sean: piedra, árbol, amor, costumbre, paraíso, muchacho, botella, mesa, olvido, puerta, madre. Sino que cada palabra por sí misma, sea explosión, grito, sima. Basta señora arpa de las bellas imágenes De los furtivos cosmos iluminados Otra cosa buscamos Sabemos posar un beso como una mirada Plantar miradas como árboles Enjaular árboles como pájaros

Es “el trazo” lo que tiene combustible, no es el “pájaro” sino su triángulo, no es la mirada sino su círculo, no se trata de otra cosa más que construir la línea precisa, traducida en palabra, no es “basta señora”, sino la electricidad de los fonemas.


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Walter Jimbo

Vicente Huidrobo o la Geometría de la lluvia

Es equiparable la sensación que se tiene al leer el Altazor con la sensación al contemplar Machu Picchu o las pirámides de Teotihuacán. Estas obras artísticas, a

través de la geometría, trascienden lo orgánico y la propia humanidad, como sugiere el autor. El instinto le ha ganado a la racionalidad y la pasión; el miedo al infinito, al espacio, al tiempo que tiene congénitamente el ser humano se ha reflejado en estas creaciones humanas. La palabra en Huidobro ya no es tal, se despojó de sí misma, abandonó la intención que los hombres le pusieron, su deber, su función, la palabra, abandonó a los hombres que la crearon para hacerles acuerdo de su mortalidad.

Walter Jimbo

La geometría de la palabra es la abstracción pura, lo que los poetas entienden más allá de su propia humanidad, de su propia presencia en algún lugar. En el caso de la plástica, específicamente, es lo que ya no es mimesis, no reflejo, no ícono, no sombra. En el caso de la palabra, como lo he dicho no es el objeto, ni su propia intención o deber de nombrar. Es su grada oculta.

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Oswaldo Paz y MIño

El día que fuimos

El día que fuimos

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“EL DÍA QUE FUIMOS” titula el reciente poemario de Fabián Guerrero Obando, un tomo que se ha escrito con fidelidad a los rituales y al estilo con los que el autor crea cada una de sus obras que depuran misticismo y enigma, y soledad. El poeta en cada palabra deja una impronta que no es detectable para todos los lectores, es visible solo para aquellos expertos rastreadores de dolor, de sombras, de almas en fuga, para los que sospechamos de: “EL DÍA QUE FUIMOS”.

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“Nunca, como ahora, Se espera una oportunidad. Cualquier ilusión vana. Un simple intercambio de palabras, por ejemplo, O el tirón interno de una estúpida felicidad. Nadie quiere ser definido por la noche O sacado a la fuerza por la parte trasera. Habríamos querido llegar a ser nosotros mismos, al menos, O acaso corregir el mundo. Pero había una trampa Y eso entrañaba un borde. Ahora que ya no es trampa Que solo es borde O lo que hemos sido”. Página 15. La poesía delata al autor. Es siempre evidencia en su contra, es una expresión de su ser, de su esencia. En cada verso el encubrimiento personal es imposible. Guerrero Obando atrapa al lector, en su culto, lo vuelve cómplice, su red no la extiende para incautos, caemos en ella, los que de alguna manera transitamos por los mismos vericuetos de psiquis. Es un autor ex-


líquido verttido, o en su evaporación que lo convierte en un gran teñido de su entorno”.

Dice Octavio Paz: “La sola participación del inconsciente en un poema lo convierte en un documento psicológico”.

“EL DÍA QUE FUIMOS”, meditaciones poéticas en el laberinto, el verso lo confirma: “Ni la luna/Ni su resplandor/Aquí y allá/Solo un suspiro/Que no se encuentra salida”. Página 104.

En “EL DÍA QUE FUIMOS”, no se encuentran desatinos, no hay lo que llamaba el bardo mexicano antes citado: “pensamiento vacío, y especulativo” “ni discursos académicos, ni vómitos sentimentales”.

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Corto se viene el tiempo lector que transitas cerca del abismo, en la duda de si tú manejas el destino, o este te tiene atrapado en el camino, busca “EL DÍA QUE FUIMOS”, haz memoria, en la poesía que consta y practiva la comunión en solitario, de mano ajena es una farsa, el pecado de leer es íntimo. Oswaldo Paz y Miño

El día que fuimos

Escribir poesía es creación. Platón dice todo es Poyesis, Antonio Gala comenta tal decir: “Quizá la más difícil de todas, la más alta – también la más humilde–, sea la poesía: una manera de creación que estriba en la cristalización del

Oswaldo Paz y Miño

traño, diferente, lejos de dulzón, amargo, un refugiado en las letras, un exiliado en esas tierras.

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Índice

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Línea recta

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Teología política y ontología del presente José Luis Villacañas Berlanga ...............................................................................................

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Educar en el reconocimiento para la Paz Romel Hernández • Ángela Navia López ..................................................................... 15 Expreso móvil La revolución educativa. El reto de la Universidad ante la sociedad del conocimiento Luis Alegre Zahonero · Carlos Fernández Liria ........................................................ 43 Vida y universidad, reflexiones autobiográficas sobre las huellas de la universidad pública Óscar Llerena Borja ......................................................................................................................... 85 Doble sentido El retorno de los brujos Fernando López Milán .................................................................................................................109 Las luchas por las fisuras en el espacio-tiempo: {Neoliberalismo [Educación y: (Universidad)} Carlos Celi Hidalgo ...........................................................................................................................129 Nueva reforma universitaria: notas para una discusión y movilización Milton Luna Tamayo .......................................................................................................................137 Perdigones Dignidad y docencia en la Educación Superior: valoración de la trayectoria académica y la salud mental Monserrat Fernández Vela .......................................................................................................161


Extramuros Eliécer Cárdenas, el narrador sin tregua Carlos Vascónez .................................................................................................................................193

Índice

Universidad y pensamiento crítico: intelectuales e influencers Álvaro Cuadra Rojas .......................................................................................................................171

235 Jorge Velasco Mackenzie: «Creo que el hecho de la inmediatez, de leer sólo lo que nos gusta, lastima» Roberto Bayot Cevallos ...............................................................................................................198 Presentación de La revista, edición No. 11 José Villamarín Carrascal ...................................................................................................................220 Vicente Huidrobo o la Geometría de la lluvia Walter Jimbo ..................................................................................................................................................228 El día que fuimos Oswaldo Paz y Miño ............................................................................................................................232


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