Roxana Basso Alvari
La búsqueda sobreviene de repente. Llega, en realidad, como un encuentro. Mejor dicho: es un encuentro. El buscador involuntario se convierte en alguien que ha encontrado justo lo que otros buscaban. El encuentro se recibe en silencio, con un cierto hermetismo. Las piezas son recogidas de la memoria arcana y subidas a un lienzo donde cabalgan ajenas al desconcierto de los que siguen buscando. Textura como primer nombre de la tierra. Tierra como primer nombre de la materia. La primera molécula se hace espora y se aparea. Surge la vida. La vida que viene del cometa. La vida que sube por la cuesta de los siglos. La molécula que me compone repite el universo que me contiene, me repite de un modo sigiloso. Contundente. La parte construye el todo y la someto al microscopio del pincel y del chorro de pintura. Cada parte describe una geografía multinivel. Un paisaje desaforado, surgiendo por sí mismo; por obra de la contingencia.
El tiempo hace su labor. La boca se me hace agua. El color me sabe a fondant. Someto el cuadro a la lente de mi cámara y hago click. Click sobre la madriguera de la serpiente que estaba antes del hombre .
Año 4 Número 16 Santiago de Chile Agosto 2014 ISSN 0719-1626
Maquetación y diseño: Sergio Melo
Colaboración: Mafalda Migliaro
Editor: GinoGinoris
© Revista Verbo(des)nudo
Contacto: revistaverbodesnudo@gmail.com
http://blogrevistaverbodesnudo.blogspot.com/
Palabras del editor
“No existe mayor agonía que la de llevar una historia sin contar dentro de ti”. -Maya Angelou.
Estimado lector, hoy llega a tus manos el número 16 de Verbo(des)nudo, otro grupo de escritores deja para ti en sus páginas un pedazo de vida, una confesión enorme o mínima, quizás aquel recado que olvidó entregar a sí mismo en un instante en que la premura por contar una historia convirtió al tiempo en ese escurridizo compañero que no ayuda tanto como deseamos. El arte de escribir no es el arte de escribirnos, pero si encuentras que una sola frase, un solo verso acá publicado fue escrito para ti, entonces funcionó la magia y ese será el más grande homenaje a estos hombres y mujeres que hoy des-nudan su palabra en esta casa de papel y sueños. Gracias.
Alicia Fontecilla Aravena nacida en Chile, en plena década de la revolución de las flores. Ávida lectora de toda la vida, su poesía ha sido incluida en algunas revistas y antologías, tanto dentro como fuera de Chile. Ha publicado “Como un ángel inexacto” Edt. Aire Libro, 2013 y “Sueño con palabras” Edt. Segismundo 2013. Escribir es una pasión que la vincula al mundo a través de las palabras y forma parte de sus elecciones de vida como una fuente permanente de satisfacción y alegría.
Alicia Fontecilla Aravena
VD 2
En rebeldía
Tengo palabras que son como montañas crecen hasta desvanecerse en la frialdad de las nubes se extienden sensuales como puentes de piernas abiertas no se prostituyen porque se regalan con la lujuria inocentona de las flores nocturnas En noches blancas como ésta huyen de mi boca creando vida propia con la arrogancia de los genios y sus botellas de pesadumbre cerraré los ojos y esperaré que vuelvan como jovencitas después de un baile febriles, excitadas, con la ropa marchita y la esperanza intacta
Premonitorio
Habito en el lado oscuro pero aún se escucha mi nombre en la comarca del ahorcado es apenas un susurro que cae boca abajo al término de este poema
VD 3
Alicia Fontecilla Aravena
Nada
el vacío más absoluto la hoja estremecida de blanco la sobrecogedora ausencia la universalidad del silencio Nada De vivos y muertos
Tengo estos muertos que se pasean conmigo por las calles sonrientes, vestidos de ultratumba Para mi deleite me toman del brazo al cruzar las avenidas no quieren perderme en los oscuros andurriales del otro mundo Será que respiro por ellos en este extremo del planeta En ocasiones saltan por mis ojos se apoderan de algún caminante y disfrutan moliéndome el corazón a golpes Decidí enterrar definitivamente a todos estos muertos pero fue imposible, al intentarlo descubrí que todavía estaban demasiado vivos
Alicia Fontecilla Aravena
VD 4
Frivolidades
Me oprime el orden asfixiante como la vestidura terrible de las camisas de fuerza Me agobia la puntualidad de las letras la pulcra cuadratura de sus hojas estiradas como sábanas limpias recién planchadas sobre la promesa tibia de mi cama Trato de escapar cometer unas cuantas locuras por ejemplo ignorar algunos frívolos acentos cerrar los ojos ante un arrebato gramaticalmente incorrecto repetir repetir repetir un sinfín de palabras adictivas usar sinónimos escandalosos dudosos o culposos Incluso, he pensado dejar caer rimas inconfesables en los manos ardientes de ciertos atractivos caballeros
VD 5
Alicia Fontecilla Aravena
Suicida
Toda palabra se suicida se vuelve espanto se va a negro, se esconde se desgarra se desangra se descuelga lentamente de algún árbol que ignora el significado de la primavera se desliza por la piel borrosa de mis recuerdos se ríe a gritos mientras me esfuerzo por escapar de los grilletes
Honores al té
de la nostalgia se instala, lapidaria sobre los despojos insepultos de mis amores
Las hojas del té me hablan en el pequeño lenguaje de las teteras quién diría que han estado sumidas en el olvido No me guardan rencor, no me juzgan se sacuden el polvo con ligereza vuelven a nacer con la generosidad tibia del agua que se vierte sobre ellas Regreso a su aroma con los ojos con la lengua con el corazón temblando de sed y de nostalgias
Alicia Fontecilla Aravena
VD 6
Una palabra y su misterio
Una palabra, en su origen todo el misterio de una mirada la caricia suave de las manos la lengua empujando los dientes el aire deslizándose furtivo por los laberintos ocultos de la memoria notas musicales entrelazadas como serpientes curvas alegres marmotas conejos saltarines Y quizás, sólo quizás en el borde último del significado una cuchillada artera en el vientre y su correspondiente reguero de sangre
RAB
Escritores cubanos en Europa
Pronto 2da entrega
Marco Martínez arribó a lós Estadós Unidós en el anó 1980, pór el puente marítimó Mariel-Cayó Huesó y desde entónces radica en la ciudad de Miami. Escribe regularmente en su blóg persónal Palabras. marco1661.blogspot.com
VD 9
La muchacha que camina Un relato de Marco Martínez
Comencé a escribir un cuento sobre un hombre que estaba agonizando en la cama de un hospital y recordaba cosas del pasado. Era una narración que no me dejaba satisfecho. Lo leí varias veces, pero no me convenció. El enfermo escuchaba los sonidos circundantes, las voces, no abría los ojos; ¡pero quería recordar! Borré todo lo escrito, molesto conmigo mismo. Digo "molesto conmigo mismo" pero, pensándolo mejor, fue por no poder lograr la, o las imágenes que rondaban en mi memoria hace ya más de cuarenta años. Porque aquel hombre que moría, pensaba lo que yo pienso. ¿Sería por ese motivo tan malo el cuento? No precisamente. Era, simplemente, mi imposibilidad de reflejar claramente recuerdos ambiguos, adulterados por el tiempo. El hombre recordaba una tarde en La Habana. Más bien, las imágenes que describía el relato comenzaban allí, en el centro mismo de la ciudad. Pero él regresaba en un ómnibus después de estar todo el día en una playa. ¿Dónde quedaron el mar, la arena, el sol, los cuerpos casi desnudos? Todo ese tiempo ha sido borrado. Las descripciones comienzan en el instante en que la guagua se para en una de las calles abarrotadas de gente, y ve a una muchacha caminando. Si nombro la arena, el sol, los cuerpos, etc., es solo porque, como dije antes, aquel hombre pensaba lo que yo pienso. El personaje del cuento desafortunado no era yo, solo tenía de mí, "sus" recuerdos. Pero cuando esos recuerdos surgían dentro del cuarto de un hospital, se desmoronaban, se hacían débiles, no lograban la belleza o la magnitud de los míos. Es difícil que la imagen de una muchacha caminando bajo los portales de una vieja ciudad se mantenga viva por cuarenta años. Rectifico: no es difícil, porque la imagen misma sí ha estado rondándome todo ese tiempo. Lo difícil es lograr que surja, tan simple, tan inesperadamente linda, como aquella tarde en que tuve la visión fugaz de una muchacha caminando bajo los portales de una vieja ciudad. Sin poder mover un solo músculo del cuerpo, el hombre (joven ahora, transportado por la memoria) se inclina hacia la ventanilla y sigue a la mujer con la vista. Recuerda el vestido que ondulaba al compás de sus pasos. ¿De qué color era? No logra recordar ese detalle. Llevaba el pelo suelto y una cartera de cuero con flecos que cuelgan. ¡Ah, aquella cartera! El hombre sonríe. Yo sonrío. La imagen de la cartera lo traslada hasta Soroa. Estando allí, años después, en su luna de miel, gasta la mitad del dinero que llevaba para comprarle una similar a la mujer con quien acaba de casarse. Las fotos de los dos están guardadas en una gaveta. La cartera, que acompaña el recuerdo de la muchacha caminando, está plasmada en una de aquellas fotografías olvidadas.
VD 10
Marco Martínez
El cuento ya no existe. Dos pequeños pasos en la tablet: un click sobre las palabras "Yes, Delete" y desapareció. El hombre que agoniza se siente inmensamente cansado. El cuerpo le pesa, y a la vez no puede evitar la extraña sensación de estar flotando. Se confunde, quisiera saber si es de día. Trata de recordar el color del vestido. ¿Azul? ¿Será ahora de noche? La muchacha camina distraída, observando sus propios pasos. Levanta una mano y se alisa el cabello, más bien hunde en ellos los dedos suavemente, lentamente, como una caricia. Con un gesto infantil, inseguro, hace un mínimo (casi imperceptible) movimiento y gira la cabeza hacia un lado. La cartera va chocando al ritmo de sus pasos contra la cadera. El vestido se mece, la abraza, danza. Después se pierde entre la gente. Es de noche, el hombre, mientras agoniza, cree percibirlo, porque todo es tan oscuro...
RAB
RAB
Ingrid Córdova Bustos, Santiago de Chile. Profesora de Castellano por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Durante 25 años, imparte clases en el Colegio Latinoamericano de Integración y realiza talleres literarios para jóvenes y adultos en diversas poblaciones en la periferia de la capital. Recibe su formación como escritora, a través de los talleres impartidos por los poetas chilenos: María León Bascur, Carlos Ernesto Sánchez y Omar Cid. Ha sido publicada en la Revista Literaria de Poetas Chilenas “Safo”,que llega a su última edición en el año 2009 y forma parte de la Primera Antología de Poesía Rayentru, Leutun Ediciones Literarias (2007). Durante los años 2013 -2014, participa del colectivo poético La Guarida, colaborando en las lecturas que mes a mes se realizan. Prepara su primer libro de poemas: “Entre Placeres y Rebeldías”
Ingrid Córdoba Bustos
VD 13
Un hombre
Un hombre ha susurrado en mi oído el conjuro cabalístico del deseo, un hombre venido de cualquier parte sin nombre registrado sin tarjetas de presentación sin destino conocido ni supuesto me ha tomado por sorpresa murmurando calenturas en mi oreja sumergida
Eros y Tánatos
bajo el ruido incesante que me habita por estos días. Lo he sentido llegar súbito e imprevisto para contarme el verbo arcano de la carne revuelta dejando tras de sí una estela de humedades blancas olvidada entre mis piernas abiertas Un hombre innombrado me ha penetrado con palabras y se ha marchado a prisa dando vuelta cualquier esquina.
Eros y Tánatos pulsan en mí la disonante cuerda de la existencia. Bailan en mi piel al son de arcanos tambores, anunciando sangre, noche, deseo, muerte. Me poseen sin tregua con la impúdica pasión de los amantes lujuriosos. Besan mi frente Muerden mis pezones Horadan mi sexo Acarician mis muslos Y cuando ya no puedo más justo al borde de la locura y la angustia eyaculan en mi alma sus luces y sombras.
Ingrid Córdoba Bustos
VD 14
Silueta
Ahora, de pie frente al espejo puedo ver mi silueta reflejada, obscura. Me observo largamente conjurando los ecos, de voces ancestrales que gritan el silencio. La tibia desnudez que me circunda, susurra en el oído la evidencia: la entraña yace oculta, surge ajena robándole espacio a la conciencia. Mil siglos se enredaron en mi pelo, me cerraron la boca ante el gemido; me vistieron de blanco los deseos. Me colgaron un nombre y un designio. No obstante, en este día memorable, la humedad me devuelve el albedrío y me enseña quién es la que refleja el cristal azogado en que me miro.
VD 135
Ingrid Córdoba Bustos
Bienaventuranza
¡Benditos sean los que juegan siempre a la segura
¡Benditos sean ellos y pobre de mí,
dispuestos a ganar y celebrar sus triunfos.
loca , desatada y absurda!
Personas sabias que no dan un paso en falso,
Sacerdotisa anacrónica de anticuadas utopías
ni puntada sin hilo,
aprendiz de saltimbanqui y de bufón,
racionales, prudentes, mesurados,
experta en caminar la cuerda floja
capaces de pensar en la cama
Quijote, en contadas ocasiones
en la mesa o en la tumba.
y las más…
Hacen siempre lo que deben
Sancho sentado en una burra.
y dicen lo que corresponde,
Sin certezas de ninguna especie,
buenos hijos, excelentes amigos,
sin sacrosantas seguridades,
amantes apasionados, siempre y cuando…
hecha entera de intentos y quizases.
los padres aseguren la mesada, los amigos reiteren la devoción
¡Benditos sean los que juegan siempre a la segura,
y los amores no acarreen dolores de cabeza.
porque a ellos les fue prometido el reino de este mundo,
¡Benditos sean aquellos que no gastan su tiempo
nunca para nosotros:
en causas de antemano perdidas,
los inciertos e improbables
que están a la hora justa en el lugar exacto, “the right man in the right place”.
Ingrid Córdoba Bustos
VD 136
Los editores queman incienso almizclado en aras de los antiguos dioses escribidores. Los Nerudas, Parras, Lihnes y Bertonis, donde quiera que estén reciben la idolatría de los sacerdotes – esclavos con una alucinante mezcla de placer y desprecio.
Afuera de los templos, en medio de una calle atiborrada de novedosos sonidos, yo danzo… en círculos orgiásticos, bruja descalza y trémula arrancando páginas de las revelaciones iluminadas para arrojarlas una por una a la crepitante hoguera donde exorcizo la palabra nuevamente.
Ingrid Córdoba Bustos
VD 17
Yo conmigo Cuando el obscuro cuervo se aleja del dintel de mi ventana con su placer hambriento de sexo en ristre, mi casa se sumerge en el silencio del secreto universal de las mujeres. Entonces… Yo me busco por rincones y me encuentro. Reconozco la silueta a la que toco y me amo, solitaria: aquí conmigo. Desnudez de la piel enardecida aplacada con la yema de los dedos, lengua bruja milenaria convocante de humedades y estertores manos sabias indagando entre los pliegues el camino luminoso de la sangre. Explosión de latidos apogeos, marejadas que me envuelven. Soy feliz… me deseo lo confieso y me amo, solitaria aquí conmigo.
RAB
Homenaje Cleva SolĂs
Las tardes felices
Ahora a distancia. Los viejos muebles ricos de las veladas con el padre. Las charlas con humaredas de danzones lejanos, cayendo, cayendo. ÂĄLa miseria asola la Mirada triste de la Casa repasando el lento irse de las tardes felices! Ahora a distancia, se desvanece el girasol deshojĂĄndose de los temas del afĂĄn, del entusiasmo. Martilla el honrado trabajo, el honrado albergue de ser vasto yunque de resignaciones, cuajadas en los rincones de la casa. Lentas tardes, lento apoyarse de las reliquias finas de las sentencias del padre, de su luz, los residuos de la fiesta de las conversaciones, cayendo en flores de asignaturas sabias.
VD 20
¡Oh tardes silenciosas y profundas de enormes alas transparentes, hadas fieles! ¡Tardes de cabellos sueltos, blancas, de flotantes gasas, y grandes ojos soñadores, tardes felices! El organillo lila, lejano y crepuscular lento derrama la grave mancha, chispean sus pajarillos sus mariposas dramáticas, y el jaleo de su estela se borra en el polvo de la tumba profunda. Amo su lento ir, ir lento de su amado sigilo, ir devanando las madejas tranquilas, mirando cómo el humo de sus montes se evapora y difumina lentos dibujos, lentos flautines, lentas violas, lentas fábulas, el quejido del padre lento... ¡Amo el estruendo de la carroza feliz de su suceso, las ruedas aladas de su rosa apocalíptico, las hadas vestidas de tisú con cintas y guirnaldas de flores, deshojándose en el pelo!
CLEVA SOLÍS poeta y pintora Cuba 1926 - 1997
Roxana Basso Alvari
Roxana Basso Alvari (RAB) es artista visual, narradora y poeta. Cursó estudios de Filología Hispánica y Bellas Artes. Aunque escribe desde que tiene memoria, su periplo personal la llevó a expandirse entre América Latina y Europa en el campo de las artes plásticas, reservando la literatura a un espacio más íntimo. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas en Argentina, España, Francia, Italia, Marruecos y Portugal.
Roxana Basso Alvari
VD 22
Como un hámster
Yo buscaba compañero de vuelo. Co-piloto. Torneador de fémures. Lemur con órbita a la Luna. Tripulante de estrella con peonza. Buscaba constructor de altares escultor de cometas sin miedo a las alturas. Compañero de mí capaz de hacerse glóbulo rojo blanco negro, o bacteria de dar diente con diente sin vergüenza como yo de mis estrías mi pavor o mi urticaria. Como yo de mi torpe corazón que no se corta un pelo de esa manía de dar vueltas y vueltas de cavidad en cavidad de aurícula en aurícula de ventrículo en ventrículo de endocardio a pericardio como dan vueltas los hamsters en sus norias. Y en cambio me encontré con un teorema. Una ecuación. Con una sonrisa de nunca haber roto un plato y dos estrellas: una en cada pupila
Roxana Basso Alvari
VD 23
y el cálculo perfecto de la órbita que recorre la palma de una hoja en mi clavícula, una operación digna de la medalla Fields. Yo me rendí al relámpago que devora los bajos, al rostro difuso de lo que puede ser y a veces no es, a la aurora que se ahoga en lo que es, al tsunami que explota hacia dentro y desde el fondo se empina como par y nunca como sombra. A la ebriedad donde he inmolado mis nueve heridas de guerra en la tentación de retarme contra nadie. Fueron tu elegante mano de académico y tus largos dedos devotos -índice pulgar meñiqueapartando con desdén la alegría de mi cuerpo como quien aparta un chisme que no sirve, una bujía quemada. Al final acabé tanteando la salida como un hamster. Yo quería hundirme en sus desvanes y desde la acequia he sabido extraerme sin vos.
Madrid 2011
Roxana Basso Alvari
VD 24
Arcano 0 Para Artaud y Pizarnik
Cuando irrumpan los corruptores del sueño el loco guardará la memoria del templo y del sótano. Ya lo decía Mickey Rourke en Rumble Fish - la ley de la callepor tanto: no se juzgue al loco. El loco vive en la dimensión de las partículas de los ojos en el vapor de un cielo de verano. Vive el loco en las miserias ajenas en los esclavismos ajenos en los grilletes ajenos en las leyes que hombres ajenos escriben para darle nombre a las rosas, para enterrar las piedras que Alejandra extraía con sus manos.
Ya me gustaría a mí estar tan loca: tú, maestra cantera, yo, modesta aprendiz de tarahumara jugando -por Artaud- a las payanas con mis versos.
Madrid 2011
Roxana Basso Alvari
VD 25
Cobra bailarina
En la raigambre del viento está mi soy. En él me vuelvo cobra bailarina. Pero cuando todo está en calma se duerme la serpiente. Hiberna. Muda de piel. Se recoge. Cobra bailarina se rehace de la nada y de la nada forja una cesta se hace agua en el desierto y del desierto brota un vergel.
Aquí donde mi corazón raja la tierra soy viento constelación aborigen.
Madrid 2011
Roxana Basso Alvari
VD 26
La puerta de Europa: mi pequeño homenaje al Guernika de Picasso
RAB
Cuando pienso en el primer día del comienzo de mi segunda vida, me veo petrificada ante un inmenso cuadro de Picasso, la mañana siguiente de aterrizar en Madrid. Me levanté de la cama con hambre y salí a comprar comida, algo frugal, pero me encontré con la sorpresa de que allá los almacenes, tal como los conocemos acá, no existen. En España son más grandes y se llaman "tienda de alimentación". Años después llegaron los orientales con sus mercaditos abiertos las 24 horas y la gente decía "ahí en la calle Tal hay un chino", o sea una tienda de alimentación, pero esa mañana yo no conocía ni a los españoles… ¡menos que menos a los chinos! O sea que mi primer problema específico al llegar a España fue cómo conseguir comida, y no porque faltara- si hay algo que abunda allí es la comida-, sino porque era tan grande mi timidez, que no me atrevía ni a preguntar dónde podía conseguirla. Quizá lo haya hecho en algún momento, el caso es que no lo recuerdo. Lo que sí recuerdo es haber tenido el coraje de interceptar a un transeúnte para preguntarle dónde había un museo. El hombre me miró divertido y señaló la pared a su derecha: "¡Éste es un museo!", me dijo. El Reina Sofía. Un muro amarillo, altísimo. Ahora bien. Lo último que se le hubiera ocurrido a una persona sensata era entrar en un museo antes de llevarse un bocado a la boca, pero yo no era sensata, y lo hice. Había viajado doce horas en avión de un extremo a otro del planeta, con otras seis en bus para ir de Mar del Plata a Buenos Aires, lo cual supone un total de dieciocho horas y vaya a saber cuántas de impacto emocional… ¡¡y lo primero que se me ocurría era entrar a un museo!! Esta filosofía la mantuve hasta mi último día en Europa y es la que ha determinado que trajera tantas cosas que nunca podrán comprarse con dinero. ¿Y qué fue lo primero que me encontré? ¡Con el Guernika! Un hecho trágico, Guernika, y no sólo para España sino para el mundo, que Picasso inmortalizó en un inmenso mural que se colgó en la Gran Exposición de París del año 39. Yo iba caminando por la sala Miró -en ayunas- y a través de un ancho pasaje que da a otra sala me pareció reconocerlo. Fue como si hubieran tirado de mí. Me quedé embobada delante del cuadro, tratando de explicarme cómo era posible que habiendo estudiado arte no supiera que el cuadro era tan grande… ¿Qué cosas me habían enseñado en esa escuela? Entre la emoción y el hambre casi que me pongo a llorar. Me gustaba decir que no podría irme de un país donde estuviera el Guernika. Pensaba que un país donde alguien ha tenido la inspiración de transformar algo tan terrible en tan maravillosa obra de arte merecía algún tipo de atención (todavía lo pienso). Y de admiración. Sin embargo nunca sabré cuál fue la verdadera razón de que me quedara allí tantos años. Sólo Dios lo sabe.
VD 27
Roxana Basso Alvari
Pablo Picasso, Guernica (Fragmento)
Algo tuvo que pasar, sin embargo, para que la primera noche en el hostal de Atocha en el que pernoctamos, no acabara en un vuelo de regreso al día siguiente. Un sueño, un pálpito, algo que me mantuvo anclada al Viejo Mundo por casi quince años. Las personas se distinguen por sus costumbres, pero las costumbres pesan. Las costumbres levantan muros, son las que ponen las rayas en los mapas y hacen que pequeños territorios en los que aquí cabría una provincia se conviertan en países y universos diferentes, haciendo de Europa un crisol insondable. Europa me deslumbró. Pero también me aterrorizó. Europa me recibió con una verdad abrasadora, pero no me recibió mal. Y como era de esperarse, me recibió con historia. Cultura no, porque es otra cosa: historia.
Recuerdo las noches de Europa con la sensación de haberme dejado algo precioso, de haber visto la doble naturaleza del mundo en todo su esplendor. Si dijera que no me entusiasmó lo que vi sería una hipócrita. Sería doblemente hipócrita si negara que a veces lo extraño. Dios me permitió conocer lugares y culturas diferentes, aprender de ellas y dejarme llevar, amarlas y hasta sufrirlas, metiendo la mano -casi- hasta el fondo de mi propio abismo, sin perder en ningún momento la certeza de que fuera a donde fuera, nunca conseguiría escapar de Él.
La Europa que vi no sale en los libros, no es la Europa doméstica del día a día, ni la del inmigrante que va para hacerse una diferencia con lo que podría ganar aquí. Es la Europa que se ve en la calle, pero se pasa de largo. La de una noche de luna llena caminando por la orilla del mar, en Lisboa. La de los picnics hasta el amanecer en el parque del Oeste. La del escritor fantasma que cuelga un refrán de cosecha propia en la pared. La de mis paseos por las calles de Madrid (mi patria, mi verdadera ciudad natal), a la que siempre extrañaré. Es la Europa contracultural de la gente que creció viendo cómo, mientras lustraban las estatuas, la fe se perdía. Es la semilla de una esperanza embrionaria, pero insuficiente y temporal. Todo esto es poco, no es nada, son detalles floridos de una Europa inexpresable, que siempre será una anécdota sobre una hoja de papel.
Mar del plata, marzo de 2014
Vicente Gabriel, es el seudónimo de poeta que utiliza Sebastián Araya. Ha escrito dos libros “La sombra del pasto en la arena” y ”A un paso de la risa” Desde diciembre del año 2012 hasta la fecha, organiza junto a Ingrid Córdova y Reinaldo Muñoz, el ciclo de lecturas poéticas: “Llégale aquí a mi guarida”. Dichas lecturas tienen como fin el revivir la bohemia en nuestro país por sobre el carrete, abrir un espacio nuevo para la poesía y para quienes la escriben y generar redes de solidaridad y apoyo entre artistas. Vicente Gabriel desarrolla videos poéticos, junto a Alfredo Lavergne y Omar Cid.
Vicente Gabriel
VD 29
Aquí estamos
Aquí estamos los bastardos, los guachos, los de siempre, los ilegítimos, los que queremos volver al vientre por culpa de un ausente por favor de trago amargo de quien probó la discriminación las palabras que golpean como martillos en las vértebras. Los pezones sangrientos y los nacidos de la cobardía, cuando la vagina de esta tierra crujía ante el poder del nombre de dios del acero de la espada del maldecir de la gente de bien. Aquí estamos quiltros mestizos en el cantar de la piel bastardos por orgullo porque no hubo gloria ni oro pero sí mujeres para satisfacer su placer. Desde niños preguntamos donde están enamorados de la ausencia perdidos en la otra edad somos una fe de erratas de su cultura debemos enamorarnos de nuestras madres debemos asesinarlos para luego sacarnos los ojos. Aquí estamos los bastardos los guachos los ilegítimos los que aprendimos a bailar cueca tratando de no ser violados en la cocina.
Vicente Gabriel
VD 30
Maldecir
Ahora entiendo Violeta porqué maldecías basta con prender la televisión para putear un rato. Salir a la ventana y maldecir a esta ciudad espesa, cansada, maldita dolorosa desde el vientre. Maldigamos este momento en que nada se vuelve sólido, en que escupir al cielo es el crimen perfecto. Ahora te entiendo Violeta.
Un hombre y su guitarra
En esta mesa falta un hombre y su guitarra con la voz que surca la tierra y siembra la rebeldía. Esperamos que llegue a esta silla vacía con verdades en los acordes encarando a cada cobarde que quiere romperle las manos. Que este hombre y su guitarra sean los andamios de la libertad que catorce balas y las manos rotas no impidan que hoy la vida sea más que la miserable justicia en la medida de lo posible.
Vicente Gabriel
VD 31
Crianza democrática
Nos criaron sabiendo cual era el enemigo en común para crecer en una sociedad más justa en una ciudad cuyas esquinas quedarían liberadas de milicos nos criaron con un apego gigante a la justicia a la verdad.
Sobre un volantín de papel nuestra niñez se empoderaba de la alegría llegada. de chico lo sabíamos había que echar a Pinochet de chico lo sabíamos había que traer la democracia
Nuestros padres democráticos nos enseñaban sobre ella a punta de castigos golpes en las manos, correazos, amenazas de perder el cumpleaños, baños de agua fría. así nuestros padres levantaron la democracia en este país.
Vicente Gabriel
VD 32
Aquella no merece
Aquella sumisa estéril paisaje donde golpean golondrinas y pastan cabras color luna.
Aquella artificial que masajea con un ronronear la correcta víctima de la templanza de la imagen a la semejanza.
Aquella que no hiere los ojos que goza con lo impávido con la frescura de la nieve porque no requiere una respuesta un insulto un cadáver que enterrar.
Aquella silenciosa frente al mundo no merece ser llamada arte.
Vicente Gabriel
VD 33
Bienvenida a los soldados
“Formado el batallón, rígido humilla al pobre desertor ya aprehendido, que sobre el patio del cuartel tendido, siente el roce brutal de la varilla”… Carlos Pezoa Véliz
He llegado a nuevas indias mundos curtidos de polvo como enredaderas de la memoria.
Vuelvo donde nace la lava. una anciana sonríe diciéndome: “Bienvenido al trauma de tu cuerpo”.
Escapo del hombre calibre 36, ojos de pólvora, mirada de sangre, voz de verdugo camuflado.
No deseo darle la mano cumplir orden de culata cargar armas que me fusilan la espalda.
Bienvenido me dijeron antes de morir, bienvenido perro de la patria, sonrieron los demonios en mi estómago.
RAB
Marianela Puebla. Nació en el puerto de Valparaíso, Chile. Poeta y narradora, Posee numerosos libros inéditos de poesía tanto para niños como para adultos. Lo mismo pasa con su género cuento. “Nuestro Secreto” es su primera novela dedicada a niños y jóvenes, la cual recibió una Beca de Creación Literaria 2009, otorgada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, tiene publicados: Siempre en mí – poemas. Editorial del Ateneo de Valparaíso- Chile 1996, Los tres viajeros. Primer lugar concurso Cuento preescolar Editorial Conexión Gráfica, Guadalajara México 2001. El conejo astuto, cuento preescolar. Editorial Conexión Gráfica, Guadalajara, México 2003. Nuestro Secreto, novela con ilustraciones 194 páginas, para niños y niñas 2010 Chile. Amorario, poemario de amor y desamor 2014. Su obra ha sido galardonada en muchas ocasiones y en diferentes países y publicada en antologías en Estados Unidos, Australia, México, Canadá y Chile.
Marianela Puebla
VD 36
Habitada
Estoy habitada por pájaros y golondrinas que vienen y van llevando memorias. Roces de alas vagan mis lugares produciendo ráfagas celestes que asoman por mis pupilas. Estoy habitada de nombres conocidos y extraños que exigen ser nombrados aún en mis sueños. Pasos de niños me circundan cuando las sombras se deslizan furtivas bajo mi puerta dejan sus huellas, profunda caricia de nostalgias. Estoy habitada me lo dice el silencio interrumpido, cada anochecer voces del pasado se lamentan y caminan mis emociones con pesadumbre. Gaviotas hacen su hogar y rumorean tertulias en mis oídos ellas bulliciosamente se apropian de mis alegrías. Estoy habitada, la casa de mis sentimientos ha sido tomada cuando dormía, cuando los sueños invaden mi almohada, ellos penetraron mis paredes, abrieron las ventanas y ocuparon mis espacios y silencios. Nadie ha pedido permiso, soy mujer sin dueño, perdida bajo la palidez de la luna menguante, y me han tomado por asalto.
Marianela Puebla
VD 37
Hay pisadas que despiertan mis sueños, desordenan mi casa, trajinan mis cosas, abren viejos baúles y sacuden sus memorias que cubren el presente con su polvo cósmico. No puedo detener tanto bullicio, tanto ir y venir mientras yo, impávida, trémula de inquietud abro los ojos, despierto a la vida, y los desalojo hasta llegar la noche. Ahora les he tomado cariño, no pueden abandonarme sería un barco sin tripulantes, abrazado por gélidas olas. Manos de luz me habitan y me dan apoyo tienden su transparencia y abrazan mis temores y lamentos. Consciente de sus presencias, estoy habitada. Sí, soy un aleph, habitado infinitamente por recuerdos.
¿Cómo podría deshacerme de ellos si forman parte de mi existencia?
Marianela Puebla
VD 38
Ahora que las bocinas ambulantes
Sólo ahora, cuando las penumbras
ululan ayeres, apagan sus estridentes voces
palpan tu cuerpo desnudo
y las calles hacen señales grises
y luciérnagas embebidas se asoman a tu cuarto.
a transeúntes fantasmas.
Ahora que yaces como un niño sumido en tibio lecho
Ahora que los faroles de tu casa y la mía
y de vez en cuando acaricias el aire.
bostezan lánguidos recuerdos de invierno y las puertas y ventanas han cerrado
Ahora que no tengo rostro
sus párpados legañosos de tiempo.
y tus ojos dormidos no me alcanzan, y puedo tocarte en mi sueño
Ahora que el cielo se oscurece de presagios
y el rubor no enmudece mis labios.
y golondrinas ausentes hacen nidos en sueños, que las bocas vencidas de tantas palabras
Ahora, nada más que ahora
exhalan cansancios antiguos.
así, con palabras susurrantes sólo a ti,
Ahora que todo yace en silencios oscuros,
en este momento que penetro en tus sueños,
que duermes entre recuerdos y olvidos
te voy a contar un secreto.
y el aleteo de un beso te roza los labios. Ahora que los gatos detienen sus pasos, los tejados entristecen humedecidos de noche y las chimeneas lanzan pequeñas volutas dormidas.
Reinaldo Muñoz. Santiago de Chile en 1967. Se inicia en el mundo literario en los años ochenta escribiendo poesía y cuentos en la Revista Literaria “Valparachile” del taller literario del mismo nombre, perteneciente a la Universidad Católica de Valparaíso. Además colaboró con otros pasquines y revistas de la misma época como “El ORGANILLO” y “EXTRAMUROS”. A comienzos de los noventa publicó el libro “Imágenes Retroactivas “y junto a Horacio Eloy, Sergio Parra, Pedro Lemebel participa del colectivo El Refugio de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH). Desde esos años participa y dirige diversos talleres literarios en distintas ciudades como Valdivia, Concepción y Valparaíso. En el año 2006 fue incluido en una Antología de cuentos latinoamericanos publicado en Argentina llamada “Arte en tres tiempos “. Además de publicaciones en revistas como “La Trastienda “y otras. En 2011 participa del Encuentro Descentralización Poética y tardíamente publica en 2012 su segundo libro de poesía “Contraseñas “. Desde diciembre de ese mismo año a la fecha dirige junto al poeta Vicente Gabriel e Ingrid Córdova el ciclo de Lecturas poéticas Llégale Aquí a mi Guarida.
Reinaldo Muñoz
VD 40
La poesía eres tú
Te he buscado en las estrellas y el sol, en galaxias espirales, en las caracolas , en las olas del mar que gravitan hacia mis oídos He recorrido distancias siderales para encontrar tus misterios y tan solo recién comienzo, pero gracias ti ya no tendré tregua posible. Visitas la inquietud de mis noches con tus juegos oníricos ríes, cantas, rozas mi piel en un susurrar de versos silvestres sabes cuidar de mi sueños con tus alas de ángel protector tan solo con acariciar tu sonrisa se ilumina mi ser en colores vitrales. Pero, cuando un beso tuyo se posa sobre mis labios me estremezco por dentro, en pulsos sanguíneos que fluyen me quemo por ti, en la herejía del verso no cantado en un fuego que quema mi extensa piel, de sentir tus labios salvajes y breves en su eternidad... Y sin importar sacrificios y fronteras invisibles busco tu cáliz sólo para estar contigo y sentir el perfume de tu belleza que embriaga para dejarme llevar por tus territorios y reinventar un nuevo paraíso y así por siempre, descubrir el norte cardinal de tu amor. Tal lejos y tan cerca a su vez, porque el viento eres tú que silbas rasante en las noches del mundo, déjame transmutar la magia abrazar tus cabellos , besar tus ojos, abrigar la cadencia de tu cintura pintar los colores de tu acuarela, para transitar los versos con valiente coraje. Mujer relámpago de alas fugaces, mi fe en ti se renueva en cada amanecer, con la promesa de la perfecta ecuación, de la sublime geometría de tu mirada mujer amiga, mujer amante no me des tregua alguna, ni descansos, ni reposos para seguir con esta sed de búsqueda, de encuentros y desencuentros y de saber que en el misterioso secreto de tu voz está la prosa infinita, la complicidad mutua y silenciosa de la palabra, porque la poesía eres tú...
Reinaldo Muñoz
VD 41
Cronopio Mirar a través de tus ojos, de tus rayuelas de vidrios aquellas tardes de lentes y caleidoscopios. Pasear por el Bulevar Arago contando los árboles y castaños, dejando al tiempo en suspensión, para que el reloj pueda atrapar la exactitud del instante en su secreta obsesión de girar cada segundo. Jugar al cíclope al llegar la noche con todos tus múltiples bestiarios cargados de bellos recuerdos imaginados y ocupaciones misteriosas entre días y sueños . Para proseguir, entre borradores, papeles arrugados, libretas extraviadas, y la vieja máquina de escribir de tu cuarto que ya no cesa. Tararear un viejo tango porteño, encender un cigarrillo y una taza de café a medio terminar conjugar con el verbo y la palabra, en la simple melodía sincopada de tus vinilos. Y ya por las mañanas, dejarse atrapar por el sol y las nubes o simplemente esperar que la lluvia haga su parecer en el marco de las ventanas y el balcón. Para más tarde, salir al encuentro de la metáfora parisina, volver al rito del café y de las palabras que se posan suaves como pájaros en el plano infinito del papel dibujado por las letras.
Reinaldo Muñoz
VD 42
Contraseñas Y volver a jugar tus juegos y delirios por toda la ciudad prohibida, reconociendo cada uno de tus signos y arbitrios como contraseñas de un misterioso amor frágil de sustancia simple de pecados mundanos. Nos hemos dado al encuentro azaroso dos cuerpos sin límites que se niegan a morir en el silencio de la estrellada noche. A decir verdad, no sé bien cómo llegué hasta aquí. quizás sea, por amor al extravío. Amo perderme así, en el laberinto salvaje de tus territorios en lo profundo y latente de los sonidos de tu alma perdido en tu mirada siguiendo tus pasos en busca de la redención del imperfecto amor de tu piel y de tus alas.
Reinaldo Muñoz
VD 43
In memoriam
Han acaecido fuegos sobre tu existencia anticipadamente aún cuando la noche todavía no ha pretendido amanecer hay estrellas que alumbran derroteros en estos tiempos, tiempos del no tiempo....
Tu voz, se susurra en nuestros oídos como la palabra no dicha, el verbo no conjugado y la mirada cómplice de la memoria que se niega a desaparecer.
In memoriam, tus huesos blanqueados al sol son arcillas de barros moldeados, entre el olvido y el presente. Tus manos alegres empuñaron la decisión del combate del fuego abrazador de la esperanza y tu sonrisa cautiva, esa que no pudieron borrar de tu rostro infinito se rebela hoy, al doble olvido de la muerte y los silencios obligados.
RAB
VD 22
Nicolás Guillén. Poeta y periodista. Camagüey, Cuba, 1902 La Habana , Cuba, 1989
Nicolás Guillén
VD 46
A veces... A veces tengo ganas de ser un cursi para decir: La amo a usted con locura. A veces tengo ganas de ser tonto para gritar: ¡La quiero tanto! A veces tengo ganas de ser un niño para llorar acurrucado en su seno. A veces tengo ganas de estar muerto para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos, que me crece una flor rompiéndome el pecho, una flor, y decir: Esta flor, para usted.
Un poema de amor
No sé. Lo ignoro. Desconozco todo el tiempo que anduve sin encontrarla nuevamente. ¿Tal vez un siglo? Acaso. Acaso un poco menos: noventa y nueve años. ¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma, un tiempo enorme, enorme, enorme. Al fin, como una rosa súbita, repentina campánula temblando, la noticia. Saber de pronto que iba a verla otra vez, que la tendría cerca, tangible, real, como en los sueños. ¡Qué explosión contenida! ¡Qué trueno sordo rodándome en las venas, estallando allá arriba bajo mi sangre, en una nocturna tempestad!
Nicolás Guillén
VD 47
¿Y el hallazgo, en seguida? ¿Y la manera de saludarnos, de manera que nadie comprendiera que ésa es nuestra propia manera? Un roce apenas, un contacto eléctrico, un apretón conspirativo, una mirada, un palpitar del corazón gritando, aullando con silenciosa voz. Después (ya lo sabéis desde los quince años) ese aletear de las palabras presas, palabras de ojos bajos, penitenciales, entre testigos enemigos. Todavía un amor de «lo amo», de «usted», de «bien quisiera, pero es imposible»... De «no podemos, no, piénselo usted mejor»... Es un amor así, es un amor de abismo en primavera, cortés, cordial, feliz, fatal. La despedida, luego, genérica,, en el turbión de los amigos. Verla partir y amarla como nunca; seguirla con los ojos, y ya sin ojos seguir viéndola lejos, allá lejos, y aun seguirla más lejos todavía, hecha de noche, de mordedura, beso, insomnio, veneno, éxtasis, convulsión, suspiro, sangre, muerte... Hecha de esa sustancia conocida con que amasamos una estrella.
En este número
Alicia Fontecilla Aravena Marco Martínez Ingrid Córdova Bustos Cleva Solís Roxana Basso Alvari Vicente Gabriel Marianela Puebla Reinaldo Muñoz Nicolás Guillén
En la portada se utilizo la obra “Monkis” de nuestra invitada especial Roxana Basso Alvari, el resto de las imágenes también pertenecen a la artista. Para ver más trabajos visuales y contactarse con ella: http://www.elkosmonautadelazulejo.blogspot.com.ar/ www.wix.com/abriendoelsurco/cuadernodebrebajes
“Un escritor es alguien para quien la escritura es más difícil de lo que es para otras personas.”
Thomas Mann.
Septiembre/2014