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Peribañez Antón, “Pacomio Peribáñez”

sufrió una cornada de 25 centímetros de extensión, siendo operado en la enfermería de la plaza donde se procedió a la suturación y el drenaje de la zona afecta, siendo traslado después al Hospital… La cornada afectó sólo a la masa muscular.

PEribáñEZ aNtóN, pacomio “PACOMIO PERIBÁÑEZ”

Matador de toros, natural de Valladolid, nacido el 14 de mayo de 1882, onomástica de San Pacomio, por lo que el recién nacido fue bautizado con el Santo del día. Tras aprender las cuatro reglas, sus progenitores decidieron que aprendiera el oficio de guarnicionero en la Academia de Caballería. Picado muy pronto por la afición, comenzó a faltar a sus obligaciones de aprendizaje y frecuentar las capeas con otros aficionados. Por entonces se le conocía como “El Chico de la Plaza”, porque su padre vendía pescado en el mercado o plaza del Campillo vallisoletano. También, se le conocía con el apelativo de “El Rata” por su vivacidad y lo escurridizo ante los toros, lo que me recuerda al maestro contemporáneo Sebastián Palomo “Linares”, conocido en sus comienzos con el mismo apodo, tristemente fallecido en 2017. Po fin, en 1900 toreó en Peñafiel con motivo de sus Fiestas, pero no fue hasta el 22 de mayo de 1902 en Tudela de Duero cuando mató su primer novillo. En esta plaza fue su debut vestido de luces, de grana y negro. En Valladolid debutó de forma accidental, pues el 13 de julio del mismo año se celebró un festejo a beneficio de Emeterio Pereda “El Rojo”, un puntillero muy popular en Valladolid, que era el único torero en la plaza para auxiliar a los aficionados que participaban. Pacomio, que también actuaba como auxiliador de El Rojo, al ser cogido éste por el primer novillo, tuvo que dar cuenta del festejo con gran acierto. Continuó actuando lo que quedaba de la temporada de 1902 y la de 1903 como banderillero, y en 1904 se anunció como matador por primera vez en Valladolid, alternando con Vicente “El Torriente”, que resultó cogido por su segundo novillo, por lo que Pacomio tuvo que matar los otros tres, y el quinto lo mató el sobresaliente Santa María. Continuó toreando como matador y banderillero indistintamente hasta la temporada de 1908, que se presentó en Madrid el 29 de junio, de morado y oro, alternando en la lidia de reses de Felipe de Pablo-Romero, con Gregorio Taravilla “Platerito” y Juan Cecilio “Punteret”. Pacomio debutó con el novillo “Reclamo”, cárdeno, marcado con el número

55 y escuchó palmas en su actuación, como ocurriría en el segundo de su lote. Gustó su actuación y lo repitieron el 25 de julio con seis novillos de Eduardo Olea, alternando con Juan Cecilio “Punteret” y Antonio Ruiz “Reverte II”, que se presentaba esa tarde en Madrid. Peribáñez, que toreó en segundo lugar “toreó al segundo con un valor temerario, tras un pinchazo fue enganchado y sufrió una cornada en el brazo, que le impidió continuar la lidia”. Punteret tuvo que matar cuatro toros por cogida de Pacomio, cumpliendo en los tres primeros en los que fue ovacionado, y escuchó división de opiniones en el quinto. Terminó la temporada con una veintena de festejos, pero lo mejor de todo fue que su carrera tomó un rumbo muy importante al entablarse una reñida competencia entre él y José Morales “Ostioncito”, que supuso un importante revulsivo para la afición de Valladolid, por lo que la empresa aprovechó el “tirón” de los dos novilleros para acartelarlos en diversas ocasiones juntos. En 1909 Pacomio Peribáñez era el novillero de moda y obtuvo sonados triunfos siendo muy bien tratado por la crítica especializada. En 1910 contrató 34 festejos, pero solo pudo lidiar 31 por suspensión de tres festejos, y de ellos, cinco en la plaza de Madrid. El primer paseíllo lo realizó en el primer festejo de la temporada madrileña, el miércoles, 2 de febrero, acartelado con Andrés del Campo “Dominguín” y Alfonso Cela “Celita”, lidiando novillos de Eduardo Olea. Peribáñez, toreó en segundo lugar y “cumplió con la muleta en el segundo, mató de pinchazo y gran estocada, ovación. En el quinto no estuvo lucido y mató de buena estocada al tercer intento”. La segunda comparecencia en la plaza madrileña fue el domingo, 6 de marzo, con Juan Cecilio “Punteret” y Francisco Vila “Rubio”, lidiando novillos de Genaro López Quijano (4), nuevo en esta plaza, y dos de Luis Baeza (4º y 5º). También toreó Peribáñez en segundo lugar en esa oportunidad y “no se estrechó ni aguantó al segundo, mató al tercer intento y descabello, palmas. En el quinto estuvo valiente, entró a matar muy derecho y recibió un revolcón con heridas de poca consideración, pasando a la enfermería. Bien en brega y quites”. El tercer paseíllo en el mismo coso lo hizo el sábado, 19 de marzo, festividad de San José, con novillos de Celsa Fontfrede, Viuda de Concha y Sierra, junto a Juan Cecilio “Punteret”, mano a mano. Pacomio Peribáñez “al segundo lo toreó de cerca y parado, mató de buena estocada, ovación. En el cuarto, tras la cogida de Perdigón de Madrid, se descompuso, dos avisos, y mató de mala manera. En el sexto tampoco se confió y quedó bastante mal”. Hay que decir, que la tarde fue muy fría y ventosa, lo que dificultó mucho a los toreros. Pese a no haber tenido buena tarde, fue contratado Pacomio Peribáñez por

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cuarta vez el domingo, 24 de julio, con toros de Eduardo Miura, junto a Juan Cecilio “Punteret” y Andrés del Campo “Dominguín”. Esa tarde Pacomio fue el tercero de la terna y “no se confió con el tercero, mató de dos pinchazos y estocada a cambio de un revolcón, pasó a la enfermería con múltiples contusiones”. La quinta y última comparecencia ante la afición madrileña la hizo la tarde del domingo, 31 de julio, con toros de Eduardo Olea, junto a José Morales “Ostioncito” y José Corzo “Corcito”. Peribáñez, toreó en segundo lugar y “estuvo movido y desconfiado en el segundo, mató de estocada caída con vómito y división. En el quinto tampoco se confió, mechó al buey a pinchazos entre el cachondeo del público y escuchó los tres avisos. Bronca”. La temporada de 1911 la comenzó muy pronto –febrero– y toreó unas 30 novilladas antes de determinarse a tomar la alternativa en Valladolid, el 23 de septiembre, y no el 24 como algunas fuentes citan. La ceremonia de alternativa, corrió a cargo de Manuel Rodríguez “Manolete”, que en presencia de Moreno de Alcalá –y no del azteca Rodolfo Gaona– como equivocadamente citan muchos autores, le cedió el toro “Calesero”, chorreado en verdugo, marcado con el número 19, de la ganadería de González Nandín. El toricantano, tras una breve pero importante faena fue premiado con una oreja, igual que en el que cerró plaza, por lo que fue sacado a hombros por la puerta grande. En una entrevista que concedió el 24 de noviembre de 1960 a la revista taurina “El Ruedo”, el propio diestro declaró a Santiago Córdoba: “...Fue el 23 de septiembre del año 1911, con toros de Nandín. Me la concedió Manolete (padre) y de testigo actuó Moreno de Alcalá”. La temporada de 1912 la cerró con 14 corridas, la última, el día 20 de octubre en León y aquella misma noche partió rumbo a Perú, donde toreó todo el invierno ajustando un numero aceptable de corridas. De regreso a España en 1913 solo toreó 13 corridas de toros por diferencias con la empresa de Madrid, por lo que su confirmación se relegó casi al final de temporada, concretamente el 21 de septiembre, con el toro “Banderillo”, de la ganadería del Marqués de Llen, que le cedió Antonio Guerrero “Guerrerito” en presencia de Alfonso Cela “Celita”. Ovación en cada uno de su lote fue el balance de su actuación dejando una gratísima impresión en la afición reverdeciendo los viejos laureles de gloria que antaño tuviera en aquella plaza. Sin embargo, no consiguió superar el bache en las dos siguientes temporadas de 1914 y 1915.En cambio la temporada de 1916 fue una temporada de grandes triunfos en plazas de mucha importancia, y sobre todo la de Madrid donde repitió varias veces, en concreto, tres tardes: la primera, el 31 de mayo, 8ª de abono, con cinco toros de los Herederos de Vicente

Martínez, y uno de José Manuel García (2º), junto a José Gómez “Joselito” y Francisco Posadas. Pacomio “estuvo valiente con el primero, mató de dos pinchazos, estocada, y descabello, palmas. En el cuarto hizo una gran faena, con mucha quietud. Mató de media lagartijera, ovación y petición de oreja. Se marchó de la plaza tras la muerte del toro”. La segunda tarde fue la del domingo, 11 de junio, décimo primera del abono, con toros de Félix Urcola y Cástor Ibarra “Cocherito de Bilbao” y Paco Madrid. Peribáñez “en el segundo toreó magníficamente a la verónica, temerario con la muleta, mató de tres pinchazos y dos estocadas, palmas. En el quinto estuvo muy breve y tras cinco muletazos pegó una estocada caída. Muy bueno en quites”. La tercera y última corrida la toreó el 18 de junio, con seis toros de Eduardo Olea alternando con Florentino Ballesteros, mano a mano. Sin embargo, la mala fortuna quiso que al entrar a matar a su primer toro sufriera tan gravísima cornada que lo dieron por muerto. Tanto los aficionados como los toreros estuvieron toda la corrida a la espera de tener noticias sobre el desenlace de la gravísima cogida. Aquella terrible cornada que le entró por el sexto espacio intercostal y afectó la pleura lo tuvo postrado mucho tiempo. Tardó en curar y en volver a pisar los ruedos, y lo peor de todo, en recuperar la confianza en sí mismo. Pese a ello toreó las dos primeras corridas de la feria de Valladolid, días 17 y 18 de septiembre, con Joselito, mano a mano, la primera con toros de Vicente Martínez, y la siguiente, con Rafael el Gallo y Joselito, con toros de Benjumea. En 1917 tampoco le acompañó la suerte, pues al inicio de temporada tuvo un grave accidente de moto al chocar en Madrid contra un camión militar el 28 de abril. El accidente fue tan grave que durante mucho tiempo se temió por su vida y por la de su esposa, la actriz Araceli Sánchez Imáz, que lo acompañaba en el sidecar. Regresó a los ruedos en 1918 y toreó 13 corridas y solo 6 en 1919, la última de ellas en la feria de Valladolid, el 21, aunque él dice en la referida entrevista de “El Ruedo” que fue dos días antes, el 19, alternando en la lidia de toros del Marqués de Villagodio con Manuel Varé “Varelito” e Ignacio Sánchez Mejías. Como dato anecdótico diremos que lidió el primer toro y fueron sus peones Félix Merino, Varelito e Ignacio Sánchez Mejías, que aquella tarde mataban seis del Duque de Veragua. Además, banderilleó el notable banderillero Alfredo David, que siempre perteneció a su cuadrilla, y se dio el caso que cada uno de los matadores brindó su par a Pacomio y la muerte de cada uno de sus toros. “¡Vaya recuerdo! Fue el 19, en la feria de Valladolid. Todos han muerto trágicamente: Sánchez Mejías, Varelito y Félix Merino. Todos me brindaron un

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toro menos mi paisano Merino. A Sánchez Mejías le regalé la espada con la que maté el último toro, de Villagodio, y a Varelito cuatro botones cordobeses que llevaba en la camisa aquella tarde”. Tras esa corrida decidió continuar en los ruedos como banderillero, aunque alternó su profesión taurina con el teatro, dejando de torear un año para actuar como actor teatral en la compañía de Valeriano León. Su carrera taurina, brillante pero poco prolija en festejos se reduce a 99 corridas de toros en Europa. Sus hermanos Tomás y David también fueron banderilleros. Tomás falleció de una cornada que le infirió el novillo “Hojalatero”, muy buen mozo y armado, de la ganadería de Aurea Gómez, el 25 de agosto de 1912 en Colmenar (Madrid), cuando toreaba en la cuadrilla de su hermano Pacomio. La cornada en la ingle le produjo la salida de los intestinos y luchando con la muerte estuvo hasta el día 27 por la noche, que al fin, dejó de existir. David fue el más joven de los tres hermanos y banderilleó cumpliendo muy bien su oficio igualmente en corridas de novillos que de toros con los espadas que solicitaban sus servicios. Pacomio Peribáñez fue un torero muy castigado por los toros, aunque “grandes, seis” matizaba el torero a su entrevistador. La más grave fue la que sufrió el 16 de junio de 1916 en Madrid: “Me tuvo apartado de los ruedos hasta el 19 de agosto que reaparecí en Alicante con José y Paco Madrid”. Como dato anecdótico que Pacomio aportó en la entrevista de Santiago Córdoba diremos que por lo general cobraba cinco o seis mil pesetas por corrida pero que la vez que más cobró fue en su tierra: “...Estábamos anunciados en la feria Antonio Fuentes, Vicente Pastor y yo, con toros del Duque de Veragua. Fuentes había perdido ya facultades y no toreó, quedando Pastor y yo mano a mano. Y repartimos el sueldo de Fuentes; como por cada toro cobrábamos tres mil pesetas, aquella tarde gané nueve mil, la vez que más. Con Vicente Pastor no toreé más que tres veces, y las tres, mano a mano. En Palencia dos días después de haber matado un toro a mi hermano Tomás, en Barcelona y la de Valladolid”. En su faceta de banderillero, Pacomio Peribáñez brilló como uno de los mejores, la prueba es que perteneció a las mejores cuadrillas de la época, como la de Sánchez Mejías, Antonio García “Maravilla”, en la del rejoneador Antonio Cañero, y en la de su paisano Fernando Domínguez, con quien estaba en el momento de estallar la guerra civil española el 18 de julio de 1936. Marchó entonces a América e ingresó como actor en la compañía de Valeriano León, donde trabajaba su esposa. Falleció el 2 de enero de 1964 en Madrid.

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