“Llegaron los comensales” es el título de la vajilla que ilustra esta cuarta edición de “Ficción La Revista”. Los personajes, en la vajilla, se encuentran alrededor de la mesa y conversan, callan o sencillamente miran. La gastronomía, el tema para esta edición, pasa por la mesa en algún momento de su trajín. Hay quienes hablan de sus placeres, “los placeres de la mesa”. Desde aquí nos atrevemos a asegurar que pocos muebles como una mesa, quizá una cama, pero aun aceptando la importancia de dormir o hacer el amor es difícil encontrar otro mueble, sobre una mesa también es posible hacer lo mismo, donde la existencia se haya puesto en juego tan a menudo, en la paz como en la guerra, en el odio como en el amor, en el derroche como en la escasez. Una mesa puede ser sencilla, redonda como la de Arturo o con adornos y rectángular como la Principal; puede carecer por completo de encanto e incluso tener una pata más corta, eso se soluciona con un papel, sin embargo reúne y en ocasiones separa. Las personas, como en los platos que ilustran esta edición, se sientan alrededor y comen o beben, conversan, traban conocimiento o se alejan sin remedio. Alrededor de una mesa pasa la vida y la muerte. Alrededor de una mesa, las conversaciones, como los silencios, son infinitos. Los convives de este número, entonces, ocupan sus puestos y conversan, cuentan historias, cuentos de vida y de muerte, de compromiso y de olvido, narran las comidas de otras tierras o desnudan los desmanes de la moda, los viajes y los recuerdos de otras épocas. Esta edición de “Ficción La Revista” es una invitación a la mesa. A esta mesa donde los personajes llegarán página tras página, contarán sus historias y se alegrarán cada vez que un invitado curioso se acerque a buscarlos. Esperamos que lo disfruten. Nos veremos de nuevo el año que viene, quizá no con una mesa de por medio, pero seguramente sí alrededor de la ficción, la crónica, la crítica y las historias. Los convives en esta mesa de narraciones y de historias viven y trabajan en Medellín. Gracias a todos. Saúl Álvarez Lara Editor saulalvarezlara@gmail.com
“Llegaron los comensales” es un proyecto de ilustración de vajilla que participó en “La mesa servida”. Museo de Arte Moderno de Medellín. 1995. Autor Saúl Álvarez Lara.
La culinaria hablada de mamá Reinaldo Spitaletta
5
Una comida especial Memo Ánjel
9
Sopa de aletas de tiburón Laura Areiza Serna
13
La cena fugaz Luis Fernando Calderón
16
Pescado crudo y pan con algo Nico Verbeek
18
Por la gracia de Dios Emperatriz Muñoz Pérez
22
Con el olor de las carimañolas de queso Leonardo Muñoz Urueta
26
¿Qué hago con este jengibre? Saúl Álvarez Lara
29
Comer y masticar Darío Ruiz Gómez
33
4
Solo un momento antes de la cena. Llegaron los comensales. Esmalte y cerรกmica. 1995
La culinaria hablada de mamá Por Reinaldo Spitaletta
N
Nos reunía a los cuatro
puertas de las casas, cerradas casi
muchachos en la cocina
siempre, porque cuando una esférica
y comenzaba sus relatos
se metía a una sala, no faltaba quien
con una frase: “hoy ten-
nos la devolviera vuelta pedazos y se
dremos comida de palabras”, que ya
armaba una coral de insultos acuñada
para entonces, en los días del can-
con pedradas. Los domingos enton-
sancio, se había vuelto un lugar co-
ces nos escapábamos de las historias
mún y fastidioso, porque uno, al escu-
de mamá, que, a veces, no hay por
charla, decía por dentro: “otra vez las
qué negarlo, eran simpáticas, o eso
mismas historias” y así, que mamá
dice uno, tal vez porque las nostalgias
desde sus ancestros, según contó,
se vuelven generosas.
venía con los cuentos por dentro. Las
Las palabras le brotaban a mamá
jornadas mañaneras con desayunos
como si salieran de una cárcel, con
de precariedades, eran diarias, menos
ganas de calle y libertad, y mientras
los domingos, cuando ella dormía
hablaba ponía al fogón arepas mez-
hasta bien entrada la mañana. En-
cladas con queso costeño, que le
tonces aprovechábamos para salir
transmitían al lugar un olor particular,
temprano, sin tomar ni comer nada,
como agridulce, y a hervir el aguapa-
apenas unos cascos de naranja, que
nela, que esparcía por la cocina un
los repartíamos entre los cuatro, a
aroma dulzón, y eso era todo lo que
jugar en la calle con los demás de la
nos aguardaba para el estómago, y
cuadra partidos de pelota de “carey”, porterías de piedras y unas ganas locas de corretear, driblar y hacer goles con gritos que estremecían las
…Las palabras le brotaban a mamá como si salieran de una cárcel, con ganas de calle y libertad…
Reinaldo Spitaletta Periodista y escritor colombiano Vive y trabaja en Medellín
5
FICCIÓNLAREVISTA4 decí que sí, que allá te irá muy bien, vivirás muchos años y yo sabré que estás ahí y eso me alegrará, y en esas me empujó y yo caía y caía sin tocar fondo y nunca llegué, porque en esos momentos desperté con el corazón descompuesto, y qué susto pero es que Valentina siempre ha sido como rara y no sé por qué soñé eso tan horrible, como pesadillas. Bueno, mis queridos, ya va a estar el desayuno y por hoy no les contaré más historias, que hay mucho que hacer. —¿Ma’ por qué hoy no hay mantequilla?, decía uno.
…porque había en cantidades infinitas frijoles y maíz, acompañados por carne de cerdo y tocino…
ella, para sazonar mejor los faltantes,
—Porque se acabó y no hay con qué
se dedicaba a contarnos historietas:
comprar.
anoche, muchachos, soñé con mi
—¿Má, por qué no hay chocolate, que
madre Estanislada que volvía de su
en la radio dicen que da mucha ener-
tumba a traerme muñecas españolas
gía?, preguntaba otro.
Mariquita Pérez, que siempre quise
—Porque apenas mañana vamos a
tener y que nunca el Niño Jesús me
mercar, y la aguapanela es muy nutri-
las trajo, porque las cambiaba en el
tiva y da calorías. Y esperen y verán
camino y me llevaba unas de trapo,
que con los que les voy a contar,
carilindas y todo pero no eran las que
quedarán bien alimentados:
yo quería. Mi madre había llegado
6
Soñé con la hija del Sultán, que iba
de Jerez, una aldea española, y traía
en un camello rojo, y me miraba con
roscas dulces y confites de manda-
ojos de “usted quién es” y yo antes
rina, los ponía sobre una mesa sin
de que ella preguntara o diera algu-
mantel y llamaba a todos los nietos a
na orden a sus custodios, le dije que
hacer una fila, tomen lo que quieran y
venía de tierras muy lejanas, de Antio-
el orden se mantenía, no había amon-
quia, donde en vez de camellos había
tonamientos ni rochelas, y todos nos
mulas y la gente trabajaba harto y
devolvíamos a las piezas con la boca
comía poco, o, es decir, sin variedad,
llena y los ojos contentos; ah, ¡ay!
porque había en cantidades infinitas
anoche también soñé con mi herma-
frijoles y maíz, acompañados por
na Valentina que quería arrojarme a
carne de cerdo y tocino, y le conté de
un pozo, ella decía que era uno de
una delicia que hacíamos, que sabía
esos que llaman de los deseos, que
bueno sola y acompañada, la arepa,
pidiera lo que fuera y se me con-
y la hija del sultán escuchaba con
cedería, y yo le decía que si abajo
interés lo que le narraba sobre chi-
había comidas de las que nos daba
charrones, quesitos, huevos fritos o
mamá, abundantes y sabrosas, yo no
revueltos, se relamía y de pronto dio
tendría problema en dejarme caer,
la orden de que necesitaba en palacio
porque qué bueno sería probar otra
a la extranjera para que le enseñara
vez las migas con tomate y cebolla,
de tales preparaciones, y estuve en
adobadas con manteca de cerdo,
esa inmensidad donde todo era de
que eran una maravilla para el desa-
oro y plata, con cortinas blancas de
yuno, y Valentina que sí hermanita,
telas orientales, pero, cuando ya la
princesa supo de las sabrosuras que les enseñé a hacer a sus criados, me dio una talega con joyas, que no pude traer hasta aquí porque en esas desperté. No sé por qué le gustaba tanto a la hora del desayuno despacharnos a punta de relatos, en una cocina amplia, con bancos pegados a la pared y fogón de chimenea, que ya no se usaba. Cocinaba con energía eléctrica y servía la mesa con placer, se le notaba en ojos y cara. “Vengan, pues, muchachos, vamos al comedor”
…porque lo que queríamos era tener una mesa sabrosa y creativa, como la de los vecinos…
y los cuatro íbamos en fila, sin cargar cubiertos ni pocillos; ella se encar-
los víveres escaseaban. “Las pala-
gaba de esos menesteres porque la
bras también alimentan”, decía, y
hacían feliz, según sus palabras. Allí,
en su tono había un dejo de tristeza.
volvía con sus cuentos, pero no los
Para qué negarlo, pero su voz ma-
soñados, sino los por ella inventados,
ñanera se nos hizo imprescindible,
como uno que hablaba de ogros: “Los
aunque cada uno, como debe ser,
ogros representaban los momentos
tenía una visión distinta de aquellas
de hambre que hubo en Europa, y por
intervenciones de mamá. Para mí
eso la gente, con necesidades, habla-
era una manera inteligente suya de
ba de frijoles encantados, frutos del
adobarnos la escasez en la mesa y
amor y mesas con todas las viandas
de no perder lo que había aprendido
y vinos. Para los glotones era triste
sin proponérselo de su abuela Es-
escuchar cuentos de mesas llenas
tanislada y de otros parientes, a los
y platos exquisitos. Y como sufrían
que mencionaba por sus nombres y
tanto porque nada había para tragar,
oficios, en una especie de genealo-
inventaron a los ogros para que se
gía que nos hacía aburrir, porque lo
comieran a los niños, a los que pri-
que queríamos era tener una mesa
mero engordaban y luego devoraban
sabrosa y creativa, como la de los
con placer”. En este punto, describía
vecinos, porque así nos lo contaban
los modos de cocción de los pela-
los muchachos de la cuadra, que ja-
dos, como se los tragaba, después
más habían probado el clásico plato
cuál era la digestión del comilón y de
de mamá: berenjenas con plátano
pronto, subiendo la voz, decía: “ahora
maduro, que ella preparaba de vez
sí a comer, eso es lo que hay. Agra-
en cuando dizque para sorprender-
dezcan que no hay ningún ogro en el
nos, así decía. Lo había aprendido de
vecindario”.
una amiga costeña. Era una suerte
Otras veces, nos sorprendía con
de masacota, un revoltijo que nos
relatos de Simbad, al que un mons-
producía arcadas, pero que muchos
truo volador estuvo a punto de
años después, cuando ya mamá es
deglutir, y con aventuras de arrieros
ceniza y recuerdo, quisiera volver
que llegaban a las posadas y por
a probar para verle su cara blanca,
las noches contaban cuentos de
riente, y evocar una de sus frases
espantos y de guacas, y su imagi-
de combate: “Ya ven que soy mejor
nación crecía en momentos en que
contando historias que cocinando”.
7
8
La espera y los cuchicheos. Llegaron los comensales. Esmalte y cerรกmica. 1995
Una comida especial Por Memo Ánjel
P
Provengo de una fami-
al comercio que a las profesiones.
lia de gente que come
La gente gorda y grande se ve bien
mucho. Somos gordos y
atendiendo restaurantes, tiendas
de fácil dormir: sobre la
de misceláneas, almacenes de
cama nos explayamos como molus-
ultramarinos, bodegas de vituallas,
cos babosos, dijo mi hermana en una
qué sé yo. Y nosotros fuimos co-
clase de biología y todos sus com-
merciantes, lo que nos impidió ser
pañeros rieron e hicieron chistes. La
filósofos, científicos o poetas, gente
profesora se quejó a mi madre de la
que admiramos pero que tiene poca
forma en que mi hermana hablaba
cercanía con la realidad. A través
de la familia y de los desórdenes que
de ellos supimos de lugares en lo
creaba en el colegio con estas histo-
que no se come o se come mal.
rias, pero no hubo qué replicar. Era
En casa tuvimos la experiencia de
cierto: moluscos, octópodos, man-
una tía política, Gertrudis, que se
chas de aceite, mercurio que se aco-
secó como una corteza de canela
moda sobre la superficie, podíamos
delante de un microscopio. Busca-
ser cualquier cosa mutante luego de
ba y clasificaba bacterias. Y pasaba
comer. Y a mi hermana le gustaba
noches enteras mirando a esos se-
narrar eso que veía, que seguro le
res casi invisibles hasta que ella se
parecía interesante.
convirtió en una bacteria de vestido
También somos altos, lo que hace
oscuro y piel áspera. Mi tío, hombre
que se note poco que estamos pasados de peso. Nos ven grandes, prósperos, propicios a enfermedades inesperadas, amigables, más dados
…También somos altos, lo que hace que se note poco que estamos pasados de peso…
Memo Ánjel Filósofo y escritor colombiano Vive y trabaja en Medellín
9
FICCIÓNLAREVISTA4 La mujer negra que le ayudaba, Celina se echaba la bendición. Hablar de lo
…a fin de cuentas en el mundo siempre pasa lo mismo, lo único cierto es comer…
escondido, decía ella secándose las manos en el delantal o acomodándose el trapo que le cubría el pelo, es como llamar al diablo. —El diablo come mejor que los ángeles, le dijo mi madre. —¡Santa Bárbara bendita! —No está tronando. —Tronará, si sigue diciendo esas cosas. Mi hermano menor, que es también gordo, invitó a su jefe a comer en casa. Eso pasó un sábado de noviembre, el tercero o el cuarto, no recuerdo bien, de 1995. El año lo tengo claro, porque la llegada de ese
gordo, se consiguió una amante y
jefe a nuestra mesa, un hombre flaco
Gertrudis ni se enteró. Debió estar
y bien peinado, fue un acontecimien-
seca por dentro, pues comía poco y
to extraño. Todavía, cuando lo recor-
bebía té amargo enarcando las cejas.
damos, nos miramos asustados. Mi
Mi hermana decía que tenía cara de
hermano menor, que fue el único que
comunista.
no fue comerciante sino químico, tra-
La cocina de nuestra casa era am-
bajó en una empresa de colorantes. Y
plia y tenía dos despensas. Una para
allí, como le dijeron sus compañeros,
los granos, las conservas y las espe-
existía la costumbre de invitar al jefe
cias y otra para las frutas y las verdu-
a comer a la casa de los empleados.
ras, en la que también se amontona-
Intimar un poco con el jefe propiciaba
ban periódicos viejos y revistas. A mi
un mejor ambiente de trabajo, eso
madre le gustaba leer periódicos ana-
dijeron los empleados más viejos. Y
crónicos: a fin de cuentas en el mundo
en tu casa se debe comer bien, se
siempre pasa lo mismo, lo único cierto
rieron.
es comer. Y con este criterio, mantenía
10
Mi madre, al enterarse al detalle de
las dos despensas bien abastecidas y
qué era ser un jefe en una empresa
a la de las conservas le creó una falsa
de colorantes, revisó sus libros de
pared, para guardar allí comida en
cocina, casi todos cuadernos escritos
caso de guerra, en especial pimientas.
por mi abuela, y decidió que come-
Las pimientas las conocía todas, Las
rían cordero al estilo de los puertos
verdes, las rojas, la negras, las rosadas.
del mediterráneo. Si a ese plato lo
Incluso una que tenía color de cera y
exaltaban las crónicas de capitanes
que la traían de Irán con los cominos
de barco y de piratas, de invasores
y la canela. Esas pimientas, con los
y de caravaneros, era bueno para
clavos de especia y las flores secas
un jefe venido del otro lado del mar.
molidas o los aceites, podían arreglar
Para un hombre solo que todavía no
cualquier comida. Más que el vino,
había traído a su familia y que, ade-
decía. Las papilas gustativas, estimula-
más de comer mal, quizá se hacía el
das por la mezcla de sabores fuertes
amor él mismo porque, como dijo mi
y suaves leen los sabores escondidos.
hermano menor, era tímido con las
mujeres, algo fuerte le daría otra idea de la vida. Se preparó entonces el cordero con pimienta rosada, aceitunas negras, tiras de pimiento morrón y aceite de oliva con ajo. Rodeando el plato fuerte, fuentes con pimientos, cuscús, algunas nueces, rodajas asadas de berenjena y algunos tragos de licor de anís. Un toque de azahar para el café que acompañaría el final de la comida, endulzado con mordiscos de dátil, sería el punto maestro. Mis hermanas se rieron diciendo que el jefe necesitaría mujeres después de esa comida. El jefe, un catalán que se llamaba Ricardo, apareció en casa con una botella de agua con gas. Llegó perfumado a lavanda y de traje elegante.
que el jefe catalán se marchara y la
Conversó con nosotros de su ciudad,
familia pudiera comer en paz. Pero
la familia, sus estudios en Alemania
el hombre no se fue hasta pasada
y de tennis, su deporte favorito. Y
la media noche, señal de que D’s no
de que era vegetariano y dado a la
escuchó sus plegarias.
antroposofía y por ello evitaba cual-
—Ese jefe tuyo se volverá terrible,
quier licor que pudiera enrarecerle los
un cuerpo sin grasa se convierte en
sentidos. Nos pidió un vaso para sevir
asesino, dijo mi hermana.
del agua que había traído. Mientras conversábamos, el olor del carnero salía de la cocina. —¿Cuánto demorará este hombre en quererse ir?, preguntó mi hermano
—No todos comen como nosotros, se defendió mi hermano menor. —Pero ese catalán no come, ¿estará muerto? Un sábado, el tercero o el cuarto
mayor. Mi madre, en tanto, revisaba
de noviembre de 1995, se preparó
la segunda alacena buscando algunos
en casa un cordero al estilo de los
vegetales frescos. De la primera sacó
puertos del Mediterráneo. Un cordero
frutas secas, avellanas y pistachos.
cargado con las especias suficientes
—¿Qué va con agua con gas?, pre-
para que los hombres, después de
guntó mi madre y le dijo a Celina que
comerlo, fueran a buscar mujeres.
abriera las ventanas de la cocina y
Pero, como el jefe salió vegetariano
bajara la temperatura del horno para
y evitamos que mi hermano menor
que el cordero no se echara a perder.
quedara mal (en la mesa se multiplicó
Al jefe se le sirvió tomates con un
el pepino combro y la zanahoria), lo
poco de pimienta negra, una pequeña
comimos en la cocina como no era,
fuente con acelgas y se puso un pan
de a trocitos y de pie, mirando de
trenzado a su disposición. Y mientras
reojo, sin alabanzas a las cocineras
comía, cada uno de los que estába-
ni historias de familia, risas y discu-
mos en la mesa iba a la cocina y allí
siones, que es como se come entre
picaba algo, para regresar con tajadas
gente que está viva.
de pepino y tiras de zanahoria. Celina y mamá rezaban en la cocina para
…era vegetariano y dado a la antroposofía y por ello evitaba cualquier licor que pudiera enrarecerle los sentidos…
—Los jefes atraen la mala digestión, dijo mi hermana.
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Cada uno tiene su lugar. Llegaron los comensales. Esmalte y cerรกmica. 1995
Sopa de aletas de tiburón Por Laura Areiza Serna
A
Alas cortadas al mar
Ya en el zodiac, el “divemas-
La nave zarpó de Buena-
ter” advirtió que la entrada sería
ventura, mar adentro 490
directo al fondo y que estuvieran
kilómetros. Lo acompaña-
pendientes de sus parejas, pues en
ba un equipo de buzos rusos. “Welco-
esta zona del mundo las corrientes
me to Malpelo”, dijo por fin el capitán
marinas son fuertes en la superficie.
al divisar un islote volcánico, después
“Reguladores en la boca… Nos ve-
de dos días de un azul interminable.
mos en el fondo a cien pies de pro-
Levaron ancla.
fundidad. Recuerden respirar lento,
“Acá en Malpelo podrán ver varie-
“…Nos vemos en el fondo a cien pies de profundidad. Recuerden respirar lento, profundo y continuo…”
profundo y continuo”. Ulia asió el
dad de peces y de tiburones como el
talismán de ámbar que llevaba en
aletiblanco, el ballena y el martillo. Es
su cuello, revisó su nivel de aire,
el sitio donde se desarrollan y migran
miró a su pareja y en una maroma
hacia las Islas Galápagos y por ello
hacia atrás, se zambulló.
es conservado como un santuario de fauna marina. Además es el tercer
Sopa de emperadores
mejor lugar del mundo para practicar
Pescadores somalíes llevan un
buceo a tanques”, refirió el instructor.
tiburón martillo sobre sus hombros
Ulia no podía despojarse del miedo
al mercado en Mogadiscio, Somalia,
de pensar en el máximo depredador
el 04 de noviembre de 2011. (Farah
marino. Sabía que, por instinto, los
Abdi Warsameh)
animales no atacaban al hombre y si sucedía se debía a la imprudencia humana, la invasión y abuso de sus territorios.
Laura Areiza Serna Antropóloga y escritora colombiana Vive y trabaja en Medellín
13
FICCIÓNLAREVISTA4 la regulación de los organismos que están en niveles tróficos inferiores, eliminan animales viejos, enfermos y débiles manteniendo la salud en los arrecifes y en las profundidades del mar”, concluye Colombo. Invocadores de tiburones En las islas de Papúa, Nueva Guinea, existen pescadores cuya tradición es singular. El conocimiento que
…los tiburones son sus ancestros más cercanos y por tanto los consideran sagrados…
Kim Ill toma asiento en un fino res-
tienen de los mares se ha conservado
taurante de Hong Kong. Tal como sus
al tiempo con la presencia de los tibu-
antepasados, debe conservar la tradi-
rones que han merodeado durante
ción en señal de prestigio consumien-
millones de años estas islas. Para los
do la sopa cada año. Mientras espera
nativos el mar es tan trascendental
el apetecido manjar, en la cocina ya
como la sangre que recorre sus venas
han sido peladas y lavadas las aletas
y, no por casualidad, la salinidad de
con peróxido de hidrógeno, a fin de
la sangre humana es la misma que la
mejorar su apariencia y textura.
del agua de mar.
A pesar de que su sabor es insípido y su contenido nutritivo es casi nulo
Papúa son los portadores del cono-
y tóxico, debido a la acumulación de
cimiento tradicional y cuidadores de
mercurio, cada año aumenta la de-
zona tropical. Para ellos los tiburones
manda de aletas de tiburón en Asia,
son sus ancestros más cercanos y
lo que ha provocado la casi extinción
por tanto los consideran sagrados.
de especies como el tiburón martillo.
Los invocadores extraen profundas
“Un juego de aletas: dorsal, pec-
lecciones para mantener su cultura
torales y caudal es muy cotizado en
sana a través de la observación de
el mercado internacional. Una sopa
estos animales.
puede oscilar entre 300 y 400 dólares.
El invocador parte solo en una
El resto del animal es devuelto vivo,
pequeña canoa. Entiende la conducta
al mar, condenado a morir desangra-
del tiburón. Consigo lleva un cascabel
do”, advierte el biólogo pesquero y
cuyo repicado en el agua emula la
guardaparques del Santuario Natural
actividad de los peces, presas de los
Malpelo, Colombo Estupiñán.
tiburones que pueden detectar las
Kim bebe la sopa de aleta de
vibraciones hasta 3 km de distancia.
tiburón y se siente satisfecho pues
Los auténticos invocadores deben
la dorsal sobresale en su plato; en él
esperar hasta doce horas la apari-
prevalece un ejercicio cultural que
ción del depredador a través de este
ha propagado el aleteo de tiburones,
llamado, y de cantos enseñados por
práctica que ha diezmado la pobla-
los abuelos más experimentados. A
ción de estos depredadores.
medida que la pesca industrial crece,
“Los tiburones poseen una capacidad reproductiva muy lenta, una
14
Los invocadores de tiburones de
para ellos se hace más larga la espera, año tras año.
madurez sexual tardía, un número
Por fin, un tiburón gris de arrecife
limitado de crías. Su desaparición
emerge del agua. El invocador con su
pone en riesgo todos los océanos
conocimiento del mar ha apaciguado
debido a que una de sus funciones es
su espíritu para pescarlo, pero éstos
tienen fama de ser escurridizos. Así que una vez avistado, el invocador debe preparar una carnada para que el tiburón pueda acercarse a su canoa. Luego de morder el sebo, prepara una soga en cuyo cabo está amarrado un flotador de madera. Al enlazar el tiburón con la cuerda, el hombre no puede retenerlo ya que es un animal fuerte y posee un dominio y agilidad que no pueden ser igualados por la fuerza humana. Pero el flotador evita que el animal se sumerja, así que, en una especie de encantamiento, después de mucho forcejear, se detiene debido a que el agotamiento le produce un estado
…No avista ni barracudas, ni peces loros, ni tiburones ballenas. Hay una extraña calma en el lugar…
denominado “inmovilidad tónica”. Entretanto, el invocador se aproxima con cuidado, pero esta vez para liberarlo, pues está comprometido con la cultura de la invocación de tiburones: éstos deben continuar vivos para que su tradición no muera. Pesca ilegal Una vez en el fondo, Ulia no puede observar ningún animal vivo. No avista ni barracudas, ni peces loros, ni tiburones ballenas. Hay una extraña calma en el lugar. El instructor desesperado indica que deben sumergirse más. La luz se disipa y las aguas se oscurecen. De repente, en el lecho marino de Malpelo, yacen cientos de tiburones muertos con sus aletas cortadas. Los pocos tiburones que no fueron atacados por los pescadores ilegales, es probable que se hayan perdido de su ruta natural. Al terminar la inmersión el grupo de buzos informó a la Armada Nacional lo ocurrido. El 29 de septiembre de este año fueron perseguidas tres embarcaciones costarricenses que practicaban aleteo de tiburones en Malpelo, se cree que cerca de 2 mil tiburones fueron asesinados.
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La cena fugaz Por Luis Fernando Calderón
…habíamos dispuesto una larga mesa, iluminada con tres candelabros y colmada de ricos manjares…
L
Los invitados empeza-
La antigua vajilla inglesa y el juego
ban a llegar. En casa
de cubiertos de plata esterlina que
todo estaba previsto y
habíamos traído de Bélgica, le confe-
la expectativa que había
rían un toque de distinguido esme-
deparado la cena, con el paso de
ro; azucenas frescas en el centro,
las horas, aumentaba. Era el festín,
sobresalían.
organizado con la debida antelación, para agasajar a Gabriel y Cristina la
gratos aromas y amena conversa-
única pareja que todavía permane-
ción. Una a una, las botellas se iban
cían solteros entre todas las amista-
destapando y se servía en finas
des, y a quienes tan sólo dos días les
copas de cristal Baccarat, un mágico
separaban de la boda.
coctel de ginebra, equilibrado con
En el salón principal habíamos dispuesto una larga mesa, iluminada con tres candelabros y colmada
leche de coco y sirope, con el cual brindaríamos. Cada comensal tenía su lugar asig-
de ricos manjares, listos para el
nado. Las sillas de los novios perma-
deleitar a los comensales; estaba
necían vacías, y estaban adornadas
ataviada con un mantel de lino y
con cintillos de tono fucsia.
crochet bordado a mano, servilletas
16
La noche era cálida, colmada de
Sentados ya a manteles ansiosos
de hilo blancas con contornos de
aguardábamos a los prometidos que,
vainilla la hacían lucir más elegante.
sin embargo, no llegaban. Pasaban los minutos y la velada decaía; sólo
Luis Fernando Calderón Poeta y escritor colombiano Vive y trabaja en Medellín
la sostenían los cuartetos de una música instrumental que provenía del fondo del salón.
¡Ahora sí!. Estamos todos. Llegaron los comensales. Esmalte y cerámica. 1995
La demora y el incómodo silencio obligó a que el resto de los invitados convirtieran las efímeras añoranzas
hacia la calle, pero a esa hora no transitaba nadie. Observé en la torre del campanario
en tema obligado: sucesos perso-
el reloj de la iglesia, pero sus maneci-
nales se dibujaron en las memorias,
llas estaban inmóviles. En un extremo
afloraron los ayeres, hubo evocación
de la mesa, una joven bella distraía
colectiva, y hasta se hicieron bromas
el tiempo observando el antiguo reloj
sobre los novios, algunas picantes.
de péndola colgado en la pared, que
Elizabeth, quien estaba en la cabe-
imperturbable marcaba las ocho en
cera de la mesa, regresó a la espa-
punto. Algunas parejas se despidie-
ciosa cocina para revisar la sazón.
ron. Uno de los asistentes se quedó
Allí Rodrigo, el chef elegido, batía con
dormido esperando aún a los home-
parsimonia la salsa con la que se iba
najeados.
a aderezar las carnes; él era quizás,
Desconcertado, detallé mi reloj de
uno de los pocos que no estaba
pulsera, pero estaba parado. Impa-
preocupado por la tardanza de los
ciente pregunté a la señora de la silla
convidados.
vecina por la hora, pero a la dama del
Por la puerta batiente presurosos los criados entraban y salían de la cocina; daban vueltas alrededor de
pelo cano que se notaba nerviosa, también su reloj se le había parado. En un momento dado y como quien
la mesa tratando de entretener a los
rehúsa aceptar la llegada de algún
comensales con variados canapés y vi-
visitante ineluctable hice un fugaz
nos añejos que traían de nuestra cava.
ademán, entonces vislumbré lo inexo-
Entre tanto, comencé a inquietarme; me asomé a la ventana, miré
…Desconcertado, detallé mi reloj de pulsera, pero estaba parado…
rable: era el tiempo el que se había detenido.
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Pescado crudo y pan con algo Sobre comer y comida en Holanda Por Nico Verbeek
…Empiezo por decir que los holandeses suelen comer pescado crudo, como los japoneses…
E
Es una situación bastante
tisfactoria y siempre me veo vacilan-
conocida para mí y siem-
do para contestar.
pre un poco incómoda. Me encuentro con una
deses suelen comer pescado crudo,
persona desconocida quien se ve
como los japoneses. Existe algo que
forzada de hacerme unas preguntas
se llama ‘haring” (arenque), un pez
generales para que la conversación
que se come crudo. Sin embargo,
no se queda en silencio y el ambien-
la verdad no es tan cruda como
te se vuelva algo tenso. Entonces
se podría pensar: el arenque no se
viene la pregunta temida: ¿bueno, y
consume recién salido del mar, pero
cómo es la comida holandesa? ¿No
pasa primero por un baño de vina-
extrañas la comida de tu país?
gre y por lo general es adobado con
La segunda pregunta la logro despachar con facilidad. Siempre
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Empiezo por decir que los holan-
abundante cebolla… ¿Pero lo que sigue? No sé. De
digo, de acuerdo con la verdad, que
pronto trato de explicar que a los
no la extraño ni cinco. Sin embargo,
holandeses les gusta mucho la papa
contestar la otra pregunta me cues-
y que el plato común y corriente,
ta mucho más. De verdad, ¿cómo es
digamos tradicional, contiene verdu-
la comida holandesa? Aunque me lo
ras, un poco de carne o pescado y
han preguntado a menudo, todavía
mucha, mucha papa. Sobre todo en
no he podido dar una respuesta sa-
forma de puré. Sin embargo, veo los ojos espe-
Nico Verbeek Periodista y escritor holandés Vive y trabaja en Medellín
ranzadores de mi interlocutor y siento que quieren saber más, entonces a veces logro decir también que
Siempre hay uno que llega tarde. Llegaron los comensales. Esmalte y cerรกmica. 1995
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FICCIÓNLAREVISTA4 comida “típica holandesa” es muy difícil de encontrar. ¿Alguien, alguna
…a los holandeses no les nace, espontáneamente, el gusto por la buena comida, la cocina refinada, los platos ricos…
vez, en sus viajes por el mundo, se ha topado con un restaurante holandés? Lo dudo mucho. Pensándolo bien creo que a los holandeses no les nace, espontáneamente, el gusto por la buena comida, la cocina refinada, los platos ricos, y esto tiene que ver con su cultura y sus costumbres. Holanda es un país calvinista. Como Inglaterra. No es gratuito que los dos países tienen ambos mala fama en cuanto a la calidad de su comida y su culinaria. En Inglaterra la gran mayoría de la gente, sobre todo de los estratos bajos, se alimenta todos los días con el mismo plato insípido del famoso fish and chips, que no es otra cosa que
en Holanda de todas formas comen
un pedazo de pescado, poco recono-
mucho pan y que también fabrican y
cible, y una cantidad de papas fritas,
comen los mejores quesos del mun-
ablandadas por causa del aceite o
do. ¡Y esto ni siquiera es mentira! De
de alguna sustancia vinagrosa que
esa manera logro dejar un poco satis-
echaron encima.
fechos a los que están interesados en conocer los secretos alimenticios
tiempos los calvinistas, o los protes-
de por allá en los Países Bajos.
tantes en general, han vivido con la
Reflexionando un poco más sobre
creencia que la vida es un valle de
el tema, tengo que decir que la coci-
lágrimas y que todo lo que se hace
na holandesa ha mejorado bastante
en la tierra no es más que una prepa-
en los últimos años, pero esto se
ración para la vida eterna. Creen que
debe más que todo a la influencia
no le hace ninguna gracia a Dios que
de sus antiguas colonias (Surinam
uno lleve la gran vida durante su es-
o Guyana holandesa y sobre todo
tadía en la tierra y están seguros que
Indonesia), cuyos migrantes han
lo que realmente importa es prepa-
traído en el transcurso de los años
rarse para el encuentro con el Crea-
unos platos deliciosos al frio norte. Es
dor. En ese tipo de cultura no es bien
por eso que hoy en día uno también
visto que el ser humano de muestras
puede encontrar en la mesa holande-
del disfrute y gozo de cosas tan ba-
sa platos exquisitos con todo tipo de
nales y terrenales como la comida.
arroces, salsas, condimentos y verduras dulces.
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La verdad es que desde los viejos
También es verdad que especialmente en Holanda la importancia de
También es verdad que en las
la religión en la vida diaria ha merma-
grandes ciudades de Holanda, uno
do bastante, sobre todo desde los re-
puede encontrar una gran cantidad
volucionarios años sesenta del siglo
de restaurantes: de comida china,
pasado. Sin embargo el alma de un
francesa, italiana, griega, árabe…
pueblo no se dejar cambiar tan fácil y
Pero un restaurante donde sirven
aun siento que para los holandeses,
…no debe sorprender que de las tres comidas del día, dos sean comidas sencillas, con pan, y algo para colocar en el pan… en términos generales, la comida es más una necesidad fisiológica que un real disfrute. Y eso tiene, sin duda, repercusiones en la manera cómo viven la comida y el comer. Por eso no debe sorprender que de las tres comidas del día, dos sean comidas sencillas, con pan, y algo para colocar en el pan. Apenas en la noche, una sola vez en el día, el holandés se atreve a disfrutar de una comida grande, un plato fuerte, o como se dice popularmente en Holanda: una comida caliente. Claro, también tiene que ver con el ritmo de la vida. Porque normalmente el holandés trabaja de ocho de la mañana a cinco de la tarde y toma apenas un descanso de media hora para almorzar. Y muchas veces este almuerzo consiste en… no más que un sánduche, muchas veces traído de la casa. De pronto tal costumbre tiene que ver con las costumbres alimenticias, pero también puede estar relacionado con otra característica típicamente holandesa: su tendencia a la sobriedad y el ahorro. Pero esto es, como dicen, otra historia…
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Por la gracia de Dios Por Emperatriz Muñoz Pérez
…Esos primeros días los caminé sola, sin Isabel. La tía Julia dijo que Isabel tenía fiebres, pero que en muy poco tiempo se podría bien…
N
No se lo dije a nadie. Sería nuestro secreto, dijo ella,
otros pueblos de Antioquia, uno podía
y yo acepté. Me gustaba
caminar tranquilo por sus calles. Yo
la idea de tener secretos
era una niña de diez años saltando
y ser cómplice de alguien. Además el
entre las aceras, recogiendo piedras
acto me parecía inofensivo, un sim-
en la calle, margaritas o rastrojos de
ple plato de comida, ¿qué malo podía
los jardines de San Roque. Una niña
ser? Un juego de la señora a quien mi
que se paraba en las puertas abier-
cara redonda, mis ojos oscuros y ese
tas de las casas para husmear lo que
mar de pecas que cubrían mi rostro,
había dentro de ellas.
le habían llamado la atención, así lo dijo. ¿De dónde eres?, me preguntó. Dijo que nunca me había visto por allá. Y era cierto, esa era mi primera
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Eran los años en que por ese, y
Esos primeros días los caminé sola, sin Isabel. La tía Julia dijo que Isabel tenía fiebres, pero que en muy poco tiempo se podría bien. —Salga, niña, vaya, juegue, a lo
visita a la casa de la tía Julia. Creo
mejor hace algún amigo. Hable con la
que no llevaba más de cinco días de
gente, aquí puede hablar con todos.
haber llegado. Eran las vacaciones
Creo que a mi tía le molestaba
de fin de año, las de diciembre, las
verme tan callada, detrás de ella,
primeras que pasaba lejos de mi casa
siguiéndole los pasos por la casa. Por
y en compañía de mi prima Isabel.
eso, desde las nueve de la mañana, mis pies tocaban la calle y mis ojos se
Emperatriz Muñoz Pérez Escritora colombiana Vive y trabaja en Medellín
posaban en las casas, en sus puertas cerradas, en las abiertas y en las por abrir.
Todos hablan al tiempo. Llegaron los comensales. Esmalte y cerรกmica. 1995
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FICCIÓNLAREVISTA4
…Lo cierto es que ante la señora del plato, yo estuve callada…
rando. Y aunque no hubiera estado sorprendida, tampoco le hubiera respondido. En esos años hablaba muy poco, sólo lo hacía con mi madre o con algunas amigas, niñas de mi edad. Para mí todos los adultos eran extraños y con los extraños no se debe hablar, me decía mi mamá; una mujer de ciudad, educando a una niña en la ciudad donde los peligros abundaban, un nicho de violencia, de
Y fue precisamente en una de las últimas (en las por abrir), donde
Por eso en los pueblos se podía
tuve mi encuentro con la señora del
caminar sola, afirmaba, los malos
plato de comida. Yo estaba entre-
estaban en la ciudad. La invitación
tenida contando los cuadritos que
que me hiciera la tía Julia, le pareció
tenía delineada su puerta de madera.
a mi madre una buena opción. Yo
Recuerdo que era una puerta de color
me la llevo para San Roque, le dijo,
verde y que además tenía colgada en
el aire le vendrá bien. Allá no hay
la mitad una herradura muy brillan-
problema. Puede hacer amigos y a lo
te. Miraba las líneas y el reflejo de la
mejor se le quita esa “calladera” que
herradura cuando ésta se movió en el
mantiene.
momento en que abrieron la puerta.
Lo cierto es que ante la señora del
Fue muy rápido y no pude correr, por
plato, yo estuve callada, escuchando
eso me quedé de pie, mirando a la
sus preguntas, viendo sus labios rojos
mujer que parecía enorme ante mis
moverse:
ojos. Creo que llevaba un vestido ne-
—Toma, niña, por la gracia de Dios,
gro y, sobre él, un delantal blanco con
dijo, es para ti. Es lechona…, apuesto
manchas rojas; tenía unas medias
a que nunca has comido lechona.
veladas recogidas en un nudo a nivel
Y eso, también era cierto, nunca
de la rodilla y unos zapatos negros de
había visto un plato donde abundara
tacón. La cara era blanca, tenía sus
la carne en trozos grandes y peque-
mejillas muy rojas al igual que sus
ños, el arroz amarillo, las arvejas
labios. Pero eso sólo lo creo, no estoy
verdes, saltonas y, por allá, una que
segura de ese recuerdo, quizás lo
otra papa, pequeña, cocida y, mucho
imaginé después, cuando pensaba en
menos, esa porción de cuero tostado
ella en medio del acoso que me pro-
y a la vez jugoso. En un extremo del
ducían las náuseas y el vómito… Lo
plato había una arepa redonda, pe-
que sí recuerdo con certeza es que
queña y, sobre ella, un moñito hecho
la mujer tenía en la mano un plato de
con cintas verdes y rojas, un adorno
comida cubierto con un paño y las
de navidad que podía llevarme cuan-
preguntas de que quién era yo y de
do terminara de comer; pero el plato,
dónde venía, también cuando habló
también con dibujos de navidad,
de mis pecas y de mis ojos negros.
debía devolverlo.
Ella habló sola todo el tiempo,
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gente mala venida de otras partes.
porque yo no le respondí. No es que
—Siéntese, niña, coma, yo la acompaño, me dijo.
sintiera temor, pero estaba sorpren-
Y en el quicio de la puerta, comí.
dida por la rapidez con que la puerta
Ahora pienso que pude correr, tirar
se abrió, como si me estuviera espe-
el plato y correr. Decirle que no y co-
rrer, pero los adultos me intimidaban,
tarle mi experiencia con la señora del
ni hablar ni correr…
plato, cuando de afuera pude oír a la
Y, en compañía de aquella mujer adulta y extraña, comí despacio,
tía Julia regañando al tío German: —No, eso no te lo vas a comer,
saboreando cada porción hasta ter-
eso es gato. Vos lo sabés Germán.
minar todo el plato. Recuerdo que la
Dejále eso a los recién llegados, que
carne era jugosa y se deshacía en mi
no saben lo que nosotros sabemos.
boca y que al morder el cuero algo se
La mujer come gato y siempre lo ha
escurría por mis labios. También re-
hecho.
cuerdo cuando pensé: No puede ser
Él le decía que eran puros agüeros
malo, sabe muy rico. Y las palabras
y chismes de las mujeres del pueblo,
que ella dijera al final:
pura bronca que le tenían a la mujer
—¿Por qué sabías que era lechona?
porque no se juntaba con ellas para
El conflicto fue tenaz. Aquella carne
—No le digas a nadie que te di lechona. Ese será nuestro secreto.
ocuparse de la vida de los demás. Y le
tierna y deliciosa que se diluía en mi
Caminé muy orgullosa de regreso
preguntaba que cuándo había comido
boca no podía ser de un gato, pero
a la casa de la tía Julia. Había hablado
gato para reconocer la diferencia con
la sola idea me ganó una semana de
con un adulto y me devolvía intac-
un Lechón.
vómitos y fiebres, y el retorno precipi-
ta, nada malo me había sucedido, al
Pero la tía Julia insistía:
tado a mi casa en la ciudad. Se conta-
contrario, recibí un obsequio. Pero
—¿Decíme a dónde están los gatos
gió, dijo la tía Julia, y aún puedo ver la
no podía contárselo a la tía Julia, era
que siempre cuida?, decíme Germán
cara sonriente de la prima Isabel, con
un secreto. Esperaría a Isabel, ella
¿a dónde están? Cada año tiene dos
esa pregunta apretada en sus labios:
lo podría saber, llevaba el moñito de
o tres nuevos y después no apare-
¿Por qué sabías que era lechona?
navidad guardado en el bolsillo de mi
cen. Hasta el párroco no se come lo
falda, esa sería la prueba. Mas al día
que le lleva, siempre se la da a otros,
fiar de los adultos, agregué la duda
siguiente, todos mis propósitos se
él dice que por pobres, pero noso-
de cuáles adultos desconfiar. Aún no
vinieron a abajo.
tras estamos seguras de que es por
sé qué tan confiable era mi tía Julia,
miedo. No se señor, aquí no se come
ni qué tanto de gato tenía la lechona.
da, estaba en la casa de la tía, jugan-
gato, de pronto terminamos como
Lo único cierto es que no he vuelto a
do escalera con Isabel en su habita-
ella, llenos de manías.
comer otra mejor que esa y aún con-
Era quizás el sexto día de mi llega-
ción. Ya era de noche, y la tía Julia
Y dijo algo sobre la soledad de la
A la disyuntiva de confiar o descon-
servo el moñito de navidad. Quizá de
recogía del patio la ropa que había
señora, de que nunca salía a la ca-
esa experiencia me quedó el gusto de
lavado, el tío Germán veía televisión
lle en pleno día, que apenas abría
ofrecer, por la gracia de Dios, un plato
en la sala con Esteban y Damián los
la puerta y que de ella sólo se sabía
de comida en las fiestas de navidad.
hermanos de Isabel, cuando tocaron
cada fin de año cuando le daba por
a la puerta.
brindar su plato de lechona.
—Abre, me dijo Isabel. Yo corrí para hacerlo, pero el tío
—¿No ves que hasta se parece a un gato? Esa sólo sale en las noches.
Germán se adelantó, detrás fueron
Si no me creés, preguntále al carni-
Esteban y Damián y un poco después
cero o a cualquiera de los que tienen
salió la tía Julia. Luego escuché las
criaderos de cerdos: ¿a cuál de ellos
palabras: Es por la gracia de Dios y
le compra los lechones?, ¿a cuál de
el sonido de la puerta al cerrarse.
los que venden en la plaza le compra
Vi cuando la tía Julia le quitó de las
las verduras o el arroz?
manos al tío Germán un plato que re-
Y entre palabras que me llegaban
conocí por el moño de navidad sobre
unas veces como gritos, y otras como
la arepa. Corrí a la habitación y le dije
murmullos, pude escuchar el choque
a Isabel: Es la lechona. Estaba feliz,
del plato contra la caneca de la basu-
la idea de comer de nuevo aquella
ra. Miré a Isabel y ella sonriente me
delicia me entusiasmaba. Iba a con-
preguntó:
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Con el olor de las carimañolas de queso Por Leonardo Muñoz Urueta
…Después de que hayas cocido la yuca, con una pizca de sal para darle sabor, ponla a reposar y luego la mueles…
I
Ingredientes:
do lo vuelvas a ver dale mis saludos,
• 1 libra de yuca ribereña
dile que lo recuerdo…
Media taza de queso costeño rallado
Después de que hayas cocido la yuca, con una pizca de sal para darle
• 3 cucharadas de fécula de maíz
sabor, ponla a reposar y luego la
• Sal al gusto
mueles…
• 2 cucharadas de aceite de oliva
Despacio Roberto, es preciso que muelas la yuca despacio, no aprietes
Preparación:
tanto el molino, la masa de la yuca
Dile a tu hermano Guillermo que
no debe ser muy blanda. ¿Te acuer-
en las madrugadas no olvide echarle
das cuando de niño me ayudabas a
agua a mis plantas. Dile también que
moler la yuca en la madrugada? Te
les hable, que a ellas les gusta cuando
levantabas sin necesidad de que yo
les cantan y les hablan. Dale a probar
te despertara. Roberto, no muelas
de estas carimañolas y se acordará
tan rápido. Uno aprende con el paso
de mí…
de los días y los años, que hay cosas
Ay mijo, me alegra verte preparando estas carimañolas. En la mañana
quieres moler la yuca, así querías vi-
cuando estuviste en el mercado com-
vir, todo arrebatado. Así no es la vida,
prando la yuca en la tienda del señor
Roberto…
Mañe, sé que preguntó por mí, cuan-
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que requieren paciencia. Así como
Te acuerdas de Lucila cuando me decía: ten cuidado con tu nieto, se
Leonardo Muñoz Urueta Escritor colombiano Vive y trabaja en Medellín
está juntando con malas compañías. Dime, ¿qué podía hacer yo? Muchos me decían que te estaba malacos-
Los primeros o ya vendrán los otros. Llegaron los comensales. Esmalte y cerámica. 1995
tumbrando. Ni Lucila ni nadie sabían
la amasas en forma de bola, haces
que tu madre te había dejado en una
un hueco en el centro con el dedo
hermano Guillermo que le eche agua
hamaca con cuarenta días de nacido.
pulgar, lo rellenas con queso rallado y
a mis plantas, dile también que les
Te dejó el mismo día que peleó con
sigues dándole forma…
hable, que a ellas les gusta cuando
tu papá y se fue para no volver. Ahora
¿Te acuerdas Roberto, aquella
Roberto, no olvides decirle a tu
les cantan y les hablan. Dale a probar
él vive en la ciudad con otra mujer,
mañana cuando me dijeron que tu
una de estas carimañolas de queso,
rebuscándose la vida, no sabe de tus
nombre estaba escrito en la lista
doradas, acabadas de freír, con el olor
noches de fiebres o de las veces que
negra de Los goleros, esos que decían
de las carimañolas me recordará.
te he llevado de urgencias al hospital.
hacer limpieza de la basura humana
Cuando tu profesora me ponía quejas
y que te daban cuarenta y ocho horas
de ti, y yo te amenazaba con amarrar-
para que te fueras del pueblo porque
“Los sueños de Luciano Pulgar”, en la
te toda la noche en el palo de coco, ni
vendías y consumías marihuana? Esa
Biblioteca Municipal de Bello, Noviembre
así me hacías caso. Yo te comprendía.
mañana lloré tanto y me arrodillé
8 de 2007
Para ti tampoco era fácil la vida…
ante el palo de coco pidiéndole a la
Sí, al amasar la yuca molida le
virgencita de La candelaria que me
echas tres cucharadas de fécula de
ayudara a guiarte por el buen camino.
maíz para que la masa tenga con-
Esa mañana todas las carimañolas se
sistencia. ¿Recuerdas que la única
agriaron…
manera de convencerte, para que te
Donde me encuentro, todavía
quedaras en casa haciendo las planas
me llega el olor de las carimañolas
que te había dejado la seño Denis,
cuando se están friendo en el acei-
era prometiéndote unas carimañolas
te hirviente y de pronto pienso que
rellenas de puro queso?...
valieron mis carimañolas junto con
Con los dedos untados de aceite tomas un puñado de yuca molida y
Primer puesto Concurso de Cuento
mis rezos para que entendieras que la vida es sólo una…
27
28
“Días sin verte” Llegaron los comensales. Esmalte y cerámica. 1995
¿Qué hago con este jengibre? Por Saúl Álvarez Lara
E
El despertador sonó a las
su cerebro, que la jornada no iba a
cuatro de la mañana. Lo
ser la mejor. Estaba perdido, pero no
apagó. Sonó de nuevo a
se extrañó porque cada mañana era
las seis. Hasta las nueve y
igual. Nunca sabía en que día estaba
media sonó cuatro veces más. Era el
y para identificarlo debía comenzar
encarnizamiento total entre la alarma
por recordar el anterior. Mientras iba
y la mano que golpea con fuerza el
hasta la cocina, integrada al salón
aparato para apagarlo. Nunca se le-
por un mesón móvil, recordó un
vantó antes de las diez a menos que
compromiso, pero como todavía no
fuera a salir de viaje. Cuando le habla-
estaba despierto, le fue difícil con-
ban de ir a algún lugar, aunque fuera
cretarlo. A tientas buscó la llave del
de vacaciones, lo primero que recor-
agua. No había agua. A tientas buscó
daba era despertar aun de noche, la
el teléfono y llamó al portero. Toda la
chaqueta con el cuello hasta la orejas
semana, le respondió, anunciamos
para protegerse del sereno y el café
que hoy no había servicio. El com-
humeante entre las manos, cerca de
promiso volvió a su memoria aun sin
la cara para que el vapor y el aroma
definición. Algo más despierto buscó
calentaran por dentro, hasta los pies
el espejo del baño y lo que vio no
que es por donde entra el frío, sobre
le dejó dudas. Estaba dormido. Su
todo al amanecer.
cara borrosa le recordó un almuerzo
Se levantó a las diez y media
¿dónde, con quién?
cuando ya no fue capaz de luchar más contra los dictados del tiempo. Apenas puso el pie derecho en el piso sintió, por el frío que subió hasta
…A tientas buscó la llave del agua. No había agua. A tientas buscó el teléfono y llamó al portero…
Saúl Álvarez Lara Escritor colombiano Vive y trabaja en Medellín
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FICCIÓNLAREVISTA4
…Mientras el agua con dos cucharadas de sal y aceite de girasol hierve, parta los tomates en dos…
aceite de oliva, nada. Sólo había jengibre y el recorte de un artículo pegado a la puerta del mueble donde guardaba los dos únicos platos que había en el apartamento. “… Si sólo tiene jengibre, dijo un chef, póngaselo, con seguridad el resultado será excelente. La preparación se procesa desde las palabras. El sentimiento da forma. Las artes generan sensaciones por eso son lo que son, la cocina es el arte del placer y también del sabor, el olor, el goce estético y, por supuesto, de las
Se sentó en el salón que también
imágenes que elaboran los sentidos
era dormitorio y cocina separada por
y sugieren historias. En este número,
el mesón sobre ruedas. Para des-
receta para un día caluroso. Ingre-
pertar activó el equipo de sonido y
dientes: 6 Tomates frescos •1 Cucha-
escuchó un piano desconocido. ¿O
rada de aceite de oliva •2 Cucharadas
será una comida? dudó con los ojos
de aceite de girasol •1/2 Cucharada
fijos en el techo. Entonces hizo lo de
pequeña de jengibre bien molido (si
siempre. Calculó. De lunes a viernes
tiene) •3 Hojas de Albahaca •1 Por-
no tenía tiempo para compromisos.
ción de cilantro •Sal •Pimienta •Pasta
Si tenía uno, el día debía ser sábado
para dos •1 Olla con litro y medio de
o domingo. Si fuera sábado ya habría
agua.
recibido el llamado de su madre. Su
Preparación: Mientras el litro y me-
madre no había llamado. Por lo me-
dio de agua con dos cucharadas de
nos el teléfono no había sonado, no
sal y aceite de girasol hierve, parta los
lo recordaba. Entonces era domingo.
tomates en dos. Con la ayuda de un
¿Qué hacía los domingos? Tampoco
raspador convierta cada tomate en
lo recordaba. Debía esperar una o dos
una pasta homogénea. Tenga cuidado
horas para saber exactamente cuáles
de no mezclar la piel. Póngalos en un
eran sus actividades de ese día.
recipiente, ojalá blanco, y agregue,
En general, los domingos dormía
mientras revuelve, el aceite de oliva,
con Camila en su cama, no desayu-
las hojas de albahaca y la porción de
naban, se quedaban entre cobijas
cilantro picadas muy fino, el jengibre
hasta cuando el hambre los levantaba
(si tiene), la sal y la pimienta al gusto.
y comían lo que encontraran, casi
Deje reposar…”
siempre pastas con lo que hubiera.
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que no había pastas, ni albahaca, ni
Notó los agregados a mano con
Una vez mezclaron jengibre, del que
lápiz rojo cada vez que la receta men-
sobraba de la tisana para la voz, en
cionaba el jengibre pero no reconoció
la salsa y les gustó. Lo único invaria-
la letra, no era suya, estaba seguro,
ble eran los tomates, el resto podía
él no escribía la “te” como si fuera
cambiar. A veces más de esto que
un triángulo al revés y además nunca
de aquello o viceversa. Pero Camila
había podido esribir con letra pegada.
no estaba y no sabía por qué. Fue a
“… Mientras la preparación repo-
la cocina para constatar que por lo
sa, el agua hierve. Con una mano ¿la
menos tenía pastas y se encontró con
izquierda? lleve la pasta en sentido
…Miró por la ventana del salón que también era habitación y cocina y vio un resplandor… vertical hasta el fondo del agua en el centro de la olla y suéltela, ella se distribuirá alrededor. Revuelva con cuchara de palo despacio para que no se pegue. La cocción de la pasta varía entre tres y nueve minutos según la marca. Una vez cumplido el tiempo póngala a escurrir en un colador. Agregue un chorro de aceite de oliva con un tris de sal y sacuda con más cuidado. Lleve la pasta y la mezcla de tomates con jengibre (si tiene) a la mesa en recipientes separados…” Por primera vez sintió el calor sofocante. Miró por la ventana del salón que también era habitación y cocina y vio un resplandor. Pensó en el fin del mundo. En el resplandor de Hiroshima el día de la bomba. A pesar del calor sintió un corrientazo frío. Con el jengibre en la mano descolgó el teléfono que no paraba de sonar. Hola, ¿No has visto la hora?¿Sigues dormido?¿Olvidaste lo que íbamos a hacer hoy? Francamente no tienes arreglo, dijo la voz del otro lado. Él sólo atinó a preguntar ¿Camila? Te olvidaste hasta de mi nombre, respondió la voz con desgano y colgó. ¿Y ahora qué hago con este jengibre? se preguntó. El resplandor, como la bomba de Hiroshima, lo obligó a cerrar los ojos.
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32
Aquel siempre habla solo. Llegaron los comensales. Esmalte y cerรกmica. 1995
Comer y masticar Por Darío Ruiz Gómez
E
Hace unos meses logré
deseo que es quien mueve la civili-
recuperar “La casa de
zación.
Lúculo” del inmarcesible
Son procesos de siglos, de fraca-
Julio Camba y otra vez
sos, de búsquedas que han superado
me maravillé de su conocimiento
lo étnico para situarse en un espacio
de la alta cocina, de esa estética del
donde como recuerda Oscar Wil-
raffiné avalada por una prosa ex-
de en cuestiones de gusto lo más
cepcional. Y recordé a Néstor Luján,
sencillo es aspirar a lo mejor. ¿En
aristócrata si los hubo, gran escritor,
cuántas ocasiones un mal mesero no
un espíritu refinado cuyos comenta-
estropeó un gran vino por no saberlo
rios sobre vinos y cocina despertaron
descorchar? No me puedo explicar
siempre mi envidia y me mostraron
entonces cómo un joven chef señala
algo muy importante, no se puede
que la aspiración de su cocina es
aspirar a un savoir vivre sin contar
recuperar las raíces indígenas. La
con un necesario savoir faire. Y esta
cocina indígena no existía ni antes ni
meta a conseguir sólo la da un gran
después de Colón, ni se da hoy cuan-
estilo literario que permite que la pa-
do, aculturizados, se arrastran entre
labra se adentre en los misterios de
la humillación y el vejamen. Superar
una cosecha de vinos, de la poesía
la simple necesidad es acceder al
que permite que el arte de cocinar
refinamiento porque como recuerda
desde el gran Vatel hasta nuestros
Camba el descubrimiento de Amé-
días pueda establecer ante el profano esos cánones donde el cocinar es parte del refinamiento que esencia el pensar, el habitar o sea el recinto del
Darío Ruiz Gómez Escritor, poeta, crítico colombiano Vive y trabaja en Medellín
…no se puede aspirar a un savoir vivre sin contar con un necesario savoir faire…
33
FICCIÓNLAREVISTA4
¿…Comemos aquí comida italiana o francesa o siquiera española…? rica se hizo no para comer sino para
darme cuenta, imaginándome en qué
comer mejor. ¿Han leído el libro de Al-
lugar ha de tener el defecar. ¿Hay
fonso Reyes sobre la cocina mexica-
algo más desastroso que los inodoros
na? Puro refinamiento de una civiliza-
de los establecimientos públicos de
ción recogida por manos prodigiosas
Nueva York o de París? ¿Por qué la
que demuestran que el conocimiento
distinguida antropóloga no nos habla
es transmisión de saberes que han
del perfume y el miasma?
ido más allá en los olores y colores,
34
La sobresaturación en el lenguaje
en los ligues de salsas y sopas hasta
gastronómico ha conducido al hecho
desembocar en una inusitada varie-
bien terrible de que los gastrónomos
dad de platillos que son incorporados
como los sommeliers graduados en
a la mejor gastronomía del mundo.
algún postgrado y no los epicúreos
¿Por qué Inglaterra carece todavía de
de raza sean quienes nos expliquen
una cocina civilizada?
no solo lo que debemos comer sino
¿Comemos aquí comida italiana
lo que se debe celebrar en un deter-
o francesa o siquiera española? Por
minado restaurante. Recordemos el
eso me abstengo ya de releer algunos
gran fiasco que constituyó la llama-
libros, columnas periodísticas euro-
da nouvelle cuisine y su enjambre
peas sobre cocina ya que el deseo
de novedosos de recién aparecidos
que despiertan en mí no puede ser
sociales. Ruptura o continuidad como
satisfecho en una ciudad llena de
reclamaba Octavio Paz, salto en el
restaurantes pero nula en cocinas.
vacío o profundización en los arcanos
Hay una señora que escribe la nota
del origen, química o sabiduría de la
editorial de una revista gastronómica
naturaleza. Placer, lujuria o llenar sim-
y cuyo especial gastrodialécto es una
plemente la panza en una competen-
curiosa mezcla de términos antro-
cia de nuevos ricos. En “La gran co-
pológicos, etnológicos donde no se
milona” de Marco Ferreri no es cierto
contenta con aludir a lo crudo y lo co-
que se haga la condena de lo que
cido sino que nos recuerda el defecar.
significaría comer hasta morir sino lo
Por lo cual cuando a renglón seguido
contrario, el grupo se ha reunido para
leo las recetas culinarias termino, sin
decir adiós a un placer condenado ya
por la normalidad de la vida burgue-
mente lo era por ¡ay! recitar de me-
sa, por esa falta de imaginación que
moria los versos más deplorables de
entrañará el fast food, la insipidez de
García Lorca y por haber fetichizado
la comida mentirosa donde el pre-
al cocinero como una gran vedette en
cio vale más que la sensualidad que
el espectáculo de la cultura. La gran
brota de unas papilas formadas en el
cocina como la gran literatura parece
amor a lo mejor, y, capaz de justificar
haberse situado en lugares discre-
el descubrimiento de un continente
tos para escapar de esta oleada de
con tal de incorporar nuevos sabores.
frenéticos perseguidores de restau-
Porque así como cualquier creador
…La gran cocina como la gran literatura parece haberse situado en lugares discretos…
rantes y cocineros consagrados no
necesita de un público inteligente
por sus aportes culinarios sino por la
capaz de escapar de la trampa mortal
moda. La viñeta de El Roto es ilustra-
del lugar común, igualmente el gran
tiva al respecto: “A mí los gourmets
cocinero(a) necesita de un público
me producen gastritis”. ¿Después de
refinado hasta el extremo ético de
esta oleada de restaurantes en nues-
rechazar un plato o celebrarlo alboro-
tra ciudad quedará al menos una mi-
zado, de escapar de las guías oficiales
noría necesaria donde viva la semilla
y buscar por su cuenta y riesgo los
de una gran cocina o todo terminará
templos escondidos que han sido
en una moda más?
capaces de escapar a esta locura de un capitalismo despilfarrador. No sé si los multimillonarios que viajaban en sus jets hasta el restaurante “El Bulli” luego de largos meses en la lista de espera, constituyeran la presencia de este necesario gourmand gracias al cual se identifica y reconoce el aporte de un gran cocinero. Creo sí que esos nuevos ricos terminaron por convertir a un excelente cocinero en la caricatura de un intelectual que supuesta-
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