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Luis Jorge Boone (México

Luis Jorge Boone

México

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Es autor de los poemarios Legión (2003), Traducción a lengua extraña (2007), Novela (2008), Los animales invisibles (2010) y Versus Ávalon (2014), entre otros; del volumen Lados B. Ensayos laterales (2011); de los libros de cuentos La noche caníbal (2008) y Largas filas de gente rara (2012); y de las novelas Las afueras (2011) y Toda la soledad del centro de la Tierra (2020). Es coautor, junto con Julián Herbert, del díptico narrativo El polvo que levantan las botas de los muertos (2013).

Es coantólogo de Vientos del siglo. Poetas mexicanos 1950-1982 (2012) y compiló Tierras insólitas. Antología de cuento fantástico (2013). Ha sido becario del Programa de Jóvenes Creadores del Fonca y de la Fundación para las Letras Mexicanas. Parte de su obra está traducida al inglés. Es columnista de la sección de Arte del periódico “Zócalo de Saltillo”.

Ha recibido doce premios nacionales, entre ellos el de Cuento Inés Arredondo 2005, el de Poesía Joven Elías Nandino 2007, el de Ensayo Carlos Echánove Trujillo 2009, el de Poesía Ramón López Velarde 2009, el Nacional de Literatura Gilberto Owen 2013 y el Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2019.

Mapa del pirata

No tengo un sistema fijo para distinguir los géneros literarios. Más que regiones delimitadas de escritura, los considero mesas de trabajo, cada una con sus herramientas características, sus acomodos, pero con la suficiente elasticidad para intercambiar piezas, para desmarcarse de la inercia.

Mi escritura es una casa, y cada género representa un recorrido o una forma distinta de habitarla.

Una novela comprende varios espacios, relacionándolos entre sí: amplias estancias, habitaciones aisladas, jardines ocultos, incluso puertas selladas, así como los lugares que las comunican, pasillos, escaleras.

El poema es la descripción de un rincón de la casa, iluminado durante un momento por una luz a la que rige el azar de las ventanas o las permutaciones en el cableado.

El ensayo es un fólder con fotos y planos de la casa, documentos que permiten conectar la prehistoria y la materialidad de la arquitectura, pero también imaginarlo con libertad, seguirle o inventarle una huella para desarmarlo y reconstruirlo.

El cuento sucede en una sola estancia: imposible entrar y salir de ella sin experimentar un cambio; es necesario que el cuarto donde suceda el relato tenga buena acústica, la voz debe escucharse con claridad todo el tiempo, sin perder una palabra, pero al mismo tiempo comunicar una sensación de amplitud, así los ecos que produce permitirán conjeturar la dimensión mayor del edificio. El cuento parte de una situación concreta, se sujeta a ella y la recorre entera. Quien lo escribe sabe los límites del género, espaciales, temporales, formales, y hace de ellos un elemento activo para lograr concreción e intensidad.

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