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A propósito de seguridad operacional SMS
POR: C.T.A. CARLOS ARTURO ACOSTA
SMSA propósito de seguridad operacional
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La gran tormenta perfecta que no fue accidente
El 31 de diciembre del 2020, se daba en una de las pistas del aeropuerto El Dorado, de Bogotá, el escenario de un incidente sin antecedentes en la aeronáutica de Colombia y, sin temor a exagerar, del mundo: un avión que aterrizaba embistió contra un enorme globo aerostático que había caído de los cielos bogotanos. El hecho averió severamente la aeronave de la empresa Avianca.
El nacimiento del incidente que casi culmina en un accidente absurdo se remonta a unas semanas antes, cuando un club de amantes de los globos quiso hacerle un homenaje a uno de sus asociados fallecidos y es por ello que decidió, en Envigado, una población al sur de Medellín y distante unos 500 kilómetros de Bogotá, rendirle ese homenaje póstumo a uno de sus integrantes, que, como se había anunciado, había fallecido días atrás y es así como decidieron lanzar el globo aerostático en su nombre.
“La evidencia de que el globo en cuestión se armó en el municipio de Envigado es contundente. A partir del registro fotográfico del momento de la liberación, las publicaciones en redes sociales, el análisis comparativo de los restos que impactaron con la aeronave de matrícula N557AV en el aeropuerto El Dorado a las 8:10 de la noche del 31 de diciembre de 2020, el patrón pixelado del globo, que normalmente es único e irrepetible, y algunas indagaciones adicionales, es más que suficiente para concluir que se trata del mismo artefacto”, anunció en su investigación la AAC de Colombia, en su informe.
Según los expertos que analizaron los restos del globo, este estaba hecho en forma de cojín, conformado por cerca de 8000 pliegos de papel seda, con dimensiones de 50 cm x 35 cm, pegados de manera convencional y reforzados con cinta adhesiva e hilo de kevlar, este es un hilo de un material muy resistente y el cual es también utilizado para la elaboración de prendas militares resistentes a los proyectiles. En total, las dimensiones del artefacto eran de 29 metros de alto y unos 2800 metros cuadrados de área superficial, con una capacidad de aproximadamente de 10 601 metros cúbicos de aire, equivalente a alrededor de cuatro piscinas olímpicas. El aparato pesaba entre 104 y 108 kg. En la parte inferior, el objeto volador que fue clasificado ese día por los observadores casuales como un ovni, objeto volador no identificado, tenía una ‘candileja’, una estructura rígida que los globeros sostienen mientras inflan el globo con aire caliente antes de liberarlo. El aditamento en mención constaba de una tubería cuadrada de acero de una referencia usada para la construcción y el cual es un material muy común y resistente, con herrajes de plástico y cuyas dimensiones eran 3.5 m x 3.5 m por 0.4 m, según lo determinado por el análisis de los expertos de la AAC de Colombia a los restos del artefacto.
“Sin duda, estamos hablando de la parte del globo que más amenaza significaba. Si un avión se encuentra con esta estructura en el aire podría causar daños muy serios en el fuselaje, que podrían derivar en una peligrosa despresurización de la cabina y hasta en una succión por parte de los motores, lo cual, potencialmente, podría precipitar el avión a tierra”, explicó David Pineda, director de tecnología de Cipsela, esto sin contar con todas las otras circunstancias que confluyeron en este incidente grave de la aviación y el cual reunió los elementos que en la seguridad operacional aérea se conoce como la “tormenta perfecta”.
Los investigadores del GRIAA, el grupo de investigación de accidentes e incidentes de la Aeronáutica Civil Colombiana y Cipsela Corp. llegaron a estas conclusiones tras varios análisis y estudios de los restos del globo, de la aeronave y del sitio del impacto sin menospreciar, por supuesto, la trayectoria de vuelo del artefacto que voló más de 500 kilómetros, lo que culminó en un cuasi accidente y una indagación forense que tardó cuatro meses y en la que confluyeron los diferentes análisis meteorológicos y físicos del material recuperado en la pista de El Dorado. Los expertos se tomaron el trabajo de realizar modelos 3D que recreaban todas las características del mencionado artefacto
Conoce el informe final del incidente grave de la aeronave N557AV. ayudándose de los correspondientes planos de ingeniería de todos los componentes del globo. “Todo esto echando mano de lo que en ingeniería se conoce como levantamiento dimensional a través de programas de diseño asistido por computador”, indicó el vocero de la Aeronáutica Civil de Colombia.
Según Arenas, aquí se concentraron una serie de elementos que también en seguridad operacional de la aviación se encuentran enmarcados dentro de la teoría del queso suizo, desarrollada hacia los años 1990 por el psicólogo británico James Reason, quien consideraba los sistemas complejos como varias tajadas de un mismo bloque de queso, en el que los agujeros son considerados como errores o fallas y que eventualmente, como lo sucedido en Bogotá con el vuelo de Avianca y el globo lanzado desde Envigado, Antioquia, muy lejos del aeropuerto El Dorado, se alinean para crear esas situaciones adversas reales. “En este caso coincidieron una serie de hechos que, seguramente no habrían ocurrido otro día y que es muy poco probable que se repitan: factores meteorológicos, humanos y el azar, y hasta un itinerario supremamente puntual se alinearon para ocasionar un incidente de aviación del que no encontramos precedentes ni en Colombia ni en ninguna otra parte de mundo”, afirmó David Pineda, director de tecnología de Cipsela Corp.