Quede acá este pequeño homenaje a la obra de un artista esencial.
Ramón Unzueta (La Habana 1962-Tenerife 2012)
Verbo(des)nudo Año 4 Número 14 Santiago de Chile Abril 2014 ISSN 0719-1626
Consejo Editorial: Sergio Melo Anouna Fabio Luis Cerón Edición y dirección: Gino Ginoris
© Revista Verbo(des)nudo Contacto: revistaverbodesnudo@gmail.com
http://blogrevistaverbodesnudo.blogspot.com/
Soledad, obra del maestro Ramón Unzueta en nuestra portada.
Palabras del editor
La señora Julita es mi vecina puerta con puerta, la conocí una noche que dejó sus llaves olvidadas sobre la mesa, al verla tan desesperada decidí acompañarla hasta la llegada del cerrajero. Obligado al café de agradecimiento, Julita me confesó un gran secreto, era la que más leía de su colegio, “allá por los años en que la falda era bien señorita y La Mistral ganaba ese importante premio por escribir poesía”. Me llevé un par de postales casi antiguas, con unos versos a puño y letra del enamorado, “no son versos copiados a nadie” me dijo, “yo los inspiré en algún momento”, sobre la mesa quedó, como compensación, el número 13 de Verbo(des)nudo. Ahora todas las amigas de la señora Julita quieren ser amigas de Verbo(des)nudo, pero quieren leerla en papel, así, como a la antigua “que de computadores y esas cosas no entendemos nada”. Hoy nace el número 14, esperaré unos días, pues Julita lee muy despacio, “para disfrutarlo” dice y luego veré en sus ojitos si valió la pena.
Abril/2014
Ram贸n Unzueta. La l谩grima del pescador o El colador balsero
Camagüey, 1950. Madrid, 2011 Poeta.
Escritor. Formación autodidacta.
Vida vivida, a dos mitades, entre Camagüey y Madrid. Durante la etapa cubana, sin filiación política ni institucional alguna. Sin filiación intelectual en los órganos de control de la actividad artística (UNEAC, Bgda. Hnos. Saínz y talleres de aprendizaje para cómo escribir de acuerdo a la “tolerancia” estatal. No premios, ni libros editados. Durante la aún etapa española, sin filiación política ni institucional alguna, ni intelectual ni grupal. Dos cuadernos de poesía publicados por Editorial Betania: “Los Hilos del Tapiz” (agotado) y “La Resaca del Absurdo”. Antologado en diversas ocasiones, así como colaborador de numerosas revistas en formato papel y virtual. “Lobos”, “Manual de Convalecencia”, “La Fascinación de lo Difícil”, “Memorias del Este”, “Jazz Session”, “XX Aniversario del Éxodo de El Mariel”, “La Mirada de Ulises”, y “Tributos”, publicados en Ediciones Timbalito (ediciones artesanales, de carácter no venal), de las que fue editor e ilustrador. Independiente total, literalmente. El concepto de “patria” le produce el más profundo rechazo, y pánico.
Paisaje después de la batalla (Tadeusz Borowski - Andrzej Wajda) Quizá vivir sea la mejor venganza. Roman Frister
Después de morir, continúa viviendo. Atraviesa el bosque donde la batalla ha alimentado las mortales mariposas de los disparos, la imperturbable compostura del verdugo que ejecuta su deber sobre el asustado fuelle con que tu pecho respira. Pagarás por haber nacido en alguna parte. Pagarás por algo insignificante que sucedió hace cuatrocientos años, cuando unos lunáticos descubrieron el intangible contorno de tu futuro. Pagarás por la cópula de tus padres; por tu sangre o por tu piel; y nunca sabrás por qué pagas tanto, por qué te culpan de la muerte de un hombre en Judea; por qué te culpan, tanto por ganar como por perder. Quizá vivir sea la mejor venganza, si es que los demás lograran vislumbrar la culpa o la inocencia en la sombra andante de tu alma. Pero duda de ese consuelo, duda de la justicia.
Madrid, 18 de septiembre de 1999
Del libro “Memorias del Este”
Gráfica: Margarita García Alonso para el libro “Memorias del Este”
Todo para vender (Andrezj Wajda)
Si nada tienes para vender, toma mi pasaporte, la cruenta institución de mis papeles, los certificados de buena conducta confeccionados por la piadosa mentira de alguna bondad. Si nada tienes para vender, quédate en el bolsillo con la felicidad que por un momento padecí y que, como un tiovivo en medio de una diversión abandonada, alguien puso en marcha para convertir la noche en furia y feria. Si nada tienes para salvar tu vida, pronuncia mi nombre, entrégale algunos de estos versos, menciona o invéntate alguna palabra que no dijera, véndeme o entrégame sin cuantía, denúnciame,
inventa cualquier tara ominosa que grave sobre mi vida, pero nunca dejes que te hundan por tan poca cosa: yo no valgo la sangre que llevo. Por lo tanto, no te detengas si alguna vez te convocan al aquelarre de la sangría.
Mañana toca plancha
Mañana toca plancha, y esta noche ha de ablandarse la ropa, rociarla con agua de rosas al sereno, hacer de cada pieza un rollo bien apretado y darle dos buenos puñetazos para que la trabazón quede trabada, bien trabada, (y valga la redundancia.) Colocarlos en el barreño –en forma circular, para que quepan todos--. Luego cubrirlo con un paño húmedo para que sequen menos de lo que se les pueda antojar: es como fermentar las uvas maceradas hasta obtener los mejores caldos. Al día siguiente, a eso de las seis para que tiempo cunda, extender sobre la mesa el preparado de frazadas y telas que sirve de apresto para el alisado. De rollo en rollo, según le toque, desenredar la pieza, y descargar todo el peso del brazo sobre la plancha. Efluvio tibio de la rosa del algodón, arrugadizo jazmín del hilo. Todo queda desplegado bajo la quilla ardiente del acero, y el rollo informe recobra maneras de camisas, el andar viril de los pantalones, el vaivén de las faldas, y un pudor de blusas bordadas al calado. El sol del patio irá oreando el rocío de las telas como seca también el de los prados. Del libro “Old Spice”
Grafica: Margarita García Alonso para el libro “Old Spice”
Botafumeiro
(Mi madre purifica la casa con incienso)
Botafumeiro de hojalata que contuvo milenarios albérchigos californianos, esta mañana en su fondo arde la lisonja de la resina. Pasea la humareda los altos tabiques que descomponen el espacio en casa y yo, ceniza y rincón del hado, quiero ser luz, claridad de Dios en la estancia cerrada. Vengan a estas paredes la impregnación de la limpieza; la visibilidad de una certeza que nos aparte de toda oscuridad; y que esas tinieblas queden fuera de este recinto que habitamos. Sea la puerta no sólo cortina de humo disuasorio sino frontón de hierro macizo, tropezón y desfallecimiento de toda maldad; que pase de largo calle abajo la tromba de la vileza, las oscuras aguas de la ruindad, y aquí, a resguardo de lo incierto, nuestros ojos brillen con la intensidad ardiente del ámbar.
Del libro “Old Spice”
El buf贸n inocente
El buf贸n de lata
El bufón del tiempo. Ramón Unzueta
Subo al vagón y me entristecen las caras, cansadas, de regreso de las oficinas; contemplo a través de la ventana, allá en el fondo negro de la velocidad, aparecen los duendes y bufones de Unzueta. Sonrío. La vida es bella. Zoé Valdés
Libertad Manque Libertad Manque: Poeta de ascendencia Mapuche, Tallerista de Artecarcelario y Cuentacuentos, nacida en Santiago el 30 de mayo de 1969. Miembro de la SECH, Sociedad de Escritores de Chile, de la Asociación para la Salud y la Asociación para Educación Intercultural de los Pueblos Originarios de Valparaíso, de la Asociación Mapuche Relmud Rayen Chod de Viña del Mar y de la Red de Mediadores del Plan Nacional de Fomento de la Lectura LEE CHILE LEE y tallerista de Balmaceda Arte Joven para el Programa Nacional ACCIONA del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Su obra: - "Las mariposas de la libertad" Poemario - Iniciativa cultural GORE 2009 Contra la Violencia hacia la Mujer. - "25 Peldaños de Poesía Porteña" Antología de los Poetas Itinerantes Rubén Darío de Valparaíso 2009. - "Unidas por la Sangre" Antología Virtual Latinoamericana, Contra la Violencia hacia la Mujer 2011. - Antologías de Poesía y Cuento de Arte Carcelario: "Abriendo Nuevos Horizontes", "En el Camino cuento Contigo" y I Festival de la las Artes de Valparaíso 2011 "El laberinto de Matta". 2011. - Antología “Voces sin Fronteras” Editions Alondra, Quebec, Canada. 2012.
Libertad Manque
Búsqueda
Los miedos uno a uno crecen fantasmales tras la cortina de lluvia, tormenta que me apaga. El espejismo me deja ver a la Otra descalza, mendigando, a orillas de la avenida. Todos la ven, nadie la escucha sus manos se alargan como ciegos tentáculos desesperados. El tic tac sigue su frenético vaivén la mudez ataca, desde adentro y muy adentro ahoga. Corro, corro bajo la lluvia que me golpea con la aridez del cemento. Un hombre espera bajo un paraguas el paso del cortejo de un amigo. Yo, espero el mío, no llega. Sigo, sigo este viaje sin llegada. Llueve, me lluevo, estoy lloviéndome, retrocedo por la calle trasversal procesiones de ojos buscan ver, y me busco, pero sólo está ella, la Otra, quien viste de mí.
Libertad Manque
Caserío
Y son las paredes que se vienen encima mi cuerpo abatido aguarda como posada en la carretera y son tus ojos, tus ojos, tus ojos, tus ojos sus ojos y los demás ojos que vienen y se van con las olas que corren como refuerzos de humedad por las calles de este áspero caserío. El silencio me arrebata el quejido, quiebra el viento llevándose tu abrazo Se secan de esperanza los pezones morenos de esta tierra, en este caminar sin pasos porque tu voz se arrima a otra melodía y la distancia te reclama. Y es un poco de muerte la que visita ahora mi muerte cuando no alcanzo tus labios en este arrebato de deseo. Y se vienen las paredes encima mi cuerpo abatido te aguarda como posada en la carretera Y son tus ojos, tus ojos sólo tus ojos los que iluminan la noche este oscuro caserío.
Libertad Manque En torno al fogón las abuelas agonizan Ayer sin tregua mutilaron su verbo sus voces son hebras sin destino. Y hoy nosotras, las hijas de la tierra, somos conducidas a la muerte.
Desalmado es aquel que con su fusta
Newentuleaiñ
marcha sobre nuestras tierras nos deshonra, dispara y despoja, sentenciando nuestras raíces a la miseria de una vieja revista. ¡Pueden sepultar nuestras manos pero jamás podrán enterrar su coraje!
El egoísmo sigue fustigando la huella de las valientes a perdigones, pero la madre no olvida el llanto de su hijo, ¡Pueden vaciarnos las entrañas, pero jamás nos arrebatarán la vida!
Somos las Mapuche que encanecidas y fatigadas nos levantamos y desde las llamas y horror aún resistimos
Libertad Manque
Sin identidad, lamento de una mestiza.
Soy fruto de un amor disparejo, que a la soledad se brindó dejando sólo el secreto en un vientre colmado, de dolor y desengaño..
Ajena, siempre ajena parada en el umbral, mirando desde lejos el valle que nunca sería mío.
Fruto de la vergüenza así me han de llamar parida en el exilio, sin tierra, sin nido, negra en arenas blancas, maleza en medio del trigal.
Mi pie erró camino de tanto tropezar, enceguecí buscando candil por la oscuridad.
La sangre rebelde me hicieron pagar, con fusta antojadiza encerrada en una celda ¡Arroyuelo me volví de tanto sufrir!. Sin nombre, sin herencia, sin casta que reclamar me vistieron de desprecios, de burlas y desamparo La vida se fue develando la vi pasar frente a mis ojos.
Mestiza sin linaje, sin nombre, sin honor, cóndor errante, sin nido, ni aceptación perdida en el abismo, sin perdón ni credo.
Sin rumbo, sin lugar, sin identidad ajena, siempre ajena parada en el umbral, forastera en todas las tierras sin origen, sin final.
Libertad Manque
El futuro es pasado y el pasado es futuro
Supliqué a la tierra y de sus pechos desnudos me dio de beber, se me abrieron los ojos unos ojos nuevos, opuestos, sin tiempo, sin final; unos ojos guardianes, guardianes del secreto de la vida y la muerte.
En aquella parida mañana mi espíritu se fue en el azul y desde los tiempos idos regresé, regresamos.
(De Rüpüepew, proyecto en construcción)
Libertad Manque
Allanamiento
Otra vez ahí, rumiando el odio con sus caballos blindados. Se nos vienen encima con rotundos sablazos y mil caras y desde la duda sus cadenas nos sitian. Perdigones, balas anuncian su llegada. Otra vez ahí, multiplicándose en el pecho las evidencias del horror. La desolación arropa la tarde, y nos rechinan los huesos tras la piel, mientras el mate se enfría en la lumbre del miedo.
Manuel Ariza Canales es un joven profesor y crítico español. Se doctoró con una tesis sobre el pensamiento político de Francisco de Quevedo. Asimismo colabora asiduamente en Cuadernos del Sur, revista que en 2009 recibió el Premio Nacional de Fomento de la Lectura (Ministerio de Cultura del Gobierno de España), y publica el blog Días intensos. Amante de los haikus y la pintura japonesa de los artistas del mundo flotante, las suites para cello de Bach, las novelas de Flaubert y Tolstói, los relatos norteamericanos, el cine de Tarkovski y Malick… Siempre se enamora como recordando, al más puro estilo platónico, y también hay siempre una voz en off que susurra el poema número seis de Pablo Neruda: “Te recuerdo como eras en el último otoño. / Eras la boina gris y el corazón en calma. / En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. / Y las hojas caían en el agua de tu alma”. En definitiva, un tipo anodino e interesante.
Manuel Ariza Canales
Albert Camus / El portero argelino Dice: “No conozco nada más idiota que morir en un accidente de automóvil”. Unos días después morirá en un accidente de automóvil: 4 de enero de 1960. Se llama Albert Camus, tiene 46 años y tres antes le hicieron ganar un premio Nobel. ¿Irónico? ¿Absurdo? ¿Insignificante? A los esquimales, los pigmeos, el solitario ciprés ceniciento que se alza en un horizonte lejano o la gravilla ensangrentada de la cuneta nada de esto parece importarles demasiado. Tampoco el sol dejará de salir. Pero avancemos hacia el pasado: regresaremos a Mondovi (actual Drean), en la Argelia colonial francesa. Allí nace el 7 de noviembre de 1913. Lucien, el padre, se encarga de una explotación vinícola; al año siguiente caerá en la batalla del Marne. La administración militar tendrá el detalle de enviarle a la viuda el fragmento de metralla que le mató y que ésta conservará durante toda su vida en una caja de galletas. La pequeña y durísima sombra de aquella reliquia de orfandad se proyecta sobre la vaga tristeza que empapará la obra de su hijo. La madre, Catherine Sintés, es de origen menorquino, está sorda y no sabe leer ni escribir. Sintiéndose desvalida, regresa a la casa materna en Argel. Encuentra trabajo como criada; en las escasas ocasiones en que no tiene nada que hacer, le gusta sentarse a oscuras, junto a una ventana. El niño crece como un auténtico “pied-noir”, argelino y francés al mismo tiempo. Louis Germain, uno de sus maestros, convencerá a la abuela para que cambie de idea con respecto a Albert: para que, en vez de buscarle un trabajo, le permita prepararse el ingreso en el lyceé y luego matricularse en la Universidad de Argel.
Juanedc – París
“Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”. La adolescencia y primera juventud de Albert es ese tiempo que pasa bajo los palos de la portería del Racing Universitario de Árgel y la masiva ingestión de todo tipo de lecturas. El resto: sus estudios, los exámenes, las chicas, los raros amigos del muchacho radical... Con 17 años un brote de tuberculosis derrumbará parcialmente su vida y sus ilusiones, ralentizando el ritmo de sus estudios y trocando sus aspiraciones deportivas por un taller de teatro para aficionados. Terminará sus estudios de filosofía, pero su estado de salud le vale el ingrato honor de ver frustradas sus aspiraciones al cargo de profesor agregado. Abandona el partido comunista. Escribe para el 'Diario del Frente Popular'. Su reportaje 'La miseria de la Kabylia' será un bombazo. Cierran el periódico y el boicot a Camus le fuerza a marcharse a París. Se coloca en la redacción de 'Paris-Soir'. También lee originales para la editorial Gallimard, dirigirá 'Combate' y se convierte al anarquismo. ¿Escritor? ¿Filósofo? ¿Intelectual? Más bien un humanista. Algo así como un Montaigne, un Rousseau, un Voltaire del deprimente siglo XX: comprometido y crítico frente a todo lo execrable. Albert Camus apuesta por vivir y pensar al aire libre: fuera de construcciones y sistemas que acaban petrificados en ideologías dogmáticas. Lo que te protege y da seguridad también puede convertirse en tu cárcel. Esto no implica un desprecio de la coherencia; al contrario, postula que la fidelidad a uno mismo, a la propia evolución personal, debe ser la medida de todas las cosas, de todas las ideas. "He comprendido que hay dos verdades, una de las cuales jamás debe ser dicha". Lo más desconcertante es que lo genuino de la existencia humana es el absurdo. Vivir supone, desde esta perspectiva, mantener un constante estado de rebeldía
consciente. Como buen existencialista francés, Camus desarrollará esta idea central tanto a través del ensayo como de la narrativa. La novela le servirá para expresar lo negativo, El extranjero (1942) y lo positivo, La peste (1947); igual sucede con su teatro: la perversiones de Calígula (1945) y El malentendido (1942) se contraponen a la dignidad de Estado de sitio (1948) o Los justos (1949); y con el ensayo: El mito de Sísifo (1942), pesimista, frente a El hombre rebelde (1951), esperanzador. Nunca supo Camus muy bien qué hacer con una tercera vía: la del amor. Esquiva cuando alguien intenta aprisionarlo en un catálogo existencialista. Él, más bien, se ve como un absurdista. El absurdo es la sangre que circula por las arterias de la existencia; comprometerse con él es ir más allá del nihilismo, no tenerle miedo a una vida incomprensible, acudir al combate cotidiano aún siendo consciente de que el esfuerzo y el sacrificio carecen de sentido. Defenderse como si mereciese la pena proteger la última dignidad: la de elegir sin motivos, sólo porque sí. Moral de una inocencia que ha recobrado su intrínseca libertad. La virtud no necesita justificación. "Inocente es quien no necesita explicarse". Contradictorio Camus. Libre, responsable de sí mismo y ateo escribe: "La presencia de un Dios capaz de dar sentido a la vida es muchas veces preferible a la posibilidad de poder comportarse mal impunemente". La tierra escucha hasta mis pensamientos. No existen acciones clandestinas para los ojos del cielo. Si creo esto, llegaré a viejo. O, desde otra perspectiva: no se os puede dejar solos. El cuarto de los juguetes hecho un asco y los niños fuera, revolcándose en el fango, de pelea. ¿Obligar a los demás a ser libres? Una libertad impuesta o autoimpuesta, ¿qué clase de libertad es? No les consiente ni a Jean-Paul Sartre, ni al más medroso sector de la izquierda francesa que pretendan ignorar las masacres de Stalin: sangriento y masivo picadillo de poetas y campesinos ingenuamente reacios a abandonar su terruño, su alma, a traicionarse a sí mismos. Después de las espeluznantes revelaciones de Kruschev nadie podía pretender que nada había cambiado. El fin no justifica los medios. Porque Maquiavelo había cavado las heladas fosas comunes de Siberia. Calígula. Uno de los personajes que están en la lista del deseo de los actores de raza y teatro. El emperador enloquece a raíz de la muerte de su hermana y amante. Desaparece y cuando regresa pretende cosas imposibles. O tal vez es que su lógica sólo es diferente. Por ejemplo, ¿cómo conseguir fondos para el erario público? Muy fácil: se obliga a todos los ciudadanos a hacer testamento nombrando único heredero al propio Estado y luego se les va ejecutando hasta conseguir la cantidad de dinero y bienes requerida. El único poder que merece tal nombre es aquel que no tiene límites. Poder absoluto, absolutamente asqueroso, derrota común de la que nadie, ni siquiera el tirano, sale ileso: "Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo". Entran en la recámara y las puñaladas atraviesan su cuerpo como una granizada de puntas metálicas. Balbucea unos sollozos de protesta, muere.
Jeanne Menj - Plage de Sainte Marine
El extranjero, primera novela publicada. Desde el principio, la confesión Mersault, reo de muerte, nos revela una prosa y un alma resecas de sentimientos; una amoralidad siniestramente actual y familiar: como si ya hubiésemos oído historias parecidas, como si no quedase otra opción que aceptar resignadamente ese absurdo que, impasible, se desnuda ante nosotros. El joven Mersault acude al funeral de su madre, residente hasta entonces en un asilo. Ninguna pena, ningún sensación de pérdida irreparable. Sólo se queja internamente del sofocante calor argelino y de las ganas de fumar. Ya en la ciudad comienza una aventura erótica con una antigua compañera de trabajo. Deciden pasar un día en la playa, junto con Raimundo, al que acaban de conocer, y allí Mersault se convierte en protagonista de una insensata tragedia que le llevará a cometer un crimen gratuito y absurdo, por el que será condenado a muerte. En la cárcel, a la espera del día inminente de su ejecución, tiene una revelación que le da sentido a lo que no parecía tenerlo en absoluto. "Y yo también me sentía pronto a revivir todo. Como si esta tremenda cólera me hubiese purgado del mal, vaciado de esperanza, delante de esta noche cargada de presagios y de estrellas, me abría por primera vez a la tierna indiferencia del mundo. Al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraternal, en fin, comprendía que había sido feliz y que lo era todavía".
La peste. Orán, década de los cuarenta del siglo pasado. Un médico honesto, un ateo solidario, un sacerdote forzado a pasar de la doctrina a la práctica, un joven y hedonista periodista parisino, un delincuente y un cándido funcionario municipal se enfrentan a una epidemia de ratas, vómitos, fiebre y muerte. Convivir con la muerte arranca de los seres humanos todo lo que llevan dentro. ¿Conclusión? “En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio”. Solidaridad: entregarse después de haber comprendido que tenemos dos caras, la nuestra y la de los otros, que no son el infierno, sino la única redención posible.
Manuel Ariza Canales
Mujeres 谩rbol. Ram贸n Unzueta.
Fernando Sabido Sánchez Poeta y pintor, nace en Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba, España), el 28 de agosto de 1950. Actualmente reside en Alcalá de Henares (Madrid) -Sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, francés, portugués, hebreo, búlgaro, rumano, catalán, árabe y croata.
Poemarios Editados: -El paso del tiempo (Editorial Incipit, 2007) -Vivencias, ficciones y algún matiz utópico (Bubok, 2010) -Las diosas esconden su sexo detrás de la Luna (Editorial CasaEolo 2010) -La muerte siempre culmina su trabajo (Editorial CasaEolo 2011) -España, Monarquía Católica Bananera, Sociedad Limitada (Unaria Ediciones, 2013) -En el nombre de la Infamia (Español-Italiano). En edición, Mayo 2014 Antologías como autor: -Autor de Antología de la Poesía Mundial con 11.100 Poetas hasta hoy -Autor de Antología de Poetas Andaluces con 1.880 poetas hasta hoy -Antología de 50 Poetas de Castilla-León (Editorial Hontanar, 2011)
Hipocrecía En este delirio predominan las apariencias la ficción de ascender en el escalafón y un convenio de boda escrito en hebreo que te pagarán con monedas acuñadas en hielo Observo el trayecto imaginario de la aguja que enhebra hilo virgen en tu traje de novia
Niñez He vuelto por unas horas a la que jamás fue mi niñez a los años en que se ausentaban los pájaros en el cielo nublado de todas las mañanas sin encontrar el lugar secreto en el que nos escondían los juguetes Un día dos niños se besaron ignorando por qué el instinto les empujó a ocultarse en el nido abandonado de los gorriones
Imposibilidad Han constreñido mi existencia con una extensa nómina de imposiciones salta a la vista que mi generación fue masacrada desde todos los flancos Despierto a contracorriente tal vez demasiado tarde y ciertamente solo la habitación apesta a imposibilidad
Paisajes Tal vez crees que pueda existir el paraíso y llegar a tocarlo brevemente con las manos pero solo a la primavera le nacen hojas en los árboles sin proponérselo Ahora sabes que la vida se nos escapa cuando la amarramos al viento y que en una misma fotografía no caben todos los paisajes que nos gustan
Ironía Permanezco en silencio esperando nada no es un poema sobre la muerte tampoco de erotismo el narcisismo nunca me trasmite euforia Mi ironía es el decorado para una película una maqueta la sala de cine está vacía otro día que pasaré inadvertido
Tu ternura planea sobre la convulsión
Te posee un corazón tallado en el diamante de la fidelidad, unos ojos enlutados por la espera mirando al mar, al amor que viaja desde lejos para no llegar nunca a tu isla de Ítaca En la intimidad, el placer solitario escupe lava y mancha de ceniza tu vientre recostado en los sueños, fiel bajo la prodigiosa torre de marfil, tejiendo y destejiendo secretos en los pechos vírgenes de las mareas, guardando las palabras como un tesoro al abrigo de hipócritas deseos, de todos los cuchillos sangrientos del machismo que ansiaron sólo atravesar tu cuerpo Testifico tu ternura que planea vencedora sobre convulsas y aún cercanas fiebres, Penélope que grita mientras siente las caricias del viento en las entrañas despreciando el llanto helado, el sollozo del designio, para asaltar sin miedos ni silencios la libertad
(Las diosas esconden su sexo detrás de la luna, Ed. CasaEolo, 2010
Me amará sin prejuicios la muerte
Amé en secreto muchas veces implorando pasiones inéditas, rompí escarchas lleno de esperanza y encontré corazones convexos Me negaron mujeres de sexualidad imprecisa y abracé cuerpos desnudos con deseos ajenos, hasta el siempre prosaico reducto de la infidelidad alcanzó a rechazarme
Amé labios que me ocultaron la sonrisa, a mujeres de sexo solidario inmersas en la causa con una fe ciega y el alma empapada Amé vírgenes aferradas al dogma de hogueras pretéritas, a prostitutas y en verdad, a mí mismo
Podría contar la realidad con palabras más dulces, si no supiera que algún día me amará sin prejuicios la muerte
(La muerte siempre culmina su trabajo, Ed. CasaEolo, 201
Ablación
Se consuma el crimen, la mordaza ciñe la amputada carne impúber del pretérito, el placer proscrito y extirpado en ceremonias salvajes e inhumanas que imponen un letal claroscuro a la sexualidad
El disfrute se anestesia en la ceguedad de la herrumbre, el derecho al goce se transforma en nieve sobre los páramos del sexo, brocal inútil que enluta la voluntad sordomuda Tras la mirada perdida, pentagrama de tristeza sin dicción, sólo un soplo de belleza gris
En el corazón arrojado al abismo, perdurará la malherida caligrafía de una mujer
(La muerte siempre culmina su trabajo, Ed. CasaEolo, 2011)
Amor, no mueras
Persiste el dolor, un dolor de perros, ha nevado toda la noche y no espero que te compadezcas o me muestres al despertar una sonrisa desdibujada Recuerdo que en la cumbre del amor mis sentidos eran agujas que marcaban la libertad en un reloj inmóvil de sigilos, tus pechos, lunas en llamas que se cimbraban entre detonaciones dulces de sangre Aunque sabía que nada nos ataba ¿Dónde estás ahora? ¿Qué maldición me envuelve? Amor, no mueras, cada día es un amargo despertar sin esperanza, ciego de rabia, sé que más allá de tus brazos hay un mundo con grietas en las que se disolverán los deseos y el amor no ocupará un lugar subrayado Pero amor, no mueras nunca
(La muerte siempre culmina su trabajo, Ed. CasaEolo, 2011)
Ni帽o Medusa. Ram贸n Unzueta
Luís Ángel Marín Ibáñez
Luis Ángel Marín, Zaragoza en 1952, Licenciado en Filosofía y Letras por su ciudad natal. Ha sido ganador del premio de poesía “Platero” de la Organización de Naciones Unidas 2006, al libro en español, con el poemario “Fragmentos de un mar que no es azul”, Premio Association Internationale “La Porte des Poètes” de Paris, Premio “Camino Literario “2008” de la editorial Novelarte en Argentina. Premio Latin Hervitage Foundation de Estados Unidos. Premio del Instituto Cultural Latinoamericano de Buenos Aires. Premio Centro de Escritores Nacionales de Argentina. Integrante de varias Antologías de la lengua española.
Página Web integracionismo25.com
Balada del aplomo y las heridas
Hoy las penumbras no quieren rezar y extienden el fuego entre los ojos el último poema imaginarte descalza por la Ausencia
La luna se ha convertido en un soliloquio que me cerca
Habito en el páramo donde los besos han olvidado cantar
Solo el crepúsculo me presta angostos retablos que devuelven a las horas sus colores
Cambiar el santo y seña ha sido partir el corazón en tres mitades
Tu nombre tiene forma de campanario.
RAPSODIA DEL BLANCO SILENCIO (en dos actos) I
La intimidad se siente dilatada por la imprudencia de unos fondos —ENNEGRECIDOS— haciendo girar la Soledad sobre vinos olorosos
Y los capiteles acusatorios desdoblan sus transparencias abriendo las cañadas a los cuchillos del abismo
Las campanas han perdido sus anillos nupciales
En los mayorazgos rezuman brunos estandartes
Hay tantas fosilizaciones que es imposible ver los blasones de aquellos limos donde titilaba el oro AUSCULTANTE del sentir capitalicio
Y todo galopa hacia un tránsito cifrado con guirnaldas virginales que son soporte y evidencia DE UNAS TORRES SIN VELETA
II
En las explanadas de los relojes emergen migraciones trenzando las siringas aluviales de unos arados oscurecidos que jamás dejaron de penetrar EN EL ADVIENTO de los aceites prisioneros
Las duermevelas vuelan en
de cruz
cruz
en busca del descenso capitular como si fuesen una bandada DE GAVIOTAS en flor
La neblina es tan espesa que no deja a los espejos PREGONAR EL EVANGELIO
Y todos los orígenes parecen inmolarse bajo un desorden inescrutable
Con la noche huyendo A SU OTRA EDAD conllevando los tributos constelados bajo el crisol de la adivinación
Luis María Lettieri Luis María Lettieri
Nací en 1956 en Lomas de Zamora, una ciudad a unos 16 kms hacia el sur de Buenos Aires, cursé mis estudios en el Colegio Euskal Echea y luego estudié Letras y Filosofía en La Universidad Católica Argentina y en la Universidad del Salvador. Años después también cursé Profesorado en Historia. Desde siempre las letras me habían cautivado, así es que un buen día tomé la decisión de alejarme de mi trabajo en una empresa alemana de renombre y empezar el camino del escritor. En eso estamos. Somos lo que somos.
Venías
Venías
y te pronuncié en el humo
entonces hice hatillos de albahaca
perfumado del silencio.
amarrados a los carrillones de caña,
Me senté junto a la ventana
junté cerezas y mascavo
en un taburete de cuero
en cestos de totora,
para verte llegar,
con almendras, higos y mangos,
imaginé más de mil caminos,
lavé mi barba
dispuse edredones de plumas
con zumo de laurel y lavanda
en los rincones de piedra
y le pedí a la luna que se demorara,
y afilé mis labios
porque venías a mi cabaña.
con palabras de ternura afiné mi guitarra
Llamé a mis ruiseñores,
a la nota de tu canto
molí café con canela
y encendí candiles
y puse a entibiar el agua
con gotas vivas de luna.
en cacharritos de barro, te vi en el fuego
Después me tendí a esperarte,
vestías de ocres y naranjas
conversando con los grillos
cintas de raso en las trenzas
y las ranas de las gavias.
y ajorcas de plata en el perla de tus muñecas.
El mundo era esa noche
Derramé sándalo sobre carbones
tú que venías
inciensos y mirras
y yo que te esperaba.
Vaivén
Veo vaivenes en todo, invisibles a los demás: las horas envolviendo las horas las olas plegando el mar. Declives al final de las cosas transitando el final; el silencio, antes o después de la voz será tumba de la errática palabra. El sueño envuelto en el párpado cegado será vencido a primera luz del día, y triunfará otra vez la realidad.
La escarcha, como la sombra desbaratada al roce sutil de la luz. El amor, terminado el temor, la sed, el brillo de todo cubierto por la pátina sublime del tiempo.
Para que otro ser nazca y diga otra verdad. Para que otra era nos suceda. Las estaciones del año, la voracidad de la vejez que toca todo rasgo de vida la lluvia que se vuelve río y el río que se vuelve mar. El péndulo preso en su cofre de caoba palpita al ritmo fugaz y convencional del tiempo. Va y viene, viene y va persiguiendo en su compás horas que nunca medirá. Vaivenes en los besos en la mano que dice adiós, cuando sucumbe el fuego y el frío que gana su batalla final.
En este número
David Lagos González Libertad Manque Manuel Ariza Canales. Albert Camus. El portero argelino Fernando Sabido Sánchez Luis Ángel Marín Luis María Lettieri