A単o 3 No. 9
Palabras del editor
Muchas voces, brillantes unas, olvidadas otras, han intentado, luego de una sofocante exégesis completar la respuesta a la eterna pregunta que todos nos hacemos: ¿Qué es la poesía? ¿Por qué sabemos que un texto es una poesía? ¿Acaso por la fragmentación de los renglones, por la musicalidad o la rima? Decía Juan Ramón Jiménez que más que definirla, él prefería sentir la poesía. Lejos de la estructura perfecta o no, de la forma poética habitual o no tanto, lo que importa al que lee un poema es sentir su alma reflejada en los versos, asistir, desde el otro lado del papel impreso, a la entrega oficiosa y solitaria del poeta, a su trabajo de “organizador” artístico de las palabras. En este numero de Verbo(des)nudo hay voces que ofician el arte poético en distintos continentes: una autentica artista de un pueblo originario chileno, poeta, escultora, cantante; y está también una española que alimenta el cuerpo con la abogacía y nuestras almas con el arte plástico y la poesía inteligente. Alguien se atreve en estas páginas a conversarnos, desde su punto de vista, de la oscuridad en la mente iluminada de Alejandra Pizarnik, y desde la sala de maquinas de esta entrega nos llegan las Visiones del arte fotográfico de Robert Capa, un artista arriesgado y consecuente. Acá les llega el número nueve de Verbo(des)nudo, ojalá entre sus páginas encuentren el acercamiento necesario para una respuesta, siempre en un tanteo inconcluso y por supuesto personal a la pregunta que hoy nos asiste.
Muchas gracias. GinoGinoris
“La perla peregrina” Gabriela Amorós.
Invitada
Gabriela
Amorós Seller es licenciada en
Derecho por la Universidad de Alicante y ejerce la abogacía desde el año 1997. Interesada en los estudios de literatura, filosofía, arte e historia con vocación autodidacta, cultiva el dibujo artístico, la poesía y el relato. Ha recibido diversos premios en el ámbito de las artes plásticas. Ha colaborado en varias publicaciones literarias, habiendo sido entrevistada en la revista cultural Travelarte. Ha participado en diversos programas de podcasting aportando voz y textos propios. Comparte contenidos en su blog personal, La emoción indomable, desde el año 2010 y gestiona una página de arte y poesía, La emoción indómita. Ha sido publicada en diversas ocasiones por la poeta y editora española Ana Muela Sopeña en su antología Poesía de Mujeres así como por María Germaná Matta en su antología Batalla de Papel.
ESTA VOZ Esta voz se desgrana siseante para ti como lo hacen los enjambres y ya no distingo mi voz de intentar vivir poblándote en el aire y yo ya no sé qué aleteo es de morir y cuál el de estar formando tu boca con la sangre de nombrarte en vuelo.
POR NO TENER TAMAテ前
“Levedad o peso” Gabriela Amorós Seller
LOS AMANTES
Lo que el atardecer es al alba está atravesando dos manos. Mueve los huesos de ambas para poder huir y darle una cresta a la medianoche. Anochece como un guante. Ahora se miran con una paz negligente, se han dejado abiertos todos los silencios frente a frente porque hay una corriente presunta, no podemos saberla. Vuelven a mirarse y la luz se promete a sí misma cuando ellos se miran tanto. Ni siquiera sé distinguir si se abrazan sólo veo un misterio con forma de árbol. En vez de frutos en él todos los lugares que hay existiendo se penden de la razón de su hallarse. Tienen un modo sencillo de aplazarse: se besan y así no respiran y así no maduran y así no piensan y así no dudan y así se besan.
Tampoco puede saberse de su deseo cuando están transfundiéndose latidos con cada campanario que coincide repicando o los caparazones de tortuga pudieran ser los laberintos que dibujan el arrecio de sus cuerpos amándose. Ya ni caminan, ni lloran, ni se esperan, ni uno va a por el otro, sólo buscan aumentar el espacio conocido para crear nuevos lugares de exaltación mientras caminan o lloran o se esperan o uno va a por el otro.
FOTOGRAFÍA
“Una causa sin imágenes no es solamente una causa ignorada, es una causa perdida”. Robert Capa
Robert Capa, fotógrafo estadounidense célebre por sus fotografías como corresponsal de guerra. Nació en Hungría, su verdadero nombre es André Friedmann. En 1931 huyó de Hungría, trasladándose a Berlín. Fue fotógrafo autodidacta, pese a lo cual en 1931 ya trabajaba como auxiliar del laboratorio Ullstein y de 1932 a 1933 como asistente fotográfico, en el Servicio Alemán de Fotografía.
En 1933 debió huir de Berlín a París por la persecución nazi contra los judíos. Se instaló en París donde conoció a los que años más tarde serían los cofundadores de la Agencia Magnum. Trabajó hasta finales de los años treinta en la revista Vu. Como Corresponsal de Guerra, su primer foto-reportaje lo realizó en la guerra civil española, donde consiguió tomar una de sus fotografías más conocidas: "Muerte de un soldado republicano”, 1936
Género: Fotografía de Guerra, Blanco Negro - 38,8 x 48,8 Nombre: Muerte de un soldado republicano. 1936. “Cuaderno de Guerra en España (1936-1939)”
Esta imagen ha sido calificada por los historiadores de la fotografía y por los propios fotoperiodistas como la instantánea bélica más impresionante y directa de todos los tiempos. La fotografía fue tomada, al parecer, en los alrededores del pueblo cordobés Cerro Muriano y publicada por primera vez en la revista francesa Vu, el 23 de septiembre de 1936. “La Guerra Civil Española: cómo son abatidos, cómo han huido”.
Desde 1941 hasta 1946 trabajó también como corresponsal de guerra de la prestigiosa Revista Life, cubriendo para esa Revista, la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Indochina (Vietnam). En 1946 se nacionalizó estadounidense y al año siguiente junto a Cartier-Bresson, David Saymour y George Rodger fundan la Agencia Magnun, siendo ésta la primera agencia mundial de fotógrafos independientes, verdadero banco que guarda miles de imágenes fotográficas de los hechos más importantes ocurridos en el mundo desde la II Guerra Mundial. Recibió numerosas condecoraciones y homenajes por su fotografía atrevida e intrépida, siendo para él más importante el drama, el momento, el instante que captaba en sus tomas que el aspecto técnico o la calidad de la imagen. En sus imágenes captó algunos de los grandes momentos de la historia moderna como el desembarco de Normandía en la II Guerra Mundial, el nacimiento de Israel en 1949 o la Guerra de Indochina.
Robert Capa – International Center of Photography.
Probablemente ésta sea la foto más famosa del Día D. La calidad de la imagen es mala porque en el laboratorio de la revista Life en Londres, para quien trabajaba Capa por aquel entonces, presionaba al ayudante de laboratorio, Dennis Banks, para que preparara las fotos con urgencia, ya que las fotos de Capa llegaban con más de un día de retraso y eran las únicas en las que se veían imágenes del desembarco propiamente dicho.
Con la prisa, Banks las secó a una temperatura demasiado elevada para acelerar el proceso, lo que hizo que la emulsión se derritiera… y sólo se pudieron salvar once fotogramas, conocidos como “The Magnificent Eleven”, de los que Life publicó diez, explicando que las imágenes se veían ligeramente desenfocadas porque en el nerviosismo del momento, las manos del fotógrafo temblaban, algo que Capa siempre negó. El rosto que aparece en la mítica imagen, en la que Robert Capa inmortalizó a un soldado nadando hacia tierra firme durante el desembarco del Día D, pertenece a Huston Hu Riley. Hu Riley ha sido plenamente identificado como el protagonista de la imagen, mientras nadaba hacia la orilla de la playa de Omaha el 6 de junio de 1944, formando parte de la primera oleada de la invasión de Normandía. Huston Hu Riley, declaró en una ocasión (2007, International Centre of Photography New York) que Capa le ayudó a llegar a tierra firme. "Me sorprendió verle allí. Vi que llevaba la chapa de 'prensa' y pensé ¿Qué coño está haciendo aquí este tío?. Me ayudó a salir del agua y acto seguido se fue para la playa a sacar más fotos". Capa desembarcó en la sección denominada Easy Red de la playa de Omaha, junto con la Compañía E, alrededor de las seis y media de la madrugada de ese memorable día. Las imágenes de Capa son testimonios de la fascinación que sentía por el vaivén del ser humano oscilando entre el deseo de vivir y su tendencia a la autodestrucción.
Batalla de Madrid, Guerra Civil Española.
Esta es la última foto blanco y negro tomada por Robert Capa. La tomó con su cámara, a las 14:55 del 25 de Mayo de 1954, unos instantes antes de pisar una mina, resultando mortalmente herido, camino a Namdinh, Camboya, Indochina. Desde 1955 se creó y se entrega anualmente el premio Robert Capa –una medalla de oro- en su nombre. Medalla 2012, Andrè Liodn (Brasil) sobre el tema: Guerra Civil en Libia. En 1966, su hermano Cornell Capa creó una Fundación en Memoria de Bischof,
Capa y Seymour, que fue la base para la creación en 1974 del Centro Internacional de Fotografía. Mafalda Migiaro
En la localidad de Pukiñe, Valdivia al sur de Chile una mujer camina en busca de la palabra, casi siempre la encuentra en los lugares menos esperados, nos cuenta “A veces la veo emerger en el caer de una sola hoja en el otoño o en el sonido del agua; hay poesía cuando la brisa juega en el viento, cuando la lluvia cae, cuando pasa una nube, cuando un pájaro vuela fugaz, cuando caminas descalza sobre la tierra recibiendo su energía”. Esta mujer sencilla es escultora, poeta, artesana, cantora, dice que las piedras le hablan y que algunas son tan dóciles que se dejan acariciar y le revelan sus más íntimos secretos; de esta comunión nacen sus esculturas en piedra, cargadas de símbolos de su cultura ancestral, también trabaja la madera y las fibras, todo lo que se mueve a su alrededor en la naturaleza parece que la llamara y se dejara dominar por sus manos, el resultado es un arte auténtico, casi divino, casi tiempo, casi vida. Faumelisa Manquepillan Calfuqueo sabe del amor y del odio, sabe del cielo y de su tierra, lo relata y lo compone en versos y lo deja en la piedra o la madera a las que les arranca esos seres que las habitan y que sus ojos de artista mapuche saben descubrir. Verbo(des)nudo se hincha de orgullo al tener a esta extraordinaria mujer entre sus páginas, he aquí un pedacito de su arte, una muestra mínima de su potente sensibilidad, de su compromiso con el legado de sus ancestros y con la vida misma.
EL VUELO
Yo me convierto de primavera a otro recogiendo el amarillo claro. Estrella caída de los árboles lluvia de canciones de luz y dulcedumbre bailarina hoja liberada para danzarle al mundo y luego dormirme entre el lecho de la tierra. Yo avanzo viuda de fatiga, liberada e indestructible empujada por el viento, hacia el puño del invierno mi raíz se sumerge toda entre la estación plomiza y desnuda. Yo descubro entre el silencio, los colores que gritan, que me dicen, que me atacan, que me muerden, me amenazan me confunden, me agonizan, me llaman, me envuelven, me sumergen, me destruyen, me construyen. Que me aman, que me odian. Yo me sumerjo entre las estaciones de colores, y los guardo entre los pliegues de mi espíritu para que mis ojos ya se hayan cerrado.
LENGUAS SECRETAS
Te acercas viajando entre nubes yo te intuyo impaciente y seguro te anuncian los treiles de noche los guardianes de nuestros senderos y esa luna que miras y miro mis metawes están todos llenos tan servidos, sabrosos y dignos nuestra historia vamos construyendo que las oscuridades nocturnas nos regalen silencios que griten y que vaya desapareciendo la distancia entre luces y sombras. Háblame con mil lenguas secretas y ábreme muy despacio las puertas cuéntame cuanto tiempo ha pasado desde que te fuiste de mi lado abrázame y que el tiempo nos funda nos fulmine y nos desaparezca que el dolor de la ausencia se vuelva miel y sabrosura de avellanas cuéntame cuanto tiempo ha pasado desde que te fuiste de mi lado hablemos nuestras lenguas secretas y cierra muy despacio las puertas.
Entre el helecho y la madrugada estila el rocío, que es respiro mío… el altivo junco orgulloso de sí mismo no le teme al trueno, ni al rayo, ni al sismo… Aromos pintados de verde amarillo juguetean locos, como mil chiquillos… entre arboledas las casas dan humo, adivino entonces su calor y fumo… errante se mece mi pensar alado y suave se posa en un avellano, de flores cuajado. El radal me habla, dice ser mi hermano eso lo sabía y me extiende su mano… El álamo viejo me tira mil hojas no quieren volar y se duermen flojas… El roble parece antiguo maestro, con su barba al hombro me habla de ancestros… Junto a la vera de cualquier camino, respiro afanosa el aroma del pino… el viento arrastra mi mirar, le sigo… y se me escapa el alma, a nadar al trigo.
C A M I N A T A
Version en Mapudungun
Rangin añpe ka liwenmew nagkey ta ilwen, inche ni nellunngey nga Ti fücha mallma rüme, likangelay ti tralka, ti nagtrokimapu ka ti nüllüm… Ti karü – choz aromo fofonkechi re aukantukey pütrüm pichikeche nga rangin mawidantu fitrunküleyngün pu ruka fey alungey ti aren fey pütrentuken namkünkechi meikünkey ñi mufünrakiduam, fey pañuchanümkey kiñe ñefüñ mew, trumkürayenmew Dungukeenew ti raral peñiwenngen feypiley, feykimniefin ta ti, fey elukeen ni kuwu… Ti fücha alamu pütrüm tapül elenew ayülayngun ni müpüalu, fey umakeyngun chofünkechi… Ti fücha koyam, fücha kimchengey reke, ta ni paning payun engu, nütramkaen ti kuyfiche mongendungu… Inaltupüle chumten rüpümew, ayünkunellen ti pinu nümüng… Ti kürüf winguonierpuy ni lelin, inamekefin… fey lefmaken ni am, ni weillelael kachilla mew.
T R E K A T U N
EL VIAJE
Ahí estaba la Tía Raquel con su sonrisa de alegría junto a todos sus hijos, felices de recibir a sus parientes. Desde antes de cruzar el puente de tierra se ve la casita de madera, y el fogón a su lado parecía una gallinita sobre sus huevos, empollando tranquila. Al cruzar el puente vinieron los abrazos, el cariño, la tibieza de la respiración y los olores de esos cuerpos tan queridos. Reynaldo, mi Tío llegó después, estaba cortando leña como a dos kilómetros al final del campo hacia lo alto. Yo... Recorrí todos los caminos, todos, escuché piedra a piedra, las risas pasadas y presentes pasaban hechas pájaros entre el viento. Probé todas las frutas que mi Abuela María Engracia me ofrecía. Frutas que saciaron mi espíritu con su dulzura. Los esteros me hablaban con las voces de todos y me ofrecían sus sabrosas aguas frescas, mientras Laureano, mi Padre, me iba contando dónde y cuándo estaba el orden de sus antiguos caminos. Me sumergí tanto en el pasado…que olvidé que esa casa estaba sola. Que la Raquel había muerto, ya no estaba. Que mi Tío Reynaldo fue enterrado hace tiempo. También algunos de mis primos son tierra, agua y luz. Y los que están, viven lejos y solo a veces nos vemos. Entonces me pregunto Cuándo vendrán a vivir, a vivir de verdad a este suelo, que espera paciente y cariñoso con las risas antiguas y sus llantos, con sus vidas y sus muertes, porque todo va de la mano. Como el pasado y el presente que se reúnen entre el futuro y me abrazo a los tiempos, antes que sea demasiado tarde.
2
cuentos de Mario Benedetti
"Persecuta"
Como en tantas y tantas de sus pesadillas, empezó a huir, despavorido. Las botas de sus perseguidores sonaban y resonaban sobre las hojas secas. Las omnipotentes zancadas se acercaban a un ritmo enloquecido y enloquecedor. Hasta no hace mucho, siempre que entraba en una pesadilla, su salvación había consistido en despertar, pero a esta altura los perseguidores habían aprendido esa estratagema y ya no se dejaban sorprender. Sin embargo esta vez volvió a sorprenderlos. Precisamente en el instante en que los sabuesos creyeron que iba a despertar, él, sencillamente, soñó que se dormía.
“El sexo de los ángeles”
Una de las más lamentables carencias de información que han padecido los hombres y mujeres de todas las épocas se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato nunca confirmado de que los ángeles no hacen el amor, quizás signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales. Otra versión, tampoco confirmada, pero más verosímil sugiere que, si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos por la mera razón que carecen de erotismo lo celebran, en cambio, con palabras, vale decir, con las orejas. Así, cada vez que Ángel y Ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y sentarse mediante el intercambio de miradas, que, por supuesto, son angelicales. Y si Ángel para abrir el fuego dice "Semilla", Ángela para atizarlo responde "Surco". El dice "Alud" y ella tiernamente "Abismo". Las palabras se cruzan vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos, Ángel dice "Madero" y Ángela "Caverna". Aletean por ahí un ángel de la guarda misógino y silente y un ángel de la muerte viudo y tenebroso. Pero el par amatorio no se interrumpe. Sigue silabeando su amor. El dice "Manantial" y ella "Cuenca". Las sílabas se impregnan de rocío y aquí y allá, entre cristales de nieve, circula en el aire, sus expectativas. Ángel dice "Estoqueo" y Ángela radiante, "Herida", él dice "Tañido" y ella dice "Relato". Y en el preciso instante del orgasmo intraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos se estremecen, entremolan, estallan y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.
Mario Benedetti.
“La flor de los mil nombres” Gabriela Amorós Seller
SENTIR
Estoy frente al mar con la cara al viento el vestido pegado a mi cuerpo pareciera desvanecerse la espuma del mar se me adhiere... siento tu llamado, caracolas susurran tu nombre, me hieren. Esas manos en mi piel desgarrada llevan tu nombre. Mis deseos, fiebre en alza que me queman son cenizas que en el hielo mueren. Por qué deshojar margaritas… dicen me quieres mucho, poquito, nada…. y me niegas tu voz, y tus deseos Palpita mi ser en el desierto de los inocentes clamando por los dioses y los chamanes quienes otorgan lo suyo sonriendo, benévolamente, por lo que tú y yo, evitamos llamar amor.
Alicia Montero
ALEJANDRA PIZARNIK A PRIORI, LIBRE DE SUS PECADOS POÉTICOS Por Alfredo Poo
Cold in hand blues y qué voy a y qué voy a y por tengo
es lo que vas a decir decir solamente algo es lo que vas a hacer ocultarme en el lenguaje qué miedo
Hay un solo problema filosófico verdaderamente serio:
El suicidio (1), así es como parte la cuestión
de Camus y de todos los que crecimos, inocentes nosotros, pensando que con la poesía nos íbamos a comer el mundo. El poner en tela de juicio algo tan incuestionable como la vida, es un acto artístico que hizo proliferar malditos admiradores por doquier; es así como la cesta de discos, libros, revistas están llenas de ellos. Versos cuestionadores hicieron leyenda por justos y pecadores, artistas y otros, entre ellos, Serguéi Esenin, Vladimir Maiakovski, Nick Drake, Ian Curtis, Pablo de Rokha, Joaquín E. Bello, Silvia Plath, Virginia Wolf, Alfonsina Storni y a priori, libre de sus pecados poéticos, Alejandra Pizarnik. No sé si el acto de Alejandra o sus poemas o ambos desenrollaron la madeja de la araña. Este culto generó una especie de morbo, sobre todo en poetas jóvenes argentinos; porque el morbo y el arte se vuelven atractivos y Alejandra Pizarnik, entre sus crisis nerviosas (que las tenía), su genio y amor/odio al horror jugó a la ruleta rusa con esta cuestión que nos puso Camus. El problema se presenta cuando este acto de desesperación genera una salida que raya en la trascendencia y con un ápice de artificio artístico. En sus manifiestos y vida, Alejandra, jugó con ese doble juego. A Alejandra Pizarnik la descubrí en un libro que compilaba una serie de manifiestos de cómo escribir poesía, hace ya una década y esta Argentina nacida en Buenos Aires en 1939, amiga de Julio Cortázar y de Olga Orozco, otra gran poetisa, me enganchó en esta locura que promovía en sus manifiestos, y que se refería a cómo se debía percibir la poesía y la vida -su corta vida-. Pensé en Alfonsina Storni, en la voz de Mercedes Sosa cantando sobre el dolor maternal, en las olas, en Virginia Wolf, en Silvia Plath y el olor a gas, en la nota que dejó Alejandra el 25 de noviembre de 1972. “En el centro puntual de la maraña Dios, la araña” (3) Una nota es un manifiesto, y hasta en su hálito de suspiro la veo, sus ojos perdidos en la pena, lejana a lo artístico, más propio de una mujer que en su infancia creció acomplejada por su acné, por la sombra de su hermana, y la paranoia; se acorazó de libros, dogmas y postulados que hacían apología del horror, de la locura, del suicidio, pero también, del amor a la vida. Lo dicen sus poemas, sus pinturas, y su último acto, por eso a priori, Alejandra está libre de sus pecados poéticos. “No es cierto que la poesía responda a los enigmas -dijo-. Nada responde a los enigmas. Pero formularlos desde el poema es develarlos, revelarlos. Sólo de esta manera el preguntar poético puede volverse respuesta, si nos arriesgamos a que la respuesta sea una pregunta”.(4)
Un poema es una pintura dotada de voz Y una pintura es un poema callado. Proverbio Oriental
Con este proverbio comenzó un discurso en París, Diciembre de 1962. El Invencionismo, en el cual incursionó, junto al Creacionismo han sido incubadoras de originales imágenes cargadas de belleza, soledad de pequeños dioses atosigados con la santa tarea de revelar los mundos nuevos, severamente solitarios; sus arrogancias, arropadas de sesudas diatribas filosóficas, despojadas de ellas, se ven frágiles, humanas, infinitas y por eso se quieren. Las atesoro como paletas de pintura mientras dibujo la memoria en la ventana con la fuente acuarela, y en el fondo musical, Nick Drake: “una cura fácil, para una mente aproblemada”. ¿Se habrá topado Alejandra Pizarnik con el taciturno trovador Inglés en el tiempo que estuvo en París? Imposible, Drake, entonces era un chico aplicado estudiando literatura en Cambridge. Tal vez se cruzaron por la vereda, él con su guitarra al hombro y ella diminuta, le pudo haber llamado la atención ese joven de un metro noventa de caminata cancina. A priori, es un invento, una excusa que se me ocurre con Pizarnik. Alejandra te perdono, tu arrogancia, tu suicidio como obra de arte propia de tu ascendencia rusa (léase Serguéi Esenin o Vladimir Maiakovski), porque te estabas desmoronando desde que caíste desde tu paracaídas como Altazor y ahora te siguen una variopinta tribu urbana, buscando respuestas en tus preguntas. Tus poemas, como pinturas calladas, son suerte de ángel de la guarda, suerte de animita para los góticos porteños que pululan hoy por ahí.
“Recuerdo mi niñez cuando yo era una anciana Las flores morían en mis manos porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón. Recuerdo las negras mañanas de sol cuando era niña es decir ayer es decir hace siglos”
POEMAS ESCOGIDOS AMANTES una flor no lejos de la noche mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío Los trabajos y las noches (1965)
EL INFIERNO MUSICAL Golpean con soles Nada se acopla con nada aquí Y de tanto animal muerto en el cementerio de huesos filosos de mi memoria Y de tantas monjas como cuervos que se precipitan a hurgar entre mis piernas La cantidad de fragmentos me desgarra Impuro diálogo Un proyectarse desesperado de la materia verbal Liberada a sí misma Naufragando en sí misma
FRAGMENTOS PARA DOMINAR EL SILENCIO I Las fuerzas del lenguaje son las damas solitarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo lejos. Y lejos, en la negra arena, yace una niña densa de música ancestral. ¿Dónde la verdadera muerte? He querido iluminarme a la luz de mi falta de luz. Los ramos se mueren en la memoria. La yacente anida en mí con su máscara de loba. La que no pudo más e imploró llamas y ardimos. II Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo. Las damas de rojo se extraviaron dentro de sus máscaras aunque regresarán para sollozar entre flores. No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.
III La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo. Aún si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino.
FUGA EN LILA Había que escribir sin para qué, sin para quién. El cuerpo se acuerda de un amor como encender la lámpara. El silencio es tentación y promesa. El Infierno Musical (1971)
PARA JANIS JOPLIN a cantar dulce y a morirse luego no: a ladrar. así como duerme la gitana de Rousseau así cantás, más las lecciones de terror. hay que llorar hasta romperse para crear o decir una pequeña canción, gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia eso hiciste vos, eso yo. me pregunto si eso no aumentó el error. hiciste bien en morir. por eso te hablo, por eso me confío a una niña monstruo Textos de sombras y últimos poemas (1982)
LIBROS RECOMENDADOS Los Trabajos y las noches, 1965 Extracción de la Piedra de la Locura, 1968 El Infierno Musical, 1971
(1)El Mito de Sísifo. Albert Camus. (2)El poeta y su poema. París, Diciembre de 1962. Cómo se escribe un poema, página 246. Daniel Freidemberg, Edgardo Russo (3)Cómo se escribe un poema, página 246. Daniel Freidemberg, Edgardo Russo (4)Ibíd. Página 245
"La poesĂa permite corregir las erratas de la historia"
JosĂŠ Manuel Caballero Bonald Premio Cervantes 2012
José Manuel Caballero Bonald Premio Cervantes 2012 ASPIRACIÓN A LA ALEGRÍA En mi aposento, asaltado a veces por el hosco lebrel de la esperanza, palpando entre mis manos su vaho turbador, juzgo ahora mi propia aspiración a la alegría. ¿Podrá existir (digo en la noche) una palabra, la única sobreviviente, donde pueda almacenar mis sueños, defenderlos de toda vanidad, irlos purificando en mi interior tiranía callada, reagruparlos en una misma fuente igualatoria? Pero estoy solo frente al llamamiento del mundo: amo su fundación, vigilo sus mudanzas, trabajo cada día en las contestaciones de mi propia experiencia, junto mi vida en un papel. Y las palabras, al borde de ser dichas, próximas ya a mi sueño, pretenden suplantarme: soy el azar que se traduce en vano. (Nadie puede ser el espejo de sí mismo.) Feliz aquel que nunca puso nombre a su vida.
José Manuel Caballero Bonald Premio Cervantes 2012
La botella vacía se parece a mi alma
Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso. No beberé ya más hasta tan tarde. Otra vez soy el tiempo que me queda. Detrás de la penumbra yace un cuerpo desnudo y hay un chorro de música insidiosa disgregando las burbujas del vidrio. Tan distante como mi juventud, pernocta entre los muebles el amorfo, el tenaz y oxidado material del deseo. Qué aviso más penúltimo amagando en las puertas, los grifos, las cortinas. Qué terror de repente de los timbres. La botella vacía se parece a mi alma. Por las ventanas, por los ojos de cerraduras y raíces, por orificios y rendijas y por debajo de las puertas, entra la noche.
Tierra del Fuego. El 煤ltimo port贸n del fin del mundo.
Gino Ginoris Palabras contenidas
Quería hablar de los instantes el despertar en medio de la ola que carga en su arcoíris la mano distendida repetirme hasta el cansancio que cualquier franja de tierra con un muro es una isla u otra predecible incoherencia. Quería hablar de la belleza, borgiana maravilla que ahora desentona, de lo efímero, que desplaza como el desnudo en un cuerpo liberado de toda vanidad, pero quedo contenido ante la duda, dividido mi deseo por el mástil que falta a la sutil evocación de la palabra. Asumo entonces el peso brutal de los silencios, su arropado hermetismo capaz de estremecerme, por eso me callo.
Gino Ginoris
Para que me llamen denso
Este poema no tendrá su luz adolezco de esa suerte: andar descalzo sobre escombros de botellas, como la noche, escondida en el ropero cargando las deudas de su sombra. Nada sabrán estas palabras si no confían en la muerte como remedio necesario. Los aplausos se dejan a la puerta de los cines camuflados en los trajes de domingo. Escribo porque alguien pidió permiso en mi nombre empeñando los bocetos de un laberinto demasiado asido a la cordura. Lamento decepcionar a la sombra por lo del poema digo, y el ropero, tendrá al fin que seguir esperando.
Gino Ginoris
Temblores
Tiembla la palabra cuerda y germen del abismo, agua en torrentes que se precipita. Ojos abiertos, deshabitados, contemplad la inocencia del proyectil que pasa. Lleguen a verla: es el rugido del entorno lo que se agiganta y quema, como la sangre del destierro, salvada e inm贸vil cicatriz, ictus que impide la asonancia. Tiembla la lengua fina de preguntas porci贸n del gozo piedra lamedora y f茅rtil. Cuerpos adornados de sentidos contemplad la esperanza que cuaja en el destino de los hombres.
Gino Ginoris
Lo proscrito y la suerte
He sentido el vĂŠrtigo de palabras cinceladas en el vientre como testigos hambrientos de las despedidas, esa hambre pueblerina, casi justa, de sonido vacio, de falta de letras. He sentido la presiĂłn en las axilas los intentos de parir versos agrestes enajenados del ruido de las flores, solo parirlos y punto sin intenciones de llegar a la pupila. He sentido el miedo a conquistar tu nombre, eso tambiĂŠn, pero hablaba de poemas sin nacer y de campos libres de todo regocijo donde el destierro del color y los aromas son la sentencia del instante. Volvamos al inicio, vengo y me voy y no escribo silencios, solo la aspereza de saberme destinado a la cordura.
Verbo (des) nudo Año 3. Número 9 Santiago de Chile, Abril 2013 © Todos los derechos reservados. ISSN 0719-1626
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