HORIZONTES Y SOCAVONES POEMAS PROSCRITOS

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HORIZONTES y SOCAVONES (Poemas proscritos)

Gabriela Rodríguez M.

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Título original

Horizontes y Socavones Poemas Proscritos

D.R.

C 2011, Gabriela Rodríguez Martínez

ravnairogaro@prodigy.net.mx

Primera edición: Diciembre de 2011 D.R.

C Cubierta: Contrafuerte. Fotografía:

Gabriela Rodríguez Martínez

ISBN: 976-607-00-5163-0

Impreso en México: Todos los derechos reservados: Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por copia o cualquier otro sin el permiso previo, por escrito, de la autora.

Este libro se terminó de imprimir en Diciembre de 2011 En: FAST PRINT GTO Av. Municipio Nº 60 Col. Municipio Libre Guanajuato, Gto. 36080 www.fastprintgto.com

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Si el camino se corta, alma de todos los tiempos, Camina por la hojarasca que aún el viento no levanta, Apoya tu mano en los viejos árboles que el leñador aún no tala, Escala por las rocas que aún no deslavan, Sumérgete en los ríos, su caudal te llevará al mar donde encontrarás reposo.

Gaby Roma

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Prefac o La construcción de una historia puede llevar una vida, o un instante. Hay vidas intensas que discurren a través de los años, de esas se encargan los biógrafos, historiadores. Pero hay una parte de todas las vidas que transcurre por momentos, que sublima la existencia de cualquier ser. Mi pretensión es llevar precisamente esos destellos a experimentar todos sus límites, así sea en el borde de un acantilado, o en las profundidades más oscuras de los océanos de las emociones. Desnudo los cuerpos, para sin límites tocar las almas y sea la palabra aquella que las ilumine. No creo en la convicción del recato, más bien en la intimidad que todo espíritu se reserva para sí en la soledad, gozo satisfacción, tristeza, recuerdos. Al inicio de este ejercicio como escribiente, fui descubriendo la delgada línea entre mi ser y la percepción emocional que mi entorno me ha brindado. Línea que en transgresión permanente me condujo por un sendero inequívoco de frases que comenzaron a sembrar un campo vuelto árido; discurrieron con tanta dedicatoria y sin rumbo fijo, bordearon abismos, se elevaron con el viento, sucumbieron con el fuego, 7


se impregnaron de aromas sin fin, se alimentaron del rocío de la madrugada, las cobijó el sol, se iluminaron en los ocasos, sonaron con las palabras mismas, perdieron sus ecos, se hicieron a la mar en calma y también en la borrasca, copiaron la sonrisa de Ianvar, se humanizaron con el sentido de todos los humanos, se alzaron contigo, se rebelaron contra ti, ahondaron huecos, conspiraron contra el tiempo, sangraron de sus heridas, profanaron tumbas, cometieron sacrilegio, se alimentaron de almas, se transformaron en cuerpos vivos y también moribundos, los descarnaron; llevaron paroxismo de locura y razón, invocaron mil demonios, se aliaron a verdugos, fueron compasivas y toleraron la irreverencia, hicieron pequeños y grandes recorridos, bebieron de cascadas, ríos y arroyos, crearon herrumbre, sobrevivieron a deslaves y volcanes, atinaron y erraron rumbos, mezclaron el fuego con la ceniza, anidaban en el Norte y emigraban al Sur, doblaron barrotes, destrabaron cerrojos, se hicieron átomos, perfumaron alcobas, se envilecieron en la rabia, se doblegaron en la impotencia, se ennoblecieron con el dolor, la tristeza y la melancolía; conquistaron a los árabes, se refugiaron en la historia. Su cauda desenterró las frustraciones y glorifica los anhelos para soltarse a la primicia de la búsqueda de un puente, y dieron conmigo misma en el rumbo de la poesía.

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Es mi vocación con palabras desnudar el alma, desnudar los cuerpos, volcarlos al deseo y todas las armonías; hacer confluir lo bello e infernal de las almas en reposo, en el desasosiego, y dar sendero a los rumbos extraviados. Es mi vocación desarmar la palabra envilecida profanándola, destilando cada gota de su hiel en el océano infinito de la ternura y la pasión. Es mi vocación decirte que he vuelto a mi naturaleza auténtica, no hay cabos sueltos, y tú serás conmigo.

Gabriela Rodríguez

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INDICE Paisajes Atardecer de mi Tierra

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El mes de mayo

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El Temporal

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Cuentos y Relatos ¿A quién buscan?

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El Caporal

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Donde mejor que allá

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Una cena en dos tiempos

Ejemplos a seguir

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Tina

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Consuelo Contreras 11


Delirios

Pergamino

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Dedicatoria

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Simbiosis

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Decena itinerante

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Estiaje

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Veredas Deseo,… así

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Preludio

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Introspección Sonido

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Invocación

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Cauda

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Vaivén

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Día sin luna/Noche sin sol

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Rebeliones

Sublevación

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Horas/El fin

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Encallamientos La Maldición

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Acantilado

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Conspiración

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Condena

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Encallamiento

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Mudanza

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Laceración

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The nothing and all

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Medios

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Reseña

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Bondadoso fuego

Hoguera

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Ofrenda

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Obsequios

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Aquellas gotas

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Ecos Voz de cripta

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¿Quién?

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Inherente

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Solicitud

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Atónita

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Siluetas

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Resplandores

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Canción arcana

Con suavidad respirar tu aliento, fundir tus labios con los míos,

rozar tu lengua con la mía, agasajar el último poro de tu piel con mis manos, retozar con pasión en nuestra humedad profunda, y luego arrullarme en nuestra humedad saliente, entregarme en caída libre hacia el abismo del éxtasis que toca mi alma, guiar mi inspiración a tocar la tuya, quizá lo dudes pero complaciéndote me complazco, crecer en deseo y erotismo. Con sutileza, desentrañar los hilos que me guían a

desbordar tu placer, que te tornes deliciosamente incandescente,

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porque en ese fuego nuestros espíritus son alumbrados, se mueven en armonía con el compás de la flama total.

Con la profundidad e inmensidad de este mar y respirando tus olores, con tu cuerpo sembrado en el mío, el tiempo se exilia, y cede su lugar al discurso de la excitación, y el enamoramiento.

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Brevedad

El sueño no es solo de humedad, sino de manos de sabores, de letras, de música, de esperanza, Lo lejano aumenta el ímpetu de decisión, lo cercano, el deseo, y la vocación con mi boca a tu sendero.

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Tiempo aparte

El caminar por su orilla, borrará mi huella, navegar por su suave oleaje, perderá mi rumbo, desnudarme, cerrar los ojos, soltar el aire, sumergirme sin retorno a sus profundidades, … me hará feliz.

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Pรกramos

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Hueco/ Aquiescencia

Palabra sin empeño, sin admitido, sin vuelo, ¿qué emprender?

sin casa, ¿dónde reposar?, sin manos, ¿qué extender?, sin luz, para abonar, sin llanto, para recordar, sin cielo, para cobijar, sin cristal, para romper, sin lluvia, para oler, sin vacío, para saltar, sin prisa, para acelerar, sin escombros, para demoler, sin torrente, para vaciar,

sin miedo, para aterrorizar, sin deseo, para revocar, sin vida, para morir.

inmediato, pez fugaz, guardián del panteón de elípsis.

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Decreto

Dolidos estamos, suspendido el cl铆max de su esplendor,

acosado en su voluntad, revertido en la impronta, vulnerado en la costumbre de la huida, callado en la voz, dormido en la pr贸rroga. Te exilio, te destierro, te desarraigo, te proscribo, tiempo, convertido en mi gran rival.

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Do menor

Ahora todo es realidad, lo demás historia. Cómo huir de este agobiante presente, los sueños se funden dando paso a la dureza del metal que sujeta las manos, a los grilletes que impiden mover los pies, al cinturón que obliga la castidad, al dogal que lacera las comisuras y sangra la lengua. Lo único que aún vuela, son los pensamientos, porque los corazones han sido cercenados.

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Fragmentos

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Noche indómita

Abrázame fuerte, que tu cuerpo se funda en el mío, que no hay tiempo, dime, que no hay consciencia, dime, que puedo perderme, dime, que sólo existen este instante, este desprendimiento, este viento, este fuego, esta humedad, esta inmensidad, esta intensidad, Pausa, En otro relámpago, fuera de éste, abrí las puertas del infierno, solté a los demonios, Pero sin saberlo, su inquisición me liberó.

Pausa, que me entregue, dime, no hay agonía, que puedo morir, Y despertar, sin prisa, dime, aunque no estés a mi lado.

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Brújula

¿Porqué deseo tanto?, ¿Porqué este fuego que irradia?,

¿Por qué tanta sensualidad desbordante?, ¿Por qué hacia esa latitud?, ¿Qué imán he despertado?... Intervalo, -¿Qué sientes? -El sabor de la humedad de tu boca, -el afluente de tu cuerpo, -el incandescente roce, -y el anhelo de tu clímax emanando dentro de mí.

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Delirios

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Pergamino

Polifonía conventual en el recato, cosa no cumplida, desbordaron los ríos que nunca desembocaron en el mar, porque su caudal se fue quedando para inundar cada tierra de mi estancia. Para la que es ahora mi última armonía he reservado lo mejor, las aguas más cristalinas, más cálidas, rebosantes, con diques, pero la fuerza de su caudal los bordea y sale avante hacia la gran cascada cuyo flujo certeramente llegará a consentir un inmenso y profundo mar, de suave oleaje, quizá alguna vez altas crestas y tempestades porque es mucha su fuerza. Se extenderá con el ánimo de tocar playas y puertos lejanos, que vieron crecer antiguas civilizaciones, porque venimos de algún pasado remoto, sus huellas están en nuestra piel, en la tuya con mi boca las he recorrido, su sabor tiene pátina que el tiempo fue creando. Las rutas de las antiguas caravanas en el desierto de Arabia, los muros de las primeras mezquitas donde los cantos se elevaban súbitamente a los cielos, tiendas de los antiguos beduinos, Persia, Bagdad y sus palacios, donde el inequívoco libro de los árabes Kitab al Aghani, universo fecundo de poesía y música, fue escrito, predisponiendo el oficio.

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Para mí, Ibn al Rawandi: El libro de la esmeralda, El ramo de oro, El libro del coral. Al milenario amante, genio, príncipe, creador de la música de la Arabia Antigua, transmutado a este tiempo, no intentes descifrar tu pasado, quédate con su gloria, y bebe el fugaz pero vasto presente. Que yo beberé también el mío.

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Dedicatoria

Inicia con el Do central, le sigue el beso, luego como el zorro quiere la domestiquen, aprende a aguardar, ulteriormente, vuelca con su boca hacia todos los puntos cardinales, anida en el Norte y emigra al Sur.

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Simbiosis

Las horas suceden lentamente, el tiempo se detiene,

cada segundo, cada minuto, se extienden más allá de su dimensión, y llevan la gracia de conmutar la extinción del deleite, de completar la estancia en el cedazo que contiene a los demonios del imaginario, para degustar y reposar el sueño de todos los elíxires. Incluso aquel que con mi mano llevé a mi boca.

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Decena itinerante

Diez acumulado con la voluntad primigenia, enriquecido aún más con los mejores sabores, y supremas emociones, hemos sido un recorrido geográfico, y retornado varias veces al mismo entorno. Comienza con un bello paisaje rústico, más cosmopolitas a Pasadena, California (por aquello de que alguna vez fue territorio nacional y perdimos en 1847 por los tratados Guadalupe-Hidalgo, después de la invasión americana y nuestra derrota). Luego a El Salvador, y poco tiempo después vuelta a El Salvador, como si aún fuera necesaria tanta solidaridad con ese pueblo, pero al fin nuestra vocación latinoamericanista; seguimos cerca de Santo Domingo (quizá el Caribe, República Dominicana, quisimos conmemorar a los caídos durante aquella invasión gringa de 1962). Nuevamente hacia la tierra de campos fértiles, con manos migrantes enriquecida, que despojadas, convierten en hazaña su fuga al Norte. Posteriormente, ¡qué caray!, El Salvador con su revolución traicionada en los Acuerdos de Chapultepec de 1992, pero ahí vamos, y volvimos, para enaltecer la memoria de Roque Dalton, su poesía y ensayos sobre el “Pulgarcito de América”, como alguna vez bautizó a su país. 37


Qué más daba, ya en todas las rutas, hacia cierto Oriente de ángeles, lugar histórico testigo de una heroica batalla de indígenas contra el mejor ejército del mundo de aquella época. Siglo XIX 5 de Mayo de 1862, “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”, así iniciaba el parte de guerra que enviara el Gral. Ignacio Zaragoza al Presidente Benito Juárez, cuando varios militares brillantes: Coronel Porfirio Díaz, General Berriozábal (al mando de su Brigada de Caballería), General Miguel Negrete (encabezaban el bravo Ejército de Oriente), apoyados por los indígenas zacapoaxtlas, hicieron huir al ejército invasor francés. Inherente jornada épica, su comprensión tiempo completo.

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Estiaje La noche se desvanece,

en sus inmediaciones damos rienda suelta a un derroche de pasión y ternura acumuladas. El temor, la mañana,

¿Por qué no la mejor aliada?, la incertidumbre desplaza la magia nocturna, por una vorágine de necesidades furtivas. Apresurar la partida, abandonar el lecho y marchar sólo con el recuerdo; de lo que palparon las manos, lo que vieron los ojos,

lo que degustó la lengua, lo que escucharon los oídos, lo que hizo vibrar al cuerpo y las entrañas. Y dejar atrás también, la magia de las manos, transformada delicadamente en antiguas armonías, paraíso de frutos compartidos. 39


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Veredas

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Deseo,… así

Sosegar el verbo político. Dar letra a todos los poemas, e historias que discurren cuando tiendo mi cuerpo desnudo, y descubro el placer de mis pezones erguidos cuando rozan tu torso,

y mis piernas abiertas sienten mi humedad provocada por imaginarte, cierro mis ojos y en un suspiro evoco tu presencia, y lentamente quiero ir al encuentro, en comunión profunda de almas a tu clímax con el mío.

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Preludio

Probar, desbordar y beber al’iksir, vibrar durante su emanación, llenar la boca de esa vastedad. Escuchar las delineadas pinceladas del relato vertiginoso mientras el caudal decanta, percibir el clímax palpitante, ver el ímpetu de las manos estrujando el manto que cobija, verter para acariciar y obsequiar. El deseo y la pasión no concluyen, sólo es una insólita estación.

Sueño ajeno por hoy apropiado, vagó el deseo, encontró regazo, hospeda la delicia y degusta su magnificencia.

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Introspecci贸n

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Sonido

Soy todas las voces y ninguna, vagan los lamentos por su eco, vociferan la existencia de la locura, campea la desolación, agreste el camino a ninguna parte, desamparados los árboles confunden el otoño con el invierno, perpetúan su huella en el sendero, sin sombra porque no hay sol que los cobije. Lugar inhóspito,

campo de grietas que se abren al paso sin sentido, sin prisa y sin luna. La verdadera noción del tiempo arrebató los follajes, deshojó las intimidades, expuso las palabras y lapidó la belleza.

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Viento moribundo que exhala sus 煤ltimos suspiros, no hay rostros que tocar ni cabelleras que ondear, tampoco ola que armonizar. Todo lo cubre el polvo, tierra yerma que no ar贸 la mano prodigiosa, caverna a la intemperie que aguarda a los esqueletos deambulantes descarnados vivos, sin tiempo para el dolor y ausente compasi贸n.

Recuerdos vagos de memorias perdidas, que en las tumbas profanadas perdieron su cobijo. Desde esa profundidad tu fin se ha decretado. Todo ser谩 en vano.

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Invocación

Premonición de no futuro. Tiempo de evocar los rituales paganos que ahuyenten la fe y certeza de la seguridad por la libertad. Aquella que se guardó en el sueño del olvido, la que jamás reclamaría su lugar, la que no lloró su ausencia, la que se cubrió con mantos de negra seda, la que fundió el metal y martilló sus propios grilletes, la que permaneció en el fondo del calabozo creyéndolo el paraíso. Conjuro: Avócate a resucitar. Sin piedad, que los hombres rieguen querosén, que el cielo escupa fuego, que los ángeles se suiciden en esta hoguera, 49


que todos los demonios la veneren, que la tierra se parta y devore estos vestigios, que el viento esparza las llamas, que la lluvia queme, que el dolor de las llagas anule los sentidos, que los clavos taladren los huesos, que la noche sea perpetua, que las bestias devoren las entraĂąas de los cuerpos moribundos, que los sobrevivientes se arrojen por los acantilados, que sus corazones se calcinen,

que todos los tormentos sofoquen las almas. Se mezcle el fuego y la ceniza, que en tu muerte nada importarĂĄ.

Incluso tu libertad sin huella.

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Cauda

Ahoga tu sed, inunda tu casa,

arrasa lo que esté a tu paso, convierte en escombro tu caudal, desborda las pesadillas, impone diques, vulnera serenidad, su lengua lacera lo recóndito de cualquier alma. Las espinas extraídas de dolores pasados, las convierte en poderoso arsenal y con ellas desata una guerra, una cacería de exterminio. Con la bota aniquila los pequeños brotes que lograste de tu primera siembra, te roba la palabra dulce, te pone el verbo duro, hostil, 51


denigrante. Eres puta porque no permites. Inerme, te avienta, desnuda te ata, e inicia el sacrificio, tu sacrificio, te descarna, te mutila, te exhibe, y deja los que serán tus despojos para ufanarse de su consabida razón para tal carnicería.

Querrá beber tu sangre y la escupirá, porque eres puta de siempre, de deleites inimaginables prohibidos para vuestra majestad.

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Vaivén

Las horas, los días se han sucedido, advierto los umbrales de lo que presagia un largo invierno, de frío, sol oculto, árboles desabrigados, Abandonados por sus moradores, quienes emigraron o buscaron un refugio de mejor suerte. Se arremolinan presentimientos,

de confusión, de soledad, de deseos ambiguos y certidumbres desarraigadas.

Cómo soliviantar las ilusiones y posibilidades que dejo escapar o ahuyento. ¿Cuánta víspera tendrá que pasar?

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Temo que esta marea me hale a alguna playa inhóspita, de caracolas fragmentadas y eco perdido, o sargazos sujeten mis pies y sumerjan hacia la zona oscura y cavernosa. Diatriba de todos por la incertidumbre a la que apostamos aún a la deriva sin horizonte. Péndulo detenido, reloj sin manecillas,

estática mortuoria de vibración suspendida, sonidos apagados. Con los condenados seremos una pira y no habrá lamentos, porque nuestra lengua fue amputada. Frente a la atónita mirada de otros, el esbirro no cejará su empeño.

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D铆a sin luna/Noche sin sol

Todos los presentimientos se materializan, hacer escarnio de los deseos manifiestos, una leve caricia, un abrazo, un beso, s贸lo eso, quebrantar el regazo, lapidar ventanas para que la borrasca invernal hele la sangre, envilecer la entrega, dar paso a la herrumbre del tiempo, y con ello, sellar, deliberadamente la entrega en sacrificio al verdugo.

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Rebeliones

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Sublevación

Tierra rara, con profundas raíces históricas, de asfixiante atmósfera en sus socavones, las espaldas húmedas, laceradas por el látigo y la silicosis en músculos aún turgentes, siglo tras siglo entrañas saqueadas hasta el hartazgo de los reyes, de tesoros dilapidados en otras latitudes. En honor a su brillo, santuarios levantados con el sudor de otros, caminos de extravagantes adornos para la hija que sería desposada, haciendas, templos y más templos de retablos inigualables en el origen, con destreza nativa decorados; si bien halagan la contemplación, subyace la ignominia de un pueblo sometido. Los ancestrales muros aun invocan las reverberaciones de aquella épica sublevación, advertida 200 años después sin pena ni gloria, transfigurada al acomodo de los descendientes de sus detractores y enemigos. Las herencias de las conflagraciones culturales, se arraigaron, imposible no considerarlas, los instrumentos de su legado emanan y armonizan los sonidos, manifiestan el prodigio del oficio a través de las manos, y los otros sentidos.

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En medio de esta arenga histórica cortejada por los silencios que se escuchan, iniciar la revolución contra el tiempo, el recato y desdén. En las periferias de modernidad, resguardados entre sábanas blancas, las voluntades despojan de atuendos los cuerpos que embebidos de un océano de miradas, bocas ansiosas de fusión, alientos y palabras incitadoras de la imaginación y el erotismo coronan el deseo.

Conspirar contra el tiempo, la estrategia una, las tácticas muchas. Así desde diversas posiciones, cada cual al debido ritmo de la satisfacción y la excitación, desbordar de madrugada; el océano es generoso, la cascada que lo alimenta destila la sal y convierte sus aguas en un exquisito caudal del que bebemos, y dota la humedad suficiente para deslizar la intemperie de las pieles. El tiempo derrotado contempla impávido, paralizado por tanta belleza y encanto.

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Horas/ El fin

En el fin o confín de la tierra, bordeando esa imaginaria línea entre la realidad y fantasía, hacia la frontera abismal, desfiladero de embarcaciones engullidas por monstruosas criaturas. Los más sabios dicen que es el lugar donde la materia se transforma en energía, y el origen de todo. Pasado el tiempo supe es la confluencia del abismo en caída libre y la gran explosión; los monstruos no son tales, sino caracolas, que en sus recónditas entrañas desnudos nos acogen, su tersa textura hace posible deslizarnos en todos los sentidos hacia los puntos cardinales de nuestras geografías.

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Pasar de una caracola a otra, por sus espirales sin prisa delicadamente circula la energía y acumula hacia las más recónditas. Átomos con núcleos enriquecidos y sus electrones brincando de una órbita a otra, devienen deliberadamente sin tregua, de la noche al despuntar el amanecer en el colosal big bang.

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Encallamientos

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La Maldición

No he escrito porque mis letras han quedado en ese estanque,

casi seco, de lecho verdoso, putrefacto, unas flotan, otras sencillamente se hundieron, las menos afortunadas, quedaron enredadas en la maraña de raíces del moho, nada que decir, a qué momento actual dedicar el majestuoso esplendor de los encuentros pasados, 65


los árabes partieron, la huella de su legado se desdibuja, la pureza en las otrora aguas cristalinas sucumbió en este fondo con fin llano, los caudales lo alimentaron, sí, pero no tuvieron salida, hay postración y se percibe desdén, se escuchan fantasmales lamentos, súplicas. Conservo la esperanza del arrebato que rompa los diques y la benévola lluvia limpie este aljibe. Si bien, me invade el temor que alguien para no escucharlos, deslice la tapa que yace amenazadora desde siempre.

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Acantilado

No preciso que tan profundo es este abismo, no hay horizonte hacia mi tumba, sin embargo sé que aguarda, ignoro la existencia de sepulcro, lápida, sólo apura una cepa en medio de este campo árido, de polvosos senderos que la fuerza del aire desvanecen. Mi corazón, por este momento alberga miedo y desolación, mis pies me han llevado por caminos insospechados de los cuales siempre he sabido su inicio, nunca su fin.

He navegado sin rumbo en este océano, a bordo de una embarcación que amenaza con zozobrar, siempre con la incertidumbre de tormenta,

incluso con la luna en todo su esplendor, el suave oleaje y la tibia brisa.

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No tengo puerto de arribo,

¿Será mi eternidad?, ¿Correré la misma suerte del navegante holandés?, ¿Será necesario el sacrificio de alguien para que mi alma encuentre reposo?, ¿Tendrá que ser mi propia muerte aquella que la libere?

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Conspiración

He descubierto que hay un enemigo mayor, mayor que mis pesadillas, mayor que el silencio,

mayor que todos los silencios, mayor que mi silencio, mayor que tu silencio, mayor que mi melancolía, mayor que la posibilidad inminente de no futuro. Yo, atentando contra mí misma. El fuego vacila, la flama se torna azul, pronto se extinguirá, imploras porque no suceda, comienza a acumularse la ceniza, el viento la levanta, alguien vacía una cubeta de agua.

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Condena

¿Cómo salvarme de esta soledad?, ¿Cómo mirar el horizonte?, Si de la furia del volcán despierto brotan densas columnas de humo negro, me envuelven en la atmósfera asfixiante de su veneno, rencor y poder. Me deslizo arrastrando mi cuerpo para intentar escapar, todos los atajos fueron cerrados, y me encuentro acorralada en esta pesadilla de amenaza y encierro.

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Encallamiento

El sepulcro está terminado, sólo faltan los restos para empezar a palear la tierra; pero el cuerpo yace agónico, suspendido en esa delgada línea en la que no sucede nada y pasa todo porque no hay remedio. La espera despierta la angustia,

desmorona los espíritus circundantes y lapida el propio. Hay llanto, no de otros,

emana de ti, tu suerte está echada, sucumbes en la vorágine de recuerdos, glorias pasadas, y también en la de los encantos, tesoros perdidos de este naufragio.

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Navegaste con la br煤jula descompuesta,

erraste el rumbo. Desterrada de aquel puerto, saliste a alta mar, tus velas no izaron, aguardaba la tormenta, en el acantilado encall贸 tu nave, sobrevives, no obstante yace la fosa.

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Mudanza

Absorta, exhausta, empolvada de pasados, de golpe uno tras otro, sin licencia, todos vuelven a ser inquilinos, pasan todos, traban puertas y ventanas, hipnotizan cuando se recrean, cantan con ternura, vibran con nostalgia, derrochan sensibilidad, enajenan futuro.

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Laceración

La diáspora de estos días se ha convertido en una bitácora de rasguños vueltos profundas heridas, desgarran la carne hasta los huesos y lo oculto de los espíritus. ¡Quitaos!, otrora estirpe de guerreros victoriosos, en el presente la ignominia de la asumida derrota. Se aproxima el sacerdote, que sin esfuerzo con pedernal en mano, arrancará los resabios de nuestros corazones, que no servirán para ofrenda,

tiempo atrás yacían destrozados, acaso quizá para quedar inermes en algún escalón de este templo.

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The nothing and all

Se extingue el deseo, atribulado por los pasajes de lo cotidiano, perenne responsabilidad del deber ser, sumerge en una lenta agonía de espera, incertidumbre, y vacíos ocasionalmente ocupados por los malabares de la imaginación. Las nuevas disertaciones de los físicos es quitar la dimensión tiempo al universo,

desarrollar la ecuación precisa para dilucidar en su simplificación mi afán, soy yo contigo en un magnánimo espacio, tan solo dos.

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Medios

Tan sencillo, táctica común, el silencio por todos los medios, con la base de todas las razones. Vacilé sobre mi rebelión, pero valió la pena, si bien con un dolor más a cuestas, que otra vez al tiempo si aún lo tiene, le tocará resarcir. Si alguna vez existió pasado es ahora. Levar anclas, remolcar tu nave mar adentro, izar tus velas e implorar el viento,

ya no es tu puerto.

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Reseña

Destapo para llenar otros huecos, ahondar la oquedad de más huecos, mis huecos. Demasiada ausencia, muchos años de vacío; imperceptible la existencia de fondo, nunca todo será suficiente, porque jamás es todo, siempre dosis. Paisajes, días de sol, de lluvia, de viento, de estiaje, mañanas, tardes y ocasos, en las rutas y caminos incitadores a la seducción,

el resguardo y la noche aguardando el desnudo completo para el cortejo. En sus presentes ser yo su presente, en sus presentes intensidad profunda, en sus presentes desbordante pasión,

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en sus presentes ferviente deseo, en sus presentes ĂŠxtasis anhelados, en sus presentes bocas ardientes, en sus presentes manos estrechadas, en sus presentes cuerpos sembrados, en sus presentes vastedad de caricias, en sus presentes pieles deslizĂĄndose en sus humedades, en sus presentes labios trazando rutas por todas las geografĂ­as, en sus presentes palabras incitadoras, en sus presentes ĂŠxtasis silenciosos y sonoros,

en sus presentes caminatas por el mismo sendero. Invariable mi perpetua huella la preservan, imborrable,

si bien franqueable, siempre presente, el sino de todos mis tiempos. Me convierto en la mujer de sus vidas, pero no para sus vidas. Mis efĂ­meros y eternos amantes objetivamente por ellos mismos acotados. 78


Bondadoso fuego

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Hoguera

Por el fuego los conoceréis, aroma y pira de madera tenaces hasta el éxtasis, de repente cálida oscuridad, ¡retomaos leños!, ¡caigan!, despertaos al resplandor en sincronía con vuestros cuerpos amalgamados en el placer y en contornos sorprendentemente iluminados, noche-madrugada de silencio proscrito, bajo vuestros delirios en el ánimo de perdurar en el prendimiento del perene deseo. Por el fuego los conoceréis, calor de alcoba, Inmensurable a la incandescencia despertada de vuestros manjares, os digo,

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tantas veces, y todas no son bastantes, siempre hay más, felicidad que no sucumbe, os enraíza, pagana pasión, jamás bendita por ajenos, vuestro cobijo os la vuelve suficiente y más. Gracias al fuego. Por la ceniza los conocisteis, ella los despide.

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Ofrenda

Rocas hacia el horizonte, depositarias de prehistoria, historia y presente, tanto pasado a mi presente, en conjunción de tiempos, tiempos inmemoriales y tiempos memorables, vasto bosque sendero para dos,

los demás se contemplan invisibles, sólo ecos. Viento generoso que ondea cabelleras, acaricia rostros y delinea contornos, gracia concedida, tú lo traes, tú lo llevas,

tú lo devuelves, no ahora, no mañana, sin embargo; lo posarás ante mí, la pátina de su geografía la lleva mi boca, como tú la de las rocas.

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Obsequios

Dame tus ojos,

te cegaré con la luz del amanecer. Dame tu nariz, te envenenaré con el olor de mil flores. Dame tu boca, enredaré tu lengua con la mía, te sofocaré con mi aliento cálido y acogedor. Dame tus oídos, ensordecerás con la pasión enunciada de mi verbo. Dame tu cuello, lo horadaré suavemente con mis labios. Dame tu torso desnudo, lo laceraré con el sutil y continuo toque de mis dedos. Dame tu sur y perennemente,

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mantendré con su sabor, textura, y aroma en mi boca, la voluntad. Dame tus pies, con el roce de mis manos impediré tu caminar. Siembra lentamente tu cuerpo en el mío, y el paraíso sellará éxodos. Dame tu nombre, nunca te olvidaré.

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Aquellas gotas

¿Partir o escuchar la lluvia? contenido en mis manos llevo tu rostro, contenido en mis manos llevo tu sueño, contenida en mis manos llevo tu geografía, contenidos en mis manos llevo tus sonidos, contenidas en mis manos llevo tus humedades, contenida en mis manos llevo tu cadencia,

contenida en mis manos llevo tu incandescencia, contenido en mis manos llevo, llevo el silencio; asoma al entorno la tenue luz,

es de mañana, lo irreal se mezcló con lo real; extiendo mis manos, despliega enigmática una flor empapada con gotas de rocío, que estáticas de sus pétalos penden.

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Ecos

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Voz de cripta

Tengo miedo, porque no escucho la voz de complacencia, porque no escucho la voz del amanecer, porque no escucho la voz del ocaso, porque la lluvia deja su huella en el asfalto, no en mi rostro, porque la humedad impregna todo menos mi cuerpo, porque el olor a hierba mojada se expande por todos los rincones excepto en mi alcoba.

No escucho la voz de la bondad, la voz del deseo, la voz del halago,

la voz del sue単o, la voz del arribo,

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la voz de la presencia.

Sonidos perdidos entre las grietas de aquellas rocas, nunca mĂĄs el paisaje encontrado, incertidumbre sobre el sendero,

nuevamente sola, conserva el aliento, anda tus pasos, pisa fuerte, el siguiente sobre el anterior, seguro atinarĂĄs el rumbo, aĂşn en la penumbra.

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¿Quién?

Si mi deseo no es el mío sino del otro, entonces quién es el dueño de las tardes, de los senderos,

de las noches, del fuego, de los amaneceres,

de las paredes, de las sábanas, de esa tenue luz, de aquellos sonidos, de las palabras, de los horizontes, de episodios de vida que destiné con dedicatoria y consciencia. ¿Quién teme al horizonte? Yo,

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Porque ignoro su existencia,

ignoro si mi vida alcanzará para vislumbrar uno, quiero escapar, y no sé hacia dónde,

cómo cobijar uno, cómo darle sentido a lo que no veo.

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Inherente

Extravagante deleite, si no fuera por la pócima de lo real y la conciencia del tiempo, que sigue su curso,

y dimensiona el límite de los acontecimientos, vida y muerte, entre ambas, el resplandor de los horizontes y la oscuridad de las tormentas, pasos sobre nuestros pasos, sueños sobre nuestros sueños, caminos certeros, caminos errados, caminos cerrados, pasión viva pasión muerta, soledad acumulada soledad vigente,

manantiales rebosantes manantiales extinguidos, deseos cumplidos, deseos suspendidos, deseos enmohecidos, así, sencillo, perturbable devastador es el devenir.

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Solicitud

No preciso sepulcro, sólo te pido coloques mi cuerpo desnudo sobre la hierba, imprescindible junto a un árbol, si es viejo mejor. Si es frondoso, gratitud adelantada. Si campea tormenta, ansia anticipada de soledad; correrá el agua,

se deslizará entre curvas y surcos, lavará las huellas de mi sangre vertida, dará la temperatura necesaria de la calma,

mi rostro natural fresco y en reposo quedará. Presagio no será, me conociste.

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No será, escogerás el páramo más lejano, más escondido, más desolado. Será, donde sólo el viento sea testigo y aliado; y será.

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Atónita

Desde el dolor, desde la rabia, desde la tristeza,

desde el poder, desde la sumisión, desde la permisividad, desde el duelo, desde la oscuridad, también desde la felicidad; he crecido y recorrido este vertiginoso camino de tantos recovecos sin salidas, de ardides y evasivas, todo a medias, todo tamizado,

todo vulnerado, todo en silencio. Temo al despertar, es implacable

su fuerza provocó un deslave de rocas, que a perpetuidad cancelaron ese camino. Perplejidad, ¿Hacia dónde? 96


Siluetas

Sin decirlo, los he nombrado, los he convocado, sus espíritus me pertenecieron los instantes que los necesité. Nunca les pedí permiso, los usé; sus miradas las atraje hacia mí, sus palabras las callé, puse las mías,

sus actos los conduje hasta mis propósitos, me apropié de ellos, y los engarcé con los míos, sus bondades se las arrebaté, sus mezquindades las exhibí. Allané su intimidad, la lancé al viento quien la llevará a todos los puntos cardinales, sus secretos fueron pregonados, sus silencios vociferados, su humanidad a mi antojo analizada, y cuestionada; también los he amado con ternura, con pasión, con locura. Corrí el velo, sin moderación todo mi ser, sin salvedades, sin excusas, 97


sin condiciones, sin excepciones, sin recatos, libre de custodias, sin dilaciones, aquí estoy. Poseo el ímpetu del mar, en veces lo vulnerable, en veces lo inexpugnable de sus caracolas, que movidas sin rumbo por la fuerza de las olas, emergen de las profundidades a la playa, así por intervalos, hasta que el mar se cansa, y en un arrebato repentino, las arroja fuera de su alcance, exponiéndolas al curioso que las sustraerá para siempre.

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Este libro se termin贸 de imprimir en Diciembre de 2011 En: FAST PRINT GTO Av. Municipio N潞 60 Col. Municipio Libre Guanajuato, Gto. 36080 www.fastprintgto.com 99


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