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Prosa y Rima Rocio Sierra Página

Por: Rocio Sierra Fotografía: Oskar Ruizesparza

chilito_84@yahoo.com

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Conversación con Dios.

Morante lo sabía. Caído el sexto de la tarde tenía una cita importante. No era como las que solía tener con empresarios o firmas para reportajes. Mucho menos con amigos; era la cita de su vida...

-¿Que tal, Señor, quería verme?- dijo Morante con voz queda al llegar a la intimidad de la Capilla.

-Si, José Antonio- contestó - pero quiero hablarte de tú a tú, de Maestro a Maestro. Quiero charlar contigo con respecto a las reflexiones que hago cada tarde en la que te presentas en las plazas; porque sí, me gustan los toros, me gusta sentarme en domingo a ver las corridas... admiración, lo miraba y escuchaba, atento, cual niño enterándose de las historias familiares.

Dadas las circunstancias actuales -prosiguió El - cada vez más hombres están en contra de lo que tú haces. Esto de matar animales a muchos no les parece, y lo sabes, no te digo ninguna novedad. Las discusiones entre ustedes los humanos... los pro y los anti, los viejos y sus nietos, lo tales y los cuales... Hacen que se olviden que también esto pertenece a la Creación.

¿De eso quería hablarme? -interrumpió el torero- por que...

vez que me asomo a verte, redescubro por qué los toros son como la Misa un ritual de fe y esperanza: todos incluido tu mismo, desean que la tarde sea muy buena.

- Pero eso nos sucede a todos los Toreros - contestó soltando el humo de una calada honda al puro.

- Sí- prosiguió - pero no todos tienen ese toque especial que tú tienes. Te explico. Cuando decidí crear al hombre, también decidí sus capacidades; a algunos les otorgué capacidades muy obvias, como la bondad, para que al resto les fuera más fácil tener un ejemplo y lograran mover masas... Tu sabes, líderes sociales o religiosos..

- Si, si...

- A otros les di capacidades que han sido mal aplicadas y se convierten en violencia; pero no está del todo mal - dijo el Señor soltando un leve suspiró - así es como el resto distinguen el bien y el mal.

-Bien, entiendo...-

-Pero tu caso José Antonio es distinto, como el de algunos más, pocos que he elegido...

- ¿Cómo distinto, a que se refiere?- con gesto de extrañeza preguntó el torero.

- Te he dado un lugar especial, en el que eres juzgado: haces bien o mal. Y te lo he dado por tu capacidad.

- ¿Por qué especial si está diciendo que soy juzgado todo el tiempo?- replicó Morante. - Yo también fui juzgado, incluso lo sigo siendo. Pero fue mi alimento y fuerza para seguir adelante. Y lo que la gente no ve; por lo que te juzgan, pasa a último plano, pues no ven todo lo que sucede contigo, solo el claro y el oscuro.

- Pero eso es por que me he convertido en una figura pública - interrumpió desconcertado -y eso pasa con todos los que lo somos.

- Lo que no ven claro es que provocas más de lo que otros. Probablemente lo sepas, pero voy a nombrar algunas:

El fervor con el que la gente va a verte hacía mucho que no lo veía en ninguna plaza... La gente va como a misa, con su mejor gala, o incluso mejor. Gente que nunca aparece en el tendido va a verte, a ciegas, pues cree en lo que dicen los demás de ti, que eres un gran artista, y que merece dejar la pereza del domingo por verte. Hay otros que deciden laborar más fuerte por alcanzar a comprar un boleto; por que sí, mueves a pobres y ricos. A viejos aficionados y a nuevos.

Van y creen en ti. Acuden expectantes a donde vayas. Eres, hijo, como un profeta taurino, que lleva la ilusión de las masas por bandera; el sello de lo antiguo que evoca a otros grandes; la entrega irracional cuando un toro funciona; haces que los niños tengan un ejemplo y la motivación de ser tu.

A demás, creas todo el tiempo, aunque tampoco lo entiendan. Creas arte y sentimientos. El arte es claro, indiscutible. Pero los sentimientos son complicados y sin embargo, los ojos de más de alguno se inundan al verte, la piel se eriza y en la

Esto te deja en el medio. Eso, te hace especial. El que te juzguen y que al final, se terminen esas charlas comentando que “los duendes bajan” cuando toreas. Que se borre todo el dolor de una persona al transformarse en un olé tras una media verónica. Que dejes claro que la misión más importante en la vida es el ejercicio espiritual, y que lo provoques en quienes te ven... Incluso a mi me recuerdas por qué creé la fiesta. Eso no todos lo tienen. Eso te hace tan especial.

Así que ve, que la cuadrilla y los fervientes aficionados te esperan afuera. Recuérdales siempre, tarde a tarde, por qué eres juzgado; recuérdales por qué las corridas son el ejercicio espiritual perfecto...

Morante se levantó. Talló sus ojos como si se hubiera encandilado y salió con una mueca pacífica y sonriente en los labios.

La multitud que lo esperaba se le abalanzó pidiendo fotos y firmas; algunos lo tocaban atesorando ese roce; otros pasmados se quedaban; entonces, tomándolo por el hombro y acelerando el paso hacia la furgoneta le preguntaron Lili y Juan Carlos: ¿por qué has tardado tanto José?

Y dándole una palmada en la mejilla a su banderillero, contestó: he tenido una conversación que alimentó mi espíritu.

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