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Beatriz Bracher (Brasil
Beatriz Bracher
Brasil
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© Francisco Perosa
Soy Beatriz Bracher, paulistana, escritora y guionista. Nací en São Paulo, donde viví y estudié hasta cambiarme para Río de Janeiro, en 1983. Allá crecieron mis tres hijos y terminé la Facultad de Letras. En ese periodo publiqué con amigos la revista de literatura 34 letras, que duró siete números. Después, en 1992, fundamos la editorial 34, donde trabajé por ocho años hasta que me tomé un año sabático que dura hasta hoy. Ya había regresado a São Paulo cuando salí de la editorial, en 2000. Publiqué mi primer libro, Azul e dura (Azul y dura), en mayo de 2002. Desde entonces escribí otras tres novelas: Não falei (No he hablado), Antonio (Antonio), y, el año pasado, Anatomia do paraíso (Anatomía del paraíso). Publiqué también dos antologías de cuentos, Meu amor (Mi amor) y Garimpo (Excavación del oro).
Escribí dos guiones, uno con Sergio Bianchi (Os inquilinos/ Los inquilinos) y otro con Karim Aïnouz (O abismo prateado/ El abismo plateado) e hice algunos collages: + o – 40 min sobre o amor (+ ou – 40 min sobre el amor), Eu tenho medo (Tengo miedo) y Parece que a favela puxa de volta (Parece que la favela te jala de vuelta). Si menciono los collages es porque ellos señalan, de forma más explícita, el camino que he recorrido en mis más recientes libros, específicamente Garimpo y Anatomia do paraíso. Reescribir lo que ya fue escrito, colocar el trabajo autoral más en la revisión que en el escrito original, cortar, escribir de nuevo lo ya escrito, a veces de forma idéntica al original, es lo que me ha gustado hacer últimamente.
Mi más reciente libro y estos collages, incluso y predominantemente con voces y textos ajenos, también tienen que ver con el montaje de la editorial a través de los libros escogidos, con la edición de una película, con la lectura de libros.
Decálogo del cuento (en comparación con la novela)
1. Es más difícil escribir un cuento que una novela.
2. El error en el cuento brilla, rompe la lectura y no excita la atención, la dispersa. En la novela el error, en general, pasa a formar parte de la trama, la enriquece.
3. La novela es más cercana al romance y al cine. El cuento es más cercano a la poesía y la fotografía. El teatro, es otra cosa.
4. El tiempo de la producción y el de la lectura son parecidos. El día a día del escritor y del lector, en tanto escriben y leen, no se mezcla mucho con el cuento, no interfiere demasiado en su producción y lectura. El cuento se impone sobre la vida en el momento de la lectura.
5. Cuando escribo un cuento, lo releo del comienzo hasta el final todos los días, y después continúo con su escritura o revisión. Con la novela, conforme ella avanza, releo solamente lo que escribí en los días inmediatamente anteriores.
6. Comencé mi vida de lectora adulta con el cuento. Tengo por él una gran admiración y un respeto adolescente.
7. El cuento es un objeto y la novela, una corriente; por esto, para mí, las experimentaciones lingüísticas tienen más sentido en el cuento que en la novela. Ese cuento-objeto necesita tener límites sólidos y precisos.
8. Mis cuentos son menos apreciados por la crítica que mis novelas. Por mi parte, me gustan bastante algunos de ellos y me avergüenzo de otros. Los cuentos están más separados de mí que las novelas. Ellos, los cuentos, ya nacen crecidos, autónomos. Después de terminados, no siento nostalgia por sus personajes ni por su paisaje.
9. Me encantan los cuentos de Karen Blixen, Raymond Carvel, Tchecov, Virginia Woolf, Machado de Assis, Rubens Figueiredo, Nuno Ramos, Alice Munro. Tengo envidia de los cuentos de Clarice Lispector; tal vez, por esto, ellos no me gusten mucho.
10. Es más trabajoso escribir una novela que un cuento.