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Blanco Gandía y Ginesa López Crespo
que buena parte de la reflexión de nuestra práctica empiece por nuestras propias actitudes, nuestra mirada hacia el infante y su familia. Esta mirada está construida de la experiencia docente, pero también de la ilusión y la responsabilidad que como educadoras tenemos al educar a niños y niñas en su más tierna edad, dónde ser sensibles, afectuosos, tolerantes y pacientes, son virtudes que se tienen pero que también se forman y son muy necesarias para construir relaciones de confianza y seguridad con cada niño y con cada niña.
La implicación de las familias en proyectos y actividades, respetando sus decisiones y compartiendo la responsabilidad de educar a sus hijos e hijas es otro de los pilares básicos de nuestra propuesta.
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La evaluación de la práctica educativa junto a la reflexión y la autocrítica, es una herramienta de trabajo en equipo que supone crecimiento y mejora. Re-
cursos utilizados habitualmente:
• Cestos de los tesoros • Sesiones de Juego heurístico • Cajitas sorpresas • Bandejas de experimentación y de Inspiración Montessori • Caja de los tesoros • Juego de pre-rincones: bolsos de mamá, bolsos del bebé... • Sesiones de juego creativo-simbólico • Talleres de agua, arcilla, arena… • Mesa de luz y sala de luz negra
“Intentar enseñar a un niño algo que puede aprender por sí mismo, no es solo inútil sino también perjudicial” Emmi Pickler
Ampliando los límites en la enseñanza universitaria: del manual tradicional al portafolios electrónico
Mª Carmen Blanco Gandía Ginesa López Crespo
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Universidad de Zaragoza, Campus de Teruel
Los manuales o libros de texto han sido la herramienta protagonista en el proceso de enseñanzaaprendizaje en todos los niveles educativos. Hoy día existe un fuerte debate entre los docentes acerca de la conveniencia de emplear un manual, encontrando tanto defensores como detractores. Sin embargo, no podemos estar seguros de que los manuales estén realmente ampliando o limitando el proceso de aprendizaje. Pero ¿son los manuales los responsables de que el proceso de aprendizaje no se esté llevando a cabo satisfactoriamente, o somos nosotros los docentes? ¿es el manual en sí o cómo lo emplea el docente?
Es una sensación generalizada percibir que el alumnado universitario necesita saber exactamente cuál es la fuente de referencia para estudiar el material de la asignatura y aprobarla (bien manual de referencia, o material elaborado por el profesorado), especialmente en los primeros cursos.
A veces el libro cobra tal protagonismo que puede incluso desplazar al docente, haciéndole un mero transmisor de la información, y resultando en evaluaciones basadas en la memorización. El alumnado tampoco siente la necesidad de indagar más allá, porque toda la información relevante está en el libro, privándole de su capacidad de investigar, criticar y construir el aprendizaje. Es posible que esta necesidad de que todo venga absolutamente planificado y calculado venga de los niveles educativos anteriores, por lo que es importante que cambiemos el paradigma en los diferentes niveles de enseñanza. Es frecuente que cuando las personas llegan a la universidad y se enfrentan a alguna asignatura con una metodología innovadora sin un manual de referencia claro, se sienten perdidas en lugar de intrigadas por esta nueva forma de aprender.
Sin embargo, aunque los manuales de referencia en la universidad pueden suponer un marco importante de rigidez en la enseñanza y en la adquisición del pensamiento crítico, no siempre son el demonio. Dependerá en gran medida de qué manual escojamos o qué hagamos con él. En este sentido, podemos emplear los manuales para favorecer la reflexión y la creatividad, incluso cuando contienen alguna información errónea u obsoleta, ya que esta puede ser utilizada como elemento para articular una actividad en la que trabajemos la lectura crítica y no el alumnado no sólo sea un lector pasivo que absorbe información, sino un lector que comprende, reflexiona y analiza la información.
En ocasiones, tenemos también la suerte de contar con manuales que constituyen un buen esqueleto o marco de referencia para poder articular los contenidos de una asignatura. Sin embargo, pocos son lo que realmente se ajustan al contexto en el que estamos: 2021, universidad, alumnado y profesorado diferente al que teníamos hace 15 o 10 años, cuando nosotras mismas estudiábamos. Las necesidades, expectativas y demandas han cambiado profundamente y también la forma en la que leemos y procesamos la información. Es un hecho que, con la revolución digital, no sólo el alumnado, también el profesorado ha ido adaptándose a una nueva forma de pensar, leer y prestar atención a los contenidos que se consumen. Ahora la interacción con la información es más parecida a una conversación con contenidos breves, dinámicos y entretenidos que a un manual con su inicio y su fin.
Así pues, nos planteamos que la metodología de aprendizaje tampoco puede ser estática y girar en torno a un libro de texto o un manual de referencia; al contrario, debe ser flexible, adaptarse a las necesidades del alumnado y del profesorado y estar conectada con la actualidad.
El cambio de concepto es necesario
En las dos últimas décadas la enseñanza superior ha dado un giro importante al modo de concebir el aprendizaje desde que se implantó el Espacio Europeo de Enseñanza Superior. Hemos pasado de una enseñanza centrada en la transmisión de conocimientos y con los libros de texto y manuales como herramienta central, a una enseñanza basada en la adquisición de competencias. Esto indirectamente implica que nuestra obligación como docentes es readaptar el método de enseñanza, ya que no se pueden adquirir todas las competencias a través de los manuales de referencia. A esta revolución se ha sumado el desarrollo de las Tecnologías de Información y Comunicación, que contribuyen a desarrollar estas metodologías activas de aprendizaje que conocemos a día de hoy.
Nuestro contexto de aplicación de esta experiencia y reflexión se sitúa en el Grado de Psicología de la Universidad de Zaragoza, en el campus de Teruel, donde dos docentes hemos dado un giro a las herramientas de nuestras asignaturas y a la forma en la que guiamos y evaluamos el proceso de aprendizaje en el alumnado.
La sociedad cambia aceleradamente y nuestro alumnado con ella. Ya en el curso 2018-2019 detectamos una imperiosa necesidad de cambio en las asignaturas de Psicología del Desarrollo II y Psicología de la Educación, donde nosotras no nos sentíamos cómodas con ciertos contenidos ubicados en los manuales, y donde en múltiples ocasiones el alumnado reclamaba aplicación de los conceptos y debate sobre contenidos de actualidad, sobre situaciones actuales y sobre temas que en la bibliografía principal de la asignatura se tratan de una forma metódica, limitada y estanca.
Por otro lado, nosotras como docentes sentíamos que no teníamos un manual que pudiéramos considerar que lo contuviera todo. Nos encontrábamos en repetidas ocasiones escogiendo capítulos de manuales diferentes, artículos científicos, fragmentos de otros manuales, etc., lo que descolocaba en gran medida al estudiante y restaba sensación de continuidad a la asignatura. Además, los manuales en la universidad tienen numerosos puntos débiles y el principal es la rapidez con la que se considera que gran parte de la información que transmite está obsoleta. Debido a esta situación, en alguna ocasión pensamos en escribir nosotras mismas un nuevo manual de las asignaturas en cuestión, pero sabíamos que volveríamos a la rigidez de siempre: ceñirnos exactamente a todo lo que contiene, y la rapidez con la que dejaría de ser actual.
Nuestra propuesta: el portafolios docente
Como se ha mencionado, el cambio de paradigma en la educación superior nos ha traído el aprendizaje centrado en el estudiante y la evaluación por competencias como elementos definitorios, lo que implica la adopción de nuevas herramientas metodológicas. En la actualidad se está aplicando exitosamente la metodología centrada en el portafolios electrónico del alumnado en diversos países europeos, siendo una herramienta de gran utilidad en la evaluación del aprendizaje en distintos niveles educativos, donde los estudiantes son responsables de su propio proceso de aprendizaje y explotan su creatividad y capacidad de crítica y reflexión.
Así pues, si el alumnado puede trabajar con portafolios electrónicos, ¿por qué no elaborar nosotras nuestro propio portafolio?
Para la realización del portafolios del profesorado partimos de varios manuales de referencia de la asignatura y la guía docente como esqueleto que articula los diferentes bloques temáticos a abordar. A partir de aquí hemos ido redactando nosotras mismas un nuevo material alojado en una aplicación web en código abierto y libre, Mahara, donde elaboramos de cero el material de la asignatura, incluyendo textos, referencias a otras fuentes actuales como artículos científicos o de divulgación, testimonios, videos y explicaciones grabadas en audio por nosotras mismas. En realidad, se podría decir que estamos escribiendo un nuevo manual de la asignatura, pero dinámico y cambiante todo el tiempo.
El portafolios electrónico del docente se organiza en varias páginas de una misma colección o área temática y el alumnado puede navegar como en una página web, interactuando con los diferentes elementos multimedia, leyendo el texto principal de la asignatura y teniendo siempre al final referencias con enlace directo al capítulo correspondiente del manual y las fuentes utilizadas para la elaboración de ese material.
No nos gusta pensar que hemos desplazado al manual de referencia de la asignatura, porque seguimos utilizando la estructura principal de conceptos teóricos que no cambian, e incluso en algunas actividades de aula citar textualmente algunos fragmentos del manual nos sirve para poder darle la vuelta al contenido, y de esta manera animar al alumnado a