6 minute read

Artículo Central Tenga un huerto en casa

Advertisement

Tenga un huerto en casa

También llamados jardines comestibles, los huertos urbanos domésticos son pequeños cultivos generalmente situados en reducidos espacios de tierra como terrazas, jardines, azoteas, patios de las casas en las ciudades.

En ellos se puede cultivar de manera sostenible, natural y ecológica diferentes tipos de hortalizas, verduras, frutas, plantas aromáticas y medicinales para consumo propio. Esta técnica de cultivo brinda, entre otros beneficios, ahorro de dinero, tiempo y trabajo, así como sensibiliza e incentiva la educación ambiental y el aprovechamiento del tiempo libre.

Si bien pareciera que los huertos domésticos son una moda verde, porque en recientes años se han usado con más frecuencia, su origen se encuentra en la llamada Revolución Neolítica, cuando los cultivos se sembraban en lugares cercanos a las viviendas.

Otro antecedente histórico data de la Segunda Guerra Mundial, cuando este tipo de cultivos se integran en las ciudades europeas y en ellos se cultivan y cosechan hortalizas para pequeñas comunidades.

Cuatro pasos

En la Guía rápida para huertos urbanos familiares, editada por el Gobierno de la Ciudad de México, se recomienda seguir cuatro pasos para lograr tener un huerto en casa.

El primer paso es localizar un lugar bien iluminado dentro de tu casa. De preferencia que ese lugar reciba luz directa de 4 a 6 horas diarias. Puede ser un jardín, una ventana, un balcón, una terraza, una azotea o el patio. Un dato importante es que de acuerdo a la cantidad de luz disponible será el tipo de hortalizas o vegetales que se podrán sembrar.

El segundo paso es elegir el tipo de plantas que se pueden usar. Se pueden obtener semillas de las verduras y hortalizas que tenemos en la alacena o el refrigerador o también se pueden comprar en el mercado o algún lugar especial para ello. Es posible usar verduras y hortalizas como zanahoria, betabel, apio, lechuga, espinaca, rábano, cebolla, ajo… para obtener retoños.

En condiciones de poca luz directa (menos de 4 horas al día) se puede sembrar lechuga, cebolla, rábano, apio, ajo, espinaca, chícharos, zanahorias y acelgas. Si se tienen más de cuatro horas de luz solar directa al día es posible sembrar jitomate, chiles, berenjenas, pepinos y calabazas, frijoles, mostaza y betabel, entre otros alimentos.

Se puede sembrar directamente en el huerto o se puede hacer una siembra protegida en un semillero. La segunda opción favorece la reproducción de hortalizas (tomates, berenjenas, pimientos, lechugas, cebollas...) y aporta dos ventajas fundamentales: proteger a la planta en su primera fase desarrollo y aprovechar mejor el espacio del huerto

Las semillas se siembran a una profundidad de 2 o 3 veces su diámetro y debemos asegurarnos de que la tierra o el sustrato tenga humedad permanentemente, ya que las plantas en su primera fase son muy sensibles a la falta de agua

El paso tres es germinar las semillas. Para ello se requiere lavar las semillas con un colador e hidratarlas en un recipiente pequeño durante dos días para facilitar su germinación. Después, en una charola o plato se debe extender una capa de tierra de aproximadamente 4.5 cm de espesor y cubrir las semillas con la tierra. La Guía rápida para huertos urbanos familiares recomienda regar diario las semillas enterradas sin excederse de agua. De esta manera, aproximadamente en dos semanas ya se tendrán brotes de 5 a 10 cm de altura y estarán listos para el trasplante.

En el caso de verduras y hortalizas, los brotes se obtienen cortando a 7 cm de la base y se coloca en la boca de un vaso lleno de agua de tal manera que sólo quede sumergido el primer centímetro de la base. Se ubica el recipiente con la verdura u hortaliza en un lugar bien iluminado y después de una semana o dos brotarán raíces y, quizá, algunas hojas, ya listas para ser transplantadas.

Para hacer retoñar hierbas como tomillo, albahaca, cilantro, yerbabuena… se toma un manojo, se le cortan las hojas más cercanas a la base y se sumerge en un recipiente de manera que ninguna hoja quede bajo el agua. Después de unos días le crecerán raíces. El cuarto paso es trasplantar las plantitas a los sitios donde terminarán su desarrollo, pueden ser recipientes de 30 cm de profundidad o huacales. Para estos últimos se debe colocar una bolsa de plástico con pequeños agujeros debajo para que no se salga la tierra y el agua pueda drenarse sin problemas. Siguiendo estos cuatro pasos la cosecha puede estar lista en aproximadamente tres meses.

Herramientas y materiales

Las herramientas necesarias para desarrollar y mantener un jardín comestible son pocas y básicas como palas, bieldos, tijeras, regaderas, azadones, y si el terreno es algo grande, podrían usarse pico, aspersor, manguera, podadora, picos, entre otras.

Las herramientas ayudan a realizar diversas tareas de mantenimiento en los jardines o huertos, al permitir retirar, esparcir o nivelar la tierra, así como trasplantar plantas.

Cabe señalar que la herramienta más usada en la jardinería en cualquier escala es la pala, de las que existen al menos tres tipos: pala plana para puntear y cortar el suelo cuando está blando; pala de punta que se usa cuando el suelo es duro y la pala ancha para carga y descarga de tierra, estiércol, etcétera.

De hecho, en algunas tiendas se venden juegos de herramientas para jardín de diversas marcas y tamaños. Por lo regular estos paquetes contienen un trasplantador con graduación o sin ella, una cuchara, un cultivador y un bieldo de tres dientes y suelen ser pequeños.

Los recipientes pueden ser de reuso como huacales, botellas de PET, latas, cubetas, macetas, ya sean de cartón, madera, lámina o plástico. El tamaño de los recipientes será de acuerdo al espacio disponible para el huerto. Lo mas recomendable es que sean resistentes, ligeros, duraderos y de fácil manejo.

Algunos consejos

En la Guía rápida para huertos urbanos familiares se plantean varios consejos relacionados con el cuidado del huerto:

Respecto al sustrato, se requiere que sea suficientemente poroso y no se apelmace. Para ello, es conveniente usar una mezcla de hojas secas, piedras porosas (tipo volcánicas) y tierra; a partes iguales.

Para el riego puede utilizarse agua de lluvia o la que sobrante del lavado de frutas y verduras. De preferencia debe ser en las noches y debe hacerse poco a poco, asegurándose que todas las zonas de la tierra reciban agua y se humedezcan.

Para evitar que los vegetales y las hortalizas cultivadas se enfermen o reciban plagas, es importante darles semanalmente un tratamiento preventivo con repelentes. Algunos repelentes y plaguicidas son muy fáciles elaborar en casa, como el de ajo, de cebolla, cilantro y cola de caballo.

El repelente de ajo se obtiene al licuar una cabeza de ajo con 10 clavos de olor en medio litro de agua y se deja reposar una noche para después diluir la mezcla con tres litros de agua

Para preparar el repelente de cebolla se licuan tres cebollas en un litro de agua, se deja reposar durante la noche, se cuela y se aplica con un aspersor

Para el té de cilantro se hierve un manojito durante 10 minutos, se deja enfriar, cuela y aplica con un aspersor

This article is from: