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Penuria Uno Ella se maquilla. El espejo la mira y Ana sonríe para él. Le sube a la música, baila, se tira en la cama; el recuerdo viene y ella se acaricia. Sobre su lecho levanta la cabeza y observa la mesa que ha preparado, la persona imaginada ya no está. Se encierra en sí misma y arropa sus ojos con los párpados. Recogerá todo mañana temprano. Dos A mediodía atiende clientes. Estos levantan la mano, piden, ella anota, va y viene. Un músico toca un armonio. En las mesas los diálogos se cruzan: negocios, cuentas, risas, etc. La música llena el lugar. Un televisor muestra las noticias de hoy. Los meseros recogen, limpian, anotan. El músico mueve las manos, los dedos, los pedales con los pies y canta por dentro. En una mesa festejan: aplauden, y el “cantor” imagina su concierto lleno. Tres Alguien quiere un plato especial. Los brazos se mueven rápido en la cocina. El menú del día: arroz, como siempre, carne a la plancha, garbanzo, sancocho de pescado. “¡Tiene buena sazón la cocinera!”, le mandan decir, y la mujer sonríe, saca el pecho, da una orden.
Ana va a la cocina mientras piensa en alguien y dice “este sin verdura”. Camina hacia la mesa 3: “¡Bienvenidos!”, saluda y le preguntan “que si el músico podría tocar…”. Ana escucha la petición y le parece que esa canción le gustaría a la persona que ella espera. Cuatro Don Álvaro se sienta en su mesa, con su esposa. Ana se les acerca y regresa a la cocina: “¿Qué?”, le pregunta la cocinera, “¿Y para la jefa?”. Llega un cliente, Ana se apresura: no le alcanzan las manos ni los pies, casi vuela para atenderlo. Don Álvaro cuenta las mesas moviendo la cabeza. La esposa llama y otro mesero la atiende: “¿Ya está?”, pregunta éste en la cocina. El músico interpreta Que no se rompa la noche, por favor que no se rompa…, los presentes lo escuchan. Ana se apresura, va a la cocina, le lleva el pedido al hombre de la mesa 6. Lo mira y canta en su interior …que sea serena y larga, que no llegue la mañana...
Leonardo Díaz