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CARTA DEL PRESIDENTE

Se cierra otro año atípico en el que la persistencia de la pandemia ha obligado a toda la sociedad a adaptarse a nuevas pautas de conducta y, como no, de trabajo. Como bien dijo Darwin, las especies que no son capaces de adaptarse a su entorno sencillamente mueren. Y el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega está más vivo que nunca, habiendo cumplido 135 años de historia en este ejercicio en el que nos encontramos. Además, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega ha sido calificado, como la primera entidad oftalmológica privada de España, por el prestigioso índice sanitario MERCO. Por eso, 2021 ha sido un año de celebración y de adaptación a la Covid-19, de forma que primara siempre la salud de nuestros profesionales y, por supuesto, de nuestros pacientes.

No solo hemos reforzado la protección y seguridad ante el virus, sino que además nuestro equipo ha profundizado en él, para conocerlo más de cerca. Se ha volcado en descifrar cómo puede afectar este virus a nuestros ojos. Intensos meses de trabajo científico han dado como resultado un relevante estudio publicado en la prestigiosa revista The Ocular Surface, que ha mostrado que las secuelas de la COVID-19 en los ojos pueden perdurar hasta diez meses después de sufrir la enfermedad y que el 91% de los pacientes afectados por la COVID-19 presentan alteraciones en el tejido nervioso corneal, compatibles con una neuropatía de fibras periféricas. Animo a ampliar esta información en la sección

“En los medios” de esta memoria que tiene en sus manos.

Pero es de justicia reconocer que el exigente camino que nos hemos marcado no lo recorremos solos, pues contamos para ello con múltiples y distintas colaboraciones, tanto públicas como privadas, que dan soporte al esfuerzo que para nosotros supone una apuesta por la investigación y la formación de la que no existen demasiados precedentes en nuestro ámbito. Muchas de estas necesarias colaboraciones aparecen reflejadas en las páginas que siguen a continuación, históricas algunas como las de la Fundación Rafael del Pino, Fundación Ramón Areces, Fundación Telefónica y Caja Rural. Pero permítanme que, en esta edición de la memoria, singularice este capítulo en la generosa y desprendida ayuda recibida de la Fundación BBVA, tanto por su entidad como su sostenibilidad en el tiempo, circunstancias estas indispensables para acometer los proyectos de alcance que puede dar respuesta a los problemas oculares que aún hoy carecen de ella. A todas ellas, y también a los pacientes que contribuyen de forma individual, muchas gracias por haber hecho posible el desempeño de este ejercicio. Procuraremos corresponder con la mayor entrega profesional posible.

Prof. Luis Fernández-Vega Sanz

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