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Ruiz Román, Francisco José “Espartaco Chico”

ron afortunados. Con 3 festejos cerró cada una de sus dos primeras temporadas; no se vistió de luces en la tercera y se retiró en la cuarta, 1969, en la única corrida que toreó. “Ya como matador toreé menos, pero en Portugal sí me vestía de luces todos los años diez o doce corridas. Además, como con la espada era regularcito tirando a malo, me venía fenomenal torear allí, porque toreaba, pero no tenía que matar”. Así permaneció hasta 1975, última temporada que se vistió de luces, para acto seguido hacerse banderillero, figurando fijo en la cuadrilla de Manuel Rodríguez “El Mangui”, entre otros. “No quedaba más remedio, comencé con novilleros, luego con rejoneadores y, cuando nos marchábamos a Madrid, me enganchaba a todos los “gaches” que me salían. Luego, cuando mi hijo Juan Antonio comenzó a despuntar, me dediqué por entero a él. Gracias a Dios, todos los esfuerzos merecieron la pena”. Trece años después de haber tomado la alternativa, la tomó su hijo Juan Antonio, el Espartaco de nuestros días, en la misma plaza. Posteriormente, sus otros hijos seguirían el ejemplo, creando una dinastía taurina: Francisco José “Espartaco Chico”, fue matador de toros y más tarde banderillero de su hermano Juan Antonio, y Manuel Jesús, picador de toros, también a las órdenes de su hermano mientras estuvo en activo; luego con todas las figuras. En la actualidad, Antonio Ruiz “Espartaco”, es uno de los más importantes preparadores de toreros, poniéndose en sus manos incluso los diestros considerados “figuras”. “Hoy en día (2006), me dedico a ayudar a los chavales de la Escuela Taurina de mi pueblo, y echo una mano a Agustín de Espartinas, un novillero que me tiene ilusionado porque le veo condiciones. Sigo viviendo el toreo con intensidad y mucha alegría. Me encanta seguir en contacto con este mundo”. Su estadística taurina se reduce a 69 novilladas y 7 corridas de toros.

ruiZ rOmáN, francisco José

“ESPARTACO CHICO”

Matador de toros y banderillero hijo del que fuera matador de toros y después banderillero creador de la dinastía “Espartaco”, recogido en este libro en el epígrafe precedente, y hermano del matador de toros contemporáneo Juan Antonio Ruiz “Espartaco” y del picador de toros Manuel Jesús. Nació en Espartinas (Sevilla), el 4 de julio de 1966, y con los antecedentes de su familia, lo lógico es que quisiese continuar la tradición. Vistió de luces por primera vez en Fuentes de León (Badajoz), en junio de 1982,

alternando en la lidia de novillos de Francisco Rubio con Rafael Camino. Lo hizo con éxito y desde entonces fueron aumentando sus actuaciones, figurando como novillero sin picadores dos años después, pues el 22 de abril de dicho año participó en una novillada de promoción celebrada en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), en la que alternó con Manuel Taza, Curro Romero, Manuel Díaz “Manolo” (ahora, matador de toros, con el nombre de Manuel Díaz “El Cordobés”), y Pedro González “Copano”, hijo del que fuera matador de toros “Copano”. Triunfó en esta oportunidad y continuó toreando con mucha frecuencia con éxitos de mayor o menor cuantía, hasta que decidió debutar con picadores el 19 de octubre de 1986 en Almendralejo (Badajoz), en un festejo mixto en el que se corrieron dos novillos de Diego Puerta Diane, dos toros de Salvador Guardiola y otros dos toros de Carlos Núñez, para su hermano Juan Antonio Ruiz “Espartaco” y Luis Reina. Fue la única novillada con picadores que toreó en dicha temporada y subió a 10 en la de 1987. Descendieron sus ajustes en 1988 a 8 novilladas, y en 1989, cuando llevaba toreadas 10 corridas, se despidió de novillero en Los Pedroches (Córdoba), con Chiquilín y El Paye, con novillos de José Luis Osborne Vázquez. Le cortó las dos orejas al primero de su lote y salió a hombros por la puerta grande, y poco después, recibió la alternativa, el 3 de agosto en Huelva, de blanco y oro, de manos de su hermano Juan Antonio, que con Miguel Báez “Litri” de testigo, le cedió el toro “Montano”, negro, marcado con el número 3, y 527 kilos de peso, de la ganadería de Juan Pedro Domecq, que lidió cinco, y uno, el Marqués de Domecq. Obtuvo un importantísimo éxito al cortar dos orejas al toro del doctorado y dar una vuelta al ruedo tras la faena al toro que cerró plaza. Salió a hombros con sus compañeros. Terminó la temporada con 13 corridas de toros, aunque en plazas de pueblos. Sin embargo, en 1990, sus ajustes aumentaron considerablemente y terminó con 27 corridas toreadas, algunas de ellas en plazas importantes, como Castellón, Córdoba, Granada, Zamora, Gijón, Ciudad Real, Toledo y Cuenca, y eso que tuvo que cortar la temporada en septiembre por una cornada que sufrió el día 9 en Utiel (Valencia), por su primer toro, no pudiendo estoquear ninguno de su lote, cuando alternaba con su hermano y Enrique Ponce. El Dr. Garcia Morote diagnosticó una herida grave”... en el tercio medio del muslo derecho, en su parte interna, presenta dos trayectorias. Una de aproximadamente diez centímetros, ascendente, que interesa el tejido celular subcutáneo y diseca el músculo sartorio. La otra, de veinte centímetros de extensión, también ascendente, diseca el paquete vasculonervioso y el cayado de la safena, contusionando y produciendo destrozos

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en los abductores”. Restablecido de la grave cornada, reapareció en 1991 y pudo sumar 40 corridas, veintiséis de ellas con su hermano Juan Antonio, que como es lógico le protegía cuanto podía, sin que ello quiera decir que torease a su sombra ni mucho menos como lo demuestra su palmarés: cuarenta y seis orejas y dos rabos, trofeos que hablan por sí solos de cuál era su comportamiento en las plazas. Uno de esos grandes triunfos lo obtuvo en su presentación como matador de toros en la plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el 7 de abril de dicho año, alternando con José Antonio Campuzano y Manuel Ruiz “Manili” con toros de Carlos Núñez. Con el segundo de su lote, estuvo genial, y el crítico “Barquerito” escribió en “DIARIO 16”: “De partida, se midió al torero en función de su apellido –de su apodo, de su hermano, de las influencias de las dos cosas–, pero al fin, a última hora de una corrida impropia por casi todo de una Feria de Abril, se le acabó midiendo en función de un toro que le puso en el disparadero”. No pudo empezar mejor la temporada de 1992, pues cortó una oreja en la feria de Olivenza el 8 de marzo, e intervino en las ferias de Castellón y Valencia. Acto seguido toreó dos tardes en Sevilla, y tras un descanso por una cogida sufrida en Astorga el 10 de mayo, toreó después en las plazas de Gijón, Málaga y Oviedo, terminando la temporada con 22 festejos toreados. Empezó la temporada de 1993 toreando en Sevilla, el 21 de mayo, y poco después, fue a Madrid a confirmar su doctorado el 21 de mayo, de blanco y oro, de nuevo de manos de su hermano Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, que con Miguel Báez “Litri” (el mismo cartel de su alternativa), le cedió el toro “Cardinoso”, negro, marcado con el número 12, de 535 kilos, de la ganadería de “Los Bayones”, que lidió dos toros, el 1º y el 6º. Los restantes fueron, tres de “Puerto de San Lorenzo”, y uno de Cernuño, que se lidió en 5º lugar. Espartaco Chico derrochó valor en el primero, que no le dio facilidades y al finalizar la faena fue aplaudido. En cambio, en el sexto de la corrida, estuvo desdibujado y muy por debajo de lo que el toro le ofrecía. Fue aplaudido también, pero no dejó buena impresión en la concurrencia. El propio toreo reconoció que le habían podido los nervios, y aunque triunfó en los siguientes festejos que tenía ajustados: Oviedo, Cáceres y Getafe (Madrid), anunció su decisión de retirarse de los ruedos como matador de toros y hacerse banderillero, condición en la que figura en la actualidad. Había toreado 29 novilladas picadas y 107 corridas de toros durante su etapa de matador de toros.

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