1 minute read

La Red Metropolitana de Bibliotecas de Quito

Escribo desde el segundo piso de una de las edificaciones más bellas de la ciudad de Quito, ubicada en las calles García Moreno y pasaje Eugenio Espejo.

Allí funcionan, en la actualidad, el Centro Cultural Metropolitano (CCM) y la Biblioteca Municipal Federico González Suárez, cuyo origen se remonta a 1886, año en que el Consejo Municipal aprobó la compra de una biblia impresa en Filadelfia, 14 tomos de la Historia de Bolívar, de Félix Blanco, y el libro jurídico francés Codes et Lois Usuelles, destinados a sus primeras estanterías.

Advertisement

Así empezó su historia, gracias a la iniciativa y férrea voluntad del Secretario del Concejo, Leonidas Batallas, que plasmó su sueño de crear una biblioteca para los quiteños.

El 10 de Agosto de 1890, esta se inauguró en la planta baja del Palacio Municipal y fue creciendo rápidamente gracias al entusiasmo y orgullo de los integrantes del Concejo y de los ciudadanos.

Más tarde, a partir 1944, La Biblioteca Municipal pasó a llamarse Federico González Suárez, en conmemoración del centenario nacimiento de este ilustre historiador, y desde 1960 se asentó definitivamente en el ala sur del CCM.

Han pasado 133 años de ese feliz evento, la biblioteca se ha sometido a varias modificaciones, pero sigue brindando a la ciudad uno de los espacios de lectura y consulta más valiosos del país. Al momento se mantienen siete salas: Literatura y Arte Leonidas Batallas, Hemeroteca, Infantil/Juvenil, Ciencias Sociales, Ciencias aplicadas, Ciencias puras, Historia y Fondo Histórico Luciano Andrade Marín. Este último es uno de los más atesorados, pues conserva más de 13.000 ejemplares, cuya fecha de publicación va desde el siglo XVI hasta mediados del XX.

Además, se ha extendido hacia otros sectores de la ciudad con el afán de promover la lectura en los barrios. Así, en octubre de 2013, se crea la Red Metropolitana de Bibliotecas, donde se incluyeron aquellas de los colegios municipales (estas se excluyeron después de unos años).

Al momento, están abiertas las puertas de las bibliotecas barriales San Marcos, El Ejido, Tumbaco, Llano Grande, Calderón y Píntag.

Todos los días, los lectores de todo tipo encuentran un lugar seguro donde trabajar, investigar o gozar de un momento de lectura tranquila. Cabe anotar que el 80 % de sus visitantes son niños que disfrutan de hermosos espacios, lectura en voz alta y actividades vinculadas a esta.

Las bibliotecas públicas siguen siendo las defensoras de derecho democrático al libro y a la información.

Cada tiempo exige de ellas la adaptación a las nuevas necesidades de sus usuarios y el replanteamiento de objetivos y actividades que les permitan mantenerse vivas y aportar de forma más dinámica al sector cultural de la ciudad. Avanzamos por ese camino.

This article is from: