Revista Verbo(des)nudo no 22

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Revista Verbo(des)nudo Diciembre 2017 ISSN: 0719-1626

Consejo de redacción: Mafalda Migliaro Sergio Melo Montse Ordoñez Alicia Fontecilla Antonio Letelier Ingrid Córdova

Editor: GinoGinoris

contactoverbodesnudo@gmail.com

Toda la obra plástica usada en este número es creación de la artista cubana Odalys Hernández Fernández


El fluir de cada trazo revela la capacidad de sentir la musicalidad de mi estructura de mujer, pretendiendo conjugar la fiebre del oficio, propia del grabador de donde procedo, con una búsqueda de mi misma, violando los límites personales con un estilo desprejuiciado al situarme, con osadía, ante el espejo pictórico que me posibilita reconocer y dialogar con lo que proyecto y a la vez ansío. Odalys Hernández Fernández


GASTÓN BAQUERO

Gastón Baquero (1918-1997), poeta y crítico cubano, nacido en Banes. Aunque de formación científica, pronto se dedicó al periodismo en el Diario de la Marina y a la creación literaria como miembro del grupo Orígenes, liderado por José Lezama Lima. Tuvo cierta actuación pública y marchó al exilio al triunfo de la Revolución Cubana, en 1959, pasando por Estados Unidos y radicándose en Madrid. Con numerosas referencias culturales, y enraizado en la herencia del modernismo, su poesía acepta cierta entonación católica en la celebración del mundo como encarnación de la obra divina. Su obra poética, parcialmente recogida en 1984 (Magias e invenciones) y reunida en 1995 junto a buena parte de su ensayística, comprende Poemas (1942), Saúl ante la espada (1942), Poemas escritos en España (1960), Memorial de un testigo (1966) y Poemas invisibles (1991). Entre sus misceláneas de crítica figuran Ensayos (1948), Escritores hispanoamericanos de hoy (1961) y Darío, Cernuda y otros temas poéticos (1969).


Testamento del pez Gastón Baquero

Yo te amo, ciudad, aunque sólo escucho de ti el lejano rumor, aunque soy en tu olvido una isla invisible, porque resuenas y tiemblas y me olvidas, yo te amo, ciudad. Yo te amo, ciudad, cuando la lluvia nace súbita en tu cabeza amenazando disolverte el rostro numeroso, cuando hasta el silente cristal en que resido las estrellas arrojan su esperanza, cuando sé que padeces, cuando tu risa espectral se deshace en mis oídos, cuando mi piel te arde en la memoria, cuando recuerdas, niegas, resucitas, pereces, yo te amo, ciudad. Yo te amo, ciudad, cuando desciendes lívida y extática en el sepulcro breve de la noche, cuando alzas los párpados fugaces ante el fervor castísimo, cuando dejas que el sol se precipite como un río de abejas silenciosas, como un rostro inocente de manzana, como un niño que dice acepto y pone su mejilla.


Yo te amo, ciudad, porque te veo lejos de la muerte, porque la muerte pasa y tú la miras con tus ojos de pez, con tu radiante rostro de un pez que se presiente libre; porque la muerte llega y tú la sientes cómo mueve sus manos invisibles, cómo arrebata y pide, cómo muerde y tú la miras, la oyes sin moverte, la desdeñas, vistes la muerte de ropajes pétreos, la vistes de ciudad, la desfiguras dándole el rostro múltiple que tienes, vistiéndola de iglesia, de plaza o cementerio, haciéndola quedarse inmóvil bajo el río, haciéndola sentirse un puente milenario, volviéndola de piedra, volviéndola de noche, volviéndola ciudad enamorada, y la desdeñas, la vences, la reclinas, como si fuese un perro disecado, o el bastón de un difunto, o las palabras muertas de un difunto. Yo te amo, ciudad, porque la muerte nunca te abandona, porque te sigue el perro de la muerte y te dejas lamer desde los pies al rostro, porque la muerte es quien te hace el sueño, te inventa lo nocturno en sus entrañas, hace callar los ruidos fingiendo que dormitas, y tú la ves crecer en tus entrañas, pasearse en tus jardines con sus ojos color de amapola, con su boca amorosa, su luz de estrella en los labios, la escuchas cómo roe y cómo lame,


cómo de pronto te arrebata un hijo, te arrebata una flor, te destruye un jardín, y te golpea los ojos y la miras sacando tu sonrisa indiferente, dejándola que sueñe con su imperio, soñándose tu nombre y tu destino. Pero eres tú, ciudad, color del mundo, tú eres quien haces que la muerte exista; la muerte está en tus manos prisionera, es tus casas de piedra, es tus calles, tu cielo. Yo soy un pez, un eco de la muerte, en mi cuerpo la muerte se aproxima hacia los seres tiernos resonando, y ahora la siento en mí incorporada, ante tus ojos, ante tu olvido, ciudad, estoy muriendo, me estoy volviendo un pez de forma indestructible, me estoy quedando a solas con mi alma, siento cómo la muerte me mira fijamente, cómo ha iniciado un viaje extraño por mi alma, cómo habita mi estancia más callada, mientras descansas, ciudad, mientras olvidas. Yo no quiero morir, ciudad, yo soy tu sombra, yo soy quien vela el trazo de tu sueño, quien conduce la luz hasta tus puertas, quien vela tu dormir, quien te despierta; yo soy un pez, he sido niño y nube, por tus calles ciudad yo fui geranio, bajo algún cielo fui la dulce lluvia, luego la nieve pura, limpia lana, sonrisa de mujer, sombrero, fruta, estrépito, silencio, la aurora, lo nocturno, lo imposible, el fruto que madura, el brillo de una espada,


yo soy un pez, ángel he sido, cielo, paraíso, escala, estruendo, el salterio, la flauta, la guitarra, la carne, el esqueleto, la esperanza, el tambor y la tumba. Yo te amo, ciudad, cuando persistes, cuando la muerte tiene que sentarse como un gigante ebrio a contemplarte, porque alzas sin paz en cada instante todo lo que destruye con sus ojos, porque si un niño muere lo eternizas, si un ruiseñor perece tú resuenas, y siempre estás, ciudad, ensimismada, creándote la eterna semejanza, desdeñando la muerte, cortándole el aliento con tu risa, poniéndola de espalda contra un muro, inventándote el mar, los cielos, los sonidos, oponiendo a la muerte tu estructura de impalpable tejido y de esperanza. Quisiera ser mañana entre tus calles una sombra cualquiera, un objeto, una estrella, navegarte la dura superficie dejando el mar, dejarlo con su espejo de formas moribundas, donde nada recuerda tu existencia, y perderme hacia ti, ciudad amada, quedándome en tus manos recogido, eterno pez, ojos eternos, sintiéndote pasar por mi mirada y perderme algún día dándome en nube y llanto, contemplando, ciudad, desde tu cielo único y humilde


tu sombra gigantesca laborando,

en sueĂąo y en vigilia, en otoĂąo, en invierno, en medio de la verde primavera, en la extensiĂłn radiante del verano, en la patria sonora de los frutos, en las luces del sol, en las sombras viajeras por los muros, laborando febril contra la muerte, venciĂŠndola, ciudad, renaciendo, ciudad, en cada instante, en tus peces de oro, tus hijos, tus estrellas.


Una poética del horizonte en los ojos de un niño cubano Por Antonio Letelier

Gastón Baquero es un descubrimiento para cualquiera que orille su poética. Su inmensidad está en los destellos claros de sus versos libres, seguros, sin temor. Sus imágenes agrupan una diáfana calma, como si se estuviera viendo a través de una ventana y el resplandor nos regalara una pregunta sensible, que atraviesa las palabras y las va hilvanando para dejar visiblemente sus ideas sobre la belleza, sobre la realidad y sobre la poesía. Su transparencia es tal, que casi ciega, como si fuera un resplandor de sol que hace invisible una escena y su invisibilidad entonces grita, al mismo tiempo que ha sido enmudecido por un brutal intento de olvido, por un destierro obligatorio, por una persecución que le impide hablar. El narrador cubano, Jesús Díaz, ha dicho que Baquero nació con todas las de perder: “era negro, homosexual, pobre y poeta en Cuba, como cualquier país racista, machista y clasista, donde la poesía es oficio de locos”, sin embargo, construyó el edificio de sus ideas en un entramado complejo entre emociones y posicionamientos políticos, entre poesía y periodismo. A los 28 años publica su primer libro: “Poemas” (1942) que lo ubica en la historia de la lírica cubana y marca su influencia en el grupo de los origenistas que, a la cabeza del gran José Lezama Lima, publican cuarenta números de la revista Orígenes que condensa gran parte de


las mayores riquezas literarias de la isla como Eliseo Diego, Virgilio Piñera, Lorenzo García Vega y el mismo Baquero. Durante los años 50, Baquero contribuye al pensamiento y la cultura cubanas a través del periodismo, lo que opaca su producción poética. Sin embargo, en el año 1959 y después del triunfo de la revolución cubana, el pensamiento conservador y nacionalista de Baquero no encuentra un modo de expresión en la isla y es desterrado a España, siendo el mismo Che Guevara quien se encarga de su persecución. En España vuelve a la poesía, como un ejercicio de nostalgia que en los años 60 encuentra en ‘Memorial de un testigo’ la articulación de su dolor y algunos de los destellos más grandes de su poesía. En el ejercicio vital de los versos, Baquero denuncia su soledad y aislamiento, y lleva en la solapa de su vestón un pequeño cartel que reza: “Soy mudo”. En Cuba, son sistemáticamente borradas todas las referencias a su poesía y a su labor periodística. Desaparece de las bibliotecas y de la memoria cultural de la isla. En la España de los años 60 no es nada fácil manifestarse en contra de la revolución cubana. El ambiente intelectual simpatiza con Fidel Castro y las fuertes identificaciones ideológicas socavan las posibilidades de disentir. Baquero, sin embargo, testifica y transforma su soledad en lenguaje poético, a través del cual persiste en defender su pensamiento conservador y su crítica a la revolución, con la íntima esperanza de que sus compatriotas pudieran leerlo. Su coraje le permite defender a ultranza su posición política, sin inflexiones, sin concesiones. “Vale más morir junto a una idea vencida, en la cual se cree todavía, que uncirse al primer carro victorioso que pasa, renunciando a tener ideas, a defender una ideología, a proclamar la visión propia y sincera que se tiene de los hombres y del mundo” En su afamado poema: “palabras escritas en la arena por un inocente” Baquero despliega un arte poética que introduce


magistralmente la idea de una poesía que no puede hablar, la poética de un niño huérfano que ante una ley paterna feroz, es transterrado hacia su intimidad más sustantiva. Alalia, como efecto de una censura que lo ha despojado de su pensamiento político y lo ha arrojado de vuelta a una intimidad poética que lo conecta con su más profunda subjetividad. En la soledad del exilio, el poeta ha vuelto a ser un niño que no posee otra cosa que el nombre propio y la nostalgia de una ciudad que alguna vez lo acogió como una madre buena.

“Qué soy, después de todo sino un niño, complacido con el sonido de mi propio nombre repitiéndolo sin cesar, apartándome de los otros para oírlo, sin que me canse nunca. Escribo en la arena la palabra horizonte y unas mujeres altas vienen a reposar en ella. Dialogan sonrientes y se esfuman tranquilas. Yo no puedo seguirlas, el sueño me detiene, ellas van por mis brazos Buscando el camino tormentoso de mi corazón. El horizonte guarda los amigos perdidos, las naves naufragadas, las puertas de ciudades que existieron cuando existió David”

Antonio Letelier es escritor, poeta, Doctor en Psicología y miembro del consejo de redacción de Verbo(des)nudo.


La obra va a tomar un carácter más espiritual, comenzando por la estética de símbolos místicos de origen milenario, siendo una afirmación de mi mundo interno y espiritual, un estilo propio de reminiscencias y predicciones ancestrales que reelaboro desde una visión contemporánea...

"...siete son previstas para el resurgimiento" Tinta t dorado sobre cartulina manufacturada


Juan Carlos Recio

Juan Carlos Recio (Villa Clara, 1968) Poeta y narrador cubano. Reside en Nueva York desde el año 2000. Ha publicado, entre otros, los poemarios: Para matarlos a todos, Neoclubpress ediciones. Sentado en el aire, por Ediciones Capiro 2011. La pasión del ignorante, Ediciones Hoy no he visto el paraíso yEl buscaluz colgado, premio Ciudad de Santa Clara en 1990. Publica en su blog Sentado en el aire.

El Vicentico Valdés del padre nuestro

Fuera del resto de esa biblia que era su cuerpo no intentó entenderlo, él sabía que las cosas no siempre se entienden desde la interrogación y de ahí que las respuestas no fueran


la suma de unos días tras otros. Además de ser cobarde pasó mucho tiempo detenido en ese rol donde se quedan aquellos a los que por desprecio ni los amores más cobardes sustentan. Solo una vez multiplicó a un lirio y supo algo de pertenecer a alguna pureza, a lo inalcanzable. Pero tuvo que regresar, las personas siempre regresan con sus verdugos complacientes como historias que sucedieron desde el maquillaje, cuando en verdad su existencia es tan cruda, es decir, tan maltratada, que no entenderán ni lo narrable. De ahí también que las ideologías y las almas pendencieras almacenen sus oscuras contraseñas. Luego están siempre los que se auto marginan


y los que solo les basta tu censura a ellos ni el delirio los derriba para ellos toda la cobardía es justificada. Vicentico Valdés canta ajeno sobre la envidia alevosa y perjudicona. Pero hemos aprendido a huir más de nosotros que de los peligros; incluso se deja cualquier camino por vereda. Los salmos no son cantos a memorizar y lo sagrado no es esa sordera mientras Vicentico canta sin que aprenda uno cuánto valdría esa historia a tajos; adónde irán, nadie lo pregunta, es irse lejos por temor a ser ahorcado en una plaza pública. ¡Oh pueblo de sordos!, alegres cantores para expulsar desgracias, matariles en un solo pie, aquellos juegos vistos ahora en un "carro de hojas verdes"


atascados, idos detrás de esas frondas muy raras donde la silueta de lo que se es pareciera la de los domadores de fieras que desde siempre aprendieron su crimen y su castigo. No dejen al Vicentico solo cantando de esas envidias que ustedes regresarán a buscar con perjudicona alevosía. Hagan su hoyo de la postguerra porque cuando una tierra nos traga simboliza nuestro destierro. Y no significa la cabeza adentro sin respiro, como si fuéramos el muestrario, el hazme reír, de esos culos cosidos, sentados sobre ese extenso muro donde la belleza de exhibir la ruina nos hiciera, llevar el nombre de aquel Hotel de ambos mundos. Hagan su mortalidad sin jurarse divinos;


no es lo mismo ser descendientes de hechiceros que una cantidad imantada de aquello que fuera el bautismal, el brocal abierto de todos esos pozos que la repĂşblica tuvo con aspiraciones asĂ­ como van a la neblina los luceros.


Oficio de cínico

Prefiero ser cínico, lo único que me embobece es tu cara de personaje secundario metida en un cuento infantil por imbécil, ni siquiera me conmueves en esa otra parte donde describes a los violadores casi todas las mujeres terminan hablando de uno al que aman algunas esperan toda la vida un amor y pasan como el viento de una ventana vacías entre un violador y otro; luego explican con eficacia como las maltrataron. Pero hay cosas que nunca entenderé es que soy un hombre demasiado ignorante y cuando me pongo en cuatro no es una posición de súplica disfruto como tú, ser ese animal perdido, lo que nos diferencia es no llevar un guion para el melodrama.


Entiendo que deseas llorar eso también pasa con los violadores lloran toda su vida por algo que hicieron negándolo incluso se niegan ellos mismo como víctimas; ahora, dime de esos lugares, adónde vas cuando te callas.

Las verdades

Cuando era una pieza que pasaba las noches creyendo que mi fealdad no era ridícula, cuando no quería ser un hombre de campo ni flotaba en el mar, iba a las fiestas de quince a comer pedazos de hielo y no imaginaba que la ciudad es un sexo roto donde casi todo el mundo se traiciona. Cuando acariciaba las yeguas en la oscuridad de una laguna, no podía creer que las mujeres necesitan que uno termine haciendo de ellas su alter ego, porque también a las mujeres y a las bestias las tiemplan como a un tallo y se las roban.


Cuando vuelva borracho de la ciudad aunque haya olvidado mis maneras del campo, y no me vea en la herradura visible de los antepasados, y mi alma se bañe en el coro de esas bestias, aun cuando pueda con la tranquilidad de un ciego acariciar la tierra de la zanja; cuando nada sea tan apacible como creerse ser el mismo, volveré a las dolientes esquinas para ser perseguido por las sombras y las dudas y las malas lenguas. Cuando todo ocurra en la frialdad de mi corazón y aunque todo sea un cuchillo para fraccionar el hielo, y Cristo pueda aparecer en mi sillón, descalzo y mudo; entonces, crucificaré mi palabra de hombre, mi bochorno por ese misterio de encerrar toda la bruma en el aire puro; cuando venga ante mí el temor del otoño que me crece, y vuelvan por los coros de la infancia los desalmados a probarse.



Mariella Argüelles

Mariella Argüelles, de Patagonia, nacida en Magallanes. Profesora de Castellano y Licenciada en Estética. Dedicada a la Evaluación y medición a gran escala y la docencia de profesores en el cetro de medición MIDE UC .Editora y autora de textos escolares, asidua contertulia de las lecturas literarias del Instituto de cultura Guatemalteca. Tiene publicado El perro de los recuerdos. Editorial Segismundo, 2015.

Me asomé dentro de la caja

Me asomé dentro de la caja para ver un rostro repetido mil veces en vidrieras y espejos pero no supo decirme nada.


Nada me respondió de los días que presurosos parten tras los raudales calientes de sol y frutos jugosos. Nada dijo del otoño ni del frío que entumece las entrañas y las caricias. Me asomé dentro de ese estuche en que con dolor o compungido deber colocamos lo que un día fue valioso en nuestro andar. Me sonreí tímida y tristemente, y me acordé de lo solos que se quedan los vivos en el vaivén desenfrenado de la vida sin muerte sin ese muro de lo finito que la contiene y la regresa resignificada en la urgencia del hoy. ¡Qué solos se quedan los vivos! Cuando al fondo de la caja


tapan el espejo como se tapa el sol con un dedo.

Búnker

En caso de terremoto, escriba construya un dintel de palabras ancladas en la esperanza tozuda de la supervivencia. Si el remezón es grande, tírese una paya, un canto a la humano y a lo divino, silbe un tango, recuerde una retahíla un refrán antiguo, saque del bolsillo algún juego de palabras que lo haga reír. ¿Cómo no va a tener un par de metáforas gastadas que igual resisten embates cuando todo colapse?


Si se viene por segunda vez un más grande y fuerte sacudón corra a perderse sin vergüenza y con convicción. Una cosa es ser poeta otra muy distinta... usted ya sabe.


“Doy fe” Tinta /Acuarela Papel manufacturado 50 x 20,5 cm


Manuel Andros

Manuel Andros. Valle de Colchagua, Chile. Profesor de Lenguaje, Licenciado en Educación y Magister en Filosofía Política. Estudios de Teatro, Cine y Televisión. Conductor del programa de T.V Intervista en Telecinco de Buenos Aires, años 92 y 93. Conductor de las Tertulias Literarias Abiertas por 10 años y los últimos 3 años en el Centro Cultural de España, junto a la cantante y escritora para niños, Cecilia Almarza. Tiene publicados los libros: Imaginaria,1987 en coautoría con Paz Molina. Paisajes Aerodinámicos de Urano, 1991. Manifiesto Cibernepoético 1993. Poemas del Príncipe 2002 y Por favor tengamos sexo, 2014.


Fiesta con humanos

La vida es una fiesta. Que magnífica es la vida, viajando a multitudes en las patas de los insectos del Ártico a la Antártica. Estaba en el sílex dormido y estará en la memoria de los cristales. Celebremos la vida, yo invito y si te doy la mano, estoy contigo y si te abrazo, yo soy tú, pero si tú me das la mano y me abrazas, comienza la fiesta.


Las 2 Gracias

Gracias a mi Padre que sostiene mi cabeza y gracias a mi Madre que sostiene mis pies. Ambos me aman de la cabeza a los pies.

Destrucción circular

Alguien que pasaba muy rápido, decía : todo huye de mí. Alguien que pasaba muy lento, decía : quiero huir de todo. Alguien que no pasó, dijo : me hubiese quedado.


Oda al ADN

Ni arriba, ni abajo, sรณlo en medio de la Gracia Las especies aladas, las especies terrestres, las especies marinas. Ni arriba, ni abajo, sรณlo en medio de la Gracia yo y ustedes.


Odalys Hernรกndez Fernรกndez

Odalys Hernรกndez Fernรกndez, Ciudad de La Habana, Cuba 1967. Graduada de la Academia de Bellas Arte, San Alejandro en 1993. Pintora, grabadora, dibujante, ilustradora y escritora.


Exposiciones personales

Casa La Habana Vieja. La Habana, Cuba. (1989) Centro Nacional de Cálculo del Ministerio de la Agricultura. Cuba. (1992) Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Cuba. (1993) "Dos mujeres, dos mundos", Galería del Grabado Cubano (Taller Experimental de Gráfica de la Habana), Cuba. (1993) "Espejo, fábulas y paciencia", Galería Francisco Javier Baez. La Habana, Cuba. 1994 Centro de Prensa Internacional, Galería de Arte, La Habana, Cuba. (1996) Muestra de dibujos y grabados, Windhoek, Namibia. (1997) Sala Transitoria de Arte, Museo de la Ciudad. La Habana, Cuba. (1997) "Símbolos de lo Oculto" Galería de Arte Casa Carmen Montilla, La Habana, Cuba. (1998) "Reencuentro con lo Oculto”, Galería de Arte, Casa de la Obra Pía, La Habana, Cuba. (1998) Galería El Louvre del Hotel Inglaterra, La Habana, Cuba. (1998) "Ángeles de Luz" Casa de México, Benito Juárez, La Habana, Cuba. (2000) Galería de Arte, Santiago Rusinol. Sites. Barcelona, España. (2000) L' Expres Café, St. Pere de Ribes, Barcelona, España. (2002) Biblioteca Santiago Rusinol, Sites, Barcelona, España. (2003)


Mas Pi (Masia) Verges, Gerona, España. (2006)

Innumerables artículos se han publicado sobre su obra en La prensa y revistas cubanas tales como Bohemia, Revolución y Cultura, revista OPUS Habana, revista Vitral, etc. Como Ilustradora de portadas de libros ha colaborado con la Editorial Letras Cubanas en la edición de los libros "El ojo de la noche" nuevas cuentistas cubanas, en 1999 y "Poesía Cubana de Amor" y con Ediciones Extramuros en el libro “Color Local” de Francisco García. También Ilustró la portada del libro “debe ser que no supimos” de Raysa White. 1er Premio Simbolismo en el 6to Salón Internacional de Artistas Plásticos ACEAS. Ha colaborado como escritora en la revista MYSTIC, en el periodo del 2006 al 2008, en la sección Orígenes culturales del simbolismo en la pintura y en la sección de poesía.

Parte de la obra se encuentra en manos de coleccionistas privados en España, Estados Unidos, Namibia, Canadá, Inglaterra, México, Brasil, Francia, República Dominicana, etc. Ha realizado más de veinte exposiciones colectivas.


En la portada: “Sumergida en la fe eterna� Tinta y dorado sobre cartulina manufacturada 46 x 35 cm


Un Cuento de Adrián de la Campa El baile de los ahorcados

os niños se encuentran de pie en la multitud, intranquilos. Ellos no conocen la razón por la cual están ahí, parados al sol. Ellos no comprenden. Aun así, los obligan a ir a ese lugar cada semana. Los bufones caminan entre las personas de la marcha y nadie los aprecia, ni siquiera son motivo de tropiezos y empujones. Se mueven en dirección contraria a la vista de la gente y son guiados por intolerables pancartas de madera y cartón. Llevan la cabeza baja, están avergonzados aunque pasan desapercibidos, avergonzados sin saber por qué. Caminan despacio en tempo de muerte. Dispersos en el bosque de adultos, los niños buscan cosas para entretenerse, ya se han cansado de jalar pantalones para que los atiendan. Ellos, inocentes, escudriñan la zona, y entre sus padres, inmóviles como recios árboles, encuentran detalles a los cuales inventan historias. No hay nada más para hacer y así logran entretenerse un tiempo. La marcha de bufones continúa, avanza solemne atravesando la multitud. Sin embargo, deja de pasar desapercibida. Los bufones no lo notan porque llevan la cabeza gacha. Tampoco oyen en el tumulto las sencillas preguntan de quienes los han visto: -¿Quiénes son esos señores, papá? -¿Por qué están tristes?


-¿Por qué se van de aquí? Preguntas sencillas que no reciben respuestas y son ignoradas. Preguntas que también pasan inadvertidos entre las exclamaciones y el júbilo de la multitud, que a ratos, eleva su canto y limpia el cielo del juego de nubes invasoras con intención de ocultar el sol. Los bufones continúan contrario a todo, pero ahora no están solos. Los niños, intranquilos, sin nada que hacer, son arrastrados hacia los señores con trajes de colores. Curiosos y como si se tratara de ratas atraídas por el flautista, los niños los siguen. Los colores tan alegres de los trajes, repartidos en triángulos, cuadros y manchas, contrastan con los rostros de los bufones; no obstante, a los niños les son hipnóticos. Todos ellos atraviesan el bosque y se desplazan entre los árboles coronados por letreros y banderas, y cuyo murmullo abrumador oculta los ligeros y precavidos pasos. Tanto caminan los bufones, que llegan a un llano muy alejado, donde solo se encuentra un extenso podio. Los niños no rebasan los límites impuestos por la concentración de árboles. Lo observan todo desde la distancia, ahora, inevitable. Un paso más allá del bosque y serían descubiertos. Un paso lejos de la protección que implica la sombra de aquella arboleda y pierden la posibilidad de saber. Los bufones son empujados y suben por una pequeña escalera al podio de tablas roídas. Caminan hasta que no queda espacio y todo cruje, golpes de sonido que compiten, siendo aplastados, con el murmullo del bosque. Se detienen, formando una fila de bufones de bellos colores y rostros tristes. Uno por uno, le colocan una soga al cuello. No levantan la cabeza ni para facilitar esa tarea. Los niños se sientan y se recuestan a los árboles, o parados se aferran al de en frente, pero en ninguno de los casos se dejan descubrir. Están atentos y sus ojos se posan en la fila de bufones, en los sombreros inmóviles cuyos cascabeles han dejado de sonar. Ojos


curiosos que también examinan las rígidas mandolinas decorando las espaldas. Nadie dice ni oye nada: ese sitio se halla oculto para muchos tras el tufo a lengua gastada, semejante al de la goma que se quema. El ambiente es denso y uno de los bufones deja correr unas lágrimas cuando le ajustan la soga. Una pancarta agarra con un signo de exclamación la palanca gruesa y caen las tablas que fungían de piso a los bufones. Sus cuerpos, con el impulso de la caída, emiten un nimio craqueo colectivo. Los cuerpos se retuercen y algunos se agitan por la caída. Así, comienza para los niños el danzar de títeres. Ellos, inocentes y crédulos, no comprenden y se ríen de la danza arrítmica, la función de colores. Ellos, cegados, protegidos aun por la lejanía y los gritos de los árboles, no escuchan el desesperado retorcimiento de los títeres; el crujir de las sogas que no ceden a la presión, pues, al unísono, no lo desean y no pueden; la afonía descarnada de las mandolinas que piden clemencia al rozar con las espaldas de sus dueños; el carcajeo nervioso y desesperanzado de los cascabeles; el ahogado grito de cada uno de los hombres ahí suspendidos, que desearon perdón, que desearon comprensión, que desearon ser aceptados como bufones del patético palacio de tejas rojas. Protegidos aún por el velo de la lejanía, los niños se divierten y danzan también, mientras la extensa hilera de bufones es sustituida por otra que prosigue con el baile. Y le aplauden a las pancartas que empujan a un bufón desfallecido antes de subir, acaso por miedo, acaso por arrepentimiento. Aplauden a cada gesto porque de lejos solo se aprecian los colores y los graciosos movimientos, porque de lejos no se perciben los rostros, o el dolor, o la lágrima que al caer seca el suelo y lo transforma en tierra infértil, árida, sangrante. Los niños, en su burbuja, no comprenden que esa es la misma tierra en la que crecerán y algún día también llorarán.


Desde la sombra de los árboles, un numeroso público percibe la función de los titiriteros, sin que estos estén conscientes de ser observados. Nadie les ha pedido permiso para ello. Sin embargo, la ironía dicta que el arte no cumple su función sin receptores que juzguen, aunque sea luego del paso esclarecedor del tiempo.

Adrián de la Campa Escaig

Adrián de la Campa Escaig. Cuba 1992. Estudia Historia del Arte en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de la Habana.Fungió como guionista de los cortos de animación Tú (2008) y El traje (2010), que participaron en el Festival de Cine Pobre de Gibara y Festival Internacional de Videoarte de Camagüey, en el cual obtuvo el premio Camaquito. Es graduado del Centro de formación literaria Onelio Jorge Cardoso, curso 2015-2016, en el cual ganó la Beca de creación El caballo de coral que otorga dicho centro. Ha colaborado en revistas digitales como Proyecto Esquife y la publicación digital El oficio.


"San Miguel reclama el cambio" Tinta y acuarela s/cartulina 50 x 35 cm


Macarena Reyes (Cronca) Macarena Reyes, Santiago de Chile, hace 13 años que baila flamenco, estudió piano desde pequeña y se gradúo de pedagogía en música. En su página croncosypetiforras.com lleva un programa de entrevistas en el que intenta rescatar las historias y las personas que componen el hacer Cultural en un tiempo en el que son más valorados los títulos que las sensibilidades. Escribe y hace fotografía.

Historias de pan Llegas antojado de mi pan a visitar por última vez la cocina Pasó tanto tiempo sin comernos que en migas nos deshacemos Harina en el alma y en los dedos nos bebemos las leches nos mordemos los recuerdos se impregna tu sal y explota el pan Ya nada importa si el pan se quema Las migas se barren si el fuego se va


Coneja El reloj me amenazó de muerte si no utilizo las horas a su antojo. Soy la coneja de Alicia escapo de la libertad sumando cansancio y perdiendo el tiempo que podría ser mejor utilizado en intereses de coneja. Dicen que las conejas gozamos sacrificios fálicos y a la vez solemos cumplir con la productividad de una economía perversa que por horas de trote, nos compensa en zanahorias y por horas de sexo en conejitos. Qué es lo que quiere la coneja, me pregunto si en algún punto se cansa si tiene algún sueño alejado de la reproducción si desea quizás montar una micro empresa o escribir un libro. Si quisiera adoptar un gato y transformarse en faraona o hacerse amiga de los perros y detener la carrera para dedicarse a vagar. El problema es el reloj mientras el resto de los animales sigue el curso de las posiciones del sol las conejas estamos condenadas a escapar de las libertades por putas, por curvas, por tiernas, por sabias por haber nacido conejas.


Rosa Pinté la pared rosa porque acumulé meses sin dormir Porque la semana amanecía opaca y el desayuno triste porque abusé del azúcar de cualquier cosa y en cualquier parte no hubo rincón en el cual estar sin oscurecerse. Pinté la pared rosa, porque hoy está prohibido porque no quise ser roja ni Violeta el blanco fue mentira y el negro terrible. Porque es mi defensa no quedan mujeres ni hombres rosa hasta la pantera se volvió gris metálico en días en que los prejuicios permearon al color. Entonces advierto: No es contagiable me pregunto por qué molesta tanto no es el mundo ni las calles solo una pared, es mía. Porque el rosa también es recuerdo para resignificar la batalla para poder aparecer y no permitirme morir incolora. Pinté la pared Rosa para no matar a todos de angustia y aburrimiento para intentar sostener el peso lapidante de la existencia.


Desnudos entrelazados por la impaciencia, dialogando con la naturaleza, armados de la sutil levedad al placer sensual, imaginación que corre como el susurro del viento, el roce de los cuerpos, el olor a piel, el blanco y negro de la tinta que se enreda en los cabellos de fe, de esperanza, el dorado que acentúa como la plata... cada discurso que intento llenar de sugerencias y de ensoñación. Es una obra que refugia ánimos en los ardides de lo erótico, haciéndolo desde el idilio, enfatizando la nota poética, considerándolo sucedáneo de lo onírico; es un mundo intenso por la hechura de su lenguaje, donde me remito a la delicadeza de un espíritu volátil, que recuerda cuánto hay de válido en la obra figurativa.

“Calma y seducción” tinta y acuarela s/ cartulina 50 x 35 cm


CUENTO Cuando llegue la tarde

Un hombre siempre quiere más. Piensa y su mirada se pierde tras la silueta en el camino. La tarde es una taza de café acabado de colar y una esposa sonriente que prepara su baño y la comida que le gusta. Mañana hará lo mismo. Se sentará en el sillón del portal y esperará ansioso el olor del café. Lo verá regresar rumbo a su casa. La espalda ancha destilando juventud. Las piernas esbeltas estremeciendo la tierra y sus sentidos. Un hombre siempre quiere más… Él solo piensa en tener lo que ambiciona.

Lázara María Escobar Lázara María Escobar Curbelo. Santa Clara, Cuba ,1973. Escritora, Artesana, Licenciada en Enfermería. Máster en Psicología de la Salud y Profesora Auxiliar de la Universidad Médica de Villa Clara. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Ha recibido premios en narrativa para adultos y niños en concursos provinciales y nacionales. .Forma parte del catálogo de artistas aficionados de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas.


Hugo Luna Hugo Alberto Luna nació en C. del Uruguay, Entre Ríos. Escribe y milita en poesía desde inicio de los ochenta. Trabajos suyos han sido distinguidos en concursos locales, nacionales e internacionales. Igualmente han sido publicados en diversos medios; gráficos y de internet. Parte de su poesía se encuentra editada bajo la modalidad de Edición de Autor y en tiradas reducidas. Algunos de sus libros: No Nada Nunca (junto a Alejo Carbonell, 1994); En la nieve (2006); Solo claridad (2010); El apetito de la belleza (2015); Antes del pájaro después del pájaro (2016); Reflexiones de un cisne (Ediciones Al filo, Bs. As. 2017)

Sinceridad Me mira a los ojos para decirme que esta noche una vez caiga vencido me clavara un punal en el pecho su honestidad es tal que dudo Dejo constancia ahora del brillo de la hoja del filo de la respiracion de la roja cereza de la muerte Esta noche sera otro sendero otra montana la oscuridad otro silencio Este texto manana tendra otra lectura sinuosa letra puede el amor


Yo no sé Yo no se de donde viene el frío no viene de la nieve no viene de los andurriales del sur En este enredo de ríos el frío es una culebra enroscada a los pies un gato muerto en las tejas del alma Dimos calor frotando la piel tiene la propiedad de la llama arisquea un poco a la menor brisa en su unidad de fuego desconoce la temperatura Pero el invierno espera en la ventana un amanecer que no postergue temblores La fidelidad en la empatía del pajaro La escarcha de su lengua amatoria

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Ha despertado la vida de los limones en el arbol del patio Ha ocurrido con llantitos acidos al fondo del silencio Aquí la prueba del poder amarillo un color que desde el oleo confirma hacia donde pasa el tiempo La funcion de las hojas es conocida por la liviana brisa toda su defensa es una incuestionable espina en la rama mas alta


Poca variacion vocales tejidas a modo de bufanda abiertas a la terraza del sonido al cuello frío del faro que ordena las barcazas En su lengua marron de barro erizado lo pronunciado hace espuma es eso: espuma y rabia Estoy perdido en el aburrimiento de nombrar si fuera un río todo lo cambiaría Lo mío es pasar

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Es imposible disfrutar de la luna noche dentro de la noche quien se detiene a mirar el cielo En las almas de los hombres retumban pasos el adoquín de la luz es poco mas que un eco Senores miren la gran musa de la poesía piensen en Lorca sientan como gotea una leche sideral sobre los campos La enorme vaca de algodon pasta dulcemente Un muro tan alto como la sombra de un mal presentimiento pareciera detener la exhalacion del sueno


“Inocencia innombrable� Tinta sobre cartulina. 117 x73 cm


Gastón Baquero, el poeta que nunca se fue de la isla Montse Ordóñez Hace algunos anos, la curiosidad me condujo al estudio de la cultura de una isla, Cuba. Dentro de ese amplio espectro de talentos, hubo varios poetas y escritores que me llamaron particularmente la atencion, de entre ellos, Gaston Baquero, que me llevo a idear en mi imaginario una teoría que con el paso de los anos va ganando cuerpo y amplitud. Mucho se ha escrito acerca del grupo “Orígenes”, creado por Jose Lezama Lima, del que formo parte Baquero. Es curioso como a lo largo de los anos este grupo ha tomado tintes romanticos en su descripcion ya que de “grupo” tenía poco, yo diría que fue un movimiento en el que se dieron cabida un grupo de escritores y poetas que apuntaban a ser grandes figuras. El propio Gaston, confeso que esa congregacion de escritores solo se reunio en un par de ocasiones. Lezama era el genio indiscutible de ese grupo y al seleccionar a los integrantes de Orígenes, sabía perfectamente que no se podía medir a nadie que estuviera a su altura, eso sí, supo ser


habil para escoger a los mejores, pero procuro que no le hicieran sombra. En el ano 1959, Baquero abandona la isla y se instala en Madrid. Llega a Espana con la pretension aristocratica del poeta reconocido en Cuba pero se encuentra con una realidad intelectual que durante muchos anos lo silencia. Es entonces cuando Baquero se refugia en sí mismo, se torna gris y taciturno y se da cuenta de que la realidad es mucho mas compleja de lo que imaginaba. Realiza varios trabajos para la prensa escrita y retoma su obra poetica, todo en silencio, siempre extranando. Ya en la decada de los anos 80 y 90, algunos jovenes poetas espanoles, entre ellos, Luis Antonio de Villena y Luis Alberto de Cuenca, tratan de acercarse y reivindicar su figura, aunque Gaston ya esta a vuelta de todo y sigue sin esperar ya nada de nadie. En los ultimos anos de su vida, opto al Premio Príncipe de Asturias de las Letras y fue finalista al Premio Nacional de Literatura, menciones que le mantuvieron esperanzado pero que finalmente le condenaron de nuevo a ese silencio con el que se castigaba. El exilio no tiene nada admirable, es un dolor tras otro, es una muerte en vida, una desconexion umbilical que un ser humano lleva con multiples dificultades, alguno las puede manifestar exteriormente pero otros las llevan por dentro como heridas de guerra, como si de una penitencia se tratase. Son muchos los intelectuales cubanos que partieron al exilio, y con ellos, una pasion de animo que los acompano hasta el final de sus días. Recordando estos días a Gaston Baquero, no puedo olvidar, estableciendo un paralelismo entre los exilios, a Lydia Cabrera, Severo Sarduy, Eugenio Florit, Reinaldo Arenas o Heberto Padilla. En el caso de Cabrera, Florit, Arenas y Padilla puede decirse que su proyeccion en el exterior se vio seriamente danada por el peso del exilio, no fueron capaces de crear con la misma plenitud con la que lo hicieron en la isla. En el caso de Sarduy y Baquero, la plenitud vino enmascarada de refugios creativos en los que la isla siempre estuvo presente. En todos los casos, el peso de la isla, marco significativamente su fin y destino.


Busca las Bases en: http://www.escritores.org/recursos-para-escritores/22319-iii-concursonacional-de-poesia-verbo-desnudo-chile


Verbo(des)nudo Revista de Arte y Literatura cumple seis anos de vida en circulacion en nuestro medio y el extranjero, fecha que en verdad nos emociona. Este camino, desde el 2011 al presente ha estado pleno de alegrías, emociones, grandes descubrimientos, mucho trabajo, dificultades, algunas tristezas y mas de alguna lagrima. Hemos conocido escritores y artistas magníficos que han querido acompanar este caminar, con una generosidad que no ha tenido límites. Desde el primer numero de nuestra querida Revista ha sido así: personas maravillosas, del país y el extranjero, que han aceptado la palabra y entusiasmo sin límites de GinoGinoris y del Grupo, han hecho un alto en sus quehaceres personales y han dedicado tiempo a este Proyecto, auto gestionado y financiado, sin fines de lucro, que tiene como meta llevar la palabra y el arte a rincones impensados. No tenemos palabras para agradecer a quienes han sido los miembros fundadores de la Revista como tambien a quienes participan en ella en tiempos recientes, hasta el 2017. ¡Son 22 numeros a la fecha! Nos llena de orgullo lo logrado, pero a la vez nos marca una senda: seguir trabajando, aprendiendo y persiguiendo un sueno que se llama Verbo(des)nudo Revista de Arte y Literatura. Mafalda Migliaro



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