Raices de piquillin. Libro de poesías de Jorge Castañeda. Patagonia Argentina

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Jorge Castañeda

RAÍCES DE PIQUILLÍN

Poesías



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RAICES DE PIQUILLIN

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Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 Diseño y diagramación interior: Jerónimo Castillo © Jorge Castañeda Domicilio del autor: C.C. 32 C.P. 8536 VALCHETA (Río Negro) Argentina e-mail: jorgecastaneda20032000@yahoo.com.ar http://jorgecastaneda.fullblog.com.ar

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Jorge castañeda

Jorge Castañeda Bibliografía: Poeta, escritor y periodista argentino nacido de padres rionegrinos en la ciudad de Bahía Blanca y radicado en Valcheta, provincia de Río Negro. Ha publicado los siguientes libros: “La ciudad y otros poemas”, “Poemas breves”, “30 poemas”, “Poemas sureños”, “Sentir patagónico”, “Los atabales del tiempo”, “Valcheta, un pueblo con historia” y “Suma Patagónica”. Es conferencista sobre temas patagónicos. Miembro de la Sociedad Argentina de Escritores y de asociaciones y entidades culturales de Argentina, España, Francia, Italia, Suiza, México, Colombia, Estados Unidos, Brasil, Chile.

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RAICES DE PIQUILLIN

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PROLOGO El sur argentino poético. Esa es la definición que se nos ocurre cuando mencionamos la obra de Jorge Castañeda, quien en su extensa trayectoria literaria ha cumplido con creces el mandato de dar testimonio del paisaje que lo circunda, paisaje externo pero con fuerte arraigo en la espiritualidad del poeta. Los vientos de Río Negro han llevado su poesía por el mundo, y es así que diversas entidades culturales de varios países conocen ese rincón argentino por la palabra de Castañeda, que de pronto nos pinta su aldea mediterránea, Valcheta, aunque no tan distante del océano Atlántico, y así como nos habla de las bardas y mesetas, de la sangre originaria en el cacique que se encuentra alejado de su etnia, saca del solariego paisaje canciones de amor, de amistad, de colorido. Este libro, “RAICES DE PIQUILLIN”, es un compendio de la tierra rionegrina con sus voces, sus costumbres, el calor de su gente, puestos en los versos del poeta. Muchos son los años que Jorge Castañeda ha dedicado a la escritura y al quehacer cultural, recibiendo el justo reconocimiento de los centros difusores de cultura de lugares distantes como de su ciudad y de su provincia, hasta con rigurosa oficialidad burocrática, merecido homenaje y que da cuenta de la valoración que su trabajo ha conseguido en la gente patagónica. Con muchísima humildad, pero sabemos también que con mucho cariño, nos arrima este cuaderno de versos, los que hablan por él, los que dan cuenta del amor por la tierra de sus mayores y donde ha desarrollado su labor literaria.

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Queremos que Jorge Castañeda sepa que no está solo, que debe y tiene que sentirse acompañado por aquellos que le conocemos su obra desde mucho tiempo, pero también por quienes abrevan en tiempos recientes al conocimiento de la pluma del poeta rionegrino. Saludamos esta nueva obra de Jorge Castañeda, agradecemos que nos permita seguir degustando de su poesía, y sabemos que no cejará en seguir pintando su aldea para el mundo. Felicitaciones, Jorge. Jerónimo Castillo San Luis, 29 de febrero de 2012

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Y QUE LA ESPERE EN EL CRUCE Ya regresa del poblado y el gaucho la espera en el cruce. ¡Qué lindos se ven los campos en el camino a Tapiluque! Al lado del buen caballo y del perro siempre fiel esperando el colectivo con tranquila placidez. Es la vida del paisano aguantar el año entero; las ovejas, la chivada, las nevadas, el invierno. A veces faltan los vicios: tabaco, pan o remedios, vacunas para la hacienda o vender algunos cueros. ¿Habrán noticias mejores criancero de Río Negro? Que se acabe la sequía, que el pelo tenga más precio. Si la espera lleva tiempo, el tiempo en el campo sobra. Camino de Tapiluque: ¡Cómo se pasan las horas!

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COPLAS INTIMAS En el Bajo del Gualicho muchas veces me perdí; ¡Malhaya qué triste suerte con mi destino infeliz! En vano quise una estrella cuando solo me sentí, cielo oscuro y cerrazón apagaron mi candil. Al viento le di mi pena y se apuró por seguir, remolinos de paciencia han poblado mi sentir. Pocas cosas me importaron para sentirme feliz; por buscar en mis silencios mi picada pude abrir. Voy dejando mis ternuras en las cosas del vivir, afectos que nunca digo viven muy dentro de mí. Cuando solo me acompaño mi sombra puedo seguir. En virtud de mis razones vertiente te siento fluir.

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Mañana será otro día -puñadito de alelí¡Qué poco somos los hombres, ay, pobrecito de mí!

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AGUADA CECILIO Paraje de mi provincia, casas al viento y al sol, blanca como la caliza llora su pena mayor. La vieja aguada de Crespo espera su despertar. Tardecitas con el viento que no para de soplar. La ruta no la divide, el progreso la llevó. Todo ha pasado y se fue como el puma de Amestoy. Aguada de vieja historia la calera y su labor; hoy están solos los rieles y más sola la estación. El asfalto trae promesas para un futuro mejor. En el cerrito amarillo su salamanca mayor. Aguadita de esperanzas, jarillales bajo el sol. ¡Qué lindo se pone el pago Cuando es buena la ocasión!

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PATAGONIA SOY Patagonia, soy distancia, nevazón y pedregal. El pecho blanco del ñanco suerte tal vez me dará. Patagonia, soy silencio del coirón y chacayal. El viento se hace cenizas bajando del salitral. Patagonia, soy michay, cumbres, menuco, escorial: un cerro más otro cerro ¿destino, dónde estarás? Patagonia, soy vertiente de agua pura, manantial; picada abierta en la estepa, sol ardido y arenal. Patagonia, soy basalto, mallín, guanaco y guadal. De piedra son mis silencios y de pircas mi soledad. Patagonia, soy gaviotas, señoras del litoral. Rastrillada de las lanzas ¿mi tierra cómo olvidar?

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En el Sur busco mi Norte, su impronta prendida estรก. Patagonia soy, meseta, bajos, cerro y salitral.

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EN EL BAJO DEL GUALICHO Las salinas me embrujaron con su llamado infeliz, telarañas de silencio han tejido mi raíz. Las estrellas con su rumbo me enseñaron a sufrir. Hay que guapear el camino para soñar y vivir. Entre molles y alpatacos sus picadas recorrí, y mirando las estrellas bajo el cielo me dormí. En el bajo del Gualicho muchas veces me perdí. ¡Malhaya, qué triste suerte saberme lejos de ti! Como el puma que hace daño es montaraz mi sentir. Forastero de los pueblos sólo prefiero vivir. Soy picada y salitral, montes de basalto gris. La guitarra compañera y la luna mi candil.

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PENITA DE OTOÑO La tarde es una moneda que camina por los rieles y mis pasos van sonantes entre durmiente y durmiente. Me saludan las loradas alborotadas y breves. Yo converso con mis cosas solitario como siempre. Todo es ocre y amarillo: Los árboles, el poniente. Hasta el sol es un membrillo en el cielo azul y riente. La corriente compañera del arroyo bajo el puente, las támaras de los mimbres, mi corazón penitente. ¿De dónde viene esta pena tan íntima y persistente, que como mi propia sombra me acompaña desde siempre? Es mi vieja compañera que en el pecho se guarece. Camino, pena y otoño y esta nostalgia que crece.

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MILONGA DIGO MILONGA Milonga digo milonga, ¿por qué sendas andarás? El silencio que te nombra es difícil de escuchar. Milonga digo milonga, ¿quién te pudiera encontrar? En la picada y en la sombra tu huella habrás de dejar. Milonga digo milonga, el viento te ha de llevar. manantial que no se agota tu pena quiero nombrar. Milonga digo milonga, pampa, cielo y salitral, compañera de mis horas tu paso quiero alcanzar. Milonga digo milonga, tristeza que no se va. ¡Pucha qué largas las horas y no te puedo encontrar! Milonga digo milonga, cerrazón y soledad; hermana que nadie nombra ¿milonga dónde andarás?

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DON GREGORIO SAJARCHUK Ha de soñar con los trenes Don Gregorio Sajarchuk, señor de muchas mareas, amigo del golfo azul. Su vivienda es un vagón, los recuerdos su virtud, entre rieles y estaciones se quedó la juventud. Personaje de la marea no lo gana la inquietud. Hay que verlo conversar en este lugar del sur. A los obreros del riel les muestra su gratitud. Eran tiempos de trabajo y de hombres con actitud. Con sus pasos por la marea, su vagón, su beatitud, hablará de sus recuerdos Don Gregorio Sajarchuk.

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ENTRE ACEQUIAS Y ALAMEDAS Yo vivo en un pueblo chico entre mimbres y alamedas donde me lleva la vida como el agua de sus acequias. Tengo cantos en el alma como trinos que me alegran, y a veces como una sombra me acompaño de mis penas. Yo tengo muchos afectos: Mis senderos, las veredas y el arroyo con el agua que se va por las acequias. De los árboles del huerto tomo las maduras brevas; voy lleno con mi contento por las calles de Valcheta. Busco bajo mis mimbrales un poco de sombra fresca mientras el viento despeina a las verdes alamedas. Es mi lugar en el mundo este valle en primavera, sus crepúsculos serenos y el agua para las huertas.

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Mi familia, los afectos; lo que la vida me diera. Los amigos, el paisaje. ¿qué otra cosa yo quisiera?

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CIELO El cielo rige la tarde o así parece. Y este carrusel de nubes, ¿de dónde viene? Es un telón desgarrado hacia el poniente. Si sus esclusas se rompen ¿quién las contiene? Ante tanta majestad todo decrece. ¿Será este cielo de parto el que me duele? Adiós le digo a la tarde. No quiero verte.

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MESETA DE SOMUNCURA Cerros como ciudadelas, alamedas en la altura, picadas entre los basaltos, Meseta de Somuncura. Camino de los escoriales, rocas, piedras abruptas. Álamos y parapetos, Meseta de Somuncura. Arcanos que se conservan donde a “la vieja” tributan. Horizonte que se mueve, Meseta de Somuncura. Fortalezas milenarias misterios en la espesura. El sol entre los pedreros, Meseta de Somuncura. Ciudadela entre las piedras, catedral llena de alburas. El viento barre la estepa, Meseta de Somuncura. Arriba todo es silencio azulando las lagunas. toda de coirón y charcao, Meseta de Somuncura.

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DE SANTIAGO A LA PATAGONIA Para crecer en el sur de Santiago me trajeron. Anduve por los glaciares y miré los ventisqueros. Abajo del Colorado a la sirga por el Negro, me bautizaron los ríos y me abrigaron los cerros. La comarca de los lagos me llamó con sus reflejos. Supe andar con las majadas y el balar de los corderos. Me llamaron chacarera, De Santiago me trajeron ¡Qué linda es la Patagonia, en su tierra yo me quedo! Trepé por los escoriales de los pueblos que anduvieron y adentro de las picadas vi guanacos y chulengos. Chacarera me han llamado, chacarera yo me siento. Te saludo Patagonia de Santiago del Estero.

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DOÑA SOFIA La he visto a doña Sofía siempre tejer y tejer; el milagro de sus manos un ángel supo tener. Eran palomos sus sueños, su cielo, su por tener y las matras del telar un jardín por florecer. Anduvo entre anilinas artesana del ayer, cuando hilaba sus ternuras con la fuerza de la fe. La he visto a doña Sofía siempre tejer y tejer, un arco iris de colores como después de llover. Sus matras y caminitos fueron un lujo de ver y abrieron una picada salidas de su taller. En una estrella lejana alguien la verá tejer, para encender una luz, para abrigar un clavel.

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NIEVA EN SIERRA COLORADA Con los copos repetidos como blancas esperanzas, el invierno se adormece entrando a Sierra Colorada. El cielo se hizo plomizo presagiando la nevada. De blanco visten los campos y los techos de las casas. Las ovejas se confunden de plata con la chivada: Entre copos y vellones nieva en Sierra Colorada. El humo de las chimeneas es otra blanca fumata que se alegra por la nieve que visita la comarca. Vendrá linda la primavera si persiste la nevada. Como pájaros perdidos los copos de nieve blanca. Blanco algodón en los campos, nieva en Sierra Colorada.

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GENTE QUE ANDA En la abrigada manta de los quillangos cuando la nieve castiga sin piedad, en la estepa donde duelen los basaltos cuando el viento no se cansa de soplar, ha de volver el rastro de mis caballos como en antes otra vez serรก. En los escoriales de piedras partidas donde se llora con lรกgrimas de sal, en el relincho arisco de los guanacos donde clama dolorido el pedregal, ha de volver el rastro de mis caballos como en antes otra vez serรก. En el linaje del bravo Yanquetruz, Patagonia. Ventisqueros, escorial, en la rastrillada de soles ardidos, cerros lejano coirones salitral, ha de volver el rastro de mis caballos como en antes otra vez serรก. En la gloria perdida de los tehuelches su camino de pichana y chacayal, en los viejos rituales de sus misterios su casa bonita su giro ritual. ha de volver el rastro de mis caballos como en antes otra vez serรก.

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LA VERANADA DE LOS PAISANOS (Triunfo)

AllĂĄ van los paisanos con su silencio, con su silencio. Andan de veranada con sus arreos, con sus arreos. Llevan lo necesario en el pilchero, en el pilchero. El viento no los frena ni en el repecho, ni en el repecho. Saben cuidar la hacienda los ovejeros, los ovejeros. Andan por los caminos entre los cerros, entre los cerros. Van buscando los valles de pastos tiernos, de pastos tiernos.

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Si han llegado a destino bajan los cueros, bajan los cueros. Arreando sus majadas los criollos nuestros, los criollos nuestros.

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PAISAJE Y MOMENTO Cuando camino en la tarde buscando un poco de sombra, tu verde llevo en el alma, tu arroyo me cuenta cosas. Cuando camino en la tarde buscando un poco de sombra. Caminito de las plazas ¡qué verdes están las hojas! Hay en todo tu paisaje, bellezas que nadie nombra. Caminito de las plazas ¡qué verdes están las hojas! Cuando transito mi pueblo mis inquietudes reposan. Hay una calma serena en el arroyo y en la fronda. Cuando transito mi pueblo mis inquietudes reposan. Hasta el azul de tu cielo tiene un algo que enamora. Soy parte de tu paisaje, contigo paso mis horas. Hasta el azul de tu cielo tiene un algo que enamora. Valcheta mi pueblo chico contigo paso mis horas.

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VOY JUNTANDO MIS POBREZAS Cuando esta vida me apura voy juntando mis pobrezas, el sol en el horizonte, mi caminito de piedras. Porque tengo algo de simple arriero soy de tristezas. Si me duelen los olvidos aprendí a tener paciencia. Cuando ando lejos del pago más la quiero mi querencia. ¡Cómo se alargan las horas del que anda corriendo leguas! Soy amigo del silencio y amigo de la prudencia. No me gusta incomodar ni hacer uso de la fuerza. La soledad, mi compañera, la vida, toda mi escuela y algunos libros amigos para compensar las penas. Tal vez será mi destino vivir como el que regresa aferrado a mis afectos, señor de mis pertenencias.

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COMO QUISIERA Como quisiera una estrella, ay, molinillo de plata, para que no ande mi pena sin sueño de madrugada. Como quisiera la luna redonda por mi ventana para mirar y mirar adentro de mis nostalgias. Amalaya fuera viento para correr las distancias. Muy poco debe pensar aquél que mucho trabaja. Si pudiera ser camino para acomodar las cargas, pensando en mis propias cosas han de sobrar las palabras. Si pudiera ser la sombra, ahí cerquita me quedaba, abajo del árbol grande o durmiendo en la enramada. Otro yo nunca sería, soy yo y mi circunstancia: Un hombre sobre la tierra que escribe, se desvela y canta.

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MILONGA LERDA Milonga de tiro largo, milonga lerda nomás, al tranco de tus silencios yo me suelo acomodar. Milonga que sos prudente, no sabés de importunar. Tenemos la misma suerte: ser callados por demás. Milonga de la llanura, todo cielo y soledad. A lo largo del camino nos habremos de juntar. Milonga que sos sencilla, ¡cuántas penas llevarás! Seguro nos parecemos en esto de cavilar. Milonga que sos de todos y que no te haces notar, hay que andar con disimulo, nunca es bueno molestar. Milonga que sos mi amiga, si por la senda te vas, como el árbol a la sombra así te voy a extrañar.

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CANTIGA Valcheta tiene acequias con su agua cantarina, el vergel de los sauces y sus chicas bonitas. Tiene magia de pueblo en sus calles dormidas, las loradas parleras, la tarde mortecina. Valcheta tiene un ĂĄngel que viaja con la brisa. Las altas alamedas de verde se matizan. Tiene frescor de arroyo, dibuja una sonrisa sus verdes bulevares con flores y delicias. Valcheta huele a huertos, a secretas albricias, de ocres y amarillos una arcadia bendita. Van por el cielo azul las aves peregrinas y cantan las calandrias, y los gorriones pĂ­an.

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Mi alma, como Valcheta, al surtidor se inclina para beber la tarde de sus aguas tranquilas.

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TENGO UN RECUERDO Tengo un recuerdo que duele. ¿Dónde lo puedo dejar? Me acompaña por las noches y lo encuentro al despertar. Este recuerdo que tengo sabe mucho de esperar, al repecho de las tardes se me acerca a conversar. Cuando nado por la orilla mi recuerdo suele estar, tiene un dejo de tristeza y no se puede olvidar. A mi modo silencioso él se supo acomodar, por senderos y caminos juntos nos miran pasar. Recuerdo que me acompaña, si pudiera preguntar. ¡Tantos años han pasado! ¿Por qué te fuiste mamá?

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MOMENTO OTOÑAL El camino es el de siempre: Mi persona con su sombra, los árboles en la tarde y el otoño con sus hojas. Pero la pena es distinta y mi alma no se conforta, como si algo me faltara para completar mi forma. Los ocres por el sendero tendieron la misma alfombra y son las mismas loradas que en la tarde se alborotan. Pero algo persiste en mí que me deja su congoja por causas que no conozco, tristezas que no se nombran. ¿De dónde saldrá esta pena entre el camino y las hojas? Yo la dejo con la tarde como escondida y a solas.

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COMO LAS HOJAS AMARILLAS Resisten al invierno en sus ramas las hojas amarillas. Un frágil lampadario en la tarde que silente declina. Cual bellas mariposas de alas quietas serenas y tranquilas. ¿Quién puede traducir fielmente su mensaje de vida?

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LA LAGUNA AZUL La laguna tiene un duende que nos impide pasar, hay que dejar una ofrenda si se quiere continuar. Es la tropilla invisible que baja para abrevar, sus belfos y sus relinchos no se pueden olvidar. Es el Señor de las Aguas que la sabe custodiar. Hay que tener buena suerte si se pretende pasar. Laguna de la meseta, la debemos respetar. Todo tiene su misterio y ella también lo tendrá. La laguna tiene un duende que sabe de recalar cuando la luna se esconde y rige la oscuridad. Telarañas de la noche. ¿Tropilla dónde andarás? Algún cigarro de ofrenda te debemos propiciar.

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La laguna tiene un duende que espera en la soledad. Si le dejo algunos vicios nada me habrĂĄ de pasar.

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ARROYITO VALCHETERO Arroyito valchetero no te canses de correr, pasan y pasan tus aguas, del Gualicho tienen sed. Arroyito valchetero ¡cuántas ganas de correr! Has de llevar tu cansancio, tu cielo y tu por tener. Arroyito valchetero que dejaste tu nacer entre mimbres y maciegas y las ganas de beber. Arroyito valchetero, amigos vamos a ser si me contás una historia, la mía te contaré. Arroyito valchetero, te vas para no volver como mi alma entristecida tus penas debes tener. Arroyito valchetero herido al atardecer, contigo se van mis años y no saben de volver.

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SONETO FELIZ Hoy salgo de mi casa como cualquier vecino a caminar las calles con paso corto y lento. Alborotan parleros la dicha del momento los loros que regresan por el mismo camino. El agua en las acequias murmura su destino de huertas y jardines. TambiĂŠn yo estoy contento. Que algo me hace dichoso mĂĄs que pensar presiento y al cielo doy mis preces con mi canto genuino. Voy sin incertidumbres, sin prisa y sin urgencias, con gran alacridad como buen caminante. Llevo mi genio en paz, sereno mi semblante y colmado mi vaso de honduras y presencias. Soy un hombre feliz, una dulzura hendida, un alegre viandante que camina en la vida.

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PAISAJE Van mis pasos silentes por el íntimo camino que como un viejo amigo comparte mis silencios. En la tarde serena encuentro mi destino y una dulce lasitud transmite su sosiego. Las arboledas prietas y mi paso cansino eternizan el instante de mi grato paseo. En el agua que corre me parece distingo un frescor de vertientes bajando de los cerros. ¡Qué contento que voy! Mi talante distinto encuentra la bonanza del querido sendero. Sin pronunciar palabras voy hablando conmigo, serena la mirada y en paz con los afectos. Caminante feliz en mi hábito persisto: Paisaje soy, arboledas, agua fresca, sendero, Una sombra breve, un guijarro prolijo, un instante fugaz de sereno contento.

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CANCION PARA MI RIO Quiero mojar mis manos en el río de agua fresca bajando del Limay. viajar en las lanchitas por sus aguas, buscar el sol en su boca de sal. Nostalgia del Río Negro en la comarca, de frutas y manzanas me hablará, su corazón perfuma en las riberas, como mis penas sus aguas se van. Quiero dejar mis horas en tu cauce hablando de mis cosas al pasar. Me saludan los sauces y los mimbres y esta vida con ganas de soñar. En la arteria de tus aguas quedaré y en tus olas su espuma de cristal, como pasa el caudal de tu corriente, pasan también mis años que se van.

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COPLITAS AL DIA Estrellitas de mi cielo con su mudo titilar. Compañeras de la noche, ¡quién las pudiera alcanzar! Soledad de la planiza, ¡quién la pudiera olvidar! Tanto tiempo milenario dando forma al pedregal. Monte adentro gran señor el molle crece nomás. se parece a los paisanos que no saben de aflojar. ¡Ay!, cuando el ñanco se muestra algo nos quiere decir. Buena suerte, mala suerte, él la sabe predecir. Como replatea la luna brillando en el escorial. Hace de plata las piedras y de estaño el medanal. Monte adentro, piquillines, travesía, gran soledad: En el Bajo del Gualicho sólo reina el salitral.

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Piedra que silba o que canta arriba en Somuncurá. Más olvidada que nunca se ha cansado de esperar. Huella de la rastrillada en los tiempos del aduar, Cuánta historia de la brava aquí se supo forjar. Viejo viento compañero. amigo de la soledad, tu soplido y mi tristeza juntos por la vida van. Voy a mirar el arroyo. nacientes de Chipauquil, basalto soy de tus aguas que ya me quieren pulir. El hombre es cosa pequeña que respira y nada más. Un pedacito de vida perdido en Somuncurá. ¡Qué largo se hace el camino sin nadie con quién hablar! Mis penas solas conversan y se entretienen nomás.

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Un cerro se alza a lo lejos y después otro más allá. ¡Cómo se extiende el alma Ante tanta inmensidad! Paisajes, energía, lana, distinguen tu propiedad. Yo pregunto Patagonia ¿Cuándo tu tiempo será? Rielan en el firmamento. Cuando la luna replatea ¡qué lindo mirar tu cielo para tocar sus estrellas! Por la planiza dormida un guanaco y sus chulengos… ¡Qué pocos van quedando, todo se lo lleva el tiempo! Los últimos escoriales donde rigen los basaltos, a intemperie y soledad se van cruzando de brazos.

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YO PERSEGUI MUCHAS COSAS Yo perseguí muchas cosas y algunas pude alcanzar. Nunca dejé la esperanza y ella me supo ayudar. Anduve a veces sin tiempo como una estrella fugaz. El viento me dio su fuerza para correr y soñar. De tantas cosas que vi, me gustó la soledad; eso de andar los caminos para pensar y pensar. Encontré muchos afectos y otros me supe ganar. Coseché más alegrías de las que pude sembrar. Supe tender una mano cuando hubo necesidad. Lava de muchos pecados si podemos ayudar. No contesté los agravios cuando me quisieron mal. Las estrellas me enseñaron a buscar inmensidad.

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Yo perseguí muchas cosas y algunas pude alcanzar. mi compañera, los hijos, mis amigos y algo más. Los años se van ligeros. Hay que saber esperar. Si la barca llega pronto tengo el corazón en paz.

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YO HE BUSCADO MI LUZ Los cerros, las jarillas, los basaltos. Todo bajo el cielo fue cerrazón. De golpe fueron rotas las esclusas y descargó su furia el chaparrón. Ha pasado el chubasco. Una ventana se abrió en el cielo donde alumbra el sol. Mi alma que estaba oscura y guarecida vislumbra tal vez un tiempo mejor. Porque ha mirado el abra pequeñita que anuncia sobre la vida un albor.

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AMANECE Las sombras ya se retiran porque la noche decrece. Entre algunas nubes rojas el sol se asoma. Aparece. Como siempre, viejo amigo del hombre. Se compadece. Una parte del paisaje casi herido convalece. Los ĂĄlamos como siempre prietos y altos. Amanece. PasarĂĄn todas las cosas. Hasta la vida fenece. Pero siempre la maĂąana nos trasciende. Amanece. Y una nueva placidez se anuncia y nos enaltece.

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CUANDO EL SOL DEL INVIERNO Cuando el sol del invierno entibie el aire, como pájaros dormidos iré llevando mi sombra. Se caerán de la rama de los árboles vistiéndose de amarillo ocre, las últimas hojas. Andaré los senderos de la tarde taciturno y pensativo. Levantaré algunas hojas. Seré un poco de todos y de nadie. Un viandante. Un pabilo para consumir las horas. Un pájaro que las alas rebate buscando el calor del nido sin agobios ni congojas. Cuando el sol del invierno entibie el aire desandaré mi camino conversando con mis cosas. Habrá una lasitud casi agradable, como el quedarse dormido sin reproches ni demoras. Cuando el sol del invierno entibie la tarde volveré a sentirme niño. ¿Puedo pedir otra cosa?

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VOY POR EL SENDERO Voy por el sendero solo como un ni単o Triste y en silencio. Vendr叩n los recuerdos para andar conmigo despertando sue単os. Un andar despierto que acorta el camino con dulces afectos. Mis a単os bohemios de arte y de libros, de amigos y encuentros. El pan que celebro, mi vida sencilla, mis gestos austeros. Ni enconos ni pleitos guardo para nadie. A todos los quiero. Trato de ser bueno. No se si lo logro, pero hago el intento. Voy por el sendero -mi amigo de siemprey mientras voy pienso.

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Tengo mi contento. No he vivido en vano los buenos momentos.

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CAPITAN DE MIS SUEÑOS Capitán de mi barco, sueño palabras como gemas brillantes llenas de luz. Y cuando la luna llovizna su plata. rimo mis versos que la noche subasta soltando pájaros que vuelan en cruz. Arriero de penas azules nostalgias en horas troveras de mansa inquietud. Mis manos traviesas que acortan distancias bajan estrellas cuando el arte dispara con chispa de luces su claro arcabuz. Hondero de rimas, viajero entusiasta, labro en estatuillas el negro abenuz, como un mensajero de nuevas proclamas voy por las puertas tocando las aldabas y en la noche crecida enciendo un almud. Oficio de orfebre descubro esmeraldas, un arcano tengo de gran beatitud. Vuelo mis pájaros en libros bandadas, abro las esclusas de todas las aguas y de la puerta saco el grueso alamud. Artesano de versos, lleno las ánforas, libro las frutas de toda amaritud. Hago madurar el vino en las tinajas y miro como camina las distancias en el cielo estrellero la Cruz del Sur.

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Jorge casta単eda

Se単or de m鱈 mismo yo levo las anclas, navegante transido todo acimut. Soy el que espera en la luz de las ma単anas el brazo fuerte del herrero en la fragua que saca del hierro verdad y virtud.

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VALCHETANGO Silencio de los rieles, dormida la estación, los loros que regresan repiten un adiós. El pueblo se anochece, preludia mi dolor, me acuna como un niño la luna y su fulgor. Álamos que conversan, un cielo de arrebol, las pálidas estrellas que rielan su temblor, murmullos del arroyo que dicen su rumor, mañana será tarde la espera del amor. Las aguas que se van me dejan su temblor, mi vida, mis afectos, todo mí por tener, los sauces y los mimbres, los jardines en flor, Valcheta se anochece, el cielo un carrusel. Me duele su recuerdo, sus manos como un sol, mañana será nada, ¡qué importa mi dolor! Adiós querido arroyo, también te digo adiós. Ha de quererla mucho mi pobre corazón.

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LORADAS EN VUELO Las mañanas tranquilas de mi pueblo me saludan con salvas de loradas. Alborotan primero los mimbrales para luego emprender la retirada. Mientras buscan sembrados y semillas, parlanchines conversan sus asuntos. Graznan con su alegría puro bullicio o debaten ahítos sus presuntos. Se paran en los cables en bandada con sus picos voraces y traviesos. Abren las alas verdes y extendidas marcando los contornos de su reino. Trabajan incesantes en los pinos con inquietud dañina y alarmante. Pequeños podadores de las ramas, ejercen estropicios y desplantes. Para mi las loradas son amigas que saludan mi paso por las calles. A todos los conozco por su nombre y saben el trajín de mis afanes. Como ellos tengo mis propias rutinas y suelto las amarras de mis sueños. La tosca serenata de sus gritos alegra el natural de mis silencios.

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Locuaces parlanchines con su lata Loritos barranqueros de mi pueblo. En la tarde serena de Valcheta Hay salvas de loradas con su vuelo.

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YO SOY PURRAN Yo soy Purrán, cacique patagón, amigo del viento estoy en prisión. Sin el aduar lloro mi condición. No puedo bailar lejos del amor. Ellos son más y saben de traición. La fuerza del fusil llevó su razón. Yo soy Purrán, cacique patagón. En la celda preso muero de dolor. Me tratan mal, humillan mi valor. Me falta la luz en esta prisión. Yo soy Purrán, cacique patagón. La tribu está sola, grito mi dolor.

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COPLAS PARA MI ARROYO Arroyito valchetero, no te canses de correr. Las aguas de la meseta del Gualicho tienen sed. Cuando pasas por las chacras todo está por florecer. Se juntan estepa y valle y Chanquín es un vergel. En el pueblo te detienes para quedarte a beber. Por ti enjambran las abejas la dulzura de su miel. Y sigues por Punta de Agua sin poderte contener. Las lagunas con su embrujo salobres te han de extender. Chipauquil y Curicó sabrán de tu recorrer. Arroyo que dando vida no te cansas de correr.

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Jorge castañeda

MOMENTO FUGAZ Los trenes pasan con señales de olvido. El viento barre las hojas del andén. Se adormita en la tarde un sueño perdido y en el alma se queda un cierto desdén. Las campanas con su lejano tañido repican con desgano su parabién. Hay un aroma como a campo llovido y una pena que no se sabe de quién. El bochorno de la tarde se ha dormido como el andarín que se bajó del tren. ¿Este cansancio de donde habrá salido? Seguro que tiene un dueño y de alguien es. Vuelvo sobre mis pasos algo abatido Mientras pienso –no es nada, está todo bien.

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RAICES DE PIQUILLIN

LA LLUVIA EN EL FUERTE La tarde se adormece con bochornos de siesta. Y herida de tan sola se achaparra la estepa. La picada es un tajo abierto en la meseta. Y alborotan lejanos remolinos de arena. Las plantas buscan agua con sus bocas sedientas. Y el cielo se prepara con nubes de tormenta. La lluvia se avecina para aliviar las penas. Si se pierde en el mar ¿Quién le pedirá cuenta? En la altitud del cerro se mojarán las piedras. Y beberán el agua ansiosas las ovejas.

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Jorge casta単eda

Con las primeras gotas el alivio comienza. Y la tarde cansina jubilosa celebra.

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RAICES DE PIQUILLIN

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Jorge castañeda

INDICE Y que la espere en el cruce Coplas íntimas Aguada Cecilio Patagonia soy En el Bajo del Gualicho Penita de otoño Milonga digo milonga Don Gregorio Sajarchuk Entre acequias y alamedas Cielo Meseta de Somuncurá De Santiago a la Patagonia Doña Sofía Nieva en Sierra Colorada Gente que anda La veranada de los paisanos Paisaje y movimiento Voy juntando mis pobrezas Como quisiera Milonga lerda Cantiga Tengo un recuerdo Momento otoñal Como las hojas amarillas La laguna azul Arroyito valchetero Soneto feliz Paisaje Canción para mi río Coplitas al día Yo perseguí muchas cosas

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9 10 12 13 15 16 17 18 19 21 22 23 24 25 26 27 29 30 31 32 33 35 36 37 38 40 41 42 43 44 47


RAICES DE PIQUILLIN

Yo he buscado mi luz Amanece Cuando el sol del invierno Voy por el sendero Capitán de mis sueños Valchetango Loradas en vuelo Yo soy Purrán Coplas para mi arroyo Momento fugaz La lluvia en el fuerte

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Jorge casta単eda

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RAICES DE PIQUILLIN

El libro “RAÍCES DE PIQUILLÍN” se terminó de imprimir el 1° de marzo de 2012 en Ediciones “El Biguá”, Almirante Brown 886 5700 – SAN LUIS - Argentina

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