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Del consultorio al aula

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Iztaccíhuatl

Iztaccíhuatl

Por: Dr. C. Dora Virginia Chávez Corral

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Soy egresada de la Facultad de Medicina, realicé un doctorado en Ciencias con especialidad en Morfología, con lo cual cambié el consultorio por el aula; mi percepción fue que mi participación era más necesaria en la educación de los médicos que directamente con el paciente.

Actualmente ya tengo 33 años en docencia, al principio pensé que me iba a aburrir, porque cada semestre se tiene que repetir lo mismo, pero, ¡cuál ha sido mi sorpresa!, que cada semestre suben personas distintas al vagón reservado para ellos en el tren de mi vida, con miradas, expresiones, dudas y preguntas diferentes. Haciendo con esto una travesía totalmente diferente.

A través de los años he aprendido a tener una comunicación más profunda con mis alumnos. Cada vez me es más fácil tocar sus sentimientos, pero al hacerlo he tenido que vencer mis propios miedos: al rechazo, a su indiferencia, que me “toquen un violín”, pero después de hablar con el corazón en la mano, la comunicación es diferente y todo fluye de manera natural.

Creo que soy consentida de Dios porque me colocó en el lugar preciso y hablar de Embriología para mí es apasionante. Vivo cada clase, la siento, y muchas veces al terminar me aplauden, al principio me desconcertaba, pero ahora sé que los hice vibrar con lo que acabamos de ¡vivir!, que se sintieron en los zapatos de Juanito; él es mi espermatozoide favorito y no tiene zapatos, solo una colita, pero vaya que tiene que ser muy perseverante para llegar a su objetivo, ¡fertilizar al ovocito!, así como ellos, que tendrán que vencer todos los obstáculos que se les presentan para llegar a ser lo que quieran de su vida.

Cuando me propusieron el año pasado, que la Reunión Nacional de Morfología llevara mi nombre, mi respuesta fue un rotuno NO, sentí como si le estuvieran poniendo fin a mi vida, y que ya tenía que entregar mis cuentas: mis fracasos, pero también mis logros. Gracias a mis fracasos he valorado lo que tengo y me han impulsado a levantarme y seguir de pie. Mis logros quizá no son muchos, pero son míos, los he conseguido trabajando duro, convenciendo a mis alumnos en el aula, que la embriología es fundamental en su formación personal y profesional. Además, he tratado de que también participen en investigación en las áreas morfológicas, eso les ha permitido ampliar sus horizontes ya que han participado en diferentes foros para dar a conocer nuestro trabajo y como resultado les ha servido para colocarse en los hospitales que ellos han querido.

Así que me siento totalmente satisfecha con mi vida, y como dice el poema “Vida nada me debes, estamos en paz”, ya que todos los alumnos que han pasado por mi aula son y serán los mejores.

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