(ahora)
Ahora mismo habrá hombres agonizantes y farolas encendidas, mujeres con las manos mojadas limpiándose con delicadeza en delantales ajados. Ahora mismo habrá estrellas a años luz de nosotros
muriendo de sobredosis en una película eterna que nos llegará con el mayor de los retrasos. Habrá hombres y perros y adolescentes anfetaminizados comiéndose a mordiscos, buscando yugulares. Hoy nacerá un nuevo milagro y una chica con un lápiz rojo mordisqueado levantará la vista del libro y clavará dos puñales azulados en tus ojeras macilentas. Ahora mismo habrá desfiles con banderas y confeti y ancianos esperando el dulce beso de la muerte y músicos underground buscando en el cubo de la basura de Thom Yorke.
Hoy el amanecer ha sido puro azar y en algunos lugares aún no ha amanecido o ya es mañana. Ahora mismo habrá asesinos por la calles con una nikon colgada al cuello persiguiendo la fotografía imposible de princesas asiáticas cruzando la Gran Vía con los ojos vendados. Hoy saldrán todos los locos a pasear persiguiendo ratones y esperanzas y luces de neón y acabar con todo ello para siempre. Ahora mismo la humedad es del sesenta por ciento y hay altas probabilidades
de precipitación, el viento sopla con fuerza y los pájaros diminutos se agarran con fuerza a los cables de la luz tiritando de miedo, esperando con paciencia la descarga del rayo redentor. Ahora mismo los perros callejeros huyen de las esquinas buscando una vida mejor, cubos de basura con mejores desperdicios y perras en celo que no aúllen como lobos de cuento. Una vida mejor una última oportunidad, un buen hotel en la costa con una terraza en la que agarrarse con fuerza a los últimos rayos de sol de cada atardecer, un hotel con piano-bar
y Tom Waits actuando martes y jueves desde las doce hasta el próximo amanecer difuso por el humo de los cigarros y los aplausos apagados de los que aún aguanten de pie. Hoy habrá nuevas oportunidades perdidas, nuevos niños perdidos que volaran de la mano de Peter Pan hacia tierras fértiles donde los piratas tienen garfios en vez de manos y no trajes de Hugo Boss y tarjetas Visa oro. Habrá periódicos con olor a tinta fresca, noticias inventadas, muertes injustas y primeros besos
inexpertos, demasiado húmedos, demasiado largos, demasiado ansiosos, demasiado inesperados pero todos maravillosos y únicos. Ahora mismo habrá parques públicos infectados de mendigos y rosas luchando por crecer entre el vendaval, casas de chapa y madera con televisores de millones de pulgadas, con agujas hipodérmicas formando sofisticados ramos de enamorados. Ahora mismo ha comenzado a llover, los pájaros revolotean angustiados y un perro viejo bosteza aburrido conocedor de más de diez primaveras. Antonio Torrejón.
Entrevista Manu Manzano. En estos tiempos tan grises, sólo la risa puede salvarnos. Este escritor tiene la capacidad poco común de hacernos reír, y reír de verdad, con sus libros. La ironía aún tiene cabida en este mundo cada vez más ruinoso. Con ustedes, la última esperanza de la literatura cómica en este país…Manu Manzano. De todos los inspectores, comisarios, detectives e interfectos literarios, ¿cuál es tu preferido? Evidentemente, Boris Beria Fuensanta y Nicodemo, porque son como hijos para mí; unos hijos tontos y harto despreciables, pero hijos míos al fin y al cabo, y puedo perdonarles que uno sea el cabrón más cabrón de todos los cabrones del hemisferio norte y que el otro sea apenas humano. También siento una verdadera predilección por Carvalho, por supuesto. Es que de Manolo Vázquez Montalbán, muchos hemos aprendido mucho. ¿Cómo surgió la idea de satirizar el género negro? No sé si se trata de una sátira del género. O por lo menos nunca me he planteado mis novelas como tal. Puede que ahora, viendo Capitán de las sardinas y El hombre de plastilina con un poco de distancia y por lo que los críticos literarios y los colegas de oficio han dicho de ellas, no esté del todo en desacuerdo en que son sátiras, pero no estoy muy seguro de que lo sean del género negro o policiaco. Más bien creo que se acercan un poco a la novela picaresca, o una suerte de esperpento revisado (o maltratado, perpetrado, no sé decirte). Creo que la estructura genérica de mis novelas ha sido, hasta ahora, circunstancial. Puedes llamarlas “policiacas” o “negras” porque en ellas aparecen unos cuanto polis, se mata a mucha gente y la acción siempre se desarrolla en el barrio Chino barcelonés, pero en realidad creo que son grandes historias de amor (amor trágico, enfermizo, desquiciado, perturbado y la mayoría de las veces punible) tamizadas por el cerebro malsano de los personajes. En realidad, suelo escribir del mismo modo en que los niños se mean en la cama por las noches, es decir, me escribo encima y, claro, sale lo que sale. Luego son los demás, los que entienden de esto de verdad, o a veces los editores, los que les ponen las etiquetas para que el lector sepa a qué atenerse. Tu libro de cabecera es... Tengo varios y va por épocas. Hace años releía cada cierto tiempo Il barone rampante de Italo Calvino, Tantas
veces Pedro de Bryce Echenique, A blind man with a pistol de Chester Himes, o Pop. 1280 de Jim Thompson. Ahora llevo una buena temporada en la que siempre tengo a mano Alacranes en su tinta de Juan Bas, Siete maneras de matar a un gato de Matías Néspolo, Ajuar Funerario de Fernando Iwasaki, o Sé que mi padre decía de Willy Uribe. Siempre los tengo cerca y cuando viajo por ahí a dar conferencias o a participar en certámenes literarios me llevo uno u otro. Y ahora puedes malmeter y decirme que estoy nombrando a los colegas. Y sí, es cierto, pero es que son muy buenos, coño, muy buenos, y se aprende mucho de ellos. Para ti ¿quién es el maestro absoluto de la novela negra ? Me crié leyendo a Chester Himes y a Jim Thompson, y eso, claro, no solo es malo para la cabeza de un niño de trece o catorce años, sino que además deja poso. Pero soy incapaz de decidirme por uno en particular, y de aventurar un canon ni hablemos. De Himes me gusta la despiadada ironía con la que retrata el conflicto racial americano y su humor negro y exagerado, de Thompson la crudeza de sus historias y la construcción psicológica de sus personajes principales. Y aunque no sé si son los maestros indiscutibles del género, sí sé que en su momento me impresionaron tanto que ahora enseguida me vienen a la mente.
¿Dónde has encontrado la inspiración para crear a tus personajes (en el más amplio sentido de la palabra) Boris Beria y Nicodemo? Viví los ochenta y los noventa en el barrio Chino de Barcelona y, aunque parezca mentira, la construcción de los personajes de Boris, de Nicodemo, de Pepa la Sonrisas o de los que conforman el Comando G se nutren de personas a las que, de un modo u otro, he conocido durante aquella época. Recuerdo que en el bar Kentucky, el que fuera el reposo del guerrero de los soldados de la Marina americana que llegaban a puerto en la década de los cincuenta y sesenta y que luego en los ochenta reunía en su parroquia a la fauna local más selecta, cada noche podías encontrarte con una señora sordomuda de unos cien quilos de peso en cuyo regazo invariablemente se sentaba El Pinocho, un tipo medio enano con seis dientes y una nariz aguileña de casi diez centímetros de largo. Parecían el ventrílocuo y su muñeco. La sordomuda, por su parte, no conocía el lenguaje de signos, por lo que se comunicaba con los parroquianos por medio de gemiditos guturales y grandes aspavientos, pero era una mujer encanta-
dora, muy, muy cariñosa con todos y con la que podías mantener una conversación de una hora sin cansarte de tanto gesto. De hecho, el dueño del bar juraba sobre siete biblias que, en su juventud, aquella mujer había sido domadora de caballos de un circo búlgaro de gira por provincias, y que el trapecista, su novio, se había quedado parapléjico en una mala caída y había obligado a la sordomuda a meterse a puta para que lo mantuviera, y de eso hacía cincuenta años. Además, viví unos cuantos años en un piso de la Calle de la Cadena, cuyos habitan tes, o al menos un porcentaje considerable, eran patibularios de pro. En el tercero segunda, por ejemplo, vivían dos prostitutas que hacían la calle allí mismo, y que supongo que me cogieron cariño, y yo a ellas, y entablamos amistad. Comíamos los tres juntos muchas veces, o en su casa o en la mía, según quién tuviera la nevera menos vacía. Me lavaban la ropa y me cuidaban el gato (un gato con hidropesía, que pesaba once kilos y al que llamábamos Gatocino) cuando estaba fuera. Durante aquellas comidas escuché las historias más increíbles que pueda imaginar un pipiolo universitario como era yo entonces, pero que para ellas era el pan de cada día. Por otro lado, suelo cenar a menudo con un par de jueces de lo penal y algún que otro mosso d’esquadra, y de ellos he aprendido que el crimen en este país se parece muy poco a lo que nos enseñan las series televisivas, hay muy poca sofisticación tanto en el quehacer cotidiano de los investigadores de la policía como en los usos y costumbres de los criminales. El asesino español medio es más aficionado al cuchillo jamonero o a la pedrada en el cráneo que a montarse coartadas estudiadas o a diseñar elaborados planes perversos. Luego, cuando me pongo frente al ordenador, a esas personas de carne y hueso simplemente les he añadido una pátina de mi propia cosecha, y han acabado siendo personajes de mis novelas. Es que, en realidad, los finales de los ochenta y principios de los noventa en el barrio Chino de la Barcelona preolímpica dan para eso y para mucho más, créeme. ¿Qué fue antes, la gallina o Nicodemo? Hombre, no podría jurarlo, pero de algo sí que estoy seguro, de haberse dado la eventualidad de que hubieran nacido a la vez, Nicodemo habría tardado muy poco en comerse a la gallina, y no necesariamente después de desplumarla. Próximos proyectos. Por un lado, estoy escribiendo Carta de un cómico a la muerte, la historia de un humorista televisivo, víctima de malos tratos en su infancia, y en su madurez adorado por el público,
pero que es un absoluto fracasado en cuando a vida sentimental y emocional se refiere. La historia empieza con el funeral del padre y termina con su propio funeral, y se desarrolla durante los seis meses de tiempo que trascurren entre funeral y funeral, y la historia en sí no es más que una búsqueda desesperada, torpe y cómica de la felicidad, aunque el resultado de la búsqueda sea de efectos tan imprevisibles como opuestos a la intención inicial. Es una tragedia feroz, pero la estoy escribiendo con el mismo sentido del humor exagerado propio de mis dos novelas anteriores. Sospecho que es el libro que hará que todos aquellos miembros de mi familia que aún no se atrevían a escupirme en la cara cuando se cruzaban conmigo por la calle salgan ahora con un bate de beisbol a romperme las rodillas. Por otro, hace unas semanas que acabé La musa muerta, el tercer caso de Boris y Nicodemo, que de algún modo retrata en parte el pomposo mundo del arte barcelonés de los años noventa en la figura de un performer ninguneado por la crítica que se convierte en suicida reincidente pero que falla continua mente en todos sus intentos de matarse. Este perfomer ninguneado monta en secreto complicadas performances a modo de efecto dominó que invariablemente tienen el cometido de acabar con su propia vida, y siempre frente a alguna instalación de otro artista, su opuesto, que según él se está llevando inmerecidamente todos los elogios, y al que odia y culpa de su propio fracaso. En una de sus performances suicidas fallidas en el Museo Contemporáneo de Barcelona mata por error a una turista rusa. Y a Boris y a Nicodemo les basta con oír la palabra “rusa” para empezar a liarla parda entre las mafias del Este asentadas en Barcelona. Las dos tramas, la del performer y la de las mafias del este, discurrirán en paralelo hasta confluir en un final común. Lo que no sé es cuál de las dos se publicará antes, aún tengo que decidirme. Sólo hace seis meses que El hombre de plastilina está en las librerías y hay que darle más aire antes de sacar a la calle la siguiente novela. Al menos debería esperar un año y medio o dos como mínimo, o eso dicta el negocio editorial, y para entonces ya tendré lista Carta de un cómico a la muerte. En fin, que seguramente tendré que echarlo a suertes.
EL LOBO ESTEPARIO Estamos en Navidad (por lo menos mientras escribo este artículo) por ello debemos dedicar unas líneas a uno de los clásicos de la literatura no solo de estas fechas, sino universal. Con todos ustedes...
“CUENTO DE NAVIDAD” DE CHARLES DICKENS El día 2 de Enero pude presenciar una adaptación infantil de esta inmortal obra de la cual tenéis una reseña en la página de al lado. Felicitar a los componentes de “La Pócima de Juana” por el gran trabajo realizado. Respecto al libro, debemos decir que fue escrito en 1843, ambientado en la Inglaterra de entonces donde se esta produciendo un proceso clave, la Revolución Industrial. Esta revolución produjo grandes avances, sí, pero también la creación de una sociedad de desigualdades, que quedan claramente reflejadas en esta obra, y representada en las grandes urbes (colmenas urbanitas, perdóneme señor Cela) donde todos los estamentos están representados con sus injusticias. Eso refleja la obra. También vemos como el personaje principal es fruto en su presente de su pasado, y a la vez est á escribiendo un futuro nada alentador, en sus manos está cambiarlo. Un mensaje esperanzador al menos. Como fábula infantil es enorme, porque hace que uno se responsabilice de sus actos. Probablemente si a uno de las grandes fortunas actuales le visitasen tres fantasmas los demandaría por intimidación y seguro que encima ganaba el juicio, pero bueno, es Navidad, donde todo es posible, así que, por qué no ir al Teatro y disfrutar de una buena adaptación infantil. Dickens representa al ser humano con sus miserias y sus logros. Ojalá todo en la vida acabase como esta obra.
CUENTO DE NAVIDAD de DICKENS POR “LA PÓCIMA DE JUANA” -
Siempre he pensado que representar esta obra en un montaje teatral es harto complicado por una sencilla razón, la capacidad de poder captar el viaje espacio temporal al que es sometido el personaje principal por los tres espíritus de la navidad sin que quede chapucero. Si a esto le añadimos no disponer de grandes medios como pueda ser un teatro de la capital (como dirían algunos), la misión se hace aún más complicada. Por ello, tengo que felicitar a los componentes de “La Pócima de Juana”, amantes del teatro afincados la mayoría en Numancia de la Sagra. Porque lo consiguieron y con creces. Para ello, contaron con dos pilares a mi parecer básicos. Por un lado un espectacular sonido. Pude comentar con uno de los actores el gran trabajo que había realizado el técnico de sonido para ambientar la obra. íi amigos, fue increíble cómo sonaba aquello y lo bien que estaban escogidas las piezas musicales que encajaban con la precisión del mecanismo de un reloj en las escenas. Ni un fallo a este respecto. Fenomenal. El otro pilar básico fue la enorme actuación de Iñaki como Míster Scrooge. Es evidente que ya de por si la obra hace a este personaje el eje principal sobre el que van orbitando alrededor el resto, pero se notó no s ólo su buen hacer, sino que además había soñado con interpretar como buen niño grande. En todo momento mantuvo el nivel interpretativo. Respecto al resto de la obra, mencionar la idea de introducir los ratones como elemento interpretativo, el buen hacer de todos los actores, y la canción final (qué detalle) que hizo levantarse de la butaca a los mas pequeños (y no tan pequeños). A mí desde luego, me dibujaron una sonrisa en el rostro. COMENTARIOS EN: juanfranciscovegas@yahoo.es http://historiasesteparias.blogspot.com/
Un aullido del Lobo Estepario
Es enero El topo intuye la tormenta de agua y abre su agujero. Comienza el año y comenzará lloviendo porque lo dicen los topos y los gusanos, ninfas de los bosques de hormigón. Las nubes no quieren replegar su vuelo y se alzarán como grandes zeppelines en los cielos de enero. El mes del lobo. El mundo comenzó un día uno de enero con la resaca de una gran explosión, una navidad de gases y fuegos cuando no había dios, ni dio-
ses, ni topos ni gusanos, ni hijos de vírgenes. Están abiertas las puertas del templo del dios de las dos caras: Jano, el principio y el fin. Su templo, topera de los guerreros que piden auxilio. Yo conozco a esos dioses diminutos que viven bajo tierra y son dueños de mis tormentas, y de los ríos y de los mares cuajados en mis lagrimales. No vi a dios en Navidad, ni vi al hijo de María, que vino para salvarnos. Vi las luces de los sueños prestados de las ninfas del pasado y me senté en la calle helada esperando la tormenta que debería haber dado sentido a esta fiesta. Es la intuición frustrada de un mes décimo condenado sesenta y un días al ostracismo de los años que terminan. Copulan Jano y Juturna junto a la cuna del primer día invierno, y engendrarán al hijo que da sentido a las lágrimas. Al fin. El lobo también conoce el miedo. El lobo también llora. Es enero. Carmelo Basabe Carmelobasabe@gmail.com carmelobasabe.blogspot.com
Janderground Siempre que acaba y empieza un año nuevo es hora de hacer balances. Trabajo arduo, ya que nuestra mente suele tener tintes parecidas a la de los peces. Nos solemos quedar con la información más reciente que nuestro cerebro pudo almacenar. Con lo cual, vamos a intentar hacer un pequeño ejercicio de memoria e intentar recordar los mejores vinilos que han pasado este año por nuestras manos. Como uno de los más destacados en este 2010 destacamos a Marco Niemerski, nombre que igual os suena al nuevo lateral zurdo del Hércules, pero que si le nombramos con su nombre artístico, Tensnake, ya la cosa suena mejor. El germano Tensnake saltó a la palestra este 2010 con su hitazo Coma Cat. Publicado por Permanent Vacation, el cual arrasó en ventas y fue uno de los discos con más licencias este año. Todo un indispensable. A partir de ahí, se lanzó a realizar infinidad de remixes para varios labels, dando su toque Disco tan característico en todas sus creaciones. Editando desde el 2006, este ha sido su año de explosión. Incluso llegando a cotas más mainstream, al editar su propio Defected In The House para Defected Records. Ahora te lo puedes encontrar recorriendo las cabinas de medio mundo, siempre haciendo su Live. Dentro del espectro del Disco-House (dejemos la etiqueta ahí para no liar más el asunto) este 2010 se ha prodigado en infinidad de producciones. Gente como The Revenge, Azari & III, Tiger & Woods, Linkwood Family, Ooft! (por nombrar algunos) también han contribuido al auge de este estilo más funky y groovero. Ha habido Infinidad de versiones de temas discotequeros sacadas del baúl de
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los recuerdos, que nos han echo hacer una regresión al pasado para volver a bailar debajo de la bola de espejos. Tampoco nos queremos olvidar del incombustible Henrik Schwarz, que este añito nos ha regalado varias perlitas de las buenas. Sobre todo su remix al tema de Omar - I'm Feeling You. Que a pesar de salir a la luz en formato promo en 2009, fue este 2010 cuando salió editado, y también ha sido uno de los singles que más ha sonado. Hemos asistido a la consolidación del label Delusions of Grandeur, apuesta del capo Jimpster. Que referencia tras referencia se nos ha ido colando en nuestras maletas. Con Session Victim y Tornado Wallace como estandartes. También mención especial para Instruments of Rapture, Running Back o el incombustible Innervisions, que aunque no ha sido su mejor año, ha dejado algún temazo importante este añito. En cuanto al tema nacional, labels como Minuendo Recordings, Deep Explorer, Troubled Kids, Lovemonk, Loudeast, siguen apostando por su linea más deepera, cosa que nos congratula gratamente. Con infinidad de gente patria a la hora de producir tracks de enorme calité. Como siempre, esto son gustos personales, y cada hijo de vecino tendrá su toplist 2010 particular. Para Janderground, esto es de lo mejorcito que hemos tenido entre las manos este añito. Podemos decir que este 2010 ha sido bastante productivo. Y esperamos que el 2011 siga teniendo una banda sonora aceptable y que nuestros oídos lo puedan degustar.
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21 Una explicación Rubén Bravo
Se trata de explicar el mundo. Pero no a través de un sistema complejo de ideas y realidades expuestas con más o menos rigor filosófico, con más o menos ideas concretas y correctas, sino de explicarlo de una forma simple y abarcable. Ya las primeras narraciones, los primeros visos de ficción trataban de explicar la realidad. Eso son los mitos antiguos, los cuentos que de forma oral pasan de un miembro a otro de una tribu o un grupo. Se trata de explicar el mundo, de poner orden en
la realidad, de hacer que el mundo de menos miedo, sea más apacible para nosotros. Así se explica cómo ha llegado el hombre a vivir, cómo consiguió el fuego, cómo se formó la tierra. Una explicación para unas realidades complejas que no sabemos explicar. Y que calman un poco nuestra ansiedad, nuestras inquietudes, nuestros miedos. En cierta forma siempre ha funcionado así la ficción o más que sólo la ficción todo el arte. Como una manera de explicar el mundo, o al menos la parte del mundo que conocemos. Si al mito le sustituyeron pronto la ciencia y la filosofía, al arte, a la ficción y su capacidad expresiva y explicativa no ha podido superarla nada. Aún sigue vigente como la manera más útil en que alguien puede contar su visión del mundo, su realidad. Y de ahí tratar de explicar o representar toda la realidad o una parte de ella. Porqué la ficción y no la filosofía o la ciencia, es simple, la ficción es muy accesible para el que la crea y también para el que la recibe. Emisor y receptor pueden entenderse con facilidad, explicarse con facilidad y sin conocimientos previos, sin un vocabulario o un bagaje extenso. Simplemente hace falta receptividad y capacidad expresiva. Nada más. O ganas de contar y ganas de que te cuenten. Por eso la ficción es más usada que la filosofía o la ciencia. Es mucho más falible y mucho menos exacta a la hora de hacer comprender la realidad, a la hora de expresarla o definirla, pero muchas veces es más directa y más cierta, por su ca-
pacidad de empatizar con el receptor. El receptor se siente mucho más cercano, por tradición, por convención, por costumbre, de los mundos ficticios, que de la filosofía o la ciencia. Muchas veces recordará el receptor una explicación del mundo que le ha llegado por la ficción y le parecerá absolutamente útil, necesaria y verdadera. De ahí que las frases o las historias de la ficción sean tan utilizadas en la vida cotidiana. Que podamos decir sin temor a equivocarnos, porque lo hemos visto representado y acertado, “todo el mundo miente” y sepamos que es cierto. La ficción, el arte, van dejando un poso de realidad y de representación de la realidad en el receptor. Así, sabiendo que una película no es un documental, que lo sucede en ella no es cierto ni lo será nunca ni nunca lo ha sido por más que pueda estar basada en hechos reales, sabremos que nos explica el mundo. Puede que un mundo muy reducido, puede que simplemente cuente una historia de amor, pero esa también es una forma de contar el mundo, una de las partes del mundo. Un ejemplo claro está en la fotografía. Decimos siempre que quien hace la foto no sale en ella. Pero no es totalmente cierto. El primero que sale en la foto es el que la hace, porque lo que vemos finalmente es lo que él vio, lo que vemos es su mirada, sus ojos. Nos devuelve su mundo como si fuera un espejo, nos muestra lo que él vio en ese segundo. Una mujer hermosa, un paisaje seco. La fotografía es los ojos del fotógrafo, el mundo del
fotógrafo. Igual sucederá en la pintura y en cualquier narración, donde el narrador se situará en un punto y desde ahí nos trasladará lo que vea o imagine, nos trasladará su visión del mundo, su idea del mundo. Ahí vemos como la ficción, el arte, nos representan el mundo, nos lo muestran. Y siendo como es la ficción o el arte un hecho individual (la mayor parte de las veces al menos) lo que nos llegará es la representación o la visión personal del mundo que el artista, el pintor, el escritor o cualquier otro tienen. El filosofo ha de crear un sistema de ideas, unos conceptos, ha de manejarse con la realidad, ha de exponer la realidad y saber que lo hace así. El artista ni siquiera tiene que saber que lo está haciendo para hacerlo. Es la gran ventaja de la ficción como explicación del mundo. No requiere nada. No necesita nada. Nos contará la realidad aunque no quiera. Es como ponerse delante de un espejo, la ficción nos devolverá una imagen de la realidad aunque no queramos que sea así. Al tratar de contar una historia se desprenderá de ella una imagen de la realidad, como se desprende una imagen al ponernos ante un espejo. Unas veces será sin más un espejo, otras será un espejo deformado, otras será un detalle del reflejo, pero eso es la ficción, un espejo del mundo, una imagen, tal vez descolocada, volteada, de la realidad, pero eso al fin y al cabo: una explicación.
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canciones
este viaje dice así:
Sucede en muchos conciertos. La canción ha sonado en la radio, es el éxito, inesperado, del disco, del grupo. Ellos mismos no lo esperaban. Y saben que no es su mejor canción. Pero en los conciertos la piden. Y no saben cómo se llama, así que todos piden Ojalá. Pero no se llama así, se llama Siempre que quiera y es el gran éxito de Muchachito Bombo Infierno. La otra, Ojalá, es una canción de Silvio Rodríguez, cabeza principal de la Nueva Trova Cubana, nacidos al albor de la revolución castrista contra el recientemente piropeado (al menos en mi presencia) Batista. La canción del disco Al final de
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan para que no las puedas convertir en cristal. Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo. Ojalá que la luna pueda salir sin ti. Ojalá que la tierra no te bese los pasos. Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones: ojalá que no pueda tocarte ni en canciones. Ojalá que la aurora no de gritos
que caigan en mi espalda. Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz. Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado. Ojalá que el deseo se vaya tras de ti, a tu viejo gobierno de difuntos y flores. Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones: ojalá que no pueda tocarte ni en canciones Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nieve. Ojalá por lo menos que me
lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones: ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
Siempre me hace mucha gracia en los conciertos oír cómo piden a Jairo y su Bombo Infierno que toquen Ojalá. Y me imagino qué sucedería si se arrancaran a tocar la de Silvio Rodríguez. Seguro que se quedarían todos extrañados y pensando, ¿qué están tocando? Siempre que quiera es una canción malinterpretada. Su estribillo dice “Ojalá no te hubiera conocido nunca” y la interpretación popular tiende a ir en línea recta, a la ruptura de una relación y sus consecuencias: el odio. Ojalá no te hubiera conocido nunca. Ojalá no existieras, aunque fuera para mí. Sin embargo dice, ojalá no te siguiera queriendo como te quiero, ojalá dejara de verte en todos los segundos, porque te quiero y no estás aquí y no estás conmigo. Así que ojalá no te hubiera conocido para no quererte como te quiero. Es una canción que he escuchado decenas de veces, muchas en directo, una canción que pertenece al
Silvio Rodríguez y Muchachito
ahora. Ojalá, sin embargo, es una canción que pertenece más al pasado. A una época en que me parecía que no había nada mejor que el montón de palabras que soltaban los cantautores. Con el paso del tiempo casi todos ellos y casi todas sus canciones me aburren absolutamente. Me parecen tediosas. Monocordes. Pero muchas permanecen en mi memoria. Ojalá, Te doy una canción, Te molesta mi amor, y algunas otras. Y escucharlas me sigue produciendo cierto placer (eso sí, escucharlas un número reducido de veces, no puedo ya regodearme en ellas una y otra vez). Algo en común tienen las dos, si en un concierto suena un solo acorde de cualquiera de ellas todo el público puede cantarlas. Incluso sin música. Silvio Rodríguez o Jairo pueden irse del escenario y dejar al público can-
tando. Y volver cuando terminen. Ellos solos se apañan. También tienen en común cierto significado, cierto aire de familia por así decir. No suenan igual. Ojalá se toca con una sola guitarra y con voz pausada. Siempre que quiera la puede tocar Jairo solo (y a veces lo hace), pero suena más a sí misma con una banda detrás, con muchos músicos. El aire de familia está en sus palabras: Ojalá pase algo que haga que no te vea siempre, en todos los segundos, en todas las visiones, ojalá no pueda tocarte ni en canciones, que se parece mucho a ojalá no te hubiera conocido nunca para no amarte siempre para no verte sin verte, para borrar tu recuerdo del que siempre me acuerdo. Las mismas palabras, la misma expresión, pero distintas formas. Una recubierta de poesía, de cierto aire simbólico, la otra tiene una música poderosa, un ritmo contagioso. El mismo sentimiento expresado como cada uno sabe, pero la misma idea, que parece una idea universal porque salta de un continente a otro de un tiempo a otro. Y nada mejor y más difícil que conseguir expresar lo universal. Rubén Bravo.
SUBTERFUGIOCROMADO
Berlín christmas: orgías techno 10 grados bajo cero. Un palmo de nieve en la calle. Una noche por delante. Una orgía por hacer. Esta combinación aplicada en Berlín puede tumbar lo que queda del muro, únicamente útil para las fotos previsibles de los turistas. En el piso, bebemos cerveza hasta olvidar en qué ciudad nos encontramos. Música a todo volumen, electrónica minimalista, hegemónica en la capital alemana. El compañero de piso de mi amigo nos envía a un hangar en el que hay una performance de sus compañeros de arquitectura. No nos enteramos de nada. Es una adaptación vanguardista de una obra de Kafka, sin diálogo, más bien con cánticos góticos. La borrachera no me permite interactuar con el público local, pero no me preocupa. Regresamos a casa en tranvía, sin pagar, y bebemos más hasta la hora de ir a uno de los mejores clubes de la ciudad: Watergate. La música suena estruendosamente alta, y algunas chicas bailan eróticamente.
La segunda vez que salimos del baño, después de tomar unas sendas rayas de Speed, choco de bruces con una jovencita pelirroja. -¡Me has asustado!-exagero -Lo siento. Me besa para compensar su falta de detección de cuerpos a tan poca distancia. El beso se prolonga hasta que la empotro contra la pared y le meto mano. Ella parece muy feliz. -¿Quieres follarme? -Claro. -¿Vamos a un hotel? -Natürlich.-algo así como “naturalmente” Llegados al hotel, con pinta andrajosa y olor a sudor y alcohol, entramos en la habitación doble. Ya desnudos, la chica me pregunta lo más bonito que te puede regalar una mujer alemana para navidad: -¿Quieres que llame a una amiga? -¡Natürlich!-algo así como “a tres amigas, también”. www.vanitydust.com
DO LADO DE LÁ
DO LADO DE CÁ
Mi viaje estaba llegando a su fin…. Quería visitar la Patagonia pero viendo los precios y el hecho de que en invierno hace muchísimo frio y hasta se cortan las carreteras al final tuvimos que decidirnos por otra ruta. Desde Buenos Aires salimos hacia Mendoza, la cuna del vino en Argentina, de allí al pico más alto de las Américas: el Aconcagua, pasando por Salta y la frontera con Bolivia para terminar en Iguazú, por tercera vez.
“Cuaderno de Bitácora 2010. Norte de Argentina” Salimos de Buenos Aires directos para Mendoza. Subimos en un autobús de dos plantas con los asientos muy cómodos, cada fila solo tenía tres asientos y con comida incluida. Cual fue nuestra sorpresa cuando salimos de viaje y el azafato responsable de la comida coge el micrófono y nos dice que vamos a jugar un bingo con el premio de una botella de vino. Parece una tontería pero estuvimos dos horas entretenidos jugando, ya hasta picados para ver quien ganaba. Después la comida no era nada del otro mundo, eso si comida típica más de un avión que de un autobús, pero nos sirvieron una cena caliente que nos quitó el hambre. Lo mejor del servicio en el autobús es que no tienes que parar y haces el viaje mucho más rápido, eso si también cansa no poder estirar las piernas en doce horas. Llegamos a Mendoza por la mañana salimos con las mochilas hacia la ciudad y encontramos un hostal barato, con cocina para usar, desayuno incluido y vino libre durante 24 horas… no os diré cuantas botellas nos bebimos en tres días que estuvimos allí. Mendoza es la
cuna del vino argentino, la zona está llena viñas y de bodegas.
Parque Aconcagua
Vinícius Assis
Visitamos la ciudad, el centro era bonito con una gran plaza, donde había muchísima gente jugando futbol, paseando etc. El parque San Martín es enorme, con un gran lago y con vistas de la ciudad. Al día siguiente nos dirigimos al Parque del Aconcagua, a dos horas en autobús de Mendoza. El parque está en la falda de la montaña, en la frontera con Chile, desde allí se puede observar el pico más alto de los Andes. En el parque hay un circuito que se puede hacer para observar las montañas. Hacía mucho frio pero el paisaje era precioso. Salimos del parque y bajamos hasta el puente del Inca, un puente de piedra natural que sin embargo parecía esculpido. Las caras en esta zona cambiaban de color. La imagen que se tiene del argentino en realidad es la imagen del porteño, parecido al europeo. Pero sales de Buenos Aires, sobre todo hacia el norte y ves la mezcla del español con el indígena. Bueno que os voy a decir si en Ugena tenemos algunos especímenes como prueba. Y es que por mucho que se diga Argentina es un país latinoamericano, a lo que mi entender no tiene nada de malo, todo lo contrario. De Mendoza salimos rumbo a Salta en la frontera con Bolivia. Aquí volvimos a encontrar las caras, ropas y costumbres que descubrimos el año pasado en Bolivia. La ciudad de Salta es súper barata, tranquila, el centro histórico muy bonito pero sin duda lo mejor es alquilar un coche e irte a pasear por la zona. Tienen un pequeño desierto de sal, la altitud comienza a subir, ves la vegetación típica de estas zonas de los andes, las llamas, alpacas y vicuñas, a lo que se suma los colores de las
montañas. En Pujamarca vimos la montaña de los siete colores, la piedra pasaba de diferentes tonos de verde, a rojo, marrón, amarillo, blanco, negro y rosa. Fuimos con el coche por caminos desiertos entre las montañas, con unos paisajes impresionantes. Nos encantó volver a ver el paisaje de las grandes altitudes de los Andes. De Salta fuimos a Puerto Iguazú, para volver para casa por tierra. Y por tercera vez fui a visitar las cataratas, pero esto ya lo he contado así que no volveré a repetirlo. Había acabado nuestro viaje, y el siguiente destino era volver a casa, pero esta vez de verdad, volver a España para quedarnos por un tiempo.
Montaña de los siete colores
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Vinícius Assis
LOE
El camino embarrado dejó
De ruta con Abelius: Pozo Fierro (La Cepeda - León) El
día
de
además
de
paso al camino nevado y helado y las ruedas de las bicicletas cobraron vida propia.
Nochebuena,
escuchar
Llegamos a un refugio de
el
montaña donde hicimos un
discurso del hombre al que
descanso y repusimos fuer-
más le costó ganar su puesto de
trabajo
y
zas.
más
seguimientos laborales tiene de toda esta nuestra España, se puede hacer una buena
Continuamos la ascensión en el que para mi fue el tramo más duro del día y, finalmente llegamos
al punto geodésico, al lado de una caseta forestal. Desde este punto se
ruta en bicicleta con buenos
divisa media provincia, ya que vimos León capital, Astorga, El Bierzo, El
amigos. En esta ocasión la ruta la hicimos Basilio, Castañé y un
mimos lo poco que nos quedaba y de nuevo subimos a las bicis para
servidor.
El lugar elegido fue el punto más alto de La Cepeda (1.580 metros), comarca situada al norte de la Región leonesa, concretamente en la provincia de León. Esta ruta es circular, parte de Quintana del Castillo, pasa
por Palaciosmil y de nuevo a Quintana del Castillo, pero vayamos por partes.
Comenzamos la ruta sobre las 13:15, por carretera fuimos de Quintana a
Palaciosmil y allí ya empezamos a recorrer monte. El día estaba lluvioso y a medida que comenzamos a ganar en altura la lluvia dio paso a la
nieve. No es una ruta muy complicada, ya que la ascensión se realiza de
forma prolongada, sin grandes desniveles. A medida que vamos subiendo nos damos cuenta que dejamos abajo otro punto importante de esta comarca, el Cueto de San Bartolo, donde estuvo asentada la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, entre los años 1192 y 1870.
Órbigo, etc. Disfrutamos de las vistas, nos hicimos las fotos de rigor, codisfrutar del descenso.
El descenso es interesante, ya que tiene un gran número de curvas y
pendientes no muy prolongadas, pero si lo suficiente como para coger una velocidad considerable.
Una vez finalizado el descenso, seguimos por el camino que nos llevó
de nuevo a Palaciosmil para desde aquí, regresar al inicio de la ruta
donde teníamos la furgoneta de Basi sobre las 16:30. La ropa que llevá bamos estaba totalmente llena de barro, por lo que nos tuvimos que
cambiar. De aquí a nuestras respectivas casas en Astorga y San Román de la Vega (mi pueblo), ducha y a tomar los cortines de rigor del día de Nochebuena.
Buena ruta y buena compañía, nos vemos en la siguiente.
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Lo que el ojo no ve Expresso Noemí Benito
Ella mira el rastro que dejan sus lágrimas en la crema del café. Han dejado una imagen que lee como si fueran unos posos reveladores. El destino le regala pedazos rotos de un corazón de espuma blanca. No se atreve a beber, no quiere ser partícipe de su aciaga predicción. Él había prometido ir a la cita, había prometido tantas cosas que ya no le sorprendía su ausencia. Allí estaba ella, sola, otra vez, únicamente acompañada por el reconfortante aroma del café. Miró por la ventana el ir y venir de la gente en la calle y pensó que la vida seguía su curso sin importarle cómo podía sentirse ella. Él también hacía su vida sin tenerla mucho en cuenta, salía sin decir-
le dónde iba y, cuando llegaba, tampoco le daba muchas explicaciones. Se acercaba cual felino depredador, acechándola con sus palabras melosas, con sus caricias expertas, con sus besos frenéticos. Ella se dejaba arrastrar a aquel laberinto oscuro de lujuria, perdiendo la razón desde el primer instante. Cuando él terminaba, tras haberla dejado exhausta, se marchaba siempre al salón. Entonces la cama se convertía en una isla desierta y ella, cada día, se sentía más perdida, sin posibilidad de rescate. Pero después el volvía oliendo a cerveza y le hablaba bajito de las cosas maravillosas que harían juntos, de lo hermosa que era, de lo mucho que la amaba. Mientras, deslizaba las manos por su ropa interior y ella volvía a precipitarse al abismo. Sabía que no era la única que sucumbía a sus malas artes, pero no encontraba la manera de desintoxicarse, cómo arrancarle de su vida de su vida. Ella mira su café, abre un sobre de azúcar que echa en la taza para borrar el rastro de sus lágrimas, y se siente mejor. Da un largo sorbo al café; paladea su sabor amargo, su textura sedosa y sonríe tristemente al pensar que aunque el no ha venido y una parte de ella se alegra de esa ausencia. Pronto vendrán a buscarla. No ha sido cuidadosa, no ha limpiado la sangre, ni se ha desecho del cuchillo. Todo ha sido demasiado rápido. Apura su café deleitándose, sabe que será el útimo con crema de leche sabor especial a libertad.
Un viaje cercano…o no Desde siempre he sido un aficionado a todo lo que tenga que ver con salir al campo. Es una pena que últimamente esté tan masificado. Pero también es una pena que algunos nos creamos que por llevar tiempo saliendo y gustarnos la paz y la tranquilidad tenemos más derecho que el resto a disfrutar de él. Casi siempre he practicado senderismo. Y poco a poco voy intentando hacer cosas que a la gente ahora le ha dado por llamar deportes de aventura, y cuando yo era joven le llamábamos “hacer el cabra”. La verdad es que con estas últimas he empezado, lo que a mi me gusta considerar, “bastante mayor”, pero si le preguntas a la mayoría te diría que “demasiado viejo para esas cosas”. Bueno, después de presentaciones y justificaciones, voy al grano. Lo que pretendo aquí es compartir lugares, y sobre todo un punto de vista sobre los espacios abiertos y sobre las actividades en la naturaleza. Evidentemente, voy a hablar de lugares de escalada. No lo puedo negar, soy un freaky. Pero no es tan sólo “un” sitio donde ir a escalar. Si no una zona (para mi, claro está) interesante de visitar, sea por sus paisajes o por las actividades que
podemos practicar. Betis no es tan sólo un equipo de fútbol. También es un pueblo de la provincia de Cádiz. Está a unos 16 km de Tarifa. En la Sierra de San Bartolo. Llegar allí es lo más parecido a buscar El Dorado si no sabes ir o no vas con alguien que conozca el camino. Una vez que te diriges a Tarifa por la N-340 debes desviarte dirección Playa Bolonia, uno de los grandes atractivos de la zona. Donde aquel que quiera dar un paseo puede subir a su duna con 30m de altura y unos 200m de ancho, desde donde se ve toda la playa y los pinos semienterrados al otro lado. Claro está, no se os ocurra ir con “Levante”, ese molesto viento que te tira arena con mala leche. Al lado de la playa, si rebuscamos un poco, hay una zona para hacer boulder (escalada en rocas más pequeñas, pero sin cuerda, simplemente una colchoneta, la
arena de la playa o nada). Las piedras tienen formas asombrosas. Aunque no vayamos a escalar, merece el paseo. Pero para llegar a Betis, debéis desviaros antes de llegar a Bolonia, por el primer camino asfaltado que sale a la izquierda. Cuidado con las carreteras. Para llegar a la playa es bastante mala. Pero a partir de aquí es peor. Para subir a la sierra de San Bartolo, deberéis cruzar todo el pueblo (4 casas, pero muy separadas) y llegar a un camino que asciende a la derecha, en el que, si vais en fin de semana, casi siempre veréis alguna furgoneta de los escaladores o aparcamiento. Algo por el estilo. Continuáis unos 200m y llegareis a un aparcamiento. El resto del camino será a pie. La subida es corta, pero dura. Sobre todo si vamos en verano. Pero la recompensa vale la pena. Arriba tenemos un sitio precioso y tremendamente atractivo para escalar (caliza con bastante adherencia, pero muy rara) y unas vistas inmejorables de África. Sí, aunque parezca mentira eso es África, Tánger, el puerto de Tánger (que es casi tan grande como la misma ciudad y dista de ella varios kilómetros),… Si miráis abajo veréis la playa de Punta Paloma, otro de los encantos del lugar. Sobre todo en los días calurosos de primavera y en verano, lo primero que os llamará la atención, a poco viento que haya, es la cantidad de cometas que se divisan. Es un sitio impresionante para la práctica del kitesurf (surf con una cometa). A la bajada con el coche sa-
lid por el otro lado del pueblo. Las vistas del camino siguen mereciendo la pena, y saldréis sólo unos kilómetros más abajo a la misma N-340 (dirección Punta Paloma). Y la carretera es igual de mala, je, je. Si estáis animados y no habéis parado en la playa, ni practicado alguno de los deportes, aún podemos acercarnos a ver Tarifa. El casco antiguo es bastante bonito, con sus calles estrechas y encaladas, al más puro estilo andaluz. Podemos practicar surf (por lo que he leído, las olas no son demasiado buenas) y hay fantásticas zonas de buceo en las cercanías. Evidentemente no recomiendo el verano para ir, a no ser que vayáis a hacer kite, surf o, simplemente, a daros un baño en alguna de las playas. Para otras cosas, os encontrareis demasiada gente y el calor os hará reflexionar sobre si bajáis a la orilla ahora o dentro de un rato. Primavera, otoño e incluso invierno son mucho mejores para visitas, escalar, senderismo,… incluso el kitesurf y el surf son mejores en estas fechas con un buen neopreno (excepto en invierno, que a lo mejor hace un poco de rasca). Hay multitud de campings, pensiones, hostales y sitios donde dormir por la zona. Pero en julio y agosto deberemos reservar con bastante antelación, puesto que se llena casi todo. Espero que os guste la visita a los que vayáis y que a los que lo leáis os enseñe algo de lo que yo vi allí. José Luis Fernández.
Vidas cruzadas Capítulo 4: El oficio de narrar o el titiritero Todos hemos pasado por eso. De pronto a alguna profesora lo suficientemente inexperta como para no odiar por completo aún su profesión le daba por hacer una obrita de teatro. Normalmente eran cuentos infantiles repletos de princesas encerradas, niñas ingenuas a punto de meterse en las fauces del lobo o niños de madera que actúan como los adultos. El reparto de papeles, aunque pretendía ser una cosa, era una demostración del clasismo que se da ya desde la cuna. A la niña guapa y pizpireta le toca hacer de princesa. Al chico deportista y con zapatillas de marca el del héroe. Al tímido, el villano. A los palmeros de la princesita y el deportista, papeles secundarios. El resto, lo que sobra. Los repetidores que se sientan al final de la clase y se dedican a lanzar trozos de goma de borrar al profesor de turno les encomiendan los decorados. Al final los papeles van volando y solo queda uno: el narrador. El más importante y el menos vistoso. Se trataba de colocarte lejos de la acción e ir leyendo algunos pasajes. Ni siquiera tenías que aprenderte nada de memoria. Simplemente leer. Ni siquiera salías a saludar porque nadie sabía quién eras. Te quedabas detrás del telón intentando no perderte y deseando que llegase el recreo para poder volverte más invisible aún. Pero ahora el narrador tiene importancia. Ahora soy visible, parte fundamental del relato. Porque sin mí no hay relato, porque solo yo sé todo lo que ocurre, todo lo que ha ocurrido y todo lo que ocurrirá. Soy como un Dios, un titiritero que hace bailar los muñecos a su antojo. Y no se equivoquen: en un espectáculo de marionetas la importancia la tiene el que maneja los títeres, nunca los títeres en sí. Unas manos expertas pueden hacerte llorar haciendo bailar dos pinzas de la ropa. Sin embargo los muñecos más realistas no causaran emoción alguna sin unas manos expertas que los hagan moverse. Hasta ahora he dejado que hablen ellos. He dejado a Jota contar como le abandonó la chica del abrigo rojo en una cafetería del centro de Madrid. Os he dejado entrever al malvado asesino que fuma cigarrillos
mentolados. Incluso he otorgado un protagonismo que no tiene al amigo de Jota. Los he dejado un poco a su aire, para que los conozcáis por sus propias palabras, para que se crean que tienen algo parecido a la libertad. Pero ya se ha acabado la farsa: yo soy el narrador y yo decido sus destinos. Yo sé quién es el asesino y porque asesina. Sé quién es la misteriosa chica del abrigo rojo. Es mi decisión que lleve ese abrigo y es decisión mía que tenga un peinado como el de Marlene Dietrich. Todo lo decido yo. O más bien todo lo he decidido yo. Porque también sé qué pasará con Jota y su amigo, cuál será el próximo paso del asesino. Lo sé todo porque son mis marionetas. Aparecerán más personajes, es posible que el estanquero que le vende tabaco al psicópata de pronto adquiera una importancia que nadie espera. Es posible que aparezca un detective sueco (ahora que parece que las novelas policíacas ambientadas en los países nórdicos es lo único que se escribe) Todo puede pasar. O no. Porque a veces los títeres cobran vida, como pinochos hechos de tinta en vez de madera. A veces tus personajes se rebelan y te hacen modificar su destino. Te hablan en sueños, se sientan junto a ti en las barras ajadas de tugurios a las tantas de la madrugada, se cruzan en pasos de cebra mientras esperas que el semáforo cambie de color. Entonces todo se desvanece. Crees ser el narrador omnipotente de una ficción inventada por ti, para darte cuenta de pronto que hace tiempo que perdiste el timón de esa embarcación. Es una sensación aterradora, como si todos los muñecos que descansan en la repisa de tu habitación cobrasen vida una noche y se dedicasen a contarte sus traumas de plástico. De pronto te sientes el psicoanalista enloquecido de una pandilla de enfermos mentales que tu mismo has creado. Aterrador. Pero de momento nada de eso ha ocurrido. Jota y la chica del abrigo rojo y el asesino con nociones de neurociencia se pliegan con sumisión a los movimientos de mi mano. Bailan al ritmo que yo marco cada noche en el tecleo intermitente de las teclas de mi ordenador. De momento. ANTONIO TORREJÓN. http://elefantesdrogados.blogspot.com/
Agenda cultural Enero 2011
Imagen del mes
Su salto a la
Literatura
fama fue como
No es una novedad, pero lleva todo un año entre los libros
el
tre costuras de María Dueñas. El debut de esta profesora
Urgencias, lue-
enterarte de por qué.
do su fama de
Clásicos
buen profesio-
Maribel y la Extraña Familia de Miguel Mihura. Tras toda
nal con pelícu-
una vida dedicada a la literatura y la creación, Mihura cae
las como Que-
en el teatro y poco a poco va construyendo y adaptando un
mar
estilo de comedia con tintes absurdos. En esta ocasión la
de leer, Up in
provincias. Si la ponen cerca no te la pierdas. Si no, hay mu-
na con la que
Eventos
Además dirigió
pediatra
más vendido de este país, así que algo tendrá El tiempo en-
doctor Ross de
de inglés está dando mucho que hablar, no seas el último en
go se ha gana-
después
the air o Syria-
curiosa relación entre una joven prostituta y un chico de chas buenas ediciones
ganó un Óscar.
Buenas
Con el comienzo de año todos nuestros locales vuelven a su
no-
programación habitual con conciertos, fiestas y demás es-
ches y buena suerte, hace gala de compromiso social y ha
los viernes o en nuestros facebook y twitter, con informa-
tivo del mundo. Como dicen en Dos hombres y medio, no te
de Guldin en el Vinilo el día 22 de Enero.
eso les pasa hasta a los heteros.
pectáculos. Puedes consultarlo en el blog de Creatura todos ción continuamente actualizada. Para empezar concierto
sido considerado varias veces como el hombre más atracpreocupes si te pone George Clooney y eres un hombre, Rubén Bravo.