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Fernando Ampuero (Perú

Fernando Ampuero

Perú

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Si irremediablemente el hombre es lo que hace, soy cuentista, novelista, periodista, poeta y dramaturgo, aunque no siempre en ese orden. Tras un periplo como mochilero por Europa y América Latina, que me llevó a vivir una temporada en Budapest y otra en las Islas Galápagos, me dediqué al periodismo. Me he desempeñado como subdirector de la revista Caretas, director de las revistas Jaque y Somos, editor general de Canal N, director de los programas de TV Documento y Uno más uno, y, en los últimos años, editor de la Unidad de Investigación y del Suplemento cultural El Dominical del diario El Comercio, y de la revista Hombre.

En mi obra literaria están las novelas Caramelo verde (1992), Puta linda (2006) y Hasta que me orinen los perros (2008), que conforman mi Trilogía callejera de Lima (2012), El peruano imperfecto (2011), Loreto (2014) y Sucedió entre dos párpados (2015); las colecciones de cuentos Paren el mundo que acá me bajo (1972), Malos modales (1994), Bicho raro (1996), Mujeres difíciles, hombres benditos (2005) y el volumen compilatorio de mi narrativa breve, Cuentos (2016); los libros de crónicas Gato encerrado (1987) y El enano, historia de una enemistad (2001); En 2006 estrené Arresto domiciliario, comedia feroz, y en 2014 Un fraude epistolar, tragicomedia.

Mi decálogo de cuentista

1. Escribir exige asumir riesgos. Un buen escritor conoce sus límites e intenta desbordarlos. El peligro está en no correr riesgos.

2. No basta escribir correctamente.Necesitas añadir algo más. Todo escritor tiene que descubrir en qué consiste ese añadido.

3. No escribas a ciegas. Del escenario, procura saber cómo huele cada rincón; de la anécdota, considera tanto lo que cuentas como lo que no cuentas; y de cada personaje, antes de revelar el aspecto, la conducta y los pensamientos, métete debajo de su piel, observa el mundo con sus ojos.

4. Huye de los lugares comunes. (Aunque decir esto ya lo sea).

5. Acata el precepto de Joseph Conrad: “El honor de un escritor estriba en cuidar las frases como la tripulación de un barco baldea y cuida la cubierta, sin esperar mayor recompensa que el respeto silencioso de sus iguales”.

6. No olvides que el primer decálogo de la historia lo escribió Moisés. Los diez mandamientos ofrecen un excelente uso literario. Al contar sus historias, el escritor debe hacer que sus personajes violen constantemente dichos mandamientos. Por el contrario, si tus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo.

7. El lector, cuando se distrae, es un sultán despiadado. Recuerda la astucia de Sherezade en Las mil y una noches. Si mantienes el ritmo narrativo y lanzas bien tus anzuelos, evitarás que te corten la cabeza.

8. Recuerda también que tu deber es emocionar al lector con una mentira que él leerá a sabiendas. Debes dar respaldo a esa confianza. 9. Los decálogos literarios no son los rieles de un tren, sino a lo sumo las nerviosas agujas de una brújula. La buena literatura es un milagro.

10. Escribe a diario, corrige a diario. “Con resaca o sin resaca”, tal como aconseja Hemingway a los cultores de este oficio de hechiceros.

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