Escritores en la noche cubana

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Las mil y una noches de La LibĂŠlula Vaga presentan



José Félix León

Catálogo de las piedras Una vez por semana vamos al mar y recogemos ambar. En las discotecas las luces, el perfume a carne limpia, los musculos y arterias mecidos por la musica y por Dios recuerdan el ambar. ¿Has visto a los muchachos regresar mordidos los muslos y el pecho por la estancia del deseo? En los hospitales a veces he sentido ese olor: resina cubriendo habitaciones desoladas donde los cuerpos vienen a morir. Luego pregunto. Con un susurro apenas me responden: Es el ambar.


Aleisa Ribalta Guzmán

Piedra Blanca Este es un poema para inventar a Ulises, para ponerlo como siempre a prueba. Sabe que estoy sentada frente al mar, que oigo cantar a las gaviotas, y no vuelve. La ultima vez nos amamos en este motel sin ventanas de la costa. Este es un poema donde estoy sentada sobre piedras blancas que no lo son. Todos los peces que encallaron aquí perdieron el camino al mar, sedimentados. Sobre los esqueletos de miles de peces se formo la arena blanca de la espera. Ulises, estoy en Piedra Blanca. Honda la bahía, frente al mar, ¿lo recuerdas?


José María Vitier

Aunque mi padre tocaba el violín en casa, y muy bien, por cierto; y mi hermano ya estudiaba musica y se perfilaba como un guitarrista brillante, el piano ejercio sobre mí una primera seduccion irresistible. No el piano de los grandes virtuosos, sino aquel piano aliado de la reuniones familiares, el piano que acompanaba las canciones que escuche a mi madre cantar junto a su hermano jazzista, Felipe Dulzaides, el piano de Bola de Nieve, de Rita Montaner, el de Antonio María Romeu o el de los tumbaos de Benny More, que se oían en casa en un entonces nuevo tocadiscos Phillips.

¿Que elige un nino de 6-7 anos? He dicho que el piano quizas me eligio. Pero eso, mas que una certeza, es un deseo.

(Fragmento de entrevista en https://oncubanews.com/)


Yoandy Cabrera

Adรกn en el estanque Genesis 3: 22 Como una fruta que la luz muerde el cuerpo del hombre costilla de agua en el Eufrates descubre su desnudez se bendice Su dedo es dios modelando el agua busca en lo frugal y vacuo aliento perenne aura perdurable en la transparencia Pasa la mano humeda por los labios la agita modela su perfil en el aire rompe el pacto del viento y la soledad extirpa con su diestra lo invisible lo amargo Funde su reflejo en el trasluz rostro replica que le ayude a construir lo que pudo ser


Lili Rentería

Cuando mi mama me dijo que los reyes magos no existían, yo cogí todos mis juguetes y me pase toda la noche limpiandolos y lavandolos y me los puse alrededor y por la manana le dije: mira, mami, lo que me trajeron los reyes magos. ¿Que te quiero decir? Que si no existe, yo me lo invento. Existe en nosotros, en la selva virgen que tenemos que conquistar aun, que somos nosotros mismos. Yo sueno con fundar una ciudad relacionada con la educacion y el arte. Tengo un nombre y todo: Paxia.

(Fragmento de entrevista en https://oncubanews.com/)


José M. Fdez. Pequeño

Caballo rengo no alcanza maloja y el que ande lento se tiempla a la vieja coja, eso ha oído decir desde que era chama, pero esta segurísimo de que no va con el, porque ni esta rengo ni se siente lento, y ahí pueden verlo avanzar por el centro de la calle, muy erguido el casco rapao y los ojos fijos en su destino, un paso rotundo que atrae la atencion de algunos entre los muchos vagos de la tarde. Los hay incluso que se vuelven un segundo a mirarlo pasar con el bulto de periodicos aprisionado bajo el brazo izquierdo, persistente y embalado el, tan entregado a su mision, que uno de los viejos sentados en la entrada de Bariloche suspende el chisme que contaba y lo senala a los demas ocambos, sus companeros,.

(Fragmento de El estropicio de los zapatos según Pachango)


Gino Ginoris

Sed El cuerpo de la sed es ese lugar imaginario en que nacimos por eso en cada invierno nos inventamos una fuga, a horcajadas sobre el barro masticamos con sutil desespero cualquier diluvio que intente un simulacro de estampida. La sed que abraza el alamo dormido es la misma senal con que intentamos extinguirnos un abrazo majadero de la tierra para que sintamos sus calles subterraneas penetrando la escases de consuelos. La sed en fin, es la mitad que nos separa de los dioses y la huida.


Sindo Pacheco

¿De hoy, diecisiete de febrero? Sí, pero no hablemos de eso. Nos queda tiempo para… hacer con la vida algo bonito. Yo puedo aprender la mecanica. Tu…, tu me ensenas la mecanica y yo te ayudo a comprender la musica… Esto parece una despedida, como si uno fuera a morirse. Estamos empezando. Todo acaba, pero el arte corrige la vida. Te estoy jugando una mala pasada. Pareces un personaje. ¿Nunca leíste a Azorín: Diez minutos de parada?

(Fragmento de: Habana)


Kelly M. Grandal

Tuetano La Habana reverbera, se resiste, revienta en los adoquines. Anos luz, presiento su galaxia de estrella nina. No la nombro ni me nombra. La Habana guarda en mĂ­ lo irrepetible, pulsa como un nervio; detras de todo, siempre, el ambar de su verano. Me hiere por vez primera mi cuerpo descubriendo su costumbre: mi padre y yo en la Alameda de Paula, la mano brujula de mi madre. A veces canta su cancioncilla, cambia mi voz, sopla sus polvos sin que la vea. Boca monstruosa, como una remora se aferra a mis caderas. La Habana susurra en mĂ­, siempre en mĂ­, fantasma incomodo; despacio me aprieta el craneo, Reina de Agua reclama mi cabeza.


Joé Adrián Vitier

Andando el tiempo fui encontrando en la obra de Fina y Cintio, fragmentos alusivos al enigma de su exaltada y prolongada juventud. En alguna parte Cintio dice: “Hijos míos, saetas / de rectitud, / clavad en lo infinito / mi juventud”. O Fina cuando dice: “lo eterno de ese instante de que hemos sido duenos”. O ambos, cuando reconocieron en La Biblia, cada uno desde su propia intensidad, la dedicatoria de los Salmos de David: “al Dios que es la alegría de mi juventud”.

(Fragmento de entrevista en https://oncubanews.com/)




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