Revista Textos y Contextos No. 15

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SUMARIO

Director Fabián Guerrero Obando, Universidad Central del Ecuador

Revista de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador

Año ocho • No.15 • abril/agosto 2014 • Publicación Semestral • ISSN: 1390-695X • Quito

Editorial Editar es, sobre todo, difundir un texto en el que se cree Palabra de autor Diez pasos para escribir una crónica Roque Rivas Zambrano La crónica y los relatos de lo social Gustavo Abad La crónica es un cuento que sí es verdad Marcel Merizalde Guerra Cara y Cruz Alejandro Querejeta: Crónica periodística tiene una tradición social, histórica y cultural Freddy Ayala Plazarte En estos días Crónica de un periodismo servil Dax Toscano Segovia Mercedes juega su destino en el ecuavoley Edwin Alcarás El caso Karina del Pozo Estefanía Montalvo, Rafael Castro y Pamela Gaon Vargas Llosa: catedral de la palabra Juan Carlos Moya A la vista Pedro Jorge Vera el cronista que luchó contra las injusticias del poder Gabriel Flores Flores Caída libre VII Congreso Internacional Chileno de Semiótica Ileana Almeida • Julieta Haidar Maternidades compartidas por descendientes de esclavas y libres en Esmeraldas en la segunda mitad del siglo XX Pavlova Carrera Tradición y modernidad en el Taller de Metalúrgica En Riobamba entre 1940 y 1970 Ángel Bolívar Burbano La escritura en lo ausente Freddy Ayala Plazarte Para leer Revista Textos y Contextos No. 14 Fabián Guerrero Obando Sólo ella se llama MARILYN MONROE (Relecturas de una diosa) Raúl Serrano Sánchez Nomenclatura del internado Alexis Cuzme ICTUS Javier Payeras Los cochinones Marco Antonio Rodríguez Historia de la Acción Clerical en el Ecuador César Albornoz

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Consejo Editorial Raúl Serrano, Universidad Andina Simón Bolívar Paúl Hermann, Casa de la Cultura Ecuatoriana Carlos Armijos, Diario La Hora Nelson Reascos, Pontificia Universidad Católica Roque Rivas, Universidad Central del Ecuador Fernando López Milán, Universidad Central del Ecuador Ilustraciones: Carlos Armijos

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Diseño y diagramación Sonia Vega Burbano

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Impresión Facultad de Comunicación Social

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FACSO 2014 Dimitri Madrid Decano Ximena Grijalva Subdecana Los criterios vertidos en los artículos son de estricta responsabilidad de sus autores, no reflejan necesariamente el pensamiento de Textos y Contextos

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Bolivia Oe7-132 y Eustorgio Salgado 2509088 2509089 2522170 Ext. 121 facsoq.uce@gmail.com

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Fabiรกn Guerrero Obando

Sin fuentes no hay periodismo

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Di ez pasos para escri bi r una cróni ca Roque Rivas Zambrano* Fecha entrega: 2013-09-08 • Fecha aprobación: 2013-10-08

Resumen Mi libro “Crónica periodística. Duendes urbanos” describe uno de los géneros más cercanos a la literatura, que se ha vuelto fundamental para la construcción del periodismo narrativo. En este manual, construido con las opiniones de reconocidos escritores de América Latina y el mundo, los estudiantes de periodismo o reporteros descubrirán algunas claves para enriquecer sus relatos.

Palabras clave Crónica periodística, periodismo, género, técnicas, tiempos, modalidades, eje, elementos, estilos, estructuras.

Abstract My book "Chronicle newspaper. Urban Elves" describes one of the closest genres to the literature, it has become essential for the construction of narrative journalism genres. In this manual, built with the views of renowned writers of Latin America and the world, journalism students or reporters will discover some clues to enrich their stories.

Keywords Journalism, chronicle, journalism, gender, techniques, times, modalities, axis, elements, styles, structures.

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R oque Rivas Zambrano. Catedrático de la Facultad de Comunicación de Social de la Universidad Central. Es Editor Nacional del diario La Hora. Tiene un postgrado en Opinión y Periodismo en Argentina. Participó en más de 100 talleres de periodismo dentro y fuera del país. Tiene experiencia en radio y en asesoría. Recibió el premio nacional de Prensa (1997) entregado por la Unión Nacional de Periodistas y la condecoración al Mérito Laboral entregado por el Ministerio de Trabajo. Su novela inédita ‘Pueblos fantasmas’ ganó el segundo lugar del concurso organizado por la Universidad Central del Ecuador, en el que participaron docentes, estudiantes y empleados de la entidad.

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n mi libro elaboré una lista los pital y se quedó dormido. Es necesario aspectos que hay que tomar en saber observar. El que tiene ojos, mira. cuenta antes y durante la elaPero observar va más allá de las pupiboración de una crónica periodística. las. No es un ejercicio del ojo sino de la Entre los elementos más importantes inteligencia y de la sensibilidad. Es anoté las técnicas, tiempos, elementos, poder ver más de lo aparente. La obsermodalidades, estilos, estructuras, fuenvación es importante porque permite tes, temas, eje, entre otros. En mis cladescribir a los personajes y recrear los ses de Periodismo, comento con mis espacios en los cuales se desenvuelven. estudiantes estos conceptos, para luego A decir del maestro de la Fundación de pasar al análisis de las crónicas que se Nuevo Periodismo Iberoamericano publican en las revistas y diarios nacio(Fnpi), también es imprescindible saber nales y de Latinoamérica. En el escuchar. Estar pendientes de presente trabajo he sintetizado todo lo que los personajes la utilización de estos recurdicen. En ese sentido, lo La sos en diez pasos que faciideal es acompañar a los observación litan la escritura de cualpersonajes en espacios quier texto en el que se por los cuales se muees importante emplee este género. ven, pues no en todas porque permite partes se comportan de 1.- Escoger un tema la misma manera. describir

a los personajes y Alberto Salcedo Ramos, Salcedo Ramos apunta cronista colombiano, recrear los espacios que la crónica es la vida explica que el elemento sin los momentos abuen los cuales se rridos. que puede potenciar un “El olfato del crotema es la curiosidad. desenvuelven. nista debe indicarte qué Según el experto, se puede rasgos resultan más atractiescribir sobre los ríos que no se vos para la gente. Con frecuendesbordan, los choferes de bus que cia hay que elegir un elemento no se vuelan los semáforos, la gente novedoso que llame la atención y sirva que llega puntual a las citas, los políticomo gancho para el resto de la histocos que no roban ni un centavo y los ria”. partos normales. Todas estas opciones pueden ser excelente materia prima Durante un encuentro en México, realipara un buen cronista. Simplemente zado la Fnpi, los editores de las revistas hay que saber aprovechar lo que cada Soho, Gatoparto, Etiqueta Negra y otras uno ofrece, captando su esencia, publicaciones debatieron las dificultanarrando con fuerza y con encanto. des para buscar temas en su rutina cotiPero, sin duda, lo curioso funciona diana. Una revisión cuidadosa muestra como un valor agregado. Abundan los que la vida corriente está llena de conejemplos: la historia de amor de un flictos. Mónica González, periodista del enano de 91 centímetros y una mujer Centro de Investigación e Información de 1.75, escrita por Germán Santamaría Periodística (Ciper), explica que la agenda de la crónica “está hecha por los o la nota del periódico El País sobre un poderosos en América Latina”. ladrón que se metió a robar en un hos-

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7 Los temas más impresionantes están relacionados con el poder político y económico, que don los que dan el origen de la violencia y las drogas. En la región se escribe las crónicas sobre la vorágine que viven los zares, los capos y su espiral de violencia. Su gusto por los objetos que reflejen la opulencia, su por las bebidas alcohólicas y por las mujeres con grandes traseros y pechos también son temas que dan qué hablar. Sin embargo, es necesario buscar otras temáticas como nexo entre los que manejan la gran tajada en el mercado del narcotráfico. 2.- Determinar un eje La crónica tiene como eje una idea fundamental o asunto primordial o básico de algo. Cualquier tema que se quiera investigar, tiene múltiples aristas que se pueden abordar. La sagacidad de un reportero tendrá que intervenir para escoger una que tenga relevancia y que pueda suscitar el interés de los lectores. Tener un eje claro para optimizar el tiempo y no desviarse de lo que se quiere conocer. Cuando se planifica un texto se considera el centro de algo y alrededor del cual gira todo lo demás. 3.- Seleccionar las fuentes Ryszard Kapuscinski, periodista polaco y autor del libro “Los cínicos no sirven para este oficio”, se pronunció repetidas veces sobre este gran recurso periodístico. Para él, existían tres tipos de fuentes: “la principal son los otros (y nosotros), la gente. La segunda son los documentos: los libros, los artículos sobre el tema. La tercera es el mundo que nos rodea, en el que estamos inmersos: los colores, las temperaturas, atmósferas, el clima, todo eso que llamamos imponderabilidad, que es difícil de definir y que, sin embargo, es una parte esencial del escritura”. Cuando el escritor polaco apunta a la gente como fuente de información, hace referencia a las personas que viven en las ciudades del mundo. Si pensamos sólo en Quito, donde viven dos millones de personas, podemos concluir que tenemos el mismo número de fuentes y también de historias, que podrían convertirse en crónicas. En mi biblioteca tengo otro libro escrito por Sibila Camps y Luis Pazos. Se llama Así se hace periodismo e incluye una lista de fuentes que está encabezada por la ‘observación directa’ del reportero para cumplir sus tareas. Cuando el reportero se encuentra en el lugar donde ocurre el hecho, las primeras informaciones provienen de lo que está viendo, sin perjuicio de que también sea necesario realizar entrevistas. Los elementos en los cuales tendrá que reparar dependerán del tipo de nota. Existen diversas clasificaciones de fuentes de información (que se detallaron en un artículo en la edición anterior de la revista Textos y Contextos, dedicada a este tema específico). 4.- Definir el tipo de crónica Una vez que se ha realizado una reportería de campo y se ha buscado suficiente información sobre el tema escogido, llega el momento de centrarse en la escritura y el modelo de crónica a escribir. Según varios autores, hay tres tipos de crónica:

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58 narrativa, descriptiva y argumentativa (de opinión). La crónica narrativa detalla las acciones y los movimientos de los personajes. La descriptiva se enfoca en las características de los objetos, lugares y sujetos. Finalmente, la argumentativa incluye el juicio del cronista sobre los hechos y acontecimientos. El catedrático y periodista Gonzalo Martín Vivaldi explica que narrar es contar los sucesos con acciones o historias reales o imaginarias. La narración es una escena compleja y, también, un encadenamiento de escenas. Además, intenta averiguar o conocer las causas morales, sentimientos, el carácter, en conclusión, lo que impulsa a actuar a los personajes. Según el escritor, la diferencia fundamental entre narrar y describir es que mientras la narración intenta descifrar la vida interior, la descripción se concentra en el aspecto externo de los hechos percibidos por los sentidos. ¿Qué es narrar? Para los autores del libro argentino ‘La crónica periodística’, narrar es representar acciones que suceden en el tiempo y en el espacio, y que son llevadas a cabo por, al menos, un agente. Esas acciones tienen alguna relación lógica entre ellas y se explican en el contexto sociocultural en el que el sujeto se desenvuelve. “Narrar es contar o relatar sucesos, historias o anécdotas, en forma ordenada y secuenciada, con un comienzo, donde se exponen los personajes, el contexto temporo-espacial y el resto de los datos que ayudan a comprender la historia; una parte media o nudo, donde se desencadena el problema o conflicto, y un final o desenlace, con la resolución del problema y el fin de la historia. En ocasiones este orden no se respeta y aparece la historia iniciada por su desenlace o epílogo, pues pueden los hechos estar relatados o no, en orden cronológico”. El narrador es el encargado de contar los hechos y puede relatar en primera persona cuando es testigo o personaje y en tercera persona, cuando es un narrador externo. En cuanto a los personajes, se clasifican en dos: principales (que dan sentido al relato) y secundarios (que aportan detalles a la historia, pero no son esenciales). ¿Qué es descripción? La descripción se conoce como la caracterización de los objetos: lugares, paisajes, animales, sensaciones, transcursos, entre otros. En este proceso, las cosas se descomponen en partes y se presentan a lo largo de la construcción del discurso. El escritor es quien determina los límites y la intencionalidad de esta representación. El objetivo de la descripción es retratar un objeto, individuo o entorno circundante. Se diferencia de la narración en el uso de la temporalidad, porque la visión de quien relata se detiene en un paisaje, en una persona o en una cosa, que es determinante para el relato. El lector puede transportarse al lugar de los hechos a través de la descripción, se convierte en un espectador omnipresente a través de los detalles que le aportan información valiosa sobre el escenario. Por esto, es imprescindible que el cronista tenga cuidado y no incluya pormenores de poca utilidad o relevancia en la historia. Una descripción es el lugar donde se pone en escena el saber y el punto de vista que un emisor -en este caso, periodista- tiene sobre las palabras, los seres y las cosas. Y, además, es el lugar donde el lector pone en juego su conocimiento léxico, enciclopédico, de mundo y donde se acentúa y actualiza la relación de cada lector con las palabras de su lengua materna. Esto es porque el lector debe desplegar su habilidad lectora y su conocimiento de la lengua para captar los despliegues retóricos propios de la descripción: metáforas, personificaciones, comparaciones, imágenes sensoriales y otros.

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9 ¿Qué es la argumentación? En la argumentación se visibiliza, a través de la escritura, el proceso de un hecho. De esta puesta en escena, el cronista saca sus conclusiones y expone su punto de vista sobre una realidad específica. El objeto de la argumentación es exponer opiniones o refutarlas para convencer al lector. Es importante que el criterio personal a expresar esté fundamentado en una investigación previa. La argumentación se emplea en un sinnúmero de escritos, sobre todo en los científicos, filosóficos, ensayos, políticos, judiciales, periodísticos de opinión y en varios mensajes publicitarios. A decir de varios autores, el texto argumentativo organiza el contenido en tres partes: introducción, desarrollo y conclusión. 5.- Optar por una modalidad de crónica Los tipos de crónica expuestos anteriormente –narrativas, descriptivas, argumentativas– no representan una clasificación rígida. Los cronistas suelen combinarlas, de acuerdo a la historia que van a contar. A continuación se detallan algunos ejemplos de las modalidades que comúnmente se emplean. Crónica noticiosa. Da a conocer un hecho trascendente. El escritor debe hacer su trabajo con seriedad, ya que en general se trata de relatos para periódicos y revistas especializadas. El cronista informa y opina simultáneamente. El periodista expone hechos con los elementos objetivos o subjetivos para buscar el equilibrio. Narra lo que ve, investiga y enjuicia. Crónica política. Son aquellas caracterizadas por contar los pormenores de un suceso o acontecimiento de relevancia dentro de la esfera política. Ejemplos frecuentes de crónicas políticas son los relatos de asunción a los gobiernos de los mandatarios, reuniones entre miembros de un partido político, entre otros. Crónica social. Relata secuencialmente cómo se produjo un evento social.

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Crónica deportiva. Es aquella que se encarga de narrar cuidadosamente cómo se llevó a cabo un particular evento deportivo. Crónica de viaje. Cuenta en forma pormenorizada lo que significó el viaje a un lugar determinado y la experiencia que supuso conocer el mismo. Crónica de interés humano. Nace a fines del siglo XIX. Se trata de una crónica superficial, que moviliza emociones, apelando a la sensibilidad del lector, particularmente hacia situaciones de tipo social. Rara vez, dice el periodista peruano Juan Gargurevich, contiene elementos noticiosos profundos. Sus temas preferidos son niños, animales, dramas, humor o color. Crónica de interés social. Presenta las posiciones firmes de reclamo y de cambio. Casi siempre se usan en las revistas y los diarios. Crónica policial. Cuenta los detalles de hechos relacionados a sucesos delictivos y a las actuaciones de las fuerzas del orden en esos acontecimientos. Crónica de sucesos. Se trata de relatos que retratan temas relacionados a las catástrofes. Crónica judicial. Trata temas especializados ya que exige conocer el lenguaje y la técnica judiciales para poder contar y valorar lo sucedido. Crónica urbana. Presenta acontecimientos ocurridos en una ciudad o pueblo. Crónica del extranjero. Es un relato de un acontecimiento presenciado por un reportero extranjero. Crónica de turismo. Este relato tiene como objetivo retratar los atractivos o dificultades de una ciudad o país. Crónica taurina. Es una de las más especializadas. Tiene un estilo característico, muy castizo y plástico.

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10 5 Crónica especializada. La escriben los expertos en determinadas temáticas, por-que su redacción requiere una vasta cultura y amplio vocabulario específico. Crónica autobiográfica. Narración personal de la vida propia como proceso ordenado, en que se citan una lógica temporal, un relato de hechos y una versión de sucesos consumados. 6.- Trabajar el estilo Según Julifo García Luis, periodista y escritor cubano, el estilo de la crónica es directo y llano. El estilo se distingue por su lenguaje rico. El texto buscar la claridad, concisión, precisión y sencillez propias de la redacción periodística. Claridad. Se trata de expresar las ideas de manera transparente e inequívoca. Cuando la frase está mal redactada, puede tener un significado diferente al que pretende darle el autor. Hay que evitar las ideas confusas, los juegos de palabras que no son entendibles, los párrafos oscuros. Concisión. Significa decir, ni más ni menos, lo necesario. Hay que evitar el rodeo inútil. Precisión. Procurar ser exactos tanto en el uso del lenguaje como en la reconstrucción de los hechos que se narran. Sencillez. Hay que evitar los rebuscamientos, la historia no está en el diccionario sino en la vida corriente. Cuando no se tiene la preparación para escribir en un lenguaje literario, es preferible que narrar de manera directa, en vez de caer en una inútil poetización que no constituye ningún aporte. Es fundamental evadir los lugares comunes y a las frases obvias. El periodista y catedrático universitario Juan Carlos Gil González dice que la crónica es una estampa del tiempo; reconstruye la realidad trozo a trozo, fragmento a fragmento, ordenando y desordenando el tempo de los acontecimientos, erigiéndose en testimonio directo de una época. Del mismo modo que la fotografía inmoviliza una imagen que representa la parte de un todo, la crónica, traduciendo en palabras ese acontecimiento, ofrece una radiografía personal e interior de la totalidad. A veces es formal y solemne, en ocasiones trasgresora y desenfadada. En una página se tiñe de seriedad y en la siguiente destila jovialidad y ambigüedad, por lo que se debe proponer que la crónica sólo está sujeta al ingenio del cronista. Los manuales. En el Manual del periodista de diario El Comercio, una manera imaginativa de hacer crónica es crear escenas con personajes que viven una situación especial, que merece ser contada. Si el redactor se decide a describir una determinada acción, sin miedos ni perjuicios, el lector percibirá le polvo del camino, el calor, los colores de la montaña, de un horizonte, los sabores. Pero si la crónica se queda en la descripción, sin nada de acción, pierde su efecto. Se explica además que en muchas ocasiones es común usar a un personaje y dejarlo a la mitad del camino o dispersarse del eje esencial de la crónica. Esta es una práctica –según el documento- que debe evitarse a toda costa. El diario El Universo, en su Manual de estilo, anota que para redactar una crónica, más que en ningún otro de los subgéneros periodísticos, es necesario que el periodista utilice todos los sentidos para trasmitir al lector emociones que él sintió. Los ojos para mirar el panorama y los colores, las caras y los gestos. Los oídos no

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11 solamente para escuchar la voz de un entrevistado, sino para oír el rumor de un bosque, el aleteo de una paloma o el latido de un perro. El olfato para poder describir con exactitud el ambiente, dulce o acre, agradable o repelente. El tacto para definir con la palabra justa el árbol liso o áspero, el metal de un asiento o la manera como el otro da la mano. Y el gusto para saborear las palabras y las frases y repetirlas en voz alta para saber si una palabra está mal puesta o la palabra dentro de una frase sobra o falta. Y la piel, para describir el frío o el calor, la llovizna o la lluvia torrencial. Todas esas sensaciones se organizan dentro del cerebro, que es de donde vienen las órdenes a los dedos para manejar el teclado. Por su parte, diario La Hora señala, en su Manual de estilo, que el cronista puede contentarse con una impresión más o menos fotográfica de lo que cuenta, o también puede dar una versión mentalmente reelaborada del hecho. 7.- Emplear todas las técnicas En el libro ‘Literatura y periodismo, una tradición de relaciones promiscuas’, el autor Albert Chillón resume cuatro procedimientos de escritura que los nuevos periodistas norteamericanos descubrieron en la novela realista de Tom Wolfe, Henry Fielding, Smollet, Honorato de Balzac, Charles Dickens y Nilolái Gogol: El principal, según Wolfe, era la construcción escena por escena, que consistía en relatar la historia a base de escenas sucesivas, cada una compuesta por descripciones y diálogos, reduciendo al mínimo el uso de sumarios narrativos. La segunda técnica, estrechamente relacionada con la anterior, consistía en registrar totalmente el diálogo, recurso que permitía caracterizar a personajes y situaciones de forma inmediata, plástica y elocuente. Este procedimiento sustituía la simple cita de declaraciones usada en el periodismo convencional

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por una recreación fehaciente de diálogos enteros. La tercera técnica era el llamado punto de vista en tercera persona: cada escena era presentada al lector a través de los ojos de un personaje concreto. La cuarta técnica que los nuevos periodistas tomaron de la novela realista es el retrato global y detallado de personajes, situaciones y ambientes. La descripción pormenorizada y exhaustiva permitía a los nuevos periodistas construir cuadros vivos en tres dimensiones, esto es proporcionar a los reportajes una capacidad de sugestión y de evocación inéditas. Estos cuatro procedimientos se complementan con la descripción, que incluye gestos cotidianos, hábitos, costumbres, caracterización de los espacios donde se desenvuelve el personaje, estilos de vida, comportamientos frente a los demás, modo de caminar, entre otros detalles simbólicos importantes. Como testigo, investigador o protagonista, el reportero se sumerge en los hechos para reconstruir la historia con las técnicas anteriormente expuestas. Con la utilización de estos recursos, es capaz de transportar al lector a los lugares que describe el relato, revivir la acción de las escenas, sentirse en la piel de los personajes y convencerse de que todo lo que allí se muestra es fiel a lo que ocurrió. 8.- Fijar el tiempo de la crónica En el libro ‘La crónica periodística’, los escritores argentinos Daniel Peralta y Marta Urtasun desarrollan el concepto del tiempo de la crónica. Los autores afirman que la historia es la realidad evocada por el texto, el conjunto de acontecimientos, los hechos, en los que participaron ciertos personajes. Generalmente, la historia puede esquematizarse cronológicamente. A la vez, puede expresarse por otros códigos, por

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12 5 ejemplo, una película. Ahora bien, esa historia es relatada por un narrador que, al hacerlo, tiene en mente una representación de quiénes son los destinatarios. Y ese narrador elige una forma de presentar la historia. Selecciona cómo organizar los hechos (qué contar primero y qué después), dónde detenerse, qué elementos ignorar, qué detalles describir y cuáles obviar. Según Peralta y Urtasun, estos conceptos son válidos para la crónica periodística. Ellos explican que en el mundo real, las acciones se suceden en el tiempo y esa sucesión, que se percibe en relación con los sistemas horario y calendario, permite al cronista reconstruir los hechos, armar una cronología de la historia. La narración periodística no siempre sigue esa cronología, es decir, al representar discursivamente la historia, puede variar la representación de sistemas temporales: uno, el real de los hechos; otro, el representado en la narración de los hechos. Al narrar, el cronista puede representar los hechos –respecto de la cronología– el orden, la frecuencia, y la duración. Tales variaciones producen efectos de sentido, es decir, orientan de cierto modo la interpretación por parte del lector. A continuación se explica, según la obra de Peralta y Urtasun, en qué consisten estas variaciones en la narración. 9.- Utilizar todos los recursos Según Álvaro de Diego, profesor español, la crónica tiene sus características. Además, sostiene que este género está firmado por el autor, porque: -El autor es testigo de los acontecimientos. -El autor elabora sus propios juicios acerca de aquellos. -El autor prioriza los hechos a su modo. -El autor utiliza un lenguaje dotado de recursos literarios. En el libro de Diego se hace referencia a catorce elementos que desa-rrolla José R. Vilamor, que se enlistan y detallan a continuación: 1.- Utilización del nuestro y del yo. 2.- La paradoja 3.- La adjetivación 4.- El paralelismo comparativo 5.- El retrato 6.- La descripción 7.- La metáfora 8.- La reiteración 9.- La interrogación 10.- El diálogo con el lector 11.- El lenguaje simple e íntimo 12.- Las formas verbales 13.- La anécdota y la escenificación 14.- La función crítica

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13 Utilización del nuestro y del yo La crónica tiene una enorme carga de subjetividad. El cronista se sumerge a fondo en lo que va a escribir, en la piel de los personajes, por lo tanto la reportería es racional y emocional. En la crónica existe un yo, una primera persona. Los detractores de la crónica sostienen que la primera persona le quita autoridad a lo escrito, prefiriendo la prosa informativa: despojada, distante, impersonal, un texto en primera persona le dice al lector: yo estuve allí lo vi, lo viví lo supe, lo pensé. Sin embargo, el escritor debe tener cuidado al hablar más de sí mismo que de lo que lo rodea y está sucediendo.

Paralelismo comparativo. Consiste en la identidad o semejanza de construcción entre dos o más unidades sintácticas (sintagmas, oraciones) o métricas (versos). Es muy habitual que el paralelismo coincida con la aparición de figuras de repetición como la anáfora, la epifora, entre otras. Según el Diccionario Planeta de la lengua española usual, paralelismo es una cualidad de paralelo o circunstancia de ser dos cosas paralelas. Entre los ejemplos para graficar estos El lector conceptos, cita las siguientes frases: “La muralla se debe percibir construyó siguiendo al río que un ser en un paralelismo total”. “Existe cierto paralelismo tan humano entre las dos obras, auncomo él, que la segunda está más lograda”. es quien

En este género es imprescindible que se escuche la voz del periodista. El lector debe percibir que un ser, tan humano como él, es quien está narrando. El cronista es un cazador en estado de alerta permanente, al acecho de historias que puedan saciar su hambre de escritor.

La adjetivación. Es uno de los procedimientos estilísticos más frecuentes y enriquecedores debido a sus posibilidades descriptivas y caracterizadoras. Este recurso puede definir con mayor precisión el estilo propio de cada escritor.

está narrando.

El cronista mira un hecho, otros tan solo lo ven. Mirar es “dirigir la vista a un objeto”. La magia de una buena crónica está en saber contar una buena historia, con un lenguaje sencillo, eficaz y claro. La paradoja. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), paradoja es una aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera. Es una aparente contradicción. Un ejemplo de esta figura literaria es esta frase de uno de los poemas de Santa Teresa de Jesús: “Vivo sin vivir en mí, pero tan alta vida espero, que muero porque no muero”. Otra de las acepciones que le da la RAE a este término, es el de una figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción: “Mira al avaro, en sus riquezas, pobre”.

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El retrato. Según Carmen Escudero, este recurso trata de llevar el mundo de la imagen a la creación literaria. Su uso es antiguo y estaba debidamente sistematizado por la retórica, que recomendaba empezar por la descripción del rostro de arriba hacia abajo, el color del pelo, las cejas, los ojos, la nariz, la boca, los dientes, siguiendo con el tronco y el aspecto o el aire de la figura en general. La descripción. Se dirige a la imaginación y tiene como fin provocar una emoción o sentimiento mostrando el objeto completamente detallado. Para hacer una descripción se han de seguir las siguientes reglas:

1) Seleccionar los rasgos más característicos y significativos del objeto descrito y destacarlos sobre los demás. 2) Elegir las circunstancias que guarden una cierta unidad. 3) Servirse de contrastes, metáforas, comparaciones y especialmente de los

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14 5 adjetivos, para resaltar con más fuerza el objeto y lograr una impresión más intensa. Metáfora. En la teoría literaria, la metáfora aparece siempre como un recurso literario, que consiste en señalar dos términos entre los cuales se puede establecer una cierta semejanza, uno se usa en sentido literal y el otro en sentido figurado. Ejemplo: “Tu cuello es una rama para colgarse, tu mente un crucigrama sin terminar, tu boca es un milagro de la humedad”, tomado de la canción ‘Besos con sal’ de Joaquín Sabina. La reiteración. Consiste en repetir una palabra con finalidad estética, es decir, para lograr belleza. Esto se ejemplifica en un fragmento del poema “Mujer con alcuza”, del literato español Dámaso Alonso: (…) y esta mujer se ha despertado en la noche, y estaba sola, y ha mirado a su alrededor, y estaba sola, y ha buscado al revisor, a los mozos del tren, a algún empleado, a algún mendigo que viajara oculto bajo un asiento, y estaba sola, y ha gritado en la oscuridad, y estaba sola, y ha preguntado quién conducía, quién movía aquel horrible tren. Y no le ha contestado nadie, porque estaba sola, porque estaba sola (…) La interrogación. Serie de preguntas formuladas a alguien: “después de un largo interrogatorio, el detenido confesó su participación en el atraco”. En algunos casos, esta figura no se utiliza para obtener información sino para afirmar con mayor énfasis la respuesta contenida en la pregunta misma o, en otros casos, la ausencia o imposibilidad de respuesta. Diálogo con el lector. Este recurso busca establecer una conversación o plática con quienes leen el texto. Las figuras de diálogo son las propias del estilo directo, pues subrayan el carácter comunicativo del discurso. Se denominan también figuras patéticas pues pretenden incidir afectivamente en el destinatario. Lenguaje simple e íntimo. Se expresan los sentimientos de la forma más desnuda posible. Este recurso exige que el cronista describa con naturalidad las emociones que le suscita una situación sin artificios ni adornos. Las formas verbales. La crónica es un género esencialmente dinámico que con sus licencias de estilo y estructura diversa a la pirámide invertida se propone enganchar al lector de principio a fin del relato. Se recomienda la voz activa en la narración, que las acciones sean protagonizadas y no sufridas, que exista quien se responsabilice del acontecimiento. La anécdota y la escenificación. Un género interpretativo como el de la crónica, que trata de explicar la realidad, permite una serie de licencias que no procederían en la noticia; por ejemplo, el apunte del detalle mínimo no cabría en el género informativo o, a lo más, quedaría relegado a los últimos párrafos de la estructura de pirámide invertida.

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15 La función de criticar. Examinar y juzgar con espíritu crítico a una obra. También se puede hacer notar los defectos de alguien o algo: le habían criticado su falta de rigor en la exposición. Si la crítica prima la relación del lector con su realidad, la crónica hace lo mismo desde la vinculación del lector con el profesional de la información. Al indagar sobre estas figuras, Donna Reseigh y Janice Lynn, hablan de dos recursos más que se pueden adjuntar a la lista anteriormente explicada. Estos son: La ironía. Una figura que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice, como, por ejemplo: “Éste es el mejor día de mi vida”, dijo Pablo al quitarse sus zapatos arruinados. “Me encanta la estación de las lluvias”. La intertextualidad. Se exhibe como traslado de un texto real o ficticiamente ajeno al texto primario. Es decir, el autor intercala en una determinada obra la totalidad o el fragmento de otro texto que, en principio, no procede de su pluma. Estos intertextos se presentan en la mayoría de los casos como intercalación de narraciones, cartas, poemas, citas, notas a pie de página, procedentes de cualquier texto atribuido a otro autor. 10.- Darle una estructura al texto En la redacción de cada género periodístico, existen varios elementos que ordenan el contenido. A esta organización gráfica se le denomina estructura. La organización y la inclusión de los elementos que se detallarán a continuación pueden variar, dependiendo del diseño y características del medio de comunicación en el que se publique. Antetítulo. Es un elemento para preparar el título principal. En algunos lugares se lo conoce también como sobrelínea o sobretítulo. Título. El título debe ser claro, conciso y atractivo para despertar el interés de los lectores. El receptor decide al ins-

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tante si es de su agrado o no. Los títulos son puertas de acceso a la lectura de los productos que ofrecen los diarios o las revistas. Según el Manual de estilo y ética del diario argentino La Nación, “un buen titular debe expresar el contenido del texto a que corresponde y atraer la atención del lector hacia su tema informando sintéticamente sobre el material que encabeza, sin exagerar el énfasis con que la parte noticiosa está concebida”. Esta definición puede servir como punto de partida. Uno de los teóricos que más páginas dedicó a la titulación es el español Josep Lluís Gómez Mompart, quien señala que “el título presenta el producto (o la crónica)”, es como su portavoz. Los titulares forman el primer nivel informativo y de ellos depende, entre otros aspectos, que los lectores sigan o no leyendo tanto el periódico como las noticias. El Libro de estilo del diario español El País establece que “los titulares sirven para centrar la atención del lector e imponerle su contenido”. Una definición similar brinda Mar de Fontcuberta, quien afirma que “los titulares expresan la información más importante, más pertinente o más sorprendente del relato de la noticia” para despertar “el interés del público”. En este sentido, para Teódulo Domínguez, maestro de periodismo, “desde la óptica del lector, el titulado es una vidriera de expresiones resumidas que pre avisan sobre la existencia de una cuestión”. Sumario o sumilla. Es un resumen o esencia de la crónica. Es un texto breve y conciso o que está reducido a una corta extensión. El sumario buscar una síntesis el texto o crónica para presentar un esquema valorativo de todos los elementos de una información. La síntesis es como entrada para describir y explicar el hecho texto. Entrada. El primer párrafo tiene como objetivo enganchar al lector y determi-

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16 5 nar el tono y el ritmo de la historia. Salcedo Ramos, citado por Martín Vivaldi, considera que las mejores entradas son aquellas en las que: a) Tienes algo que decir. b) Lo dices de la manera más ágil que te es posible. c) Te callas en cuanto queda dicho. José Luis Martínez Albertos, catedrático español, recomienda que el lead (entrada) no exceda las 40 palabras. Esto no es un dogma pero con seguridad las mejores entradas son aquellas que abordan el hecho de manera contundente. El objetivo no es incluir toda la información en el párrafo de entrada. Muchas veces basta una sola línea o un detalle fundamental en la historia. En la crónica, a diferencia de la noticia, no se emplea la pirámide invertida, que obliga a introducir lo más importante en la entrada e ir perdiendo fuerza en la medida en que avanza el relato. Cuerpo. Desarrolla la información presentada en la cabeza y puede responder a las seis preguntas básicas (qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué), según la importancia que el cronista le otorgue. Aporta además los antecedentes y los datos necesarios para contextualizar una información. El cuerpo debe articularse como una unidad, con principio, desarrollo y fin, y mantener la atención del lector hasta el final. Subtítulos. Es una parte del encabezamiento que está después del título principal y le sirve de complemento. Se ubican no solo después título principal, al modo clásico, sino en el lugar de la página donde resulte más eficaz desde un enfoque propio de la diagramación moderna. De acuerdo con la importancia de la información, es posible que haya más de un subtítulo. Antetítulos. Se denominan también ladillos y son títulos menores empleados para provocar separaciones dentro de un texto que se presenta excesivamente compacto y visualmente monótono. Originalmente, y de ahí viene el segundo término, se situaban marginados a derecha o a izquierda de la columna del periódico. Actualmente, se colocan dentro del texto y en el centro de la línea. Su función es precisamente la de reavivar la atención del lector a medida que avanza en la lectura de un trabajo periodístico de cierta longitud. Conclusión. El remate es definitivo: debe ser redondo, dejar la sensación de que el tema fue cerrado de la mejor manera posible. Tanto el remate como la entrada, así como el desarrollo del tema, son elementos que se aprenden a fuerza de ejercicios y de constancia, leyendo, además, a los buenos autores. Comentario. Son las reflexiones que el cronista va haciendo sobre los hechos que narra. Se pueden hacer en primera persona y tercera persona. Busca un distanciamiento para dar mayor verosimilitud y credibilidad a lo que está contando. -

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Las fuentes y el periodista cooperan. Fuente y periodista tienen algunos objetivos comunes: uno necesita que una determinada información se publique, y otro necesita obtener noticias para satisfacer a sus superiores o para vender más periódicos. En determinadas ocasiones, las fuentes filtran una información que les interesa que aparezca y que los medios no se pueden resistir a publicar. La fuente es la que, prácticamente, hace la noticia. Sería el caso de los comunicados oficiales. A partir de la proliferación de los gabinetes de prensa, aumenta la denominada “información convocada”, en la que la fuente hace la noticia.

Roque Rivas Zambrano


17 Bibliografía: • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

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Diez pasos para escribir una crónica

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L a cróni ca y l os rel at os de l o soci al Gustavo Abad* Fecha entrega: 2013-09-30 • Fecha aprobación: 2013-10-25

Resumen A partir de la lectura de un texto representativo de la crónica latinoamericana, El entierro de Cortijo, de Edgardo Rodríguez Juliá, este trabajo analiza los valores de la crónica como relato de lo social; reflexiona acerca del oficio del cronista como portador de una subjetividad organizadora de significados; y propone una reflexión acerca del lugar que ocupa esta narrativa en la comprensión de las sociedades contemporáneas.

Palabras clave Crónica, narrativa, multitud, subjetividad.

Abstract From reading a text representative of the Latin American chronicle, Cortijo's funeral, Edgardo Rodriguez Julia, this paper analyzes the values as chronic social story, reflects on the craft of the writer as an organizing subjectivity carrier meanings, and proposes a reflection on the place of this narrative in understanding contemporary societies.

Keywords Chronic narrative, crowd, subjectivity.

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Gus tavo Ab ad . Investigador de la comunicación y docente universitario. Ha trabajado en varios medios como El Comercio, HOY, El Universo y El Telégrafo en las áreas de Investigación y Cultura. Ha publicado los libros: “El monstruo es el otro: la narrativa social del miedo en Quito” (2005); “Medios y movilidad humana. Pautas para informar sobre hechos migratorios” (2009); “Representación de la cultura afroecuatoriana en los textos de educación básica en el Ecuador” (2010); “El club de la pelea: gobierno y medios, un entramado de fuerzas y debilidades” (2011); “Ecuavoley: la ovación voluntaria” (2011). Docente de la Facultad de Comunicación Social-FACSO y de la Universidad Andina Simón Bolívar-Sede Ecuador. Magíster en Estudios de la Cultura-Mención en Comunicación. Actualmente prepara su tesis de Doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad Andina Simón Bolívar-Sede Ecuador.

La crónica y los relatos de lo social

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20 5 1 Edgardo Rodríguez Juliá (Puerto Rico, 1946) es novelista y ensayista. En octubre de 1982 asiste al multitudinario entierro de Rafael Cortijo y publica la crónica un año después. Ver: Rodríguez, Edgardo, El entierro de Cortijo, Ediciones Huracán, Puerto Rico, 1983

H

ace varios años, antes de que un cáncer despiadado se lo llevara, el periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez decía que hoy, más que nunca, tenemos la necesidad y la obligación de ponernos a pensar juntos y a narrar juntos, porque lo único que dejaremos, en sus palabras premonitorias, serán nuestras historias y nuestros relatos. Puedo decir ahora, al escribir este ensayo, que esa sentencia no solo contenía un presentimiento, sino también la conciencia de que la realidad social se vuelve cada vez más compleja y hay que inventar otras maneras de narrarla. Ese llamado a pensar y narrar juntos significa, a mi modo de entender, sumar esfuerzos, juntar sensibilidades distintas, combinar disciplinas diversas y buscar nuevos modelos interpretativos y narrativos de esa complejidad. Se trata entonces de hacer más flexibles las fronteras entre los campos del saber, intercambiar conceptos, herramientas y metodologías entre las disciplinas para hacer más inteligible la enrevesada trama de la vida social.

Desde ese reconocimiento, propongo un análisis de El entierro de cortijo, de Edgardo Rodríguez Juliá1. Se trata de la crónica del entierro de Rafael Cortijo, el famoso percusionista puertorriqueño, fallecido en 1982, quien fuera objeto de una multitudinaria despedida, una procesión que va dejando a su paso las claves de una cultura escrita en los cuerpos de los acompañantes. La crónica no será el límite de este ensayo sino, más bien, un relato disparador de otras reflexiones. Rodríguez Juliá escribe un texto que rebasa en mucho la crónica informativa y se ubica en un territorio de cruces ente la sociología, la musicología, la

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etnografía, la historia, la política... De manera que también haré un ejercicio de lectura cruzada, con un pie en la comunicación, otro en la literatura y, si tuviera otro, en la biopolítica. Desde ahí plantearé algunas reflexiones acerca de tres temas principales: 1. La crónica y el oficio de cronista en la construcción de otros relatos de lo social; 2. La voz y la estrategia narrativa; y 3. La representación del cuerpo individual y la multitud en las sociedades contemporáneas.

Ojos, oídos y memoria: el oficio de cronista Desde una definición que ya va para tradicional, la crónica es un género narrativo e interpretativo, que se ubica entre el periodismo y la literatura. Para graficar su fuerza como relato, algunos han usado la metáfora del encuentro entre dos aguas, mar y río, donde el flujo y reflujo impide ver la separación. En ese espacio de cruces, la crónica es un relato que se nutre de muchos otros relatos. Si profundizamos un poco más en la función cognitiva de la crónica, podemos decir que, además de un hecho narrativo, se trata también de un ejercicio del pensamiento, puesto que el narrador produce su relato a partir de una confrontación constante entre la observación y la conciencia, la razón y la emoción, la imagen y la palabra. Una profunda labor de subjetivación. Quizá ese ejercicio de pensamiento es uno de los rasgos más visibles en la crónica de Rodríguez Juliá. Prácticamente desde el inicio, se ocupa de situar, como una de las principales tramas de la narración, el conflicto interno del cronista. Al contrario del narrador positivista y asertivo -que

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21 todo lo sabe- éste es un narrador escéptico, que duda más que asegura -que no sabe- y, por eso mismo, busca una estrategia para narrar algo que parece rebasar su comprensión. Lo dice así: “Morenos, morenos por todos lados y solo una Mont Blanc para escribir… No, el oficio de cronista dieciochesco me lo prohíbe: ni siquiera una libreta, ni una grabadora, tampoco una cámara Minox. Prefiero escribir la crónica pasándola sólo por el ojo y el oído, soy tercamente subdesarrollado, basta con escribir al otro día, cuando la memoria aún conserva frescos los detalles. El filtro del cronista es la memoria, la personal y la colectiva, también los prejuicios, ¿por qué no? Sálvese lo que pueda salvarse entre el momento vivido y la crónica escrita. Se perderá casi todo, claro, pero permanecerán las imágenes, los detalles más empecinados, esos que no pueden renunciar al recuerdo a pesar de la traición de la memoria…” (p. 17)

Ojos, oídos y memoria son sus herramientas declaradas. Nada de fórmulas cuantitativas. Se diría que hay allí una puesta en escena de su propia subjetividad. También un acto de transparencia en beneficio del pacto de credibilidad que todo narrador establece con sus lectores. El cronista expone sus propias carencias, sus propios miedos y sus propios límites. Es decir, aclara el lugar intelectual desde el cual produce su relato y, desde ahí, nos invita a creerle. En muchos aspectos, El entierro de cortijo comparte las características de una corriente narrativa que, en el ámbito angloparlante, lleva la etiqueta de periodismo gonzo2, cuyo equivalente latinoamericano viene a ser el periodismo de inmersión3. Se trata de modos de narrar muy parecidos –aunque tienen diferencias que no viene al caso desmenuzar aquí– que presentan un uso casi exacerbado de la primera persona, una fuerte exposición de la subjetividad, que diluye la división rígida del periodismo tradicional entre objeto y sujeto. Otro signo de este tipo de periodismo es una actitud frenética del narrador, que pone ojos y oídos por todas partes, para recrear imágenes y sonidos que producen un efecto sensorial donde cobran sentido los hechos.

2 Uno de los más conocidos exponentes de este género fue el periodista estadounidense Hunter Thompson (1937-2005) en los años 70 y 80, de quien se comenta que tenía la costumbre de enviar sus textos a las revistas demasiado tarde para ser editados pero justo a tiempo de ser publicados. 3 Una modalidad derivada de la gran escuela del periodismo narrativo, que consiste en inmiscuirse en la vida de un grupo social, participar de sus prácticas y ritualidades para encontrar sentidos renovadores. 4 Ver: Wacquant Loic, Entre las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador, Siglo veintiuno editores, Buenos Aires, 2006 5 Wacquant, Entre las cuerdas…, op.cit., p. 16

También podemos decir que se trata de una modalidad de aprendizaje con el cuerpo a la manera como lo propone Loic Wacquant en su famosa etnografía sobre el boxeo titulada Entre las cuerdas4. Ahí el sociólogo canadiense narra su inmersión durante tres años en el gimnasio Woodlawn Boys Club, de un barrio negro de Chicago. El resultado es un cautivador relato acerca del proceso de transformación personal, no solo físico sino ético, de los boxeadores hasta llegar al profesionalismo. El académico se convirtió en boxeador para desarrollar lo que él mismo llama una “sociología carnal” de ese proceso. Nada que ver con las representaciones simplonas que hacen de ellos los medios masivos. En palabras del propio Wacquant: “Nada mejor pues como técnica de observación y análisis que la inmersión iniciática en un cosmos, e incluso la conversión moral y sensual, a condición de que tenga una armadura teórica que permita al sociólogo apropiarse en y por la práctica de los esquemas cognitivos, éticos, estéticos y conativos que aprenden diariamente aquellos que lo habitan…”5

Encuentro ahí algunas resonancias del pensamiento de Walter Benjamin, quizá el ancestro más notable entre los pensadores que se han dado esa posibilidad. Durante sus viajes a ciudades pequeñas como Nápoles, Ibiza o Marsella,

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22 5 6 Según lo explica Julio Ramos en Descarga Acústica, ensayo, sf. 7 Guillermoprieto, Alma, Escribir es como caminar, Relatoría del Taller de Crónica, Cartagena de Indias, enero de 2001 8 Modismo ecuatoriano para designar a los miembros de la clase económicamente elevada.

Benjamin “pone el cuerpo al servicio del experimento”6 como una manera de desestructurarse a sí mismo. El filósofo judío alemán pone a prueba la persistencia de un aparato conceptual preconcebido al que confronta con el estímulo sensorial y la experiencia espiritual. Pero no nos abramos otro frente en este ensayo. Ya habrá otra oportunidad para dialogar más a fondo con Benjamin. Simplificando al máximo, el aprendizaje con el cuerpo es una manera de encarar la experiencia intelectual por fuera del método científico-racional. Significa abrir paso a la posibilidad de aprehender el entorno de manera sensorial, aunque no desprovista de una base teórica, ni desvinculada de una formulación discursiva. El saber y el sentir se juntan para producir nuevos modos de interpretar la realidad, pero también para producir nuevos modos de narrarla. La pregunta que se deriva de todo ello es: ¿cómo verbalizar esa experiencia? Y aquí cobra importancia el tema del narrador, como lo veremos en lo que sigue.

El tema de la voz y la estrategia narrativa Lo esencial de la crónica es la voz, le escuché decir en un taller de escritura a una maestra del género como Alma Guillermoprieto7, y su sentencia me sonó a repicar de campanas, porque la voz –decía ella– permite al cronista establecer un flujo íntimo con el lector, un lazo para que el que lee sienta que conoce al que escribe, para que ambos dialoguen al mismo nivel y construyan un espacio de igualdad. La intimidad es la voz de la crónica, según la escritora y periodista mexicana. De regreso al texto de Rodríguez Juliá, el tema de la voz se manifiesta desde el inicio. El narrador lo declara de esta manera: “…ya se perfila que esta crónica será el encuentro de muchos cruces históricos. Pero bajándome del taxi simplemente me encontré, de frente, con una temible extensión mítica: La luz de la Providencia, ‘chacho, ahí no me paro yo ni pa’ los guardia. Los cuentos son terribles: la Providencia de Llórens es ámbito de eso que los marxistas clasifican bajo el signo de lumpen; mi madre pequeño-burguesa hablaría de títeres; no es lo mismo, pero, para todos los efectos del miedo al otro, saben igual… (p.11)

En otras palabras, el narrador tiene que superar una dificultad intelectual: ¿cómo narro toda esta complejidad?, pero al mismo tiempo tiene que superar una distancia social: ¿cómo me inserto yo en este carnaval fúnebre? Y así lo dice: “El prejuicio de clases reduce hasta el límite paranoico: Por algo vine en taxi; ¿dónde demonios dejo el carro ahí en Llórens? Traspasar ese corredor mítico de violencia es casi asegurarse una cañona a manos de algún teco de bejuco desesperado. Mi pana, ese lenguaje es como la cifra de una distancia insalvable entre mi condición y la de ellos. Mano, esto de la lucha de clases sí que va en serio…” (p.11)

Resuelve así el primer dilema del relato con el posicionamiento de una voz narrativa: Yo, intelectual aniñado8, con todo mi prejuicio

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23 social y mis estudios universitarios, vengo a un barrio popular a narrar esta complejidad que es el entierro de Cortijo… Posicionada una voz, Rodríguez Juliá adopta una estrategia narrativa de escenificación. Aquí vale una digresión: cuando se narra, se privilegia la voz del narrador, pero cuando se escenifica se abre espacio a las voces de los protagonistas. Se entiende entonces los motivos de tal elección. Mediante al construcción de escenas, el cronista se autoriza a sí mismo para incluir, sin violencia, su propia voz como organizador de la escena y constructor de sentidos. La escena permite decir: yo estoy parado aquí y desde aquí te cuento lo que pasa. Al igual que el cine, el teatro, la novela, la crónica necesita escenas. En su sentido básico, la escena es una unidad de la dramaturgia conformada por una acción, un lugar y un tiempo. Y toda escena tiene una composición o encuadre. De esa manera, los elementos que el narrador incorpora a la escena cumplen la función de construir sentidos. Eso se nota de manera especial en el siguiente fragmento: “Y cuando me viro, ¿quién está detrás de mí? Nada menos que el Cheo Feliciano. Cheo se planta frente al cadáver como si se propusiera la tarea de lograr algún conocimiento. Pero no es así, ya lo sé, el gesto resulta engañoso: Esa mirada tan cercana a la ternura pretende conciliarse, meramente alcanzar la resignación perfecta. (En otros hombres que desfilaron frente al cadáver observé, una y otra vez, el mismo gesto: un intento de precaria reconciliación con la adversidad consumadísima de la muerte. Luego de la rebeldía ante la gran bestia, el esfuerzo de acatar…). Cheo lo mira y se le dibuja una sonrisa. Más acá de la muerte Cheo sabe que Cortijo vivirá, pero, por ahora, que descanses en paz, viejo, y mira que de ti solo nos queda el perfume de la bondad (…) Reconoce que ese diminuto crucifijo del rosario que Cortijo tiene en las manos no está bien colocado. Hay que respetar la perfección del cadáver: Cheo Feliciano devuelve el diminuto crucifijo a su sitio, baja el tul y se cerciora otra vez de que todo esté perfecto, de que todo esté en su sitio (…) Las manos que tronaron tantos cueros ahora lucen rabiosamente quietas…” (p. 26)

Entre escena y escena, el narrador introduce su voz, mediante digresiones eruditas sobre diversos temas. Esa estrategia le permite desarrollar varias tramas a la vez: a) La subjetividad del cronista en el proceso de escritura; b) Una suerte de sociología de la música popular puertorriqueña; c) Una etnografía de la ritualidad fúnebre de los barrios populares; d) La dialéctica individuo-multitud, y quizá otras más. Son tramas superpuestas y cruzadas por un lenguaje, en muchos sentidos, massmediático por las imágenes y sonidos que incorpora. Al mismo tiempo, la crónica ofrece varios contrapuntos: yo-ellos; vidamuerte; individuo-multitud; saber individual-memoria colectiva; amordolor; orden-caos; razón-emoción; solemnidad-espectáculo…Suficientes elementos para decir que el autor de El entierro de Cortijo, quiere juntarlo todo y narrarlo todo, como si quisiera recoger en cada oración la crónica total, en cada gota la lluvia completa. Así, el texto resulta un gran acumulado de acciones y pensamientos simultáneos. Una gran coexistencia hay en todo esto. Encuentro ahí el sello neobarroco. El mismo autor no puede resistirse a una reflexión en ese sentido:

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24 5 9 Luis Muñoz Marín fue gobernador de Puerto Rico entre 1949 y 1968 y llevó a cabo un proyecto desarrollista y modernizador que incluía, entre otras cosas, la institucionalización de la cultura.

“Pero es decisivo para el barroco hispánico el testimonio de la materia al fin derrotada… ¡No somos nada! Carroña. Vanidad de Vanidades!... Polvo eres y en polvo te convertirás (…) Si no somos nada, ¿por qué usar los malos trucos de la materia para conmover el alma? (…) Pero nací en este Caribe hispánico y barroco, novelero e impresionable: La muerte

“Toda amistad, como todo amor, contiene la semila de la culpa más dolorosa, porque se trata de jamás haberte fallado, mi hermano, y tantas veces no hemos correspondido, o nos hemos ausentado, o hemos probado la realidad del pecado, ese dolor que nuestra debilidad siembra en el corazón de algún ser querido. El pecado, como el dolor, es

exhibe en estas latitudes todos sus carismas (…) Y es que la muerte de un músico, ese silencio perfecto, resulta dos veces más aterradora. La vida como sonido queda burlada de modo ejemplar. Pero ya veremos cómo la comunidad le busca la vuelta a este asunto tan espinoso, el perfectísimo silencio de mi Cortijo…” (p. 24)

furiosamente comunitario. Pero Maelo aprovecha ese momento solitario, en que el velorio ya está a punto de convertirse en entierro, para vestirse de penitente (…) Ante los seres queridos muertos, esa búsqueda de la paz interior que parece impostergable… Se trata de saldar las deudas ya imposibles de pagar, aunque sea sólo con el pensamiento; la oración establece su consuelo, sí, porque mano te negué tres veces, tres veces te he negado… Ante el cadáver, ante el silencio, la quietud, la pretensión de restablecer el orden del amor…” (p. 49)

Acerca de las multitudes o la historia escrita en los cuerpos Todo lo anterior conduce la mirada a un tema clave de la biopolítica actual: el cuerpo, ya sea en su dimensión individual (la persona) como en su manifestación colectiva (la multitud) y sus diversas representaciones. Y puesto que el relato disparador de estas reflexiones es El entierro de Cortijo, comencemos con la representación que hace Rodríguez Juliá y la función que le asigna al cuerpo muerto del plenero mayor.

Si la dimensión individual del cuerpo es restauradora del orden en ese contexto de ritualidad fúnebre, la dimensión colectiva resulta perturbadora. No puede ser de otra manera si convenimos en que la multitud es el cuerpo colectivo donde se puede leer la historia. Dicho de otro modo, las sociedades contemporáneas están dando demasiadas señales para afirmar que la historia está escrita en los cuerLa pos, individuales y colectivos, como lo veremos más ademultitud lante.

Ante casi todo cuerpo muerto se convocan el dolor, el amor y la culpa. Los asistentes al es el cuerpo entierro, especialmente los amigos y compañeros de Por ahora, hay que reconocer colectivo música, como Cheo que la multitud a la que se donde Feliciano, Ismael Rivera y refiere Rodríguez Juliá lleva otros, quieren restaurar un inscrita en sus cuerpos las se puede leer orden perdido, como si la señales de la tensión entre las la historia expresiones de la cultura popuvida que compartieron con Cortijo hubiese sido ambigua. lar y el denominado nacionalismo Ahora, ante el cadáver quieren rescultural institucionalizado, del taurar la armonía. Feliciano cuida el entonces gobernador Luis Muñoz orden y vela por la dignidad del cuerpo Marín9, proyecto al que el cronista se yacente. Rivera cumple una penitencia refiere en varias ocasiones como “desy el modo de flagelarse es cargar el arrollismo muñocista”, y lo contrapunataúd todo el trayecto hasta el cemen- tea asiduamente. terio. A su manera, los dos esperan que el cuerpo muerto los ayude a restaurar De modo irónico más que asertivo, se refiere a los asistentes al entierro como una atmósfera de paz y armonía.

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25 una multitud ingobernable, emocional y caótica. No lo dice, pero si nos atenemos a la idea del monstruo, que anida en los imaginarios de las sociedades modernas del orden y el progreso, se trata de una multitud monstruosa, cuya monstruosidad radica en la ausencia de orden. Casi al final del relato, el cronista quiere una visión panorámica del entierro, pero la multitud es incapaz de posar. Por ello, tiene que volver la mirada a los rostros individuales. “Pasé la Fábrica de Botones y la Farmacia Archilla, llegué frente al cementerio, reconocí a Rubén Blades y quise esperar la llegada de la comitiva, me interesaba la toma frontal, la toma panorámica que me entregaría una perspectiva emblemática del entierro. Algo así como una foto de caseta o ficha de preso. Ahora quiero un golpe de vista que sea capaz de resumir toda esta complejidad. Pero ocurre que la multitud resulta incapaz de posar. Una multitud jamás asume pose, a menos que se trate de los rallies nazis de Nuremberga, y aquí en Villa Palmeras estamos tan lejos de los alemanes como distantes estuvieron ellos de las plenas acuñadas por el Gran Canario hacia 1937…” (p. 77)

El tono irónico del cronista para referirse a esa multitud sugiere que quizá está –pero no solo él está- tratando de leer un fenómeno nuevo con herramientas viejas. La vieja idea que tengo de las multitudes no me alcanza para explicar lo que veo, porque aquí algo está cambiando y no sabemos qué… parece decir. Y en efecto, es necesario afinar nuevos conceptos, nuevos enfoques y nuevas percepciones para leer la historia en el texto amplio de las multitudes. Las multitudes son las protagonistas del mundo contemporáneo y en sus conductas se pueden leer los síntomas de cambio o continuidad de un deter-

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minado orden. Una muestra aleccionadora de ello nos ofrece Carlos Monsiváis en su famosa crónica La hora del consumo de orgullos10, acerca de la pelea entre Julio César Chávez y Greg Haugen, en el estadio Azteca de México, en 1992. Invitemos aquí al viejo Monsi.

10 Ver: Monsiváis, Carlos, Los rituales del caos, Biblioteca Era, México DF, 2003, p, 24-30 11 Ver: Rheingold, Howard, Multitudes inteligentes: la próxima revolución social, Gedisa, Barcelona, 2004

Aunque el protagonista del espectáculo deportivo es un cuerpo individual -el de Chávez- Monsiváis vuelve la mirada a un cuerpo colectivo, la multitud reunida en el estadio. Se trata de una multitud ingobernable para cualquier proyecto cultural tutelado desde el Estado. Sin embargo, es un monstruo de mil cabezas totalmente entregado a un nacionalismo coyuntural tutelado por la industria del espectáculo. Monsiváis arranca su relato con una afirmación reveladora: “Si algo le queda al nacionalismo es su dimensión pop. No popular, algo más bien anacrónico a fuerza de lo sentimental, sino pop, con el acento en el perfil publicitario, en los mensajes subliminales, en ese ‘barullo de las estaciones’ que es la moda. Así por lo menos lo percibo hoy, en el estadio Azteca, recinto de la pelea entre el campeón Julio César Chávez y el retador Greg Haugen” (p.24)

En este caso, la multitud encuentra en el cuerpo vivo del boxeador el elemento restaurador del mito de la nación. Curiosamente, los proyectos nacionalistas tutelados por los poderes políticos colocan a los cuerpos muertos como restauradores de la nación (Bolívar, Alfaro, Evita…), mientras que los nacionalismos pop, tutelados por la industria del espectáculo, aprovechan los cuerpos vivos (deportistas, artistas, héroes populares…) que movilizan multitudes con una ilusión llamada nación. No obstante, las multitudes también ofrecen otras caras, demasiadas como

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26 5 12 Defensa de la Utopía, conferencia en el seminario Situaciones de crisis en medios impresos, Bogotá, 11 de marzo de 1996.

para intentar un sumario exhaustivo en este ensayo, pero sí representativas como para reforzar lo expuesto. Una de ellas está en las llamadas multitudes inteligentes11. Se trata de una denominación propuesta por el investigador de la comunicación Howard Rheingold para referirse a esas movilizaciones de personas que se unen por una causa sin estar vinculadas a un proyecto político orgánico, sino porque tienen a su alcance una herramienta que hace posible su convocatoria: las nuevas tecnologías de la comunicación. Las multitudes inteligentes representan una alianza entre ideología y tecnología, entre razón histórica y razón instrumental para crear otra dimensión del espacio público. Sin embargo, no hay que olvidar que la tecnología no provoca movilizaciones sociales por sí misma, sino que es la gente con motivos para rebelarse la protagonista de este nuevo modo de intervención social, que se declara disidente de los partidos políticos, de los medios de comunicación y de otras formas de institucionalidad tradicionales. Movilizaciones históricas como las de Seatle (noviembre,1999); Manila (enero, 2001); Madrid (marzo, 2004); Quito (abril, 2005), París (septiembre, 2005) hasta las más recientes como el movimiento de Los Indignados o la llamada Primavera Árabe, ponen en escena unas multitudes cuyas conductas podemos definir como conductas tecno-sociales, basadas en su capacidad de conectarse a la red en cualquier momento y lugar para movilizar una masa crítica capaz de hacer cosas que antes resultaban imposibles. El reto aquí es encontrar una narrativa para toda esa complejidad. La pregunta es: ¿quién puede dar cuenta con mayor propiedad de la historia escrita en los cuerpos: el periodismo, el ensayo sociológico, la teoría política, el cine, el teatro, la novela, el cuento…? Como decía, parafraseando a Tomás Eloy Martínez al inicio de este ensayo: se trata de ponernos a pensar y a narrar juntos. Ahora que lo recuerdo, también decía que la crónica es: “Una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas, entender el por qué, el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien las está viendo por primera vez”12 Y yo le creo.

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Marco Villarruel Acosta


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La crónica es un cuento que sí es verdad Marcel Merizalde* Fecha entrega: 2014-03-19 • Fecha aprobación: 2014-04-20

Resumen En este artículo se analiza la crónica como un género periodístico. Se resalta sus características y alcance sociocultural, así como su relación con la realidad y con el ser humano contemporáneo. No queda de lado su principal característica: ser un lenguaje abyecto y contestatario, opuesto a toda forma de poder, que retrata a ese Otro de la sociedad que es despreciado e invisibilizado por el lenguaje oficial y su estética del glamour y la pasarela. Actualmente, la crónica es el género periodístico más representativo de la narrativa periodística contemporánea, por penetrar en las distintas esferas de la realidad y reconstruir el complejo entramado social y político. Y lo hace de manera amena, divertida y provocadora… irruptora… insurgente, si aún cabe este término en la jerga política del Tercer Milenio.

Palabras clave Periodismo, género periodístico, crónica, realidad social, fantasía, identidad, contexto.

Abstract This article discusses the chronicle as a journalistic genre. Sociocultural characteristics and scope as well as its relation to reality and the contemporary human being is highlighted. No side is its main feature: being an abject and rebellious, opposed to all forms of power, portraying the Other of society and is despised by the official invisible language and esthetics of glamour and catwalk language. Actually, chronic is the most journalism genre representative of contemporary journalistic narrativ, to penetrate the various spheres of reality and reconstruct the complex social and political fabric. And it does so in an entertaining, funny and provocative ... irruptive ... insurgent, if that term still fits in the political jargon of the Third Millennium.

Keywords Journalism, journalistic genre, chronic, social, fantasy, identity, context. *

W . Marcel Merizalde Guerra, 42 años de edad, nacido en Quito - Ecuador. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central del Ecuador, con especialidad en Investigación. También es especialista en Investigación Social e Ingeniería de Medios Impresos. Además, es máster en Género, Equidad y Desarrollo, con especialidad en Ambiente. Periodista y diseñador gráfico. Prestó servicios para medios de comunicación social dentro y fuera del país. Consultor y consejero en comunicación y política para organismos nacionales e internacionales. Es coautor del libro Periodismo Creativo - El Método Cort, autor de Periodismo de Investigación, Comunicometría y de un estudio sobre el comportamiento de los medios impresos ecuatorianos en la relación al gobierno del presidente Lucio Gutiérrez con el movimiento indígena. Actualmente, es profesor titular de la Facultad de Comunicación Social, de la Universidad Central del Ecuador, en las cátedras de Periodismo y Comunicación en Impresos.

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30 5 La crónica y la realidad social

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abriel García Márquez, el autor de Cien años de soledad y de El Coronel no tiene quien le escriba, entre otras obras, además de Premio Nobel de Literatura 1982 y uno de los más importantes escritores del mundo contemporáneo, define a la crónica como un cuento que es verdad. La afirmación del escritor colombiano admite, especialmente, que la crónica gira alrededor de un objeto de relato que es verdadero. Está por demás resaltar, entonces, que las historias desarrolladas en la crónica forman parte de la problemática sociocultural y no de la gramática de la fantasía, condición que reclama para este tipo de relato el escritor y periodista italiano Gianni Rodari, quien la califica como el arte de inventar historias (Rodari, 1983). Planteado así el problema, parecería que la crónica, periodística en el caso de este artículo, tiene mucho de realidad y otro tanto de fantasía. Sin embargo, el presupuesto de García Márquez es claro, respecto a la veracidad no del relato, sino del objeto de este, por lo que hacer crónica significa zambullirse en la realidad para encontrar la mejor historia que describa con detalle la actualidad de los seres humanos de una sociedad determinada, en un tiempo específico y bajo condiciones particulares e irrepetibles. Por otro lado, visto el tema desde la óptica que propone García Márquez, “es un cuento que es…“, la crónica desarrolla una estética particular. Es posible deducir que todos los estilos valen al momento de hacer crónica y quizá sea pertinente parafrasear al cineasta Woody Allen, para quien todos los estilos son buenos, menos el aburrido (Citas de cine, 2009). No obstante, debe precisarse que los estilos en la crónica están mediados por el uso de recursos que provienen de la literatura como la imagen, el símil y hasta la metáfora, pero con un manejo tal que represente lo más fidedignamente posible el objeto de relato, ya que la hipérbole y el exceso de adornos en el lenguaje alejan a este objeto de sus principales características y cualidades. A partir de estos datos, puede sostenerse que la crónica existe en el campo del periodismo, con identidad y hasta cierta independencia metodológica - técnica de la literatura. Sin embargo, para profundizar en este primer acercamiento hay que considerar las siguientes variables:

Realidad La materia prima de la crónica periodística está en la realidad y su compleja problemática. Está en los sujetos que generan interrelaciones e interacciones con otros sujetos, con su entorno y con los objetos que ahí ´habitan´. Lo real es narrable en términos periodísticos y guarda similar o mayor valor estético, inclusive, que la fantasía. En lo real, los temas resultan inagotables, así como las perspectivas y enfoques, además de los personajes y la diversidad de los finales posibles.

Estética La estética de la crónica periodística está más cercana a lo abyecto y lo grotesco, a lo vulgar con que se representa a ese otro al que se llama pueblo. La crónica responde a las estéticas irruptoras, a la belleza de los marginados y los emergentes.

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31 Dista de los parámetros establecidos para las estéticas avaladas y promocionadas desde el poder. Por esa razón, aparece, particularmente en el concierto intelectual de una sociedad, como inquietante y provocadora.

Sujetos Los sujetos que interactúan en la crónica periodística son verdaderos y existen en el mundo objetivo, se los puede localizar y, de ser necesario, hasta corroborar los datos expuestos en su historia. Son familiares, amigos, vecinos, conocidos y coterráneos. Gente común y corriente que hace una vida como todos y que resulta afectada por un fenómeno sociocultural, de origen económico, político, deportivo, sexual, de salud pública, corrupción privada o pública y de otro tipo. Los sujetos de la crónica periodística son seres de carne y hueso que fueron violentados por el poder y arrastrados a vivir en una esfera decantada, que los convierte en anónimos e invisibles.

Fuentes de información Los protagonistas de la crónica periodística, de acuerdo con su rol en la historia, son principales y accidentales, pero también pueden ser fuentes de información que aportan con datos para completar la escena social, inclusive al evocar en el público pasajes que forman parte de su experiencia cultural.

Identidad Los protagonistas de la crónica periodística poseen identidades e intencionalidades que complementan y hasta explican la ocurrencia de una historia, además de revelar su pertinencia como sujetos de un texto social. No es posible narrar una crónica periodística al mar-

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gen de la identidad de el o los protagonistas de la historia. El contraste, el brillo y color de una crónica periodística están precisamente en la identidad de los sujetos del relato.

Contradicción La dinámica de la crónica periodística busca desarrollar y a veces hasta resolver un nudo crítico atípico en los relatos: las contradicciones sociales de variado tipo y alcance social e histórico. Contradicciones que, a propósito, están cruzadas y condicionadas por el factor político.

Contexto La composición de la crónica periodística, en oposición a la crónica literaria, demanda de un relato textual (la historia, por sí sola) y de un relato contextual (la explicación socio cultural del fenómeno narrado, con sus propias estadísticas, argumentos y evidencias). Esta es una característica privativa de la crónica periodística, que permite trabajar la historia, en un marco estético, pero que exige también conectarla con el contexto social e histórico.

Desenlace El desenlace de las historias periodísticas nunca termina en el llamado final feliz o en la recuperación de la situación inicial ideal de un relato, como lo plantea Vladimir Propp para explicar la estructura básica del cuento fantástico, en las funciones XIX y XXXI de los personajes (Propp, 1979, págs. 62 - 72). Los finales de la crónica periodística, de existirlos, forman parte de condición humana y del contínuum social. Muchas veces, el final de una crónica periodística da paso a otra historia, la sustenta, la complementa o la reemplaza.

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32 5 ¿A qué se llama crónica periodística? Las definiciones sobre crónica son extensas y variadas, van desde aquellas que señalan que es la reconstrucción literaria de sucesos (Monsiváis, 2012) que surge a partir de ciertos datos de la realidad, hasta aquellas que dicen es una hija incestuosa de la historia y la literatura (Ángulo, 2012). Magistrales definiciones que ubican a la crónica no solamente en el campo del relato, sino en lo socialmente incorrecto, como el incesto. Por supuesto, la crónica tiene mucho de esto, pues narra historias cuyos temas, enfoques y personajes increpan a la sociedad, demandan atención, exigen derechos, reclaman análisis urgente y soluciones, pero lo hacen desde senderos que son percibidos como escabrosos, por terribles, fatales y trágicos, por ser humanos, por estar desprovistos de poses y etiquetas, por ser social y políticamente incorrectos. Buena parte de esas definiciones provienen de autores del mundo de la literatura, puesto que es ahí donde este género encuentra su génesis y realización histórica. En el campo del periodismo es poco lo avanzado en ese sentido, por lo que puede encontrarse más crónicas periodísticas publicadas en medios impresos, que reflexiones y presupuestos al respecto. La definición sencilla del autor de este artículo, aunque compleja en todas sus partes y que constituye pretexto para hablar de la crónica como un género del periodismo, es la siguiente: La crónica es una fotografía, en primer plano, del tiempo y espacio que nos tocó vivir. Definición que encuentra fractura y complemento, de cierta manera, en la definición de Martín Caparrós, quien señala: “Me gusta la palabra crónica. Me gusta, para empezar, que en la palabra crónica aceche cronos, el tiempo. Siempre que alguien escribe, escribe sobre el tiempo, pero la crónica (muy en particular) es un intento siempre fracasado de atrapar el tiempo en que uno vive. Su fracaso es una garantía: permite intentarlo una y otra vez, y fracasar e intentarlo de nuevo, y otra vez.” (Caparrós, 2012).

Variables del cuento que es verdad En la definición de crónica periodística como una fotografía, en primer plano, del tiempo y espacio que nos tocó vivir, destacan términos como tiempo, espacio y fotografía o imagen. Tiempo y espacio son coordenadas que todo periodista debe reconocer y ejercitar para desarrollar su trabajo cotidiano, de forma rigurosa, ingeniosa e inclusive creativa. Sin estas coordenadas, que además son históricas y dinámicas, no existe crónica periodística, pues su ausencia distancia al sujeto (protagonista de la crónica) de la veracidad de los hechos que refiere la historia.

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33 Dicho de otra manera, sin un sujeto que viva una historia real, narrable en tiempo y espacio, no hay crónica periodística. O también: sin realidad no hay crónica periodística. Tiempo y espacio constituyen también las más importantes variables del pensamiento científico contemporáneo y, en general, de todo quehacer humano. Estas variables, que otorgan mensurabilidad al mundo, resultan fundantes para comprender la existencia de la crónica periodística, como género que se sumerge en una realidad para extraer historias que, relatadas desde un sujeto de carne y hueso, intentan reconstruir discursivamente el complicado entramado social y cultural, sin dejar de lado, para ello, los condicionamientos políticos y económicos que afectan las acciones de dicho sujeto en la sociedad. Sin embargo, al mencionar el término fotografía, es menester precisar que esta nunca refiere a la aprehensión de la realidad, tal cual está presente en el mundo social y de la Naturaleza. La realidad no es capturable por los órganos sensoriales del ser humano, tampoco por medios magnéticos o de otro tipo, sino que solamente es posible su representación sígnica, cultural e histórica. Este proceso ocurre a través del lenguaje y sus significados, de sus recursos y la complejidad de los factores que intervienen en la realización del discurso sociocultural y la simbolización. Así como la fotografía o cualquier imagen es solo una representación de la realidad (Williams, 2011, pág. 55), la crónica es una representación que el periodista hace de una parte de esta, porque no es posible representar la realidad, así en absoluto. A propósito de esto, el pensador español Enrique de Aguinaga, recuerda con sus reflexiones acerca de la profesión periodística contemporánea, que el periodismo no es otra cosa que un ejercicio dialéctico de periodificación, clasificación y selección de la realidad (De Aguinaga, 2005, pág. 2). Visto así el tema, el periodismo, se entiende, no relata la verdad, sino la versión de una parte del imago mundo que semánticamente construye el periodista.

Pensar la crónica Pensar la crónica, desde el periodismo, resulta un ejercicio complejo y cada vez más complicado para quienes lían su vida en este campo del conocimiento y la praxis humana, que devino en ocupación y profesión universitaria, una de las de mayor demanda, por cierto, que despierta mayor interés en las y los jóvenes, aún a costa de la carencia de fuentes de ocupación remunerada. En la actualidad, la crónica periodística alcanza una presencia mediática apenas sospechada por pensadores y analistas sociales, y en nada anticipada por los productores de los medios de comunicación, quienes por décadas estuvieron fascinados con el efímero encanto de la novedad noticiosa, que rendía en lo cuantitativo y llenaba páginas y minutos de programación, pero aportaba casi nada en el significado, el símbolo y el discurso sociocultural.

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34 5 Entonces, pensar la crónica desde el periodismo incita cuestionar la tipología misma en la que fue encasillada como género y analizarla en el contexto de los fenómenos culturales emergentes, pues como periodismo constituye un relato sociocultural e histórico que retrata las coyunturas de la sociedad contemporánea, esas permanentes rupturas e irrupciones que desgarran la continuidad social y los ritos sobre los que se levanta la cultura. Demanda un escape de la mirada tradicional, exige una forma propia y apropiada de interpretación / comprensión.

descripción, en lugar de la novedad urgente y el adjetivo. Condiciona esta situación, además, la ausencia de narradores periodísticos que no solamente tengan contacto con la realidad que se relata, sino que sean parte de ella.

En ese sentido, también aporta a la problemática la tradición de análisis que difundió como certeza, con categoría de absoluto, que el origen de la crónica estaba sine qua non en el vientre materno de la literatura, en el sentido más clásico del término, y olvidó que ésta, ante todo, es un género oralista cuyo génesis reposa también en la tradición oral de los pueblos, de la que surge la identidad y Hacer el reconocimiento de los otros sujetos que habitan e crónica interactúan en un entorno.

Hacer crónica y no cuestionar la realidad resulta, inclusive, una contradicción. Pero el reto para quienes hacen crónica no está en inventar lo sorprendente, sino en descuy no cuestionar brirlo, como lo asegura el periodista colombiano la realidad resulta, Alberto Salcedo Ramos inclusive, una (Wordpress.com, 2009).

De esa manera, la existencia actual de la crónica está encasillada en el contradicción mundo de la fabulación, aleVer, verse y ser visto, la triada jada tácitamente de la indagade la crónica periodística ción fáctica rigurosa, del dato contextual y la explicación socioculHoy, el público reclama del periodismo tural fenoménica. No obstante, de la historias de no ficción, extraídas de la aclaración de García Márquez, expuesta realidad, no por un apego cuasi patolólíneas arriba: la crónica es un cuento gico a los reality, sino por la necesidad que es verdad. de reconocer, reconocerse y ser reconocidos en las experiencias vividas por otros seres humanos comunes, similaEn contravía metodológica res a ellos. La crónica periodística y su ejercicio Este lado del mundo, al que los sociólogeneran una ruptura en la tradición de gos y economistas llaman Latinoamérica, análisis inscrita en el sistema de reprehoy se reinventa en lo concreto a través sentación sociológico y periodístico, y de la crónica periodística, que retrata el particularmente en el campo metodolóaquí y ahora de sujetos sociales que gico que estas asignan al género en disenfrentan problemas sociales, económicusión. cos y políticos que son los mismos de cientos de miles y millones de personas La crónica transita en contravía al reales con problemas reales. ordenamiento metodológico clásico. Va de la fascinación del caso, de la historia Sin embargo, los medios masivos no concreta de un sujeto, al contexto encuentran las respuestas precisas a sociocultural, donde tiene origen como esa demanda. Esto, principalmente, por relato. Así, la crónica periodística desla carencia de un enfoque nuevo en la arma las más valiosas certezas sociales rutina profesional de los mass media, y siembra dudas sobre todo lo que que privilegie la etnometodología y la aborda. Una especie de Rey Midas del

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35 cuestionamiento, que increpa a la moralidad formalista y simplona, mientras quebranta y desgarra el continuum social. La crónica es a la etnometodología (vivir para relatar) como el periodista es al periodismo.

Tiene una gramática propia El término gramática refiere a una serie de principios, normas, reglas y procedimientos que, a fuerza de reiteración, gobiernan un proceso de construcción de significados comunes, lo que resulta históricamente útil para la comprensión e interpretación de un objeto de la realidad. Es a partir de esta referencia que puede entenderse la existencia de la crónica como un género del periodismo, con una gramática particular que evidencia su pertinencia en el mundo contemporáneo. La base de esta gramática particular descansa en la etnometodología, en la construcción de la historia, en el reconocimiento de los sujetos protagonistas de dicha historia, en la técnica periodística aplicada y en el estilo del periodismo, en el relato y en el contexto que explica todo esto. Por esa razón, pensar la crónica desde el periodismo, exige un ejercicio de acercamiento / ruptura del origen de este género. Algo así como alejarlo de su vientre materno para que sea y alcance identidad.

Bibliografía Ángulo, T, apud, Darío Jaramillo (2012). Antología de la crónica latinoamericana actual. México: Alfaguara. Caparrós, M, apud, Darío Jaramillo (2012). Antología de la crónica latinoamericana actual. México: Alfaguara. Citas de cine. (21 de febrero de 2009). Citas de cine.com. Recuperado el 29 de octubre de 2013, de http://www.frasesdecine.com/frasesper.php?per=17 De Aguinaga, E. (2005). Hacia un nuevo concepto de redacción periodística. Madrid, España: Universidad. Monsiváis, C, apud Darío Jaramillo (2012). Antología de la crónica latinoamericana actual. México: Anfaguara. Propp, V. (1979). Morfología del Cuento. Bogotá - Colombia: Fundamentos. Rodari, G. (1983). Gramática de la fantasía. Barcelona - España: Editorial Arcos Vergara. Williams, R. (2011). Televisión, tecnología y forma cultural. Buenos Aires, Argentina: Paidós. Wordpress.com. (22 de octubre de 2009). El oficio de narrar.wordpress.com. Recuperado el 3 de octubre de 2013, de eloficiodenarrar.wordpress.com/.../cronica-la-invencion-de-la-realidad/

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Marcel Merizalde Guerra


37 Alejandro Querejeta Barceló:

Crónica periodística tiene una tradición social, histórica y cultural Freddy Ayala Plazarte*

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Fecha entrega: 2013-04-21 • Fecha aprobación: 2013-05-02

l reconocido escritor, periodista, catedrático y Subdirector de diario la Hora, Alejandro Querejeta Barceló (Cuba, 1947), me recibe en su despacho. En

ese momento, su bastón reposaba a un costado del sillón. Pero con

una amplia sonrisa y una armoniosa mirada, el maestro se dispuso a comunicar sus conocimientos en torno a la experiencia periodística y sus reflexiones sobre la crónica, y su importancia como un género periodístico. Además, Alejandro Querejeta Barceló es Licenciado en Letras, especialidad en Lengua y Literatura Hispánicas (Universidad Central, Santa Clara, Cuba). En 1968 comenzó como reportero en el diario Ahora de Holguín y luego en el diario Sierra Maestra, de Santiago de Cuba. Actualmente, es profesor de Periodismo en la Universidad San Francisco de Quito. Colaborador con CIESPAL, en varios de sus talleres, seminarios y foros, y con su revista Chasqui. Se ha dedicado también a estudiar la obra del poeta Jorge Carrera Andrade, y ha dedicado investigaciones sobre la obra y la figura de Benjamín Carrión. *

Fred dy Ayala Plazarte, (1983) Comunicador Social por la Universidad Central del Ecuador. Magíster en Estudios de la Cultura Mención Artes y Estudios Visuales Universidad Andina Simón Bolívar (UASB-Ecuador). Ha publicado los poemarios: Zaratana (2007); Kamastro de Matuta (2010); Mi padre en las rieles de Sumpa (2011); Nomenclatura del Internado (Editorial Mar Abierto, 2013). Los ensayos: La metálica luminosa (K-oz, Retorno, 2011) y Una correspondencia a la memoria (Dadaif Cartonera, Guayaquil, 2012) acerca de la vanguardia del poeta Hugo Mayo. Con su poemario Con un manuscrito en el horizonte obtuvo el Segundo Premio en la Bienal Nacional de Poesía, Juegos Florales, Ambato, 2011. Ha realizado el estudio, selección y recopilación del libro; ‘Premonición a las puertas’ Reciente poesía ecuatoriana, que agrupa 17 autores jóvenes ecuatorianos (Universidad Central del Ecuador, 2012). Es profesor en la Universidad Central del Ecuador de asignaturas como Teorías de la Cultura, Enfoques Críticos del Arte, Análisis del Discurso. Ha participado en el Encuentro Internacional de Poetas y Artistas (ULEAM, Manta, 2011, 2012). Encuentro de Jóvenes Escritores de América Latina y el Caribe, por la XXI y XXII Feria Internacional del Libro, La Habana-Cuba, 2012, 2013, y el 16 Festival Internacional de Poesía, la Habana, 2012. Parte de sus poemas y ensayos sobre literatura ecuatoriana, han sido publicados en revistas de México y Cuba. Es profesor en la Facultad de Comunicación Social, UCE.

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38 5 1.- ¿En qué contexto se puede situar la crónica como género periodístico en América Latina? Creo que el primer género que hubo en América Latina fue la crónica, debido a esa relación que existía entre los conquistadores en el continente y demás. Pues, exigían por parte del Rey de España y las autoridades españolas contar pormenorizadamente toda la aventura de conquista y colonización. Luego durante el período colonial surgió algún tipo de género muy especial, es decir un sub género de la crónica que era la crónica de viaje. Asimismo, hubieron las crónicas de costumbres, ese tipo de crónica tiene un gran valor antropológico, ya que a las “Indias” se la relataban desde las vestimentas, los usos y las maneras de vivir de la gente de nuestro continente. Esta crónica de viaje que realmente fue hecha por los viajeros que venían a América Latina. Humbolt, por ejemplo, cuenta una serie de viajeros que venían de América Latina y describieron la vida de los puertos. Hoy día sabemos que las mujeres que vendían en las plazas y mercados se llamaban “bolchicovas”, porque así nos enteramos a través de esta literatura, de este periodismo de crónica. Posteriormente, la crónica nos dejó en parte el proceso de independencia de nuestro continente por ejemplo, en Cuba que fue el último país que tuvo su independencia. Entre estos eventos, existen excelentes libros de crónicas sobre las batallas extraordinarias que libraron nuestros próceres contra las tropas españolas, podemos decir que eso era una crónica de guerra o para la guerra como lo llamamos hoy en día. El periodismo de los corresponsales de este tipo no era precisamente un periodista quien narraba, sino el participante de esos combates, pues era quien estaba en esas luchas. Por su parte, después ya cuando tuvimos la República se inscribe una crónica en una categoría que hablaba Alfonso Freire, un mexicano, que la describe como “crónica”, quiere decir al servicio de una determinada causa, este es un término griego que significa servicio.

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Una crónica de servicio de una determinada corriente ideológica y política. Antes existió una poesía literaria al servicio original y este tipo de crónica entró en el debate político en esos años de la República y todavía sigue hasta nuestros días. Muchas veces me he encontrado con problemas políticos, sociales, etc., que sirven de insumo periodístico literario para la lucha ideológica de nuestro tiempo. Hace 500 años en la historia latinoamericana, y antes de llamarse crónica, y sin serlo ya cumplía esa función. En América Latina los grandes fundadores del periodismo moderno fueron José Martí, Rubén Darío y González Paz, una serie de escritores que al mismo tiempo hacían literatura en el momento que Martí luchaba por la independencia de su patria, pues escribieron excelentes crónicas. Así también tenemos otros hechos de crónica, como los eventos de la lucha de los obreros por las 8 horas de trabajo en Chicago, la inauguración del puente de Brooklyn, el terremoto de San Francisco, la gira que dio Oscar Wilde y todas las figuras importantes de la literatura latinoamericana. La carta de Juan Montalvo describiendo las montañas de Ipiales, los textos donde se refiere a la vida cotidiana en el exilio que vivió aparte de sus textos filosóficos y políticos se podrían inscribir en el gusto de la crónica. La crónica ha sobrevivido durante todos estos siglos para comunicarnos a nosotros con el resto de la humanidad. 2.- ¿Qué relevancia alcanzó la crónica en la década de los 50, 60 y 70´s en América Latina, si tomamos en cuenta que fue un tiempo de transición histórica, social, cultural, económica, literaria, y sobre todo política? De aquel tiempo, una crónica extraordinaria que leí y que escribió don Carlos Monsivais “La matanza de Cucalón”, es un texto inolvidable. Reportajes inolvidables como los de Perón en los 70´s. De hecho, el periodismo en Argentina

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39 tuvo una gran repercusión en Latinoamérica y había periodistas que en esa época vivían ese proceso. En Cuba tuvimos la revista “Bohemia” y tenía una sección anónima que no la firmaba nadie en particular. Había crónicas vibrantes cada semana debido a los acontecimientos del país. En la década de los 60´s comenzó un periodismo diferente, el llamado nuevo periodismo que tiene raíces literarias importantes y así surgieron periodistas como Gabriel García Márquez, quien inició su carrera en el boom de la novela latinoamericana y que paralelamente practicaban este periodismo. La crónica ha tomado prestado muchos elementos que son propios de la literatura, no obstante, el reportaje es tomado como una novela. Así, empezamos a tener una crónica que no solo era informativa sino que tenía antecedentes y contextualizaciones literarias y que incluían la caracterización de personajes, el diálogo directo e indirecto. Por ello, el lenguaje antropológico de esa época, en la crónica, produjo un giro que tenía elementos prestados de la literatura. En Latinoamérica a más de García Márquez, El caracazo; el argentino Rodolfo Walsh, y el regreso de Perón con los relatos de los asesinatos de un montón de gente en el peronismo de los 70´s y que se constituyeron como hitos del periodismo. Esa fue la opción de los periodistas de aquel momento crucial. Hay crónicas inolvidables, como las del canto de Xavier Soria. La bellísima crónica de “La mujer que exhibió sus diarios” en los tiempos que llegó la coca –cola a Cuba o “La operación Carlota”, las crónicas de un náufrago. Resalto, además, Crónica de una muerte anunciada, entran más bien en el género de la novela, pues cita unos textos que el hermano de García Márquez tenía y sirvieron de inspiración para la creación de esta novela. 3. ¿Por qué se considera a la crónica como un método de escritura muy cercano al género literario? Como te lo dije antes, es un género muy hábil con un lenguaje mucho más rico, y con el que se puede desarrollar un estilo personal. Es el género en el cual el periodista puede ser el protagonista y testigo de la historia. Es un género donde es inconcebible escribir sin que haya una narración, ni tener descripción, una crónica donde no haya personajes no es crónica. Durante las limitaciones del lenguaje habitual que tiene la crónica el periodista se ve obligado a crear una fuerza especial con metáforas, hipérboles. 4. ¿Entonces, puede decirse que en la crónica existe una adhesión entre la memoria con la imaginación y la fantasía. Es decir la realidad puede ser construida por la metáfora y transmitida como metáfora? Si por supuesto, es decir muchas veces yo escribo una crónica, en la cual, me pongo a pensar que debo trasladarme al lugar de los hechos. Pues tengo que reconstruir los hechos sobre la base de mis impresiones y desde luego dándole el toque fantasioso. Bueno imagínate en la mañana aquí, Dios no quiera, se diera un terremoto en este país y la transición totalmente gigantesca, estoy utilizando un género más literario que otra cosa, tratar de escribirla como un diario imaginado del fenómeno que sucede. En definitiva, tengo que empezar a utilizar la capacidad de fantasear y de crear y recrear mundos. 5. ¿Puede asumir una postura de sátira e ironía? Puede tener todo esos ingredientes, claro que la cómica en el periodismo quien dicta la naturaleza de un género es la realidad, son los hechos de la realidad, yo no puedo escribir una crónica festiva sobre un velorio, eso es un acto fúnebre se trata de utilizarlo con otros fines. Pero desde luego, existen modos, hay autores que

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40 5 exploran el humor en una faceta muy desconocida. Cierta literatura, por ejemplo, en Chile y sus textos en crónica es un humor lacerante, que llega al extremo del sarcasmo a una ironía sin límite. Es un error terrible que un periodista haga una crónica de hechos que dan información y no una crónica. Dentro de esa misma lógica, interpretar un hecho desde la crónica, no solo es un acto de revelar información, sino ante todo, se trata de transformarlo en narrativa, argumento necesario para que llegue a ser una crónica. Si nosotros haríamos una crónica estructuralmente sería como una fórmula matemática, la crónica es igual a información, información es igual a noticia, antecedentes más contextos. Se debe tomar en cuenta, en la crónica, la función del relato secuencial que contiene la narración y descripción y los personajes que aportan diálogos, y caracterización. A más de eso, la crónica tiene más elementos, puede incluir opinión, porque si bien establece un eje para todos los géneros periodísticos donde se hace lo que uno quiere. El hecho fundamental, es la estructura del estilo periodístico en el caso de la crónica, pues permite crear un propio estilo, una propia manera de ver las cosas. Nosotros podemos hacer un territorio informativo e interpretativo. Así, la crónica abarca elementos de objetividad y subjetividad. Esa es la riqueza de la crónica. 6.- Desde tu amplia experiencia periodística, cómo miras el ejercicio de la crónica dentro del periodismo ecuatoriano? Hay algunos columnistas interesantes, no quiero mencionar muchos nombres, pero por ejemplo, Raúl Andrade es un periodista importante de la crónica ecuatoriana. Pienso que se lo ha estudiado poco, se lo ha descuidado. Alejandro Carrión hizo de sus crónicas importantes en este país de diferente naturaleza. Creo que lo mejor de la cró-

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nica de Raúl Andrade son los tipos literarios y la crónica de tipo político. Alejandro Carrión también son de alta calidad. Recuerdo que con Carrión y su tío Benjamín en su libro “Las catas al Ecuador” de los años 40 y “Las nuevas cartas al Ecuador” en 1978, fueron hechos bajo el tipo periodístico de la crónica. Resolvió problemas cruciales en su momento histórico con Benjamín Carrión, él como Carrera Andrade, hizo crónicas excelentes. Es decir que esta crónica periodística vinculada a las problemáticas sociales, claro una crónica al servicio de las causas sociales de su momento. Los textos de crónica de Jorge Carrera Andrade también son notables; “El volcán del colibrí” que es un libro autobiográfico, pues hay una crónica palpitante de vida cultural ecuatoriana y europea, como es el caso de los medios impresos que circulan en el país en este momento. Roberto Aguilar escribe crónicas en el periódico Hoy, muy excesivas. El ‘pájaro’ Febres Cordero, y hay en nuestro panóptico un excelente cronista como Alexis Serrano, ha ganado incluso premios de crónicas que me han sorprendido. Ha realizado trabajos de reportaje internándose a la vida de una pareja de leprosos. Se debe tener una valentía para este tipo de cosas. Hay varias figuras interesantes ahora. Luis Vivanco es otro cronista que acabó de publicar un libro con un estilo de sarcasmo y humor. De manera que la crónica también tiene un discurso social vinculado a la acción. También se escribió una crónica sobre mendigos que me impresiona cuando la recuerdo. Hay una enrome diversidad de temas y que es un campo que no se ha explorado en Ecuador. Debería haber cátedra en las universidades dedicadas a la crónica. 7.-¿A qué problema se enfrenta la crónica en la contemporaneidad? La crónica enfrenta los problemas que subraya la capacidad de recreación, de interpretación y de la subjetividad del

Freddy Ayala Plazarte


41 autor. Tal vez en ese debate disertivo estamos sobre la raya, son cambios de soporte, por cierto cuando llegó la radio con los sonidos, nos dimos cuenta que podíamos hacer crónicas, cuando llega la televisión nos dimos cuenta un producto audiovisual en vivo. Pero, ni con estos dispositivos que he mencionado, no se dejarán de seguir haciendo crónicas periodísticas. Asimismo, en Brasil, la revista Cruzeiro de hace una época tenía crónicas maravillosas y no creo que la revista haya tenido algún tipo de crisis por la exposición de crónicas. El periodismo impreso en general conlleva a la crónica y está transitando a pesar de las leyes, los gobiernos, los disparos y los insultos. Cada vez se dan más interpretaciones de opinión. La gente no va a buscar tanto en los periódicos la noticia pura, y va a empezar a buscar más interpretaciones que le permitan entender el mundo en el que vive. 8.- ¿La verdad de la objetividad? Mira la objetividad no existe para mi es una cosa borrosa (risas). Los nexos no se los ve muy bien. Al sacarme los lentes no te miro bien, ahora me los vuelvo a poner y veo exacto. Nada es verdad ni nada es mentira. Todo es como se lo mira. No podemos hacer un periodismo olvidando nuestras creencias religiosas, nuestro pensamiento filosófico, sin prácticas culturales, o sin idiosincrasia colectiva. Sin nuestras lecturas, frustraciones, anhelos. Como fuera una persona sin vicios que sirve, como si debieras hacer un periodismo desde la decencia. De tratar de ser equilibrado y justo. 9.- ¿Qué sucede con la crónica ligada a la violencia, por qué llega a ser consumida dentro del entorno socio-cultural? Las crónicas de la violencia son históricas, “El hundimiento de los chicanos” es una crónica llena de violencia. El hecho que por ejemplo Vasco de Figueroa tenga relatos de Cuba y su realidad violenta. Como nosotros debemos asumir la crónica de la violencia, sobre la base de un pensamiento maduro. Y como ésta, ciertamente, se está produciendo en el problema del narcotráfico en México o por la guerra y el enfrentamiento civil en Colombia, que nos dirigen a reflexionar sobre una cultura de paz. Hay que hacer consciencia y manejarse con criterio. 10.-¿Por qué seguir escribiendo crónica? Vamos a seguir viviendo de esto, y así nos relacionaremos unos con otros, pues participemos en la vida familiar, pública. O si hay alguien que sube la montaña o algún niño que toque el piano como Mozart, la crónica siempre va a existir y seguir contando historias. Podríamos hacer una conversación entre los dos y formar partes de una crónica. Es para lo mismo que sirve la poesía.

Alejandro Querejeta Barceló: Crónica periodística tiene una tradición social, histórica y cultural

Cara y Cruz


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Palabra de autor

Marcel Merizalde Guerra


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Crónica de un periodismo servil Dax Toscano Segovia* Fecha entrega: 2013-10-18 • Fecha aprobación: 2013-11-16

Resumen El objeto del presente trabajo es evidenciar el posicionamiento de los medios privados de comunicación colombianos en defensa de los grupos de poder político y económico del país, en el marco de los diálogos de paz que se llevan adelante en La HabanaCuba, así como el rol que cumplen las y los periodistas que trabajan en dichos medios para favorecer a un régimen que no tiene el propósito claro de solucionar los problemas fundamentales del pueblo colombiano, para de esa manera alcanzar la paz con justicia social que permita poner fin al conflicto armado que vive Colombia desde hace más de cincuenta años.

Palabras clave FARC-EP, diálogos de paz, propaganda, medios de comunicación, industria mediática, modelo económico.

Abstract The purpose of this work is to show the positioning of the Colombian private media groups in defense of political and economic power groups of the country as part of peace talks that are carried out in Havana, Cuba, and the role that the journalists working in the media to promote a regime that does not have the clear purpose of solving the fundamental problems of the Colombian people, to thereby achieve peace with social justice that would put an end to the armed conflict in Colombia for more than fifty years ago.

Keywords FARC-EP, peace talks, propaganda, media, media industry, economic model.

*

D ax To scano Sego via, Magíster en Educación Superior. Licenciado en Comunicación Social. Postgradista en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Autor de los libros: El modelo de propaganda imperialista contra Cuba, Honduras: ¿golpe a la democracia?, La Industria mediática, la alienación y los procesos de transformación revolucionaria en América Latina. Investigador de la realidad política latinoamericana.

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un año de los diálogos para la paz en Colombia. ¿Quiénes ponen los obstáculos para su consecución? Ha transcurrido un año desde que se hiciera público el inicio de los diálogos en busca de la paz para Colombia entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP. El 18 de octubre de 2012, en Oslo, capital de Noruega, las delegaciones de ambas partes presentaron a la comunidad internacional y, fundamentalmente, al pueblo colombiano, sus primeras ideas con miras a alcanzar un acuerdo que posibilite la consecución de la paz que la mayoría de colombianas y colombianos desean para su pueblo. Los delegados del gobierno colombiano, encabezados por Humberto de la Calle, expresaron claramente su posición y su objetivo fundamental: el logro de la paz pasa por la entrega de armas por parte de las FARC-EP para que de esta manera puedan participar, bajo los márgenes del orden legal e institucional existente en Colombia, en la actividad política. En relación a los cambios fundamentales para acabar con la situación de hambre y de miseria del pueblo colombiano, el delegado del gobierno no planteó nada fundamental, más allá de una declaración retórica en la que dijo: “El Gobierno ha puesto en marcha una agenda audaz para introducir cambios sociales profundos en nuestra sociedad. Tiene una agenda progresista. El Gobierno ha reconocido la inequidad y la desigualdad existente en Colombia, pero no se limita al diagnóstico. Hoy hay

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en marcha una transformación de la realidad social en Colombia. Y las Farc tienen la posibilidad de unirse a ella, sin dejar su condición de contraparte al sistema, para catalizar el proceso.” Sobre las causas de esa inequidad y desigualdad, el representante del gobierno no dijo absolutamente nada, aunque hay que reconocer que por lo menos se hizo referencia a la necesidad de llevar adelante una política de restitución de tierras. Sin embargo, Humberto de la Calle no dijo quiénes han sido los que han despojado de la tierra a los campesinos colombianos, ni el qué contexto histórico en que se produjo dicho despojo, lo que sí hizo el delegado de las FARC-EP, Comandante Iván Márquez, en su intervención. Por el contrario, Humberto de la Calle manifestó su molestia frente a los planteamientos hechos por el líder guerrillero sobre las causas reales del conflicto en Colombia. La respuesta de la Calle fue agresiva y tajante: “ni el modelo económico, ni la doctrina militar, ni la inversión extranjera están en discusión”. El 12 de octubre de 2013 el delegado del gobierno volvió a ratificar que esos temas no forman parte de la agenda pactada con las FARC-EP. ¿Cuál es el modelo económico que está defendiendo el gobierno? El modelo neoliberal, privatizador, explotador. ¿Cuál es la doctrina militar que no quiere modificar el régimen de Santos? La doctrina de la seguridad “democrática”, que se caracteriza por el ejercicio de la represión brutal de la oposición política de izquierda, por la criminalización de la lucha social y, fundamental-

Dax Toscano Segovia


45 mente, por la pretensión de doblegar militarmente a la insurgencia colombiana con la ayuda de fuerzas extranjeras, principalmente de EEUU e Israel. El gobierno llegó a la mesa de diálogos con la creencia de que las FARC-EP asistían a la misma, debilitadas, desmoralizadas y al borde de la derrota, por lo que no les quedaba más que claudicar, firmar su rendición incondicional y entregar las armas. ¿Cuáles son las razones por las que a lo largo de este año el gobierno de Juan Manuel Santos ha expresado su molestia frente a los pronunciamientos de las FARC-EP? Desde Oslo hasta La Habana, en lo que va de este año de conversaciones, lo que ha generado el disgusto del gobierno es que las FARC-EP hayan dado a conocer y explicado con profundidad las causas fundamentales del conflicto colombiano, así como las soluciones reales que podrían darse a las mismas a través de un programa mínimo de reformas democráticas del orden político y económico imperante en el país. El gobierno colombiano, amparado en un poderoso aparato de propaganda, con el respaldo además de los medios de comunicación privados, puestos al servicio del establishment, se cree con el derecho exclusivo de hacer puntualizaciones, acusaciones y señalamientos contra las FARC-EP. Pero cuando la insurgencia fariana, basada en realidades concretas y objetivas, ha pedido al Estado colombiano que responda por los problemas del país, se las acusa de querer entorpecer los diálogos con declaraciones fuera de lugar. En Oslo, el enojo de Humberto de la Calle se debió a que el Comandante Iván Márquez hizo una explicación profunda de las causas del conflicto colombiano y de la violencia en el país, responsabilizando fundamentalmente al Estado y sus aparatos militares y paramilitares, así como a la oligarquía colombiana, del despojo de las tierras de los campesinos, del desplazamiento de millones de personas, de los crímenes de lesa humanidad perpetrados contra todas y todos quienes se oponen al orden injusto y explotador que impera en Colombia, como el genocidio cometido contra la Unión Patriótica, así como el asesinato de campesinos para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate, en lo que eufemísticamente se conoce con el nombre de “falsos positivos”. Se resintieron los delegados del gobierno porque los comandantes de las FARC-EP tocaron fibras sensibles, que exaltaron los ánimos de estos miembros de la oligarquía política y económica colombiana. La actitud prepotente de la oligarquía santanderista, encrespada frente a las verdades dichas por el Comandante Iván Márquez, se hizo evidente. Y así ha sido a lo largo de estos 12 meses. Ese 18 de octubre de 2012, medios privados colombianos como Caracol y RCN, demostraron al servicio de qué intereses están. Mientras pasaron completa la intervención de los delegados del gobierno en Oslo, cortaron la transmisión de la intervención del Comandante Iván Márquez cuando hacía uso de la palabra, en nombre de las FARC-EP. En general, esa ha sido la actitud de los medios privados colombianos: la de difundir completamente los mensajes del gobierno y, por otro lado, censurar los mensajes de las FARC-EP, ya sea no difundiéndolos o editándolos a su gusto y capricho. Cuando se atreven a publicar ciertas declaraciones de los comandantes insurgentes, muchas veces las sacan de contexto, a la vez que las estigmatizan.

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46 5 Por supuesto que una vez instalada la que se respete el derecho a disentir, a mesa de diálogo en La Habana-Cuba, estar al otro lado de la orilla sin que le las y los periodistas colombianos y de maten, sin que le asesinen. Por el conotras latitudes fueron a la caza de los trario, los medios colombianos han sido comandantes guerrilleros para “exigircómplices en la falsificación de la histoles” que respondan a las preguntas forria por parte del poder, en el ocultamuladas por ellos, en base, casi siemmiento de los problemas sociales reales pre, a las informaciones del gobierno y que vive el país. de los aparatos de inteligencia colombianos. No han disimulado su posicioLos periodistas de esos medios, llenos namiento en el conflicto colombiano a de ínfulas y odio, hacen preguntas favor de los detentadores del poder. marrulleras cuando hay una rueda de Como loras o papagayos hacen sus preprensa con los Comandantes de las guntas, fundamentalmente, en relación FARC-EP, a la vez que lanzan acusacioa las afirmaciones que, maliciosamente, nes perversas, sin fundamento. hacen los servicios de inteligencia colombianos contra las FARC-EP. El Demuestran su postura ideológica, pero periodista de Caracol, Diego Fajardo, también su falta de investigación. A trapreguntaba el pasado 23 de enero de vés de su actividad contribuyen para 2013 al Comandante Iván Márquez que la guerra continúe. Así lo hacen los sobre las supuestas tierras que la editorialistas de los periódicos El insurgencia habría arrebatado a Tiempo o El Espectador de Los los campesinos. Cuáles eran Bogotá como el uribista las fuentes del periodista, le Fernando Londoño, los paramedios indagó Iván Márquez, ante periodistas José Obdulio colombianos lo cual Fajardo respondió Gaviria o Salud Hernández y que el ejército colombiano. otros, no tan venenosos, han sido No pudo más que causar como Antonio Caballero y cómplices risa con su confesión. María Jimena Duzán.

en la falsificación

El posicionamiento de la Caballero, en un escrito titude la historia lado “La Harley-Davison”, gran industria mediática en Colombia no debe causar publicado el 22 de junio de por parte del 2013 sorpresa. Lo contrario sería en la revista Semana, poder extraño. Los medios privados escribió con burla: “Nunca, colombianos y sus mercenarios desde los tiempos del Caguán, de la palabra o de tinta, responden habían tenido las Farc tal presencia a los intereses de los grupos económimediática: la holandesita bonita, el ciego cos representados por Sarmiento que echa chistes, el barrigón que escupe Angulo, Ardila Lülle o la familia Santo fuego. Entrevistas, y todas sus propuesDomingo, propietarios de los medios de tas en primera página.” comunicación en Colombia. Ellos creen que pueden ofender, sin que Históricamente, la industria mediática se les pase la cuenta. Pero si el Comandante Jesús Santrich, con el colombiana no han mostrado mayor buen humor que lo caracteriza, lanza interés en la búsqueda de la paz, por una broma, ellos son capaces de crucifimedio de la solución de los problemas carlo por su “falta de seriedad”. fundamentales que vive el país. Solo ¡Hipócritas! han abogado por la desmovilización de las guerrillas. María Jimena Duzán, en cambio, en carta dirigida al Comandante en Jefe de Esta gran industria mucho menos ha las FARC-EP, Timoleón Jiménez, lanza sido artífice de un proceso de concienuna arenga en la cual acusa a la insurciación a través del cual la población, gencia de ser temibles victimarios, peren general, exija al poder establecido

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Dax Toscano Segovia


47 meados por el narcotráfico y de ser, además, los responsables de que entre la población haya desinterés sobre los diálogos, así como del estancamiento en las conversaciones que se llevan adelante en La Habana. Al final de su diatriba dice que ojalá su carta sirva para un intercambio epistolar productivo y no para incentivar la cizaña. Primero lanza un sinnúmero de cizañas para luego decir que espera que no haya cizaña. Realmente son expertos en sofismas. Ataca con golpes bajos y se victimiza. Lanza acusaciones falsas con el objetivo de dañar la imagen de las FARC-EP y se hace la inocente. Sería bueno que la señora Duzán mandara una carta a Uribe o al propio Santos con el mismo ímpetu que lo hace con el Comandante Timoleón Jiménez. Al primero debería reclamarle sus vínculos con el narcoparamilitarismo, su responsabilidad con la perpetración de crímenes de lesa humanidad, así como por su postura desfavorable a los diálogos de paz y, al segundo, debería pedirle que explique por qué no quiere discutir lo que es necesario discutir en La Habana para solucionar los problemas que atañen a la mayoría de colombianas y colombianos o por qué no quiere establecer una tregua bilateral entre las fuerzas combatientes. ¿Se atreverá Jimena Duzán? “Las FARC deben responder por las víctimas”, claman en los medios colombianos a diestra y siniestra. Lo extraño es que nada dicen sobre la necesidad que el Estado colombiano y sus fuerzas militares y paramilitares respondan por las víctimas que han provocado en una política diseñada no solo para reprimir, sino para exterminar a las fuerzas populares, revolucionarias en Colombia. Esas víctimas no existen para los periodistas serviles. Dedicados a pedir gestos a la insurgencia, son los que menos gestos hacen en favor de la paz con justicia social. Eso sí, son expertos en distorsionar, en tergiversar, en definitiva, en manipular, en engañar, en mentir. Que si Iván Márquez tiene una moto Harley Davison, que las FARC-EP son dueños de tierras apropiadas por el despojo de los campesinos, que las FARC secuestran cuando capturan en combate a los soldados a los que se enfrentan, que las FARC-EP no están cumpliendo con los acuerdos preliminares, que las FARC ponen trabas al proceso. Se inventan cada cosa con la intención manifiesta de dañar a la insurgencia y sus Comandantes. Manuel decía que llueva o haga calor, siempre resultaba que la culpa de todo, para los medios, era de las FARC. Volvamos al gobierno y sus delegados. Desde el principio fueron ellos los que con prepotencia pusieron los obstáculos. Incluso en cosas tan sencillas como la pretensión que por parte de la insurgencia se pronuncie exclusivamente el Comandante Iván Márquez, sin comprender que las FARC-EP funcionan como un cuerpo colegiado, democrático. Qué absurdo pretender silenciar a las voces de la insurgencia. Pero eso es lo que pretenden con el pretexto que eso le quita seriedad a los diálogos y que se crean falsas expectativas con las declaraciones de las FARC-EP. Si a las FARC, que han luchado cincuenta años para hacerse oír se les pretende obligar a callar, qué pasa con el pueblo que no tiene las armas para defender su derecho a expresarse en un país en el que solamente por opinar diferente al orden establecido, constituye de por si un delito y, además, un peligro para la vida misma. A propósito de esto, por qué el gobierno de Santos quiere resolver las cosas en forma vertical sin contar con la participación del pueblo.

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48 5 Ha sido la insurgencia fariana la que ha hecho un llamado permanente para que todos los sectores de la sociedad colombiana participen directamente en los diálogos de paz, tal como está estipulado en los acuerdos preliminares para llevar adelante los mismos. Mientras el gobierno se niega a aceptar la participación directa del pueblo, las FARC-EP, han recogido las propuestas de los diversos sectores que, pese a la censura, se han reunido para presentar sus aportes a la paz de Colombia. Más de 200 propuestas han sido presentadas por las FARCEP en las que se reflejan, en gran medida, esos planteamientos de las organizaciones del pueblo colombiano.

FARC-EP las que propusieron un cese al fuego bilateral y que ante la negativa del gobierno, en un gesto de buena voluntad, cesaron las acciones militares unilateralmente desde el 20 de noviembre de 2012, hasta el 20 de enero de 2013. Pero creyeron que el cese al fuego implicaba el bajar las armas para que el ejército colombiano le llene de plomo a las y los guerrilleros farianos. Entonces, cuando el ejército atacó y las FARC-EP dieron respuesta militar, dijeron que estas estaban mintiendo.

¿Cuál ha sido la respuesta del Estado colombiano, que se jacta de ser democrático, ante el llamado de las FARC-EP para que los diversos sectores den a conocer sus planteamientos sobre los diálogos de paz? Los han acusado de estar financiados por las FARC-EP, de hacer turismo político en La Habana y hasta se los ha pretendido criminalizar. De igual manera, la propaganda al servicio del orden establecido ha estigmatizado a quienes, de una u otra forma, quieren contribuir con su granito de arena para que se alcance la paz, tal como ha sido el caso de Álvaro Leyva Durán.

El ministro de la Guerra, Juan Carlos Pinzón, es uno de los azuzadores de tanta mentira y engaño para desacreditar a las FARC-EP y, así, continuar con el conflicto. Como él no es el que combate, no le importa que otros vayan al campo de batalla a morir.

¡Cuánta miseria humana! Sigamos recordando algunos episodios para comprender quienes son los que ponen trabas para la paz. Ante los acuerdos preliminares entre las FARC-EP y el gobierno colombiano sobre el punto uno de la agenda, relacionado con el problema de la tierra, fue el presidente de la Federación de Ganaderos de Colombia, José Félix Lafaurie, el que manifestó exaltado su rechazo a los mismos. Y que decir de Uribe y sus secuaces como “Facho” Santos, enemigos declarados de la paz. ¿Por qué la prensa no ha sido tan dura con ellos? Tendrán sus razones. Pero sigamos haciendo memoria. Recordemos por ejemplo que fueron las

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Definitivamente cuanta mierda lanzan los medios y la propaganda del gobierno colombiano.

¿Por qué los medios privados de comunicación en Colombia no dicen nada sobre la postura guerrerista de este señorito? El gobierno que supuestamente quiere la paz, dice que hay que arreciar la ofensiva militar y cuando las FARC-EP dan respuestas militares precisas, en cambio manifiestan que ellas son enemigas de la paz. ¡Farsantes! El gobierno de Santos se llena la boca diciendo que defiende la democracia, cuando en realidad lo que hace con sus acciones es perpetuar un régimen mafioso, oligárquico, antidemocrático. No fue acaso el gobierno de Juan Manuel Santos el que reprimió brutalmente el paro agrario y campesino, en el que las fuerzas del orden provocaron la muerte de personas y detenciones injustas de líderes sociales comprometidos con la lucha social, acusándoles de vínculos con la insurgencia. Por otro lado, por qué el gobierno colombiano se niega a dar a conocer públicamente lo alcanzado en la mesa de diálogos.

Dax Toscano Segovia


49 Seamos claros: Si el gobierno colombiano está convencido que la mayoría de personas rechazan a la guerrilla, por qué tiene miedo a que se escuchen los pronunciamientos de las FARC-EP. El gobierno de Santos debería aprender a confrontar ideas en un plano de igualdad de oportunidades para las partes. ¿No dicen ser defensores de la libertad de expresión? Las FARC-EP han hecho públicas sus propuestas. ¿Cuáles son las del gobierno? Juan Manuel Santos en verdad parece ser un tahúr. Como un jugador de póker quiere embaucar al mundo entero, claro está, ayudado de su aparato de propaganda y de la industria mediática. Quiere resolver el conflicto vía decreto, desde arriba, en forma unilateral. Nadie niega que quiera la paz. Pero una paz que les garantice hacer lo mismo que hacen hoy, sin destinar dinero para la guerra abierta contra la insurgencia revolucionaria y, de esa manera, consolidar una nueva etapa del estado mafioso colombiano. El señor de la Calle habla del Estado democrático y de la legalidad de sus instituciones. ¿Democracia en Colombia donde el Estado oligárquico ha reprimido al pueblo, desaparecido sindicalistas? ¿Instituciones legítimas, cuando muchos de los congresistas colombianos estuvieron auspiciados por el narcoparamilitarismo? El señor Humberto de la Calle olvida, además, que el acuerdo general consta de un preámbulo vinculante, que quieren hacerlo desaparecer como por arte de magia. Además, si se trata de lograr la paz, ahora que hay una oportunidad valiosa, ¿por qué no discutir la política económica, la doctrina militar, si el fin más preciado es la paz? Queridas y queridos lectores, analicen lo acontecido a lo largo de este año y saquen sus propias conclusiones de quiénes están a favor y quiénes están en contra de la paz.

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Mercedes juega su destino en el ecuavoley Edwin Alcarás* Fecha entrega: 2014-01-23 • Fecha aprobación: 2014-02-20

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edro, el Rocky, está retando al Puyoso. Lo mira con complicidad. Quemando el aire con sus ojos. Los demás a su alrededor esperamos en silencio una grosería ingeniosa, un insulto elegante, o al menos una mueca divertida. Pero solo dice: “Muévete, no seas maricón. O te les vas a ahuevar a unas damas”. Los demás silban -silbamos- y al Puyoso no le queda otra. Esa resignación avergonzada, esa humildad falsa, significa que el pacto está sellado. El Rocky va a colocar, el Puyoso servirá y el Chuqui será volador.

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Edw in Alcarás, nació en Quito, en 1981. Es periodista y escritor. Publica crítica de cine en la revista Zoom. Ha sido profesor invitado de literatura extranjera en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Quito. Ha realizado sendos talleres de periodismo narrativo en Colombia, con Julio Villanueva Chang y Alberto Salcedo Ramos, ambos organizados por la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Mercedes juega su destino en el ecuavoley

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52 5 Los apostadores aplauden –aplaudimos- con auténtica exaltación, como si fuéramos el coro de una antigua comedia (o tragedia, nunca se sabe) y como si ‘el hueco’ de La Marín fuera algo más que solo una cancha de ecuavoley de las cientos que, en las burocráticas tardes quiteñas, se llenan de almas hambrientas de emociones. Y esta tarde de septiembre, con el sol ahogándose entre tonos melón y nubes sucias, ‘el hueco’ sí parece más que solo ‘el hueco’. Las dos damas sonríen con las manos en los bolsillos de sus calentadores de tela sintética. Están acostumbradas a las escenas que genera la testosterona cuando ellas llegan a sacudir esos gallineros primitivamente masculinos. Saben que pueden ganar. Sonríen así porque lo saben. Y el Pedro, que al principio se mostraba canchero y fanfarrón, de pronto se ha puesto serio. Los USD 60 que metió en el juego empiezan a quemarle en el rincón de su consciencia donde guarda el miedo. Mientras el enjambre de apostadores abandona lentamente la cancha, Mercedes Mena –mujer de edad indefinible, facciones finas y angostas (como dibujadas con lápiz 4H) y mirada reciarecuerda la primera vez que le ganó a un hombre en el ecuavoley. El sol moribundo riza los bellos dorados de sus brazos fibrosos. Cuando aprieta los puños con ira los músculos del antebrazo se mueven como los hilos de un telar artesanal. Era el tercer quince y le faltaba un punto para ganar, se acuerda. Estaba parada en su esquina a punto de batir cuando un patán, más desesperado que morboso, se acercó por detrás y le haló el pantalón hacia abajo. “Ese rato no

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me enojé. Tenía que seguir concentrada en el juego. Después de que gané, recién me di cuenta de lo que había pasado”. Pero para entonces era tarde. Su primo, un ecuavoleyvolista de la escuela clásica, ya estaba corrigiendo al chistoso con una tormenta de puñetes. Entonces Mercedes entendió –como se entienden esas cosas, con el sentimiento palpitando en la piel, mezclándose con el sudor- que en el ecuavoley una mujer no solo se juega la plata sino también el respeto por su género. Karina Hernández, la servidora de Mercedes desde hace 13 años, calienta en el centro de la cancha. Da trotecitos y salta midiendo el alto de la red. Está contenta de volver, a los tiempos, al vóley de barrio, a esa alegría brusca que es enfrentarse al prejuicio masculino. Acá no importa que ambas hayan sido vicecampeonas sudamericanas de vóley de playa en 2007, como tampoco importa que hayan ganado el título nacional de ecuavóley femenino durante 10 años. Adentro de la cancha, la realidad es más sencilla y más sincera: solo existe el momento presente. El pasado es un artefacto mental secundario que solo se usa para guiarse en la apuesta o, a veces, para poner apodos a la gente. Y el futuro solo es admitido en forma de expectativa: un sudor frío en el alma, un vértigo en el estómago, que dura generalmente entre una hora y una hora y media. Son un equipo de dos. Las voladoras oficiales están cumpliendo otros compromisos, la una en Cuba preparándose para los Juegos Panamericanos de vóley de playa, y la otra en Pallatanga atendiendo las faenas amatorias de un matrimonio recién formado. Así que el

Edwin Alcarás


53 tercer miembro ha tenido que venir de las mismas huestes del Puyoso y el Pedro. El Tobi es un cincuentón robusto de bigote ralo y vampíricas entradas en la frente, rigurosamente vestido para la ocasión: zapatillas negras de pescador, pantaloneta amarilla de poliéster y camiseta de una conocida marca de pintura. Sabe bien a lo que se ha metido, por eso soporta con filosofía los silbidos que el respetable le lanza desde los graderíos y las perlas con que lo adornan: “Esa voladora se parece a mi suegra” o “Le han puesto a volar a la señora del morocho”. El Tobi solo sonríe sereno, seguro de sí mismo, como si supiera algo que los demás ignoramos, Grita: ¡¡bolaaaa!! y el partido comienza. *** Sentado entre el público, fumando con avidez, está Hugo Bermeo, conocido de este lado de la cancha como el ‘Llaverito’. Él ha sido el autor intelectual de este partido mixto y mi contacto en el mundo del ecuavoley. Hace tiempo, cuando le pregunté cuál era la mejor jugadora de la ciudad, me clavó la vista con el ceño fruncido, con una expresión característica suya, entre feroz e incrédula, como si le hubiera preguntado si la pelota es redonda o cuadrada. Toma un tiempo darse cuenta de que esa es una beligerancia meramente teatral, bastante común entre los ecuavoleyvolistas. Un advenedizo distraído podría confundir fácilmente los gritos y las mentadas de madre (que en la cancha son como golpes inofensivos de confianza entre amigos, muestras ásperas de camaradería) y sacar la conclusión apresurada (y falsa) de que este es un deporte agresivo. Luego de pensar detenidamente, el ‘Llaverito’ dijo con una sonrisa de niño: “La Mercedes. Hay varias que van a las canchas, pero, así de élite: la Mercedes”. Estábamos en la madre de todas las canchas quiteñas, Chimbacalle, corazón histórico de este deporte popular y amateur. Hasta hace unos años cuando alguien se sentía lo suficientemente temerario y quería entrar al valhala del ecuavoley tenía que ir a fajarse allá, con los duros de verdad. Allí se repartían los certificados de honorabilidad y las licencias para apostar en serio. Pero la ciudad se desbordó violentamente en las últimas décadas y se disolvió la geopolítica de este juego con la proliferación de nuevos núcleos pequeños y dispersos. Sin embargo, Chimbacalle aún conserva un aire de su antigua condición de centro político y económico del voley. Muchos de las decenas de feligreses de esta cancha alguna vez fueron también figuras prestantes con gallada y barra incondicionales, aunque hoy sus destrezas deportivas se limiten al naipe, la lengua y la memoria. Cuando el ‘Llaverito’ nombró a Mercedes, estos doctores de la ley se masajearon las barbillas con solemnidad, juzgando antes de asentar un veredicto. En el ecuavoley, como en toda actividad del espíritu que todavía no ha sido normada por la participación del Estado, la tradición funciona como la máxima ley, la leyenda es la única jurisprudencia. Los partidos memorables -esos sucesos épicos- se transmiten oralmente de vos a vos, como si fueran mitos o poemas anónimos. Mercedes Mena

Mercedes juega su destino en el ecuavoley

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54 5 ha entrado, con argumentos categóricos, en esa fábula popular y espontánea del vóley quiteño. Los doctores confirman el juicio del ‘Llaverito’. Esa mujer delgada y fibrosa es una de las pocas admitidas en la historia que todos los días se escribe en las canchas. En el día a día, son escasas las jugadoras de estilo clásico: o sea las que pueden pasarse todo el día jugando o apostando, con sol o con lluvia, arrastradas por una pasión más fuerte que ellas. Pero existen. En la Federación de Ligas Barriales y Parroquiales de Pichincha, Fedebip, no existe una estadística de la cantidad de mujeres que se dedican habitualmente a este deporte, aunque en los hechos se admite que son suficientes para organizar un campeonato anual de ecuavoley femenino que lleva 12 años, aunque aún no ha logrado fijar una fecha estable. Con 10 títulos, las campeonas históricas e invictas de esa competencia son Mercedes y Karina. Entre 1998 y 2008, cuando se retiraron, no hubo trío que les hiciera frente. La ausencia de información oficial sobre este deporte popular, es totalmente comprensible si se sabe que el ecuavoley aún no ha podido elevarse a la categoría profesional, pese a los esfuerzos de varias generaciones de deportistas. Eso, por supuesto, no quiere decir que no existan profesionales. Los hay y espectaculares (en el sentido literal del término), unos medallistas olímpicos en potencia (si es que alguien lograra convencer algún día a la Comisión Olímpica de las ventajas, físicas y competitivas, de jugar en equipos de a tres y con el balón número cinco, reglamentario del fútbol). Pero como a la realidad no le importan ni las leyendas ni los sueños, a los profesionales de este deporte les toca andar de incógnitos, fungiendo de taxistas, médicos, profesores, albañiles, administradores de empresas o, como Mercedes, empleados públicos. De lunes a viernes ella rige la ventanilla de Atención al Público en una empresa

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municipal. El uniforme correctamente planchado, el maquillaje austero, la mirada invariablemente fuerte, y las manos tersas y distinguidas… todo indicaría que nunca en su vida batió un balón húmedo y terroso. Con intachable sonrisa profesional, la funcionaria ayuda a resolver los problemas de los clientes, da indicaciones, los despacha con sutileza. Mientras, la Mercedes que grita, y que pasa la bola con violencia sobre los 2,85 metros de la red oficial, y que hace retorcerse a los más puestos, esa ecuavoleyvolista de élite, palpita en silencio, al filo de la realidad, calentando incansablemente en lo oscuro de la consciencia. Y del recuerdo. Ella y Karina se retiraron de la actividad continua hace tres años, a los 40 y 30 respectivamente, luego de una carrera brillante de logros en alineaciones de dos, tres y seis jugadoras. La realidad pudo más. En 2007 Karina tuvo que renunciar a un puesto en una empresa grande y prestigiosa que le dio a escoger entre los juegos panamericanos (a los que el Ecuador, con ellas, clasificó por primera vez en vóley de playa) y su trabajo. No había mucho que pensar. Renunció. Ecuador quedó quinto, nada mal para ser primera vez. Pero a Ecuador no le importó. Cuando volvió, Karina tuvo que buscar empleo de nuevo y se vio forzada a dejar las canchas. Sin su compañera oficial, Mercedes también abandonó las rutinas de entrenamiento y se refugió en el confiable y familiar ecuavoley. Ahora las dos mujeres se reúnen cada dos o tres semanas, cuando tienen ganas de entretenerse un poco, recordar otros tiempos y someter a los hombres. *** El Tobi intenta salvar una bola que no era mala sino pésima y la manda afuera de la cancha. El primer doce (los juegos en serio abrevian los tres últimos puntos) ha sido una feria de regalos para el Pedro y el Puyoso. La confianza ha vuelto a regar sus rostros. Están lucrando de la veta de oro que encontraron atrás, mientras el Tobi no termina de

Edwin Alcarás


55 hallarse en la cancha. Mercedes no muestra emociones. Tiene el ceño fruncido y no festeja cuando marca algún punto, solo cierra los puños, baja brevemente la cabeza y corre al puesto de batida. Es un trabajo laborioso –y la mayoría de veces inútiltratar de revertir la compleja maquinaria psicológica de la derrota. En efecto, el primer tiempo termina 12 a 7. En el segundo tiempo, Mercedes, Karina y el Tobi saltan al vacío. Tienen todo que perder (o sea noventa dólares) y todo el público en contra, incluido el juez de la contienda que, desde lo alto de la red (parece un querubín cimarrón y fumador) proclama su parcialidad con sinceridad pasmosa. El equipo ensaya a entenderse con estrategias numéricas que masculla la ponedora en cada nueva batida con la boca tapada con el balón. La serie es infantilmente misteriosa: “Dos ahí mismo y dos adelante”, “Dos solo adelante” “Dos solo en los puestos”. Así se indican las veces que se mantendrán en los lugares clásicos del juego: todo el lado derecho para Mercedes y el izquierdo dividido entre la servidora (parada al pie de la red) y el volador (en el centro). Y las veces que rotarán para cubrir a la ponedora. La estrategia funciona con una eficiencia que espanta. Pedro, el Rocky, cae repetidamente en la trampa de la bola bajita puesta con ternura en las comisuras delanteras de la cancha. El respetable se arrebata, pifia y muge, como un demonio borracho. El ‘Llaverito’ ríe a carcajadas y, haciendo altavoz con la palma de la mano, grita: “Hoy te pelan, Pedro”. Un augurio muy adecuado para describir una destrucción tan violenta: 12 a 2. Los jugadores cruzan la cancha corriendo, ansiosos de llegar al final. Mercedes se aferra al esquema que le ha ayudado a remontar el cerro de lo posible. Alterna entre las bolas sutiles puestas en el medio y los bombazos vigorosos sobre el fondo. El Pedro está agotando sus combinaciones de palabrotas e insultos sobre el Puyoso y el Chuqui, quienes contestan con igual enjundia y mentadas de madre. Cuando el marcador marca 8 a 4 a favor de las damas, el Puyoso pide un minuto para reorganizarse. “Pare la bola –grita el árbitro-, un minuto para el Pedro y una guata para el juez”, ordena desde arriba, en medio de la noche, como si ordenara al universo. Es solo un minuto añadido a la agonía, no hay nada que hacer. Karina y el Tobi ríen ruidosamente con cada nuevo punto. Mercedes permanece seria. Nada parece capaz de aflojar las cadenas de sus emociones. Gana 11 a 8. Todo está dicho, pero nada está escrito. Justo en el minuto de las definiciones, el Tobi deja pasar por mala una bola que golpea justo sobre la línea. El juez se alegra y marca el cambio. Solo entonces Mercedes Mena, la mejor ecuavoleyvolista profesional de esta ciudad, arranca de sus entrañas una orden larga y vigorosa, que sin que ella lo sepa en ese momento, resume toda su vida: “Sigan jugando… todavía no ganamos”. Y es verdad, pienso yo mientras se asienta el último punto, aún no ha ganado –aún no hemos ganado- casi nada.

Mercedes juega su destino en el ecuavoley

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El caso Karina del Pozo

Estefanía Montalvo, Rafael Castro y Pamela Gaon* Fecha entrega: 2014-03-10 • Fecha aprobación: 2014-04-10

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l presente artículo trata acerca de cómo reaccionó la opinión pública en el caso de la desaparición y posterior muerte de Karina del Pozo. Las primeras versiones del hecho estaban enfocadas hacia un tema de inseguridad ciudadana. Luego, se confirmó que los asesinos eran sus propios amigos.

* * *

Est ef anía Mo ntalvo, estudiante de Comunicación Social R af ael Cas tro, estudiante de Conunicación Social Pamela Gaon, estudiante de Comunicación Social

El caso Karina del Pozo

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58 5 Es necesario partir de un resumen cronológico de los eventos ocurridos entre el miércoles 20 de febrero (fecha en la cual se difunde el primer mensaje de alerta por la desaparición de la joven) y el sábado 18 de mayo (día en el cual los familiares de la víctima realizan la última marcha en repudio contra la violencia de género y en solidaridad con los familiares de las personas desaparecidas). En este lapso de tiempo se generán diversas reacciones en los medios de comunicación, así como en la opinión pública manifestada a través de la red social Facebook. En una primera instancia, el debate es direccionado a la delincuencia común; luego, se habla más de las relaciones interpersonales para, finalmente, generar un debate sobre la violencia de género y femicidio. Este caso empieza con un anuncio publicado en la red social Facebook, el 20 de febrero de 2013. En él aparecía la foto de una mujer joven acompañada del siguiente texto:

mente, haciendo que las autoridades se pronunciaran al respecto. Durante los primeros 7 días, después de publicado el mensaje, el caso de la mujer desaparecida se convirtió en el símbolo de la lucha ciudadana contra la delincuencia. La joven huérfana, desde los trece años, modelo eventual, universitaria, que esa tarde estaba entregando hojas de vida para conseguir un trabajo fijo, cautivaba a la opinión pública, quienes se manifestaban en las redes sociales dando su voz de apoyo a la familia, elevando plegarias o, en una gran mayoría de los casos, quejándose de la administración gubernamental en la cual el debate sobre la delincuencia era un tema recurrente. El caso de Karina del Pozo fue la gota que derramó la copa de la paciencia ciudadana. El día 27 de febrero, José Serrano, ministro de Interior, publicaba en la red social Twitter el siguiente mensaje: Ministro @ppsesa informa el hallazgo del cuerpo de Karina del Pozo, joven desaparecida hace 10 días en Quito. Hay tres detenidos.

“AYÚDANOS A ENCONTRARLA Su nombre es Karina del Pozo El anuncio hecho desde el Mosquera, tiene 20 años, se la Ministerio del Interior se comvio por última vez tomando plementaba con la informaEl caso un taxi en la Mariano ción de que los presuntos Echevarria y Av. Brasil el asesinos serían los propios de la mujer día miércoles 20 de febreamigos y que la versión desaparecida ro a las 3am apróximadadel taxi era una maniobra mente (en la madrugada). distractora para desviar se convirtió Desde ese día NADIE la atención de las autorien el símbolo sabe nada de ella, y su dades. En este punto, la celular esta apagado ¡SU opinión pública y los de la lucha FAMILIA ESTÁ DESESmedios de comunicación ciudadana PERADA!” se redireccionan hacia dos vertientes: por un contra la El mensaje estaba acompalado, ya no se hablaba de la delincuencia. delincuencia común sino de ñado de los teléfonos de contacto así como de una recolos femicidios; y, por otro, mendación “difunde esta imagen existía una preocupación general para encontrarla”. Muy pronto, el (especialmente desde los padres de mensaje se viralizó, al punto que esta familia) acerca de la importancia de desaparición, una entre muchas, se elegir bien las amistades. convirtió en tema de discusión local, En el mes de marzo, los medios recosaltando desde las redes sociales hasta jen versiones de los testimonios de los medios de comunicación y, final-

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59 los presuntos asesinos, la reacción de los familiares y las marchas de estos, en compañía de familiares de desaparecidos con fines diversos y con pocos asistentes en relación a las manifestaciones de apoyo realizadas a través de las redes sociales. Finalmente, la Asamblea Nacional deja en el aire la idea de hacer la Ley Karina del Pozo , cuyo objetivo es castigar más severamente a los femicidas.

Preámbulo El caso Karina del Pozo cuenta con tres instancias: 1.

La desaparición: el llamado desde las redes sociales, la primera hipótesis del rapto efectuado por un taxista; al parecer, un caso de delincuencia común. Esta étapa duro 7 días, del 20 al 27 de febrero.

2.

El esclarecimiento de el crimen: las autoridades dan con los responsables. Las discusiones sobre el tema pasan de la delincuencia común a los delitos de género. Esta étapa comprende desde el 27 de febrero (publicación de el tuit del Ministro de Interior) hasta el 3 de abril (día en el cual, basados en los testimonios de los asesinos, la Fiscalía encuentra la piedra con la que se efectuó el crimen).

3.

La manifestación: los familiares marchan con fines diversos y las autoridades buscan canalizar a través de leyes, la inconformidad coyuntural de la opinión pública creando la Ley Karina del Pozo. Esta fase está comprendida entre el 3 de abril y el 18 de mayo (fecha de la última marcha).

Para entender el proceso de configuración de la opinión pública en este caso, es oportuno citar a Vincent Price , quien menciona las fases de la formación de la opinión pública: 1.

Fase problema: una situación se determina como problemática por una persona particular.

2.

Fase propositiva: se plantean líneas potenciales de decisión. Formas de resolverlos.

3.

Fase política: debate de méritos y debilidades de las alternativas (discurso público-encuestadores).

4.

Fase del Programa: plan de acción, ejecutar, curso de acción.

5.

Fase de evaluación: evaluaciones de la efectividad de la política por las minorías no muy convencidas.

Es importante recalcar que la fase problema muta entre las instancias 1 y 2 del caso; se pasa de un tema de delincuencia común a uno de violencia de género. La fase propositiva es emitida desde el Ejecutivo

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60 5 ante la falta de propuestas claras vertidas desde los espacios de manifestación de la opinión pública. Tres meses y medio después del asesinato, no se tenía un bosquejo claro de cómo sería la Ley Karina del Pozo. La respuesta del Ejecutivo obedecía a una acción estrictamente coyuntural que buscaba canalizar políticamente el malestar ciudadano, o, en el mejor de los casos, se vio interrumpido por el cambio de representantes en la Asamblea Nacional. A pesar de que se está en un proceso embrionario de la formación de la opinión pública, según las categorías de Vincent Price, consideramos importante el análisis de las instancias desde el pensamiento de Bourdieau y Bauman. A su vez llama la atención la participación de una parte de la ciudadanía a través de las redes sociales, al momento de realizar un análisis sobre la construcción de conceptos alrededor de la opinión pública y la configuración de nuevos canales y medios que dan poder a sus opiniones. Se puede decir que esta reconfiguración obliga a releer a Vincent Price cuando habla de masa, multitud y público o cuando se refiere a los lugares de configuración de la opinión pública.

Desarrollo 1.La desaparición. Paralelo a la publicación de los mensajes en busca de Karina del Pozo, la opinión pública se manifestaba en las redes sociales buscando culpables, o por lo menos, catalogando categorías de culpables. Pese a que las primeras versiones hablaban de un “taxi amarillo”, el enemigo común no tenía forma, era etéreo y, como tal, se le debía ubicar, delimitar y, en suma, encuadrar el problema. Parafraseando a Bauman “… siempre que el disenso se presenta difusamente y no focalizado, y que reinan la sospecha mutúa y la hostilidad, la única manera de alcanzar o recuperar la solidaridad comunitaria y el hábitat seguro –por solidario- es la elección de un enemigo común…” (Bauman, 1999, p. 24). La búsqueda de culpables (enemigo común) por parte de la opinión pública en redes sociales fue particularmente efectiva, evidenciada en mensajes como estos: “Juan Ojeda: Eso es culpa del gobierno, que sigue abriendo fronteras y dice que en el país no pasa nada. Qué les cuesta pedir visa, hasta cuando...”. “Darío Castellanos Barrera: El alcalde burro sólo se preocupa del aeropuerto y la delincuencia ahí está. Hasta cuándo Barrera”. “Andrea Yépez: Malditos ladrones deben morirse todos”. “Matho Zebas Ldu: Las autoridades no sirven en este país. Otro caso que quedará en la impunidad”.

Pese a que aún no existía una hipótesis clara acerca de los motivos del crimen, las opiniones del público juzgaban a los gobernantes por no proteger a la población ante la delincuencia común (en algunos casos extranjera), o, incluso, de la

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61 “laxitud” del sistema penal. En ese clase media, universitaria, etc. La sentido, se hizo bastante común la condición de joven caída en desgrareacción violenta ante la violencia. Se cia, sus deseos de sobreponerse a las pedía, obviando cualquier consideraadversidades, una especie de heroína ción jurídica, la implementación de la para el colectivo; una chica, que a pena de muerte, el derecho a la autopesar de todo, aparecía coqueta y sendefensa e, incluso, se juzgaba a cilla en las fotografías que aquellos que participaban en subieron sus amigos y famiel sistema jurídico o en la liares en las redes sociales. La opinión defensa de los derechos La sensación de la belleza pública humanos. idealizada y vulnerada por un enemigo silense manifestaba cioso, etéreo, omnipre“María del Carmén en las redes sociales sente…. Por otro lado, Taboada: Estos cerdos cabe citar, de nuevo, a deberían ser colgados buscando culpables, Bauman y su percepen plazas públicas y o por lo menos, ción del mundo conpagar por lo que hacen. temporáneo: Seguro Dios estaría muy catalogando de acuerdo”.

categorías de culpables

“Andrés Logacho Torres: y según el dictador y sus borregos "SON TIEMPOS DIFÍCILES PARA LA DELINCUENCIA". En vez de comprarme un nuevo Samsung Galaxy me compraré una AK 47, no queda más!!!” “Good Gers: por mí, esos de los derechos humanos se pueden ir a la mismísima gaver a eso desgraciados deberían ahorcarlos o quemarlos enfrente de todos para que esos desgraciados no vuelvan hacerlo” .

La indignación colectiva y la búsqueda de enemigos comunes es, a decir de Bauman, un acto que recupera la solidaridad comunal; incluso, desde ese marco es entendible la reacción violenta: “Solo la comunidad de cómplices puede garantizar (mientras dura) que el crimen no sea llamado crimen y castigado como tal. Por lo tanto, la comunidad no tolerará fácilmente a las personas que se nieguen a unirse al tumulto general, ya que esa negativa pone en duda la justicia misma del acto” (Bauman, 1999, p. 24).

¿Por qué este caso en especial provocó estas reacciones? Esbozando una respuesta tentativa se deben tomar en cuenta dos vertientes. Por un lado, la víctima: una mujer joven, guapa, huérfana, que buscaba trabajo, de

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“El mundo contemporáneo es un container lleno hasta el borde del miedo y la desesperación flotantes, que buscan desesperadamente una salida. La vida está sobresaturada de aprensiones oscuras y premoniciones siniestras, aún más aterradoras por su inespecificidad, sus contornos difusos y sus raíces ocultas. Como en el caso de otras soluciones sobresaturadas, una mota de polvo –Sidney Cooke , por ejemplo- es suficiente para provocar una violenta condensación” (Bauman, 1999, p. 23).

Mientras las investigaciones por el caso del Pozo avanzaban, se esclarece que quienes realmente fueron los culpables de su muerte, eran sus propios amigos. En este escenario da un giro la noción que tenía la ciudadanía respecto a la inseguridad en las calles; ahora se vuelve un tema más privado, que devuelve la responsabilidad a los padres de familia, a los centros educativos, y demás entes encargados de la edificación moral y ética de los ciudadanos. 2. El esclarecimiento del crimen. El encuentro de los asesinos de Karina del Pozo, su posterior testimonio y el tratamiento que a esta información se le dio en los medios (especialmente en

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62 5 El Telegrafo) fomenta en la opinión pública dos tipos de culpables: ‘ellos’ (los asesinos) y ‘ella’ (quien no supo elegir adecuadamente sus amistades). Los sospechosos Son tres (uno de ellos es experto en artes marciales) y presentan antecedentes de violencia callejera. El público pide que sean castigados con severidad. El caso está en el punto en el que se encuentran las preocupaciones privadas (la vulnerabilidad de las hijas, hermanas, amigas) con los temas de debate públicos (la inseguridad, la descomposición social y más). Se hayan similitudes en la reacción con el caso Cooke, referenciado anteriormente por Bauman; el autor se refiere de esta manera: “Primero, Cooke está catalogado: esa calificación lo convierte en un blanco tangible y lo extrae del conglomerado de miedos ambientales confiriéndole una realidad corporal que otros temores no poseen; aún cuando no se lo vea, es posible percibirlo como un objeto sólido que puede ser dominado, esposado, encerrado, neutralizado y hasta destruido, a diferencia de la mayoría de las amenazas, que tienden a ser descocertantemente difusas, vagas, evasivas, invasoras, inidentificables. Segundo, por una feliz coincidencia, Cooke ha sido puesto en el lugar en que se cruzan las preocupaciones privadas y los temas públicos; más precisamente, su caso es como un crisol alquímico en el que el amor por los hijos –una experiencia cotidiana, rutinaria, pero privada- puede transustanciarse de manera milagrosa en un espectáculo público de solidaridad. Y en última instancia, pero no menos importante, la situación es un puente suficientemente ancho como para permitir que un grupo –tal vez muy numerosoencuentre una vía de escape; cada evadido solitario se topa allí con otra gente que está huyendo de su propia prisión privada, y de este modo se crea una comunidad a partir del solo hecho de emplear la misma ruta de escape, que seguirá existiendo mientras hayan pies que la recorran” (Bauman, 1999, p. 19).

De otro lado, desde la perspectiva de una sociedad patriarcal, comienza un lento proceso de desmitificación de la víctima. Esto ayudado desde los medios de comunicación oficiales quienes parecian tener como fin el deslindar cualquier tipo de responsabilidad del Estado. Los tipos de opiniones que se generaban en la opinión pública giraban en torno a dos ejes: el endurecimiento de las penas para los victimarios y la responsabilidad que deben asumir las mujeres al estar en la calle a altas horas de la noche. Por un lado, existía un sentimiento de justicia colectiva del tipo “ojo por ojo” en lo público; y, por otro lado, se fomentaba un sentimiento paternalista –patriarcal- en el núcleo familiar -lo privado-. Bourdieau podría interpretar esta ambigüedad de la siguiente manera: En suma, la proposición “las clases populares son represivas” no es verdadera ni falsa. Es verdadera en la medida en que, ante todo un conjunto de problemas como los que atañen a la moral doméstica, a las relaciones entre generaciones o entre sexos, las clases populares tienen tendencia a mostrarse mucho más rigo-

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63 ristas que las otras clases sociales. Por el contrario, en las custiones de estructura política, que ponen en juego la conservación o transformación de los modos de relación entre los individuos, las clases populares son mucho más partidarias a la innovación, es decir, de una transformación de las estructuras sociales (Bourdieu, 1972, p. 4). La culpable A mediados del mes de marzo de 2013, se podían leer comentarios como los siguientes: “Leandro BSC: Cada quién busca su destino, nadie le manda a subirse a la camioneta. La culpa es de ella y de nadie más..! tampoco es que ella era una santa paloma ..!” “Pablo Germán Vaca Torres: PADRES DE FAMILIA verán con la clase de individuos salen sus hijas a escondidas a moteles de mala muerte con esos individuos regaytoneros¡¡” “Jaime Solís: Chicas.... aprendan a escoger a sus verdaderos amigos.. ojo”

En ese sentido, Nancy Fraser señala que: “La exacerbación del sexismo es característico de la nueva esfera pública: nuevas normas de género que insistieron en la domesticidad femenina y una separación tajante de esferas públicas y privadas funcionaron como códigos y significados de una diferencia burguesa que la separó de los estratos sociales superiores e inferiores. Es un claro indicador del éxito de este proyecto burgués el hecho que las mismas normas llegaron posteriormente a ser hegemónicas, ahora impuestos sobre, y ahora acogidos por, segmentos más amplios de la sociedad”. (Fraser, 1991).

Basado en el tema de las sociedades patriarcales, el diario público (por no decirlo oficial) El Telégrafo realizó el cubrimiento de la muerte de Karina del Pozo, cuyo fin fue el de construir sentidos enfocados a cuidar el buen nombre del Gobierno en la lucha contra la delincuencia. Las 113 noticias, que publicó este diario entre el 20 de febrero del 2013, fecha en la que se denunció la desaparición de Karina del Pozo y el 20 de abril, cuando se emitió el dictamen acusatorio dentro del proceso en la Fiscalía, fueron enfocadas a denotar una anomalía de comportamientos de los presuntos responsables. Se construyó una campaña para convencer a los jóvenes de que deben cambiar de hábitos y evitar los riesgos. Es decir, hablaban del consumo de licor, de la posible ingesta de drogas en las declaraciones de los implicados, etc. Este discurso se articuló con la idea gubernamental, incluso a nivel editorial, de que los adolescentes deben tener precaución, deben evitar tomar alcohol en exceso y más. No bastó para el Gobierno utilizar la plataforma de El Télégrafo para lograr sembrar esa idea en la opinión pública sino que utilizó otras plataformas para ahondar con un concepto moralista. La Secretaría Nacional de Comunicación, pautó un 'spot' del Gobierno contra del abuso del alcohol en

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64 5 los jóvenes. La cuña mostraba a una adolescente en estado de embriaguez que al final se sube en el auto de unos desconocidos. La idea supuestamente fue concienciar a las personas sobre los "peligros" de "perder el control de tu vida" a causa del alcohol. Sin embargo, el 'spot' fue muy cuestionado, lo que obligó a retirarlo del aire. Surge la duda natural acerca de si el comercial obedecía a la lógica “moralista” coyuntural del Gobierno o de si se trataba de una infeliz coincidencia. Una vez que se retiró del aire el 'spot', el Ministerio del Interior difundió un comunicado en el que contaba lo que hacían para reducir la violencia de género. El ministro del Interior, José Serrano, hizo un plan de medios para decir que el crimen de Karina del Pozo no quedará en la impunidad. El Telégrafo lo editorializó, le dio páginas completas a este discurso oficial. El artículo de Rocío Carpio, con el título Todo lo que te pasa es por tu culpa, por puta , es revelador en cuanto a la construcción que hizo el Gobierno del concepto de violencia y de inseguridad. En ese sentido, Carpio dice: “El riesgo precisamente es ese. Al traducir una dinámica social y trasladarla al plano mediático, que por fuerza, cobra una lógica alegórica, estamos frente a lo que Bourdieu llamó “violencia simbólica”, que entre otras cosas, describe la reproducción del dominio masculino sobre las mujeres. Y aún este spot (el mencionado spot de la SECOM) va más allá del concepto de violencia simbólica, en el sentido de que esa violencia invisible de la que habla Bordieu está siendo evidenciada pero no a modo de denuncia, sino por el contrario, a manera de naturalización del comportamiento masculino y estigmatización del comportamiento femenino” (Carpio, 2013).

El Telégrafo publicó títulos como: “Karina del Pozo intentó defenderse antes de que la asesinaran”, “Dos detenidos relataron cómo asesinaron a Karina del Pozo”, “Autores se lavaron la sangre con licor luego del crimen”, “Una botella de ron fue el pretexto para seguir la “farra”. Jamás en sus titulares, notas ni artículos de opinión, cuestionaron el rol del Estado en la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, sino que construyeron una idea sobre el consumo del licor y la culpa que tienen las jóvenes de exponerse a este tipo de peligros.

Es importante citar la hipótesis principal del estudio realizado por Rosanna Reguillo quien concluye que: “Aquel que controle los miedos y contenga las esperanzas dominará el proyecto social del siglo XXI” (Reguillo, 1998). El debate fue disperso, pero el enfoque que dio El Telégrafo fue el de librar de culpa al Gobierno y condenar ciertas conductas de la juventud con una visión extremadamente conservadora. Reguillo, refiriéndose a los miedos, resalta que: “Los temores finiseculares, algunos objetivos (el aumento de la delincuencia, las expresiones diversas de la violencia, el deterioro ambiental, la falta de empleos, etc.) y otros más producto de ideologías de clase o de grupo (el temor a los homosexuales, a “los pobres” como directamente responsables de los males que aquejan a las sociedades, por ejemplo), están vinculados a un sistema de creencias que hoy se ve tensionado por la existencia de unos medios de comunicación globalizados, que al tiempo que se alimentan del acontecer, proponen claves de lectura de la realidad, operando una mediación que fortalece o debilita el significado propuesto en función de la interacción cara a cara y la experiencia directa, que configura ámbitos de representación e interpretación en virtud de las diferentes identidades sociales en el espacio público, ancladas en matrices socioculturales. Desde estas matrices culturales se elaboran

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65 discursos construidos, cuya función es elaborar una “explicación” plausible del mundo, en relación a los miedos y a las alternativas que cada grupo portador elabora en forma de representaciones para la acción y que nutren a las identidades sociales, al reingresar (en relación al grado de poder implicado) al acervo colectivo –globalizado- por la mediación

3. La manifestación

El 18 de mayo de 2013, se realizó la última marcha relacionada con el caso Karina del Pozo. El objetivo era el de pedir justicia por este y por otros casos de personas desaparecidas y abusadas. La marcha citada en la Cruz del Papá del Parque La Carolina, no contó con tecnológica” . una gran afluencia de manifestantes, tampoco con un cubrimiento destacado En las noticias de El Telégrafo, los térde los medios. Las últimas noticias relaminos que están asociados al caso de cionadas con este caso que, en su Karina del Pozo giran en torno al relato momento, conmocionaron a toda una de los hechos del día de su muerte. Qué ciudad, tenían poca relevancia compapasó antes, dónde estuvo, qué tomó, radas con las primeras noticias, en las qué hizo, el consumo de alcohol, entre cuales se buscaba a una chica desapareotros. El objetivo es escandalizar a sus cida. Un análisis comparativo simlectores pero a la vez ahondar en ple demuestra que la primera el imaginario de la violencia de noticia publicada por el diagénero, con una visión muy La rio El Comercio fue comparticular. Jamás se cuespartida 1.388 veces en la representatividad tiona, por ejemplo, la red social Facebook; la impunidad de otras está muerta, última noticia fue comdecenas de casos simipartida apenas 20 parece ser lares a los de Karina veces. La indignación del Pozo que se redujeque la vida pública colectiva no alcanzó ni ron a notas pequeñas, siquiera la fase propoahora es exigir que no tienen ni seguisitiva, según la teoría miento ni peso. que lo público de generación de la opinión pública escrita sea trasladado de Para Sigmund por Vincent Price. Bauman, “el bien

nueva cuenta

común, está siendo Bauman retoma el tema a los espacios comido por los políticos de lo colectivo y sentencia, ambiciosos y por los ciudapúblicos refiriendose una vez más a danos cobardes, la represenSidney Cooke, que: tatividad está muerta, parece ser que la vida pública ahora es exigir que lo público sea trasladado de nueva “Al carecer de vías de canalización estacuenta a los espacios públicos, no a un bles, nuestro deseo de asociación tiende a grupo específico o de intereses singulaliberarse en explosiones aisladas… y de res” (Bauman, 2001). Pero la pregunta corta vida, como todas las explosiones. es ¿quién o qué determina que un caso Suele ofrecérsele salida por medio de carse vuelva público y otro no? La actuanavales de compasión y caridad; a veces a ción de un actor fundamental, el través de estallidos de hostilidad y agreGobierno. En este caso, el tema se volsión contra algún recién descubierto enevió político, desde el día que José migo público (es decir, contra alguien a Serrano, ministro del Interior, interviquien la mayoría del público puede recono en él. Fue la plataforma perfecta nocer como enemigo privado) (…) El propara impulsar su imagen y a la vez la blema de todas estas ocasiones es que se del Gobierno. En esta estrategia, El agotan rápidamente: una vez que retornaTelégrafo y otros medios públicos y ofimos nuestras ocupaciones cotidianas, las ciales cumplieron un papel fundamencosas vuelven, inalteradas, al mismo sitio tal. Trabajaron con ese norte. donde estaban” (Bauman, 1999, p. 11).

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66 5 Conclusión En menos de dos meses, se pasó de la indignación generalizada a la apatía. El caso, que nació y murió en las redes sociales, escasamente llegó a la fase propositiva. Las propuestas esgrimidas por el público conformado alrededor de este asesinato eran inviables, y, seguramente, eso lo sabían quienes se tomaban el tiempo para escribirlas. Nunca se efectuó un debate alrededor de la implementación de la pena de muerte o la cadena perpetua. No se habló a profundidad acerca de las causas y las consecuencias sociales de los crímenes de femicidio. No se habló acerca del rol del Estado en la seguridad ciudadana. El discurso oficial se fundamentó en una visión conservadora, la cual no se rebatió sino que, al contrario, se reafirmó. Al comienzo, se pudo observar cómo parte de la ciudadanía reaccionó con virulencia en las redes sociales. Quienes comentaban lo hacían plegados a una “buena causa”, no con el fin de buscar soluciones, sino con el objetivo de crear comunidad en torno a fines social y moralmente aceptados. El Gobierno creyó que esos comentarios espontáneos eran una potencial amenaza y actuó con rápidez encausando el caso desde una visión muy conservadora de las relaciones interpersonales, e, incluso, llegó a proponer la Ley Karina del Pozo, proyecto que fue un triste colofón para esta historia, ya que no tuvo cuerpo, ni forma, pero sí un nombre que obedecía a la lógica coyuntural del Gobierno para responder ante una potencial crisis. Finalmente, las marchas convocadas a través de las redes sociales tuvieron una baja acogida y las noticias del caso giraron alrededor de la pena que recibirían los sospechosos de haber cometido el asesinato. Se puede evidenciar claramente la ausencia de espacios para generar debates públicos acerca de problemas que atañen a la comunidad: no lo fueron las redes sociales; tampoco los medios oficiales y públicos, separados cada vez más el uno del otro, esgrimiendo posturas irreconciliables. Tampoco lo fue el espacio físico en el que se reunieron los familiares a protestar, posiblemente ilusionados con llevar algo de la efervecencia manifestada en las redes sociales a las calles. El caso muere con la reafirmación de los valores machistas conservadores. Con la creencia esteréotipada de que la mujer tiene “algo que ver” en los delitos que presentan en su contra. Esta afirmación no necesariamente responde a un debate racional efectuado en la esfera pública. Bien lo diría Bauman: “Las creencias no necesitan ser coherentes para ser creíbles” (Bauman, 1999, p. 9).

En estos días

Estefanía Montalvo, Rafael Castro y Pamela Gaon


67 Citas bibliográficas • • • •

• •

Price, Vincent (1992). Opinión Pública. California, Sage Publications. Bourdieu, Pierre (1972). La Opinión pública no existe. Les temps modernes, no 318. Bauman, Zygmunt (1999). En busca de la política. Buenos Aires, Fondo de cultura económica de Argentina S.A. Fraser, Nancy (1991). Repensar el ámbito público: una contribución a la crítica de la democracia realmente existente. Cambridge, Habermas and the Public Sphere, Ed. Craig Calhoun. Igarza, Roberto (2009). Burbujas de ocio: Nuevas formas de consumo cultural. Buenos Aires: La Crujía Ediciones, 2009. Carpio, Rocio (Tomado el 7 de junio del 2013). Todo lo que te pasa es por tu culpa, por puta. (http://elecuatoriano.net/2013/03/25/ecuador-todo-lo-que-tepasa-es-tu-culpa-por-puta/) Renguillo, Rosa (1998). Imaginarios globales, miedos locales: la construcción social del miedo en la ciudad. Ponencia presentada en el IV Encuentro de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación. ALAIC en 1998.

El caso Karina del Pozo

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Vargas Llosa: catedral de la palabra Juan Carlos Moya* Fecha entrega: 2014-01-14 • Fecha aprobación: 2014-02.14

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uando estreché la diestra de don Mario Vargas Llosa —esa mañana opaca de un año feliz y casi olvidado— dudé de la fuerza de los cinco nudillos, del peso de la carne de su mano que al tacto era blanda y suave, y que, ahora, el tiempo había manchado con unas pecas que se movían sobre la piel como pequeños lagos de arena. “Buenos días, es un placer”, dijo con su mirada todavía viva y llameante, como la de un joven limeño dispuesto a encarar el diálogo, la arremetida inesperada de un extraño, sacudiendo con suavidad el brazo para que el saludo pase breve pero cortés, seco pero firme, distante pero dispuesto a ser generoso.

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Juan Carlo s M oya, es escritor y periodista ecuatoriano. Autor de la novela «Caballos en la niebla» y del libro de cuentos «Un sueño es un pez pardo». Premio Nacional de Periodismo Jorge Mantilla Ortega, primer lugar, por el conjunto de crónicas titulado: «El oficio de vivir». La Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano le hizo merecedor de una beca de estudios con Ryszard Kapuscinski, en Buenos Aires. Ha trabajado en prensa, radio y televisión. Actualmente se halla culminando su segunda novela. Correo: cielobuenosaires@gmail.com • skype: juancarlos.moya • facebook: https://www.facebook.com/juancarlosmoyaescritor.

Vargas Llosa: catedral de la palabra

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70 5 Y sosteniendo su mano —durante breves segundos que se hicieron largos como los siglos— mientras don Mario Vargas Llosa me ofrecía su sonrisa franca y pulida con buenos modales londinenses, recordé el puñetazo que de su coraje fue a parar en el ojo pícaro y tropical de Gabriel García Márquez, su, hasta ese momento, mejor amigo. La mano que me saludaba, mientras afuera el cielo de Quito era tan sucio como el de Lima, se había hecho puño en México —era 1976— y había golpeado de lleno a Gabo, picaflor costeño que no dudaba en seguir las faldas desprevenidas, como los perros siguen un hueso. “Por lo que le hiciste a Patricia”, dicen que dijo Vargas Llosa, los testigos que nunca faltan para desfigurar los hechos con sus propias palabras. Solté la mano de Marito, como le dicen sus allegados, y la suavidad de un pañuelo que se pega a la palma me hormigueó la piel. El fotógrafo mexicano Rodrigo Moya hubo de registrar, ese año, con su cámara, el ojo morado de Gabo y la nariz en forma de pera lastimada en el tabique. En aquella fotografía que un día publicó el New York Times, con la acostumbrada desfachatez del escritor colombiano, aparece él con una sonrisa que curva su mostacho socarrón, posando risueño para la posteridad y el pugilato literario. Entonces todo se me hizo un nudo en la memoria, quizá la sonrisa del colombiano se me hizo afrentosa, y no pude más que preguntar, minutos después de iniciada la plática, Don Mario, ¿le volvería a pegar a García Márquez? Hubo un silencio. Uno de esos silencios que se abren en la tierra para dictar el fin del mundo. Algo tembló en la respiración del escritor peruano.

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Juan Carlos Moya


71 “No hablo sobre ese asunto”, me dijo finalmente, conservando la calma y sus ojos arianos (Mario nació un 28 de Marzo) se encendieron como el fuego, pero ya era un fuego frío, cortante como el hielo que quema. Y vi su semblante enmudecer con pesadumbre, los vientos que soplan con violencia sobre los picos de los Andes sacudieron su mirada. Él sabía que desde ese día había perdido a un amigo. Gabo y Marito: dos premios Nobel tan solo separados por un pedacito de tierra llamada Ecuador.

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Pedro Jorge Vera el cronista que luchó contra las injusticias del poder Gabriel Flores Flores* Fecha entrega: 2014 -03-11 • Fecha aprobación: 2014-03-11

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l caótico 1914 fue el escenario de su nacimiento. Mientras en Europa iniciaba la Primera Guerra Mundial, en el país Leónidas Plaza Gutiérrez, un presidente de corte liberal, cedía a Colombia territorios que iban desde el río Caquetá hasta el Putumayo. Hijo de Alfredo, abogado, y de Leonor, nieta del erudito José Plutarco Vera, primer director de la Biblioteca Municipal de Guayaquil. Sus padres decidieron llamarlo Pedro Jorge. Un niño de semblante tímido que encontraría en los libros un refugio pero también un aliciente para la vida. Durante sus años de educación básica peregrinó por algunos colegios: Tomás Martínez, Guayaquil, Vicente Rocafuerte… En este último dio sus primeras luchas sociales y se manifestó a favor de la salida del rector Abel Gilbert Pontón. *

Gabriel Flores Flores, Periodista. Estudió en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador. Sus microcuentos se han publicado en la revista infantil Súper Pandilla y otros se alojan en su blog Cuenteandoando. Actualmente es coordinador de Hoy Domingo, la revista de Diario Hoy.

Pedro Jorge Vera el cronista que luchó contra las injusticias del poder

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74 5 Los primeros textos que leyó tenían una vena política. De la mano de Joaquín Gallegos Lara conoció el comunismo. La lectura devino en la escritura. Pedro Jorge Vera se hacía cargo de sus textos iniciales. Logró un espacio en el ‘Estudiantil’, el periódico del Vicente Rocafuerte. Sin embargo, su gusto por las letras, que por esos años iba en constante crecimiento, sufrió su primer revés. Fue expulsado del colegio. Apenas consiguió graduarse, decidió autoexiliarse de su natal Guayaquil y viajar por primera vez a Quito. En la capital ya vivía Alfredo, su hermano mayor, quien trabajaba como taquígrafo en el Congreso. Por esos años, pisó por primera vez la Universidad Central del Ecuador. El punto de partida fue la Facultad de Jurisprudencia. Allí estudió por unos años pero su batalla por la militancia política y social resurgió. Formó parte del Frente de Defensa y al poco tiempo dejó la casona universitaria para dedicarse de lleno al quehacer político. Su bandera de lucha fueron los poemas, cuentos y versos que escribía a favor de los más necesitados. De a poco se fue relacionando con las voces literarias de su época: Augusto Sacoto, Ignacio Lasso, Alejandro Carrión… Con este último, años más tarde, emprendería un exitoso proyecto periodístico. Sin empleo y agobiado por las presiones políticas, decidió regresar a Guayaquil. Su primer trabajo en un medio de comunicación fue como traductor de telegramas en El Universo. Al mismo tiempo se convirtió en corresponsal del ‘Zumbambico’, un semanario que se editaba en Quito. Su columna llevaba el nombre de Sketchs del Puerto. Las luchas sociales de finales de los años treinta afinaron su pluma. En 1937, la Guerra de las Cuatro Horas lo inspiró. Escribió un poemario en honor a Jaime Zambrano, un joven que murió en las calles luchando contra la fuerza policial. Junto a Alfredo Pareja Diezcanseco editó el semanario de corta

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data España Leal. Por esos años aparece su cuento ‘Hacia la escuela’, la historia de un niño que es apresado y que luego se convierte en delincuente. En 1940 viaja a Santiago de Chile. Allí conoció a Ena Alarcón, su primera esposa, con quien tuvo tres hijos. Años más tarde, regresó a Guayaquil y participó en la insurrección popular del 28 de mayo de 1944. Al siguiente año, se instala como secretario de la Asamblea Nacional Constituyente. Era el gobierno de María José Velasco Ibarra. La pluma de Vera se volvió más mordaz, balas de literatura en contra de la desigualdad, los ostentadores del poder y de la injusticia social. El fuerte de su trabajo periodístico inicia en 1958. En su reencuentro con Alejandro Carrión funda la revista ‘La Calle’. En este espacio Pedro Jorge se valió de la crónica para hacer contrapeso al régimen dictatorial que vivía el país. Su motivación siempre estuvo clara. Él era un hombre de izquierda, una voz que con el tiempo se convirtió en un letal adversario de los poderosos de turno. Entre sus hazañas periodísticas se cuenta la audiencia privada que tuvo con Ernesto de la Serna, ‘El Che’, en 1960, durante uno de sus tantos viajes a Cuba. Ese mismo año disolvió su sociedad con Alejandro Carrión por diferencias políticas que le resultaban insalvables. Él se decantó por el binomio presidencial de Parra mientras que Carrión por el de Galo Plaza. La revista de izquierda ‘La Mañana’ fue su siguiente proyecto periodístico. Para esta publicación contó con la ayuda de uno de sus buenos amigos, el lojano Benjamín Carrión. Los primeros números del semanario fueron impresos en la imprenta del Partido Comunista. Después de Cuba vinieron los viajes a China y a Rusia. Sendas entrevistas a Mao Tse Tung y Nikita Jrushchov fueron parte de su itinerario de viaje. Por esos años comienza a impartir su primera cátedra: Práctica periodística en la Escuela de Ciencias de la Información en la Universidad Central.

Gabriel Flores Flores


75 A inicios de la década de los setenta, funda ‘Ecuador 70’, un espacio periodístico que duró dos años. Luego de su exilió en Chile pasó unos meses en prisión por obra del gobierno de Velasco Ibarra. Su incesante lucha social y la represión por parte de los que estaban en contra del pueblo, se radicalizó. Se separó de la cátedra universitaria en 1984. Tenía 70 años y la Unión Nacional de Periodistas decidió rendirle un homenaje por su innegable aporte al periodismo nacional. Si Pedro Jorge viviera, sus textos estarían incluidos en las populares antologías de la crónica Sudamericana. Sus columnas de opinión en diarios de Quito y Guayaquil y libros, tan insignes como El pueblo soy yo y El destino, dejan ver su tenaz arremetida contra el capitalismo y sus maniqueas formas de explotación. Sus colegas y alumnos lo recuerdan como un marxista comprometido. Un hombre de época que se propuso develar los juegos de la oligarquía. Con pipa en mano y soltando ‘carajos’ por todas partes, Pedro Jorge siempre fue un hombre enérgico y de pensamientos lúcidos. Quizás el haber nacido en ese caótico 1914, lo marcó desde el vientre materno…

Novelas • • • • • • • • • • • •

Los animales puros (Buenos Aires, 1946) La semilla estéril (Quito, 1962) El pueblo soy yo (Buenos Aires, 1976) Tiempo de muñecos (Quito, 1980) Las familias y los años (Madrid, 1982) El destino (Quito, 1984) Por la plata baila el perro (Quito, 1987) Este furioso mundo (Quito, 1992) Narrativa escogida (Quito, 1995) El asco y la esperanza (Quito, 1997) El cansancio de Dios (Quito, 1997) El tiempo invariable (póstumo) (Quito, 2000)

Poesía • • • • •

Mujer del mar (Guayaquil, 1930) Nuevo itinerario: poemas - 1934/1936 - (Quito, 1937) Romances madrugadores (Guayaquil, 1937) Túnel iluminado (Quito, 1949) Versos de hoy y de ayer (Guayaquil, 1979)

Teatro • • • •

El dios de la selva (Quito, 1943) Hamlet resuelve su duda (Quito, 1952) Teatro (Quito, 1956) Luto eterno (Quito, 1962)

Cuento • • • • • • • • • • •

La guamoteña (México, 1947) Luto eterno (Guayaquil, 1953) Un ataúd abandonado (Quito, 1968) Los mandamientos de la ley de Dios (Quito, 1972) Cuentos escogidos (Guayaquil, 1976) Jesús ha vuelto (Quito, 1978) Nada más que cuentos (Quito, 1979) ÁAh los militares! (Quito, 1985) Cuentos duros (Quito, 1990) La muerte siempre gana (Quito, 1995) Doce cuentos de la historia (Quito, 1997)

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VII Congreso Internacional Chileno de Semiótica Valdivia - 13, 14 y 15 de octubre 2011 Ileana Almeida • Julieta Haidar* Fecha entrega: 2014 -01-20 • Fecha aprobación: 2014-02-19

Simposio: Semiótica de la Cultura: La Escuela de Tartu”

Ponencia: Lo simbólico en “La Teta Asustada”: el miedo y la pérdida del alma *

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Ileana Almeida, Máster en Filología, Moscú, 1967. Licenciada en Lengua Castellana y Cultura Ecuatoriana, Quito, 1968. Ha sido investigadora invitada por la Secretaria Lingüística del Gobierno Vasco y ha coordinado en Ecuador la investigación LAUTONOMY, patrocinada por la Unión Europea. Ha participado como ponente en varios simposios nacionales e internacionales. Ha publicado varios libros, capítulos y artículos en Ecuador, y en la UNESCO. Con su libro, Historia del Pueblo Kechwa, 1999, ha recibido un premio de la Universidad Central del Ecuador. Ha publicado, entre otros artículos, «Bilingüismo y bilculturismo en conflicto», UNESCO, Quito, 1990; «Situación lingüística en el Ecuador», Unión Latina—UNESCO, 1993; «Autonomía Indígena frente al Estado-Nación y la Globalización» (en coautoría con Lautaro Ojeda y Nidia Arrobo), Editorial Abya— Ayala, 2005. Julieta Haidar, Titular, Profesora–investigadora de tiempo completo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la División de Posgrado, Posgrado en Antropología Social. Coordina la Línea de Investigación Transdisciplinaria de Análisis del Discurso y Semiótica de la Cultura, así como el Cuerpo Académico y el Seminario Permanente de Análisis del Discurso y Semiótica de la Cultura. Ha publicado 3 libros; ha editado y compilado varios libros colectivos y antologías. Ha publicado capítulos de libros y de artículos en varios países, como México, Canadá, Brasil, República Dominicana, Puerto Rico, Ecuador, España, Estonia, Italia. Es miembro de varias Asociaciones y Redes Académicas nacionales e internacionales, relacionadas con las Ciencias del Lenguaje, como las de Análisis del discurso, Semiótica General, Semiótica de la cultura, Semiótica Visual.

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78 5 (DIA 30 SEPTIEMBRE 2011/ 1 OCTUBRE) Introducción El título mismo de la película, ‘La teta asustada’ constituye una excelente metáfora de la cultura quechua, pero que implica una competencia cultural para comprenderla y evitar el rechazo que se produce en varios niveles sociales, Además, es importante señalar los problemas de la traducción cultural/.transcultural que existe de manera continua, lo que se profundiza cuando se utilizan tropos, como esta metáfora. En la lista de algunas traducciones del título, que ilustramos, se observa que no consideran el sentido metafórico y producen otros totalmente alejados; son muy pocos lo que conservan su sentido original: • • • • • • • • • • • •

The Milk of Sorrow (La leche de la tristeza) (INGLATERRA) Aci süt (Leche ácida) ( TURQUIA) Eine Perle Ewigkeit (La perla de la eternidad) y Faustas Erwachen (El despertar de Fausta) (ALEMANIA) Fausta (FRANCIA) Faustas pärlor (Las perlas de Fausta) (SUECIA) Fausta perler (Las perlas de Fausta) (DINAMARCA) Gorzkie Mleko (Leche amarga) ( POLONIA) Il canto di Paloma (El canto de la paloma o La leche del sufrimiento) (ITALIA) A Teta Assustada (La Teta Asustada) BRASIL To gala tis thlipsis (La leche de la tristeza) GRECIA (La leche de la tristeza) CHINA La lakto de sufero (La leche del sufrimiento) ESPERANTO

Símbolos, cultura, polisemia En esta ponencia, nos proponemos realizar un análisis semiótico del mundo simbólico peculiar presente en esta película de la directora peruana Claudia Llosa, en la cual se descubre el universo indígena de las zonas altas del Perú, invisible desde hace siglos para una sociedad ideológicamente heredera de la Colonia. En este filme se puede constatar la transculturalidad de dos semiosferas que se enfrentan: la cultura ancestral quechua y la occidental globalizada. A estos procesos, se añade la heterogeneidad de la cultura peruana que genera un continuum conflictivo entre la aceptación y el rechazo. Antes de iniciar el análisis, es necesario reconocer que la película tanto por sus cualidades estéticas, como por su nominación al Oscar ha sido muy estudiada, analizada, criticada. Sin embargo, en esta ponencia, vamos abordarla desde otras perspectivas analíticas, evidenciando la presencia tangible de la cultura quechua, conservada por la memoria de la cultura que logra vencer la dominación de siglos. Es por esta memoria de la cultura, que los símbolos son recuperados con varios sentidos, su carácter polisémico, lo que permite múltiples interpretaciones, análisis y distintas miradas semióticas. En la película, emergen distintos símbolos de las dos semiosferas nucleares (Cf. Lotman varios textos), y el percurso narrativo principal se desarrolla en torno a la protagonista y al miedo, al cual se articulan los símbolos condensadores. Entre estas dos semiosferas, se contrastan distintos códigos culturales, entre los cuales se

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79 generan posibilidades e imposibilidades de traducción. En casi todos estudios de la película, se analiza lo simbólico, dimensión fascinante en la producción de los sentidos. En esta ponencia, vamos abordar la producción sígnica fundamentalmente desde la cultura quechua, enfocándonos en cuatro núcleos simbólicos: • • •

La papa: símbolo condensador de la semiosfera quechua La semiótica del miedo y la pérdida del alma Lo simbólico en el continuum vidamuerte Los cronotopos espaciotiemporales

En los cronistas, se encuentra que la mashua era utilizada por el ejército inca para aliviar la ansiedad sexual, por lo cual se obligaba a los soldados a llevar enormes cantidades de ‘chuño’ (papa desahidratada), de mashua, para evitar violaciones, y para que los soldados se olvidaran de sus mujeres. Temporalmente, los hombres se volvían “urwa” o árboles sin frutos. Lo anterior explica buena parte del simbolismo que se desarrolla en la película en torno a la papa, utilizada por la protagonista para evitar la violación.

La papa alimento fundamental de los Andes, y originaria de esta región, contiene los anclajes para constituirse en el símbolo central de la película, por tanto con todos sentidos.

Esta característica es importante mencionarla porque ya era conocida por los incas, y quizás por grupos anteriores, lo que conlleva a reconocer los avanzados procesos cognitivos que pudieron desarrollar y que se encuentran en la actualidad. En efecto, resulta sorprendente que esta propiedad, ya conocida en la época del Tawantin Suyo, sea corroborada por los análisis modernos que comprueban que la papa disminuye la producción de la testosterona y por lo tanto inhibe la potencialidad masculina.

En el percurso narrativo de la protagonista, por lo tanto, la papa se destaca como un símbolo condensador, en torno al cual circulan varios sentidos. En primer lugar, queremos mencionar la característica anafrodisíaca de la papa y de sus variantes (principalmente la ‘mashua’, tipo de la familia de este tubérculo), que baja la producción de las testosteronas, aunque en la película esta propiedad de la papa se percibe solo indirectamente. De este modo, la costumbre de introducirse una papa en la vagina, no es solamente una manera mecánica de obstruir la penetración masculina, sino que se conjugan dos rutas de sentido: la papa física que obstruye y la cualidad anafrodisíaca de la misma, lo anti-sexual.

El símbolo de la papa tiene su centralidad en el uso que le da la protagonista, al colocarla en la vagina, centralidad de la sexualidad femenina, para evitar la violación; sin embargo, es notable que la papa retoña, logra germinar en la vagina de Fausta, con lo cual se produce el continuum infertilidad/ fertilidad: infertilidad artificial de Fausta, fertilidad natural de la papa. Este símbolo vuelve a aparecer en uno de los matrimonios, cuando se pela la papa para probar si se logra sacar la cáscara entera: si esto ocurre, es un símbolo de buena suerte para los novios. La gran carga simbólica condensadora de la papa vuelve en la imagen final de la película: la maceta con papas y con sus flores: la escena final junta Fausta con este sím-

La papa: símbolo condensador de la semiosfera quechua

La papa se destaca como un símbolo condensador, en torno al cual circulan varios sentidos

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80 5 bolo, pero la narración visual, el movimiento lento de la cámara es desde las flores hacia las papas. Esta orientación visual proporciona un sentido importante a las flores como símbolo de vida, de la esperanza. En la narración fílmica, la primera escena de la muerte-vida se contrapone con la última: la vida florecente.

La semiótica del miedo y la pérdida del alma Aunque conocemos mal las creencias conservadas entre los quechuas de las zonas montañosas, las alusiones que se hacen en la película al alma, nos lleva a entender que el pensamiento quechua todavía tiene presente el mundo como totalidad. No se diferencia lo natural de lo sobrenatural, entre ellos no hay necesidad de resolver la oposición existente en occidente, porque no hay ruptura, sino continuidad. En la semiosfera quechua, lo sagrado tiene un estatuto totalmente distinto de la semiosfera sagrada que impone la Iglesia Católica, en la cual el alma tiene alcances y concepciones muy distintas. En relación al alma, existen sentidos peculiares en la cultura quechua porque se creía, se cree que los hombres, los animales, las piedras, las plantas estaban “animados” (concepción compartida por muchas culturas ancestrales). La parte visible del alma era percibida sutilmente porque estaba hecha de aire que se movía. Era un principio autónomo activo, que tenía gran influencia en la persona. De acuerdo con Spirkin (1965: 242), filósofo materialista el animismo cons-

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tituye un grado superior de la personificación de la naturaleza por el hombre. En la película, el alma se comporta de forma independiente de la persona, y expresa las finas redes y las normas culturales reguladoras de una semiosfera distinta a la occidental. El concepto de alma ha ido cambiando radicalmente en el tiempo. Ahora se la concibe como sinónimo de espiritualidad y hasta de conciencia, pero en las culturas ancestrales era considerada como un objeto material. “Cuando la capacidad del hombre para la abstracción se elevó a un nivel cualitativamente nuevo, los hombres comenzaron a pensar la causa de las cosas en abstracción de las mismas y considerándolas como poseedoras de un alma, la cual, teniendo razón, voluntad y actividad, dirige los objetos y fenómenos de la realidad. En este nivel, la cosa en calidad de fetiche ya no se representa como residencia inalienable de la fuerza sobrenatural, sino como medio de manifestación de su objetivo”. (Spirkin 1965:242). “En la cuestión sobre el origen del animismo deben distinguirse estrictamente dos aspectos: por un lado el material que había servido para la creación de ese ente imaginario, y por el otro las causas del surgimiento de esa creencia”. Spirkin 1965: 242. En este sentido, la fuente básica del surgimiento del concepto del alma fueron las múltiples observaciones de fenómenos naturales como los sueños, desmayos y la muerte. Impotente para dar una explicación satisfactoria a los pasmosos cuadros oníricos emocionantes y misteriosos, el hombre ancestral

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81 los interpretaba como efecto de la actividad de entes especiales, almas o espíritus. Entre los incas, igual que en entre los aztecas, se consideraban a los sueños un verdadero viaje del alma, fuera del cuerpo, en el curso del cual el hombre podía conocer el futuro y recibir las advertencias divinas. (2008 J.-M. G.Le Clezio. El sueño Mexicano o el pensamiento interrumpido. Fondo de Cultura Económico , México, pag. 184). En los comienzos, el alma se consideraba como un algo asequible para la contemplación sensorial. Con el surgimiento de las representaciones anímicas, el mundo real se iba dividiendo en la conciencia del hombre en dos principios opuestos: el uno sensorialmente concebible, visible, natural, y el otro oculto, de los órganos de los sentidos, interno, sobrenatural, aunque no carente de envoltura material (Spirkin 1965) En F. Nanse ), “Los esquimales, por ejemplo creen que el alma es autónoma y parcialmente independiente del cuerpo. Si el hombre se va de peregrinación el alma queda en casa y es la que produce nostalgia. El alma se la puede perder y a veces la roban los magos. ((F. Nanse, En el extremo Norte, La vida de los esquimales”. En la cultura quechua, como se han mencionado, las piedras, los montes, las plantas y los animales de acuerdo a normas antropomorfas, están animados, poseen un principio especial activo y autónomo como se ve en la película. El alma abandona a Fausta y la persigue y acosa, por esta razón Fausta debe siempre caminar junto a la pared, para evitar que el alma se le aproxime. En la película, el alma en la semiosfera quechua devela un mundo desconocido que está situado a la par de lo conocido (el sangrado por la nariz) y que solo se puede explicar a partir del miedo por haber mamado de la leche de la madre violada. El alma abandona el cuerpo de Fausta, es el terror transmitido por la madre la causa para que el alma abandone su cuerpo y lo que origina la enfermedad de ‘la teta asustada’), lo que explica la ligazón de la pérdida del alma con el miedo. Como se ha expuesto, en las dos semiosferas, las cosmovisiones acerca del alma son totalmente distintas. En la quechua, el alma es una parte fundamental del ser, es autónoma y puede perderse; el alma ‘nuna’ vuela del cuerpo y se aloja en unas piedrecitas de la montaña.) El alma es una cosa asequible para la contemplación sensorial de la persona, y es necesaria para conservar la salud y la vida, si el alma huye, la persona se enferma de miedo. Ante este fenómeno trágico, que puede causar la muerte existen rituales para recuperar el alma (que no aparecen en la película, pero que se conocen por múltiples investigaciones) De manera intrínseca, la pérdida del alma se relaciona directamente con el miedo, para el análisis del cual vamos utilizar los aportes de Iuri Lotman, en la Semiótica del Miedo (2008), inicio del artículo, pag.5. Este autor plantea que el miedo es una creación cultural, más que biológica, aunque nosotros creemos que en el miedo exista también un soporte biológico. Siguiendo con la propuestas de Lotman, es

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82 5 importante destacar que existen varios tipos de miedo, que se expresan en Fausta: miedo a la violación, miedo a lo extraño, miedo a la ciudad, a la gente. La conciencia de Fausta corresponde a normas socioculturales, pero al mismo tiempo también a la dimensión subjetiva individual y concreta de su historia de vida. En otras palabras, la naturaleza social de la cultura se refleja en una serie de sistemas de conceptos, términos, creencias, mitos, ritos, pero además, la cultura quechua por su peculiar comprensión de la realidad, por su memoria colectiva cultural guarda elementos ancestrales que conviven con los contemporáneos. En relación a Fausta, es sumamente interesante observar como se materializa la dimensión emocional en sus prácticas, realmente es una vivencia de las emociones totalmente distinta de occidente. Entre estas emociones bloqueadas, está el miedo. Lotman propone que en los momentos agudos de tensiones, de crisis en el desarrollo de la humanidad, una de las emociones más intensas es el miedo. En estos momentos, se evidencian mecanismos socio-culturales que estaban ocultos, lo que plantea abordarlos desde la dimensión psicológica, como semiótica op.citada). En consecuencia, el examen de los mecanismos semióticos que se actualizan en una sociedad con miedo, interesa no solo por el análisis de este fenómeno, sino también para abordar desde este ángulo un mecanismo de la semiótica de la cultura: “Al examinar la sociedad que se vuelve víctima del miedo masivo, diferenciamos dos casos: 1) La sociedad se halla bajo la amenaza de algún peligro evidente para todos (por ejemplo la “muerte negra”_ una epidemia de peste_ o la irrupción de los turcos en Europa).En este caso, la fuente del peligro es visible, el miedo tiene destinatario “real” y el objeto que lo provoca es el mismo tanto para su propia víctima como para el historiador que estudia la situación. 2) De la sociedad se ha apoderado un acceso de miedo cuyas causas reales están ocultas de ella misma (a veces ocultas también del historiador, que se ve obligado a recurrir a investigaciones especiales para revelarlas). En esta situación surgen destinatarios mistificados, construidos semióticamente: no es la amenaza la que provoca el miedo, sino el miedo el que construye la amenaza. El objeto del miedo, es una construcción social, un producto de los códigos semióticos con ayuda de los cuales un socium se codifica a sí mismo y al mundo que lo rodea. Precisamente estos casos son para nosotros particularmente indicativos.” Lotman, Inicio del artículo, pag.5. La división que hace el autor es particularmente adecuada al examen del miedo que analizamos en esta ponencia. En la película, podemos distinguir dos tipos: 1) el terror, como amenaza de un peligro evidente para todos los campesinos conminados por los grupos armados de Sendero Luminoso, hombres fanáticos, que generan formas de violencia masiva, que utilizan formas de terror contra campesinos indefensos que sin posibilidad de enfrentar a sus ataques huyen de las zonas amenazadas en los momentos de masacres ocurridos en el momento de ocupación a los territorios comunales y 2) El miedo de Fausta que es diferente, porque hay que abordarlo desde una perspectiva histórica y dentro de la cultura quechua que guarda la creencia de espíritus, que pueden comportarse benéfica o maléficamente. En la película se entiende

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83 que el alma provoca comportamientos negativos, intimida, crea incertidumbres., Fausta se siente amenazada por el alma que es algo finamente perceptible, casi intangible, siente un miedo sagrado frente a esta fuerza que le puede hacer daño. El alma es aire y la pared no la deja pasar, y por esto no hay que alejarse de ella. La compañía de parientes y de su amigo jardinero que habla quechua como ella, mitiga el miedo. El miedo al final resulta pasajero, Fausta consigue un alivio psíquico se siente más segura, más tranquila como resultad de su propio proceder en su vida.

Lo simbólico en el continuum vida-muerte Lo simbólico en el continuum vida-muerte, pensado desde la recursividad, implica vidamuerte / muertevida generando concepciones muy distintas de la semiosfera occidental. La memoria de la cultura quechua conserva múltiples ritos relacionados con esta recursividad del continuum, como ocurre en la primera escena de la película con la madre de Fausta que está moribunda, y canta. La película inicia con la escena de la agonía de la madre, con una excelente construcción estética, en la cual se destaca la oscuridad, ligada a la muerte, y el rol del canto para dar fuerza al relato. Esta escena constituye un cronotopo del recuerdo, según el pensamiento de Mijaíl Bajtin, (FECHA), el tiempo y el espacio están inseparables en estos momentos. Imágenes del horror de la violencia desatada por el Sendero Luminoso entre los campesinos quechuas del Perú, son evocadas. Se enfoca el rostro de la anciana que agoniza en su lecho y que testifica entre el canto y el llanto su violación que no respetó ni siquiera su embarazo y el asesinato de su marido. A través de las imágenes y el canto sentimos su conmoción espiritual, una tristeza ancestral, para siempre. Es un testimonio y una confesión. Aun en este momento no se pierde el sentido quechua del espaciotiempo juntos, un cronotopos que sitúa el pasado adelante, porque es lo que se ha visto. La madre sabe que se está muriendo porque ya no puede ver sus recuerdos, ejemplo claro de la lógica de lo concreto, no puede verlos porque se desconecta de la vida. Fausta hereda el horror a la represión militar, a la muerte y a la violación y expresa el miedo cultural quechua, donde la delimitación entre la vida y la muerte, la persona y el alma están vagamente delimitadas, muy diluidas. La personaje siente que por haber mamado del pecho de su madre, violada y aterrorizada durante el embarazo, sufre de la enfermedad ‘la teta asustada’, por lo cual su alma se ha escapado. La intensidad de la narración crea una situación extrema entre la madre y la hija, intensidad que se repite en muchos pasajes de la película. En relación a la muerte, se destaca otra dimensión simbólica importante, la presencia de la momificación de los cadáveres, práctica empleada todavía en la actualidad. Por la memoria de la cultura, existe la misma creencia de la época incásica de que la momia conserva una cierta vida, en un nivel de realidad distinto, que le permite participar de la experiencia cotidiana de sus familiares, por lo

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84 5 cual pueden ser tratados como miembros vivos de la comunidad. Como mencionamos, la frontera entre vivos y muertos se desdibuja.

compartir con ella esta experiencia intensa. Esta es otra escena, donde lo impreciso de la delimitación entre la vida y la muerte se manifiesta.

En la película, vemos que el cuerpo momificado de la madre yace rígido amortajado en telas de algodón, debajo de la cama como en la época de la alta cultura quechua, y tal vez antes, en culturas que la precedieron, en la que se momificaban a los muertos. La madre es una muerta con vida, creencia inconcebible para la cultura occidental moderna. La relación con la vida es que los familiares conviven con la momia, e incluso es simbólica la escena cuando en lugar de la madre momificada, se coloca el vestido de novia, símbolo de la vida.

(Las momias de los Incas momificados se conservaban en el principal templo del Cusco, el Cori Cancha. Se les adjudicaba personas que debían cuidarlas y servirlas. En las fiestas principales se las sacaba a la plaza principal, Kusi P’ata y eran rodeadas por miembros de su panaca. Las momias participaban del estatus social de los otrora soberanos Incas y proporcionaban a su pueblo fuerza ancestral y sentido de protección) Como se ha observado, el canto tiene varias funciones en la cultura quechua, lo que se materializa cuando canta la madre moribunda, para relatar las atrocidades, cuando canta Fausta para alejar el miedo, para olvidar. Y el canto, que crea el puente con la otra semiosfera, adonde se traduce con otro sentido totalmente distinto. Cuando la patrona roba la canción y triunfa, sin cumplir el pacto con Fausta.

Y el canto, que crea el puente con la otra semiosfera, adonde se traduce con otro sentido totalmente distinto. Los cronotopos espacio-

Fausta consigue el dinero para llevar a su madre al pueblo donde nació, como le había prometido, y es sólo por esta promesa que trabaja en otro espaciotiempo, perteneciente a otra semiosfera, en donde las perlas dialogan simbólicamente con la papa. Varias escenas muestran las perlas del collar que fueron prometidas por cada canto de Fausta. La patrona sin embargo roba la canción de la Sirena y la Quinua, triunfa en el teatro y rompe el trato de las perlas. En la película, no queda claro como Fausta regresa a la mansión recupera algunas perlas, con las cuales puede enterrar a su madre. Pero antes, ocurre la ruptura con el miedo, cuando pide que le saquen la papa de la vagina.

Escena dramática de liberación. En el percurso para enterrar a la madre, pide detener la camioneta, y carga el cuerpo momificado de su madre para que ella mire el mar. Le habla como si estuviera viva y quiere

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tiemporales de las dos semiosferas Como se ve en la película, el terrorismo causado por Sendero Luminoso obligó a una gran cantidad de la población quechua de las comunidades andinas a tomar la decisión de abandonar sus tierras y buscar refugio en los Pueblos Jóvenes que se aglomeran en las afueras de Lima. En estos espacios, los migrantes encuentran seguridad, y al mismo tiempo comienzan a rehacer su vida, y están constantemente interactuando con el resto de peruanos pobres que también habitan estos barrios. La cultura en estos espacios se muestra en extremo heterogénea.

Ileana Almeida • Julieta Haidar


85 Algunos migrantes, como Fausta, retienen rasgos culturales de las comunidades, como cuando habla en quechua con su amigo jardinero para rescatar su identidad, y en su lengua materna cuenta sus historias, sus pesares, sus ilusiones. Otros habitantes migrantes van perdiendo paulatinamente sus peculiaridades culturales y van aceptando prácticas de la cultura occidental y globalizada, imágenes, sonidos, bailes, fiestas que en la película frecuentemente se percibe como nuevos códigos, productos de recientes traducciones culturales, pero que guardan todavía la dimensión estética quechua. Contribuye a la heterogeneidad, la diversidad entre generaciones, el tiempo transcurrido desde la llegada a la ciudad, la influencia de la familia, el paso de agricultores del campo a jardineros de la ciudad etc. A pasos lentos van construyendo su ciudad con materiales baratos, ventanas sin vidrios, calles trazadas al azar, carencia de agua corriente, criaderos de palomas en las casas, se organizan fiestas de matrimonio como se han visto en las ciudades en las revistas de modas, se aprovecha la fosa cavada por el tío para depositar a su hermana para utilizarla como piscina. La prima de Fausta exige para su vestido blanco de novia una enorme cola de tela, los jóvenes dejan sus vestidos indígenas y optan por las modas citadinas. Los objetos se apropian de otros espacios, se resemantizan, los muebles de la sala y comedor están en el patio, en esta zona donde muy rara vez o nunca llueve, el paisaje se vuelve simbólico. Todo remite al sistema visual de un realismo mágico. Las imágenes de los objetos y las personas de los barrios se ven rodeados por una zona desértica en la que la interminable escalera une/desune a las dos semiosferas y subraya el sentido surrealista de las escenas. En los Pueblos Jóvenes está, pero modificado el cronotopos quechua. El mercado constituye un espacio también simbólico, que sirve de enlace, pero que rodea la antigua casa-hacienda, símbolo de la semiosfera occidental. En esta casa, el cronotopos espaciotemporal es particularmente marcado: el tiempo ha pasado lentamente, los espacios y la decoración responden a reglas de una vida pasada de opulencia, muchos objetos son coloniales, el piano se vuelve un símbolo de status. El gran portón de la casa divide claramente los dos mundos, el uno bullente y ruidoso, el otro silencioso y decadente, habitado por una mujer rica, artista decadente que ha perdido su inspiración, que se simboliza por el piano arrojado y roto. Al final, el triunfo-simulacro con la canción de Fausta, la periferia va al centro. La existencia de tres cronotopos distintos, en contradicción, en oposiciones culturales: los pueblos jóvenes, conformados por los desplazados por la violencia que empezaron a buscar un nuevo lugar donde asentarse, en el que el discurrir de la vida, los matrimonios, las fiestas, los diálogos habituales constituyen un imaginario de lo que no han podido olvidar, las costumbres de sus comunidades rurales, pero que se encuentran en el movimiento cultural entre el centro y la periferia, como brillantemente plantea Lotman. Problema de la migración, que genera una dialéctica tensiva entre la memoria y el olvido de los migrantes, cruzados por elementos trágicos y cómicos.

VII Congreso Internacional Chileno de Semiótica

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86 5 Esta situación de migrante, en un Pueblo Joven, hace que Fausta establezca una compleja relación con la realidad, que puede parecer inteligible desde la racionalidad de otra semiosfera. Pero, que es totalmente clara por todo lo que expusimos de la semiosfera de la cultura quechua.

Escena del Centro de Salud En la escena del Centro de Salud se pueden apreciar una diversidad de códigos que generan posibilidades e imposibilidades para el entendimiento de las culturas. Los acercamientos y distanciamientos están protagonizados por los tres personajes: Fausta, su tío que ya ha hecho su vida en uno de los pueblos jóvenes de Lima, y por el médico del Centro, que conoce algunas prácticas culturales de los campesinos migrantes de la zona de los Andes. En los tres personajes hay rezagos culturales preservados en la memoria colectiva de la ancestral cultura quechua, pero esto no es suficiente para la traducción de las semiosferas. Fausta está enferma psicológicamente, ella sabe que ha perdido su alma, que la ha abandonado. El tío sostiene que, ella sangra por la nariz siempre que tiene miedo y que sufre de susto porque el alma puede venir a acosarla. Para el médico, el problema de Fausta está en el riesgo de una infección que corre por la presencia de la papa en la vagina, pero admite, que ciertas mujeres se introducen la papa para evitar la placenta previa. Tres sentidos diferentes se pronuncian

Conclusiones Hay momentos en los que las dos culturas cierran sus propias fronteras y no permiten la traducción de sus códigos, permanecen extrañas la una para la otra. La cultura quechua para los peruanos no indígenas siempre ha sido invisibilizada y falta de valores, por esta razón muchos rasgos de la cultura quechua se vuelven ininteligibles racionalmente. Las prácticas medicinales constituyen una de las últimas dimensiones donde se conservan las creencias propias de una cultura. En los países andinos, actualmente, no solo en las comunidades indígenas rurales andinas y amazónicas, sino también en las ciudades, los yachak con capacidad de curar las enfermedades tanto físicas como espirituales dan atención constante a los enfermos indígenas y no indígenas. Además, de los rituales para insuflar energía positiva o arrebatar la negativa, tienen conocimientos profundos de las cualidades de las plantas. Más allá de las fronteras culturas es posible una interconexión de las más disímiles formas de simbolización y conocimiento, por la existencia de complejos procesos transculturales, como hemos analizado. Por último, el final de la película deja la apertura para la esperanza: Fausta sobrevive con la ayuda del jardinero, pero es una victoria de la propia vida, de la esperanza de vida simbolizada en la maceta de las papas, con las flores. Por supuesto, que en este trabajo no agotamos el análisis de toda la dimensión simbólica, quedan abiertos los caminos del sentido de una auténtica obra de arte, como es esta película.

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Maternidades compartidas por descendientes de esclavas y libres en Esmeraldas en la segunda mitad del siglo XX Pavlova Carrera* Fecha entrega: 2014-01-20 • Fecha aprobación: 2014-02-20

Introducción

l motivo de mis primeras investigaciones sobre el transcurrir histórico de la población afro-esmeraldeña cercana a las poblaciones afrocolombianas1, y el cómo de estos procesos, se desprende de mi interés por una sociedad cuyo desarrollo sucedió de modo paralelo al de la capital republicana. Mi primera investigación sobre esta sociedad, que parece ser de orden matrilineal, surge a partir de un proyecto de recuento histórico para la materia Historia del Ecuador2, en el que a través de memorias familiares contrastadas con investigación bibliográfica, se logró situar históricamente a un familiar, dando cuenta de su contexto, los roles a los que fue sujeto en la sociedad y cómo estos le permitieron ser partícipe de la historia. *

Pavlova Carrera, Estudiantes de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador

1

Investigaciones indican que la región ubicada en la costa pacífica norte de Ecuador y Sur de Colombia puede ser reconocida como una misma, a pesar de la distinción fronteriza, debido a que es un mismo ethos histórico social. Cultura, historia, territorio y lazos de parentesco compartidos.

2

Este proyecto se propuso en el curso de Historia del Ecuador, dictado por la profesora Andrea Aguirre Salas, en el semestre 2012-2012.

Maternidades compartidas por descendientes de esclavas y libres en Esmeraldas

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88 5 3 “El ethos histórico refiere al comportamiento que espontáneamente toda forma de lo humano se inventa para organizar y dar construcción al mundo de la vida. El comportamiento del ethos histórico es un proyecto de construcción de una “morada” para una afirmación de lo humano frente a lo Otro, basado en un proceso de larga duración, a través del cual deben pasar y dentro del cual deben constituirse todos los “sujetos” imaginables de la actividad humana. Por ello, Echeverría habla de este ethos como una estrategia del comportamiento humano que, a lo largo de la civilización, hace vivible lo que bien podría resultar invivible.” (Gustavo García Conde, “Ethos histórico, ethos moderno y los cuatro ethe de la modernidad de bolívar echeverría”, http://teoriafilosofica.blogspot.com/p/ethoshistorico-ethos-moderno-ylos.html, fecha de consulta :2013/11/1 )

Memorias y conversaciones previas con mi madre; tradiciones, costumbres e incluso palabras arraigadas se convirtieron en el primer elemento de mi investigación. El poder apropiarme de parte de la historia afroesmeraldeña a través de la tradición de mi madre y sus antecesores se convirtió en más que una tarea para la universidad, en la posibilidad de conocer de dónde vengo. Aquí expongo un primer acercamiento a la historia de las dos madres de mi madre, dos mujeres que perteneciendo a una misma realidad social fueron distintas. Una, aún oprimida y la otra libre, que compartieron una maternidad. La investigación fue realizada a partir de relatos de mi madre como principal fuente oral así como de una entrevista con María Belén Cevallos, que resultó ser importante en el proceso de contrastación con bibliografía de tipo histórico. Así este texto no se configura como una investigación terminada, es apenas un abrebocas para futuras investigaciones. Considerando que… Los sucesos aquí referidos se remontan a la época de la conquista española y con ello al tráfico de población africana hacia América en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, en la región que actualmente comprende la costa norte de la provincia de Esmeraldas en Ecuador y la costa sur del departamento de Nariño, al sur de Colombia. Es posible situar el relato de esta forma debido a que en estas localidades y durante este período de tiempo, las mismas costumbres, tradiciones y todo tipo de relaciones se establecieron a pesar de los límites fronterizos3. De la madre natural María Aguiño, mujer afro que se movilizó a través de la frontera colombo-ecuatoriana para hacer su vida y trabajar como empleada doméstica, da a luz el veintiocho de julio de 1967 a

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una niña sin padre conocido por lo que la deja a cargo de su madre, para poder seguir trabajando. María aún respondía a una forma contemporánea de opresión que es el servicio doméstico. De la madre putativa Germania Ortiz, mujer afro que se movilizó a través de la frontera colombo-ecuatoriana para rehacer su vida, luego de huir de conflictos familiares en 1970, recibe para criar, educar y mantener a la hija de María Aguiño que había sido encargada a la madre de la misma. En 1972, Germania parte de Candelilla de la Mar (Departamento de Nariño-Colombia), en una canoa a través del río Mira hasta llegar a Palma Real (San Lorenzo- Esmeraldas) con la hija biológica de María Aguiño. Allí se establecen en la casa de una amiga y luego de años de trabajo, Germania logra formar un salón de comida típica llamado “La Costeñita”. Debido al éxito del salón, que se encontraba en un punto estratégico del comercio de San Lorenzo, consigue hacerse de buen capital. Para todas sus labores, Germania contó con la ayuda de la hija de María, a quién educó sobre buenas costumbres, envío a la escuela y también la preparó en lo que respecta al buen cuidado de la casa hasta la edad de 16 años, cuando la hija de María parte a Quito en busca de mejores oportunidades. Germania fue libre económicamente, tanto como la sociedad le permitió a una mujer estigmatizada. De mi madre Concebida por María Aguiño, criada, educada y sustentada por Germania Ortiz, su madre putativa, no es parte de un proceso jurídico de adopción, sino que su traspaso se realizó como parte de un contrato social, sin escrituras ni papeles legales. Se trata de un caso de criadazgo. Criadazgo atípico, puesto que en comparación con la definición establecida por estudios de caso de la historiadora Tanja Christiansen4, no entra en el común

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89 parámetro de verticalidad patrón-criada que la autora establece. Ambas mujeres pertenecían a un mismo estrato social, lo que hace de esto un acuerdo de orden horizontal. ¿Es un dato importante que este acuerdo de maternidad-criadazgo horizontal se diera en una sociedad cuya historia tuvo un desarrollo más o menos desvinculado de la historia de la República del Ecuador?

Breve recuento histórico: del origen africano de la población afroesmeraldeña, de su asentamiento y descentralizado proceso histórico Debido a la situación geográfica del actual Ecuador, las costas del territorio a las que se hizo referencia previamente fueron vía de paso en la ruta colonial que unía Panamá con Perú, en lo que a trata de esclavos refiere. Para el año de 1533 en estas costas sucede un accidente que cambia radicalmente el devenir de los afectados así como de las tierras en las que naufraga el barco de Alonso de Illescas. “Se concreta en la fuga de veintitrés negros, diecisiete hombres y seis mujeres, del naufragio de un navío en la ensenada de Portete, doblado el cabo de San Francisco”5.

4 CHRISTIANSEN, Tanja, “Sirvientes, dependientes e hijas adoptadas: los distintos nombres de las trabajadoras domésticas, Cajamarca, siglo XIX”, CLACSO, Lima, Perú, 2005. 5 PALOP,CERDA, “Primer Encuentro de investigadores de la costa Ecuatoriana en Europa, Arqueología-Etnohistoria, Antropología Sociocultural”, ABYAYALA, Quito-Ecuador, 1995. 6 RUEDA, Rocío, “Esclavos y negros libres en Esmeraldas S. XVIII-XIX”, en Procesos, Revista ecuatoriana de Historia, No 16, Quito-Ecuador, Corporación Editora Nacional, 2001. 7 Negros cimarrones, así se llamó a los negros que escaparon de su esclavitud con o sin libertad probada, hacia tierras llamadas quilombos o palenques.

Los negros que allí se establecieron forjaron una sociedad en la que consiguieron afincarse y vivir de forma en que se articularon factores como: su origen africano así como la opresión a la que fueron sometidos y de la que lograron escapar, tratando tanto con los indígenas de la zona, en una relación de superioridad, como con los colonizadores españoles y criollos, a base de acuerdos, y con los negros recién llegados, y los libertos debido a la manumisión de los esclavos en el año de 1852. Una vez emitido el decreto de manumisión en 1852, los esclavos de los tres reales de minas se acogieron a los derechos que les otorgaba la ley, declarándose libres. Posteriormente, su lucha se concentró en la adquisición de los territorios de tradicional ocupación, las vegas y los esteros de los ríos, por constituir el escenario en donde desarrollaron actividades económicas, culturales y sociales6.

La llegada del ferrocarril a varias zonas antes aisladas de Quito, fue sinónimo de unión, comercio, intercambio y crecimiento de relaciones. San Lorenzo no fue la excepción, cuando en 1952 es instalada una estación del ferrocarril en esta tierra de negros cimarrones7. Con este breve repaso histórico se dan indicios de por qué la sociedad afro, ubicada en la región que actualmente comprende la costa norte de la provincia de Esmeraldas y la costa Sur del departamento de Nariño al sur de Colombia, es una sociedad con un desarrollo histórico-social periférico en relación a los centros oficiales como Quito, Guayaquil y Cuenca, que por ser capitales o puntos estratégicos de comercio para los españoles y luego los criollos y mestizos, concentraron la mayor parte de la atención estatal, lo que implicó su supremacía no solo económica o política, sino también social e ideológica. Fueron impuestas costumbres, tradiciones y un modelo de familia único, avalado por la iglesia, y que respondería a un sistema económico determinado. Así la familia con un padre y una madre, ambos obligatorios para los hijos, es un modelo impuesto que no responde a las necesidades y mucho menos a la realidad de la población local. Varios estudios de caso demuestran que este tipo familiar no se da en algunas regiones del país, sobre todo aquellas con un desarrollo periférico y no centralizado como en la población afro.

Maternidades compartidas por descendientes de esclavas y libres en Esmeraldas

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90 5 La sociedad afro matrilineal en el Ecuador persiste aún en el siglo XX. Partamos de la concepción de familia patriarcal: la del padre, como jefe del hogar, y de la de familia matriarcal: la de la madre como cabeza del hogar. Entre los términos de esta dualidad, tuvo cabida el concepto de matrifocalidad o sociedad matrilineal, término acuñado por el antropólogo Raymond Smith, que luego de varios estudios de caso en torno a la familia afro-caribeña de Guyana, que posteriormente serían ampliados a otros asentamientos afro de América del norte, observa que en estas sociedades aunque existe un hombre cabeza del hogar, no es él quien articula las relaciones que se dan en la sociedad sino que lo hace la mujer. De acuerdo a los resultados de investigaciones que se llevaron a cabo en Ecuador y Colombia, la familia matrilineal es un hecho en los asentamientos afro de América del sur. La figura y el rol del hombre en este tipo de familia estaría destinado al ámbito económico, mientras que la relaciones afectivas no serían determinantes, ni significarían ataduras para que permanezca con una mujer y sus hijos, mientras él dé estabilidad financiera a la casa. La familia, primer grupo en que un individuo se desarrolla y relaciona, estaría organizada en función de la mujer y su capacidad de administrar, además de relacionarse con otras mujeres de su comunidad para poder asegurar el bienestar de sus hijos. Este análisis se puede corroborar con la información que María Belén Cevallos, investigadora, obtuvo tras la convivencia con mujeres en Muisne-Esmeraldas en una pequeña isla llamada Bolívar. Así una de sus conclusiones fue que en el caso de que el hombre viva de forma estable al menos por un tiempo con una mujer en su casa, éste debe responder de forma económica con sus hijos y con los hijos que la mujer tuviere así no fueran suyos. Pero el hombre que ha dejado la casa debe responder económicamente a sus hijos sin tener relación con la madre, este es un compromiso económico filial. Lo público y lo privado, entendido como las relaciones interpersonales y la convivencia diaria en comunidad, tienen líneas divisorias difusas. Las mujeres aquí no conciben la idea ligada de sexualidad y maternidad, el sexo puede darse por placer y la maternidad, aparte de éste, es un compromiso.

Bibliografía • •

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CHRISTIANSEN, Tanja, “Sirvientes, dependientes e hijas adoptadas: los distintos nombres de las trabajadoras domésticas, Cajamarca, siglo XIX”, CLACSO, Lima, Perú, 2005. GARCÍA, Gustavo, “Ethos histórico, ethos moderno y los cuatro ethe de la modernidad de bolívar echeverría”,

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Maternidades compartidas por descendientes de esclavas y libres en Esmeraldas

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Tradición y modernidad en el Taller de Metalúrgica En Riobamba entre 1940 y1970 Ángel Bolívar Burbano* Fecha entrega: 2014-01-20 • Fecha aprobación: 2014-02-20 Cada situación, cada momento tiene que ser analizado en sus propios términos E.P. Thompson

Introducción

n una ciudad polarizada, hecha de apellidos y blasones, surge el cholo como una expresión étnica diferente. Entre una de las más importantes colectividades que este configura a comienzos del siglo XX está el artesanado, el mismo que llega a constituir un foco económico que se encuentra en manos de hombres que de generación en generación deciden sobre la unidad doméstica y sobre clases subalternas a su cargo. *

Ángel Bo lívar Burbano, Estudiante de la Facultad de Comunicación Social

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Ángel Bolívar Burbano


93 La primera vez que mi abuelo me llevó a su taller yo tenía 10 años y en el transcurso del camino, me enseñaba que no debo ser muy apurado y que en cambio debo ser muy disciplinado y meticuloso al realizar mis trabajos por distintos que estos sean, me decía que debo ser atento con mi abuela y con las demás mujeres de la casa, me decía que debo pensar las cosas antes de hablar, me daba infinidad consejos muy importantes para mí; pero lo que yo no sabía es que estos consejos fueron parte de mi integración en la clase social de la que nuestra familia era parte y de una generación masculina de artesanos, porque así como a mi padre, se le había enseñado a respetar y a ser un “hombre de bien”, también a mí se me iba a enseñar a ser un hombre desde la temprana ayuda que yo aportara en el taller de mi abuelo como un aprendiz del oficio de metal mecánica. Más que el aprendizaje de un oficio, para mí era un legado de conocimientos y sabiduría que había pasado de padre a hijo y que nos había dado un lugar en la sociedad, como gente trabajadora, responsable, fuerte y riobambeña. La importancia que doy a estas vivencias para mi formación como ser humano consiste, en un primer nivel, en el interés sobre problemas como la migración campesina, la explotación o el abuso del poder. Son estas reflexiones las que, a mi manera de ver, hacen que un comunicador tenga una relación más estrecha con su profesión, cuando indaga e investiga los hechos que lo rodean desde sus raíces1.

El artesanado en los Burbano La historia del artesanado en mi familia comienza con Ángel Elías Burbano, natural de Pasto, el mismo que llega en 1904 a la parroquia de Tixán del cantón Alausí en Chimborazo, con el apoyo de conocidos. Elías trae consigo un cuaderno de apuntes en el que constata oficio de elaborador de fuegos pirotécnicos2.

Elías, que era de clase humilde, hijo de campesinos, huye de la situación que vive Colombia, en la cual ciertos artesanos sufren una depauperación progresiva frente a la incapacidad de competir frente a mercancías extranjeras (Moreno, 1998). En 1906 contrae matrimonio con Mercedes Zúñiga, y tiene 3 hijos, el primero de ellos nace en 1910 y le pusieron el nombre de Ángel Elías Burbano Zúñiga. Viven de la agricultura y de la elaboración de fuegos pirotécnicos, en especial para la fiesta de San Juan Bautista, el 24 de Junio de cada año3. El taller en el que trabajaban era modesto, consistía en un cuarto alejado de la casa de la familia Burbano donde se encontraban las herramientas, muchas de ellas improvisadas y otras muy peligrosas4 como pólvora, cola, y otros materiales inflamables. Elías muere muy joven, en 1919, dejando en la orfandad a sus tres hijos5. Mercedes Zúñiga se ve en la necesidad de sobrevivir enteramente de la agricultura, y en aquellas circunstancias cierra el taller de su esposo y se vale de la ayuda de sus tres hijos. Mercedes traslada en sus hijos la conciencia de que la mejor herramienta para salir de la miseria es conseguir un oficio (Luna, 1995). Pero este compromiso no se cumple sino con el primer hijo de Ángel Elías Burbano Zúñiga, llamado Ángel Elías Burbano Moreno. El padre le aconseja, como mi abuelo hizo conmigo y le manda a Guayaquil con un conocido para que sea aprendiz del oficio de mecánica6, puede decirse que el cholo era ambicioso y preocupado por la economía de su hogar e intentaba ayudar a sus hijos de varias formas (Ibarra, 1992)

1 Este proyecto de investigación comprometida con la propia historia se propuso en el curso de Historia del Ecuador dictado por la profesora Andrea Aguirre Salas, en el semestre 2012-2012. 2 Entrevista con el Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013. 3 Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013 4 Entrevista con el Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013. 5 Entrevista con el Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013. 6 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013.

Puedo decir que esta sobrevivencia era conjunta, porque el núcleo doméstico era la forma más importante de sostenimiento (Thompson, 1997) para los campesinos, arrieros, comerciantes y demás personas que no eran propiamente de ciudad. En la casa de Mercedes lo que no faltaba eran dis-

Tradición y modernidad en el Taller de Metalúrgica

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94 5 7 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013 8 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013. 9 Entrevista con Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013. 10 Entrevista con Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013 11 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013. 12 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013. 13 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013.

tintas clases de cereales, como cebada con la que se hacía máchica, y se alimentaba a los niños con chapo, también tenían otros productos, como papas, maíz, trigo7. Los niños en el núcleo doméstico ayudaban desde pequeños, llevaban las mulas cargadas de productos a grandes distancias, cuidaban que los peones recojan bien los productos que se cosechaban y también llevaban las tres comidas a los padres y a los peones cuando se encontraban cosechando a grandes distancias. Las mujeres en el núcleo doméstico igualmente ayudaban a cosechar, cocinaban para todos los peones y cuidaban de los hijos más pequeños. Otras, como Mercedes, a más de las tareas de la casa, se daban tiempo para ayudar a su esposo en la elaboración de fuegos pirotécnicos8. Toda la vida de la familia Burbano se desarrollaba en torno a un círculo de personas amadas y gente conocida (Thompson, 1979:17), cuyo principal actor era el padre, quien decidía sobre el destino de sus hijos y tenía la suficiente autoridad para dirigir el núcleo familiar, el padre además constituía el sustento económico del hogar,pues a la mujer le está prohibido trabajar con remuneración en otra cosa que no sea su hogar, en cambio el padre se ocupa de la vida pública. Ángel Elías Burbano Zúñiga, vuelve de Guayaquil con conocimientos de mecánica. En 1932 se casa con Inés Moreno y tiene 12 hijos. En un principio presta sus servicios a distintos trabajos que implican conocimientos de mecánica, como la construcción de la carretera Quevedo - Manta, las minas de Azufre de Tixán, hasta que finalmente reúne suficiente dinero para viajar con su familia a la ciudad de Riobamba en 19519. Ángel Burbano Zúñiga pone de nombre a su primer hijo Ángel Bolívar Burbano Moreno como se acostumbraba en la familia. Este nombre acareaba una gran responsabilidad ya que el primer hijo de la familia era el encargado de ayudar a su padre en las ocupaciones que este le designase. Ángel Burbano Moreno también cuidaba de sus otros hermanos pequeños. Trabajó desde sus 15 años en una tienda de telas, del Sr. Brito, un conocido de su padre y su hermano hizo lo mismo en otro empleo10. Finalmente en 1961 aproximadamente, montan su primer taller de cerrajería, con el capital ahorrado del trabajo conjunto de los tres. Este taller constituye una réplica en varios aspectos del primer taller de Elías Burbano de Pasto11. El taller de cerrajería se encontraba en el primer piso de una casa, en el segundo, vivían sus hermanos y su madre. El taller constaba de un patio amplio en el que se encontraban un yunque, una fragua, una soldadora, un compresor de aire mecánico12. El espacio era relativamente pequeño, y los instrumentos eran muy escasos, algunas veces también improvisados; en un comienzo los únicos que dirigían el taller eran Ángel Elías, Ángel Bolívar y Guillermo Burbano, este último afirma que el valor del oficio que día a día les inculcaba su padre era un arte13 en la que se modelaba el hierro con paciencia y con meticulosidad. El taller de mecánica iba creciendo y después de diez años, Don Ángel, como lo llamaban los conocidos del barrio, compra una

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Ángel Bolívar Burbano


95 dobladora de tubo, un mejor compresor, más herramientas, y comienza a producir en serie, para lo cual se ve obligado a contratar operarios y aprendices. Amplía su taller pero dentro del mismo domicilio en el cual vivía la familia Burbano. El taller artesanal de Don Ángel tuvo un auge, el mismo que según Cepeda, es común a muchos de los artesanos de la época y coincide con el auge, desde 1942 en el barrio de los “Cutus”, campesinos de pueblos cercanos, que se dedican generalmente a actividades manuales “no nobles”, sin embargo la expansión del barrio popular de Santa Rosa, de actividades como la artesanía y la pequeña industria mantuvieron a este barrio como un sitio de cholos que se afincan, se adaptan a la ciudad (Cepeda, 2010), blanquean su pensamiento, se educan en escuelas y progresan, pero ¿cuál es la causa de este gran crecimiento económico?.

14 Entrevista con Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013. 15 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013.

Volviendo en el tiempo, en Riobamba para 1916 se registra un incipiente desarrollo industrial con la Fábrica Textil “El Prado” de Francisco Dalmau, los primeros automóviles en Riobamba a cargo de la agencia de automóviles de la Ford, bajo la dirección de Luis Alberto Falconí, el mismo año en el que se presenta la propuesta en el municipio de José María Falconí para instalar teléfonos (Cepeda, 2010). El incipiente capital industrial se desarrolla a la par de mecanismos institucionales que intentan expandir la producción, de forma que de 1917 data el funcionamiento de la primera Sociedad Bancaria de Chimborazo (Cepeda, 2010. Un factor determinante en la llegada de capital e inversión local y extranjera es, sin lugar a duda, la entrada en funcionamiento del ferrocarril, aun cuando la ansiada rectificación de su trazado tuvo que esperar hasta 1924 (Cepeda, 2010). Con ello cambió la cotidianidad local, cuya nueva lógica radica en expandir las bases de circulación, acumulación y reproducción del capital comercial (Moreano, 1995). El cambio de la cotidianidad local tanto por el ferrocarril como por las nuevas dinámicas empleadas por los banqueros influye de forma importante en el taller artesanal desde 1940. Don Ángel fallece en 197114 y el taller queda en un principio a cargo del primer hijo, al que todos llaman Bolívar, el mismo que pasa a ser la figura de fuerza y voluntad de la familia, el cual efectúa las decisiones, porque en él recae la economía del núcleo familiar. En un momento sigue con el taller, trabaja de manera conjunta y todos lo respetan en la familia, de igual forma los operarios. Bolívar es de un trato muy severo cuando los operarios se equivocan en una obra, y los agrede verbalmente de una forma muy enérgica, a lo que el operario no responde, el aprendiz ni se diga, ambos siguen en su labor con miedo a volver a equivocarse15. El trabajo en 1970 es abundante y la familia es próspera; su producción cambia, mediante los nuevos instrumentos que se pueden traer de la costa en el ferrocarril, ya no solo se reparan puertas, se elaboran ventanas y pasamanos, sino que también se elaboran muebles, sillas, anaqueles, por lo que se ven obligados a separar el taller mecánico del hogar de la familia Burbano, sin embargo, los dos hermanos se casan y decide cada uno tener un diferente taller.

Tradición y modernidad en el Taller de Metalúrgica

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96 5 16 Entrevista con Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013. 17 Entrevista con Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013. 18 Entrevista con Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013. 19 Entrevista con Entrevista con Ángel Bolívar Burbano Pérez, Riobamba 21 de junio de 2013. 20 Entrevista con Maestro Mecánico Guillermo Burbano Moreno, Riobamba 22 de Junio de 2013.

El taller de mi abuelo, Ángel Bolívar Burbano, progresivamente llegó a conformarse de una nave industrial de 400 metros de largo, tenía un gran patio en el que se encontraban las máquinas más grandes como una dobladora, un yunque, una cortadora de tubos y una soldadora16. En la parte de la entrada se encontraba una oficina en la cual estaba un escritorio y un anaquel de documentos importantes, a un costado del patio estaba una bodega de herramientas, y en la parte de atrás estaba una tapicería.

Según Hernán Ibarra, existe una segunda etapa de cholificación (Ibarra, 1992), y en esta ubicamos al taller de la familia Burbano. Este proceso de urbanización y expansión de ocupaciones urbanas se expresan en la separación del taller del domicilio, por lo tanto el cholo accede a la cultura y su color de piel, su procedencia en el caso de los maestros mayores cobra menor importancia y se lo aprecia más por el oficio (Luna, 1995).

A pesar de la relación monetaria que existe de por medio, el operario también posee fidelidad, para con el maestro mayor

Mi padre recuerda que fue a ayudar a mi abuelo desde los cuatro años y que existían cuatro operarios, el número de aprendices era variable porque iban por las vacaciones o no regresaban porque no les gustaba el oficio o porque mi abuelo los disciplinaba de forma pavorosa17. Los operarios eran de procedencia indígena, la mayoría venía de San Antonio, eran personas muy humildes que tenían entre 30 y 35 años, por el contrario los aprendices tenían entre 14 y 16 años y era gente muy humilde pero en su totalidad provenían de Riobamba18. La producción de sillas, escritorios, pupitres, mesas, se expandió por toda la provincia, en lugares como Chunchi, Colta, Alausí19.

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la misma que es de extrema exigencia, que también es la de un padre que cuida de sus hijos y les enseña a ser buenas personas. A pesar de la relación monetaria que existe de por medio, el operario también posee fidelidad para con el maestro mayor20.

Conclusión

Es cierto que en talleres rurales se ve claramente huellas de coacción extraeconómica (Moreano, 1995), es decir que persiste el trabajo infantil, se les obliga a mujeres a trabajar ayudando en el taller sin remuneración, a los operarios muchas veces no se les paga y el trato es absolutamente despótico y en ocasiones denigrante (Luna, 1995), también es verdad que de cierta forma el acceso del cholo a posiciones como el de un maestro mayor, cambió en cierta medida esta visión de super-explotación que encontramos en el taller del siglo XIX (Luna, 1995).

Existe un importante componente artesanal en la provincia de Chimborazo, y en el taller de mecánica persisten rasgos de una economía doméstica en la que se evidencia la reproducción de la relación patriarcal y paternalista (Thompson, 1997) que se da desde la llegada de Ángel desde Pasto hasta las relaciones que desempeñaba mi abuelo con sus operarios,

Por otra parte, el auge de actividades artesanales en Riobamba puede explicarse por la falta de consolidación de un capital industrial monopólico en el mercado interno (Moreano, 1995). Existen factores que responden a la falta de consolidación de este capital por ejemplo, la crisis de 1929-1931 la misma que es la causante de la liquidación de la sociedad bancaria de

Ángel Bolívar Burbano


97 Chimborazo en 1926 (Cepeda, 2010) y por ende de la falta de crédito e inversión en industrias. Frente a ello, el artesano posee una gran ventaja ya que persiste como un foco económico en la producción regional (Luna, 1995) y podemos decir que presenciamos en esta etapa su desarrollo social y económico. En la actualidad, el individuo se regula cada vez menos por un pasado colectivo y cada vez más por la independencia individual (Ibarra, 1992), no obstante la riqueza de una barrio popular como el de Santa Rosa en Riobamba, un barrio de cholos, artesanos, obreros, de campesinos aculturados (Cepeda, 2010) reside en su multiplicidad de expresiones e imaginarios, pequeñas cosas muy subjetivas y de intenso sabor popular que mantienen viva la identidad originaria del campesino de pueblo que llega a trabajar y a ser parte del estado-nación Ecuatoriano.

Bibliografía • • • • • •

Cepeda, F. (2010). Riobamba, palabra e historia. Riobamba - Ecuador: Ed. Casa de la cultura Ecuatoriana "Benjamín Carrión", Núcleo de Chimborazo. Ibarra, H. (1992). El Laberinto del Mestizaje, en Identidades y Sociedad . CELA, Centro de Estudios Latinoamericanos (PUCE). Luna, M. (1995). Historia y Conciencia Polular, el artesanado en Quito, economía, organización, y vida cotidiana. Quito - Ecuador: Corporación, Editorial Nacional. Moreano, A. (1995). El Capitalismo y lucha de clases de la primera mitad del siglo XX. Quito - Ecuador: Libresa. Moreno, L. P. (1998). Algunas Consideraciones Sobre la Historia de Pasto: El siglo XIX y las raices del presente. En A. Y. Polo, Pasto 450 años de historia y cultura. Quito - Ecuador: I.A.D.A.P Nariño. Thompson, E. (1997). Tradición, Revuelta y Conciencia de Clases. Madrid España: Editorial Crítica, Grupo editorial Grijalbo.

Tradición y modernidad en el Taller de Metalúrgica

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La escritura en lo ausente Freddy Ayala Plazarte* Fecha entrega: 2014-01-10 • Fecha aprobación: 2014-02-08

A Ubaldo Gil, amigo que edificó los caminos opuestos a la forma.

ientras uno adquiere conciencia del mundo, más fuerte e innegable se hace el hecho de pensar en lo que está ausente. Recordar lo que parece muerto y haber muerto también en el pensamiento que no fue hecho oralidad, escritura o fonema; si acaso la actividad del pensamiento es dinámica, u otra forma, quizás, de ruido, en nuestra interioridad, que se manifiesta por la misma carencia del silencio. *

Fred dy Ayala Plazarte, (1983) Comunicador Social por la Universidad Central del Ecuador. Magíster en Estudios de la Cultura Mención Artes y Estudios Visuales Universidad Andina Simón Bolívar (UASB-Ecuador). Ha publicado los poemarios: Zaratana (2007); Kamastro de Matuta (2010); Mi padre en las rieles de Sumpa (2011); Nomenclatura del Internado (Editorial Mar Abierto, 2013). Los ensayos: La metálica luminosa (K-oz, Retorno, 2011) y Una correspondencia a la memoria (Dadaif Cartonera, Guayaquil, 2012) acerca de la vanguardia del poeta Hugo Mayo. Con su poemario Con un manuscrito en el horizonte obtuvo el Segundo Premio en la Bienal Nacional de Poesía, Juegos Florales, Ambato, 2011. Ha realizado el estudio, selección y recopilación del libro; ‘Premonición a las puertas’ Reciente poesía ecuatoriana, que agrupa 17 autores jóvenes ecuatorianos (Universidad Central del Ecuador, 2012). Es profesor en la Universidad Central del Ecuador de asignaturas como Teorías de la Cultura, Enfoques Críticos del Arte, Análisis del Discurso. Ha participado en el Encuentro Internacional de Poetas y Artistas (ULEAM, Manta, 2011, 2012). Encuentro de Jóvenes Escritores de América Latina y el Caribe, por la XXI y XXII Feria Internacional del Libro, La Habana-Cuba, 2012, 2013, y el 16 Festival Internacional de Poesía, la Habana, 2012. Parte de sus poemas y ensayos sobre literatura ecuatoriana, han sido publicados en revistas de México y Cuba. Es profesor en la Facultad de Comunicación Social, UCE.

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Freddy Ayala Plazarte


99 De cierta manera, pensar en un cuerpo ausente, como signo o rasgo de muerte, implicaría un acto sinérgico, por una parte, es una instancia desde la cual se enuncia un hecho físico, reconocer que algo material ha desaparecido, mientras que, por otra parte, ese hecho ausente, o lo ‘que ya no está’. No solo debería ser tomado desde lo que se niega ante nuestros ojos, o a la mirada, sino en esa ausencia –llamada, en ocasiones, muerte del pensamiento –que se presenta con imágenes o evocaciones de lo lejano, y que surgen en medio de un angustioso encuentro con lo deshabitado. Esto quiere decir que por nuestra subjetividad se interpelan dos formas de ‘muerte’: la una dada en lo físico, y la otra la que se elabora en nuestro pensamiento. Pensar que algo (de nosotros?) murió en el cuerpo ausente, y que por esa experiencia nos sentimos ausentes. Uno cree tener poder y estabilidad en el mundo mientras no hay algo que atente la sensibilidad o corporeidad, pero ¿cómo reaccionamos cuando nos sucede lo contrario? ¿No será, más bien, el hecho de aceptar que han muerto ideas en lo ausente, acaso, en nuestro pensamiento antes que el cuerpo? Desde esta perspectiva, no muere, entonces, solo un cuerpo, pero si es posible decir que el pensamiento muere sobre lo que se enuncia ante los ojos como ausente. Ante todo, hay una construcción, un sentido de muerte, una conciencia de muerte, a partir de lo que se cree que no volverá, una muerte que, al fin y al cabo, se ha inscrito en las instituciones ideológicas como familia, religión, medios de comunicación. De hecho, lo que no retorna físicamente, o lo que se presenta como irrepetible, es lo que marca el pensamiento humano: la lejanía que se edifica luego de un instante, el alejamiento, no tanto de las cosas o de ciertos escenarios, sino por parte del pensamiento: un pensamiento se aleja de otro pensamiento, y es como si dos líneas se dispersan luego de partir de un mismo punto, pues no se sabe si volverán a unirse, aunque hayan partido del mismo origen. Esa, precisamente, es la búsqueda del camino ausente, hemos partido de un origen para adquirir distintas formas de entender o nombrar a lo ausente, de intentar explicarnos en torno a lo `que ya no está’. Así, el tiempo contribuye al distanciamiento de las cosas, de los lugares, y de nosotros mismos. Es posible decir que nos hemos alejado de nuestro pensamiento en el cuerpo, hemos sido también cuerpos con pensamientos ausentes, aún no habitados por otras dimensiones de la conciencia. Por tanto, lo que se recuerda es parte ya de la lejanía, de lo que fue un sonido que solo hace ritmo en la memoria, y que, no obstante, es un rito para manifestar lo incorpórea que es la lejanía, convertida en imagen, evanescencia. Un distanciamiento, si se quiere, lo suficiente para conseguir alejarnos con las cosas (pasadas) de nosotros, de lo que ya fuimos y no deberíamos volver a ser. Cuando más bien ha sido nuestro propio pensamiento el que nos ha alejado de las cosas y de los instantes, las cosas estarán allí, acaso, inmóviles; ¿se han movido las cosas de nuestra interioridad, mas no en la exterioridad?

La escritura en lo ausente

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100 5 Distancia necesaria, que hemos tomado para justificar un presente que, en ciertas ocasiones, reclama mirar el pasado, por el mero hecho de que nos hayamos quedado en las imágenes y las evocaciones. Como una forma de representar lo que como cuerpos ya no creemos posible hacer. Por eso, tenemos que repetirnos en lo evanescente, postergarnos al filme de nuestros propios cinemas de vida, para allí comprender que los pensamientos mueren, asumiendo que los instantes se fueron, y que, a la vez, nos levantamos entre tantos pensamientos. Así, mientras se van unas formas ante nuestros ojos, hay otras formas que se levantan en ese cajón de imágenes, y que, posiblemente, no alcancen a ser expresados con las palabras. Fueron también ausentes las palabras que no fueron escritas o repetidas en el instante, murieron más pensamientos, se volvieron imaginarios por no haber sido recordados con el lenguaje.

go, la única posibilidad es también mirar lo ausente con otros sentidos (lejanos a una mirada social), pues la mirada (social) ha generado muchas divisiones o clasificaciones que han fragmentado identidades en la sociedad. En este sentido, la escritura cumple con uno de esos desafíos, que se han planteado en torno al pensar y retomar lo ausente. Es en la escritura donde, finalmente, se alcanza una dimensión que trasciende el orden racional. La escritura, por supuesto, es un acto de memoria y de imaginación, donde se trata de poner a prueba las cualidades enigmáticas del pensamiento, emplazamiento que se conjuga con otros sentidos sonoros, perceptivos, fonéticos, olfativos, gestuales. Es decir, son ausentes los sentidos menos explorados, pero, si se toma en cuenta, son mucho más sensibles que lo borroso de la mirada. No será que, en el marco de la mirada, privilegiamos lo figurativo por sobre lo no-figurativo, en este último punto es donde el pensamiento se ha ausentado, volver al orden sensible de otros sentidos, quizás es una manera de reconfigurar lo ausente.

La escritura, por supuesto, es un acto de memoria y de imaginación, donde se trata de poner a prueba las cualidades enigmáticas del pensamiento, emplazamiento que se conjuga con otros sentidos

Sin duda, he nacido sujeto al discurso de la muerte, el hecho de tener que aceptar que los lugares no mueren, ni desaparecen, es el pensamiento el que muere y ahí mueren los lugares, los acontecimientos, las cosas o las personas. A partir de esto, me atrevo a decir que no deberíamos pensar en el recuerdo sino recordar que hubo pensamiento en el recuerdo. Y por eso escribir se convierte en un acto de pensar en lo ausente, de reconfigurar desde un punto de vista metareflexivo lo que se muestra como un saldo del pasado. Disertar sobre la muerte del pensamiento en las cosas que nos rodean, se convierte en una suerte de relato entre el pensar versus el pensar, paradójico puede plantearse esto. Pero, sin embar-

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Así, la muerte (he sugerido del pensamiento, por la ausencia de otros sentidos), no solo representa el estado ausente de un cuerpo, como se lo entiende en un ámbito socio-cultural. Sino, más bien, la muerte también puede ser entendida como una teatralidad que se manifiesta en la memoria o imaginación: alguien ha sido advertido de su muerte porque hubo quien soñó la noche anterior en su ausencia, a partir de ese suceso el que fue advertido, quizás, no tenga un día tranquilo.

Freddy Ayala Plazarte


101 Entonces, se puede decir que la escritura también es una advertencia ante lo imposible, pues adquiere sentido en la medida que se repiten las invocaciones. De ahí sean más fuertes las muertes que se muestran en imágenes que las que fueron cuerpo, porque estarán repitiéndose en innumerables ocasiones. Angustia más lo repetitivo, pero también permite tomar una postura reflexiva e inteligible. De esta manera, la escritura exige al pensamiento construir una identificación a partir de lo que físicamente es irrepetible. La escritura es la enunciación de lo que ha muerto (en el sujeto), es el paso necesario para activar el mundo de los sentidos, de los otros rostros que tiene el pensamiento. Con el pensamiento he muerto tantas veces en el cuerpo, más muertos tengo en mi pensamiento que aquellos a los que guardo luto, me habría mimetizado en lo ausente para entender que la escritura es un acto del pensar, de la prolongación de las imágenes, que esperan ser escritas con más imágenes, necesaria postergación en el camino hecho por la lejanía. Aún creo que no he alcanzado la lejanía de la escritura, aún no he podido ausentarme de la misma ausencia, para encontrar ese lejano camino de los sentidos.

La escritura en lo ausente

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Revista Textos y Contextos No. 14 En El vuelo de la reyna, premio Alfaguara de novela, 2002, Tomás Eloy Martínez –cuya pluma desenfadada y su técnica de nuevo periodismo le ha valido el reconocimiento de miles de lectores- narra la forma como los funcionarios de un gobierno aplican una estrategia engañosa para intentar tapar una olla podrida de corrupción que involucra al propio Presidente de la República; inventan una visión celestial por parte del primer mandatario para aislar al propio Presidente de la gente y de los mismos periodistas e intentar, con ello, cambiar la matriz de la opinión. Escritura de los sueños, diría Magritte. Imágenes tan simples y tan directas que de mentirosas pretenden parecer verdaderas. La imagen de ese Presidente en el escenario divino pretendía tapar el escándalo, como tantos presidentes lo han intentado siempre. Sin embargo, a esos ministros de El vuelo de la reyna les falló su táctica de la divinidad porque la verdad les explotó en sus caras y salió a relucir por encima de las invenciones terrenales. La relación –y efectos- entre fuentes en el periodismo y verdad, no pueden ser más inquietantes. ¿Qué importan las fuentes, nos preguntaríamos por ejemplo, si es siempre la misma mano quien las maniobra? En ese sentido, El vuelo de la reyna es una lectura liberadora, porque nos hace visitar las conciencias mismas de los que detentan el poder y las tristes razones que los hacen implacables y desalmados; nos coloca a tal altura sobre ellos que nos sentimos capaces de no temerles, de sentir, incluso, compasión por su suerte miserable. El libro es una buena muestra de cómo la ficción podría servir para cuestionar la naturaleza misma de la realidad: contiene una estructura moral que nos proporciona una visión del poder y cómo debe ser ese poder. Directa o indirectamente nos dice cómo hemos de comportarnos, qué es lo que está bien y qué es lo

Revista Textos y Contextos No. 14

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104 5 que está mal. Nos dice en qué consiste una conducta aceptable y en qué una conducta inaceptable. Y lo que está bien es la verdad; y lo que está mal y es inaceptable, es el engaño. El énfasis en este número de Textos y Contextos, por tanto, está en la fe y la perseverancia puesta en una pista fortuita, una aguja en un pajar, un rastro intermitente reforzado por una información no muy fiable, pero que dentro de una audiencia como la nuestra produce cierta resonancia imposible de ignorar. Está claro que para imponer el bien y la virtud, a veces hace falta mucho más que ingenuidad y fe. Hace falta mirar más allá, hacia el País, hacia su verdad, que como asegura Cervantes, es la única cosa por la que se puede y debe dar la vida.

Fabián Guerrero Obando

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Facultad de Comunicación Social


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Sólo ella se llama MARILYN MONROE (Relecturas de una diosa) Marilyn Monroe fue y es ese primer ensayo de emoción y ese primer borrador de un amor, de una pasión que en tanto mítica e inalcanzable, siempre será la tentación nuestra de cada día. Parte de esas confesiones son las que se reúnen en este tributo desde la mitad del mundo: Sólo ella se llama Marilyn Monroe, con motivo de haberse cumplido en 2012 cinco décadas de su huida, no de su muerte, que siempre será una metáfora inconclusa. Se trata de un homenaje en el que participan autores y autoras ecuatorianas de varias generaciones. Los textos incluyen poemas, el cuento con todas sus variantes, el testimonio, la crónica y el ensayo. Gran parte de estos trabajos son inéditos y han sido concebidos para este libro. La mirada, las perspectivas, las estrategias para desarrollar este acoso textual a Marilyn, tejen y destejen lo que la leyenda aún revela y suscita; cada uno de los escritores convocados nos ofrece, desde los diversos niveles de su sensibilidad y experiencia, la patente de su admiración, de su lectura particular. Recorrido, celebración, nuevas plegarias y relecturas que buscan dejar en claro como durante estos cincuenta años transcurridos de su ausencia, Marilyn es una presencia en llamas.

Raúl Serrano Sánchez

Sólo ella se llama MARILYN MONROE (Relecturas de una diosa)

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Nomenclatura del internado El rito del laberinto Con Nomenclatura del internado (Mar Abierto, 2013) su autor Freddy Ayala Plazarte (Latacunga, 1983) deja asentado que su trabajo en la lírica no ha sido algo pasajero y coyuntural, sino todo lo contrario, se ha tratado de un discurso organizado y continuado, destacando un universo individual feroz desde su concepción estructural y agotador desde su visión vital, donde la infancia, la paternidad y el silencio han ahondado en su corpus poético. En esta obra, la voz poética, enclaustrada desde una realidad que mira desde el ayer, que reconstruye con insistencia la deuda de reconocerse a sí misma, que busca con afán una ruptura de su pasado, espía recuerdos y estampas marcadas, aquellas acumuladas en su imaginario donde se reconoce en un presente insostenible. Aquí, en estos versos, un laberinto fantasmal de rostros y sentires, es la crónica familiar que late y lastima, que engulle con furia. “Siempre crece la sombra de un ausente a espalda de las muchedumbres”, y ese peso es proyección, una que ha resuelto desde el más complejo código delatarse, pero en el disfraz. El silencio, la nada, el vacío apoderado de un todo que recorre estos tres tejidos (signo primitivo, óxido y stock) hacen de este libro un rito, rito donde el hombre, que es la voz poética, vuelve a su círculo de la infancia, donde el espacio y los objetos son el laberinto del que no se puede escapar.

Alexis Cuzme

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Freddy Ayala Plazarte


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ICTUS El lado oscuro y opaco de la vida es un cuaderno que se va quedando atrás. Sin embargo entre sus páginas no nay nada escrito. Todo ha sido borrado. Tachar es hacer que sane la memoria y es hacer que se cautericen las palabras. ii. Los poemas de Rocío Soria son como Origamis amarillos. Dobla sus páginas hasta darnos la silueta. Pero sus contornos son confusos… algo nos deja frente a nuestra propia nostalgia. Esta nostalgia que descifra lo escrito. iii. Quién no daría varios años de su vida a cambio de escribir los poemas de Spoon River Antology (Edgar Lee Masters). Yo los daría. Una extraña ley de gravedad hace que los poemas nos lleven siempre a la ausencia. El ave del silencio se posa sobre su cuerpo, / el sueño es de piedra, / la sangre retorna a la funda. Algo de Lee Masters encontraba en ese hilo de poemas de Rocío Soria. Son imágenes contenidas entre las paredes de un hospital. Ese guardarse todas las palabras, llevarlas adentro de la bolsa de nuestro saco y salir en silencio, de largo por la vida.

Javier Payeras

Rocío Soria

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Los cochinones El portento de Euler: recrear la vida vivida desde sus resquicios más evidentes y desde aquellos que viborean en lo más remoto de nuestro ser. Tiempo y tedio, amores y desamores, vacío, desidia y desamparo, miseria, expoliación, políticos con sonrisa de escayola; encuentros y despedidas, destellos de regocijo; el ser humano a cuestas con sus pequeñas muertes alojadas en su roñoso corazón. Y de todo este áspero revoltijo Euler seducr la palabra para tornarla poesía. Seducción en la línea que pervierte el orden de las voces. Más fuerte que el poder, porque es mudable, en tanto que el poder se pretende inmortal. Euler ha lidiado siempre con las palabras grotescas, irrisorias, obtusas, nulas, engendradas por las hilarantes cabriolas que intentamos los seres humanos para no llegar al final “matando el tiempo” con toda suerte de trampas e ilusiones. De algún sitio de su ser brota el fuego de su poesía, tumultuosa, caótica, violenta.

Marco Antonio Rodríguez

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Euler Granda


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Historia de la Acción Clerical en el Ecuador En letra menuda, al final de su última página, se lee: Este libro se terminó de imprimir el 30 de Mayo de 1963, bajo la gerencia de la señorita Luisa Gómez de la Torre. Y se agrega un párrafo explicativo: La publicación de este libro ha sido posible gracias al auspicio de distinguidos artistas e intelectuales de esta ciudad, que en esta forma –elevada y llena de hidalguía- han querido contribuir a la lucha de nuestro pueblo por un futuro libre de explotadores, comprendiendo, que el mérito que puede tener este trabajo, no es otro, que el propender al cumplimiento de tan noble objetivo. Para ellos, el agradecimiento del autor. Mes y medio después, coincidiendo en el tiempo con el retiro de los libros de la imprenta, es derrocado el presidente Carlos Julio Arosemena Monroy por la Junta Militar que lo reemplaza en el poder. Tenía entonces seis años de edad y todavía recuerdo como en sendos costales de cabuya mi padre arrumaba debajo de la gradas de madera de la antigua casa donde vivíamos, los mil libros de la primera edición de la Historia de la acción clerical en el Ecuador. Desde la conquista hasta nuestros días. Tenía un justificado temor de que lo publicado con tantas dificultades sea confiscado por esa caterva de gorilas galonados colocados con complicidad yanqui en la conducción política del país. De esos costales salían los ejemplares que con suma cautela le ayudaban a distribuir sus camaradas en la capital y otros lugares del país en una riesgosa labor de difusión. Al autor le preocupaba, además, recuperar el dinero reunido pacientemente por su abnegada camarada Luisa Gómez, para poder devolver a los intelectuales y artistas los aportes que habían hecho para su publicación, entre ellos, Benjamín Carrión con la cuota más alta. Oswaldo Guayasamín había contribuido con lo que mejor sabía hacer: una sangrienta cruz

Historia de la Acción Clerical en el Ecuador

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110 5 roja con rostros de obesos frailes y prelados para la portada, simbolizando la cruel explotación a la que habían sometido a los pueblos de nuestras tierras desde que llegaron en carabelas junto con los conquistadores europeos. Si algún investigador buscase en la prensa de la época o de años posteriores alguna reseña de este libro precursor de la interpretación marxista de nuestra historia, perdería su tiempo. El silencio es para las clases dominantes uno de sus métodos favoritos de censura. Solo en la revista de izquierda Mañana, dirigida por Pedro Jorge Vera, se comunica sobre su aparición y se recomienda su lectura: “Un libro necesario, que pone al desnudo la tremenda trayectoria de la Iglesia en nuestro país. Documentación rica, enjuiciamiento severo, palabra clara, fresca, demoledora. No podía ser menos: Oswaldo Albornoz Peralta es un ensayista de los verdaderos, combativo periodista, investigador apasionado. Desde el próximo número publicaremos extractos del libro y comentarios sobre el mismo. Por hoy, felicitamos calurosamente a su autor y recomendamos al pueblo la lectura de este libro extraordinario”. El entonces joven profesor de la Facultad de Jurisprudencia de nuestra Universidad, Rodrigo Borja Cevallos, es otra de las honrosas excepciones de la regla. En un artículo de La Razón de Guayaquil califica a la obra como “el libro más valiente que se ha escrito en el país sobre esta materia”. Pronto se convierte en fuente obligada de consulta, varios profesores lo utilizan como texto en sus clases en colegios y universidades. La joven intelectualidad de izquierda lo lee y cita en obras que constituyen patrimonio de nuestras ciencias sociales. Jorge Núñez rememora años más tarde el impacto que le causó su lectura cuando, allá por el año 1967, cursaba sus primeros años universitarios:

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“Por entonces también bebimos, en páginas impresas, de la sabiduría de otros maestros, personalmente desconocidos, pero igualmente significativos en nuestra formación. El principal de esos maestros lejanos, cuyo magisterio marcó con fuego nuestro espíritu juvenil, fue don Oswaldo Albornoz Peralta, un historiador autodidacta y de vocación revisionista, cuyos primeros libros empezaban a circular entre la juventud progresista, que los buscaba en librerías populares y de corte alternativo, pues su autor era un autor comunista, poco o nada atractivo para las librerías importantes de la época. Recuerdo la fruición y sorpresa con que leí por entonces su Historia de la acción clerical en el Ecuador. Desde la Conquista hasta nuestros días (…) Fue el segundo campanazo que la ciencia de la historia dio en mi corazón y vino a sumarse a ese primer campanazo que recibiera en la cátedra de Jaime Arturo Chiriboga (…) Fue así que en la tierra abonada por el doctor Chiriboga, cayeron las semillas esparcidas al boleo por don Oswaldo Albornoz, un maestro de juventudes que ejercía su cátedra desde la privacidad y modestia de su vida personal, y solo a través de sus libros, que causaban en nosotros ese acto de deslumbramiento que provoca siempre una verdad largamente oculta y finalmente desvelada”. En realidad, la Historia de la acción clerical en el Ecuador es una obra innovadora que impresiona por múltiples aspectos. Desde la metodología, es una monumental investigación documental basada en 180 fuentes bibliográficas: todas las historias del Ecuador -desde la de Juan de Velasco, Pedro Fermín Cevallos, González Suarez, Juan Murillo, Marieta Veintemilla, Roberto Andrade, hasta las de más fácil consecución en su tiempo como las de Oscar Efrén Reyes o Jorge Luna Yépez-, constituciones, leyes, códigos y reglamentos, monografías provinciales, actas de cabildos, cédulas reales, crónicas, reminiscencias y testimonios, epistolarios, biografías, folletos antiguos –verdade-

Oswaldo Albornoz


111 ras rarezas bibliográficas-, informes ministeriales, boletines de estadísticas, estudios de otros países latinoamericanos para las necesarias comparaciones y generalizaciones, revistas y periódicos de todas las épocas, encíclicas, pastorales, breves, circulares e instrucciones eclesiásticas, hasta novelas de denuncia social: un verdadero trabajo de exploración exhaustiva de todas las fuentes posibles, para encontrar los datos que sustenten con veracidad y fiabilidad sus tesis sobre tan escabroso tema. Y la interpretación, desde la teoría marxista, que si bien ya se había aplicado a otros temas particulares de la realidad nacional por algunos pocos autores como Ernesto Miño Pico, Ricardo Paredes, Joaquín Gallegos Lara, Méntor Mera, Manuel Agustín Aguirre y Pedro Saad, sin lugar a dudas, es el primer intento serio en nuestras ciencias sociales de interpretar desde ese enfoque teórico la historia ecuatoriana en un período tan extenso: desde la colonia hasta los años sesenta del siglo XX. Tómese en cuenta que la investigación es realizada por una sola persona, sin auspicios económicos ni apoyo logístico de ninguna institución. Es más, el investigador para sobrevivir trabajaba como empleado público en la Corte Suprema de Justicia y muchas horas del día dedicaba también a la actividad política como dirigente del Partido Comunista del Ecuador. Era esa época heroica de los revolucionarios ecuatorianos que no aspiraban nada a cambio de su trabajo, su mayor recompensa era poder llegar con sus ideas esclarecedoras a los sectores populares más conscientes para que, conociendo la oprobiosa realidad nacional, asuman con más ímpetu su papel motriz en el proceso de transformación socialista de nuestra patria. Libro pionero que en la década siguiente tendrá continuadores de la talla de Agustín Cueva con El Proceso de dominación política en el Ecuador (1972), coautor de Ecuador pasado y presente (1975) donde junto con Fernando Velasco, José Moncada, René Báez y Alejandro Moreano, suman nuevas voces a otras, como la de Elías Muñoz Vicuña –La guerra civil ecuatoriana (1976)–, para explicar nuestra realidad desde un análisis marxista. En todos esos estudios Oswaldo Albornoz será un referente obligatorio ya sea con el libro que motiva este artículo, o con Del crimen de El Ejido a la revolución del 9 de Julio de 1925, que había publicado en 1969. Página tras página del libro que reseñamos, estructurado en cinco capítulos correspondientes a iguales períodos históricos de la evolución de nuestra sociedad ─la conquista y la colonia, las luchas por la independencia, la república hasta la revolución liberal y desde el ocaso del alfarismo hasta 1960─ van saliendo verdades cuidadosamente silenciadas por la historiografía oficial. Verdades que, literalmente, como rayos en medio de la oscuridad de sus conciencias, indignan a quien las lee. En el primer capítulo se denuncian todas las formas de enriquecimiento utilizadas por la Iglesia para convertirse en la mayor propietaria feudal de extensos territorios de la Real Audiencia de Quito: donaciones y mercedes reales, compras y usurpaciones, composiciones, herencias y donaciones pías, cofradías, capellanías y censos, o las terroríficas misiones. Además, todos los mecanismos de explotación que usan las órdenes monásticas para someter a la población indígena y mestiza en el arduo trabajo de sus tierras y negocios: concertaje, mitas, obrajes y la esclavitud de africanos traídos para sus haciendas tropicales o subtropicales. Servidumbre y esclavitud como relaciones sociales predominantes en la sociedad de entonces, lógicamente tenían que generar numerosas rebeliones: los shuar, cofanes, cocamas, aushiris, cunivos, campas, piros, gaes, cahuamares, cahuaches, yaguas, payaguas, protagoni-

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112 5 zan sendas sublevaciones en la región oriental para impedir su sojuzgamiento. Igualmente innumerables levantamientos indígenas en todos los confines de la Sierra, según prolijo recuento hecho por el autor. Clero de vida corrupta y relajada se dedica a todos los negocios posibles para obtener sus pingües ganancias: siembra y venta de coca, de aguardiente, usura, compra y venta de esclavos, etc., etc. Con tan inmenso poder económico, la Iglesia juega un papel preponderante en la política y en la vida espiritual de la sociedad colonial. Controla todo el sistema educativo y las ideas que circulan solo pueden ser las que ellos permiten, pues, con la inquisición adaptada a nuestro medio, controlan y neutralizan todas las que consideran atentatorias a sus intereses, concretamente el humanismo y la ilustración que se están desarrollando en Europa y que inevitablemente cautivan a las mentes más lúcidas de nuestro continente. Persuasión y represión para impedir cualquier brote de librepensamiento, con todos los recursos a su alcance: la catequización, la doctrina, las cofradías, escuelas, colegios y universidades son las instituciones sometidas a escrutinio, descubriendo sus contenidos ideológicos para el control de las conciencias. Se desmitifica al mismo tiempo la fábula que todavía repiten hasta prestigiosos historiadores sobre el “inmenso aporte cultural” de los curas coloniales. Si su papel era poner mordaza a cualquier pensamiento opuesto a su visión feudal de la vida, ese clero retrógrado se convierte en el instrumento represor más eficiente de toda protesta popular, en el mejor aliado del poder metropolitano de los chapetones incrustados en todos los órganos políticos de la Audiencia. Y al tratar el complejo proceso de la Independencia, en el segundo capítulo, nos descubre la intrincada estructura social configurada en tres siglos de coloniaje, con todas sus contradicciones sociales y pugna de intereses que han madurado en esta época: las clases dominantes locales y su esencia feudal, sus antagonismos con el poder metropolitano y la situación de las masas populares. Y lógicamente, el triste papel del clero en esa vorágine de oposición de ideas, de aspiraciones políticas y luchas en todos los campos que una revolución desata, hasta llegar a lo inevitable, por el grado de contradicciones acumuladas, la resolución del conflicto por medio de las armas. Se describe toda la variada gama de actores sociales: transaccionistas monárquicos, republicanos, demócratas e insurrectos que optan por la vía armada para la liberación nacional, en la que, por fuerza de la necesidad histórica y las condiciones internas y externas, se involucran amplios sectores populares. Devela en esa arena de confrontaciones las mezquindades de quienes, por mantener intocada la estructura económica de la sociedad, enfrentan a los sectores más progresistas que se empeñan en reorganizarla según sus convicciones liberales, en sintonía con la modernidad que invade el planeta. La inmensa mayoría de los miembros de la Iglesia fiel a Roma y a la corona, defendiendo sus cuantiosos intereses materiales, es retratada en toda su catadura antiindependentista: traiciones, excomuniones, sabotaje, organización de batallones monárquicos, publicación de panfletos, el púlpito convertido en tribuna contra la independencia, son entre tantos otros los recursos a los que recurre para atentar en

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113 contra de la emancipación. Al frente de todas esas acciones, un largo listado de obispos, provisores, vicarios, rectores de colegios, superiores y priores, padres y curas, blandiendo todas sus armas para sofocar la lucha de los patriotas. Solo unos pocos clérigos de extracción popular pliegan a la causa de la independencia. Destaca además, lo que pocos hacen en la historiografía nacional, el papel del pueblo como principal artífice de la epopeya libertaria, pues, sin su concurso, ésta jamás hubiera acontecido. Sin negar los importantes logros que se consiguen con la liberación de la monarquía española, deja en claro en el tercer capítulo, el carácter oligárquico terrateniente que se instaura en la naciente república y que predominará a lo largo de todo el siglo XIX, con constituciones a la medida de las conveniencias de los dueños de los inmensos latifundios tanto seglares como eclesiásticos. Adueñada la nueva clase dirigente de todos los órganos del poder político – congreso, ejecutivo, Consejo de Estado, cabildos, tribunales electorales, juntas parroquiales–afianza su hegemonía con la alianza clerical. Una tenaz oposición a todo lo que signifique progreso o justicia social es la característica del clero también en el primer siglo republicano. El patronato, el fuero eclesiástico, la supresión de diezmos, o cualquier reforma que atente contra su poder o bienes, encrespa su entrenado hábito a la furibunda condena. Se junta con los terratenientes, por ejemplo, para impedir la manumisión de los esclavos y cuando eso ya no es factible, investidos de parlamentarios, exigen ser indemnizados monetariamente según el precio de su “propiedad”. Pero nunca su poder fue mayor que en el régimen teocrático garciano. El tirano y el clero arodillan la Patria ante el altar de Dios, la soberanía nacional queda supeditada a la voluntad del sumo pontífice romano, se decreta pena de muerte para cualquier ecuatoriano que ose cambiar la religión católica por otra, al ejército lo convierten en obediente instrumento de sus disposiciones, se bautizan sus regimientos con denominaciones religiosas y se les dota de un capellán para adoctrinar a la tropa; se amordazan todas las libertades y todas las leyes ecuatorianas quedan supeditadas al oprobioso Concordato convertido en Ley suprema del Estado por obra y gracia del santo del patíbulo. Y la jerarquía de la Iglesia ecuatoriana, conformada en su absoluta mayoría por acaudalados miembros de familias latifundistas, impone un marcado carácter feudal a la sociedad ecuatoriana. Acrecentado su poder espiritual con el político, que esos mismos personajes ocupan en los más altos cargos del Estado (Congreso, Consejo de Estado, rectorados de universidades) se convierten en el aliado perfecto de todas las expresiones conservadoras: garcianismo y progresismo, y en los más encarnizados enemigos de aquellos sectores populares que pliegan al liberalismo en su justo anhelo por nuevos rumbos para el país. Triunfante el liberalismo alfarista, materia del cuarto capítulo, el clericalismo lo ataca por todos los frentes sin escatimar en los recursos: pastorales, sermones desde el púlpito y en los confesionarios, conformación de batallones de nuevos cruzados, incluso con mercenarios colombianos, para lo que abren sus rebosantes arcas con el fin de detener a los herejes, y anticristos. No les importa incurrir en la trai-

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114 5 ción, tratando de provocar un conflicto con el vecino del norte que es evitado por la sagacidad de la diplomacia ecuatoriana. La cruenta guerra civil que se prolonga durante toda la primera administración del general Eloy Alfaro, verdadera contrarrevolución conservadora azuzada por la Iglesia, convierte al país en un campo regado por cadáveres en casi todas las provincias de la serranía. Luego, toda reforma que emprende el liberalismo gobernante encuentra su feroz oposición: libertad de cultos, abolición de impuestos que pesan sobre los indígenas, Ley de Patronato, separación de la Iglesia y el Estado, la ley de divorcio, la enseñanza laica, la Ley de Beneficencia que temporalmente pone fin al latifundismo clerical, o la construcción del Ferrocarril de Sur. Defensores del oprobioso concertaje, junto con los terratenientes, se oponen a los afanes que la emergente burguesía necesita implementar para su desarrollo: ampliación de mercados, fomento agrícola e industrial, circulación de capitales y movilidad de la riqueza. Por eso, el anticlericalismo de los ideólogos más radicales como inevitable expresión de su lucha de clases. Fracasada su estrategia del combate armado recurre a una más sutil, la del caballo de Troya. Para minar al liberalismo radical por dentro y frenar la revolución introduce a terratenientes en el aparato del Estado, forja matrimonios entre generales liberales y linajudas damas de la aristocracia. Muchos de los conversos jugarán más tarde el detestable papel de victimarios de los más destacados líderes del radicalismo el 28 de enero de 1912. Tras la derrota de la revolución liberal liderada por Alfaro, después del bárbaro holocausto de El Ejido, se ponen las bases del nuevo poder político, fundamentado en una entente oligárquico–burguesa, conformada por terratenientes y banqueros, que dominará el país a lo largo de todo el siglo

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XX, bajo todas sus posibles transmutaciones. Es lo que el autor trata en el quinto y último capítulo. Las clases dominantes, en su larga luna de miel liberal–conservadora para en mancomún explotar al pueblo ecuatoriano, son descritas en sus más tenebrosas facetas. Bancos y Asociaciones Agrícolas, Cámaras de la Producción y partidos políticos con las más cínicas denominaciones, asoman como las organizaciones que hacen viable su ilimitada ansia de enriquecimiento. Todas esas instituciones, con la prensa de vocera, financian campañas presidenciales y los famosos fraudes electorales. Al mismo tiempo se testifica el inusitado auge de la actividad del pueblo que desengañado de conservadurismo y liberalismo entreguista forja sus propias expresiones políticas para luchar por una democracia que reivindique sus más caros derechos. Y paralelo a ello, la acentuada penetración del imperialismo yanqui, con la presencia directa de asesores, como sucede en el gobierno de Ayora para “modernizar” el país según sus conveniencias de control y dominio. Se analiza esa turbulenta década de los 30 a los 40, marcada por una enconada lucha de clases y su inestabilidad política reflejada en el inédito hecho histórico de tener 15 gobernantes, en sucesivas efímeras administraciones, tras sendos golpes de Estado o descalificaciones parlamentarias. Todos, representantes de las oligarquías costeñas o serranas, con la meritoria excepción de la dictadura del general Alberto Enríquez Gallo que deja de legado el Código del Trabajo y sus valientes medidas para frenar los exagerados privilegios de las compañías extranjeras. Velasquismo, galoplacismo, socialcristianismo advendrán luego en la defensa de los intereses de siempre de los explotadores, ya no solo con sus representantes sino con miembros de su clase, como Plaza y Ponce, poderosos terratenientes. Con el último, el consevadorismo hasta recupera directamente el poder después del asesinato de Alfaro.

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115 En ese ambiente político el clero, tema central del libro, es radiografiado como aliado incondicional de todo cuanto signifique golpes a las conquistas alfaristas. Se demuestra como recupera con creces –gracias al Modus Vivendi establecido por el dictador Páez y a las prebendas que le otorgan la mayoría de los siguientes gobiernos– su poderío económico: la educación, extensos latifundios en Costa, Sierra y Oriente, masiva traída de clérigos extranjeros reaccionarios. “Así como el pez no puede vivir sin agua, la Iglesia, sin duda por su esencia feudal, no puede vivir sin tierras”, nos dice el autor. Expropiada por la Ley de Manos muertas en 1908, recurre al principio a todo mecanismo, incluso los non sanctos, para adquirirlas nuevamente: a nombre de personas de confianza, formando compañías anónimas, compras sin hacer constar el carácter religioso de los compradores, hasta 1937, cuando merced al Modus Vivendi puede reconstruir abierta y legalmente sus inmensos latifundios. En 1947, según el Catastro de Predios Rústicos consta ya como propietaria de 133 latifundios, que según apreciación del autor seguramente son más porque no hay datos para la provincia de Loja, de la Costa y del Oriente. Más que las expropiadas a los jesuitas en la Colonia, concluye, y el doble que las expropiadas por la Ley de Beneficiencia de 1908. En años posteriores sigue incrementando sus propiedades. Solo en el cantón Cañar en 1962 posee 38.000 has, con las concesiones de Camilo Ponce se convierte en el mayor latifundista del Oriente ecuatoriano. Cosa parecida en la Costa en la provincia de Esmeraldas y Los Ríos (100.000 has. le cede en ésta el gobierno en 1959) La Iglesia se convierte en la mayor propietaria de tierras, superándole incluso al Estado. Tierras del clero trabajadas por huasipungueros, partidarios, arrendatarios y jornaleros, hasta trabajadores gratuitos, es decir, todas las formas de explotación que utilizan los gamonales particulares. Indígenas serranos y de las selvas orientales, montubios y campesinos costeños, sometidos a formas de trabajo precario, o míseros salarios. Estas las razones para que junto con los demás latifundistas sean enemigos acérrimos de la Reforma Agraria. Se convierte la Iglesia ecuatoriana en aliada del imperialismo que con el latifundismo, según afirmación del autor, son los mayores enemigos del pueblo ecuatoriano. Protestantes y católicos, olvidando viejas rencillas ahora trabajan juntos para desarticular cualquier organización en el campo y mantener el latifundismo. Se oponen a los Censos Agropecuarios para que no se sepa la magnitud de sus propiedades. Y a los latifundios se suma un crecido número de propiedades en las ciudades: terrateniente y casateniente. Negocios bancarios, industriales y comerciales, estaciones de radio y el gran negocio de la educación en todos su niveles, subvencionado en gran medida por el Estado, completa el cuadro de su poderío económico. Agréguese a todo lo anterior las limosnas de los fieles, las subvenciones del erario público, las exoneraciones arancelarias para importaciones, con lo que buena parte del presupuesto del Estado pasa a sus manos: se calcula por lo menos el 25% de la renta nacional. Y de sus elevadas ganancias, gran parte se convierte en fuga de capitales, con lo que la Iglesia es responsable directa de la pobreza y subdesarrollo del país. Trabajadores, obreros, inquilinos, profesores, consumidores, son explotados para el engrandecimiento económico del clero, convertido así en patrón y guardián, al mismo tiempo de los intereses de las clases dominantes. Otros temas tratados en este capítulo final son la intromisión en las organizaciones sindicales para frenar su lucha; la franca labor ideológica contra el socialismo y el comunismo, para lo que forma y dirige organizaciones dedicadas a ese fin. Así de poderosa la Iglesia en nuestra patria, “llena de recursos y con sus tentáculos en todos los resquicios de la nación”.

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116 5 Institución constituida en las postrimerías de la sociedad esclavista romana y consolidada en largos siglos de feudalismo, su esencia será esta última, aunque camaleónicamente se adapte a los avances que por su desarrollo se dan en la sociedad. Esa esencia reaccionaria, retrógrada, intolerante, supersticiosa y fanática no se abandona y brota siempre para contraponerse a los que luchan por las libertades humanas. Los brotes de progresismo y sintonización con las demandas de los pueblos, nos demuestra el autor, son casos aislados, particulares y generalmente sancionados de inmediato, pues no está dispuesta a tolerar en su seno disidencias y heterodoxias que minen las bases de su edificio forjado para la sumisión, obediencia y control de las conciencias. Así funciona y solo los ilusos pueden esperar de la Iglesia oficial otra visión del mundo. Clásico de nuestras ciencias sociales, La historia de la acción clerical en el Ecuador, cincuenta años después de escrita mantiene su vigencia en múltiples aspectos por la fuerza de sus argumentos y la veracidad de lo que en sus páginas se denuncia. Quien quiera entender las causas de palpitantes problemas nacionales irresueltos todavía, seguro encontrará en su lectura valiosas respuestas.

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Los aportes podrán ser: a) Artículos originales inéditos; b) Ponencias o comunicaciones a congresos; c) Artículos de revisión, estados del arte, etc. Extensión máxima del artículo: 34.500 caracteres con espacios (aproximadamente 10 páginas tamaño A4); tipo de letra: Times New Roman; tamaño de letra: 12 puntos; interlineado: sencillo. Contener un resumen en dos idiomas (español e inglés); extensión máxima: 1200 caracteres con espacios; tipo de letra: Times New Roman; tamaño de letra: 12 puntos; interlineado: sencillo. Palabras clave (español e inglés). Reseña biográfica del autor: Máximo 700 caracteres con espacios; tipo de letra: Times New Roman; tamaño de letra: 12 puntos; interlineado: sencillo. Citas bibliográficas: Sistema APA.

Los artículos recibidos son analizados en una reunión del Comité Editorial. En esta reunión, el Comité asigna la lectura de los artículos enviados a los distintos miembros externos del Comité, en función de su especialidad y experiencia laboral. Los miembros del Comité tienen un plazo de quince días para presentar su informe aprobatorio o negativo y las observaciones que consideren pertinentes.


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Palabra de autor

Roque Rivas Zambrano


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