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2.3 Competencia y actuación

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Referencias

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Por otra parte, las gramáticas que utilizamos son creativas puesto que caracterizan un número virtualmente inacabable de oraciones. En efecto, un hablante puede utilizar y comprender oraciones que carecen de similitud física entre sí con cualquier otra oración que haya escuchado antes. Chomsky llamará pues gramática universal al conjunto de propiedades que, siendo comunes a cualquier lenguaje por necesidad biológica, funciona como una estructura compleja y articulada dentro de la cual existen estrictas restricciones sobre las operaciones que son consideradas correctas (aunque sea simple el modo en que estas pueden ser transgredidas). Los universales del lenguaje deben distinguirse rigurosamente de los universales de la lingüística. Si los unos son propiedades del lenguaje mismo, que pueda ser establecidas e identificadas por la lingüística, los otros son propiedades de la lingüística que sólo se justifican por exigencias de orden interno de la lingüística como ciencia: corresponden a nociones y decisiones formales del metalenguaje.

2.3 Competencia y actuación

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Así como en el estructuralismo Saussure establece la diferenciación entre lengua y habla, el generativismo establece una oposición similar (no equivalente) entre los términos competencia-actuación. Chomsky (1965) menciona sobre estas 2 categorías: Actuación [performance] vs. competencia [competence], que para él permite distinguir la conducta lingüística real y observable (actuación) en contraste con el sistema interno de conocimiento que subyace a ella (competencia). Chomsky asume explícitamente que la competencia es una facultad idealizada, que resulta de abstraer los juicios de un hablante/ oyente ideal de una comunidad lingüística completamente homogénea, al que no lo afectan condiciones irrelevantes para la gramática como limitaciones de memoria, distracciones, errores, etc. (p. 3). En ese sentido, Chomsky separa la competencia, que es una capacidad idealizada (mental o psicológica), de la producción real de enunciados, que es la actuación. La dicotomía recuerda a la distinción entre lengua y habla de Saussure, como el mismo Chomsky nota. Ambos pares de conceptos pretenden extraer de la masa de hechos del lenguaje una entidad sistemática, que pueda servir como objeto de estudio legítimo de la lingüística (la lengua, para Saussure; la competencia para Chomsky), a la que diferencian

de otros fenómenos ligados con el lenguaje que son heterogéneos y difíciles de sistematizar (el habla y la actuación, respectivamente).

2.4 Conocimiento lingüístico. Tipos

El conocimiento lingüístico es uno de los componentes fundamentales de la capacidad de usar la lengua, objetivo final de un programa de enseñanza de una L2. En todo hablante de una lengua, tanto nativo como extranjero, se supone un determinado conocimiento de esa lengua. La investigación sobre adquisición de segundas lenguas estudia en qué consiste ese conocimiento y describe las distintas formas que adopta. El concepto de conocimiento lingüístico se difunde ampliamente entre los docentes por primera vez con la publicación de la obra “Estructuras sintácticas” , de Chomsky en 1957. En ella el eminente lingüista utiliza el término de competencia para referirse al conocimiento de las reglas de la lengua, y el de actuación para referirse a su uso. Posteriormente, el sociolingüista Hymes acuña la expresión competencia comunicativa para referirse a una competencia para el uso de la lengua que él define en otros términos. La propuesta de Hymes es adoptada casi inmediatamente por los especialistas en metodología de la enseñanza de segundas lenguas, que la aplican a la elaboración de programas y de exámenes.

En cambio, en el campo de los estudios sobre la adquisición de segundas lenguas, el estudio del conocimiento lingüístico se ha limitado generalmente a su componente gramatical, dejando de lado los otros conocimientos lingüísticos y extralingüísticos necesarios para el uso del lenguaje. En ese campo de estudio han alcanzado gran difusión algunas de las explicaciones propuestas por las escuelas cognitiva y constructivista. Desde esta óptica, el conocimiento lingüístico suele ser descrito en una serie de dicotomías: - Una primera dicotomía es la que se da entre conocimiento y control, es decir, entre la comprensión e interpretación de un determinado fenómeno y su dominio activo. Los hablantes nativos tienen conocimiento y control simultáneos de la gramática de su lengua; los alumnos extranjeros, normalmente, han de poder comprender determinados fenómenos de la L2 antes de controlarlos.

- En cuanto al conocimiento propiamente dicho, el cognitivismo distingue entre el conocimiento declarativo y el procedimental: el conocimiento declarativo consiste en “saber” algo, el procedimental, en “saber hacer” algo. Puede darse el caso, por ejemplo, de un filólogo capaz de dar razón de una gran cantidad de fenómenos de la gramática y el vocabulario de una determinada lengua, pero ser incapaz de

desenvolverse en una situación de comunicación mediante el uso de esa lengua. A la inversa, una persona que haya pasado por una etapa de inmersión lingüística sin ningún tipo de estudio de la lengua, puede ser capaz de realizar muchas actividades de comunicación, careciendo al mismo tiempo de un conocimiento declarativo sobre las reglas que sigue o las relaciones que se establecen entre las palabras que usa. Todos los hablantes nativos tienen un gran conocimiento instrumental de su lengua, mientras que el conocimiento declarativo deben adquirirlo en su mayor parte durante la etapa de su escolarización.

- Muy próximo a este par de conceptos está el de conocimiento implícito y conocimiento explícito. Al uso de la lengua por parte de toda persona subyace un conocimiento implícito de la totalidad de reglas que esa persona sigue; el conocimiento explícito que de ellas tiene es, sin embargo, mucho más restringido.

Todo hablante de español conoce de forma implícita todo el conjunto de relaciones de oposición que se establecen en el interior del sistema de los pronombres átonos, pero hay muchos hablantes incapaces de reconocer la diferencia que hay entre el artículo femenino y las formas idénticas del pronombre átono. - Finalmente, algunas escuelas distinguen entre conocimiento consciente y conocimiento inconsciente de la lengua. En el proceso de aprendizaje de una lengua, existen grandes áreas de conocimiento consciente y otras, también grandes, de conocimiento inconsciente. A este tipo de conocimiento consciente se lo ha designado con la expresión conciencia lingüística (language awareness). Tiene relación con la conciencia que el sujeto tiene de los recursos lingüísticos que maneja en una determinada situación (tanto en los usos sociales y comunicativos de la lengua por parte de hablantes nativos cuanto en los procesos de aprendizaje por parte de extranjeros) y de la funcionalidad de esos recursos, más que de su estructura formal o sistemática. Todo ello ha cristalizado en nuevas propuestas para el tratamiento de la gramática. Los estatutos de la Association for Language Awareness definen la consciencia lingüística como “el conocimiento explícito de la lengua y la percepción y sensibilidad conscientes en las actividades de aprendizaje, enseñanza y uso de la lengua”. Todas estas distinciones han tenido importantes repercusiones sobre la didáctica en los últimos años. Por un lado, se ha promovido el desarrollo del conocimiento instrumental de la lengua, subordinando el declarativo a su consecución. Por otro lado, se han estudiado las relaciones entre uno y otro y se han investigado las condiciones que mejor favorecen la interrelación mutua. También se ha estudiado el papel que la conciencia lingüística

desempeña en el aprendizaje y uso de la lengua, tanto en hablantes de L1 como en hablantes de L2.

Para Gardner (1993) la competencia lingüística es la inteligencia que parece compartida de manera más universal y común en toda la especie humana. Considera que las médulas de tal tipo de inteligencia son la fonología y la sintaxis, mientras que la semántica y la pragmática se relacionan más con la inteligencia lógica-matemática y la inteligencia interpersonal. Define pues la competencia lingüística como aquella que permite procesar información de un sistema de símbolos para reconocer la validez fonológica, sintáctica o semántica en un acto de significación de esa lengua. Según Chomsky (1971) la competencia lingüística es la capacidad que tiene todo ser humano de manera innata de poder hablar y crear mensajes que nunca antes había oído. Esta competencia se centra en las operaciones gramaticales que tiene interiorizadas el individuo y se activan según se desarrolle su capacidad coloquial. Es decir, el lenguaje nace desde dentro del individuo y no desde lo social como sostenía Saussure. El maestro lo que tiene que hacer es desarrollar esta competencia lingüística en el alumno haciéndole que hable y enseñándole vocabulario y no solamente gramática. La competencia lingüística se hace realidad a través de reglas generativas que se relacionan con la gramática que es saber organizarse y estructurarse.  Ámbitos de la competencia lingüística - Competencia lectora: el fomento de la lectura en el aula debe ser algo primordial, a través de la lectura el individuo comprende y se relaciona en la sociedad. La mayor parte de las cosas que sabemos, las aprendemos a través de los libros. - Competencia para hablar y escuchar: son dos conceptos imprescindibles en nuestra sociedad, debemos escuchar y comprender, el ser humano necesita hablar para comunicarse, para relacionarse y transmitir mensajes a través de su lengua. Los alumnos deben aprender a comprender lo que escuchan y a expresarse correctamente para poder llegar a establecer una buena comunicación. - Competencia en composición de textos: habilidad para componer distintos textos de carácter escrito, transmitiendo un conocimiento o satisfaciendo las necesidades personales y participando en la vida social. - Competencia plurilingüe y pluricultural: en la última década ha habido un aumento considerable de la diversidad lingüística, hoy en día en una misma aula pueden existir varias culturas, esto no debe ser un obstáculo para la enseñanza-aprendizaje, sino una oportunidad para enriquecerse y conocer otras culturas y otras lenguas.

2.5 Reglas lingüísticas

La norma lingüística comprende una serie de rasgos gramaticales, o de reglas de uso de la gramática, que se entienden como parte del empleo correcto de una lengua determinada. La comunidad de los hablantes de dicha lengua acepta esas reglas como propias y las aplica sin mayor dificultad. Estas reglas comprenden tantos aspectos relacionados con la interpretación semántica o el significado social de las oraciones, hasta los aspectos sociolingüísticos, de estandarización y de política lingüística La normal lingüística más conocida y extendida es la que se denomina lengua estándar. La lengua estándar representa el uso correcto de una lengua determinada, con sus normas y hábitos asociados. Hay que entender, en este punto, que una lengua, entendida en modo extenso, permite una multiplicidad de usos y modos mayor de la que generalmente se utiliza. El conjunto total de usos lingüísticos se restringe por convención de los hablantes para facilitar las tareas comunicativas. Así, por ejemplo, ciertas palabras de origen extranjero se adaptan al nuevo idioma y, convencionalmente, adoptan sus reglas: como club o film, cuyos plurales son clubes y filmes; y no clubs y films, como en sus respectivos idiomas de procedencia. Entre otros ejemplos podríamos citar la formación de diminutivos, que se realiza mediante la adición de sufijos en español (de “casa” a “casita”), y mediante la adición de una palabra significante en inglés (de “house” a “little house”). Nuevamente, la regla tiene que ver con la convención que entendemos por norma lingüística. El caso del español tiene una conocida particularidad, y es la diferencia de usos y hábitos entre el español de España y el de Latinoamérica. Si bien ambos comparten numerosas reglas morfológicas y sintácticas, existen bastantes divergencias en cuanto al léxico, donde abundan las peculiaridades regionales. Y más divergencias encontraremos en el caso de la fonética.

De esta forma, se ha desarrollado toda una corriente entre los lingüistas que se denomina prescriptivismo -o normativismo- lingüístico. Se trata, en resumidas cuentas, de aquella parte de la lingüística que se ocupa de establecer reglas para el uso de una lengua determinada. Que estas reglas sean obligatorias o sólo recomendadas, y que, por lo tanto, salirse de ellas sea considerado un error en el uso de la lengua, o simplemente un uso propio y original, es asunto de acalorado debate. En cualquier caso, este tipo de reglas suelen seguirse y tomarse muy en serio en el ambiente de la lengua culta y de la lengua escrita. Para la lengua oral suele dejarse un espacio mayor de libertad de uso, si bien también se aplican numerosas correcciones en determinados contextos sociales.

2.6 Estructura profunda y superficial

Los conceptos de estructura profunda (latente) y estructura superficial (patente), son básicos a la hora de comprender que la gramática chomskiana, además de generativa, también es transformacional. Quizá, para entenderlos bien, lo mejor sea lanzar algunos ejemplos: El fortísimo viento derribó los árboles.

El viento, que era fortísimo, derribó los árboles. El viento era fortísimo. Derribó los árboles.

Por poco que nos fijemos, estas tres secuencias dicen exactamente lo mismo. Se afirma en ellas que el viento era muy fuerte, y que ese viento muy fuerte derribó los árboles. Tienen, por tanto, idéntica estructura profunda (o latente). En cambio, su estructura superficial (o patente), es mucho más diversa: poseen palabras distintas (“que” aparece en el ejemplo dos, pero no el uno ni en el tres; “era” aparece en el dos y en el tres, pero no el uno…); se ordenan de diferentes maneras, y sus pausas internas no se corresponden para nada. Visto este ejemplo, establezcamos algunos conceptos. Para empezar, está bien claro que todas las oraciones poseen una estructura profunda y una estructura superficial. La estructura profunda soporta o contienen el significado de la oración. La estructura superficial es la forma según la cual se presenta la oración, al ser dicha o escrita. Visto desde otro punto de vista, podemos decir que la estructura profunda es abstracta, mientras que la estructura superficial es una realidad física. Pero, si bien en los ejemplos uno, dos y tres hemos visto oraciones que, poseyendo una misma estructura latente, tenían distintas estructuras patentes, es necesario recalcar que puede darse el caso contrario. Veámoslo en otro ejemplo: Yo hago el cuarto. En este caso, a la estructura superficial corresponden varias estructuras profundas, a saber: a) “Yo hago (o construyo) el cuarto (objeto)”; b) “Yo construyo o limpio la habitación”; c) “Yo estoy en cuarto lugar”; etc. En términos chomskianos diríamos, entonces, que esta oración es ambigua. En general, el estructuralismo clásico sólo se ocupaba de las estructuras superficiales. Y, cuando entraba a analizar las estructuras profundas, lo hacía con instrumentos tan poco rigurosos que sus resultados distaban mucho de ser satisfactorios.

Además, pare terminar esta aproximación, nos falta decir lo más importante, la definitiva aportación de la gramática chomskiana: se parte de la base que la estructura latente de la frase “El viento era fortísimo. El viento derribó los árboles”, será exactamente idéntica en todas las lenguas. Esas dos proposiciones constituirían el armazón subyacente en cualquier lengua, si un hablante se quisiera referir al viento, a su fuerza y a lo que hizo con los árboles. Lo que variaría, en realidad, serían las manifestaciones patentes de la oración. Así, según Chomsky, las lenguas se diferencian exclusivamente en la estructura superficial de sus oraciones.

2.7 Transformación

Entre las ideas más influyentes de Estructuras sintácticas, cabe mencionar lo que se llamó luego problema lógico de la adquisición del lenguaje o problema de Platón. El planteo es que hay un conocimiento específico acerca de la propia lengua, que no es manejada por una “inteligencia general” y que no “se aprende”, en la medida que la producción e interpretación de oraciones requieren un número de operaciones formales complejísimas que es implausible que los niños adquieran por “instrucción explícita” de sus

mayores. Nadie le enseña a un niño cómo mover el verbo a la posición adecuada en el caso de una pregunta, razona Chomsky: así, la pregunta ¿Dónde está Juan? parece derivarse de la oración afirmativa Juan está en X reemplazando el circunstancial por un pronombre interrogativo y moviendo el verbo a la segunda posición. Las oraciones agramaticales *¿Dónde Juan está? o *¿Dónde está Juan en casa? sugieren que un niño de un año y medio (que ya puede producir preguntas) tiene que tener un conocimiento intuitivo de nociones tales como circunstancial o verbo, sobre las que, evidentemente, nadie lo ha instruido. Crucialmente, los casos con sujetos o verbos complejos indican que, además, tiene que manejar las nociones de sintagma, de subordinación y de perífrasis para producir sin errores preguntas como ¿Dónde está el chico? ¿Dónde está el chico que invitaste ayer? ¿Dónde ha ido Juan?

A partir de ejemplos como estos, Chomsky infiere que debe existir un conocimiento formal, previo a la experiencia, que permita que el niño maneje todas esas nociones con suma rapidez y sin instrucción explícita. De este modo, se opone a las visiones de la mente como una tabula rasa, que son típicas de las visiones conductistas del lenguaje (como lo indica Bloomfield) y de las visiones extremas de que el lenguaje determina el pensamiento, que no tendría previamente ninguna categoría.

Otra propiedad del lenguaje que Chomsky señala se expresa en el llamado problema de Descartes, que destaca el hecho de que, a partir de un conjunto finito de unidades y de reglas, un hablante puede generar infinitas oraciones gramaticales y, por lo tanto, interpretables para los oyentes (independientemente de que las hayan escuchado antes o no). De esta idea se deriva uno de los nombres habituales de la perspectiva teórica desarrollada por Chomsky, gramática generativa o generativismo. En cuanto al modelo en sí, Chomsky propone que existen transformaciones, esto es, operaciones de movimiento, borrado, agregado o permutación de material que permiten captar las conexiones entre oraciones emparentadas (como la que señalamos anteriormente para una pregunta y su correspondiente oración asertiva). De esta noción de transformación de una estructura en otra se deriva otro de los nombres que ha recibido la corriente teórica encabezada por Chomsky (lingüística transformacional). Otros pares de oraciones relacionadas entre sí que, para Chomsky, pueden ser explicados por medio de transformaciones son las oraciones marcadas por la polaridad afirmativa/negativa (por ejemplo, la serie Juan fue al cine / Juan no fue al cine / Juan sí fue al cine) o el contraste entre la voz activa y la pasiva (Juan destruyó los diques / Los diques fueron destruidos por Juan). Por su parte, también la morfología verbal (por ejemplo, la concordancia entre verbo y sujeto) es introducida por medio de transformaciones. Nótese que, mientras algunas transformaciones son obligatorias (la concordancia de verbo y sujeto, por ejemplo), otras son optativas (la pasiva o la negación). En Estructuras sintácticas, las transformaciones están ordenadas entre sí rígidamente, con el fin de explicar ciertos fenómenos empíricos de la morfosintaxis del inglés. Por dar un ejemplo del español, la transformación de pasiva (la regla número 12) debería preceder necesariamente al agregado de morfología que surge de la concordancia del verbo con el sujeto (regla número 15), como puede observarse en el par de oraciones precedentes (Juan destruyó los diques / Los diques fueron destruidos por Juan).

2.8 Construcciones sintácticas

Son los métodos en los que se puede validar o dar forma a una aplicación, siendo solamente un criterio que busca evaluar la combinación de distintos símbolos, y su correcta aplicación en forma gramatical, teniendo por todo lado tener que hacer un análisis. También puede ser la producción de sentencias o instrucciones validas que permiten y dan forma a un programa.

Las reglas sintácticas permiten reconocer si una cadena o serie de símbolos es correcta gramatical mente. ¿Qué son las reglas sintácticas? Del aspecto sintáctico. El antiguo afán de algunos lingüistas, como Hjelmslev, Tesnière y Chomsky (citado en Mounin, 1968), en buscar universales sintácticos sigue siendo ambiguo en la actualidad. El conjunto de excepciones que poseen las lenguas y la cantidad de relaciones sintagmáticas particulares en las cuales se organiza cada una de ellas, no son reportados por las teorías desarrolladas por estos autores. La sintaxis se ocupa de asignar a las palabras ciertas etiquetas que las incluyen dentro de una clase. Etiquetas como: nombre, verbo, pronombre, adjetivo, adverbio, preposición, conjunción, artículo e interjección han tropezado con numerosas dificultades.  Diferencias de Sintáctica y Pragmática

Se diferencia que en la sintáctica se refieren al lugar que ocupa dentro de una oración mientras que en la pragmática es la función que ocupa en la práctica.

En la pragmática se estudia el lenguaje de la función que desempeñan los usuarios y en la sintáctica estudia la estructura de la oración y el modo en que se enlazan las palabras. ¿Para qué sirven?

Las reglas sintácticas sirven para dar forma a una aplicación.

Sirve para evaluar la combinación de distintos términos.

Sirve para analizar la relación existente entre los distintos símbolos o signos del lenguaje.

Sirve para producir sentencias o instrucciones válidas. Otro término introducido en Estructuras sintácticas es el de gramaticalidad, que se refiere a las intuiciones de los hablantes frente a construcciones de su lengua materna. Chomsky diferencia los problemas de gramaticalidad de los problemas de significado que pueden surgir por factores extragramaticales, que no afectan la estructura (ni, por lo tanto, la interpretabilidad) de una oración. Para Chomsky, la noción de gramatical no equivale a ‘significativa’ o ‘con significado’: una oración como Las ideas verdes incoloras duermen furiosamente [en inglés, colorless green ideas sleep furiously], aunque presente diversas clases de incongruencia semántica, está bien formada desde el punto de vista sintáctico y, por lo tanto, puede recibir alguna interpretación.

Acerca de los autores

Fernando Javier Mendoza Urbina (1981, Perú)

Profesor del Departamento Académico de Comunicación y Lenguas Nativas de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades en la Universidad Nacional de Educación. Doctorando en Ciencias de la Educación en la Escuela de Posgrado Walter Peñaloza Ramella de la UNE EGyV – La Molina. Magíster en Administración de la Educación por la Universidad César Vallejo. Licenciado en Literatura y Lengua Española por la Universidad Nacional de Educación; con amplia experiencia docente en el área de Comunicación. Asimismo, con estudios de segunda especialidad en Inglés en la misma universidad. Ha publicado Confidencias en la ciudad de la esperanza (2006), Poemas flojos (2006), Tayta Cóndor y otros relatos (2017) y Escúchame y dímelo. Manual de Comunicación Oral (2020).

Graciela Jesús Paredes Blancas (1950, Perú)

Docente del Departamento Académico de Comunicación y Lenguas Nativas de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades en la Universidad Nacional de Educación. Maestra en Administración de la Educación por la Universidad César Vallejo. Licenciado en LenguaLiteratura por la Universidad Nacional de Educación; cuenta con experiencia en educación básica regular y 30 años en docencia universitaria.

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