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Prieto Domínguez, Francisco, “Curro Prieto”

toreando allí algunos festejos. De regreso a España en 1929 toreó solo 6 corridas, la última en Zaragoza el 17 de octubre, y en la de 1930 su declive se hizo sentir, pues solo toreó en dos ocasiones: 13 de abril en Carabanchel (Madrid), y en Ceret (Francia), el 21 de septiembre. En 1931 mejoró notablemente su situación al torear 9 corridas, favorecido sin duda por un gran triunfo que tuvo en la primera corrida que toreó en la temporada, en la plaza de Madrid. Ese año también viajó atierras americanas y estuvo toreando en Colombia, donde debutó en Venezuela. En 1932 toreó una menos y nuevamente hizo su excursión a Venezuela. En 1933 toreó 4 corridas en España, una de ellas en Madrid, el 16 de julio, y la otras tres en León, Zamora y Sevilla, con tan mala fortuna de resultar herido gravemente en la última de ellas. En 1934, completamente desanimado, toreó solo 2 corridas –Barcelona y Olivenza– los días 22 de julio y 5 de agosto respetivamente, que fue la última que toreó en España, porque en 1935 ya no se vio su nombre en los carteles. “Me distraían mucho las mujeres. Las mujeres es el mayor peligro que tienen todos los toreros, claro que es el peligro más grande y a la vez el peligro más maravilloso”, confesaría el diestro, que cuando toreó su última corrida tenía 28 años de edad, tras catorce años de profesión. Al cabo, terminó renunciando a la alternativa para volver a torear como novillero durante los años de la guerra civil, pero como ya el tren se le había ido definitivamente, optó por hacerse apoderado, faceta que le fue a las mil maravillas, ya que entre otros, apoderó tres años a Pepín Martín Vázquez, cuatro, a José María Martorell, luego, a Luis Segura...etc.

PriEtO dOmíNguEZ, francisco

“CURRO PRIETO”

Banderillero en España y matador de toros en América, nacido en Málaga, el 7 de agosto de 1894. Desde muy joven se despertó en él la afición por el toreo, tal es así que con solo diecisiete años ingresó en una cuadrilla de jóvenes malagueños en la que figuraban como matadores Antonio Lara “Larita II” y José Bosch “Bocherito”. Poco duró la cuadrilla, pero “Paco Prieto” como también era conocido en Málaga, fue perfeccionando su oficio en otras cuadrillas de toreros paisanos, como Matías Lara “Larita” y Bernardo Muñoz “Carnicerito de Málaga” entre otros. Sin embargo, como sus aspiraciones eran las de ser matador cogió muleta y estoque y en 1922 debutó como matador de novillos, aunque no he logrado saber dónde, aun-

que sí que toreó desde entonces con mucho éxito y que llegó a presentarse en la plaza de Barcelona el 25 de abril de 1925 acartelado nada menos que con Juan Belmonte y Francisco Royo “Lagartito”. Debió gustar su trabajo porque fue repetido en la misma plaza en varias ocasiones y además, en distintas temporadas. Seguramente que aquel éxito en la Ciudad Condal le ayudó para que pudiese presentarse en la plaza de toros de Madrid, hecho que llevó a cabo el 12 de junio inmediato con novillos de Graciliano Pérez-Tabernero y Francisco Royo “Lagartito” y Sacristán Fuentes como compañeros de cartel. No tuvo suerte en dicha oportunidad, pero su cartel por aquel entonces era muy bueno y toreaba con mucha frecuencia. Tal es así que aquella temporada también toreó un festival benéfico en Colmenar de Oreja (Madrid), nada menos que con Cayetano Ordóñez “El Niño de la Palma”, que era la figura del momento, y Luis Fuentes Bejarano. En 1926 lo veo anunciado en la plaza de toros de Málaga en la novillada picada que se celebró el 4 de abril, Domingo de Resurrección, con novillos de Murube, alternando con Andrés Mérida y el valenciano Enrique Torres, aunque por la cogida que sufrió en Valencia, fue sustituido por el malagueño Pérez Soto, aunque en el cartel no figurase por el motivo reseñado. Lo vuelvo a ver anunciado en Málaga el 5 de junio de 1927 con novillos de Miura acartelado con su paisano José Gómez “Manteca” y Mariano Rodríguez, sin que al parecer le sonriera la suerte, pues la crítica fue expeditiva al señalar en el resumen de su primera actuación que “Prieto no se aprieta”, y en lo referente a su segundo novillo, el cuarto de la tarde, que “El miedo guarda la viña”. Según parece su estrella ya había empezado a perder brillo y tuvo que emigrar a América en busca de mejores horizontes taurinos, y al parecer los encontró porque en 1929 recibió la alternativa de matador de toros en Bogotá (Colombia), de manos de Juan Luis de la Rosa con buenos resultados artísticos y económicos, pues como matador de toros toreó mucho por las repúblicas taurinas americanas, recibiendo una de las cuatro cogidas graves que sufrió a lo largo de su vida torera, en Palmira (Colombia). Las otras tres, sufridas con anterioridad fueron dos en Barcelona y otra en Motril, provincia de Granada. Sin embargo, de regreso a España volvió a las filas de los banderilleros sin pertenecer a cuadrilla alguna con carácter fijo terminando al fin por retirarse para dedicarse a otros negocios.

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