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Línea recta Fernando López Milán*
Sumario
julio 2020
Publicación de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador
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Editorial
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Expreso móvil
Doble sentido
Perdigones
Extramuros
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Dr. Fernando Sempértegui RECTOR Dimitri Madrid Muñoz DECANO COMITÉ EDITORIAL María Eugenia Garcés, Subdecana y Presidenta del Consejo Editorial Fabián Guerrero Obando Coordinador y Director de La revista Miembros: Gustavo Abad Juan Pablo Castro Manuel Espinosa Fabián Guerrero Imagen de la portada: Esperando el fuego liberador II Miguel Varea Diseño y diagramación Sonia Vega Burbano
Los criterios vertidos en los artículos son de estricta responsabilidad de sus autores. No reflejan necesariamente el pensamiento de La Revista.
Fabián Guerrero Obando
Un ingrediente para soportarnos mejor Fabián Guerrero Obando
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El Diccionario de la Academia dice que “el humorismo es el estilo literario en que se hermana la gracia con la ironía y lo alegre con lo triste”.
Voltaire, por su parte, utilizaba el humor como un señuelo no solo para atraer a sus lectores, sino para ponerlos de su lado. Haberlo conseguido, sin recurrir a chistes gratuitos o facilones, es parte de la grandeza de este autor. Se trata de una elegancia natural, que alude únicamente al
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Editorial
Eso es cierto, pero el humor puede utilizarse de formas diferentes. Así, por ejemplo, Kafka, cuya propuesta humorística es poco reconocida, escribe que “Atlas pudo haber pensado que, cuando lo quisiera, no tenía más que dejar caer el globo terráqueo e irse; pero no le estaba permitido tener más idea que esa”. Al parecer, no es el mundo lo que carga Atlas, sino el pensamiento; es decir, para Atlas lo verdaderamente irremediable era pensar. Sin embargo, Kafka no hace de Atlas una figura trágica o angustiosa, sino humorística. Su desgracia es irrisoria. Pero lo es precisamente porque no puede ser eludida, porque es lo irremediable, lo que únicamente es necesario afirmar. Al parecer, solo en esa extrema necesidad apunta el humor. El humor, así, es la pasividad de la impotencia, es decir, la impasibilidad que surge cuando el sufrimiento se ha tornado infinito y ya no hay nadie, ningún sujeto capaz de padecerlo. El humor hace todavía de esta desgracia su única afirmación, la incondicional alegría que es propia de todo arte.
Fabián Guerrero Obando
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movimiento, a la forma de moverse, de andar, a lo que no está entorpecido por arbitrariedades y prejuicios. Ello no quiere decir que el arte sea, sin más, humorístico, sino que la obra artística es la experiencia de un diálogo, entre la desgracia y la alegría según la distancia de lo irremediable, diálogo cuya lógica es siempre singular y del que la obra extrae su necesidad. Yo no soy humorista, repetía Augusto Monterroso, pero si el espectáculo humano, puesto así, tal como es, a algunos les produce risa, eso es otra cosa, y a veces toma tiempo darse cuenta de que es más bien como para llorar. Al parecer, la desgracia es lo irremediable, pero no existe ninguna desgracia propia que no sea al mismo tiempo potencialmente graciosa. No es solo Kafka, Voltaire, Monterroso. No es solo Shakespeare, Rabelais, Leopardi o Cervantes. Quevedo o Bartleby. Beckett o Cioran… Es también Jorge Dávila Vázquez, Fernando López Milán, Carlos Vásconez, José Luis Iñiguez, Roque Rivas, los que nos recuerdan que solo los sabios son inmunes a la desgracia, pero como la mayoría de los humanos no lo somos, al menos nos queda poder reírnos.
Editorial
Con Esperando el fuego liberador II, obra del Artista Miguel Varea, recientemente fallecido, ilustramos la portada del presente número de La Revista. El Maestro Miguel Varea representa el privilegio excepcional de un arte insobornable. Su visión -exenta de autocompasión, pero pletórica de humor negro- supone la irónica derrota del individuo como jubilosa victoria de la singularidad. Otra forma de lo irremediable.
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Sobre el humor Jorge Dávila Vázquez ..................................................................................................
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Contra lo absoluto: Un acercamiento a la poesía humorística Fernando López Milán ................................................................................................. 15
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ecía Alejandro Mendoza Orellana (+), gran maestro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuenca, que la más apropiada definición de humor era aquella que tenía que ver con su naturaleza: el humor es la ruptura de la norma, en cualquier contexto que se dé. Si la norma de comportamiento impone equilibrio, coherencia, mesura, al romperse lo equilibrado, por la presencia del absurdo, de la incoherencia, de lo irónico, de lo caricaturesco; por la desmesura, evidentemente se está rompiendo
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una norma conductual, vital, cotidiana. Si en la vida real ocurren estas rupturas, cuando pasamos al terreno de la lengua, evidentemente estamos ante construcciones humorísticas. Si tomamos, por ejemplo, uno de los casos más antiguos de literatura de humor, la parodia de la Ilíada, la Batracomiomaquia, que narra en tono épico, una guerra entre sapos y ratones, podemos registrar en ella algunos rasgos que luego aparecerán, a lo largo
Sobre el humor
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de los siglos, en innumerables obras literarias.
Sobre el humor
Homero se refiere siempre a los héroes en tono épico, grandilocuente, evocando su origen o sus proezas, esto mismo, aplicado a un batracio o a un roedor, causa, irremediablemente, risa. El teatro griego encuentra el mayor representante de la comedia en Aristófanes. Lo grotesco en él es como el resorte que mueve su mundo, y lo transforma todo en gran carcajada, como ocurrirá luego con los comediógrafos latinos, Terencio, con una cierta contención, que igual busca la risa del espectador, y Plauto con el uso de un grotesco desternillante en todo lo que hizo. La norma clásica del equilibrio se hace añicos en sus obras.
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En la Edad Media los desbordes humorísticos que contrastan con el extremado rigor de la mentalidad religiosa general, aparecen en ciertas fiestas populares, como el Carnaval, en que las licencias que se tomaba la gente del pueblo eran de una audacia insospechada, y la risa, el grotesco, la máscara movían por pocos días el mundo, lo gobernaban. El teatro era también marcadamente cercano a la religión, es el momento en que se originan los Autos y los Misterios. Los primeros alcanzarán un gran desarrollo, en pleno Siglo de Oro, pero son las piezas menores, los misterios, las farsas y los retablos, las que revelan toda la ruptura de las normas sociales, incluidas las que tienen que ver con la doctrina y prácticas
Del temprano Renacimiento Europeo es EL DECAMERON de Giovanni Bocaccio, que parece haber conocido, o por lo menos escuchado de la existencia de los cuentos orientales. El conjunto de historias que recoge Bocaccio, en muchos casos está marcado por un sentido del humor popular y juvenil, bastante descarado y de una extraordinaria vitalidad. Una vez más, el teatro recogerá en su producción y desplegará de modo asombroso y de gran ri-
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En el límite entre la Edad Media y el Renacimiento, del Oriente nos vienen LAS MIL Y UNA NOCHES, una amplia recopilación de historias, que mezcla fácilmente lo cotidiano, lo realista, lo erótico, el costumbrismo, la magia, el amor por el arte -sobre todo la literatura y la música- y, en ciertos momentos, un nada desdeñable sentido del humor, un poco excesivo y aún grotesco, eso sí.
queza, el sentido del humor que viene de los diversos estratos sociales de la época. Representante poco conocido, pero realmente asombroso por su vitalidad y desenfado es el Ruzante, que en LA MOSCHETA, alcanza su punto más alto de desarrollo cómico. El tono de farsa, el disfraz; la falta de un supuesto límite que podría tener un carácter más o menos estético, se disuelven en la gran carcajada de acentos populares de su obra.
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Y, por supuesto, el gran maestro, que será seguido de largo por innumerables autores, hasta siglos después, es William Shakespeare. El gran Maestro es sinónimo de tragedia, de drama, que han pervivido a través del tiempo, Romeo y Julieta, Hamlet, Otelo, El Rey Lear, Macbeth, son ejemplos acabados de lo que afirmamos. Pero el sentido del humor del gran dramaturgo, se filtraba, incluso, el momento más in-
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de la religión, las que muestran la gran risa medieval.
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tenso del drama, de un modo más o menos involuntario, como cuando los músicos llegan a la casa de los Capuleto a dar una serenata y nada les convence de irse, ni siquiera el conocer que la persona a la que venía dirigida su música ha muerto.
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La comedia shakespearena es, a ratos, excesiva, como en ese primer encuentro entre los protagonistas de LA FIERECILLA DOMADA, que nos fuera plásticamente mostrado, con absoluta maestría por Zefirelli, en el filme con Elizabeth Taylor como Catalina y Richard Burton como Petrucchio. El disfraz -que llega al travestismo, los juegos de palabras, el estudio de caracteres, que pueden muy bien ser caricaturescos, todo vale en la comedia shakespeareana, que luego será aprovechada por los grandes clásicos del teatro español, especialmente el inefable Lope de Vega. o los del Gran Siglo Francés, y su incomparable Moliere.
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Los Siglos de Oro de España cuentan con innumerables figuras literarias, ligadas al humor, pero solo mencionaré unos pocos, que considero cifras mayores: Cervantes, en El Quijote -la escena más hilarante es la nocturna de la posada y su deliciosos equívocos- alcanza momentos inolvidables de la tendencia. Pero es igualmente divertido en su teatro, especialmente en la breve obra “La guarda cuidadosa”, que hace muchos años puso en escena el Teatro Ensayo de la CCE. Los otros autores que tengo en mente son, sobre todo, poetas: Don Francisco de Quevedo, uno de los mayores talentos de la sátira en español; don Luis de Góngora, tan casi inalcanzable en el Polifemo, y tan feroz en las diatribas poéticas contra sus contemporáneos, con Lope de Vega, tuvieron los dos verdaderas batallas poético-satíricas, divertidas para quien veía el combate desde fuera. Y un poeta brillante, pero no muy conocido, Bartolmé Leonardo de Argensola, que les recomiendo lo busquen y gocen de
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capital. Su amor por Guayaquil, a la que adopta por cuna, pues él era dauleño, roza la idolatría, y su odio Todo lo dicho, simplemente como por Quito llega a lo inverosímil. un marco a una breve reflexión en Obra es, de imprescindible lectura. torno al humor en la literatura En el siglo XIX, un autor que poecuatoriana. dría parecer inverosímil asociarlo al humor es Juan Montalvo, pero A mi modo de ver, la primera mues- hay que reconocer que un humor tra humorística de nuestras letras calcinante como el de Las Catilinaes del siglo XVIII, y se da en un rias, de tinte exclusivamente polípoema que, digan lo que dijeren tico y con una capacidad de los sabios que nunca faltan, insultos que rebasa todo líHay que es una muestra clarísima mite, tiene al mismo reconocer que de regionalismo. Ya ustiempo una gran carga un humor calcinante tedes intuyeron que de risa, caricatura e se trata del BREVE como el de Las Catilinarias, ironía. de tinte DISEÑO DE LAS exclusivamente político CIUDADES DE Irónico es también, y con una capacidad GUAYAQUIL Y Francisco Aguirre de insultos QUITO, de nuestro Guarderas, en su que rebasa todo límite, inefable y primer comedia RECETA tiene al mismo tiempo gran poeta, el jesuita PARA VIAJAR, que una gran carga de risa, Juan Bautista Aguirre produce una incontecaricatura e ironía los que le precedieron, nible hilaridad, pero que en general, eran versificaa finales del siglo XIX dores religiosos, pero el sen(1892, año de su estreno) tido realmente profundo, causó un marcado escozor en alelaborado, de lo lírico filosófico gunos grupos burgueses de Quito. (CARTA A LISARDO) o humorístico lo hallamos en su obra. En los inicios del Siglo XX la figura más áspera del humorista fue la de Es increíble el despliegue del ta- Manuel J. Calle, dotado de un senlento irónico del sacerdote contra la tido de la sátira, el ridículo y la ma-
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su risa, ya taimada, ya mordaz, siempre inteligente.
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lignidad, que le causaron innumerables enemistades, tanto en el bando conservador al que se suponía atacaba, como en el de los liberales en el que militaba.
inspirada a veces en los grandes dramas sociales, pero dotada de un punzante humor que obligaba no solo a reír si no a pensar, a meditar, a criticar.
Trabajo inolvidable del humor popular y de rasgos campesinos de la costa es la obra de José Antonio Campos, conocido como Jack the Ripper. Narrador lleno de ingenio, pintoresco, dueño de una risa fácil, construyó un sinnúmero de estampas populares caricaturescas, que aparecieron antes que en libro en los periódicos y causaron la alegría de innumerables lectores.
Una mezcla entre el columnista dotado de humor y el dibujante de igual naturaleza, son los autores de los llamados “memes”, que, a veces, producen verdaderos chispazos de ingenio, capaces de provocar sonoras carcajadas. Uno de los rasgos del “meme”” es la velocidad conque aparece, incluso antes que el suceso al que ridiculizan haya terminado de ocurrir.
El humor de numerosos escritores se vertió en los periódicos, y fue una tradición que se mantuvo largamente, incluso hasta el presente siglo. Tres nombres me vienen a la mente en este momento y son paradigmas del humor de los articulistas de prensa contemporáneos: Simón Espinosa, Francisco (Pájaro) Febres Cordero y Edmundo Maldonado. Habilísimos caricaturistas sumaron a su presencia risueña su labor dibujística,
La gracia popular, en distintos niveles, que iban de lo sutil a lo grotesco, había alcanzado fama en otras épocas, y la sal quiteña, por ejemplo, considerada paradigma, fue celebrada, repetida y modificada, de acuerdo con los intereses de quienes la aplicaban.
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Las pequeñas ciudades, cerca de otras mayores, se convirtieron, en distintos momentos, en las víctimas de propiciación de la risa.
En una de las dictaduras, alguien La generación del 70 encontró su pintó un grafitti en el gran cerra- mejor representante en Carlos Camiento de una casa cercana a la rrión, que no solo usó y usa de la ciudad, en que señalaba ruptura de la norma en muque allí quedaba el chos momentos de su La generación Museo. El Jefe Civil y notable obra narrativa, del 70 encontró su mejor representante Militar de la Plaza, tosi no que halló un en Carlos Carrión, mando sobre sí la despliegue abunque no solo usó ofensa, mandó dedante en algunas y usa de la ruptura rruir el muro, en un de sus narraciones de la norma gesto digno de inlargas y breves. El en muchos momentos tegrarse a los biemejor ejemplo de de su notable nes del museo humor negro es, sin obra narrativa, imaginario. duda, su novela si no que halló “¿Quién me ayuda a un despliegue abundante La literatura ecuato- en algunas narraciones matar a mi mujer?”. largas y leves riana del siglo XX, marcada en sus grandes La gran risa de este hombre inicios por la austeridad expremenudito ha roto con la tradiciosiva del realismo socialista, encon- nal adustez del relato ecuatoriano y tró en uno de los integrantes de la mostrado la capacidad de los escriGeneración del Treinta una de sus tores para reírse de sí mismos, de
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voces absurdas, y así, se consideran rasgos humorísticos algunos de los que conforman la narrativa de Pablo Palacio. Alejandro Carrión, dueño de un ácido sentido del humor lo sacaba a flote en sus artículos, que basados, generalmente, en la sátira y la caricatura, alcanzaron una cierta fama. Alguno de sus cuentos exhibía también este rasgo.
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Caso de un humor absurdo es el que cuentan ocurrió en una ciudad cercana a Cuenca, que era el blanco de todas las bromas, la mayor de las cuales fue la construcción verbal de un museo imaginario en el que estaban los objetos más absurdos como el taco de la bota itálica, el tapacubos de la rueda moscovita o la paila del Dulce Nombre de María.
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los demás, de la sociedad entera, con admirable calidad literaria. Felipe Aguilar Aguilar, ex profesor de la Universidad de Cuenca es de los pocos críticos literarios ecuatorianos que ha consagrado numerosas páginas -un libro entero, su discurso de ingreso a la Academia Ecuatoriana de la Lengua-, a analizar con regocijo las obras de algunos de sus contemporáneos. Creo que con su ejemplo, a futuro,
deberíamos prestar más atención al sentido del humor de los literatos ecuatorianos de las generaciones aún activas y nuevas, y reírnos alegremente con su risa, incluso en tiempo ajenos a toda alegría, porque si el humor hace milagros uno de ellos es, precisamente, darnos respiros en medio de las crisis, la depresión social y el malgenio. ¡Adiós, amigos, y muy buena risa!
* Jorge Dávila Vázquez. Es un escritor, catedrático y crítico ecuatoriano. Ha obtenido varios e importantes premios literarios. En 2016 le fue otorgado el premio nacional Eugenio Espejo, en la categoría de creaciones, realizaciones y actividades literarias.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
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ay la creencia, muy arraigada, de que la poesía es extraña al humor. Quienes creen esto son, también, los que piensan que la poesía es magia o revelación divina, y los que distinguen entre alta y baja poesía. En esta última categoría, si es que son condescendientes, ubican a la poesía humorística. Este tipo de poesía, para ellos, es un divertimento, un juego limitado a la estrechez de lo empírico, incapaz, por ello, de alcanzar la excelencia de la poesía con mayúscula. Esa que se mueve en las alturas
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metafísicas, en las nubes de la trascendencia. Los poetas y lectores de la poesía con mayúscula tienden a lo absoluto y a su derivación necesaria: el absolutismo. Y desde esa perspectiva desdeñan el humor y desprecian a sus cultores. Esos seres, piensan ellos, ocupados en naderías, en contar chistes y hacer juegos de palabras. La poesía humorística, sin embargo, no puede definirse en virtud de ciertos procedimientos retóricos o de sus contenidos. La poesía hu-
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morística es una visión del mundo. Como el poeta humorístico cree que el mundo es imperfecto, descree de lo absoluto y abomina del absolutismo. Su método, por tanto, es la relativización de lo existente, sin caer en el “todo vale” típico del pensamiento posmoderno, pues, para relativizar algo, hay que tener un punto de partida.
turas de la realidad, y no tarda en encontrar el hilo suelto. Como su divisa es “somos imperfectos”, opera en sentido contrario a los poetas de lo absoluto, quienes, heridos por el filo de nuestras imperfecciones, recurren a la idealización. Procedimiento que, al elevar a los seres humanos a las esferas de lo divino o lo demoníaco, los deshumaniza, y, de este modo, los vuelve invulnerables a los estragos de la contingencia.
El punto de partida, el otero desde el que contempla y El poeta humorístico no Escéptico, juzga el mundo, conidealiza, muestra lo que vierte al poeta humo- sin llegar al nihilismo, ha encontrado en su inel poeta humorístico rístico en un moralista. dagación poética, que busca las costuras Es decir, en alguien es, al mismo tiempo, de la realidad, cuya obra gira en torno y no tarda en encontrar emotiva y racional. a los problemas del bien Pero somete sus descuel hilo suelto. y el mal y sus relaciones. brimientos a una evaluación moral. Esta evaluación, Por eso, aunque no carezca de es- realizada a través de diversos propontaneidad, el poeta humorístico cedimientos lógicos y retóricos, es más reflexivo que intuitivo. Y como la ironía, la inclusión de luestá más cerca del conocimiento gares comunes, las rupturas de racional que de la revelación di- sentido, se convierte en humor. vina. A la que los poetas absolutistas atribuyen, para darse tono, el La autoridad y las costumbres son origen de sus poemas. emanaciones de lo absoluto. Los hechos sociales, dice Durkheim, Escéptico, sin llegar al nihilismo, el son formas de pensar, sentir y acpoeta humorístico busca las cos- tuar que preexisten a los indivi-
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Los recursos lógicos y retóricos de la poesía humorística son instrumentos heurísticos. Valiéndose de ellos, el poeta guía al lector al conocimiento: a lo que se ve a través de las grietas de lo absoluto. El humor agranda para que se vea mejor o minimiza para mostrar Si admitimos, con Pound, que los algo en sus exactas dimensiones. elementos constitutivos de un Permite calibrar la lente con la poema son las ideas (logoque miramos el mundo y Relativizar, pea), las imágenes (facon la que nos vemos a en este caso, nopea) y la música nosotros mismos. Resignifica reducir (melopea), se advierte lativizar es, en este lo absoluto que el eje de la poesía sentido, volver las a la escala humorística son las pricosas a sus justas prode la falibilidad meras, cuyo sentido se porciones: las del monsy la imperfección. potencia gracias a la mútruo o la hormiga. sica: al ritmo y al juego de sonidos. Por eso, gran parte de la La relativización por igualación se poesía humorística es rimada y aplica, también, a la “poesía absomedida. luta”. El procedimiento que, en este caso, usa el poeta humorísPero no solo hay un juego sonoro, tico es la parodia. Tomando los sino, también, semántico y con- temas, contenidos y modos de exceptual. El juego -armónico o diso- presión de la “poesía absoluta”, el nante- entre sonido y sentido lleva humorista construye su poema con al lector al descubrimiento del de- la intención de generar en el lector fecto, el error, la debilidad o la in- una expectativa que será quetrascendencia, y este brada por la disrupción semántica.
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Relativizar, en este caso, significa reducir lo absoluto a la escala humana, que es la escala de la falibilidad y la imperfección. Significa, además, resistir a la imposición: el modo de actuación característico de lo absoluto.
descubrimiento, como reacción intelectual y emotiva, conduce al humor.
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duos y ejercen un poder coactivo sobre estos. A ellas, para relativizarlas, se aplica el humor.
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Recurso que, actuando como un explosivo en las bases de un edificio, derribará la estructura intelectual y emotiva del poema parodiado, de la poética que representa, hasta reducirlo a polvo. Hasta mostrar que el material del que estaba hecho no eran más que escombros: palabras hueras y
altisonantes, o, más aún, pompas de jabón que al contacto con la más prosaica realidad estallan. Quevedo nos da un buen ejemplo de parodia poética, concretamente, de los poemas funerarios, los epitafios, que exaltan las virtudes del difunto:
A UNA SEÑORA Yace aquí sepultada una duquesa; Muerta no, pero yace derribada,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Historia, dicen, desencuadernada Por fabulosa y aun por mal impresa. Huélgome en cuanto a vello, aunque me pesa, En cuanto a aquella semiconsagrada Señoría libre, dignidad morada, Bendición de la misa y de la mesa. La viuda dos veces, la excluida Dos veces; las dos veces, digo, entrada Y cuatrocientas mil veces salida. Haya que fue tan verde, derribada Yace en el suelo; mas sin ser caída, Pocas veces ha sido levantada.
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“Oigan”, dice un chico, sorprendido, a sus amigos en la clase de literatura. “Oigan, estamos leyendo poesía y nos estamos riendo”. La verdad es, a veces, trágica, y, a veces, cómica. Así que quien ha visto las cosas como son puede, en ciertas ocasiones, obtener como recompensa la risa. Hay humor negro y humor blanco; humor duro, como el sarcasmo, y humor suave, como la ironía; hay humor manifiesto y humor oculto, ese que produce en el lector una sonrisa -la reacción fisiológica propia del humor-, sin que este tenga conciencia de haber leído un poema humorístico. En todas sus categorías el humor es reflexivo, por eso la caricatura, uno de los
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Para cumplir su labor, el poeta humorístico debe tomar distancia de sí mismo, de los hechos y los hombres. A la distancia adecuada, deja de lado los detalles circunstanciales y se fija en lo que es común al conjunto. No ve el árbol, sino el bosque. Mientras más distancia toma, más capaz es de encontrar la semejanza entre las múltiples clases de los hechos y los seres. Un ejemplo de esta igualación, de este develamiento de la identidad esencial de todos los seres, los dioses incluidos, es el poema de Nicarco, El Médico, traducido por José Emilio Pacheco: Ayer fue el doctor Marcus a dar consulta a la estatua de Zeus. Aunque era Zeus y de puro mármol hoy enterramos a la pobre estatua.
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procedimientos típicos de la poesía humorística, se considera un subgénero del periodismo de opinión.
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La parodia, en el fondo, es una manera de enfrentar el mundo empírico con el ideal. El humor paródico es el resultado de la revelación de la falta de coherencia entre ambos mundos. Es decir, de la revelación de la mentira, porque la poesía, como forma de conocimiento, busca la verdad: la verdad poética. Y los mentirosos son nocivos tanto para la ciencia como para la poesía.
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Para expresar aquello que vincula a todos los seres, el poeta humorístico otorga especial importancia al método analógico, método que, al estilo de la metáfora surrealista, aproximando lo más disímil genera
humor. Pero la analogía humorística, a diferencia de la surrealista, no es arbitraria ni automática, sino lógica, como se aprecia en el famoso poema de Quevedo “A un hombre de gran nariz”:
20 Érase un hombre a una nariz pegado, Érase una nariz superlativa, Érase una alquitara medio viva, Érase un peje espada mal barbado; Era un reloj de sol mal encarado. Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Érase un elefante boca arriba, Érase una nariz sayón y escriba, Un Ovidio Nasón mal narigado. Érase el espolón de una galera, Érase una pirámide de Egito, Las doce tribus de narices era; Érase un naricísimo infinito, Frisón archinariz, caratulera, Sabañón garrafal morado y frito.
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Los ricos y los pobres, los gordos y los flacos, los bellos y los feos, todos son lo mismo a los ojos del humorista. Ese poeta que mira a sus semejantes como si tuviera los ojos pegados a la ventanilla de un avión que sobrevuela una ciudad, y actúa como actuaría un científico, manteniendo la distancia necesaria para garantizar la objetividad. Por eso, la presencia del yo es menos frecuente en este tipo de poesía que en otros. El poeta humorístico, aunque no renuncia a hablar de sí mismo, prefiere hablar de los demás. Contar historias en tercera persona.
La fábula ha sido y es uno de los géneros que más se presta a las intenciones igualadoras del humor. Los animales actúan como hombres y los hombres como animales. Seres vivos, ambos, sometidos a las leyes de la necesidad.
Frente a aquellos poetas que, incapaces de reconocer la existencia de otra realidad que no sea la de su mundo íntimo, tienen como referente principal de su poesía su propio yo, el poeta humorístico, objetivo como es, reconoce que la realidad es todo aquello que existe fuera de él, independientemente de su subjetividad. Sobre ella habla.
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El epigrama social y político tiene una capacidad semejante a la de la fábula, en la medida en que, criticando las jerarquías sociales y a los poderosos, logra hacer patente la igualdad existencial de todos los seres humanos. Los instintos, miedos, deseos de los que están en la cúspide de la pirámide social son, en esencia, los mismos de los que se hallan en la base. Las diferencias entre el rey y el estibador se refieren no más que a las maneras y medios que los unos y los otros tienen para satisfacer sus inclinaciones básicas. En el poema de José Asunción Silva, titulado “Egalité”, la igualación de miembros de categorías sociales distintas por obra del deseo se realiza de manera eficaz:
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Se abre, así, a un campo de experiencia muy vasto, que reduce el peligro de la repetición, que, pocas veces, el poeta ensimismado logra superar.
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El procedimiento lógico, característico de la analogía humorística, tiene un sustrato ontológico: el carácter transitorio de los seres y las cosas, del universo todo.
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Juan Lanas, el mozo de esquina, es absolutamente igual al Emperador de la China: los dos son el mismo animal. Juan Lanas cubre su pelaje
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con nuestra manta nacional; el gran magnate lleva un traje de seda verde excepcional. Del uno cuidan cien dragones de porcelana y de cristal; Juan Lanas carga maldiciones y gruesos fardos por un real. Pero si alguna mandarina siguiendo el instinto sexual
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al Emperador se avecina en el traje tradicional que tenía nuestra madre Eva en aquella tarde fatal en que se comieron la breva del árbol del Bien y del Mal, y si al mismo Juan una Juana se entrega por modo brutal y palpita la bestia humana en un solo espasmo sexual, Juan Lanas, el mozo de esquina, es absolutamente igual al Emperador de la China: los dos son el mismo animal.
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obra morisca de esparto, o carbanque o ruyseñor, gallo o martín pescador, o mariposa o lagarto?
Murió de envidia al ver que junto a él
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Desyd, amigo: ¿soys flor,
Diofón, crucificado, no murió del tormento: estaba otro en una cruz más alta.
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El proceso de igualación que realiza el poeta humorístico puede llevar a la pérdida de identidad e, incluso, de la calidad de humano del sujeto sometido a dicho proceso, hasta el punto de que este termina por confundirse con los animales y los objetos. Valgan como ejemplo de lo dicho los siguientes versos de Antón de Montoro, dirigidos a Juan de Valladolid, “que fengía de coplear e traya un saco de colores”:
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Si no recuerdo mal, J.L. Aranguren sostenía que los seres humanos tienen tres necesidades básicas: poder, placer y posesión. Yo añadiría una cuarta: reconocimiento. La falta de reconocimiento da lugar a la envidia, y a la búsqueda –criminal, desesperada, ridícula- del respeto de los demás. Los jóvenes italianos, que se han convertido, según Roberto Saviano, en una nueva casta del crimen organizado; esos jóvenes, para quienes morir después de cumplir los veinte años es una vergüenza, son una de las expresiones más trágicas de esta búsqueda de respeto. Sin embargo, como todas las búsquedas humanas, esta tiene, también, su lado cómico. Así lo demuestra el poema “El envidioso”, de Lucilo, en la versión de José Emilio Pacheco:
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Con el tiempo, la poesía “culta”, la poesía absoluta, se alejó del humor, y sus sacerdotes renegaron de él. Así que la función que, en otros tiempos, cumplía el epigrama o la fábula, quedó, casi en exclusiva, en el ámbito de la poesía popular. Poesía que conservó el humor y el factor potenciador del metro y la rima. En la poesía popular, la igualación se expresa como fatalidad,
como imposibilidad de cambio en el campo social, político, afectivo. Las cosas han sido y serán lo que ahora son. Y, frente a la invariabilidad intrínseca a los distintos órdenes de la vida humana, no queda más que reír: aceptar tratando de no perder la dignidad. Gabriel Zaid, en “Ómnibus de poesía mexicana”, recoge un poema indicativo de esta actitud:
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
NUESTRA VERDADERA DEMOCRACIA (1904) Por bando nacional, ya promulgado, sepa toda la gente que el pueblo que está aquí representado sacó de Presidente al que en la presidencia está sentado y seguirá sentado eternamente.
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A la distancia, el humorista ve el bosque y hace humor basado en la analogía y la igualación. Pero puede regular la lente de manera que le permita apreciar los detalles, la letra pequeña de los contratos. Así, se va acercando a lo distinto. Se acerca, también, a
El sinsentido es el instrumento que el poeta utiliza para enfrentarse al absoluto de los sentidos prestablecidos. A través del absurdo y la extravagancia, el poeta humorístico, que había centrado su cometido en revelar la igualdad intrínseca de los seres y las cosas, se empeña en destacar el valor de la individualidad, y la resistencia, incluso el desafío, que ciertas personas oponen al orden estatuido. Una ilustración cabal del desafío, como mecanismo de afirmación de la individualidad, son los limericks de Edward Lear. Uno de los cuales, en versión de Leopoldo María Panero, transcribimos a continuación:
Hubo una vez un viejo de Celeste Que bailó valses con una mosca enorme; Una vez susurraron una dulce melodía Solos, y a la luz de la luna Dejando que los viera el vago pueblo de Celeste.
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través del absurdo, que, en términos de comportamiento, adopta las variadas formas de la extravagancia.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
La negación del cambio, como mecanismo de igualación, coloca al poeta popular frente a un absoluto: la permanencia del mal y el deterioro. Su conocimiento lo vuelve lúcido y pesimista. Y, gracias a él, no se deja engañar. Sabe que las palabras del político y el charlatán no son más que mentiras disfrazadas de verdades o tonterías disimuladas por el metalenguaje y la oscuridad rebuscada. Al quitarles el disfraz, ríe. Develar la falsedad, para él, es una tarea gozosa.
Fernando López Milán*
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El humorista duda de lo dado, del sentido común y del lugar común, que, muchas veces, no son más que anteojeras o filtros, a través de los cuales la gente se ha acostumbrado a verse a sí misma y a la realidad. Dudar es abrir el campo a otros puntos de vista y, en consecuencia, un modo de relativizar el punto de vista
dominante y de cuestionar la posición desde la cual quienes ejercen el poder intelectual e ideológico ven y pretenden que veamos el mundo. Es entrañable, por eso, el viejo de los Abruzzi, que aparece en uno de los limericks de Edward Lear, y que bien puede pasar por una representación del poeta humorístico:
Había un viejo en los Abruzzi, Tan ciego que no alcanzaba a ver su pie: Cuando le dijeron: “¡Este es su dedo!”,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Él dijo: “¿Sí?”, Ese escéptico viejo de los Abruzzi. (Traducción propia)
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Muchos, a lo largo de la historia, han sacado provecho de esta ocultación. Y pretendiendo que la necesidad física, la podredumbre, la imperfección, no tienen nada que ver con ellos, han sometido a otros a su voluntad. El poeta humorístico pone al descubierto esas coartadas y las reduce a la escala humana. A esa escala se hace la poesía humorística. Desde esa escala, debemos leerla y leernos.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Valores, jerarquías, autoridades no son más que un medio del que se valen las personas para ocultar, y
ocultarse a sí mismas, la posibilidad del cambio repentino, o de esa mutación total, la muerte, que nos iguala a todos en la final quietud.
Fernando López Milán*
Los grandes temas, como el tiempo y la muerte, no son ajenos a la poesía humorística. Se puede llegar a lo cósmico (lo universal) a través de lo cómico, valiéndose, para ello, de la igualación o de su opuesto: la singularización del detalle. La referencia a lo absoluto, para el poeta humorístico, no es, sin embargo, una protección frente a la contingencia; es su aceptación. Valores, jerarquías, autoridades están sometidos a ella.
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Fernando López Milán*
POEMAS HUMORÍSTICOS QUITO (Juan Bautista Aguirre) Buscando un lugar maldito
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a que echarme su rigor y no encontrando otro peor, me vino a botar a Quito; a Quito otra vez repito que entre toscos, nada menos, varios diversos terrenos, siguiendo, hermano, su norma, es un lugar de esta forma,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
disparate más o menos: Es su situación tan mala, que por una y otra cuesta la una mitad se recuesta, la otra mitad se resbala; ella sube y se cala por cerros, por quebradones, por guaicos y por rincones y en andar así escondida bien nos muestra que es guarida de un enjambre de ladrones.
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del sitio sobre que estriba, que se hace muy cuesta arriba el andar por cualquier calle; no hay hombre que no se halle la vista en tierra clavada,
Fernando López Milán*
Tan empinado es el talle
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porque es cosa averiguada que el que anda sin atención, cae, si no en tentación, en una cosa privada. Hacen a Quito muy hondo y teniendo tanta hondura, es ciudad de ningún fondo. Aquí hay desdichas abondo, aquí el hambre y las sed se aúnan y a todos nos importunan; aquí, en fin, ¡raros enojos!, los que comen son los piojos, los demás todos ayunan. Son estos piojos taimados animales infelices, grandes como mis narices,
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
una y otra rajadura
Fernando López Milán*
gordos como mis pecados; cuando veo que estirados van muy graves en cuadrilla, me asusto que es maravilla desde que un piojillo arisco,
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sólo con darme un pellizco me sumió la rabadilla. Las sillas de mano aquí se miran como a porfía, y te aseguro, a fe mía, que tan malas no las vi; luego que las descubrí
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
por unos lados y otros, viendo los asientos rotos y quebradas las tablillas, dije: bien pueden ser sillas, mas yo las tengo por potros. En estas sillas se encierra, llevando cualquier serrana, mucho pelo y poca lana, como oveja de la tierra. Aquí, pues, en civil guerra, con femeniles enojos
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y con dentelladas bellas, los piojos las muerden a ellas, y ellas muerden a los piojos. Estas quiteñas, como oso,
Fernando López Milán*
son de los piojos despojos,
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están llenas de cabello y, aunque tienen tanto vello, más nada tienen hermoso; así vivo con reposo sin alguna tentación, siquiera por distracción me venga, pues si las hablo, hago actos de contrición. Lo peor es la comida (Dios ponga tiento en mi boca): ella es puerca y ella es poca, mal guisada y bien vendida; aquí toda ella es podrida y ¡vive Dios! que me aburro cuando imagino y discurro que una quiteña taimada me envió dentro una empanada un gallo, un ratón y un burro.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
juzgando que son el diablo
Fernando López Milán*
Hay tal o cual procesión, mas con rito tan impío que te juro, hermano mío, que es cosa de Inquisición: van cien cristos en montón
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corriendo como unas balas, treinta quiteños sin galas, más de ochenta dolorosas, San Juan, Judas, y otras cosas, casi todas ellas malas. Con calva, gallo y sin manto, un San Pedro se adelanta,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
y, por más que el gallo canta, no quiere llorar el Santo; pero le provoca llanto de sus llaves la reyerta, pues cuenta por cosa cierta que, estando el Santo con sueño, hurtóselas un quiteño para falsear una puerta. Va también tal cual rapaz vestido de ángel andante, con su cara por delante
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con tan donoso disfraz echan unas trazas raras, dándonos señales claras que, en el quiteño vaivén, aun los ángeles también
Fernando López Milán*
y máscara por detrás;
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son figuras de dos caras. De penitentes con guantes salen los nobles, por no dar limosna, y temo yo que han de salir de danzantes. ¿cómo harán tal indecencia?, pues hallo yo en mi conciencia que es muy grave hipocresía vestir la cicatería con traje de penitencia. Después se ven unos viejos beatos, brujos y quebrados y algunos frailes cargados con sus barbas y agarejos; luego se sigue a lo lejos una recua de Cofrades,
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Estos quiteños bergantes,
Fernando López Milán*
después las Comunidades y otras bestias con pendones, porque aquí las procesiones todas son bestialidades.
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Mil pobres despilfarrados se miran a cada instante, mas ninguno es vergonzante, que son bien desvergonzados; ciegos, mudos, corcovados y enanos hay en verdad tantos en esta ciudad, que yo afirmo sin rebozo
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
que es este Quito piojoso el Valle de Josafat. Hermano, en aqueste Quito muchos mueren de apostemas, de bubas, llagas y flemas, mas nadie muere de ahíto; y hay serrano tan maldito que al rezar la letanía, pide a la Virgen María, con grandísimo fervor, que le conceda el favor de morir de apoplejía.
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con extraña cortesía, sea de noche, sea de día le quitan luego el sombrero; y si él no trata ligero de tomar otra derrota,
Fernando López Milán*
A cualquier forastero,
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le quitan también sin nota estos corteses ladrones la camisa y los calzones hasta dejarlo en pelota. Andan como las cigarras que son leones en las guerras y lo son solo en las garras; para hurtar estos panarras con sutileza y con tiento son todos un pensamiento, de suerte que yo he juzgado que en las uñas vinculado tienen el entendimiento. El que es noble gamonal algún obraje procura, y de esta suerte asegura
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
gritando por estas sierras
Fernando López Milán*
tener en jerga el caudal. Los quiteños, por su mal, entablaron desdichados estos obrajes malvados, pues con esperanzas vanas
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van al obraje por lanas y se vuelven trasquilados. Todos estos obrajeros, por interés del vellón, compran ovejas y son ellos gentiles carneros. Tienen bueyes y potreros
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
del caudal para ventaja, pero, aunque ellos se hacen raja, nunca salen de pobreza, pues vinculan su riqueza en cueros, lanas y paja. A todos con gran certeza de frailes les acredito, pues todos en este Quito hacen voto de pobreza; pero el fausto, la grandeza y la gala es incesante, pues aquí, como es constante,
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la comedia de Moreto nombrada "Trampa Adelante". Cualquier chisme o patarata lo cuentan por novedad,
Fernando López Milán*
se estudia con grande aprieto
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y para no hablar verdad tienen gracia gratis data: todo hombre en lo que relata miente o a mentir aspira; mas esto ya no me admira, porque digo siempre: ¡Alerta! y lo demás es mentira. Mienten con grande desvelo; miente el niño, miente el hombre y, para que más te asombre, aun sabe mentir el cielo; pues vestido de azul velo nos promete mil bonanzas y muy luego, sin tardanzas, junta unas nubes rateras y nos moja muy deveras el buen cielo con sus chanzas.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Solo la mentira es cierta
Fernando López Milán*
Llueve y más llueve, y a veces el aguacero es eterno, porque aquí dura el invierno solamente trece meses; y así mienten los franceses
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que andan a Quito situando bajo de la línea, cuando es cierto que está este suelo bajo las ingles del cielo, es decir, siempre meando. Este es el Quito famoso y te lo digo, jocundo,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
que es el sobaco del mundo viéndolo tan asqueroso. ¡Feliz tú!, que de dichoso puedes llevarte la palma, pues gozas en dulce calma de ese suelo soberano; y con esto, adiós, hermano. Tu afecto, Juan de buen alma.
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Era un poeta lírico, grandioso y sibilino
Fernando López Milán*
LA RESPUESTA DE LA TIERRA (José Asunción Silva)
que le hablaba a la tierra una tarde de invierno, frente a una posada y al volver de un camino:
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-¡Oh madre, oh tierra! –díjole-, en tu girar eterno nuestra existencia efímera tal parece que ignoras. Nosotros esperamos un cielo o un infierno, sufrimos o gozamos en nuestras breves horas, e indiferente y muda tú, madre sin entrañas, de acuerdo con los hombres no sufres y no lloras. ¿No sabes el secreto misterioso que entrañas? Las sombras vagarosas y tenues de unas cañas que se reflejan lívidas en los estanques yertos, ¿no son como conciencias fantásticas y extrañas que les copian sus vidas en espejos inciertos? ¿Qué somos? ¿A do vamos? ¿Por qué hasta aquí vinimos? ¿Conocen los secretos del más allá los muertos? ¿Por qué la vida inútil y triste recibimos? ¿Hay un oasis húmedo después de estos desiertos? ¿Por qué nacemos, madre, dime, por qué morimos? ¿Por qué? -Mi angustia sacia y a mi ansiedad contesta. Yo, sacerdote tuyo, arrodillado y trémulo, en estas soledades aguardo la respuesta.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
¿Por qué las noches negras, las diáfanas auroras?
Fernando López Milán*
La tierra, como siempre, displicente y callada, al gran poeta lírico no le contestó nada.
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
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Sobre la gran muralla americana
Fernando López Milán*
AL VOLCÁN DE AGUA (José Batres Montúfar)
altivo torreón, vecino al cielo, su cúspide levanta soberana,
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a do jamás osó llevar su vuelo la reina de las aves atrevida que en la cuna de Júpiter anida. Gigante es Almolonga entre los montes, fuerte, soberbio, grande entre los grandes. ¡Cómo huella la cumbre de los Andes! ¡Cómo mira a su falda avasalladas, de cien montes las cimas encumbradas! Cuando animado el pensador profundo de la sublime inspiración divina quiere ver a sus pies el ancho mundo y al vértice elevado se encamina, ¡cómo va sus ideas ensalzando al par que va subiendo y va mirando!
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
¡Cuál domina millares de horizontes!
Fernando López Milán*
Allá en su patria misma el fiero rayo oye bronco tronar bajo su planta: y el sol que el monte hiere de soslayo y la nube que lenta se levanta, y su sombra contempla, que distinta
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cual espectro en la atmósfera se pinta. Verde, risueña, alegre, la campaña que mil arroyos cruzan argentinos divisa, y la ciudad y la cabaña, y el cerro con sus bosques y sus pinos, el lago de cristal, la fértil vega y el río transparente que la riega.
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Mira a un lado el Océano poderoso cuyas ondas azules va lamiendo la inmóvil planta al terrenal coloso. Al Izalco, por otro mira ardiendo, y allá en una comarca más distante el Momotombo mira fulminante. Y sin saciar su vista ni su mente por estrecho sendero y escarpado baja de la montaña lentamente el sabio a sus ideas entregado; tal virtud, tal poder, tal fuerza encierra ¡aquel gran monumento de la tierra!
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en la cintura atlética azulada cándida zona en derredor ceñida, y la sublime cúpula adornada de suspendida nubecilla leve deshecha y pura y blanca como nieve.
Fernando López Milán*
Se vuelve y ve de la montaña erguida
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Y el filósofo en éxtasis admira las obras portentosas de natura y quiere comprenderlas y suspira al ver su presunción y su locura; y su saber y su razón humilla
Luego exclama el filósofo admirado: “¿Veis ese monte altivo y desmedido que tantísimos siglos ha pasado grande, soberbio, silencioso, erguido, cual monarca del norte de los Andes?”. “Pues ahí cerca hay otros dos más grandes”
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
ante el autor de tanta maravilla.
Fernando López Milán*
ODA AL CERDO (Enrique Labarta Pose) ¡Oh, cerdo, emperador de la pocilga! Hoy, ante ti, se postra reverente
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y estos versos te endilga con una gana atroz de hincarte el diente, un pobre vate hambriento, que admira el ideal que en ti se encierra; ideal suculento; el único tangible de la tierra. Los demás son quiméricas utopías,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
tomaduras del cuero cabelludo e ilusiones impropias de un hombre, que se precie de sesudo. Permite que te admire, ¡oh, gran marrano!, por diversos motivos; pues, muerto, vales más que muchos vivos de este género humano, al cual, con honda pena, pertenezco, tal vez, porque ser cerdo no merezco. ¡Rey de las subsistencias!, en esta edad, agosto de tenderos, que llamarán los siglos venideros "la edad de las forzosas abstinencias",
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tus despojos aprontas, y aunque no tienes alas, con ellos te remontas por encima de pueblos y naciones, y subes, subes, subes,
Fernando López Milán*
cuando el suspiro postrimero exhalas,
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con tus lomos, chorizos y jamones, hasta ponerlos todos por las nubes. ¡Oh, ven hacia mí, cerdo gordito!; aunque... no vengas solo, pues con todas tus cerdas yo te admito. Ven sin ceremonial ni protocolo, de par en par abierto, y te aclama mi estómago desierto. Si vienes, subirás a mi buhardilla, partiremos a medias las bellotas, merendarás papilla y hasta, si quieres, te pondrás mis botas y saldrás a la calle con sombrilla. Tendrás tan rico trato, que comeremos en el mismo plato; el peine te daré con que me peino, y hasta te haría Senador del Reino, si encontrase algún modo
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
que aquí te espera ansioso mi apetito,
Fernando López Milán*
de llevarte al Senado; pues, sé, por descontado, que allí no harías mal papel del todo. Tuyo será mi lecho por las noches; y cuando el gorro de dormir te pongas
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y la fina camisa desabroches, seis castañas pilongas te ofreceré en la cama, cual se ofrecen bombones a una dama; y después del manjar refrigerante, para arrullar tu sueño interesante, si Dios no lo remedia,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
te leeré... del Dante "La divina comedia". Ven, ¡oh, marrano!, ven, ven a mis brazos, que muriéndome estoy por tus pedazos. Aunque he de darte muerte traicionero, tendrás en mí un amigo verdadero; y tras tanta amistad, quizá te asombre lo que pienso al final hacer contigo; mas, ten en cuenta, que esto que te digo, a cada paso suele hacerlo el hombre con su mejor amigo. Ya ves tú, qué indecente es el género humano;
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yo no sé cuál resulta más marrano. ¡Oh... cochino grasiento!; después de las mujeres, del espíritu gala y ornamento y quintaesencia de lo suculento,
Fernando López Milán*
entre un hombre y un cerdo, francamente,
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sin disputa, tú eres el más aprovechable de los seres. ¿Quién vale lo que tú, sobre el planeta? Por los restos de un sabio ya difunto, no hay patrona que suelte una peseta; mas, de los tuyos, compran hasta el unto; suele venderse a dos pesetas libra. ¡Ah!, mil veces dichoso el hombre, ni envidiado ni envidioso, que por el turbio mar de la existencia, mientras la humanidad, sudando el quilo, interroga a la esfinge de la Ciencia, confiado y tranquilo, en su barquilla va, llevando a bordo una hermosa mujer y un cerdo gordo. Ven hacia mí, ¡cochino, puerco, guarro!; y, aunque te llamo así, no es como insulto; pues, te admiro, por noble y por bizarro,
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
que, sin pizca de fibra,
Fernando López Milán*
y te rindo más culto que a muchos personajes de gran bulto, que desde el Rhin al Ebro, andan, por un error sobre dos patas, y escondida en el fondo del cerebro
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llevan la fe de erratas. ¡Cuánto envidio tu suerte y tu destino, simpático cochino!; que, aunque al fin te asesinan, por de pronto, todos en vida endulzan tu camino; yo, en cambio, del vivir, la lucha afronto y al pudridero iré cuando sucumba;
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
mísero porvenir de los humanos; para que allí me coman los gusanos; mientras tú encontrarás más digna tumba. Pues, los hombres seremos los gusanos que a ti te comeremos. ¡Oh, cerdo!, mi ideal inaccesible; como el de Bécquer, véote imposible; incorpóreo, impalpable, y será muy probable, que a pesar del volumen de tu masa y de tu mucha grasa, aún siga concibiéndote mi mente como un ser fabuloso eternamente.
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los vates te disparan sus canciones y a celebrar acuden, tus chorizos, tu tocino, tu lomo, tus jamones, tus ricos chicharrones, tus sabrosas morcillas,
Fernando López Milán*
Enamorados hoy de tus hechizos,
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tus orejas, tus patas y costillas; pues todo es comestible; nada hay en ti, de la cabeza al rabo, que por no ser bastante apetecible, redunde de tu fama en menoscabo. ¡Ay, cómo los poetas se relamen, Cerdo mío, no escuches sus cantos de sirena tentadores; pues te alaban traidores, para que luego vayas a sus buches, sin pompas, sin honores; pobre y oscuramente, como vulgar sardina mal oliente. En cambio, yo te juro, si acudes de mis ripios al halago, que bajarás al inmortal seguro con más magnificencia que un rey mago. Te haré un entierro, no de los modestos,
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
escribiendo las odas del certamen!.
Fernando López Milán*
sino de los que llaman de primera; y hasta la tumba bajaré tus restos, al compás de una lánguida habanera. Iré a llorar con lágrimas de grasa sobre tu tumba amiga,
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y hasta pondré una gasa de luto en la barriga. Y cuando al libro pases de la historia, si el premio gordo, el hado me procura, para rendir tributo a tu memoria, con champán regaré tu sepultura. Postdata que te envío: Gloria y prez de los cerdos de Segovia,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
si al fin no has de ser mío, permita Dios que mueras de hidrofobia y te tiren al río.
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Perfume delicado
Fernando López Milán*
EMOCION VESPERAL (Luis Carlos López)
de flor y de retoño. Olor de prado
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sentimental, un exquisito olor… Pero bajo la ampolla del mismo sol, también hiede a fritanga de cebolla
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
y col.
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Fernando López Milán*
DESDE MI CELDA (Luis Carlos López) Vivo en un caserón que fue convento,
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a cuatro leguas de la población, porque mi pensamiento necesita mucho recogimiento y la insípida paz del cenobita. Penetra por la cruz de mi ventana
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
la faz del sol, lozana perspectiva: la verde ondulación de la sabana… Y en este campesino caserón, que luce a trechos monacal verdín, como sangrienta broma del destino me ha tocado un vecino que aprende cornetín.
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Sol rubicundo que arde como en un crematorio. Y en la paz profunda y sugestiva de la tarde,
Fernando López Milán*
EN EL MALECÓN (Luis Carlos López)
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rema olimpícamente un alcatraz. Rema con soberano desprecio. Y parodiando la altivez del mamífero humano,
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
baja y engulle un miserable pez.
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Fernando López Milán*
FABULITA (Luis Carlos López) “¡Viva la paz, viva la paz” … Así
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trinaba alegremente un colibrí sentimental, sencillo, de flor en flor… Y el pobre pajarillo trinaba tan feliz sobre el anillo feroz de una culebra mapaná. Mientras que en un papayo reía gravemente un guacamayo
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bisojo y medio cínico: -¡Cuá cuá!
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La luna es un medio mamey: asoma
Fernando López Milán*
NOCHE SEÑERA (Luis Carlos López)
detrás de la perilla de un mirador. Y el faro
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con brusquedad insólita hace guiños… La silueta de un perro, fugitiva y elástica, en un muro da ódicamente un salto…
Y en la noche señera, en el silencio de la ciudad levítica, obsesiona y pide una pedrada la impertinencia erótica de un gato.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Y esto asombra en la calle a un policía…
Fernando López Milán*
SOPA (Alfonso Reyes) En buen romance casero de verdura y de calor
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con los brazos remangados me siento a la mesa yo. Tierra terrena terruño del fondo del corazón bien haya el caldo y bien haya
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la madre que lo parió.
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I
Fernando López Milán*
POLOS DEL EXCESO (Alfonso Reyes)
Hora ceniza Y se pega la lengua en el paladar
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cuando sabe a rejalgar la acidez que nos anega Como un cuchillo juega por la entraña el acre flato, y el doliente timorato disimula y secretea pidiendo el bicarbonato.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
pidiendo la panacea,
Fernando López Milán*
EPÍSTOLA A UNA DAMA QUE NUNCA EN SU VIDA CONOCIÓ ELEFANTES (Renato Leduc) Hay elefantes blancos que no son comunes;
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son como la gallina que pone huevo en lunes. En realidad, los elefantes no tienen la importancia que nosotros les dimos antes. Son como una señora con los senos opimos
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los pobres elefantes. El símil no es exacto pero da bien la idea: el elefante tiene su trompa y la menea con el fláccido ritmo que la dama sus senos... Y se parecen mucho aunque usted no lo crea. El símil no es exacto pero eso es lo de menos. Dice un provervio indio: "Haz que tu amada ostente la gracia quebradiza de un joven elefante..." He allí un símil, señora, un sí es no es imprudente y clásico, no obstante.
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mis dudas. Opiniones ajenas no son siempre bastantes: la jirafa, el camello, ciertas aves zancudas son menos admisibles. Como dije a usted antes
Fernando López Milán*
Cuando usted me decía: Yo no creo en elefantes abrigaba
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gusto hablar de animales con el pelo en la mano. Como errar es humano perseguí paquidermos por los seis continentes —el antártico incluso— por verdades fehacientes
Hay elefantes blancos pero no son comunes; son como la gallina que pone huevo en lunes. Los usan en los circos y en las cortes fastuosas para atraer turistas y algunas otras cosas. Los elefantes son, más comúnmente, grises: a veces son gris-rata, a veces son gris-perla y tienen sonrosadas como usted las narices. Cuando miro elefantes, siento anhelos de verla y estrecharla en mis brazos, como en tiempos felices…
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
en dinero y cuidados no paré nunca mientes.
Fernando López Milán*
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Los elefantes son, más comúnmente, grises... Un rajah de la India, por razones que ignoro, arrancó los colmillos a su fiel proboscidio quien se puso ipso-facto, dentadura de oro y murió ipso-facto... ¿fue piorrea? ¿fue suicidio...? ¿Un rajah de la India? Eso sí es hilarante, hilarante sobre todo en el cine con un buen comediante... Un defecto, no obstante tiene —justo es decirlo— el amigo elefante: la epidermis que cubre su maciza estructura
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
es tan dura, tan dura que adecuarse no puede a la industria del guante. De otros puntos de vista el amigo elefante... es tan útil, señora, como un cambio de dieta a un estómago enfermo...
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Aunque el control nunca pierda,
Fernando López Milán*
ÚLTIMOS AÑOS DE SAMUEL TIMORATO (Ogden Nash)
de mi suerte no hago alarde. Ahora llegan los besos, demasiados demasiado tarde.
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Vosotras decidme, Parcas, y ya no molesto más, ¿dónde estaban estos besos tres décadas atrás? Chicas había a montones, refresco o cerveza, chicas, alegremente casadas o estudiosas y tozudas, las novias de mis amigos algunas bien asentadas y algunas de escaso tino, chicas tristes y serenas, agitadas, turbulentas, en debut cosmopolita o matronas suculentas, todas ellas tan amables, todas ellas tan cordiales, inocentes excitando mis instintos primordiales. Pero aunque no todavía salud o plata en exceso había perdido, ninguna, ni siquiera Jenny, me dio un beso. Esas mismísimas chicas
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
o esposas de mis amigos,
Fernando López Milán*
conmigo se han vuelto viejas, la cabeza sobre mi hombro apoyan para sus quejas, y ahora llegan los besos, un diluvio que se expande, vanos besos insensatos, demasiados demasiado tarde. Me besan al saludarme,
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me besan al despedirse, si yo les ofrezco fuego, tienen un beso que darme. Me besan en casamientos, me besan en funerales, no tardan para besarme ni segundos decimales. Me besan cuando hay un cocktail o cuando al bridge me desquito, y es todo tan automático como matar un mosquito. Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
El sonido de sus besos retumba ya en mis oídos como manga de langosta que destruye los cultivos. Tengo dispepsia, artritis, una úlcera en camino, y me cansa ser besado por hábito compulsivo. Si mis queridas me internan hoy con demencia senil, será de besos vacíos, sin consecuencia ni fin. Vosotras decidme, Parcas, y ya no molesto más, ¿dónde estaban estos besos tres décadas atrás? (Traducción de C.E. Feiling)
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Napoleón tenía un manto lleno de abejitas de oro.
Fernando López Milán*
HUMORESQUE PAVANA PARA EL EMPERADOR (Gastón Baquero)
Cuando el dolor de lumbago acometía al Emperador, Las viejas hechiceras de Córcega le aconsejaban:
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-Polioni, vuelve el manto al revés, ponte las abejas en la piel. Y las fieras abejitas picoteaban a lo largo del espinazo imperial; sin la menor reverencia clavaban sus aguijoncitos arriba y abajo, sangre del Corso, Y el lumbago salía dando gritos, vencido por el vencedor de Austerlitz. La risa reaparecía en el rostro imperial, y la corte se vestía de encarnado; Napoleón, libre de penas, volvía al derecho el manto, el de las abejitas de oro, Y tomando con la punta de los dedos los extremos del armiño, Echábase a bailar una pavana por todos los salones de las Tullerías:
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Hasta que transfundían sus benévolos ácidos en la
Fernando López Milán*
viva la vida, y olé. Y en tanto bailaba de nuevo feliz el Señor del Mundo, Las doradas abejitas de su manto, felices también, reían y cantaban, Como rayos de sol en la cabeza de un niño.
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
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Tra-la-lá, tra-la-lá, bailaba y cantaba, y decía olé, y
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Una viudad muy viuda entra en una peluquería
Fernando López Milán*
ELEGÍA RISUEÑA NÚMERO 1 (Gastón Baquero)
y pide una copita de champán. “Lo que tenemos llegado del Japón,
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es un espejo donde aparecen vivos los maridos muertos”. “Bien, qué le vamos a hacer, tráigame el espejo. Y mientras, que la orquesta vaya destrozando el valsín de las flores de pedrito chaicoski. Péineme a la japonesa, y tráigame un gran abanico con paisajes amarillos: vamos a ver lo que le ocurre al idiota de mi esposo en las galerías de ultratumba. “Luego, antes de irme, por favor, que la gallina toque la ocarina, que la gallina toque la ocarina, que la gallina, que la ocarina, señoras: buenas tardes; señoritas: adiós”.
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
póngame un traje de dogaresa veneciana,
Fernando López Milán*
DEFENSA DEL ÁRBOL (Nicanor Parra) Por qué te entregas a esa piedra niño de ojos almendrados
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con el impuro pensamiento de derramarla contra el árbol. Quien no hace nunca daño a nadie no se merece tan mal trato. Ya sea sauce pensativo ya melancólico naranjo debe ser siempre por el hombre bien distinguido y respetado:
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
niño perverso que lo hiera hiere a su padre y a su hermano. Yo no comprendo, francamente, cómo es posible que un muchacho tenga este gesto tan indigno siendo tan rubio y delicado. Seguramente que tu madre no sabe el cuervo que ha criado, te cree un hombre verdadero, yo pienso todo lo contrario: creo que no hay en todo Chile niño tan malintencionado. ¡Por qué te entregas a esa piedra
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tú que comprendes claramente la gran persona que es el árbol! El da la fruta deleitosa más que la leche, más que el nardo; leña de oro en el invierno,
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como a un puñal envenenado,
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sombra de plata en el verano y, lo que es más que todo junto, crea los vientos y los pájaros. Piénsalo bien y reconoce que no hay amigo como el árbol, adonde quiera que te vuelvas siempre lo encuentras a tu lado, o móvil mar alborotado, estés meciéndote en la cuna o bien un día agonizando, más fiel que el vidrio del espejo y más sumiso que un esclavo. Medita un poco lo que haces mira que Dios te está mirando, ruega al Señor que te perdone de tan gravísimo pecado y nunca más la piedra ingrata salga silbando de tu mano.
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vayas pisando tierra firme
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FÁBULA CON PERRO Y COCHINO (Aquiles Nazoa) Para eludir su trágico destino de morir bajo el palo cochinero,
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un astuto cochino optó por escaparse del chiquero, dejando en su lugar un sustituto que tuviese la cara “acochinada” a fin de que el criador, que era algo bruto, no sospechara nada.
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Con este plan en mientes, un domingo llamó nuestro cochino al perro chingo que cuidaba la casa y le observó en el tono más sincero: —Yo no sé, francamente, lo que pasa, pero el mundo es injusto, compañero: mientras yo me reviento de la grasa, usted se va quedando en el huesero… ¿Verdad que es harto injusto el que sea usted flaco y yo robusto? —Hombre —le dijo el can—, pero ¿qué se hace? ¿Cómo no va a ocurrir que yo adelgace
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si usted aquí es el único que come? Y el astuto cochino, con malicia: —Tiene razón —le dijo— compañero, y para reparar tanta injusticia
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y que de raquitismo me desplome
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yo le voy a dejar este chiquero. —¿Y quién cuida la casa? —preguntó el perro. Y el cochino: —Yo. Eso me hará muy bien para la grasa… Conque diga si acepta: ¿Sí o no?… Y así fue como el cambio se efectuó. de sospecha jamás dieron motivo: Con la destreza del mejor marrano, se revolcaba el perro en el pantano, y el cochino ladrábale a la luna con la más alta técnica perruna. Vivieron de ese modo un año entero… Hasta que una mañana el hombre vino y creyendo que el perro era el cochino lo liquidó de un palo cochinero.
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Dueños de un gran talento imitativo,
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—¡De la que me he salvado!, —dijo entre sí el cochino entusiasmado. Y se puso a reír como una hiena… Pero entonces el hombre que envenena llegó como un enviado del Destino
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y sin ninguna pena
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creyendo que era un can, ¡raspó al cochino!
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Sombra de plumas
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FÁBULA DE MAESE CUERVO (Arturo Corcuera)
que empolló la noche. 71 La noticia funesta, las defunciones, de maese cuervo son lectura diaria. "¡Ah –exclama-, agencia funeraria!"
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si tuviese
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CANCIÓN DE CUNA (Héctor Carreto) Lujuriosamente esta noche
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acomodo un verso encima de otro.
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LOS DOS MECENAS (Héctor Carreto) Eres generoso, Mecenas, con los aduladores. Pavo real, no ostentes el pecho; ese rico plumaje no es tuyo. Las dietas que repartes no saltan de tu bolsa sino de mis impuestos que te asignan un salario a la altura de tus caprichos. Eres mecenas de otros; yo soy el tuyo.
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Cuando estuvo terminada aquella casa
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LA MADERA DE ENCOFRADO (Adalberto Ortiz)
trajo en dos carretas sus muebles y se acomodó graciosamente
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en un buen departamento. Colgó su hamaca de mocora y púsose a descansar a pierna suelta; pero antes de un minuto despertó en la calle. Alguien que sabe de estas cosas hoy me ha dicho que le están ya preparando
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un ataúd con la madera de encofrado.
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¿CÓMO VA LA ZANAHORIA? (Adalberto Ortiz) ¿Cómo irá la zanahoria? Preguntaba. Siete veces mejor que en el mercado, pobrecita
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mi mujer, que con su libro de dietética me dice: -Es muy saludable en jugo helado, pero se pone tan cara la zanahoria cuando hay derrumbes en la línea férrea... El rudo peón de construcciones de concreto con su pesado cajón de mezcla 1, 2 y 4, bajaba hasta la misma losa de las fundiciones,
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a concretar sus esperanzas. ¡Qué hermoso va a quedar este edificio! ¡Primer Premio Nacional de Arquitectura! ¡Orgullo ornamental de la ciudad! El duro peón entusiasmado con esta perspectiva subía presuroso su cajón de mezcla 3 por 1, hasta la misma terraza del octavo piso, y se ponía a dominar con su mirada alegre los trajinados barrios de la urbe. Pasmaba a todos los curiosos con su maravilloso equilibrio en los andamios. Era feliz en ese rascacielos construido con sus manos de Aladino.
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como la linda cabeza de Chelita donde se tortura mi amigo el pintor con oscuridades solanescas y problemas de líneas, colores y estructuras, buscando ontológicamente la esencia de las cosas.
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Es muy raro el color de la zanahoria,
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Mientras ella canta, baila, coquetea y juega hockey, él vuelve a la paleta con sus prostitutas monstruosas, sus barrios suburbanos y su colección de insectos Yo miro, sueño y me pregunto: ¿Cómo irá la zanahoria? Pobrecita.
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en maravilloso technicolor.
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VIDA ÍNTIMA DE UN CALAVERA (Manuel Zabala Ruiz) Con su espejeante frac de pluma y fantasía pasea la arrogancia de un siglo pintoresco
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el gallo: paranoico juglar de media noche, exótico y simpático Don Juan del gallinero El inventó en poético soñar la serenata... Aunque sabe jiu-jitsu, luce como un kalifa... (Por graves testimonios de antiguas escrituras el bueno de San Pedro le tiene cierta inquina...) Le vuelve algo romántico la defunción del día…
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Su solo de barítono emociona a la aldea, Y picotea, en éxtasis, la vitrina celeste donde exhibe la tarde su granero de estrellas... Siempre soñó en ser ángel: desde que le contaron la vida de Jacob, duerme en las escaleras... Y se tiene por cierto que arrojará en pedazos por plagiador intruso al reloj de la iglesia... Sabe todo el corral que vive en el pecado... La visita indecente a su harem espeluzna... Y aunque su mala vida de escándalos alarma, su poligamia tiene la aprobación del cura... Escéptico filósofo intuye su desgracia; él sabe que, a la postre, morirá asesinado;
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y el resto se las pasa en lujurioso escándalo… Cuadernos de nostalgia escarba a flor de tierra... Por un lance amoroso abdicó de su vuelo... Y es tal su desventura que, el día de su muerte,
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jugará a la rayuela, con sus plumas, el viento...
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por eso, en ser cantor, emplea algo del día
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ADAGIO (Fernando Cazón) No por mucho madrugar se amanece más humano.
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CONSEJO (Fernando Cazón) Ya pronto será tarde. No nos apresuremos.
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ADAGIO (Fernando Cazón) El que a buen árbol se arrima perro es.
GRAFFITI (Fernando Cazón) Yo le aposté a la muerte y he ganado.
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Dios le da barba al que no tiene quijada.
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PARADOJA (Fernando Cazón)
Dios le da ojos al que no tiene cuervos. Dios le da un dios al que no tiene fe.
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Dios le da fe al que no tiene montañas.
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IGUALDAD (Fernando López Milán) El otro día fui a la playa, a Atacames,
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a pasar el feriado y respirar otro aire. Y ya estando en la playa me resultó difícil allegarme a la orilla de la mar. Tapizada como estaba la arena con barrigas y espaldas
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que al sol se freían de aceite empapadas. Cuidando no pisar barrigones ni damas, a la mar me acerqué y haciendo una larga y respetuosa venia a la Madre Salada, permiso le pedí para hacer mi plegaria: “Madre, dije, que diste a luz a Venus y a la
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del amor convertiste, limpia nuestra alma por la belleza lejana y por la fealdad sin recato estragada.
Fernando López Milán*
belleza en razón
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Conformidad, Gran Madre, y compasión, hoy, danos por las Venus perdidas y por nuestros hermanos que exceden la medida o no alcanzan la talla. es la regla. Libéranos de esta entrega servil, de este culto a las formas. Permítenos mirar a los gordos y flacos, a las feas y hermosas, a los altos y bajos, como en esencia son: descarnados espíritus, que no es cuestión de formas la dignidad humana”. Dije así, mientras tanto,
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La imperfección aquí
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en las aguas saladas, chapoteaban alegres mis hermanos y hermanas. Y aunque traté, no pude distinguir a las feas
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de las hermosas y a
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las gordas de las flacas.
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Cada que te tiendo, cama, maldigo la suerte mía. Cama, para qué te tiendo si no tengo compañía.
Fernando López Milán*
COPLAS DEL CARNAVAL DE GUARANDA
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---o--Yo quisiera ser zapato de ese tan pulido pie, para cuando esté bailando, ver lo que el zapato ve. ---o--El corazón de la pulga, alcanza para el almuerzo, sobra para merendar. ---o--Esto dijo el armadillo sentado en un pasamano: si no fuera por el rabo, me sentara de escribano. ---o--Me vengo a comprometer En su casa a trabajar: doce horas para comer, doce para descansar
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sabiéndolo sazonar,
Fernando López Milán* Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
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* Fernando López Milán. Doctor por la Universidad de Salamanca. Docente y Director del Instituto de Posgrados de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador.
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ó
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Detrรกs del mostacho Carlos Vรกsconez ............................................................................................................... 87
Cárlos Vásconez*
Detrás del mostacho
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A un hombre de gran nariz
Era un reloj de sol mal encarado. Érase un elefante boca arriba, Érase una nariz sayón y escriba, Un Ovidio Nasón mal narigado. Érase el espolón de una galera, Érase una pirámide de Egito, Los doce tribus de narices era;
Expreso móvil
Érase un naricísimo infinito, Frisón archinariz, caratulera, Sabañón garrafal morado y frito. Francisco de Quevedo
Detrás del mostacho
Érase un hombre a una nariz pegado, Érase una nariz superlativa, Érase una alquitara medio viva, Érase un peje espada mal barbado;
Cárlos Vásconez* Detrás del mostacho
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Una noche, después de un día caluroso, Antonio Di Benedetto resolvió que lo mejor era zambullirse en su maltrecha, enmohecida pero confortable bañera y chapotear un rato junto a los recuerdos de ese día agotador. Como le ocurría casi siempre, los dominios de la edad en él ya cumplían su propósito, no tardó en quedarse dormido. También como siempre, lo despertó de un susto el resbalón que lo hundió en el agua, lo que le provocaba un ataque de risa imparable que le duraba hasta luego de secarse, afeitarse y arroparse. Entonces arremetía, todavía con alguna que otra risilla rezagada que le saltaba desde la garganta, contra su máquina de escribir y empezaba a hacer lo que más le gustaba. Lo hacía así, en estado de gracia, con sus huesos electrocutados aún por la broma que se jugaba a sí mismo sin premeditación alguna y que le ayudaba a relajar los músculos y a ahuyentar a todas esas ideas que la realidad le suministraba “para el deterioro de su imaginación”, como argumentaría en una famosa entrevista en el café Tortoni de Buenos Aires. “Tenés que recordar que la realidad es un oponente diestro de la literatura. Pero si te
Expreso móvil
reís de ella, te aseguro que se vuelve tu gran aliada”. Como al autor de Zama, cosa semejante le ocurría a Fernando del Paso, quien, para escribir Palinuro de México se preparaba a diario un taco con harto picante que le hiciera reír entre lagrimeos de su ocurrencia pero no sin antes disponer todo su ser a la escritura. Reía y lloraba para extraer de los recovecos más inhóspitos de su humanidad lo que había guardado ahí con la premisa de que solo saldría ante su desconocimiento. Era la risa la que expulsaba esos tesoros, la que lo ayudaba a regurgitarlos. Así pensó en el tío médico que tenía a su biblioteca en el baño, porque la relectura es de fisgones”, limpiando sus posaderas con las páginas leídas. La risa constituye entonces un método. Así como quien se inspira en su musa privada, o en el paisaje adyacente o soñado, así como hay quien recuerda con fruición y empeño el rostro amado o aquel que apunta sus armas a un premio indicado, el humor puede también proporcionar datos y herramientas para la creación, y es entonces
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nía es fruto de la astucia, de la malicia. Chesterton, quien de esto sabía mucho, aseguraba que lo único que se puede hacer luego de estar involucrado en un accidente de taxi, es tomar un taxi. Es la misma ironía que hace que Franz Kafka vea a un hombre que despierta convertido en un enorme insecto y a Philip Roth que vea a otro que, menos raramente, desHe ensayado, con diferente éxito, pierta convertido en un enorme una literatura del humor. Los gran- pecho de mujer. Ese juego entre lo des héroes o antihéroes liteabsurdo y lo natural nos rarios son maravillosos lleva motivados y con la Ese juego humoristas. Lo es Hamboca entreabierta por entre lo absurdo y lo natural let y lo es el bueno de territorios alegres, por nos lleva motivados Alonso Quijano. Lo donde deambulamos y con la boca entreabierta es Sherlock Holmes como si estuviérapor territorios alegres, como lo es Philip mos en nuestra propor donde deambulamos Marlowe. Lo es el pia casa y en los como si estuviéramos Padre Brown y el hique el humor nos en nuestra propia casa larante viajero de depara antes que y en los que el humor Matadero Cinco de sobresaltos, sorprenos depara antes Kurt Vonnegut. El sas gratas. que sobresaltos, héroe tiene la frente limsorpresas gratas. pia de desidia y bagatelas Hamlet, el príncipe de Diy las palmas de las manos sunamarca, finge haber enlocias de andar a gatas. El héroe quecido. Cuando le preguntan está cómodo con su imaginación qué lees, responde “Palabras, paque le permite emplear el sar- labras, palabras”, y a partir de ese casmo en una medida tan inferior momento se sucede una serie de que lo que percibimos es ironía, hechos que llevarán a un final nada más ni nada menos. Y la iro- cruento que todos presentimos
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cuando lo gestado adquiere, enigmáticamente, ciertas dotes de su herencia, algunos rasgos humorísticos que no siempre aparecerán en la superficie sino más bien en un trasfondo que es el que nos lleva a reír para dentro, para el regocijo de nuestro otro yo (a quien, según Freud, es el que engaña la literatura).
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gulares que parecen su propia caricatura y que causan que inevitablemente esbocemos una sonrisa pícara de complicidad, como es el caso de Ignatius Reilly, de La conjura de los necios, o Martín Romaña, de La vida exagerada de Martín Romaña. Hablo aquí de obras que surgen necesariamente de una disposición por parte del autor hacia el humor. Me refiero al humor como generador de recursos estilísticos y estéticos.
Por otro lado, no son pocos los casos que se conocen en los cuales la literatura ha surgido gracias a la risa o el buen humor. No me refiero únicamente a historias jocosas o a personajes tan sin-
La literatura es la generación de causas para olvidarnos de la muerte mientras la seducimos. El humor en la literatura es la estática que da su rugosidad a la trama, al paisaje le otorga otra textura, la que a las cosas, aún a las más inánimes, les otorga cualidades humanas y aún celestiales. No hay obra maestra que carezca de una buena dosis de humor, aunque sea la que el autor le ha otorgado a su personaje para burlarse mejor de este. Caballero Bonald lo dijo con acierto:
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que llegará sin importarnos el saberlo. Lo que importa es cómo maneja su falsa locura, con cuánto ingenio teje una trampa para él y su tío el rey. Ese ingenio es humor destilado: para sonrojarlo, plantea una obra de teatro sobre su delito, de la que no escapará nadie. No hay risas al final, ni llanto, pero la satisfacción de un humor que sobrevuela a la pieza teatral es balsámico y nos cura de lo patético.
“La literatura sin humor es puro sermón” Caballero Bonald Expreso móvil
Cabe puntualizar un poco en la literatura policial. Esta, en apariencia, se centra en un acontecimiento delictivo. La realidad es otra. La historia casi siempre se centra en un personaje, que no es héroe porque los héroes le parecen sobrevalorados y que por lo tanto se las ingenia para caer rodando por las escaleras y entrar en escena rengo y limpiándose el polvo del saco antes de pedirse un whisky doble sin hielo que no sabe de qué forma milagrosa alcanzará a pagar. Los guardias y policías y los forenses al hallar a la víctima indagan en su humor vítreo (en el que, según cuenta la leyenda, queda impregnada la escena última que el occiso vio y que se reproduce por una única ocasión cuando una persona abre sus ojos, le preste o no atención). Luego, aparece el detective, el sabueso, aquel personaje que, despojado de prejuicios, se arma de frases corto punzantes para abrir brechas en la piel más gruesa. Para mantener su lucidez en firme, le es fundamental haber cultivado el sentido del humor a niveles extremos. Para ello, el caso
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de Sam Spade o el grandioso Philip Marlowe, nacidos de la afilada sagacidad de Raymond Chandler. La construcción de sus historias depende en alto grado de los diálogos y las escenas ridículas que coloca con elegancia en uno u otro sector de esa gran comedia que es la muerte. Están desperdigadas esas frases astutas y mordaces como pequeños indicios que habría de seguir el propio detective para develar el misterio que sobrecoge a toda una sociedad. En este sentido, el escritor de historias
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“la literatura sin humor es puro sermón”. Es decir, no es literatura.
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policiales adquiere sensibilidad en el ojo. Sabe cuándo es el momento preciso para parpadear y cuándo para lagrimear. Captura con inteligencia hasta la más diminuta de las pistas que están en la punta del tacón de la chica de sus sueños y que la delatan a gritos.
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Humor es sorpresa. Uno nunca espera que suceda algo, que alguien diga con exactitud una frase, que se llegue a un punto del cual no hay retorno posible y, sin embargo, es lo único que se espera. La sorpresa es un elemento estético, ya que la misma dosificación adecuada de la palabra nos conduce hacia una indagación de lo sorprendente, hacia el hecho de trasladar a la luz lo que ha estado en la oscuridad, esperando, matándose la risa de saberse buscado, tapándose la boca con las dos manos para que su propia risa no lo delate. Así, por ejemplo: “Los cánticos marítimos nacen del dolor ”Sorprender a un marinero leyendo un libro es motivo suficiente para obligarlo a contraer sífilis”.
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Para que la comida sea un placer, se debe cocinar y preparar los alimentos al detalle, hasta conseguir una amalgama entre loas virtudes propias del alimento y el arte de exponerlas al paladar. De igual modo, la literatura es la exposición de los sonidos de forma que tanto el escritor cuanto el lector sientan en la boca y los labios el nervio y la exaltación verbal. Los humores, esos líquidos nuestros, son hervidos por las palabras y sus adecuadas dosificaciones hasta que el vapor, el aroma que desprenden nos atraigan y nos obligan a insuflarlos hasta la sorpresa que de pronto otorga. En el sentido verbal, para emplear la distinción que realiza Orhan Pamuk entre escritor verbal y el de imagen (que, como bien alega, en contadas ocasiones aparece alguien que agrupa con entereza a las dos vertientes), los diccionarios humorísticos, hartos de sintaxis, consiguen éxitos rotundos en el campo del humor. Ahí están Bouvard et Pècuchet, esa maravillosa obra de Flaubert, en cuyo glosario en forma de diccionario se pueden encontrar definiciones como la que le da a “Neologismo: La pérdida de
Nadie como el escritor de humor para pensar en su público. Siente el pálpito del corazón lector. Él se vuelve su primer lector. Ríe de su ocurrencia, pero no tarda en enseñarse a fruncir el ceño. A sonreír como lo hace Groucho, detrás de su mostacho. La verdad solo existe entre líneas, es la sombra de las palabras. El humor es sacar los destellos de belleza que hay en estas y retocarlos sin caer en vulgarismos. Cuando leí En busca del tiempo perdido quedaba asombrado por el poder de Proust de darle a escenas trágicas su giro hacia la ironía. Las más terribles ideas circulaban por la mente distorsionada de los personajes y eran dosificados por una fuerza externa, por la acción
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En Bella del Señor, Solal, seguro de no obtener los favores de su amada y casada con un pelafustán que trabaja para él, Ariane, se vampiriza y embellece al revés, pintándose a la altura del corazón un blanco y dejando al alcance de la mujer un revólver, en un arrebato romántico sin precedentes para morir por la mano deseada. La aparición de Solal es una trasformación hacia lo inverosímil,
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que las volvía casi risibles. Como el momento en que una mujer amada recibe el discurso por el que tanto soñó despierta y que es distraída por el vuelo serpenteante e hipnótico de una mosca y su deseo profundo de que caiga en el tazón de sopa humeante de su amado. Se trata de una breve distracción que hace que en cambio sintamos a la punta de nuestros pies que reclaman por mayor abrigo o que hemos olvidado cerrar la puerta de calle con cerrojo. Es decir, que cumple como objetivo el fusionar a la realidad con la ensoñación literaria. Y es que el mundo de afuera es tan risible como el de adentro, y poseen las mismas cualidades de inverosimilitud.
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la lengua francesa”, o la confusa “Ópera: Paraíso de Mahoma en la Tierra”. Risible es el caso de los Barbarismos de Andrés Neuman en el que, entre joyas, encontraremos su definición de “escritor”: “Individuo que fracasa en el intento de ser exclusivamente lector”. Los giros deben ser sutiles, vuelcos en la dirección del viento que nadie los ve venir.
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hacia su ridiculización, su deformación para no morir bello y ser un apoyo para que el lector sienta cariño hacia él. James Ellroy: Un sujeto casi enano trota todos los días. Una mujer lo ve todos los días cuando se ejercita. Le cautiva sentirse en un circo. El mundo es un circo. Le atribuye nombres. Cada día piensa que ha acertado. Una mañana el enano no se presenta. La mujer conoce un largo trayecto de su ruta, al que puede recorrer en sentido contrario, pero no es suficiente para conducirla hasta su domicilio. Lo espera al día siguiente y no hay señal del hombre. Este la ve en una esquina, esperándolo, sin saber por quién preguntar, desde la ventana de su departamento de soltero. La tiene en sus redes, por lo menos por unos días. El rato menos pensado volverá a trotar y se asegurará de haberla conmovido y le contará una historia fantástica, como que su tamaño depende de si alguien piensa o no en él. Es decir que esos días sí trotó, pero ella no lo identificó. Otra vez se ausentará y la mujer lo esperará en todos los hombres, a quienes sonreirá mientras él come
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una frituras y con sus prismáticos goza de su estrategia. (Un dato: la literatura es entre las artes la que mejor nos revela el humor. Es difícil sentir lo mismo por una pieza musical o un cuadro o una escultura. No hablo de la risotada, sino del goce interno que aflora en el espectador una luz oscura siniestra y amplia que transforma al mismísimo entorno. No hay, que yo sepa, otra manifestación del humor semejante, a menos que se hable del mimo o el cine mudo, que al cabo nace de un libreto.) El personaje de humor tiene como característica básica una inocencia algo maliciosa, como si se tratara de un niño grande, un niño que puede portar armas, votar, tener hijos, emprender las más descabelladas aventuras sin que se lo impidan sus mayores. Más fabuloso aún que el personaje de humor es la historia de humor. Esta se ejemplifica con bastante nitidez en el microcuento. Básteme recordar a Monterroso, a Luisa Valenzuela o a Juan José Arreola. Los giros son decisivos en el in-
“Este tipo es una mina ”No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo está explotando. Como a todos nosotros”. Luisa Valenzuela
Óscar Wilde
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“Teléfono ”¡Qué bonita estabas ayer noche por teléfono!” Sacha Guitry
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“La mariposa es una animal instantáneo inventado por los chinos”. Salvador Elizondo
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“Hoy Alemania le ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar”. Franz Kafka “Perder a uno de los padres puede ser visto como una desgracia; perder a ambos puede ser un descuido”. Oscar Wilde Y la lista es infinita. Y las formas de expresar un humor en cierta medida represado son de igual cantidad. Es que es bien sabido que los sabios no son curiosos. Se inventan lo que quieren ver y lo dicen de forma tal que se anula el chisme dando paso a la belleza de lo no dicho. Ahí está la gracia. De este modo, hay algo que nos remonta, ineludiblemente, a una
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tento por causar el efecto de sorpresa, y esos giros son giros bucales. Hacen que nuestra boca paladee cada sílaba y eso nos tiene que conducir a trazar en nuestra boca, como desenlace, una sonrisa, que, en términos de Oscar Wilde, es la risa en su estado más puro. En la brevedad, en lo sintáctico se puede ver dibujada una sonrisa:
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puesta en escena. Pararse frente a un público desconocido. Jugarse el pellejo y el nombre. Adoptar una posición política y causar terror en el tirano porque las verdades van a ser dichas de modo que el mismo miedo desaparezca. Todo, merced a la risa. Y eso nos hace pensar en el juglar medioeval y en la parodia, en el juego con los caracteres del prójimo, de manera particular en el de los famosos. El consabido y contemporáneo stand up es una serie de trucos verbales, en que un ser humano se para frente a otros, sin necesidad de disfraz alguno, y merced a la virtud del verbo nos lleva hacia el fondo de nuestros estómagos, de donde extrae a tirabuzón nuestra risa más despiadada. Porque no hay que olvidar que el humor es malicioso. ¿Qué otra cosa es el Quijote sino una caricatura de un ser humano? No digo que un ser humano no se pueda convertir en una caricatura. Muchos lo seremos sin incluso darnos cuenta, quijotescamente. Entendámoslo desde la perspectiva cinematográficamente. Pensemos así en Groucho Marx y sus hermanos, en Chales Chaplin, en Cantinflas. Son seres humanos deformados con el fin de enterne-
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cer y que sus actos subsiguientes se justifiquen por una sobredosis de inocencia que los caracterizará. Entonces el humor se convierte en una cualidad innata y temprana de los hombres y mujeres de este planeta, una marca de distinción. El stand up en muchos y selectos casos es literatura oral de la buena. Asimismo, podemos presenciar una manía de tintes jocosos que rozan con la burla en novelas como La vida extraordinaria de Martín Romaña, de Alfredo Bryce Echenique, en la que se pinta a su protagonista como un eterno melancólico y solitario que se hunde en su sillón Voltaire para darse a la tarea de anotar en un cuadernito ciertas peripecias que presenció hasta que se da cuenta que está escribiendo una novela humorística, que su vida misma está llena de humor por doquier, y que el mundo es, como lo diría Shakespeare hace cuatrocientos años como si de cuatrocientos golpes se tratara: “El mundo es un cuento contado por un idiota”. “Me quedé sin mi habitual respuesta agilísimocriolla”, dice Martín Romaña, concretando en esta cita el summum
Con algo similar urde John Kennedy Toole la excéntrica y mítica historia de Ignatius Reilly, aquel descontento que se empeña en escribir una inacabable denuncia contra todo el siglo. Lo hace así, ensañado contra el tiempo, seguro de que lo que estaba haciendo desde su “yo invencible” era ofrendar su buen gusto a la posteridad, “única verdadera destinataria de su decencia al resignarse a la tramitosa tarea de escribir”, lo que, en su caso, era un despilfarro para su capacidad de captación filosófica y teocrática del cosmos. Cada
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Estos ejemplos nos hablan de una arquitectura para brindar la sensación de humor que rebasa expectativas de sobresalto o sorpresa. En estos casos en específico, el humor se enseña de refilón, como quien no quiere la cosa, sobre una cuerda a quince metros sobre el piso. El arte está en cada paso que se da. El humor es lento, tambaleante, pero el malabarista entiende que parte del espectáculo es dar esa impresión de desequilibrio. Lo tiene todo calculado, sus pies están más acostumbrados a esa superficie que al suelo llano. No caerá, pero debe fingir hacerlo para que la gente se sorprenda de su habilidad. Su habilidad está en parecer que cae. Como la del actor de vocación, que cuando llora por afuera por dentro ríe. El humor todo lo descompone, lo cuestiona y escudriña, por lo que los humoristas son personas detallistas, observadoras, y a esa
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fragmento de lo que le ocurre nos conduce a la seguridad de que terminará en un fracaso, un fracaso provocado por sí mismo, que antevé y anhela, aún en contra de sus propias ganas superficiales.
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de lo que pretende el autor: respuestas naturales, coloquiales y joviales, a los vericuetos planteados por la mera existencia. “A menudo mi vida era una antología”, “No escuchaba a Beethoven por temor a que se me hiciera trizas el alma”, “Siempre he sido terriblemente bienintencionado”, “Venderme es algo que está completamente fuera de mi alcance”, “No era una iglesia, pero me sentía ante ella como quien tiene que santiguarse”. Y frases de esta laya son las que inundan de jocosidad la gran novela, y por cierto bastante olvidada, del escritor peruano.
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puede considerarse como definición de todo gran escritor. ¿No es observador y detallista Joseph Conrad, no lo es Henry James, no lo es John Banville? Como estos grandes escritores, que esconden en lo que dicen mucho más que una simple verdad, hay otros capaces de abarcar, señalándolo con el dedo, una interpretación cabal del entorno y del mundo.
esta jamás hubiesen sido permitidas”, o cuando, en su memorable prólogo a El jardín de los senderos que se bifurcan expuso su animadversión (falsa) a la novela al argüir que se trata de un “desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros” Él, que pasó más tiempo entre novelas, leyéndolas o traduciéndolas (que es una forma paralela de escribirlas), se refirió en tales términos a esas llaJorge Luis Borges empleaba al nuras, a esos océanos, a esos ciehumor no solo en sus cuentos, lo los que son las novelas, en las que hacía ex cátedra, en entrevistas, creía “como creo en el suelo que en prólogos, de una manera propisa mi bastón”. Tales juegos huvocadora. Sabía que lo morísticos eran una La comedia mejor para causar informa cabal de calar es, como hemos dicho, quietud era avivar el en el ánimo de su inimitación de hombres ingenio de sus escuterlocutor y conveninferiores, pero no chas, y que no hay cerlo de su tesis. en toda la extensión ni ha habido mecadel vicio, dino que lo risible nismo tan eficaz Para hablar de ilustríes parte de lo feo. como el humor para simos de ludopatía exaello. La rimbombancia del cerbada, es ineludible sarcasmo o de la ironía vital de- referirnos a Aristóteles, de quien en jaba en quienes compartía su teo- El nombre de la rosa se afirma que ría el eco que da el ego. Por escribió en su Poética un capítulo, ejemplo, cuando, frente al auditorio o todo un tomo extraviado sobre de Octavio Paz y ante él mismo las cualidades de la risa, o de los expuso que el peor invento en la humores: “La comedia es, como historia es la imprenta, “porque a hemos dicho, imitación de hombres partir de su creación, se han im- inferiores, pero no en toda la extenpreso barbaridades que antes de sión del vicio, sino que lo risible es
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Una radiografía de las actitudes de todos los personajes trascendentales de la literatura universal nos inclinaría a sospechar de ellos que padecen una suerte de síntoma de la chifladura. Desde los más serios y notables, los íntegros y meditabundos, hasta los que emprenden misiones autoimpuestas descabelladas y a priori imposibles, estos seres flirtean con situaciones que en la vida real nos causarían gracia. Y si por A o B razones, el escritor prefiere que no sea este personaje el de las características risibles, se lo da a las situaciones que le corresponde vivir. Cuando se esboza en la imaginación popular la estampa del ingenioso hidalgo manchego, se nos enseña a un hombre decrépito que además emplea utensilios absurdos para robustecer su figura enjuta y
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Cárlos Vásconez*
deteriorada. Es una piltrafa que ante nosotros nunca pasaría desapercibida y capturaría, para bien o para mal, nuestra atención. Entonces la configuración está establecida y se puede explayar a sus anchas en el universo quijotesco que todavía don Miguel de Cervantes no sabía que impondría a la humanidad. Cuando se le agota ese recurso, echa mano de otra broma universal: hace que su gallardo caballero andante, junto a su obtuso escudero, salgan en busca de él mismo, de don Miguel de Cervantes, lo que amplía nuestra expectativa del qué pasará ahora, ¿cómo logrará este titiritero no ser avistado por sus marionetas? Fácil, res u e l v e Cervantes, ellos me manejarán a mí. Y esta es la gran broma. La que lo hace reír a cada instante, porque Cervantes entonces, como un niño que juega al escondite, debe camuflarse tras cada rincón, huir pero sin alejarse mucho de ellos, cosa que tampoco puede.
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parte de lo feo. Pues lo risible es un defecto y una fealdad que no causa dolor ni ruina; así, sin ir más lejos, la máscara cómica es algo feo y contrahecho sin dolor”. A mí, esta teoría, me desternilla.
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De todo esto se desprende que el humor es por naturaleza tragicómico. Tragicómico es el Bufón de El rey Lear, tragicómico es Pirandello, tragicómicos son los cuentos de Quiroga (La gallina degollada) o de Palacio (Un hombre muerto a pintapiés). Es tragicómico Kafka y lo es el drama de Leopold Bloom: eso de sobrevivir a un día común es cosa de locos. Tragicómico es ese juguete del destino llamado Humbert Humbert. Tragicómico es que Paruso se declare culpable del homicidio que ejecutó y que nadie le crea. Tragicómico es despertar un día convertido en un insecto enorme y aborrecible igual a despertar convertido en un pecho de mujer gigantesco y aún más aborrecible. El humor rompe fronteras. Abre senderos. Es una extraordinaria forma de presentación o preámbulo. Pero también de desarrollo. La gran literatura no evoluciona a sus personajes, solo los desarrolla. En algunos círculos se sugiere empezar los discursos con un chiste, para aligerar el espíritu de la congregación a la que uno se dirige. Y tal vez el
rato de nuestra muerte, lo mejor sea encararla con una sonrisa, no precisamente de satisfacción, adornando nuestro rostro. Según el teólogo Emanuel Swedenborg, con el ánimo con el que entremos al Más Allá será como se nos tratará. Es decir. Seremos tratados según lo que nosotros mismos demandemos. Para algunos de nosotros, el Más Allá es la literatura. La sonrisa es eso: una lágrima metamorfoseada.
Coda: • Ley número uno de literatura: No hablarás de ti mismo si quieres hablar de algo grande. • Ley número dos: Al escribir debes saber que siempre te vas a encontrar contigo mismo. • Ley número tres: Quien de verdad se ve a sí mismo, no para nunca de reír. • Última ley de literatura: Si ríes, mejor sonríe.
* Carlos Vásconez. Escritor, nacido en Cuenca en 1977. Es autor de una extensa y variada producción literaria, en géneros como cuento, novela y ensayo.
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El humor punzante de Pablo Palacio en Un hombre muerto a puntapiés
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ablo Palacio es el vanguardista colosal que hoy nos sigue interpelando. Y nosotros, intentando asumir el papel de lectores llanos pero inquisidores, tenemos el deber de acudir y de responder a esa interpelación, a esa demanda. A Palacio –lo han sostenido muchos críticos– se lo puede interpretar desde diversas perspectivas. En esta ocasión proponemos un breve enfoque de su relato Un hombre muerto a puntapiés (publicado en un libro homónimo en 1927), a partir del humor como eje central para des-
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cubrir una necesaria crítica al modelo de sociedad, a la realidad palpitante pero ocultada y al funcionamiento de un sistema de justicia decadente.
piés, hace una magistral alegoría de algo tan solemne como el periodismo, de algo tan estandarizado como la opinión pública, de algo tan unidireccional e incuestionable como el andamiaje de las Partamos de la convicción de que ciencias jurídicas, de algo tan en el caso concreto de la literatura, serio como el ideal de justicia e, el humor no solo se yergue como incluso, de algo tan respetable y una práctica desafiante que honorable como un operador busca una conciliación de de justicia. Con acierto Entonces lo alegre con lo triste, de Carrión (2012) sostiene lo rígido lo noúmeno con lo feque no hay “nada más se desdobla noménico, sino tamtrascendental que el y adquiere cierta flacidez, bién como un verdadero humolo solemne puede rayar instrumento totalrismo; nada que lleen lo ridículo, mente válido para gue más hondo al la muerte puede parecer cuestionar, en tuétano de la verno tan tétrica esencia, los condad y la vida. Huy los seres marginados vencionalismos somorista así, en el pueden llegar a ser protagonistas ciales que dominan alto sentido, conserde los en una época determivándose artista, sin acontecimientos nada. Entonces lo rígido caer jamás en la anécse desdobla y adquiere dota pueril ni en la alusión cierta flacidez, lo solemne ordinaria y barata, en el juego puede rayar en lo ridículo, la de palabras ni en la sicalipsis bamuerte puede parecer no tan té- bosa, humorista trascendente es trica y los seres maginados pue- Pablo Palacio” (p.113). den llegar a ser protagonistas de los acontecimientos. En efecto, Palacio recurre, por una parte, a una estética hasta entonMás aún si se trata de un humor ces inédita en la literatura ecuatonegro con el que Pablo Palacio, riana y, por otra, a una extraen Un hombre muerto a punta- ordinaria ironía que celebra lo co-
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Pues bien, Palacio cuestiona esta estructura urbana que intenta la superposición a una realidad latente, y nos ofrece un narrador que ridiculiza a todo aquel que pertenece a ese modelo de sociedad reinante, y al mismo tiempo reivindica al individuo inadvertido. Entonces el humor actúa como el engranaje que decodifica y deconstruye los prejuicios sociales, los estereotipos culturales y las expresiones de poder. Veamos.
Cuando el narrador acaba de leer esta noticia se queda perturbado y obsesionando por saber qué pasó finalmente en tan misterioso caso: “Lo único que pudo saberse, por un dato accidental, es que el difunto era vicioso. Y yo, por una fuerza secreta de intuición que Ud. no puede comprender, leí así: ERA VICIOSO, con letras prodigiosamente grandes” (Palacio, 2006, p.95). Entonces cuelga en el armario de las confusiones y contradic-
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Un individuo que responde a los nombres de Octavio Ramírez es hallado, en completo estado de postración, en las calles Escobedo y García, por un Celador de Policía que cumplía servicio de turno en la zona. Cuando la víctima es interrogada, responde que unos hombres le habían agredido salvajemente por el mero hecho de haberles pedido un cigarrillo. Pese a las atenciones del médico Ciro Benavides, Ramírez fallece pocas horas después. Al día siguiente el Diario de la Tarde, en una escasa nota sobre el suceso, informa que no se sabe nada de los asesinos ni de la procedencia de la víctima, y que el único dato recabado es que el difunto era vicioso.
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tidiano e ilumina el rostro y la personalidad, en aras de darles visibilidad ante los demás, de aquellos personajes que son excluidos del ideario y del credo urbano y social. Cuando el primer libro de Palacio se publica, Quito –escenario del relato palaciano– es una ciudad atravesada por el ansioso interés de ser modernizada bajo la estética de la belleza y la homogeneidad, y sus autoridades y sus habitantes privilegiados procuran esconder, de alguna u otra forma, la heterogeneidad tan propia de toda sociedad, encarnada por aquellos personajes «marginales y marginados» que no encuadran en ese anhelo que se pretende construir.
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ciones su traje de ciudadano cu- si cabe el término: “Yo no sé en rioso para colocarse el de agente qué estado de ánimo me enconoficioso, y pone en marcha la bús- traba entonces. Lo cierto es que queda de la “verdad” a través de reí a satisfacción. ¡Un hombre un peculiar método, acude a la Po- muerto a puntapiés! Era lo más licía en el intento de recabar prue- gracioso, lo más hilarante de bas y concluye, de acuerdo con cuanto para mí podía suceder” razonamientos propios y al(ibíd., p.93) Considérese guna que otra pista, que Pero en el relato que esta noticia, como es Ramírez era un homonormal, aparece en la se maximiza sexual que intentó sección de crónica de forma expresa el estado de gozo abusar de un joven roja del periódico, que le produce al capitalino, ante lo que por lo general y narrador/lector cual su padre decipor los contenidos el enterarse dió propinarle saque expone, es asode que han dado muerte brosos puntapiés ciada siempre a la a un hombre, “espléndidos y maratragedia y al dolor hude quien no se sabe villosos en el género” mano. Pero en el reprácticamente (ibíd., p.103). Esta es su lato se maximiza de nada. verdad, la única verdad forma expresa el estado de para todos también… Esta gozo que le produce al narrasería, grosso modo, la «teoría del dor/lector el enterarse de que le caso» que, seguramente, el inves- han dado muerte a un hombre, de tigador expondría si el aparato de quien no se sabe prácticamente justicia se consultara por el caso nada. Piénsese que cualquier lecRamírez. tor hubiese ojeado la noticia, lo hubiese lamentado hipócritamente Analicemos entonces algunos ele- para luego olvidarse –como efecmentos interesantes. Hemos dicho tivamente pasa en el relato– del que cuando el narrador acaba de suceso. La focalización del humor leer la noticia se configura una ob- está, por supuesto, en por qué y sesión por saber qué pasó final- no en el cómo de las cosas. Pero, mente. Pero esa obsesión viene además, esa satisfacción no conacompañada de un cuadro festivo, duce a la indiferencia ni a la burla
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Sumada a esta evidente emoción, Palacio inserta el simbolismo del encendido de la pipa y la pose detectivesca [“Hube de fruncir el ceño como todo hombre de estudio –¡una honda línea en el entrecejo es señal inequívoca de atención!– (ibíd., p.95)] tan propia de Sherlock Holmes, el personaje literario más característico del relato policial, creado en 1887 por el afamado escritor escocés Sir Arthur Conan Doyle. Dicho personaje,
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Pero, a la vez, sirven para cuestionar con tenaz ironía los tan conocidos y exigidos métodos de investigación científica y jurídica que no siempre resultan eficaces,
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a quien se le atribuye una aguda inteligencia y elevada excentricidad, se distingue por su capacidad para resolver casos complejos a través de la observación y el razonamiento deductivo. En el caso concreto del relato de Palacio, esta «esencial» actitud holmesiana y la propia estructura y temática de la narración, además de la no aplicación del método deductivo sino del inductivo, sirven para parodiar al género del relato policial y, por lo tanto, la presunta eficacia que estos elementos pueden aportar en la búsqueda de la verdad. Mientras Holmes es un detective acreditado por su experiencia y el éxito que cosecha al resolver sus casos, nuestro narrador es «apenas» un ciudadano que ni ha estudiado dicha materia ni tampoco se ha inmiscuido empíricamente en ella.
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estéril, sino que es el paso inicial para que el narrador asuma la intención de indagar qué sucedió realmente y, sobre todo, cuál fue el motivo por el que a Ramírez le dieron muerte: “Pero a mí llegó a obsesionarme. Me perseguía por todas partes la frase hilarante: ¡Un hombre muerto a puntapiés! Y todas las letras danzaban ante mis ojos tan alegremente que resolví al fin reconstruir la escena callejera o penetrar, por lo menos, en el misterio de por qué se mataba a un ciudadano de manera tan ridícula” (ibíd.).
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y de los que Palacio tenía pleno conocimiento al haber elegido como profesión la abogacía: “La primera cuestión que surge ante los que se enlodan en estos trabajitos es la del método. Esto lo saben al dedillo los estudiantes de la Universidad, los de los Normales, los de los Colegios y en general todos los que van para personas de provecho. Hay dos métodos: la deducción y la inducción (Véase Aristóteles y Bacon). El primero, la deducción me pareció que no me interesaría. Me han dicho que la deducción es un modo de investigar que parte de lo más conocido a lo menos conocido. Buen método: lo confieso. Pero yo sabía muy poco del asunto y había que pasar la hoja. La inducción es algo maravilloso. Parte de lo menos conocido a lo más conocido... (¿Cómo es? No lo recuerdo bien... En fin, ¿quién es el que sabe de estas cosas?). Si he dicho bien, este es el método por excelencia. Cuando se sabe poco, hay que inducir. Induzca, joven”. (ibíd., pp.94-95). Lo interesante es que aun cuando se inclina por la inducción –muy uti-
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lizada en investigaciones criminales–, el resultado final de la investigación no responde a los principios de dicho método, pero tampoco a la aplicación del derecho, de la ciencia o de la técnica, sino de la intuición que, notoriamente, está compuesta por prejuicios y estándares socio-culturales preconcebidos. ¿Acaso Palacio nos sugiere que este asunto de los métodos, en las investigaciones criminales, no es más que un mero formalismo, acaso un mito falsamente aplicado por los operadores de justicia? ¿Acaso Palacio hace una referencia burlesca sobre estos métodos que no son más que un convencionalismo del poder punitivo del Estado? Bajo la perspectiva positivista del ideal de justicia que impera en la época, el asunto concluyente del caso no es más que un disparate inaplicable y ridículo. Así pensarían, sin duda, no solo las autoridades judiciales sino también los catedráticos que imparten conocimientos en las facultades de derecho y que se niegan a salir del cubo del positivismo jurídico, que Palacio conoce perfectamente al ejercer como abogado y catedrático, y del que se burla ampliamente y sin compasión.
Este cuadro apunta a dos cosas principales. La primera es que Ramírez se niega rotundamente a ir a la Comisaría porque sabe que las causas que ha alegado en el lugar de los hechos respecto de su agresión son falsas, y por lo tanto no es conveniente dejarlas por sentado
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Por otro lado, el narrador da cuenta –como advertimos– que después
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en una declaración formal tal como exige la ley. Él no puede ni quiere confesar su verdadero «vicio», no quiere revelar su condición de «marginal» y «marginado» porque sabe que atenta contra la moral establecida e, incluso, contra la ley, como veremos brevemente más adelante. Es decir, el personaje se siente reprimido interna y externamente, y por eso quizá declara inicialmente que fue agredido «sólo» por pedir unos cigarrillos (nótese la connotación de la palabra resaltada). Considérese, además, cómo Palacio se burla de la errónea y muy generalizada idea de que el hábito de fumar es un signo de notoria masculinidad o acaso un requisito sine qua non de tal. La segunda cosa es que cuando pese a la negación de Ramírez el Celador decide llevarlo –tal como ordena el procedimiento– para que preste su declaración, la autoridad policial encarna el cumplimiento de su deber legal activando el poder coercitivo del Estado, que le otorga la facultad de obligar y disponer de los medios necesarios para que se tome esa declaración.
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Ahora bien, cuando Ramírez es solicitado por la autoridad para cumplir con las diligencias, este se niega: “El desgraciado sangraba abundantemente por la nariz, e interrogado que fue por el señor Celador dijo haber sido víctima de una agresión por parte de unos individuos a quienes no conocía, sólo por haberles pedido un cigarrillo. El Celador invitó al agredido a que le acompañara a la Comisaría de turno con el objeto de que prestara las declaraciones necesarias para el esclarecimiento del hecho, a lo que Ramírez se negó rotundamente. Entonces, el primero, en cumplimiento de su deber, solicitó ayuda de uno de los chaufferes de la estación más cercana de autos y condujo al herido a la Policía, donde, a pesar de las atenciones del médico, doctor Ciro Benavides, falleció después de pocas horas” (ibíd., p.92).
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de la referida noticia del periódico, no se supo más del caso. Y aunque parece que dentro de la historia se retrata el funcionamiento de un aparato estatal propio de una ciudad moderna (por ejemplo: la vigilancia de la policía en las calles, las respectivas diligencias que inicia la comisaría ante el cometimiento de un crimen, la declaración de la víctima, etc.), de ahí no pasa el asunto, pues ante la búsqueda de la «verdad» ese mismo narrador se convierte en una especie de investigador, de justiciero, de operador de justicia, y la autoridad –que en diferentes instancias tiene ese deber– cada vez se aleja más de ese camino. Precisamente por innovaciones como estas es que Palacio transgrede esa visión privilegiada y selectiva del patrón de modernidad que las autoridades se esmeran por implementar y que, en el fondo, es un completo fracaso. En otras palabras, deja a la deriva ese respeto inalterable y ese silencio cómplice que una persona debe guardar ante la autoridad y el sistema con el fin de no ser marginado. Ahora bien, la averiguación del porqué se relaciona directamente con la condición de Ramírez, que
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es la homosexualidad. Pero son los elementos que se van, por una parte descubriendo y por otra descartando, los que así lo sugieren, pues el narrador jamás lo califica de manera expresa: “Intuitivamente había descubierto que era… No, no lo digo para no enemistar su memoria con las señoras…” (ibíd., p.96). Léase atentamente estas últimas líneas en las que Palacio ironiza sobre la moral establecida, aquella que en función de la herencia y el dogma prohíbe hablar de ciertos temas considerados inaceptables, «vulgares» e «impudorosos». Por eso es que esta historia no solo representa un tópico que genera un repudio desde los sectores conservadores predominantes, sino también la negación de estos mismos sectores a hablar de esa realidad que está presente y es parte de una sociedad que se resiste a mirarse como un todo desde la diversidad. Quizá por ello es que para cotejar a cualquier hombre y saciar sus incontenibles deseos, Ramírez prefiere, primero, la oscuridad propia de la noche y, por tanto, el abandono de las calles capitalinas; y, segundo, los arrabales, después de experimen-
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Epaminondas es otro personaje crucial porque se convierte en justiciero y emblema de la ley, pues apenas lo ha visto a Ramírez sobre su hijo, ha tomado la decisión de «eliminarlo», a sabiendas de que aunque está violando el Estado de Derecho, está defendiendo un valor supremo para su sociedad y su época: la heterosexualidad –que se impone ante el valor de la vida misma–. Con eso basta para no ser juzgado ni condenado. Desde esta óptica, el obrero representa, para la época, lo que todo hombre debería ser y hacer en nombre del ideal de justicia, en contra de los «viciosos» que se presenten con sucias intenciones, y quizá también el hecho de que las conductas violentas están presentes sobre todo en aquellos individuos cuyo nivel socio-económico no es muy satis-
factorio, pues Epaminondas no es un criminal calificado sino un ciudadano común. Al mismo tiempo, su condición de obrero está asociada también a su situación laboral –faenas demasiado sacrificadas y muy mal remuneradas– que es directamente proporcional a su capacidad para ejercer una fuerza tan brutal hasta matar a un individuo. Y aunque Epaminondas es un obrero, su salvedad para que no se le persiga por su crimen es que le ha arrebatado la vida no a un hombre, no a una mujer, sino a un homosexual. Pero esta circunstancia hace que también debamos prestarle especial atención a su peculiar nombre, colocado de manera intencional. Epaminondas fue, en la antigua Grecia, un político y general tebano que abogaba por la justicia. Es conocido por haber mantenido relaciones amorosas con varios jóvenes griegos, una costumbre muy normal para entonces y que, por lo tanto, no constituía señal de debilidad, vicio o afeminamiento. Por ello no sería
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tar que es inútil caminar por las calles céntricas de una urbe que intenta ser «moderna, culta y civilizada».
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raro que el personaje justiciero también represente un deseo homosexual reprimido, cosa que bien puede configurar una especie de sátira que sugiere un «vicio» que se oculta en un personaje que se cree en el derecho de «restablecer el orden y hacer justicia».
todas formas, está claro que con su humor agudo, fino e inteligente, con su crítica mordaz y su condición de “humorista puro” (Carrión, 2012, p.115), Palacio no solo hace concesiones en las cuestiones morales sino que las proyecta como lo que son, un fiasco, y luego las desbarata hasta hacerles sonrojar a muchos.
Como es notorio, impera la impunidad y una indiferencia totalizante. ¿Por qué la Y es que a Ramírez no Como señala sociedad de inicios del solo le atañen cuestioFalconí (2017), siglo XX tendría que nes morales sino esos casi 60 años preocuparse por la también legales. de tipicidad a la escritura muerte de un «viPara entonces la del cuento son vivo reflejo cioso»? ¿Habrían sodomía estaba de una “genealogía reaccionado así si tipificada como larga en quela zona andina proyectan el valor la víctima habría delito en el artíde ciertas vidas más que otras, sido un hombre culo 516, inciso de «alta socie- que tienen que ser representadas primero del Códad» o cualquier desde la profunda abyección; digo Penal de y que hoy en día, otro «individuo inte1871, cambiando gracias al género, resante»? Claro que por el delito de hopodemos releer no. Todo lo que implimosexualidad en de modo distinto”. que vicio es inmundicia y 1938, con una pena pripor lo tanto no solo merece vativa de libertad de entre desatención de la sociedad sino cuatro y ocho años. Recién en repudio, expreso repudio. Nus- 1997 se lo despenalizó en el Ecuasbaum (2006) expresa que la re- dor. Como señala Falconí (2017), pugnancia hacia los vicios y la falta esos casi 60 años de tipicidad a la de decoro es el termómetro de las escritura del cuento son vivo recuestiones morales con las que no flejo de “una genealogía larga en se pueden hacer concesiones. De que la zona andina proyectan el
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Aunque tenemos cierta certeza de aquello, ha quedado comprobado que la derogación de una ley o la despenalización de un delito, como sucedió en este caso, no significa arrancar de raíz toda la carga prejuiciosa y negativa que le rodea. Y ese es el caso de las personas que teniendo una inclinación sexual diferente, aún hoy, en el Ecuador del siglo XXI, no han logrado la promoción, respeto y garantía de sus derechos por parte del Estado, y tampoco la tolerancia por parte de la sociedad que aún sigue alimentada de la herencia religioso-cultural de la conquista, y que nos conmina a clasificar a la gente en función de su «condición». Otra vez, entonces, nos chocamos con los enunciados que por aquí y allá proclaman que todos somos iguales, sin distinción alguna, cuando lo que percibimos es otra cosa. Este tipo de radiografías sociales son las que Palacio cuestiona a través de ese humor deshumanizado; es en
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Pero eso no es todo. Aquí también se circunscribe la actuación de la Policía como institución y autoridad encargada de garantizar el orden público. Pero se la ridiculiza cuando el narrador acude a la Comisaría en busca de datos reveladores, y se encuentra con una autoridad policial indolente y pusilánime: “–¡Ah!, sí... El asunto ese de un tal Ramírez... Mire que ya nos habíamos desalentado... ¡Estaba tan oscura la cosa! Pero, tome asiento; por qué no se sienta señor... Como Ud. tal vez sepa ya, lo trajeron a eso de la una y después de unas dos horas falleció... el pobre. Se le hizo tomar dos fotografías, por un caso... algún deudo... ¿Es Ud. pariente del señor Ramírez? Le doy el pésame... mi más sincero...
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razón de estas realidades que el autor lojano propone la desacreditación de la realidad –palpable pero negada– parodiando la conducta humana y ridiculizando las tendencias que la sociedad considera correctas y que, en realidad, solo son imposiciones y herencias de viejas instituciones sociales y jurídicas que se resisten a adaptarse a la realidad para poder enfrentarla.
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valor de ciertas vidas más que de otras, que tienen que ser representadas desde la profunda abyección; y que hoy en día, gracias al género, podemos releer de modo distinto” (p.53).
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–No, señor –dije yo indignado–, ni siquiera le he conocido. Soy un hombre que se interesa por la justicia y nada más... Y me sonreí por lo bajo. ¡Qué frase tan intencionada! ¿Ah? “Soy un hombre que se interesa por la justicia”. ¡Cómo se atormentaría el señor Comisario! Para no cohibirle más, apresuréme: –Ha dicho usted que tenía dos fotografías. Si pudiera verlas... El digno funcionario tiró de un cajón de su escritorio y revolvió algunos papeles. Luego abrió otro y revolvió otros papeles. En un tercero, ya muy acalorado, encontró al fin. Y se portó muy culto: –Usted se interesa por el asunto. Llévelas no más caballero... Eso sí, con cargo de devolución –me dijo, moviendo de arriba a abajo la cabeza al pronunciar las últimas palabras y enseñándome gozosamente sus dientes amarillos– (Palacio, 2006, p.97). Esta es una de las escenas mejor logradas porque el dolor de la au-
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toridad policial es un olor disimulado, inexistente, hipócrita, vulgarmente burlón. Pero la indignación del narrador también, pues lo confiesa expresamente cuando intenta esconder la sonrisa que le produce el autocalificarse como un hombre que se interesa por la justicia. De forma que esta es una crítica contundente porque esta situación distorsiona el verdadero sentido de quien representa autoridad y tiene la enorme responsabilidad de impulsar un caso, pues la autoridad estatal se revela patética, negligente, incapaz, caricaturesca y atrevida, al punto de que viola descaradamente el derecho procesal penal cuando entrega medios probatorios que bien podrían servir en el juicio, a un ciudadano desconocido cuya responsabilidad, en realidad, no es ninguna respecto del caso. Por otro lado, cuando el narrador/investigador analiza las fotografías se percata de que Ramírez tenía algún bulto en el pecho. Este sería el símbolo máximo del «vicio», más las características que lo feminizan y sexualizan: “Ramírez intentó una sonrisa melosa, de proxeneta hambrienta” (ibíd., p.101). Pero, ¿qué hace el narrador luego de mirar esas fotografías?:
Después... después me ensañé contra él. ¡Le puse una aureola! Aureola que se pega al cráneo con un clavito, así como en las iglesias se las pegan a las efigies de los santos. ¡Magnífica figura hacía el difunto Ramírez! (ibíd., p.98) Este fragmento nos da la impresión de que se arremete contra esos convencionalismos artísticos preponderantes que se evidencian en aquellas organizaciones científicas, artísticas o «de alta sociedad» –donde seguramente nadie se escandalizaría si les dijeran que el pecho en el busto del individuo es un detalle artístico de un valor
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En otro orden de cosas, y para ir concluyendo, debemos prestar atención a un detalle importante: Ramírez es extranjero. Consideramos que esta condición nos permite poner en discusión otra realidad que en los últimos años ha tomado fuerza: la xenofobia. Así como Ramírez era un ser solitario –por eso quizá nadie se preocupó de su caso, de reclamar su cuerpo ni de pedir justicia–, la mayoría de personas que emigran dejan no solo sus familias sino también sus raíces para «entrometerse» en otra realidad. Y al mínimo acontecimiento delictivo donde esté involucrado un extranjero, asumimos una postura tan radical que somos capaces de pensar que si el ciudadano de tal país es criminal, pues todos los nacionales de ese país lo son. Y em-
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incalculable– y, por otra parte, contra la hegemonía de la religión que para entonces ejerce una marcada influencia en el Ecuador. O, dicho de otro modo, contra aquellas normas morales que han sido y son producto de la religión. Nótese que la colocación de la aureola, aunque en un tono burlesco, se hace con furia.
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“Cogí un papel, tracé las líneas que componen la cara del difunto Ramírez. Luego, cuando el dibujo estuvo concluido, noté que faltaba algo; que lo que tenía ante mis ojos no era él; que se me había ido un detalle complementario e indispensable... ¡Ya! Tomé de nuevo la pluma y completé el busto, un magnífico busto que de ser de yeso figuraría sin desentono en alguna Academia. Busto cuyo pecho tiene algo de mujer.
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piezan así los discursos vestidos La forma como se plantea este rede falso nacionalismo, cargados curso, el manejo de los efectos sode prejuicios, de odios y animad- noros, más las exclamaciones y la versiones, que muchas de las fuerza que denotan, dan a esta esveces se prolongan hasta los cena fulminante un tono hualtos estamentos del Esmorístico y al mismo Pues, así tado. Pues, así como sutiempo aleccionador, como sucedió cedió con Ramírez, las digno de destacar. con Ramírez, actitudes xenófobas se las actiudes xenófobas Quizá porque esos convierten en una ¡Chaj!, ¡Chaj!, con esa se convierten en una cuestión cuestión sistemática túnica extraordinaria sistemática que escarba los derede ironía, son puntaque escarba chos humanos de los piés del Estado, de la los derechos humanos sociedad para con esos emigrantes hasta aplastarlos. Y Un hom- de los emigrantes seres marginados y hasta bre muerto a puntapiés, marginales que, al no ser aplastarlos. como el personaje que reincorporados en el tejido presenta y al mismo tiempo social, aún no pueden ejercer como creación literaria de enorme libremente sus derechos porque el valor que es, se atreve a punzar Estado no cumple cabalmente con con un humor inteligente en ese su papel garantista, y porque la sotipo de llagas sociales. ciedad nuestra aún no supera determinados patrones caducos que Finalmente, cabe recordar esa es- nos convocan a leer y releer a getremecedora y reiterada onomato- nios como Palacio. peya que es el símbolo máximo de la violencia: Inmiscuirse en el corpus palaciano no es una tarea fácil porque es una fuente inagotable de posibilidades, ¡Chaj! mundos e interpretaciones. En con un gran espacio todo caso, con el tema abordado sabroso en esta ocasión, hemos procurado rescatar la propuesta –emergida ¡Chaj! hace casi cien años pero plena-
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la ironía, la sátira y el descrédito, cumpla una función social que no solo nos llevaría a concebir la literatura de otro modo, sino a discutir –aunque tardíamente– en torno a esa realidad palpitante que hoy, en pleno siglo XXI, parece todavía escabullirse por los temibles filos de la negación intencionada y perversa. Frente a eso, lo sabemos, es imprescindible que la genialidad vital y creadora de Palacio siga galopando, y que la intención críticovalorativa de los lectores siga fluyendo.
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mente vigente– que Palacio nos hace al entregarnos una literatura hermosamente perturbadora y alternativa que sirve como expresión de resistencia. De resistencia porque Palacio no solo utilizó su genial carga humorística para desnudar la realidad tal cual es, sino que soportó la injusta incomprensión de los portadores de los cánones literarios dominantes, sobre todo los del realismo social. No obstante, al final, sigue vigente y ha sido capaz de lograr que la literatura, a través del humor negro,
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BIBLIOGRAFÍA • •
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* José Luis Iñiguez Granda. (Loja-Ecuador, 1996). Abogado por la Universidad Técnica Particular de Loja, donde fue distinguido como Mejor Estudiante. Docente, orador, escritor y gestor cultural. Campeón Provincial y Vicecampeón Nacional de Oratoria, y Triunfador del Concurso Provincial de Cuento (Loja, 2010). Fue becado para representar al Ecuador en el II Foro de Jóvenes Líderes del Cono Sur en Argentina (2018). Ha recibido el Mérito Literario Benjamín Carrión Mora (Loja), la Orden José María Arguedas (Lima), la distinción Personaje de la Poesía (Cajamarca) y el Premio Honorífico del Concejo Municipal de Newark (New Jersey). Cuenta con publicaciones en periódicos, revistas y antologías de España, México, Argentina, Chile, Colombia, Perú y Ecuador. Ha asistido a eventos literarios y culturales en Perú, Colombia y Venezuela. Se desempeñó como Técnico Cultural del Municipio de Loja y Gestor de Procesos Artísticos de la CCE de Zamora Chinchipe. Actualmente es Presidente Nacional de ASOARTES, miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión y director la revista de arte y literatura El Faro.
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Resumen El humor es un arma poderosa que incomoda al orden establecido. En la historia política del Ecuador este recurso gráfico, empleado en los medios de comunicación como parte de sus espacios de opinión, ha jugado un papel fundamental en la construcción de una visión crítica sobre los actos de los regímenes de turno.
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Abstract Humor is a powerful weapon that makes the established order uncomfortable. In Ecuador's political history, this graphic resource, used in the media as part of its opinion spaces, has played a fundamental role in the construction of a critical vision of the acts of the regimes in power. Palabras clave: Caricatura, Periodismo, Humor, Opinión, Género gráfico.
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l humor resulta incómodo para el poder. Quienes ocupan posiciones de mando, y no saben cómo lidiar con la idea de ser el “hazmerreír” de los demás, suelen responder con la censura inmediata a cualquier expresión o crítica que se haga desde la sátira o la ironía. El humor despoja al poder de solemnidad y lo deja indefenso. Por lo tanto, la reacción ante este, en la mayoría de los
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casos, es restrictiva o punitiva. Basta con recordar la historia ecuatoriana y situarnos en uno de los episodios más insólitos de nuestra política, que tuvo lugar entre la década de los 30 y la de los 70. El doctor José María Velasco Ibarra, expresidente del Ecuador, fundó un periódico que él mismo clausuró en tres ocasiones distintas. Este rotativo fue La República y su primer ejemplar pasó
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Key words: Cartoon, Journalism, Humor, Opinion, Graphic genre.
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“El humor es la válvula de escape contra la que el poder establecido se siente impotente, pues es generado desde los propios errores de los actores y de sus ridiculeces, entonces son un reflejo de lo humano”.
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César Ulloa Tapia, periodista y docente ecuatoriano.
por la estricta revisión del exmandatario antes de que se voceara en las calles. Con el pretexto de hacer seguimiento a este medio, la imprenta se ubicó en los bajos del Palacio de Gobierno. Sin embargo, en la redacción se filtraron algunos socialistas, como producto de la confusa revolución de mayo del 44, que se las ingeniaron para editar una página obrera. Velasco no soportó esto y ordenó inmediatamente el cierre oficial. La clausura que siguió, después de reconsiderar su decisión, fue aún más graciosa. En aquella ocasión, el periódico reprodujo una frase del propio Velasco, en la que al dirigirse a los profesores les pedía: “Hablad en castellano, no en inglés”. Esta expresión les gustó mucho a los izquierdistas de La
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República, quienes la destacaron en primera página, motivando nuevamente el cierre del periódico. Como el equipo había preparado una portada para el recibimiento de un huésped ilustre, el entonces presidente de Chile, Velasco estuvo obligado a decretar la reapertura solo para que circulara dicha página. Finalmente, la tercera clausura motivó el entierro definitivo de La República. Este acto significaba, además, una advertencia para quienes osaran criticar al poder.
Esta caricatura, de 1961, es de Roque y fue publicada en La Bunga. Representa al presidente Velasco Ibarra haciendo la V de victoria y al vicepresidente Carlos Julio Arosemena Monroy haciendo la suya, relacionada con lo que él denominó su “vicio masculino”.
Del lat. humor, -ōris 'líquido', 'humor del cuerpo humano'. 1. m. Genio, índole, condición, especialmente cuando se manifiesta exteriormente. 2. m. Jovialidad, agudeza. Hombre de humor. 3. m. Disposición en que alguien se halla para hacer algo. 4. m. Buena disposición para hacer algo. ¡Qué humor tiene! 5. m. Humorismo (modo de presentar la realidad). Del it. caricatura. 1.f. Dibujo satírico en que se deforman las facciones y el aspecto de alguien. Para el tema a tratar en el presente artículo, se mantendrá las últimas dos definiciones como aliadas, ya que hablan del modo en el que se presenta lo real, a través de la deformación de ciertos rasgos. El sentido del humor es, en sí, la
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“La caricatura es un género iconográfico de opinión, a través del cual el autor presenta la interpretación de algo gracias al auxilio de recursos psicológicos, retóricos y/o plásticos, potenciados muchas veces por un texto breve. Además tiene un propósito crítico y a veces editorial”. Carlos Abreu, doctor en Ciencias de la Información.
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Es importante empezar por definir de qué hablamos cuando referimos al humor. Algunas de las acepciones básicas, que constan en el diccionario, son las siguientes:
capacidad humana para percibir algo como cómico o gracioso en uno mismo y en los demás. Surge de la necesidad de encontrar otras salidas o posibles respuestas a un fenómeno. Esto lleva a las personas a hurgar en el campo de la fantasía, desde el que se puede explorar con libertad innumerables posibilidades. Mariano Betés de Toro (2011) explica que se trata de un modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado risueño o ridículo de las cosas. Según este autor, el origen del término procede de la teoría de los cuatro humores de la medicina griega, que regulaban el estado de ánimo: la bilis, la flema, la sangre y
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El trasfondo del humor
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la bilis negra. El carácter humorístico podría corresponder al humor sanguíneo. Esto explicaría por qué, generalmente, el humor se manifiesta a través de dos figuras principales: la ironía, a través de la cual se da a entender lo contrario de lo que se quiere decir, y el sarcasmo, que es un dicho más cruel, con el que se ridiculiza determinada situación o individuo. Estas “estrategias” buscan un mismo fin, que en el fondo es el objetivo que persigue el humor: exagerar, sin rayar en la mentira, para evidenciar el perfil incongruente de la realidad. Lo cómico nunca ha sido inocente y eso es palpable en su habilidad para la transgresión y la estimulación de un sentido crítico.
“El humor facilita la aceptación completa de mi realidad, me hace más humano y me da seguridad, porque acepto lo irracional que hay en mí y me salva de la tragedia del absurdo”. Mariano Betés de Toro, docente de la Universidad de Alcalá.
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Caricatura: humor y libertad de expresión La caricatura es una forma jocosa de representar la realidad. Para algunos autores este recurso humorístico, que es empleado frecuentemente por los medios de comunicación como parte de sus segmentos de opinión, es también un registro histórico. Hernán Ibarra (2017) afirma, por ejemplo, que, a diferencia de otras fuentes que permiten conocer un acontecimiento del pasado, la caricatura contribuye a distinguir una representación particular que se hizo del hecho. Para este autor, lejos de ser una explicación de los acontecimientos, porque incluso puede resultar incomprensible para quien no conoce el contexto en el que surgió, se trata de un archivo que revela la mentalidad que imperaba en la época, convirtiéndose así en una fuente imprescindible de conocimiento histórico. Además, es útil para transmitir un mensaje. El espacio del que dispone el caricaturista para su comentario, al igual que cualquier otro artículo de un periódico -suponiendo que es la plataforma en la que circularáestá sujeto al número de colum-
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d) Donald Trump caricaturizado por Pancho Cajas.
nas, al número de centímetros y al formato del espacio, que generalmente tiene tres modalidades: vertical, horizontal o cuadrada. El caricaturista debe conocer con toda precisión la diagramación del medio en el que trabaja y estar familiarizado con los sucesos nacionales y mundiales para seleccionar el tema. Con un poco de investigación, tendrá conocimiento claro para sintetizar todo lo que quiere expresar en un ingenioso comentario gráfico. Una forma de clasificar la caricatura es según la opinión del emisor: a) La caricatura social: trata sobre situaciones relacionadas con la sociedad, puede ser la
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Sin duda, la caricatura ha sido más usada en el ámbito de lo político porque es una forma ingeniosa de cuestionar el “establishment”.
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educación, lucha social, clases sociales, etc. La caricatura costumbrista: trata sobre aspectos de la vida cotidiana. La caricatura simbólica: usa símbolos interculturales, especialmente de una fuerte carga política, social o religiosa. La caricatura literaria: como afirman Domenech & Romeo (s.f): “…cuando la caricatura se realiza solo con palabras se convierte en un tipo de descripción en el que también se deforman o exageran los rasgos del físico o del carácter de un personaje”. La caricatura política: trata específicamente de las relaciones políticas a escala nacional e internacional, ya sea de un país, continente o nación, es un sistema de lucha dirigido con virulencia contra personajes de la vida pública, con el propósito de ridiculizarlos para resaltar sus errores (Jácome 2013).
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César Ulloa (2008), docente y periodista ecuatoriano, asegura que la idea de pensar en humor como contrapoder toma más fuerza porque la sociedad busca otras formas de entender y hacer política desde lo más sencillo: advertir lo que sucede en su contexto sin caer en las tradicionales fórmulas y recetas proselitistas, donde el discurso político se concentra en ofrecer para ganar. La caricatura actúa construyendo un entorno con dosis de risas, sin dejar de lado la denuncia, y se difunde por sí sola. Los elementos principales de este tipo de humor, según Ulloa, son los mismos actores políticos que, al tratar de ganarse un espacio dentro de las agendas mediáticas, dejan atrapar sus declaraciones, gestos, aciertos, momentos infortunados en las cámaras fotográficas, de videos o archivos de audio. Hacer humor político con este material no es sencillo. Los caricaturistas combinan los hechos reales con los recursos visuales y un toque de ironía para construir una buena broma que, además de gustar a quien la observe, le ayude a hilvanar una idea crítica de lo que está sucediendo con su entorno social.
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En este sentido, Ibarra (2017) define a la caricatura política como una representación gráfica de acontecimientos o personajes políticos. Para él, lo político es: todo aquello que se refiere a los eventos que ocurren en el espacio público y son expresados en los medios. Para los medios impresos, dice, lo político generalmente se refiere a la toma de decisiones del Gobierno, a los debates parlamentarios, las campañas electorales, los actos de corrupción y los personajes políticos. Por lo que la caricatura política vendría a ser un modo de representación gráfica que delimita lo que es o no político. Otro aspecto que determina esta clasificación es la “mirada del caricaturista”, la cual con el paso del tiempo irá configurando su propio lenguaje y sus particularidades estilísticas. Los recursos simbólicos y humorísticos de cada autor estarán marcados por las tradiciones artísticas y por el momento histórico en el que esté inserto. Esto también influenciará, de alguna manera, la recepción de su trabajo por parte de la audiencia y, por qué no, el nivel de enfrentamiento con las instancias de poder.
En otros casos, la ofensa que llega a causar el humor puede provocar acciones extremas como lo que sucedió con Charlie Hebdo, un semanario satírico francés de izquierdas que sufrió un atentado terrorista, el más sangriento en la historia de este país europeo. Con sus publicaciones, Charlie Hebdo consiguió la indignación de musulmanes, judíos y cristianos. Su línea editorial fue motivo de juicios, debates por la libertad de expresión, acusaciones de provocaciones a facciones religiosas. El 7 de enero de 2015, dos encapuchados ingresaron a la sede parisina del semanario y asesinaron a doce personas, además de herir de gravedad a otras cuatro. Entre los fallecidos se encontraban los dibujantes Charb, Cabu, Wolinski y Tignous. Caricatura en Ecuador
Histórica portada de la publicación Charlie Hebdo tras el atentado.
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En nuestro país, la particularidad de la caricatura es que en sus inicios se vinculó a los panfletos, vo-
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la que lo vuelve terrenal. El precio de ponerlo al mismo nivel que los demás es la persecución y la represión.
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Las confrontaciones entre autoridades y caricaturistas son frecuentes, sobre todo en regímenes totalitarios. El investigador venezolano Andrés Cañizález, quien en el 2014 describía en su columna de opinión para El País de España la persecución que el expresidente Hugo Chávez montó en su país contra humoristas gráficos, decretaba que la misión de un humorista es burlarse del poder, corroerlo, mostrar que el rey está desnudo. Para Cañizález, en todas las instancias el hombre de poder se asume en un estrato diferente, ajeno o a salvo de la crítica pública. Sin embargo, es la caricatura
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lantes, entre otros medios impresos, que paulatinamente se convirtieron en una forma de denunciar situaciones que afectaban a los ciudadanos, especialmente en cuanto a actos de corrupción y abusos de poder por parte de los gobernantes de turno. Según Asdrúbal De la Torre (1990), bajo la presidencia de Eloy Alfaro (1895-1901), militar, político y máximo representante del libe-
ralismo radical en el Ecuador, apareció un grupo de "jóvenes" caricaturistas que eventualmente trabajaban en uno o dos periódicos editados en la ciudad de Quito. En 1884 apareció El Murciélago, revista que marca la ‘época dorada’ de la prensa satírica. También surge El Perico (1885), cuyo creador, Francisco Martínez Aguirre, era militante liberal y ministro de Alfaro.
La revista ilustrada Cocoricó hizo parte de un primer auge del comic en el Ecuador.
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Hay que recordar que las caricaturas también eran una parte fundamental de los periódicos. Fanny Rodas (2017), quien hace, en su tesis “Caricatura política y el humor como resistencia al poder (…)”, un recorrido por la historia de este recurso señala que uno de los medios de comunicación impresos más importantes en la evolución de la caricatura política fue La Nación de Guayaquil.
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Este periódico se publicó en el año de 1949 y se caracterizó por apoyar a la Concentración de Fuerzas Populares, una organización política de tipo populista. Este medio de comunicación contaba con una sección de caricatura llamada “Greguerías”, cuyas expresiones humorísticas fueron críticas al gobierno de Velasco Ibarra, este político conservador que no estuvo de acuerdo con las opiniones difundidas clausuró el diario en julio de 1953 (Rodas, 2017, 30).
No fue el único medio de comunicación clausurado. El Comercio compone la lista de los que fueron contestatarios en algunos momentos históricos y la caricatura política representó un arma de resistencia muy importante. En sus páginas siempre contó con un espacio editorial-caricatura desde su fundación en el año de 1906. Tanto
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En el año de 1919, bajo la presidencia de Alfredo Baquerizo Moreno, según explica, surgieron nuevos caricaturistas que, junto a literatos de la época, crearon una revista llamada Caricatura, en el año de 1918, cuya última edición se efectuó en el año de 1924. Esta revista es considerada pionera en la publicación de caricaturas, que exponían los conflictos entre liberales, socialistas, conservadores y otros. Los autores de estas gráficas de humor lograron difundir de una manera singular para la época sus críticas sobre la problemática política social y el caos económico que estaba sacudiendo al país. Asdrúbal (1990) también destaca la aparición de la revista Cocoricó, que circuló en el año de 1932 en Guayaquil y cuyo contenido estaba enfocado en hacer análisis y crítica fuerte a aquellos sectores que detentaban el poder: la Iglesia, el Gobierno y las Fuerzas Armadas. Esta publicación, que dejó de existir en 1934, abordó temas coyunturales de la época como los conflictos territoriales, el imperialismo, entre otros. Aunque estos productos impresos fueron determinantes como antecedentes para el humor gráfico en el Ecuador.
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“El humor ofrece un placer, el placer de la liberación de una tensión. En general, el humor aporta a la comunicación la capacidad de romper barreras”. Xavier Bonil, caricaturista de El Universo.
así que para el 2005, editaron el libro “Genio y Figura”, en el que el caricaturista Pancho Cajas retrata 120 personajes que fueron trascendentales en la historia del país y que formaron parte de las ediciones de este periódico a lo largo de su existencia. De este mismo diario surgió el grupo de profesionales que crearon “La Bunga”, una revista de humor que bajo el título de “Autores, cómplices y encubridores” publicaron su primera edición en 1966. Este grupo está formado por "Roque" Maldonado, caricaturista del diario "El Comercio"; José Alfredo Llerena, poeta y literato; Jorge Ribadeneira "Soflaquito", periodista; Gilberto Mantilla, periodista; Gabriel Garcés, periodista (bajo el pseudónimo de "Polvorín"); Edwin Rivadeneira, dibujante, y Asdrúbal de la Torre, caricaturista también del diario "El Comercio" (De La Torre, 1990).
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Tres gobiernos pasaron por los trazos de estos caricaturistas que con su ironía y crítica despertaron la consciencia política y el humor en los ciudadanos. Al poco tiempo de haberse instalado la dictadura de Guillermo Rodríguez Lara en 1972, la revista dejó de circular definitivamente. Diario La Hora también se sumó a los periódicos que crearon suplementos específicamente dedicados al humor gráfico. De hecho, en 1997 se presentó una antología de todo lo que se había publicado en El Mortero entre 1993 y 1997. Edmundo Ribadeneira en la introducción anotaba entonces: La Hora ha ido más lejos aún, en el sentido de contar ya no solo con una columna de humor, sino con un suplemento semanal, en cuyas páginas aunar los ovillejos y las coplas; las caricaturas y los diccionarios, las crónicas poseídas por la gracia de la ironía, de la distorsión amable y la perspicacia política. Me refiero al Mortero, nombre que sugiere la capacidad de moler, entremezclar, de elaborar una opinión jocosa, revolucionaria como concepto y como forma. El Mortero también como instrumento contundente con el cual machacar los cerebros obtusos de nuestros políticos (Ribadeneira 1997).
En las últimas décadas, la caricatura no ha dejado de ser ese mortero que, como bien decía
Caricatura de Bonil sobre Fernando Villavicencio y la rectificación.
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Caricatura de Sixto Duran Ballén, Abdalá Bucaram y Fabián Alarcón, publicada en El Mortero, suplemento humorístico de diario La Hora.
Ribadeneira, machaca al poder y protagoniza episodios que han hecho ruido internacionalmente. Uno de ellos es el que protagonizó el caricaturista Xaver Bonilla “Bonil”, quien se enfrentó al expresidente Rafael Correa. Bonil realizó una viñeta (tira de humor o opinión) sobre la intervención de un grupo de 12 policías al domicilio de Fernando Villavicencio, asesor parlamentario de oposición al régimen, que tuvo lugar la noche del 26 de diciembre de 2013. La caricatura, publicada en El Universo, se tituló “Regale la Navidad” y estaba acompañada con la frase: “Policía y Fiscalía allanan domicilio de Fernando Villavicencio y se llevan documentación de denuncias de corrupción”. La imagen indignó a Correa, quien acusó a Bonil de
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mentiroso. El dibujante se defendió al señalar que la información plasmada era “objetiva y extraída de las declaraciones del mismo Fernando Villavicencio, que semanas atrás dijo tener información de casos de corrupción”. Correa llevó el caso de Bonil hasta la Superintendencia de Información y Comunicación. Sin embargo, el caso trascendió luego de que expresidente calificara al caricaturista de ser “un sicario de tinta y un enfermo”, durante su informe de actividades del 4 de enero de 2014. Además, en la transmisión del segmento conocido como La canallada de la semana, le dirigió palabras adicionales: “Presentaremos la queja, ahora ya tenemos una Ley de Comunicación que nos defiende. Por más que se disfracen de caricaturistas jocosos para destilar su odio”. Fue así como la Superintendencia multó a El Universo por 95 mil dólares, el 2% de los ingresos de los últimos tres meses del diario. Además, se le ordenó a Bonil rediseñar la viñeta y el caricaturista no desaprovechó la ocasión para hacerlo inyectándole aún más ironía.
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Nuevos formatos Contrario a lo que se puede pensar, con lo que está sucediendo en los medios de comunicación impresa frente a los desafíos tecnológicos, la caricatura es un recurso empleado frecuentemente para seguir construyendo una visión crítica acerca de los temas coyunturales y la toma de decisiones del Gobierno. Las nuevas generaciones no han dejado de creer en este recurso de opinión, que tiene como ingrediente principal el humor, para poder ejercer su libertad de expresión. Ahora, ya no es esencial un soporte impreso para
Cacerolazo a Lenin. Caricatura de la revista Caricato.
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Viñeta de Vilmatraca. “Estamos contigo Guayas
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Fuego”, organizado por el Club de la Caricatura Latinoamericana, Cartónclub. Lo cierto es que la imaginación, el humor y la capacidad de condenzarlo con los trazos más precisos, jamás dejará de ser esa arma poderosa que pone a temblar a quienes se consideran intocables.
Quito grande otra vez. Caricatura del día por Arcabuz.
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que circule. Todo lo contrario, las caricaturas se vuelven mucho más potentes y se viralizan a través de las redes sociales, causando mayor impacto. Existen páginas como la de caricaturistas que se forjaron en nuestra Facultad: Revista Caricato, que constantemente están subiendo contenido; o la de Arcabuz, caricaturista de Diario El Comercio, que todos los jueves tiene un segmento de bocetos; o las redes sociales de Vilma Vargas, “Vilmatraca”, quien ganó en el 2019 el primer lugar de la categoría Pixeles Libres, en el marco del I Encuentro Internacional de Humor Gráfico “La Línea de
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* Roque Rivas Zambrano. Catedrático de la Facultad de Comunicación de Social de la Universidad Central. Es Editor del diario La Hora. Tiene un postgrado en Opinión y Periodismo en Argentina. Participó en más de 100 talleres de periodismo dentro y fuera del país. Tiene experiencia en radio y en asesoría. Recibió el premio nacional de Prensa (1997) entregado por la Unión Nacional de Periodistas (UNP) y la condecoración al Mérito Laboral entregado por el Ministerio de Trabajo. Su novela inédita ‘Pueblos fantasmas’ ganó el segundo lugar del concurso organizado por la Universidad Central del Ecuador, en el que participaron docentes, estudiantes y empleados de la entidad. En el 2015, recibió el primer premio en la categoría ‘Nuevas Tecnologías’, en el concurso Eugenio Espejo organizado por la UNP, por su blog ‘Solo periodismo’. En el 2016, la misma entidad le otorgó una mención de honor por su ensayo ‘Diez pasos para escribir una crónica’. Además, la Facultad de Comunicación Social (FACSO) le entregó un reconocimiento por su obra literaria y su trayectoria.
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La Luz en Cómo la vida de Fabián Guerrero Ana Minga .............................................................................................................................137 Frente al mundo que nos quieren vender Fabián Guerrero Obando ...........................................................................................141 Sobre el jardín de los amores caníbales León Sierra Páez ..............................................................................................................143 Textos y contextos No. 20 Gustavo Abad Ordóñez ..............................................................................................146
Ana MInga
La Luz en Como la vida de Fabián Guerrero
“Ana, Fabián quiere que comentes su último libro, está hermoso, son haikus llenos de luz”, me dijo Xavier Oquendo por teléfono. Me quedé en silencio porque la pala-
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bra luz y Fabián en el fondo de mi cerebro no se asociaban. Iba a decir a Xavier ¿¡De qué luz me hablas!? Pero no dije nada referente al libro y me dije, primero hay que
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Ana MInga La Luz en Como la vida de Fabián Guerrero
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leer, solo espero que a estas alturas las palabras de Fabián no se hayan convertido en un manual para vivir con paciencia y armonía hasta que nos llegue la muerte. Ojalá las certezas que tanto repudiaba en clases, no hayan rondado su mente. ¿Las clases? Sí, me acerqué como alumna al libro y también como lectora que ya conocía algunos de sus versos anteriores. Fui al libro como si fuera una gran casa con varias puertas cerradas. El objetivo planteado era encontrar aquella luz mientras las abría. Fui a las primeras páginas: “El resplandor de un relámpago/ Acaso menos/ Ha sido la vida”. Primeros versos: fuerza, intensidad, tan corta la vida pero punzante. Segunda puerta: Nos seguimos preguntando por las cosas/ Por las que hechan raíces/ en las ramas rotas/. Ese golpe ya dolió. Seguí caminando por la casa, es decir por este libro, y los pequeños poemas se mostraban como cuadros en el pasillo, en ellos había naturaleza, pero estaba fisurada o intentaba crecer en las orillas del asfalto. De pronto, por una puerta ya sacó la cabeza el gran mons-
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truo, ese Dios inflexible para el que no hay antídoto: EL TIEMPO. Fabián lo tiene muy claro en sus versos y pone a su memoria a encararlo en un juego que sabe que a la larga, todos perdemos. Abrí la puerta 43 y en ella decía: Se oyen voces/ Que maldicen, blasfeman/ Pero hay un hombre que llora en el mismo lugar. En esta puerta me quedé en silencio, identificándome como lector, como otro ser que también llora y escucha llorar a ese hombre en el mismo lugar. Lo entendí, la casa estaba a oscuras, la luz se escondía en los adentros por donde viaja la poesía para que sea verdadera, es decir, sincera. A partir de este poema, me pareció escuchar a Fabián con su voz susurrando al oído un avanza si tienes valor, abre las otras puertas, ya sabes que las verdades duelen, avanza si puedes, después de lo que he dicho. Tomé aire entendiendo… que el libro tenía conocimiento y allí estaba la luz, la voz era de un humano que ha vivido y que sus versos son Como la vida… dolorosos, pero no piden auxilio, son arriesgados desde el abismo hacia afuera. Había que bajar a las pro-
Estos haikus nos permiten pensar e imaginar detrás de sus líneas aunque no registran la técnica clásica, el poeta logra trasladarnos al desarrollo de otras historias, como en el poema 47: La misma cabeza/ El mismo sombrero/ Que es su consuelo. En esta puerta pensé en todos los que utilizan algo para cubrir su cabeza, como si al hacerlo olvidaran la tormenta que guarda. Hay personas que antes de salir a la calle utilizan como amuleto un sombrero, parece, que para protegerse de más recuerdos, incluso para cuidarse del peligro que suele ser la humanidad. Fabián aquí también se vuelve en observador y lo confirma al decir: Andar por la calle/ Y sentir de repente/ Que el viento tropieza con alguien dentro. A todos nos pasa que de repente nos golpea un recuerdo que supuestamente ya estaba enterrado. Recapitulando sus clases, él nos repetía que el olvido no existe. Hasta este día puedo dar fe de su aseveración. El olvido no existe, quizá una experiencia esté por encima de otra, pero el olvido no
Y qué decir del amor, Fabián continúa con su lucidez sobre este tema. Puerta 65: “Dentro del corazón hay otro corazón/ Ese consuelo por el consuelo del otro/ que no alcanza” Al leer estas líneas recordé a Herman Hesse cuando señala: “En soledad piedras y sotos/ No ve el árbol los otros árboles/ Cada uno está solo… ¡Qué extraño es vagar en la niebla! Ningún hombre conoce al otro. Vida y soledad se confunden/ Cada uno está solo”. Y Fabián también se une a Duras, cuando ella dice a su amor: “los dos somos inocentes, pero cada uno está solo”.
Extramuros
El amor que dice salvarlo todo, pero como la vida, casi siempre, no alcanza… porque cito otro de sus versos: “El vuelo de un pájaro, el humo de la chimenea/ Para que todo acabe en silencio…” Fabián sentencia, mejor dicho, nos comunica la sentencia de la vida. En esta casa es agradable ver el lugar que le da a la luna, pues siempre se habla del sol y de su in-
Ana MInga
existe, siempre podemos clasificarlas como bichos en algún rincón de la memoria.
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La Luz en Como la vida de Fabián Guerrero
fundidades porque allí estaba estremecedoramente el corazón, esa rata que palpita en el pecho...
Ana MInga
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tensa luz, algunos se creen científicos dentro de la literatura dándole cualidades, mientras que Fabián reconoce que el único elemento que se desvela en el cielo como los desesperados en la tierra, es la luna y que a los de la mala suerte que siempre nos toca por azar, están prometidas las estrellas con sus puntas invertidas. Y que el pedazo de cielo que nos queda siempre será el mismo que nos atormenta en cualquier lugar porque la tristeza es una maleta… que se lleva por dentro.
La Luz en Como la vida de Fabián Guerrero
Hay Fabián en este libro, botándonos al piso todas las falsedades que nos creamos para sobrevivir. Nos invita a mirar el abismo, a entender que nosotros somos el propio abismo, él se ha mirado.
Extramuros
Recuerdo que en clase, cada vez que terminaba de leernos algún texto literario atroz, al borde de las lágrimas, siempre insistía en que uno de sus objetivos es decir mucho con pocas palabras, que esa es su aspiración… Hoy, la vida me ha elegido para comentar su libro que hace tiempo fue una promesa a sus estudiantes y así mismo, de oyente, hoy, paso a asimilar sus versos que en ellos reconozco su honor al haber cumplido. Al terminar de revisar toda esta casa, de abrir cada puerta, sonreí y me dije, esto fue una trampa, el maestro mostró la luz al alumno a través de la oscuridad… Ana Minga
dimiento con belleza, talento y sensibilidad. Usa las palabras como si fueran puerilidades, solo para no verse obligado a decir lo que se espera de un hombre.
a
Algunos dicen que la literatura no sirve para nada. Que es una pérdida de tiempo en este mundo amorfo, un desperdicio, una entelequia intelectual mal retribuida. Quizá se deba al hecho de que el hombre ha dado muestras inequívocas de su indolencia. Que en su totalidad, apenas si se reconcilia con la realidad de la que forma parte y que, incluso, confunde productividad, rentabilidad y ren-
Extramuros
Es egoísta. No ofrece nada al otro, ni siquiera cuando le sobra. Vive encerrado en su mezquindad, prefiriendo no responder por este mundo a punto de derrumbarse, cuando es el único que podría salvarlo. Así las cosas, ocuparse de la literatura –leer literatura, escribir literatura– aquí y ahora es un acto de amor. Una prueba de amor. Es que el amor exige declaraciones, confesiones, escrituras de lo que se siente. Habla de lo que uno quisiera que ocurra. ¿Pero cómo amar sin que los demás se enteren? ¿Sin hacer pública una pasión que alberga los cuerpos en la penumbra de un cuarto? Se vive con la esperanza de alcanzar el amor; si no hay amor, nadie quiere vivir.
Fabián Gueerrero Obando
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Frente al mundo que nos quieren vender
Fabián Gueerrero Obando Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
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Por eso, aunque no lo parezca, la literatura se emplea para aplacar las tormentas del hombre –las públicas y las privadas–, para redimir a una mujer o a un hombre o para llenar el corazón de ese sentimiento llamado amor. Quizá la literatura está siendo menospreciada en este siglo, pero no ha muerto, como tampoco ha muerto el amor, ni morirá. En medio de las turbulencias que vivimos, algo queda. Como este grupo de estudiantes de Escritura Creativa que escriben para Digresiones VI: Estefany Aceldo, Nicolás Aguirre, Wendy Armijos, Alexandra Benalcázar, Alex Berrones, Josselyn Calderón, Jersson Cañadas, Rubén Chávez, Deivin Maldonado, Beto Morales, Andrés
Extramuros
Naranjo, Daniel Noboa, Mireya Piñeiro, Jonathan Quishpe, Adrián Ramírez, Raúl Ramírez, Diego Real, Adriana Rosero y Jacqueline Vizcaíno; puñado de jóvenes que se observa a sí mismo, que describen el mundo, su mundo, con cuentos, relatos y ensayos que conforman la presente entrega. Sueñan con las peripecias que la vida no les deja vivir y se repiten, crueles, que esa misma vida les exige riesgos, sueños y fracasos. Y quizá eso resulte no solo una muestra de que la literatura sirve, sino de que el amor existe. Es la lección que nos dejan los autores de las páginas que siguen. Fabián Guerrero Obando
Abro la puerta.
León Sierra Páez
Sobre el jardín de los amores caníbales
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Siglos de siglos y solo en el presente ocurren los hechos; inumerables hombres en el aire, en la tierra y el mar, y todo lo que realmente pasa me pasa a mí. Jorge Luis Borges
Extramuros
Jardines hay muchos y todos los contiene este texto de amores vaporosos. Todos nos vienen a la cabeza (¿a cual?, piensa el vulgar que habita en el realismo sucio de nuestra sombra), el de Hieronymus Bosch, el de Dulce María Loynaz, realista y mágica, en latitudes del trópico cálido, que solo puede fundirse en la imagen de una terma de los Andes, ¿o será de Islandia, visitada en un segundo risueño de la fantasía millennial? Raves, vino hervido, un café en Lisboa, el frío de Quito, todo mezclado, todo vertiginoso. Jardines bucólicos e intoxicados de contemporaneidad, melancólica, eso sí. Esto es una novela, poemática, pero novela, siempre, no hay que confundirse.
Sobre el jardín de los amores caníbales
En la oscuridad del placard reverdece un jardín, y en él, el deseo, como un animal salvaje, habita.
León Sierra Páez Sobre el jardín de los amores caníbales
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Lo triste es hermoso. El imperativo trágico del siglo, que apaga los rescoldos de la devastación romántica, el sello de la modernidad, la huella que esta dejó, en otros lados y aquí, el aire, atrapado en el ethos de un barroco alcohólico que se ha dormido en las aceras de las calles, no se puede ir, es un aire perfumado hasta el empalago. Esa modernidad ficticia contra la que luchan los artistas les vuelve aun más románticos, qué gracioso. Estas palabras, no. Los sintagmas tristes y perplejos, posmodernos, pero vestidos de estas ciudades andinas, son la mejor muestra de una utopía de la fragmentación. Esa espiritualidad individualista, fordiana y pornográfica del ahora. Estos paisajes emocionales, desnudos, con la insitente voz del narrador, de su mano, a través del espejo, viven (en las delicias de El Bosco, Adan y Eva, simulan este acto). Esta es una novela melancólica. He terminado, no tengo que decir más. Lo que reste serán palabras que intento modelar, adiestrar, domesticar, y que salen del geiser magnífico de la herida.
Extramuros
El desorden atribulado de hechos y narraciones uber espaciales y temporales –no– importa–, el hilo mágico de la poesía, teje un camino firme y contradictorio a lo largo de las palabras. Eso y el deseo, agazapado del cuerpo de la voz narrativa, a su deriva, espoleado por ella y a la zaga de otros cuerpos, de las referencias que inundan las líneas de negro sobre blanco. Cuerpos entrelazados por palabras. Palabras que atan a otras en torno a los cuerpos, a través del diálogo o la descripción que hace el diálogo cuando no tiene una acción consciente; la voz narrativa que describe y siente y se pierde en el placer del intercambio con el otro, en la obsesión neurótica por ser uno mismo y el objeto de su mirada también; ese silencio del otro en la charla, donde intuimos nada )y él sigue lucubrando para sí, en la eterna inmanencia gozosa del yo). Ataduras sintagmáticas que recuerdan el gesto ingrávido de la mano deseada e impuesta, la que nos obliga al amor. Este autor, que actor de un narcisismo irrenunciable, se pierde en la locura desordenada del tiempo,
León Sierra Páez
el valor supremo en la novela que discurrirá para el lector que continúe; este escritor, abandonado al inconsciente, que se desnuda en sus historias, no se tapa impunemente el sexo cuando se ve descubierto por su propia mirada crítica, no construye un ídolo de autor, se expone y ata a otros y a otras en esta lava lenta de la vida.
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León Sierra Páez
Sobre el jardín de los amores caníbales
de los tiempos, donde se bifurcan los caminos del ciego de Buenos Aires; este autor descuartizado por la distancia andina entre Quito y Cuenca, brecha de su corazón; este autor se emborracha y desorienta en el límite del horizonte de sucesos, en este jardín de amores devastados y torpes, con pequeños gozos y triunfos pequeños; esta voz narrativa auto referencial –y desdeñosa de mirarse a sí– es
Extramuros
Gustavo Abad Ordóñez
Textos y contextos No. 20
Textos y contextos No. 20
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En este número 20, cuyo tema central es “¿Dónde quedó la realidad? La veracidad informativa en tiempos de conflictos, redes sociales y noticias falsas”, presentamos un conjunto de artículos que ponen en escena justamente la relación conflictiva entre los hechos factuales y los significados que sobre ellos se construyen desde diversos lugares, intereses y discursos. La
Extramuros
pandemia mundial desatada por el coronavirus profundiza esta interrogante no solo ahora, sino en los próximos meses y años, respecto de los cuales no existen mayores certezas. Por eso la pregunta inicial de este número bien podría completarse con la siguiente: ¿dónde quedó el futuro? Gustavo Abad Ordóñez
ÍNDICE GENERAL
ÍNDICE GENERAL Línea Recta Sobre el humor Jorge Dávila Vázquez .....................................................................................................................
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Contra lo absoluto: Un acercamiento a la poesía humorística Fernando López Milán ................................................................................................................. 15
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Expreso Móvil Detrás del mostacho Carlos Vásconez ................................................................................................................................ 87
Perdigones La caricatura: humor contra poder Roque Rivas Zambrano ...............................................................................................................121 Extramuros La Luz en Cómo la vida de Fabián Guerrerol Ana Minga ..............................................................................................................................................137 Frente al mundo que nos quieren vender Fabián Guerrero ...................................................................................................................................141 Sobre el jardín de los amores caníbales León Sierra Páez ...............................................................................................................................143
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Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
Doble sentido El humor punzante de Pablo Palacio en Un hombre muerto a puntapiés José Luis Iñiguez Granda ...........................................................................................................103
ÍNDICE GENERAL
Textos y contextos No. 20 Gustavo Abad Ordóñez....................................................................................................................................146
Contra lo absoluto: un acercamiento a la poesía humorística
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ISBN 978-9942-8861-2-5
9 789942 886125