Sobre las obras - "Ciudad Kennedy: Memoria y Realidad"

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S o b r e

l a s

O b r a s

Los trabajos resultantes se desarrollaron después de un largo periodo de investigación y análisis. Estos surgieron del transito del documento a la creación plástica propiamente dicha. De hecho el documento fotográfico fue la base de gran parte de las obras. Aquí, la función de la fotografía documental fue primordialmente la de ser una prueba de la realidad. En muy contadas ocasiones esta fue transformada en forma digital. Con todo, esta no constituyó en el proyecto un instrumento para registrar literalmente la realidad. Dentro del contexto del proyecto, la fotografía nos ilustra, dirige la mirada y pone de manifiesto los elementos visuales que van constituyendo una narrativa visual que conlleva sus propios valores estéticos. Los cuales son referidos a una realidad para indicar su presencia y autenticidad.

Debido al interés manifiesto en la vivienda a nivel iconográfico, tres grandes grupos de fotografías resultaron: el de las fachadas de las casas, los interiores de las mismas, y el de personas del barrio. En los dos primeros grupos, se trataba de captar la imagen pública de la casa y su correspondiente instancia de lo privado. Así, dispusimos, en forma de cenefa una gran serie de fotografías, para formar un conjunto apreciable desde lo particular a lo general. Surge allí la casa

que ha sido sujeta a cambios

sostenidos en el tiempo. Forma, color y espacio intervienen para dar cuenta de las transformaciones impulsadas por el deseo de sus habitantes de mejorar sus condiciones de vida. A primera vista esta serie podría verse como un documento pasivo. Sin embargo las fotografías dan cuenta de intervenciones que implican decisiones estéticas sostenidas por el deseo de mejorar la vivienda y de proyectar una imagen pública decorosa. El conjunto en su totalidad implica también el testimonio social del desarrollo económico de una comunidad. Esto abarca aquellas fachadas que no han sido objeto de ningún cambio, hasta aquellas que han sido alteradas casi en su totalidad a satisfacción de su propietario.

Si en el grupo anterior la cámara actuaba de manera imparcial, al ingresar en los interiores de las viviendas esta debía optar una actitud diferente. Al entrar en el espacio privado, la cámara debía actuar de manera discreta. No se trataba aquí del registro pasivo de una fachada, sino el de penetrar una realidad cotidiana, vivida por sus moradores. La experiencia como fotógrafos e Fernando Cruz y Luis Carlos Beltrán fue aquí determinante. Había que fotografiar en condiciones de luz

difíciles y con la

prevención de estar invadiendo la intimidad de las personas. No obstante, la generosidad de los habitantes nos permitió crear un documento del modo de vida en un barrio popular, en sus condiciones de espacio, amoblamiento, decoración y disposición de Imágenes. Elementos que hablan de usos, necesidades y carencias que al ser captadas por la cámara de manera directa advierten las condiciones precarias de existencia,

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pero a la vez muestra el grado de decoro y dignidad con el cual transcurre la vida cotidiana suburbana popular. Al ser dispuestas una como consecuencia de la otra, estas dos series de fotografías actúan como denominadores comunes del ámbito de lo público y de lo privado en la vida de una comunidad.

A las series anteriores se tenía que agregar necesariamente la presencia de los moradores de dichas viviendas. Los testimonios reales de vida, que hacen parte del presente y del pasado reciente La fotografía opta aquí el recurso clásico del retrato. Este evidencia el sello individual de aquellas personas que de manera activa o pasiva protagonizan aspectos vivenciales de la vida de la comunidad: Los primeros adjudicatarios, los dueños de la casa donde fue colocada la primera piedra, la profesora que tiene una pequeña biblioteca en su casa para el servicio de los niños de la cuadra, el director de la oficina de cultura, el roquero y su hijo que representan una generación de kennedianos influenciados por dicha cultura, el director de teatro que ha investigado a cerca de los problemas socioeconómicos del barrio, la activista y trabajadora social independiente que realiza talleres con personas de la tercera edad, jóvenes raperos, la familia cuyo padre es un veterano de la guerra de Corea, etc.

En esta galería de personajes merece mención especial el señor Argenil Plazas. El es el padre de familia escogida para los eventos de inauguración. Después de tener contacto directo con los Kennedy y el presidente Lleras, fue invitado a Estados Unidos a participar en una visita oficial como miembro de una comitiva de funcionarios Latinoamericanos afines a

las políticas de la Alianza para el Progreso. El señor plazas

visitó varias ciudades de Estados Unidos y participó en numerosos eventos oficiales. A su regreso fue recopilando una memoria de lo acontecido a manera de archivo personal. En la sala de su casa ha dispuesto fotografías de su viaje, material periodístico de la inauguración y de eventos relativos al desarrollo del barrio, memorabilia de los Kennedy (Un gran gobelino con el rostro de Kennedy ante la Casa Blanca domina la sala) documentos y discursos de los presidentes, textos de revistas y periódicos, etc. Esta sala es una verdadera instalación con un valor histórico y estético en sí misma. El señor Plazas despliega allí una devoción casi religiosa por Kennedy, lo cual le permite, a su manera, mantener viva la memoria fundacional del barrio. A la vez, ha construido una mitología personal articulando aspectos de la historia y de su vida. Este lugar contiene todos los

elementos conceptuales en que se fundamenta este proyecto.

Hasta el momento, la función de la fotografía en el proyecto ha tenido un sesgo documental. Esta toma otra actitud en la obra "Las Jackelines" trabajada por Catalina Rincón. Con base en algunos relatos de las señoras que vieron a la señora Kennedy aquel día, y teniendo como referencia visual una fotografía, Catalina Rincón reprodujo el vestuario que la señora Kennedy lució en aquella ocasión. Luego, varias señoras fueron luciendo dicho atuendo ante la cámara de Rincón. El éxito de estas imágenes, además de las connotaciones de lo femenino que implican, radica en la complicidad


de las modelos con la cámara y en el carácter de juego implícito en el hecho previo al registro fotográfico.

Esta relación desarrollada por Catalina Rincón con algunas señoras del barrio adquiere una forma

mas participativa en otro trabajo. Utilizando una imagen como módulo,

tomada de una caricatura de la época (una mano ofrece una casa), se realizó un gran tejido colectivo resultado de la acción individual de tejer de varias señoras, quienes dotaron cada modulo con su propio sentido estético. El resultado es una colcha de retazos que tiene como metáfora el trabajo comunitario implícito en la construcción del barrio y la participación de la mujer.

Mario Vallejo. Director Consejo de Cultura Localidad Kennedy

A partir del registro de lo real se logró una propuesta de carácter participativo. Esta reunió el esfuerzo de ideas que Miller Lagos, Luis Carlos Beltrán, Máximo Flórez, Camilo Martínez y Ricardo León, habían adelantado por separado. Beltrán y Flórez planearon un mural donde sobre un mapa del barrio se proyectaba una imagen de Kennedy colocando la primera piedra. A unos pocos centímetros del muro construyeron una pared con ladrillo y cemento. La acción de la proyección y la presencia del ladrillo real creó un contrapunto entre la virtualidad de la Imagen proyectada y la fisicalidad del muro. Lagos colocó un atril con el micrófono a unos metros delante del mural, de tal manera que cuando el espectador accedía al micrófono, accionaba una grabación de

Víctor Cañón: habitante del barrio

un discurso oficial con voz retórica tomado de un documental de la visita de los Kennedy. Este material había sido editado por Martínez y León. El resultado fue una instalación que logró dar un sentido espacial total, con una lógica narrativa a partir de la yuxtaposición de fragmentos. Esta obra funcionó como metáfora del trabajo colectivo del proyecto.

UNA EXPOSICIÓN EN UNA CASA DE BARRIO

La realización de la exposición en una casa construida durante la primera etapa del barrio fue un éxito. Allí cobró sentido articular un discurso visual donde el tema central

William Fortich: director de teatro e investigador cultural

era la vivienda. La que había sido adecuada como biblioteca pública y ahora es sede de la Asociación de Juntas Comunales de la localidad es una casa connotada históricamente y situada dentro de la cotidiano acontecer del barrio. Al entrar en la casa, en una pequeña sala, dos siluetas de tamaño natural de los Kennedy invitaban al visitante a seguir al segundo piso donde estaba la exposición. Allí el espectador se encontraba con una salita conformada por muebles de la época, fotografías de álbumes familiares, una gran radióla, e imágenes de los Kennedy; elementos prestados por los residentes. Dos televisores dominaban la escena que simulaba una sala normal. En los dos monitores se proyectaba un video de doce minutos de duración. Allí se registraron apartes de material fílmico junto con entrevistas a habitantes del barrio. A manera de contrapunto las imágenes en las dos pantallas dialogaban entre sí, creando un ritmo de lectura articulado por las diversas opiniones -a veces contrapuestas- de los

Alcira Peñuela: Profesora de la Localidad


entrevistados. En este trabajo se sumaron los esfuerzos de varios integrantes del grupo, quienes a intervalos hicieron trabajo de cámara o de entrevistadores. El sentido final de video fue realizado por Ricardo L León y Camilo Martínez.

Esta instalación otorgó a la muestra un tono íntimo, casi domestico. El carácter familiar se enfatizó por la articulación de la "sala" con el material de pintura y fotografía. Un cuadro de Ricardo León reproduce de manera fiel una fotografía de la familia Kennedy tomada de una revista Life de la época. Al lado, sobrepuestos entre el marco y el vidrio, León colocó de manera informal fotografías de familias del barrio. Una manera directa de integrar la idea de familia desde perspectivas contrapuestas. La segunda pintura trabajada por Raúl Cristancho tiene como trasfondo la dimensión que la imagen de los Kennedy alcanzó en el imaginario del pueblo colombiano. A partir de los años sesenta muchos niños y niñas fueron bautizados con los nombres John, Jackeline y Carolina. Así, los rostros de los Kennedy, impresos en serigrafía, fueron colocados en los extremos superiores del cuadro sobre sendas franjas oscuras. Estas actúan como figuras tutelares que dan nombre a una serie de rostros de colombianos: John Moreno, John F. Rodríguez., Jackeline Martínez, etc. Son nombres comunes en el país y demuestran hasta que punto el imaginario kenediano penetró en la imaginación popular.

En todas estas obras el asunto vivencial se sobrepone al político. O mejor, este permanece como una narración de fondo. Sin embargo el trabajo de Michael López muestra una intención claramente política. López utiliza la imagen institucional de la Alianza para el Progreso. La pinta sobre la parte inferior de un techo construido con materiales de reciclaje, y suspendido a tres metros de altura. Debajo de este, una serie de banderines han sido dispuestos de manera casual. El espectador tiene que descubrir la imagen institucional intervenida con el texto "Manéjese con Cuidado".

El carácter familiar de la exposición descrito se enfatizó en la práctica. El día de la inauguración el público consistió casi en su totalidad de familias del barrio. De manera espontánea, ellos se acercaron a las obras interrogándolas, reconociéndose, o simplemente disfrutándolas. La ocasión fue un evento familiar cuya dimensión fue otorgada por las personas mismas del barrio quienes de manera activa se integraron e Incluyeron el proyecto en

las instancias de sus propias vidas e historia.

INTERVENCIONES EN EL ESPACIO PUBLICO

Para el proyecto era claro desde un comienzo que las intervenciones en el espacio público del barrio eran fundamentales. Aún antes de abrir la exposición, los afiches de promoción del evento habían intervenido activamente el espacio público. Diseñados por Ricardo León, Camilo Martínez y Luis Carlos Beltrán estas Imágenes sentaron el tenor del proyecto. Uno de los afiches causó reacciones encontradas en la comunidad.


Especialmente aquel en que aparece una imagen de Kennedy poniendo o quitando una casa con el texto "El hombre no es libre hasta que no tiene techo: Kennedy dijo", causó controversia entre el público. A juzgar por la escasa permanencia que estos tuvieron en las calles. Muchos de ellos fueron retirados, con lo cual un sentimiento anti- Kennedy era predecible. Esto le dio tono a la discusión central que el proyecto provocó en diversos sectores del público: La aceptación o no de la memoria

kenediana.

La

operatividad de la imagen en el espacio público quedo así garantizada, con lo cual las reacciones en contra o favor estaban dentro de las expectativas previstas.

En otras propuestas, la fotografía sirvió una vez más como instrumento. En "Ventanas", Raúl Cristancho y Fernando Cruz tomaron el formato real

de las ventanas de metal

utilizadas uniformemente en las casas iniciales. Hoy, estas ventanas están presentes en muchas casas y constituyen un vestigio importante en la iconografía del barrio. De un metro cuadrado, estas fueron diseñadas mediante una división armónica del cuadrado. El proyecto consistió en escoger algunas casas donde dichas ventanas tuvieran una presencia destacada. Se registraron sus espacios interiores: una cocina, un patio, una habitación y se fotografiaron sus habitantes. Estas imágenes, más otras provenientes de textos y fotografías de periódicos, fueron procesadas en el computador de tal manera que en cada división de las ventanas se inserto una imagen. Luego de encontrar en el computador la interrelación de imágenes deseada, se ampliaron las imágenes al tamaño natural y se colocaron, por un tiempo convenido con las familias,

en las

ventanas de las casas correspondientes. Este proyecto articuló simbólicamente

la

memoria y vida privada de la familia con la del barrio a través de la ventana como elemento que media entre el espacio público y el privado.

Similar uso de la fotografía realizó Jaime Barragán. Lo suyo obedeció a una estrategia de uso simbólico de la imagen. Con una amplia experiencia en trabajos comunitarios, Barragán, junto a un grupo de jóvenes del barrio Patio Bonito, (considerado como asentamiento marginal de la localidad de Kennedy) realizó una investigación a cerca de fotografía de familia. Así, Barragán y su grupo ejecutaron una serie de proyecciones nocturnas sobre algunas viviendas. La mayoría de ellas hacían referencia a la procedencia campesina de sus moradores, su adaptación a la vida de la ciudad y su presencia, con rostro propio, en la realidad de nuestro paisaje urbano.

Los trabajos siguientes tuvieron una presencia más activa en el espacio público del barrio. En la plaza " Macarena", lugar donde alrededor creció la primera etapa del barrio, se construyo una plataforma donde un monumento debería ser erigido. Tal monumento nunca fue construido quedando sólo una sensación de ausencia, un espacio propicio para ser intervenido.

Miller Lagos, Luis Carlos Beltrán y Máximo Flórez

propusieron realizar allí un "Monumento Virtual". Una fotografía de un busto en bronce de Kennedy, situado en otro barrio de la ciudad, se colocó horizontalmente sobre la base existente, cubierta por una placa de acrílico. Una gran franja roja se extiende


desde un costado de la foto sobre el espacio de la plaza, la cual funcionó como un gran tapete rojo que introduce al espectador hacia la fotografía. Surgió así en la plaza un Monumento Virtual que se extendió horizontalmente, negando la verticalidad y la materialidad usual de los monumentos. La alteración de la función de representación permanente del monumento tradicional implícita en el trabajo arriba descrito, fue puesta en evidencia en la propuesta "La Visita". Miller Lagos Y Camilo Martínez construyeron unas siluetas de los Kennedy de tamaño natural. Estas fueron paseadas por distintos lugares del barrio: en una calle comercial, en una sala de belleza, en una carnicería, en una venta de ropa, etc. En cada lugar permanecieron por un tiempo determinado, suscitando la interacción inmediata con los transeúntes. De esta manera se logró intervenir el espacio público con la presencia efímera y la movilidad de las figuras, que se convirtieron en monumentos pasajeros, cuya permanencia se registró sólo con el documento fotográfico. La conjunción de espacios, el público y el privado, propiciados por la exposición y las intervenciones le otorgó al proyecto la visibilidad y presencia activa en la vida cotidiana del barrio. Las actividades que durante la exposición se llevaron a cabo (evento de inauguración, visitas guiadas, conversatorios) contribuyeron a articular el proyecto con su contexto. Las preguntas que éste generó contribuyeron a crear espacios de discusión y reflexión entre los miembros de la comunidad. El proyecto se limitó a aportar elementos para dirigir la mirada sobre una realidad urbana, donde a la memoria popular se le dio forma y estatura y se le otorgó su valor histórico y cultural Raúl Cristancho Alvarez


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