Verbo(des)nudo No. 12

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Año 3. Número 12 Santiago de Chile Diciembre 2013 ISSN 0719-1626

Consejo Editorial: Coordinación: Mafalda Migliaro Maquetación y diseño: Sergio Melo Edición y dirección: Gino Ginoris

© Revista Verbo(des)nudo Aguas Claras 1571, La Reina, Santiago de Chile Contacto: revistaverbodesnudo@gmail.com

Todos los trabajos fotográficos utilizados en este edición No. 12 pertenecen a Gino Ginoris


Santiago de Chile, Diciembre 2013


Palabras del Editor

Se acerca el fin de año y la alegría se va apoderando de todos, momentos de reflexión, de encuentros y reuniones familiares, nunca nos abrazamos tanto como por estos días y llega también el cumpleaños de Verbo(des)nudo. No haré acá un recuento de estos años, ustedes tienen ese tiempo en nuestras páginas, al contrario de una revista de modas o de diseño o lo que sea, que olvidamos una vez hojeada en algún rincón de nuestras vidas, esta pequeña publicación artesanal va a formar parte de nuestros libreros o bibliotecas personales y ahí radica el motivo tremendo de nuestra alegría. Gracias a todos, a los que alguna vez formaron parte de este colectivo de locos, a los que han colaborado desinteresadamente con su obra, a aquellos que se han sumado desde distintos rincones del mundo a esta locura lindísima y la mantienen viva, gracias incluso a los que nos negaron, por aquí andamos, con una sonrisa enorme, unidos y felices demostrando que se puede soñar y sobre todo cumplir los sueños. Gracias.


Ricardo Jhalet Hernán Enrique Garrido Vertel, 1984 Montería, departamento de Córdoba, Republica de Colombia. Físico de la Universidad de Córdoba (Montería) y Magister en Ciencias – Astronomía del National Astronomical Observatory Universidad Nacional de Colombia (Bogotá), actualmente desarrolla su Ph.D en Física en la Universidad de Concepción-Chile, trabaja en European Southern Observatory (ESO) como estudiante investigador, en el área de Astrofísica Estelar, escribe poesía bajo el seudónimo registrado de Ricardo Jhalet el cual usa desde el año 2002, para firmar sus versos.

http://ricardojhalet.wordpress.com


Ricardo Jhalet

Instantánea

En la tarde clara de mis alucinaciones, Me oscilan de desconcierto las pupilas. Se me estremecen las piernas, te me vuelas de adentro, hasta sostenerme sobre tu piel liviana. Tienes que entender que he vivido siempre a pies descalzos, tratando de secar al cielo soledades, bajo las tardes frescas del Caribe. Pero se me las llevan las garzas. Porque amor no es igual que sexo, Un beso es más que el crepitar de un sueño. Para que una caricia sea buena, nos debemos soltar el pelo y que entre el nos corra la brisa. Mientras los labios oscilan sobre los cuerpos, fulminan los besos asesinos con ese abrir y cerrar de ojos que llegan de adentro de las pupilas.

Para que un beso, una caricia, un palpitar, sea en realidad bueno. Tiene que volver con el calor del día, Tendremos que ir y venir en cada suspiro, Volvernos pequeños entre las piernas, hasta perdernos dentro. Mientras el río corre y lleva piedras. Mientras los grillos cantan. Mientras en la mecedora, el viento nos despeina, y nos recorre insolente. Recordándonos todas esas caricias, que se nos olvida poner, entre el amor y nuestras soledades.

Itinerario de Besos (2013)


Ricardo Jhalet

Agresor perfecto

Vengan a buscarme, entren en mi casa y destrócenme los dedos, devoren mi lengua, lancen las sobras a los perros, porque este mundo se ha llenado de mierda. Cercénenme la cabeza, no tengan piedad. No digan qué tiene que ver aquí la poesía. Toma el cuchillo y corta profundamente la garganta, para que no nazcan palabras, para que no exista poesía. Pero eso sí ten en la mente siempre presente: Que para ser un buen agresor, primero tienes que ser una buena víctima.


Ricardo Jhalet “Deseo poder escribir algo tan misterioso como un gato” Edgar Allan Poe

El Gato.

Ese gato que todas las noches suspira, para que te quedes en mi mente, no mucho, ni poco, solo un rato; tenerte en un suspiro y dejarte libre, que vuelvas a mí con cada uno de ellos, para que vengas de mi pecho al tiempo en cada momento. Ser ese gato que te acecha sin que te des cuenta, ser ese gato que guarda tus sueños, sin esperar nada más que los besos de tus labios, el aliento de tu boca sobre mi cuerpo. A veces me provoca ser ese gato fiel, hasta que me duelan los huesos; porque no te he encontrado en otras, ni en labios, ni en versos, ni en cuerpo, ni piel.

Viajando en Dirección Sur (2012)



Ricardo Jhalet

Tienes que ver el atardecer caer detrás de tu mecedora para que recuerdes tu niñez.

Vivencias.

Allá vivo en el Sinú, tierra donde el Sol se oculta detrás de la tarde, rojo como tus labios, grande como tus ojos. La noche se hace clara, llena de estrellas, baja por tu cuerpo y en tus manos duerme. Una Luna que mengua el alma del Cordobés y hace que los ojos se hagan agua por su belleza, es esa misma Luna que desde niño guarda mi mirada y me acompaña inocente. Sabes, siempre he pensado que hay un lugar que tira de tu sangre, un lugar en el mundo que siempre vive en ti.


Anna Jorba Ricart

Anna Jorba Ricart

Nacida en Bata (Guinea Ecuatorial) en 1952 “Escribo para ocupar el tiempo libre y mientras me sienta feliz al hacerlo.”

Publico en los siguientes blogs:

“Nunca es triste la verdad” y Anna Jorba Ricart. Música y cultura.


Anna Jorba Ricart

Vaya con la crisis

Mi marido lleva dos años en paro. Despotrica de la crisis y está que se sube por las paredes. Últimamente para evadirse se escapa encaramándose a la rama del árbol y duerme colgado boca abajo. Mis hijos y yo estamos tan acostumbrados a verlo tan negro y siniestro que nada nos extraña de su comportamiento. Lo malo es que cuando llega la noche se transforma. Le crecen los colmillos y se vuelve agresivo. Ayer mi suegra gritaba y hoy está en la rama junto a él boca abajo. Tengo miedo porque al final acabaremos todos siendo una familia de “colgaos”.


Anna Jorba Ricart

Tener agallas

En la esquina de la piscina veo a un muchacho sumergirse. Me voy nadando hasta el otro lado y regreso al punto de partida. Sigue estando el muchacho sumergido. Me inquieto y meto la cabeza bajo el agua. Está con los ojos cerrados. Inmóvil. Me asusto y lo agarro arrastrándolo hasta la superficie. ¿Qué hace señora? - ¿No sabe que estoy cronometrando el tiempo de apnea? - Perdona, no conocía este deporte. Hoy lo he visto en la misma esquina con aletas, escamas plateadas y muy escurridizo. No le he dicho nada. ¿Habrá conseguido el record de adaptación al medio?


Anna Jorba Ricart

Tragarse sapos

Soltó

sin pensar, a bocajarro, aquella frase para manifestar su

indignación en aquel momento, pero nunca se imaginó que el eco en la respuesta fuera tan perjudicial, ni mucho menos que la intransigencia de Pastora se pusiera tan de manifiesto. Ella con sus regurgitadas carótidas lanzó un grito histérico, un improperio directo ¡mierda, mierda! se dio media vuelta y desapareció por el foro. Días después amigablemente le avisaron, pensó que tarde y a destiempo, poniéndole al corriente de las habituales reacciones que la mujer acostumbraba a tener, lo que alivió su sentimiento de culpa pero aumentó su decepción. Meses más tarde, observaba los canales de la correcta diplomacia por dónde aparentemente transcurrían sus conversaciones y seguía preguntándose: ¿Habrán sabido resolver sus diferencias? ¿Tanta necesidad tenían de comunicación? ¿Cuál era la razón y el interés que había por medio? Una tarde, enfrascada en la lectura de la novela recién publicada de la escritora Isabel M B que tanto le gustaba y devoraba con fruición, encontró respuesta a una buena parte de sus preguntas, en las palabras de su personaje Víctor cuando expresa: ..."hay que juntarse con todo el mundo, disimular, guardar las apariencias, componer las sonrisas, no dar pistas a los enemigos, desplegar diplomacia y tragarse sapos"... con ellas entendió el juego. Desde entonces se siente mejor, cree haber aprendido la lección, los sapos no le gustan, pero las ranas, bueno, las ancas de rana le vuelven loco.



Amando Carabias María

Bosquejo de autorretrato

Nací en Segovia, España, en 1962, donde sigo como un árbol sin ganas de mover los pies, un gorrión que no cruza fronteras. Pero desde aquí se contempla el mundo también, aquí sus circunstancias agitan –aunque apenas perceptiblemente- el devenir de los días. Soy consciente de la traslación y la rotación del planeta. Vivo y me desvivo por mis hijas, una mujer a la que amo –a pesar de algunas apariencias- y unos pocos amigos y amigas a quienes no confunde mi melancolía. A consecuencia de este vaivén a los largo de estos cincuenta y un años he escrito algunos libros. De ellos, algunos salieron de la incertidumbre del cajón. En prosa Aquel sábado lluvioso (novela), Cuentos de Euritmia (relatos), En busca del tiempo y su horizonte (biografía). En verso, Humanidad perdida, Versos como carne y Quizá un martes de otoño. Además y gracias al invento de Internet, sin duda uno de los avances más revolucionarios de la civilización, soy co-autor de la novela colectiva Oscurece en Edimburgo. A principios de 2014, en Sevilla, me editan otro poemario, Los andamios de los pájaros. Poco más, salvo que si algún día crezco me gustaría ser un zahorí de brisas y trinos, también de lágrimas y sonrisas.

http://amandocarabias.blogspot.com/


Amando Carabias María

Haikus para Navidad

noche de invierno soliloquio de fuente, dios en murmullo

balan ovejas y se acercan pastores fiesta de pobres

propone el ángel, duda la primavera, tiemblan los labios

miro al pesebre, como mira el pastor, niño dormido

al decir sí la virgen encendió nuestra esperanza

la navidad es un niño desnudo hijo de pobres

cantan los pájaros, al sol brotan las hojas, tiempo de espera

dios se arcilló nuestra misma sustancia: pobreza y barro

dudas y miedo pesadilla y pelea, vence el amor

recién nacido, arrullo azul la madre, oboes y ángeles

salmos de estrellas alumbran la tenada cantan los ángeles

mirra, oro, incienso, la estrella avanza y calla, palacio y establo

verbo hecho carne iluminando el barro: luz en vasijas

semilla muerta… cuando llegó su tiempo perfume y rosa


Amando Carabias María

No es mi palabra propiedad privada […el viaje milenario de mi carne…] Ángel González

No es mi palabra propiedad privada sino aluvión de sangre que me inunda, abrasando mi entraña, mi mano y mi quejido, moliendo el corazón y sus latidos. Estos no son mis versos, ni mis lágrimas, soy eslabón por donde cruza el tiempo, y es mi labor morir en la cadena sin fracturar la esencia de los martes. Mi verso dinamita el oropel de quien aún trafica con los sueños. Aunque vuestro silencio me dispare, lucharé por tejer esencia y noche de las manos que lloran sangre y miedo. Aún no comprendéis la asfixia, el llanto de un planeta que hiede a muerte próxima; aún no vislumbráis la sima abierta ante nuestras pupilas sin mirada. Será un alud de carne humana en grito, será el final de las sonrisas. El viaje milenario de mi carne, ese periplo abierto junto a playas donde la ameba se hizo labio y beso, llega al final abrupto de una fosa común, donde el olvido cubrirá nuestro despojo helado sin caricia. (De Los andamios de los pájaros)


Amando Carabias María

Siempre era de noche

Desde entonces ya no pudo dormir. La noche se quedó bloqueada en su ventana y de allí no se movió… Cada vez que se asomaba a la ventana no descubría otra cosa diferente que la oscuridad. Una penumbra cuya vocación era ser dedos como trozos de hielos enguantados en estrellas. El sueño había huido de su mirada y sus párpados no podían permanecer cerrados. Cada vez que se levantaba, sin embargo, nunca había amanecido, siempre era un helor nocturno detenido tras los cristales de su ventana. Un día, una semana, un mes, un año y otro… Siempre era de noche.

Lágrimas vencidas

Hay días de horizontes que se ensanchan, como un mar de sonrisas y jilgueros, días como de orfebres que regalan carruseles de allegros ma non troppo y jardines de besos que aniquilan las nieblas del latido del ocaso y alean en el oro de las hojas que alfombran las pisadas sin aliento. Son días como lágrimas vencidas, un vuelo de unicornios y delfines, días almidonados de futuro, cocinadas de sueños y nostalgias donde las alambradas de injusticia son apenas la sombra del otoño, casi el punto final de la novela, casi la espalda muerta de la muerte. Hay días para el sueño y la fragancia de una albada sin frío, sin relente, cuando la luz del sol caliente aun menos que el roce y las caricias sin fronteras quizá ebrias de utopías, pero firmes. Son días del otoño que parecen escritas por Vivaldi en primavera.


Amando Carabias María Versos como carne Quisiera que mis versos fueran carne… Carne como labios besando las heridas de los pobres, o besando las llagas que se pudren… Carne como labios besando las miradas solitarias, o besando las manos temblorosas de un anciano… Carne como labios, besando en esos besos que son llama, besando los deseos inflamados... Quisiera que mis versos fueran carne… Carne como dedos desgarrando injusticias y mentiras, condenas ilegales de inocentes… Carne como dedos aplastando cañones asesinos de flores y de risas y de razas… Carne como dedos acariciando esclavos indefensos, denunciando negreros perfumados... Quisiera que mis versos fueran carne… Carne como sueños que los niños convierten en idilios, en risas que alborotan funerales… Carne como sueños pintando de colores tanto miedo, impregnando recuerdos del pasado… Carne como sueños danzando libres en la noche oculta, y más hermosos cuanto más usados. Quisiera que mis versos fueran carne… Carne como ríos salpicando de luz el vientre oscuro, vivificando anhelos, pez en vuelo… Carne como ríos remontando los montes de las penas profundo cauce para vuestros sueños.


Amando Carabias María

07:21 El otoño construye la memoria, y la melancolía. Sus hojas amarillas me sollozan como un niño de fiebre y de cristal. No es el mundo el mejor lugar esta mañana para dibujar sueños en un mapa, ni siquiera los simples y evidentes, ni aquellos inocentes del pasado. Regreso a nuestra alcoba, donde reina el silencio de tu cuerpo, y su verdad rotunda, tu presencia, me salva de las dudas y del miedo. Pero sé que mañana, o dentro de tres vidas, ese lecho será un rastro de recuerdos. Ni siquiera otras huellas (improbables, fugaces), podrán borrar tu aliento, esa vereda donde me siembro en besos. Y la vida retorna a su equilibrio, porque la precisión de tu perfil es el inalcanzable confín de mi existencia, es pivote del mundo que evita su derrumbe en el definitivo cataclismo. Y cuando te hayas ido, mañana, o dentro de tres vidas, ¿cómo no se hundirán los universos y los amaneceres y las espadas de las flores? Mejor no preguntarse, mejor no anticipar el sufrimiento, mejor no convocar el laberinto ni al monstruo que lo guarda. Mejor aprovechar tu nitidez de brisa detenida y sosegada bajo las cordilleras de tu cuerpo, para entrar en el mundo sin lamentos, para subir a escena convencido de no ser adjetivo prescindible. (De Quizá un martes de otoño)


Mar profundo y azul

Un relato de Mafalda Migliaro


Era casi un ritual. Sin ponerse de acuerdo, en una noche estrellada cualquiera, se encontraban, sonreían cómplices, emergían y contemplaban en la distancia, la casa grande de ventanales inmensos. Refrescaban la memoria de aquellos lejanos días en que tratándose de competencias entre niños y niñitas, la contienda se podía decir que era desigual. Las niñas ponían en ridículo a los chicos y ellos, vencidos, las embetunaban con barro desde las trenzas a la punta de las alpargatas y para evitar las explicaciones, ellas, corrían al mar, se lanzaban al agua y salían limpias, limpitas, en un jolgorio de risas. El día del temblor fuerte, uno de tantos, años atrás, los pescadores de la caleta vecina pasaron avisando que no permitieran a los niños acercarse al mar; se había formado una gran depresión a una cierta distancia de la orilla, las olas golpeaban con fuerza y la resaca arrastraba en forma peligrosa. Les avisaron a los niños del peligro que acechaba frente a la casa de grandes techos. Ellos, serios, prometieron solemnes, no acercarse a la playa. Bueno…en realidad, prometieron no acercarse por unos minutos solamente, pero eso no se lo dijeron a nadie. En la tarde, después de leer, jugar en los árboles, ayudar a sacar los caracoles de los jardines, el lote de chiquillos salió a caminar por allí y haciéndose los lesos, se fueron acercando al lugar donde pensaban estaba el gran hoyo en el mar. Uno, intrigado, dijo “y si vamos a investigar?” el otro agregó ”alguien tendría que quedarse vigilando para que no nos reten” “nos metemos al agua vestidos o no?” preguntó una de las niñitas, entre risueña y coqueta. Y entraron al mar, cautelosos, para dar una mirada. El agua helada del Pacífico, esta vez estaba muy tibia e invitaba a nadar y acercarse a la depresión recién creada por el terremoto. El tiempo no se sentía pasar, ¡era tan agradable nadar en agua tibia! Como estar en vientre de la mamá, tibio, trasparente, protegido y silencioso. ¡Y hacían piruetas! demostrándose unos a otros cuán bien nadaban! ¿Cuántos años han pasado desde esas aventuras en las aguas del mar extrañamente tibias? Los tiempos son imprecisos. Entonces, como en un ritual, cada cierto tiempo, se encuentran y nadando juntos, emergen desde las profundidades de la gran depresión, tibia, azul profunda, en medio a las sombras de la noche estrellada, se asoman y quedan a ras del mar, mirando hacia la casa grande de la infancia. Los pescadores de la caleta vecina, esperan con ansia visualizar las dos sombras en las cercanías de la orilla del mar, saben que después de las apariciones en medio a la noche, vendrá un tiempo de cosecha y abundancia para sus redes♪


Daniela Gallegos

Daniela Gallegos Valenzuela, Rancagua, Chile 1984. Estudió en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, y actualmente trabaja como Profesora de Lenguaje y Comunicación en el Colegio Saint Paul. Sus comienzos literarios aparecen en la revista “Primeros Pasos” en el año 2001, y en la revista “Surcos”, año 2002. Ganadora del Concurso de Ensayos con “La era del vacío” difundido por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Gana el concurso de cuentos, difundido por la misma Universidad, con su cuento “Error o Delirio” en el año 2006, cuento que también fue publicado por la revista electrónica “Palabras Diversas” en el año 2011. En ese mismo año, publica un poema en prosa, llamado “Hombre Poesía”, en el diario El Rancagüino, en la ciudad de Rancagua. En el año 2012, con la ayuda de un poeta del Movimiento Poetas del Mundo, publica en U.S.A. su primer libro titulado “Pertenencias Holográficas”. Cuando el tiempo lo permite, escribe en su Blog personal “relampagueando versos” http://relampaguendoversos.blogspot.com, y en su página de Facebook: poemas http://www.facebook.com/rerelampaguendoversos?fref=ts. Además de poesía, escribe prosa, cuentos y nano relatos.


Daniela Gallegos

Meteorología

Escribo como una comarca pequeña que se huracana de norte a sur entre el espacio de un bosque ya sin árboles. Me abismo como un abismo, profundo y rocoso en las montañas, mientras me hielo entre tus manos lejanas. Me temo que no me he (con)vertido en lo que esperabas Me nublo en este cielo que a veces gris se opaca y a veces gris se azula. Me viento para irme lejos sin decir nada y me llevo a cuestas el polvo, y una que otra hoja huérfana del camino. Me lluevo fino, relampagueo constante, y trueno a los lejos.


Daniela Gallegos

Mi vida Y nublé mis lágrimas para no nublar mis ojos. Y temblaron mis venas para no temblar mis brazos Y mastiqué el corazón para no masticarme el alma. Inventé excusas sólo para marcharme Y llorar, luego, con la imaginación de un libro cerrado Y cerré los ojos también para no ver que en este mundo todo me mata Como si le molestara a la vida: Mi vida.

Ausencia Se perdió el silencio sin tus pasos se derramó el viento, y excesivamente todo lo desbordó, incluyendo la palabra segura, la mano que acariciaba el alma y la promesa de un beso profundo Mojada está mi piel de esta lluvia de ausencia que tu piel proyecta.


Daniela Gallegos

Quedamos

Quedamos los que sueñan, soñando desvarío Los que sienten, sintiendo sinsabores Los que llueven, lloviendo sueños grises Quedamos los que rompen alma y corazón para gritar sus penas. Los que esperan un rayo de luz en su tiniebla. Quedamos los sonrientes, llorando en las estrellas Los dormidos, despertando aletargados Quedamos los azules, tiñéndonos de oscuro Los de fuego, mojándonos los ojos Quedamos los vivientes, muriendo en cada ensueño Quedamos los silentes, gritando en las esquinas… Quedamos los que sufren, sufriendo en las batallas Los que escriben, dolores y tristezas Quedamos los que nievan, se escarchan y persisten En el vaho de una utopía que no ha de extinguirse…


Daniela Gallegos Siniestro

A menudo el mundo muere y yo quiero ser catástrofe, despeñadero infinito, avalancha poderosa al final de tu camino.

Fruto prohibido

La colisión fue al principio, cuando sólo había un fruto en el árbol y a medias degustamos su dulzura

Sueño

Oh yo quisiera despertar situada en el mismo sueño cortito en que te vi y reconocí



Francisco Alemán de las Casas

Nacido en Camagüey, Cuba, Francisco se define ante todo como hombre de radio. De profesión comunicador, estudió en el Instituto Cubano de Radio y Televisión, Instituto Superior de Arte (La Habana) y en el Instituto Oficial de Radio y TV de Madrid. A los 17 años comienza a trabajar como actor en teatro, en su ciudad natal. Con el paso de los años, se desempeña como escritor, actor y director, experiencia que traspasa posteriormente a la radio por más de dos décadas. Condujo durante seis años el programa `Hablar de Poesía' en la estación cubana Radio Ciudad de La Habana. Simultáneamente trabaja como locutor en la TV de su país. Ha recibido diversos premios en la radio cubana. En Chile funda las estaciones locales Radio Centro FM, Radio Isla y Radio El Monte. Su proyecto de realización conjunta sobre radios comunitarias es premiado con el Fondo Nacional de las Artes (FONDART 1999). Actualmente dirige del portal web Radio Mitos y colabora con varios medios digitales.

http://panchoaleman.blogspot.com/p/canibal.html


Francisco Alemán de las Casas Una pizca de sal

Lo poco que ganas por lamer la sombra donde piso se seca tras de ti al sol, caracol. Tu camino de tierra te matará cuando toques la sal que dejé con malsana intención sobre la hierba. Si no surtiera efecto la química casera me cuidaré de pisarte, amparado en mi propia torpeza. Diré que fue un accidente. Que no te vi. Hace años no distingo un caracol de una piedra ni una piedra de un hombre. De todo lo anterior pongo a Dios por testigo.


Francisco Alemán de las Casas Buena y mala señal

Hemos convenido adornar de rojo la punta de la daga no sea que a futuro de tanto descarnar la presa nos resulte monótona la muerte y ese suspiro posterior al sexo huela a musgo de piscina gris perenne insondable prematuro. Si algo hay que agregar a lo pactado será un toque de pimienta o algo más o menos culinario. Nadie aducirá poco consenso: Tú y yo fuimos siempre democráticos el resto de la historia si la hubo describe un par de temas contingentes, gózate de amarme o muere en el intento en ambos casos te ayuda la experiencia.


Francisco Alemán de las Casas

El Arquero

Ni muerte ni cuello que resista la soga penitente de los justos ni boca que se oponga al frío de la sangre dispuesta a dar de sí por omisión por inconsciencia. Ni grumos que se atoren en el cuello o flujos que no rueden por el nudo del verdugo principiante, que de arquero pasó a matador/licenciado y un poco más tarde a sepulturero/honorable. Después de descolgar la presa del cadalso habrá sido el arquero la mano poderosa de los pobres el brazo chueco de la ley que nunca falla. El hombre que ahora esconde su rostro en la capucha ayer sirvió tu mesa sus flechas hirieron el ciervo que comieron tu hermano, tu mujer y tu padre. Era tu última cena. (De la serie “La Aldea”)


Francisco Alemán de las Casas

Anti oda al churrasco

Mísero domingo que trasluce un par de ojitos de sol adormilados, hipotensos, estrábicos A falta de luz, antojo de churrasco. Aderezos típicos tomates medio verdes la mesa coja, como siempre Trozo de vaca muerta entre mis dientes amarillos de mostaza sintética Sabor a neumático Pobre vaca, Q.E.P.D., la que puso su carne mal cocida en la mano sin gracia del hombre que menea la sartén Pobre yo, que nunca descanso en paz ni en la sartén ni untado de mostaza ni con benzodiazepinas en la sopa Pobre yo, que no seré comido Por viejo Por tóxico Por duro Pobre yo que des disfruto otro día sin sol en vez de suicidarme de pereza sobre el pasto.


Francisco Alemán de las Casas

Pre epitafio a mi lengua Por su mala entraña Cortaré en trozos esta lengua artefacto de carne que me asecha, tortura y sodomiza sin contrato verbal o documento alguno que la imponga sobre el resto del cuerpo que alguna vez fue mío. La mataré. Mataré esa maldita lengua. Tijeras de podar serán mis dientes Mis muelas las inútiles de siempre Las que ven en silencio el sacrificio Las que gozan del gusto de la sangre que no ganan Porque es gratis porque es roja, caliente, salada, oportuna, con cierto picor a hierro en el regusto. Por mal parida, tóxica y artera haré pedazos esta lengua viperina Si perdiera los dientes en la guerra -no hay que subestimar las malas lenguasbuenas serían entonces las tenazas del herrero o la herradura en la pata del caballo o de ser necesario el caballo entero galopando sobre la maldita probóscide que se resiste a morir sin antes torturarme y torturar a tanta gente inocente, santa y perfecta que conozco.


Francisco Alemán de las Casas

Por lo mal educada que resulta por molesta por dañina por perversa debo moler mi lengua en la juguera. Una vez desecha toda, -por pura precaución-, me arrancaré las manos con una sierra eléctrica. He de esperar que la difunta -villana cual será después de muertavuelva de lo oscuro aun siendo lengua se apropie de mis dedos, si los tengo y lance sin mesura sus señas indecentes de lengua marginal al medio ambiente. Señor, tú que estás en los cielos y en todas partes dime que jamás estuviste en mi lengua. De otro modo tendría que arrancar tu cabecita del crucifijo con que rezo cada noche para que mis amigos sigan siendo inmaculados y mi lengua el objeto de todos los vicios que en el mundo han sido.


Piedra que te llevas las historias llĂŠvate tambiĂŠn la pesada lĂĄgrima


Una forma de ver y pensar en términos visuales, la fotografía de Gino Ginoris

Pensar en términos visuales, es la frase que para mí define a un fotógrafo. La visión personal de un objeto, las lineas , el ángulo, el sentido estético de la toma, captar el instante preciso, es lo que hace de una fotografía, algo más que una fotografía y la convierte en arte. Observar a la gente o un objeto, conlleva también fijar la atención en lo que le rodea y valorar el entorno, tanto el cercano como el fondo, los colores, las texturas, en otras palabras, el fotógrafo apreciará una escena por su potencial narrativo, visual y emocional de cada escena. Está también la libertad del fotógrafo, en este caso Gino Ginoris, de estudiar sus tomas y decidir si deja el producto tal como lo vió originalmente o bien intervenir su fotografía a fin de que la narrativa involucrada en ella, llegue al público con una fuerza distinta a la natural. Es el caso de la fotografía que vemos inmediatamente a continuación. Es una vieja trilladora, es cierto, sin embargo nos la presenta en temporalidades diferentes que nos llevará a imaginar situaciones distintas para una misma toma, y a partir de allí el espectador formulará la historia, al igual que un poema, será el público quien hará propia la imagen y obtendrá sus propias conclusiones.


El cascarón de un barco, en su esencia, nos muestra historias de viajes, sueños, esfuerzo, lucha, sufrimientos; es impactante lo que nos puede contar a simplea vista, sin embargo, cualquiera haya sido su historia, Gino Ginoris, interviene su obra y sin restarle el dramatismo que encierra, la viste de nuevos colores y la deja a disposición del espectador, para que incentivado por esta nueva visión, construya su propia leyenda. Esa es la genialidad de una fotografía.

El cuerpo humano, sus líneas y formas, al igual que un paisaje o la naturaleza, se presta admirablemente a ser tratado en el arte, ya sea al natural o bien en forma abstracta. Esta vertiente del arte fotográfico, recrear el cuerpo humano, al decir de los entendidos, es uno de los aspectos más difíciles del oficio. La fotografía que nos muestra G. Ginoris a continuación, con un tratamiento de luces, fondos, colores y superposición de imágenes es la representación exacta de lo dicho anteriormente.


La lectura de la toma que nos acompaña a continuación, nos habla de soledades y leyendas. Es el caballero de la triste figura que llega a descansar sus huesos en un lugar remoto. Puede ser que este paisaje o más bien dicho esa torre tenga otro propósito, sin embargo el tratamiento de los fondos, luces, intensidades en el cielo y entorno, entregan lecturas diferentes en cuanto a la temporalidad de la toma y desde allí, nosotros los espectadores, visionamos la fotografía y construimos la leyenda.


A futuro, en otra entrega de “Visiones” tendré la oportunidad de mostrar algunas tomas en Blanco/Negro que Gino Ginoris, fotógrafo, escritor y poeta nos ha entregado en su Muestra.


Decálogo del escritor

Augusto Monterroso

Primero. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

Segundo. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero. En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.


Séptimo. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo. Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.


A単o 3 No. 12


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