LA COMMEDIA DE DANTE: ESQUEMA, RESUMEN Y BREVE COMENTARIO
(N.B.: Las citas en italiano están tomadas de ALIGHIERI, Dante: La divina commedia. Inferno (Oscar classici, 613), Purgatorio (Oscar classici, 614) y Paradiso (Oscar classici, 615), ed. de Anna Maria Chiavacci Leonardi, Arnoldo Mondadori Editore, Milán, 2005. Las citas en español está tomadas de ALIGHIERI, Dante: La divina comedia (Obras maestras), ed. de M[anuel] Aranda Sanjuán, Editorial Iberia, Barcelona, 1949)
INFIERNO CANTO I
SELVA OSCURA
Dante, perdido en una selva oscura, intenta salir de ella, pero se lo impiden una pantera, un león y una loba (que simbolizan, respectivamente, la lujuria, la soberbia y la avaricia) [Mediceo Palatino 75; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré (4)]. Encuentro con Virgilio, que se ofrece a sacarlo de allí guiándolo a través del Infierno, del Purgatorio y del Paraíso, aunque en este no podrá acompañarlo [Flaxman; Doré].
CANTO II
Dante vacila [Blake (2); Doré]. Virgilio le dice que ha sido enviado por Beatriz para reconducirlo [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Doré]. Virgilio y Dante emprenden el camino.
CANTO III
ANTEINFIERNO
PUSILÁNIMES que no tomaron partido y Desnudos, corren llorando tras una bandera (punto de llegada de las almas de los que, por ello, son rechazados tanto por el mientras son atormentados por insectos y por gusanos. Sus lágrimas se mezclan con su condenados y de permanencia in aeternum de Paraíso como por el Infierno sangre. las almas de los pusilánimes que no tomaron
Llegada a la puerta del Infierno, presidida por la inscripción Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate [Mediceo Palatino 75; Blake; Doré]
partido [también de los ángeles que no tomaron partido]; los primeros deben cruzar el río Aqueronte para descender a su lugar en el Infierno)
PERSONAJES:
Encuentro con las almas de los pusilánimes [Blake; Casino Giustiniani Massimo]. -
1.3.1 (1). Colui / che fece per viltade il gran rifiuto, ¿Celestino V, papa (1294)?
Las almas de los condenados cruzan el río Aqueronte en una barca conducida por Caronte [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré (2)]. Dante se desmaya. CANTO IV
PRIMER CÍRCULO: LIMBO
AQUELLOS QUE NO PECARON, PERO Suspiran. NO RECIBIERON EL BAUTISMO (ENTRE ELLOS, LOS NIÑOS MUERTOS SIN HABER RECIBIDO EL BAUTISMO, Purgatorio, canto VII)
Dante ha sido transportado a la otra orilla del río Aqueronte. Descenso al primer círculo. Dante pregunta a Virgilio si se puede salir del Limbo para alcanzar el Paraíso. Virgilio le responde que, a poco de llegar él, un possente, con segno di vittoria coronato, sacó a los justos del Antiguo Testamento: Adán, Abel, Noé, Moisés, Abraham, David, Jacob, Isaac, Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, Neftalí, Gan, Aser, José, Benjamín, Raquel y otros muchos (de estos, solo Adán, Moisés, David y Raquel serán mencionados en el Paraíso) [Flaxman]. Encuentro con las almas de los poetas, con los que suele estar Virgilio (2) [Blake (2); Doré]. PERSONAJES: -
1.4.1 (3). Homero, poeta griego. 1.4.2 (4). Horacio, poeta romano. 1.4.3 (5). Ovidio, poeta romano. 1.4.4 (6). Lucano, poeta romano.
Llegada a un castillo donde se encuentran las almas especialmente dignas [Mediceo Palatino 75]. PERSONAJES: -
1.4.5 (7). Electra, madre de Dárdano, fundador mítico de Troya. 1.4.6 (8). Héctor, héroe troyano. 1.4.7 (9). Eneas, héroe troyano. 1.4.8 (10). César, político romano, fundador del Imperio. 1.4.9 (11). Camila, guerrera volsca. 1.4.10 (12). Pentesilea, reina de las amazonas. 1.4.11 (13). Latino, rey de los latinos. 1.4.12 (14). Lavinia, dama latina (hija de Latino), esposa de Eneas. 1.4.13 (15). Bruto, político romano, fundador de la República. 1.4.14 (16). Lucrecia, dama romana, esposa de Colatino, político romano, fundador de la República. 1.4.15 (17). Julia, dama romana (hija de César), esposa de Pompeyo el Grande. 1.4.16 (18). Marcia, dama romana, esposa de Catón de Útica. 1.4.17 (19). Cornelia, dama romana (hija de Escipión el Africano), madre de los Gracos. 1.4.18 (20). Saladino, sultán de Egipto (1171-1193). 1.4.19 (21). Aristóteles, filósofo griego. 1.4.20 (22). Sócrates, filósofo griego. 1.4.21 (23). Platón, filósofo griego. 1.4.22 (24). Demócrito, filósofo griego. 1.4.23 (25). Diógenes, filósofo griego. 1.4.24 (26). Anaxágoras, filósofo griego. 1.4.25 (27). Tales, filósofo griego. 1.4.26 (28). Empédocles, filósofo griego. 1.4.27 (29). Heráclito, filósofo griego. 1.4.28 (30). Zenón, filósofo griego. 1.4.29 (31). Dioscórides, médico griego. 1.4.30 (32). Orfeo, poeta mítico griego. 1.4.31 (33). Cicerón, político, filósofo y escritor romano. 1.4.32 (34). Lino, poeta mítico griego. 1.4.33 (35). Séneca, político, filósofo y escritor romano. 1.4.34 (36). Euclides, geómetra griego. 1.4.35 (37). Tolomeo, astrónomo griego. 1.4.36 (38). Hipócrates, médico griego. 1.4.37 (39). Avicena, médico y filósofo árabe de Persia. 1.4.38 (40). Galeno, médico griego. 1.4.39 (41). Averroes, médico y filósofo árabe de al-Ándalus, comentador de Aristóteles.
Virgilio y Dante continúan su camino CANTO V
SEGUNDO CÍRCULO
LUJURIOSOS
Gimen mientras son arrastrados por un Descenso al segundo círculo. torbellino incesante. Las almas de los condenados son recibidas por Minos, quien, tras examinarlas, les asigna su puesto en el Infierno [Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. Encuentro con las almas de los lujuriosos [Doré]. PERSONAJES: -
-
1.5.1 (42). Semíramis, reina de Babilonia. 1.5.2 (43). Dido, reina de Cartago. 1.5.3 (44). Cleopatra, reina de Egipto (51-30 a. C.). 1.5.4 (45). Elena, reina de Esparta. 1.5.5 (46). Aquiles, héroe griego. 1.5.6 (47). Paris, príncipe troyano. 1.5.7 (48). Tristán, caballero britano. 1.5.8 (49). Francesca da Polenta, dama de Rávena, amante de Paolo Malatesta. asesinada por su marido [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Casino Giustiniani Massimo; Doré (4)]. 1.5.9 (50). Paolo Malatesta, noble güelfo romañol, asesinado por su hermano.
Dante se desmaya tras escuchar la historia de Francesca y de Paolo [Flaxman; Blake]. CANTO VI
TERCER CÍRCULO
GLOTONES
Aúllan mientras, enfangados, son aplastados Dante ha sido transportado al tercer círculo [Blake]. por una lluvia espesa e incesante y son Encuentro con Cerbero, guardián del tercer círculo del Infierno [Blake atormentados por Cerbero, que los aturde con (2); Doré]. sus ladridos y los despedaza con sus garras.
Encuentro con las almas de los glotones [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Casino Giustiniani Massimo]. PERSONAJES: -
1.6.1 (51). Ciacco, ciudadano de Florencia [Doré].
A preguntas de Dante, Ciacco predice las discordias de Florencia. CUARTO CÍRCULO CANTO VII
Descenso al cuarto círculo. AVARICIOSOS Y PRÓDIGOS
Se piden cuentas unos a otros mientras chocan violentamente unos con otros arrojándose pesos; repiten estas acciones in aeternum.
Encuentro con Pluto, guardián del cuarto círculo del Infierno [Flaxman; Blake; Doré]. Encuentro con las almas de los avariciosos y de los pródigos [Mediceo Palatino 75; Blake; Doré]. Virgilio explica a Dante en qué consiste la Fortuna.
QUINTO CÍRCULO: LAGUNA ESTIGIA
IRACUNDOS Y DESIDIOSOS
Encenagados, los iracundos se agreden unos Descenso al quinto círculo [Blake; Doré]. a otros y a sí mismos y los desidiosos suspiran desde el fondo, produciendo burbujas en la superficie.
CANTO VIII
Virgilio y Dante son trasladados a la otra orilla de la laguna Estigia por Flegias [Flaxman; Blake; Doré]. Encuentro con las almas de los iracundos y de los desidiosos. PERSONAJES: -
CIUDAD DE DITE
1.8.1 (52). Filippo Argenti, iracundo, noble güelfo de Florencia enemigo de Dante [Mediceo Palatino 75; Blake; Doré].
Llegada a las puertas de la ciudad de Dite, que alberga el sexto y sucesivos círculos del Infierno. Los ángeles caídos, que guardan las puertas de la ciudad de Dite, se niegan a franquear el paso a Virgilio y a Dante [Mediceo Palatino 75; Doré].
CANTO IX
Las Furias (Mégera, Alecto y Tisífone) amenazan a Virgilio y a Dante [Flaxman; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. Caminando sobre las aguas de la laguna Estigia, llega un ángel y abre las puertas de la ciudad de Dite [Blake (2); Doré]. SEXTO CÍRCULO
HEREJES
Suspiran desde el interior de sarcófagos Entrada en el sexto círculo. abiertos envueltos en llamas. Encuentro con las almas de los “epicúreos” (herejes que no creen en la inmortalidad del alma) [Casino Giustiniani Massimo; Doré].
CANTO X
PERSONAJES: -
-
-
1.10.1 (53). Farinata degli Uberti, caudillo gibelino de Florencia, vencedor en la batalla de Montaperti (1260) [Flaxman; Blake; Doré]. 1.10.2 (54). Cavalcante dei Cavalcanti, noble güelfo toscano, padre de Guido Cavalcanti, poeta de Florencia amigo de Dante. 1.10.3 (55). Federico II, emperador (1220-1250). 1.10.4 (56). Ottaviano degli Ubaldini, cardenal.
Farinata degli Uberti predice a Dante su destierro de Florencia. CANTO XI
PERSONAJES: -
1.11.1 (57). Anastasio II, papa (496-498) [Flaxman; Doré].
Virgilio explica a Dante cómo se estructura el Infierno [Mediceo Palatino 75 (2); Blake]. CANTO XII
SÉPTIMO CÍRCULO: -
PRIMER RECINTO (río Flegetonte, canto XIV)
VIOLENTOS: -
CONTRA OTROS
Descenso al séptimo círculo. Bullen sumergidos en un río hirviente de sangre (río Flegetonte). Están más sumergidos cuanto mayor fue su grado de violencia: los tiranos, hasta la frente; los asesinos, hasta el cuello; los salteadores de caminos, hasta el pecho. Si emergen más de la cuenta, son asaeteados por los centauros que guardan el recinto.
Encuentro con el Minotauro, guardián del séptimo círculo del Infierno [Blake; Doré]. Encuentro con los centauros (entre ellos, Quirón, Neso y Folo), guardianes del primer recinto del séptimo círculo del Infierno [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Doré]. Por orden de Quirón, Virgilio y Dante son guiados a la otra orilla del río Flegetonte por Neso. Encuentro con las almas de los violentos contra otros [Blake; Doré]. PERSONAJES: -
CANTO XIII
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SEGUNDO RECINTO (bosque espeso)
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CONTRA SÍ MISMOS
CANTO XIV
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TERCER RECINTO (arenal)
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CONTRA DIOS Y CONTRA EL Desnudos, lloran mientras son abrasados por ORDEN NATURAL Y SOCIAL una lluvia de fuego. Unos están tumbados boca arriba (violentos contra Dios: los blasfemos). Otros caminan incesantemente (violentos contra el orden natural: los homosexuales, canto XV). Otros están sentados (los usureros, de cuyos cuellos penden bolsas, canto XVII).
CANTO XV
1.12.1 (58). Alejandro, ¿Alejandro, tirano de Feras (371-357 a. C.), en Tesalia, o Alejandro Magno, rey de Macedonia (336-323 a. C.)? [¿Casino Giustiniani Massimo?] 1.12.1 (59). Dionisio, tirano de Siracusa (405-367 a. C.), en Sicilia. 1.12.1 (60). Ezzelino III da Romano, señor de la marca de Treviso, gibelino. 1.12.1 (61). Obizzo II d’Este, señor de Ferrara, güelfo. 1.12.1 (62). Guy de Montfort, noble inglés al servicio de Carlos de Anjou. 1.12.1 (63). Atila, rey de los hunos (434-453). 1.12.1 (64). Pirro, rey de Epiro (307-302 y 297-272 a. C.). 1.12.1 (65). Sexto Pompeyo Magno Pío, pirata romano. 1.12.1 (66). Rinier da Corneto, salteador de caminos de la Maremma. 1.12.1 (67). Rinier dei Pazzi di Valdarno, salteador de caminos de la Toscana.
Los suicidas gimen transformados en árboles Encuentro con las almas de los violentos contra sí mismos [Mediceo nudosos de follaje oscuro con espinas Palatino 75; Flaxman; Blake (2); Doré (3)]. venenosas en lugar de frutos mientras las PERSONAJES: arpías devoran sus hojas para infligirles 1.13.1 (68). Pier delle Vigne, suicida, canciller del dolor. Si se les quiebra algún miembro, emperador Federico II. sangran. No se reencarnarán el día del Juicio 1.13.2 (69). Lano da Siena, derrochador, ciudadano de Siena. final. 1.13.3 (70). Jacopo da Sant’Andrea, derrochador, noble Los derrochadores, desnudos, corren gibelino paduano. perseguidos por perras negras que los 1.13.4 (71). I’ fui de la città che nel Batista / mutò ‘l primo despedazan. padrone, suicida, anónimo ciudadano de Florencia, alegoría de la ciudad de Florencia. Encuentro con las almas de los violentos contra Dios y contra el orden natural y social [Mediceo Palatino 75; Blake (2); Casino Giustiniani Massimo; Doré]. PERSONAJES: -
1.14.1 (72). Capaneo, blasfemo, caudillo mítico griego [Blake].
Virgilio explica a Dante de dónde procede el flujo que alimenta los ríos del Infierno (de la estatua de distintos materiales del gran veglio en el interior del monte Ida, en la isla de Creta, alegoría de la historia de la humanidad) [Flaxman; Blake]. Virgilio y Dante avanzan por las márgenes de piedra del cauce a través del cual el caudal del río Flegetonte desagua en los círculos inferiores del Infierno. Encuentro con las almas de los violentos contra el orden natural (homosexuales). PERSONAJES: -
1.15.1 (73). Brunetto Latini, erudito de Florencia maestro de Dante [Flaxman; Doré]. 1.15.2 (74). Prisciano, gramático.
-
1.15.3 (75). Francesco d’Accroso, jurista de Bolonia. 1.15.4 (76). Andrea dei Mozzi, obispo de Florencia.
Brunetto Latini predice a Dante su destierro de Florencia. CANTO XVI
Encuentro con más almas de los violentos contra el orden natural (homosexuales) [Flaxman; Blake]. PERSONAJES: -
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1.16.1 (77). Guido Guerra VI dei conti Guidi di Dovadola, homosexual, caudillo güelfo de Florencia, vencedor en Benevento (1266). 1.16.1 (78). Tegghiaio Aldobrandi, homosexual, caudillo güelfo de Florencia. 1.16.1 (79). Jacopo Rusticucci, homosexual, ciudadano de Florencia. 1.16.1 (80). Guglielmo Borsiere, homosexual, ciudadano de Florencia.
Virgilio y Dante llegan al borde del séptimo círculo. CANTO XVII
Encuentro con Geríones, guardián del octavo círculo del Infierno [Doré]. Encuentro con las almas de los violentos contra el orden social (usureros) [Blake]. PERSONAJES: OCTAVO CÍRCULO: MALEBOLGE:
CANTO XVIII
FRAUDULENTOS:
1.17.1 (81). Un Gianfigliazzi, noble güelfo de Florencia. 1.17.2 (82). Un Obriachi, noble gibelino de Florencia. 1.17.3 (83). Reginaldo degli Scrovegni, noble güelfo de Padua.
Descenso al octavo círculo a lomos de Geríones [Flaxman; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré].
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PRIMER RECINTO
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RUFIANES Y SEDUCTORES
Desnudos, caminan por circuitos separados Encuentro con las almas de los rufianes y de los seductores [Mediceo mientras son azotados por demonios: unos, Palatino 75; Blake; Doré]. por la parte interior del recinto, en sentido PERSONAJES: antihorario (los rufianes); otros, por la parte 1.18.1 (84). Venedico dei Caccianemici, rufián, noble güelfo exterior del recinto, en sentido horario (los de Bolonia. seductores). 1.18.2 (85). Jasón, seductor, héroe griego.
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SEGUNDO RECINTO
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ADULADORES
Envueltos en heces, resoplan y se agreden a sí Encuentro con las almas de los aduladores [Mediceo Palatino 75; mismos Flaxman; Blake; Doré]. PERSONAJES: -
CANTO XIX
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TERCER RECINTO
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SIMONIACOS
1.18.3 (86). Alessio Interminelli, noble güelfo de Lucca. 1.18.4 (87). Tais, personaje de El eunuco de Terencio [Doré].
Metidos boca abajo en pozos de los que solo Encuentro con las almas de los simoniacos [Flaxman; Casino Giustiniani sobresalen sus piernas, agitan estas por el Massimo; Doré]. fuego que consume sus pies. PERSONAJES: -
1.19.1 (88). Nicolás III, papa (1277-1280) [Blake].
Nicolás III predice que Bonifacio VIII y Clemente V correrán su misma suerte. CANTO XX
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CUARTO RECINTO
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MAGOS Y ADIVINOS
Con la cabeza del revés, caminan llorando Encuentro con las almas de los magos y de los adivinos, entre ellas, las hacia atrás lentamente. de las brujas [Mediceo Palatino 75; Blake]. PERSONAJES: -
CANTO XXI
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QUINTO RECINTO
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CORRUPTOS
1.20.1 (89). Anfiarao, caudillo mítico griego. 1.20.2 (90). Tiresias, adivino griego [Flaxman]. 1.20.3 (91). Arunte, arúspice etrusco. 1.20.4 (92). Manto, adivina griega (hija de Tiresias). 1.20.5 (93). Eurípilo, adivino griego. 1.20.6 (94). Miguel Escoto, astrólogo escocés al servicio del emperador Federico II. 1.20.7 (95). Guido Bonatti, astrólogo gibelino de Forlì. 1.20.8 (96). Asdente, adivino de Parma.
Bullen sumergidos en pez hirviente. Si Un demonio Malebranche arroja el alma de un nuevo condenado por emergen, son despedazados con garfios y con corrupción a la pez hirviente. arpones por los demonios Malebranche que PERSONAJES: guardan el recinto. 1.21.1 (97). un de li anzïan di Santa Zita, anónimo magistrado de Lucca, ¿Martino Bottaio? [Flaxman; Blake (2); Casino Giustiniani Massimo; Doré]. Encuentro con los demonios Malebranche (entre ellos, Malacoda), guardianes del quinto recinto del octavo círculo del Infierno [Flaxman; Blake; Doré]. Por orden de Malacoda, Virgilio y Dante son guiados sexto recinto por una escolta de diez demonios Malebranche comandada por Barbariccia.y formada por Alichino, Calcabrina, Cagnazzo, Libicocco, Draghignazzo, Ciriatto, Graffiacane, Farfarello y Rubicante [Blake].
CANTO XXII
Encuentro con las almas de los corruptos [Blake; Casino Giustiniani Massimo]. PERSONAJES: -
1.22.1 (98). I’ fui del regno di Navarra nato, “Ciampòlo”, consejero de Teobaldo II de Navarra [Flaxman; Blake]. 1.22.2 (99). Fray Gomita, consejero de Nino Visconti, señor de la Gallura, en Cerdeña. 1.22.3 (100). Michele Zanche, consejero de Enzo de Cerdeña.
Ciampòlo se zafa de los demonios Malebranche. Alichino y Calcabrina se pelean y caen en la pez hirviente, de donde tienen que rescatarlos sus compañeros [Mediceo Palatino 75; Blake; Doré [2]]. Virgilio y Dante continúan su camino. CANTO XXIII
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SEXTO RECINTO
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HIPÓCRITAS
Abatidos, caminan lentamente bajo el peso de Llegada al sexto recinto [Blake; Doré]. las capas de plomo que visten, doradas por Encuentro con las almas de los hipócritas [Doré]. fuera; sus rostros están maquillados. PERSONAJES: El sumo sacerdote Caifás, su suegro y 1.23.1 (101). Catalano dei Malavolti, caballero güelfo de predecesor Anás y los miembros del Sanedrín Bolonia, frate gaudente. que condenaron a muerte a Cristo están 1.23.2 (102). Loderigo degli Andalò, caballero gibelino de desnudos y clavados al suelo con sus Bolonia, frate gaudente. miembros extendidos en forma de cruz para 1.23.3 (103). Caifás, sumo sacerdote judío Mediceo Palatino que los demás hipócritas los pisen. 75; Flaxman; Blake; Doré].
CANTO XXIV
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SÉPTIMO RECINTO
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LADRONES
Desnudos, corren con las manos atadas a la espalda por serpientes intentando en vano zafarse de las serpientes de todo tipo que infestan el lugar.
Llegada al séptimo recinto [Blake (2)]. Encuentro con las almas de los ladrones: una de ellas (Vanni Fucci), mordida en el cuello por una de las serpientes, se inflama y queda reducida a cenizas, pero recobra de inmediato su forma [Flaxman; Blake (2); Casino Giustiniani Massimo; Doré]. PERSONAJES: -
1.24.1 (104). Vanni Fucci, ciudadano negro de Pistoia [Blake; Casino Giustiniani Massimo].
Vanni Fuci predice a Dante las disputas entre blancos y negros en Pistoia y su impacto en Florencia: “E detto l’ho perché doler ti debbia!” CANTO XXV
Se agreden unos a otros transformándose en Vanni Fucci blasfema y es atormentado por serpientes [Blake]. serpientes y viceversa Encuentro con más almas de los ladrones [Mediceo Palatino 75]. PERSONAJES: -
1.25.1 (105). Caco, centauro [Flaxman; Blake].
CANTO XXVI
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OCTAVO RECINTO
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INDUCTORES AL ENGAÑO
Están encerrados en llamas.
1.25.2 (106). Agnolo Brunelleschi, ciudadano de Florencia []Blake (2)]. 1.25.3 (107). Buoso Donati, ciudadano de Florencia [Blake]. 1.25.4 (108). Puccio Sciancato, ciudadano de Florencia. 1.25.5 (109). Cianfa Donati, ciudadano de Florencia. 1.25.6 (110). Francesco Cavalcanti, ciudadano de Florencia [Blake].
Llegada al octavo recinto [Flaxman]. Encuentro con las almas de los inductores al engaño [Blake]. PERSONAJES:
CANTO XXVII -
NOVENO RECINTO
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INDUCTORES A LA DISCORDIA
CANTO XXVIII
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1.26.1 (111). Ulises, héroe griego. 1.26.2 (112). Diomedes, héroe griego.
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1.27.1 (113). Guido da Montefeltro, noble gibelino romañol, posteriormente franciscano [Flaxman].
Llegada al noveno recinto. Son mutilados y desgarrados con una espada Encuentro con las almas de los inductores a la discordia [Mediceo por un demonio que repite la acción in Palatino 75; Blake]. aeternum cuando, al completar cada vuelta al PERSONAJES: círculo, sus miembros se han repuesto. 1.28.1 (114). Mahoma, fundador del Islam [Doré]. 1.28.2 (115). Alí, califa (656-661), fundador del Islam chií. 1.28.3 (116). Pier da Medicina, inductor de las disputas en Romaña [Doré]. 1.28.4 (117). Curión, político romano, inductor de la guerra civil entre César y Pompeyo el Grane. 1.28.5 (118). Mosca dei Lamberti, noble gibelino de Florencia, inductor de las disputas en Florencia. 1.28.6 (119). Bertran de Born, noble gascón y poeta provenzal, inductor de la revuelta de Enrique el Joven contra su padre Enrique II de Inglaterra [Flaxman; Blake; Doré].
CANTO XXIX
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DÉCIMO RECINTO
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FALSARIOS
Enfermos, se lamentan amontonados. Los Llegada al décimo recinto. alquimistas padecen lepra. Los suplantadores Encuentro con las almas de los falsarios [Flaxman; Blake; Doré (2)]. de terceros padecen rabia (canto XXX). Los falsificadores de moneda padecen hidropesía PERSONAJES: 1.29.2 (121). Griffolino d’Arezzo, alquimista. (canto XXX). Los mentirosos padecen fiebre 1.29.3 (122). Capocchio da Siena, alquimista. (canto XXX).
CANTO XXX
Se agreden y se ofenden unos a otros.
[Mediceo Palatino 75; Blake] -
-
CANTO XXXI
NOVENO CÍRCULO: COCITO
1.29.1 (120). Geri del Bello, ciudadano de Florencia tío segundo de Dante, pendenciero [Doré].
TRAIDORES
1.30.1 (123). Gianni Schicchi, ciudadano de Florencia que se hizo pasar por Buoso Donati para testar a su favor [Flaxman; Doré]. 1.30.2 (124). Mirra, princesa mítica griega que se hizo pasar por otra mujer para acostarse con su padre [Doré]. 1.30.3 (125). Maestro Adam de Inglaterra, acuñador al servicio de los condes Guidi di Romena que, por orden de estos, falsificó florines de Florencia. 1.30.4 (126). Guido II dei conti Guidi di Romena, noble gibelino toscano que ordenó falsificar florines de Florencia. 1.30.5 (127). Mujer de Putifar, alto funcionario egipcio, que acusó falsamente a José. 1.30.6 (128). Sinón, guerrero griego que engañó a los troyanos.
Encuentro con los gigantes (entre ellos, Nemrod, Efialtes, Anteo, Briareo, Ticio y Tifeo), guardianes del noveno círculo del Infierno; sus cuerpos sobresalen de cintura para arriba del pozo en cuyo fondo se encuentra el Cocito [Blake (3); Doré (2)].
(laguna helada)
Descenso al fondo del noveno círculo de la mano de Anteo [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Blake; Doré]. CANTO XXXII
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PRIMER RECINTO: CAINA
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TRAIDORES PARIENTES
CONTRA
-
SEGUNDO RECINTO: ANTENORA
-
TRAIDORES PATRIA
CONTRA
SUS Sumergidos en el hielo, lívidos y con la Encuentro con las almas de los traidores contra sus parientes [Flaxman; cabeza gacha, lloran mientras sus dientes Blake; Doré]. castañetean. Los traidores contra sus PERSONAJES: parientes están sumergidos hasta la cintura. 1.32.1 (129). Napoleone degli Alberti dei conti di Vernio e Los traidores contra su patria están di Mangona, noble gibelino toscano que asesinó a su sumergidos hasta el pecho [se infiere]. Los hermano Alessandro por disputas económicas y políticas. traidores contra sus huéspedes están 1.32.2 (130). Alessandro degli Alberti dei conti di Vernio sumergidos hasta el cuello, por lo que se ven e di Mangona, noble güelfo toscano que asesinó a su obligados a alzar sus cabezas (canto XXXIII) hermano Napoleone por disputas económicas y políticas. Los traidores contra sus bienhechores están 1.32.3 (131). Mordred, príncipe britano que, queriendo completamente sumergidos (canto XXXIV).. asesinar a su padre Arturo para arrebatarle el reino, fue muerto por este. 1.32.4 (132). Vanni dei Cancellieri, llamado Focaccia, noble blanco de Pistoia que asesinó a varios parientes suyos por disputas políticas. 1.32.5 (133). Sassolo Mascheroni, ciudadano de Florencia que asesinó a un pariente suyo para arrebatarle su herencia. 1.32.6 (134). Alberto dei Pazzi di Valdarno, llamado Camicione, noble gibelino toscano que asesinó a un pariente suyo por disputas sobre fortalezas. SU
Encuentro con las almas de los traidores contra su patria. PERSONAJES: -
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1.32.7 (135). Bocca degli Abati, traidor güelfo de Florencia, causante de la derrota de su ciudad en la batalla de Montaperti (1260) [Blake (2); Doré]. 1.32.8 (136). Buoso da Duera, señor de Cremona, traidor a la causa gibelina. 1.32.9 (137). Tesauro dei Beccheria, abad de Vallombrosa, cardenal, traidor a la causa güelfa. 1.32.10 (138). Gianni de Soldaniero, noble gibelino de Florencia, traidor a su partido 1.32.11 (139). Ganelón, noble carolingio, traidor a Roldán. 1.32.12 (140). Tebaldello degli Zambrasi, noble gibelino de Faenza, traidor a su partido. 1.32.13 (141). Ugolino della Gherardesca, conde de Donoratico, señor de Pisa, güelfo. 1.32.14 (142). Ruggieri degli Ubaldini, arzobispo de Pisa, caudillo gibelino de Pisa.
Ugolino della Gherardesca, conde de Donoratico, devora por la nuca a Ruggieri degli Ubaldini, arzobispo de Pisa [Doré]. CANTO XXXIII
Ugolino della Gherardesca, conde de Donoratico, cuenta su historia a Dante: derrocado por un golpe de mano de los gibelinos, fue encerrado junto con algunos de sus hijos y de sus nietos en la torre dei Gualandi, donde los hicieron morir de hambre (1289) [Mediceo Palatino 75; Flaxman (2); Blake (2); Doré (3)]. -
TERCER RECINTO TOLOMEA
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TRAIDORES CONTRA HUÉSPEDES
SUS Las almas de los traidores contra sus Encuentro con las almas de los traidores contra sus huéspedes. huéspedes llegan al tercer recinto del noveno PERSONAJES: círculo del Infierno antes, incluso, de su 1.33.1 (143). Alberigo dei Manfredi, caudillo güelfo de muerte, pues, por la gravedad de sus actos, Faenza, frate gaudente, que asesinó a varios parientes suyos son llevadas al Infierno mientras un demonio con la excusa de un banquete [Mediceo Palatino 75]. ocupa su lugar en su cuerpo. 1.33.1 (144). Branca Doria, noble gibelino de Génova que asesinó a su suegro Michele Zanche con la excusa de un banquete.
CANTO XXXIV
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CUARTO RECINTO GIUDECCA
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TRAIDORES CONTRA BIENHECHORES
SUS Los más nefandos entre los traidores contra Encuentro con las almas de los traidores contra sus bienhechores. sus bienhechores, son devorados por Dite / Encuentro con Dite / Lucifer, demonio gigante que sobresale de pecho Lucifer. para arriba del Cocito: tiene tres rostros (blanco, amarillo y negro, correspondientes a las tres razas del mundo entonces conocido o, según otros comentadores, opuestos, alegóricamente, a la Santísima-Trinidad con la que conlcuye la Commedia) y tres pares de alas, cuyo batir provoca el aire gélido que congela el Cocito. Con cada una de sus tres bocas devora, triturándolo, a un pecador: con la boca del rostro blanco devora a Judas Iscariote; con la boca del rostro amarillo devora a Casio; con la boca de rostro negro devora a Bruto [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Blake; Doré]. PERSONAJES: -
1.34.1 (145). Judas Iscariote, apóstol que traicionó a Cristo. 1.34.2 (146). Bruto, político romano que asesinó a César. 1.34.3 (147). Casio, político romano que asesinó a César.
Virgilio y Dante descienden por el cuerpo de Dite / Lucifer, debiendo invertir su posición a la altura de sus caderas, pues situadas estas en el centro de la tierra, en ese punto están cambiando de hemisferio (del otro lado del pozo que aloja a Dite / Lucifer, sobresalen, únicamente, sus piernas): Dite / Lucifer quedó empotrado de esta manera cuando cayó del cielo, provocando, además, que la tierra, que hasta entonces se concentraba en el hemisferio austral, se retirase hacia el hemisferio boreal y que aquella que ocupaba el hueco provocado por su incrustación emergiese en el hemisferio austral formando la isla del Purgatorio. A través de una galería recorrida por un arroyo, Virgilio y Dante emprenden la ascensión hacia la superficie del hemisferio austral [Flaxman; Doré]. Finalmente, Virgilio y Dante ven luz al final de la galería y emergen a la superficie del hemisferio austral: E quindi uscimmo a riveder le stelle (v. 139) [Doré].
Mediada su vida (Nel mezzo del cammin di nostra vita, canto I, v. 1), Dante se siente desorientado, lo cual expresa alegóricamente en el canto I mediante la selva oscura donde lo acechan animales hostiles. El poeta romano Virgilio, que ha sido enviado por Beatriz, que en tiempos fuera amada por Dante y que, tras su muerte, encarna todas las virtudes, sale a su encuentro para reconducirlo. Para cumplir su cometido, Virgilio, summum de la poesía para Dante y para prácticamente todos los poetas medievales, lo guiará a través de las tres regiones del más allá: Infierno, Purgatorio y Paraíso (aunque a través de esta última no podrá acompañarlo). En su viaje podrán contemplar, con un afán edificante, ejemplos aleccionadores del comportamiento humano, tanto en su vertiente negativa como en su vertiente positiva. El viaje acontece en 1300, pero las tres cantiche que componen la obra, dedicadas, cada una de ellas, a cada una de las tres regiones mencionadas, fueron escritas años después, por lo que Dante tuvo la precaución de no situar en ninguna de ellas a personajes fallecidos con posterioridad a esa fecha (con la excepción, que el poeta explica, de los traidores contra sus huéspedes del tercer recinto del noveno círculo del Infierno). En cualquier caso, los personajes que pueblan el más allá dantesco no proceden solo del mundo contemporáneo al poeta (contándose entre ellos tanto güelfos como gibelinos): proceden también de la Antigüedad Clásica y de la Biblia y, entre ellos, aunque predominen los personajes reales, hay personajes cuyo carácter mítico o literario Dante no podía ignorar. Y es que el viaje a través de las tres regiones del más allá no es sino una ficción literaria que sirve al poeta para retratar el alma humana y para dar rienda suelta a sus inquietudes personales: en primer lugar, su propia suerte (cuando tiene lugar la acción del poema, Dante, perteneciente a la facción blanca del partido güelfo que domina Florencia, no ha sido expulsado aún de la ciudad –lo será en 1302 para no volver jamás, pues morirá el 14 de septiembre de 1321 en Rávena–), pero también, muy especialmente, la suerte de Florencia y, en general, de Italia, masacrada por una Iglesia que, en su opinión, se extralimita en sus funciones y está a merced de Francia y por un Imperio ausente: su ideal político, expresado en su tratado Monarchia (del que también se incluye un resumen al final de este documento), pasa, ingenuamente (cuesta creer que un hombre como Dante pensara que esto podría llegar a ser viable), por la coexistencia y por la convivencia entre Iglesia, regida por el papa, e Imperio, regido por el emperador, ambos con sede en Roma y dedicados a sus respectivas esferas de responsabilidad. El escribir sobre un tiempo pasado desde un tiempo presente en el que han acontecido muchas cosas que se sitúan en el centro de sus inquietudes permite a Dante poner en boca de sus personajes estremecedoras profecías (sobre todo, sobre su propio destierro y sobre la suerte de Florencia). Permite, asimismo, a Dante ajustar cuentas: aunque no siempre los mencione por su nombre, son devastadoras sus invectivas contra el papa Bonifacio VIII y contra el rey de Francia Felipe IV y enternecedoras, en cambio, sus referencias al malogrado emperador Enrique VII (1312-1313), auténtica esperanza del poeta. Puesto que Dante escribió esta obra en lengua vulgar, decidió titularla Commedia: serán sus admiradores quienes le antepongan el adjetivo Divina (por la materia que trata y, sobre todo, por su excelsa calidad literaria). Una vez que Dante acepta la propuesta de Virgilio, el poeta toscano y su referente romano se encaminan hacia la puerta del Infierno, cuya inscripción contiene un espeluznante y lapidario aviso: Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate (canto III, v. 9). Traspasada la puerta, el Anteinfierno acoge con especial crueldad a los pusilánimes (ignavi) que no tomaron partido y que, por ello, son rechazados tanto por el Paraíso como por el Infierno. El río Aqueronte, límite del Anteinfireno, marca también el inicio del Infierno propiamente dicho, que es una especie de gran embudo constituido por círculos cada vez más estrechos y más profundos que convergen, finalmente, en el centro de la tierra. Los círculos primero a quinto, entre el río Aqueronte y la laguna Estigia, acogen, más allá del Limbo (circulo primero), las almas de aquellos condenados que pecaron por incontinencia (es decir, por no haber sido capaces de controlar sus impulsos: los lujuriosos, los glotones, los avariciosos y sus contrarios los pródigos y los iracundos y sus contrarios los desidiosos). Dentro del recinto de la ciudad de Dite (círculos sexto a noveno), se encuentran las almas de aquellos condenados que pecaron por actos conscientes de su voluntad: es a ellos a quienes están reservados los castigos más terribles, que van del fuego abrasador al frío helador. Por eso, cuando Virgilio y Dante se aproximan a la ciudad de Dite, este dice: “Maestro, già le sue meschite / là entro certe ne la valle cerno / vermiglie come se di foco uscite / fossero” (canto VIII, vv. 70-73), asimilando las torres de la ciudad de Dite, enrojecidas por el fulgor del fuego de su interior, a las torres de las
mezquitas (para, de esta manera, subrayar el carácter diabólico de estas). Traspasadas las puertas de la ciudad de Dite, el círculo sexto acoge a los condenados por herejía, entre quienes destacan los “epicúreos” (esto es, aquellos que no creyeron en la inmortalidad del alma y, en general, en la trascendencia, por lo que vivieron apegados a lo material). En una gradación ascendente de maldad, expuesta por Virgilio a Dante en el canto XI, los círculos séptimo a noveno acogen a los violentos, a los fraudulentos y a los traidores. En el círculo séptimo es estremecedor el bosque de los suicidas (violentos contra sí mismos) del canto XIII, que impresiona tanto por la imagen de las almas que, por razón del acto cometido, no tienen apariencia humana, sino que padecen su eterno castigo encerradas en árboles como por el anuncio de que aquellos que renunciaron a su cuerpo en vida se verán obligados a prescindir de él incluso cuando llegue el Juicio final. En el círculo octavo (denominado Malebolge) los fraudulentos están agrupados por categorías en las distintas fosas que componen esta región infernal. En el círculo noveno los traidores padecen congelados en el Cocito, la laguna helada del fondo del Infierno donde impera, finalmente, Dite (nombre que no es sino uno de los muchos de Lucifer). Tras contemplar el castigo espantoso a que son sometidos por Dite / Lucifer Judas Iscariote, Bruto y Casio (esto es, los responsables directos de la muerte injusta del fundador de la Iglesia y del fundador del Imperio, que, de esta manera, se sitúan al mismo nivel, de acuerdo con el ideario político de Dante), Virgilio y Dante emprenden el camino que los conducirá de nuevo a la superficie terrestre... en el hemisferio austral. A partir de la llegada a la ciudad de Dite, el acceso a cada uno de los sucesivos círculos es cada vez más complicado: para acceder al sexto círculo (esto es, para traspasar las puertas de la ciudad de Dite), Virgilio y Dante necesitarán el auxilio de un ángel; para descender al séptimo círculo, deberán bajar por un terreno escarpado y peligroso y, de inmediato, cruzar el río Flegetonte, donde necesitarán el auxilio de los centauros que guardan el primer recinto del séptimo círculo; para descender al octavo círculo, deberán salvar un precipicio (solo podrán hacerlo a lomos de Geríones, su desagradable guardián); y, para descender al noveno círculo, deberán llegar hasta el fondo de un pozo (solo podrán hacerlo con la ayuda de los gigantes que lo circundan). Y es que el Infierno está pautado por hórridos personajes y criaturas: Caronte traslada las almas de los condenados al otro lado del río Aqueronte para que puedan acceder al lugar que les corresponde en el Infierno; pasado el Limbo, ya en el segundo círculo, Minos es el responsable de determinarlo: para ello, tras examinar sus pecados, se ciñe su cola al cuerpo tantas veces cuantas es el número del círculo que corresponde a cada alma; en el tercer círculo Cerbero ejerce de guardián mientras atormenta a los glotones; en el cuarto círculo Pluto ejerce de guardián; en el quinto círculo, correspondiente a la laguna Estigia, Flegias es el barquero que puede conducir a los condenados al otro lado para acceder a la ciudad de Dite, que encierra el sexto y sucesivos círculos. Todos estos personajes reaccionan de manera grosera y brutal al ver a Dante, aún vivo, recorriendo las regiones infernales, hasta que Virgilio les explica que están ahí por un designio superior. La ciudad de Dite es guardada por los ángeles caídos, que niegan el paso a Virgilio y a Dante. Las Furias acuden en su auxilio, hasta que un ángel que llega caminando sobre las aguas de la laguna Estigia hace retroceder a todas estas criaturas y franquea el paso a la ciudad de Dite a Virgilio y a Dante. El Minotauro guarda el séptimo círculo, cuyos dos primeros recintos son custodiados, respectivamente, por centauros y por arpías que, junto con perras negras en el segundo recinto, atormentan a los condenados que allí se encuentran (esto es, a los violentos). Geríones, imagen del fraude, guarda el octavo círculo, Malebolge, y transporta sobre sí a Virgilio y a Dante a esta nueva región infernal, donde reciben su castigo los fraudulentos. En el quinto recinto los demonios Malebranche atormentan a aquellos corruptos que allí reciben su castigo y que osan asomarse de la pez hirviente en la que bullen, pero al mismo tiempo, resultan unos personajes bastante grotescos, casi cómicos. Finalmente, los gigantes guardan el noveno y último círculo. Uno de ellos, Anteo, cogerá a Virgilio y a Dante y los depositará junto al Cocito, la laguna helada que constituye el fondo del Infierno. Y es que, de la misma manera que el Infierno está pautado por hórridos personajes y criaturas, el Infierno está pautado por cuatro ríos, caracterizados de distintas maneras: Aqueronte, Estigia, Flegetonte y Cocito. El río Aqueronte marca el límite del Infierno. Antes de él, pero después de haber traspasado la puerta del Infierno queda, únicamente, el Anteinfierno, no menos cruel que el Infierno, de los ignavi (los pusilánimes que no tomaron partido y que son
rechazados tanto por el Paraíso como por el Infierno). La laguna Estigia marca el final de la parte light del Infierno, destinada al limbo y a los que pecaron por incontinencia. Los restantes ríos, dentro ya del recinto de la ciudad de Dite, marcan el inicio de la zona de los pecadores de más despreciable condición (río Flegetonte) y el fondo mismo del Infierno (Cocito), donde se encuentran el propio Lucifer, presentado bajo el nombre de Dite, acompañado por los traidores, los más despreciables de todos ellos. El encuentro de Virgilio y de Dante con los justos de la Antigüedad y de otras culturas que se ven condenados a permanecer en el Limbo (canto IV), brinda a Dante la oportunidad de mencionar a los poetas que más admira (aparte, por supuesto, de a Virgilio): Homero, Horacio, Ovidio y Lucano. Estos se dirigen así a ellos: “¡Honrad al sublime poeta!” (refiriéndose, evidentemente, a Virgilio). Virgilio, a su vez, le dice a Dante: “Cada cual merece, como yo, el nombre que antes pronunciaron unánimes”. Dante se siente extraordinariamente honrado: “De este modo vi reunida la hermosa escuela de aquel príncipe del sublime cántico, que vuela como el águila sobre todos los demás” y, con abierta inmodestia, se ufana de que le concedan admitirlo en su compañía, “de suerte que fui el sexto entre aquellos grandes genios”. El Infierno stricto sensu, descrito en el momento de la entrada de Virgilio y de Dante con una sinestesia apabullante como un loco d’ogne luce muto (canto V, v. 28), acoge algunas historias memorables, como la de Paolo y Francesca (canto V), quienes han de padecer en el círculo segundo (el de los lujuriosos) las consecuencias de su pasión inapropiada por adúltera: Francesca, se enamoró de su cuñado Paolo, quien, a su vez, estaba casado, y, cuando fueron descubiertos por el marido de Francesca y hermano de Paolo, fueron asesinados por este. Su pasión surgió mientras leían per diletto “las aventuras de Lancelote [...] Cuando leímos que la deseada sonrisa de la amada fue interrumpida por el beso del amante, este, que jamás se ha de separar de mí, me besó tembloroso en la boca” (p. 46). La historia fue muy querida por el arte del siglo XIX. La historia del conde Ugolino della Gherardesca (canto XXXIII), aunque es, asimismo, memorable, resulta especialmente espeluznante: habiendo perdido el poder en Pisa por un golpe de mano de los gibelinos liderados por el arzobispo de la ciudad, Ruggieri degli Ubaldini, fue encerrado en una torre junto con algunos de sus hijos y de sus nietos, donde los hicieron morir de hambre (de ahí que la torre fuese conocida posteriormente como torre della Fame), pese a que los hijos se ofrecieron a ser devorados por su padre: “Padre, assai ci fia men doglia / se tu mangi di noi: tu ne vestisti / queste miseri carni, e tu le spoglia” (vv. 61-63). La historia también fue muy querida por el arte del siglo XIX. Memorables resultan, asimismo, los parlamentos de algunos de los personajes con los que Dante se va encontrando en los sucesivos círculos del Infierno: Farinata degli Uberti, Pier delle Vigne, Brunetto Latini, Ulises, Guido da Montefeltro (que sirve a Dante para atacar, una vez más, a Bonifacio VIII) o Bocca
degli Abati, el traidor florentino que propició la victoria sienesa y gibelina en la batalla de Montaperti (1260), cuyo recuerdo está muy vivo a lo largo de toda la Commedia. Dante lo trata con especial desprecio y brutalidad. En el canto X, el encuentro con Farinata degli Uberti, el caudillo gibelino de Florencia que llevó a su facción a la victoria en la batalla de Montaperti (1260), pero, al mismo tiempo, evitó la destrucción de la ciudad que pedían sus aliados, sirve de excusa para un hermoso discurso sobre el pasado y sobre el futuro de Florencia en el que Farinata degli Uberti predice a Dante su destierro. Dante insiste en el carácter autodestructivo de su ciudad en su encuentro en el bosque de los suicidas con un anónimo ciudadano florentino, a quien cabe entender como una alegoría de la propia ciudad de Florencia (canto XIII). Sus encuentros con otros conciudadanos en los cantos XV, XVI y XXV (entre ellos, su maestro Brunetto Latini, que insiste en la profecía de Farinata degli Uberti) le sirven para volver una y otra vez sobre estas reflexiones y para poner en su propia boca un sonoro denuesto de su ciudad: “La gente nuova e i sùbiti guadagni / orgoglio e dismisura han generata, / Fiorenza, in te, sì che tu già ten piagni” (canto XVI, vv. 73-75) o un irónico apóstrofe: Godi, Fiorenza, poi che se’ sì grande / che per mare e per terra batti l’ali, / e per lo ‘nferno tuo nome si spande! (canto XXVI, vv. 1-3). Si la crítica a Florencia es desgarrada, la crítica a la Iglesia es simple y llanamente feroz y tiene su máxima expresión en el canto XIX, donde, al encontrarse con las almas de los simoniacos, se encuentra con la del papa Nicolás III, que aguarda a que a Bonifacio VIII (ya fallecido cuando Dante escribe, pero no cuando tiene lugar la acción de la Commedia) y a Clemente V les llegue su hora para que estos ocupen su lugar en la boca del pozo donde recibe tormento (solo entonces su alma podrá reunirse en el fondo del pozo con las de los demás papas simoniacos). Dante, frente a la habitual conmiseración con la que suele responder a sus interlocutores, le dirige unas palabras terribles: “¡Eh! dime: ¿cuánto dinero exigió Nuestro Señor de San Pedro, antes de poner las llaves en su poder? En verdad que no le pidió más sino que le siguiera. Ni Pedro ni los otros pidieron a Matías oro ni plata, cuando por su suerte fue elegido para reemplazar al que perdió su alma traidora. Permanece, pues, ahí porque has sido castigado justamente [...] Y si no fuese porque aún me contiene el respeto a las llaves soberanas que poseíste en tu alegre vida, emplearía palabras mucho más severas; porque vuestra avaricia contrista al mundo, ya que por ella es pisoteado el bueno y ensalzado el malo [...] Os habéis construido dioses de oro y plata; ¿qué diferencia, pues, existe entre vosotros y los idólatras, sino la de que ellos adoran a uno y vosotros adoráis ciento?” (pp. 113-114). Como ocurrirá posteriormente en las cánticas segunda y tercera, el verso que cierra la cántica primera termina con la palabra stelle: tras pasar por el centro de la tierra, Virgilio y Dante emergen en las antípodas, lo que el poeta expresa diciendo quindi uscimmo a riveder le stelle (canto XXXIV, v. 139).
PURGATORIO (isla en las antípodas de Jerusalén) CANTO I
ANTEPURGATORIO
Llegada a la isla del Purgatorio [Mediceo Palatino 75 1/4; Doré].
(punto de llegada de las almas que han de purificarse en el Purgatorio y de espera para poder empezar a purificarse de aquellas de los negligentes que solo se arrepintieron in extremis)
Encuentro con Catón de Útica, guardián de la isla del Purgatorio [Mediceo Palatino 75 2 /4; Flaxman; Blake; Doré].
CANTO II
Para poder seguir adelante, Dante debe lavar su rostro y ceñir su cintura o su frente, dependiendo de la interpretación del pasaje, con un junco [Mediceo Palatino 75 3/4 y 4/4; Flaxman; Blake]. ALMAS QUE HAN DE PURIFICARSE EN Cantan el salmo 114-115 (113): In exitu Llegada de almas que han de purificarse en el Purgatorio en una barca EL PURGATORIO Israel de Aegypto. conducida por un ángel [Mediceo Palatino 75 (2); Flaxman (2); Casino Giustiniani Massimo; Doré (2)]. PERSONAJES: -
CANTO III
CANTO IV
CANTO V
2.2.1 (1). Casella, músico toscano amigo de Dante [Flaxman; Blake].
EXCOMULGADOS que se arrepintieron in Caminan muy lentamente. extremis Para poder empezar a purificarse, deben esperar un periodo de tiempo igual a treinta veces el tiempo que permanecieron en contumacia, a no ser que las oraciones de los vivos lo aminoren.
Aproximación a la áspera montaña del Purgatorio.
INDOLENTES que se arrepintieron in Esperan pasivamente. extremis Para poder empezar a purificarse, deben esperar un periodo de tiempo igual al de su vida, a no ser que las oraciones de los vivos lo aminoren.
Penosa ascensión hasta un rellano [Blake (2); Doré].
Encuentro con las almas de los excomulgados que se arrepintieron in extremis [Flaxman; Doré]. PERSONAJES: -
2.3.1 (2). Manfredo, rey de Sicilia (1258-1266).
Encuentro con las almas de los indolentes que se arrepintieron in extremis [Flaxman; Doré]. PERSONAJES: -
2.4.1 (3). Belacqua, lutier de Florencia amigo de Dante.
MUERTOS CON VIOLENCIA que se Cantan el salmo 51 (50): Miserere mei, Deus. Continuación de la ascensión. arrepintieron in extremis Encuentro con las almas de los muertos con violencia que se arrepintieron in extremis [Blake; Doré]. PERSONAJES: -
CANTO VI
-
-
-
2.5.1 (4). Jacopo del Cassero, caudillo güelfo de Fano, asesinado por sicarios de Azzo VIII d’Este, señor de Ferrara (1298). 2.5.2 (5). Bonconte da Montefeltro, caudillo gibelino, muerto en la batalla de Campaldino (1289) [Flaxman; Doré]. 2.5.3 (6). Pia dei Tolomei, dama de Siena, asesinada por su marido [Doré]. 2.6.1 (7). Benincasa da Laterina in Valdarno, jurista de Arezzo, asesinado por Ghino di Tacco de Siena. 2.6.2 (8). Guccio dei Tarlati di Pietramala, caudillo gibelino de Arezzo, ahogado en una refriega. 2.6.3 (9). Federico Novello dei conti Guidi del Casentino, noble gibelino toscano, asesinado por un Bostoli de Arezzo (1289 o 1291). 2.6.4 (10). Gano degli Scornigiani, noble de Pisa, asesinado. 2.6.5 (11). Orso degli Alberti dei conti di Vernio e di Mangona, noble toscano, asesinado por su primo Alberto degli Alberti dei conti di Vernio e di Mangona (1286). 2.6.6 (12). Pierre de La Brosse, privado de Felipe III de Francia, ajusticiado por intrigas palaciegas (1278).
Continuación de la ascensión → encuentro con Sordello da Goito. PERSONAJES: CANTO VII
PODEROSOS
Cantan la salve.
2.6.7 (13). Sordello da Goito, poeta lombardo en lengua provenzal [Flaxman].
[Flaxman] Sordello informa a Virgilio y a Dante de que no se puede continuar la ascensión de noche [Doré]. Contemplación de las almas de los poderosos en un valle [Doré]. PERSONAJES: -
CANTO VIII
Cantan el himno Te lucis ante terminum.
2.7.1 (14). Rodolfo de Habsburgo, rey de romanos (12731291). 2.7.2 (15). Ottokar II, rey de Bohemia (1253-1278). 2.7.3 (16). Felipe III, rey de Francia (1270-1285). 2.7.4 (17). Enrique I, rey de Navarra (1270-1274). 2.7.5 (18). Pedro III, rey de Aragón (1276-1285). 2.7.6 (19). Carlos I, rey de Sicilia (1266-1285). 2.7.7 (20). Alfonso III, rey de Aragón (1285-1291). 2.7.8 (21). Enrique III, rey de Inglaterra (1216-1272). 2.7.9 (22). Guillermo VII, marqués de Monferrato (12531292).
Llegada de la noche. Aparición de dos ángeles con espadas flamígeras truncadas. Sordello informa a Virgilio y a Dante de que vienen para guardar el valle de la serpiente que, de inmediato, lo acechará (como, en efecto, ocurre) [Flaxman; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. PERSONAJES: -
CANTO IX
2.8.1 (23). Nino Visconti, señor de la Gallura, en Cerdeña, caudillo güelfo de Pisa, 2.8.2 (24). Corrado Malaspina, de la familia de los señores de la Lunigiana.
Sueño de Dante (un águila lo arrebata hasta la esfera del fuego) [Flaxman; Doré]. Al despertar, Virgilio informa a Dante de que de madrugada ha sido transportado por Santa Lucía junto a la puerta del Purgatorio [Blake; Doré]. Llegada a la puerta del Purgatorio, guardada por un ángel con una espada, a la que dan acceso tres escalones: blanco, negro y rojo [Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. El ángel les franquea el paso no sin antes trazar con la punta de su espada sobre la frente de Dante siete pes alusivas a los siete pecados capitales que habrá de limpiar en el Purgatorio [Flaxman; Blake]. Las almas del Purgatorio saludan a los recién llegados cantando el himno Te Deum laudamus.
CANTO X
Entrada en el Purgatorio. PRIMER RELLANO (paredes de mármol blanco con relieves que muestran ejemplos de humildad: María en la Anunciación; el rey David y el Arca de la Alianza; el emperador Trajano y la viuda)
CANTO XI
SOBERBIOS
Caminan lentamente soportando grandes Ascensión hasta el primer rellano [Flaxman; Blake; Doré]. pesos. Encuentro con las almas de los soberbios [Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré].
Rezan el padrenuestro.
PERSONAJES [Flaxman]: -
2.11.1 (25). Umberto Aldobrandeschi, noble güelfo toscano. 2.11.2 (26). Oderisi da Gubbio, miniaturista de Bolonia. 2.11.3 (27). Provenzano Salvani, caudillo gibelino de Siena, vencedor en la batalla de Montaperti (1260).
CANTO XII
(pavimentos con relieves que muestran ejemplos de soberbia: Lucifer; los gigantes; Nemrod; Níobe; Saúl; Aracne; Roboam; Erifile; Senaquerib; Ciro; los asirios; los troyanos)
[Flaxman; Doré].
SEGUNDO RELLANO
Un ángel purifica a Dante del pecado de la soberbia y conduce a Virgilio y a Dante al segundo rellano (primera bienaventuranza: Beati pauperes spiritu) [Flaxman; Blake]
CANTO XIII
(espíritus voladores invisibles pronuncian ENVIDIOSOS ejemplos de caridad: María en las Bodas de Caná; Pílades; las enseñanzas de Cristo)
CANTO XIV
(espíritus voladores invisibles pronuncian ejemplos de envidia: Caín; Aglauro)
CANTO XV
TERCER RELLANO
Están sentados, apoyados contra las paredes Encuentro con las almas de los envidiosos [Blake; Casino Giustiniani del rellano y unos contra otros, visten de Massimo; Doré]. cilicio y se encuentran cegados por alambres PERSONAJES: que cosen sus párpados; lloran. 2.13.1 (28). Sapia Salvani, dama de Siena, que se alegró por Invocan a los santos. la derrota de sus conciudadanos a manos de los florentinos en Colle di Val d’Elsa (1269) [Doré]. [Flaxman] -
IRACUNDOS
2.14.1 (29). Guido del Duca, noble gibelino romañol. 2.14.2 (30). Rinieri da Calboli, noble güelfo romañol.
Un ángel purifica a Dante del pecado de la envidia y conduce a Virgilio y a Dante al tercer rellano (quinta bienaventuranza: Beati misericordes) [Flaxman].
(humareda impenetrable)
Sueño de Dante (ejemplos de paciencia: María en Cristo entre los doctores; Pisístrato; San Esteban) [Doré]. CANTO XVI
Rezan el Agnus Dei.
Encuentro (a oscuras) con las almas de los iracundos [Flaxman; Casino Giustiniani Massimo]. PERSONAJES: -
CANTO XVII
2.16.1 (31). Marco Lombardo, cortesano italiano [Doré (2)].
Visión de Dante (ejemplos de ira: Filomela; Amán; Amata). CUARTO RELLANO
Un ángel purifica a Dante del pecado de la ira y conduce a Virgilio y a Dante al cuarto rellano (séptima bienaventuranza: Beati pacifici) [Flaxman]. Virgilio explica a Dante cómo se estructura el Purgatorio sobre la base del amor.
CANTO XVIII
PEREZOSOS
Corren apresuradamente. Los primeros gritan llorando ejemplos de diligencia (María en la Visitación; César). Los últimos pronuncian ejemplos de pereza (los israelitas; los troyanos).
Virgilio continúa su explicación. Encuentro con las almas de los perezosos [Flaxman; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. PERSONAJES: -
CANTO XIX
2.18.1 (32). Gerardo II, abad de San Zeno de Verona.
Sueño de Dante (visión de la sirena). QUINTO RELLANO
AVARICIOSOS
Están tumbados boca abajo llorando.
Un ángel purifica a Dante del pecado de la pereza y conduce a Virgilio y Cantan el salmo 119 (118): Adhaesit a Dante al quinto rellano (segunda bienaventuranza: Beati qui lugent) [Doré]. pavimento anima mea. Encuentro con las almas de los avariciosos [Flaxman; Doré (2)]. PERSONAJES: -
CANTO XX
2.19.1 (33). Adriano V, papa (1276) [Casino Giustiniani Massimo].
Durante el día pronuncian ejemplos de 2.20.1 (34). Hugo Capeto, raíz de la casa real de Francia generosidad (María en el Nacimiento de [Casino Giustiniani Massimo]. Cristo; Fabricio; San Nicolás). Durante la La montaña del Purgatorio tiembla y las almas rezan el Gloria in excelsis noche pronuncian ejemplos de avaricia Deo [Flaxman]. (Pigmalión; Midas; Acán; Safira y su esposo Ananías; Heliodoro; Polimestor; Craso).
CANTO XXI
Encuentro con Estacio [Flaxman]. PERSONAJES: -
2.21.1 (35). Estacio, poeta romano.
Estacio explica a Virgilio y a Dante que la montaña del Purgatorio tiembla cuando un alma se purifica por completo. CANTO XXII
SEXTO RELLANO
GLOTONES
Un ángel purifica a Dante del pecado de la avaricia y conduce a Estacio, a Virgilio y a Dante al sexto rellano (parte de la cuarta bienaventuranza: Beati qui sitiunt iustitiam) [Flaxman].
(árboles inaccesibles cuajados de frutos olorosos y regados por su parte superior por agua cristalina que cae de las rocas de la montaña del Purgatorio; voces invisibles pronuncian en sus copas ejemplos de templanza: María en las Bodas de Caná; las romanas antiguas; Daniel; San Juan Bautista) CANTO XXIII
Caminan demacradas.
Encuentro las almas de los glotones [Casino Giustiniani Massimo; Doré].
Cantan llorando el salmo 51 (50): Domine, PERSONAJES: lania mea aperies. 2.23.1 (36). Forese Donati, poeta de Florencia amigo de Dante [Flaxman; Doré]. CANTO XXIV
(−los árboles son retoños del árbol de la ciencia del bien y del mal del Paraíso Terrenal− voces invisibles pronuncian en sus copas ejemplos de gula: los centauros; los israelitas)
-
2.24.1 (37). Bonagiunta Orbicciani, poeta de Lucca. 2.24.2 (38). Martín IV, papa (1281-1285). 2.24.3 (39). Ubaldino degli Ubaldini della Pila, noble gibelino toscano. 2.24.4 (40). Bonifacio Fieschi, arzobispo de Rávena. 2.24.5 (41). Marchese degli Argugliosi, noble de Forlì.
[Flaxman; Doré]. SÉPTIMO RELLANO
CANTO XXV
(llamaradas que salen de las paredes de la LUJURIOSOS montaña del Purgatorio)
Un ángel purifica a Dante del pecado de la gula y conduce a Estacio, a Virgilio y a Dante al séptimo rellano (parte de la cuarta bienaventuranza: Beati qui esuriunt iustitiam). Mientras son purificados por el fuego, un Encuentro con las almas de los lujuriosos [Flaxman; Doré (3)]. grupo camina en una dirección. Gritan ejemplos de castidad (María en la Anunciación; Diana; los matrimonios castos). Cantan llorando el himno Summae Deus clementiae.
CANTO XXVI
CANTO XXVII
Otro grupo (homosexuales) camina en [Flaxman; Casino Giustiniani Massimo]. dirección opuesta. Cuando se encuentra con PERSONAJES: el primer grupo (heterosexuales), ambos se 2.26.1 (42). Guido Guinizzelli, poeta de Bolonia. saludan efusivamente y continúan su camino. 2.26.2 (43). Arnaut Daniel, poeta provenzal. Gritan ejemplos de lujuria (homosexuales: Sodoma y Gomorra; heterosexuales: Pasífae). PARAÍSO TERRENAL
Un ángel purifica a Dante del pecado de la lujuria y conduce a Estacio, a Virgilio y a Dante a la cima de la montaña del Purgatorio (sexta bienaventuranza: Beati mundo corde), a la que llegan atravesando las llamas guiados por una voz que canta Venite, benedicti Patris mei [Casino Giustiniani Massimo; Blake (2)]. Sueño de Dante (visión de Lía) [Flaxman; Blake; Doré]. Virgilio comunica a Dante que no puede ser su guía por más tiempo, por lo que, a partir de este momento, deberá actuar según su criterio.
CANTO XXVIII
CANTO XXIX
(foresta amenísima regada por dos ríos que manan de la misma fuente: el Leteo, que destruye la memoria de toda mala acción, y el Eunoe, que renueva la memoria de toda buena acción)
Matilde canta el salmo 92 (91): Delectasti.
Dante, seguido por Estacio y por Virgilio, se adentra en el Paraíso Terrenal hasta que lo detiene un río (el Leteo) [Doré]. Encuentro con Matilde, que, a petición de Dante, les explica cómo es el Paraíso Terrenal [Flaxman].
Matilde canta el salmo 32 (31): Beati quorum Irrupción, entre cánticos, de un cortejo triunfal con un carro (imagen de tecta sunt peccata. la Iglesia) tirado por un grifo (imagen de Cristo) escoltado por los cuatro
vivientes de las visiones de Ezequiel y de San Juan Evangelista (imagen de los Evangelios) y flanqueado por sendos grupos de tres y de cuatro doncellas (imagen, respectivamente, de las virtudes teologales, vestidas de blanco −Fe−, de verde −Esperanza− y de rojo −Caridad−, y de las virtudes cardinales, vestidas de púrpura y gobernadas por la Prudencia, de tres ojos); lo preceden siete candelabros de oro seguidos por veinticuatro ancianos (síntesis del Antiguo Testamento); lo siguen siete ancianos (síntesis del Nuevo Testamento) [Flaxman; Blake; Doré (2)]. CANTO XXX
Aparición, entre cánticos, de Beatriz [Flaxman; Doré]. Desaparición de Virgilio. Beatriz se da a conocer y reconviene a Dante [Blake].
CANTO XXXI
Beatriz continúa su reconvención [Flaxman] → Dante, agobiado por el arrepentimiento, se desvanece. Matilde sumerge a Dante en el Leteo mientras voces invisibles cantan el salmo 51 (50): Asperges me [Flaxman; Doré]. Cruzado el Leteo, las virtudes conducen a Dante ante Beatriz.
CANTO XXXII
El cortejo triunfal emprende la marcha seguido por Dante y por Estacio. Llegada a un árbol desprovisto de hojas y de frutos (el árbol de la ciencia del bien y del mal), que, sin embargo, se renueva en cuanto se le aproxima el grifo y este le ata el carro, fabricado con su madera → alegoría de la redención. Sueño de Dante. Visiones de Dante (un águila se precipita hiriendo el árbol y el carro; una zorra entra en el carro; un águila esparce sus plumas en el carro; un dragón que surge de la tierra daña el carro; siete cabezas monstruosas aparecen sobre el carro; una prostituta guardada por un gigante se adueña del carro y ambos se lo llevan) → alegorías de las vicisitudes por las que ha pasado la Iglesia a lo largo de la historia [Flaxman; Blake; Doré].
CANTO XXXIII
Las virtudes cantan el salmo 79 (78): Deus Los restantes emprenden la marcha seguidos por Dante y por Estacio. venerunt gentes. Beatriz anuncia la destrucción de la prostituta y del gigante y pide a Dante que lo dé a conocer. Llegada a la fuente de la que manan el Leteo y el Eunoe. Matilde sumerge a Dante y a Estacio en el Eunoe [Flaxman; Doré]. Dante está preparado para subir a los cielos: puro e disposto a salire a le stelle (v. 145).
Atravesado el Infierno, Virgilio y Dante emergen a la superficie en una isla que culmina en una montaña que se encuentra en las antípodas de Jerusalén: es la isla del Purgatorio. A sus playas arriban las almas de aquellos elegidos que han de purificarse en el Purgatorio antes de acceder al Paraíso. Arriban en barcas guiadas por ángeles, pero, si es que fueron tardas en arrepentirse de sus pecados, antes de empezar a purificarse en el Purgatorio deben esperar en el Antepurgatorio (esto es, en las partes inferiores de la montaña del Purgatorio). Virgilio y Dante se encuentran a muchos personajes en el Antepurgatorio, entre ellos, a numerosos príncipes. Llegados, finalmente, a las puertas del Purgatorio, el ángel que las custodia traza con la punta de su espada siete pes sobre la frente de Dante, correspondientes a los siete pecados capitales que se purgan en cada uno de los siete rellanos de la montaña que Virgilio y Dante habrán de remontar. Estos pecados son soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula y lujuria. En cada uno de los sucesivos rellanos las almas que se están purificando llevan a cabo acciones penosas relacionadas con el vicio que padecieron. Así, los soberbios caminan doblegados por grandes pesos, incapaces de caminar erguidos; los envidiosos, sentados, están vestidos pobremente y se encuentran cegados por alambres que cosen sus párpados; los iracundos rezan; los perezosos corren; los avaros están tumbados boca abajo, apegados a lo material; los glotones caminan demacrados, incapaces de acceder a los frutos que se les ofrecen; los lujuriosos son purificados por el fuego. En cada uno de los sucesivos rellanos se introducen, además, de distintas maneras, ejemplos de las virtudes opuestas al pecado que se purga en cada rellano, seguidos de ejemplos del pecado correspondiente. Así, en el primer rellano, donde se purga el pecado de la soberbia, estos ejemplos aparecen labrados en la paredes y en el pavimento del propio rellano (lo que le sirve a Dante para exponer su teoría del arte, al que define como visibile parlare, que pasa por un naturalismo extremo, eco de la propia acción creadora de Dios, que conduzca a una sensación de realidad que trascienda lo puramente visual, v. canto X); en el segundo rellano, donde se purga el pecado de la envidia, los ejemplos son presentados por espíritus voladores invisibles; en el tercer rellano, donde se purga el pecado de la ira, los ejemplos se introducen mediante visiones que acontecen tanto durante el sueño como durante la vigilia; en el cuarto rellano, donde se purga el pecado de la pereza, los ejemplos son presentados por los propios pecadores que se encuentran en él; lo mismo ocurre en el quinto rellano, donde se purga el pecado de la avaricia, y en el séptimo rellano, donde se purga el pecado de la lujuria; en el sexto rellano, donde se purga el pecado de la gula, los ejemplos son presentados por voces invisibles. Los ejemplos están tomados tanto de las Sagradas Escrituras como de la Antigüedad Clásica y, en el caso de los ejemplos de las virtudes, se incluye siempre uno tomado de la vida de María, exponente máximo de toda virtud. Para poder ascender al próximo rellano, es necesario que Dante sea purificado del pecado que se purga en el rellano donde se encuentra, acción que se lleva a cabo de distintas maneras por un ángel mientras se escucha una bienaventuranza y que conlleva la extinción, una a una, de las siete pes que el guardián del Purgatorio trazó sobre su frente. De esta manera, el Purgatorio va siendo remontado con la ayuda de ángeles, lo que quizás se puede relacionar con la iconografía primitiva de este ámbito del más allá, en la que los ángeles van sacando las almas purificadas de los pecadores para conducirlas al Paraíso. En todos los rellanos Virgilio y Dante se van encontrando a personajes conocidos. Superados los siete rellanos donde se purgan los siete pecados capitales, Dante, acompañado por Virgilio y por Estacio (a quien se encontraron en el quinto rellano −el de los avaros−, pero que, habiendo completado la purga de sus pecados, está en condiciones de ascender hasta lo más alto), llega a la cima de la montaña del Purgatorio, donde se encuentra el Paraíso Terrenal, adentrándose en él. De pronto, irrumpe un cortejo triunfal, inspirado a partes iguales por la segunda visión apocalíptica y por los
triunfos de la Antigüedad Clásica, que es una síntesis alegórica de la revelación. Sobre él aparece enseguida Beatriz, momento en el cual Virgilio se desvanece. Reconvenido por Beatriz, Dante es purificado en las aguas del Leteo, el río que borra el recuerdo de toda mala acción, uniéndose, en compañía de Estacio, al cortejo, que brinda nuevas alegorías sobre la redención y sobre las vicisitudes por las que ha pasado la Iglesia a lo largo de la historia hasta llegar a su penosa situación actual, que, no obstante, según Beatriz, pronto se superará. La purificación en las aguas del Eunoe, el río que renueva la memoria de toda buena acción, deja a Dante listo para ascender al Paraíso. En el Purgatorio Dante da rienda suelta a sus ideas políticas, que, de forma, a nuestro parecer, un tanto ingenua y poco realista, pasan por la existencia de un poder temporal y de un poder espiritual independientes entre sí y centrados en sus respectivos ámbitos de actuación (canto XVI), situación bien distinta de la que se vive en Europa en ese momento, en que existe una absoluta falta de equilibrio entre ambos poderes, enfrentados entre sí, con un imperio que no levanta cabeza y con un papado enfangado en cuestiones temporales y sometido a la voluntad de Francia. Dante se lamenta de manera desgarrada por la situación de Italia (canto VI), que padece de forma especial estas circunstancias, y critica acerbamente a la monarquía francesa (canto XX), poniendo énfasis, en cuanto tiene la ocasión, en el hecho absolutamente vergonzoso que para él fue lo schiaffo di Anagni de 1303, en que sicarios del rey de Francia ejercieron violencia física sobre el sumo pontífice Bonifacio VIII (personaje que no suscitaba precisamente la simpatía de Dante por representar lo opuesto a sus ideas políticas: el predominio del poder espiritual). Por eso no duda en referirse al monarca francés del momento, Felipe IV, con expresiones tan duras como mal di Francia (canto VII, v. 109) o como novo Pilato (canto XX, v. 91). presentándolo, finalmente, como el gigante que custodia a la prostituta en que se ha convertido la curia romana, de la que se ha adueñado, secuestrando, de esta manera, a la propia Iglesia (canto XXXII). Lo que Dante ansía es un emperador que ejerza de verdad sus funciones y que, gobernando desde Italia, devuelva a esta su esplendor. Por eso cifra proféticamente sus esperanzas en Enrique VII de Luxemburgo, elegido rey de romanos en 1308 y por eso, quizás, anuncia, por boca de Beatriz, la próxima destrucción del gigante y de la prostituta (canto XXXIII). En el Purgatorio tienen gran importancia, asimismo, los poetas, que van apareciendo en sucesivos rellanos, con especial protagonismo para el poeta italiano Sordello (cantos VI-VIII), que escribió en lengua provenzal, y para el poeta romano antiguo Estacio (cantos XXI y ss.). Uno y otro le sirven para expresar su absoluta admiración por Virgilio. En sus encuentros con los poetas Dante expresa sus preferencias y su visión de la evolución de la poesía de su época. En su encuentro con Bonagiunta da Lucca (canto XXIV) enuncia su ideal poético: “I’ mi son un che, quando / Amor mi spira, noto, e a quel modo / ch’e’ ditta dentro vo significando” (vv. 52-54), que de inmediato, por boca de Bonagiunta, denominará dolce stil novo (v. 57), afortunada expresión que ha sido asumida por la historiografía. Dante reconoce en Guido Guinizzelli il padre / mio e de li altri miei miglior (canto XXVI, vv. 97-98), esto es, como el referente de esta nueva orientación poética. Más allá del discurso político y poético, circunstancias diversas sirven a Dante para expresar sus ideas sobre el libre albedrío (canto XVI: los astros influyen, pero no determinan) o sobre la generación humana y sobre la relación entre cuerpo y alma (canto XXV) que responden a lo que era comúnmente aceptado en su época. Con anterioridad, el encuentro con los soberbios le había permitido proclamar con algunos de sus versos más afortunados lo transitorio de la gloria mundana (canto XI), introduciendo la celebérrima referencia a Cimabue y a Giotto: Credette Cimabue ne la pittura / tener lo campo, e ora ha Giotto il grido, / sì che la fama di colui è scura (vv. 94-96).
PARAÍSO CANTO I
Dante invoca a Apolo para que le dé capacidades para cantar lo que ha visto en el Paraíso. Dante mira a Beatriz y se siente trasumanato [Flaxman]. Beatriz informa a Dante de que está elevándose a los cielos.
CANTO II
PRIMER CIELO: LUNA
Llegada al cielo de la Luna [Flaxman].
(ÁNGELES, canto XXVIII) CANTO III
AQUELLOS QUE NO CUMPLIR SUS VOTOS
PUDIERON
Encuentro con las almas de aquellos que no pudieron cumplir sus votos [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. PERSONAJES: -
CANTO IV
3.3.1 (1). Piccarda Donati, dama de Florencia conocida de Dante. 3.3.2 (2). Constanza de Sicilia, esposa del emperador Enrique VI (1191-1197).
Beatriz explica a Dante por qué las almas de aquellos que no pudieron cumplir sus votos, aun cuando lo hicieran bajo presión, ocupan la esfera más baja del Paraíso [Flaxman].
CANTO V
Beatriz explica a Dante cómo se puede reparar un voto incumplido. SEGUNDO CIELO: MERCURIO (ARCÁNGELES, canto XXVIII)
AQUELLOS QUE SUCUMBIERON A LA PASIÓN DE LA GLORIA
Llegada al cielo de Mercurio. Encuentro con las almas de aquellos que sucumbieron a la pasión de la gloria [Flaxman; Doré]. PERSONAJES [Casino Giustiniani Massimo]:
CANTO VI
-
3.6.1 (3). Justiniano, emperador romano de Oriente (527565) [Mediceo Palatino 75]. 3.6.2 (4). Romée de Villeneuve, privado de Ramón Berenguer V de Provenza.
[Flaxman] CANTO VII CANTO VIII
Beatriz explica a Dante la redención [Flaxman]. TERCER CIELO: VENUS (PRINCIPADOS, canto XXVIII)
AQUELLOS QUE SUCUMBIERON A LA PASIÓN DEL AMOR
Llegada al cielo de Venus. Encuentro con las almas de aquellos que sucumbieron a la pasión del amor. PERSONAJES [Mediceo Palatino 75; Casino Giustiniani Massimo]:
CANTO IX
-
3.8.1 (5). Carlos Martel, pretendiente al trono de Hungría [Flaxman; Doré].
-
3.9.1 (6). Cunizza da Romano, noble italiana [Flaxman]. 3.9.2 (7). Fulco de Tolosa, poeta provenzal, posteriormente monje cisterciense y obispo de Toulouse. 3.9.3 (8). Rahab, prostituta de Jericó.
CANTO X
CUARTO CIELO: SOL
ESTUDIOSOS
Forman una corona.
(POTESTADES, canto XXVIII)
Llegada al cielo del Sol [Flaxman]. Encuentro con las almas de los estudiosos [Casino Giustiniani Massimo: Santo Tomás de Aquino; San Alberto Magno; San Dionisio Areopagita] → se forma una corona de luces. PERSONAJES: -
CANTO XI
3.10.1 (9). Santo Tomás de Aquino, teólogo y filósofo dominico. 3.10.2 (10). San Alberto Magno, teólogo y filósofo dominico. 3.10.3 (11). Graciano, jurista. 3.10.4 (12). Pedro Lombardo, teólogo y filósofo. 3.10.5 (13). Salomón, rey de Israel (ca. 965-928 a. C.). 3.10.6 (14). San Dionisio Areopagita, teólogo y filósofo. 3.10.7 (15). Orosio, erudito. 3.10.8 (16). Boecio, erudito. 3.10.9 (17). San Isidoro de Sevilla, erudito. 3.10.10 (18). San Beda el Venerable, erudito. 3.10.11 (19). Ricardo de San Víctor, teólogo y filósofo. 3.10.12 (20). Sigerio de Brabante, teólogo y filósofo.
Santo Tomás de Aquino refiere la vida de San Francisco de Asís [Flaxman].
CANTO XII
Forman una segunda corona que ciñe la Se forma una segunda corona de luces [Mediceo Palatino 75; Flaxman; primera. Doré]. San Buenaventura de Bagnoregio refiere la vida de Santo Domingo de Guzmán. PERSONAJES [Casino Giustiniani Massimo: San Juan Cristóstomo; Natán; San Buenaventura de Bagnoregio]: -
CANTO XIII
3.12.1 (21). San Buenaventura de Bagnoregio, teólogo y filósofo franciscano. 3.12.2 (22). Iluminado de Rieti, fraile franciscano. 3.12.3 (23). Agustín de Asís, fraile franciscano. 3.12.4 (24). Hugo de San Víctor, teólogo y filósofo. 3.12.5 (25). Pedro Comestor, erudito. 3.12.6 (26). Pedro Hispano, filósofo / Juan XXI, papa (1276-1277). 3.12.7 (27). Natán, profeta. 3.12.8 (28). San Juan Crisóstomo, teólogo, Padre de la Iglesia Oriental. 3.12.9 (29). San Anselmo de de Canterbury, teólogo y filósofo. 3.12.10 (30). Donato, erudito. 3.12.11 (31). Rabano Mauro, teólogo. 3.12.12 (32). Joaquín de Fiore, teólogo.
[Flaxman] Santo Tomás de Aquino explica a Dante la razón de ser de la sabiduría de Salomón.
CANTO XIV
Salomón explica a Dante cómo, cuando se produzca la resurrección de la carne, la luz de los bienaventurados será aún más resplandeciente. QUINTO CIELO: MARTE (VIRTUDES, canto XXVIII)
CANTO XV
COMBATIENTES
Forman una cruz.
Llegada al cielo de Marte [Doré]. Encuentro con las almas de los combatientes [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. PERSONAJES: -
3.15.1 (33). Cacciaguida degli Elisei, noble de Florencia tatarabuelo de Dante [Flaxman; Casino Giustiniani Massimo; Doré].
Cacciaguida evoca la Florencia de su tiempo. CANTIO XVI
[Flaxman] Cacciaguida continúa su exposición (familias que florecían entonces).
CANTO XVII
Cacciaguida predice a Dante su destierro de Florencia [Flaxman].
CANTO XVIII
PERSONAJES [Flaxman; Casino Giustiniani Massimo: Judas Macabeo; Carlomagno]: -
3.18.1 (34). Josué, caudillo israelita. 3.18.2 (35). Judas Macabeo, caudillo israelita. 3.18.3 (36). Carlomagno, rey de los francos (768-814) y emperador (800-814).
SEXTO CIELO: JÚPITER
GOBERNANTES
(DOMINACIONES, canto XXVIII)
3.18.4 (37). Roldán, caudillo franco. 3.18.5 (38). Guillermo, caudillo franco. 3.18.6 (39). Rinoardo, compañero del anterior. 3.18.7 (40). Godofredo de Bouillon, caudillo de la Primera Cruzada. 3.18.8 (41). Roberto Guiscardo, caudillo normando.
Forman la frase Diligite iustitiam qui Llegada al cielo de Júpiter. iudicatis terram (Sab 1, 1) y, de inmediato, un Encuentro con las almas de los gobernantes [Mediceo Palatino 75; águila. Casino Giustiniani Massimo; Doré (4)].
CANTO XIX
[Flaxman; Blake]. Las almas de los gobernantes informan a Dante de que no existe posibilidad de salvación fuera del Cristianismo.
CANTO XX
PERSONAJES [Flaxman; Casino Giustiniani Massimo: Constantino; David]: -
3.20.1 (42). David, rey de Israel (ca. 1040-966 a. C.). 3.20.2 (43). Trajano, emperador romano (98-117). 3.20.3 (44). Ezequías, rey de Judá (ca. 716-687 a. C.). 3.20.4 (45). Constantino, emperador romano (306-337). 3.20.5 (46). Guillermo II, rey de Sicilia (1166-1189). 3.20.6 (47). Rifeo, héroe troyano.
Las almas de los gobernantes explican a Dante cómo pudieron salvarse algunos de estos, que no fueron cristianos. CANTO XXI
SÉPTIMO CIELO: SATURNO
RELIGIOSOS
Descienden por una escalera dorada.
(TRONOS, canto XXVIII)
[Doré]. Llegada al cielo de Saturno. Encuentro con las almas de los religiosos [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. PERSONAJES [Casino Giustiniani Massimo]: -
CANTO XXII
3.21.1 (48). San Pedro Damián, reformador de los benedictinos.
[Flaxman] OCTAVO CIELO: ESTRELLAS FIJAS
3.22.1 (49). San Benito de Nursia, fundador de los benedictinos. 3.22.2 (50). San Macario, eremita egipcio. 3.22.3 (51). San Romualdo, reformador de los benedictinos (camaldulenses).
Llegada al cielo de las estrellas fijas (Dante asciende por la escalera).
(QUERUBINES, canto XXVIII) CANTO XXIII
GLORIA CELESTIAL
Cristo desciende acompañado por un cortejo de bienaventurados, entre los que se encuentra la Virgen María [Flaxman]. Dante, fortalecido, se siente capaz de contemplar a Beatriz. El arcángel San Gabriel corona a la Virgen María. El cortejo se retira cantando el himno Regina Coeli sin desaparecer de la vista de Dante.
CANTO XXIV
Forman esferas.
[Flaxman; Blake]. El apóstol San Pedro interroga a Dante sobre la Fe [Mediceo Palatino 75; Blake; Casino Giustiniani Massimo]. Concluida la respuesta de Dante, la gloria celestial canta el himno Te Deum laudamus.
CANTO XXV
[Flaxman] El apóstol Santiago el Mayor interroga a Dante sobre la Esperanza [Blake; Casino Giustiniani Massimo]. Concluida la respuesta de Dante, la gloria celestial canta el salmo 9: Et sperent in te qui noverunt nomen tuum (9, 11).
CANTO XXVI
El apóstol San Juan Evangelista interroga a Dante sobre la Caridad [Flaxman; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. Concluida la respuesta de Dante, Beatriz y la gloria celestial cantan el Sanctus. PERSONAJES: -
CANTO XXVII
3.26.1 (52). Adán, primer hombre.
La gloria celestial canta el Gloria Patri [Doré]. El apóstol San Pedro arremete contra la situación actual de la Iglesia. NOVENO CIELO: PRIMER MÓVIL
CRISTALINO
O
[Flaxman] Llegada al cielo cristalino o primer móvil.
(SERAFINES, canto XXVIII) CANTO XXVIII
Beatriz explica a Dante las cualidades del cielo cristalino o primer móvil. GLORIA DIVINA
Dante contempla a Dios: punto ínfimo de luz intensísima rodeado por nueve círculos de fuego que giran alrededor de él, tanto más rápido cuanto más cerca están de él [Flaxman; Blake; Doré]. Dante, que entiende la gloria divina como una imagen del mundo sensible, no comprende por qué en aquella gira más rápido el círculo más próximo al centro, mientras en este sucede al revés. Beatriz se lo explica. La gloria divina canta el Hosanna. Beatriz explica a Dante los círculos de la gloria divina, que son las jerarquías angélicas (de dentro afuera: serafines, querubines y tronos; dominaciones, virtudes y potestades; principados, arcángeles y ángeles) [Mediceo Palatino 75].
CANTO XXIX
[Flaxman] Beatriz explica a Dante la creación.
CANTO XXX
CANTO XXXI
EMPÍREO O PARAÍSO CELESTIAL
[Flaxman]
(río de luz flanqueado por praderas floridas del que salen centellas [los ángeles] que se derraman sobre las flores [los bienaventurados] antes de volver al río de luz; cuando Dante, incitado por Beatriz, se aproxima para beber de él, se transforma en una rosa de luz circundada por gradas donde se sientan las almas de los bienaventurados)
Llegada al Empíreo o Paraíso Celestial [Mediceo Palatino 75; Blake]. Beatriz muestra a Dante el asiento reservado para el emperador Enrique VII (1312-1313).
Dante contempla la rosa del Paraíso Celestial [Mediceo Palatino 75; Doré]. Beatriz ocupa su asiento en la rosa del Paraíso Celestial y, para servir de guía a Dante, envía en su lugar a San Bernardo de Claraval. PERSONAJES: -
3.32.1 (53). San Bernardo de Claraval, teólogo cisterciense.
Dante agradece a Beatriz el haberle brindado la oportunidad de contemplar la rosa del Paraíso Celestial y se encomienda a ella. San Bernardo de Claraval muestra a Dante la gloria de la Virgen María en lo más alto de la rosa del Paraíso Celestial [Mediceo Palatino 75; Flaxman; Blake; Casino Giustiniani Massimo; Doré]. CANTO XXXII
San Bernardo de Claraval explica a Dante la rosa del Paraíso Celestial [Flaxman]. PERSONAJES: -
3.32.1 (54). Eva, primera mujer. 3.32.2 (55). Raquel, esposa del patriarca Jacob.
CANTO XXXII
-
3.32.3 (56). Beatrice Portinari, dama de Florencia amada de Dante. 3.32.4 (57). Sara, esposa del patriarca Abraham. 3.32.5 (58). Rebeca, esposa del patriarca Isaac. 3.32.6 (59). Judith, heroína israelita. 3.32.7 (60). Ruth, antepasada del rey David. 3.32.8 (61). San Juan Bautista, precursor de Cristo. 3.32.9 (62). San Francisco de Asís, fundador de los franciscanos. 3.32.10 (62bis), San Benito de Nursia, fundador de los benedictinos. 3.32.11 (63). San Agustín de Hipona, teólogo y filósofo, Padre de la Iglesia Occidental.
Para prepararse para contemplar a Dios, Dante contempla de nuevo la gloria de la Virgen María en lo más alto de la rosa del Paraíso Celestial: ante ella el arcángel San Gabriel canta la avemaría. PERSONAJES: -
3.32.12 (63bis), Adán, primer hombre. 3.32.13 (64). San Pedro, apóstol y primer papa. 3.32.14 (65). San Juan Evangelista, apóstol y evangelista. 3.32.15 (66). Moisés, caudillo israelita. 3.32.16 (67). Santa Ana, madre de María. 3.32.17 (68). Santa Lucía, mártir de Siracusa.
San Bernardo de Claraval invita a Dante a prepararse para contemplar a Dios. CANTO XXXIII
San Bernardo de Claraval, secundado por Beatriz y por los demás bienaventurados, pide a la Virgen María que conceda a Dante contemplar a Dios. Dante contempla a Dios: Da quinci innanzi il mio veder fu maggio / che ‘l parlar mostra, ch’a tal vista cede, / e cede la memoria a tanto oltraggio [Flaxman]. Dante pide a Dios que le dé capacidades para transmitir a las generaciones venideras algo de lo que ha visto. Dante reconoce la Santísima Trinidad [Casino Giustiniani Massimo]. l’amor che move il sole e l’altre stelle (v. 145).
Tras completar su recorrido por el Purgatorio, Dante, guiado por Beatriz, se eleva a los cielos. A partir de entonces, irá ascendiendo de uno en uno por los sucesivos cielos de la visión geocéntrica propia del mundo antiguo y medieval hasta llegar al cielo cristalino o primer móvil y, finalmente, al Empíreo o Paraíso Celestial, donde podrá contemplar a Dios en todo su esplendor. Los primeros cielos están reservados para aquellos que, aun siendo dignos de la condición de bienaventurados, no pudieron dejar de sucumbir a ciertas flaquezas de la condición humana, o bien porque no pudieron cumplir sus votos (cielo de la Luna), o bien porque sucumbieron a la pasión de la gloria (cielo de Mercurio), o bien porque sucumbieron a la pasión del amor (cielo de Venus). En consecuencia, su grado de beatitud es inferior. No obstante, están plenamente conformes con él. El tema político reaparece en el canto VI, donde el emperador Justiniano, que habita en el cielo de Mercurio, hace, convertido en portavoz de Dante, un sumario de la historia de Roma hasta el presente, en que critica por igual a güelfos y a gibelinos. A partir del cuarto cielo, Dante se va encontrando sucesivamente con distintas categorías de bienaventurados. El cuarto cielo (Sol) lo habitan los estudiosos. En él Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura de Bagnoregio hacen una emocionante presentación de las dos grandes figuras de la Iglesia de la Plena Edad Media (a saber, San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán). El quinto cielo (Marte) lo habitan los combatientes. En él Dante se encuentra a su tatarabuelo Cacciaguida degli Elisei, que hace una sentida evocación de la Florencia virtuosa de su tiempo, que se contrapone con la situación actual de la ciudad. Cacciaguida predice, además, a Dante su destierro. El sexto cielo (Júpiter) lo habitan los gobernantes y el séptimo cielo (Saturno) lo habitan los religiosos. En todos estos cielos los bienaventurados se presentan como luces que se mueven a una velocidad vertiginosa y que, despojadas de cualquier atributo de la condición mortal, tienen que darse a conocer, necesariamente, para poder ser identificadas. En el cielo del Sol (estudiosos), estas luces forman coronas. En el cielo de Marte (combatientes) forman una cruz. En el cielo de Júpiter (gobernantes) forman la frase Diligite iustitiam qui iudicatis terram (Sab 1, 1) y, de inmediato, un águila. En el cielo de Saturno (religiosos) se derraman por una escalera dorada. Además, los bienaventurados cantan melodías maravillosas que Dante, a diferencia de lo que ocurría en el Purgatorio, no
puede identificar de manera precisa: solo puede captar su sentido o entender algunas de sus palabras. No puede ni recordarlas ni expresarlas. A medida que Dante asciende, la luz de Beatriz aumenta, cegando al poeta, que solo será capaz de contemplarla cuando llegue al octavo cielo. Este aumento de la intensidad de la luz, que resulta cegadora para el poeta hasta que se acostumbra a ella y puede progresar un paso más en su comprensión de la gloria celestial, es una constante en el Paraíso. En general, el Paraíso, por su propia naturaleza, tiene una dimensión menos visual que el Infierno o que el Purgatorio y, aunque también esté presente en él el tema político, predominan en él los discursos de carácter teológico (sobre la creación, sobre la encarnación, sobre la redención, sobre la resurrección de la carne...) y de carácter moral. En el octavo cielo (estrellas fijas) Dante puede experimentar por primera vez la gloria celestial. En él los apóstoles Pedro, Santiago el Mayor y Juan Evangelista interrogan a Dante sobre las virtudes teologales y Pedro, en el canto XXVII, arremete contra la situación actual de la Iglesia, calificando de usurpador a Bonifacio VIII (sin citarlo por su nombre). Es este un canto desgarrador que forma un díptico con el Serva Italia del canto VI del Purgatorio, centrado, en este caso, en los males específicos de la Iglesia. Tras su paso por el octavo cielo, Dante prosigue su aproximación a la divinidad a través del noveno cielo, correspondiente al cristalino o primer móvil, para llegar, finalmente, al Empíreo o Paraíso Celestial, que es pura luz que se sitúa más allá de cualquier contingencia física o temporal. El Empíreo o Paraíso Celestial es el que confiere su movimiento al primer móvil. Allí Beatriz abandona a Dante para ocupar su puesto en la gloria celestial y pide a San Bernardo de Claraval que sea el último guía del poeta. En este contexto, el tema político alcanza un clímax extraordinariamente emotivo en el canto XXX, cuando, recién llegados al Empíreo o Paraíso Celestial, Beatriz muestra a Dante el asiento reservado allí para Enrique VII (ya fallecido cuando Dante escribe estos versos), l’alto Arrigo, ch’a drizzare Italia / verrà in prima ch’ella sia disposta (vv. 137-138), lo que sirve al poeta para denostar por última vez a su patria (critica su estulticia suicida) y a los papas Bonifacio VIII y Clemente V. Por la mediación de la Virgen María, Dante podrá, finalmente, contemplar a Dios: Da quinci innanzi il mio veder fu maggio / che ‘l parlar mostra, ch’a tal vista cede, / e cede la memoria a tanto oltraggio (canto XXXIII, vv. 55-57).
Vidriera del Studiolo Dantesco del Museo Poldi Pezzoli de Milán (originalmente estudio privado de Gian Giacomo Poldi Pezzoli), realizada por Giuseppe Bertini en 1851-53
En el esquema, en la columna de la derecha, se facilitan referencias de ilustraciones de los pasajes correspondientes. Cada ilustración se asocia, únicamente, a un motivo, aunque una ilustración puede reunir varios motivos (por ejemplo, en Infierno, canto III, la ilustración de Van der Straet de Caronte en Mediceo Palatino 75 contiene, asimismo, a los pusilánimes y a Dante desmayándose). Por supuesto, el elenco de ilustraciones referenciadas no es exhaustivo con respecto a una obra que ha dado pie a una tradición visual tan rica, pero sí es exhaustivo con respecto a las obras seleccionadas (con la salvedad que se señala para el ms. Mediceo Palatino 75), que responden a criterios de accesibilidad y de gusto personal y que son las siguientes: • Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana, ms. Mediceo Palatino 75, ilustraciones promovidas ca. 1587-88 por el erudito florentino Luigi Alamanni; tomadas de RAO, Ida Giovanna (ed.): Visualizzazioni dantesche nei manoscritti laurenziani della Commedia (secc. XIV-XVI), catálogo de la exposición (Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana, 2015-16), con la colaboración de Sandro Bertelli, Mandragora, Florencia, 2015. Este manuscrito contiene uno de los empeños más ambiciosos de ilustrar la Commedia acometidos en el Cinquecento. Se realizó ca. 1587-88, fecha en que están datadas muchas de sus composiciones, por encargo del erudito florentino Luigi Alamanni, miembro de la Accademia degli Alterati y de la Accademia Fiorentina y estudioso de la obra de Dante. El propósito de Alamanni no resulta evidente: ¿pretendió, simplemente, compilar un álbum para su propio disfrute personal o pretendió, acaso, reunir materiales para una eventual edición ilustrada de la Commedia? El ms. Mediceo Palatino 75 es, en cualquier caso, un manuscrito irregular desde el punto de vista codicológico, pues contiene unas pocas páginas de texto y muchas páginas de ilustraciones que, no obstante, no guardan una distribución precisa, alternándose con secciones en blanco. Por otra parte, con una única excepción (f. 81r), las ilustraciones se hicieron en hojas independientes pegadas posteriormente a las páginas correspondientes (de hecho, en la actualidad estas ilustraciones están desmontadas del códice). De las 56 ilustraciones del códice, 50 se dedican a la Commedia, mayoritariamente al Inferno o primera cántica (26 ilustraciones). Estas son obra del artista flamenco asentado en Florencia Jan van der Straet, concido como Giovanni Stradano, autor, asimismo, de otros 6 dibujos (y, para ser del todo exactos, de un dibujo adicional del Inferno, recuperado bajo el dibujo anónimo del f. 31r). De las restantes ilustraciones, 3, dedicadas al Purgatorio o segunda cántica, se deben a Alessandro Allori (dos de ellas son más bien bocetos) y 21, dedicadas al Paradiso o tercera cántica, se deben al propio Luigi Alamanni. Treinta y cuatro de las cincuenta ilustraciones de la Commedia pudieron verse en una exposición celebrada en la propia biblioteca en 2015-16, incluidas 19 de Van der Straet (del que faltarían siete, más la que estaba oculta), las 3 de Allori y 12 de Alamanni (del que faltarían nueve). Las ocho no expuestas de Van der Straet se pueden rastrear en internet y han sido incluidas en el elenco iconográfico (en cursiva, para diferenciarlas de las reproducidas en el catálogo de la exposición de 2015-16). Las nueve no expuestas de Alamanni no han sido incluidas en el elenco iconográfico. • John Flaxman (1755-1826), ilustraciones; tomadas de Flaxman’s Illustrations for Dante’s Divine Comedy, Dover Publications, Mineola (Nueva York), 2007. • William Blake (1757-1827), ilustraciones; tomadas de SCHÜTZE, Sebastian y TERZOLI, Maria Antonietta: William Blake. La Divina Commedia di Dante. Tutti i disegni, Taschen, Colonia, 2017. • Roma, Casino Giustiniani Massimo, pinturas murales de la Stanza di Dante realizadas en 1819-28 por los pintores nazarenos Philipp Veit (bóveda, con escenas del Paraíso) y Joseph Anton Koch (paredes, con escenas del Infierno y del Purgatorio); tomadas de MINATI, Monica: Il Casino Giustiniani Massimo al Laterano, Edizioni Terra Santa, Milán, 2014. • Gustave Doré (1832-1883), ilustraciones; tomadas de The Doré Illustrations for Dante’s Divine Comedy, nueva ed., Dover Publications, Mineola (Nueva York), 2017.
ALIGHIERI, Dante: Monarquía, ed. de Laureano Robles Carcedo y de Luis Frayle Delgado, Editorial Tecnos, Madrid, 1992. En este tratado Dante presenta y demuestra tres proposiciones: 1.- que la monarquía, entendiendo por tal “aquel principado único que está sobre todos los demás” (1, 2; pp. 4-5) –es decir, el imperio–, es necesaria para alcanzar la paz; 2.- que, por derecho, la monarquía pertenece a Roma; 3.- que la monarquía depende únicamente de Dios. Para lo último debe dirimir “si la autoridad del Monarca romano, que es de derecho Monarca del mundo, como se ha probado en el libro II, depende inmediatamente de Dios, o bien de algún vicario o ministro suyo, por el que entiendo un sucesor de Pedro, que es en realidad el clavero del reino de los cielos” (3, 1; pp. 84-85). Dante sabe que es una misión ardua: “será quizá motivo de indignación contra mí, ya que, en verdad, no puedo exponerla sin que sirva de vergüenza para algunos” (3, 1; p. 83), pero está dispuesto a llevarla adelante: “entraré en este gimnasio y arrojaré fuera de la palestra al impío y al mendaz, a la vista del mundo, apoyándome en el brazo de Aquel que nos libró con su sangre del poder de las tinieblas” (3, 1; p. 84). Dante insiste en estas ideas: “El llegar a la verdad en esta tercera cuestión suscita una discusión tan grande que, lo mismo que en otras cuestiones la ignorancia suele ser causa de litigio, así aquí el litigio es más bien causa de ignorancia. Pues sucede muchas veces que los hombres dejan volar su voluntad por delante de lo que ve su razón, y como enfermos, sin dar importancia a la luz de la razón, se dejan arrastrar como ciegos por las pasiones, y niegan con pertinencia su ceguedad” (3, 3; p. 87). Según Dante, que, por derecho, la monarquía pertenece a Roma es algo que sancionó el mismísimo Cristo, en primer lugar, con su nacimiento: “Cristo, como atestigua su relator Lucas, quiso nacer de madre virgen bajo el edicto de la autoridad romana, para que el Hijo de Dios hecho hombre se inscribiera como hombre en aquel singular censo; lo que significa acatarlo [...] Luego Cristo proclamó con sus obras que el edicto de Augusto, que desempeñaba la autoridad romana, era justo. Y, como para promulgar edictos con justicia se presupone la jurisdicción, el que admite un edicto admite necesariamente también la jurisdicción del que lo promulga; y, si esta no fuera conforme a derecho, sería injusta” (2, 10; p. 78); en segundo lugar, con su muerte: “el «castigo» no es simplemente «la pena aplicada a quien cometió la injuria», sino «la pena aplicada a quien cometió la injuria por quien tiene jurisdicción para castigar»; de donde resulta que, si la pena no se aplica por el juez competente, no debe llamarse «castigo», sino más bien «injuria» [...] Por consiguiente, si Cristo no hubiera padecido bajo un juez competente, aquella su pena no habría sido un verdadero castigo. Y el juez no habría podido ser competente si no tuviera jurisdicción sobre todo el género humano, ya que todo el género humano era castigado en aquella carne de Cristo, que «cargó con nuestros dolores», como dice el profeta. Y Tiberio César, cuyo vicario era Pilato, no habría tenido jurisdicción sobre todo el género humano si el Imperio romano no hubiera sido conforme a derecho” (2, 11; p. 80). En definitiva: “Cesen, pues, de injuriar al Imperio romano los que se fingen hijos de la Iglesia, al ver cómo su esposo Cristo lo aprobó al principio y al fin de su vida” (2, 11; p. 81). Establecido el carácter genuinamente romano del imperio, Dante se entrega a demostrar la independencia de este con respecto al papado, para lo cual no duda en mermar la autoridad del papa, “El Sumo Pontífice, vicario de Nuestro Señor Jesucristo y sucesor de Pedro, a quien no debemos lo que debemos a Cristo, pero sí lo que debemos a Pedro” (3, 3; p. 87), recurriendo, en caso de necesidad, a denostar al mismísimo San Pedro: “porque Pedro, según su costumbre, respondía súbitamente y de una manera superficial” (3, 9; p. 103; insiste más adelante, pp. 105-107). Dante sabe que a su afirmación del carácter plenamente autónomo del imperio se opondrán no solo el papado, sino también aquellos “que, habiendo nacido del diablo, se llaman hijos de la Iglesia” (¿se refiere a los franceses?) y aquellos “llamados decretalistas, que, ignorantes y
vacíos de teología y de filosofía y apoyándose solamente en sus Decretales, las que, por otra parte, considero venerables, y confiando, creo yo, en su predominio, derogan el Imperio” (3, 3; p. 88). Dante contradice a todos estos con argumentos bíblicos, históricos y racionales. Demostrado el carácter plenamente autónomo del imperio, Dante tiene que demostrar aún que depende de Dios y, para ello, apela a la singular esencia del ser humano, única criatura que tiene simultáneamente una naturaleza corruptible y una naturaleza incorruptible y que está llamada a alcanzar la plenitud en ambas: “Por eso fue necesario al hombre tener un doble guía, de acuerdo con este doble fin, a saber: el Sumo Pontífice, que conduce al género humano a la vida eterna según la verdad revelada, y el Emperador, que dirige al género humano a la felicidad temporal, según las enseñanzas filosóficas. Y como a este puerto nadie o muy pocos, y estos pocos con excesiva dificultad, pueden arribar, a no ser que, una vez que se haya serenado el oleaje, el género humano, libre de pasiones, pueda descansar blandamente en la tranquilidad de la paz, a este signo principalmente es al que debe aspirar el gobernador del orbe a quien llamamos Príncipe romano, es decir, a que en esta mansión de los mortales se viva libremente en paz. Y puesto que la disposición de este mundo sigue la disposición inherente a la circulación de los cielos, para que se apliquen los necesarios preceptos de la paz y la libertad oportunamente en cuanto a tiempos y lugares, es necesario además que este gobernador del mundo sea sostenido por Aquel que abarca con una sola mirada la total disposición de los cielos” (3, 15; pp. 124-125). En conclusión: “Si esto es así, Dios es el único que elige, Él es el único que confirma, pues no tiene superior. De lo cual se puede concluir además que ni estos que ahora se llaman «electores», ni los que antes fueron llamados, en lugar de este nombre, por cualquier otro semejante, deben ser llamados así; antes bien, deben ser tenidos por «anunciadores de la divina providencia»” (3, 15; p. 125), con lo que Dante prácticamente iguala a los príncipes electores con los cardenales en el cónclave. Después de rematar sus argumentos diciendo que “Resulta, pues, evidente que la autoridad desciende sobre el Monarca temporal desde la fuente de la autoridad universal sin ningún intermediario; fuente que, única en la cumbre de su simplicidad, se derrama en múltiples cauces por la abundancia de su bondad” (3, 15; p. 126), Dante contemporiza diciendo: “La verdad de esta última cuestión no hay que tomarla en sentido tan estricto que el Príncipe romano no esté sometido en nada al romano Pontífice; pues la felicidad mortal de algún modo se ordena a la felicidad inmortal. El César, pues, debe guardar reverencia a Pedro, como el hijo primogénito debe reverenciar a su padre: para que, iluminado con la luz de la gracia paterna, irradie con mayor esplendor sobre el orbe de la tierra, a cuya cabeza ha sido puesto por solo Aquel que es el único gobernador de todas las cosas espirituales y temporales” (3, 15; p. 126). En su argumentación, Dante, como haría cualquier escolástico de su época, se apoya, fundamentalmente, en las fuentes bíblicas y en la lógica tal y como habían sido codificada por Pedro Hispano. Cita, asimismo, abundantemente, a Aristóteles (y, en menor medida, a autores romanos como Virgilio, Cicerón o Lucano), pero en su obra apenas encuentran un lugar, ni para bien ni para mal, los contemporáneos del Sommo Poeta. Con este marco intelectual de referencia, Dante explica brevemente los caminos de la razón y de la fe: “Puede manifestarse [el juicio divino] de dos maneras: por la razón y por la fe. En efecto, hay ciertos juicios de Dios a los que la razón humana puede llegar por sus propios medios [...] Hay otros juicios de Dios a los que, aunque la razón humana no pueda llegar por sí misma, se eleva, sin embargo, hasta ellos con ayuda de la fe, en aquello que se nos ha dicho en las Sagradas Letras” (2, 7; pp. 63-64). Siempre interesado por la astronomía, llama la atención su creencia de que la luna “tiene, en efecto, alguna luz por sí misma como se manifiesta en su eclipse” (3, 4; p. 95).